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LA CIUDAD RITUAL (La fiesta de las Fallas) ARIÑo VILLÁRRoYA, Antonio. Ed. Antrhopos, Baicelona, 1992. Las Fallas y sus valencias Ante la mirada de un observador externo, un oulsider, las Fallas provocan siempre un gesto de perplejidad al detectarse cómo en ellas se encierra una extraña paradoja. Y es que la primera impresión que desprenden en el espectador foráneo, en estas fiestas como en ninguna otra, es el hecho que resalta cómo la lógica social parece contrapo- nerse desproporcionadamente a la lógica económica. La reflexión resultante destaca la grandiosidad de estas fiestas y el despilfarro excesivo que en ellas tiene lugar. Ambos polos aparentan un antagonismo radical durante tiempo del festejo. En el extremo de lo social, la fiesta de las Fallas, protagonizada por las redes infor- males, desempeña un importante papel de integración comunitaria autógena, al margen de las instituciones oficiales (estatales, eclesiásticas, patronales...). Cada falla, como un «potlatch» de barrio, figura simular un derroche y un despilfarro por encima de sus posibilidades reales. Esta rebosante energía social concentrada en cl tiempo fallero es el elevado precio por dar vida al vecindario y a la ciudad, en un calendario festivo en donde sc resalta la referencia a la igualdad. En el extremo de lo económico cada falla se autotinancia con las aportaciones que ¡luyen a través de aquellos mismos canales de interacción social. Cada cual contribu- ye según sus posibilidades económicas, logística o artísticas. Por otro lado, las Fallas funcionan como un imán atractivo al turismo cuya captación en estos días amortiza en parte los elevados costes del evento. Entre lo social y lo económico se ubica lo simbólico que expresa el valor que con- fiere sentido a la falla dando así coherencia a los polos anteriores. Cada año el fuego reduce a la nada todo un esfuerzo medido en horas, dinero, trabajo, materiales, creati- vidad..., recursos que en principio pudieran destinarse a otros asuntos más rentables o urgentes. El hecho de que no sea así otorga a la opción de la fiesta una relevancia indis- cutible sobre el resto de los posibles usos alternativos que pudieran dársele a aquellos recursos, tangibles o inmateriales, que se ofrecen a las llamas. La voracidad de la hoguera recuerda, tal vez, la volatilidad y futilidad de la existencia, lo dímero del vivir, expresado en esta metáfora o alegoría humana. La vida es muy corta para tomársela en serio, podría ser una de los mensajes subliminales a extraer de ese crepitar que es el rumor del fuego. Pero en cl fondo sigue persistiendo esa insatisfacción permanente de la pregunta que queda sin responder. ¿Cuál es el misterio que cada año se llevan las llamas en las Fallas? ¿Por qué ese ritual de convertirse en cenizas estas construcciones monumentales? ¿Qué significado podría otorgarse a esa destrucción tan singular de la creación? Antonio Ariño trata de dotar de sentido al ritual flamígero asumiendo en su obra el inevitable riesgo que conlíeva siempre recurrir a la interpretación etimológica y etiológica del síndrome fallero, escarbar en sus orígenes y rebuscar en sus causas. Para ello evitará caer en el origen del origen, que es el mito, fundado en el culto pagano al fuego como propiciador de la fertilidad y en la tentación reduccionista del folklore, que aísla las partes del todo, la anécdota de la cultura. Con la doble intención de remontar- se a la génesis de la fiesta para rastrear su curso histórico y la de extraer sus motiva- Revista de Antropología Social, ni 4. Servicio de Publicaciones. Universidad Complutense. Madrid, 1995

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LA CIUDAD RITUAL (La fiestade las Fallas)

ARIÑo VILLÁRRoYA, Antonio.Ed. Antrhopos,Baicelona,1992.

Las Fallasy susvalencias

Ante la miradade un observadorexterno,un oulsider, las Fallasprovocansiempreun gestode perplejidadal detectarsecómo en ellas seencierraunaextrañaparadoja.Yes que la primera impresiónquedesprendenen el espectadorforáneo,en estasfiestascomo en ningunaotra, es el hechoque resaltacómo la lógica socialparececontrapo-nersedesproporcionadamentea la lógicaeconómica.La reflexión resultantedestacalagrandiosidaddeestasfiestasy el despilfarroexcesivoque en ellas tiene lugar.Ambospolosaparentanun antagonismoradicalduranteeí tiempo del festejo.

En el extremode lo social, la fiestade las Fallas,protagonizadapor las redesinfor-males,desempeñaun importantepapelde integracióncomunitariaautógena,al margendelas institucionesoficiales(estatales,eclesiásticas,patronales...).Cadafalla, comoun«potlatch»de barrio, figura simular un derrochey un despilfarropor encimade susposibilidadesreales.Esta rebosanteenergíasocial concentradaen cl tiempofallero esel elevadopreciopor dar vida al vecindarioy a la ciudad, en un calendariofestivo endondesc resaltala referenciaa la igualdad.

En el extremode lo económicocadafalla se autotinanciaconlas aportacionesque¡luyen a travésde aquellosmismoscanalesde interacciónsocial. Cadacual contribu-ye segúnsusposibilidadeseconómicas,logísticao artísticas.Por otro lado, las Fallasfuncionancomo un imán atractivoal turismocuyacaptaciónen estosdíasamortizaenpartelos elevadoscostesdel evento.

Entre lo socialy lo económicose ubicalo simbólicoqueexpresael valorquecon-fiere sentidoa la falla dando así coherenciaa los polos anteriores.Cadaaño el fuegoreducea la nadatodo un esfuerzomedidoen horas,dinero, trabajo,materiales,creati-vidad..., recursosque en principio pudierandestinarsea otrosasuntosmásrentablesourgentes.El hechode que no seaasíotorgaa la opciónde la fiestaunarelevanciaindis-cutible sobreel restode los posiblesusosalternativosque pudierandárselea aquellosrecursos,tangibleso inmateriales,que se ofrecena las llamas. La voracidadde lahoguerarecuerda,tal vez, la volatilidady futilidad dela existencia,lo dímerodel vivir,expresadoenestametáforao alegoríahumana.La vida es muy cortapara tomárselaenserio,podríaser una de los mensajessubliminalesa extraerdeesecrepitarque es elrumordel fuego.Peroen cl fondo siguepersistiendoesainsatisfacciónpermanentedela preguntaque quedasin responder.¿Cuál es el misterioquecada año se llevan lasllamasen las Fallas?¿Porquéeseritual de convertirseen cenizasestasconstruccionesmonumentales?¿Quésignificadopodríaotorgarsea esadestruccióntan singularde lacreación?

Antonio Ariño tratade dotarde sentidoal ritual flamígeroasumiendoen su obrael inevitable riesgo que conlíevasiemprerecurrir a la interpretaciónetimológica yetiológicadel síndromefallero, escarbaren susorígenesy rebuscaren suscausas.Paraello evitarácaeren el origendel origen, quees el mito, fundadoen el culto paganoalfuegocomopropiciadorde la fertilidady enla tentaciónreduccionistadel folklore, queaísla las partesdel todo, la anécdotade la cultura.Conla doble intenciónderemontar-se a la génesisde la fiestapara rastrearsu cursohistórico y la de extraersusmotiva-

Revista de Antropología Social, ni 4. Servicio de Publicaciones.Universidad Complutense. Madrid, 1995

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cíonesparaalcanzara comprenderla,Ariño articulaun dispositivohermenéuticocon-figuradopor una batería de disciplinas integradaspor la suma de una metodologíahistórica,centradaen el examendefuentesdocumentalesde archivo,de un modelo deanálisis sociológico,basadoen el estudiode la composiciónde la estructurasocial,yde un bagajeteóricoy fraseológicoproporcionadopor la antropología,apoyadoen elenfoqueestructuralista.Conestasherramientasel autoremprendela tareaanalíticadedesmontarpiezaa pieza la fiestapara tratar de encontrarlesu generadory su sentidoúltimo, en definitiva suesenciaontológicay a la vez aquellasinvariantesque trascien-den a todaslas manifestacionesfesteras.Ariño escogeestaorientaciónparadesarrollarel análisisde las Fallasy susvalenciasaxiológicas.

Con estoselementosel tratamientode la fiesta fallera desembocaenel estudiodeun hechosocial quereúne los atributosde la ‘exterioridad”, la fiestacomo algo ajenoal sujetoy producidopor la colectividad; la “coactividad”, como un acontecimientoque se imponedesdefueraaunquesimultáneamentese interioriza desdela infancia,yla «coseidad»,comosinónimode impersonaly que escapapor tantoa las aportacionesindividualesde los actores.Estaperspectivaobviamenteposeesusventajasdandoporejemplopie paraformularla teoríadela funcióniníegradorade la fiesta,si bien nocon-sigueapresarla cuestiónde la creatividadpersonaldel fallero como elementoartíficede las fiestasy escultorde la imaginaciónsocial.Nada se nosdice de cómo se vive ysIentela experienciade la falla. Las motivacionesde los actores,enquienesradicaysedepositael espíritu festero,formanpartedel enfoquecomprensivo,que pasapor lasvivenciasy emocionesdel individuo para llegar al fondo del sentimientofallero. Sinembargo,los propósitosde Ariño aludenel trato con el sujeto,motivo por el cual noexiste una etnografíacentradaen las fuentesprimarias.

Dicho esto,la exposicióndel autorpodríadescomponerseen los dosgrandesblo-ques argumentalesantesreseñados.

En el primero, que trata sobrela cuestiónetimológicade la búsquedade las raí-cesy orígenesde las Fallas,elaboraunaarqueologíade la fiestaeludiendolos ante-cedentesficticios e incontrastables,remontándose,pues,a los primerosvestigiosconstatablesdel ritual. Corríael año de 1849 cuandoun periódicolocal recogíaporprimeravez unacrónica de la fiesta. Pero aún es posible remontarseun poco másatrás.Registrosde archivodatanel ritual fallero a fines del siglo xvííí, considerándo-seentoncescomoun festejomarginalen el calendariofestivoautóctono,propio delasclasespopulares.Sin embargo,el festejo maduraráhastaconvertirseen la «fiestamayor»de la ciudad.

La hipótesisqueadoptaAriño para explicarestedesarrollose centraen el hechode quelas modificacionesde la estructurasocial permitenla promocióndelas Fallascomo la primerafiesta local: «El ascensode las Fallasexpresabavaloresacordesconla peculiaridadde la nuevaestructurasocial».El autortrata así de entroncarel textofallero dentrodel contextohistórico.Así, el emergenteespírituburguésy secular,pro-ducto de unaRevoluciónFrancesabasadaen los valoresde la Libertady la Igualdad,generaun cambioqueafectarátambiéna la concepciónde las fiestas.La celebracióndel Corpuspierdeentoncessu preeminenciaal basarseen unosvaloresantagónicosquepropugnabanla diferencia,la desigualdady el mantenimientode unajerarquíadecapassocialesimpermeablesentresí. De estemodo, con losnuevosairesideológicos,losánimosdel Corpusseirán apagandomientrasse avivabanlas llamasde las Fallas.Pruebadel cambiosocial producidose observaen«la estructuraprofesionalal dismi-nuir la categoríade eclesiásticosmientrasse incrementabanlos profesionaleslibera-les, administrativosy trabajadorescualificados».La tradiciónde la hoguerade SanJosé,posiblegermende las Fallas,habríadebuscarseen el gremio de loscarpinteros,los cuales,en vísperasde supatrón,quemabanrestosdemaderasobranteantela puer-

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fa del obrador,representandoalegóricamenteaquellasfiguras localeso situacionesrelevantesparaun grupo vecinal.

Sin embargo,la estrategiaetimológicade remontarseal origennadaaportaal sig-nificado actualde la fiesta. Comodice Ariño, «el origenno puedesertomadocomofundamento»,ya que «la morfología,funcionesy significadosde la fiestadel siglo xxno tieneprácticamentenadaquever con los festejosdel siglo xvííí». Concretamentepodemosdetectarunamodificaciónpaulatinadelaestructuraorganizativafruto deunacrecíenteespecializacióny división del trabajo.El devenirhistóricode la fiesta,en per-petuatransformación,hacequevayanfluyendosucesivossentidos,nuevasestructura-cionesorganizativas,diferentesaxiomasaxiológicos...Las fiestas,desdeesta perspec-tiva, expresanlos valoresde un tiempoy de un grupo humano.El sentidode la fiestaes fluctuantedependiendode las variacionesdel contexto,y por ello debeserconcebi-da comoun productoderivadode unacontinuametamorfosis,Desdeesteenfoquenocabepreguntarsepor la esenciafallera, ya que las respuestaspuedenser múltiplessegúnla épocay los actoresinterpelados.

En el segundobloque, Ariño propone un modeloetiológico o de causaciónqueintenteexplicar los cambiosdel sentidodel ritual festivo dentrode las coordenadasdela éticay la estéticafallera, el contenidoy suforma, el significado y el significante.

El soporteplásticoy visual de las Fallasera el medio másadecuadoparaemitirydifundir mensajesa unapoblación con unaaltatasade analfabetización,permitiéndo-les «leer» imágenescon significadoslocales.Al margende estafunción ilustrativa ypedagógicaque compartenmuchasotras fiestas imagineraspuedeevidenciarsea lolargode la historiafalleraunatransformaciónesteticistadel festejo.En estedarformaal mensajese pasadela tosquedadinicial de las figurasrepresentadasa un mayorrefi-namientoen dondetratadeimponerse«el buengusto>~y laperfecciónformal. Ello serátambién una resultantede las modificacionesen el senode la estructurasocial. Si alprincipio la falla aparecíacomo unaobraanónimay sin autor, paulatinamenteapareceel artistaqueexpresasuscualidadesdándolela justaforma a una idea. En estesenti-do, los premiosa la obramejorrealizadacontribuyerona encauzarla orientacíoneste-tica de las esculturaspresentadas.Se instauraasí la falla artística,quereflejabamejorel ingenio y el temperamentocreativode los valencianos.

En cuantoa la dimensiónética, Ariño presentauna tipologíasobreel contenidooel significadoenfunción de las frecuenciasdel repertoriotemáticode las Fallasduran-te un amplio período. Estableceasí oria clasificación entrecrítica política, críticasocial, críticacultural, críticamoral, crítica festiva,humorísticas,apologéticas,conta-bilizandocadacasoconcretoen cadaunade las categoríascitadasy estableciendopor-centajespara medir con ello los criteriosque animanel espíritufallero. El análisisseve completadocon un estudiode la dináínicade la estructurasocial y de laestructuraespacial(emplazamientosfalleros).Se detectaa partirdeello unaevolucióndel signi-ficadodel ritual a lo largo de suhistoria.

La cualidaddel símbolo,propio del mundode la cultura, radicaen suflexibilidady labilidad frente a la rigidezdel programade los instintoso de las leyesdeterministasde la naturaleza,vinculadasrespectivamenteal mundobiológicoo físico. La maleabi-lidad del símboloes consustancialal significado de las Fallas,quecomo tal esyana-ble y polifacético.En la acciónhumana,entreel estímuloy la respuestamediael sím-bolo que hay que interpretaren su contextocultural. La falla como tal es un objetosimbólico queexpresauna relaciónparticularentresignificadoy significante.

Las raícessimbólicasde la fiesta partede un referentetrascendente:los fuegosde la vísperade San José.Estadevociónjosefinaderivaen el siglo xix enuna festi-vidadlaicaconun referentecivil y secular,haciendodelas Fallas«unamanifestacióny expresióndel descontentosocial, una protestasimbólicade la plebe’> ejercidaa

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travésde la críticay de la sátira.Desdeestecontextola cremaciónse interpretacomoun actode violenciasimbólica,un ajusticiamientopopularcontrala figura represen-tada.En estesentidola incineraciónpuedeentendersecomosinónimode renovacióny purificación quearrasacon los vicios y actuacionescondenablesde unasociedad.Se destruyenlos malescolectivospararecreary regenerarlas energíassociales.Lafigurarepresentadapor el ninotcumplela función de chivo expiatoriode la sociedadvalenciana.Su destrucciónsimbólicarestauray reestablecelos lazosde una común-unidaderosionaday fragmentadapor la decantacióndel tiempoque mediaentrefallay falla.

La intencionalidadcríticade la fiestadarápasoen el períodofinisecularal refe-rentenacionalistade la ~<valencianidad>~,expresándoseen ella la afirmación de laidentidad colectiva,de lo valencianotanto dentro (residentesnativos) como fuera(emigrantes)del territorio, una exaltaciónde las glorias y valoresautóctonos.

De estamaneraacabanpor entrelazarsedoscarrilesaxiológicos,fallas y valencia-nismos,dos ramalesque terminanpor convergerconvirtiendoa la fiestaen una con-memolaciónsecularen dondese exaltael vínculoétnico queexpresala esenciaprísti-nade la identidadvalenciana.Apareceasíun ascensode la falla apologéticaque cobraunarelevanciainusitada.Segúnel autor, «el mundofallero extraesusreferentesteiná-ticos cadavez másde su propio universo ideológico y se cierrasobresímismo,con-virtiendo las Fallasen un lenguajecirculary autorreferente»(ninot, plantá,cremá...).La fiestade las Fallasdenotaasí la manerade servalenciana.«Lo étnico, lo diferen-cial, se identificacon lo populary encuentrasu expresiónmás fidelignaen la fiestadelas Fallas».Asistimosentoncesa un nuevocambiodel significadode la cremación.Lasllamas y cl fuegoya no cumplen la función dearrasarni destruirla alteridad,sinoqueresaltany acentúanla identidad.La falla apologéticarepresentalo que une antesquelo que divide. El ritual ígneose alimentade banderaslocales,de ilustresfigurasvalen-cíanas(los hijos de la tierra), de referentesqueexaltan la identidadadoptandola formade objetoso sujetosrepresentativosdel alma valenciana.La quemao cremñes unsacrificio en donde se vierten los valoresmás sublimesy genuinosdel pueblo,unaofrendade autoafirmacióncolectivapara que el fuegoconservey devuelvaesossim-bolosentregadosaño a año durantela ceremonia.Las llamasde las Fallasson las por-tadorasy guardianasdel espírituvalenciano,un cofre intangibleen el queseentregaydepositalo másvaliosode la comunidadparapermitirjustamentesurevitalización.Lafigura del ninot indultat, que se libra del fuego, y que aparececomo prácticaconsoli-dadatras la guerracivil, ejercede metonimiaapologéticaque seexti’ae en la metáforafallera, aquellapartequemejor expresael todo, aquellanota que de maneramás fieldefinela identidad.

Por último, Ariño planteala cuestiónde las Fallascomo religión civil del valen-ctanismo, una consecuenciateórica derivadade la línea interpretativadurkheimianaextraídade «Las formaselementalesde la vida religiosa»,si bien se vincula lo sagra-do a aquel campode significacióndonde se desarrollala acciónritual, antesque a unobjeto concretoo totem. Lo contrariode lo sagradono es lo secular,sino lo profano.Así pues,el crecienteprocesode secularizaciónno elimina el fenómenode la sacrali-zaciónqueadoptala forma del culto al pueblo representadomediantela liturgia de lafiesta níayor de la ciudad, una prácticaque devienepaulatinamenteen autónomaaldesarrollarseal margende cualquierotra instanciaque no seala civil. «El pueblosemuestracomocl auténticosujetohistóricoqueprotagonizala historiade la falla>~. Losactossagrados,frente a los profanoso cotidianos,estáncargadosenel rito de un ardoremotivo, de unaefervescenciacolectiva, dc una febril excitaciónque irradia energíasocial canalizadaa travésde esecampode significaciónfallero a travésdel cual lasociedadse autorrepresenta,se adoraa símismay, en definitiva, se sacraliza.

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La versiónteleológicaqueofreceAriño de las Fallascomienzaen la religiosidadpopularde ladevociónjosefinay acabaen la religiosidadcivil del culto étnico.En estesentidocasi cabríahablarde unaversiónteológicade la fiestadel fuegovalenciana.

RAFAEL A. CUESTA AvírA

GARMENDIA, J. A.: Tres culturas (Organizacióny RecursosHumanos).EdicionesESIC, ColecciónCultura Empresariale Innovación,Madrid, 1994.

El término “CULTURA DE LA EMPRESA” se acufla a principios de los años60y seconsolidaen la literaturasociológicaen la décadade los 70 avaladoen granmedi-dapor el impactodel llamado“milagro japonés”en el terrenoempresarial,cuyoéxitopasabaa serexplicadopor ciertos rasgosculturalesque incidían sobrelas variableseconómicas.

Podía,pues,hallarseen el senodecualquierempresaun entramadode actitudesycomportamientostípicos,no explícitosen las actasconstitutivasni en los balancesdelacorporación,que los actoresdabanpor sentadocomo algo naturaly normal, sin quefueran inclusoconocidosnecesariamentea nivel conscientepor los propios actores,acostumbradosy habituadosa actuardiariamentede la misma manera.

Parael lectorde formación antropológicae interesadoen profundizaren cuestio-nesepistemológicasy metodológicas,relativasa lo quesehadadoendenominarcomo“cultura de la empresa”,el libro del profesorJ. A. Garmendiano dejade seral mismotiemposugerentey provocador.

Sugestivoporqueplanteaunaheurísticarutaanalíticaparaacercarsea estecampode investigacióninvirtiendo en ello un notableesfuerzocreativoen el que se proponeun nuevomodelode auscultaciónconaspiracionesholísticasa partirdel cual accederal nivel de la culturaexistenteen unaorganizacióneconómica.

Y controvertido,enlo querespectaala estrategiaqueadoptaestamodelización,entantoqueel principal instrumentoanalíticoqueel autorutiliza paraalcanzaraquelobje-tivo no es otro queel “axiómetro” de la demoscopia,usadacomomediodecalibraciónquepermitemensurar,y con ello comparar,la “cantidaddecultura” digitalizableentresempresasseleccionadasdentrode un sectorconcreto(electrónico-informático).

Haciendofrente aposiblescríticas,Garmendiajustificaestecriteriodeanálisisconel siguienteargumento:“lEí hechodel atraparla culturade la organizaciónmediantetécnicas(como las empleadas)puedeque resultesuperficialal critico y profundopen-sadorde turno reacioa la medición.Nosotroshemosrecurridomodestamentea la uti-lización de un instrumentoclásico,el grafo decontrol, que,como todo lo clásico,hamerecidoadhesionesy condenas

Evidentementela cuantificaciónpuedellevarsea efectosiemprey cuandoel obje-to a estudiardevengaen mensurable.¿Poseelaculttíra la cualidaddela cantidado esaquéllairreducibleal número’?

El viejo debateabiertoen los decimonónicossalonesdediseñovictorianosobrelaontologíao naturalezade las “ciencias humanas,de la cultura o del espíritu” ennomotéticas(positivas-explicativas-cuantitativas-externas-universalistas)e ideográfi-cas(interpretativas-comprensivas-cualitativas-internas-particularistas)resultaobsoletoy caduco.Hoy los estadosabsolutoshan dejadopasoa los estadosrelativos,lo discre-to a lo continuo.El rígidoesquemabinario se considerasuperadoen la actualidadconla aceptaciónde la pluralidadmetodológicacomo combinatoriaecléctica,siempreycuandose planteenlas preguntaspertinentesy se obtenganlas respuestasrelevantesa