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BOLETÍN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS | TERCERA ÉPOCA, NÚM. 20, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2010 98 | E n este trabajo —que formó parte de los estudios preliminares para lle- var a cabo la propuesta de intervención y reciclaje de la ex fábrica La Constancia Mexicana— confluyen las visiones de distintas disciplinas que, complementándose, nos permiten comprender de manera integral la fundación, la evolución y la actualidad de la fábrica. Se estudian la historia, los materiales, las técnicas constructivas, los deterioros y las alteraciones, la es- tructura portante, los efectos de la contaminación de los mantos acuíferos que pasan por el inmueble, la relación del edificio con el contexto urbano y natural y, desde lue- go, el propio edificio, desde su fundación hasta el estado actual que guarda. El con- junto de todos los discursos nos proporciona las herramientas necesarias para elabo- rar un proyecto de nuevo uso bien fundamentado, que sea adecuado y respetuoso del La Constancia Mexicana: una revisión histórico-arquitectónica El presente artículo formó parte de los estudios preliminares para llevar a cabo la pro- puesta de intervención y reciclaje de la ex fábrica La Constancia Mexicana. El escrito que se expone es sólo un fragmento del estudio histórico completo de la ex fábrica; se trata de un análisis comparativo en el que se busca dar explicación al fenómeno arqui- tectónico de dicho inmueble, a través de la revisión cuidadosa de escrituras, avalúos, planos, mapas y grabados que han podido ser localizados y estudiados, ocupándose de una parte de la historia que, para el caso particular, ha sido poco abordada por los estu- diosos del fenómeno industrial poblano. El resultado fue la reconstrucción de la segun- da historia del edificio, es decir, la manera en que los espacios se fueron transforman- do y adaptando a los nuevos tiempos de la industria textil, hasta terminar en el espacio arquitectónico que podemos observar actualmente. Palabras clave: Constancia, textil, historia, arquitectura, fábrica. JUAN MANUEL MÁRQUEZ MURAD* Y TATIANA COVA DÍAZ** *,Facultad de Arquitectura, Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. **.Arquitecta independiente.

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En este trabajo —que formó parte de los estudios preliminares para lle-var a cabo la propuesta de intervención y reciclaje de la ex fábrica LaConstancia Mexicana— confluyen las visiones de distintas disciplinasque, complementándose, nos permiten comprender de manera integralla fundación, la evolución y la actualidad de la fábrica. Se estudian la

historia, los materiales, las técnicas constructivas, los deterioros y las alteraciones, la es-tructura portante, los efectos de la contaminación de los mantos acuíferos que pasanpor el inmueble, la relación del edificio con el contexto urbano y natural y, desde lue-go, el propio edificio, desde su fundación hasta el estado actual que guarda. El con-junto de todos los discursos nos proporciona las herramientas necesarias para elabo-rar un proyecto de nuevo uso bien fundamentado, que sea adecuado y respetuoso del

La Constancia Mexicana: una revisión

histórico-arquitectónica

El presente artículo formó parte de los estudios preliminares para llevar a cabo la pro-puesta de intervención y reciclaje de la ex fábrica La Constancia Mexicana. El escritoque se expone es sólo un fragmento del estudio histórico completo de la ex fábrica; setrata de un análisis comparativo en el que se busca dar explicación al fenómeno arqui-tectónico de dicho inmueble, a través de la revisión cuidadosa de escrituras, avalúos,planos, mapas y grabados que han podido ser localizados y estudiados, ocupándose deuna parte de la historia que, para el caso particular, ha sido poco abordada por los estu-diosos del fenómeno industrial poblano. El resultado fue la reconstrucción de la segun-da historia del edificio, es decir, la manera en que los espacios se fueron transforman-do y adaptando a los nuevos tiempos de la industria textil, hasta terminar en el espacioarquitectónico que podemos observar actualmente.Palabras clave: Constancia, textil, historia, arquitectura, fábrica.

JUAN MANUEL MÁRQUEZ MURAD* Y TATIANA COVA DÍAZ**

*,Facultad de Arquitectura, Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.**.Arquitecta independiente.

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propio edificio, que es, finalmente, el objetivo detodos los trabajos emprendidos en este proyecto.

El estudio comparativo que se emprende bus-ca explicar el fenómeno arquitectónico de la exfábrica La Constancia Mexicana, realizando unarevisión cuidadosa de las escrituras, avalúos, pla-nos, mapas y grabados que han podido ser loca-lizados y estudiados.

Los aspectos físicos arquitectónicos son pocomencionados, o absolutamente ignorados, porlos estudiosos que han concentrado sus esfuer-zos en los aspectos económicos y sociales del de-sarrollo industrial durante el siglo XIX en Puebla;incluso el propio fundador de la fábrica, en susescritos, enfoca todo su esfuerzo en explicar losbeneficios que tendría favorecer a la incipienteindustria mexicana frente a la inundación demercancías extranjeras y los múltiples problemasque vive la industria del algodón como conse-cuencia del contrabando y por el poco fomentode la siembra de la materia prima de la industriatextil1 (figura 1).

Los documentos en que se ha basado el estu-dio de la fábrica en cuanto a obra arquitectónica

son las escrituras de 1895, 14 de junio de 1907, 8de febrero de 1924 y 20 de diciembre de 1962.Además se tiene un avalúo de la fábrica de 1959y un embargo de 1992, así como los registros decompraventa con fechas de 13 de junio de 1964,3 de abril de 1967, 24 de agosto de 1977, 18 deseptiembre de 1991 y 18 de mayo de 1993; y,finalmente, el Decreto del 23 de noviembre 2001.

Los documentos cartográficos y planimetría conque ha sido estudiada son los planos de 1698, 1856,1863, 1888, 1922-1924, 1933, 1991 y 2009. Todoshan sido analizados y comparados cuidadosamen-te, y en los apartados correspondientes se hace eldesarrollo de los análisis que nos han permitidollegar a conclusiones satisfactorias (figura 2).

En 1831, con dinero propio y de un préstamoque le hizo el Banco de Avío dirigido por Lucas

1 Estevan Antuñano, Documentos para la Industrialización enMéxico. 1833-1843, México, SHCP, 1979, 2 tt.

Figura 1. Don Estevan de Antuñano, en Miguel A. Quintana, Estevan de An-tuñano. Fundador de la industria textil en Puebla, México, SHCP, 1957.

Figura 2. Emblema que representa el Sistema Industrial de México, inventa-do por Estevan de Antuñano, en 1834. Miguel A. Quintana, Estevan deAntuñano. Fundador de la industria textil en Puebla, México, SHCP, 1957.

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Alamán, Estevan de Antuñano —en sociedad conGumercindo Saviñón— fundó la fábrica La Cons-tancia Mexicana, misma que inició su vida pro-ductiva el 7 de enero de 1835. Antuñano fundó,además, otra fábrica (La Economía) y fue socio depor lo menos otras tres empresas textiles.

La Constancia Mexicana desde su fundación hasta 1895

Tenemos la certeza de que en 1831 se iniciaronlos trabajos de construcción de la fábrica, y que el7 de enero de 1835 dio inicio su vida productiva;así lo confirman el propio Antuñano y su socioGumercindo Saviñón, quienes exponen (figura 3):

Estevan de Antuñano y Gumercindo Saviñon, So-cios únicos, que componen la Casa de Estevan deAntuñano y Compañía, Ciudadanos Mejicanos en eluso pleno de sus derechos, Padres y Esposos, y úni-cos propietarios de la Fábrica de hilados de Algodónpor el estilo moderno, llamada la Constancia Meji-cana, situada en las inmediaciones de esta Ciudad,ante las Augustas y Soberanas Cámaras de la Uniónrespetuosamente esponen.

A mediados del año de mil ochocientos treintay uno […] fueron impulsados por su genio, por sussentimientos patrióticos y por las ecsitaciones delBanco Nacional de Avío á emprender (asociadosde otras dos casas) el levantamiento de una fábri-ca de hilados de Algodón, por creerlo convenientea sus intereses particulares y no menos a la rique-za pública.2

Y, respecto al sitio destinado a la construc-ción, agregan:

Bajo estas bases de prudencia y generosidad, to-maron una finca de campo valiosa, porque propor-cionaba local a propósito para las máquinas, en loque invirtieron una suma considerable […] a losseis meses de abrir los cimientos de nuestra Fábri-

ca, ya el edificio se hallaba muy adelantado y pro-metía estar todo concluido en poco más tiempo.3

Lo dicho en la cita anterior no se cumplió,pues las guerras civiles y los problemas econó-micos lo evitaron; finalmente la fábrica empezóa funcionar el 7 de enero de 1835, aunque en1837 se seguía trabajando en la construcción.

En cuanto a la evolución arquitectónica deledificio de La Constancia, ésta la podemos divi-dir en dos grandes periodos: el primero se ubicadesde la fundación de la fábrica hasta 1895,fecha en que los herederos de Pedro Berges deZúñiga venden la fábrica Antonio Couttolenc. Eldocumento de esta venta es la primera escrituracon que contamos y que nos permite tener algu-nas certezas sobre la evolución arquitectónicadel inmueble. El segundo gran periodo de lafábrica se sitúa precisamente a partir de 1895 yconcluye en 2009, es decir, en el estado que hoyse encuentra.

En este punto conviene advertir que de estafase original no se han encontrado planos de lafábrica, y la única reconstrucción posible es pormedio de los documentos que hablan de ella, lasaportaciones arqueológicas y con las imágenes dela fachada de la que se tienen tres versiones en

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2 Miguel A. Quintana, Estevan de Antuñano. Fundador de la In-dustria Textil en Puebla, México, SHCP, 1957, vol. II, pp. 76-77.

Figura 3. Placa conmemorativa al comienzo de producción de la fábrica LaConstancia Mexicana. Foto de Juan Manuel Márquez Murad y Tatiana CovaDíaz.

3 Idem.

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grabados, incluido uno de 1901 y las fotografías delelemento físico que aún se conserva en el sitio.

La fábrica La Constancia, tal y como la conci-bió Antuñano, comprendió una nave central ydos más pequeñas en los laterales, y se ubicó alnorte del arroyo San Jerónimo. El edificio fue des-plantado desde sus cimientos a partir de 1831.Esta afirmación está fundamentada en dos hallaz-gos clave: el primero es el plano firmado porCristóbal de Guadalajara y realizado en 1698, y elsegundo el descubrimiento por parte del arqueó-logo Arnulfo Allende de una cárcava en la zonaconocida como “casas para empleados de con-fianza ó habitaciones de dependientes” y otrasevidencias arqueológicas de elementos anterioresa la construcción de la fábrica.

El análisis cuidadoso del plano de 1698 mues-tra que los molinos que corresponderían a lahacienda Santo Domingo se encuentran asenta-dos, ambos, al sur del arroyo San Jerónimo.

Los únicos elementos que el plano consignaen el lado norte de dicho arroyo son los que per-tenecen al sistema hidráulico de abastecimientoproveniente de la fuente de Aquilaque o Aquilac,y que abastecía a los molinos, al batán y a las tie-rras de labor de la hacienda. La ubicación delmolino nos permite afirmar que el señorAntuñano levantó su fábrica desde los cimientosy reutilizó la estructura hidráulica para hacerlafuncionar, dejando los espacios del antiguo moli-no como lugares complementarios a la actividadfabril. Los estudios realizados por el arqueólogoArnulfo Allende confirman nuestras hipótesis,pues sus hallazgos no dejan lugar a dudas de laubicación de los espacios arquitectónicos delmolino. El segundo molino que aparece en elplano de Cristóbal de Guadalajara, estaría ubica-do en los terrenos donde se construyó, y todavíase encuentra en función, la fábrica La Economía(figura 4).

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Figura 4. Ubicación del molino de Santo Domingo, según el arqueólogo Arnulfo Allende. Imágenes y fotos de Juan Manuel Márquez Murad, Tatiana Cova DíazyArnulfo Allende.

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El molino al que se hace referencia se encon-traba funcionando todavía en 1907, pues en laescritura de ese año, en la que la sociedad Fran-cisco M. Conde y Compañía, adjudica la fábricaLa Constancia Mexicana al señor Francisco M.Conde, se le menciona como referencia de la co-lindancia oriente diciendo: “[…] Al oriente el ca-mino que viene del molino de Santo Domingopara Moratilla” (figura 5).4

Reforzamos lo mostrado por el plano de 1698 ypor el arqueólogo Allende, cuando referimos, porejemplo, las palabras de dos testigos oculares; Ma-dame Calderón de la Barca, quien narra: “Compróel Molino de Santo Domingo en la cantidad deciento setenta y ocho mil pesos, y empezó a cons-truir el edificio”,5 y el propio Antuñano: “[…] a losseis meses de abrir los cimientos de nuestraFábrica, ya el edificio se hallaba muy adelantado”.6

Y podemos agregar las diferentes afirmaciones queya se mencionaron en páginas anteriores, en lasque se afirma que el edificio fue construido paracumplir, desde su diseño, con funciones de fábrica.

La descripción de la fábrica construida porAntuñano y Saviñón, la podemos fundamentaren los grabados de su fachada y por el propio ele-mento conservado; pero antes, vale la pena refe-rir lo que Madame Calderón de la Barca, quien ensu paso por la ciudad de Puebla visitó, junto consu propietario, las instalaciones de La ConstanciaMexicana; ella la describe de la siguiente manera:

[…] Salimos después del desayuno con varios caba-lleros que nos llevaron a las fábricas de algodón.Fuimos primero a visitar la fábrica establecida enel Molino de Santo Domingo, cerca de la ciudad,

llamada La Constancia Mejicana […] Habíamos idoen su propio coche, [se refiere al señor Antuñano],y nos acompañó por toda la fábrica. Su situaciónes magnífica, y vista de lejos parece más bien unaresidencia veraniega que un establecimientoindustrial. Da gusto ver el orden y la buena venti-lación de que goza el edificio.7

Si observamos los grabados de la fachadapodemos fácilmente comprobar lo dicho por laseñora Calderón de la Barca. Para poder com-

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4 Registro Público de la Propiedad (Puebla), partidas 298 y299, fs. 320-323, t. 46, libro uno, copias a fs. 409-412, t. 121,libro 5, 4 de octubre de 1907.5 Madame Calderón de la Barca, La vida en México duranteuna estancia de dos años en ese país, trad. y pról. de FelipeTeixidor, México, Porrúa (Sepan cuantos…, 74), 2000, p. 293.6 Miguel A. Quintana, op. cit., pp. 76-77. 7 Madame Calderón de la Barca, op. cit., pp. 293-294.

Figura 5. Documento con croquis donde se observa el Molino de SantoDomingo al sur del arroyo de San Jerónimo en 1756-1757. CD-ROM

Memoria Urbana de Puebla, imagen L005_02. Proporcionado por el arque-ólogo Arnulfo Allende.

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prender con claridad el porqué de sus palabrasde admiración, en seguida describimos la fa-chada de La Constancia. La construcción del edi-ficio de la fábrica, que data de 1835, se le atribu-ye a don José Manso.8 Consta de cinco cuerposen vertical, incluida la portada principal, y doscuerpos en horizontal, divididos por una cornisaplana.

Los cinco cuerpos verticales se encuentransimétricamente ubicados dos a cada lado de laportada principal. Cada uno de dichos cuerpos seencuentra dividido por una cornisa plana que lossecciona en dos partes, una superior y una infe-rior. En la parte inferior de los cuerpos se obser-van cuatro aberturas adinteladas de sección rec-tangular para iluminación, mismas que se ubicana partir del segundo tercio del cuerpo inferior. Enla parte superior del cuerpo encontramos otrascuatro aberturas adinteladas simétricamente ubi-cadas en eje con las inferiores, sólo que éstas seubican a partir del primer tercio del cuerpo. Cadacuerpo vertical está dividido por pilastras adosa-das de orden dórico que rematan con un florón.Cada pilastra —seis en total— cuenta con basa,fuste y capitel, haciendo juego con la cornisa pla-na que de manera horizontal divide el edificio encuerpo superior e inferior.

Esta secuencia se repite en los cuatro cuerposverticales que componen la fachada, ya que laportada principal —como ya lo mencionamos—se ubica al centro de la composición; este ele-mento no se divide por la cornisa plana, ya quela división entre cuerpo y cuerpo se insinúa sólocon la aparición de la puerta de acceso enmar-cada por un marco adintelado, y sobre ella el bal-cón volado que, de igual manera, está enmarca-do por otro marco adintelado que —a diferencia

de la sobriedad y sencillez que presenta el delacceso— se decora con bajorrelieves.

El remate de la fachada es de forma mixtilí-nea, suavizado en sus lados por dos curvas querematan en línea recta, mismo que sirve comosoporte para lo que parece ser una urna. Las cur-vas de los lados se elevan hacia el elemento rec-tangular que alberga la urna, y se cierra a mane-ra de marco con unos roleos o volutas, generandoun movimiento poco usual para la arquitecturaneoclásica de la época, evocándonos más a lasantiguas prácticas barrocas.

Esto mismo se confirma con las dos accesoriasque se ubican a cada lado del edificio, mismas quetienen la misma intención de remante en la partesuperior de la portada, sólo que, a diferencia de laprincipal, se cierran mucho más en la cúspide y serematan por un florón y un sistema de cornisas.Estos elementos cuentan simétricamente al cen-tro con una puerta adintelada y dos aberturas rec-tangulares que flanquean a la misma, situándose apartir del segundo tercio del cuerpo inferior.Dicho elemento no se encuentra dividido por nin-guna cornisa y sólo se aprecian —en el cuerposuperior— cinco aberturas rectangulares demenor dimensión que las inferiores, flanqueandola abertura central, que es de mayores proporcio-nes que las demás. En este caso específico, lasaberturas superiores de iluminación se ubicantambién a partir del segundo tercio del cuerpo.

La simetría y proporción exacta que guardantodos y cada uno de los elementos que compo-nen el edificio, lo hacen verse como una clarasupremacía del macizo sobre el vano. Este edifi-cio es una muestra de la arquitectura tempranaque se comienzó a realizar en los edificios civi-les de la ciudad de Puebla.9

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8 “Apuntes biográficos del Sr. D. José Manzo”, en LecturasHistóricas de Puebla, 14, Puebla, Secretaría de Cultura, Go-bierno del Estado de Puebla, 1988.

9 Descripción de fachada de la fábrica La Constancia Me-xicana por la arquitecta Verónica Lorena Orozco Velázquez.

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La importancia de estos grabados es que, porejemplo, la fachada del logotipo de La Constanciapresenta sólo la nave principal y no se aprecian losedificios laterales que sí se consignan en el dibujode 1901 y en la cerámica del libro de Leicht; la pri-mera imagen aludida está fechada en 1834 (figura6), lo que quiere decir que lo que vemos es el pro-yecto inicial del edificio, y el registro de 1901 (figu-ra 7) muestra la imagen de la fábrica como real-mente fue construida. En este punto debemosdetenernos, ya que lo dicho hasta el momento nosda pie para reflexionar acerca de los cambios quetuvo la fábrica desde que Antuñano la construyóhasta que Couttolenc la adquirió. Los cambios ymodificaciones en estos 50 años los podemos cali-ficar como menores, debido a factores que citare-mos en seguida. En primer término, la situaciónpolítica del país se mantuvo inestable debido a lasguerras civiles y la invasión estadounidense, y des-pués por las guerras de Reforma y la intervenciónfrancesa; pero así como la política, también la eco-nomía tuvo altibajos muy marcados que afectaronla incipiente industria textil poblana. El estado dela economía en esos momentos nos lo explicaJuan Carlos Grosso:

Ya en 1841, según un informe de la Sociedad deFomento de la Industria de Puebla, algunas fábri-cas como La Constancia y Amatlán, debieron para-lizar totalmente su producción “por la crisis mone-taria y por la falta de demandas”. A fines de eseaño y en los primeros meses del siguiente, el pro-pietario de La Constancia Mexicana se enfrentócon problemas financieros que se concretaron endiversos protestos por sumas muy elevadas, deri-vados del incumplimiento de compromisos adqui-ridos con comerciantes proveedores de algodón ymaquinaria (figura 8).10

En cuanto a las mejoras y modificaciones aledificio de La Constancia, es claro que si atende-mos a todas estas vicisitudes y padecimientos desus propietarios podemos decir que la lógicaindica que es muy improbable que Antuñano ysus herederos realizaran nuevas construccionesen el edificio original construido en los primerosaños del siglo XIX. También es poco probable, porlas razones que a continuación se verán, quePedro Berges de Zúñiga, debido a su giro comer-cial —era sin duda un agiotista voraz dedicado adar grandes préstamos a otros empresarios,entre ellos Estevan de Antuñano—, al verse

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Figura 7. 1901, Justo Sierra, México y su evolución social. Leticia Gamboay Rosalina Estrada, El Patrimonio de la industria Textil de Puebla.

Figura 6. Antigua fachada de La Constancia. Esmalte en cobre, propiedadde don Othón Sánchez de Antuñano, en Hugo Leicht, Las calles de Puebla,Puebla, Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado/H. Ayuntamiento dePuebla, 1999.

10 Juan Carlos Grosso, “El factor fabril de la producción tex-til, 1830-1890”, en Carlos Contreras Cruz, Puebla. Una histo-ria compartida, UAP/Gobierno del Estado de Puebla/Institu-to Mora, Puebla, 1993, p. 76.

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imposibilitado para pagar sus adeudos, debióentregar sus propiedades en pago. Esto sucedió alos herederos de Antuñano, que poco a poco fue-ron entregando todas y cada una de las propie-dades que el eminente empresario les habíadejado para saldar la deuda con Berges. Una delas últimas propiedades que entregaron en 1854fue la fábrica La Constancia; Pedro Berges jamásestuvo interesado en desarrollar o mejorar la fá-brica. La doctora Leticia Gamboa ofrece la si-guiente descripción de sus actividades:

[…] Su participación en la conformación de unaplanta textil no fue activa sino pasiva; para incre-mentar sus capitales no lo hicieron creando unaindustria y corriendo riesgos, sino limitándose aobtener de ella una renta segura, que el arrenda-tario debía pagar sin importar cómo le fuese en elnegocio […] Berges no deseaba la factoría paraexplotarla directamente, ni para mejorarla y obte-ner así más ganancias.11

Berges de Zúñiga arrendó la fábrica, que enton-ces sólo tenía “una sala nueva y otra vieja”, here-dadas éstas de la época de Antuñano a diferentespersonas —entre otras a Nicolás y José de Teresa,a la sociedad Benítez Hermanos y al conocidopoblano Joaquín de Haro y Tamariz, quien tuvoambas salas durante cinco años, de 1880 a 1885—.En ese año Joaquín de Haro y Ovando renovó elcontrato de arrendamiento y tuvo la fábrica hasta1895. La sociedad Benítez Hermanos fue la únicaque hizo algunas mejoras al inmueble, cuyo pagodebió disputar a Berges en los tribunales.

El siguiente dueño de la fábrica fue AntonioCouttolenc, quien compró el inmueble a losherederos de Pedro Berges en 189512 y quientampoco hizo modificaciones notables al edifi-cio. De nuevo recurrimos a Leticia Gamboa paraampliar esta explicación:

[…] Por la rapidez con que Couttolenc se despren-dió de La Constancia cabe pensar que las mejorasque experimentó por esos años se debieran a susucesor, salvo la edificación de una “nueva y ele-gante capilla” que aquél hizo bendecir por el obis-po de Puebla, el 21 de noviembre de 1897.13

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Figura 8. “Breve memoria del estado que guarda la fábrica de hilados dealgodón Constancia Mexicana…”, publicado en la Oficina del hospital deSan Pedro, por Estevan de Antuñano, en Miguel A. Quintana, Estevan deAntuñano. Fundador de la Industria Textil en Puebla, México, Secretaría deHacienda y Crédito Público, 1957.

11 Leticia Gamboa Ojeda, “La Constancia Mexicana. De lafábrica, sus empresarios y sus conflictos laborales hasta losaños de la posrevolución”, Tzintzun. Revista de Estudios His-tóricos, enero-junio, núm. 039, Morelia, Universidad Mi-choacana de San Nicolás de Hidalgo, 2004, p. 97.12 Registro Público de la Propiedad (Puebla), Índice de pre-dio mayor 497 y 497 bis, inscrito el 5 de diciembre de 1895.13 Leticia Gamboa Ojeda, op. cit., p. 99.

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Acerca de la capilla creemos que no fue unaconstrucción nueva como se afirma, sino una re-construcción y puesta a la moda del espacio inte-rior y que, seguramente, existía una ermita ante-rior debido a ciertas tipologías estilísticas delpropio edificio que la acercan a las formas de lafachada original de Antuñano.

Nos parece que todos los argumentos presen-tados, tanto documentales como gráficos, nospermiten afirmar que La Constancia mantuvo suapariencia arquitectónica desde su fundaciónhasta la compra de ésta por el industrial Francis-co M. Conde; que durante el tiempo anterior aeste empresario las modificaciones fueron míni-mas y no obedecieron a un proyecto arquitectó-nico rector; que la apariencia que nos presentahoy el conjunto arquitectónico se gestó a partirde 1905, cuando las necesidades de moderniza-ción de la planta física y el crecimiento en la can-tidad de telares y husos, hicieron necesaria unatransformación total del conjunto (figura 9).

La Constancia Mexicana desde 1895 hasta 2009

En esta segunda parte, y considerando que paranosotros el significado del documento es el sus-tento de un argumento histórico o de un posiblerelato, le damos un giro sutil a la metodología deanálisis y hacemos una descripción comparativaentre los planos de 1924, 1933 y el último docu-mento de 2009; cabe señalar que contamos tam-bién con un plano de 1991, pero un estudio pre-vio de este documento nos hace ver que suaportación a la investigación es nula. Por otrolado, antes de empezar con los planos debemoshacer una reflexión sobre la actuación delempresario Francisco M. Conde, quien creemoshizo las modificaciones más significativas al con-junto fabril.

Francisco M. Conde y la fábrica La Constancia Mexicana

El primer argumento para sostener nuestra afir-mación es que todavía en el dibujo de 1901 (figu-ra 7) la fábrica se mantiene como la construyóAntuñano; era un edificio compacto sin mayoresanexos; así la podemos observar en los planos dePuebla de la segunda mitad del siglo XIX, dondesiempre aparece como un solo edificio e invaria-blemente ubicado al norte del arroyo SanJerónimo.

Para 1924 la fábrica había adquirido el aspec-to que incluso hoy podemos apreciar. Esto signi-fica que la transformación radical de la fábrica sedio en esos años. Otro argumento a favor de estaafirmación nos lo ofrece la doctora Gamboa,explicando el crecimiento significativo de lamaquinaria en ese periodo:

A fines de la década de 1880, los inventarios cita-dos por Aguirre y Carabarín indican que había ins-talados 5,944 husos y 219 telares, cifras que deacuerdo con una noticia de 1913 subieron a 6,944y 404. El aumento de los husos no fue tan signifi-cativo como el de telares, haciendo que casi seduplicara la capacidad de tejido de la fábrica.14

Estas acciones requirieron una ampliación delos espacios para la producción. Es interesanteque en la nave de telares la ampliación se hayarealizado con un espacio de las mismas dimen-siones del que ya existía, pero incluyendo elespacio ocupado por las dos naves laterales máspequeñas, lo que se puede comprobar fácilmen-te en el sitio.

Por otra parte, un testimonio que debe tomar-se en cuenta es el que dejó Francisco Conde enel remate central del edificio administrativo,

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14 Idem.

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donde hace constar la reconstrucción de la fábricaen 1909, pero —caso muy curioso— dando el crédi-to a su fundador: Estevan de Antuñano (figura 10).

Este respeto hacia el impulsor de la industriatextil poblana resulta, para la época, un casoexcepcional, que además queda documentadoen la conservación del nivel superior de la facha-da original a pesar del cambio radical efectuadoen la modernización de la nave de telares. El tra-bajo de preservar el elemento original se realizóa costa de grandes dificultades técnicas cons-tructivas.

La reconstrucción de la nave de telares y lade trociles en el segundo nivel se llevó a cabo,según creemos, de la siguiente manera: las cu-biertas originales fueron demolidas y los rema-tes con roleos de las pequeñas naves de los ex-tremos fueron retirados para levantar losparamentos, de manera que tuvieran el mismonivel de la nave central; también fueron demoli-dos los muros interiores que dividían a la navecentral de las laterales más pequeñas, y se res-petaron los muros perimetrales, lo que testificael muro lateral oriente, donde es posible apre-ciar todavía las ventanas del diseño original deAntuñano.

El nuevo proyecto consiguió dos naves conun espacio libre, sin interrupciones de muros yde dimensiones mayores que permitieron alber-gar las nuevas y modernas máquinas que sehabían adquirido.

En las naves de telares y trociles se utilizóuna estructura a base de columnas de fierro pre-fabricadas y una cubierta formada por vigas H ycomplementadas por el novedoso material delámina acanalada y cilíndrica apoyada en lospatines bajos de las viguetas. Por Israel Katzmansabemos que las construcciones con estructurade fierro se empiezan a utilizar en la segundamitad del siglo XIX (el techo del escenario delTeatro Llave, en Orizaba, Veracruz, data de 1865)y que la lámina acanalada se introdujo a partirde 1881. Ejemplos de este tipo de cubiertas, ade-más de las que existen en La Constancia, lostenemos, entre otros, en el acceso al panteónmunicipal de Oaxaca, fechado entre 1897-1899;en la cubierta del Museo del Chopo de 1910, en lanave de telares de la fábrica de Metepec de 1899,

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Figura 10. Placa conmemorativa de la reedificación de la fábrica LaConstancia Mexicana. Foto de Juan Manuel Márquez Murad y Tatiana CovaDíaz.

Figura 9. Plano de Puebla y sus alrededores, Antonio García y Cubas,1863, escala: leguas, Mapoteca “Orozco y Berra”, en Antonio Terán Boni-lla, El desarrollo de la fisonomía urbana del Centro Histórico de la ciudadde Puebla (1531-1994), Puebla, OPAEP, 1996.

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y en el taller y depósito de vidrio de Pelladini,empezado en 189815 (figuras 11-13).

Podemos observar que todos estos ejemplospertenecen a los últimos años del siglo XIX obien a la primera década del XX. Si hacemos lacomparación de esta información con los argu-mentos referentes a todos los problemas vividospor el edificio y sus propietarios en sus primerosaños, tendremos suficiente sustento para afir-mar que la gran modificación del conjunto se lle-vó a cabo durante la época en que Francisco M.Conde fue propietario del inmueble.

En este momento vale la pena hacer un pa-réntesis para analizar el caso de la fachada ubi-cada en el primer piso de la nave de telares que

sirve como paramento principal de la nave detrociles. A este elemento arquitectónico lo consi-deramos como parte de la fachada original delproyecto de Estevan de Antuñano; así lo de-

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15 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, Méxi-co, Trillas, 1993, pp. 278-325.

Figura 11. Entrada al panteón municipal número 2, Oaxaca, 1897-1899.Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, México, Trillas, 1993.

Figura 12. Museo de la calle del Chopo. Armado por los ingenierosBacmeister y Ruelas, México, 1910. Israel Katzman, Arquitectura del sigloXIX en México, México, Trillas, 1993.

Figura 13. Fábrica de Metepec-Atlixco, Puebla, 1889-1899. Israel Katz-man, Arquitectura del siglo XIX en México, México, Trillas, 1993.

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muestra el estudio comparativo entre los graba-dos que se tienen y el elemento físico que aún seconserva en el sitio. En primera instancia y a lavista de la lógica constructiva contemporánea,parecería una locura tratar de conservar un ele-mento en la parte superior, cuando en el nivelinferior dicho elemento es retirado totalmente;incluso si pensamos en las dificultades construc-tivas que esto implica: cimbrado, colocación deestructura en secciones, demolición por partes ycon sumo cuidado del elemento existente, etcé-tera, pero el componente subsistente nos dice locontrario, pues en él encontramos elementosidénticos a los mostrados por los grabados queno dejan duda de su origen, aunque sí son evi-dentes las modificaciones que se le hicieron.

En este sentido debemos hablar no de unaconservación completa, sino más bien de una con-servación y reconstrucción de esta fachada, puesexisten múltiples tapias y vestigios que nos remi-ten a los elementos originales, incluso restos deun aparejo de ladrillo que formaba parte de unode los remates de las pequeñas naves de losextremos de la fábrica, pero también hay gran-des cambios, como la modificación de las venta-nas que pasan de cuatro vanos rectangulares encada cuerpo de la fachada, a dos grandes venta-nas rematadas por un arco rebajado o escarzano.

Este cambio implica gran pérdida del materialoriginal y obliga, sin lugar a dudas, a una recons-trucción de una parte muy importante del muro.Por otro lado existe la permanencia del enmar-camiento de lo que fue originalmente un balcóny que se transformó en el acceso a la nave de tro-ciles. Esta mezcla de elementos originales y nue-vos fácilmente apreciables en las imágenes, nospermite conjeturar que en este caso hubo laintención de conservar el elemento original,aunque al modificarlo fue necesario reconstruirbuena parte de él (figuras 14-17).

Otro elemento de análisis es el proyecto dehabitaciones para trabajadores ubicadas en laparte sur del conjunto, precisamente por dondehoy se tiene acceso al inmueble estudiado. Sabe-mos que en sus inicios la fábrica tenía muy po-

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Figura 14. Vista actual de la antigua fachada principal de la fábrica LaConstancia Mexicana. Foto de Juan Manuel Márquez Murad y Tatiana CovaDíaz.

Figura 15. Vista de la nave de trociles. Foto proporcionada por la arquitec-ta Liz Tamayo.

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cos empleados de base, y éstos eran principal-mente operarios extranjeros que el señor Antu-ñano alojaba en el casco de la hacienda de supropiedad, y que el tejido lo daba a trabajadoresexternos que laboraban en su propio hogar, esdecir, sin necesidad de vivir en la fábrica, por loque es improbable la construcción de complejoshabitacionales formales. Evidentemente no sepuede negar que alrededor de la fábrica se ha-yan asentado personas, pero no de manera for-mal y organizada como ya lo vemos en el planode 1924. También es patente que personas quearriendan un inmueble y que no le hacen nin-guna mejoría para su propio beneficio, muchomenos construirían un complejo habitacionalpara sus trabajadores. Estos razonamientos pu-dieran parecer endebles, pero el reforzamientode las evidencias arqueológicas que demuestranque las habitaciones de los obreros sólo se pue-den remontar a finales del siglo XIX o principiosdel XX nos dan el fundamento necesario para in-sistir en que el proyecto integral de la nueva fá-brica La Constancia se llevó a cabo entre 1905 y1924, ya que en el plano de ese año se puedeapreciar el conjunto fabril prácticamente comolo vemos hoy.

La evolución de la fábrica a través de losdocumentos cartográficos

Plano de 1924

Este documento se encuentra en el Registro Pú-blico de la Propiedad y está adherido a la escritu-ra por la que Ángela Conde, viuda de Conde, ad-judica la fábrica La Constancia Mexicana comodación en pago a la sociedad La Constancia Me-xicana, S. A.16 Este plano presenta el conjuntode la fábrica, sus colindancias, el área que ocupael inmueble y su terreno (73,125.86 m2), y alreverso tiene la leyenda “De conformidad coneste plano se adjudicó a la Constancia MexicanaSociedad Anónima, la fábrica de hilados y tejidosdenominada la Constancia Mexicana. Puebla, yfirman por la sociedad A. Pellón y León Rebattuy por poder a nombre de la Viuda de FranciscoConde el señor Ciriaco C. Conde.” En el docu-mento podemos constatar lo siguiente: la fábricase encuentra ya unificada bajo el régimen de unproyecto completo con las zonas casi totalmentedefinidas, se muestra también todo el sistema

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16 Registro Público de la Propiedad (Puebla), t. 76, f. 74, librouno.

Figura 17. Vestigios de la antigua fachada de La Constancia Mexicana. Fo-to de Juan Manuel Márquez Murad y Tatiana Cova Díaz.

Figura 16. Vista de la antigua fachada oriente de La Constancia Mexicana.Foto de Juan Manuel Márquez Murad y Tatiana Cova Díaz.

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hidráulico que se divide en el acueducto pree-xistente que viene del Atilac [sic] y una tuberíade caída hacia la nave de telares y ésta ya pre-senta la ampliación de que fue objeto. Todavía seaprecian las naves de atados y urdidores anexasal poniente de telares, sin los muros del norte ypermitiendo el paso libre del acueducto. En ellado oriente de la sala de telares se encuentranubicadas las salas de batientes, tintorería, talle-res, engomador, una caldera y los accesos de lasvías de ferrocarril; no se observa ninguna deli-mitación de patio de maniobras. Los espaciosson pequeños y se encuentran subdivididos enhabitaciones menores. Fuera del recinto y aloriente se localiza un grupo de habitaciones paraobreros y un patio con unas bodegas. Al norte deeste conjunto, pero en este caso anexados al mis-mo, se encuentra un número menor de habita-ciones. Al sur de la nave de telares se localiza lazona administrativa donde observamos que el

ala poniente está dividida en tres habitaciones,donde se localizan los almacenes. En el ladooriente del mismo edificio observamos cuatrohabitaciones donde se localiza un despacho,almacenes en los extremos de las dos alas y lasescaleras que dan acceso a la planta alta que nose encuentra registrada. Los edificios hasta aquídescritos se encuentran ubicados al norte delarroyo San Jerónimo (figura 18).

Al sur del arroyo de San Jerónimo y siguien-do la línea de norte a sur encontramos el patiocentral con unos jardines apenas insinuados ensu trazo; al poniente de dichos jardines se ubicaun núcleo de bodegas y atrás de éstas las habita-ciones de los dependientes. En el lado orienteestá otro grupo de bodegas, un patio y una seriede habitaciones para los trabajadores.

En la parte extrema del sur se encuentra unpatio cuadrangular rodeado al norte por bode-gas, al oriente por habitaciones y la capilla, alponiente por habitaciones para los trabajadoresy al sur se cierra, también, con un grupo dehabitaciones para obreros. La fábrica está cruza-da por un eje central que la divide de norte a suren dos elementos casi simétricos; en este lugarse encuentra el acceso principal al inmueble yun escape del ferrocarril interoceánico. Estehecho es muy importante, pues el eje existíacomo acceso a la fábrica original de Antuñanoque llegaba exactamente al centro del edificio;como se puede ver, esta solución se respetó yaún hoy se puede apreciar su preponderanciacomo visual principal. Los elementos marcadosen el exterior son, al sur la línea del ferrocarrilindustrial, al oriente el camino a Tlaxcala, alnorte el rancho La Ladrillera y al poniente elrancho San Rafael.

La escritura describe las colindancias con lossiguientes linderos: al norte, con terrenos de lahacienda Santo Domingo; al oriente con la vía

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Figura 18. Conjunto arquitectónico de la fábrica La Constancia Mexicana,1924, Registro Público de la Propiedad.

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del ferrocarril industrial de Puebla, que va a lafábrica de hilados y tejidos El Valor; al sur con elcamino real de Puebla a Tlaxcala, y al ponientecon terrenos de la hacienda de Santo Domingo.

Plano de 1933 (comparativa)

Este documento fue realizado cuando la fábricapertenecía a la sociedad La Constancia MexicanaSociedad Anónima; muestra las mejoras que enel transcurso de nueve años se le hicieron a lafábrica. El plano es de una calidad de dibujosuperior al realizado en 1924, por lo que su lec-tura resulta más fácil.

La primera diferencia notable que se apreciaentre ambos planos es —siguiendo la mismasecuencia descriptiva de norte a sur que seempleó en el anterior— en la zona de telares, laconstrucción al norte de una nueva sala que en1924 no existía, la presencia de las tres turbinasque hasta hoy podemos apreciar y que en el pla-no de 1924 no aparecen, y sólo se marca la exis-tencia de un tubo de caída para los tres casos. Lasnaves de atados y urdidores anexas al ponientede telares se encuentran ya perfectamente defi-nidas con los muros del norte consignados en eldibujo y, en este caso, los muros del acueductoya fueron reutilizados para la construcción demuros divisorios que cierran la colindanciaponiente de la fábrica que pasa sobre el arroyoSan Jerónimo. En el lado oriente de la sala de te-lares se encuentran ubicadas las salas de batientes,tintorería y talleres; éstas se observan ya libera-das de las subdivisiones para pequeñas habitacio-nes; sigue habiendo una caldera y el patio de ma-niobras se ha definido con la construcción de unmuro que le gana terreno a la ribera del arroyoSan Jerónimo; los accesos de las vías de ferroca-rril permanecen; también el paso para el servicioy abastecimiento por medio de las vías del ferro-

carril mediante un puente; en este caso ya per-fectamente definido y que desemboca a las puer-tas del patio de maniobras. El edificio administra-tivo, localizado al sur de la nave de telares, sufriólas siguientes modificaciones: en el ala ponientelo que se presentaba como tres almacenes en elplano de 1924, en éste se ha transformado en unsolo almacén general. Los espacios del ala orien-te se subdividen de tres espacios originales a cin-co de menores dimensiones donde ubicó la en-fermería (figura 19).

En el patio central colindante por el sur conel arroyo San Jerónimo, la primera modificaciónque se aprecia es la definición y retrazo de losjardines; en el lado oriente se subdivide unabodega para crear tres espacios de menor dimen-sión. Se retira una caseta de vigilancia que dabaacceso a la zona de batientes y patio de manio-bras. En las habitaciones del extremo oriente seponen tapias a las intercomunicaciones interio-res. Al poniente, el patio de las habitaciones dedependientes empieza a ser transformado alconstruir algunas accesorias; se coloca una fuen-te en el patio interior del mismo complejo y lashabitaciones se empiezan a modificar para adap-tarlas a departamentos de mayores dimensiones;la bodega donde entra el acueducto se subdivide

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Figura 19. Conjunto arquitectónico que muestra los espacios con modifica-ciones de la fábrica La Constancia Mexicana entre 1924 a 1933. RegistroPúblico de la Propiedad, Puebla. Edición de Juan Manuel Márquez Murady Tatiana Cova Díaz.

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en dos espacios. En el patio cuadrangular delextremo sur, una de las modificaciones másimportantes es el cierre de los almacenes locali-zados en el lado izquierdo del vestíbulo queantes estaban formados por arcos y columnas;ahora se les coloca un muro tapiando la estruc-tura anterior. También aparece consignada laescuela, que ocupa tres espacios del ala ponien-te y, flanqueando el acceso del camino que vadel molino a Moratilla, se localiza el sindicato.Las vías del ferrocarril están en el mismo sitioque en el plano de 1924, y sólo se modifica elnombre de la vía exterior, que de ser ferrocarrilindustrial, ahora se consigna como “Tranvías dePuebla”. En ese patio también aparece una fuen-te ubicada en la zona sureste del cuadrángulo.

Plano de 2009 (comparativa)

El documento empleado en esta comparativa esel levantamiento realizado ex profeso para la rea-lización del proyecto de intervención y reutiliza-ción de La Constancia Mexicana de 2009. El pe-riodo que separa a esta gráfica del plano de 1933es mucho mayor que de éste con el de 1924; 76años, para ser precisos. A pesar de esta distanciatemporal se puede observar —en la comparativa

de ambos testimonios— que las modificacionesno son significativas y se hacen para adaptar losantiguos espacios a una realidad industrial queya los había superado. La única construcciónque se agrega a la fábrica es la nave de urdido enplanta alta que data de 1957, según el avalúo de1959.17 La otra modificación mayor es la trans-formación de la nave de acabado y talleres enuna sola, donde incluso se modifica la disposi-ción de las columnas de tres, dispuestas en elsentido corto del claro, a una que divide dichoespacio en dos iguales y donde también es posi-ble observar la presencia de una trabe de con-creto de gran peralte. En esa misma zona semodifican los espacios destinados para las calde-ras, que son cambiadas por dos máquinas degrandes dimensiones y cuya fecha de fabrica-ción es, según consta en las puertas, de 1940 y1947, respectivamente. El patio de maniobras setecha con lámina y se abren vanos que no exis-tían en la fachada original; se colocan murospara crear nuevos espacios y las vías de ferroca-rril dejan de tener función. Otra adición son dospequeñas bodegas en el extremo nororiente queno aparecen en el plano de 1933 (figura 20).

En la parte central, el jardín vuelve a serintervenido; se modifica el rectángulo originalhaciéndole unos pancoupes para enmarcar elacceso a esta zona; el área de habitaciones deloriente se demuele y se transforma en un granalmacén; en las habitaciones de dependientes sehace una modificación de los espacios habita-bles, transformándolos en departamentos mu-cho más amplios. El resto de las modificaciones,sobre todo en el área del cuadrángulo habitacio-

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17 Banco de México, avalúo del 16 de mayo de 1959, solici-tado por S. Robert y Cia. En Constitución de la Sociedad “LaConstancia Mexicana Mil Novecientos Sesenta” S. A. matrí-cula 72, t. 20, libro 1, después libro 6 de sociedades mer-cantiles, a f. 74, 20 de diciembre de 1962, copias a fs. 445-496, t. 109, de Copias de Comercio.

Figura 20. Conjunto arquitectónico que muestra los espacios con modifica-ciones de la fábrica La Constancia Mexicana entre 1933 a 2009. RegistroPúblico de la Propiedad, Puebla. Edición de Juan Manuel Márquez Murady Tatiana Cova Díaz.

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nal del sur, son interiores; se agregan y se quitanmuros, se modifican cubiertas, se retira la fuen-te, etcétera. Es muy importante indicar que eneste plano también se aprecian pérdidas irrepa-rables como consecuencia del saqueo y el aban-dono en que la fábrica estuvo durante variosaños.

Conclusiones generales

El objetivo del estudio histórico arquitectónicode la ex fábrica La Constancia Mexicana, nospermite, mediante el análisis y la reflexión,conocer la evolución que ha tenido el edificiodesde su fundación hasta nuestros días. El cono-cimiento del pasado arquitectónico del inmue-ble nos permite darle un significado en el pre-sente, para poder intervenir este monumentohistórico de una manera adecuada y conservarlocomo ejemplo de arquitectura industrial.

El estudio cuidadoso de documentos de archi-vo, cartografía y la información proporcionadapor la investigación arqueológica, han servidopara llegar a conclusiones veraces sobre la histo-ria física de La Constancia Mexicana. Las inves-tigaciones de este tipo tienen como objetivodotar de información suficiente para la elabora-ción de proyectos de intervención y reciclajemotivados y fundamentados en principios teóri-cos e históricos que concedan a los arquitectos laposibilidad de un acercamiento respetuoso a losespacios arquitectónicos que den como resulta-do proyectos congruentes con la vocación de lospropios inmuebles.

Las conclusiones a las que esta investigaciónnos ha permitido llegar son, de manera general,las siguientes.

La fábrica La Constancia Mexicana se fundóen terrenos de uno de los molinos de SantoDomingo, pero no sobre el sitio del mismo moli-

no. El edificio de Estevan de Antuñano fue des-plantado desde sus cimientos en el lado nortedel arroyo San Jerónimo, donde no existía nin-guna construcción, como lo hemos podido corro-borar en el plano de 1698 elaborado por Cristóbalde Guadalajara, salvo la infraestructura hidráuli-ca que dotaba a los molinos, el batán y las tierrasde labor de la hacienda Santo Domingo, y quefue utilizado por la fábrica durante su vida acti-va (figura 21).

El molino se encontraba ubicado en el lugarque después ocuparon las habitaciones dedependientes —como se les conoce en el planode 1924—, ubicadas al sur del mencionado arro-yo San Jerónimo, como ha sido demostrado porlos estudios de arqueología histórica realizadospor Arnulfo Allende. Dichas instalaciones fue-ron utilizadas por los industriales como comple-mentarias a la actividad productiva.

La fábrica mantuvo su espacio inicial, prácti-camente intacto, durante todo el siglo XIX; así lodemuestran las imágenes de la fábrica de princi-pios de siglo XX y los razonamientos sobre la eco-nomía y la política que privaron durante todoese periodo.

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Figura 21. Plano de 1698, ubicación del molino de Santo Domingo. Planoproporcionado por el arqueólogo Arnulfo Allende; edición de Juan ManuelMárquez Murad y Tatiana Cova Díaz.

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La investigación nos ha permitido ubicar dosgrandes periodos constructivos en el inmueble deestudio: el primero corresponde a Estevan deAntuñano y Gumercindo Saviñón, impulsores yrealizadores de la primera fábrica; el segundocorresponde al empresario Francisco M. Conde,quien modernizó la fábrica dotándola de nuevamaquinaria y necesariamente de nuevos espaciospara albergarla, además de construir los com-plejos habitacionales formales que dieron al in-mueble la imagen que hoy podemos observar.Mención aparte merece el respeto mostrado porFrancisco M. Conde a las aportaciones de Antuña-no, reconocimiento expresado en la placa conme-morativa de 1909 y en la insistencia por conservarparte de la fachada original del edificio fabril.

Por otra parte, podemos afirmar que las últi-mas grandes modificaciones se hicieron entre1924 y 1933, como lo demuestran los planos ana-lizados y que corresponden a estas fechas. A par-tir de este año las modificaciones a la fábrica serealizaron en espacios interiores, subdividiendo yagregando accesorias, pero ya no se hizo ningunamodificación arquitectónica importante. Lo que sí

va a sufrir un cambio radical como consecuenciadel crecimiento de la ciudad de Puebla y de lazona industrial creada a partir de la instalación dela fábrica armadora Volkswagen, es el espaciourbano en torno a la fábrica, pues se construye-ron vías de comunicación de primera importan-cia, se crearon fraccionamientos residenciales ylas colonias de los alrededores crecieron notable-mente y el tráfico automotor también se incre-mentó. De todas las afectaciones que sufrió lafábrica, una de las más significativas fue el movi-miento de tierra que se hizo para la construcciónde las avenidas, pues la acumulación de materialafectó los niveles originales de los alrededores deledificio, provocando graves deterioros.

También se pudo comprobar que el inmuebleperdió terreno de 1924 a 2009, de 73,125.86 m2 a52,129.872 m2, perdiendo 20,995.99, aproximada-mente, y la consecuente modificación de lascolindancias, que se redujeron considerable-mente (figura 22).

Este trabajo nos ha permitido observar cómola fábrica —durante su vida útil— fue objeto demodificaciones y adaptaciones a las nuevas

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Figura 22. Conjunto arquitectónico que muestra la comparativa en niveles de la fábrica La Constancia Mexicana entre 1933 a 2009.Registro Público de la Propiedad; edición de Juan Manuel Márquez Murad y Tatiana Cova Díaz.

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demandas del progreso industrial que se dio apartir de finales del siglo XIX y principios del XX,y cómo, en el periodo correspondiente al sigloXX, la fábrica se modificó poco, lo que refleja ladecadencia en que se vio sumergida hasta llegar

a la quiebra y posterior abandono del inmueble.La investigación realizada aportó los datos nece-sarios para el desarrollo adecuado del proyectode intervención y reutilización de la ex fábricaLa Constancia Mexicana.

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