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2010 23-02-2010 Departamento de Contaduría Pública Facultad de Ciencias Económicas Universidad de Antioquia EPOCA COLONIAL DE COLOMBIA

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23-02-2010 Departamento de Contaduría Pública

Facultad de Ciencias Económicas Universidad de Antioquia

EPOCA COLONIAL DE COLOMBIA

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EPOCA COLONIAL DE COLOMBIA

Diana Marcela Zuluaga Rendon Laura Stefania Arcila Vanegas

Marlon Arenas Lastra

Docente:

Jorge Iván Correa Vélez

Historia Empresarial de Colombia

Departamento de Contaduría Pública Facultad de Ciencias Económicas

Universidad de Antioquia Medellín

2010

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INTRODUCCION

Todas las situaciones por las cuales está pasando el país hoy en día son producto de unas actuaciones que fueron realizadas desde el principio de los tiempos. Así como los antepasados indígenas nos heredaron un territorio y una naturaleza organizada bajo sus creencias y además dejaron una gran herencia de costumbres que aunque han intentado ser olvidadas algunas todavía son de gran importancia; los españoles en su papel de colonizadores y encargados de la creación de una nueva sociedad en este territorio impartieron en la región un nuevo orden y nuevas raíces y creencias además de realizar un mestizaje genético que ahora caracteriza a la nación colombiana y no de menos importancia los negros esclavos que llegaron a Colombia dejaron también una huella importante tanto a nivel genético como cultural y social. Es el proceso de mestizaje un fenómeno que aunque no es perfecto y tuvo demasiados inconvenientes al llevarse a cabo fue el detonante que decidió nuestra identidad cultural además de que delimito las maneras como seguiría desarrollándose nuestra nación tanto a nivel social, económico, político y cultural. Por eso hoy es nuestra tarea la de estudiar nuestra historia para así mismo poder conocer aquellos problemas que se han convertido en el talón de Aquiles a la hora de que el país se desarrolle y consiga una buena perfección tanto social, política y sobre todo económico debido a que este ultimo aspecto es uno de los mas importantes a la hora de salir adelante y alcanzar la denominación de país desarrollado.

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1. LA COLONIA

Se denomina colonia al periodo vivido entre los años 1550 y 1810, que corresponde al asentamiento

de la cultura española sobre el nuevo y descubierto continente americano, dando así comienzo una

“culturización” por parte de los españoles sobre la teoría que ellos mismos impartían que le daba la

posesión sobre las tierras americanas debido al derecho de conquista.

Fue sin lugar a duda una época de miles de cambios para unos negativos, para otros positivos, que

involucro a la naturaleza, los indígenas, aspectos culturales, política, economía y muchos más. Este

proceso dio como resultado el comienzo de una lucha campal por el territorio y la cultura.

Economía colombiana en la época colonial En los territorios que corresponden la actual Colombia la economía en el periodo colonial giro alrededor del oro que, con la plata proveniente no solo de la nueva granada sino especialmente de México y el Perú, integro un tráfico de metales con destino a la metrópoli, que le dio a esta un carácter especial dentro del concierto europeo, ya que España se convirtió en su principal proveedora. Así la economía europea pudo mantener un ritmo de crecimiento sostenido, en virtud del cual se logro controlar los precios, y con ello estimular la producción. Las principales instituciones de producción impuesta por los españoles fueron las encomiendas y los resguardos, para organizar la producción agrícola de autoabastecimiento, así como la mita, para la extracción del oro y otros metales preciosos. Las reformas borbónicas en el siglo XVIII, sobre todo a partir del reinado de Carlos III (1759 – 1788), impulsaron profundos cambios en todas las instituciones, tanto locales como del imperio de ultramar. Las reformas económicas buscaron aumentar el comercio entre España y sus colonias, pues los españoles estaban seguros de convertir sus propiedades de las Américas en empresas rentables. Las casas de contratación desaparecieron, la Iglesia perdió influencia, lo que se expreso en la expulsión de los jesuitas en 1767, los criollos fueron retirados de las audiencias y se redujo su participación en los cabildos más importantes.

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2. LA AGRICULTURA

Los patrones de la apropiación de la tierra por parte de los ocupantes españoles fueron fijados inicialmente por la sencilla ecuación entre el número de ocupantes y la disponibilidad de tierras. Este problema presenta dos aspectos: uno, el de los mecanismos de hecho o derecho que condujeron a las apropiaciones. Otro, el de las determinaciones económicas que las configuraron. El empleo de la población indígena en las labores agrícolas por los españoles esta especialmente vinculado a la historia del tributo y de su evolución. Para los primeros pobladores era evidente que la ocupación de los nuevos territorios solo era posible mediante la exacción de excedentes de la economía indígena. Pero en este medio no existían las condiciones capitalistas de producción que incentivaran al indio a trabajar. Sin tener otra aspiración a la mera supervivencia, los indios sólo trabajaban los 15 días necesarios para conseguir el monto del tributo anual. Así fue generalizándose la encomienda, un sistema que repartía a las comunidades indígenas entre un puñado de conquistadores y además de trabajo, exigía el pago de un tributo mensual. Esta forma de producción decayó hasta desaparecer por la disminución en la mano de obra ya que para finales del siglo XVI, la población indígena había desaparecido en un 80%. La unidad productiva colonial, la hacienda, conoció diversas formas en distintas épocas y lugares durante el periodo colonial. En los altiplanos del centro de lo que hoy es Colombia acabamos de ver como empezaron a formarse estancias cuando los excedentes de la agricultura indígenas fueron insuficientes para alimentar a la población española. Estancias en la jurisdicción de Santa Fe, Tunja, Vélez y Villa de Leiva, no solo abastecieron estos centros urbanos sino también las explotaciones mineras del valle del Magdalena, de Victoria, Remedios y tan lejos como Cáceres y Zaragoza. La agricultura por tanto era la base económica de las sociedades situadas en las zonas de vertiente con productos tales como el maíz, la yuca, los frijoles y algunas verduras. Las comunidades de las zonas bajas basaban su economía en la yuca, los plátanos y las frutas tropicales, mientras que los pueblos de los altiplanos encontraban en los cultivos de papa, maíz, ahuyama, frijol, jibias, cubios, chiguas, piña, guayaba y ají, el fundamento de su economía agraria. Todos ellos complementaron sus hábitos alimenticios con carne de venado y pescado, que abundaban en todo el territorio.

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3. LA MINERIA

Uno de los motores de la expansión y de la ocupación del suelo por parte de los españoles fue la búsqueda de metales preciosos. El oro y la plata significaban para los ocupantes algo más que una oportunidad de elevar su rango social y equipararse a una nobleza terrateniente en España, ya que aquel tiempo los títulos nobles eran obtenidos de acuerdo a la cantidad de dinero que se poseía. La economía del oro no se desarrollo uniformemente con un centro único o dentro de un marco administrativo centralizado. Las ciudades españolas nacidas de la iniciativa de las huestes conquistadoras, se apropiaban y guardaban celosamente sus recursos. Muchas obtuvieron el privilegio de una caja real, en la que se quintaba y se fundía el oro para ser gastado inmediatamente. La explotación del oro se desplazo en fronteras sucesivas a todo lo largo y ancho del nuevo reino. Esta movilidad produjo como resultado que en diferentes épocas la riqueza y con ella el acceso a un mundo exterior se concentrara en regiones aisladas unas de otras. La prosperidad que caía de pronto sobre un territorio era a penas compartida por los demás. Esta economía de islas, fue un fenómeno dominante hasta bien entrado el siglo XIX. Sin embargo se pueden distinguir dos grandes ciclos mineros en Colombia. Prácticamente, todas las ciudades fundadas en las regiones andinas poseyeron distritos mineros tributarios (de allí se extraía el oro que sostenía a la ciudad) en el curso del siglo XVI. Tres siglos de economía del oro, construía fugazmente en yacimientos dispersos que obligaban a desplazamientos permanentes, dejaron una huella profunda en la formación económica y social de estas regiones. Por un lado, su aislamiento impuso un esfuerzo enorme para mantener algún nexo con sectores complementarios, especialmente con zonas de abastecimiento agrícola. Este esfuerzo trajo consigo el desarrollo lento de vías de penetración a regiones apartadas que recorrían comerciantes itinerantes. De otro lado, el desplome frecuente y casi fatal de la productividad, que alcanzaba un tope en el rendimiento más accesible de los veneros, condenaba de nuevo al aislamiento a regiones enteras y anulaba todos los esfuerzos anteriores. El hallazgo repetido de yacimientos impuso también un ritmo de desarrollo desigual que acentuaban la ausencia de comunicaciones y la imposibilidad de imponer patrones políticos uniformes. Estas características hacen que los dos ciclos mineros estén asociados con regiones diferentes. Mientras el primero cobijo tanto el occidente como la región oriental de los andes, el segundo perteneció exclusivamente a los mineros de Popayán y de Antioquia.

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4. LA ARRIERIA

En el tiempo de la colonia se hacían en Antioquia todas las transacciones comerciales a través del trueque de oro, por las diversas mercancías que el minero necesitaba a diario. Así surge el comercio y con el comercio llega el arriero, esto es natural ya que el comercio necesita imperiosamente del transporte y este lo realizaron en Antioquia los arrieros por más de trescientos años. Desde ese momento se convierte el arriero en comerciante y es el comercio sin lugar a dudas la actividad que presta la imagen básica del paisa por hombre de la cultura antioqueña. El panorama vial y de transporte, bien entrado el siglo XIX, es bastante desalentador y sin duda uno de los aspectos que incidió en el desarrollo económico del país. «Desde la época de la Colonia, cuando se construyeron los caminos que enlazaban los principales centros del Virreinato, los medios de transporte en Colombia seguían siendo los mismos en 1870, las vías terrestres eran solamente caminos para peatones y bestias».

Los cargueros o silleteros fueron, hasta bien entrado el siglo XIX, la única modalidad de transporte y de carga que venció las montañas colombianas. El oficio de arrieros con carga a lomo de mula entraría a remplazarlos una vez mejoró la condición de los caminos.

Dos tipos de arriería, de bueyes y de mulas, coexistieron en la historia antioqueña de modo que los arrieros se fueron adecuando a uno u otro según la conveniencia económica y otros aspectos de tipo geográfico, forma, composición, calidad y legalidad de la carga transportada La arriería transportó mercancía con un peso mayor de 12 a 15 arrobas que era el peso que resistía una mula. Para esto la carga se repartía en dos mulas conducidas en fila india y llevando la carga en forma de camilla, soportada en unas varas de guadua, resistían así el peso de 30 a 40 arrobas. La industria en sus comienzos se apoyó en el transporte a lomo de mula pero también debió supeditarse a las limitaciones que este tenía. El oficio de la arriería contribuyó al desarrollo económico de una vasta región y participó en la conformación de una mentalidad social, de una actitud frente a la vida y al trabajo, de una identidad cultural cifrada en la movilidad, el trabajo independiente y un espíritu definitivamente pragmático en lo político, en lo religioso y en la vida cotidiana. La fonda

Un buen paradero de arrieros y mulas se convertía en una estación fija, una tolda, más tarde se hacía tienda, posada y terminaba constituyéndose en una fonda caminera, de gran importancia económica y social. La fonda cumplió un papel intermediario en el circuito de comercialización de los productos y entre el pequeño productor y la gran ciudad. Los arrieros surtieron con mercancías a las fondas situadas generalmente a orillas y cruces de los caminos, teniendo allí un lugar de posada.

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5. HACIENDAS JESUITAS

Una profunda fe en Dios, en la Virgen María y en la corte celestial alumbró el mundo espiritual del conquistador y del criollo. La inspiración espiritual reposaba también en una acentuada fidelidad al magisterio de la Iglesia. La estrecha unión con el Estado confundió los fines de ambos que aparecieron, por así decirlo, actuando en un solo sentido. Esta comunión provenía desde tiempos remotos, cuando la religión había hecho posible la unificación de España.

La Compañía de Jesús

De las órdenes religiosas, la Compañía de Jesús logró, en el siglo XVII, el desarrollo más espectacular y el mayor influjo sobre las autoridades y los pobladores. Para desarrollar su acción religiosa y cultural la Compañía contó con sus propios recursos económicos sobre la base de cuantiosas donaciones que le permitieron acumular una gran riqueza. Según su visión del mundo, "la tierra es un don dado por Dios a los hombres y es un deber cristiano hacerla fructificar con el trabajo".

Tuvieron los jesuitas alrededor de cincuenta haciendas, ganado, siembras, viñas, numerosas industrias: molinos, curtiembres, bodegas elaboradoras de vino, fábrica de cal (La Calera), astilleros (en el Maule), alfarerías; y aun mantenían un comercio de exportación al Perú (sebo, charqui, vinos y aguardientes). Disponían de carnicerías y de las únicas boticas del país. Disponían de unos 1.300 esclavos negros en sus haciendas. Sin duda, los jesuitas pasaron a ser en este siglo la primera potencia económica de Chile.

En el año 1600, por escritura pública, otorgaron los jesuitas lo que podría llamarse el primer "contrato de trabajo" chileno, donde se comprometían a respetar condiciones mínimas de remuneración para sus propios indios de servicios. Ellas incluían el salario familiar, la jubilación por edad (cincuenta años), una pensión a la viuda en caso de fallecimiento del indígena, una jornada laboral limitada, auxilio médico, enseñanza gratuita, etc.

Con igual intensidad y energía se dedicaron al servicio religioso, al culto, a la confesión y a la enseñanza.

Hacia 1650, medio siglo después de su llegada, casi la mitad de los casi 114 miembros de la orden eran personas nacidas y educadas en Chile, por lo tanto llevaron apellidos criollos como: Fuenzalida, Gómez, Molina, etc. La influencia de los jesuitas penetró en todos los sectores sociales, desde los esclavos negros hasta la aristocracia.

Su expulsión

En 1767, el Rey de España Carlos III decretó su expulsión de todos los dominios coloniales españoles. El decreto no daba razones para justificar una acción tan grave, sólo aludía vagamente a causas "urgentes, justas y necesarias que reservo en mi real ánimo". Su orden se cumplió en Chile con rapidez, exactitud y sigilo, en medio de la expectación, tristeza y el descontento de la población.

Por último entre las haciendas jesuitas que se pueden nombrar tenemos:

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Ø la casa de santa fe: que se sustentaba de unas estancias en la sabana. Y en la cual se establece también un colegio.

Ø La hacienda de Tena: ubicada en el valle de tena. Esta se extendía desde la mesa hasta el río Bogotá. Era una estancia de ganado mayor.

Ø La hacienda de Neiva: esta fue donada por el gobernador de Neiva, don Francisco Martínez de Ospina.

Ø El colegio de Cartagena: este colegio poseía dos haciendas la “matuna” la cual se situaba junto al mar. La otra situada en la isla de tierra bomba.

Ø La hacienda de Cañaverales: ella fundaba las mayores esperanzas de los jesuitas pues era muy útil en la producción de: oro, cacao, algodón, tabaco y cañas dulces; pero luego por dificultades en el transporte de las mercancías, se tuvo que vender.

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6. EL TRANSPORTE

Los caminos durante el tiempo de la colonia eran muy difíciles debido a que eran pantanosos y productivos. Por ello se hacía más fácil el transporte por medio de mulas, caballos y bueyes o en barcas y canoas cuando se trataba del el transporte marítimo, pero es de rescatar que durante este tiempo colonial se utilizo con gran abundancia los esclavos cargueros. Para transporte de mercancía se elaboraron una especie de bodegas a lo largo del camino para el cuidado de la mercancía debido a que los viajes podían demorarse demasiado tiempo. El peligro en los viajes no se refería solamente a los caminos terrestre, sino también a los viajes marítimos, debido a que quien quisiera viajar por este medio estaba propenso a sufrir ataques de indígenas con flechas envenenadas, además de que la perdida de la mercancía era un peligro mas inminente ya que podrían haber remolinos o rápidos en el rio; y en la época de baja de los ríos las embarcaciones corrían el peligro de quedar estancadas. Estas cuantiosas pérdidas eran resarcidas con los precios inauditos que alcanzaban los productos. Hay que destacar que la minería fue en gran parte la que determino el trazado de los caminos ya que era la actividad más importante. Durante la colonia los españoles otorgaron a Cartagena el titulo del único puerto legal. Lo que trajo como consecuencia la aparición del contrabando que hacía que muchas personas sacaran o transportaran su mercancía por rutas y puertos no permitidos pero que a su vez eran menos costosas para los comerciantes.

Con el tiempo estos puertos fueron otorgados en arriendo. Los arrendatarios de los puertos solían ser comerciantes acaudalados y los remates eran muy competidos. Regiones enteras pugnaban por controlar los derechos.

Algunas consideraciones sobre Antioquia:

Los caminos de herradura fueron durante varios siglos su único medio de comunicación interna y externa. Fue la minería la que fijó las vías de comunicación de la provincia. Por su topografía tan quebrada, la situación de aislamiento era peor: los únicos medios de transporte disponibles que tenían los viajeros eran la Silleta y la Mula.

En 1542 la ruta Santa Fe de Antioquia – Cartagena, fue el primer camino que tuvo Antioquia para comunicarse con el exterior. Por aquí entraron muchos colonizadores españoles a Antioquia.

Un ejemplo de lo difíciles que eran los caminos en esa época es la ruta Bogotá-Antioquia que para recorrerlo se demoraba dos meses.

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7. LA PRODUCCION ARTESANAL

La artesanía colonial tiene una relación con la tradición de las comunidades y es influenciada por el medio social. La alfarería sufrió una decadencia durante el período colonial, pues las culturas primitivas del período prehistórico producían una gran variedad de vasijas y el rico sentido estético que caracterizaba los objetos de barro producidos por los pueblos aborígenes no fue superada ni igualada durante la colonia. La metalurgia decayó considerablemente en la orfebrería, aunque algunas técnicas fueron desarrolladas por mestizos y negros, y se enriqueció con el trabajo en hierro. La platería fue el trabajo en metal más generalizado y típico de la Nueva Granada. La ebanistería fue un trabajo totalmente nuevo en este período, pues los indígenas lo desconocían y sólo se pudo desarrollar con las herramientas traídas por los españoles. Las nuevas herramientas también permitieron que se desarrollara el trabajo artesanal en cuero que fue notorio durante los siglos XVII y XVIII. La artesanía peletera, una de las más importantes del país, se inició en ese entonces. De la misma manera las nuevas herramientas traídas por los españoles contribuyeron a que se enriqueciera el arte de tejer. El bordado se desarrolló notablemente, sobre todo en los conventos y colegios.

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8. LAS CONCESIONES DE TIERRAS

Durante el tiempo conocido como la colonia, los reyes españoles tomaron posesión de los territorios encontrados en América usándolos principalmente para la explotación de sus recursos y en algunos casos cobrar arrendamientos a sus habitantes. Para esto usaban básicamente tres métodos:

1. Apelar al gobierno para obtener la concesión o por medio de la compra y venta de bonos de

deuda pública. En estos casos el terrateniente se encargaba de la medición del terreno que

solicitaba, aprovechándose comúnmente para ampliar los límites que le eran impuestos.

2. Los juicios de partición. Estos tenían como objetivo “promover la partición de los indivisos y

los juicios de deslinde con el objetivo de establecer los límites entre una propiedad privada y

una tierra pública adyacente”, dado que los terrenos baldíos en muchas ocasiones eran

considerados de dominio público.

3. Los reclamos de tierras sobre minas; debido a que el propietario de una mina tenía derecho

sobre quinientas mil hectáreas en la superficie, método que fue usado varias veces para

reclamar sobre minas imaginarias.

Una de estas concesiones fue la conferida al español Felipe Villegas sobre unos territorios ubicados en la parte baja de Antioquia que este usaría para construir un camino más corto que comunicara a Medellín y Mariquita, para lo que insto desde 1763 a 1776 dando origen a municipios como Abejorral y Sonsón, de los que algunos fueron cedidos oficialmente para el asentamiento de la población por el hijo de Villegas en 1811. Otra de las grandes concesiones fue la otorgada a Juan de Dios Aránzazu en 1828, que comprendía los del este del rio Cauca entre la quebrada de Arma y la de Chinchiná. Estos terrenos luego fueron dados a la compañía González Salazar, la que empezó una gran lucha contra los “usurpadores” que vivían en los territorios del sur (actualmente Aránzazu, Manizales, Neira, Salamina Y Filadelfia, Caldas), luego de negociaciones fallidas, amenazas por parte de los pobladores y el asesinato del representante de la compañía, en 1853 el jurado falla a favor de los campesinos haciendo que la compañía otorgue diez fanegadas de tierra a “cada habitante de los establecidos dentro de esta tierras que tengan casa o hayan hecho una labranza, o cualquier otro establecimiento agrícola, teniendo cuidado de no perjudicar los derechos de compañeros o de concesionarios”;; esta partición dejo como resultado que el gobierno quedó con 50.000 hectáreas, las cinco poblaciones con un total de 60.000 hectáreas Y la sociedad González, Salazar Y Cía. con 90.000. Al fin del periodo se tenía una situación bastante irregular puesto que el 46 % de los propietarios recibieron el 96.61 % de la tierra adjudicada. Mientras que la mediana propiedad, comprendida entre 50 y 199.9 hectáreas que eran el 23.6 % de los propietarios tenían una participación en cuanto a la posesión de la tierra de solo el 2.67 % y para el pequeño campesino que representaba el 30.3% de los propietarios solo había el 0.76 % de la tierra.

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9. EMPRESAS Y EMPRESARIOS

No se puede hablar directamente del término empresa y empresarios durante el período de la colonia ya que si hablamos de una manera estricta, empresa es aquella que utiliza parte de sus ganancias para mejorar su producción y técnica, pero esto no se ve en las incipientes “empresas” coloniales que solo se dedicaban a obtener ganancias sin invertir nada. Las principales empresas de las colonias fueron las esclavistas dedicadas a la trata de negros, también podríamos hablar de las grandes empresas mineras. Otra de las pocas actividades económicas de la colonia era el comercio principalmente de productos traídos de España. Todas las transacciones de aquella época se realizaban de manera personal y la moneda más usual era el oro aunque el trueque fue muy popular durante gran parte de esta época.

Un gran progreso en la actividad económica fue la creación de la banca en ColombiaDesde 1865 se

autorizó la creación de bancos particulares en Colombia con derecho a emitir billetes. Ya en

Antioquia existía esa posibilidad desde 1859 (ley 14). El único antecedente en la región fue la Caja

de Ahorros fundada en 1844 y liquidada en 1874 por mal manejo de fondos.

El primero que se creó en la región fue el Banco de Antioquia (1871), segundo banco emisor en

Colombia después del de Bogotá (1870).

En 1883 había 9 bancos, ubicados casi todos en Medellín hasta la fundación del Banco de la República en 1923 se habían fundado 25 bancos en la región.

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10. LA EXPEDICION BOTANICA

El conocimiento sobre la flora americana era escaso; una de las pocas obras sobre historia natural que se conocía entonces era la de Nicolás José Barón, fraile que había recorrido el Caribe. Carlos III fue el mayor impulsor de las políticas de ilustración en España. De joven estudió botánica. Carlos III es quien, años más tarde, autoriza la Expedición Botánica en la Nueva Granada. La expedición fue propuesta por Mutis con el apoyo del virrey Antonio Caballero y Góngora; ambos, Mutis y Caballero, fueron los máximos exponentes de la Ilustración en el Nuevo Reino de Granada; es así como se aprueba e inicia la expedición en 1783. El ámbito de la Expedición Botánica y sus zonas de influencia pueden definirse así: Mutis entra en la Nueva Granada por Cartagena, ciudad que visita en varias oportunidades cuando el virrey residió allí; desde Cartagena remonto el río Magdalena, estuvo en Mariquita y Honda y se estableció en Santa Fe. Posteriormente residió en la provincia de Pamplona donde adelanto actividades de minería, concretamente en las zonas de Vetas en Santander; después estuvo en la real mina del sapo, en el Tolima y nuevamente se estableció en Mariquita. Tal es el territorio de la expedición. Sin embargo, las actividades estuvieron centradas en Santa Fe y sus alrededores, la laguna de Pedro palo, La Mesa de Juan Díaz, Guaduas, Honda, y los alrededores de Mariquita. La Expedición, además, conto con algunos comisionados que residieron y trabajaron en otras zonas; entre ellos el más importante fue Francisco José de Caldas, quien durante 4 años recorrió el continente ecuatoriano, recolectando plantas. Caldas llego a Santa Fe en 1808 acompañado por una recua de 16 mulas cargadas de materiales de historia natural; este fue un gran aporte para el herbario. Mutis jamás pudo publicar sus descubrimientos y estudios ya que murió antes de hacerlo, y no se recuerda en la historia como un botánico sino como un impulsador de la ciencia. Esta experiencia se llevo a cabo al final del periodo colonial.

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