LA EDUCACIÓN GENERADORA DE CAMBIOS O PRODUCTO DE CAMBIOS.

Autor: Prof. Hady Abou-Khouzam Abou.Febrero 2013.

La educación es y debe de ser concebida como la forma que tienen los individuos de conocer, comprender y aprender del mundo que le rodea, así como la forma que tenemos los seres humanos para desarrollarnos y desenvolvernos en un universo cambiante a largos y agigantados pasos. El hombre mismo es un ser educativo, es su naturaleza; aprender y transmitir los conocimientos obtenidos a las nuevas generaciones, se aprende primero por mimetismo psíquico; por el sólo hecho de querer conocer y aprender se han realizado enormes descubrimientos que por sí no se hubieran dado, es muy razonable el decir que el hombre es un ser pensante, el individuo está compuesto por un cuerpo biológico, por una mente brillante que lo hace razonar y, sobre todo, es sociable, no puede permanecer aislado y separado de otros, si lo hiciera dejaría de existir, en pocas palabras: el hombre es un ser Biopsicosocial desde que nace, e incluso antes. Sin embargo el hombre muchas veces es víctima de un sistema social afectado por diversos factores; ideológicos, tecnológicos, políticos, culturales, etc. Es por ello que a lo largo de la historia hemos visto como la educación ha estado inmersa dentro de los cambios políticos, sociales, históricos, económicos del individuo y mucho más allá, de la misma sociedad. Ahora bien ante esta realidad surge una controversia: podemos afirmar que la educación es generadora de cambios o más bien es producto de cambios suscitados a lo largo de la historia del hombre, según lo expresado por Joaquín García Roca en su libro, La educación en el cambio del milenio ( 1998); “ El fin de la educación es crear significados, ofrecer motivos para vivir, hacer al individuo consciente de sus raíces, posibilitándolo a habitar en el mundo como su hogar, activando así los procesos de integración social”. Podemos afirmar que la educación es generadora de cambios en el hombre. Sin embargo actualmente estamos viviendo un cambio histórico que posee sus características propias, nacientes y en disyuntivas muchas de ellas, como lo es la postmodernidad y transmodernidad, que exigen de todos los sistemas sociales una urgente adecuación y análisis de estas corrientes existentes en nuestros tiempos, que dejan atrás la aún no cerrada y concluida modernidad.

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Como es afirmado en el Congreso Internacional de Didáctica, “Volver a pensar en la educación”, volumen i:

“… Pero, para quienes reconocen tanto las continuidades como las discontinuidades entre la época moderna y postmoderna no indica tanto que la modernidad haya tocado su fin, como que ha entrado en una nueva fase”…

Sin lugar a dudas la entrada de la postmodernidad ha sido avasallante en estas dos últimas décadas, trayendo consigo nuevos postulados y comportamientos sociales, ( muchos de ellos son continuidades y otros discontinuidades del modernismo), como: el desencanto y el pesimismo, desaparece las grandes figuras y surgen pequeños ídolos que duran hasta que surge algo más novedoso, deja de importar el contenido del mensaje, para revalorizar la forma como es trasmitido y el grado de convicción que pueda tener, el receptor se aleja de la información recibida, quitándole realidad y pertinacia y por ultimo y lo más ligado a una llamada transmodernidad, que repunta con mayor significado a las grandes transformaciones generadas por los medios tecnológicos y masivos como son los trasmisores de la “verdad”.

Es importante resaltar y analizar el último aspecto señalado anteriormente, la transmodernidad que repunta con mayor significado a las grandes transformaciones generadas por los medios tecnológicos y masivos. Muchos autores afirman el surgimiento de una “educación” paralela, como señala Martínez Sánchez (1994) “La tecnología va más de prisa que las ideas”. Vivimos inmersos en un tsunami tecnológico que postula el yo como elemento primordial de vida y anula el conjunto. La educación como generadora de cambios debe imponerse a modificar y reorientar los aspectos negativos que generan los cambios sociales y reforzar lo positivo que proyectan los mismos. La educación nunca ha perdido su esencia. Etimológicamente hablando educación proviene del latín Educare (guiar) y semánticamente de Educeré (sacar a la luz).

De allí se puede decir que:

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1.- La misión de un profesor es guiar a sus estudiantes en el campo del saber, mediante normas que deben conducir a los educandos a alcanzar un cierto ideal de hombre previamente concebido.

2.- Sacar a la luz los conocimientos que el estudiante tiene para potenciar sus capacidades intrínsecas, para desarrollar plenamente al estudiante.

En resumen educación desde un punto de vista etimológico es la acción de guiar a una persona logrando sacar a la luz sus conocimientos innatos, para que esta pueda desarrollarse plenamente como un individuo integral.

El educador debe sacar y estimular del estudiantes la visión de conjunto, el análisis de situaciones complejas, donde no parte de un hecho simbólico manipulado por las masas y los medios audiovisuales, debe preservar y promover el espíritu crítico ante las realidades cotidianas de la vida, aprovechando los medios que brindan las nuevas corrientes, debe crear individuos capaces de afrontar grandes retos, generadores de cambios, entes críticos ante las realidades circundantes, capaz de aceptar y analizar nuevos paradigmas como parte de los hechos históricos de la vida. En una sola palabra la educación sigue siendo y será generadora de grandes cambios y tendrá en la historia del hombre un gran papel protagónico para la vida.

Dijo Pestalozzi refiriéndose a la educación Pública en los inicios del siglo XIX:

“Debemos tener en cuenta que el fin último de la Educación no es la perfección en las tareas de la escuela, sino la preparación para la vida, no la adquisición de hábitos de obediencia ciega y de diligencia prescrita, sino una preparación para la acción independiente y pluralista”

La Educación es un bien precioso que debemos cuidar; y dejando de lado las modalidades y corrientes donde está se encuentre inmersa; su prioridad debe ser formar integralmente a las personas. Y esto indica que debe ser necesariamente “holística”, ante un mudo postmoderno y transmoderno que pierde muchas veces la profundidad y la visión pluralista de las grandes realidades de la vida.

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REFERENCIAS BASES:

-F. Tejedor, (1996). Perspectivas de las nuevas tecnologías en la educación.

-José Roig Ibanez (2006). La Educaciòn ante el nuevo orden mundial.

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