La economía española está pagando su insuficiente apuesta por la innovación (part1)

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28 LA GACETA Miércoles, 23 de noviembre de 2011 M. L. Nalda y Pierre Boulat. La innovación ha sido uno de los temas más abordados por las prin- cipales fuerzas políticas durante toda la campaña y uno de sus argu- mentos estrella en sus programas y planes de acción para que España supere la crisis económica. El consenso reina sobre este par- ticular. La Fundación Cotec, un cónclave de empresarios que desde hace más de dos décadas viene impulsando diferentes acciones para fomentar la I+D, considera que la sangría laboral y el declive del crecimiento económico tienen un culpable: la falta de innovación. Según un informe de la consultora Deloitte, esta situación viene de largo, puesto que “históricamente la base de la economía española se había sustentado sobre la presta- ción de servicios y la fabricación de productos diseñados en otro lugar, así que la cultura de concepción y diseño ha estado más limitada”. La innovación ha sido y es una asignatura pendiente para el tejido productivo español. Hasta 1985, con la entrada en la Unión Europea, España había puesto en marcha planes de modernización desdibu- jados y poco constantes, acompaña- dos de una cultura emprendedora poco proclive a la apuesta por la I+D. Buena parte de la situación se explica por el hecho de que el tejido La economía española está pagando su insuficiente apuesta por la innovación Se sitúa en el vagón de cola de la Unión Europea l Los recientes esfuerzos no le han permitido alcanzar el nivel que se esperaba ESPECIAL I+D+i mos tres años por parte de la indus- tria a nivel global procedan de pro- ductos nuevos o mejorados. Las expectativas para España rebajan esta cifra hasta el 30% según Deloi- tte (ver gráfico). Del mismo modo, las entidades bancarias no han favorecido este tipo de inversión. Al contrario, han contemplado este tipo de produc- tos como “riesgo” más que como un “factor de crédito”. En cuanto a la oferta existente de capital riesgo, sólo se comercializa en algunos tipos de mercados de valores secun- darios y, en todo caso, se orientan a fases muy concretas del proceso de innovación, sin alcanzar la totali- dad de este proceso. Lejos de las metas Frente a esta situación, los planes comunitarios están obligando a España a implantar patrones de inversión en esta materia y la par- ticipación de investigadores, tecno- logía y métodos de gestión avanza- dos y eficaces han crecido a pasos agigantados. Como consecuencia, la evolución del gasto en I+D ha sido muy positiva, con tasas ininterrum- pidamente superiores a las del PIB, hasta situarse como una potencia mundial en cuanto a la capacidad para generar nuevo conocimiento, debido en buena parte a que finan- ciación pública en España se sitúa en un 44%, en niveles superiores a los de la OCDE (27,9%) y de la Unión Europea (35,5%). El problema es que este avance ha sido insuficiente. En efecto, se ha reducido el diferencial con los paí- ses de la UE y de la OCDE pero la brecha sigue siendo considerable. Según los datos de la Comisión Europea, España se sitúa en posi- ción 18 sobre 27, lejos del lugar que en teoría le corresponde por su potencial. Ambas instituciones evidencian que el origen del problema no es sólo la financiación. La implantación de la innovación en España requiere un cambio profundo de mentalidad y acometer reformas decididas en para la simplificación de trámites, la modernización de los sistemas de gestión, los planes de calidad en el ámbito educativo... De hecho, este último es uno de los indicadores que se utilizan para medir los niveles de innovación, y en el caso de España, se enciende en rojo. La transferencia de conocimien- to atraviesa uno de sus momentos más críticos; como muestra el infor- me PISA, es uno de los países comu- nitarios con mayores tasas de aban- dono escolar (un 31,2%, que dobla la media europea, de 14,1%), y todo ello a pesar de que el gasto en edu- cación (tanto pública como priva- da) por estudiante apenas es com- parable con el de otros socios de la UE. Por otra parte, se acusa la esca- sez de personal técnico especializa- do (la antigua Formación Profesio- nal, hoy Grados Medios y Superio- empresarial está plagado de pymes. Casi nueve de cada 10 empresas son pequeñas o medianas y abrazan sec- tores poco rentables en términos de productividad, lo que convierte al modelo español en un modelo anti- cuado, escasamente competitivo y productivo, que genera poco valor añadido. De esta manera, la inno- vación queda restringida, práctica- mente, a las grandes empresas. Así, en los años de bonanza, cuan- do la apertura crediticia estaba en boga, muy pocas empresas optaron por la vía innovadora; por ejemplo, la inversión en equipamiento –que se podría haber destinado a la mejo- ra de infraestructuras adecuadas para fomentar la innovación– encon- tró como destino la financiación de bienes inmuebles, hoy sometidos a depreciación. Esta actitud conservadora fren- te a la innovación ha limitado la capacidad para generar ingresos a través de nuevos productos o gran- des mejoras. Los datos refrendan este comportamiento: se espera que el 50% de los ingresos de los próxi- Necesita reformas más profundas y además un cambio de mentalidad hacia la I+D FUENTE: Deloitte/LA GACETA % en los próximos tres años España INGRESOS POR PRODUCTOS Totalmente nuevos Global 11% 22% Mejorados sustancialmente 17% 33% Marginalmente modificados o sin cambios 69% 42%

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28 la GaCETa Miércoles, 23 de noviembre de 2011

M. L. Nalda y Pierre Boulat.la innovación ha sido uno de los temas más abordados por las prin-cipales fuerzas políticas durante toda la campaña y uno de sus argu-mentos estrella en sus programas y planes de acción para que España supere la crisis económica. El consenso reina sobre este par-ticular. la Fundación Cotec, un cónclave de empresarios que desde hace más de dos décadas viene impulsando diferentes acciones para fomentar la I+D, considera que la sangría laboral y el declive del crecimiento económico tienen un culpable: la falta de innovación. Según un informe de la consultora Deloitte, esta situación viene de largo, puesto que “históricamente la base de la economía española se había sustentado sobre la presta-ción de servicios y la fabricación de productos diseñados en otro lugar, así que la cultura de concepción y diseño ha estado más limitada”. la innovación ha sido y es una asignatura pendiente para el tejido productivo español. Hasta 1985, con la entrada en la Unión Europea, España había puesto en marcha planes de modernización desdibu-jados y poco constantes, acompaña-dos de una cultura emprendedora poco proclive a la apuesta por la I+D. Buena parte de la situación se explica por el hecho de que el tejido

La economía española está pagando su insuficiente apuesta por la innovación Se sitúa en el vagón de cola de la Unión Europea l Los recientes esfuerzos no le han permitido alcanzar el nivel que se esperaba

ESPEciaL i+D+i

mos tres años por parte de la indus-tria a nivel global procedan de pro-ductos nuevos o mejorados. las expectativas para España rebajan esta cifra hasta el 30% según Deloi-tte (ver gráfico). Del mismo modo, las entidades bancarias no han favorecido este tipo de inversión. al contrario, han contemplado este tipo de produc-tos como “riesgo” más que como un “factor de crédito”. En cuanto a la oferta existente de capital riesgo, sólo se comercializa en algunos tipos de mercados de valores secun-darios y, en todo caso, se orientan a fases muy concretas del proceso de innovación, sin alcanzar la totali-dad de este proceso.

Lejos de las metas Frente a esta situación, los planes comunitarios están obligando a España a implantar patrones de inversión en esta materia y la par-ticipación de investigadores, tecno-logía y métodos de gestión avanza-dos y eficaces han crecido a pasos agigantados. Como consecuencia, la evolución del gasto en I+D ha sido muy positiva, con tasas ininterrum-pidamente superiores a las del PIB, hasta situarse como una potencia mundial en cuanto a la capacidad para generar nuevo conocimiento, debido en buena parte a que finan-ciación pública en España se sitúa en un 44%, en niveles superiores a los de la OCDE (27,9%) y de la Unión Europea (35,5%). El problema es que este avance ha sido insuficiente. En efecto, se ha reducido el diferencial con los paí-ses de la UE y de la OCDE pero la brecha sigue siendo considerable. Según los datos de la Comisión Europea, España se sitúa en posi-ción 18 sobre 27, lejos del lugar que en teoría le corresponde por su potencial. ambas instituciones evidencian que el origen del problema no es sólo la financiación. La implantación de la innovación en España requiere un cambio profundo de mentalidad y acometer reformas decididas en para la simplificación de trámites, la modernización de los sistemas de gestión, los planes de calidad en el ámbito educativo... De hecho, este último es uno de los indicadores que se utilizan para medir los niveles de innovación, y en el caso de España, se enciende en rojo. la transferencia de conocimien-to atraviesa uno de sus momentos más críticos; como muestra el infor-me PISa, es uno de los países comu-nitarios con mayores tasas de aban-dono escolar (un 31,2%, que dobla la media europea, de 14,1%), y todo ello a pesar de que el gasto en edu-cación (tanto pública como priva-da) por estudiante apenas es com-parable con el de otros socios de la UE. Por otra parte, se acusa la esca-sez de personal técnico especializa-do (la antigua Formación Profesio-nal, hoy Grados Medios y Superio-

empresarial está plagado de pymes. Casi nueve de cada 10 empresas son pequeñas o medianas y abrazan sec-tores poco rentables en términos de productividad, lo que convierte al modelo español en un modelo anti-cuado, escasamente competitivo y productivo, que genera poco valor añadido. De esta manera, la inno-vación queda restringida, práctica-mente, a las grandes empresas. así, en los años de bonanza, cuan-do la apertura crediticia estaba en boga, muy pocas empresas optaron por la vía innovadora; por ejemplo, la inversión en equipamiento –que se podría haber destinado a la mejo-ra de infraestructuras adecuadas

para fomentar la innovación– encon-tró como destino la financiación de bienes inmuebles, hoy sometidos a depreciación. Esta actitud conservadora fren-te a la innovación ha limitado la capacidad para generar ingresos a través de nuevos productos o gran-des mejoras. los datos refrendan este comportamiento: se espera que el 50% de los ingresos de los próxi-

Necesita reformas más profundas y además un cambio de mentalidad hacia la I+D

FUENTE: Deloitte/LA GACETA

% en los próximos tres años EspañaINGRESOS POR PRODUCTOS

Totalmente nuevos

Global

11%

22%

Mejorados sustancialmente

17%

33%

Marginalmente modificadoso sin cambios

69%

42%