La Mancha

download La Mancha

of 2

description

relato

Transcript of La Mancha

La ManchaMe promet que no volveria a hacerlo. Esos das empezaba a salir con una chica que no quise demasiado. Era morena, de pelo largo, lacio. Su piel, tierna, pero sus ojos eran poco transparentes. Detrs de sus pupilas se escondia la desconfianza. Construia una coraza que la aislara del dolor. Me costo entrar en su mundo. Mas tarde descubri algunas de sus frustaciones. Pobrecita, guardaba tanto dolor. Nunca pude ser su salvacin, como ella esperaba, Quin podra? Buscaba desesperadamente alguien que fuera su prncipe azul. Yo lo fui al principio, hasta que descubri mi humanidad. No soporto mis pliegues. Que no fuera ni nadie ideal. No soporte su idealizacin del amor. No buscaba en mi un compaero sino un hroe, Como iba a encontrar la salvacin en alguien como yo? Claro, no sabia quien era.La conoci bailando en un boliche de la avenida Federico Lacroze. Ella jugaba alegremente; tocaba los tiburones con la mano. Pensaba que eramos delfines. Era un boliche de delfines. La primera vez que lo hizo me molesto, pero la deje ir; la segunda no resisti y la mord. Pobrecita, crey que podra escapar. Se solto, pero la persegu. Oli su mancha cerca y ataque de vuelta. Al reencontrarme Nos fuimos juntos, vivamos cerca. Espere hasta que se despidiera para invitarla a dormir. Me dijo: -No, que te pensas pibe?. Y se alejo riendo. Habia fracasado. Volvi a mi casa con un sabor mezcla de azufre y derrota. El dia siguiente lo pase en la comisaria. Me dejaron ir cerca de las tres de la madrugada. Cuando llegue a mi cama encontr un mensaje en el telfono. Era ella. Sabia que no olvidara mis colmillos. Empezamos a vernos con frecuencia y al poco tiempo me pidi cierto compromiso. Sensatez y transparencia. Buscaba donde recostar sus frustaciones. Quizas necesitara que yo pudiera mostrarme dbil para no quedar expuesta. Sin embargo, accedi rpidamente a ser sensato con ella sea lo que eso signifique -. Empece confesando estupideces: noches de consumo; alguna historia fugaz con mujeres accesibles, nada que me pudiera sobresaltar. Ella estaba desencajada. Cuando relataba mis trips de acido se nublaban sus ojos. Llenaba las conversacines con gritos y llantos. Pero siempre sigui a mi lado. Empece a sentir cario por ella, quizs algo de lastima. Su entrega me imantaba. No poda quebrarla con lo frgil que se vea. Empece a abrirme, a mostrar mis sombras. Entendia que dijera lo que dijera seguira siendo mia. Entonces, si. Le conte de el.Caminabamos por avenida Alberdi camino a su casa. La charla era amena, bamos tomados de la mano. Quiero decirte algo, comenc. Su cabeza torno hacia mi con la mirada enrarecida. Seguramente se preparaba para una velada de llanto. Retiro su mano:Fui a su casa una pegajosa tarde de enero. El verano en Buenos Aires suele ser muy hmedo. Uno carga con todo el cemento de la ciudad sobre sus hombros. Lo haba conocido en el colegio secundario. Compartiamos el curso en el turno vespertino del Colegio Nacional y la vuelta a nuestros hogares en la lnea A del subte. El haba sido una gran influencia para mi. Era un tipo brillante. Una de las eminencias de nuestra clase. Desarrollamos un vinculo mas cercano cuando me invito a participar de una organizacin poltica. Organizacin que lo llevo a presidir el centro de estudiantes cuando cursbamos nuestro quinto ao. Nos habamos citado para conversar ningn tema en especial. El ultimo tiempo nos habamos distanciado. Mi relacin con Esa tarde, yo cargaba con todo el del conurbano tambin.