La Edad Media -Bajo Imperio

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fragmento de La Edad Media de José Luis Romeo

Transcript of La Edad Media -Bajo Imperio

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  • BREVIARIOS del

    FONDO DE CULTURA. ECONMICA

    12 LA EDAD MEDIA

  • La Edad Media

    por

    JOS LUIS ROMERO

    FONDO DE CULTURA ECONMICA MXICO - ARGENTINA

  • Primera edicin 1949 Primera reimpresin argentina, 1977 Segunda reimpresin argentina, 1979 Tercera reimpresin argentina, 1982 Cuarta reimpresin argentina, 1985 Quinta reimpresin argentina, 1987

    D. R. 1949 FONDO DE CULTURA ECONMICA Av. d la Universidad, 975; Mxico 12, D. F. F. C. Econmica Argentina Suipacha 617 - Buenos Aires, Argentina

    ISBN 950-Q57-005-X

    Impreso en Argentina

  • Primera Parte

    HISTORIA DE LA EDAD MEDIA

  • I

    LA TEMPRANA EDAD MEDIA

    1) DEL BAJO IMPERIO A LA ALTA EDAD MEDIA

    Una tradicin muy arraigada coloca en el siglo v el comienzo de la Edad Media. Como todas las cesuras que se introducen en el curse de la vida histrica, ado-lece sta de inconvenientes graves, pues el proceso que provoca la decisiva mutacin destinada a transfor-mar de raz la fisonoma de la Europa occidental co-mienza mucho antes y se prolonga despus, y resulta arbitrario y falso fijarlo con excesiva precisin en el tiempo.

    Se ha discutido largamente si, por lo dems, hay en efecto una cesura que separe la historia del Impe-rio romano, de la historia de ja Europa medieval. Quie-nes asignan una significacin decisiva a los pueblos germnicos tienden a responder afirmativamente, so-brestimando sin duda la importancia de las invasio-nes. Quienes, por el contrario, consideran ms impor-tante la tradicin romana y perciben sus huellas en la historia de la temprana Edad Media, contestan negativamente y disminuyen la trascendencia de las in-vasiones. En cierto modo, esta ltima opinin parece hoy ms fundada que la anterior o as lo considera el autor, al menos y conduce a una reconsideracin del proceso que lleva desde el bajo Imperio hasta la temprana Edad Media, etapas en las que parecen ha-llarse las fases sucesivas de la transformacin que lue-go se ofrecera con precisos caracteres.

    Pues, ciertamente, el contraste es muy grande si se comparan el Imperio de la poca de Augusto o aun de Adriano con la Europa de Alfonso el Sabio o la-de San Luis; pero resulta harto menos evidente si se con^ sideran las pocas de Constantino y Carlomagno, y me-nos todava si aproximamos an ms las fechas de los trminos de comparacin. De modo que parece justi-

  • 10 HISTORIA DE LA EDAD MEDIA ficado el criterio de entrar en la Edad Media no por la puerta falsa de la supuesta catstrofe producida por las invasiones, sino por los mltiples senderos que con-ducen a ella desde el bajo Imperio. El bajo Irnperio corresponde a la poca que sigue a la larga y profunda crisis del, siglo ni, en la que tanto la estructura como las tradiciones esenciales de la ro-manidad sufren una aguda y decisiva convulsin. Si el siglo II haba marcado el punto ms alto del esplen-dor romano, con los Antonmos, el gobierno de Cmodo (180-192) precipit el desencandenamiento de todas las fuerzas que socavaban el edificio imperial. Tras l se inici la dinasta de los Severos, cuyos representantes trajeron a Roma el resentimiento de las provincias anta-o sometidas y con l la voluntad de quebrar el pre-dominio de sus tradiciones para suplantarlas por las del frica o la Siria.

    Desde entonces, y ms que nunca, la fuerza militar fue el apoyo suficiente y necesario del poder, poltico, que los ejrcitos regionales empezaron a otorgar con ab-soluta irresponsabilidad a sus jefes. Roma perdi gra-dualmente su autoridad como cabeza del imperio, y en cambio, las provincias que triunfaban elevando al tro-no a uno de los suyos adquiran una preeminencia in-contestable. Este fenmeno tuvo consecuencias inmen-sas. Por una constitucin imperial de 212, Caracalla otorg la ciudadana a todos los hombres libres del imperio y el reducto itlico de la romanidad vio disiparse su antiguo ascendiente poltico y social. A poco, los emperadores sirios introdujeron en Roma los cultos sola-res, y uno de ellos, Heliogbalo, comparti sus funciones imperiales con las de sumo sacerdote del Baal de Eme-sa. Nada pareca quedar en pie del orden antiguo.

    Y, en efecto, lo que quedaba era tan poco, que no mucho despus comenz el oscuro periodo que suele llamarse de la "anarqua militar". Los distintos ejr-citos regionales impulsaron a sus jefes hacia el poder