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SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL UNIDAD 25B LA IMPORTANCIA DE LOS VALORES EN EL JARDÍN PREESCOLAR TESINA PRESENTADA PARA OBTENER EL GRADO DE: LICENCIATURA EN EDUCACIÓN ASESOR: ERNESTO MARTIN PERAZA RUBIO Mazatlán, Sinaloa, diciembre de 2002.

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SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

UNIDAD 25B

LA IMPORTANCIA DE LOS VALORES

EN EL JARDÍN PREESCOLAR

TESINA PRESENTADA PARA OBTENER EL GRADO DE:

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN

ASESOR:

ERNESTO MARTIN PERAZA RUBIO

Mazatlán, Sinaloa, diciembre de 2002.

ÍNDICE

INTRODUCCION

CAPITULO I: REFLEXIONES SOBRE EL PROBLEMA DE LOS VALORES EN EL

JARDIN DE NIÑOS.

Que son los valores

Acerca del respeto

Acerca de la solidaridad

Acerca del civismo

Acerca de la responsabilidad

Acerca de la honestidad

Acerca de la madurez

Acerca de la autoestima y el amor

CAPITULO II: ORIENTACIONES PARA EL FOMENTO DE LOS VALORES EN EL

JARDÍN DE NIÑOS

2.1. Una propuesta para las relaciones interpersonales

2.2. Acerca del mejoramiento del trabajo con los niños y las niñas

2.3. Acerca del trabajo con la familia de los niños y con la comunidad

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

ANEXOS

INTRODUCCIÓN

Casi todos los que trabajamos en la educación escolarizada hemos escuchado en

más de alguna ocasión sobre “la pérdida de los valores” como una característica de nuestro

tiempo.

Por tal razón, pudiéramos afirmar que dicho problema no siempre se ha vivido de

manera tan fuerte y tan sentida como en la actualidad.

Por ejemplo, aún se puede escuchar a personas mayores que dicen: “en mi tiempos

no había eso”, o “en mis tiempos todo era diferente”.

Sin embargo, no se pretende en el presente documento hacer comparaciones entre la

vida de nuestros abuelos y la vida de los niños y los jóvenes con quienes interactuamos en

la actualidad.

La inquietud de investigar sobre los valores surge precisamente porque es un tema

que nos debe preocupar a todos los que trabajamos en las escuelas independientemente del

nivel en que cada quien tenga su adscripción.

La investigación pretendida para la presente tesina no se determinó con el fin de

explicar con amplitud un problema tan complejo y difícil de resolver. El ejercicio propuesto

simplemente obedece aun interés de revelar la manera en que dicho problema se presenta

en uno de tantos espacios escolares que es donde supuestamente se debe trabajar en la

defensa y el fomento de los valores.

Esa inquietud e interés surge a partir de una experiencia docente de más de quince

años en distintos jardines de niños, la cual ha permitido documentar diversas situaciones de

la práctica cotidiana en las que de una u otra forma se ha puesto en evidencia el tipo de

mentalidad de numerosas educadoras y por lo tanto su nivel de formación docente.

Sin duda alguna el tema de los valores es de gran importancia y relevancia ya que la

mente de los niños es bastante susceptible de ser influenciada por los adultos así como por

el medio ambiente cultural, y en consecuencia es un deber de toda verdadera educadora

reflexionar sobre un asunto tan delicado ya que los niños de nivel preescolar sufren un

alejamiento del seno materno y de su familia y por lo tanto recae en la educadora la gran

responsabilidad de atender las necesidades no solamente cognoscitivas de los niños sino

también sus necesidades de comprensión, de cariño y de calor humano.

Indiscutiblemente, uno de los niveles más delicados y determinantes para la

formación de la mente es el jardín preescolar ya que, como todos sabemos, se trata de una

etapa en que la mente se encuentra en un constante proceso de ubicación, de adquisición de

conocimientos, de actitudes y de desarrollo en tomo aun mundo que el niño apenas acaba

de encontrar.

En esa etapa, por lo tanto, resulta de vital importancia el tipo de influencia

sociocultural que reciben los infantes pues de ello dependerán los esquemas mentales y por

lo tanto el tipo de mentalidad que vayan adoptando los niños en su proceso de

socialización. Se debe hacer la advertencia, mientras tanto, que el tipo de influencia no sólo

depende del trato que se les brinde a los pequeños en el jardín escolar sino que también son

determinantes la influencia de la familia, del medio ambiente social y cultural de

desenvolvimiento y de otros aspectos tales como la televisión y otras instituciones que

transmiten mensajes relacionados con determinadas concepciones acerca de los valores y

del mundo.

Es obvio entonces que lo que son los valores para unas personas no lo son para

otras. Es decir que a los valores cada quien les dará un significado según sea su marco

referencial producido por las experiencias de su vida.

De lo dicho hasta aquí se deriva la razón de la presente tesina, con la cual se

pretende contribuir aunque sea de una manera modesta pero crítica y propositiva al

desarrollo de la práctica docente del jardín de niños y también al mejoramiento de las

relaciones al interior del centro escolar ya que un ambiente de sana convivencia y de crítica

constructiva es una garantía para que los niños reciban una mayor y mejor atención en todo

lo que requieren para su formación integral.

Se puede considerar el presente trabajo entonces como la expresión de un

compromiso pedagógico ya que se debe reconocer la delicada responsabilidad que la

sociedad deposita en las educadoras del jardín preescolar, reconociendo a la vez que el

problema de los valores influye en diversos aspectos de la vida cotidiana no sólo al interior

de los centros educativos sino también en la vida familiar y social de cada una de ellas.

A pesar de ello, sin embargo, resulta que dicha problemática es poco reflexionada y

es por tal razón que el presente proyecto se justifica como tal ya que representa un esfuerzo

de reflexión, análisis y crítica propositiva para que haya más conciencia sobre la necesidad

de poner a discusión el asunto de los valores, con lo cual no solamente se beneficia la

comunidad de educadoras sino también los niños y los demás involucrados en la práctica

educativa.

Por lo tanto, el presente documento recepcional está pensado para señalar vacíos en

cuanto a los valores que hacen falta en el nivel preescolar aunque también contiene

propuestas sobre la manera de promover y rescatar valores para que haya una convivencia

más sana y más armónica entre el personal docente y con los niños y las familias de los

mismos.

Existen muchos otros problemas en el jardín de niños, pero éste es uno de los que

deben ser atendidos con toda la honestidad y disposición que se requiere.

Es por lo antes expuesto que como objetivo central del presente producto de

investigación para tesina se determinó señalar la manera en que se hacen presentes o

ausentes el respeto, la solidaridad, el civismo, la responsabilidad, la honestidad, la madurez,

la autoestima y el amor en el comportamiento y las actitudes del personal docente y

directivo del jardín preescolar, evidenciando la manera en que dichos valores o su ausencia

repercuten en las relaciones al interior del centro de trabajo entre el personal así como en el

trato hacia los niños y hacia las familias de los niños, lo cual se pone en evidencia como

condición para presentar propuestas sobre los valores que más habría que cuidar y sobre la

manera de fomentarlos al interior de la práctica cotidiana.

En cuanto a la metodología para el estudio de los valores en el jardín de niños, cabe

advertir que dicho ejercicio reflexivo, crítico y autocrítico debe ser considerado como una

práctica cotidiana tal como lo exige todo verdadero compromiso profesional pedagógico en

todos los centros de trabajo de este nivel educativo.

Sin embargo, resulta muy fácil observar la falta de disposición en gran parte del

personal para reflexionar de manera honesta sobre un problema como el elegido ya que

dicho asunto conduce obligadamente a una autocrítica y no todos estamos dispuestos a

reconocer nuestros errores con la mayor honestidad posible.

Fue por lo anterior que se tomó la disposición de realizar el presente ejercicio crítico

ya que durante la práctica cotidiana se ha encontrado que la falta de valores ha sido y sigue

siendo la causa de numerosos problemas que se dan en las relaciones entre el personal que

labora en el centro escolar.

También esa falta de valores se refleja en la relación que se da entre el personal y

los niños así como también entre el cuerpo directivo con el personal y entre la escuela con

el entorno que le rodea.

El estudio de los valores ya mencionados ha requerido por lo tanto un recuento y

registro de numerosas experiencias que forman parte de la vida cotidiana escolar. Casi dos

décadas de trabajo en distintos jardines de niños son bastantes para señalar situaciones que

se pueden explicar a partir de la problemática de la ausencia de los valores como

condicionante de los comportamientos de quienes integran el jardín escolar y su relación

con los demás. Esa ausencia de valores se muestra como una crisis que no sólo está

presente en la mente de numerosas educadoras sino también en la conducta y en el

comportamiento directo frente a los niños, frente a los papás y las mamás así como frente al

resto del personal y frente a la sociedad.

Se puede afirmar, entonces, que la investigación para esta tesina parte de un terreno

concreto que es mi campo de desenvolvimiento, donde ha surgido la preocupación por la

carencia de valores y sus consecuencias en la práctica cotidiana escolar; pero sobre todo,

por su impacto en el nivel de las relaciones interpersonales que prevalecen como parte de la

cultura escolar que se establece a partir de lo que la gente dice y hace.

Cabe agregar que para la presente tesina se ha buscado partir de una problemática

específica para abordarla de manera participativa y crítica y así poder plantear algunas

explicaciones y propuestas sobre la manera de mejorar la práctica cotidiana a través del

rescate y fortalecimiento de los valores.

Es así como la investigación, se puede asegurar, es el resultado en gran parte de una

observación participante de muchos años de laborar en este nivel educativo.

Esa observación participante ha sido posible porque se han dado situaciones

numerosas en las que se han puesto en evidencia el tipo de actitudes que todo el personal

tiene y lo cual nos hace diferentes a unos de otros. Se trata de situaciones que no son ajenas

y ante las cuales quien investiga no se queda como simple espectadora sino que toma una

posición al respecto puesto que se trata de situaciones que a todos nos afectan de una u otra

manera.

La ventaja ha consistido en que las experiencias observadas y registradas se han

venido dando de la manera más espontánea y natural, lo cual es una importante

recomendación de la metodología cualitativa y del método etnográfico en particular.

Fue así como los valores elegidos para su análisis crítico no son otra cosa que las

carencias observadas en la práctica cotidiana de personas que en muchas ocasiones se

comportan como la autoridad máxima o superior en la escuela o en el salón de clases.

Esa carencia de valores reflejada en las conductas cotidianas, por lo tanto, es la

materia que ha servido para el análisis hecho en esta tesina. Se trata de lo que algunos

autores reconocen como antivalores tales como el egoísmo, la apatía, la insensibilidad, el

irrespeto, el individualismo, la falta de solidaridad, la irresponsabilidad, la deshonestidad,

etc.

Habría que aclarar que no sólo se trata de señalar conductas de ese tipo sino que

también se ha procurado retomar algunas definiciones respecto a los valores ya

mencionados, lo cual permite un cierto marco teórico elegido que ayuda a una mejor

comprensión de los comportamientos.

A esas definiciones, a manera de marco teórico, está dedicado precisamente el

primer capítulo de la tesina.

Es en ese mismo capítulo donde se realiza, previa definición de cada valor, una

explicación sobre la manera en que cada uno de ellos se relaciona con las numerosas

experiencias registradas.

Son ocho valores los rescatados para su explicación y reflexión crítica. Pudieran ser

más o pudieran ser menos; sin embargo, se consideró que son de los más importantes que

se pueden retomar para un trabajo crítico y propositivo como el que se pretende en la

presente tesina de acuerdo con las exigencias de la ética que debe prevalecer en todo

espacio educativo.

Y es así como después de ese capítulo de conceptualización, explicación y crítica se

arriba al segundo capítulo, en el cual se plantean algunas orientaciones que, aunque no son

una gran propuesta pedagógica bien pudieran ayudar a mejorar el ambiente sociocultural en

el jardín escolar tanto en beneficio de los niños y las niñas como del personal que labora en

dicho espacio educativo.

Cuenta la presente tesina además con un apartado dedicado a la socialización de

algunas conclusiones derivadas de la experiencia de investigación, esperando en

consecuencia haber contribuido a señalar situaciones que prevalecen, a analizar dichas

situaciones, a reflexionar en torno a ellas ya proponer aunque sea de manera modesta

algunas alternativas encaminadas al mejoramiento de los valores en el jardín preescolar.

CAPÍTULO I

REFLEXIONES SOBRE EL PROBLEMA DE LOS VALORES

EN EL JARDÍN DE NINOS

Qué son los valores

Sin duda alguna, definir esa palabra resulta una tarea muy compleja y difícil ya que

una personas los pueden entender según su marco referencial mientras que otras los pueden

definir de manera completamente diferente. Eso depende del tipo de experiencias que cada

quien tenga en su vida y del tipo de profesión en que cada quien se haya formado. Se trata

de un tema en el que han intervenido distintas disciplinas del saber tales como la filosofía,

la psicología, la antropología, la sociología, la economía, etc.

Una de las más interesantes aportaciones es la que nos da Sánchez Vázquez1, quien

ubica el problema de los valores en el terreno de la moral y la ética, considerando a esta

última como una ramificación de la filosofía que ha venido conformándose como un campo

científico encargado de la teoría de la moral y los valores en una sociedad y una historia

determinadas, y por lo tanto como una ciencia normativa de lo que socialmente puede o

suele ser visto como un comportamiento válido o aceptable en función del interés de la

colectividad.

El mismo autor reconoce el valor más allá de la esfera humana y lo ubica también

en el campo de los objetos materiales, y es así como señala la inexistencia de los valores

como entes ideales o irreales ya que lo que existe, dice, son objetos o bienes reales que

poseen valor en función de ciertos convencionalismos sociales o de creencias que se van

arraigando en una cultura y una sociedad determinada.

1 Sánchez Vázquez, 1977. 107-118.

Es así como señala que para que los objetos o experiencias concretas adquieran sus

propiedades de valor es indispensable que se encuentren en relación directa con los

intereses y necesidades del hombre como sujeto social, advirtiendo que el valor no lo

poseen los objetos de por sí, sino que éstos lo adquieren gracias a su relación con el hombre

como ser social.

Por su parte Pieper2 sostiene que la ética se encuentra bastante cercana a la

pedagogía debido a que el hombre ha de ser educado para la moralidad ya que no es un ser

moral por naturaleza, señalando de acuerdo con Piaget que la conducta es originalmente

egocéntrica y orientada a la satisfacción de los intereses propios y que es sólo a través de la

educación y la socialización como el ser humano va comprendiendo la necesidad de

respetar los intereses de los otros como intereses que también son legítimos tanto como los

suyos.

Es así como advierte que el buen maestro se tiene que ver a sí mismo como portador

de un elevado concepto de la libertad asociada a la ética para que pueda hacer del alumno

un ciudadano esclarecido, adulto, autónomo, capaz de decidir acerca de sí mismo y

responsable de sus actos.

Para el presente trabajo, por lo tanto, y según lo exige el problema de estudio

elegido, la definición que se ha considerado más conveniente ha sido tomada de la ciencia

de la educación.

Es así como Larroyo3 afirma que el estudio de los tremas acerca del valor es objeto

de una disciplina filosófica conocida axiología o teoría de los valores, y que éstos orientan

el comportamiento puesto que “se vive auténticamente cuando se tiene la conciencia de

actuar”.

2 Pieper, 1991: 98-110. 3 Larroyo, 1976: 184-193.

Bajo la anterior consideración, el mismo autor sostiene que existe una conciencia

axiológica iluminada por el intelecto, y que es asimismo “una conciencia sentimental

impulsada por un querer”, y que, en suma, “la conciencia de los valores es acto

estructurar en el que colaboran funciones intelectivas, del sentimiento y de la voluntad”.4

En el campo que nos interesa, sostiene Larroyo que el valor pedagógico

fundamental es la formación humana, la cual se va realizando mediante la obtención de

bienes culturales de todo orden tales como la ciencia, el arte, la economía, la religión, etc,

Por lo tanto, el mismo autor afirma.

“El valor es un concepto de relación, es decir, una manera de enlazar los objetos

de medio a fin. Todo valor, además supone una polaridad (es positivo o negativo; bello o

feo; bueno o malo; útil o inútil etc.) Además, supone un a gradación (más o menos malo;

más o menos injusto) También tiene una materia (ético o artístico, útil o agradable). Al

mismo tiempo, confirma una jerarquía, es decir, una relación de ¿categoría o rango

respecto a los demás especies5 de valor (vafe más la belleza que la verdad?, ¿la justicia

que el placer?).

No cabe duda que por la complejidad de factores que inciden en los valores, se ha

dado una clasificación enorme con respecto a ellos. Por ejemplo Larroyo habla de valores

vitales (salud, vigor, capacidad orgánica, euforia); de valores hedónicos o eudemónicos

(placer, alegría, solaz, deleite); valores económicos (utilidad, valor de uso, valor de

cambio); valores del conocimiento científico (verdad, exactitud, aproximación,

probabilidad); valores morales y jurídicos (bondad, veracidad, valentía, templanza, justicia,

seguridad social, etc.) valores estéticos (belleza, gracia, elegancia, ironía); valores eróticos

(dicha, ternura, cariño); y valores religiosos como la santidad, la piedad, la gracia, la

beatitud, la bienaventuranza.

4 Op. Cit., pp. 185-186. 5 Op Cit.: 184-190.

Sin embargo, por la naturaleza del presente trabajo, sólo se tratarán los valores que

conciernen a la pedagogía axiológica ya que es lo que realmente se requiere de una crítica y

una autocrítica para mejorar la práctica cotidiana en beneficio de las educadoras y de los

educandos pues no hay que olvidar que a través de los valores lo que se busca a fin de

cuentas es la formación humana, y en ella están de por medio los valores que prevalezcan

así como también los contravalores o antivalores que obstaculizan el desarrollo del

potencial humano.

Dentro de los valores motivo de reflexión y crítica a partir de la propia experiencia

en el trabajo pedagógico destacan los siguientes: respeto, solidaridad, civismo,

responsabilidad, honestidad, madurez, autoestima y amor.

En ese orden se irán exponiendo cada uno de esos valores y la manera en que se da

o se niega su correspondencia con los objetivos pedagógicos de la institución formadora de

los niños. Se requiere, por lo tanto, rescatar la fundamentación pedagógica del jardín de

niños.

Es en ese curriculum formal precisamente donde encontramos la supuesta

intencionalidad de formar a los niños como sujetos críticos, reflexivos, analíticos,

autónomos, solidarios y participativos.

En la práctica cotidiana, sin embargo, habría que ver qué tanto es esto una realidad

en la formación que adquieren los niños y en el comportamiento que demuestran al interior

y hacia el exterior del jardín escolar.

En cuanto a la fundamentación pedagógica del jardín escolar, conviene que citemos

textualmente el documento oficial:

El nivel preescolar tiene mucho que decir en virtud de que su preocupación

fundamental a lo largo de la historia ha sido que el jardín de niños sea un espacio en el

que el niño aprenda a desenvolverse como sujeto individual y social; atendiendo a las

características propias de su edad; mediante metodologías de enseñanza que propicien la

interacción del alumno con su entorno inmediato haciendo uso de la información

humanística, científica y tecnológica pertinente6

Acerca del respeto

Abagnano define al respeto como “el reconocimiento de la propia dignidad o de la

dignidad de otros y el comportamiento fundado en ese reconocimiento”.7 Más adelante

afirma como una concepción bastante difundida la del respeto como “… el empeño en

reconocer en los otros, o en sí mismo, una dignidad que se tiene la obligación de

salvaguardar”8. Asimismo, el respeto suele ser asociado a los siguientes conceptos:

Consideración, deferencia miramiento, atención, solicitud; aprecio, afecto,

urbanidad; cortesía, estima, adhesión, comedimiento, homenaje, admiración, veneración,

reverencia, obediencia, acatamiento, sometimiento, tolerancia, honra, adoración amor,

culto, sumisión, devoción y recato.9

Dada la gran cantidad de conceptos que se relacionan con el respeto, resulta

obligado reflexionar sobre la manera en que ellos se relacionan con la práctica cotidiana, o

sea la manera como se encuentran presentes o ausentes en el comportamiento y en las

actitudes de la vida en el jardín de niños.

6 SEPyC, 1991: 7. 7 Abagnano, 1996: 1017. 8 Abagnano, 1996: 1017. 9 Edimusa. 1998: 949.

Debe advertirse en el presente apartado la más sana intención para no caer en una

crítica negativa ni mucho menos de generalizar los juicios, pero sí debe advertirse que con

mucha frecuencia se desconoce la dignidad entre el gremio de educadoras, sobre todo desde

los niveles jerárquicos superiores hacia los inferiores. Es así, por ejemplo, que educadoras

con una aceptable categoría contractual se han opuesto al mejoramiento de la relación y

condición laboral de las auxiliares de educadora adscritas al mismo centro de trabajo, yeso

equivale a negarle a ese sector del personal una condición digna como trabajadoras.

Por lo tanto, se puede afirn1ar que no se han dado verdaderas muestras de

consideración, de deferencia, de miramiento, de atención, de solicitud, de aprecio, de

afecto, etc.

Es así también como a las auxiliares se les ha catalogado de una manera despectiva

como simples “niñeras” o como personal de intendencia, a pesar de que cotidianamente su

trabajo es también de tipo psicopedagógico de manera directa en su atención personalizada

a los niños, con los que en algunas ocasiones establecen vínculos mucho más afectivos que

las mismas educadoras, algunas de las cuales llegan a referirse como dueñas del grupo y del

salón mediante expresiones como “mi grupo” o “mi salón”.

Se cuenta con muchas otras vivencias cotidianas que revelan vacíos muy

preocupantes en cuanto al respeto ya la falta de disposición para mejorar y dignificar las

relaciones a través de ese tan importante valor.

La carencia del sentido sobre lo que significa y lo que implica el respeto no sólo

suele dañar las relaciones entre el personal sino también a las relaciones entre el personal y

los niños, quienes también están expuestos a que se les falte al respeto por parte de quienes

están para inculcarles importantes valores para sus vidas.

Se han dado situaciones por ejemplo de discriminación hacia niños por su condición

marginal de clase o por su piel morena, lo que evidencia una baja condición moral de parte

de quien practica dicha conducta hacia los menores, conductas que pueden considerarse

como carentes de ética y por lo tanto reprobables desde el punto de vista pedagógico.

Existen muchos casos que corroboran la falta de respeto que prevalece de manera

contradictoria en un espacio en donde debería ser abundante la relación afectiva en

térn1inos positivos en las relaciones cotidianas. El siguiente valor está asociado a éste.

Acerca de la solidaridad

Este importante valor se asocia a la adhesión, al apego, a la fidelidad, a la unión, a

la devoción, a la adherencia, a la concordia, al apoyo, al respaldo, ala confirmación, a la

protección, al aval, a la ayuda, a la fraternidad, ala hermandad, a la defensa, al favor.

Obviamente, no se puede hablar de la existencia de la solidaridad cuando a nivel de

las relaciones internas en el jardín de niños prevalecen comportamientos individualistas

marcados por el egoísmo y faltos de sensibilidad hacia las necesidades de los otros o las

otras, y esto también implica una forma de negar la dignidad de los otros o las otras, por lo

que si no hay solidaridad no puede haber respeto.

Sucede, por lo tanto, que en la práctica cotidiana de la vida escolar se niega

frecuentemente y se desprecia lo que en relación a la solidaridad plantea el Artículo 3° de la

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y que a la letra dice:

La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las

facultades del ser humano y fomentará en él; a la vez, el amor a la patria y la conciencia

de la solidaridad internacional; en la independencia y en la justicia.

También es importante citar el apartado “C” del mencionado Artículo

constitucional, el cual viene a reforzar el carácter solidario de la educación, y que dice

textualmente de la siguiente manera:

“... contribuirá a la mejor convivencia humana, a fin de robustecer, en el educando,

junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la

convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en

sustentar los ideales de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas,

de religión, de grupos, d e sexo o de individuos...”

Retomando el significado del artículo constitucional citado, resulta que en cuanto a

la solidaridad internacional se vive una gran ignorancia así como una gran falta de

sensibilidad sobre lo que sucede en otros países. Es así como se escucha con frecuencia, por

ejemplo, que entre el personal docente se repitan de una manera acrítica y poco reflexiva

las mismas ideas difundidas por los poderosos a través de los medios masivos importantes

tales como la televisión comercial.

Ejemplo de ese vacío de la mentalidad en un amplio sector del personal docente es

la insensibilidad y la falta de conocimiento, de actitud consecuente así como la falta de

pronunciamiento sobre las amenazas cumplidas de Estados Unidos en contra de los países

más débiles a pesar de que con sus bombardeos ha ocasionado la muerte de miles de

ciudadanos en muchas partes del mundo.

Entonces, si no existe la solidaridad ante las preocupaciones de las personas de otros

países tal como lo exige la Constitución, ¿qué se puede esperar en cuanto aun compromiso

ante la conciencia de los niños ya esa supuesta solidaridad internacional?

Aclarando la existencia de verdaderas muestras de solidaridad en términos de las

relaciones cercanas interpersonales y de que no todo está perdido en términos de este

importante valor, es necesario reconocer y cuestionar numerosos comportamientos

paralelos que son el reflejo de una verdadera falta de sensibilidad, de condescendencia y de

consideración desde los niveles jerárquicos superiores hacia los inferiores, presentándose

situaciones en las que se ha llegado al extremo de atentar intencionalmente en contra de la

condición moral de las mismas compañeras, prevaleciendo verdaderas muestras de un

individualismo que afecta la integración que se requiere en todo verdadero espacio

educativo.

Se trata de una ideología individualista contraria a las formas culturales

tradicionales de comprensión y ayuda mutua, o sea una ideología que orilla al personal a

caer en relaciones muchas veces más de competencia que de cooperación, lo cual es

fomentado por el mismo sistema educativo a través de programas gubernamentales tales

como el de la carrera magisterial, lo cual no implica que quienes logran ingresar a dicha

carrera sean las o los mejores. Se trata de una situación en que, según Apple, “… las formas

culturales tradicionales no son progresistas para el capital y deben ser reemplazas por

ideologías individualistas”

Acerca del civismo

Mucho se habla acerca del civismo. Este concepto parece muy difundido en los

mismos términos en casi todos los centros educativos incluyendo los jardines de niños. O

sea que en casi todas las instituciones se le entiende de la misma manera y se le define de la

misma manera.

Ese concepto de civismo se realiza en la práctica cotidiana a través del homenaje a

la bandera ya la patria mediante el himno nacional.

De igual manera se inculca el civismo mediante la enseñanza memorística de la lista

de instituciones oficiales y de los poderes de la unión que son el legislativo, el ejecutivo y

el judicial.

Normalmente hay una educadora nombrada por la directora del plantel para que se

haga cargo del entrenamiento de los niños que realizan el encabezamiento de los honores a

la bandera. Sin embargo se ha dado el caso de que la supuesta educadora entrenad ora

carece de un vínculo afectivo verdadero con los niños, limitándose dicho civismo

simplemente a conmemorar las efemérides ya realizar mecánicamente todos los años las

mismas ceremonias todos los lunes y todos los años, dándose ocasiones como el desfile del

20 de noviembre en que se saca a los niños con disfraces de guerrilleros a desfilar bajo el

sol por diversas calles alrededor del jardín.

Con respecto al significado del civismo, sin embargo, existen otras concepciones

tales como la que presenta Papenheim10 al afirmar que el civismo debe contemplar una

congruencia entre el individuo como individuo y como ciudadano plenamente conciente de

su responsabilidad ante la comunidad que le rodea. Se trata, por tanto, sostiene el autor, de

una conciencia cívica como fuerza real a favor de la sociedad.

De acuerdo con el concepto antes citado, debe cuestionarse la falta de educación

cívica en cuanto ala concientización de los niños y las niñas sobre su responsabilidad

ciudadana ante los graves problemas que a todos nos aquejan tales como la amenaza del

terrorismo gubernamental de Estados Unidos contra el planeta, la destrucción de los

ecosistemas y los recursos naturales, la pobreza y la miseria crecientes, la pérdida de

soberanía de las naciones débiles, etc.

10 10 Papenheim, 1976: 60- 70.

Es posible señalar, entonces, como consecuencia de esa falta de educación cívica

verdadera, la restricción de la inteligencia de los niños y las niñas en cuanto a las

principales preocupaciones y necesidades de la sociedad en general y de la comunidad de

pertenencia en particular .

Acerca de la responsabilidad

Este importante valor es definido por Abagnano como “la posibilidad de prever los

efectos del propio comportamiento y corregir el comportamiento mismo a parir de tal

previsión”.11

Por lo anterior, podemos asegurar que quien se comporta verdaderamente

responsable es por que se siente completamente convencido de un compromiso, de una

obligación, de un deber, de un cometido que en el caso de una tarea como la educación le

ha sido delegada como un asunto de gran delicadeza que tiene que atenderse con gran

responsabilidad. Ese compromiso exige por lo tanto una garantía de cumplimiento y de

empeño.

Mientras tanto debemos reconocer que en la vida cotidiana no todo el gremio de

docentes está en completa disposición de comprometerse, de responsabilizarse, de

obligarse, de responder.

Esa falta de disposición consecuente hacia la responsabilidad se comprueba con

ciertos comportamientos de indiferencia que suelen darse hacia las necesidades de

conocimiento y afecto que con regularidad muestran los niños.

11 Op. Cit., p. 1018.

Por ejemplo, de manera concreta, se han dado casos en que a los niños se les han

ignorado sus preguntas por parte de las educadoras encargadas del grupo o se les ha

desatendido sin causa justificable, talvez por que la que los debe atender se encuentra en

frecuentes reuniones informales que no son con fines pedagógicos ni institucionales sino

con otros fines muchas veces contrarios al respeto que debe prevalecer en todo verdadero

espacio educativo. Es el caso de educadoras que abandonan el salón de clases para irse a

perder el tiempo en cuchicheos perversos con otras personas del gremio.

Este comportamiento es entonces en cierta manera un reflejo del nulo conocimiento

que se tiene acerca del civismo ya que la educación de los niños es un a obligación de la

sociedad y por lo tanto un derecho cívico, así como lo es a su vez el acceso ala educación y

no puede tener conciencia cívica quien desatiende de manera irresponsable una tarea para la

cual cobra puntualmente un salario.

Acerca de la honestidad

Otro concepto asociado a los anteriormente expuestos es el de la honestidad, el cual

se refiere a la rectitud, a la decencia, a la integridad, a la lealtad ya la honradez, entre

muchos otros.

Se dice, por lo tanto, que una persona honesta es una persona pura, decorosa,

decente, recatada, prudente, honrada, virtuosa, honorable, leal, digna, justa, íntegra, austera,

conciente, recta, desprendida, desinteresada, y que todo esto la convierte en una persona

verdaderamente educada y cortés.

Se trata como consecuencia de todo eso de una persona que por su honra y su

reputación merece ser respetada, ensalzada, enaltecida, estimada, apreciada y hasta

admirada por quienes saben reconocer los valores.

En cuanto a la honestidad habría que reconocer que no es una cualidad que pueda

presumir todo trabajador de la educación ya que no todo mundo está dispuesto a

concientizarse sobre la honestidad y los cambios que puede generar en el comportamiento

cotidiano social al interior de los centros educativos.

Lo contradictorio, los antivalores en cambio, son algunos manejos arbitrarios y poco

transparentes y en ocasiones hasta deshonestos de los procesos internos así como de las

relaciones internas del personal.

Valdría la pena que todo el personal se hiciera un verdadero examen de conciencia

sobre el grado de honestidad que ha mantenido en sus prácticas cotidianas ya que dicho

valor es fundamental en la realización profesional de todo educador o educadora que se

precie de tener compromiso pedagógico.

Acerca de la madurez

Uno de los conceptos más importantes en el campo de la psicología para detectar el

grado de desarrollo mental de las personas es la madurez, concepto que además refleja

condiciones de la personalidad de los niños, de los adolescentes, de los jóvenes y de los

adultos.

Entre las concepciones más usuales de la madurez se encuentra la que explica su

realización en función del grado de desarrollo mental que ha logrado el individuo en cuanto

a su capacidad de reflexión, de resolución y de decisión.

Es por ello que se habla de una persona madura cuando tiene la capacidad de

meditar, considerar, valorar, estudiar, antes de resolver o decidir.

Se puede decir entonces que una persona carece de madurez cuando ejecuta una

acción de manera impulsiva y poco razonada, con lo que refleja una dificultad para actuar

con cordura y oportunidad en relación con su vida y la de los demás.

Es así como la madurez se relaciona también con la prudencia, la sensatez y por lo

tanto con la sabiduría. Sería mucha presunción afirmar que la madurez abunda en los

jardines de niños, pues como antivalor es posible encontrar comportamientos que son la

expresión de mentes inmaduras carentes de iniciativa y de voluntad propia, es decir una

clara conciencia sobre los propios actos según la necesidad y la pertinencia de los mismos.

Hay que decir también que no puede haber madurez si no hay un comportamiento

caracterizado por la responsabilidad, concepto que ya fue tratado líneas arriba.

Acerca de la autoestima y el amor

Uno de los conceptos fundamentales para caracterizar la vida mental de los docentes

es la autoestima, que no es otra cosa que el grado de amor y consideración que cada quien

se tiene hacia sí mismo.

Al respecto, Klausmeier y Goodwin sostienen:

Las personas que tienen un concepto de sí mismo estable y positivo se caracterizan

por una tendencia constante a conocerse a sí mismas, a responder en forma emocionar a sí

mismas ya los demás y a pensar en sí mismas y en sus sucesos que les ocurren.12

12 Klausmeier y Goodwin, 1966: 364-365.

Como ejemplo señalan a los profesores maduros que tienen un autoconcepto estable

y positivo, quienes se consideran:

... que son atractivos como personas, que tienen actitudes y metas sociales

aceptables y que son simpáticos, pero tienen la suficiente independencia para mantener la

estimación que se tienen y la individualidad en los pensamientos y las acciones. Ellos se

ven como personas saluáa6fes, como seres humanos deseables cuyo autoconcepto no se

aparta dé un yo ideal (idem).

Y ya que se habla de la autoestima, del autoconcepto y del amor propio, es oportuno

citar a Freire y su concepto del amor, sobre lo cual dice que se debe amar al mundo, a la

vida, a los seres humanos para que sea posible el diálogo. Afirma además que el amor es un

acto de valentía, es compromiso con la causa de los oprimidos y que no puede haber amor

mientras subsistan relaciones de opresión.13

Sin embargo, es muy fácil darse cuenta de la manera en que esas relaciones de

opresión son las que caracterizan a las relaciones en numerosos espacios escolares no sólo

en los jardines de niños sino también en otros niveles de escolaridad en donde se dan

situaciones marcadas por el autoritarismo y las medidas unilaterales desde los niveles

jerárquicos superiores hacia los que son considerados como inferiores y quienes

supuestamente sólo están para obedecer.

Esas relaciones de opresión por ejemplo suelen darse en la vida cotidiana en el

jardín de niños de manera concreta en las relaciones entre el personal.

13 Freire, 1982.102-103.

Es así como se han dado casos en que la educadora responsable formal del grupo en

muchas ocasiones imparte órdenes de manera autoritaria a la auxiliar asignada al grupo sin

siquiera procurar un trato de igualdad o de cortesía y amabilidad. Así también se dan

cuando la Directora amenaza a determinada subalterna con llamarla a la Dirección, como

consecuencia de alguna intriga o chisme de los que caracterizan a esa vida cotidiana en el

centro escolar.

Se sabe también de jardines en donde se acostumbra a sobre explotar al personal de

intendencia en horarios que van más allá del horario obligatorio de las trabajadoras,

teniendo que soportar calladamente comportamientos prepotentes de personal directivo que

se comporta como si fuera una verdadera patronal ante la cual no hay nada que discutir ya

que se comporta Como dueña absoluta de dicho centro de trabajo.

Esas situaciones reflejan el tipo de autoconcepto y la falta de un buen y positivo

concepto acerca del amor en la mente de quienes practican la opresión. O sea que nadie que

no se quiera a sí mismo puede sentir amor fraterno hacia los demás. Es decir que no se

puede dar lo que no se tiene.

CAPÍTULO II

ORIENTACIONES PARA EL FOMENTO DE LOS VALORES

EN EL JARDÍN DE NIÑOS

El presente capítulo contiene reflexiones e inquietudes sobre lo que pudiera 0

debiera ser el asunto de los valores en el jardín de niños.

Hay que reconocer que no todo es negativo en la práctica cotidiana al interior del

jardín escolar pues si así fuera las relaciones estarían completamente desbaratadas y no

hubiera oportunidad para la amistad ni el trabajo responsable.

Debe reconocerse el hecho de que en cuanto a los valores mencionados se pueden

encontrar situaciones completamente opuestas en las relaciones y en el comportamiento del

la práctica cotidiana escolar. Es así como son negados y atacados mediante algunas formas

pervertidas de comportamiento pero también suelen ser tomados en cuenta en ciertos

momentos en las relaciones cotidianas entre el personal, entre el personal con los niños y

entre el personal con la familia de los niños.

En cuanto al respeto entendido como la consideración de dignidad que requieren los

demás así como la deferencia, la atención, el afecto, el aprecio, etc., suelen presentarse

conductas contrarias a dicho valor, lo cual se ha podido ver en las actitudes discriminatorias

de numerosas educadoras hacia las educadoras con nombramiento de auxiliares, sin

importar que éstas en muchos casos tienen mas preparación académica y mayor formación

pedagógica que las primeras, y sin importar además que su participación constituye un

factor de gran importancia ya que su trabajo es eminentemente de tipo psicopedagógico de

manera directa con los niños y las niñas.

Se ha dado el caso por ejemplo de que ha habido quienes se oponen a que asistan a

los cursos de actualización a pesar de que su trabajo es también de tipo psicopedagógico y

directo en la atención personalizada y grupal hacia los niños y las niñas. No ha faltado

además quien se oponga también al mejoramiento laboral de ellas, todo lo cual constituye

una conducta que refleja la negación del respeto como un importante valor para el

mejoramiento de las relaciones al interior del centro escolar, lo que demuestra a su vez una

verdadera falta de sensibilidad hacia la vida humana y hacia la cultura pues la cultura no

puede prosperar mientras haya actitudes soberbias e inhumanas como las referidas.

También ha podido evidenciarse en distintos jardines de niños el trato déspota y

autoritario del personal directivo hacia el resto del personal, lo cual constituye también una

negación del respeto como valor fundamental para que se pueda experimentar y disfrutar

una sana convivencia humana.

Sin embargo, como ya se dijo que no todo está perdido, también suelen darse

verdaderas muestras de aprecio, de afecto, de consideración, de cortesía, de estima, de

solidaridad, etc., lo cual se demuestra con amistades que se han dado entre integrantes del

personal especialmente entre aquellas que pertenecen al mismo nivel jerárquico, o sea por

ejemplo auxiliares con auxiliares que comparten sus intereses y sus inconformidades.

Mediante esas relaciones constructivas se pueden encontrar verdaderas muestras de

solidaridad ante problemas de tipo moral, económico y laboral, y esas relaciones son las

que contribuyen a mantener un ambiente de cierto respeto al interior del centro escolar, por

lo que se puede decir que no todo está perdido.

Los demás valores mencionados también tienen sus momentos favorables así como

sus situaciones desfavorables en la práctica cotidiana.

Es así como se dan verdaderas muestras de respeto, de solidaridad, de civismo, de

responsabilidad, de honestidad, de madurez, de autoestima y de amor, pero también hay

muestras de actitudes contrarias a tales valores, por lo cual se puede decir que en términos

pedagógicos falta mucho por hacer para mejorar el trabajo que se realiza en atención a los

niños ya los problemas de la comunidad.

Las críticas hechas hasta aquí son con el fin de revelar lo que merece ser cambiado

si es que se quiere transformar positivamente la práctica pedagógica escolar en el jardín de

niños.

Sin embargo, no se vale solamente criticar sino que también sé debe proponer

algunas posibles soluciones a favor del fomento de los valores en este espacio escolar tan

delicado e importante.

2.1. Una propuesta para las relaciones interpersonales

Un buen punto de partida para el mejoramiento de las relaciones interpersonales

debe ser la crítica y la autocrítica de manera honesta como un ejercicio sano y constructivo

de reflexión entre el personal que integra el centro de trabajo, procurando no hacer

señalamientos muy directos que pudieran volver más tensas las relaciones ya que no todo

mundo está dispuesto a que le digan sus verdades pues hay personas que pueden sentirse

heridas o lastimadas ante una crítica fuerte aunque dicha crítica sea verdaderamente

honesta, yeso es un problema de falta de humildad al no reconocer los propios errores.

Esa crítica y autocrítica pudiera contemplar los valores mencionados o bien algunos

otros valores que entre el personal se pudieran considerar también como importantes.

Se tendría que reconocer la importancia de los valores como parte de la formación

pedagógica para garantizar un mejor trabajo con los niños en la consideración de que ellos

son los principales destinatarios de nuestro trabajo.

A partir de esa crítica y autocrítica sería necesario que todo el personal quede

convencido sobre la conveniencia y la necesidad de aceptación de los valores como una

exigencia para poder comenzar una relación más constructiva y para mejorar el ambiente de

trabajo a través del mejoramiento de las relaciones interpersonales con una comunicación

más sana y una mayor armonía en el trabajo, pues no hay que olvidar que siempre

necesitamos de la demás gente.

Esas relaciones directas o interpersonales entre quienes conforman el cuerpo

docente, directivo y de intendencia pueden verse mejoradas si mínimamente se promueve

una mayor cultura de los valores fundamentales a través de diferentes mecanismos

generados con el ingenio y la creatividad que se requiere para una labor que en mucho va a

beneficiar a la práctica cotidiana escolar al hacer de ella un ambiente más agradable en

donde los participantes acudan y actúen con la seguridad de ser bien correspondidos,

reconocidos y apoyados. Sólo así puede construirse un ambiente de sólida armonía propia

de un verdadero espacio educativo.

2.2 Acerca del mejoramiento del trabajo con los niños y las niñas

Una recomendación que está fuera de toda duda es la de asegurar una teoría que

ayude a comprender lo que se hace y lo que se pudiera hacer con los niños y las niñas a

favor de su formación, y esa formación teórica debe ser considerada como parte de la

formación pedagógica que toda verdadera educadora debe procurar.

A pesar de la fuerte influencia de las teorías de Piaget en la educación preescolar,

sería bueno reconocer que también la teoría propuesta por Vygotsky puede servir para

mejorar la práctica docente ya que brinda numerosos conceptos que bien pueden ayudar a

ampliar las posibilidades de las estrategias didácticas dé los docentes.

Uno de los conceptos rescatables por su importancia es el de intersubjetividad; que

consiste en que haya transparencia entre la vida mental de las educadoras y la vida mental

de los niños y las niñas, de tal manera que la educadora comprenda las motivaciones y los

intereses de los niños al mismo tiempo que los niños y las niñas sientan y comprendan el

entusiasmo y las motivaciones de la educadora. Se trata de que la educadora haga

transparente su marco referencial para que los alumnos puedan identificarse con ella en

función de los propósitos de formación cognoscitiva y afectiva a la hora de una

determinada actividad.

Esa intersubjetividad es contraria al autoritarismo ya la imposición y por ello facilita

la generación de un ambiente agradable que les dé confianza a los niños y para que se

genere un conocimiento recíproco a manera de una identificación mutua como condición

para que se pueda vivir un mejor ambiente cultural en el salón y fuera del salón en las

actividades que se realicen.

Por el hecho de que generalmente el trabajo pedagógico en el jardín de niños recae

en docentes de género femenino que cumplen también una función de tipo maternal, se

hace necesario que esa intersubjetividad se incline también a la comprensión de la vida

afectiva de las niñas ante los discursos discriminantes que por influencias familiares o del

medio ambiente cultural algunos niños varones les dicen. Es decir que no se debe olvidar

que el machismo es un antivalor que abunda en las frases que cotidianamente se escuchan

no solamente en numerosas familias que señalan a las niñas una posición de mayor

subordinación en comparación con los varones, sino también en la televisión, en la radio,

en la música popular que trata sobre las hazañas de los hombres con respecto al papel

sumiso y marginal de las mujeres.

Ante eso las educadoras no pueden portarse insensibles ya que si se muestran

indiferentes estarían mostrando una falta de respeto hacia la dignidad de las niñas y además

de ellas mismas ya que no se estaría actuando a favor de la dignidad que como ser humano

deben reclamar.

Esa intersubjetividad así entendida es contraria al autoritarismo ya la imposición

unilateral y por ello facilita la generación de un ambiente agradable que les da confianza a

los niños ya las niñas gracias al conocimiento recíproco que implica.

También son importantes en esta teoría los conceptos de actividad tarea y suceso, lo

cual en la pedagogía tradicionalista resulta una imposición como producto muchas veces de

simples ocurrencias caprichosas de los maestros, mientras que en la pedagogía sociocultural

vygotskiana se da como producto de una negociación, de una motivación contagiada o de

una voluntad compartida, como un ánimo que se transmite ya sea de los niños a la

educadora o bien de ésta hacia los niños y las niñas14, y en este aspecto los jardines de

niños son terrenos fértiles para echar a andar infinidad de ideas creativas que muchas veces

provienen de la misma imaginación individual o colectiva de loS niños y las niñas, ocasión

que debe ser aprovechada y canalizada por toda verdadera educadora ya que de esa manera

les estaría reconociendo y estimulando a ellos su potencialidad comunicativo y creativo,

con lo cual a su vez se contribuye ala formación de una personalidad sana mediante el

fortalecimiento del amor propio y del aumento de la confianza y la interacción intragrupal.

No se debe olvidar tampoco por ningún motivo la relación entre los conocimientos

que adquieren los niños y sus afectos, es decir lo que les gusta y lo que no les gusta además

de la actitud que tienen ante lo que aprenden, si les entusiasma o si les es indiferente. Al

respecto afirma Vygotsky:

14 Cole, 1988.

Consideramos la relación entre la inteligencia y el afecto, cuya separación como

objetos de estudio es el punto más débil de la psicología tradicional; puesto que hacen

aparecer el proceso de pensamiento como una corriente autónoma de pensamientos que se

piensan a sí mismos: segregada de la plenitud vital, de los intereses y necesidades

personales, de las inclinaciones e impulsos del sujeto que se piensa.15

Con ese reconocimiento de la relación entre lo cognitivo y lo afectivo, o sea entre lo

que se aprende y los sentimientos que se viven por parte de los niños, toda verdadera

educadora debe tratar de entablar amistad con ellos para comprender lo que hay más allá de

las apariencia y de las caritas sonrientes e inocentes.

Se trata de una exigencia pedagógica que obliga a la educadora a descubrir,

interpretar y atender todos aquellos aspectos del mundo afectivo o subjetivo de sus

educandos. O sea lo que les gusta, lo que les motiva, aquello por lo que sienten amor o

rechazo, sus preferencias, sus gustos, sus ideas que van perfilando desde la infancia, todo lo

cual ayuda considerablemente a reconocer el tipo de influencias que traen desde su hogar o

de su medio ambiente cultural de donde provienen. En cuanto a la gran importancia

pedagógica de conocer a fondo la conciencia de los infantes, merece ser citado el siguiente

fragmento de Elise Freinet:

…. Lo que se contará será la forma de abordar al pequeño Rene, trabar amistad con él;

hacerle hablar, escucharlo, llegar más de sus palabras todavía torpes, para buscar las

resonancias que existen en torno a las primeras sensaciones, porque ellas son el despertar

a la cultura. En adelante todo comienza con la práctica escolar de la que René constituye,

en su caso el centro.16

15 Vygotsky, 1996: 24. 16 Freinet, 1985: 125.

Por lo que se ha dicho, debemos aceptar que ninguna verdadera educadora debe

olvidar tampoco que la mejor manera de educar a los niños y las niñas es mediante

experiencias, tareas, actividades o sucesos que resulten agradables a ellos, de tal manera

que aprendan y al mismo tiempo sientan placer y felicidad.

Para ello existen orientaciones oficiales tales como el método por proyectos, el cual

supuestamente sirve para rescatar intereses y motivaciones de los niños, aunque en realidad

los contenidos ya vienen predetenninados.

Aparte de eso conviene consultar libros en que se recomiendan juegos diversos

según la finalidad pedagógica que se tenga en un momento determinado.

Respecto a esa característica esencial de todos los niños y las niñas de ver el mundo

en forma de juego, o sea sus necesidades lúdicas que tienen por naturaleza, Batllori afirma:

… Nuestros hijos quieren y necesitan jugar, por eso tienen un juego interior que nadie sabe

de donde sale, que les pide a gritos movimiento, acción, observar, hacer, imitar, crear, etc.,

y cual lava de un volcán en plena erupción, sale de su interior una actividad casi

incontrolada a la que los mayores le hemos dado el nombre de travesuras y en lugar de

aprovechar esta dinámica para enseñarle y educarlo, procuramos frenarlo y negarle cosas

y campos de acción.17

Pudiera citarse a numerosos autores con valiosas recomendaciones sobre la manera

de mejorar y darle vida ala acción pedagógica con los niños y las niñas.

17 Batllori, 1998: 15-16.

Muchas de esas recomendaciones de ese tipo serán de gran ayuda para aplicarlas en

el fomento de los valores pues no hay que olvidar que los niños y las niñas pueden aprender

esos valores solamente si son verdaderos actores y destinatarios de los mismos, y para ello

el juego puede ser un recurso importante no solamente para que aprendan cosas del mundo

natural sino también de la vida social aprendan cosas del mundo natural sino también de la

vida social en compañía constructiva y sana con otras personas.

2.3 Acerca del trabajo con la familia de los niños y con la comunidad

Una educación que se procure solan1ente en las aulas escolares es una educación

que pone limitaciones al desarrollo mental de los niños.

Por el contrario, una educación que se realice en contacto con situaciones de la

naturaleza y del medio an1biente social y cultural siempre será una educación que an1pliará

el horizonte, la imaginación y la inteligencia a los niños y las niñas.

En esa dinámica fuera de los espacios escolarizados la fan1ilia ocupa un lugar de

primera importancia ya que es la primera institución de la sociedad con la cual interactúan

los niños y donde adquieren los primeros valores así como las primeras simbologías.

Es en la familia precisan1ente donde los niños permanecen la mayor parte de su

tiempo, y es allí también donde aprenden contravalores o antivalores tales como el

machismo que los varoncitos muestran en el jardín al discriminar a las niñas por el hecho

de ser “viejas”, como lo escuchan de sus mayores o de los numerosos programas

enajenantes de la televisión.

Es allí también donde aprenden a compartir o a no compartir, como expresión de un

egoísmo o individualismo que no solamente se enseña en la familia sino también en la

televisión, en la radio, en los programas de entretenimiento y en la gran cantidad de

propaganda comercial.

Sin embargo, muy poco o casi nada se hace desde los jardines de niños a favor de

un mejoramiento de la comunicación con las familias, con lo cual se deja de aprovechar una

gran oportunidad de conjuntar esfuerzos psicopedagógicos que bien pudieran redundar en

un desarrollo más armónico y completo de los niños.

Es frecuente, por ejemplo, que a los padres de familia sólo se les tome en cuenta

para pedirles cooperación económica o material pero nunca para discutir o explicar los

fundamentos de la posición pedagógica con que se atiende a los niños, lo cual es

desconocido completamente por casi todos los padres y madres de familia.

Esa situación puede generar una contradicción entre la manera de atención

psicopedagógica que brinda la familia y la que brinda el jardín de niños, lo que les puede

ocasionar a los pequeños algunos sentimientos de frustración o de incertidumbre en el

proceso de su desarrollo mental.

Ante eso resultaría conveniente un mayor intercambio comunicativo entre el

personal del jardín escolar y las familias para que se pueda dar una identificación afectiva

en la mente de los niños pues no hay que olvidar el papel maternal sustituto de las

educadoras y las auxiliares ya que es con ellas con quien tienen sus primeros acercamientos

extrafamiliares al salir y desprenderse del seno familiar, en especial los que nuca pasaron

por alguna guardería.

Ese acercamiento del jardín con la familia debería ser aprovechado para comentar y

cuestionar de manera propositiva sobre las necesidades de cobertura psicopedagógica de los

niños y las niñas. Los siguientes son algunos de los numerosos aspectos que pudieran

considerarse en el intercambio propuesto en relación con los valores, todo lo cual puede

promoverse pero con definición previa sobre el tipo de valor o valores que se pretenda

fortalecer mediante los eventos que se realicen:

2.3.1. Aspectos lúdicos (relativos al juego) que más debieran fomentarse en los

niños en función de su desarrollo afectivo, cognoscitivo, psicomotriz y cívico, en todo lo

cual la familia también puede contribuir en función de la influencia determinante que ejerce

sobre los niños y del conocimiento que tiene de ellos.

2.3.2. Aspectos relativos al fundamento psicopedagógico con que se atiende a los

niños, de tal modo que los padres de familia comprendan la importancia de algunos

conceptos fundamentales y de esa manera puedan estar en mayores condiciones de aportar

su esfuerzo en la educación de los hijos como una tarea compartida que no sólo recae en los

centros escolares.

2.3.3. Determinación conjunta sobre algunas actividades formativas y de integración

que pudieran contribuir en la realización de aprendizajes complementarios de los niños y

las niñas en función de los valores fundamentales.

Para ello se pudiera valorar conjuntamente acerca de las posibilidades que brinda el

medio ambiente social y cultural que rodea al jardín escolar así como las oportunidades que

suelen brindar algunas otras instituciones a favor del aprendizaje de los niños. También se

puede trabajar en este punto mediante una definición previa sobre la importancia del

civismo como una manera de compromiso social más que como una simple participación

en el festejo de las efemérides.

2.3.4. Promoción de experiencias de intercambio, animación e integración con las

familias para que los niños puedan percibir una identificación afectiva y una mayor

familiaridad hacia el personal del jardín de niños ya que dicha convivencia contribuiría a

una legitimación de las educadoras en la mente de los niños y las niñas.

Aparte de considerar a la familia como un sector fundamental de intercambio

comunicativo, resulta de gran importancia también la procuración de un vínculo con la

comunidad, entendiendo como tal al entorno inmediato de desenvolvimiento de los niños y

sus familias así como del jardín de niños, el cual se encuentra inmerso en ese entorno y por

lo tanto no puede mantener se ajeno a él. Esto se debe a que hay una interdependencia

mutua ya que el jardín escolar tiene su movimiento gracias a la población infantil que

proviene de ese entorno inmediato con sus condiciones materiales y sociales (si es zona

rural, zona urbana, zona marginal, etc.).

En cuanto al necesario vínculo con la comunidad o el medio ambiente social es

conveniente destacar su importancia como una gran oportunidad para rescatar valores tales

como el civismo, la solidaridad, el respeto, la responsabilidad, etc., pero siempre y cuando

se asuma concientemente el compromiso de ganar una mayor presencia del jardín ante la

comunidad a la cual se debe.

Se trata de procurar una presencia que no sólo se limite a festejar las efemérides

tradicionales como la del 20 de noviembre sino que mantenga el interés institucional de

vincular el trabajo psicopedagógico de las aulas con una permanente concientización de los

niños y las niñas así como de sus familias acerca del contexto que rodea a dicho espacio

formativo.

Entre los muchos problemas que se pueden atender de manera conjunta destacan por

ejemplo la educación ambiental para el mejoramiento de las condiciones de vida en la

comunidad, los problemas de violencia familiar y sus consecuencias, el daño que causa la

televisión en la mente de las personas y de los niños en especial, los hábitos de consumo,

los derechos de los niños, el mejoramiento de las áreas de recreación de los niños, etc.

Con esa visión del trabajo pedagógico para el fomento de los valores se debe

contextualizar los contenidos de aprendizaje mediante acciones, tareas o actividades

determinadas de común acuerdo y motivación en las que también pudieran participar otras

instituciones de la sociedad en coordinación con la institución escolar junto con las familias

y los niños, sin olvidar que en las comunidades siempre se puede contar con personas que

tienen voluntad de participación y cooperación y que muchas veces lo que les falta es que

se les invite a colaborar.

Esos aspectos de la realidad, entre muchos problemas de la sociedad, pueden ser

seleccionados a partir de lo que la comunidad considera como sus preocupaciones y

necesidades más importantes que demandan atención. Entre otras alternativas, aparte de las

que ya se mencionaron, pudieran abordarse también aspectos relacionados con la necesidad

de una mayor seguridad para los niños, los jóvenes y las familias; problemas de actitudes

tales como el machismo, el egoísmo, además de campañas de concientización sobre la

responsabilidad y la obligación que tienen las instituciones públicas y privadas ante

diversas necesidades de la comunidad en los aspectos cultural, económico y político.

Pudieran surgir otras alternativas para afirmar el compromiso cívico del jardín de

niños, pero eso depende a su vez del compromiso pedagógico y de la conciencia social que

tenga el personal del jardín de niños así como de su disposición y capacidad para mejorar el

vínculo comunicativo con el entorno.

CONCLUSIONES

Con mucha satisfacción se puede afirmar que en buena parte se han cubierto los

objetivos originales de la presente tesina ya que se pudo corroborar y poner en evidencia

una diversidad de situaciones que son contrarias a los valores fundamentales que deben

prevalecer en los espacios educativos y de manera especial en los jardines de niños dada la

delicadeza de los educandos de dicho nivel ya que por su edad se encuentran en una etapa

completamente frágil en cuanto a su inserción en el mundo y en cuanto a su mente

susceptible de aprender frecuentemente por imitación.

Sin duda alguna, se requiere de un esfuerzo considerable no sólo al interior de esos

espacios escolares sino también por parte de otras instancias tales como los sindicatos y las

autoridades estatales y federales en materia educativa para realizar campañas permanentes

de fomento de los valores ya que dicha tarea tan difícil no la puede realizar una sola

educadora por su propia voluntad pues existen numerosos obstáculos no sólo en la actitud

del personal docente sino también en otros niveles del sistema educativo lo cual se

demuestra con la tolerancia de las autoridades ante numerosos programas televisivos que en

nada ayudan ala inteligencia ni a los valores que requieren los niños, los jóvenes y la

sociedad en general.

Debe reconocerse el hecho de que en la presente tesina no se tocaron todos los

valores pues ello sería una labor gigantesca como para otro nivel de exigencia. Sin

embargo, sí se pudo contribuir de manera aunque sea modesta a un mayor conocimiento

sobre la problemática que guardan los jardines de niños específicamente en relación con los

valores que fueron tratados, sin olvidar que dichos valores están asociados a otros valores

que deben ser objeto de discusión no sólo en los jardines de niños sino también en todos los

demás niveles educativos así como también en todas aquellas instancia e instituciones que

están relacionadas con el fenómeno de la educación.

Es necesario aclarar también en la presente fase de conclusiones que a pesar de

todos los cuestionamientos o críticas que se hicieron a lo largo de la tesina también hubo

reconocimiento a la existencia de valores que se niegan a morir ya que en la conciencia de

numerosos educadores y educadoras aún es posible encontrar un buen grado de disposición

para entablar relaciones de respeto, de cordialidad y de muy buena disposición para

contribuir a mantener cierto grado de dignidad en los espacios educativos. De lo contrario,

todo estaría perdido, y dichos espacios fueran verdaderos infiernos en donde no se podría

ya ni trabajar.

Queda la presente tesina no sólo como un documento recepcional para fines de

titulación de la Licenciatura en Educación, sino también como una modesta aportación de

revelación, reflexión crítica y propuesta ante un problema que no debe dejarse en el olvido

si es que realmente se desea transformar el sistema educativo hacia un mayor nivel de

calidad en todos sus aspectos encaminados al desarrollo.

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