La Etica Desde Una Perspectiva Evolutiva

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This work presents the current situation of evolutionary ethics, considered by the author as aresearch program that started with Charles Darwin theory on The Origins of Man back in 1871 Itanalyzes morality as a biological phenomenon, contrasting the ideas and proposals of evolutionaryethics, as well as the difficulties postulated by sociobiology and by the naturalistic fallacy. Theanalysis finishes enunciating the current key questions in evolutionary ethics.

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  • Jos Lezama: tica Evolucionista

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    Bol. Acad. C. Fs., Mat. y Nat. Vol. LXXII No. 2Abril-Junio, 2012:29-40

    LA TICA DESDE UNA PERSPECTIVA EVOLUTIVA: ES POSIBLEUNA TICA EVOLUCIONISTA?

    ETHICS FROM AN EVOLUTIONARY PERSPECTIVE: IS IT POSIBLEAN EVOLUTIONARY ETHICS?

    Jos Lezama

    RESUMEN

    En el trabajo se reflexiona acerca de las caractersticas y el alcance de un programa de investigacinque, aunque disperso en el tiempo y el espacio, tiene su origen en la misma obra de Charles Darwin, apartir de la aparicin de El origen del hombre, en 1871. As se analiza la interpretacin de la moralcomo un fenmeno originariamente biolgico, confrontando los planteamientos de la ticaevolucionista, as como las dificultades planteadas por la falacia naturalista y por la sociobiologa. Seconcluye con la presentacin las preguntas bsicas actuales en la tica evolucionista.

    ABSTRACT

    This work presents the current situation of evolutionary ethics, considered by the author as aresearch program that started with Charles Darwin theory on The Origins of Man back in 1871 Itanalyzes morality as a biological phenomenon, contrasting the ideas and proposals of evolutionaryethics, as well as the difficulties postulated by sociobiology and by the naturalistic fallacy. Theanalysis finishes enunciating the current key questions in evolutionary ethics.

    Palabras clave: tica, Evolucin, Falacia Naturalista, SociobiologiaKeywords: Ethics, Evolution, Naturalistic fallacy, sociobiology

    PhD Candidate en la Universidad de Adelaide (Australia) eInvestigador Asociado del CIFH/UCAB. Correo e:[email protected], [email protected]

    INTRODUCCIN

    La Teora de la Evolucin de los seres vivospor Seleccin Natural, sacada a la luz el 24 denoviembre de 1859 por el naturalista britnicoCharles Darwin, trastoc, sin duda, la compren-sin del cosmos que mayoritariamente se tenahasta ese momento. Esta afirmacin ha sido sos-tenida reiteradamente desde aquellas fechas, in-cluso por los ms variados personajes contem-porneos (lo mismo crticos que apologistas) delcientfico ingls.

    Las ideas que Darwin propuso para explicarel origen de la diversidad de especies vivas quepueblan nuestro planeta influyeron e influyen to-dava considerablemente en nuestra interpretacinde la realidad, aunque muchos pretendan sus-traerse convenientemente a este hecho. Y estaaseveracin, que bien podramos considerar un lu-gar comn, merece ser evaluada con cuidadopara determinar su verdadero alcance, as comopara indagar al mismo tiempo en las razones quehacen que cobre la relevancia que, para bien opara mal, ha tenido histricamente y sigue tenien-do hoy.

    Las diversas interpretaciones, las ms de lasveces pesimistas y muy poco o nada objetivas,

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    que se han hecho de la teora original de Darwin,han permitido que en ocasiones sea acusada desubvertir en el mbito moral (Ruse, 1982: 265).Esa acusacin data, por cierto, de la misma po-ca del naturalista britnico. El darwinismo,como se da en llamar al marco general de sustesis ms relevantes resulta, segn algunos, perni-cioso para la tica, pues supone un recalcitrantematerialismo que la debilita, que socava sus fun-damentos, la hace lucir como una fantasa, unailusin o, cuando mucho, mero anhelo. De allque el concepto de tica evolucionista puedaparecernos prima facie no menos que unoxmoron.

    Se suele indicar que lo postulado por Darwinejerce su influencia en mbitos distintos al cient-fico, espacios que pudiramos llamar sagradospara los hombres; tanto as que filsofos comoDaniel Dennett (1996) describen la idea de laevolucin por seleccin natural como una suertede cido universal, capaz de penetrar inconte-niblemente capa tras capa de nuestra cultura.

    Pero, por qu ocurre esto? Por qu unaexplicacin biolgica (o en todo caso cientfica)sobre la evolucin de los organismos tiene conse-cuencias para la cultura, en especial para la ticay hasta para la religin, aspectos estos preten-didamente trascendentes a la biologa o a la cien-cia misma? Precisamente porque las ideas deDarwin parecen ir ms all de la pura biologa,parecen trascender el mbito cientfico, aun cuan-do esa quiz no haya sido la intencin explcita nioriginal de su autor1. La revolucin que se ini-cia con la teora de la evolucin de Darwin nosolamente es una revolucin cientfica, es tambinuna revolucin filosfica. Las implicaciones filos-ficas de la teora de Darwin son las que hacenque Daniel Dennett afirme que la idea del natu-ralista ingls es peligrosa2.

    Difcilmente podemos ser indiferentes a la teo-ra de Darwin. Las ideas contenidas all, contra-rias en muchos aspectos al conjunto de creenciastodava mayoritariamente arraigadas fuera delmbito cientfico, no son en absoluto inocuas.

    Aun bajo el constante fuego de hostigamiento decrticas (justas e injustas) hechas desde la cienciamisma sobre su capacidad explicativa o sus cuali-dades tericas, el darwinismo es poderoso enmuchos sentidos y merece la pena prestarle aten-cin desde la reflexin filosfica; sobre todo por-que esta teora lamentablemente ha servido parajustificar modelos sociales y polticos, en ocasio-nes perversos y discriminadores (Rose, 2001: 11).

    Una descripcin naturalista como la que estplanteada en la teora de la evolucin, que buscaexponer cmo aparecimos en el mundo y evolu-cionamos los seres vivos, como productos delazar y sin fines o propsitos elevados para laexistencia; que elimina toda causa trascendentedejando el papel protagnico exclusivamente a lamateria; una descripcin que propone ademsuna continuidad gradual entre las diferentes espe-cies, debera tener algn tipo de consecuenciapara nuestra propia comprensin. Definitivamente,con la teora de Darwin, el antropocentrismo queha prevalecido hasta nuestros das tiende cadavez ms a su desaparicin.

    Pero, la verdad sea dicha, ms all de lasexageraciones y la temeraria ignorancia acercade la teora de Darwin, no es cierto que la teorade la evolucin nos deja sin fundamento algunopara la tica. Intentos de vincular la tica y elevolucionismo darwinista han existido desde hacemucho tiempo. Algunos han sido ms razonablesque otros, algunos estuvieron condenados al msrotundo fracaso desde el principio, otros, sin em-bargo, todava lucen realmente prometedores.

    En lo que sigue, me propongo reflexionar bre-vemente acerca de las caractersticas y el alcan-ce de un programa de investigacin que, aunquedisperso en el tiempo y el espacio, tiene su ori-gen en la misma obra de Charles Darwin, msespecficamente a partir de la aparicin de Elorigen del hombre, en 1871.

    Obviamente, esta pretensin no es original.Hace ya 34 aos, Edward O. Wilson, el padrede la sociobiologa, deca que los Cientficos y

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    humanistas deberan considerar conjuntamente laposibilidad de que hubiera llegado el momento deretirar temporalmente la tica de manos de losfilsofos y biologizarla (Wilson, 1975: 562. T.N).Mi posicin no es, sin embargo, tan extremistacomo la de Wilson. Todo lo que yo afirme acdeber ser comprendido dentro del amplio marcodel naturalismo filosfico, particularmente en laversin impulsada por Wilfrid Sellars, segn lacual la actividad filosfica contempornea debebuscar las maneras de integrar las llamadas im-genes cientfica y manifiesta que tenemos acercadel mundo y de nosotros mismos (1971: 13)3. Elnaturalismo donde se inscriben las ideas que de-seo compartir con ustedes destaca la necesidadde excluir de dichas explicaciones cualquier clasede instancia sobrenatural ganchos celestiales, enpalabras del filsofo norteamericano DanielDennett (1996) recurriendo exclusivamente a lasleyes que rigen sobre el mundo natural.

    Algunas precisiones conceptuales:

    Creo conveniente realizar, antes de abordar elobjeto de mi exposicin, algunas precisiones con-ceptuales. Con ello pretendo evitar, en la medidade lo posible, desaciertos en la comprensin demi reflexin, debido bsicamente a la naturalezamultvoca de algunos trminos que pudieran apa-recer a lo largo de ella.

    En primer lugar, tenemos los conceptos demoral y moralidad. Por moral voy a entenderel grupo de creencias y normas de una personao sociedad determinada, que sirve de patrn parala conducta en trminos del bien y del mal, de lacorreccin e incorreccin de sus acciones. Lamoralidad, por su parte, aludira la actitud delos sujetos frente a esas normas morales, lo queincluye el grado de acatamiento que les dispensan.

    Por tica entiendo el estudio de la moral.Es decir, la teora o disciplina filosfica que anali-za el comportamiento moral. A la tica le con-cierne proporcionar las razones por las queciertas conductas son buenas y por lo tanto dig-nas de realizarse; tambin se encarga de argu-

    mentar en contra de conductas consideradas ma-las y que por lo tanto deberan evitarse. La ticaes fundamentalmente normativa y, aunque sueleusar entre sus mtodos la descripcin de loscomportamientos morales (caso de la llamada ti-ca descriptiva), usualmente tambin refiere (fre-cuentemente de manera indirecta) cules tendranque ser stos.

    Ahora bien, cuando empleo el adjetivoevolucionista, estoy refirindome al marco ex-plicativo basado en la teora de la evolucin porseleccin natural de Charles Darwin. Si bien esposible encontrar otras teoras acerca de la evo-lucin biolgica, la teora de Darwin es, con todo,la ms reputada entre ellas y sobre la que con-vergen muchsimos programas actuales de investi-gacin.

    Al decir tica evolucionista estoy, por tanto,aludiendo a uno de esos potenciales programasde investigacin. La tica evolucionista sera,entonces, un programa de investigacin que pre-tende analizar el comportamiento moral a la luzde los postulados de la teora de la evolucin porseleccin natural de Charles Darwin. En esenciase tratara de un programa de investigacin enprogreso que, aunque distinto de la sociobiologa(sobre la que hablaremos ms adelante), se ali-menta de sta, as como de otras disciplinas cien-tficas que estudian el comportamiento de lossistemas biolgicos (etologa, psicologa evolu-cionista, ecologa, etc.)

    A la tica evolucionista sera difcil clasifi-carla, como un todo, segn la tradicional divisinde la tica en tica descriptiva, tica normativa ymetatica. La tica descriptiva, como sabemos,ofrece detalles acerca de las creencias moralessostenidas por la gente e intenta explicar las ra-zones por las que esas personas han llegado asostener dichas creencias. Por ejemplo, en la ma-yora de las culturas el incesto es calificadocomo algo moralmente incorrecto. Una explica-cin desde la tica descriptiva pudiera argumen-tar que eso es as debido a que el incesto ira encontra de la supervivencia del grupo que lo prac-

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    tica. La tica descriptiva indagara en las razonespor las cules esa verdad de la ciencia natural seconvirti con el tiempo en un imperativo moral, sinpronunciarse acerca del fondo de dicho imperativo.

    Por su parte, la tica normativa establececiertos estndares segn los cuales se puedenjuzgar las acciones como moralmente buenas omalas, correctas o incorrectas. Pero la ticaevolucionista, como programa, no ha pretendido(al menos no formalmente) establecer dichosestndares. Algunos detractores de la ticaevolucionista sealan que la misma podra impli-car la promocin solapada de un estndar comoel siguiente: todas las acciones que incrementenen el largo plazo la supervivencia de nuestra es-pecie son buenas y aquellas que en el largo plazovayan en detrimento de nuestra supervivencia sonmalas. Pero este supuesto estndar es pococonvincente, ticamente hablando, y alude msbien a un aspecto fundamental de la teora deDarwin. Adems, establecer as, sin ms, dichoestndar sera incurrir groseramente en lo mscuestionable de lo que se ha llamado falacia na-turalista (sobre la que tambin pienso hablar unpoco ms adelante) y nos recuerda los peligrososexcesos del darwinismo social. Pese al avancede las perspectivas evolucionistas en la tica, elconsecuencialismo, las doctrinas con fundamen-tacin axiolgica, las teoras contractualistas yprocedimentalistas, las ticas eudemonistas y dela virtud siguen dictando hoy la pauta en el deba-te acerca de la tica normativa.

    Es quiz en la metatica en donde los aportesde la tica evolucionista resultan tiles y ma-yormente reconocidos. Efectivamente, la meta-tica cuyo inters principal consiste en el anlisisde los fundamentos de las teoras ticas, median-te el apoyo en ciencias auxiliares ha obtenidorespuestas a algunas de las interrogantes acercade la naturaleza y la calidad de ciertos estn-dares y principios morales utilizando como fuentela psicologa moral contempornea. La contribu-cin de la tica evolucionista en este mbito con-sistira, por ejemplo, en el estudio sobre la via-bilidad de ciertos principios o estndares morales

    cuando son evaluados en trminos de nuestracompetencia moral como seres biolgicos someti-dos a las presiones evolutivas desde nuestros or-genes. En este sentido, la naturaleza y origen denuestras llamadas intuiciones morales, o la ma-leabilidad efectiva de nuestro carcter, perfecta-mente podran ser tpicos de la tica evolu-cionista.

    Los orgenes:

    La interpretacin de la moral como un fen-meno originariamente biolgico se inicia, como di-jimos antes, con el mismo Charles Darwin. En Elorigen del hombre (una suerte de secuela de Elorigen de las especies), Darwin aplica sus ideasacerca de la evolucin biolgica en los seres hu-manos. Segn su interpretacin, los seres huma-nos debieron haber descendido de una forma vivamenos organizada. Concretamente, los seres hu-manos debieron, segn Darwin, descender de uncuadrpedo peludo, con cola, que habit el ViejoMundo (1880: 231). Darwin no tard en toparse,sin embargo, con un problema derivado de estaafirmacin, a saber, las razones que explicaran elalto nivel de sofisticacin de la conducta moralde los seres humanos. En uno de los captulosms extensos de El origen del hombre, Darwindescribe las dos etapas segn las cuales debi evo-lucionar el sentido moral de los seres humanos.

    Primeramente, las races de la moralidad hu-mana se hincan en los instintos sociales de laespecie. La sociabilidad es un rasgo cuyos orge-nes filogenticos pueden ser rastreados hasta lostiempos en los que los reptiles y las aves inven-taron el anidamiento, la incubacin de los hue-vos y el cuidado de las generaciones msjvenes. Para obtener una especie capaz de talesresponsabilidades, la seleccin natural debi desa-rrollar los mecanismos sociales necesarios. Almismo tiempo que facilit los cuidados de la des-cendencia, los instintos sociales sirvieron de con-trapeso para la agresin innata. Los instintossociales hicieron posible la distincin entre noso-tros y ellos y permiti que la agresin se diri-giera contra los miembros que no pertenecan al

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    grupo familiar. Una conducta claramente adap-tativa, pues garantiza la supervivencia de losmiembros de la familia.

    En una segunda instancia, con el desarrollo delas facultades intelectuales, los seres humanosadquirieron la capacidad de reflexionar sobre susacciones, as como sobre los motivos y las con-secuencias de las mismas, algo que les permiti anuestros antepasados establecer criterios para laaprobacin o desaprobacin tanto de los demscomo de s mismos. De alguna forma, esto con-dujo al desarrollo de una conciencia que se con-vertira en el supremo juez y observador detodas las conductas. En todo esto, Darwin habrasido influenciado por las corrientes utilitaristas dela moral, muy en boga por esos das (Ruse,2001). De manera que Darwin crea fervien-temente que el principio utilitarista de la mayorfelicidad se convertira, inevitablemente, en elestndar moral para todos los seres con una con-ciencia y capacidades intelectuales tan altamenteevolucionadas como las de sus congneres (espe-cialmente las de los britnicos4).

    En cuanto a las que se consideran como lasms importantes preguntas de la tica, a saber:cmo distinguir entre el bien y el mal? y porqu debemos ser buenos?, Charles Darwin adop-t el criterio hedonista de los utilitaristas pararesponder a la primera y ofreci una respuestabasada en la psicologa para responder a la se-gunda. En efecto, respecto del bien y el mal,Darwin opinaba que una accin debe ser juzgadacomo buena si contribuye a la mayor felicidadpara el mayor nmero, mediante el aumento delplacer o la disminucin del dolor. Y a la raznde por qu debemos ser buenos, Darwin sealque los seres humanos estamos inclinados biol-gicamente al comportamiento altruista, a la sim-pata y al establecimiento de normas morales,debido a que tales conductas representan venta-jas en la lucha por la existencia.

    Otra figura importante en los orgenes de latica evolucionista fue Herbert Spencer, padredel darwinismo social. Spencer, de la misma

    manera que lo hizo Darwin, suscribi las tesishedonistas del utilitarismo clsico que pretendeninterpretar todas las acciones humanas a la luzde la bsqueda del placer y la evitacin del do-lor. Esto le permiti concluir que el bien moral esequivalente al placer. El placer puede, sin embar-go, ser obtenido por dos vas principales: satisfa-ciendo los impulsos basados en el inters propioy satisfaciendo los impulsos basados en el intersde los otros. La cooperacin entre los seres hu-manos es un requisito para la coordinacin entrelos impulsos basados en el inters propio y losbasados en el inters de los otros. Ello habrapermitido, segn Spencer, la aparicin de princi-pios morales que equilibraron nuestros rasgosaltruistas y egostas.

    Pero esta hermosa historia de cooperacin yequilibrio entre nuestros impulsos no es la princi-pal razn por la que es ms conocida la obra deSpencer. El darwinismo social propugnado poreste filsofo britnico es polmico debido a quese le ha interpretado, segn Michael Ruse, comouna apologa de los ms viles sistemas socialesque la humanidad haya conocido jams: el nazis-mo alemn (1995: 228). De acuerdo con estaidea, Herbert Spencer habra prescrito conductassobre la base de supuestos hechos biolgicos ta-les como la lucha por la existencia, la supervi-vencia de los ms aptos5, etc. En su obra Elestudio de la sociologa, por ejemplo, Spencerplantea la inconveniencia de las polticas de ayu-da a los ms dbiles, debido a que permitiranque sobrevivieran los que no pueden ser conside-rados como los mejores. Y eso lo dijo en lossiguientes trminos: ayudar al defectuoso a mul-tiplicarse es, en efecto, tan malicioso como pro-porcionar a nuestros descendientes una multitudde enemigos. (Spencer, 1874: 346) Cabe desta-car que los planteamientos de Spencer fueronmuy populares en los Estados Unidos a finalesdel siglo XIX, pero fueron desapareciendo signi-ficativamente de la palestra a lo largo del XX.

    A las preguntas de la tica que mencion an-tes, Spencer respondera de una manera muy si-milar a cmo lo hizo Charles Darwin. En efecto,

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    a la primera, es decir, a la pregunta por el crite-rio para distinguir entre el bien y el mal, Spenceradopt, como mencionamos antes, el mismo crite-rio hedonista de los utilitaristas que adoptDarwin. Pero respecto de la segunda pregunta, asaber, por qu debemos ser buenos? Spencerofreci una respuesta tan curiosa como indefendi-ble: para Spencer la evolucin es equivalente alprogreso hacia lo mejor (en un sentido moral deeste trmino) y por esa razn todo aquello quecontribuye con las fuerzas evolutivas habra deser considerado bueno. Detrs de todo esto seencuentra el razonamiento de que la naturalezamisma nos muestra lo que es bueno, movindoseen esa direccin. De all que Spencer concluyera,como dice Ruse (1995: 231), que la evolucin esun proceso que, en s misma, genera valores.

    Si la evolucin se mueve hacia el bien moral,lo menos que podramos hacer, segn Spencer,es promoverla ms all de nuestros intereses per-sonales. En un primer momento, Spencer identifi-c el bien moral con una felicidad y placeruniversales. Segn este filsofo britnico, los pro-cesos evolucionistas nos conducen a la bsquedadel placer, nuestra moralidad se rige, en el fondo,por razones egostas. Pero eso es tal vez lo me-nos cuestionable de la propuesta spenceriana. Loms difcil de sostener es esa equiparacin entreel bien moral y el desarrollo evolutivo de la espe-cie humana, un asunto que en s mismo ya cons-tituye un juicio de valor sin evidencia emprica.Nadie se toma hoy seriamente esta supuestaequivalencia que, adems, sostiene su carcternormativo en la problemtica transicin lgica deles al debe.

    Un intento ms cercano, el caso de lasociobiologa:

    A partir de la segunda mitad del siglo XX unanueva lnea de investigacin que sumaba los es-fuerzos de bilogos y socilogos, a la que bauti-zaron sociobiologa, se puso en marcha en losEstados Unidos. El propsito inicial de lasociobiologa fue la bsqueda de regularidadesuniversalmente vlidas en la conducta de los ani-

    males (humanos y no humanos.). En dicho pro-grama de investigacin se privilegi el estudio delas conductas biolgicas que no eran resultado dela transmisin cultural, es decir, se enfocaba enlas conductas innatas o no aprendidas. FueEdward O. Wilson, con la publicacin de su obraSociobiologa: La nueva sntesis, quien puso enmarcha el programa tal y como se le conocims tarde. Segn Edward O. Wilson, la socio-biologa se define como el estudio sistemtico delas bases biolgicas de toda conducta social.(1975: 4)

    En la sociobiologa original de Wilson la moralpuede, en principio, explicarse completamente entrminos biolgicos. De all que en su opinin losfilsofos sobran (al menos temporalmente) en ladiscusin tica. De acuerdo con Wilson, la moralhabra evolucionado bajo la presin de la selec-cin natural y la sociabilidad, la cooperacin, elaltruismo, etc., son conductas sociales cuya basees estrictamente biolgica. Dichas conductas ju-garon un importante papel a favor de la supervi-vencia a largo plazo de los antepasados nuestrosque ostentaron dicho rasgo. Para Wilson, el pre-dominio de individuos egostas pone en peligro alas comunidades y, al final, producira la aniquila-cin del grupo, e incluso de la especie toda.Como asegura Mary Midgley, El egosmo rindenegativamente en trminos genticos () una es-pecie consistentemente egosta est condenada ala soledad o la extincin. (Midgley, 1980: 94,T.N.)

    Por su parte, Edward O. Wilson, a diferenciade Darwin y Spencer, evit hacer equivalentesbien y placer, y esa es la razn por la cual noensay una respuesta directa y explcita a la pri-mera pregunta de la tica que mencionamos pre-viamente, es decir, no ofreci un criterio definidopara distinguir entre el bien y el mal. Lo que sofreci, no obstante, fue una respuesta acerca depor qu debemos ser buenos. Debemos ser bue-nos nos dice Wilson porque estamos inclinadosbiolgicamente a tener moralidad. Nuestra morali-dad es un rasgo heredado de nuestros ancestrosdesde tiempos en los que ser menos moral o ms

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    moral era un asunto de vida o muerte y por talrazn quedo sometido a la presin selectiva. Deacuerdo con Wilson, estamos determinados pornuestros genes para ser criaturas morales. Nues-tra bondad no se tratara de algo relacionado conel libre albedro; se tratara bsicamente de nues-tra dotacin gentica hereditaria en accin. Enpocas palabras, segn la sociobiologa, el procesode la evolucin nos ha diseado para ser socia-les, amigables, benvolos, justos, etc.

    Sin embargo, creo que nadie puede afirmarseriamente que los humanos siempre manifies-tan tales conductas virtuosas. Wilson parececuanto menos ingenuo (o quizs cnico) respectoa esto. Pues resulta obvio que nosotros tambinpodemos ser violentos, egostas, mentirosos, in-sensibles y criaturas sumamente desagradables.Como pensaba Maquiavelo, los seres humanospodemos llegar a ser criaturas ingratas, velei-dosas, falsas, ansiosos por hacer dao y codicio-sos de ganancias.

    Segn la sociobiologa de Wilson, los sistemassociales humanos han sido modelados por proce-sos evolutivos. Las sociedades humanas se origi-naron, existen y sobreviven todava hoy porquefuncionan y porque han funcionado en el pasado.El imperativo reproductivo es un principio claveen la interpretacin sociobiolgica. La causa fi-nal, para usar el vocabulario aristotlico, de todoorganismo sera sobrevivir y reproducirse. Lossistemas morales existen porque, en ltima instan-cia, promueven la supervivencia y reproduccinhumanas; son solamente herramientas, causaseficientes sin valor en s mismos. Como corola-rio de dicho principio, la sociobiologa asume quetodo comportamiento es egosta en el nivel msbsico. Amamos a nuestros hijos, segn este puntode vista, porque el amor es una forma eficaz decriar reproductores eficaces, no porque el amortenga algo especial o trascendental en s mismo.

    El determinismo biolgico que supuestamentepropugna la sociobiologa ha sido objeto de nume-rosas impugnaciones, pues segn sus crticos estedeterminismo aplicado a la sociedad humana pre-

    senta un carcter ms bien ideolgico que buscafundamentar el racismo, el sexismo, la desigual-dad entre pobres y ricos, etc. Para FrancisJacob, por ejemplo,

    La capacidad de adoptar un cdigo moralpuede considerarse como un rasgo evolutivo delcomportamiento humano, como la capacidad dehablar, pero bajo ningn aspecto se pueden expli-car o fundamentar el contenido de esos cdigos,como tampoco puede la biologa buscar una ex-plicacin a la poesa o a las matemticas. (Jacob,1982: 53).

    Richard Joyce (2007), en un sentido bastantesimilar, asegura que son dos cosas distintas estardiseados para hacer juicios morales (en general)y tener actitudes morales hacia cosas particulares.

    Decir que nosotros naturalmente hacemos jui-cios morales puede significar que estamos disea-dos para tener actitudes morales particulareshacia tipos de cosas particulares (por ejemplo,encontrar el incesto y el parricidio moralmenteofensivos), o puede significar que tenemos unaproclividad a encontrar alguna cosa u otra moral-mente ofensiva (moralmente digna de elogio,etc.), donde el contenido est determinado porfactores cultural y ambientalmente contingentes.(p. 259, T.N.)

    Como vimos, el principio fundamental de lasociobiologa es que los comportamientos socialesque configuran la moralidad humana estn codifi-cados en los genes para servir a su reproduccin,pero, como dice Lewontin et al. (1987):

    No se puede relacionar un comportamientosocial con un gen particular y las guerras entresociedades organizadas estatalmente tienen pocarelacin con los sentimientos individuales interio-res de agresividad, sino que son un fenmenopoltico que se desencadena cuando quien lo or-dena posee el poder. (p. 305)

    El inconveniente ms relevante del determi-nismo genocentrista sociobiolgico radica, enton-

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    ces en que el fenotipo de un organismo no estdeterminado por genes aislados sino por la inte-raccin entre complejos de mltiples genes y elmedioambiente. No hay determinismo biolgico nideterminismo cultural por separado, actuando in-dependientemente sobre los individuos. En los hu-manos lo que hay es una interaccin compleja dela biologa y la cultura que afecta la expresin delos fenotipos. Afortunadamente, los ltimos socio-bilogos tomaron en cuenta esto para el diseode una versin menos extremista de su tesis prin-cipal (Lumsden y Wilson, 1981). Por otra parte,el hombre no est condenado fatalmente por eldeterminismo biolgico-cultural ya que puede sus-traerse de ste transformado su mundo volunta-riamente (Dennett, 2003).

    Ms de tres dcadas despus de su aparicinen la palestra acadmica, podemos decir que lasociobiologa ha prcticamente desaparecido, perosu lugar ha ido siendo conquistado por otra disci-plina que se apoya en los nuevos descubrimientoscientficos, especialmente de las neurociencias. Setrata de la llamada psicologa evolucionista, unprograma acadmico que se desarrolla para inda-gar cmo la visin del mundo darwinista puedearrojar luz sobre el origen y la justificacin nosolamente de la moralidad, sino incluso de la ra-cionalidad y el conocimiento.

    El advenimiento de la psicologa evolu-cionista:

    En los 80s la sociobiologa se reinvent a smisma como psicologa evolucionista, pero trans-formacin involucr mucho ms que un merocambio de nombre (Joyce, 2007). La socio-biolo-ga se enfocaba en las conductas innatas, mien-tras la psicologa evolucionista se enfoca actual-mente en los mecanismos psicolgicos que subya-cen a dichas conductas. La diferencia resaltanteaqu es que los mecanismos generadores de lasconductas adaptativas que pudieron haber favore-cido a nuestros ancestros pueden, cuando operanen criaturas que ya no viven en tales ambientes,resultar en sorprendentes conductas muy distintasa las que eran producidas entonces o en conduc-

    tas que inclusive no son en absoluto adaptativas.La psicologa evolucionista no pretende que todala conducta humana observable sea adaptativa,como algunos han malinterpretado, sino que laconducta observable es producida por mecanis-mos psicolgicos que son ellos mismos adapta-ciones.

    El resultado de una adaptacin psicolgica an-cestral no necesariamente tiene que ser adap-tativo hoy en da. Asimismo, la psicologa evolu-cionista no implica que una determinada adapta-cin tiene siempre como efecto alguno de losllamados universales transculturales, es decir,modelos universales de conducta que se encuen-tran presentes en todas las culturas, bien seanpasadas o presentes. Dichos universales puedenser producidos por numerosos factores exgenosque nada tienen que ver con la maquinaria men-tal con la que venimos al mundo. El presuntoinnatismo de muchos estndares morales siempreser discutible debido precisamente a lo anterior.Para concluir, la psicologa evolucionista no pre-tende involucrarse en el aspecto normativo de latica. Su aporte es eminentemente descriptivo,aunque siempre es posible, como de hecho ocu-rre, utilizar sus resultados como justificacin de pro-puestas normativas de toda ndole (Dennett, 2003).

    La tica evolucionista hoy:

    La tarea actual de la tica evolucionista es,entonces, la de intentar ofrecer respuestas a pre-guntas como las siguientes: Por qu la especiehumana busca el bien colectivo? Cmo los sen-timientos de amor y el sentido del bien y el malevolucionaron por seleccin natural si la naturale-za parece, como dice Richard Dawkins (1993),maximizar el egosmo?

    Desde Darwin hasta los actuales filsofos dela biologa y bilogos evolucionistas han sugeridoque nuestro sentido moral (a veces nuestrafacultad moral) tiene sus fuentes en los proce-sos de seleccin de los genes favorables a lasupervivencia de la especie y que podemos verexpresados en comportamientos como el cuidado

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    de la descendencia, la proteccin y defensa delos consanguneos, el comportamiento altruistaque frecuentemente se observa en las especiessociales, etc. Pero dichos comportamientos en lasespecies sociales, aunque son necesarios, no son,en modo alguno, suficientes para satisfacer unaexplicacin adecuada acerca de la moralidad hu-mana. En respuesta a esto, la psicologa evolu-cionista avanz la idea de que para la emer-gencia de la capacidad moral y la existencia deun agente moral se requiri que evolucionaran,adicionalmente, las estructuras mentales adecua-das que posibilitan el juicio moral. Sin juicio moralno hay agente moral y sin agencia moral la morali-dad quedara rebajada a mera conducta automticay repetitiva. Es as que la naturaleza de la agenciamoral se ha convertido en el principal objeto deestudio de la tica evolucionista en la actualidad.

    Goleman (1996), por poner solamente unejemplo, sostiene que la fuente real de la morali-dad se encuentra en la empata Darwin, porcierto, dijo algo muy parecido 137 aos antes,una nocin muy socorrida por los filsofos anglo-sajones y que se asocia frecuentemente con elconcepto de altruismo recproco proveniente dela etologa contempornea. El origen, evolucin yla fijacin del comportamiento moral en la con-ciencia del hombre son, segn Goleman, acompa-ados por un sentimiento de empata que seactiva cuando actuamos altruistamente. Adems,como seala Bozarth (1994) el acto moral vaacompaado de mecanismos bioqumicos que pro-ducen una sensacin de bienestar que favorecesu repeticin y consolidacin en el tiempo. Comoun todo, este dispositivo psicolgico-bioqumico queproduce y acompaa las conductas morales es elresultado de nuestra larga evolucin biolgica y suscaractersticas podran ser relevantes para el diseode estndares morales ms realistas y factibles.

    El comportamiento agresivo un presuntomal, como sealaba Lorenz (1971) tambin seha intentado explicar desde una perspectivaevolucionista, interpretndolo como un rasgo fija-do genticamente por su valor adaptativo. Laagresin no sera as el producto de cierta male-

    volencia exclusivamente humana (o del influjo dedemonios o brujas), sino que se trata de una con-ducta favorecida por presiones selectivas ances-trales. Esto no quiere decir que dicha explicacinsea una justificacin para los comportamientosagresivos ciertamente deplorables, pero se tratade algo que debera tomarse seriamente en cuen-ta si la finalidad es preparar el terreno para quecosas como estas desaparezcan con el tiempo o,al menos, disminuyan su efecto negativo en lassociedades contemporneas.

    Explicaciones como las anteriores se han idoextendiendo a todas las facetas del comporta-miento humanos bajo la premisa de que es enprincipio posible explicarlos todos utilizando losrecursos de la biologa, pero sin reducirlos a sta.Esta es la posicin de la tica evolucionista quecontrasta claramente con el extremismo sociobio-lgico inicial. Lo interesante de estos aportes esque se ha asumido que el comportamiento socialdel hombre, lejos de estar dictado nicamente porla razn y las tradiciones de una cultura determi-nada, est tambin sometido a las leyes que rigenel comportamiento instintivo de origen filogenticoy esas leyes las conocemos por el estudio delcomportamiento de de los seres humanos, unaespecie a medio camino entre los ngeles y lasbestias (Dennett, 1996).

    La dificultad planteada por la falacia natu-ralista:

    Un problema que subyace a todas las etapasy tipos de ticas evolucionistas, incluido su pro-grama actual, es el (presunto) problema del des-peadero lgico entre el es y el debe, que seampla con la dificultad que se suscita por lallamada falacia naturalista. Yo no poda dejarde hablar de este asunto que mencion intermi-tentemente a lo largo de mi exposicin. Por tan-to, para ir cerrando, voy a explicar de qu setrata y qu impacto puede tener este asunto enel programa actual de la tica evolucionista.

    G. E. Moore estaba interesado en la defini-cin de lo bueno y particularmente si lo bue-

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    no era una propiedad simple o compleja. Deacuerdo con Moore, bueno es una propiedadsimple que no puede ser descrita apelando a pro-piedades ms bsicas. Cometer la falacia natura-lista es, por tanto, intentar definir lo bueno conreferencia a otras propiedades naturales verifica-bles empricamente: el placer, la utilidad, etc. Deacuerdo con este criterio, todas las ticas me-nos quizs las de corte deontolgico habran in-currido en dicha falacia.

    Cuando hablamos de la tica naturalista deDarwin sealamos que el naturalista britnicoequiparaba el bien con el placer. En el caso deSpencer tambin ocurra esa equiparacin, peroadems Spencer haca equivalentes bondad yser-ms-evolucionados. Ambos, por tanto, co-metieron manifiestamente la falacia naturalista.Wilson, por su parte, no cometi palmariamentela falacia naturalista, pero s se desliz del seral deber ser sin justificar razonablemente esatransicin cuando asever que debemos ser bue-nos porque estamos programados para eso. Sibien la tica evolucionista trata de dilucidar cules el origen del comportamiento moral, no hasido su pretensin la prescripcin de las normasque deben guiar este comportamiento y an esten discusin si es posible saltar la valla lgicaimpuesta por la falacia naturalista y refutar elpostulado de que la bondad no es idntica a nin-guna cualidad natural.

    Para numerosos autores enmarcados en elproyecto de la tica evolucionista, la falacia na-turalista es un problema lgico cuyo impacto enla dimensin normativa de la moralidad es nulo(Dennett, 1996). sta es tambin la opinin dealgunos filsofos morales analticos (MacIntyre,1984). Hasta no resolver (o desechar) definitiva-mente el problema de la falacia naturalista, latica evolucionista constituir solamente unametatica que indaga sobre las condiciones deposibilidad para la tica, pero no una tica nor-

    mativa. Probablemente nunca sea una tica deesta clase. Por ahora, el programa se muestraprometedor a pesar de las dificultades tericas ymetodolgicas y de los prejuicios, desentendi-mientos y malas interpretaciones que conlleva. Enla actualidad se trata de un proyecto que cobraauge en numerosos mbitos acadmicos con unainteresante constelacin de investigadores en labsqueda de las races naturales del comporta-miento moral.

    Los retos de la tica Evolucionista

    Para finalizar, enumero algunos de los retosque enfrenta la tica evolucionista de hoy:

    1.- De qu manera puede un rasgo que fuedesarrollado bajo la presin de la seleccin natu-ral explicar las acciones morales que van msall del altruismo o el inters personal? Existentales acciones?

    2.- De qu manera nuestros antepasados pu-dieron ir ms all de su biologa y formularsepropsitos para alcanzar el bien, la belleza, laverdad; cosas que en apariencia nada tienen quever con la supervivencia y que, ms bien, van endetrimento de ella?

    3.- La moralidad parece ser universal, pero elaltruismo suele ser particular (se extiende, cuandomucho, a muy pocos miembros de nuestro entor-no familiar). Entonces, son realmente factibleslos llamados universales ticos?

    4.- Existe alguna manera de salvar la brechaentre el ser y el deber ser, as como superarla falacia naturalista en el marco de la ticaevolucionista.

    Ojal algn da podamos tener una respuestapara cada una de estas preguntas.

  • Jos Lezama: tica Evolucionista

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    LITERATURA CITADA

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    Notas

    1 Sin embargo, Darwin saba muy bien lo que tena entre manos, incluso desde antes de lapublicacin de El origen de las especies, su obra ms importante. No es casual que mientras seencontraba preparando dicho volumen le escribi a su cercano amigo, el botnico Joseph Hooker, quesenta que poda estar haciendo el trabajo de un capelln del diablo: Vaya un libro sobre el tosco,derrochador, errtico, innoble y espantosamente cruel proceder de la naturaleza ha ido a escribir uncapelln del diablo! (Browne, 2007: 92).

    2 De acuerdo con Dennett, la idea de Darwin es peligrosa, pero no precisamente porque nosconduzca hacia una bancarrota moral. Por el contrario, es peligrosa porque nos revelara nuestranaturaleza real, con sus oportunidades y sus restricciones, con sus posibilidades y sus limitaciones.Para Dennett la idea de Darwin es peligrosa porque, de alguna forma, nos saca del engao y nospone de pie sobre la tierra, mostrndonos al mismo tiempo qu es lo que realmente se les puedeexigir a los seres humanos.

    3 Ms exactamente, Sellars se refiere a esa tarea como el intento de aunar dichas imgenes enuna suerte de visin estereoscpica. (Sellars, 1971: 13)

    4 Esto es particularmente explcito en el siguiente pasaje de El origen del hombre:

    Las ventajas notables que los Ingleses han tenido como colonizadores sobre las demsnaciones europeas; la superioridad demostrada por la comparacin entre los progresosrealizados por los Canadienses de origen ingl s y francs, se han atribuido a su energaemprendedora y audaz; pero, quin puede decir cmo han adquirido los ingleses estaenerga? La opinin de que los maravillosos progresos de los Estados Unidos, como tambinel carcter de su pueblo, son los resultados de la seleccin natural de los hombres msatrevidos y enrgicos y emprendedores de todos los puntos de Europa, que durante las diez doce ltimas generaciones han emigrado a ese pas prosperando rpidamente en l; esaopinin, decimos, es bastan te verosmil (Darwin, 1880: 155-6)

    5 La evolucin definida como la supervivencia del ms apto fue, de hecho, una creacin deSpencer, no de Darwin.