La contencion como manejo terapeutico

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LA CONTENCIÓN COMO MEDIO TERAPÉUTICO. Exposición de caso. Martín tiene 6 años y se encuentra inserto dentro de un colegio de régimen regular. Es segundo hijo de tres. La madre refiere que desde aproximadamente el año de edad se comporta diferente a sus 2 hermanos no mostrando mucho interés por los juegos sociales y no comunicando sus necesidades. También refiere que para hacer de la convivencia un proceso más llevadero siempre intento dar en el gusto a Martín. Cuando llegó a su actual colegio venía con un informe de alta desde una escuela de lenguaje. El informe decía cosas como: escasa comprensión de las indicaciones que se le da, al momento de los recreos se queda en un sector del patio jugando solo, dentro de la sala de clases al momento de plantear nuevas actividades o realizar algún desajuste en el aula Martín se lanza al suelo pataleando y gritando. Actualmente el desempeño de Martín dentro de las tareas escolares es normal y en algunas áreas específicas superior al promedio. Su comportamiento dentro del aula es desorganizado y distráctil, pareciera que le molesta al contacto físico y al escuchar algunos sonidos. ¿Qué cosas llaman la atención del caso expuesto? ¿Hay comportamientos que les parezcan reconocibles? ¿Qué sensación tendrían al encontrarse con una situación similar? ¿De que forma intervendrían en el aula? ¿Si no contasen con las herramientas para trabajar con este caso, a quién acudirían? Características de los niñ@s TGD al descompensarse. Volvamos al caso anterior: “dentro de la sala de clases al momento de plantear nuevas actividades o realizar algún desajuste en el aula Martín se lanza al suelo pataleando y gritando”. Hagamos el siguiente trabajo, descompongamos la conducta observada en componentes internos y externos. Los componentes internos son aquellos que ocurren en el interior del niño como por ejemplo:

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LA CONTENCIÓN COMO MEDIO TERAPÉUTICO.

Exposición de caso.

Martín tiene 6 años y se encuentra inserto dentro de un colegio de régimen regular. Es segundo hijo de tres. La madre refiere que desde aproximadamente el año de edad se comporta diferente a sus 2 hermanos no mostrando mucho interés por los juegos sociales y no comunicando sus necesidades. También refiere que para hacer de la convivencia un proceso más llevadero siempre intento dar en el gusto a Martín.

Cuando llegó a su actual colegio venía con un informe de alta desde una escuela de lenguaje. El informe decía cosas como: escasa comprensión de las indicaciones que se le da, al momento de los recreos se queda en un sector del patio jugando solo, dentro de la sala de clases al momento de plantear nuevas actividades o realizar algún desajuste en el aula Martín se lanza al suelo pataleando y gritando.

Actualmente el desempeño de Martín dentro de las tareas escolares es normal y en algunas áreas específicas superior al promedio. Su comportamiento dentro del aula es desorganizado y distráctil, pareciera que le molesta al contacto físico y al escuchar algunos sonidos.

¿Qué cosas llaman la atención del caso expuesto? ¿Hay comportamientos que les parezcan reconocibles? ¿Qué sensación tendrían al encontrarse con una situación similar? ¿De que forma intervendrían en el aula? ¿Si no contasen con las herramientas para trabajar con este caso, a quién

acudirían?

Características de los niñ@s TGD al descompensarse.

Volvamos al caso anterior: “dentro de la sala de clases al momento de plantear nuevas actividades o realizar algún desajuste en el aula Martín se lanza al suelo pataleando y gritando”. Hagamos el siguiente trabajo, descompongamos la conducta observada en componentes internos y externos.

Los componentes internos son aquellos que ocurren en el interior del niño como por ejemplo:

Dificultad para predecir las conductas de los otros. Dificultad para entender las razones del actuar de los demás. Dificultad para expresar sus propias conductas. Dificultad de empatía para entender y expresar conductas emocionales. Dificultad para comprender como sus conductas o comentarios afectarán a los

demás. Dificultad para anticiparse a los pensamientos y conductas de los demás. Dificultad para mentir y comprender engaños. Dificultad para comprender las interacciones sociales.

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Los componentes externos son específicamente las conductas que observamos como por ejemplo:

Conductas auto agresivas: golpearse, morderse, rasguñarse, etc. Conductas hétero agresivas: escupir, tirar el pelo, golpear, rasguñar, etc. Llanto. Saltos y movimientos estereotipados. Evitación del contacto físico y fugas.

Que ocurre a nivel emocional y social en el niño.

Si pudiéramos empatizar y ponernos en el lugar de los niños que refieren alguna de estas dificultades podríamos entender de una forma práctica la emocionalidad y los procesos internos que se ponen en juego con estos niños.

Imaginemos por un instante que carecemos de habilidades para predecir, entender, empatizar, comunicarnos, etc. Esto nos llevaría a frustrarnos y encolerizarnos con gran facilidad, incluso sin motivo aparente, mostrar ansiedad por lo que va a ocurrir, sentirnos diferentes y preguntarnos el porqué, decaernos, etc.

Todas estas sensaciones en momentos críticos se ponen en juego mezclándose y desencadenando en la descompensación.

La contención como medio de intervenir en la descompensación.

La teoría de la Contención: Es un tipo de terapia que se puede aplicar para manejar estados emocionales alterados o relaciones en conflicto. Surge en Nueva York con la Dra. Martha Welch y posteriormente en Alemania con la Dra. Jirina Prekop (checa de nacimiento).

Dicha terapia se basa en la premisa de que hay casos en que se presentan déficits crónicos en la comunicación y por tanto trastornos en la confianza básica del niño. Esto en ocasiones genera un caos afectivo que pone de manifiesto una relación de ambivalencia.

Los afectos como la rabia, tristeza, miedo, etc. no se controlan sino que estallan abruptamente. Frecuentemente la respuesta del adulto a esta conducta es aislar al niño, mostrar indiferencia o pegarle, reforzando aún más sus conductas destructivas. Esta situación aumenta y se desarrolla en espiral.

La contención consiste en establecer un intenso contacto físico (abrazo) donde el adulto sujeta al niño protegiéndolo de daños que pueda causar a él o a otros. El niño, a pesar de sus problemas en la comunicación, debe estar claro y consciente de que el adulto es un facilitador de la calma y no un extraño que lo quiere dañar. Dicha terapia rompe las conductas ambivalentes de amor y odio entre ambos (niño-interviniente) y permite al niño entrar en un proceso de comunicación y expresión de sus sentimientos internos.

Mediante la terapia de contención es posible cambiar la dinámica ante sentimientos de odio, tristeza, etc. y enfrentar estos sentimientos, logrando la forma de externalizarlos y explicarlos en lugar de aislar o ignorarlos.

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Intervención práctica: Como docentes, ustedes se encuentran en un alto porcentaje de presenciar alguna descompensación, ya sea con niñ@s con o sin alteración de la comunicación. Para poder actuar de forma eficiente y tener el control adecuado de la situación se recomienda lo siguiente:

En una descompensación leve:

Mantener la calma y control, si nos mostramos alterados o con rabia la dinámica se altera aún más.

Controlar al resto del curso, solicitándoles que se mantengan tranquilos en su puesto sin hacer demasiado alboroto.

Tratar de mantener dentro de nuestro alcance a quién esta sufriendo de la descompensación para evitar accidentes.

En la medida que se pueda tratar de mantener el contacto visual y verbal sin invadir los espacios próximos de la persona descompensada.

Si se pueden observar indicios de que la descompensación va desapareciendo podemos acercarnos paulatinamente y siempre que la persona descompensada lo permita.

Si la descompensación ha finalizado y la persona afectada lo permite se finalizará con un charla en que se profundice los sentimientos vividos y las razones que motivaron la situación.

En una descompensación grave:

Mantener la calma y control, si nos mostramos alterados o con rabia la dinámica se altera aún más.

Controlar al resto del curso, solicitándoles que se mantengan tranquilos en su puesto sin hacer demasiado alboroto.

Si la descompensación ocurre fuera del aula tratar de llevar al afectado aun lugar privado con tal de no alterar al afectado ni a la comunidad escolar.

Se debe intervenir preferentemente en relación de 1 a 1 o con un ayudante. Se debe mantener dentro de nuestro alcance a la persona afectada para que no

se dañe o dañe a terceros. La persona que interviene debe buscar un lugar seguro para él y para el afectado

con tal de poder tomarlo y abrazarlo por la espalda y sentarse en el suelo. En esta posición se deben tomar ambas muñecas del afectado y mantenerlas

cruzadas a la altura del pecho de este, dando la sensación de un abrazo. En todo momento se debe dar contención (abrazo fuerte) y mantener el contacto

verbal reforzando secuencias de respiración. En esta posición, además, es importante moverse lentamente de lado a lado y de

atrás hacia adelante, favoreciendo así la calma. El contacto verbal debe ser con indicaciones claras y concretas, utilizando

respuestas cerradas de si o no.

En la medida que el episodio disminuya en intensidad la contención hará lo mismo. Lentamente se restituye el clima de comunicación. En ningún momento se debe retirar el apoyo de la contención hasta que el

episodio haya finalizado por completo. Se finaliza buscando las causas que motivaron la descompensación y se buscará,

en conjunto al afectado las estrategias necesarias para evitar futuras descompensaciones.

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El evento y los procedimientos deben ser informados oportunamente ante la coordinadora del proyecto o algún profesor responsable del menor.

El dato de mayor importancia es que los pasos deben respetarse para obtener un resultado apropiado.