La Gualdra No. 101

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SUPLEMENTO CULTURAL No. 101 - 20 DE MAYO DE 2013 - AÑO 2 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN “Miradas incipientes, es el resultado de un primer taller, un lugar donde se le dio cabida a los ojos inocentes de aquellas personas que apenas comienzan en el arte de leer la luz. Es el resultado de su búsqueda personal, de su mirada, de su afán de buscar no la imagen bella -como muchos creen que es en lo que consiste la fotografía-, sino más bien buscar la belleza en la imagen”. Alejandro Ortega Neri [Foto-galería en páginas centrales] Foto: Francisco Javier Leandro

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SUPLEMENTO CULTURAL No. 101 - 20 DE MAYO DE 2013 - AÑO 2 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

“Miradas incipientes, es el resultado de un primer taller, un lugar donde se le dio cabida a los ojos inocentes de aquellas personas que apenas comienzan en el arte de leer la luz. Es el resultado de su búsqueda personal, de su mirada, de su afán de buscar no la imagen bella -como muchos creen que es en lo que consiste la fotografía-, sino más bien buscar la belleza en la imagen”.

Alejandro Ortega Neri

[Foto-galería en páginas centrales]

Foto: Francisco Javier Leandro

20 DE MAYO DE 2013 / AÑO 2

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Carmen Lira Saade / Dir. General

Raymundo Cárdenas Vargas /Dir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada Lazarín /Dir. La Gualdra

[email protected]

Sandra Andrade Trinidad /Diseño Editorial

Juan Carlos Villegas /Ilustraciones

[email protected]

Esta semana tenemos una agenda cul-tural muy interesante. La programación relacionada con el “Día Internacional de los Museos y Semana de los Museos en Zacatecas” puede verla completa en la página 10 de esta edición, pero me atre-vo a recomendarle que no se pierda la Conferencia “Re�exiones estéticas para un artista contemporáneo”, impartida por la artista plástica Teresa Velázquez, autora de la exposición Pasado Meridia-no -actualmente en exhibición en el Mu-seo Manuel Felguérez-, esta conferencia se impartirá el miércoles 22 en punto de las 13:00 horas. María Teresa Veláz-quez Gutiérrez nació en la Ciudad de México, 1962. De 1985 a 1991 estudió dibujo con el maestro Gilberto Aceves Navarro, y de 1989 a 1991 estudió pin-tura con el maestro Ignacio Salazar, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Algunas de sus obras for-man parte del acervo de las siguientes colecciones: Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México, Museo de Arte Carrillo Gil, Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez en Zacatecas, Museo de Arte Contemporáneo de Aguasca-lientes, Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, Instituto Mexicano de Coo-peración Internacional de la Secretaría de Relaciones Exteriores y Fundación Cultural Bancomer. [Ver más informa-ción en la Gualdra No. 94] Si no puede asistir a su con-ferencia, le recomiendo ampliamente que visite esta exposición cuando usted disponga de tiempo libre y cuando el horario de los museos así se lo permita, porque éstos cierran a las 5 de la tarde. Esta misma semana, en el Mu-seo Pedro Coronel se inaugura la expo-sición de Sandra del Pilar. La pintora Sandra del Pilar nació en 1973 en Mé-xico D.F. Cursó la Licenciatura, Maes-tría y Doctorado en Historia del Arte en la Universidad Heinrich-Heine en Duesseldorf, Alemania; y una Maestría en Artes Plásticas, orientación pintura, en la Academia de San Carlos, ENAP, UNAM. Ha obtenido diversos premios nacionales e internacionales. Sandra del Pilar es la ganadora de la III Bienal de Pintura Pedro Coronel 2012 (la imagen

Las dos santas: año ceropor Gabriel Luévano Gurrola

La musa, la palabra y el noveladorpor Gonzalo Lizardo

Los pájaros amarillos Morteros, cohetes, balas y bombas en una intensa novelapor Mauricio Flores

Una mirada incipienteFoto-galería

El éxtasis de María Barandapor Francisco Javier González Quiñones

Microfísica del poderImpromptus sobre Foucaultpor Bea Cármina

10² por Edgar Khonde

El Picaporte por Simitrio Quezada

Poema de algunas cosasque se piensan y no se dicenpor Roberto Galaviz

Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria

Los fantasmas del pasado por Pilar Alba

El par de aretes por Alberto Huerta

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101 de su obra ganadora fue la portada del

No. 52 de este suplemento) y su exposi-ción se inaugura el jueves 23 a las 19:30 horas, en el marco de la conmemora-ción del XXVIII Aniversario Luctuoso del Mtro. Pedro Coronel. Este día 23 inicia también el Encuentro Cosmicómico de Teatro Al-ternativo (ECTA), iniciativa de La Cás-cara Arte-Cultura y la compañía teatral independiente Los Cosmicómicos, di-rigida por Sergio Salinas. El Encuentro Cosmicómico de Teatro Alternativo de Zacatecas, de acuerdo a sus organiza-dores “nace con la intención de generar nuevos públicos y mantener a los ya existentes en materia del consumo cul-tural, ampliando estas posibilidades con la participación de otros estados y países con los mismos intereses, buscamos la comunicación y el intercambio de expe-riencias en el quehacer teatral, conocer nuevos discursos, entablar diálogos y discusiones”. Del 23 al 26 de mayo ten-dremos en distintos foros de la ciudad, la presentación de grupos de teatro de Querétaro, Zacatecas, Guanajuato y Brasil. Bien por Los Cosmicómicos, a quienes les deseamos mucho éxito en esta aventura. Esta semana, además conti-nuamos con las ediciones especiales de La Gualdra en Cannes. Nuestros corres-ponsales gualdreños, Lluna Llecha y Carlos Belmonte seguirán mandándo-nos información desde el festival cine-matográ�co más importante del mundo. No se pierda además, las transmisiones de sus cápsulas informativas en el 91.5 de F.M. en Estéreo Plata. Nuestro segundo aniversario está por cumplirse el próximo mes y para celebrar con ustedes y con nues-tros colaboradores, tenemos progra-mado un concierto el día 7 de junio en la Plaza Miguel Auza. En estos días, tendrá información de quién será el grupo que nos deleitará esa noche, pero le aseguro desde ahora que será un concierto inolvidable. Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarí[email protected]

20 de mayo DE 2013

Por Gabriel Luévano Gurrola

Las dos santas: año cero

Eva se percató, sin entenderlo, sin sa-berlo del todo en sus cabos profun-dos, que occidente había comenzado. En otros lados, las cosas empezarían diferente, o todavía no lo habían he-cho (oriente y sus dragones de niebla). Como una carretera que se bifurca, la historia se escapa del falso equilibrio de la mente de los hombres y, burles-ca, se regresa a su útero iniciático, a su punto de origen. Eva está ahí, presintiendo el inicio de la procacidad y la injuria para descubrir otra cosa: miró los pe-chos nobles, el vientre nuevo, las os-curidades tímidas de su carne. Había sido elegida para martirizarse en el tiempo y puri�car la sangre del do-lor. Pero igualmente, para ser como la historia, una vejada cicatriz de parto constante, y repetirse. Siglos después, una mujer hermosa y joven se mira el cuerpo y teme el futuro, con ese temor que acompaña a las cosas sin remedio. Santa se llama: su puro nombre le dará riqueza. Si el engaño del demo-nio se repite, en ella lo hizo en forma de alférez despectivo. Desterrada por su familia ante el honor mancillado, ha venido a parar a esa Ciudad de México bárbara, tocando asustada las puertas de una casa que devorará sus años para siempre. Supo que el in�er-no había comenzado. Eva y Santa mueven las ma-nos: una las hojas elegantes con el �n de cubrirse, la otra las telas que guar-darán para la jornada siguiente el te-soro usurpado por noctívagos visitan-tes. El vientre de ambas engendrará el rencor del mundo y secará la sangre que lo in�amará a cada sacri�cio. San-ta lo comprueba al contemplar presa de un sordo terror la �gura lastimera de Pepa, la guardadora del prostíbulo, su vientre podrido, seco, surcado por las muescas del tiempo devorador, las grietas del arado en la tierra cosecha-da por el mito. La tierra que Eva arrojó a la muerte por probar una fruta sápi-da de ulteriores teologías (construidas por hombres, tenía que ser)... Alguna vez escuché decir a José de la Colina que los dos únicos personajes de la literatura mexicana que han alcanzado el nivel de mitos son, curiosamente, un cacique y una prostituta. La a�rmación no es en ver-dad exagerada tomando en considera-ción que Santa y Pedro Páramo rezu-man en la discursividad abrumadora

que sostiene sus historias, dos venas latentes en el corazón de todos los se-res de la tierra (al menos en occidente): la noción del pecado, en el caso de la desvaída joven burlada y el deseo des-tructor del poder y su soledad in�nita, en el dueño de la Media Luna. Federico Gamboa nos regaló un personaje que nos parece, en ocasiones, una visión moderna de la Eva que es, en el fondo, premonición de la decadencia y muer-te-resurrección del mundo. De la novela del mexicano nacido en la Ciudad de México en 1864 podemos abstraer dos discursos clave: el de la moral y el de la patria. Los dos nacen de una raíz que es desarraigo y temor a un quiebre violento, pero lo que la patria enaltece, la moral avista y morigera desde una torre con ceño fruncido. El primer discurso pretende remediar las �aquezas del temple, los achaques de una dignidad enmarcada en determinados valores, en este caso, muy por�ristas. En el discurso de la patria, nos encontramos con la parábola del hijo pródigo, tan recurrente por ejem-plo, en los informes de gobierno en el que los mandatarios se desgarran las vestiduras y hacen autoelogio de su fracaso. En cierto capítulo, el tercero para ser preciso, Santa acompaña a uno de sus amantes al zócalo, lugar de encuentros y festividades de retorno.

El quince de septiembre los mexica-nos vuelven al vientre gris de su na-ción y son concebidos de nuevo en el grito, en el movimiento seductor de la bandera. Los huérfanos regresan. Santa llora y explica a su compañero la razón: ella, aunque quiera, no puede dar marcha atrás. En lugar de conce-birse, se condena y consume. Admira el espectáculo y presiente su futuro: el edén, donde vivía con sus hermanos y su madre, se ha perdido para siempre. En Federico Gamboa los dos discursos se embonan. Cree en la lim-pieza de la conducta y se ensueña con la utopía de Por�rio Díaz. Sin embar-go Santa, como es de esperarse con cualquier buen personaje, trasciende a su autor. Se erige entonces como una evidencia de la fractura social y la anulación humanista del plan nacio-nal de los cientí�cos. Santa devela las estructuras que a su vez describió Pay-no en Los Bandidos de Río Frío, y que engendran seres humanos desprovis-tos de la oportunidad de ser felices. Gamboa es un autor atípico, que por conservador señala y por real escritor sobrevive. La vena esencial de occidente, aquélla que hace del purita-nismo una instancia del ser que debe quebrantarse (él mismo fue en su ju-ventud asaz procurador de burdeles) y un telón para representar las decencias teatrales de la sociedad, se funde en el

autor con una capacidad narrativa que lo mismo critica, censura y en gran medida, se compadece. Desde las primeras páginas del libro, nos encontramos de nuevo en la recreación sempiterna de Occi-dente, del año cero que en la psique de cada ser proyecta un edén traicio-nado, y con ello, una vida frustrada desde el machismo que genera. La relación puede resultar a muchos bas-tante obvia, aunque en lo llanamente pragmático, olvidamos muchas veces las implicaciones culturales que ese estigma ejerce en nuestra conducta o concepción de la vida. El teatro fariseo de las decen-cias encuentra en la mujer un blanco perfecto para redimir al mundo de sí mismo, sea la primera madre del mito bíblico o la prostituta desvalida del mito humano. Tras la vejación ritual, las consecuencias de una inocencia peligrosa y supuesta como prejuicio, el sacri�cio de los rencores y el periplo apasionado de la redención, Eva y San-ta, como en el tiempo primero, son re-dentoras de su esclavismo en el tiempo que es tierra y lecho. La joven que una vez creyó en el amor falso de un mili-tar es enterrada y a ojos de su creador limpia de toda culpa. Todo empieza y acaba en el origen: año cero: hagiogra-fía de la carne, moralidad triturada, superada y devuelta.

Literatura

Toulouse Lautrec, El Sofá

LA GUALDRA NO. 101

Por Gonzalo Lizardo

Libr

os

El amor y el humor de�nen la voca-ción poética y existencial del poeta fresnillense Juan José Macías: el amor por el lenguaje, el lenguaje del amor y los humores del lenguaje —sin olvi-dar su lúdica y lúbrica pasión por las mujeres. Así se ha manifestado en su poesía, sobre todo, pero también en su narrativa: desde su ópera prima, El nuevo liguero de Maruja y otros fe-

La musa,la palabray el novelador*

tiches (2008) hasta su nueva novela: La meiga y el trovador. Historia nueva y verdadera del poeta bajomedieval Macías el enamorado. Una formida-ble y neobarroca novela sobre el amor puro, sobre las relaciones, entre el poeta, las palabras y las mujeres, unas relaciones que suelen ser trágicas o cómicas, siempre y cuando sean in-tensas, desinteresadas, puras.

* Macías, Juan José, La meiga y el trovador. Historia nueva y verdadera del poeta bajomedieval Macías el enamorado. Novela sobre el amor puro, Taberna libraria editores, Zacatecas, 2013.

Entre estas dos obras narrati-vas, cabe advertir que el desafío escri-tural de Macías se ha incrementado, al ubicar esta doble pasión en el plano de la historia, como una revisión apa-sionada de nuestro pasado histórico y lingüístico. En La meiga y el trovador, Juan José se ha trans�gurado a medias en su homónimo Macías, un poeta bajomedieval, para experimentar en carne propia no sólo sus amores, tan intensivos como efímeros, sino para apropiarse de su lenguaje: un lenguaje plagado de palabras insólitas, de con-jugaciones anacrónicas, de laberintos gramaticales. Una prosa que ahora re-sulta doblemente provocadora: como desafío ante el lector “común“, poco acostumbrado al uso del diccionario o la enciclopedia, y como desafío ante el lector “erudito“, poco acostumbrado a las travesuras y maldades �lológicas, como la de mezclar la historia del cas-tellano en cada una de sus páginas. La meiga y el trovador tiene reservada una pródiga dosis de solaz y regocijo para todo lector que asuma y supere el desafío de su lenguaje. Se tra-ta de una comedia bien tramada, con situaciones muy llamativas y persona-jes muy bien metidos en sus papeles: reyes lujuriosos y esposos impotentes, esposas lúbricas y doncellas recatadas, caballeros bravucones y charlatanes alquimistas, clérigos amargados, he-chiceras tan fatales como fermosas. Una comedia de eructos, pastelazos, muertes chuscas y malentendidos epistolares, que transcurre con agili-dad entre justas medievales, cámaras secretas, banquetes, intrigas de trono y de confesionario. No terminan aquí las virtu-des por las cuales La meiga y el tro-vador puede y merece ser disfrutada. Desde su elegante portada y su cuida-dosa edición, hasta la prolija labor de artesano que se esconde detrás de cada página, cada párrafo, cada palabra, estamos ante un formidable ejercicio de la literatura como la imaginaba Gracián: como un diálogo continuo y sincero con nuestros muertos, con nuestros vivos y con nosotros mis-mos. Una novela sobre nuestras ideas de la pasión, de la poesía, del presente y del pasado amorosos, contada con un contagioso entusiasmo. A seme-

janza de Palinuro de México —una de las novelas preferidas de Juan José Macías— algún crítico suspicaz o ma-licioso podría decir que esta novela está habitada por personajes unidi-mensionales, sin dobleces de carácter, sin consciencia crítica ni fantasmas del inconscientes, �eles a sus clichés hasta la tumba. Ante esa posible objeción, podría argumentarse que La meiga y el trovador no pretende exteriorizar las aventuras de las almas sino las aventuras de los cuerpos: sus place-res y dolores, sus cuitas y sus éxtasis. El cuerpo como memoria y lenguaje, como amor y sudor, como sensación y pena. Así lo deja claro en una de sus páginas más afortunadas, aquélla donde don Juan Rodríguez de la Cá-mara le explica a Macías el signi�ca-do de una aparición que tuvo el rey Luis IX durante la séptima cruzada: “una mujer que sostenía una antorcha en una mano y un cántaro de agua en la otra, y que de esa manera andá-base siempre por la ciudad de Acre”. Cuando el rey quiso saber qué pen-saba hacer, la mujer le respondió que la antorcha la quería para incendiar el paraíso y el cántaro para apagar el in�erno, “porque no quiero que nadie más haga el bien en este mundo para obtener el Paraíso como recompensa; ni tampoco que se evite pecar por te-mor al In�erno, sino que en verdad lo deberíamos hacer por el íntegro y per-fecto amor que le debemos a nuestro Dios Creador, que es el bien supremo” (pp. 87-88). Esa misma voluntad y ese mismo desinterés caracterizan de cuerpo completo la más reciente aven-tura literaria de Juan José Macías, tan poco temerosa del in�erno, del paraí-so o de la misma tradición literaria. Gracias al arte del poeta, esta fábula amorosa, ubicada en un pasado ya ausente, se traduce en una experiencia presente y placentera: en el instante fugitivo, pero in�nito, de su lectura. Una experiencia atemporal pero irre-petible, como la que nos brinda esta novela, por gracia y convocatoria del otro Macías, el otro enamorado: por el íntegro y perfecto amor que le debe a la poesía, que siempre ha sido, es y seguirá siendo, su bien supremo.

20 de mayo DE 2013

Por Mauricio Flores*

No podía ser de otra manera. Para plasmar la experiencia de la guerra, al menos en los terrenos novelísticos, el responsable tendría que haber estado ahí. Tal es el caso de Powers, quien sirvió al ejército de Estados Unidos en Irak, donde estuvo a cargo de una ametralladora en las ciudades de Mo-sul y Tal Afar. La relación de su na-rrativa —inaugural, fresca, intensa y desgarradora— tiene necesariamen-te que relacionarse con las páginas de Erich Maria Remarque, Norman Mailer, Tim O´Brien y, por supuesto, Hemingway. Vaya encomienda. Una mentira piadosa llevará al soldado Bartle a la cárcel, cuenta Los pájaros amarillos. Resulta que a su paso por la guerra de Irak, se “responsabilizará” de su compañero menor, el soldado Murphy, sin des-pojarse del todo de la sombra vigi-lante del sargento Sterling. Los tres —veintiún, dieciocho y veinticuatro años, respectivamente— vivirán ahí las peores atrocidades de una guerra estúpida, al grado de que dos de ellos no regresarán a casa, con�rmando que “caer es el destino de cualquier objeto”. “Decir lo que pasó —leemos en un pasaje de esta novela que cuen-ta la historia de los muchachos nor-teamericanos de nuestros tiempos— no habría sido su�ciente. Pasó todo. Todo cayó”. En apenas un corto tiempo, Powers supo trasladar a la �cción los horrores de un con�icto más difícil de concluir que de iniciar. Esa guerra que llevó a la deshumanización de miles de personas y, especí�camente, a un ejército conformado mayorita-riamente por quienes deberían haber estado transitando los caminos de la esperanza y no disminuidos a con-formar el gran ejército de las barras y

Los pájaros amarillos Morteros, cohetes, balasy bombas en una intensa novela Libros

De entre las mentiras —se dicen mediante acopio de verdades— no hay como las piadosas. Una de ellas habita en la novela de Kevin Powers (Virginia, 1980), Los pájaros amarillos, con la que acaba de obtener el prestigioso Premio Hemingway Foundation/Pen, y que fundara hace más de treinta años la viuda del autor de Adiós a las armas. Mentiras y verdades que se enroscan en las horquetas de la literatura de nuestros tiempos.

Un mar de polvoLa guerra es el gran creador de solipsistas: ¿cómo me vas a salvar la vida hoy? Morir sería una forma; porque si tú mueres, es más probable que yo no muera. Tú no eres nada. Ése es el secreto: un uniforme en un mar de uniformes, un número en un mar de polvo. Y en cierto sentido, nosotros pensábamos que aquellos n eros eran una señal de nuestra propia insi nifican-cia. Pensábamos que, si seguíamos siendo comunes y corrientes, no moriríamos. Confundíamos las causas con los efectos y e a os un si nificado especial en las fotografías de los muertos, cuidadosamente dis-puestas junto al número correspondiente a su lugar en la creciente lista de bajas que leíamos en los periódi-cos, como indicios de una guerra ordenada.

las estrellas, rápidamente convertido en “un sitio donde desaparecer”. La guerra, nos cuenta Powers a ritmo de metralla y grana-das, es “el gran creador de solipsistas”. ¿Cómo sortear la muerte en la coti-dianidad del combate? “Morir sería una forma —reflexiona y responde el soldado Bartle, a quien además se le ha asignado el peso de la narración de Los pájaros amarillos—, porque si tú mueres, es más probable que yo no muera. Tú no eres nada. Ese es el secreto: un uniforme en un mar de uniformes, un número en un mar de polvo”. De regreso a casa, el solita-rio soldado Bartle evoca: “chicos des-trozados por morteros, cohetes, balas y bombas, hasta el punto de que, cuan-do intentábamos llevarlos a evacua-ción médica, la piel se les soltaba o las extremidades amenazaban con caerse. Entonces, yo pensaba que eran jóvenes y que en casa los esperaba una chica o un sueño que, en su opinión, haría de sus vidas algo importante. Por su-puesto, me equivocaba. Cuando estás muerto, no sueñas. Yo sueño. El sueño de los vivos, aunque no daré gracias por ello”.

El gran pecadoEl sol se oculta ya “como un coágulo de sangre” lejos de casa. El soldado Bartle comete entonces su gran su pe-cado: la mentira piadosa que lo seña-lará culpable y llevará a purgar una nueva condena (“lo que se dice nun-ca es exactamente lo que se piensa, y lo que se oye nunca es exactamente lo que se ha dicho. No es que sea un gran consuelo —dice luchando con-tra todos los que le quieren dar una palmadita en la espalda—, pero todo tiene algún fallo y, no obstante, nos las arreglamos”).

Kevin Powers, Los pájaros amarillos, traducción de Jesús Gómez Gutiérrez, Sexto Piso, México, 2013, 192 pp. *mau�[email protected]

LA GUALDRA NO. 101

Arte

s vis

uale

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Io del Carmen Correa

Adrián Quiñones Neri

Jesús Rodríguez Jauregui

Jesús Emanuel Serna

Una mirada incipienteFoto-galería

Lo mágico de impartir un taller de fotografía básico es que te encuen-tras ante miradas incipientes. Miradas inocentes también que buscan plas-mar, guardar, coleccionar instantes efímeros que mueren. Y es que parece que eso es la vida, según decía Muriel Barbery: “buscar instantes que mue-ren”. Sin embargo, con la fotografía persisten, y basta a veces un apretón del disparador para consagrar instan-tes decisivos, guardarlos, detenerlos. Miradas incipientes, es el resultado de un primer taller, un lu-gar donde se le dio cabida a los ojos inocentes de aquellas personas que apenas comienzan en el arte de leer la luz. Es el resultado de su búsqueda personal, de su mirada, de su afán de buscar no la imagen bella -como mu-chos creen que es en lo que consiste la fotografía-, sino más bien buscar la belleza en la imagen. Y es que recor-demos a Susan Sontag cuando decía que una de las bondades de la foto-grafía es encontrar la estética en esos lugares donde parece que no la hay. En el taller se les instruyó sobre la construcción básica de la fotografía, sus principales reglas, las herramientas de que dispone el fotó-grafo para lograr una mejor composi-ción, una mayor estética. Se les instru-yó para que mediante un visor logren ver el mundo y la realidad distinta, para que sean cazadores que caminan al acecho de imágenes que parece na-die más percibe. Se re�exionó en torno al arte de escribir con luz, pues hoy en día tal parece que en vez de vivir una demo-cratización de la fotografía, vivimos su vulgarización, su prostitución, pues aunque las cámaras ahora son exten-siones de nuestro cuerpo, el resultado muchas veces no es el mejor.

Se les exhortó a los alumnos a re�exionar acerca de ella, a conocer que tiene una historia milenaria, un por qué. A re�exionar de acuerdo a la gran responsabilidad que conlleva traer una cámara asida o cosida al cuello, pues si bien con ella se colecciona mundo, se detie-nen realidades, se hace mentir al tiempo; también, ojo, se profana, se desvela, se revela y a veces se consagra. Así pues, aquí está el primer resultado de ese curso taller, don-de la principal máxima fue aquélla que decía el llamado Ojo del Siglo, Henri Cartier-Bressson, que en cada foto se debe poner en el mismo punto de mira, el ojo, la cabeza y el corazón. Esperemos que sean de su agrado, y pidamos para que en el mundo se disparen más cámaras que armas, seguro así, tendremos una vida mejor, llena de imágenes.

Alejandro Ortega Neri

20 de mayo DE 2013

Artes visuales

Io del Carmen Correa

Jesús Rodríguez Jauregui

Lucía Medina Suárez del Real

Jesús Rodríguez Jauregui

Liliana Meza Rojas

Lucía Medina Suárez Del Real

Jesús Emanuel Serna

Juan Jaim Ortiz Reyes

José Quiñones Neri

LA GUALDRA NO. 101

Micro�sica del poderImpromptus sobre FoucaultPor Bea Cármina

reticulada –os-Soy de ti que has conquistado mi te-rritorio, mi cuerpo sometido ya no me pertenece, te pertenece a ti que me has reticulado, tus hilos me entre-cruzan, mi voluntad obedece, me se-ñalas un punto que ha de responder a tu emergencia. Mi geografía servicial me ha dotado de un saber humano, el tuyo que recorre mis montes, mis co-linas y controla mis ríos y tormentas para que tú te corras en mi mapa has-ta desenterrar el tesoro en el momen-to que te plazca; a tu voluntad y a tu medida. Desorientada te busco al no reconocer tu tiempo ni tu calendario pues ejecuto mi horario sin recordar-lo; soy tu dispositivo cruzado con tu saber y tu medida. Convertida en tu población me habitas y ya no me atre-vo a caminar sola, necesito de vallas, muros, señalamientos, he perdido el control de mí misma y me he entrega-do al poder tuyo que me marcan los otros. Hoy que me he dado cuenta, lloro en lugar de rebelarme, mis fuer-zas entretejidas por tu voluntad han dejado de pertenecerme y únicamen-

te encuentro el camino de la muerte que me librará de ti encadenándome a un Caronte sobre un río de almas muertas que ya no se pertenecen ni se pertenecerán nunca más, pero que sentirán el calor de unos y otros; igua-les todos aunque masi�cados; destino el mío que me forjé yo misma al bo-rrar mis facciones para complacerte a ti, para satisfacción de otros a los que incomoda el individuo, el anormal; por peligroso. Ya es inútil mi queja, tú, ustedes, también han sido reticu-lados y viven entramados a nosotros; mallas muertas pero vibrantes que habitan ciudades y territorios a los que tú, a los que tus iguales tienen que responder con emergencia agotados de saber en su saber.

saber cientí�co¿Cuál libertad?,me preguntocircunscrita, con�nada.¿Podrá existir la libertad de mí mis-ma?Ensayo una respuesta:sólo deshabitándome, despojándome

de mi territorio corporal,en constante fuga hacia un mundo propio. Persistente en mi desvarío en el que los especialistas y las institucio-nes disponen de mi cuerpo como des-pojo, aunque ése ya no sea mi cuerpo. Río, recorro a mi gusto mi río; me río de sus esfuerzos por vol-ver a encarrilar mi cuerpo con el �n de normalizar mis acciones; manipu-lar mis pensamientos que desesperan por alcanzar pero se les escurren cual peces vivos sumergidos en un mar propio que no compartiré ni compar-to; ellos, cual títeres movidos por sus saberes que son hilos que alguien más jala y a�oja, tuerce y corta.- Las Parcas.Les susurro, pero en lugar de darse cuenta toman mis palabras al desgai-re juzgándolas alucinación, locura, enfermedad mental, desvarío.

saberes marginalesversusdispositivos de control

Desde aquí los miro. Caminan cual hormigas, son hormigas dentro de un hormiguero agónico en busca de reconocimiento, de fama, de saberes que ellos piensan conquistas de altura, cima cima. Un hato de profesionales con diplomas, un hato de condeco-rados en busca de más distinciones, una cuadrilla de soberbios, pagados de sí mismos que ejercen el poder y el control sobre un hato de cuerpos, desequilibrados mentales, así nos nombran. Lo único que me merecen son desprecio pues no se pertenecen ni tienen el control de sí mismos. Allí los abandono a su intimidad vacía.

en resistencia

Sobrevuelo y vuelo alejándome de ese hormiguero de mi-seria.Me fugo en escalas, en armonía de notas; escrituro mi universo.

Río d

e pal

abra

s

Juan Jaim Ortiz Liliana Meza Rojas

20 de mayo DE 2013

El éxtasis de María BarandaPor Francisco Javier González Quiñones

Por los ojos de María Baranda han pasado, una a una, las palabras que anidadas en el misterio y tejidas con el péndulo del tiempo se acrisolaron en miles de poemas, propios y ajenos. Trans�gurados en alegrías, tristezas, euforia, júbilo, ensoñación, melan-colía, ira y despertares de conciencia hacia otros mundos más allá del co-nocido. Mundos contemporáneos y tangibles y mundos de dimensiones incorpóreas, donde la esencia y el es-píritu de los seres que alguna época se materializaron son indestructibles y en consecuencia eternos. María no ha sustentado su existencia sólo en alimentos que trans-formados en nutrientes, sangre y oxí-geno, dan cauce natural y silencioso a los ciclos sistemáticos de nacimiento y muerte de las células; entidades medu-lares para el soporte funcional de los órganos que de�nen la vida. También la sustancia y esencia de los poemas

abrevados han encontrado, en sosiego y con un silencio más profundo que la dinámica de las células, abrigo en los múltiples nichos metafísicos de María. Algunos de estos poemas, cual Piedra de rosetta, están codi�cados en el len-guaje que hace posible los viajes astra-les en las dimensiones intangibles. Decodi�car este lenguaje es privilegio de unos cuantos iniciados que con pasión se entregan a la poe-sía. María ya experimentó los frutos de desentrañar ese código. Todo sucedió en una fresca noche de invierno, mien-tras ella esperaba a unos amigos. Para mitigar un poco la ansiedad que pro-voca la espera tomó al azar, de entre los anaqueles que cubren la casi tota-lidad de las paredes de su estudio, un libro que resultó ser un compendio de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz. Pronto la lectura de la poesía de la dé-cima musa la absorbió y lentamente sus sentidos se liberaron de las anclas

de los sensores corporales que alertan ante los sonidos, las imágenes y las temperaturas que rompen con la nor-malidad. De la mano de los minutos la frescura de la noche se tornó en frío. Pero a esas alturas de la lectura, María estaba inmersa en un ritual poético en el que su cuerpo, en camino a su esta-do Nirvana, sólo percibía con sutileza las resonancias de su propia voz. Cuando las palabras que te-jen los poemas son leídas en completo silencio, están únicamente a merced del lector solitario. Pero esa noche en la voz de María los versos adquirieron vida propia y se escucharon, a la vez, familiares y extraños. Respetando la cadencia y los matices que la propia poesía dictaba y con la fortuna de ser emitidos con una tonalidad apropiada, los versos poco a poco impregnaron el estudio de un ambiente de misticismo en el que era posible oler el incienso, sentir la humedad del Convento de

San Jerónimo, y palpar las encuader-naciones de piel de los libros que de-coran el fondo del retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, pintado por Miguel Cabrera en 1750. María es de esa clase de lec-tores de poesía que tienen la cadencia y el ritmo para llegar a los versos que al ser pronunciados con el corazón fun-den en uno solo los espíritus del lector y del autor. Así quedó demostrado aque-lla noche de invierno cuando María Baranda logró esa conexión durante la lectura de la poesía de la décima musa. En pleno éxtasis, desprendió su cuerpo astral y traspasó el umbral que separa los espacios físicos y metafísicos. En-tonces, guiada por la sonoridad de los sonetos, en un instante divino se en-contró en armónica comunión con Sor Juana Inés de la Cruz. Vibrando ambas a la misma sintonía, se hicieron coro para pronunciar al unísono el último verso del prodigioso “Primero sueño.”

No soy yo la que pensáis,sino es que allá me habéis dado

otro ser en vuestras plumasy otro aliento en vuestros labios.

Fragmento del poema “Primero sueño”, de Sor Juana Inés de la Cruz

Literatura

Liliana Meza Rojas

LA GUALDRA NO. 101

agenda cultural MAYO2013

MIÉRCOLES 22 y 29Todos al Centro HistóricoMiércoles de DanzónPlazuela Miguel Auza18:00 horasCoordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

JUEVES 23 y 30Tradicional ConciertoBanda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y OrtegaCasa Municipal de Cultura de ZacatecasEntrada libre / 19:00 horas

VIERNES y SÁBADOSLeyendas de ZacatecasFrente a Catedral / 20:00 horas

DOMINGO 26Tradicional ConciertoOrquesta Típica de Zacate-cas. Dir. Florentino RaygozaCasa Municipal de Cultura de ZacatecasEntrada libre / 18:00 horas

SÁBADO 25Sábados en la CulturaDanza, teatro músicaEscalinatas del Antiguo Tem-plo de San Agustín yPlazuela Miguel Auza 19:00 horas

MARTES 28Bellas Artes a todas partesLectura en voz alta: “Leo… luego existo. CARLOS BRACHO - ActorLeyendo “Vida y obras de tres pilares de la literatura“Tres Ases Literarios”: Ramón López Velarde, José Vasconcelos y Amado NervoPatio Principal del Centro Cultural Ciudadela del ArteEntrada libre / 19:00 horas

MUNICIPIOSJEREZMIÉRCOLES 29Bellas Artes a todas partesLectura en voz alta: “Leo… luego existo. CARLOS BRACHO - ActorLeyendo “Vida y obras de tres pilares de la literatura” Tres Ases Literarios: Ramón López Velarde, José Vasconcelos y Amado NervoMuseo Interactivo “Ramón López Velarde”Entrada libre / 20:00 horas

MUSEOS Y GALERÍASANTIGUO TEMPLO DE SAN AGUSTÍNMathias Goeritz en ZacatecasPermanencia: 30 de junioAdmisión: $30.00

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUÉREZAbstracción TreceColectiva de artistas de Baja California NorteSala Temporal IPermanencia: 30 de junio

Pasado MeridianoObra de Teresa VelázquezSala Temporal IIPermanencia: 30 de junio

MUSEO FRANCISCO GOITIAReminiscenciasObra de Karla de LaraPermanencia: 30 de junio

MUSEO ZACATECANOVariacosaGráfica, ilustración y diseñoObra de José Esteban Martínez + Quetzal LeónPermanencia: 31 de julio

CASA MUNICIPAL DE CULTU-RA DE ZACATECASEsculturaFragmentosObra de Javier MarínPermanencia: 21 de junio

LUNES 20 Video Proyección: Dos maestros de la Ruptura. Sala de Audiovisual del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. 12:00 Hrs.

MIÉRCOLES 22 Conferencia: Reflexiones estéticas para un artista contemporáneoTeresa Velázquez, Artista Plástica.Auditorio del Museo de Arte Abstrac-to Manuel Felguérez. 13:00 Hrs. Visita guiada a la exposición tempo-ral: Pasado MeridianoMuseo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. 14:00 Hrs. JUEVES 23 Conferencia: La Curaduría desde una colección de arte latinoamericano y desde un museo en América LatinaCarlos E. Palacios, Curador en Jefe del Museo de Arte Carrillo GilAuditorio del Museo Arte Abstracto Manuel Felguérez. 13:00 Hrs. XXVIII Aniversario Luctuoso del Mtro. Pedro CoronelOfrenda FloralGuardia de Honor por los 3 Poderes del Estado de ZacatecasIntervención de la Internacional Banda del Estado.Mausoleo del Museo Pedro Coronel18:00 Hrs. Inauguración de la exposición de la Mtra. Sandra del PilarGanadora de la III Bienal de Pintura “Pedro Coronel” 2012.Sala de Exposiciones Temporales, Museo Pedro Coronel. 19:30 Hrs. VIERNES 24 ConferenciaTaller: La Biodiversidad de las Plantas y el Agua. En el Marco de la semana nacional de la Biodiversidad.Dr. Lenin Sánchez Calderón, Dr. en Biología Molecular.Sala Audiovisual del Museo Manuel Felguérez. 11:00 Hrs.

La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos.

PROGRAMAMAYO 2013CINETECA ZACATECAS

Martes 21, 17:00 Hrs.MANDINGODir. Richard FleischerEUA/ 1975/ 118 min.

Martes 21, 19:00 Hrs.Charla por: Martín LetechipíaSombras cautivas, historia de la esclavitud negra en Zacatecas. Martes 21, 20:00 Hrs.LA ÚLTIMA CENADir. Tomás G. AleaCuba /1976/ 120 min.

Miércoles 22, 18:00 Hrs.TRES SOLTEROS Y UN BIBERÓNDir. Coline SerreauFrancia/ 1985/ 101 min.

Miércoles 22, 20:00 Hrs.LA FLAUTA MÁGICA (TV)Dir. Ingmar BergmanSuecia/ 1975/ 135 min.

Jueves 23, 18:00 Hrs.LA SED DEL MUNDOFrancia/ 87 min.

ConferenciaEscenarios y articulaciones para la profesionalización de la museología en México.Maestro Andrés Triana Moreno, jefe académico del posgrado en museología de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía.Auditorio del Museo Manuel Fel-guérez.13Hrs. Teatro para adolescentes y adultosLlanurasGrupo Manjar Teatro – QuerétaroAuditorio del Museo Manuel Fel-guérezEntrada libre, 19:00 HrsCoordinan: Encuentro Cosmicómico de Teatro Alternativo SÁBADO 25 Video Proyección: Dos maestros de la RupturaSala Audiovisual del Museo de Arte Abstracto Manuel FelguérezDe 10:30 a 12:00 Hrs. Teatro familiar: La Vaca Que se Creía MariposaGrupo: Teatro de Mediado, Gua-najuato, Gto.Auditorio Manuel Felguérez.18Hrs.Coordina: Encuentro Cosmicómico de Teatro Alternativo Grupo de Trova ZacatecanaMarcela CantautoraPlazuela Miguel Auza19 Hrs. Música FlamencaPlaza Miguel Auza20:00 Hrs

Jueves 23, 20:00 Hrs.EL HUEVO DE LA SER-PIENTEDir. Ingmar BergmanAlemania/ 1977/ 120 min.. Viernes 24, 18:00 Hrs.SONATA DE OTOÑODir. Ingmar BergmanAlemania/ 1978/ 99 min.

Viernes 24, 20:00 Hrs.NOSFERATU, EL VAMPIRODir. Werner HerzogAlemania/ 1979/ 106 min.

Sala AASábado 25, 18:00 Hrs.ULISESDir. Mario CameriniItalia/ 1954/ 95 min.

Sábado 25, 18:00 Hrs.PAQUETE DE CORTOME-TRAJESAZUL. México/ 16 min.NIÑOS DE AGUA. España/ 16 min.CUANAJILLO: LA HISTORIA SIN AGUA. México/ 21 min.AGUA PARA TODOS EN COCHABAMBA. México/ 18 min.

Sábado 25, 20:00 Hrs.DE LA VIDA DE LAS MARIO-NETASDir. Ingmar BergmanAlemania/ 1980/ 104 min.

Domingo 26, 12:00 Hrs.EL FANTASTICO SR. FOXDir. Wes AndersonEUA/ 2009/ 87 min.

Domingo 26, 18:00 Hrs.FANNY Y ALEXANDERDir. Ingmar BergmanSuecia/ 1982/ 197 min.

20 DE MAYO DE 2013

Río de palabras10² Poema de algunas

cosas que se piensan y no se dicen

Por Edgar Khonde

Por Roberto Galaviz

[Leerse mientras se escucha: Fix you / Cold play]

Tragos Hectoedro Castro o el Bofe Cas-tro, llega a la arena. Se calza los botines y los guantes. En el recinto los números vociferan, y cruzan las apuestas respec-tivas. Hectoedro sale, con máscara de cien caras y cien kilos de músculos o grasa. El contrincante, Calcula la calcu-ladora Johnson. Trepa por en medio de las cuerdas, y grita victorioso mientras da vueltas sobre el ring azuzando al res-petable. Castro se presenta como cam-peón de los pesados y tira a la mandí-bula, alarde de sapiencia, trastabillando por sus teclas de memoria a Johnson. El réferi, Matemático González, pide a Hectoedro que se aparte. Se estudian y planean, se acerca calculando el golpe Calculadora y da un jab con un gancho a la cara 27 del Bofe. Tragos Castro visita la lona en el round 3, primer número primo, escupiendo sangre. Pugilístico, Calcula busca el coseno de la victoria rápida, divide y multiplica golpes, suma velozmente mientras resta fuerzas al oponente. Bofe Castro tiene la mitad de

IUno crece pensando cosas simplespor ejemplo,en lo agradable que es ver a su padre volverdel trabajo todas las tardesobservar cómo pasan los díasmientras esperamosque las tardes devoren nuestro tiempo infantil

IISeguimos creciendo y un díaen un pleito callejeroun puñetazo desvía nuestro tabiqueentoncesnos damos cuenta de muchas otras co-sas,entre ellascomprendemos que el destinosabe cómo moldear nuestro rostropara que se parezca a nuestra vida

IVNos damos cuenta, que lo único que existeson despedidasdesencuentros disfrazados de hallazgoscomo éste, el nuestro;pensé -y tal vez tú también-,que nos habíamos encontrado

sus matrices anulados, levanta como puede guardia y busca protegerse el rostro. Johnson pega y pega, al 7 por 7, 49 puños. Los números en alaridos esperan el knock out de la Calculadora. Calcula cede un poco, cree que Cas-tro está fuera de combate. Hectoedro siente también que no tiene más qué hacer que arrojarse como tigre en un último esfuerzo de pegarle tan fuerte a Johnson que lo desbarate. Se lanza y grita al aire los que vamos a morir de cien patadas te saludamos César de la remota Roma, Calcula lo recibe con un revés tan fuerte que le truenan los nudillos, Hectoedro le clava un ejército de golpes, Johnson se queda sin aire, Castro hala oxígeno por el hocico, la Calculadora cae, Tragos se detiene de las cuerdas, Matemático González se mete entrambos gladiadores, la arena arde. Cuentan hasta 10², Johnson no responde y Hectoedro se derrumba. Nadie gana, los jueces contadores de-claran un empate.

El picaporte“Sobre todo” con espacio¿Quién comenzó esa tontería de escribir la expresión “sobre todo” como si fuera una palabra? “Sobretodo”. Vaya error. Quienes por desgracia escriben así, motivados por el internet, los mensajes de texto por celular o incluso uno que otro espectacular, deben recordar sus hermosos días de la primaria cuando los ponían a de-clamar “a, ante, bajo, cabe, con, de, desde…”. Ahí iba, en esa enumeración de preposiciones, la palabra “sobre”. En cuanto a la palabra “todo”… no requiere mayor explicación. Así es que a�nemos puntería y anotemos, entre “sobre” y “todo”, un hermosísimo espacio. La blancura que brota del buen conocimiento del español.

*Inquietudes, sugerencias e inconformidades: [email protected]

Por Simitrio Quezada

VDe pronto dijiste que te irías: pensamos de inmediato ahora en el úl-timo abrazo¿quién apretará más fuerte?En el último beso¿quién será el que dirá basta?Pensamos en la última palabra que nos diremos-y la lengua se nos oxida un poco-en el último gestoy en los pasos que al alejarse escribiránlo que estaba dicho mil vecesy no escuchamos

VIPensamos que muchas cosas en el mundo-como mi tabique- están desviadas,lo pensamosy no lo decimos

VIIAquel día en que ese puñoestrelló mi rostronuestra despedida comenzaba a tener formay ni una rinoplastiapodría darle forma nuevaa esta historia.

LA GUALDRA 101 / 20 DE MAYO DE 2013

Por Pilar Alba

Por Alberto Huerta

Los fantasmas del pasado

El par de aretes

¿Qué hacer cuando se aparecen los fantasmas del pasado? ¿Cuando toca a la puerta primero quedito como no queriendo la cosa, lue-go más y más fuerte, de manera constante como si vinieran a co-brarte como si fueran aboneros? No, desafortunadamente, no exis-te receta infalible para espantarlos. No hay una fórmula mágica o un

Roberta y Paola eran amigas desde mocosas. Sus padres las llevaron a la misma guardería. Compartieron la escuela pri-maria, prosiguieron juntas en la escuela secundaria y en la pre-paratoria. Hasta ahí llegaron. Sus sueños eran convertirse en grandes estrellas, qué digo, divas de las pasarelas y el espectácu-lo. Shakira, Cristina Aguilera y Paulina Rubio se iban a poner de un verde bandera del coraje en cuanto ellas hicieran su aparición en los escenarios. Paola y Rober-ta. Un par de aretes de oro puro, brillando deslumbrantes… Paola, todas las maña-nas salía al balcón y como jil-guero se ponía a cantar a capela los éxitos del momento.

Jueves, abril 3 de 2003.El lunes le mandé la carta por email. Agradezco los muchos días de amor, amistad y enseñanza. Tam-bién reclamo los actos de celos, tor-tura y soberbia. No sé qué hacer con sus co-sas. La tregua, mi tregua, la propongo con una amenaza velada. Si vuelve, si amenaza, si algo me pasa, divulgaré su vida alcohólica y bisexual. Su respuesta no ha llegado. Desde hoy comienzo a bus-car nuevo depa. Viernes, abril 11 de 2003. Sin plan b, inicia el terror de los días por venir. Lunes, abril 14 de 2003 Departamento nuevo. Col-chón in�able. Libros en el piso. Menaje desechable. Ropa toda. El destino del otro depa no me corresponde. Mi agenda nueva: escuela, comer en ingeniería, internet cada ter-cer día, leer, vivir. No leo los periódicos. No quiero saber más de él. Viernes, mayo 9 de 2003. Pedro, el chofer, vino. C. mandó mensaje: las cosas son mías. La ruptura es de�nitiva. Pedro bebió un par de cervezas conmigo. Confesó que C. coge con un puto de México. Sea el alcohol o mi belleza (jajaja) facilitó para estar con Pedro. Buen chico. Domingo, mayo 11 de 2003. No. No tengo plan b. Hoy desperté recordando. Cuánto lo qui-se. Mi padre, mi novio, mi amante, mi con�dente, mi hombre, mi juez, mi torturador… Me quedé en el depa. No ten-go entusiasmo. Sábado, agosto 2 de 2003. Cinco buenas pelis: Desean-do amar (Dir. Wong Kar-wai, Hong Kong, 2000). Quiero un novio como Tony Leung Chiu-Wai. Me ilusionó la historia, él y su forma de amar. El sue-ño del caimán (Dir. Beto Gómez, Mé-xico, 2001). Soy todos los personajes, desde el travesti hasta el anciano que muere solo. Japón (Dir. Carlos Reyga-das, México, 2002). La zozobra de la vida. El acto sexual entre la anciana y el profesor. Sobreviviré (Dir. Alfonso Albacete, 1999, España). Me enamo-ré de Juan Diego Botto, Iñaki, porque no miente y no traiciona. Ciudad de Dios (Dir. Fernando Meirelles, 2002, Brasil). Las favelas y sus habitantes. La lucha por sobrevivir.

Por Mateo EstradaGaviria

conjuro que dicho con fuerza nos haga desaparecerlos. Tampoco hay amuletos u oraciones, de ésas que en letras pequeñas trae una nota que dice: récese en caso de emer-gencia extrema o si se le presen-tan a usted, de manera insistente; los fantasmas de su pasado. ¿Qué hacer cuando se te presentan a la vuelta de la esquina?, ¿cuando sa-

len a tu encuentro en la calle o por intrincados callejones? Mentarles la madre como a las brujas, tirarles pedradas, correr desaforado ante lo inevitable o sentarte a llorar sobre una piedra como un niño, esperan-do que cada uno de ellos descargue su ira, que te digan a gritos sus frus-traciones, que te vuelvan a contar una y cien mil veces su historia.

Río de palabras

Roberta era la que me-jor organizaba las fiestas, pasa-relas y despedidas de soltera, baby shower... Inseparables, frívolamen-te glamorosas, frescas, exquisi-tas, con una alegría despreocu-pada, eran la sensación en todas las fiestas y tocadas. Eran las primeras en llegar y las últimas en marcharse. Juntas tiradas de panza sobre la cama, pasaban largas ho-ras hojeando embobadas las revis-tas del corazón, tejiendo y deste-jiendo sueños. Siempre haciéndose bromas, en repentinas explosiones de risa, palmadas y grititos… A su paso todas las mira-das de los hombres, eléctricas, se-guían el vaivén cadencioso de sus

caderas, en medio de una sinfonía de piropos, suspiros y silbidos. Sin embargo nunca se les llegó a conocer un novio formal. Coqueteaban con todos, pero has-ta ahí llegaban. Siempre juntas. Paseando despreocupa-das y felices. Juntas amanecieron en un contenedor de basura. Empa-quetadas en bolsas de hule negro. A las dos las dejaron como san-tocristos. Las mataron a golpes. Cuando les realizaron la autopsia de ley se encontró que les habían reventado los testículos y el miem-bro viril a pisotones. La Madonna y Roberta La Mujer Barbuda… Un par de aretes…

Los aretes que le faltan a la luna,los tengo guardados

para hacerte un collar…José Dolores Quiñones

Paul Klee, Una mujer de dioses, 1938