La Creación de Un Proyecto Político en España y Argentina

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DOCUMENTOS DE TRABAJO IELAT _____________________________________________ Instituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá Nº 37 – Abril 2012 Javier Bouzas Herrera Una aproximación a la creación de la nación como proyecto político en Argentina y España en los siglos XIX y XX. Un estudio comparativo

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HISTORIA

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  • DOCUMENTOS DE TRABAJO IELAT

    _____________________________________________

    Instituto de Estudios Latinoamericanos Universidad de Alcal

    N 37 Abril 2012

    Javier Bouzas Herrera

    Una aproximacin a la creacin de la nacin como proyecto poltico en Argentina y Espaa en los siglos XIX y XX.

    Un estudio comparativo

  • PREMIO IELAT 2011

    (CATEGORA ESTUDIANTE DE MSTER):

    Una aproximacin a la creacin de la nacin como proyecto

    poltico en Argentina y Espaa en los siglos XIX y XX. Un

    estudio comparativo

    Javier Bouzas Herrera

  • Estos documentos de trabajo del IELAT

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    EEUU)

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    Dominicana)

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    Una aproximacin a la creacin de la nacin como proyecto poltico en Argentina y

    Espaa en los siglos XIX y XX. Un estudio comparativo

    Javier Bouzas Herrera Resumen:

    La nacin como objeto de estudio ha atrado la atencin de muchos historiadores y ha generado debate. En estos aos coinciden dos bicentenarios, el de la independencia de Amrica Latina y el de la Constitucin espaola de 1812, inicio de las modernas naciones espaola e hispanoamericanas. Resulta muy interesante realizar una comparacin de la construccin de la nacin con los ejemplos de Argentina y Espaa, con tantos lazos culturales e histricos, a travs de las investigaciones de algunos historiadores. El enfoque que tendr el trabajo es el de la nacin como proyecto poltico, su evolucin a lo largo de los siglos XIX y XX y las diferentes respuestas a los desafos a los que ambos pases se enfrentaron. La intencin es observar las condiciones que dieron un resultado convergente: Argentina y Espaa como naciones modernas en los albores del siglo XXI, y si esto es realmente as. Palabras clave: Amrica Latina, Argentina, Espaa, construccin de la nacin, proyectos polticos. Abstract: The nation as a subject of study has attracted the attention of many historians and has generated debate. Two bicentennials coincide these years: the independence of Latin America and the Spanish Constitution of 1812; the birth of Spanish American and Spanish modern nations. Analysing the construction of a nation by comparing the cases of Argentina and Spain, two countries with so many historical and cultural ties, through the researches conducted by some historians might be very interesting. The topic will be approached considering the nation as a political project, studying its evolution throughout the 19th and 20th centuries and the different ways in which both countries faced the challenges they found. The aim is to examine the conditions which led to a convergent result: Argentina and Spain as modern nations at the dawn of the 21st century, and to check if that is true indeed. Key Words: Argentina, Latin America, construction of a nation, political projects, Spain.

    Agradecimientos a todos mis profesores, que me abrieron las puertas del conocimiento, y a David por

    su paciencia al corregirme y ayudarme en todos mis trabajos. Licenciado en Historia (20062010) por la Universidad Autnoma de Madrid, con especializacin en

    Historia Contempornea. Estudiante en el Mster de Historia Contempornea (2010en curso) de la UAM y en el Diploma en Asistencia Electoral y Observacin Electoral Internacional (3 edicin, 2012en curso) de la Universidad de Valencia. Contacto: [email protected]

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    INTRODUCCIN

    Hace poco ms de un ao, Argentina celebraba su Bicentenario del proceso de independencia. El caso argentino es uno de los paradigmas de un continente hasta hace poco envuelto en graves crisis econmicas y polticas. Hoy, el continente latinoamericano disfruta de un extraordinario optimismo, donde la economa crece, nuevos gobiernos emprenden la tarea de una mejor distribucin de la riqueza y el rgimen democrtico se halla consolidado. Con estos aspectos, la celebracin del Bicentenario en Hispanoamrica no poda ser otra cosa que un renovado orgullo nacional extensible a toda la sociedad.

    Este trabajo se propone la tarea de realizar una aproximacin al estudio de la nacin en la Repblica Argentina, con especial inters en su creacin como proyecto poltico del Estado a lo largo de estos dos ltimos siglos, entendiendo la idea de nacin como intrnseco a la construccin de un Estado liberal moderno. Como se busca un enfoque comparativo, hemos elegido Espaa, no solo por los estrechos lazos culturales e histricos que guardan los dos pases, sino porque su caso de construccin de la nacin y el proceso de modernizacin ha sido especialmente polmico; a punto de celebrar nuestro propio bicentenario de la Constitucin de Cdiz, germen del Estado liberal constitucional, hablar de nacin en Espaa siempre ha sido objeto de controversia entre los diversos expertos. Este estudio intentar contrastar el modelo argentino y espaol de construccin de la nacin como proyecto poltico.

    1. Marco conceptual: nacin y ciudadana

    La importancia de la nacin es tal que ha hecho correr ros de tinta y de sangre en los ltimos dos siglos. Tampoco hay consenso en la historiografa acerca de cundo surgi la idea de nacin tal como hoy la conocemos, ni cmo definirla, junto con conceptos vinculados como el nacionalismo o la nacionalidad. Sin negar el argumento de Hastings de que esta idea de nacin es muy anterior a la fecha 1780 que Hobsbawm toma para su estudio de la nacin y del nacionalismo y entendiendo que este es un necesario pero sesgado punto de partida para un estudio histrico s es cierto que el proceso de revoluciones atlnticas jugaron un papel esencial para la creacin de la idea de nacin moderna. Concedemos al argumento de Hastings de que existan unas bases y protonaciones, tomando como base los argumentos de Hobsbawm, que permitieron que este concepto fuera de enorme trascendencia hasta hoy en da.

    Ortega y Gasset aseguraba que la etapa de 1800 a 1920 que a grandes rasgos coincide con el largo siglo XIX de Hobsbawm constitua la era de las naciones. Es cierto que un concepto no puede surgir de la noche a la maana, y que para que la idea de nacin moderna eclosionara fue necesaria la base primigenia de la Ilustracin. Nacin moderna es, por tanto, un concepto perteneciente en su origen a Europa y sus colonias, cuyas lites estaban imbuidas del mismo espritu ilustrado del Viejo Mundo. La importancia de las lites en el proceso de creacin de la nacin es primordial: eran

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    el grupo ms instruido e ilustrado de la sociedad estamental, englobando no solo a la nobleza y clero sino al sector ms avanzado de la burguesa. Fue la burguesa revolucionaria de Estados Unidos y Francia la que cre el concepto de nacin poltica en su declaracin de independencia y de derechos del hombre y del ciudadano, respectivamente, concebida como una unin poltica de hombres libres e iguales que constituyen gobiernos bajo su consentimiento para proteger sus derechos inalienables y no oprimirles, principio que es la base de las constituciones liberales. Las naciones, as, constituyen polticamente un Estado y el Estado da vida a su vez a una nacin, de la cual bebe su legitimidad.

    Para este trabajo, no queremos dejar de sealar una serie de definiciones de expertos que nos inspiran: Benedict Anderson nos habla de una comunidad poltica imaginada como inherentemente limitada y soberana y como un compaerismo profundo, horizontal . Anthony D. Smith ve la nacin como

    un grupo humano designado por un gentilicio y que comparte un territorio histrico, recuerdos histricos y mitos colectivos, una cultura de masas pblica, una economa unificada y derechos y deberes iguales para todos su miembros .

    Borja de Riquer coincide bastante con los planteamientos que se expondrn en este trabajo, basndose en que la invencin de la nacin es inseparable del proceso de construccin y consolidacin de los Estado liberales, es el resultado de un proceso de construccin social y poltico y aun siendo una creacin contempornea posee unos lejanos orgenes y unas viejas races etnohistricas, a la vez que critica las posiciones esencialistas de los que defienden la nacin como algo preexistente a la construccin y consolidacin del Estado liberal .

    Hobsbawm, en su libro sobre la nacin y el nacionalismo, recoge tres criterios con los que los contemporneos del siglo XIX definan una nacin: asociacin histrica con un estado existente o que hubiera tenido un pasado largo y reciente, existencia de una lite cultural con una lengua verncula literaria y administrativa y capacidad de conquista como prueba darwiniana de supervivencia.

    La nacin cultural es la otra cara de la moneda. La crtica fundamental al concepto de nacin poltica es su escasa fuerza para excitar los sentimientos de los individuos que componan tal entidad imaginada. Hastings niega que el Estado nacin sea la nica forma posible de comunidad poltica para la modernidad ni la soberana pueda ser indivisible, toda vez que existen actualmente instituciones supranacionales. En cambio, ve a la nacin como una comunidad mucho ms consciente de s misma que una etnia [que] posee o reclama el derecho a la identidad y a la autonoma poltica junto a un territorio especfico. Esa misma nacin est relacionada sin solucin de continuidad con otros conceptos como nacionalismo, etnicidad y religin. La Biblia, al relatar la historia de Israel, dio un poderoso argumento al mundo cristiano al proporcionar la idea de pueblo elegido de Dios, concepto que Hastings ve que se extendi a toda la sociedad moderna gracias a la imprenta y a la reforma protestante. La lite cultural tuvo as la facilidad de unificar los diversos dialectos de cada Estado territorial mediante la traduccin de las Sagradas Escrituras. El proceso de creacin nacional es, para Hastings, lento: es una conjuncin de diversos aspectos como la religin, las guerras, la identidad tnica y la presin

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    administrativa que crean conceptos, divisiones respecto a los otros y discursos que legitiman el poder establecido. Ernest Gellner define

    Una simple categora de individuos [] llegan a ser una nacin si y cuando los miembros de la categora se reconocen mutua y firmemente ciertos deberes y derechos en virtud de su comn calidad de miembros. Es ese reconocimiento [...] lo que los convierte en nacin, y no los dems atributos comunes, cualesquiera que puedan ser, que distinguen a esa categora de los no miembros de ella .

    Segn Gellner, el nacionalismo entendido segn Juan Pablo Fusi lo define, entre otras posibilidades, como procesos de construccin de Estados nacionales o doctrinas polticas de exaltacin de la patria1 supone una necesidad de homogeneidad cultural entre las diversas partes de la sociedad, lites y estratos inferiores, para dar legitimidad a la estructura poltica. Esa cultura unificada no tendra por qu ser exactamente la misma que la anterior al Estado liberal ya que, como demuestran Ranger y Hobsbawm en La invencin de la tradicin, esta cultura nacional no es sino un constructo imaginado a partir de la idealizacin del pasado2. Etnia o idioma no suponen, en principio, grandes problemas: Hastings seala que varias etnias pueden integrar una nacin y Hobsbawm que la lengua no tena nada que ver con el principio de nacionalidad, por el simple hecho que, careciendo al inicio del siglo XIX de un sistema educativo unificado o un corpus lingstico unificado un idioma estaba fragmentado en mltiples dialectos, uno de los cuales era el empleado por la lite dirigente. As, se puede explicar que las trece colonias se quisieran independizar de Inglaterra aun compartiendo la misma lengua y etnia o las hispanoamericanas se fragmentaran en diversas naciones que mantenan la lengua de la metrpoli y se constituan en diversas etnias.

    En suma, para nuestra idea de nacin con la que trabajaremos tendremos en cuenta las explicaciones modernistas, uniendo pero distinguiendo entre los conceptos polticos y culturales, reconociendo que, por lo general, la nacin es la suma de individuos que se reconocen entre s por ciertos atributos comunes, como pueden ser la cultura, el idioma o la religin, atributos no estrictamente imprescindibles pero s de gran importancia, que contribuyen a formar una identidad colectiva que no es nica, sino que se superpone a otras identidades como clases, religiones o etnias. Como el objetivo de nuestro trabajo es comprender y comparar la creacin de la nacin en Argentina y Espaa hasta nuestros das, es obligado sealar que estas definiciones corresponden a tipos ideales y que la realidad seala la existencia de sociedades que no solo son heterogneas cultural, religiosa y econmicamente, sino que tambin lo son nacional y tnicamente, englobadas en un mundo caracterizado por la globalizacin econmica, movimientos de migracin y desarrollo de las nuevas tecnologas.

    1 Fusi, Juan Pablo, El nacionalismo en el siglo XX, Circunstancia, 9, 2006, en

    http://www.ortegaygasset.edu/fog/ver/316/circunstancia/anoiiinumero9enero2006/ensayos/elnacionalismoenelsigloxx, consultado el 28 de enero de 2012. 2 Hobsbawm, Eric J. y Ranger, Terence (Eds.), La invencin de la tradicin, Barcelona, Crtica, 2002.

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    El paso de la condicin de sbdito en el Antiguo Rgimen a ciudadano con el Estado liberal implic un cambio sustancial en la teora. En un Estado constitucionalliberal, el individuo es portador de ciertos derechos inalienables y reconocidos. Las mujeres quedaban excluidas de la ciudadana en tanto ambas sociedades tenan una concepcin distinta de la mujer, contrapuesto al hombre pblico. Tres conceptos de ciudadana se reflejan en nuestro estudio. El concepto de ciudadana primario, de los primeros textos constitucionales estudiados Cdiz y Tucumn reflejaba la nocin de vecino de la sociedad estamental; el ciudadano era un individuo bautizado y tambin por el reconocimiento de su estado de vecindad por parte de su comunidad3, esto es, ciudadano se es por reconocimiento mutuo. Para el pensamiento democrticoliberal, el individuo como individuo posee un estatus jurdicopoltico que lo vincula legalmente a la comunidad poltica y le permite superar las fidelidades e identidades rivales, especialmente las tnicas por la fidelidad debida a la nacin y su estructura poltica, adquiriendo ciertas caractersticas morales, sociales y econmicas sobreentendidas, funcionando como un mecanismo de inclusin4. Para los republicanistas

    Ciudadana es una categora multidimensional que simultneamente puede fungir como concepto legal, ideal poltico igualitario y referencia normativa para las lealtades colectivas. Implica en principio una relacin de pertenencia con una determinada politeia (o comunidad poltica), una relacin asegurada en trminos jurdicos, pero tambin denota una forma de participacin activa en los asuntos pblicos. Por un lado, supone una condicin de status y, por otro, define una prctica poltica5.

    2. La creacin de la nacin en Argentina. La nacin como proyecto poltico y sus lmites: indios, inmigrantes, nacin de blancos

    La ocupacin de Espaa por las tropas napolenicas, junto al vaco de poder dejado por la dinasta borbnica y la resistencia de parte de las lites dirigentes de la pennsula a la nueva monarqua Bonaparte fueron los desencadenantes de los procesos polticos que llevaron a la Constitucin gaditana en la metrpoli y a la bsqueda de la independencia en las colonias americanas.

    En Argentina, en la llamada Semana de mayo de 1810, se dieron los primeros pasos de autonoma al formarse un cabildo abierto, que destituy al ltimo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, y nombrar una Junta de gobierno el da 25. Lejos de la aureola revolucionaria del acontecimiento, haba un ejercicio de pragmatismo y base ideolgica: se haba conocido la cada de la Junta de Sevilla, que haba nombrado al ltimo virrey. Haba cado, pues, el gobierno provisional metropolitano que sustentaba la autoritas de Cisneros. Lo que se resolvi, lo mismo que en la metrpoli, es que, ausente Fernando VII y negando como legtimo a Jos Bonaparte la

    3 To Vallejo, Gabriela, Rupturas precoces y legalidades provisorias. El fin del poder espaol en el Ro de

    la Plata, Ayer, 74, 2009, pp. 133162. 4 Smith, Anthony D., La identidad nacional, Madrid, Trama, 1997, p. 107.

    5 Velasco, Juan Carlos, La nocin republicana de ciudadana y diversidad cultural, Isegora, 33, 2005,

    pp. 191206.

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    soberana volva al pueblo, organizando juntas locales, provinciales y una central para la defensa de los territorios de la monarqua. En el caso de las colonias americanas, alejadas del centro de poder, se consideraban indefensas por su metrpoli, procediendo a organizar por s mismas su defensa, manteniendo en sus proclamas

    [] proveer por todos los medios posibles la conservacin de nuestra Religin Santa, la observancia de las Leyes que nos rigen, la comn prosperidad, y el sostn de estas Posesiones en la ms constante fidelidad y adhesin a nuestro muy amado Rey y Seor Don Fernando VII6.

    Algunos historiadores sostienen que este juramento de fidelidad a la monarqua borbnica era una mscara que ocultaba su intencin de proclamar la independencia7. Otros, por el contrario, critican esta visin historiogrfica y se decantan por la sinceridad de las primeras intenciones de las lites criollas8: el desarrollo de los acontecimientos permiti el xito de la independencia, sin ser el fruto de un plan previo gestado en los primeros das de la autonoma americana o, al menos, no suscrito por la mayora de los lderes surgidos en ese preciso momento; la independencia era una opcin ms9.

    Tras un perodo, que comprende de 1810 a 1816, donde se suceden diversas formas de gobierno en las Provincias de Ro de la Plata Juntas, Triunviratos y Directorio unipersonal, los representantes de diversas provincias sudamericanas se renen en el Congreso de Tucumn, donde declaran el 9 de julio de 1816 la independencia de las provincias que conformaran las Provincias Unidas:

    Nos los Representantes de las Provincias Unidas en Sud Amrica, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo, la justicia que regla nuestros votos: Declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unnime e indudable de estas Provincias romper los violentos vnculos que las ligaban a los Reyes de Espaa, recuperar los derechos que fueron despojadas, e investirse del alto carcter de una Nacin libre e independiente del Rey Fernando VII sus sucesores y Metrpoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cmulo de sus actuales circunstancias10.

    6 Proclama de la Junta Provisional Gubernativa de Ro de la Plata, 26 de mayo de 1810.

    7 Lemoine, Ernesto, La revolucin de Independencia. 18081821. Estudio histrico precedido de una

    visin del virreinato, en La repblica federal mexicana. Gestacin y nacimiento, Ciudad de Mxico, Departamento del Distrito Federal, 1974, v. III y IV. 8 Bidart Campos, Germn J., El proceso polticoconstitucional de la Repblica Argentina desde 1810 a

    la actualidad, Ayer, 8, 1992, pp. 163187; Landavazo, Marco Antonio, La mscara de Fernando VII. Discurso e imaginarios monrquicos en una poca de crisis. Nueva Espaa, 1808-1822, Ciudad de Mxico, El Colegio de MxicoUniversidad Michoacana de San Nicols de HidalgoEl Colegio de Michoacn, 2001. 9 To Vallejo, Gabriela, Rupturas precoces y legalidades provisorias. El fin del poder espaol en el Ro de

    la Plata, Ayer, 74, 2009, p. 141. 10

    Declaracin de Independencia de las Provincias Unidas en Sud Amrica, 9 de julio de 1816.

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    El lenguaje de esta declaracin, en comparacin con la proclama de 1810, ha variado sustancialmente. No se hallan presente en la mente de los diputados de Tucumn nicamente la idea del pacto de sujecin de Dios al pueblo y de este al gobernante, que justific la autonoma de los territorios americanos sino tambin la que consideraba que exista un pacto que vinculaba a los reinos americanos con la Corona, roto por el Consejo de Regencia metropolitano al afirmar que las Indias eran parte integrante de la monarqua y no solo vinculadas al monarca11, como justificacin ideolgica de la independencia. Igualmente, la teora del contrato social de Rousseau era del agrado de Mariano Moreno, uno de los primeros lderes revolucionarios, cuya corriente se enfrent a los defensores del pacto de sujecin. Se parta de una realidad: en la pennsula Fernando VII haba regresado y derogado la Constitucin de 1812; en el continente, buena parte de las tropas y funcionarios espaoles se negaban a obedecer a las juntas autnomas. Una vez desencadenados los acontecimientos, solo quedaba el camino de la independencia. La influencia de la Declaracin de independencia de los Estados Unidos es clara en este documento, un calco del guin de los Founding Fathers norteamericanos, el principio de la representacin nacional. La nacin no es preexistente, no haba identidades nacionales. Si acaso, como reconoce Knig, exista una identidad espaola para peninsulares y buena parte de americanos y una americana12. S existan, para estos primeros lderes, ciertos derechos despojados e intereses cada vez ms contrapuestos a los metropolitanos; la intencin de crear la nacin parte de ese preciso momento manifestando su voluntad de crear una nueva comunidad poltica al romper con la metrpoli.

    La constitucin de Tucumn de 1819, unitaria, consagraba el principio de soberana nacional, representada en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, en quienes delegaba sus poderes, pero era extraordinariamente parca en lo referente a la nacin y la ciudadana. Segn este texto, la nacin nombraba representantes al congreso bicameral pero no especificaba quines eran los ciudadanos, ni qu requisitos existan para votar; se sobreentenda el concepto de ciudadano como vecino, la idea que estaba extendida en el imperio espaol y que el constituyente no vio necesidad de precisar. S era muy concisa en lo referente a los indios: el artculo 128 los declaraba en igualdad con el resto de ciudadanos y sujetos a las mismas leyes. Tal declaracin, si bien presentada como una consecuencia lgica del racionalismo, ocultaba que la constitucin sancionaba legalmente el fin de las leyes particulares y la repblica de indios que haban gozado desde los inicios de la dominacin espaola. Adems, imperaba la visin de que el indio y su modo de vida era inferior ([se] promover eficazmente el bien de los naturales por medio de leyes que mejoren su condicin hasta ponerlos al nivel de las dems clases del Estado), idea que, como veremos, habra de ser determinante en la concepcin argentina del desierto frente a la civilizacin.

    11

    Bidart Campos, Germn J., El proceso polticoconstitucional de la Repblica Argentina desde 1810 a la actualidad, Ayer, 8, 1992, p. 165; To Vallejo, Gabriela, Rupturas precoces y legalidades provisorias. El fin del poder espaol en el Ro de la Plata, Ayer, 74, 2009, p. 142. 12

    Knig, HansJoachim, Discursos de identidad, Estadonacin y ciudadana en Amrica Latina: viejos problemasnuevos enfoques y dimensiones, Historia y sociedad, 11, 2005, pp. 932.

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    La constitucin unitaria fue objeto de amplio rechazo, por cuanto la organizacin territorial del Ro de la Plata se estaba gestando en torno a la confederacin de provincias a imitacin del modelo norteamericano. La anarqua de la dcada de 1820, segn Bidart Campos, es un modo de reparar los errores cometidos en la dcada anterior para dotarse de nuevas bases sobre las que construir el nuevo Estado rioplatense, de forma federal, republicana y nuevas autoridades comunes13. En 1826 habra de dictarse una nueva constitucin unitaria igualmente fracasada que s detallaba las condiciones del ciudadano, cmo se obtena la ciudadana por nacimiento u obtencin y su suspensin por no tener ms de veinte aos, soltera, analfabetismo, morosidad, demencia o criado a sueldo, pen jornalero, simple soldado. No existan restricciones para que los ciudadanos accedieran al voto, la restriccin estaba en las condiciones para ser ciudadano calco de la constitucin gaditana, un modo de las nuevas lites comerciales y hacendadas para privar del sufragio a extensas capas de la poblacin y acabar con la movilizacin social producida por el proceso emancipador.

    La constitucin de 1853 supuso un hito en la historia argentina, por la que se daba forma definitiva al Estado argentino y, con algunas reformas, sigue vigente en la actualidad. Su ambigedad en lo referente a la ciudadana, a diferencia de textos anteriores, permita su interpretacin con el paso del tiempo, como la inclusin de la mujer o el sufragio universal, garantizando la igualdad del ciudadano en toda la nacin y ciertos derechos como el trabajo, movimiento, libertad de prensa, propiedad, asociacin, libertad religiosa y de enseanza. Se haca mencin expresa a la necesidad de poblar el pas mediante la inmigracin, expresamente europea, y que se vea como imprescindible para el desarrollo de Argentina en el campo, industria y ciencias. El progreso se converta en la idea integradora de la nacionalidad14, toda una manifestacin de la nacin como proyecto poltico.

    Pero Argentina no estaba despoblada. Qu hacer con el indio?, se preguntaban polticos, intelectuales y periodistas. La imagen ideal de Argentina que se ha transmitido es la de una nacin homognea habitada por individuos de raza blanca y cultura europea15. Sin embargo, a inicios de siglo XIX haba una notable presencia de poblacin negra en Buenos Aires16 y de indgenas en el noroeste argentino, integrados en el virreinato, y la Patagonia, fuera del control colonial primero, y republicano despus, hasta la llamada Conquista del Desierto. La imagen de nacin blanca naci con la necesidad de la lite argentina de consolidar el Estado constitucionalliberal como Estadonacin. Imbuidos del positivismo del siglo XIX, vinculando raza, cultura y progreso, sus modelos estaban en los Estados Unidos y en Reino Unido. Ese Estado

    13

    Bidart Campos, Germn J., El proceso polticoconstitucional de la Repblica Argentina desde 1810 a la actualidad, Ayer, 8, 1992, pp. 172173. 14

    Oszlak, scar, La formacin del Estado argentino. Orden, progreso y organizacin nacional, Buenos Aires, Ariel, 2004, pp. 53 y ss. 15

    Quijada, Mnica, Indgenas: violencia, tierras y ciudadana, en Quijada, Mnica; Bernand, Carmen; y Schneider, Arnd: Homogeneidad y nacin con un estudio de caso: Argentina, siglos XIX y XX, Madrid, CSIC, 2000, p. 58. 16

    Bernand, Carmen, La poblacin negra de Buenos Aires (17771862), en ibd., pp. 93140.

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    nacin no poda hacerse, con esas premisas, con una poblacin en su mayora compuesta por gauchos, mestizos, negros e indgenas. Tenan que crear al pueblo17.

    En las dcadas de 18701880, la opinin pblica argentina consideraba necesario integrar los territorios del desierto y sus habitantes a la civilizacin, declaracin ideolgica que tena su legitimacin en los argumentos del Facundo de Sarmiento y de las Bases de Alberdi, las dos grandes obras de los principales intelectuales orgnicos de la Argentina de la segunda mitad del XIX. La civilizacin lo europeo, lo urbano se opona a la barbarie, representada en los indios, a quienes, a pesar de las declaraciones de las constituciones rioplatenses, se les desvaloriz como una raza inferior. En este discurso poltico, la ciudadana se defina por quines deban ser considerados legtimos miembros de la sociedad, idea que ven diversos autores18. Haba, tambin, otros argumentos ms prcticos: los indios, como los mestizos, haban sido uno de los sostenes polticos del dictador Juan Manuel de Rosas, y por ello se les guardaba cierto rencor y desconfianza; los territorios de la Pampa y la Patagonia, sin ocupacin efectiva, eran susceptibles de ser ocupadas por Chile. Existan tres opiniones en la prensa de la poca: la guerra total en las fronteras interiores, la asimilacin del indio en una nacin homognea o su desaparicin. Para la opinin mayoritaria, progresista, determinista y darwiniana, los indios deban asimilarse a la vida civilizada. La exclusin anterior del indio no era tanto racista como cultural.

    La va que se emple para la asimilacin fue la prohibicin del nomadismo y de su organizacin tribal, adems de la escolarizacin forzosa de sus hijos para destruir sus costumbres e integrarlos en la cultura mayoritaria a travs del colegio y del trabajo como elementos de civilizacin, segn una poltica de integracin jerarquizada a partir de un principio de inferiorizacin19. Inspirados por el eugenismo, la lite esperaba que el indio se diluira a travs de la hibridacin20. Esta va asimilacionista tuvo xito a largo plazo en lo referente a la visibilidad del indio, hacindolo desaparecer del imaginario colectivo como grupo social diferenciado, pero no logr eliminar las grandes diferencias econmicas y educativas entre los indios y el resto de la sociedad.

    Esta desaparicin de la memoria del indio no fue tanto una poltica expresa de la lite argentina como resultado de su poltica principal: la inmigracin europea como elemento indispensable para la construccin de una nacin avanzada blanca que situara a la Argentina en el concierto de las naciones civilizadas, a la que dedic todas sus energas. Alberdi, en sus Bases, populariz la mxima de que gobernar es poblar. Poblar, escriba, es instruir, educar, moralizar, mejorar la raza; es enriquecer, civilizar, fortalecer y afirmar la libertad del pas. Argentina, para ampliar las tierras de cultivo y

    17

    Belvedere, Carlos et l.: Racismo y discurso: una semblanza de la situacin argentina, en Van Dijk, Teun A. (coord.), Racismo y discurso en Amrica Latina, Barcelona, Gedisa, 2007, pp. 3588. 18

    Oszlak, scar, La formacin del Estado argentino. Orden, progreso y organizacin nacional, Buenos Aires, Ariel, 2004, p. 59. 19

    Quijada, Mnica, Indgenas: violencia, tierras y ciudadana, en Quijada, Mnica; Bernand, Carmen; y Schneider, Arnd: Homogeneidad y nacin con un estudio de caso: Argentina, siglos XIX y XX, Madrid, CSIC, 2000, pp. 84 y ss. 20

    Belvedere, Carlos et l., Racismo y discurso: una semblanza de la situacin argentina, en Van Dijk, Teun A. (coord.), Racismo y discurso en Amrica Latina, Barcelona, Gedisa, 2007, p. 39.

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    dotar a las industrias de mano de obra barata necesitaba promover la inmigracin, pero no cualquier inmigracin. La inmigracin ansiada por las lites argentinas era de anglosajones y nrdicos, a quienes gustaba imitar en sus costumbres. Sarmiento alababa a los alemanes y escoceses en su Facundo por la idealizacin de la tica anglosajona del trabajo frente al gaucho. La Ley Avellaneda organizaba un departamento de inmigracin y la colonizacin de tierras, antiguamente en posesin de indios y propietarios empobrecidos, aunque la mayor parte iran a parar a quienes financiaron la Conquista del Desierto, y el alto precio que adquiriran las haca prohibitivas para los recin llegados21. Sin embargo, al provenir de Europa una masa migratoria a partir de 1880 compuesta en su mayor parte por italianos y espaoles, la lite adopt una actitud xenfoba y leyes restrictivas a principios del siglo XX Ley de Residencia de 1902 y Ley de Defensa Social de 1910, aunque a la vez esperaba que esta inmigracin masiva produjera una clase obrera poco reivindicativa y barata.

    Antes hemos aludido a la xenofobia de la lite argentina. Ante la llegada de masas indeseadas, el discurso racial obviamente habra de desembocar en una actitud racista cargada de tpicos contra el inmigrante, especialmente al irrumpir las huelgas y crear sindicatos y partidos obreros, tachndolo de extranjero anarquista, socialista o comunista y amenaza para el orden pblico. En la segunda mitad de siglo XX esta visin del inmigrante europeo cambiara por la del buen inmigrante, que habra hecho fortuna por virtud personal y por ello se haba convertido en un miembro legtimo de la sociedad. Esta idea de ser legtimo para la sociedad era negada a los migrantes internos principalmente los que iban de las provincias a las grandes ciudades, a los que la lite urbana dirigi todos los tpicos denigratorios contra el provinciano inculto y, de forma racista, los design como cabecitas negras, haciendo referencia a su origen negro o indio. El inmigrante de pases limtrofes Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, aunque menos visible que el europeo por su carcter estacional y limitado en nmero y en territorio a las zonas fronterizas, fue tambin foco del racismo oficial: se la present como un problema de seguridad, sobredimensionando su visibilidad, y se dictaron normas restrictivas para su residencia, oponiendo su raza americana inferior el inmigrante no deseado frente a la europea superior el buen inmigrante. Igualmente restrictivas eran las condiciones para la inmigracin asitica y, aunque de impacto demogrfico menor, tambin fue objeto de denigracin y sobredimensionamiento aunque se adapt mejor a Argentina y logr ascender socialmente22.

    Arnd Schneider esquematiza la visin de la lite portea de la sociedad argentina en una primera fase que va de 1816 a 1853, dividida en dos subfases, una donde se enfrentan los europeos y criollos del litoral frente a los criollos del interior, indios y africanos, y otra, en poca de Rosas, donde se idealizan los federales, indios y africanos frente a unitarios y extranjeros; la segunda fase, dividida igualmente en dos subfases (18531879 y 18801930) contrapone a los europeos del norte frente a los del sur, los inmigrantes no europeos, indios y criollos del litoral y del interior, aunque luego se

    21

    Korstanje, Maximiliano E., La bsqueda (I): la inmigracin holandesa en la Argentina, 18801930, Historia Actual Online, 13, 2007, pp. 141162. 22

    Belvedere, Carlos et al., Racismo y discurso: una semblanza de la situacin argentina, en Van Dijk, Teun A. (coord.), Racismo y discurso en Amrica Latina, Barcelona, Gedisa, 2007, pp. 4044.

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    integra a los criollos del litoral en la visin de la lite; la tercera fase, de 1930 a 1955, contrapone a los criollos, inmigrantes europeos y sus descendientes a los inmigrantes orientales o asiticos y de pases vecinos; la cuarta fase, de 1955 a 1983, enfrenta a los descendientes de inmigrantes europeos frente a asiticos y de otros pases latinoamericanos; finalmente, la ltima fase, la de la actualidad, diferenciara a los descendientes de europeos incluyendo a nuevos inmigrantes procedentes de Europa del Este a asiticos e inmigrantes de pases vecinos. Los descendientes de inmigrantes, aun integrados en la sociedad argentina, habran conservado su identidad originaria, revivida en lo que Schneider denomina revivals (sic) tnicos. A estos cambios Schneider los denomina criollizacin23. El concepto de criollo, desde su sentido original de ser americano de padres espaoles en la poca colonial, vari a quienes tuvieran ascendencia europea. Tuvo un significado despectivo, de atraso, ruralismo y escasa educacin, como opuesto al inmigrante idealizado de la lite. Posteriormente volvi a un sentido positivo y englob a todos los descendientes de europeos asimilados, tuvieran ascendencia anterior a la independencia o por inmigracin, por contraste con nuevos recin llegados. Asimismo, las clases altas argentinas manejan la nocin de criollo como descendiente de las familias de ms rancio abolengo de la poca de la independencia o anterior a esta.

    El concepto de criollizacin desmontaba la teora del crisol de razas defendida, entre otros, por autores como Gino Germani, citado por Schneider y Korstanje, que afirmaba que los inmigrantes haban abandonado sus identidades y realizado un sincretismo cultural mediante matrimonios mixtos que dio como resultado los argentinos de ascendencia europea24. Tambin esta postura fue criticada por autores posteriores a 1970, que sealaban que los matrimonios mixtos eran minoritarios frente a matrimonios entre el mismo grupo tnico, sobre todo entre los italianos. La tesis del crisol de razas tuvo xito en su momento por el discurso poltico de las lites de presentar la Argentina como un xito en la integracin de la inmigracin o para ganarse su apoyo en determinados momentos, como la poca de Pern al manejar conceptos como hispanidad o latinidad. Lo cierto es que la criollizacin de los inmigrantes fue un proceso extenso, desarrollado por la inclusin del inmigrante en el mercado de trabajo y en el uso de los servicios pblicos, dejando poco a poco el idioma propio, las lealtades tnicas y los mismos crculos de residencia, hasta acabar conformando esa nacin de criollos.

    El resultado del proceso de construccin de la nacin en Hispanoamrica fue paralelo o incluso anterior a Europa. Como indica Anderson, la independencia americana no fue resultado del bautismo poltico de las clases bajas25, tesis de Tom Nairn, sino por el miedo de las clases altas a su movilizacin. Cuando este ocurri, en los primeros estadios de la independencia, fue pronto desarticulado por la disolucin

    23

    Schneider, Arnd, Inmigrantes europeos y de otros orgenes, en Quijada, Mnica; Bernand, Carmen; y Schneider, Arnd: Homogeneidad y nacin con un estudio de caso: Argentina, siglos XIX y XX, Madrid, CSIC, 2000, pp. 141178. 24

    Ibd., p. 171, y Korstanje, Maximiliano E., La bsqueda (I): la inmigracin holandesa en la Argentina, 18801930, Historia Actual Online, 13, 2007, p.147. 25

    Anderson, Benedict, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusin del nacionalismo, Ciudad de Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1993., pp. 77.

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    de las milicias populares o su conversin en ejrcito regular, y por tanto sometido a mayor control de la autoridad26 y la restriccin para el sufragio o el ejercicio de la ciudadana. El nuevo Estado independiente no tuvo en cuenta la situacin social la cuestin social se agravara con la llegada de inmigrantes a finales del siglo XIX ni las lites tenan muy claro cmo resolver la desigualdad social o econmica o integrar las aspiraciones populares bajo un Estado oligrquico27. S tenan claro que la construccin nacional pasaba por imaginarios colectivos ms all de la ciudadana poltica. En ese sentido, las lites argentinas tuvieron xito para imponer su proyecto nacional y construir un imaginario nacional hegemnico, que consiguieron trasladar a la mayora de argentinos e inmigrantes, que responda a sus intereses. Smbolos cvicos como la bandera, el himno o los monumentos nacionales las casas natales y sepulcros de los Padres de la Patria, las sedes parlamentarias, el conjunto monumental de la Plaza de Mayo o el obelisco de Buenos Aires, amn del sistema educativo y cultural la educacin pblica fue una de las grandes preocupaciones de Sarmiento en su etapa de presidente (18681874); el Museo Histrico Nacional fue inaugurado en 1891 y la historiografa oficial, crearon nuevas tradiciones y mitos fundacionales con la independencia28 y la Semana de mayo como punto de partida de la nacin.

    3. La construccin de la nacin en Espaa y sus lmites: debilidad del Estado y nacionalismos perifricos

    A diferencia de Argentina, en Espaa nunca ha existido un consenso de la historiografa a la hora de analizar la construccin del Estado liberal y la creacin de la nacin. No conviene olvidar que, en Argentina, los relatos hegemnicos han venido siendo sustituidos segn ciertas etapas el orden y progreso de la generacin de 1837 argentina sustituy la preferencia de Rosas por apelar al pueblo mestizo y negro por la nacin blanca abierta a la inmigracin europea del norte; esta misma ideologa fue sustituida por la xenofobia a raz de la inmigracin masiva de europeos del sur y a su vez fue reemplazada por la idealizacin del crisol de razas. Finalmente, esta visin fue muy criticada por quienes defendan la criollizacin y la multiculturalidad, visin dominante en la actualidad29.

    Existe una nacin espaola? Y, si es as, cundo surgi, en Cdiz, con los Reyes Catlicos o, muy atrs en el tiempo, cuando un puado de astures tuvo una escaramuza con los musulmanes en Covadonga? No hace falta remontarse tan atrs en

    26

    Sabato, Hilda, Milicias, ciudadana y revolucin: el ocaso de una tradicin poltica. Argentina, 1880, Ayer, 70, 2008, pp. 93114. 27

    Argumedo, Alcira, Los silencios y las voces en Amrica Latina, Buenos Aires, Ediciones del Pensamiento Popular, 1993, pp. 157162. 28

    Knig, HansJoachim, Discursos de identidad, Estadonacin y ciudadana en Amrica Latina: viejos problemasnuevos enfoques y dimensiones, Historia y sociedad, 11, 2005, pp. 1921. 29

    Argumedo, Alcira, Los silencios y las voces en Amrica Latina, Buenos Aires, Ediciones del Pensamiento Popular, 1993; Gonzlez Manrique, Luis Esteban, De la conquista a la globalizacin. Estados, naciones y nacionalismos en Amrica Latina, Madrid, Biblioteca Nueva, 2006, pp. 495510; y Schneider, Arnd, en Quijada, Mnica, Bernand, Carmen, y Schneider, Arnd, Homogeneidad y nacin con un estudio de caso: Argentina, siglos XIX y XX, Madrid, CSIC, 2000, entre otros.

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    el tiempo y, partiendo de lo que muchos historiadores parecen estar ms o menos de acuerdo, vamos a situar el nacimiento de la nacin moderna en Espaa en las Cortes de Cdiz. La constitucin de 1812 cre una nacin como proyecto poltico de una naciente generacin liberal que llegara a su desarrollo en el reinado de Isabel II; esa nacin, igualmente, apela a un pasado mtico de libertades desarrolladas en las viejas Cortes medievales. La constitucin de 1812, as como las subsiguientes, sera la restauracin de las viejas libertades perdidas30.

    Difiriendo de los postulados de los lderes de las juntas americanas, la constitucin gaditana estableca que exista una nica nacin, soberana, nica e indivisible y, aun siendo la suma de voluntades, es distinta de la de los espaoles de ambos hemisferios que la forman, siendo estos igualados al rango de ciudadanos31. La gran influencia de la constitucin espaola de 1812 en Hispanoamrica se puede constatar al compararla con la constitucin argentina de 1826, que detallaba prcticamente las mismas limitaciones al ejercicio de la ciudadana.

    La lite liberal cre un nuevo discurso poltico para legitimar la construccin de un Estado racionalista y un mercado nacional como argumento para eliminar los regmenes especiales de las provincias forales y de las colonias y permitir la nacionalizacin del espacio pblico. Aunque se remita al pasado, al mismo tiempo negaba a ese pasado derechos histricos en ciertos territorios de la monarqua que tenan una personalidad diferenciada, porque esos derechos histricos no eran la base de la nacin, sino el principio de la soberana nacional y de igualdad ante la ley de los ciudadanos32.

    En la historiografa se habla del fracaso de la construccin del Estado nacional en Espaa. Las causas que ven los historiadores son diversas, incluso si realmente el Estado del siglo XIX fracas a la hora de crear la nacin. Borja de Riquer y Juan Pablo Fusi han venido a coincidir que el Estado espaol del XIX fue, por lo general, un Estado pequeo, dbil e ineficiente, incapaz de desplegar un proyecto poltico. Quiz fuera fuerte reconoce Riquer frente a una sociedad an poco cohesionada pero dbil por el uso sistemtico de la represin en vez de crear mecanismos de negociacin con las clases subalternas33. Jos Ramn Recalde achaca al nacionalismo liberal decimonnico el haber tenido unos logros limitados a causa de su escasa fuerza modernizadora34. Sin embargo, a la vez reconoce que el nacionalismo vasco asumi la modernizacin como una agresin, luego algn xito hubo de tener el Estado liberal, al menos econmicamente y aunque fuera muy limitado regionalmente. En esta misma lnea, Prez Garzn destaca la fuerza del nacionalismo espaol por

    30

    Prez Garzn, Juan Sisinio, El debate nacional en Espaa: ataduras y ataderos del romanticismo medievalizante, Ayer, 36, 1999, pp. 159176. 31

    Morales Moya, Antonio, Estado y nacin en la Espaa contempornea, Ayer, 37, 2000, pp. 233269. 32

    Ibd., p. 241. 33

    Riquer, Borja de, El surgimiento de las nuevas identidades contemporneas: propuestas para una discusin, Ayer, 35, 1999, p. 35. 34

    Recalde, Jos Ramn, Convivencia ciudadana y sentimientos de identidad, Ayer, 35, 1999, pp. 191200.

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    desplegar los intereses de los sectores burgueses35 y Antonio Morales su xito por la nacionalizacin de las esferas de actividad tales como la creacin de un mercado nacional, la desamortizacin de la tierra o la creacin de una lite de propietarios como clase nacional, sealando que la perspectiva actual, en un Estado democrtico, contamina la visin de ese Estado liberal embrionario36.

    Como en Argentina, las lites se embarcaron en la creacin de una serie de smbolos y mitos para extender el sentimiento nacional, aunque con resultados realmente dispares. Smbolos como el himno o la bandera existan ya desde Carlos III aunque la bandera rojigualda no fue declarada oficial hasta 1868 por los revolucionarios septembrinos37 pero su usos fueron polmicos: los monrquicos vieron en ella una ensea revolucionaria y la usaron lo menos posible; los republicanos adoptaron la bandera tricolor, identificando el morado con las libertades defendidas en su tiempo por los Comuneros. Ms de lo mismo ocurra con el himno: la Marcha Real raramente ha tenido letra y cuando la tuvo fue bajo el franquismo y los republicanos, al igual que los liberales revolucionarios del XIX, adoptaron el Himno de Riego. La religin jugaba un papel muy importante, pero no poda ser un elemento de cohesin nacional contradiciendo a Hastings por el carcter antiliberal y antiestatal de la Iglesia. Las fiestas nacionales fueron ms religiosas que nacionales: la celebracin del Dos de Mayo se castiz y restringi a Madrid; las nicas fiestas de mbito nacional fueron el 25 de julio, da de Santiago, y el 12 de octubre, que aunque pretendidamente una celebracin laica la conmemoracin del descubrimiento de Amrica era tambin el da del Pilar. Finalmente, el empeo por construir monumentos nacionales fue escaso: la mayora de monumentos eran religiosos o ensalzamiento del poder de la monarqua. Monumentos como el de los cados en la guerra de la Independencia o el Panten de Hombres Ilustres tuvieron un escaso eco pblico.

    La educacin era el servicio pblico ms importante para la construccin nacional, como seala Jos lvarez Junco38. La constitucin gaditana ya prevea la necesidad de desarrollar un sistema general de educacin pblica, y en Argentina Sarmiento se preocup de desarrollarla. En Espaa, los sucesivos proyectos quedaran en punto muerto hasta la Ley General de Instruccin Pblica de 1857, la conocida Ley Moyano y, pese a la conviccin de los liberales de la importancia de la educacin para el desarrollo del pas, la falta de voluntad poltica ms que de recursos econmicos hizo que tuvieran que ser los endeudados municipios los que sufragaran la construccin y mantenimiento de los colegios. A finales del siglo XIX, ms de la mitad de la poblacin infantil no estaba escolarizada y el analfabetismo llegaba a casi dos tercios de la poblacin espaola39.

    35

    Prez Garzn, Juan Sisinio, La nacin, sujeto y objeto del Estado liberal espaol, Historia Contempornea, 17, 1998, pp. 119138. 36

    Morales Moya, Antonio, Estado y nacin en la Espaa contempornea, Ayer, 37, 2000, pp. 248249. 37

    Fernando Molina seala al Sexenio como nacionalizador, en contraposicin con la deceleracin de la Restauracin canovista. Molina, Fernando, Espaa no era tan diferente. Regionalismo e identidad nacional en el Pas Vasco (18681898), Ayer, 64, 2006, pp. 179200. 38

    lvarez Junco, Jos, El nacionalismo espaol: las insuficiencias en la accin estatal, Historia Social, 40, 2001, pp. 2951. 39

    Ibd., p. 38.

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    Este lastre, a juicio de muchos, supuso un gran error al dejar que la Iglesia se hiciera con el control de la educacin y, en vez de fabricar espaoles, como deca Pierre Vilar, se fabricaban catlicos, y con ello se responda a otro discurso que en nada tena que ver con la creacin de una nacin, sino en la trasmisin de valores religiosos y tradicionalistas. La breve II Repblica apenas tuvo tiempo para poder desarrollar sus planes educativos, aunque fue uno de los escasos momentos, excepto la actualidad, donde ms recursos se dedicaron por la escolarizacin de la sociedad espaola.

    Otro obstculo fue el enquistamiento del caciquismo. Riquer y Fusi coinciden en sealar la existencia de un centralismo legal y un localismo real, formado por los restos de viejas jerarquas con una nueva lite local surgida de las desamortizaciones40. Sin embargo, existi un acuerdo tcito entre estas lites locales y centrales para coexistir y ayudarse mutuamente, as como garantizar el orden pblico mediante las lealtades clientelares. En resumen, la existencia de esos poderes locales no haca sino caminar en el sentido contrario de la homogeneizacin cultural41.

    La prdida de los restos del Imperio espaol dio como resultado una generacin intelectual, la de 1898, extraordinariamente crtica con la realidad de la Espaa de su tiempo y cargada de pesimismo por la imposibilidad de regeneracin del sistema poltico polticos abyectos, escriba Azorn y de la ilustracin del pueblo42. Comenzaban a perfilar la necesidad de un lder que gobernara al margen del pueblo y del parlamento, ese cirujano de hierro del que hablaba Costa, el lder carismtico que defina Weber. En estos planteamientos est la gnesis de un nacionalismo espaol o refundacin, segn Andrs de Blasque, pese a lo que sostiene Fusi, no era sentimental, sino que tena dos corrientes y era activo polticamente; una regeneracionista y progresista, encarnada en Costa y que puede verse en las inspiraciones ideolgicas de la II Repblica; y otra reaccionaria y autoritaria, ejemplificada por Menndez Pelayo, y que dara los fundamentos ideolgicos del nacionalcatolicismo de la dictadura franquista. Ese nacionalismo aluda a antiguos mitos y glorias nacionales, como los Reyes Catlicos, la Reconquista, el carcter catlico de Espaa y el unitarismo a ultranza frente al nacionalismo perifrico.

    Cmo surgi el nacionalismo perifrico? Pese a la teora defendida desde crculos nacionalistas de que fue la excesiva centralizacin del Estado y su afn de homogeneizacin, esto es harto difcil si, como vemos, la centralizacin fue relativa y la homogeneizacin una quimera, a falta de un sistema educativo nacional y una firme voluntad poltica. Borja de Riquer seala que no fue la fortaleza sino la debilidad del Estado liberal lo que propiciaron la aparicin de diversas formas de nacionalismo en Catalua, Pas Vasco o Galicia43. No poda haber, a su juicio, un nacionalismo

    40

    Moll, Isabel, y Salas, Pere, Las pequeas lites agrarias y su participacin en la vida poltica durante la segunda mitad del siglo XIX, Ayer, 48, 2002, pp. 159183. 41

    lvarez Junco, Jos, El nacionalismo espaol: las insuficiencias en la accin estatal, Historia Social, 40, 2001, p. 36. 42

    Juli, Santos, Anomala, dolor y fracaso de Espaa, Claves de razn prctica, 66, 1996, pp. 1021. 43

    Riquer, Borja de, Nacionalidades y regiones. Problemas y lneas de investigacin en torno a la dbil nacionalizacin espaola del siglo XIX, en Morales Moya, Antonio; y Esteban de Vega, Mariano: La historia contempornea en Espaa, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1996, pp. 7389.

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    espaolista porque a las lites moderadas o de la Restauracin no les interesaba una movilizacin social y, por tanto, la concepcin de una nacin poltica quedaba sobre el papel. Patriotas s, pero poco44.

    Los embriones de lo que posteriormente se convertira en el nacionalismo perifrico contemporneo ya existan en la Espaa liberal, si bien mantenan un enfoque localista o regionalista como extensin de ese ser espaol como una nacin esencialista, que beba mucho de la concepcin de Espaa como realidad histrica creada siglos atrs, con la creacin y consolidacin de los reinos peninsulares, basada en la realidad de un pas con grandes diferencias culturales por regiones, tesis que demuestran una amplia variedad de estudios sobre el localismo y el regionalismo como desarrollo de la nacin espaola45.

    No hubo, para ciertos regionalismos liberalismo fuerista vasco, tradicionalismo e integrismo, catalanismo, valencianismo o galleguismo, problemas con la identidad regional y nacional patria menor y mayor46; sus proyectos polticos iban en direccin de la regeneracin de Espaa y su sistema poltico, que entendan exiga descentralizar y aun regionalizar el pas47, en lnea con diversos proyectos gubernamentales, como el proyecto de autonoma provincial y municipal de Maura o la Ley de Mancomunidades de 1913.

    La principal diferencia que puede existir entre el nacionalismo espaol y el nacionalismo perifrico fue el papel del Estado y, en el nacionalismo separatista, la pretensin de un Estado propio, en sentido que el Estado posee una funcin catalizadora que permite la nacionalizacin48. Para el nacionalismo moderado, la solucin sera la descentralizacin del Estado como garanta para salvaguardar el carcter multicultural de Espaa esto se habra conseguido, en teora, durante la II Repblica, al reconocer la autonoma regional en un Estado integral y unitario (art. 1 de la constitucin de 1931), y en la constitucin de 1978, admitiendo la existencia de nacionalidades (art. 2) dentro de una nacin espaola indisoluble; para el nacionalismo separatista, obtener un Estado propio es una necesidad imprescindible para crear una nacin a partir de una identidad existente en la ciudadana.

    Finalizando, los actuales problemas del Estado espaol respecto a las nacionalidades no vienen de atrs en el tiempo, sino en las dcadas siguientes a la guerra civil de 19361939. Tanto Jos Ramn Recalde como Antonio Morales

    44

    Riquer, Borja de, El surgimiento de las nuevas identidades contemporneas: propuestas para una discusin, Ayer, 35, 1999, pp. 4647. 45

    Cf. Archils, Ferrn, y Mart, Manuel, La construccin de la Nacin espaola durante el siglo XIX: logros y lmites de la asimilacin en el caso valenciano, pp. 171190; Beramendi, Justo G., Proyectos gallegos para la articulacin poltica de Espaa, pp. 148169; y Fradera, Josep Mara, El proyecto liberal cataln y los imperativos del doble patriotismo, pp. 87100, los tres en Ayer, 35, 1999; y Archils, Ferrn, Hacer regin es hacer patria. La regin en el imaginario de la nacin espaola de la Restauracin, pp. 121147; Confino, Alon, Lo local, una esencia de toda nacin, pp. 1931; y Molina, Fernando, Espaa no era tan diferente. Regionalismo e identidad nacional en el Pas Vasco (18681898), pp. 179200, estos tres en Ayer, 64, 2006; entre otros. 46

    Molina, Fernando, Espaa no era tan diferente. Regionalismo e identidad nacional en el Pas Vasco (18681898), Ayer, 64, 2006, p. 182. 47

    Morales Moya, Antonio, Estado y nacin en la Espaa contempornea, Ayer, 37, 2000, p. 254. 48

    Recalde, Jos Ramn, Convivencia ciudadana y sentimientos de identidad, Ayer, 35, 1999, p. 192.

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    convergen en la tesis de presentar una nueva comunidad poltica, un nuevo Estado construido a raz de la constitucin de 1978, como un nuevo contrato social entre ciudadanos destinado a resolver el conflicto de convivencia. La nacin espaola, retomando el concepto de nacin poltica y no esencialista, sera un conjunto de hombres sujetos a las mismas leyes sin olvidar la dimensin afectiva del hecho nacional49.

    4. A modo de conclusin

    La trayectoria de Argentina y Espaa ha seguido una lnea convergente hacia el objetivo de crear la nacin, en el sentido de que cada pas, con sus determinadas caractersticas, consigui culminar, de una manera u otra, la consolidacin del Estado constitucional, liberal primero, democrtico despus. La trayectoria no fue nunca lineal ni rpida; el proceso se desarroll a la velocidad que las diversas lites polticas consiguieron imprimirle, un equilibrio entre los intereses de la oligarqua y la necesidad de llevar la nacionalizacin hasta sus ltimos fines, esto es, la incorporacin de la ciudadana en la vida poltica, culminando en el Estado democrtico.

    La fijacin de arquetipos ideales para establecer modelos precisos Estados Unidos como modelo de integracin de la inmigracin en una democracia, Francia como ejemplo de construccin de un Estado nacional uniforme resulta harto complicada, pues cada pas tiene un recorrido y caractersticas diferentes que impiden proceder a una comparacin en igualdad, y al final estudios de ese tipo pueden llegar a ser una recopilacin de por qu tal pas no hizo lo mismo que este otro. En este estudio, para hacer la comparativa se parti de la base de tratar a cada pas por separado en el eje de construccin del Estado visto desde la perspectiva de la nacin como proyecto poltico de las diversas lites nacionales. Medir su xito o fracaso es relativo. En perspectiva, imaginaron las lites del XIX el gran desarrollo que adquirira el Estado, cmo en las ltimas dcadas la soberana se ha difuminado ante organismos supranacionales la Unin Europea es un ejemplo de ello o el surgimiento de nuevas identidades en sociedades cada vez menos homogneas por la inmigracin o nuevas reivindicaciones como el indigenismo o el nacionalismo? lvarez Junco escribi, refirindose a Espaa pero extrapolable a otros pases, si el Estado subsisti, es que la nacionalizacin haba tenido xito.

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    Ibd., p. 195; Morales Moya, Antonio, Estado y nacin en la Espaa contempornea, Ayer, 37, 2000, p. 258259.

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