La Curacion Espontanea de Las Creencias

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LA CURACION ESPONTANEA DE LAS CREENCIAS (Gregg Braden) “La realidad es meramente una ilusión, aunque muy persistente.” Vivimos en una realidad interactiva en la que podemos modificar el mundo que nos rodea cambiando lo que ocurre dentro de nosotros mientras observamos, es decir, cambiando nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras creencias. Al observar, nos convertimos en parte de lo que estamos observando. Cuando enfocamos nuestra atención en un lugar determinado en un momento dado, involucramos nuestra conciencia. Bajo ciertas condiciones, la conciencia humana influye en la energía cuántica, la sustancia de la que está compuesto todo. Estamos bañados en un campo de energía inteligente que llena lo que pensábamos que era espacio vacío. Este campo responde a nosotros – se reorganiza a sí mismo – en función de nuestros sentimientos y creencias. Algunos Hechos Innegables : 1- El universo, nuestro mundo y nuestros cuerpos están hechos de un campo magnético compartido llamado campo, mente de Dios, matriz divina… 2- La energía cuántica puede existir con dos formas diferentes: como partículas visibles o como ondas invisibles. La energía está en ambos casos, aunque se da a conocer de distintas maneras.

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es un material bibliográfico de martha gonzales corto pero valioso.

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LA CURACION ESPONTANEA DE LAS CREENCIAS (Gregg Braden)

“La realidad es meramente una ilusión, aunque muy persistente.”

Vivimos en una realidad interactiva en la que podemos modificar el mundo que nos rodea cambiando lo que ocurre dentro de nosotros mientras observamos, es decir, cambiando nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras creencias. Al observar, nos convertimos en parte de lo que estamos observando. Cuando enfocamos nuestra atención en un lugar determinado en un momento dado, involucramos nuestra conciencia.

Bajo ciertas condiciones, la conciencia humana influye en la energía cuántica, la sustancia de la que está compuesto todo. Estamos bañados en un campo de energía inteligente que llena lo que pensábamos que era espacio vacío. Este campo responde a nosotros – se reorganiza a sí mismo – en función de nuestros sentimientos y creencias.

Algunos Hechos Innegables:

1- El universo, nuestro mundo y nuestros cuerpos están hechos de un campo magnético compartido llamado campo, mente de Dios, matriz divina…

2- La energía cuántica puede existir con dos formas diferentes: como partículas visibles o como ondas invisibles. La energía está en ambos casos, aunque se da a conocer de distintas maneras.

3- En el campo de la matriz divina, todo lo que ha estado conectado físicamente y después se separa, actúa como si aún estuviese vinculado (enredo cuántico). Las partículas cuánticas pueden comunicar consigo mismas en distintos momentos temporales; no están limitadas por los conceptos de pasado, presente y futuro.

La única diferencia entre las partículas aisladas en los experimentos y nosotros, es que nosotros estamos formados de muchas de ellas, vinculadas a través de la sustancia cuántica.

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La conciencia es la fuerza que organiza la energía cuántica y mantiene unida estas partículas conformando nuestros cuerpos y nuestra realidad.

4- El ADN humano influye directamente en lo que ocurre en el Campo.

5- Las creencias humanas cambian el ADN que a su vez afecta a lo que ocurre en el Campo.

6- Cuando cambiamos nuestras creencias con respecto a nuestros cuerpos y nuestro mundo, el campo traduce ese cambio a la realidad de nuestras vidas (¿milagro?)

¿Qué es una creencia?

1 Una creencia es una experiencia personal: una certeza derivada de aceptar lo que pensamos que es verdad en nuestra mente y sentimos que es cierto en nuestro corazón.

2 La creencia es un lenguaje: es la clave de la sustancia misma que configura el universo; el lenguaje que toca la sustancia cuántica de nuestros cuerpos y de nuestro mundo.

3 La creencia es poder personal. Nuestras creencias contienen todo el poder que necesitamos para realizar los cambios que elijamos, la capacidad de cambiar nuestras vidas y de crear nuestra realidad cotidiana.

Vivimos nuestra vida basándonos en lo que creemos con respecto a nuestro mundo, a nosotros mismos, a nuestras capacidades y nuestros límites, así pues, nuestras creencias establecen la estructura de nuestro estilo de vida!!

¿De dónde vienen nuestras creencias?

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Nuestras creencias se originan en lo que nos dice la ciencia, la historia, la religión, la cultura y la familia. En otras palabras, la mayor parte de nuestras creencias se basan en lo que otras personas dicen o piensan.

Ondas de creencia: el lenguaje de los átomos

La energía eléctrica y magnética forma los átomos de materia.

Un cambio en la energía modifica los átomos que constituyen las partículas de materia.

Nuestros corazones producen la energía eléctrica y magnética más intensa del cuerpo (sesenta veces mayor que la señal eléctrica del cerebro y cinco mil veces más intenso el campo magnético) – su campo se extiende varios kilómetros más allá del lugar donde está ubicado el corazón físico.

Los sentimientos/creencias del corazón generan ondas eléctricas y magnéticas que se extienden más allá de nuestro cuerpo físico.

Conforme cambiamos nuestras creencias, transformamos la energía que forma los átomos del mundo. Cada momento de cada día estamos “hablando” al mundo que nos rodea con un lenguaje sin palabras: las ondas de creencia de nuestros corazones.

Para entender lo profunda que es la interconexión entre nosotros mismos y la realidad, podemos imaginar la conexión entre una gota de agua y el océano del que forma parte. Aunque es posible separar la gota de agua y el océano bajo ciertas condiciones, generalmente

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resulta difícil saber dónde comienza una y dónde acaba el otro. Tal como la gota y el océano son un solo y mismo elemento, nosotros somos parte de la realidad que estamos creando.

Anatomía de una creencia

A lo largo del día una persona media tiene unos mil pensamientos por hora. Dependiendo de si somos pensadores profundos o no, podemos tener doce mil a quince mil pensamientos al día. El 70-80% son los mismos que los del día anterior.

Un pensamiento sin emoción que lo alimente, es sólo un pensamiento, no es ni bueno ni malo, ni correcto ni equivocado. Por sí solo, tiene poco efecto en nuestra realidad, y sólo implica imaginar una posibilidad que está en la mente; seleccionar una posibilidad de la infinidad de posibilidades cuánticas (ondas de energía en movimiento): la semilla de lo que podría ser, suspendida en el tiempo, inocua y relativamente inoperante.

Un deseo es un pensamiento que carece del combustible emocional para plasmarlo. La esperanza de que un pensamiento se haga realidad, sin la emoción que le dé vida, no pasa de ser un deseo, una imagen de lo que es posible.

La emoción es la fuente de energía que nos impulsa hacia delante en la vida. Debemos enfocar y canalizar el poder de la emoción para que sea productivo en nuestras vidas. Cuando no tenemos una dirección clara, nuestras emociones son dispersas y caóticas. Nuestras emociones pueden servirnos o destruirnos y ello depende de nuestra capacidad de ponerles riendas y de darles dirección. Y ahí entra el poder del pensamiento.

Cuando unimos los pensamientos de nuestra mente con el poder de las emociones, creamos sentimientos.

Un pensamiento imbuido de emoción produce el sentimiento que lo lleva a la vida.

Un sentimiento es pues la unión de lo que pensamos con el combustible de nuestro amor o de nuestro miedo por ese pensamiento y así como sólo hay dos emociones básicas –amor y miedo -, podemos experimentar un número infinito de sentimientos (ira, compasión, celos, gratitud, paz…).

La certeza que surge al aceptar lo que pensamos que es verdad, junto con la sensación de que es verdad en nuestro cuerpo, convierte el deseo en realidad, convierte las ondas de energía en partículas y átomos de materia.

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Cuando albergamos una creencia con respecto a algo, generalmente tenemos un sentimiento, a menudo intenso, con respecto a ello. Las creencias y los sentimientos que tenemos con respecto a ellas, son el lenguaje que “habla” a la sustancia cuántica que conforma nuestra realidad.

También puede ocurrir que tengamos convicciones (creencias) sin que le acompañe ningún pensamiento, al menos, sin que nosotros seamos conscientes; resonamos con el campo.

Mientras que las creencias se forman en el corazón, los pensamientos se originan en la mente y es importante entender que tenemos dos mentes que funcionan de manera muy diferente.

La mente consciente es el lugar donde creamos la imagen de nosotros mismos que proyectamos hacia fuera. Por medio de la mente consciente, incorporamos información sobre nuestro mundo cada día, analizamos y procesamos toda esa información, creamos, validamos, juzgamos, planificamos y razonamos gracias a la mente consciente y a partir de toda esa información recopilada y analizada decidimos la mejor opción en cada momento - o eso creemos.

Nuestra mente subconsciente funciona como el disco duro de un ordenador, almacena programas y guarda un registro de todo lo que experimentamos a lo largo de nuestra vida y de cómo nos sentimos y lo que creímos con respecto a cada situación. Es 500.000 más rápida que la mente consciente (40 bits por segundo por 20 millones por segundo) y es responsable de más del 95% de nuestra actividad diaria. Realiza automáticamente las funciones biológicas que nos mantienen vivos para que nosotros nos podamos enfocar en otras cosas.

Muchas de nuestras creencias son subconscientes y se instauran antes de los 6 años, durante el período que se conoce como la mente absorbente. Durante ese período, pasamos el día empapándonos de información con respecto al mundo que nos rodea, sin filtros que nos digan lo que es apropiado y lo que no lo es.

Más del 90% de nuestras acciones diarias son respuestas derivadas de los archivos de información que tenemos en nuestro subconsciente.

Las creencias y sentimientos del corazón mantienen una conversación continua con nuestro cerebro, cada momento del día. Durante ese diálogo, nuestros corazones dicen a nuestros cerebros que produzcan la química del amor o la química del miedo en nuestros cuerpos. La química del amor afirma y perpetúa la vida en nuestros cuerpos. La química del miedo niega la vida en nuestros cuerpos.

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La cuestión no es lo que piensas que crees, ni lo que te gustaría pensar que crees.

La pregunta más poderosa y reveladora que nos podemos plantear es: ¿Qué creo realmente?

La realidad es tan real como nosotros creamos que es. Aquello con lo que más nos identificamos es lo que experimentamos en nuestra vida. De modo, que lo que llamamos realidad es suave, maleable y está sujeto a cambios. Se adapta a nuestras creencias y expectativas.

Recordemos que si bien el ADN es muy importante – es el código portador del lenguaje de la vida en nuestras células – existe otra fuerza que es la que le dice qué hacer, que genes codificar y esa fuerva vital son nuestras CREENCIAS.

¿Cómo podemos reescribir nuestras creencias?

Modificar nuestras creencias es más que una simple cuestión de tomar la decisión de cambiar o de poner la voluntad de hacerlo. Somos lo que creemos que somos; cambiar nuestras creencias es cambiar nuestra identidad…por eso es difícil cambiar nuestras creencias.

a) Podemos cambiar una creencia conscientemente, tomando conciencia de ella y de cómo se manifiesta en los hábitos subconscientes de nuestras rutinas diarias. Mediante a lógica y el razonamiento de nuestra mente consciente, debemos convencernos de la existencia de nuevas posibilidades, presentándole hechos incontestables que haga que las limitaciones del pasado queden obsoletas - la ciencia está llena de ejemplos de cambios profundos de paradigma. Pero para ello hemos de estar atentos a cuál es nuestra intención consciente en todo lo que hacemos a cada momento de nuestra vida. En nuestro mundo cotidiano, es posible que no resulte práctico enfocar nuestra conciencia en cada tarea minuto a minuto para poder cambiar nuestras creencias.

b) Vivir desde la respuesta - Podemos también cambiar nuestras creencias pasando por alto completamente la lógica de nuestra mente y yendo directamente a nuestro corazón. De este modo, adoptamos una nueva creencia en presencia de una experiencia que está más allá de la explicación racional (milagro?). El resultado que deseamos es el milagro.

La definición de milagro es: “un suceso que parece inexplicable según las leyes naturales”. Ahí es donde está su poder; es algo que ha ocurrido. Y en su presencia, cambiamos, debemos

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reconciliar el milagro con nuestras certezas previas porque un milagro que es posible para alguien es posible para todos.

Cuando reconocemos que la realidad cotidiana es la paleta que contiene nuestras posibilidades, en lugar de ser el reflejo de nuestras limitaciones, lo que antes nos pareció inconcebible ahora está a nuestro alcance.

La primera regla de la realidad es que debemos convertirnos (en nuestra vida) en aquello que elegimos experimentar en el mundo. Vivimos en una realidad participativa y estamos creando nuestra experiencia además de experimentar lo que creamos. En la vida tendemos a experimentar aquellas creencias con las que nos identificamos.

Hay una diferencia sutil pero contundente entre trabajar hacia un resultado, y pensar y sentir a partir de él. Una afirmación exitosa se basa en sentir que el resultado ya se ha producido, y es la gratitud por lo ocurrido, la que hace que creemos los cambios que plasman esa realidad en nuestra vida.

“Cuidado con los pensamientos: se convierten en palabras;cuidado con las palabras: se convierten en acciones;cuidado con las acciones: se convierten en hábitos;cuidado con los hábitos: se convierten en carácter;cuidado con el carácter: se convierte en tu destino.”

Publicado por Marta González-Corró