La ironía en el personaje del Ángel Gris

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La ironía en el personaje del Ángel Gris Una mirada de Crónicas del Ángel Gris de Alejandro Dolina Dana Botti, Universidad Nacional de San Juan Para empezar nuestro análisis del personaje del Ángel Gris, leamos el título del libro. En primer lugar, presenta el género discursivo crónica. Clelia Moure describe este género como “un discurso nómada, inestable, sin pulsión totalizadora, ajeno a la formalización, transversal respecto del orden discursivo que asume algún grado de estabilización” (Moure, 2008: 133). Consideramos que esta caracterización nos sirve para sostener nuestra lectura de la actitud irónica 1 a partir de la cual se construye el mito de la “identidad porteña” en este texto. Podemos pensar la obstinación de la crónica a una formalización por extensión, como una resistencia a la estabilidad de la convención, a la naturalización de los sentidos y a la estabilidad de la doxa 2 . 1 “Aristóteles se ocupa de aclarar que la ironía es más elevada que lo bufonesco, porque en ella hay un juego hacia sí mismo, mientras que el bufón se ocupa de los otros. Este elemento, propuesto en la Ética a Nicómaco, indica a la ironía como actitud, con lo cual ingresamos a la intersubjetividad como concepto descriptivo de las acciones irónicas y por ende, en el problema de la intención irónica” (Flores, 2009: 128). 2 Aludimos a la doxa en el sentido en que lo plantea Barthes. La doxa es, para el semiólogo, la opinión corriente, el Espíritu mayoritario, el Consenso pequeñoburgués, la Voz de lo Natural, la Violencia del Prejuicio, el sentido repetido como si nada (Cfr. Simón, 2010: 37- 38).

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El mito de la “identidad porteña” está signado por la nostalgia. En Crónicas del Ángel Gris de Alejandro Dolina, leemos que ese mito está exacerbado. Y esa exageración tiene como efecto el humor. En este trabajo, detenemos nuestro análisis de esa hipérbole del mito de la “identidad porteña” específicamente en el personaje del Ángel Gris, por ser una de las figuras centrales de este libro. En primer lugar, analizaremos la presencia del personaje en el título del libro. A continuación, leeremos detenidamente la función del personaje: es el guardián del Barrio de Flores. Para esto, nos detendremos en los aportes sobre humor de Sergio Cueto, en su ensayo Variaciones del humor. Particularmente, extrapolamos el concepto de ironía que propone este autor. Desde esta perspectiva, la ironía como categoría para el análisis del humor radica en que el personaje está destinado a una tarea inútil e imposible, a la vez triste y ridícula (Cfr. Cueto).Por último, analizamos una intertextualidad de Crónicas del Ángel Gris con letras clásicas del tango, leídas como textos que, desde una perspectiva seria, reproducen el mismo mito.

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La irona en el personaje del ngel GrisUna mirada de Crnicas del ngel Gris de Alejandro DolinaDana Botti, Universidad Nacional de San JuanPara empezar nuestro anlisis del personaje del ngel Gris, leamos el ttulo del libro. En primer lugar, presenta el gnero discursivo crnica. Clelia Moure describe este gnero como un discurso nmada, inestable, sin pulsin totalizadora, ajeno a la formalizacin, transversal respecto del orden discursivo que asume algn grado de estabilizacin (Moure, 2008: 133). Consideramos que esta caracterizacin nos sirve para sostener nuestra lectura de la actitud irnica[footnoteRef:2] a partir de la cual se construye el mito de la identidad portea en este texto. Podemos pensar la obstinacin de la crnica a una formalizacin por extensin, como una resistencia a la estabilidad de la convencin, a la naturalizacin de los sentidos y a la estabilidad de la doxa[footnoteRef:3]. [2: Aristteles se ocupa de aclarar que la irona es ms elevada que lo bufonesco, porque en ella hay un juego hacia s mismo, mientras que el bufn se ocupa de los otros. Este elemento, propuesto en la tica a Nicmaco, indica a la irona como actitud, con lo cual ingresamos a la intersubjetividad como concepto descriptivo de las acciones irnicas y por ende, en el problema de la intencin irnica (Flores, 2009: 128).] [3: Aludimos a la doxa en el sentido en que lo plantea Barthes. La doxa es,para el semilogo, la opinin corriente, el Espritu mayoritario, el Consenso pequeoburgus, la Voz de lo Natural, la Violencia del Prejuicio, el sentido repetido como si nada (Cfr. Simn, 2010: 37-38).]

A continuacin encontramos la preposicin de. Entre las diecisiete acepciones enunciadas segn la convencin presente en el Diccionario de la Real Academia Espaola, consideramos que podemos leer el ttulo del libro segn las siguientes: denota asunto o materia o para expresar la naturaleza, condicin o cualidad de alguien o algo (Real Academia Espaola, 2001). Si tomamos la acepcin segn la cual el ngel Gris es el protagonista de las crnicas, es decir, su asunto, podemos considerarlo como una metonimia del barrio de Flores. Sostenemos esta lectura porque el barrio de Flores es llamado tambin, en reiteradas ocasiones, el barrio del ngel Gris (Dolina, 2003: 92, 121, 265, 323) y los Hombres Sensibles de Flores o los muchachos de Flores (Dolina, 2003: 97) son tambin los muchachos del ngel Gris (Dolina, 2003: 65, 96, 118, 135, 316). As, el ngel Gris no es slo el guardin del barrio de Flores funcin que analizaremos ms adelante, sino que puede ser identificado con el mismo barrio. Pero tambin, segn la segunda acepcin, el ngel Gris podra ser identificado con el autor. Las crnicas seran, de esta manera, escritas por el ngel Gris.Tanto ser el tema de las crnicas como su narrador colocan al ngel Gris en un rol protagnico en Crnicas del ngel Gris. Adems, consideramos que el hecho de ser construido como una metonimia del barrio de Flores provoca que leamos las caractersticas del ngel Gris como propias del barrio porteo y, por extensin, de ese mito que hemos denominado identidad portea.

Para analizar el nombre del personaje del ngel Gris, por un lado, veremos la construccin de la figura del ngel religioso. Desde la convencin, el ngel es considerado un espritu celeste criado por Dios para su ministerio (Real Academia Espaola, 2001). El hecho de provenir de un discurso religioso provoca que la figura del ngel no sea cuestionada. O, al menos, que no sea cuestionada por esa doxa hegemnica que mira al mundo desde una cosmovisin judeocristiana. Por lo tanto, la figura del ngel es considerada de ese modo a partir de una perspectiva hegemnica. Sin embargo, en Crnicas del ngel Gris, consideramos que es apropiada la lectura del ngel como una figura religiosa vista desde una perspectiva irnica a partir de la cual est construido el personaje del ngel Gris. El ngel Gris es un ngel degradado[footnoteRef:4]. Pero esa de-gradacin no provoca que el personaje sea de-gradado, es decir, el personaje, mirado desde las valorizaciones de la doxa, no baja de categora por esa degradacin. Ah radicara la irona de la degradacin de la figura del ngel. Lo irnico es una mirada despectiva hacia la doxa y al dogma que presenta valorizaciones polarizadas, como las de negativo o positivo, y es, tambin, una desnaturalizacin de lo valorado como positivo desde la doxa. Nuevamente, nos encontramos frente a una irona en la construccin del personaje, en este caso en la eleccin del nombre. [4: El rasgo sobresaliente del realismo grotesco es la degradacin, o sea la transferencia al plano material y corporal de lo elevado, espiritual, ideal y abstracto (Bajtn, 1994: 24).]

A continuacin, encontramos el color gris que se suma al nombre del personaje como si se tratara de un epteto pico. Para leer esta caracterizacin, analizaremos la recurrencia del adjetivo gris y sus connotaciones en algunas letras de tangos, porque consideramos que, especficamente en este aspecto, se establece una relacin intertextual con Crnicas del ngel Gris, que adopta e hiperboliza esa construccin del gris. Y tambin, porque creemos que muchas letras de tango materializan ese mito de la identidad portea ligada a la melancola que encontramos tambin en estas crnicas. Desde nuestra lectura, en muchas de las letras de tangos, el gris connota este sentimiento. Pongamos como ejemplos, entre los mltiples que podramos nombrar, los casos de En esta tarde gris de Jos Mara Contursi y Tinta roja de Ctulo Castillo. En los versos hoy es tu voz que vuelve a m / en esta tarde gris (Cosentino, 2003: 61), la tarde es gris porque es el momento en que se llora a la amada ausente. En el verso tinta roja en el gris del ayer (Cosentino, 2003: 142), el gris es una metfora del pasado. As, desde esta perspectiva, el gris puede ser ledo como indicio de melancola porque est impregnado de un pasado que fue bueno y que se hace presente en el recuerdo y en la ausencia.

As, ya desde el ttulo, encontramos indicios de ese mito segn el cual la tristeza y la melancola son caractersticas inherentes de la identidad portea. Mito que se encuentra hiperbolizado en Crnicas del ngel Gris y que tiene como efecto el humor.

A continuacin, analizaremos la funcin del ngel Gris dentro del barrio de Flores. Para ello tendremos en cuenta el concepto de irona de Sergio Cueto. Para analizar el personaje del guardin de la biblioteca de Babel en el cuento de Borges, se refiere al trabajo encomendado a este personaje. Caracteriza su tarea como triste y ridcula por ser encomendada a quien es inconciliable con ella. A eso le damos comnmente el nombre de irona. Es una irona del destino, dice el lenguaje de los hombres (Cueto, 1999: 10-11). Creemos que es productiva la lectura de la funcin del ngel Gris en el barrio de Flores a partir de esta categora.

En Literaturas del ngel Gris, el narrador lo presenta a partir de una sntesis de los relatos que circulan sobre este personaje: Repasemos algunos rasgos del ngel Gris en los que coinciden la mayora de los autores consultados. El ngel era invisible. Se sabe sin embargo, que llevaba una tnica gris y que sus alas estaban un poco sucias. Sus poderes eran escasos, como lo expresa una antigua copla: Qu puede ofrecer un ngel que no sea fantasa o algn humilde milagro de cuarta categora. Se crea que haba sido castigado por alguna transgresin. Su pecado debi haber sido tambin humilde, pues no haba nada de satnico en sus procedimientos. Era servicial, pero todos procuraban evitar su ayuda. Por alguna razn, el ngel crea que la melancola y el desencuentro eran cosas deseables y entonces recompensaba a sus entenados con tristezas permanentes. Se ha dicho que odiaba a los automovilistas y por eso interfera el funcionamiento de los semforos. Siempre le gustaron las canciones tristes. A veces dictaba composiciones al msico Ives Castagnino. Las rubias de la calle Caracas han odo serenatas angelicales que parecan surgir de la sombra o de la nada. Participaba en todos los juegos del barrio. El ruso Salzman afirmaba que la probabilidad de hacer un siete en el pase ingles era dos veces mayor en Flores que en cualquier otro lugar. Carlos Menndez, un renombrado ventajero de la calle Bolivia, jur que en diez aos de actividad en todas las timbas de la barriada jams le haba tocado el siete de oros, carta que reciba con razonable frecuencia en Caseros o en Palermo. Reparta sueos desde el anochecer hasta el alba, llevando una canasta de panadero. No le estaba permitido salir de Flores. Los duendes, los fantasmas y los demonios de otros rumbos se burlaban de l (Dolina, 2003: 73-74). En primer lugar, observamos una descripcin fsica. El ngel era invisible, sin embargo se sabe que llevaba una tnica gris y tena las alas sucias. Ya hemos analizado anteriormente la significacin del color gris desde la relacin intertextual que establece Crnicas del ngel Gris con letras de tangos. El gris, como dijimos anteriormente, se construye, desde esa convencin, como un smbolo de melancola y, por extensin, una caracterstica ms de la identidad portea. Adems, la conjuncin de la invisibilidad con caractersticas propias de imgenes visuales abona la idea de la construccin del ngel Gris como un personaje irnico.En segundo lugar, habla de la limitacin de los poderes del ngel y caracteriza sus milagros como de cuarta categora. Esta expresin, tpica del espaol rioplatense, se refiere a algo de baja calidad, de la ms baja categora. As, los poderes del ngel no slo son escasos, sino que, para caracterizarlos, se recurre a un giro tpicamente porteo. Consideramos que la hiprbole se acenta en la anttesis producida por la conjuncin de ambos elementos: el milagro y esa supuesta baja categora. El milagro, segn la convencin, es un hecho extraordinario que, generalmente, proviene de alguna divinidad (Cfr. Real Academia Espaola, 2001). El hecho de bajarlo de categora constituye una anttesis, ya que un hecho de cuarta categora no sera especficamente un milagro. As, la baja categora, el fracaso del ngel Gris, se ve hiperbolizado porque se lo construye, desde la irona, en comparacin con hechos extraordinarios relacionados con lo divino. En tercer lugar, el narrador habla de un castigo por alguna transgresin y lo completa diciendo que su pecado debi haber sido tambin humilde. A partir del adverbio tambin, recuperamos la caracterizacin de humilde de los milagros del ngel en la antigua copla que cita el narrador. Podemos inferir que esta caracterstica de los pecados y de los milagros del ngel Gris funciona como metonimia de la construccin del ngel. El ngel Gris es humilde porque todos sus actos carecen de grandeza.En cuarto lugar, nos habla de una particularidad del ngel que se repetir en El reparto de los sueos en el barrio de Flores. El ngel Gris cree que la melancola y la tristeza son sentimientos deseables y acta en consecuencia. Y tambin, ayuda a los vecinos de Flores a que tengan la posibilidad de vivir el amor imposible. Luego, cita varias actividades que sola hacer el ngel, como interferir en el funcionamiento de los semforos, componer canciones tristes, favorecer a los Hombres Sensibles en juegos de azar o perjudicar a los tramposos y repartir los sueos en el barrio. Ms adelante, analizaremos algunas de estas intervenciones del ngel en la vida de los vecinos de Flores. Por ltimo, anota que el ngel no poda salir de Flores, porque los duendes, fantasmas y demonios de otros lugares se burlaban de l, en otras palabras, era puesto en ridculo. Segn el Diccionario crtico de trminos del humor, quien hace el ridculo es torpe, es bobo o es inexperto y por esta razn merece ser engaado. En muchos de estos casos, la complicidad del receptor est con el engaador, aunque a veces el ridculo despierta no slo la risa sino tambin la compasin (Flores, 2009: 168). As, el narrador completa la descripcin del ngel mostrndolo como torpe e inexperto, digno de la burla de otros seres de fantasa. Debemos rescatar que esas burlas provienen de personajes que pertenecen a otros lados, personajes ajenos al barrio de Flores[footnoteRef:5]. As, podramos afirmar que, desde la definicin de ridculo propuesta, la risa sera despertada en esos otros de otros lados. Pero al narrador, identificado con los muchachos de Flores y con el ngel Gris, le provocara, ms bien, compasin. [5: Pensemos que los Refutadores de Leyendas tampoco pertenecen al barrio de Flores, sino al de Caballito.]

En este breve fragmento analizado, hemos ledo diversas caractersticas que apuntan a la construccin del ngel Gris como un personaje que, desde el mito de la identidad portea, es tpicamente porteo. Lo tpicamente porteo, desde nuestra perspectiva, es construido, entre otras cosas, por muchas letras de tangos. En el personaje del ngel Gris, la escritura de Dolina hiperboliza algunas caractersticas de esa construccin, como la melancola o el hecho de construirse como un perdedor, y, de esa manera, logra como efecto el humor.

BibliografaBajtn, M. (1994) La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, Bs. As. Alianza.Cosentino, Carlos Alberto (comp.) (2003) Letras de tango: de ayer, de hoy y de siempre, Buenos Aires, Andrmeda.Cueto, Sergio (1999) Versiones del humor, Rosario, Beatriz Viterbo Editora.Dolina, Alejandro (2003) Crnicas del ngel Gris, Buenos Aires, Booket.Flores, Ana B. [direccin y coordinacin] (2009) Diccionario crtico de trminos del humor y breve enciclopedia de la cultura humorstica argentina, Crdoba, Ferreyra Editor.Moure, Clelia (2008) Retazos de la historia. Acerca de las crnicas de Pedro Lemebel en Pia, Cristina (ed.) (2008): Literatura y (pos) modernidad: teoras y lecturas crticas, Buenos Aires, Biblos, pp. 121-147.Real Academia Espaola (2001)Diccionario de la lengua espaola(22 ed.). Madrid. Consultado en http://www.rae.es/rae.htmlSimn, Gabriela (2010) Las semiologas de Roland Barthes, Crdoba, Alcin Editora.