La evidencia

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La Evidencia: Criterio de Verdad Es ante lo necesario, ante el mundo de las esencias, donde adquiere la certeza. Aquí el objeto se manifiesta claramente y, aunque se advierte y se proclame el valor de la evidencia en la conciencia del sujeto, ese valor es el objetivo, absolutamente independiente del sujeto. Así que, aunque la conciencia manifieste que se ha de poner el asentimiento, el motivo está en la evidencia que parte del objeto. Todos los que de alguna manera estamos en contacto con el quehacer filosófico, nos damos cuenta de la relatividad con que se manejan los criterios para obtener las verdades fundamentales de la doctrina. Esta relatividad que es común en el campo filosófico, se ha permeado también al área de la teología, donde algunos teólogos han llegado a poner en duda ciertas tesis que antes gozaban de certeza apodíctica. A manera de ejemplo mencionaremos dos acontecimientos que avalan lo anterior. Al respecto el Dr. Caturelli señala: “que en San Pablo, Brasil, hace poco menos de 20 años en los cursos organizados por mi querido amigo y santo sacerdote, el R.P. Stanislao Ladusans, S.J. Yo había ya dictado mi

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La Evidencia: Criterio de VerdadEs ante lo necesario, ante el mundo de las esencias, donde adquiere lacerteza. Aquí el objeto se manifiesta claramente y, aunque se advierte y seproclame el valor de la evidencia en la conciencia del sujeto, ese valor esel objetivo, absolutamente independiente del sujeto. Así que, aunque laconciencia manifieste que se ha de poner el asentimiento, el motivo está enla evidencia que parte del objeto.

Todos los que de alguna manera estamos en contacto con el quehacerfilosófico, nos damos cuenta de la relatividad con que se manejan loscriterios para obtener las verdades fundamentales de la doctrina.

Esta relatividad que es común en el campo filosófico, se ha permeadotambién al área de la teología, donde algunos teólogos han llegado aponer en duda ciertas tesis que antes gozaban de certeza apodíctica.

A manera de ejemplo mencionaremos dos acontecimientos que avalan loanterior. Al respecto el Dr. Caturelli señala: “que en San Pablo, Brasil,hace poco menos de 20 años en los cursos organizados por mi querido amigo ysanto sacerdote, el R.P. Stanislao Ladusans, S.J. Yo había ya dictado miconferencia; exponía ahora la suya un excelente escriturista que, añosmás tarde, sería creado obispo. Cuando concluía su exposición, casi sindejarle terminar, un conjunto de seminaristas le hizo, en tono terminante,esta pregunta afirmación ya que exigía determinada respuesta: como ya essabido, la filosofía escolástica de Santo Tomás ha muerto; es cosa delpasado. Si como se ha dicho aquí es necesaria la filosofía para lateología ¿qué filosofía cree Usted que debe enseñarse? El pobreescriturista, que no sabe nada de filosofía, acorralado y nerviosorespondió quizá lo que aquellos querían: Y bueno, habrá que enseñarHegel.” 1

En el mismo tenor el Dr. Mauricio Beuchot señala: “Ya no se quiere saberqué cosa es el mundo, tiene que ser todo, para que en todo, por desgracia,quepa su conducta moral. Si en la moral no disponemos de una noción denaturaleza, tampoco tendremos idea de perversión. Esto es lo que se quiereen la actualidad, que no haya límites, como dicen, sobre todo miscompañeros postmodernos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM:los límites son para transgredirlos.” 2

Es conocido que el relativismo es una forma de inmanentismo, es decir, unacorriente de pensamiento que ha embriagado el ámbito filosófico y ciertossectores de la Iglesia Católica.

Dicho inmanentismo enseña que la cosa conocida es algo producido por el

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conocimiento e inmanente a él; es imposible que el conocimiento conozcaalgo distinto de sí y que trascienda a sí mismo el conocimiento se conocea si mismo y se queda en el sujeto.

El inmanentismo se clasifica en dos grandes corrientes: el empírico, encuanto que el conocimiento se conoce a sí mismo y por lo tanto la verdad notiene valor teórico, sino que depende de las condiciones subjetivas ehistóricas del hombre, es decir, la verdad es inmanente a las condicioneshumanas.

Por otra parte, el inmanentismo absoluto, que sostiene que el conocimientono conoce sino a sí mismo y no se refiere al ente como distinto delconocimiento, en otras palabras, el conocimiento y la verdad son inmanentesal mismo conocimiento humano.

El inmanentismo empírico, adopta las siguientes formas: psicologismo,intuicionismo, voluntarismo, existencialismo e historicismo. Este últimosostiene que la verdad cambia según las circunstancias y exigencias de lahistoria, es decir, esta doctrina establece que la verdad es hija deltiempo.

Una de las formas del historicismo es el sentimentalismo, doctrina queenseña que la verdad depende del sentimiento, de la afectividad ilógicadel hombre y cambia las veces que el hombre se muda; de allí algunosposmodernistas hablan de la subconciencia como criterio de verdad, como siesta dependiera del capricho del hombre.

Independientemente de las corrientes inmanentistas, tenemos a algunoshermenéuticos que intentan darle nuevas interpretaciones a las SagradasEscrituras, o sea, una nueva exégesis.

Es indudable que, actualmente, el ropaje postmoderno del pensamiento,conduce al sostenimiento de posiciones subjetivistas que provocan unambiente de perplejidad ante la necesidad de calificar, moralmente, el actohumano. De la misma manera, el ansia de satisfacer la tendencia intelectualhacia la verdad, se ve menguada cuando se hace caso omiso de ese signoinfalible para distinguir lo verdadero de lo falso, es decir, la evidencia.

Hay, en verdad, un cierto fulgor que mueve al asentimiento, porque elentendimiento ve aquella luz que emana del objeto y le descubre la esenciade las cosas, para que tenga un conocimiento acorde a la realidad donde nocabe la duda. Es esta la evidencia, presencia de una realidad inequívoca yclaramente dada; de aquí surge la certeza, que aunque se trata de un estadode la mente, tiene su fundamento en la evidencia.

Existe una evidencia cuya inteligibilidad se manifiesta a la inteligencia

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desde el momento que se comprenden los términos, como cuando se captan losprimeros principios, es la evidencia intrínseca inmediata; otra, en cambio,requiere de la demostración para que llegue su brillo a la inteligencia, esla evidencia intrínseca mediata.

El objeto propio de la inteligencia humana son las esencias captadas por elsensible, de tal manera, que cuando ese objeto se manifiesta plenamente seda la adhesión del entendimiento en forma necesaria.

Existe un tercer criterio de verdad cuyo origen está en la relación de laverdad con algún motivo válido; es la evidencia extrínseca.

El Dr. Manuel Ocampo, en su artículo sobre la verdad, publicado en laRevista de la Sociedad Mexicana de Filosofía, núm. 3, nos recuerda que laverdad lógica es una adecuación de la mente con la realidad. La regla oindicador para saber que algo es verdadero y que corresponde a la evidencia,recae sobre el juicio, que es la sede de la verdad, aunque puede decirse quealgo es verdadero, si propicia un juicio verdadero como la cosa natural; y,falso, si lo que produce es el engaño.

La mente que duda, no emite juicio, porque el peso de la afirmación onegación de un enunciado mantiene en equilibrio la balanza de nuestrainteligencia.

La contingencia de lo individual, trae consigo el enfrentamiento con lomúltiple, que nos lleva a la opinión, donde se emite un juicio en el cualse es consciente de la posibilidad de errar.

Es ante lo necesario, ante el mundo de las esencias, donde adquiere lacerteza. Aquí el objeto se manifiesta claramente y, aunque se advierte y seproclame el valor de la evidencia en la conciencia del sujeto, ese valor esel objetivo, absolutamente independiente del sujeto. Así que, aunque laconciencia manifieste que se ha de poner el asentimiento, el motiva está enla evidencia que parte del objeto.

La evidencia intrínseca se tiene cuando el motivo es intrínseco al objetoo enunciable. Así la proposición 2+2=4 y, todas las proposicionesestrictamente teóricas. A esta evidencia también se le llama evidencia deverdad. Es la autoridad de la evidencia la que se impone.

La evidencia extrínseca tiene motivo extrínseco o fuera del objeto, porejemplo, en el juicio histórico, el motivo se encuentra fuera delenunciable; admitiéndose sólo por la autoridad del testigo. En este caso,si se excluye el temor prudente de errar, se le llama evidencia decredibilidad; en cambio, si no se excluye ese temor, queda como evidencia deprobabilidad. Es la evidencia de la autoridad que se impone.

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Cualquier criterio extrínseco se resuelve, finalmente, en el criteriointrínseco, quedando la fe humana (la histórica) y la fe divina (lateológica) óptimamente justificadas.

El testimonio es la proposición o enunciable en el que se cree por laautoridad gnoseológica y no política del testigo.

Los elementos del testimonio son:

a) Testigo que propone un enunciado que no es intrínsecamente evidente.

b) Testimonio o enunciado del testigo.

c) Autoridad o valor del testigo para mover al asentimiento.

d) Fe o aceptación del testimonio por la autoridad del testigo.

El objeto material de la fe es lo que se cree; el objeto formal es laautoridad o motivo de la fe.

Los testimonios se clasifican por la clase del testigo que puede ser humanoo divino; por el objeto material, como en el caso de los dogmas, ohistórico que es por los hechos. En cuanto a la expresión del testimonio,puede ser: oral, escrito o monumental.

La Revelación es el testimonio divino o la manifestación sobrenatural dela verdad hecha por Dios a los hombres.

El objeto material de la Revelación puede ser una verdad proporcionada a larazón humana o una que la exceda (misterio); el objeto formal, es decir, elmotivo del asentimiento, es la autoridad de Dios que revela.

El valor de la Revelación, se mide por la autoridad divina, que es lamáxima, ya que, Dios es omnisciente y óptimo, es decir, no se engaña, niengaña a nadie.

La posibilidad, necesidad y el hecho de la Revelación se prueban por larazón humana en los tratados sobre el tema.

La fe es el asentimiento del intelecto humano hacia aquello que se tiene pordivina revelación. Contra lo que sostienen el tradicionalismo y elfideísmo, la razón puede alcanzar muchas verdades, entre las que estánlos preámbulos de la fe, con sus límites, que no reconoce el racionalismoteológico.

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La fe, en sus principios (autoridad de Dios), en su objeto material(misterios) y su certeza, está sobre la razón. Esto no impide el progresode la razón, pero si la dirige en la revelación; por lo tanto, no hayoposición entre fe y razón.

Dios es la causa próxima o remota de la fe y de la razón, por lo cual, esabsurda la oposición; más bien, se tiene un auxilio cuando la fe amplificay corrobora los conocimientos racionales, lo mismo, cuando la razón preparay defiende la fe.

A continuación veremos, en forma sumaria, los derechos y oficios de laRazón y de la Revelación.

En cuanto a los derechos y oficios de la razón hacia la Revelación,tenemos: la razón humana, sin el auxilio de la Revelación, puede encontrarmuchas verdades de cualquier orden; también, puede y debe demostrar lospreámbulos de la fe, o sea, las verdades que se presuponen al asentimientode la fe; al mismo tiempo, nuestra razón, dentro de los límites de losconocimientos naturales, goza de libertad y con esto se prueba lalegitimidad y utilidad del progreso de las ciencias; somos humanos y sihablamos de razón humana, estamos conscientes que no es fuente suprema ysuprema regla de verdad, por lo tanto, tiene límites.

Ahora bien, la fe amplifica el ámbito de los conocimientos humanos aún enel orden natural; por tanto, la fe no impide el progreso de la razón.

Entonces, no hay oposición, sino auxilio entre la fe y la razón. No se daninguna oposición natural, o per se, entre fe y razón, porque las dosfuentes de conocimiento tienen origen por Dios ya sea directa oindirectamente. La oposición se puede dar por accidente y no precisamenteentre la Doctrina de la fe y de la Razón, sino entre los estudiosos deambas ciencias, ya porque los que estudian la Revelación no entiendenrectamente o porque los científicos o cultivadores de las ciencias humanasproponen como doctrina cierta lo que es mera hipótesis o prejuicio.

La Fe amplifica y corrobora los conocimientos racionales; la Razón preparadoctrinalmente hacia la Fe, y defiende a la Fe de las objeciones que seoponen en nombre de la razón.

Conclusiones

1. Para evitar los errores inmanentistas debemos aceptar una doctrina queracionalmente nos compruebe sus principios y postulados, esa indudablementees la doctrina tomista, porque es un sistema verdadero, pero tambiénabierto a los nuevos métodos de explicación y aplicación de lo que lasnovedades científicas ofrecen.

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Un sistema que enseñe, que para combatir el error se necesita en elfilósofo, pureza de corazón, sincero amor a la verdad, petición delauxilio divino y el método realista.

Los pensadores modernos, deambulan extraviados porque no tienen horizonte enque guiarse, así llegan al inmanentismo y se aferran a él como playasalvadora, porque ignoran que el realismo tomista los llevaría comoestrella perenne en el firmamento, a atracar en puerto seguro.

2. Estamos conscientes que sería frustrante para nuestra inteligencia queestá hecha para la verdad, que no tuviera una guía o regla que lepermitiera darse cuenta de que lo que capta corresponde a la realidad.

Igualmente, nos percatamos de que a pesar de la claridad con que semanifiesta el ser, esto es la evidencia, muchas veces es negada por nosotrosmismos cuando nos dominan las pasiones o la vanidad. Tal es el caso de lospersonajes del cuento de Hans Christian Andersen, en El Traje Nuevo delEmperador, que se han visto encarnados en el ámbito actual por loseguidores de las corrientes inmanentistas.

3. El delito del inmanentismo es atribuir a nuestra razón las prerrogativaspropias de la Razón Divina. La Ciencia de Dios es la causa de las cosas ysu medida pero la ciencia humana es medida por las cosas, aunque luego 1;exprese por su humana forma (conocer, mediante la palabra me tal o “verbummentale” y con es produzca las ciencias y las artes.

La creatividad de la mente de que los inmanentistas hacían alarde, deningún modo demuestra y de ningún modo exigida por la naturalezaconocimiento humano.

La nobleza que de manera máxima se tiene en el conocimiento humano, que dealgún modo acerca a la Razón Divina, poseyendo intencional mente las cosascausadas por el pensamiento divino de ninguna manera, deprime o baja elpensamiento humano, si le niega la potencia de poner absolutamente las cosasconocidas.

Las cosas conocidas u objetos, como se entiendan, requieren supremo sujeto,el cual, sin embargo, debe absolutamente trascender tanto los objetos comolos sujetos de lo contrario, ninguna explicación tendríamos, tanto decosas, como de la inteligibilidad del pensamiento.

Los pensadores modernos, deambulan extraviados porque no tienen horizonte enque guiarse, así llegan al inmanentismo y se aferran a él como playasalvadora, porque ignoran que el realismo tomista los llevaría comoestrella perenne en el firmamento, a atracar en puerto seguro.

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I Cfr. Revista Vertebral Año 12 núm. 46, “Fe y Raz UPAEP. p.69.

2 Cfr. Revista de la Sod Mexicana de Filosofía, noviel 13. p. 49.

Autor: José Jesús Gálvez Yánez

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