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14 La manera de conocer el pasado mesoamericano a través de su arte

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La manera de conocer el pasado

mesoamericano a través de su arte

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TEOTIHUACÁN:El fin de una era

1 Esplendor de una civilización 3

1.1 Ideología y refinamiento en la pintura mural 3 1.2 Lapidaria: la piedra convertida en arte 5

1.3 Conjuntos palaciegos 61.4 Vida cotidiana en la gran urbe 8

2 Hegemonía Teotihuacana en Mesoamérica 9

2.1 La extensión de lo teotihuacano 9 2.2 Una estrecha relación con Monte Albán 11

2.3 Presencia teotihuacana en la Costa del Golfo 122.4 Teotihuacán y el mundo maya 14

2.5 Otras regiones de Mesoamérica 16

3 Un oscuro y enigmático final 17

3.1 Fase Metepec: preludio del fin 173.2 Hipótesis sobre la caída 193.3 Reacomodo político en el Altiplano Central 203.4 La contribución cultural teotihuacana 21

Epílogo 23

Glosario 24

Bibliografía 28

Selección de Piezas 31

Créditos 66

Fundación Cultural Armella [email protected] [email protected]

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1 Esplendor de una civilización

En Teotihuacán se desarrolló, como nunca antes en Mesoamérica, un exquisito gusto por plasmar en los muros de sus edificios todo un lenguaje pictórico, cargado de una fuerte ideología gubernamental. Diana Magaloni (1998) ubica en la Fase Tzacualli-Miccaotli (1-200 d. C.) la época en que se inicia esta tradición y la denomina “Fase Técnica”. Esta cronología coincide con el momento de expansión política y económica de la urbe.

Sacerdote, mural Atetelco.

Sacerdote, mural Tepantitla.

1.1 Ideología y refinamiento en la pintura muralEl fin de una era

Los dirigentes teotihuacanos descubrieron en la pintura mural un importante vehículo propagandís-tico. Ideas y pensamientos religiosos característi-cos de su propia cosmovisión encontraron en ella un sutil método de expresión. Para ello fue nece-sario echar mano de los elementos arquitectónicos que los templos, palacios y conjuntos residenciales

proporcionaban, para desarrollar en ellos escenas plenas de colorido y simbolismo; ahí se conjugan alegorías míticas y fantásticas con otras más cer-canas a la realidad cotidiana de sus habitantes.

Misticismo y naturaleza son dos temas íntimamen-te ligados a los frescos teotihuacanos, tal como sepuede apreciar en Tepantitla, en el llamado Paraíso de Tláloc o Tlalocan, en el cual un sinfín de per-sonajes parecen retozar desenfadadamente. En el palacio de Zacuala, excavado por Laurette Sejo-urné en 1955, las imágenes contienen un código de significados más elaborados, que deben ser en-tendidos de una manera integral y no como jirones aislados.

Imposible detallar en tan poco espacio la extraordi-naria riqueza pictórica teotihuacana. Basta desta-car Tetitla, con su ya afamado mural del sacerdote esparciendo dones; o el Pórtico número 25, de gran

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Paraíso de Tláloc o Tlalocan.

“Plano de las principales ruinas de Teotihuacán 1857-1882”, Désire Charnay.

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Diversas representaciones de la pintura mural teotihuacana.

1. La Ventilla. 2. Tetitla.

3. Atetelco. 4. Zacuala

5. Templo de losAnimales Mitológicos.

7. Patio de los Jaguares.

6. Tepantitla.

8. Mural del Puma.

1.2 Lapidaria: la piedra convertida en arte

Dentro de las creaciones teotihuacanas, menciónaparte merece el trabajo realizado en piedra. Para ello se valieron de materiales de origen volcánico que su propio entorno ecológico les proporcionó: basalto, andesita o tezontle. Éstos, una vez cortados, tallados y labrados, se transformaron en piezas únicas, como la monumental escultura de Chalchiuhtlicue, los braseros Huehuéteotl, la Estela de La Ventilla o las cabezas de serpiente emplumada del Templo de Quetzalcóatl, por mencionar sólo algunos ejemplos representativos.

Andesita / Basalto. Jadeíta.

rareza por la presencia abundante del color negro; La Ventilla y sus murales zoomorfos; los felinos re-ticulados de Atetelco, ataviados con grandes pena-chos; el Patio de los Jaguares, que tocan grandes

caracoles y muchos más que el usuario podrá ad-mirar cuando visite el imponente centro ceremonial y su Museo de la Pintura Mural.

La destreza de los lapidarios abarcó rocas y minerales aloctonos de gran belleza, como la llamada genéricamente piedra verde (jade o jadeíta), la ilmenita, la serpentina o el alabastro. Con tales materiales realizaron hábilmente innumerables objetos rituales o suntuarios, como figurillas y ornamentos que se han convertido en verdaderas obras de arte, todas ellas impregnadas del sello que caracteriza a esta gran cultura.

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Chalchihuitlicue de basalto.Máscara mortuoria en piedra verde.

1.3 Conjuntos palaciegos

La madurez constructiva de Teotihuacán no sólo se reflejó en la monumentalidad de sus edificios, como las Pirámides del Sol y de la Luna, erigi-das en la fase temprana del desarrollo histórico del asentamiento. Aproximadamente hacia el año 250 d. C. cesó el levantamiento de inmuebles de grandes dimensiones y la actividad arquitectónica se centró en las remodelaciones, ampliaciones y superposiciones de los conjuntos ya existentes. Lo anterior se comprobó en la subestructura del mag-nífico Templo de Quetzalpapalotl, conocida comoTemplo de los Caracoles Emplumados, que perte-nece a esta época.

Templo de los Caracoles Emplumados.

El sistema administrativo teotihuacano concedió tanta la importancia a la fabricación de este tipo de objetos suntuarios, que consagró grandes esfuerzos para monopolizar esta actividad. Por un lado, los comerciantes procuraban obtener materia prima de tierras lejanas, como Guatemala o el estado de Guerrero, para llevarla a la gran metrópoli del Altiplano Central. Ahí se instalaron talleres especializados para la elaboración de todo tipo de adornos personales, así como otros de carácter religioso.

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Atetelco.

Tepantitla.

Tetitla.Tepantitla.

Durante la Fase Tlamimilolpa (250-450), la ciudad adquirió un nuevo paisaje urbano. Acorde a su ex-pansión económica, se construyeron amplios con-juntos habitacionales ocupados —como señala Rubén Cabrera (2004) — por familias extensas. Éstos constituyeron a su vez los diversos barrios y se transformaron de inmediato en arterias vitales para el funcionamiento de la ciudad.

En la fase siguiente, Xolalpan (450-650 d. C.), Teo-tihuacán vivió el momento de mayor esplendor: se consolidaron los conjuntos residenciales o pala-ciegos, auténticos microcosmos donde coincidían áreas habitacionales y actividades religiosas, pues contaban con templo y adoratorios particulares, quecircundaban a los patios abiertos. Son en sí mismos refinadas muestras del alto nivel de vida que alcan-zó dicha sociedad durante el Periodo Clásico.

Construidos con materiales de gran calidad y reves-tidos con finas capas de estuco, los muros de estospalacios son mudos testigos de la armoniosa inte-gración artística lograda entre arquitectura y pinturamural. En la actualidad se pueden constatar estos aspectos gracias al rescate arqueológico realizado en los vestigios de los palacios de Tetitla, Yayahuala, Tepantitla, Atetelco, Zacuala o Teopancazco.

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Cómo imaginar la vida diaria en la ciudad más grande y poblada de Mesoamérica, considerando que para la Fase Temprana de Xolalpan (450-550 d. C.) se alcanzó el momento de mayor crecimiento poblacional, llegando a los 85,000 habitantes, en una extensión de 20 km². Tal situación se logró gra-cias a su boyante economía, lo que permitió a la ciudad adquirir su tono cosmopolita.

Dentro de ella surgieron, como ya se ha mencio-nado, los conjuntos residenciales, los barrios, el complejo templo-plaza-mercado, en los que sa-cerdotes, administradores, mercaderes y artesa-nos convivieron y desarrollaron las actividades inherentes a su rango. Más allá del núcleo cívico-ceremonial se localizaban las zonas rurales, cerca de los campos agrícolas, habitadas por campesi-nos, de cuyas casas sólo quedan —en el mejor de los casos— cimientos, pisos de estuco y, como lo señala Martha Monzón (1989), sistemas de canali-zación del agua pluvial.

La variada arquitectura teotihuacana, entre otros aspectos, responde intrínsecamente a la propia gradación social impuesta por la jerarquía domi-nante, en la que cada estrato desempeñaba un rol fundamental en el engranaje económico. Para tal efecto, el elemento catalizador fue la religión, a partir de la cual se impulsaron la agricultura, el mercado local, el comercio a larga distancia y los talleres artesanales, así como los militares, admi-nistradores y sacerdotes.

Gracias al perfecto arreglo del orden cósmico y a la organización del trabajo, la hormigueante y activavida diaria de la poderosa ciudad no se detuvo hasta alcanzar la cumbre de la civilización en la Mesoamérica clásica.

1.4 Vida cotidiana en la gran urbe

“Cronología de Teotihuacán”, Evelyn Rattray

Drenaje.

Templo de Tetitla.

Cabeza con hendidura frontal.

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Figurita antropomorfa de cerámica, con tocado y adorno.

2 Hegemonía Teotihuacana en Mesoamérica

Tanto el surgimiento como la consolidación del asentamiento se basaron en diversos factores geo-gráficos, económicos, políticos y culturales, todos armoniosamente conjugados para obtener una pros-peridad nunca antes vista, que fue el detonante para trascender sus fronteras. Es aún una incógnita si sedebió a las propias presiones internas del aceleradocrecimiento, que la sociedad teotihuacana experi-mentó hacia principios del Periodo Clásico (200 d. C.), o a una bien diseñada estrategia de expansión.

Prestigio y poder son dos elementos a considerar al tratar de explicar el exitoso florecimiento comer-

2.1 La extensión de lo teotihuacano

Pochtechas, Códice Ferjevary Mayer.

El fin de una era

Destellos de esa vida regida por la religión y el orden social que de ella se derivó son las figurillas,caracterizadas por el rostro triangular. En ellas, losalfareros plasmaron con habilidad la compleja sim-plicidad de la cotidianidad, desde los personajes con sencilla vestimenta hasta los ricamente atavia-dos. Son, en conjunto, auténticos retratos de una sociedad que estuvo siempre en constante dinámi-ca, incluso en su propia decadencia.

cial teotihuacano, el cual le permitió llegar a prácti-camente todos los confines del territorio mesoame-ricano e incluso, como lo asevera Cabrera (2004), “fundar enclaves o colonias donde se han encontra-do abundantes elementos teotihuacanos”. Ejemplos de lo anterior se encuentran en Matacapan, Veracruz o en Kaminaljuyú, en Guatemala. Para ello, echaron mano de prácticas monopólicas, término tan habi-tual en la economía moderna, para controlar la pro-ducción y distribución de objetos y materias primas como la obsidiana, la cerámica Anaranjado Delgado, las plumas y piedras preciosas, como el jade y la turquesa. Estos productos eran intercambiados por

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Turquesa.

“Mapa de la Influencia Teotihuacana”.

Mica teotihuacana.

aquellos que necesitaban y que no podían encontrar-se en su entorno ecológico.

Sin embargo, a la par de esta lucrativa actividad es-tablecieron fuertes lazos políticos y culturales que fa-cilitaron el flujo de conocimientos e ideas en ambos sentidos: de y hacia Teotihuacán. Esto permitió la interacción de elementos propios que se encuen-tran presentes en varias regiones mesoamericanas —como la orientación astronómica de sus edificacio-nes, el trazo urbano en cuatro cuadrantes, el sistema tablero-talud, los vasos cilíndricos trípodes de so-portes de laja, las máscaras mortuorias o los vasos Tláloc, típicamente de estilo teotihuacano—, con el hecho de que en la misma urbe se establecieran un barrio zapoteca y otro de comerciantes foráneos.

Todos estos factores le concedieron a Teotihuacán un status de potencia dominante y hegemónica, que irradió sus creaciones —y no hablamos de difusio-

nismo— hacia el México prehispánico de su época, durante un largo periodo.