Arte latinoamericano entre 1930 y 1970 a través de la abstracción geométrica y los artistas más importantes que la cultivaron.

Yolanda Misol

El recorrido se compone de once salas y arranca con una introducción conjunta de obras que representan los cinco ejes de la misma, -geometría, diálogo, ilusión, universalismo y vibración-, los distintos credos estéticos y filosóficos que desarrollaron los artistas, subrayando hasta qué punto la geometría se cargó de diferentes significados dependiendo de los postulados de sus autores. En la segunda sala, 'Diálogo', se exhiben diferentes maneras de comunicación interpersonal, como los bichos de Lygia Clark, el libro de la creación de Lygia Pape y la escultura articulada de Gyula Kosice. Continuando el recorrido, se llega a una reducida sala que acoge la sensacional 'escultura' -por llamarla de alguna forma- de Jesús Soto 'Cubo de nylon' (1990).

La sala donde geometría y matemática se alían siguiendo a Platón y Pitágoras, para quienes las formas abstractas señalaban una instancia de perfección ideal, agrupa a creyentes en el materialismo dialéctico que buscan un proyecto revolucionario universal. El espacio contiguo alberga trabajos del venezolano Alejandro Otero, y da paso a la sala de obras basadas en la ilusión visual y lainestabilidad óptica. A diferencia de otros artistas abstractos, para quienes la naturaleza plana de la superficie pictórica erafundamental, experimentaron con las formas dinámicas a través de una estricta geometría: vemos efectos de rotación o movimiento, o un diálogo activo entre figura y fondo, con un mínimo de elementos formales. Y a continuación se llega a un espacio monográfico con las fascinantes instalaciones medioambientales de Gego, que a la vez homenajean y desarman a la geometría.

En el siguiente espacio, que reúne trabajos de Carlos Cruz-Díez, Jesús Soto o Pol Bury, se observa cómo la repetición de elementos en las obras y el desplazamiento del espectador mientras las contemplan, crean vibraciones ópticas virtuales. Para Jesús Soto, la sobreposición de retículas crea un efecto de movimiento a medida que cambia la perspectiva desde la cual se observa. En cambio, Carlos Cruz-Diez se apoya en el color y en los efectos de reflejo y refracción de la luz con el fin de generar campos de color. Las obras responden a la convicción de que el universo se encuentra siempre en estado de flujo.

Tras atravesar la sala dedicada a mostrar dos obras de Cildo Meireles, Malhas da liberdade (1976) y Fio (1990-1995), el espectador accede al universalismo constructivo de Joaquín Torres-García, que postula una equivalencia entre proporciones y símbolos de diferentes culturas, y los trabajos de Mira Schendel cuyo lenguaje y palabras se conectan con su interés por la espiritualidad y la religión; trabajos de épocas diferentes y de artistas de dos lugares distintos, cuyo trabajo sin embargo comparte una sensibilidad espiritual. La última sala monográfica descubre al desconocido Willys de Castro, cuyos trabajos intentan desarrollar las facultades de percepción del público jugando con la idea de que nunca se puede tener una experiencia plena de una obra desde un punto de vistaestático.

El amplio espacio dedicado a la obra Citrus 6906 (originalmente Amarillo Sol K7YV68) (1973-2013), del artista venezolano Héctor Fuenmayor, situado al final del recorrido, transforma radicalmente la experiencia del visitante permitiéndole interrogarse un tanto desconcertado sobre todo lo visto hasta ese momento. La obra, consistente en una sala vacía con las paredes cubiertas de pinturaindustrial de color amarillo fue concebida en 1973 para una exposición que se celebró en la Sala Mendoza de Caracas y hace referencia a lo que sucedería después. Citrus 6906 ó Amarillo Sol K7YV68 viene a decirnos que de alguna manera también el medio es el mensaje en arte. GUIA CULTURAL

Alimento intelectual para mentes inquietas. José Catalán Deus