LA COMARCA GUADALTEBA (MÁLAGA) EN EL ARTE PREHISTÓRICO DEL ... · ja, como ningún otro legado de...

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La comarca Guadalteba (Málaga) en el arte prehistórico del Sur de Europa

Conference Paper · January 2005

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6 authors, including:

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Proyecto Conil View project

Proyecto Benzú View project

Pedro Cantalejo

Cueva Prehistórica de Ardales - Ardales (Málaga)

62 PUBLICATIONS   146 CITATIONS   

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José Ramos Muñoz

Universidad de Cádiz

351 PUBLICATIONS   1,151 CITATIONS   

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Fco. Javier Medianero Soto

Temuco Catholic University

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LA COMARCA GUADALTEBA (MÁLAGA) EN EL ARTE PREHISTÓRICO DELSUR DE EUROPA

Pedro Cantalejo DuarteRafael Maura Mijares

María del Mar Espejo HerreríasJosé Ramos Muñoz

Javier Medianero SotoAntonio Aranda Cruces

RESUMEN

El arte prehistórico es un enorme compen-dio de vestigios, en su mayoría rupestres,que desde hace treinta mil años y hasta

el primer milenio antes de nuestra era, refle-ja, como ningún otro legado de la antigüe-dad, el inicio de nuestra cultura, la preocupa-ción por trascender y la utilización de unastécnicas que han permitido que llegue a nos-otros, los que formamos parte de las primerasgeneraciones que no sólo nos preocupamospor su valor estético, sino por su importanciahistórica y social como patrimonio de lahumanidad.

En la Comarca del Guadalteba(Málaga-España), se han documentado (hastael año 2005) siete yacimientos con arte rupes-tre y varias obras de arte portátil, con unaamplitud histórica que arranca en momentosantiguos del Paleolítico Superior y llega hastael primer milenio antes de nuestra era(Cantalejo et al. 2004; Espejo et al. 1988;Maura 2003).

Ofrecemos una síntesis de estos vesti-gios que, sin duda alguna, conforman unrepertorio extraordinario en cantidad y cali-dad y, sobre todo, en variedad técnica y temá-tica, convirtiéndose en un referente para elconocimiento del arte prehistórico del sur deEuropa.

ARTE PREHISTÓRICO EUROPEO: TÉCNICAS,MEDIOS, SOPORTES Y TEMAS.

Todo parece indicar, aunque existanelementos puntuales en otros continentes,que el origen y el desarrollo del arte como unmodo de expresión gráfico de una sociedadde cazadores, recolectores y pescadores del

Paleolítico Superior (30.000 – 10.000 a.n.e.), seproduce en el continente europeo (Ramos1999). Precisamente, cuando este territoriosufre su última gran etapa de enfriamientoglaciar. El nacimiento del arte coincide, asi-mismo, con la sustitución humana que se pro-duce entre los Neandertales y los SapiensSapiens, recayendo en esta última especie, lapresunta autoría de las primeras formas artís-ticas reconocibles y claramente intenciona-das.

Lo cierto es que en algunas cavidadesde la Europa Occidental (Francia, España,Portugal, Italia) y en algunos yacimientos alaire libre de cazadores centroeuropeos(Alemania, Polonia, Rusia, etc.), se empezó apintar, se grabó o se manufacturaron objetos(estatuillas), en una fecha ligeramente supe-rior a treinta mil años y, sin solución de conti-nuidad, el arte que entonces comenzaba, haevolucionado hasta nuestros días.

En una realidad que puede constatar-se, el arte paleolítico se extiende por todaEuropa rápidamente, gracias al empleo deunas técnicas estandarizadas; al uso de unosmedios (pigmentos, útiles de grabador, cince-les de escultor, buriles, etc.) que se sabenindelebles; a la elección de unos soportes ade-cuados que, como en el caso de las cuevas yabrigos, o en algunas tipologías de rocas,sobre huesos, en marfiles etc., son práctica-mente eternos (si el ser humano no los destru-ye) y, por último, la utilización consciente deunos temas muy concretos que representanlas primeras imágenes de la fauna de la épocay la figura humana, sobre todo mujeres. En elarte rupestre, además, se pintan representa-ciones de manos y, por fin, miles de signosindescifrables que triplican el número de los

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demás temas, conformando auténticos códi-gos gráficos (Cantalejo et al. 2003a).

La extensión de este artículo impidedesarrollar comentarios sobre el extraordina-rio conjunto de arte prehistórico que atesoraEuropa. Son de sobra conocidos los lugaresfranceses (Dordoña, Perigord, Pirineos,Macizo Central, etc.), italianos (Valcamónica ySicilia), españoles (Cornisa Cantábrica, ArcoMediterráneo y Sur de Andalucía) y portugue-ses (Foz Côa, Guadiana, etc.), entre otros.

Debe volverse, por tanto, a una visiónmicro, concerniente a este territorio concretosituado al Sur de Europa. Un auténtico teatrode operaciones de la historia de la humani-dad, dado que en esta comarca malagueña sehan constatado yacimientos prehistóricos quedemuestran la ocupación humana de estastierras desde hace, como mínimo, doscientoscincuenta mil años.

LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL ARTEPREHISTÓRICO EN LA COMARCA GUADAL-TEBA

Fue en 1918 cuando el Abate Breuildescubre arte prehistórico paleolítico en laCueva de Ardales, publicando los descubri-mientos en la revista L’Anthropologie nº XXXI(Breuil 1921). Lógicamente este yacimiento esel que más veces ha figurado en la historio-grafía prehistórica del siglo XX, dado que suscitas están en todos los manuales de los yaclásicos y en muchos artículos de investigado-res recientes (Cantalejo y Espejo 1995, 1998;Fortea 1978; Jordá 1978; Ramos et al. 1998,

Sanchidrián 2001).Hay que esperar a los años 80 para

incorporar nuevas estaciones rupestres a laComarca Guadalteba, de mano del Grupo deExploraciones Subterráneas de la SociedadExcursionista de Málaga, grandes explorado-res de todas las cuevas y simas malagueñas.Fue el malogrado amigo José María Gutiérrezel que, junto con los compañeros del G.E.S.,descubre para la ciencia la Sima de la Curra ode Los Murciélagos en Carratraca(Sanchidrián 1995) y su interesante conjuntorupestre asociado a un aprovechamientofunerario durante el IV y el III milenios antesde nuestra era. Los mismos exploradores delG.E.S. descubren las Galerías Altas de la Cuevade Ardales, con sus pinturas, sus enterramien-tos y sus construcciones prehistóricas (Espejo yCantalejo 1992; Sanchidrián et al. 1984). Yunos meses después, en el vecino Tajo delMolino, descubren el conjunto esquemáticoanejo al importante yacimiento de la Cuevade las Palomas en Teba, iniciando sus estudios

Estelas del Tajo del Molino (Teba).

Detalle de la estela del Tajo del Molino (Teba).

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el Departamento de Prehistoria de laUniversidad de Málaga (Morales y Márquez1984; Maura, en prensa).

Desde 1985, el equipo de investigado-res alentados por Enrique Vallespí, de laUniversidad de Sevilla y coordinado por JoséRamos, de la de Cádiz, se hace cargo de laCueva de Ardales. Los trabajos de investiga-ción y conservación, desarrollados desde elAyuntamiento de Ardales y por sus técnicos(Espejo y Cantalejo 1992), dan como fruto amedio plazo la recuperación y estudio de ungran yacimiento, que hoy por hoy, formaparte del legado prehistórico andaluz.Paralelos a estos estudios se publican losmateriales de las cuevas de Alcaparaín (Ramoset al. 1992), aunque sin incluir su placa graba-da, vinculada con los depósitos funerarios delNeolítico.

En 1991, se excava la necrópolis pre-histórica de Las Aguilillas, en cuyas tumbasinventariamos varios grabados esquemáticos(Espejo et al. 1994; Ramos et al. 1997). Porotra parte, al arqueólogo de la Diputación deMálaga: Ángel Recio, sin cuya profesionalidady valía humana, hubiera sido imposible elconocimiento arqueológico actual de la

Comarca Guadalteba contrasta, con el enton-ces concejal de cultura de Cañete la Real,Antonio Aranda, el interés de los vestigiosgráficos conservados en el Abrigo de la Casilladel Búho. A través de este estudio, inicia suscontactos con nuestro equipo Rafael Maura(Maura 2001), que se ha doctorado con una

tesis centrada en la metodología de estudiodel arte prehistórico, haciendo hincapié en elarte rupestre conservado en los Valles delTurón y del Guadalteba. Paralelamente, JavierMedianero dedica una buena parte de susesfuerzos arqueológicos, desarrollados desdeel taller de investigación del ParqueGuadalteba, al estudio de las sociedades pre-históricas cazadoras-recolectoras y producto-ras hasta el Bronce Final, en su extraordinarioyacimiento de las Terrazas del Guadalteba(Medianero et al. 2002), desde donde ejercela colaboración en todos los trabajos de inves-tigación prehistórica que se desarrollan ennuestra Comarca.

La última incorporación a este “cor-pus” ha sido Cueva Rota en Teba, un granabrigo, junto a otros más pequeños, que con-serva restos de pintura esquemática roja ynegra. De todo este cúmulo de investigación,vamos a ofrecer una valoración general de lossitios conocidos, con la única intención deinformar a los lectores de la cantidad y varie-dad de sus vestigios artísticos.

ASPECTOS GENERALES SOBRE EL POBLA-MIENTO HUMANO PREHISTÓRICO EN LACOMARCA GUADALTEBA

La encrucijada de tres grandes valles(Guadalhorce, Guadalteba y Turón) confor-

Placa grabada de Alcaparaín (Ardales).

Antropomorfo de la Sima de los Murcié-lagos (Carratraca).

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maron, una vez atravesado el Desfiladero delos Gaitanes, un cuarto valle abierto a la costamediterránea (Hoya de Málaga). Este privile-gio geográfico permitió, durante todo elPaleolítico, que los recursos cinegéticos, líti-cos, hidrológicos, etc., de la ComarcaGuadalteba, se aprovecharan por parte de losgrupos humanos de cazadores, recolectores ypescadores, constituyendo auténticos cazade-ros recurrentes que, en la actualidad, formanparte de un nutrido conjunto de yacimientosde herramientas talladas de épocaPleistocena (Modos 1, 2 y 3 o del PaleolíticoInferior, Medio y Superior), vinculados con lasorillas o terrazas de los ríos mencionados.También se han conservado vestigios en algu-nas de las cavidades y abrigos repartidos porlas sierras Triásicas y Jurásicas de mármoles ycalizas, muy abundantes en esta región.

Son yacimientos clave para el conoci-miento del Paleolítico de la Comarca delGuadalteba: las terrazas cuaternarias deParque Guadalteba (Campillos) (Medianero etal. en prensa a), situados en la margenizquierda del río Guadalteba, a su paso por laantigua población de Peñarrubia. Las terrazasdel río Turón a su paso por Ardales, y los yaci-mientos situados en la vega de Cañete la Real(Espejo et al. 1987) y en algunos arroyos,como el de Nina, localizado en Teba (García etal. 1995). En cuanto al arte paleolítico, objetode este artículo, se encuentra descrito, por elmomento, en Cueva de Ardales (Cantalejo etal. 1997).

El final de esta etapa exclusiva decazadores, recolectores y pescadores, coincidecon el cambio climático del tardiglaciar, pro-ceso histórico que denominamosEpipaleolítico (mal descrito y pésimamenteestudiado). Se tiene constancia de materialesadscrito a esta fase en Cueva de las Palomasde Teba (Aguado y Baldomero 1979; Ferrer yFernández 1987), Cueva de Ardales (donde seestudió una mandíbula femenina) (Alcázar1992) y Terrazas del Parque Guadalteba enCampillos. Respecto al arte se ha descrito unafigura de arquero de la Cueva de Ardales,como un motivo de esta etapa (Maura 2003).

Con posterioridad, una vez culminadoel periodo frío del Cuaternario y estabilizadoel clima mediterráneo en todo el sur de

Europa, los habitantes de estos valles monta-ñosos cercanos al mar y conectados con lastierras interiores, inician unos modo de vida yde trabajo distintos. La incorporación a lasfórmulas tradicionales (fundamentadas en lacaza, la pesca y la recolección de alimentos yotras materias primas) de los modelos de pro-ducción basados en la domesticación de ani-males y plantas, coloca a estas poblacionesdentro del complejo histórico común al entor-no mediterráneo conocido como Neolítico.

En la Comarca de Guadalteba, las pri-

Detalle de la cuerda.

Cuerda petrificada de la Sima de los Murciélagos y su descubridor(José María Gutiérrez).

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Abrigo de la Casilla del Búho (Cañete la Real)..

meras aldeas Neolíticas y el abandono paula-tino de las cuevas y abrigos, se producendurante el quinto milenio antes de nuestraera, por lo que la pervivencia de los modos detrabajo asimilables a las organizaciones socia-les de recolectores y cazadores perduran, enesta zona malagueña, hasta hace siete milaños (Ramos et al. 1995).

Las primeras aldeas Neolíticas utilizanzonas de media ladera, cercanas a manantia-les de agua o cursos fluviales. Si es posible, yen nuestra comarca lo es, aprovechan el res-

paldo de farallones rocosos que le sirven deabrigo, incluso utilizan covachas o cuevascomo refugios esporádicos. La economía deestos grupos humanos, organizados en tribus,se basa en el aprovechamiento de los nuevosecosistemas que potenció el clima mediterrá-neo. Las variables estacionales que determi-nan otoños y primaveras, templados y lluvio-sos, inviernos fríos y veranos calurosos,fomentó el desarrollo de una agricultura desubsistencia, basada en los cereales, las legu-minosas y la adaptación de algunos frutoslocales (acebuche, p.e.). También, la domesti-

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cación de los primeros animales, entre los quedebemos destacar: el perro, el conejo, elcerdo, la cabra y la oveja. A lo largo del Vmilenio se incorporarían los toros y los caba-llos. Respecto a la arqueología de la muerte,ha facilitado información adicional sobre lospropios habitantes de la zona y las costum-bres de enterramiento. En general, las necró-polis de esta etapa, correspondiente a los pri-meros agricultores y pastores del Neolíticoestán dentro de lo que se viene denominando“enterramientos colectivos”. En la Comarcadel Guadalteba se han estudiado restoshumanos en segunda deposición (a modo deosarios) en la Cueva de Los Murciélagos enCarratraca (Sanchidrián 1995) y en las cuevasde Alcaparaín y Ardales (Ramos et al. 1992);también, en la Cueva de Las Palomas (Aguadoy Baldomero 1979) de Teba (en estos casoscon ajuares como algunos vasos de cerámica,herramientas pulimentadas y algunos cuchi-llos de sílex). Fuera de las cuevas, son yaci-mientos interesantes de este periodo delNeolítico las aldeas agrícolas y los descansade-ros de pastores existentes en el Puerto de lasAtalayas en Ardales (Ramos et al. 1992;Cantalejo et al. en prensa) y la aldea delParque Guadalteba, donde perdura el pobla-miento, sin solución de continuidad, hasta elBronce Final (Medianero et al. 2002, en pren-sa (b)). Como asentamiento Neolítico vincula-do con la pesca fluvial, recordamos el Abrigode Gaitanejo (Ramos et al. 1992), en plenoDesfiladero de los Gaitanes, a escasos metrosdel cauce encajonado de los tres ríos de laComarca Guadalteba. Por último, en nuestroterritorio se han descrito varios dólmenes,pero no se ha estudiado ninguno con preci-sión científica, por lo que no podemos asegu-rar su antigüedad, aunque, si no se construye-ron durante la fase Neolítica del V ó IV mile-nio a.n.e., lo harían durante el siguiente mile-nio, dentro del periodo Calcolítico.

Respecto al arte esquemático de laComarca Guadalteba, se han incluido las este-las pintadas de la Cueva del Tajo del Molinoen Teba, el antropomorfo de la Sima de losMurciélagos y la placa grabada de las cuevasde Alcaparaín, otorgando una fecha interme-dia entre el Neolítico y el Calcolítico, dada surelación con depósitos arqueológicos que seinscriben, con toda seguridad, a momentos

anteriores a la plenitud del III milenio. a.n.e(Maura 2003).

La plenitud del arte pospaleolítico seda, precisamente, en el III milenio a.n.e.durante la fase denominada Calcolítico. Lasaldeas tienden a concentrarse en promonto-rios estratégicos, altos y con amplia visibili-dad, la densidad de población va en aumen-to, pero ya no existe la atomización depequeños o microasentamientos típicos de lafase anterior, pudiendo detectarse en laComarca Guadalteba los primeros poblados,entre los que destacamos, los grandes cerrosamurallados, como el caso del Castillón deGobantes en Campillos, la Peña de Ardales,Los Castillejos de Teba, Cerro Sábora enCañete la Real, entre otros (Ferrer y Márquez1984; García et al. 1995; Ramos et al. 2004).

Aunque se siguen utilizando esporá-dicamente las cuevas naturales como necró-

Detalle de barras de la Casilla del Búho.

Vista del panel de la Casilla del Búho.

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polis, es el caso de Cueva de las Palomas enTeba, Galerías Altas de la Cueva de Ardales,Sima de los Murciélagos, lo que atestigua unaperduración de las costumbres mortuorias alprincipio de esta fase. Al final del III milenioa.n.e., sin embargo, se introduce un formatode necrópolis distinta, aunque sigan teniendoun carácter colectivo, se trata de la construc-ción o, mejor dicho, de la excavación de tum-bas en las rocas areniscas, con un modelo queintroduce corredores, puertas o accesos,cámaras e incluso nichos. Son muy importan-tes en nuestra comarca las necrópolis de estascuevas artificiales existentes en Las Aguilillasentre Campillos y Ardales (Ramos et al. 1997),y la del Almirón en Almargen, aunque seconocen tumbas aisladas en Cañete la Real,Teba, Ardales y Cuevas del Becerro (Martín yPérez-Malumbres 2002).

De estos poblados y de estas necrópo-lis típicas del Calcolítico, proceden una seriede esculturas talladas en arenisca y excepcio-nalmente en mármol, supuestamente ídolosde la fecundidad, quizás por su marcadocarácter sexual, andrógino en algunos casos,puesto que el mismo motivo presenta clara-mente el pene junto con el vientre y la zonapubiana femenina. De entre todos destacanun ejemplar en mármol exquisitamente talla-do y pulimentado que figura un gran peneopuesto a una figura femenina con detallesanatómicos tan concretos como las cejas, losojos y el vientre preñado, procedente deAlmargen (Villaseca 1994), forma parte de unconjunto vinculado a los entornos de las sie-rras de Cañete la Real, de donde procede unejemplar bisexual de gran interés, que repiteel argumento pene-vientre femenino, con elañadido grabado del triángulo púbico.También son de especial interés, los pequeñosbitriangulares sin decoración procedentes deArdales, ejecutados sobre roca pizarrosa y elbitriangular con detalles como los ojos y lospechos, realizado en arcilla cocida proceden-te de la Cueva de Las Palomas (García et al.1995) en Teba (no profundizaremos más en elinterés de este tipo de representaciones pues-to que se tratan en un artículo aparte de estasmismas actas; Espejo et al. 2005).

Tocante al arte rupestre destaca elabrigo de La Casilla del Búho, con un intere-santísimo conjunto esquemático realizado enrojo y negro y algunos motivos esquemáticos,

mal conservados, en los abrigos del Tajo delMolino y Cueva Rota, ambos en Teba (Maura2001; 2003). Debemos reseñar, por fin, el con-junto de grabados esquemáticos localizadosen algunas de las tumbas de la necrópolis delas Aguilillas en Campillos.

El final de la prehistoria (Ferrer yMarqués 1984) y el colofón del arte rupestrese sitúa en la Edad del Bronce, por lo quepodemos afirmar que, en la Comarca delGuadalteba, se deja de usar el modo deexpresión gráfico que hemos venido en lla-mar arte prehistórico, en torno al principiodel I milenio a.n.e. De esta época de convul-siones sociales, económica e incluso ya, mili-tarmente, se han conservado pocos motivosrupestres, sin embargo, una gran estela,hallada casualmente en Almargen, proporcio-na el mejor ejemplo malagueño del arte de laEdad de los Metales (Martín 1995). El guerre-ro muerto, con su armamento y su escudo,

representa el uso tardío de los medios y técni-cas prehistóricos, para un fin como el de gra-bar una estela funeraria.De esta fase que se desarrolla a lo largo del IImilenio a.n.e. podemos destacar dos aspectospoblacionales, por una parte la fortificaciónde algunos poblados Calcolíticos, como es elcaso del Castillón de Gobantes en Campillos,Peña de Ardales y Castillejos de Teba, por otrala existencia de micro explotaciones agrícolas,próximas a manantiales o cursos fluviales,documentadas en Cuevas del Becerro, Rajadel Boquerón en Ardales, Huertas dePeñarrubia en Campillos, etc.

Detalle del antropomorfo.

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De todas formas, debemos destacar de estaépoca las cabañas y la explotación agrícolaintensiva detectada en las excavaciones deParque Guadalteba en Campillos, donde ade-más de unas cabañas ovales y unos almacenesrectangulares, se han documentado elemen-tos vinculados a hornos y una gran prolifera-ción de grandes recipientes y utillaje líticoque infieren producción agrícola (Medianeroet al. 2002). De esta misma fase son frecuen-tes en el territorio las cistas, fundamental-mente individuales, pero algunas veces rea-provechadas (Ramos et al. 1986).

Los contactos con los buhoneros ycomerciantes fenicios están atestiguados apartir del siglo VII a.n.e. en yacimientos deCarratraca, Ardales, Teba, Campillos, Cuevasdel Becerro, Cañete la Real y Almargen,siguiendo una ruta de penetración Sur-Norte,Este-Oeste, buscando la zona de influenciaTartésica, que también está documentada enla zona oeste de la Comarca Guadalteba,sobre todo en los términos de Cañete la Real,Cuevas del Becerro, Teba y Ardales. Se acabala prehistoria y su arte (Martín 1995; Martín yPérez-Malumbres 2002).

DETALLES SOBRE EL ARTE PREHISTÓRICODE LA COMARCA GUADALTEBA

Una valoración simple nos llevaría a

ordenar el panorama del arte prehistórico deestas tierras malagueñas por fases, de estaforma accederíamos con más facilidad a lacomprensión diacrónica de estos modos deexpresión gráficos. Quedando una propuestade más antiguo a más reciente de este modo:

Arte PaleolíticoCueva de Ardales-conjunto de grabados y

pinturas-signos, fauna, antropomor-fos y manos.

Arte EpipaleolíticoCueva de Ardales –figura de arquero.

Arte Neolítico y CalcolíticoSima de Los Murciélagos (Carratraca)-antro-

pomorfo y signos.Cueva del Tajo del Molino (Teba)-placas o

estelas.Abrigo de la Casilla del Búho (Cañete la

Real)-antropomorfos, signos y fauna.Abrigo del Tajo del Molino (Teba)-restos pin-

tados.Cueva Rota (Teba)-antropomorfos y signos.Grabados de Las Aguilillas (Campillos)-

antropomorfos y cazoletas.Grabados de las cuevas de Alcaparaín

(Ardales)-antropomorfos.Bitriangular con senos de Las Palomas (Teba)Ídolo bisexual de AlmargenConjunto de esculturas de Cañete la RealEsculturas y esculturillas bitriangulares de

Ardales

Cueva de las Palomas (Teba).

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Arte del la Edad del BronceEstela del guerrero de Almargen-antropo-

morfo, escudo y armas.

ARTE PALEOLÍTICO

El extraordinario conjunto gráficoestudiado en la Cueva de Ardales asciende amil siete motivos, repartidos en más de dos-cientos cincuenta paneles, tanto pintadoscomo grabados, que representan los cuatrotemas básicos del arte paleolítico: noventa ysiete animales (Cantalejo et al. 2004), nuevemanos (Cantalejo et al. 2003-b), once figurashumanas, todas ellas femeninas (Ramos et al.2002); el resto, signos, unas veces ocupandopaneles exclusivos y otras en combinación conel resto de los temas.

El arte contenido en la Cueva deArdales no difiere técnicamente, temática-mente, ni cronológicamente del arte paleolí-tico europeo. Se trata, por tanto, de unacueva “clásica”, que se descubrió para la pre-historia en 1918 por parte del Abate Breuil,aunque corresponda al equipo firmante deeste artículo, el privilegio de haber promovi-do su recuperación y estudio desde 1985, añoen el que se protegió el yacimiento e inició sugestión el Ayuntamiento de Ardales.Respecto al resto de cavidades con arte rupes-tre paleolítico de la Península Ibérica, Ardales,por el momento, es el yacimiento con mayornúmero de motivos inventariados y con loscuatro temas presentes, fuera del ámbitoCantábrico, compartiendo interés y potencialde investigación exclusivamente y, por elmomento, con La Pileta en Benaoján. Aunqueno deben olvidarse aquí, los magníficos con-juntos rupestres al aire libre de Foz Côa enPortugal, las extraordinaria, en cantidad ycalidad, colección de plaquetas grabadas ypintadas de la Cueva de Parpalló en Gandía(Valencia), el conjunto de grabados de laCueva de Los Casares en Ribas de Saelices enGuadalajara y la cueva de Maltravieso(Cáceres) con su interesantísima colección demanos y signos pintados.

En Ardales, por tanto, confluyen losmodos de expresión de todas las épocas pale-olíticas, desde sus inicios, hasta su abandonodurante el Epipaleolítico, hace unos nueve milaños.

En el yacimiento se han documentadopaneles ejecutados durante los tres ciclosbásicos del paleolítico, desde los conjuntosarcaicos del Auriñaciense-Gravetiense(manos, algunas figuras de animales realiza-das con los dedos, los signos de exploradoresy una de las figuras femeninas), las fasesintermedias del Solutrense, que coincide conlos ciclos climáticos más fríos (grandes conjun-tos de caballos y algunos cérvidos) o las agre-gaciones finales Magdalenienses (grandesciervas y ciervos, algunos caballos sueltos, sig-nos grabados, etc.). Un conjunto de más demil motivos gráficos que, unidos a los variosyacimientos de herramientas paleolíticas vin-culados con los cazadores, sitúan a laComarca del Guadalteba entre los territoriosmás interesantes del sur peninsular (Ramos etal. 1999)

Cueva de las Palomas (Teba).

201

ARTE EPIPALEOLÍTICO

Únicamente ha sido propuesto parasu inclusión en esta etapa intermedia entre elfinal del Paleolítico y el arte de los neolíticos,una figura de arquero, pintada en color rojo,localizada a más de ciento cincuenta metrosde la entrada natural, en el ensanche de unagalería lateral de la Cueva de Ardales.

El motivo presenta caracteres comple-tamente opuestos al resto de la colecciónestudiada en este yacimiento. Por su pequeñotamaño y por la temática que toca (una figu-ra antropomorfa en actitud de tensar el arcocon la flecha), se aproxima a la iconografíapospaleolítica (Maura, en prensa).

Apoya este argumento que entre losdepósitos antropológicos vinculados con eluso funerario de las galerías bajas, se descri-bió un fragmento de mandíbula, atribuible auna mujer adulta, con rasgos físicos pertene-cientes a poblaciones epipaleolíticas (Alcázar1992).

De cualquier forma y ante los débilesapoyos con que se cuenta para poder fechar,por el momento, este tipo de motivos, su atri-bución epipaleolítica plantea dudas razona-bles, pudiendo engrosar el catálogo de moti-vos neolíticos.

ARTE ESQUEMÁTICO NEOLÍTICO YCALCOLÍTICO

El denominado arte esquemáticotiene, en la Comarca Guadalteba varios ejem-plos típicos, algunos de ellos. Sin embargo,por su temática o por su vinculación con ves-tigios de una cultura material del V y IV mile-nios a.n.e., pueden atribuirse a una fase ini-cial de las sociedades productoras dedicadasal pastoreo y la agricultura de subsistencia,los vestigios localizados en la Sima de losMurciélagos, situada en la Sierra deAlcaparaín en Carratraca (Sanchidrián 1995).

Al fondo del pozo de entrada, decatorce metros de profundidad, se representóun esquema parecido a una doble “T”, conprolongaciones del trazo vertical por ambosextremos. Pintado en rojo, con un pigmentoque fue encontrado en un recipiente de cerá-mica depositado junto al motivo, forma partede un conjunto funerario colectivo con una

gran riqueza de ajuares cerámicos y algunoslíticos, con formas típicas del Neolítico Medio-Final y el Calcolítico Inicial, por lo que se pro-pone una cronología entre mediados del IV yprincipio del III milenio a.n.e.

Asociado a este esquema y a los depó-sitos funerarios, se ha conservado uno de losmás impresionantes vestigios de frecuenta-ción en una cueva neolítica, una cuerda deesparto petrificada en torno a una estalagmi-ta, que sirvió de apoyo y seguridad, absoluta-mente necesaria para bajar a la zona de ente-rramientos. Otro yacimiento situado en la ver-tiente contraria de la misma Sierra deAlcaparaín es el que encontramos en un com-plejo subterráneo que sirvió de enterramien-to colectivo con ajuares que presentan formasque van del V a principio del III milenios a.n.e.En las cuevas de Alcaparain aparecen vasosdecorados a la almagra, con numerosas inci-siones, variados tipos de asas y soportes, etc.,junto a las cerámicas, pulseras de calizas, pun-zones de hueso y algunas azuelas y hachaspulimentadas. Junto a ellas una gran placa decalcita que presenta en su cara externa (con-vexa): tres trazos rectos paralelos que se unena otros tres curvos para, definitivamente, yux-taponerse a otros dos rectilíneos paralelos,conformando un motivo repetitivo o agrupa-do que recuerda a figuras antropomorfas enserie.

De la fase más rica del arte esquemá-tico, se han conservado varios yacimientos enla Comarca del Guadalteba. Son muy intere-santes los motivos pintados en rojo oscurolocalizados en la pequeña cueva colgada aveinte metros del cauce del río de la Venta(afluente del Guadalteba), en el paraje deno-minado Desfiladero del Tajo del Molino(Teba). Asociado a la importante cueva pre-histórica de Las Palomas y sus importantesvestigios neolíticos y calcolíticos, son repre-sentaciones complejas (Morales y Márquez1984; Maura 2003), con formas cerradas, seg-mentadas en su interior, que se encuadran enlas tipologías al uso como “esteliformes”.Estas formas, poco frecuentes en el arteesquemático del Sur, parecen vinculadas conlas prácticas funerarias que utilizan las cuevasnaturales como osarios colectivos.

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Más simples son los esquemas rojos ynegros localizados en Cueva Rota de Teba:trazos y antropomorfos en doble “Y” confor-man un lote típico del arte esquemático mala-gueño, aparentemente desligado de lo fune-rario y, sin embargo, relacionado con un pasi-llo natural entre sierras atravesadas, en estecaso, por el rió Guadalteba, en su conexiónnatural con la Serranía de Ronda.

Bastante más complejo es el conjuntode pinturas rojas y negras del Abrigo de laCasilla del Búho (Maura 2001) en Cañete laReal que, junto con Cueva Rota son los únicosejemplos que conocemos en Málaga delempleo de dos pigmentos en un mismosoporte. Una más que probable escena quecondensa antropomorfos, representacionesesquemáticas de fauna y signos. Típica en suesquemas, aunque densa en sus representa-ciones. La situación estratégica del yacimien-to, abierto a todo el valle, lo coloca entre losrelacionados con el paisaje y no con los asen-tamientos o con las necrópolis.

Son también figuras antropomorfasgrabadas las que fueron halladas en las tum-bas artificiales de Las Aguilillas (Espejo et al.1994): ancoriformes y otros motivos rectilíne-os junto a cupulillas, conformaron este intere-sante yacimiento, del que se ha perdido unode sus motivos, desgraciadamente, por facto-res puramente antrópicos.

Las manifestaciones artísticas prehis-tóricas portátiles que han sido referenciadasen este resumen, se abordan en un trabajo eneste mismo volumen, ahorramos, por tanto,sus descripciones y culminamos nuestro traba-jo con el comentario sobre la estela funerariade Almargen.

Descrita hace años (Villaseca 1993), lagran estela de Almargen representa, en suúnica cara trabajada, una figura humanacompleta, con detalles anatómicos tan intere-santes como los dedos de manos y pies o ele-mentos como un sombrero. Junto a la figurahumana, su escudo, un cuchillo y una jabali-na. Toda la parafernalia de un guerrero pre-histórico. En este caso, la estela marca el lími-te suroccidental actual de este tipo de repre-sentaciones funerarias, suponiendo, asimis-mo, el límite cronológico del arte rupestre

conservado hasta 2005 en esta comarca mala-gueña que, sin duda alguna, ofrecerá noveda-des con la incorporación de nuevos yacimien-tos a la futura investigación.

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