La inocente vida de julian

8
La inocente vida de Julián Un cuento que pretende recoger, en Un cuento que pretende recoger, en Un cuento que pretende recoger, en Un cuento que pretende recoger, en su brevedad y simbolismo, un aspecto su brevedad y simbolismo, un aspecto su brevedad y simbolismo, un aspecto su brevedad y simbolismo, un aspecto de la sociedad feudal: el servilismo, el de la sociedad feudal: el servilismo, el de la sociedad feudal: el servilismo, el de la sociedad feudal: el servilismo, el sometimiento, la falta de libertad. sometimiento, la falta de libertad. sometimiento, la falta de libertad. sometimiento, la falta de libertad. Ana Fajardo Mellinas

description

cuento de ana fajardo mellinas sobre el sometimiento de la persona en el feudalismo medieval

Transcript of La inocente vida de julian

Page 1: La inocente vida de julian

La inocente vida de Julián

Un cuento que pretende recoger, en Un cuento que pretende recoger, en Un cuento que pretende recoger, en Un cuento que pretende recoger, en su brevedad y simbolismo, un aspecto su brevedad y simbolismo, un aspecto su brevedad y simbolismo, un aspecto su brevedad y simbolismo, un aspecto de la sociedad feudal: el servilismo, el de la sociedad feudal: el servilismo, el de la sociedad feudal: el servilismo, el de la sociedad feudal: el servilismo, el sometimiento, la falta de libertad. sometimiento, la falta de libertad. sometimiento, la falta de libertad. sometimiento, la falta de libertad.

Ana Fajardo Mellinas

Page 2: La inocente vida de julian

Hace muchos,

muchos años, en

una pequeña aldea

vivía un joven lla-

mado Julián. Éste

ya se había hecho mayor, por lo que su padre vio

que había llegado el momento de inculcarle la ne-

cesidad de empezar a conocer su intrahistoria, la

de esa clase social tan pobre, pero humilde, a la

que pertenecía.

Andrés, el padre de Julián, había nacido en una

familia de siervos y, concretamente, toda su vida

la había dedicado a servir al señor Román. Aquel

día, cuando tan solo contaba con cinco años,

Andrés le contó a Julián un cuento.

Page 3: La inocente vida de julian

Éste decía así: Había una vez un muchacho que vivía en el palacio de su señor. Éste le había prometido darle comida si le mos-traba fidelidad, respeto y cuidado. Un día el joven, cansa-do de servir y servir a su señor, le preguntó si podía coger un poco más de leche de la que le pertenecía, ya que su mamá estaba enferma y debía tomar leche para sanar. De repente, el chico notó como su señor se iba poniendo cada vez más y más cabreado, hasta que, “¡plasss!”, le arreó un buen manotazo. Y, montado en cólera, el señor le contestó así: “Pero, bueno, ¿es que a ti nadie te ha ex-plicado que no puedes pedir más de lo que se te entre- ga? Tú, sim-plemente, tienes la obli-gación de serme fiel. Y punto.”

Page 4: La inocente vida de julian

Julián siempre había sido muy pasota y no

había comprendido lo que este cuento quería

transmitir.

- Bueno, hijo, llegó la hora. Te hiciste mayor y, co-

mo no tenemos dinero ni para comer, debes ir a

conocer a tu señor- dijo su padre juntando al mis-

mo tiempo las manos en un gesto que añadiera ca-

lor y firmeza a sus palabras.

El frío rozaba las mejillas de Julián la mañana

del 3 de diciembre de 1020 mientras éste portaba

un saco con sus cosas personales y dejaba su pe-

queña aldea para partir hacia su nuevo destino.

Tras un largo viaje, Julián pudo llegar al lugar

donde su padre le había indicado. Julián tocó a la

puerta.

Page 5: La inocente vida de julian

A los pocos segundos, un anciano lo recibió

mostrando una sonrisa contenida:

- Hola, joven. Sígame, sígame –repetía el anciano

mientras se dirigían hacia el salón.

El joven, con natural desconcierto, desubica-

do, siguió al anciano, quien le daba golpecitos en

la espalda con un aire de compasión.

- Aquí es –dijo el anciano-. Y, con una ligera incli-

nación de cabeza, señaló el lugar donde se encon-

traba su señor.

- Hola, buenos días- respondió el joven impresio-

nado por la abundancia de objetos artesanos que

adornaban las paredes.

Page 6: La inocente vida de julian

- Hoy vas a ir a la granja. Allí tienes dos vacas a las

que tratarás con el mismo cuidado que a mí, pues

éstas nos van a dar de comer a toda la corte . Tú te

quedarás con el 15 % de la leche. Por cierto, mi

nombre es Joseph,

para ti, señor Joseph-

puntualizó éste sin el

más mínimo gesto

dubitativo.

El joven inició su

marcha hacia la granja, donde se encontró con las

dos vacas que el Señor Joseph le había dicho. Tar-

de tras tarde, Julián ordeñaba las vacas; por la ma-

ñana, en cambio, se dedicaba a servir a su señor.

Y, con puntualidad, a las siete de la tarde llevaba

la leche al feudal.

Page 7: La inocente vida de julian

Pasado un mes, Julián sintió la necesidad de

probar esa deliciosa leche recién ordeñada y, con

la picardía de un adolescente tentado por el placer

de un buen trago, aprovechó la oportunidad de

que se encontraba solo para abrir su boca y echar-

se un buen trago de leche. Pero, de repente,

“¡zasss!”, una contundente mano posó su palma

sobre su cabeza. Julián, asustado, se dio la vuelta y

miró a su agresor. No pudo esconder su cara de

sorpresa al ver la expresión agria de Joseph, su se-

ñor.

- Pero, ¿tú quién te has creído que eres?- gritó Jo-

seph apoyando las manos sobre su cadera y salpi-

cando, a veces, de saliva el rostro asustado de Ju-

lián.

Page 8: La inocente vida de julian

El joven, en silencio, bajó la cabeza.

- Tú no tienes ningún derecho a beber más leche

de la que te pertenece; quedamos en un 15%. Tú

eres un simple siervo. Pero no tendrás más opor-

tunidades; habrá más siervos que se encarguen de

la que era tu labor –concluyó Joseph no dejando

oportunidad de respuesta al joven, que solo acertó

a emitir un sonido ahogado

por el miedo.

En ese instante, Julián re-

cordó el cuento que su padre

le había contado cuando él era

pequeño y comprendió que

vivía en una sociedad cruel en la que, al nacer, el

pobre estaba marcado por un destino fatal e injus-

to, sin poder de decisión sobre su propia vida.

Ana Fajardo MellinasAna Fajardo MellinasAna Fajardo MellinasAna Fajardo Mellinas