La Hormiga Modificado

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NARRATIVA

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Me llamo Ral Manuel, tengo siete aos y debo confesarlo: tengo miedo a las hormigas

LA HORMIGA Ral Cota lvarez Mi nombre es Manu, tengo siete aos y debo confesarlo: tengo miedo a las hormigas. Recuerdo perfectamente el da en que inici mi pesadilla, fue el ao pasado en la escuela, durante el recreo estaba jugando a esconderme con mis amigos y fui a dar a la parte trasera de los salones, entonces me encontr de frente con un pequeo pero terrible espectculo: (un hormiguero de tamao inmenso, del cual brotaban sin freno hormigas coloradas, desesperadas, unas salan a gran velocidad hacia todas partes, otras entraban con pedacitos de comida y hojas, pero todas parecan tener demasiada urgencia por hacer lo que sea que tuvieran que hacer.)Mientras decida si regresar por donde haba llegado, saltar el monstruoso cuartel de tierra o sacarle la vuelta, una rojsima gotita de fuego subi por mi pantaln, mi camisa, y no bien sent sus pisadas por mi cuello, ya estaba en mi mejilla dispuesta a dejar su marca en mi rostro es lo ms doloroso que me ha pasado! (Bueno, eso y la visita al dentista), pero esto fue ms salvaje. Sin darme cuenta, haba sido vctima de una bestia, una muy pequea, si, pero bestia de todos modos. Pas toda esa tarde con una pomada apestosa en media cara y un puntito rojo que bien podra pensarse era el terrible aguijn del monstruoso animal, pero luego tuve que aceptar lo que dijeron mis paps, que las hormigas no tienen aguijn, que slo me haba mordido y que eso era un ampollita, si, claro, como ellos no haban cado en una emboscada de furiosas hormigas carnvoras, pero en fin, el caso es que entre la gran cueva de hormigas, el cruel y despiadado ataque a mi mejilla, (el cual por cierto me hizo dar un grito de dolor tan fuerte, que fui el primero en ser descubierto) y la pomada apestosa, se ha sido hasta hoy el peor da de mi vida.

Que por qu recuerdo esto? Si bien es cierto que desde aquel da he vuelto a toparme con hormigas de todo tipo, negras, cafs, unas de color miel casi transparente y las malditas rojas, he sabido salir ileso, (ms bien me he visto en la necesidad de huir velozmente), y poco a poco mi pnico se ha ido convirtiendo en un temor cada vez ms tenue, esa rutina de encontrarlas hasta en la sopa las estaba convirtiendo en presencias mas o menos tolerables.Todo iba bien hasta que ayer mi pap me dio la noticia: ira por primera vez con ellos a visitar la tumba de mis abuelitos, algo que haba estado esperando desde hace ya tiempo, porque los extrao mucho, todava recuerdo como mi abuelita secaba mis lgrimas cuando algo me haca llorar, era el mejor momento de mi da, y la sonrisa de mi abuelito calmaba cualquier dolor y me haca rer a mi tambin.Pero la mejor noticia del da dej de serlo muy pronto, ya que tambin me enter que Sofa, mi prima de ocho aos, ira con nosotros. Qu tiene de malo eso? Sofa es un ao mayor que yo, y eso parece ser mucho tiempo ya que siempre me cuenta historias descabelladas; habla de accidentes, monstruos y cosas horribles que dice haber conocido, lo cual me hace pensar que llegar a los ocho aos no ser muy agradable. Adems, apenas lleg a casa para unirse a la visita, empez a decirme cosas horrendas sobre los cementerios, las tumbas y sus colores tristes, la hierba por todos lados, como una peligrosa selva pequea, pero lo que ms me asust: mencion que las hormigas ah eran inmensas, de un color rojo sangriento y que se podan escuchar sus pequeos gruidos de ataque. Listo, la visita al cementerio sera el nuevo peor da de mi vida.El camino no fue tan largo como yo deseaba, llegamos pronto a unos portones enormes por los que, imaginaba, saldra gigantescas hormigas lanza fuego. Pero para mi pasajera tranquilidad slo entraban y salan personas comunes y corrientes.

Hasta ah todo segua algo normal, as que me dediqu a seguir a mi prima con la mirada, esperando que ella las viera primero y cuando corriera, yo la seguira, a dnde no lo s, pero eso s, lejos de las bestias come cachetes.Seguimos por un camino que pasaba entre tumbas y capillas de todo tipo: algunas parecan casitas, otras eran slo lpidas y cruces enterradas. La de mis abuelos era una losa blanca, brillosa, lisa y helada de la que sala una cruz de metal con sus nombres escritos con una letra rara, pero bonita.

Ah mis padres comenzaron a limpiar, barrer alrededor y recoger basura, mientras Sofa se perda jugando entre las capillas que estaban a los lados.Yo simplemente me qued ah, parado, viendo la tumba de mis abuelitos, con un nudo en la garganta. Tan concentrado estaba pensando en ellos, que no me di cuenta cuando una escurridiza hormiga lleg hasta mi mejilla, y ah mi recuerdo cambi por el de aquella maana terrible, y volv a paralizarme como si todo se repitiera, y esperando la dolorosa mordida, apret mis ojos, una lgrima fue a caer al pequeo lomo de la no tan diminuta fiera, que baj con rapidez por mi ropa, llevando encima mi lgrima con gran equilibrio, hasta el pie de la tumba, donde se detuvo un momento, pareci voltear hacia m y se meti por la orilla de la lpida.Entonces sent una leve brisa, muy fresca, casi vi a mi abuelita secando mi lgrima en la espalda de la mensajera, y en la losa blanca esa risa de mi abuelo que siempre me tranquilizaba. Sin duda, ayer fue el mejor da de mi vida.

No dejo de tener algo de miedo a las hormigas, pero hoy cuando me encuentro alguna, recuerdo ese da en el cementerio y todo vuelve a la normalidad.10