La Depresión Como Quiebre Del Sujeto

11
La depresión como quiebre del sujeto: el cansancio y la experiencia del cuerpo Creo que un gran mérito que tiene el trabajo de Byung-Chul Han en su libro La sociedad del cansancio, es el de poner el acento de la violencia en el Yo, en el exceso de positividad que crece en el Yo, cuyo destino, según Ehrenberg, es derivar en sí mismo, lo que, en términos más concretos, podríamos traducir en el concepto de “ser uno mismo”, y considerar las adiciones aforísticas del estilo “no ser quien otros quieren que seas”, “encontrar algo que te gusta y hacerlo”, y ese tipo de cuasi-dogmas. A esto, Han le agrega la presión que existe por insertar dichas ideas y dicho destino en lo que él llama la sociedad del rendimiento. No se trata, ciertamente, de una voluntad desapegada de lo que vive y puede hallar en el mundo sino, por lo contrario, de una voluntad orientada hacia el cumplimiento del Ser Yo que se conserva dentro de los límites de la sociedad del rendimiento los cuales, al enmarcarla, la agotan o la queman, según sus propias palabras. Al presentar las consideraciones sobre la violencia interna del Yo y la presión de parte de la sociedad del rendimiento, Byung-Chul Han atina en centrar su interés en los trastornos límite de la personalidad, la depresión y, en general, las afectaciones psíquicas del Yo. A esto, añade que ya no podemos considerar la existencia de una sociedad disciplinaria, sino de una sociedad del rendimiento, justamente porque el poder seductor se incorpora dentro de la propia subjetividad. Este sujeto de la sociedad del rendimiento se diferencia del sujeto de la obediencia en tanto este último aún tiene al poder como un mecanismo externo

description

Depresión Filosofía Esbozo

Transcript of La Depresión Como Quiebre Del Sujeto

La depresin como quiebre del sujeto: el cansancio y la experiencia del cuerpo

Creo que un gran mrito que tiene el trabajo de Byung-Chul Han en su libro La sociedad del cansancio, es el de poner el acento de la violencia en el Yo, en el exceso de positividad que crece en el Yo, cuyo destino, segn Ehrenberg, es derivar en s mismo, lo que, en trminos ms concretos, podramos traducir en el concepto de ser uno mismo, y considerar las adiciones aforsticas del estilo no ser quien otros quieren que seas, encontrar algo que te gusta y hacerlo, y ese tipo de cuasi-dogmas.A esto, Han le agrega la presin que existe por insertar dichas ideas y dicho destino en lo que l llama la sociedad del rendimiento. No se trata, ciertamente, de una voluntad desapegada de lo que vive y puede hallar en el mundo sino, por lo contrario, de una voluntad orientada hacia el cumplimiento del Ser Yo que se conserva dentro de los lmites de la sociedad del rendimiento los cuales, al enmarcarla, la agotan o la queman, segn sus propias palabras.Al presentar las consideraciones sobre la violencia interna del Yo y la presin de parte de la sociedad del rendimiento, Byung-Chul Han atina en centrar su inters en los trastornos lmite de la personalidad, la depresin y, en general, las afectaciones psquicas del Yo. A esto, aade que ya no podemos considerar la existencia de una sociedad disciplinaria, sino de una sociedad del rendimiento, justamente porque el poder seductor se incorpora dentro de la propia subjetividad. Este sujeto de la sociedad del rendimiento se diferencia del sujeto de la obediencia en tanto este ltimo an tiene al poder como un mecanismo externo de coaccin, mientras que el primero ha incorporado ese mecanismo de coaccin en convivencia y tensin con las ideas de libertad que se ha formado. Esa libertad est constituida por la ficcin de una voluntad autnoma que se piensa sin objetos a los cuales est sujeta. Cuando ella se enfrenta al dispositivo de rendimiento y de trabajo constante, descubre lo inefable que se ha vuelto lo libre en el encuentro con esos lmites del rendimiento que son, a la vez, los lmites internos del Yo y la coaccin propia que busca hacer rendir esa libertad. En en ese encuentro, la experiencia de libertad adquiere, como mucho, una constitucin discursiva llena de equvocos cuando se le pone en relacin con los sitios externos al sujeto en donde pretende manifiestar ese libre rendimiento o su destino.La imposicin de la obligatoriedad no viene designada, pues, por un arbitrio institucionalizado que va acompaado de la prohibicin o el mandato, sino de una necesidad, aparentemente autnoma, de enarbolar proyectos, iniciativas, de tejer motivaciones optimistas que, en definitiva, configuran la positividad excesiva (Han, veintialgo). En cierta forma, esto es otro tipo de mandato; no punitivo ni autoritario y, por lo mismo, no externo, pero s intrnseco y peligrosamente positivo. No es extrao, entonces, que la depresin contenga mantras igual de afirmativos que aquellos que pretenden eludir la infelicidad: no sirvo, soy un intil, etc. no son el extremo opuesto de yo puedo, sino la versin alternativa de la positividad del sujeto del rendimiento.Se trata, pues, de una libertad paradjica: libertad autoexplotada. El destino del Yo es convertirse en el sujeto del rendimiento mximo que produce y se convierte y se afirma como Yo, siempre bajo la mirada referencial de un paradigma de subjetividad y de evaluacin de qu tan Yo es uno mismo. En esta evaluacin, el sujeto puede descubrirse absolutamente capaz de conseguir la produccin esperada o descubrirse como un absoluto incompetente, siendo ambas sendas manifestaciones de ese destino del Yo que no discierne entre el sujeto no deprimido y el sujeto deprimido. Me parece que sta ha sido una dimensin muy sabida pero profundamente inarticulada. No creo que Byung-Chul Han est planteado algo nuevo. Focault mismo ya haba contemplado el paso de la sociedad disciplinaria a la biopoltica, a un espacio de sujecin interno de los sujetos que designaba una forma de hacer vivir y no de castigar. En este sentido, solemos entender, en primera instancia, el agotamiento y el quiebre depresivo que experimentamos no con la forma de un argumento, sino como una experiencia. Si aceptamos, junto con Andrew Solomon (del NY Times), que venimos a este mundo predispuestos genticamente para la depresin y que sta se dispara (its triggered) con diferente intensidad de acuerdo con las condiciones de vida particulares de cada uno, podemos hablar de que todos, a la vez, tenemos la proto-experiencia del cuadro depresivo, aun cuando en l existan jerarquas y casos ms graves que otros.Se me ocurre otra paradoja: no sera esta propensin depresiva de los sujetos una de las potencialidades ms grandes por compartir experiencias y constituir un espritu universal? Si lo es, por qu, entonces, la tomamos como los lmites que nos diferencian y nos distancian unos de otros? Han distingue, en esto, dos cansancios: un cansancio a solas, propio de la sociedad del rendimiento, que asla y divide, y un cansancio fundamental, surgido no del exceso de positividad, sino de la negatividad inspiradora. Se trata este ltimo de un estado de percepcin, quizs hasta de una experiencia esttica, de una potencia negada en el cansancio por agotamiento que, adems, pone todo en contacto en lugar de aislarlo.La idea me suena atractiva, esperanzadora pero, tristemente, difcil de hallar si no es por una experiencia de la que, hasta ahora, me descubro falto. Me parece que el fallo que tiene Han en este discernimiento entre dos tipos de cansancio surge en obviar su origen en su argumento. Nos explica, aunque de manera general, de dnde nace el cansancio divisorio y aislante por agotamiento, sin embargo, nos deja sin un mapa, sin una pista para lograr el otro tipo de cansancio y, ms bien, con la pura promesa de una existencia posible del mismo.Hallarlo, diran, es la apuesta que el autor deja en la mesa. Tal vez sea cierto, pero sigo un poco lo que dice Beasley-Murray (de El Pas) acerca de que la gente sabe de los absurdos de obedecer los dogmas de la sociedad del rendimiento (que, de acuerdo con Han, seran internos al Yo), sabe las inquisiciones, los sometimientos a los que puede estar sujeta pero la carencia fundamental, en las aproximaciones intelectuales est en la prctica.[footnoteRef:1] [1: Esto, debo aclarar, no creo que anule lo que dice Byung-Chul Han, puesto que es an bastante real el hecho de hacer convivir un mecanismo de coaccin y una voluntad de libertad dentro de uno mismo, ms an cuando no se da cuenta de dnde proviene esa libertad que decimos seguir y ese destino propio que pretendemos cumplir.]

S que de nuevo hay aqu otra paradoja. Quiz toda pretendida intelectualidad se llena de ellas. Cmo escribir, entonces, algo que sea prctica y no entre en ese crculo de obviedades intelectuales? Llegaremos, en su momento, a ello. Por lo pronto, sirva seguir con el argumento de Beasley-Murray en el que propone una poltica de los cuerpos, constituida enteramente por el riesgo, por las apuestas y no por las certidumbres, poner a los cuerpos en conexin, tal como hara ese cansancio fundamental. Comment by Josu Hernndez: Recordar este punto para desarrollar al final con la idea de la necesidad de lugares donde desplegar la personalidad y de donde extraer recursos fsicos desde los cuales considerarla como una consecuencia de la interactividad con el mundo.Sigue habiendo aqu una invisibilidad del origen de dicho cansancio y de dicha conexin. No puedo resolver ahora algo que apenas esbozo, pero creo que la clave se encuentra, en realidad, en atender a las conexiones previas al cansancio fundamental y no a las que se vuelven a lograr a partir de l, a menos que aceptemos que dicho cansancio es una de las posibilidades que se pueden alcanzar desde la sociedad el rendimiento.En eso consistira la poltica de los cuerpos: en hacer posibles las conexiones, y no slo de los cuerpos individuales, sino de los grupos, las comunidades y los objetos. De esta manera, el cansancio no sera por agotamiento, ocasionado por la incesante bsqueda del destino del Yo a solas, sino un cansancio que une, que nos hace visibles a todos y hace visibles a todos, a su vez.ste es precisamente el lugar al que quera llegar. Era necesario, primero, partir de un recorrido general de los argumentos presentados hasta aqu para entender la necesidad de una poltica de los cuerpos en conexin y no de exclusin o aislamiento de los mismos.

La terapia del cansancio

Como se recordar, al principio deca que Byung-Chul Han haba atinado en centrar su atencin en la violencia intrnseca del Yo. No quiero decir que no exista otra violencia distinta ya, sino que sta es una de las que marcan la subjetividad de esta poca que el filsofo define como tardomoderna, y es de las que menos se ha atendido en aras de dejarla como ocupacin de la psicologa y de la psiquiatra.Han, como vimos, supone que el sujeto de rendimiento se encuentra en guerra consigo mismo y el depresivo es el invalidado de esta guerra interiorizada (veintialgo). Pareciera que s, la depresin constituye el lugar comn del quiebre del yo en medio de aquel pretendido rendimiento incansable, pero ese supuesto de comunidad parte de los lugares privilegiados del habla desde los que se da cuenta de lo que es el sentir del deprimido. Entonces lo escuchamos y decimos: efectivamente, la depresin no es tristeza, el contrario de la depresin no es felicidad, y nos convencemos de que, de hecho, estamos deprimidos y de lo poco comprendida que es esta discapacidad. Me pregunto, entonces, si de lo que nos distanciamos no es tanto de la experiencia de la depresin, sino de los espacios en los cuales dispersarla.En este sentido, hablar de la depresin y, ms an, hablar como terapia para la depresin, es un acto que se encuentra enclaustrado en los propios lmites y tiempos marcados por la sociedad del rendimiento en los mbitos especficos en los que se despliega. Ya sea en el entretenimiento, en la terapia cognitivo-conductual o en los psicofrmacos, parece haber una necesidad de consumo evasivo que no tiene que ver tanto con las disciplinas que se encargan de estudiar e interesarse por el auge de la depresin y los trastornos de la personalidad, tanto como de las industrias que buscan lucrar con ellos. El consumo se convierte en el sustituto del habla, la hiperactividad, como dice Byung-Chul han, se vuelve una forma en extremo pasiva de actividad que ya no permite ninguna accin libre (60). Qu pasa, entonces, si estos tratamientos funcionan? No creo que desmientan los supuestos que hablan de un cansancio agotador surgido de la sociedad del rendimiento.De acuerdo con un enfoque desde la subjetividad, no sabemos si este funcionamiento consiste en reincorporar a los cuerpos, entendidos tambin desde la subjetividad, a la sociedad del rendimiento que los ha desgastado, o a resignificar esa misma sociedad. Incluso cabe la posibilidad de reincorporarse a un mundo que se conoce y se entiende, aun someramente pero vale la pena explorar si estamos abogando por la configuracin de mecanismos de supresin de una parte de la realidad que provocaba un cortocircuito, o por el entendimiento pleno de la situacin. Quizs ninguno nos suene del todo mal y hasta los consideremos como parte inherente de esta sociedad. Tal vez se traten de tratamientos artificiales, como Solomon ha dicho que se les suele considerar, pero de igual manera podramos entenderlos en vinculacin con la misma artificialidad o hibridacin que llevamos la existencia actual, vueltos cyborgs, atravesados por la tecnologa, la medicina industrial y la propia constitucin biolgica del ser humano.Esto, con todo, no me parece una razn suficiente para defender la hipermedicacin o un solo modelo de tratamiento dislocado del espacio concreto del padecimiento que busca tratar. No me refiero nicamente al espacio que pretende llenar la explicacin biolgica, sino al de las condiciones que lo detonan, igual que Solomon menciona pero parece naturalizar de acuerdo con la situacin socioeconmica. Considero que Andrew Solomon arroja informacin muy valiosa de la que se pueden extraer, si no conclusiones, al menos cuestionamientos e hiptesis diversas. Me parece esencial que oponga a la depresin un estado de vitalidad que nos recuerda a Nietzsche con el sealamiento del nihilismo como negacin de la vida. Sin embargo, creo que se apresura a elaborar conclusiones y paradigmas que, a mi parecer, se destejen en las situaciones particulares que, pretendidamente, los tratamientos buscan abordar.Solomon afirma que el tratamiento dirigido hacia los sectores pobres puede ayudarles a mejorar. Reafirma un compromiso con la necesidad de atenderlos y de interesarse por ellos, lo cual no es menor ni desdeable. Aun as, el problema viene cuando hacemos un cruce de disciplinas, pequea maldicin de la interdisciplinariedad. Qu tipo de tratamiento queremos para ellos? Qu queremos lograr con l? Vamos a reincorporarlos a una sociedad del rendimiento que es causa de ese sujeto depresivo?Son preguntas difciles de responder pero que apuntan, de algn modo, a sospechar que aquella sociedad del rendimiento no slo genera un cansancio agotador, un cansancio a solas, sino que puede, igualmente, contener el tratamiento de un descanso a solas cuyas consecuencias an ignoramos. La sociedad del rendimiento de la que habla Byung-Chul Han tiene conexiones con el trabajo, con la profesionalizacin de la tcnica y el conocimiento, con los ideales de competencia, con las expectativas de superacin, con ese destino del Yo tan mentado antes.Eso, de cierta forma, es ms reciente que la sociedad biopoltica foucaultiana, principalmente por la explosin demogrfica. Sabemos que, como sujetos, al menos podemos preguntarnos en dnde ubicamos dicha sujecin pero, como parte de esta sociedad del rendimiento, esa pregunta apenas es importante frente al ritmo de vida que imponen todos los elementos mencionados.Ser acaso dicha pregunta uno de los orgenes del cansancio? Posiblemente, pero puede ser cualquiera de los dos tipos, depende de dnde y con quines se haga, ms que quin la haga.En este punto, entonces, de qu terapia precisamos? Vuelvo, de nuevo, a Beasley-Murray para argumentar que la terapia para el sujeto depresivo y cansado de la sociedad del rendimiento debe ser experimental. El sujeto, en este sentido, es siempre un sujeto poltico y, para Beasley-Murray, la experimentacin es la esencia de la poltica. Claramente se trata de algo que trasciende el puro nivel institucional en el que estamos acostumbrados a entender a la poltica. Se trata de vincular el cuerpo con esa sociedad del rendimiento, al sujeto depresivo como consecuencia de la misma con todos los espacios que la configuran y que son los responsables de esa acumulacin positiva que genera un exceso y un quiebre o discapacidad traducida en la depresin.Si la experimentacin que precisa la poltica actual se basa en la conexin de los cuerpos, no deberamos ocuparnos por entender la depresin bajo la figura de una experiencia comunitaria? En realidad, lo que Solomon asegura que es necesario, el tratamiento orientado hacia los sectores pobres, no es algo que no se haya hecho antes. Basta recordar la forma en que diversas sectas y nuevas religiones se han constituido, y cuyo modelo ha sido adoptado por movimientos agnsticos o seculares que centran, nuevamente, al sujeto en su destino personal. Curiosamente, convocan a los sujetos con el mandato externo de cumplir su destino personal en un ambiente multitudinario para enclaustrar esa creencia y, a la vez, darle una vitalidad a travs de ese gran cuerpo que es la multitud; crean, por medio de ella, una voz fuerte y reverberante que reafirma el destino del Yo en conexin con un medio trascendental de esta vida que, a su vez, no se vuelca en una esperanza expectante del futuro, al menos discursivamente, y supone que todo acto est centrado en el presente. El presente, as, parece convertirse en un compromiso consigo mismo. Se suprime la conciencia de coaccin, que no su mecanismo, y se acepta y engrandece la ficcin de la libre voluntad. Aquel mandato externo que saca (violentamente, creo) de la depresin reconfigura la coaccin que adquiere, nuevamente, invisibilidad.Lo que quiero decir es que no existe un criterio ms all del de la vitalidad como prueba de la eficacia de un tratamiento. Esto, de suyo, no es pernicioso pero cuando se piensa en la interseccin con un programa de polticas pblicas de salud, de estrategias de mercado, de estratificacin social, de exclusin y, an ms, de criterios de lo que constituye una normalidad aceptable (dentro de lo cual entenderamos las desviaciones socialmente aceptadas), creo que s es necesario preguntarnos nuevamente por los tratamientos estandarizados y dominantes que recibimos, por si se vuelven la nica salida, con mayor o menos flexibilidad, pero siempre creados desde un lugar central de conocimiento. Adems, tambin deberamos preguntarnos, como hace Ian Hacking con respecto a la esquizofrenia o al autismo infantil, en qu medida la creacin de la categora configura la experiencia de lo que clasifica pero delimita con rigidez las sensaciones, los argumentos y la definicin de lo que constituye esa experiencia, impidindole al sujeto formar, propiamente, parte de ella.

Hablar de la depresin y hablar en depresin: la experiencia del cuerpo