"La Ley del silencio" Artículo de opinión de Amparo Gil

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s inevitable «alzar la voz, especialmente en cuestiones que pueden alcanzar puntos de no retorno... No podemos seguir siendo es- pectadores impasibles». Estas oportunas re- flexiones de Federico Mayor Zaragoza me sirven de hilo conductor para arrojar luz sobre un tema tan preo- cupante como es el acoso escolar. Somos muchos los co- legios europeos que en estos días cele- bramos la Semana Antibullying con el objetivo capital de continuar adoptando medidas educativas para prevenir con- ductas inaceptables en los alumnos. En este sentido, uno de los principales pro- blemas detectados en las víctimas ha sido la actitud de guardar silencio ante la amenaza violenta de sus compañeros. Las razones de este comportamiento son múltiples. Por una parte sienten ver- güenza de comunicar a padres, amigos y profesores que están siendo maltratados por sus compañeros ya que sienten su autoestima dañada, aunque en muchas ocasiones es el miedo a las represalias el factor determinante que entra en juego para que el alumno no denuncie el caso. Resulta interesante detectar herra- mientas, cada vez más eficaces, que tra- ten de cauterizar las heridas provocadas por estas circunstancias adversas, pero, en mi opinión, todos los esfuerzos deben dirigirse a la prevención del bullying. Para ello tenemos que empoderar a nuestros hijos con una educación en valores donde sus conduc- tas se vean fortalecidas a partir de una visión conciliado- ra y empática. Comprendiendo que la falta de respeto y la violencia son registros desautorizados en una socie- dad que persigue el bien común. Este tipo de educación se puede implantar de una manera natural y lúdica para que en los más pequeños vaya creciendo la semilla de la tolerancia. El proyecto Buckett filler, muy recomendable para los docentes que deseen trabajar de manera permanente el acoso escolar, ofrece una visión por la cual los alumnos, a través del juego, generan una cultura de lo positivo. Y lo más im- portante, abandonan la negatividad y aprenden a com- partir emociones con la comunidad con mensajes que a diario despiertan el optimismo. Con este tipo de llama- das a la acción conseguimos que el alumno no solo es- cuche lo que tiene que hacer sino que además se impli- que y actúe diariamente con un espíritu de cordialidad en el colegio. Sabemos que el acoso se inicia con formas muy suti- les, apenas apreciables, que padres y profesores pueden aceptar sin darle la importancia que preci- sa. Estamos hablando de los motes, casi siempre despectivos, de los calificativos despreciativos, de un uso incorrecto del lenguaje, de cómo usan palabras malso- nantes e insultos inadmisibles. En ese sentido, profesores y padres debemos ser inflexibles y desautorizar enérgicamente esa tosca verbalización ya que sabemos que lentamente se puede ir transforman- do en acciones maliciosas. Nos estamos acostumbrando demasia- do a titulares recurrentes sobre las ten- dencias revolucionarias que van a cam- biar nuestro sistema educativo. Y no es que opine que la enseñanza no merezca reinventarse. Sin embargo, quisiera lla- mar la atención en que es preciso innovar en lo más sencillo: en la mejora de trato humano. Esa sí que es la revolución pen- diente del siglo XXI. E LA LEY DEL SILENCIO Amparo Gil Directora de Caxton College ESPACIO ABIERTO Levante EL MERCANTIL VALENCIANO SÁBADO, 19 DE NOVIEMBRE DE 2016 6 Opinión y participación Tenemos que empoderar a nuestros hijos con una educación en valores donde sus conductas se vean fortalecidas a partir de una visión conciliadora y empática. Comprendiendo que la falta de respeto y la violencia son registros desautorizados en una sociedad que persigue el bien común

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La llengua que ens ve

Josep PuchadesPERIODISTE I PROFESSOR DE TELEVISIÓ

Com seran la tele i la ràdio noves és unapregunta que en més d’una ocasió enshem fet els valencians des que es feraferm el compromís de reobrir-les. Quinesseran les programacions, quins els profes-sionals que les òbriguen, quins requisitscaldran per a treballar-hi... Però, s’ha dei-xat de banda un tema que no deixa indife-rent a ningú. Un que encén i aviva discus-sions. En estos temps ja no és el nom de lallengua, és el model de llengua que s’usa-rà.

Després de anys llimant-ne un queno fóra rebutjat pels valencians, amb in-tents d’orientalitzar-lo —catalanitzar-lo—en més d’una ocasió, RTVV utilitzava perexemple en els programes de referènciaun llenguatge formal i alhora pròxim icomprensible per al públic. Eixe és el mo-del del qual s’ha de partir, un model re-flectit al Manual d’estil per als mitjans au-diovisuals en valencià —ferramenta quede manera ràpida recomana la llengua aparlar i escriure en la tele i ràdio— publi-cat amb la col·laboració de l’AcadèmiaValenciana de la Llengua i subscrit perRTVV. Per tant, greu error seria obrir denou la caixa de Pandora en térmens lin-güístics i emprar models aliens a la parlagenuïna valenciana.

Precisament, en esta mateixa línias’emmarca la Llei del Servici Públic deRadiodifusió i Televisió d’Àmbit Autonò-

mic de Titularitat de la Generalitat quanestablix que es tracta d’un servici neces-sari per a la vertebració i cohesió territo-rial de la Comunitat Valenciana, comtambé per al manteniment de la nostraidentitat com a poble, la nostra cultura ila nostra llengua.

Per tant, davant l’expost, si s’optara perun model diferent de l’usat per RTVV, re-plegat al Lemav, s’estaria incomplint lallei i, alhora, podria reobrir-se de nou unconflicte a hores d’ara, si no calmat, en le-targia. Que ningú pense que s’ha de co-mençar de zero, hi ha estudis i publica-cions que recomanen i analitzen la llen-gua en la televisió i ràdio públiques va-lencianes.

No es pot tornar als anys amb mo-dels arcaïtzants o proclius a uns altresparlars que encenguen espurnes. Els sec-tors amb més trellat i conscienciats ambla llengua de qualsevol sector partícips enel conflicte lingüístic l’assumiran encaraque siga amb la boca menuda —com finsara ho han fet, però amb alguns peròs. Unmodel que lèxicament encara podria va-lencianitzar-se més com aixina apuntenEmili Casanova, Abelard Saragossà,Àngel Calpe, Voro López, Lleopolt Pe-ñarroja, Manolo Gimeno, Lluís Fornés...exemples ben representants de tots elscostats enfrontats.

Arribats ací, cal recordar que valencia-nitzar no és sinònim ni de castellanitzarni d’usar uns registres menys formals. Elvalencià posseïx d’autonomia suficientcom per a sobrar-se en qualsevol registre.No ens cal fugir a uns altres parlars deldiasistema lingüístic per a escriure en unregistre més formal.

Potser, segurament, no parlar d’estetema ni entre la gent del carrer ni pels en-tesos en llengua és sinònim que tots do-

nen per fet l’expost; de la mateixa maneraque la classe política —al cap i a la fi res-ponsable que aixina siga— també hodóna. Irresponsable seria que els políticsintentaren que el model de llengua alsmitjans s’identificara amb un determinatmodel polític. Si algú se’n recorda ara quela llengua també forma part del que volenposar en marxa, al seu servici hem dequedar els qui estem preocupats per ella;alguna cosa tenim a dir.

Emissors i receptors, propietaris totsdels nostres mitjans de comunicació,hem de ser conscients de la importànciaque tenen per augmentar l’estima per lallengua, per assegurar-li un futur digne iincrementar el prestigi del valencià. S’homereix. Ens ho mereixem.

Comprometernoscon la infancia

Celia ChaveroPRESIDENTA DE FANUCOVA

Llega el de noviembre,Día Universal de la Infancia, fe-cha dedicada a todos los niñosy niñas del mundo y es un díapara celebrar los logros alcan-

zados en materia de protección y dere-chos de los más pequeños, pero sobretodo es un día para comprometernos conla infancia, para concienciarnos del enor-me valor social de los más pequeños, por-que los niños son y serán siempre los pro-tagonistas principales en la evolución ysostenibilidad de cualquier sociedad.

No es cuestionable; gobierno y socie-

dad tenemos que comprometernos connuestros niños porque son la clave del fu-turo. Debemos desarrollar sin miedo po-líticas defensoras de la natalidad porqueestamos inmersos en el tan anunciado in-vierno demográfico, porque actualmenteno hay garantía en nuestras pensiones yporque el bienestar de nuestros mayoreses cosa de todos.

Debemos desarrollar mecanismos quegaranticen, protejan y ayuden a que losniños puedan crecer sanos, desarrollarseen un entorno familiar adecuado y acce-der a una educación de calidad. En defi-nitiva, garantizar que nuestros niños pue-dan formarse y desarrollarse plenamenteen la sociedad actual.

Y para que puedan darse estas circuns-tancias es imprescindible comprometer-se en tres campos; en dar prioridad a laspolíticas de conciliación familiar y laboral(apostando por la flexibilidad en el hora-rio y la seguridad en el empleo), invertiren la educación de los más pequeños (-años) y que la sociedad y los políticos re-conozcan y valoren públicamente el es-fuerzo que realizan las familias con hijos.

En la actualidad somos las familias conhijos quienes, con mucho esfuerzo nosolo económico sino de tiempo e impli-cación, estamos invirtiendo en infancia.Sin embargo, los beneficios de nuestra in-versión son para todos. Las familias conhijos estamos aportando los futuros coti-zantes y es de justicia que se reconozcanuestro aporte a la sociedad.

Así como también es necesario que seofrezcan recursos a aquellas familias quelibremente deseen aportar hijos a la so-ciedad y actualmente no lo hacen por fal-ta de medios. Porque necesitamos niños,porque sin niños no hay sociedad y sinsociedad no hay futuro.

s inevitable «alzar la voz, especialmente encuestiones que pueden alcanzar puntos deno retorno... No podemos seguir siendo es-pectadores impasibles». Estas oportunas re-

flexiones de Federico Mayor Zaragoza me sirven dehilo conductor para arrojar luz sobre un tema tan preo-cupante como es el acoso escolar. Somos muchos los co-legios europeos que en estos días cele-bramos la Semana Antibullying con elobjetivo capital de continuar adoptandomedidas educativas para prevenir con-ductas inaceptables en los alumnos. Eneste sentido, uno de los principales pro-blemas detectados en las víctimas hasido la actitud de guardar silencio ante laamenaza violenta de sus compañeros.Las razones de este comportamiento sonmúltiples. Por una parte sienten ver-güenza de comunicar a padres, amigos yprofesores que están siendo maltratadospor sus compañeros ya que sienten suautoestima dañada, aunque en muchasocasiones es el miedo a las represalias elfactor determinante que entra en juegopara que el alumno no denuncie el caso.

Resulta interesante detectar herra-mientas, cada vez más eficaces, que tra-ten de cauterizar las heridas provocadas

por estas circunstancias adversas, pero, en mi opinión,todos los esfuerzos deben dirigirse a la prevención delbullying. Para ello tenemos que empoderar a nuestroshijos con una educación en valores donde sus conduc-tas se vean fortalecidas a partir de una visión conciliado-ra y empática. Comprendiendo que la falta de respeto yla violencia son registros desautorizados en una socie-dad que persigue el bien común.

Este tipo de educación se puede implantar de unamanera natural y lúdica para que en los más pequeñosvaya creciendo la semilla de la tolerancia. El proyectoBuckett filler, muy recomendable para los docentes quedeseen trabajar de manera permanente el acoso escolar,ofrece una visión por la cual los alumnos, a través deljuego, generan una cultura de lo positivo. Y lo más im-portante, abandonan la negatividad y aprenden a com-partir emociones con la comunidad con mensajes que a

diario despiertan el optimismo. Con este tipo de llama-das a la acción conseguimos que el alumno no solo es-cuche lo que tiene que hacer sino que además se impli-que y actúe diariamente con un espíritu de cordialidaden el colegio.

Sabemos que el acoso se inicia con formas muy suti-les, apenas apreciables, que padres y profesores pueden

aceptar sin darle la importancia que preci-sa. Estamos hablando de los motes, casisiempre despectivos, de los calificativosdespreciativos, de un uso incorrecto dellenguaje, de cómo usan palabras malso-nantes e insultos inadmisibles. En esesentido, profesores y padres debemos serinflexibles y desautorizar enérgicamenteesa tosca verbalización ya que sabemosque lentamente se puede ir transforman-do en acciones maliciosas.

Nos estamos acostumbrando demasia-do a titulares recurrentes sobre las ten-dencias revolucionarias que van a cam-biar nuestro sistema educativo. Y no esque opine que la enseñanza no merezcareinventarse. Sin embargo, quisiera lla-mar la atención en que es preciso innovaren lo más sencillo: en la mejora de tratohumano. Esa sí que es la revolución pen-diente del siglo XXI.

E

LA LEY DEL SILENCIO

Amparo GilDirectora de Caxton College

ESPACIO ABIERTO

Levante EL MERCANTIL VALENCIANOSÁBADO, 19 DE NOVIEMBRE DE 20166

Opinión y participación

Tenemos que empoderar a nuestros hijos conuna educación en valores donde susconductas se vean fortalecidas a partir deuna visión conciliadora y empática.Comprendiendo que la falta de respeto y laviolencia son registros desautorizados en unasociedad que persigue el bien común