La gran cascada del Picaso. Mayo 2020. · 2020-05-06 · Al ritmo de la naturaleza (18). La gran...
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Al ritmo de la naturaleza (18). La gran cascada del Picaso.
Mayo 2020.
Cuando la cuarentena comienza a
aburrir y en tiempos donde la
tecnología suple la presencia, es
bueno viajar, acompáñenme en este
viaje virtual.
La gran cascada grande del
Picaso.
En el año 2017, durante un mes y medio
transitábamos por la localidad Las Lomas a diario, nuestro objetivo era el
predio más al interior. Me llamó la atención este sector, al investigar sus
atractivos, encontré comentarios sobre la cascada de don Wenceslao.
Al recabar información de la cascada, se comentaba que tenía 200 metros
de altura, me dije, es demasiado alta para la zona, las alturas de los saltos
apenas sobrepasan los 50 metros.
Entonces, me propuse ir a
conocer tan mentada cascada,
en el Google earth aparece un
sector oscuro y el atisbo de lo
que sería la mencionada caída de
agua.
Al centro de la fotografía aérea, hay un punto blanco, es el mirador de la cascada, esta se encuentra inmediatamente a la derecha, en el sector oscuro.
En el sector medio, a la izquierda, están las últimas casas de Las Lomas.
Entonces, resultó un desafío
más que interesante, por
seguridad invité a mi sobrino
Nacho, estudiante de 20 años,
que a su vez trajo a su
compañero Chamorro, que ya
nos había acompañado en otra
excursión.
En la cima del cerro, la vista es
hermosa, amplia y rodeada de
vegetación nativa.
La fecha, fue un día como hoy, un primero de mayo, salimos temprano
en micro hacia Las Lomas, nuestra ruta comenzaba en el sector más
oriental de la localidad, aquí sale un camino hacia el oriente, buscando
acercarse al cerro.
Empezamos a subir, usando
caminos de una cosecha de
pinos, finalmente el camino
carretero se desplaza solo a
través de vegetación nativa.
La huella comienza a remontar
el cerro de manera
zigzagueante, nos
acompañan, el quillay,
boldo, litre, espino maulino,
bollén, peumo, huingán,
corcolén, pataguas y piñol
entre las principales
especies.
A poco andar, el camino atraviesa una pequeña
quebrada,
con
vegetación
higrófila
donde
destacaba,
este olivillo
con frutos maduros.
Nuestro primer objetivo es buscar
la casa de don Wenceslao, él nos indicará donde está la tan
famosa cascada.
En las partes húmedas
encontramos copihues, en
relativa abundancia.
Este hongo, ubicado al borde
del camino, junto a las hojas
caídas, es un ícono del otoño.
Los arrayanes, muestran sus rojos troncos, rodeados de enredaderas.
Al llegar al sector medio del ascenso, la vegetación es dominada por las
especies esclerófilas.
Azara integrifolia con
semillas maduras.
Litre, madurando sus semillas.
Este arbusto, ya ofrece sus semillas
maduras.
Este ejemplar de berberis, se
muestra bello con sus hojas
espinadas.
El camino se hace bastante
largo, más aún cuando la
pendiente es alta.
El rarán, myrceugenia obtusa, destaca del
resto de la vegetación, presenta una
abundante producción de frutos de
color rojo.
El corontillo, aún tiene su
ramillete de cápsulas con
abundantes semillas, cuyo
tamaño es inferior a las
partículas de la arena fina.
La semillación abundante, es otro de los atributos del otoño en
marcha.
Poco a poco, comienzan
a aparecer, los robles.
Ha sido un viaje
agradable, disfrutamos
del aire puro, del otoño,
en fin, de este entorno
natural.
Por la mañana, está nublado, la baja temperatura, nos hace más llevadero el ascenso.
Por fin, la pendiente disminuye, pasamos por un sector de matorrales, ahora hay varias huellas, por fin después de hora y media encontramos una cañería, símbolo inequívoco que estamos cerca de la casa de don Wenceslao.
Al fin llegamos, pedimos permiso
e indicamos el motivo de nuestra
visita, - “es muy bonita, vale la pena el sacrificio que hicieron, les falta como media hora, pero
ya están arriba, sigan este camino, al llegar al corral cortan para abajo, a la izquierda”- nos termina recomendando.
La parte superior del cerro es un lomaje suave, ha sido desmontado para
hacer carbón y desarrollar praderas naturales, que permiten pastar a un
centenar de ovejas.
En este sector reinan los hualos.
Los tocones y grandes troncos,
son indicadores de los grandes robles,
que poblaron esta cima.
Un gran roble en
plenitud, cual centinela resguardando Las
Lomas.
El otoño, tiñe el paisaje
con sus típicos tonos
ocres.
El amigo Chamorro comenta-
” nunca pensé que fuera tan bonito”-
En la cercanía de la cascada, hay una importante presencia de naranjillo
(arriba), a la izquierda el tabaco del diablo aún nos gratifica, con sus
últimas flores.
Los hualos, diseminan
sus semillas en gran
cantidad, es época de
cosecha.
Por fin, hemos llegado a nuestro destino. Encantados
El cañón es inmenso, la
cascada le entrega un plus. Chamorro se mantiene contemplando por
largo rato.
La vista
es espectacular
El paisaje hermoso.
Al medio día hacemos
nuestra colación, con
este envidiable
entorno.
Nacho comenta-” se pasó, no me había imaginado una cascada com0 ésta”-
El frescor, la panorámica y el aire nos permiten recuperar
fuerzas.
Con la naturaleza en su esplendor,
iniciamos el retorno, debemos abordar
la micro a las l6.30 horas.
Sólo queda contemplar.
Finalmente, la neblina cubre los cerros, dándoles un marco fantasmal a estos bosques.
Nos pasamos a despedir del dueño de
casa, que nos mostró una “cortada”.
Hoy, hemos realizado un viaje memorable, los muchachos están
cansados pero contentos, con ganas de volver.
Paisajes notables para hacer
fotografía.
Mención especial para este
hermoso gran
hualo, esculpido, por su vida
añosa.
Pensando, en volver.
Publicado por: Ricardo Saavedra Rojas. Mayo 2020.
Los viajes se viven tres veces:
Cuando lo soñamos
Cuando lo vivimos
Cuando lo recordamos