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La Concepción Amorosa en Dante
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Universidad Central de Venezuela
Facultad de Humanidades y Educación
Escuela de Letras
Departamento de Literaturas Occidentales
Todo por Ella, todo por una sonrisa
La concepción amorosa en Dante
Valeska Escobar Moleiro
Caracas, noviembre , 2012
“Appresso questo sonetto apparve a me una mirable visione,
ne la quale io vidi cose che mi fecero proporre di non dire più di
questa benedetta infino a tanto che io potesse più degnamente trattare di lei.”
La Vita Nouva – Dante
Dante Alighieri se inscribe en una especie de movimiento literario llamado
Dolce Stil Novo (o Dulce Estilo Nuevo) del siglo XIII, al cual también –además
de Dante– pertenecieron los poetas italianos como Guido Guinizelli, Guido
Cavalcanti, Lapo Gianni, Cino da Pistoia, Guianni Alfani y Dino Frescobaldi. Los
poetas más importantes de este grupo fueron Guinizelli, Cavalcanti y Dante
Alighieri, “quien configuró el desarrollo teórico, filosófico y metafísico de la
fenomenología amorosa.” (Cita tomada de la fuente en línea sobre el Dolce Stil
Novo). Desde el punto de vista formal, la métrica formas usadas por estos poetas
fueron el soneto, la canción y la balada, compuestos en endecasílabos y
heptasílabos, sobre los cuales Dante habla en De Vulgari Eloquentia. De hecho, el
término “Dolce Stil Novo” se origina en un pasaje de la Divina Comedia:
Pero dime si veo a quien compuso /aquellas nuevas rimas que empezaban: /«Mujeres que el Amor bien conocéis.» / Y yo le dije: «Soy uno que cuando / Amor me inspira, anoto, y de esta forma /voy expresado aquello que me dicta.» /« ¡Ah hermano, ya comprendo –dijo- el nudo / que al Notario, a Guiton y a mí separa /del dulce estilo nuevo que te escucho!... (Divina Comedia, Purgatorio XXIV, vv. 49-57).
Asimismo “Dante Alighieri tomó de los poetas provenzales, sobre todo Aranut
Daniel, el ideal estilístico de la técnica laboriosa y difícil” (Curtius, La Tradición
Clásica. Pág. 504)
Todo aquel lector que lea el final de La Vida Nueva y comience la Divina
Comedia, así de buenas a primeras, encontrará relación entre las dos obras y le
dará la sensación de que la Comedia es una continuación de La Vida Nueva. Y es
que si apartamos, solo por un momento, las alegorías, las teorías, los tópicos, etc.,
(en la Comedia) se podría ver solo el amor de Dante por Beatriz, solo se vería a un
Dante llevando a cabo esa idea de que algún día escribiría sobre a su dama “más
dignamente” (La Vida Nueva, XLII [XLIII]). Es claro, que apartar todo y
quedarse solo con el tema de la amada, sería quitarle gran parte de la brillantez a
la obra; aun así, tomando en cuenta solo el amor, la obra sigue siendo sublime.
Este trabajo pretende darle más importancia a la figura de Beatriz y al Amor; sin
embargo, es imposible hablar de ello sin tocar otros temas presentes en los textos
de Dante.
Beatriz es una figura de suma importancia, tanto en La Vida Nueva como en la
Divina Comedia. Desde la perspectiva de los tópicos de la tradición clásica,
Beatriz se inscribiría en el de Donna Angelicata o Mujer Angelical; esta figura se
define como aquella dama o amada a la cual el poeta suele idealizar y adorar, esa
amada representará un mediador entre el poeta y dios. Este tópico de la mujer
ángel se inicia con Guinizzelli, pero su origen proviene de algo más antiguo, es la
Domina1 de los elegíacos latinos. La Domina se define como una mujer que
representa una figura dominante o de “señor”, al que el poeta obedece como su
vasallo fiel. En los elegiacos romanos aparece el servitium amoris, es decir esa
forma de amor donde el amante se concibe como esclavo o vasallo de la amada.
Catulo, Tibulo, Propercio2 y Dante se inscriben como servidores de su amada;
Dante, incluso llega al punto de decir que moriría si su dama se lo ordenara: “si el
perdonar le disgustara,/ que por medio de un mensaje me ordene/ morir, y vería
obedecer a un buen siervo.” (La Vida Nueva, XII, vv. 33-35). Beatriz con
características de Domina también aparece en Divina Comedia: “Así Beatriz; y yo
que a pie juntillas/ me encontraba sumiso a sus mandatos,/ mente y ojos donde
ella quiso puse.”(Divina Comedia, Purgatorio, XXXII vv. 106-108) y ello es
bastante similar en Catulo y Tibulo. Aun así, la fidelidad a la dama varía un
poco… se ve como en Catulo y Tibulo aparecen otras mujeres –incluso hombres–
que motivan al poeta a escribir sobre ellas, pero en Dante –es posible que en esto
sea más parecido a Propercio– la fidelidad a Beatriz es absoluta, de hecho Dante
le reprocha a sus ojos cuando miran a otra:
De aquí que muchas veces vituperase la vanidad de mis ojos, y les dijese en mi pensamiento: «Antes en solíais hacer llorar a quien veía vuestra dolorosa condición, y ahora parece que queréis olvidarlo por esta dama que os mira(…)más hagáis lo que hagáis, yo os la recordaré con
todo muchas veces, malditos ojos… (La vida Nueva, XXXVII [XXVIII], parte en prosa).
Ahora bien, un aspecto que destaca en la relación amada y amante es la
antítesis que se plantea en los elegiacos (Catulo y Tibulo) donde aman a esa dama
y también la odian por razones varias, como los celos; pero esto no se encuentra
en Dante, pues además de que odiar sería un pecado, la posibilidad de odiar un ser
tan “noble” no existe. La figura amada, tanto para Dante y sus antecesores, como
para los elegiacos, es idealizada: se describe como la más hermosa de todas, más
que todo; como se presenta en Catulo, donde “Lesbia” aparece como la Domina:
“¿Pero es que la providencia te llama bonita? ¿Puedes compararte con mi Lesbia?
¡Oh siglo necio y grosero!” (Elegía XLIII) es claro cómo, ninguna otra puede ser
más hermosa que esta amada. En el caso de Dante, aparte de ser la más hermosa,
es también la más noble, una que incluso llega a ennoblecer a todo el que la
observa o a todo el que se le acerca:
Digo que/ la que quiera parecer noble dama, vaya con/ ella, pues cuando pasa por la calle, Amor/ arroja hielo en los corazones villanos, y así/ congela y mata todos sus pensamientos; y/ quien pudiera soportar el mirarla, se/ ennoblecería, o moriría. (La Vida Nueva, XIX, vv. 31-36).
Aquí, se rompe el esquema de que solo los “corazones gentiles” pueden sentir
amor, porque Beatriz es capaz de hacerlo aparecer en cualquiera. En sus textos
Dante replantea el concepto de nobleza, este ya no está sujeto a la condición
socio-económica, sino más bien a unos valores éticos ligados a los “corazones
gentiles”, los cuales han sido “tocados” por Amor, y por ende, se constituye una
nueva especie de aristocracia. En Dante, ser de “corazón gentil” era un
requerimiento indispensable –tanto en damas como hombres– para tener dicha
nobleza.
Para los elegiacos como Catulo, la amada está arriba de todo, a veces incluso
es comparada con alguna diosa; mientras que en Dante, la amada -es decir
Beatriz- no está ni estará por encima de la Virgen o Dios. Esto se evidencia en el
Paraíso, donde Beatriz no puede conducir a Dante hasta la visión máxima.
Igualmente, los elegiacos solían ocultar el nombre “verdadero” de la dama,
buscando uno que correspondiera con la métrica, lo cual hacen los poetas
Provenzales y de la escuela Siciliana que anteceden al Dolce Stil Novo. En La
Vida Nueva se ve una variante del esconder ese amor u objeto de amor, y aparece
la figura de “las mujeres pantalla”3, esto se hace evidente en la escena en la que el
protagonista finge ver a otra mujer que se encuentra cerca de su dama, para que
los demás piensen que esa mujer es su objeto de amor y no Beatriz.
Tanto en Catulo como en Tibulo se ve, a medida que avanza la obra poética,
como el motivo de escritura pierde enfoque en esa Domina y el poeta escribe o a
otras damas o sobre otros temas; no obstante, permanecen ciertos vestigios sobre
la Domina. En cambio, en Dante la domina/mujer angelical nunca cambia; pero el
motivo de su escritura si, ya que al perder el saludo de Beatriz, Dante tiene que
buscar otro objetivo, que viene a ser el de solo alabar, exaltar y contemplar a su
dama, como mismo el poeta dice: “Por lo que me propuse tomar siempre como
materia de lo que escribiese aquello que fuera en alabanza de mi gentilísima…”
(La Vida Nueva, XVIII). Ese cambio de motivo, en Dante, es importante porque
es lo que llevará a Beatriz de una variación de la Domina de los clásicos a la
mujer ángel, que se desarrolla después de la muerte de esta, y luego en la Divida
Comedia.
Siguiendo el enfoque en Beatriz, Dante podría tener dos motivos de su viaje
(pensando en que la obra dantesca tiene múltiples lecturas4 –sobre todo la Divina
Comedia–), por un lado: El viaje para la purificación del alma, en la búsqueda de
la figura de Beatriz como la que iluminara el camino hacia la teología y así llegar
a Dios, este motivo pondría la figura de Beatriz meramente simbólica, en palabras
de Denis de Rougemont:
¿Trátase pues de Beatriz como mujer? ¿Es su presencia la que imploran todos los santos y la que sería las «esperanzas de los bienaventurados»? ¿O se trata más bien del Espíritu Santo que sostiene a su Iglesia por la caridad de Cristo--la Piedad-hasta que todos hayan podido recibir la Vida Nueva? (El Amor y Occidente, pág. 168)
Y más adelante: “Ya no hay duda posible: el Amor es la pasión mística.”(El Amor
y Occidente, pág. 169). Por el otro lado, –y este sería más pertinente para el
enfoque de este trabajo– el viaje como motivo del último vistazo de la amada, esa
“última sonrisa”5, y la exaltación mayor, mencionada en el final de La Vida
Nueva. En el segundo caso, podría verse relacionado como parte de esa
concepción de Donna Angelicata, proveniente de la Domina. Como si tal dominio
de esa dama diera paso al motivo de casi toda obra de Dante. Comienza a
dibujarse entonces el amor hacia Beatriz como una de las muchas posibles razones
por las que Dante Alighieri compone La Vida Nueva y la Divina Comedia.
Análogamente, puede verse como la concepción amorosa en Dante, parte de los
elegiacos latinos –de ahí que, el pasado pagano y los poetas antiguos tienen gran
importancia para Dante– mencionados anteriormente, y como esa especie de
evolución de Domina a Mujer Ángel forma parte de una relación que se atisba al
final de La Vida Nueva con la Divina Comedia.
Seguidamente, el planteamiento de continuidad entre La Vida Nueva y la
Divina comedia se organiza de esta manera: primero está La Vida Nueva como un
libro de la memoria, como una suerte de antología poética y amorosa, un libro
hecho a partir de recuerdos; donde el autor relata una vida, en su mayoría,
concebida solo a partir de una amada, quitándole relevancia a cualquier otro
aspecto que no esté relacionado con el amor. De segundo está la Divina Comedia:
en este caso se expone más que solo aspectos relacionados con el amor, pero, –
siguiendo los lineamientos de este trabajo– todo tema y/o planteamiento que se
presenta en esta obra, está subordinado al amor y a las apariciones de la dama
amada. El punto que une las dos obras se inicia con la muerte Beatriz, pues ya
Dante al final de La Vida Nueva ha dicho todo lo que puede decir de su dama; y al
estar ya la dama en los cielos, el autor/amante debe esperar para escribir algo que
esté más allá de lo que ya ha sido escrito, algo que nadie ha escrito de una amada,
en las palabras de Dante:
Después de escribir este soneto me apareció una maravillosa visión, en la que vi cosas que me persuadieron a no hablar más de bendita dama hasta que pudiese tratar de ella más dignamente. Y me esfuerzo cuanto puedo por conseguirlo, como en verdad sabe ella. (La Vida Nueva, XLII [XLIII]).
Y más adelante: “Y luego quiera Aquel que es señor de la cortesía que mi alma
pueda ir a ver la gloria de su dama, esto es, de la bendita Beatriz, la cual
gloriosamente contempla el rostro de Aquel qui est per omnia saecula
benedictus6.” (Ídem.) Estas palabras asemejan una alusión casi directa a lo que se
expone en la Divina Comedia, ya que es allí donde el personaje de Beatriz se le
presenta a Dante en múltiples ocasiones, hasta llegar al Paraíso donde le dedica a
Dante una última sonrisa: “Así recé; y aquélla, tan lejana /como la vi, me sonrió
mirándome; /luego volvió hacia la fuente incesante” (Paraíso, XXXI, vv. 91-93).
Jorge Luis Borges dedica uno de sus Ensayos Dantescos a esta imagen de la
última sonrisa y plantea que toda la Divina Comedia sea solo un motivo para la
realización de este instante. A pesar de que Borges habla de que este pasaje tiene
algo de trágico, y que es posible que sea algo meramente imaginario para el
personaje de Dante, es hermoso pensar en la imagen de la sonrisa como pretexto
para una obra tan grande como la Divina Comedia, porque hace pensar en cómo
es posible que solo el amor produzca algo así. El planteamiento de Borges sobre la
sonrisa puede resumirse con estas palabras:
Ozanam (Dante et la phüosophie catholique, 18985) piensa que la apoteosis de Beatriz fue el tema primitivo de la Comedia; Guido Vitali se pregunta si Dante, al crear su Paraíso, no le movió ante todo el propósito de fundar un reino para su dama. Un famoso lugar de la Vita nouva (“Espero decir de ella lo que de mujer alguna se ha dicho”) justifica o permite esa conjetura. Yo iría más lejos. Yo sospecho que Dante edificó el mejor libro que la literatura ha alcanzado para intercalar algunos encuentros con la irrecuperable Beatriz. Mejor dicho, los círculos del castigo y el Purgatorio austral y los nueve círculos concéntricos y Francesca y la sirena y el Grifo y Bertrand de Born son intercalaciones; una sonrisa y una voz, que él sabe perdidas son lo fundamental. (Borges, Nueve Ensayos Dantescos, pág. 27).
El planteamiento de Borges le da un sentido más concreto a lo que este trabajo
propone, puesto que este último vistazo de Beatriz, unido a la imagen de la
sonrisa, engloba todo el motivo de exaltación y escritura en función de la amada.
Por añadidura Borges también propone la relación entre el final de La Vida Nueva
y la Divina Comedia. Dante personaje, en su viaje de la Comedia, prepara y
purifica su alma, alejando todo pecado y adquiriendo los conocimientos de la
razón y del alma para poder llegar a Dios, y ¿Quién lo ayuda? Nada más y nada
menos que su poeta más admirado, es decir, Virgilio. Luego Dante pasa a manos
de su amada, de Beatriz, y es ella la que está en el cielo, la que lo acerca a Dios y
media entre este y el poeta ¿Qué más dignificación que esta? Y es que, como se
dijo anteriormente, lo único que está más arriba de Beatriz son Dios y la Virgen.
Influenciado por su contexto socio-histórico Dante no puede darle mayor honor a
Beatriz que ser la que le ilumina el camino hacia Dios. Pareciera que el personaje
de Dante en la Comedia se ve recompensado por esa alabanza máxima –por
llamarla de algún modo– con esa sonrisa de su amada, pues, si contamos desde La
Vita Nueva, son pocas las sonrisas y atenciones que Beatriz le dirige a Dante.
Finalmente, Borges dice7 que todo eso de Virgilio como la Razón, Beatriz como
la fe y Dante como hombre es solo la lectura alegórica, característica de la edad
media. Hasta cierto punto, aunque se haga una lectura alegórica puede verse la
Divina Comedia como exaltación “más digna” a esa amada; de cualquier modo la
existencia de uno no quita ni disminuye el sabor del otro.
Notas
1 Presente en los poetas antecesores de dante
2 Gayo Valerio Catulo, fue un poeta elegíaco romano, nacido en Verona h. 87 a.
C. – Roma, h. 57 o. 84 a. C. – 54 a. C. Albio Tibulo nacido en Gabii, 54 a. C. -
Roma, 19 a. C, fue un poeta lírico latino. Sexto Propercio, 47 a. C. - 15 a. C., fue
un poeta lírico latino.
3 Las mujeres pantalla son aquellas mujeres que el poeta usa como –valga la
redundancia- de pantalla, para cubrir u ocultar su verdadero objeto de amor.
4 Tomado de la conferencia de Borges "Siete noches: Noche primera (Divina
Comedia)" que está en la bibliografía
5 Hace referencia a un planteamiento de Borges que será desarrollado más
adelante
6 En la edición utilizada para este trabajo, esto no está traducido
7 Ver nota 4
Bibliografía
Directa:
Alighieri, Dante. La Vida Nueva. Segunda ed. Madrid: Siruela, 1985.
Print.
Alighieri, Dante. Divina Comedia. Madrid: Catedra, 2012. Print.
Consultada:
Curtius, Ernst Robert. Literatura Europea y Edad Media Latina.
Vol. I. México: Fondo De Cultura Económica, n.d. Dropbox. Web.
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Jorge Luis, Borges. Nueve Ensayos Dantescos. N.p.: Ediciones
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"Gayo Valerio Catulo." Wikipedia, La Enciclopedia Libre. N.p., n.d.
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