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La ciudad de Panamá, tanto ensu viejo asiento en las márgenes

del río Gallnero como en el nue-vo asiento prÓximo al cerro An-cÓn, aunque adquiriÚ fama de ri-ca y opulenta, fue siempre una

ciudad de segundo o tercer ordenque en su plenitud de crecimien-

to no pudo igualar jamás a lasgrandes ciudades coloniales ame-ricanas. Los edificios públicos,tanto como los privados, fue-ron de modestas proporciones.

Salvo la Iglesia Catedral, las Ca-

sas Reales y seis conventos, nohubo en Panamá La Vieja gran-des construcciones de picdra de

propiedad particular demostrati-vas de las riquezas de su vecinda-

rio. (2)

Como explicaciÓn al pésimotrazado de esta ciudad, "edifica-da de levante a poniente en talmanera que, saliendo el sol, nohay quien pueda andar por nin-guna calle de ella, porque no ha-ce sombra ninguna", y al hecho

dc que su aspecto no guardabarelaciÓn con la riqueza de sus ha-bitantes ni con las que, proceden-tes del Perú, atravesaban el Istmocamino a Europa, Pedro Ciczade LeÓn, a mediados del sigloXVI, observaba que "como las..asas tienen gran precio, porquccuesta mucho hacerse, aunqueven el notorio daño que todos re-ciben en tan mal sitio, no se hanmudado; y principalmente por-que los antiguos conquistadores

son ya todos muertos, y los ve-cinos que ahora hay son todos

contratantes y no piensan estar

en ella más tiempo de cuanto

2

puedan hacerse ricos, y así idosunos, vienen otros, y pocos oningunos miran por el bien pú-hlico". (3)

Muy ilustrativo sobre este te-ma de la calidad de las edifica-ciones, así en la vieja como enla nueva ciudad de Panamá, re-

sulta scr la protesta que el Ca-

bildo elevó al Rey en i 6 74 y endonde se denunciaba que el Oi-dor Luis de Lozada QuiñoneshahÍa "conseguido hacerse el másgrande edificio que se haya co-

nocido en Panamá, aun durantesu mayor opulencia porque en-tonces el vecino más rico se haconformado con una casa de treslumbres, que son quince varas

de frente por otras tantas de fon-do, en tanto que Don Luis deLazada ha edificado la suya jun-to al desembarcadero del puerto,que es el mejor sitio, dándolcveinticinco varas de frente y cua-

renta y cinco de fondo con una

capacidad de veintidós bode-gas". (4) En 1691 se estimÓ elprecio de esta construcción en

7,500 pesos.

Hacia i 736 las casas de la ciu-dad de Panamá, en su gran mayo-ría, eran "de madera, de un solopiso con un techo de tejas", se-gún un testigo de época, quienno deja dc sei'ialar que "se en-cuentran también en la ciudad

casas que están construidas con

piedras pero su número cs peque-ño", Este mismo observador ano-

ta, además, que "los mobiliariosde las casas particulares son bas-

tante bonitos aunque de precio

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mediocre, porque la opulencia noreina en esta ciudad, como en al-gunas otras de las Indias". Y con-cluye: "Hay gentes ricas y nose encuentra ningún habitantequc no tenga dc qué vivir; peroen general no sc la puede contarni entre las ciudades opulentas nientre las pobres", (5)

Si ésta era la realidad de la ciu-dad de Panamá, capital del Reinode Tierra Firme, lamentable es elpanorama que nos ofrecen las po-blaciones del interior del país da-

do que, desde 1589, con el cie-rre definitivo de las minas de orodel norte de Veraguas, habíase

desarticulado la vida de las po-blaciones interioranas. Gran par-te de los habitantcs de Natá, San-ta Fé, Concepción, Los Santos yLa Filipina abandonan estas po-blaciones y se dispersan, en pe-

queños grupos familiares, por to-da la campiña. Este fenóme-no se arraigÓ durantc el sigloXVII. (6)

En 1608 sc informaba al Reyque "de 10 a 12 años a esta partelos vecinos de Natá se han incli-nado a vivir en sus hatos . . . sinasistir en la poblaciÓn ni hacervecindad de cuya causa y por ha-ber disminuido con ello está hoyla dicha ciudad casi despoblada

y con pocas casas de manera quesi no es la Semana Santa y pocasveces entre año no acuden aella", (7) En 1650 el Obispo Her-nando Ramírcz estimaba que laVilla de Los Santos contaba con500 vecinos, pero hacía la ob-servación de que "los más de

ellos no tienen casa en el lugarpor su continua asistencia en elcampo en sus labranzas". (8)

Para contrarrestar "la relaja-ción de las costumbres cristia-nas y políticas" originada, sobrc

todo, por la dispersión, la Iglesiaemprende, durante el siglo XVIII,con grandes dificultades por cier-to, una intensa labor misionera y,con ella, una política de concen-tración de la población.

Se fundan así, en Veraguas yChiriquí, nuevas poblaciones in-dígenas y se vigorizan las existen-tes desde el siglo pasado. Estos

"pueblos de indios" o "doctrinasde indios", a cargo de un misio-

nero enviado desde Panamá - "apartir de 1766 se hacen venir mi-

sioneros desde Guatemala" (9) -

constituían en realidad misera-

bles agrupaciones de chozas de

paja o bohíos sobre los cuales aduras penas sobresalía la estruc-tura, muy pobrc por cierto, deuna pequeña iglesia. No obstan-te las dificultades encontradas,

estas "doctrinas de indios" van aexperimentar un sensible aumen-to en su número y en el de losindígenas integrados a ellas. To-memos, por ejemplo, el casode San Francisco de la Montaña:fundado, muy probablemente en1621, contaba en 1691 con 50habitantes, todos indígenas; para

1736 la población había aumen-

tado a 800 habitantes y, en1756, el número de habitantes sehabía elevado a 2277. Para eseen tonces en San Francisco de laMontaña vivían "2 curas, un sa-

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cristán mayor, 7 notables (blan-cos o asimilados) con sus fami-

lias, 33 esclavos, 28 otras familiasde españoles y mestizos y 208familias de indígenas", (10)

Paralelamente a esta labor enlos pueblos de indios, la Iglesia,ante la intensa dispersiÓn y pau-

perismo de la poca numerosa po-blación espaÜola y mestiza, reali-za una política de concentraciÓnpara favorecer su acciÓn cate-quisadora y permitir, a las auto-ridades civiles, una mejor admi-nistraciim de la justicia y del fis-co y una mejor organización de

la defensa territorial en caso denecesidad. (11)

Con todo, los resultados fue-ron decepcionantes por cuanto

que, si bien el número dc asenta-mientos aumentó considerable-mente, éstos no lograron alcanzarla condición de verdaderos cen-

tros urbanos. En 1794 se estimóque en el Reino de Tierra Firme,"en una ex tensión de más de 140leguas se cuentan sólo (aun in-cluyendo las cinco reducciones

que dependen del Colegio de Pro-paganda) 56 pueblos, entre loscuales, además de esta capital dePanamá, están Portobelo, Natá,Santiago de Veraguas y Santia-go de Alanje, que aunque de cor-tísimo recinto, y pobres edificiosy vecindarios, gozan igualmente

título de ciudades; siendo por logeneral todos los demás pueblosun pequeÜo y mal ordenado con-junto de infelices ranchos y bo-

híos de paja, entre los cuales (yesto en las más principales) so-

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bresalc a trechos una u otra redu-cida casita de madera y teja".(12)

Como evidentes testimoniosde la labor enprendida por las

autoridades rcligiosas durante es-te siglo XVIII quedan, en la ciu-dad de Panamá y en el interiordel país, numerosas iglesias cuyoscampanarios se elevan airosos so-bre los techos dc tejas de los aúnhoy día pequeÜos pueblos denuestros campos. Los retablos ydemás muebles litúrgicos queguardan algunas de estas iglesias,valiosos instrumentos de evange-

lización en aquel entonces, tradu-cen el pensamiento y vida de unasociedad rural que, sumida en lasformas y ritos de la religión cató-lica, nunca gozó de valiosos rc-cursos materiales ni humanos.

Afectados por el paso de losaÜos y la acciÓn destructora delos insectos, estos retablos de-

mandan, por parte del Estado Pa-nameÜo, una acciÓn inmediataque, al garantizar su preserva-

ción, permitirá a las actuales y

futuras generaciones la contem-

plación y apreciación de los mis-mos.

* * *

El ornato de los conventos y

templos que existieron tanto enla vieja como en la nueva ciudadde Panamá, así como de las igle-sias que se construyeron en losdiversos pueblos fundados en elinterior del país a medida queavanzaba el proceso de conquis-ta y colonización en el Istmo,

constituyó, sin duda alguna, una

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de las mayores preocupaciones

de los religiosos, quienes conta-

ron con la colaboración de los

feligTeses, por más que éstosvolcaron sus intereses y mayo-res esfuerzos en el aprovecha-

miento de las oportunidades queles brindaba al activo comercio

que se desarrollaba en las ciuda-des de Panamá, Nombre de Diosy Portobelo.

Ese afán de ornato y lujo seconcentró y concretÓ, basica-mente, en los retablos y demás

muebles litúrgicos, obras modes-tas en su mayoría tanto por loreducido de sus dimensiones co-

mo por los escasos logros esté-ticos que expresan. Los esculto-res, pintores y entalladores de

Quito y Lima, fundamentalmen-te, suplieron la demanda de obrasreligiosas para las iglesias pana-

meñas y, en menor grado, deEspaña llegaron también algunasobras. El resto, un número na-da despreciable, fueron creacio-nes de artistas populares pana-meños.

Nada existe de los retablos delsiglo XVI; ni siquiera referenciasdocumentales sobre los mismos.De los del siglo XVII sÓlo quedandos laterales en la Iglesia de San-

to Domingo de Guzmán, en elpueblo de Parita (13), y tres bre-ves referencias documentales delos altares y muebles litúrgÍcos

que existieron en la Catedral

y en el Convento de San Francis-co de la vieja ciudad de Panamáy en un pueblo de indios de Ve-ragua.

Según estas fuentes, desde elmes de febrero de 1603 el Con.vento de San Francisco contaba

con "una cruz de cantería que

costó trescientos cincuenta pata-canes ~ un retablo y gradas en elaltar mayor que vale mas de mily quinientos pesos - una capila

de Sant Antonio que costó ocho-

cientos pesos ~ con Sant Francis-co de bulto que costó ciento y

cincuenta ~ un retablo de SantCosme y San Damian que costÚciento y sesenta ~ un altar deSan Eloy de plata que todo va-le trescientos patacones". (14)

La Catedral, por su parte, tenía

un altar mayor, dorado, y ochocapilas con sus altares bien ador-nados, sobresaliendo entre ellos,en una capilla colateral, el dc la1nmaculada Concepción, con unaimagen de la Virgen sobre un rc-tablo de magnífica decoración, y

el de las Animas, en una capillade piedra con dos arcos de cante-ría sostenidos por una columnamuy artística y otras dos adosa-das a los muros; una grada de si-llería elevaba a esta capila delnivel dc la nave, Este altar conta-

ba con una pintura, ejecutadapor un hábil artífice de Lima,

que representaba de modo muyvívido el Purgatorio. (15) Res-

pecto al pequeiìo pueblo de in-dios de San Lorenzo de los Re-yes, en Veragua, Fray Adrián deSanto Tomás escribiÓ que en1630 empezó "a hacer una Ca-pila de madera de cedro, y ca-

boano, con sus colaterales, muycuriosos, una sacristía alta, coroalto y bautisterio, púlpitos, esca-

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ños, pila de bautismo, facistol,tumba, anda de muertos, ciria-les, tinieblero, todo de madera,muy bien acabado, una imagende bulto de San Lorenzo, los tresReyes de bulto, una imagen deNuestra Señora del Rosario de

bulto, y un Santo Cristo de bul-

to, doseles frontales, mantos pa-ra nuestra Señora, estandartes, y

en fin todo lo que una Iglesia hamanester". (16)

Ubicados en capilas de pocaprofundidad, e inspirados en lastrazas sevilanas de la época, los

dos pequeños e idcnticos retabloslatcrales de la Iglesia de Parita

dedicados, actualmente, al cultode la Virgen de la Candelaria y

al Sagrado Corazón de Jesús,probablemente datan de la se-gunda mitad del siglo XVII. Elúltimo de los retablos citados,de un solo cuerpo y única hor-nacina que se cerraba con "dosbellísimas puertas circulares, bru-ñidas en oro" (17), presenta unaornamentación compuesta porcartones recortados, meandros yagallones más dos columnas so-bre cuyos fustes torsos lucen,pintadas sobre un fondo claro,flores de intensos colores. Inte-birado por roleos y pináculos, m~suna cartela central, el pequeñoático que constituye el remate

de este retablo concluye, a su

vez, en un diminuto templeteque lleva roleos y una cruz.

Aunque alb'1nOS podrían con-siderarse como de más vieja datapor perdurar en ellos elementos

de épocas anteriores, la mayoría

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de los retablos existentes son del

siglo XVIII. Estos retablos, de di-mensiones modestas todos - me-

ros "muebles" la mayoría excep-

to scis o siete que constituyen

verdaderas "construccioncs deinterior" - pero no exentos al-

gunos de indiscutibles logrosestcticos, expresan la profundareligiosidad y el sentido artísti-co de la época, y constituycn,

además, valiosas evidencias dela realidad económica del Istmodurante aquella centuria.

Construidos para ser expues-

tos en la Íntima atmósfera delos interiores oscuros de las igle-sias, y, sobre todo, para ejercersu influencia sobre los fielesque arrodilados ante las imáge-

nes presentes en estos rctablosimploraban los favores divinos,estas obras han de ser juzgadas

más por su eficacia como "má-quinas para orar" que por losvalores estéticos que logran ex-presar.

Si el barroco y el rococó sonlos estilos predominantes en es-tos muebles litúrgicos, en lastrazas de ellos se percibe, ade-

más, claras influencias sevillanasy limeñas, a las que se debe agre-

gar otra particular concepción

del retablo en la que se ha visto

- mas no probado - una ciertarelaciÓn con modalidades proce-

dentes de regiones centroameri-canas. Sería, concretamente, elcaso del retablo mayor de la Igle-sia de Santa Librada, en Las Ta.bIas, y de siete retablos, inclu-yendo el mayor, de la Iglesia

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de San Francisco de la MontaÙa.(18 )

En la Iglesia de Parita, el reta-blo de San José, construido en

1725, de un solo cuerpo y úni-ca hornacina trilobulada que al-berga a la imagen titular, presen-ta 'cuatro columnas salomóni~

cas ricamente ornamentadas con

uv;s y granadas, y una decora-

ción en hase a roleos y motivos

vegetales ejecutados en talla ypintura; un pequeÙo templeteflanqueado por elementos planos

recortados y pináculos remata elconjunto. El de la Virgen del Car-men, que probablemente datatambién de esta fecha, es de unsólo cuerpo, con baldaquino cen-

tral y columnas salomónicas quedelimitan vanos; éstos se cierranmediante puertas que llevan pin.turas interiores y que representana Santas de la Orden.

En la Vila de Los Santos, elretablo mayor de la Iglesia deSan Atanacio es de tres cuerpos.En el cuerpo inferior cuatro co-lumnas salomónicas, sobre cuyosfustes torsos se envuelven volup-tuosamente las vides y pámpa-

nos, delimitan tres amplias calles:en la central se ubica un alto ymuy adornado tabernáculo en elcual se destacan, sobre una tramade complejas formas vegetales,amorcilos que juguetean o de-sempeÙan el papel de graciososatlantes; en las calles laterales

hornacinas de arcos trilobuladosalbergan las imágenes de SanAgustín y San Atanacio. Los doscuerpos superiores de este reta~

blo son más pequeilos y en ellosseis columnas salomónicas, quelucen ornamentación similar a lasdel cuerpo inferior, dividen el es.pacio en tres calles y dos entre-calles. Hornacinas con arcos demedio punto se aprecian en lascalles laterales y, trilobuladas, enla calle central. En las entre callesse han dispuesto repisas y sobre

cada una de ellas descansa, enposición erecta, un ángeL. Unatarjeta ovalada, flanqueada pordos amorcilos y sobre la cualdescansa una çorona, pináculosy elementos planos recortadosconstituyen el remate de este re-tablo, construido, quizá, en1733, fecha que puede apreciarseentre la ornamentación presenteen el arco toral, cuyos motivos

decorativos, además, guardan si-militud çon los del retablo ma-yor, En el mencionado arco toraltambién se aprecian los nombresde Ismael de J oseph Mendieta yGermán MuÙoz; nombres éstosque deben corresponder al maes-

tro que lo ejecutÓ y/o al que pa-

trocinó la obra.

Los colaterales de las iglesiasde Los Santos y de Natá, de loscuales los dedicados a la Inmacu-lada tienen fechas de 1721 y1751 respectivamente, const~t,u-yen otra interesante çoncepclOn

del retablo barroco en Panamá.

Concebidos como capilas-bal-daquinos adosadas. a los muros,sus bóvedas de madera "albergana las mesas de los altares, las cua-les sirven de apoyo a otro tem-plete que a su vez encierra un ter-

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cero con la imagen titular. Lossucesivos espacios, así integrados,establecen una muy interesanterelación de elementos decorati-vos a los cuales enriquece una

completa trama ornamental deoro sobre un fondo de color".(19)

En estos retablos, y en muchosotros, las columnas salomónicas,por lo general con capiteles deorden corintio, se prodigan con

la intención de dotar de movi-

miento y suntuosidad a los mis-mos. Las columnas salomónicaspresentes en los retablos de San-

ta Bárbara y de San Antonio, enla Iglesia de San Francisco de LaMontaña, así como las del reta-blo de Jesús Nazareno en la Igle-sia de Natá, llevan unos motivosornamentales, de poco volumen,que no logran escapar a la atrac-ción que sobre ellos ejerce elfuste masivo, tectónico de estascolumnas. En cambio, los reta-blos de la Inmaculada, de la Vir-gen del Rosario y el que actual-mente abriga la imagen de San

Juan Bosco, en la Iglesia de Na-tá, y los de la Pasión o SantoCristo y el de Nuestra Señora delas Mercedes, en la Iglesia de Pa-rita, llevan en sus columnas sa-lomónicas una ornamentación de

mayor volumen: las uvas, grana-das y hojas se hacen más ampliasy desprendidas del fuste torso deestas columnas. En el retablo dela Pasión, en la Iglesia de Natá,por ejemplo, las columnas mar-

can el tercio inferior de su fus-

te, y, a partir de él, éste se agita

voluptuosamente en un ritmo he-

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licoidal que arrastra tras de sí to-

da una fronda vegetal de vides,hojas y pámpanos. En las colum-nas salomónicas presentes en elretablo del Santo Cristo, en laIglesia de Los Santos, observa-

mos que el fuste de las mismasse ha taUado en forma tal queprácticamente carece de núcleo

y, en tomo a este vacío, dos es-pecies de guirnaldas - una frente

a la otra - ejecutan, en giro he-

licoidal, como una fantástica eingrávida danza que cautiva losojos del espectador.

A mediados del siglo XVIII seconstruyó la pequeña Iglesia deSan Francisco Javier, en la pobla-ción de Cañazas, en Veraguas.

Concluida y bendecida el 2 de

mayo de 1754, la iglesia, hechade barro con techo de paja, me-

día "veinte varas de largo y diezde ancho". En su interior lucíaun "retablo de madera pintado a

el óleo y en las paredes la pasión

de cristo crucificado". (20)

Un tallista limeño, probable-mente establecido en la ciudadde Panamá durante el tercer cuar-to del siglo XVIII, dejó en ella

varias obras, e influyó, a través

de ellas, en otros trabajos reali-zados en el país. Serían obras su-

yas, en la capital, el retablo ma-yor de la Iglesia de San José y losde San Nicolás de Tolentino y dela Virgen del Carmen, en la mis-ma iglesia; así como el retablo dela capila del convento de Santo

Domingo.

El retablo mayor del templode San José es de dos cuerpos y

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tres calles. La ornamentación demotivos barrocos se concentra

sobre las hornacinas laterales delcuerpo inferior, donde las corni-sas se curvan en forma de arco

conopial, y, sobre todo, en lacalle del centro, que cuenta confrontones de lados casi vertica~les, grandes hornacinas trilobula-das y columnas salomónicas de-

coradas con rosas; columnas éstaspresentes también en las calleslaterales. (21)

Una versión simplificada y máspequeña de este retablo lo es elde la Capila del Convento deSanto Domingo, también de doscuerpos y tres calles.

Del tercer cuarto de este sigloXVIII deben ser las fechas deconstnicción del retablo mayorde la Iglesia de Las Tablas y desiete de los retablos de la Iglesiade San Francisco de la Montalía;a saber: el retablo mayor y los dela Pasión, la Inmaculada, la Vir-gen del Rosario, la Virgen del

Carmen, el de Santa Bárbara y elde las Animas.

En todos estos muebles litúrgi-cos el artista empleó profusamen-te los elementos calados, ya sea

en forma de enrejados, cuadrícu-

las, guardas, etc., o bien median-te la supresión de los fondos.

Con ello pretendía aligerar losvolúmenes que, de otra manera,serían pesados por su diselío, ya los cuales les otorgaba movi-

mientos al ubicarlos según diver-sos planos. Además, los textura-ba mediante incisiones transver-sales, hechas con gubias curvas,

procurando alcanzar una mayorplasticidad a través de juegos de

claroscuros. Si a ello le sumamosla variada e intensa policromía, ylos reflejos del oro en las zonasde mayor relieve, se comprende-rá de cuánta gracia y movildadestaban dotados originalmenteestos retablos. (22)

El retablo mayor de la Iglesiade Santa Librada, en Las Tablas,

constituye un excelente ejemplar

del barroco en Panamá. Mide,aproximadamente, 8.45 metrosde ancho por 6.75 metros de al-to, y consta de dos cuerpos y trescalles.

En el cuerpo superior la callecentral, que guarda la imagen

de Santa Librada, está flanquea-da por dos esbeltos soportes que

semejan ser estilizaciones de si-renas. Dos grandes roleos vege-

tales se elevan casi verticalmen-

te a partir de estos dos soportes ydaban apoyo a una especie de do-sel que abrigaba a esta calle uhornacina central. En cada unade sus paredes laterales se locali-zan dos cariátides de dimensionesmás reducidas y sobre las cualesdescansa un entablamento am-plio ornamentado con motivosvegetales y geométricos.

A los lados de esta calle cen-tral se sitúan, flanqueadas por unpar de soportes adosados y deco-

radas con flores y listones de mo-tivos circulares, sendas hornaci-

nas de arcos trilobulados: la iz-quierda aloja la imagen de San-ta Rosa de Lima y la derecha lade Santa Bárbara. Estructuras

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con molduraciones horizontalessobrepuestas a diversos nivcles seaprecian en la base y sobre cada

una de estas hornacinas que, si-tuadas al fondo de las calles la-terales, están precedidas por so-portes exentos decorados con lis-tones de motivos circulares y ele-mentos foliáceos de ondulantetrazo. Sobre estos soportes des-

cansan dos grandes roleos vegeta-les, uno en cada calle lateraL.

En el cuerpo inferior, la callecentral presenta una estructurasimilar a un baldaquín; éste está

profusamente decorado en suparte frontal con diseños de ho-

jarascas que asumen la forma deun arco trilobulado. Dos estili-zadas arpías, que deSGansan so~

bre un banco central de trespeldaños, constituyen los sopor-tes anteriores del baldaquín. Bajoéste se localiza el tabernáculo

que lleva dos estilizaciones de si-renas y sobre las cuales descansa

un arco moldurado y con deco-

ración vegetal. El tabernáculo

posee como remate una coronay tenía talladas en sus puertas,que cerraban en semicírculo, ho-jas y frutos de la vid, y, centrada,una gran custodia.

En las calles laterales de estecuerpo inferior se sitúan, al fon-do, dos hornacinas de arcos tri-lobulados adornadas con ondu-lantes motivos vegetales y un pc-queño querubín que se hace pre-sente en la clave de cada arco.

Estas hornacinas - la izquierdaaloja la imagen de San Antoniode Padua y la derecha la de San

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Juan Evangelista -, llevan en suparte inferior una decoración si-milar a las del cuerpo superior yestán flanquedas, cada una deellas, por dos cariátides: las situa-das hacia ci interior del retablo,concebidas como un rostro feme-nino que emerge de un haz dejuncos, constituyen los soportes

posteriores del baldaquín de lacalle central, en tanto que lasubicadas hacia los lados exterio-res del rctablo son los soportes

posteriores de una viga moldu-rada que, proyectándose hacia ciespectador, es sostenida en su ex-tremo anterior por una pilastra,prácticamente oculta ésta por ungran roleo vegetal que le sirvede ornamentación.

El banco central de tres pelda-ños, ya mencionado, y cuatropilares atlantes que lucen tocadofrancés - dos de ellos están ado-

sados al banco central - sirven

de sostén o base a toda la estruc-tura dcl retablo. Dos cortoscorredores, flanqueados cada unode ellos por dos de estos pilaresatlantes, se abren a la izquierda ya la derecha del banco central.Decorados con diseños foliáceos,querubines, guirnaldas y rombosconcéntricos, cada corredor con-

cluye en una puerta que, orna-

mcntada en base a rectángulos ycuadrados, da acceso a la sacris-tía.

Cada pilar atlante situado en labase, hacia el lado exterior del

retablo, lleva contiguo, en igual

sentido, una estructura con mol-duraciones longitudinales y moti-

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vos decorativos con formas dehojarascas.

El conjunto integrado por losnueve retablos y otros muebles

que existen en la Iglesia de SanFrancisco de la Montaña cons-

tituye una muy significativa ex-presión del barroco popular nosólo panameño, sino, además,amencano.

El retablo del Santo Cristo es

una obra en donde la madera ylos espacios abiertos se resuelven

en una fórmula grácil e ingenuaque hace a la estructura livianay transparente. Como real "má-quina para orar", en la predela

del mismo fueron tallados lossímbolos de la Pasión con sumaminuciosidad para que sirverancomo recurso nemotécnico a esamasa de fieles analfabetas queno podían entender del cristia-nismo más que lo visible.

El de la Inmaculada es un pe-

queño retablo que expresa a ca-balidad el espíritu barroco; todoen él atrae e intriga al espectadorque no cesa de encontrar en susformas, llenas de toda suerte de

claroscuros, detales ingeniosos

bien compuestos entre sí. En elfrontal de su mesa o altar, queluce ornamentación perimetralen base a flores y hojas, se apre-cia, centrada, una talla de la In-maculada que porta alas y des-cansa sobre una esfera. En lapredela, sobre compleja trama deformas vegetales y de animales

que semejan delfines, se localizauna talla con la muy conocida

escena en que Santa Ana, sentada

en una sila, enseña a la Virgenniña a leer mientras San Joaquínobserva con gran interés. A par-tir de la predela e inmersos en

una fantástica fronda vegetal seyerguen dos cariátides y dos ni-ños atlante s que, tras determinarlas tres calles con que cuenta elprimer cuerpo de este retablo,sostienen una muy movida corni-sa que se curva en la calle centraly que lleva sobre sí una gran ve-nera. La calle central, flanqueadapor los dos niños atlantes, seabre en forma de hornacina que

abriga la imagen de la Inmacula-da. Al fondo de las calles latera-les se localizan, en la derecha, laimagen de San Sebastián, y, enla izquierda, la de San Juan deDios. Sobre este primer cuerpo

se estructura un segundo nivelque lleva una hornacina centralflanqueada por foliaciones y unpar de cariátides similares a lasdel cuerpo inferior; estas caráti-des sostienen una cornisa de mo-vidas líneas y sobre la cual seaprecian, como remate, flores yformas vegetales. En esta horna-cina se encuentra la imagen, a

caballo, del Apóstol Santiago.El también pequeño y bello

retablo de Santa Bárbara, de ricaornamentación de hojas y flores,es de un solo cuerpo y única hor-nacina que abriga a la imagen

titular. Dicha hornacina se cierracon dos puertas que llevan en elexterior y en el interior pinturas;éstas últimas ilustran pasajes dela vida de esta santa: en una se

le representa en el momento enque le explica a su padre el signi-

19

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ficado de los tres vanos de la to-rre; en la otra se desarrolla la es-

cena en que es decapitada porsu padre y éste es alcanzado por

un rayo. El retablo Ueva comorcmate una tarjeta ovalada, pro-fusamente orlada con motivos ve-getales, y en la cual se aprecia

una espada y una corona.

El de la Virgen del Rosario,

estructura de dos cuerpos y re-mate, presenta una decoración

de motivos vegetales trazados agran escala y una profusiÓn deelementos calados. En el cuerpoinferior se sitúan la Virgen y,

a sus lados, dos Arcángeles. En

el cuerpo superior estuvo la ima~

gen de San Agatón. (23) El re-mate lo constituye el anagrama

de María situado bajo un arcode hojas y flores que Ueva sobrc

sí una corona.

El de la Virgen del Carmen

"llama la atención tanto por laescala desproporcionada de sus

elementos como por las incisio-nes transversales que surcan lasuperficie de todos sus temas

decorativos, quizá debidas al de-seo de intensificar el claroscuro".(24) Este retablo, que consta dedos cuerpos con sendas hornaci-nas centrales en cada uno deellos, posee un remate, en formade escudo, que se ha considerado"un verdadero alarde técnico" ycomo "una de las más atrevidaspiezas de talla" presentes en esta

Iglesia de San Francisco de laMontaña. (25)

El retablo de las Animas, que

es el más deteriorado de todos,

20

"llevaba un cuadro alusivo a suadvocación. Le robaron el año

1937, al hacer las paredes de laiglesia, cortando del marco, quedejaron, el lienzo, (de 1.50 x1.90 metros)", (26) Para 1764este altar ya hab ía sido donado

por Phelipe Parada. (27)

Profusamente ornamentadocon motivos vegetales, querubi-nes y cariátides, el retablo ma-yor, de unos 5.50 m. de ancho

por 6 m. de alto, consta de doscuerpos y tres calles. En la basese localizan: el altar, de rica ta-lla y en forma de sarcófago, un

banco central, y, a cada lado delmismo, dos alargadas cariátides,tras las cuales se ubica una puer-ta de atractiva decoraciÓn y queda acccso a la sacristía. En elprimer cuerpo se sitúan tres bal-daquinos que llevan, cada uno deellos, un par de alargadas cariáti-des; el baldaquino central, dc ma-yores dimensiones, cobija un ta-bernáculo de 1.20 m. de ancho y

2m. de alto aproximadamente; elbaldaquino izquierdo guarda laimagen de San Rafael y el dere-cho la de San GabrieL. En el cuer-po superior cuatro cariátides, dedimensiones menores, determi-nan tres espacios que ocupanrespectivas hornacinas: en la cen-tral se ubica la imagen de SanFrancisco de Asis; en la izquierdala dc San Juan Nepomuceno yen la derecha la de Santo Domin-go de Guzmán. Estas dos últimasimágenes miden 89 cm. de alto,incluida la peana. Coronaba el re-tablo la imagen de la Santísima

Trinidad "pero al haccr, en 1937,

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el tejado, éste quedó bajo, y elretablo fue recortado sin mira-

mientos. La paloma, símbolo del

Espíritu Santo, fue colgada de

cualquier modo y clavada en eltecho la imagen del Redentor yla cabeza del Padre Eterno. La

obra se dio así por rematada".

(28)Este retablo es de factura tos-

ca, excepto el tabernáculo que

ofrece una talla mejor ejecutada

y con motivos rococó. La calidadde este trabajo y sus motivos de-

corativos, que guardan similitudcon los del retablo de San José

- excepto su altar - permitirían

señalar que ambos, es decir, elmencionado tabernáculo y elretablo de San José, serían obras

construidas con posterioridad alretablo mayor, cuyo esquema seasemeja al retablo mayor de laIglesia de Santa Librada de LasTablas, ya descrito.

Los cinco retablos con estípi-tes que existtm en Panamá debenfechar, probablemente, hacia elúltimo tercio del siglo XVIII.

El de la Virgen del Carmen,en la Iglesia de Natá, es un pe-

queño retablo de un sólo cuerpoy remate. La predela está orna-mentada con niños atlante s ymascarones que emergen de for-mas vegetales. Los cuatro cortosestípites presentes en el únicöcuerpo de este retablo delimitantres calles; en éstas se abren hor-nacinas, una en cada cale, conarcos de medio punto y despro-

vistas de interés alguno. La hor-nacina central, de mayor dimen-

sión, está decorada con una del-gada guirnalda de flores, hojasy frutos. Las dos laterales lucenrepisas de movido perfil curvilí-neo pero desnudas de ornamenta-ción. La abundancia de los moti-vos decorativos adheridos a losestípites, la laxitud, el ritmo

descendente de la ornamentaciónen general, sumadas a la poca

altura tanto de los cstípites comodel mismo retablo, hacen delconjunto una obra poco grácil,francamen te pesada.

En la Iglesia de San Franciscode la Montaña el bello retablo deSan José posee un par de estípi-tes en donde las líneas curvas

presentes logran integrarse congran acierto al perfil rectilíneo deestos soportes. De un solo cuerpodividido longitudinalmente en

tres calles, presenta una rica pe-ro poca profunda ornamentaciónde motivos rococó trazados agran escala, entre los cuales seaprecian instrumentos que alu-den al oficio de San José. En la

calle central se abre una horna-cina que alberga la imagen del

santo titular; en las cales latera-les, sobre repisas ejecutadas en

forma de rostros de ángeles selocalizan, a la izquierda, la ima-

gen de San Pedro Mártir, y, ala derecha, la de San Roque.

Un pequeño templete, con laimagen de Santo Domingo deGuzmán - originalmente la ima-gen presente era la de San MiguelArcángel -, flanqueado por 1'0-leas marinos y pináculos y coro-nado por una tarjeta ovaladaflanqueada a su vez por simples

21

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roleos, constituye el remate deeste bien logrado retablo. La me-sa o altar lleva en su frontal "unadeliciosa talla de la Sagrada Fa-milia. En ella el Santo Carpinteroy el Niño sierran, mientras laVirgen, que presencia la escena,repasa ropa". (29)

Si el retablo mayor de la Igle-sia de Dolega, que cuenta con

dos estÍpites, parece ser una es-tructura ingenuamente construi-da en este siglo con elementos deuna fábrica antigua, el mayor

ejemplar de los retablos con estí-pites lo es el de la 1nmaculada, enla Iglesia de Parita. En él se apre-

cian seis esbeltos estípites de per-fil rectilíneo y equilibrada orna-mentación. El retablo, de ricapolicromÍa en oro y rojo sobreun fondo de color celeste, cons-ta, horizontalmente, de dos nive-

les o cuerpos y un remate o coro-namiento. El nivel inferior pre-senta cuatro estípites que deter-minan tres calles: en la centralse ubica una hornacina-baldaqui-

no con cúpula y arco trilobulado;en las calles laterales se aprecianhornacinas con arcos de medio

punto. El nivel superior sólo

posee un cuerpo central en elcual se abre una hornacina flan-queada por un par de estípites.La integración de este nivelcon el inferior se logra con lautilzación de un par de amplios

pináculos y elementos planos re-cortados con formas vegetales yroleos marnos. El remate de esteestablo lo integrn una cruz quedescansa sobre una tarjeta ovala-da, flanqueada ésta por elemen-

22

tos planos recortados y un parde pináculos.

El retablo de la pequeña Capi-lla de San Juan de Dios, en Natá,es el quinto de los retablos con

estípites existentes en Panamá.

Con estos retablos concluye elbarroco en Panamá y, tÍmida-mente, un nuevo estilo, el neoclá-sico, se manifiesta en las últimasdécadas de la colonia. La pobrezamaterial del país no permitirá,tampoco en esta época, la reali-zación de suntuosas obras. La

Iglesia, empobrecida, sólo em-prenderá la ejecución de muypocos retablos; éstos, construi-dos de madera y yeso, serán par-camente fieteados en oro y conpinturas se procurará imitar a losmármoles, el jaspe o los alabas-tros. Los retablos, así construi-

dos, poseerán más pretensión queauténtica belleza.

En estas obra neoclásicas, don-de imperan las rítmicas colum-natas, precisos entablamentos yclásicos remates, casi nada quedadel vibrante simbolismo icono-

gráfico cristiano que apreciamosen los retablos barrocos aquí

considerados. Las imágenes deSantos y los escasos símbolos

religiosos quedan, en estos re-tablos neoCiásicos, encuadrados

dentro de un esquema de rigorformal y meSura lógica bien aje-na a la delirante fantasía del

barroco.

El retablo mayor de la Cate-

dral de Panamá, construido en1791 "a un costo de $7000 pe-

sos por el Obispo Manuel J oa-

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véase, Miró, Rodriga: "Panorama de la vida intelectual", en Aspectos de la CulturaColonial en Panamá, Academia Panameña de la Historia, N° 1, Litho-Iinpresora Pa-namá, s, A" Panamá, 1976.

Caries, Rubén D,: 220 Ai'os del Período Colonial en Panamá, Th(, Star and HcraldCo" Panamá, 1949, pp, 16.

Cicza de León, Pedro: "Crónica del Perú", en Crónicas de la Conquista del Perú,Editorial Nueva Espana, S,A., México, slf., pp. 143.

Castilero R., Ernesto j,: "Tercer Centenario del Palacio de las Garzas", en Lotería,

Panamá, enero de 1973, pp. 2,

Jaén Suárez, Ornar: "La Ciudad de Panamá en el Siglo XVLL", en Antología de laCiudad de Panamá, Tomo 1, Impresora de La Nación, Panamá, 1977, pp. 283.

Véase, Castilero c., Alfredo: Estructuras Sociales y Económicas de Veragua; desdesus Orígenes Históricos, Siglos XVi y XVII, Impresora Panamá, S,A" Panamá, 1967.

Castilero C, Alfrcdo: La Fundación de la Vil de Los Santos y los Orígenes Histó'

ricos de Azuero, Editorial Litográfica, S.A" Panamá, 1971, pp. 109.

Ibidem, pp 111.

quín GonÚlez de AcuÙa (30),es de tres cuerpos y tres calles.De planta cóncava, la estructurade este fetablo, que mide aproxi-madamente 8,35 m. de anchopor 13,70 de alto, cubre el teste-ro con formas que semejan pilas-tras adosadas al muro, a las quese le suman, tímidamente separa-das de éste, seis columnas exen-tas que se elevan de un alto z6ca-

lo hasta sostener un entablamen-to que, tras curvarse en la calleceiitral, separa al primer cuerpodel segundo. Estas columnas, concapiteles de orden corintio, pre-sentan en el tercio superior delfuste listones colgantes. En elcuerpo inferior la ealle central,tlanqueada por dos pares de co.lumnas de igual orden, se abre enfonDa de hornacina con arco demedio punto y bajo la cual sealoja un templete de estilo neo-clásico, En el segundo y tercercuerpos de este retablo otrasseis columnas similares determi-

1.

2,

3.

4.

5.

6.

~. 7.

8.

nan un nÚmero de calles igual alexistente en el cuerpo inferior.En estos dos cuerpos superioresel entablamento que los separase interrumpe en la calle centraly en el espacio así logrado se

localizan, de abajo hacia arriba,los siguientes elementos: una ta-lla que representa al Cordero deDios, una gran pintura de laAsunciÓn de la Virgen de 1.92

metros de ancho por 3 metrosde alto, y una talla del Esp íritu

Santo. En el remate se ubicanseis pináculos y, centrada, unatarjeta que lleva, en su interior,dos llaves en trecruzadas y, sobreellas, la tiara papa!. Todo el reta-blo se abriga bajo una media bÚ-veda que lleva nueve nervaduras

longi tudinales,

El retablo mayor de la Iglesiade Natá, que es de dos cuerpos

y tres calles, guarda similitud ensu esquema con el de la Catedralde Panamá.

NOTAS

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9. Jaén Suárez, Omar: La Población del Istmo de Panamá del Siglo XVI al Siglo XX,Impresora do La NaciÚn, Panamá, 1978, pp. 75.

io. Ibidem pp, 72 y 73.

11. lbidem pp. 64.

12. Castilero e, Airrado: La Fundación de la Vila de Los Santos y . , " pp. 134 Y 135.

13. Schenom', Héctor: "lntroducdÓn al Arte Religioso de Panamá", en Museo de ArteReligioso Colonial, Impresora (i( La NaciÓn, Panamá, sir.

14. Susto, Juan Antonio: "Cartas HistÓricas", en Estudios, Ai'io VII, N° 24, Panamá,mayo y junio de 1929, pp. 33.1.

i .1. Sosa, Juan 13.: Panamá L. Vieja, Imprenta Nacional, Panamá, 1919, pp. 4!!.

16. Uteldro, Adrián de: "Conquista de la Provincia del Guaymí" ('n Hombre y Cultura,

Tomo l, N° 4, Panaiiá, 1965, pp. 118.

17. Cutjérrez, Samuel: Arquitectura Panam(,lÌa, Descripción (' Historia, Editorial Lito-gr.tica, S, A" Pan,iim¡, 1967, pp. i 31.

IR. SclH:none, ¡¡éclor: Op. ci!.

19. Ibidem.

20. Castillero c., Altredo: La Fundación de la Villa de Los Santos y . , ., pp. 11 R,

21. Angulo liiiguez. Diego: Historia del Arte Hispanoamericano,

22. Sdienone, Ilcctor: Op. cit.

23. Fernández do Palomeras, Vidal: "La Iglesia de San Francisco do Voraguas y otrascosas", i'n LoterÍ;l, Sogunda Epoca, N° 3'2, Panamá, julio do 1958, pp. R2.

24. Angulo Irìiguez, Dj('go: Op. oiL

25. SoIienom" Héotor: Op. dI.

26. I'crnández de Palomeras, Vidal: Op. oit., pp. X2.

27. Ibideni, pp. 72.28. Ibidom, pp. n,

29. Ibidem, pp. 82.

30. Castillero R., t-nesto 1.: "SuC\'sos y Cosas do Antaiìo", on Lotería, 2a. Lpooa, Vol.

V, N° 52, Panamá, marzo de i 960, pp. 33.

,

J

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comunidad de pueblos. Valga lapcna recordar que en Espafia han

llegado a connuir una serie dcideas de diverso ordcn: en 10

científico, lo místico, lo artísti-co, lo intelectuaL. Estos facto-

rcs han podido determinar, den-

tro de la propia historia social de

Espafia, una serie de modos depensar, ciertas formas de plan-

tearse "a la espai'ola", por así de-

cirlo, los grandes temas de la fi-losofía. Influencias provenicntes

no s610 del mundo propiamcntceuropeo, sino ini1uencias de lacultura musulmana, de pcnsado-res hebreos y la indiscutible pre-sencia del pensamiento antig110 ypagano. Sobre este Último punto,podemos recordar que hacia elsiglo primero dc nucstra Era, yaEspafia había dado al mundo ro-mano un gran filósofo, LucioAnneo Séneca (4-65), portavozprineipal del llamado "estoicismonuevo", promotor de fecundasideas morales y dc una filosofíapráctica. De modo que hacia laEpoca Imperial romana, los his-panos habían hecho su contribu-ci6n --una de las tantas- en elamplio campo de la filosofía (1 ).

Importa tomar en cuenta que

-como veremos más adelante---,no sólo se advierte en Espafia

la presencia de los influjos ára-bes, hebreos o europeos, sino

que este pueblo, a travcs de al-gimas de sus figuras m,is repre-sentativas, por ejemplo, Lulio,el p, Vitoria, Vives, Suárez, Fei-

jóo, ejercieron peso ideológico

en el dcsarrollo de la filosofía delresto de Europa, tal como vere-

30

mos un poco más adelante. Es-pai'a, pues, no se limitó a ser me-ra recepcionista de la filosofía deotros lares sino que también,

en cierto modo, contribuy6 aldesarrollo de ésta y en algimos

aspectos incitó, estimul6 y alen-

tó la ampliaci6n, el adelanto y

el progreso de la filosofía euro~

pea.

Otro hecho iiO menos notabley de suma importancia, es el quese refiere a la presencia de ciertosfactores que favorecieron una es-pecie de "leyenda negra" en tor-no a la vida filosMica espaiiola,

Se trata de algo así como un pre-juicio insistcnte y con cierto

tono irónico e hiciera decir aVíctor Ddbos aquello de que"para conocer la totalidad de lafilosofía es necesario poseer to-dos los idiomas, con excepción

del espaí'ol" (2). A este respecto,Alain Cuy .-cuya obra nos haservido en lo fundamental para

realizar este trabajo--, señala al-gunas de las causas por las cualcsel pensamiento filosófico de los¡"rrandcs pcnsadores hispanos noha sido lo suficientemente pro-

yectado y es, en verdad, poco

conocido: Esta "leyenda ne-gra" que dc modo permanentcse ha abatido con cierta crueldady malicia sobre España, ha llega-do a convertirse hoy en una delas tantas mentiras que en tornoa esa comunidad de pueblos sehan dicho. Por otra parte, losodios nacionales han contribui-do también a esta ignorancia delcontenido vivo de la fiosofía

en España, ya como especula-

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ciÚn, como práctica o como mo.do de vivir. Igualmente, el aisla-mien to geográfico con respecto

al resto de Europa, el ocaso po-

lítico de su Imperio colonial,la acción todopoderosa de la In-quisición,el eclipse económico

del país, todo esto ha militado,por así decirlo contra la Españapensante, reflexiva, responsable,

que ha hecho creer a muchosque este país --o países españoles

como dicen algunos-u, no ha sidocapaz de dar hombres de magnotalento filosófico y científico, in-

capaz igualmen te de realizar abs-tracciones metafísicas al modoclásico o tradicional y sin tomaren cuenta que, por ejemplo, en elcampo de la mística España ha

sido fecunda. Se impone, en con-

secuencia, una reconsideración

de este secular prejuicio, La pos-

terior historia de España, sobretodo la del presente, se ha en-

cargado de echar por tierra es-ta suma de errores aritmética~mente mal hilvanados (3).

Habida cuenta de todo lo di-cho anteriormente y consideran-

do también que la vieja Hispaniaha hecho contribuciones conside-rables y muy positivas en el uni-verso filosÓfico de Occidente, co-menzamos por mcnClOnar y ex-plicar someramen te a dos de lasfiguras cumbres dentro de laEspaña musulmana. Uiia de ellasel hispano-árabe, Averroes y el

otro, hispano-hebreo, Maimóni-

des, En una u otra forma, ambos,si no fueron propiamente "es-

pañoles ", sí desenvolvieron sus

actividades filosóficas y cien-

tíficas dentro de España y, en

cierto modo, bien pudieron ha-

ber interpretado y sentido muyadentro la atmhsfera espiritual,científica y moral de esta hete-rogénea realidad que ha sidodescrita y analizada con manomaestra por algunos autores co-mo Claudio Sánchez Albornoz yE. Lévi Provencal, amén de A.González Palencia y E. GarcÍa

Gómez.

Averroes, nacido en Córdobahacia 1126 y que murió en 1198,desarrollh una in tensa actividadcientífica y filosÓfica y en cuyaépoca se compuso el POEMADEL CID (1150) Y se funda Gi-braltar (1161), Su verdaderonombre fue el de Thn Rochd,ejerciendo el cargo de juez en laciudad de Sevilla y en CÓrdoba,Se sabe que por sus doctrinaspanteístas, rayanas en el materia-lismo, provocaron una reacción

en su contra. La razón nos pare-

ce obvia: estas interpretaciones

implicaban de hecho una formu-lación racional de los dogmas,

una explicación de éstos por lavía lógico-deductiva. Esto deter-minó la acusación de heterodoxoy su consiguiente expulsión de

España. Como muchos otrospensadores de su época, AverroesintentÓ establecer una especie de

conciliaciÓn o concordancia en-tre la filosofía y el dogma fija-do en el Corán, Hombre muydado a la especulacihn racional,Averroes se inclinó a considerar

el mundo a modo de una realidadeterna, aseveración que daba porsupuesto el principio de la no

creación y, en su lugar, la doc-trina, un tanto platonizante, de

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que el mundo es una "emana-ción" de una Primera Causa y a

la cual él llama Dios.

Por otro lado, Averroes impug~na la inmortalidad del alma. Mu-chas de sus ideas, enlazadas con

el pensamiento de Aristóteles, cltrata dc liberarlas de las llamadasfalsas interpretaciones y defor-

maciones en las que cayeron im-portantes aspectos de la doctri-na original del Estagirita. Es, den~

tro de esta convicción que Ave-

rroes establece el concepto tio~sófico de que no hay una natura-leza un mundo salido de la nada,

sino que, por el contrario, exis-te una relación de coetaneidad

c identidad entre Dios y la Na-

turaleza. Tomando en cuenta elhecho de que hubo en su cpocauna actitud de intolerancia de ti-po religioso, Averroes llegó a de-fender, a sustentar y aplicar la lla-mada doctrina de la "doble ver-dad". Esta doctrina, que habría

de tener una honda repercusión

en la Europa Occidental y me-

diante la cual, los fiósofos evi-taron persecuciones y malos mo~mentos. Explica esta actitud laopinión que ticne josé Ingenie-

ros sobre lo que él denomina "lahipocresía de los filósofos","capciosa prudencia, nos dice,que los indujo generalmen~e. a

disfrazar algunas de sus OplllO-nes buscando la manera de con-,

ci1iarlas dialécticamente con eldogmatismo social, para no sus-citar las represalias de la autori-

dad política o religiosa" (PRO-

POSICIONES RELATIVAS ALPORVENIR DE LA FILOSO-FIA, pág. 18). Tanta importancia

32

llegó a tener el sistema filosófico

llamado "averroÍsmo" que nos

dice José Ferrater Mora que "essabido que la difusión del tomis-mo estuvo envuelta en las dis-cusiones en torno al averroÍsmo

y que el sistema de Santo Tomásha sido considerado por algunos

como un averroÍsmo teológico"(4). Esto implica a nuestro jui-cio una evidente influencia filo-sófica de este hispano-árabe en

importantes centros intelectualesde la Europa Medieval, y de allítambién que Guido de Ruggiero

se refiera, en su SUMARIO DELA HISTORIA DE LA FILOSO-FIA, a la manera como fueroncondenadas por "heréticas" algu-nas disposiciones del tomismo,"infestadas de averroÍsmo".

Importante y no menos ll-teresante es el hispano-hebreo,

Moiscs Maimónides (1135-1204),nacido en Córdoba, España yquien fuera mcdico personal delfamoso sultán Saladino, en Egip-to. De Maimónides ha dichoEttiene Gilson que si este autor"no hubiera enseñado una doc-

trina del alma tan fuertemente

inspirada en la de Aristóteles,lo que lo condujo a una concep-

ción muy especial de la inmorta-lidad, podríamos decir que la fi-losofía de Maimónides y la deSanto Tomás coinciden en todoslos puntos verdaderamente im-

portantes", aseveración que nocs compartida por algunos auto~

res de nuestros días.

El escrito más importante deMaimónides es GUlA DE PER-PLEjOS o GUlA DE DESCA-RRIADOS, hacia 1190 en lengua

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hebrea. Maimónides llama "des-carriados" a los indecisos o, en

otros términos, a aquellos pensa-

dores cuyas investigaciones loshan conducido a enfrentarse conlos principios religiosos, pero

igualmente con quienes, habien-do llegado a estudiar filosofía yque tienen un firme sistema de

conocimientos racionales, se en-cuentran no obstante, confundi-dos ante la serie de ambigüedadese incertidumbres que forman lamateria de los textos sagrados de

la religión, principalmente del

T ALMUD o el ZOHAR. En estafamosa GUlA, Maimónides inten-ta decidir a los perplejos, a los

que se hallan confundidos, yapor los principios racionales, ya

por los de la fe. Busca la manerade que los primeros compren-dan lts verdades lógica racional,de que entiendan que la razóntiene su propio campo de apli-cación, válida universalmente. Se

impone también la tarea de quelos segundos se percaten de quelas aseveraciones de la Ley nopodemos interpretadas literal-mente sino en un sentido pura-mente alegórico o figurado. Deeste modo, Maimónides intentauna verdadera conciliación entreel dogma y la razÓn filosófica,entre el mundo de la fe religiosay el universo de las verdades ló-

gicas. Sostiene que en algunoscasos la razón no está en capa-

cidad para decidir como aquellode si el universo o la naturaleza

ha sido una creación "ex nihilo"o si, por el contrario, su existen-cia es, por ejemplo, eterna. Conesta metodología él se propone,pues, darlc un fundamento filo-

sófico a los postulados de la fepero en este caso acudiendo a

los argumentos y principios de-mostrativos de la filosofía aris-totélica. Así, habremos de creeren aquellas cosas que la razónno contradice, haciendo preva-

lecer, no la letra de los textos

sagrados sino el espíritu, la idea.La ortodoxia de su época se con-fabuló contra Maimónides al in-tentar éste establecer una clara ydecisiva síntesis y conciliación

entre las premisas del Judaísmoy los fundamentos de la fioso-fía racional. De todas maneras, yno obstante los anatemas lanza-

dos contra él por los rabinos de

Francia, su obra llegó a tener

resonancias extraordinarias de

aquel lado de los Pirineos. Con

razón ha dicho Ramón D. Pé-rez que no sólo fue este pensa-dor, gran filósofo, astrónomo ypoeta sino también "el más ca-

racterizado representante del ra-cionalismo hebraico en la Edad

Media, muy combatido por ella"(5). Por otro lado, su teoría delconocimiento intenta la funda-

mentación lógico-racional de laverdad suma, la cual representa lafinalidad esencial o básica del

hombre. El pensador hispano-hebreo, MaimÓnides, al decir deJohannes Hirschberger, "influyóen forma especialmente marcada

en la doctrina de la creación de

santo Tomás de Aquino", siendotambién uno de los caminospor donde entra Aristóteles en laEdad Media.

Recalco la influencia y el as-cendiente que ejerció en la Eu-ropa Occidental esta dobe eclo-

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sión del pensamiento fiosófico

hispano-semita en una épocaen la que España, sometida en

gran parte de su extensión geo-

gráfica al poderoso dominio po-lítico y cultural del Islam, logrÓ

imponer en cierta forma una se-rie de ideas y doctrinas que, asi-miladas y elaboradas en el seno

de los pueblos ibéricos, llegarona determinar algunas líneas de

pensamiento en el universo filo-sófico de la Europa medieval y

cristiana. En esta primera fasedel pensamiento hii¡pánico -pen-samiento filosófico y teo1ógico-hay, de manera particular, unaelaboración de principios concep-tuales qUf' se eslabonan con lamarcha de las ideas metafísicas,las doctrinas epistemológicas, losconceptos morales y políticos delresto del mundo conocido y quedebido a circunstancias ya cono-cidas y señaladas por nosotros,

no llegaron a trascender y adárseles importancia, cuando yala Europa Occidental había en-

trado propiamente hab1an(lo en

la modernidad.

Hacia 1232 ó 1235 nació enPalma de Mallorca, territorio es-pañol, el insigne "Doctor Ilu-minatus", Ramón Llul, conoci-do comúnmente como Raimun-do Lulio, polígrafo extraordina-rio, verdadero genio enciclopé-

dico dentro del mundo medieval,místico y racionalista a la vez. In-tentó, según nos dice Eli de Col-tari (6), la formulación de unaalquimia de la lógica, ideó a ma-nera de invento un sistema de

combinaciones mecánicas de losconceptos (el principio de las34

"máquinas lógicas") y por mediode las cuales se podrían estable-cer juicios y silogismos. Lulio

es, en este sentido, precursor de

la lógica simbólica.

Siendo su vida una existen-cia muy agitada y tormentosa,no exenta de las naturales pasio-nes humanas, Lulio se dio, sinembargo, a la tarea de realizarla conversión de los "infieles"y cuyo cometido no encontróeco en los círculos papales de

Roma. Imbuido dc un profun-do espíritu cristiano y profesan-

do un credo fundado en la doc-trina de la trascendencia, Lulio

combatió duramente a los ave-rroístas en la Universidad de

París así como la tan difundidadoctrina de la doble verdad y

afirmando su convicción de que

es posible demostrar por mediosracionales los principios de la fecristiana; de que hay también unfondo racional en las verdades

reveladas. En consecuencia, afir-ma el concepto de que las men-

cionadas verdades o principiospueden ser demostradas me-diante un sistema mecánico pu-

ramente lógico-deductivo, apo-yándose en la silogística aristo-télica, lo que equivale, digámos-lo aSÍ, a una demostración ra-

cional de las verdades de la fecristiana utilizando una máquinao artefacto mecánico ideado porél, máquina muy compleja en suestructura pero que representa

un principio fundamental de lamoderna ciencia de la Ciberné.tica.

Este polígrafo genial que fue

Lulio, expone sus ideas básicas

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en su ARS MAGNA o ARTEGENERAL. Allí trata de reducira sencillos principios, elementa-

les como premisas de toda sumetodología y el contenido mis-mo de su doctrina, llegando in-cluso a una clasificaciÓn de losdiversos tipos de conocimiento,Lulio pretendía de esta manera

no sólo demostrar la falsedad delos principios doctrinales de los

"infieles" sino también estable-cer que existe realmente unacoincidencia, una correlacióno perfecta armonía entre las ver-dades de la fe y las verdades de

la razÓn, sin cacr--claro está,--en el panteísmo, toda una ten-tación dentro de su época.

De Lulio ha dicho don Marce-

lino Menéndez y Pe1ayo que ésteha sido, junto con Vives y Suá-

rez, uno de los más grandes en

el pensamiento filosófico de Es-paña. Y no sin razón, pues entreotras cosas fue el primer pensa.

dor de Europa que llegó a utili-zar idiomas nativos o nacionales,

tales como el árabe y el catalánpara hacer exposiciones sobre te-mas y asuntos de interés fiosófi-co. Se le considera también como"poeta conmovedor", esp Íritubrilante y profundo, metafísico

sutil, hombre conocedor delmundo y de sus cosas, personade incomparable imaginación,promotor de reformas radicalesen el campo del intelecto y en laesfera de la vida moraL.

En el problema de los univer-sales, se mostró decididamente

realista, hecho que lo aproxima-ba en gran medida a las doctrinasfundamentadas en el Platonismo

y, por otro lado, mostró interés

firme y resuelto del hilemorfis-

mo (7), doctrina filosófica que sercmonta a la época de Aristótelesy que fue desenvuelta y afinada

por los escolásticos durante la

Edad Media. Del Lulismo se hadicho que ha sido una de lasorientaciones más vivaces de lahistoria filosófica de España, has-ta el punto de que no faltan quie-nes consideran que Lulio muybien puede figurar como mentorespiritual, el promotor del pen-samiento espaÙol. Debido a suparticular modo de ser y de ac-tuar, muy dado a interpretacio-nes propias, a Lulio le han llama-

do Tomás y Joaquín CarrerasArtau, "campeón de la Escolás-tica popular", tomando en cuen-ta, además, su oposición decidi-da a los mctodos áridos y abs-

tractos de la Escolástica clásica.

Es oportuno destacar aquí: queen ciertos aspectos se anticipa alas reflexiones de René Descartesy a las precisiones y elaboracio-

nes científico-matemáticas deGuillcrmo Leibniz, lo que de he-cho convertiría a Raimundo Lu-lIo como uno de los grandes delpensamiento filosófico de la Eu-ropa del siglo XiII hasta noso-

tros. Tomamos nota, finalmente,de las palabras de Marcclino Me-ncndez y Pelayo en torno a Lu-Jio, al cual ha llamado "un aven-turero de la Idea y caballero an-

dante de la filosofía". Su trayec-toria y su i,'Tandeza intelectual

y moral no ha declinado con eltr,niscurrir de los siglos.

Antes de proseguir en estepanorama de la filosofía en Es-

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paña, nos interesa insistir en losiguiente. Precisar algunos cues-

tionamientos, problemas y for-mulaciones que hacen relacióncon la originalidad o no origina-lidad de una "filosofía españo-

la". Algunas corrientes historio-t,rráficas -tal como ya hemos se-ñalado más arriba- que han te-nido vigencia en e! desarrollo

del pensamiento reflexivo en Es-paña, han querido establecer e!principio de que no es lícita, le-gítima la expresión "filosofíaespañola" no deja de tener ras-gos imitativos tomados del pen-samiento de aquel lado de losPirineos. Los hechos y los aná-lisis al respecto han llegado aestablecer de modo patente queuna parte considerable del pensa-

miento filosófico español llegó adesenvolversc dc manera paralelacon el pensamiento filosÚfico de!resto de Europa, incluso al mar-gen, en muchos aspectos, de lossistemas imperantes cn el Viejo

Mundo, Podríamos decir a esterespecto que sí hubo en EspañaelaboraciÓn, creaciÓn, originali-dad filosóficas en su más estric-to sentido, una originalidad fun-dada en el nativo individualis-mo espafiol --habida cuenta delas discrepancias ctnicas de esa

gran comunidad de pueblos-,el desarrollo de ideas que inclu-so llegaron a tener considerableinfluencia en el pensamientode los otros países de Europa,

incitando -como ya hemos di-cho en otra parte-' la reflexiónen pensadores de Alemania,Francia, Inglaterra. Tal cosa

ocurre, por vía de ejemplo, en e!influjo luliano en la filosofía ma-

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temática de Leibniz o, bien, enla presencia indiscutible del su a-rismo en la filosofía idealista deRené Descartes. (8)

Cerrado el punto anterior, po-demos ahora referirnos al PadreFrancisco de Vitoria (1492-1546) quien representa, dentrode la España de su época y den-

tro de la misma Europa, una co-rriente de pensamiento ligada a

la escolástica y a la tradiciÓn teo-IÚgica en vías de renovación. Porsus ejecutorias y sus innegables

méritos, es considerado fundadoro cofundador del Derecho Inter-nacional, paladín tambicn de!

"Derecho de gentes" y a juiciode Marcelino Mencndez y Pe!a-yo "Sócrates de la teología".

Habiendo obtenido por opo-sición hacia 1526 la cátedra pri-ma de teología en la Universi-dad de Salamanca, explicó sus

ideas a travcs de una serie deconferencias -,disertaciones- entomo a temas jurídicos y teológ-I-coso En el aspecto teológico, elP. Vitoria incluye tambicn lascuestiones filosóficas, pues eneste sentido no hacía una dis-tinciÓn tajante o dicotómica,contundente y definitiva entreambas disciplinas, Si bien escierto que se movía dentro delpensamiento tomista de su épo-ca, Vitoria muestra particular in-terés por los asuntos que atañenal Derecho, por ejemplo, la legi-timidad o no legitimidad de lasguerras, el modo de tratar a losindígenas del Nuevo Mundo, cir-cunstancia que despertó una en-

cendida y gran polémica acerca

de si Espafia ten ía, justiciera y

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legalmente el derecho de con-

quista en las tierras americanas.

En otros términos, en contra delo sostenido por Solárzano Pe-

reira, Palacios Rubios y Gincsde Sepúlveda, fray Francisco de

Vitoria representa "la actitud

más sólida e interesante comonegación del título pontificio"(9). Profesa, así, una filosofíabasada en la necesidad de respe-tar por encima de todo, lasleyes, las cuales deben repre-

sentar la conciliaciÓn y la armo-nía entre las cosas de la Provi-dencia y las cosas de la Natura-

leza. Como persona de Vitoriaha dicho Antonio Gómez Roble-do que no ha conocido otra vi-da "que con mayor plenitudse ajuste al paradigma del inte-lectual".

Entre sus obras propiamente

filosóficas podemos mencionarlas siguientes: LECCION SOBREEL PODER CIVIL, LECCIONSOBRE EL DERECHO DE GUE-RRA, LECCION SOBRE LATEMPLANZA, etc. Como hUma-nista, su nombre está ligado aErasmo y Maquiavelo. Mientrasla actitud del primero expresa

optimismo sencillo e ingenuo,la actitud del autor de EL PRIN-CIPE denota un pesimismo a to-das luces desolador. Por otrapare, manifiesta un resuelto in-terés en la vuelta a las fuentes

originales de las Escrituras, sin

que ello impidiera que él mani-

festara la observación de que elPapa de Roma no tenía autori-dad legítima sino sobre la co-

munidad de los fieles a la Igle-

sia y no sobre los "infieles ame-

ricanos", no incorporados a lajurisdicción de esta misma Igle-sia que, en la persona de Sixto Vincluyó las RELECCIONES delP. VÍtoria en el lndice de lasobras prohibidas.

Vitoria se mantiene en la ideade que es necesario hacer preva-lecer el espíritu crítico y echar

a un lado las actitudes rutinariasy fosilizadas de ciertas orienta-ciones de la escolástica tomista.A ésta, nos dice, hay que reno-varla y darle aliento y frescura

y sin que ello implique una de-

formación de su contenido con-

ceptual. Sostiene como tarea im-postergable una apertura hacia

nuevos horizontes fiosiificos,muy dentro de la nueva tradiciónhumanista. Se impone igualmen-

te una posición realista en el pro-blema de los universales y, enconsecuencia, está todavía en laorientación prevaleciente en esteaspecto de la filosofía. Y es que,como hombre de fe no puedesustentar la tesis del nominalis-

mo y que significaría la desinte-gración total y absoluta de laspremisas fundamentales de la fi-losofía tomista. De todos modos,el P. Vitoria ejerció influencia

dentro del Imperio Hispánico y

fuera de éste; creii o fue el pun-to de partida de la llamada Es-

cuela Salmantina del Siglo de

Oro y dentro de la cual otrospensadores trazaron orientacio-nes fecundas en el contexto delas coordenadas ideológicas de-fendidas por éL. Podríamos preci-

sar algunas relaciones entre la po-

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lítica de Vitoria junto a la deErasmo y la de Maquiavelo en

términos comparativos; la ten-dencia empirista de este últimoasí como los resultados de lametafísica de Vitoria; su eclip-se, su desarrollo, sus precisiones

sobre la realeza de Cristo, su ideabásica en torno al Imperio y su

consiguiente crítica. En Vitoriahay toda una serie de temas quehan sido magistralmente tratadospor el ya citado Antonio Gó-mez Robledo y que tratan, porejemplo, sobre su idea del Esta-

do, la sociabilidad universal, la

justificaciÓn de la democracia yla concepción orgánica del Es-

tado que defiende el P. Vitoria,el Estado de derecho, el Estado

como situaciÓn de derccho inter-nacional, la supremacía del dere~

clio de gentes, la guerra en sus

aspectos formal, esencial, de legi-timidad e ilegitimidad y, en fin,la estructura jurídica de la so-

ciedad temporal humana. Estasmeditaciones del P. Vitoria, dig-nas de los mejores elogios, re-presentan todo un aporte a ladoctrina del derecho internacio-nal, cuyos principios él sienta yque son reconocidos en sus plan~

teamientos originales por SirJohn Mac-kintosh, escocés y dereligiÓn protestante y por el in-ternacionalista belga, Ernst Nys,quien hace un el0brio enjundiosode las disertaciones contenidas

en DE INDIS del P. Vitoria.Uno de los representantes más

eximios de la fiosofía española

del Renacimiento fue Juan LuisVives (1492-1540), quien se per-

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fila a través de una obra notabley en la que se maifiesta lascontradicciones y complejidades

propias de la vida intelectual deEspaña en esa época que le tocóvivir. Gran parte de su existenciala pasó fuera de su país, viajan-do sucesivamente por Inglaterra,Francia y los Países Bajos. En

sus primeros ensayos filosóficos,Vives se muestra opuesto al espí-ritu rutinaro de la escolástica,

a la degeneración de ésta consis-tente en confundir, por ejem-plo, metafísica con lógica, enmantener cierta rigidez en loconcerniente a los métodos esta-blecidos y convertidos en princi-pios dogmáticos y que deforma-

ban el verdadero aristotelismo,por lo cual cl propugna la obser-vación directa de la naturaleza

así como llevar a efecto una crí-tica del saber de su tiempo. Vi-ves profesa una fiosofía ec1éc-

tica o de compromiso: por unlado, aristotélico en asuntos ycuestiones de orden metafísico;

en asuntos de ctica se muestra

estoico y en lo concerniente al

alma, platÓnico, preconizando unexperimentalismo vinculado con

una tendencia al análisis racional.

Juan Luis Vives, llamado tam-bién el "doctor melifluo", no es

un hombre ajeno al Renacimien-to que vive la época. Se hace eco

de los grandes movimientos cien-tíficos y filosóficos de Europay rompe lanzas contra el verba-lismo escolástico y contra la

cerrada y obtusa actitud dogmá-tica de quienes pretendían' dar

lecciones sobre el mundo de las

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cosas, sobre la realidad del uni-verso sin tan siquiera haberlas

experimentado. Junto con To-más Moro, Erasmo de Rotter-dam y Guilermo Budé, forma-ría el cuadro más representati-vo del humanismo renacentista.Dentro de España, su patria na-tiva, hizo suyas las premisas de

la filosofía moderna, por lo quebien podríamos considerarlo co-mo el primer filósofo españolque profesó los principios delnuevo racionalismo y de la más

avanzada ciencia experimental.Sobre este tópico de la introduc-ción de la filosofía moderna enEspaña, señala OIga Victoria Qui-rós-Martínez que no podemosllegar a interpretaciones muy

simplificadas o muy simplistasal hablar de este tema, puesto

que no se trata únicamente de

"recepción de doctrinas" sinotambién de la existencia de una"disposición decididamente favo-

rable y afín preparada por lahistoria anterior del pensamientofilosófico español mismo" y deque "hay que recordar que in-clusive el pensamiento del sigloXVI español tuvo influjos y ac-ción sobre el exterior y de quepodemos incluso afirmar que enalgunos momentos lo que se de-nomina "introducción de doctri-nas en España" no viene a serotra cosa que una verdadera"reintroducción o vuelta de lasmismas al suelo de donde par-tieron" (INTRODUCCION DELA FILOSOFIA MODERNA ENESPAN'A, México, 1949).

En este último orden de cosas,

nos dice don J osé Ortega y Ga-

sset que "la palabra cultura fue

usada primeramente por un es-pañol, Luis Vives, quien la esco-gió para significar con preferen-cia cultivo del corazón, cultura

animi" y de q uc "el detalle estanto más de estimar cuanto que

en la época de Vives, en el Re-nacimiento, dominaba plenamen-te el intelectualismo: todo lo

bueno se esperaba de la cabeza"(10) y de que el primero que uti-liza la denominación del términolabranza para las ocupaciones detipo literario y científico fue, jus-

tamente, Vives y de que más tar-de el insigne Bacon, bajo la clarainfluencia del valenciano, llegaría

a hablar en términos de georgi-ea mentis.

Vives, pues, podríamos consi-derarlo como uno de los promo-tores del pensamiento modernotanto en España como en la Eu-ropa del Renacimiento. En suobra, CAUSAS DE LA CO.RRUPCION DE LAS ARTES,realiza una crítica severa contra

el espíritu de la escolástica y quea su juicio había conducido a

muchos filósofos a abandonarel estudio directo y experimentalde la naturaleza y de que, porotra parte, la metodología esco-

lástica, tal corno se presentaba

y aplicaba, remitía con frecuen-

cia al criterio de autoridad sin

tomar en cuenta aquello de qu.enuestros primeros maestros son

nuestros sentidos y de que lamarcha del aprendizaje va desdelos sentidos a la imaginación y deésta a la mente" (11). A pesar

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de que se mantienc fiel a losprincipios de la Iglesia, considerÓimportante la discusión de algu-

nos aspectos relacionados con labase del dogma imperante, ca-ractcrizándose como reformadorde la enseñanza. En fiosoFÍapropiamente dicha propone unaespecie de duda metÓdica de tipopráctico, en lo que todo lo quese estime ha de serIo por el bienque podamos encontrar en cl. Leinteresa mucho más el estudio delo que sucede en el alma delhombre que la investigaciÓn me-tafísica de su esencia. En materiade lÓgica, elabora un texto ele-mental en el cual pretende depu-rar y simplificar la forma lógica

de discurrir, suprimiendo todo

aquello que implicara un artificioen el mecanismo del razonamicn-to.

En fin, Vives es un hombreque se interesó por la sabiduría

práctica y por el mejoramiento

de las costumbres. Pero tambiénse nos prescnta como psicÓlogo(TRATADO DEL ALMA), comomoralista (SOCORRO DE LOSPOBRES), como pedagogo (TRA-TADO DE LA ESPERANZA) Ycomo edéctico doctrinaL. Bus-caba de este modo estableceruna rcal armonía entre las ideasmodernas más avanzadas y el másrico y positivo contenido dela tradición aristotclica-cristiana,En su HISTORIA DEL MATE-RIALISMO, nos dice su autor, A.Lange, que podemos tener la se-guridad de que "Vives fue el másgrande reformador de la filosofíade su cpoca". Esta aseveración

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se funda, entre otras cosas, en

que el ilustre español ya había

anticipado algunas de las pre-misas formuladas más tarde porel inglés Francis Bacon en rela-ciÚn con la importancia y la va-lidez de los mctodos empíricos

e inductivos, procurando así dar

base firme a una metodología fi-losófica fundada en la más rihru~rosa crítica del saber; incluso-se

habla de una influencia vivistaen la filosofía del scntido comúnde la Escuela Escocesa. Sin dudaalguna, Juan Luis Vives represen-ta también una corriente dualis-ta, un criterio equidistante que setraduce en una actitud de reser-va, de sano equilibrio en materiade conocimiento y de moral, re-Ilejando de esta manera la pos-tura propia de los humanistas,

apasionados por la ciencia y porlos diversos niveles y estratos del

progreso.En este panorama dc la filo-

sofía hispana, entre los siglosXIII Y XIX, hay una verdaderalegión de hombres eminentes,muchos de los cuales merecenuna consideración a fondo, un es-tudio que nos permita damoscuenta de cómo España ha he-cho contribuciones notables enmateria de ciencias y filosofía,en educación y en el derecho.Tendríamos, a título de ejemplo,que mencionar a Miguel Servet

(1511-1553), neoplatónico. ypanteísta, perseguido por católi-cos y protestantes, considerado

como el descubridor de la circu-laciÓn pulmonar de la sangre.Tampoco podríamos por lo me-

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nos de scÌialar los nombres deFox Morcilo, GÚmez Pereira,Francisco Sánchez y León He-breo dentro de la época en la

que cn este momcnto estamosdesarrollando. Pero razones deespacio nos impiden ahondar enestos autores, limitándonos a

mencionar y explicar aquellos cu-yo influjo y contribución sobre-

salen más en el firmamento delpensamiento fiosófico españoL.

Juan Huare de San Juan(1526-¿1558?) es consideradopor algunos comentaristas a títu-lo de pensador un tanto materia-lista, como investigador extraor-dinario de la naturaleza, defen-

sor de un tipo de psicologíafundamentada en principios o ba-ses fisiológicas. Autor del EXA-MEN DE INGENIOS PARA LASCIENCIAS, pretende en ella rea-lizar una clasificación de los di-versos tipos humanos sin atener-se a los criterios establecidospor la Escolástica y en oposicióna la tradición de Hipócrates y

Galeno. Piensa Huarte que las lla-madas "facultades intelectivas"de cada hombre están en relacióndirecta con los cuatro elementos

del cerebro, esto es, con el frío,el calor, la sequedad y la hume-dad. Dc ahí que los primeros,caracterizados por ser personas

ingeniosas, son más dadas a lasaventuras y a las acometidas, al-go propio de la gente con inven-

tiva e iniciativa, en tanto que lossegundos, por ser en el fondo

gente torpe, son incapaces de ac-

tividades intelectuales y de entrarde lleno en la naturaleza de las

cosas. Se advierte en el fondo

de estas observaciones y análi-sis la impronta de una filosofíacorporalista, naturalista, expe-

rimental, sobre todo cuando in-tenta demostrar que el conjuntode las sensaciones y nuestro en-

tendimiento racional representanel punto de partida del conoci-miento de la llamada realdadobjetiva.

Sobre las bases de estos prin-cipios, Huarte -quien tambiénprofesó la medicina experimen-

tal--, puede ser considerado "pa-dre de la psicofisiología y de lapsicotécnica" (12). y según eltestimonio autorizado de AlainGuy -nuestro guía en este traba-jo-, el autor del DISCURSODEL METODO bien pudo haberestado pensando en Huarte cuan-do escribió esta famosa obra ha-cia 1637, por ejemplo, la Parte

V de la mencionada obra. Y den-tro de esta misma orientación,Huarte no se consideró a sí mis-mo ni como metafísico ni comoteólogo, más bien como "filóso-fo de la naturaleza", por 10 que

no es de extrañar su afirmacióndoctrinal en EXAMEN DE IN-GENIOS PARA LAS CIENCIASde que "la verdad no se encuen-

tra en la boca del que afirma, si-no en la cosa de que se trata, quegrita en alta voz y enseña al hom-bre el ser que la naturaleza ha

dado y el fin para el que ha sidocreado" (13).

En un sentido muy objetivo,ya finalizado el siglo XVI -mo-mento crucial en el desenvo1vi-

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miento filosófico más profundode la filosofía en España y queconsistió en una restauración yun fortalecimiento de la Esco-

lástica-, Huarte ya se ha anti-cipado al célebre Francisco Ba-

con en lo concerniente a la cla-sificación de las ciencias del en-

tendimiento, las ciencias de lamemoria y las ciencias de la ima-ginación. Dentro de las primeras,propone la Teología, la FilosofíaNatural, una Teoría de la Medi-cina; dentro de las sebrundas, la

Cosmografía, los Idiomas, la Teo-ría de la Jurisprudencia; y entrelas terceras, la Poesía, la Elocuen-cia, la Medicina, etc. Indepen-

dientemente de que esta clasifica-ción no compagina algunas cien-cias dentro de las otras, sí repre-senta un serio intento por deter-minar el ámbito de validez y deaplicación de cada una de éstas.Muy importante es indicar cómopropone los diversos métodos pa-ra su correcta aplicación en el

plano de la realidad. Estas ideasde Huarte revelan una personali-dad liberada de seculares prejui-cios, ajena por completo del cri-terio de autoridad, sometida poreso a las fiscalizaciones de la In-quisición. Es un hombre quearriesga declararse naturalista,que propone una reforma del in-telecto, que insiste en la necesi-

dad de encontrarle apoyo físicoa muchas de nuestras facultadesintelectuales y de que, en defini-tiva, se adelantó a teorías peda-

gógicas y psicológicas de nuestros

días, razón más que suficientepara que don Gregorio Marañón,

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en su obra, TIEMPO VIEJO YTIEMPO NUEVO, haya dichode la obra dc Huarte "una obra

inmortal" (14), tributándole, sinembargo, el calificativo de "hom-bre infestado por el virus corrosi-vo de la herejía". En todo caso,

la posición científica y filosófi-ca de IIuarte implica una acti-tud independiente de criteriosdogmáticos y fundada en unconcepto moderno anti-escolás-tico lo cual, dentro de su época,tiene un hondo significado socialy moraL.

Una figura central, notable yextraordinaria en el panorama fi-losófico de la España de los si-glos XVI y XVII es, sin dudaalguna, Francisco Suárez, nacido

en Granada en 1548 y muerto en

Lisboa en 1617. El "Doctor Exi-

mius", ha sido también llamado

por Adolphe Franck "el primerfilósofo de su época", personali-

dad de primera magnitud dentrodel universo intelectual del mo-mento, considerado igualmente

como iniciador, impulsor y pro-motor de una nueva orientaciónen materia de metafísica y de

moral política dentro y fuera

de España. Los seguidores deltomismo manifestaron hacia Suá-rez poca o ninbruna simpatía al

negar éste la clásica distinciónentre la esencia y la existencia;

no faltan quienes nos dice .J.Hirschberger, "pretenden quesu explicación del conocimientoa base de una abstracción sen.sible entendida en una forma sen-sualista contribuyó a la expan-sión del nominalismo" (en BRE-

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VE HIS'l'ORIA DE LA FILOSO-FIA, págs, 160-161). Ya sea enuna forma, ya en la otra, enSuárez hay una supervivencia delcspíritu de la escolástica y en

cuya renovación cn España yPortugal él forma parte,

Francisco Suárcz hizo estudiosuniversitarios en Salamanca,ingresando también en el círcu-lo de la Compañía de Jesús. Pos-teriormente, ejerció la docencia

en esa misma ciudad y en Scgo-

via, en Avila, luego en Valladolid,después en el Colegio Roma-no en la ciudad eterna; posterior-mente en Alcalá hasta que ocu-para la cátedra "Prima" en la uni-versidad lusitana de Coimbra. Sa-

bemos quc las innovaciones in-troducidas por Suárez, desperta-

ron en torno a él algunos rece-

los; en parte, tal vez, por mos-

trar cierta emancipación doctri-nal con rcspecto a la ortodoxiatomista la cual se mantenía muydentro de la tradición aristo-télica.

A Suárez, a quien en Roma sele llamaba el "Agust ín de Espa-

ña", se le considera el más impor-tante escolástico del siglo XVI:por sus contribuciones y amplia-

ciones en los campos de la meta-física y de la filosofía jurídica ypolítica; por sus notables influen-cias en pensadores modernos co-mo Rcné Descartes, GuilermoLeibniz, Ilugo Grocio, Fichte.Así, por ejemplo, se advierten

influencias del suarismo en elpensamiento jurídico de Grocio

y su impronta en la filosofía me-

tafísica de Leibniz. Pero tambiénen Suárez se advierte la influen-cia del ockhamismo, de la me-

tafísica nominalista y del sub-

jetivismo de tipo moderno que,pasando a través de él, bien pu-do haberse irradiado cntre otrospensadores de su época o poste-riores a sus planteamientos.

En un sentido muy amplio,podemos decir que el pensamien-to filosófico suarista se funda,

básicamente en el de Santo To-

más, pero con la reserva -,ya ano-tada por nosotros un poco másarriba-, de que Suárez se proyec-

ta mucho más allá de algunas si-tuaciones que no estaban con-

templadas dentro del aparatoconceptual de la ideología tomis-ta que se iniciara en el siglo XIII.Arranca Suárez del principio deque en última instancia, Dios esla fuente, el origen de todas lasleyes y de que las llamadas "leyeshumanas" son formas racionalesmediante las cuales se hace pre-sente el principio de la justiciaen función de la comunidad hu-

mana y de acuerdo con los de-signios -designios buenos- dela Providencia. Sobre estos prin-cipios (distinción entre el Dere-

cho Natural y el Derecho de Gen-tes) establece Suárez la teoría dela democracia en contra de lateoría autocrática o cesarista: enningún momento ni en ningunacircunstancia, Dios ha otorgado oconcedido el poder político auna sola persona; es a la comuni-dad a la cual se le ha dado este

poder. Y si con el P. VitorIa sehabía iniciado la teoría del De-

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recho Internacional, sin desme-

dro dc las precisiones de HugoGrocio, con Suárez este mismoDerecho alcanza una formulaciÓnfilosófica. En DE LEGISBUS ACDEO LEGISLATORE, Suárezmantiene el principio de que to-do poder público tiene una basenatural y en este mismo sistema

de premisas se funda su filosofíapolítica. Se denota su influenciacn el hecho de que sus DISPU-

T A TIONES fucron utilizadas co~mo textos oficiales en las diversasuniversidades de Alemania cn elsiglo XVII y parte del XVIII;

todo este cúmulo de contribu-ciones y reconocimientos contri-buirían al desarrollo que mástarde experimentarían las diver~sas doctrinas sobre el derecho ysobre el Estado (15). Insistimosen quc dentro de estos conceptosrelativos al Derecho Internacio-nal, Suárez explica quc el princi-pio del llamado "cansen timÎen-

to" de los que integran los ele-men tos de la comunidad es algoque equivale, ni más ni menos,

que a una simple convención oarreglo formaL. De este modo seexplica que la naturaleza del po-der tiene otro scntido al que

usualmen te se acude y en cste

orden de cosas el uso del poderno justifica su abuso y, en consc-

cuencia, vemos cÓmo Suárcz rci-tera su convicciÓn dc quc en lacomunidad de las naciones y delos pueblos debe reinar la volun-tad libre y espontánea de los as(~-ciados, sin coacciones ni imposi-ciones de ninguna clase.

Se ha podido cstablecer que en

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la esfera de la metafísica la con-

tribución de Suárez ha sido valio-sa y muy considerable, caracteri-zada por apartarse de manera sus~

tancial de los csquemas forma-

les del aristotelismo, si bien con-servando rasgos densos de su es-tructura, de su csquema. Esta cir-cunstancia última bien ha podidocontribuir a que las ideas ccntra-les dc la metafísica suarista no

hayan penetrado más profunda-mente en la filosofía contempo-ránea.

En su libro más conocido,DISCUSIONES FILOSOFICAS,es-nos dice José Ferrater Mo-ra- "el primer ensayo logradode constituir un cuerpo de doc-trina metafísica independiente,

en el scntido de no seguir el cur-so dc "los libros de metafísica

de AristÔteles" (16). En estaobra, que sirvió de vehículo pa-

ra dar a conocer algunos conteni-dos del pensamicnto aristotclico-tomista, desarrolla Suárez temascomo los siguientes: la idea deente, sus prlncipios y propieda-

des; el concepto dc la unidad

general y de la unidad individual

y, paralelamente, el principio deindividuaciÓn; la verdad y la fal-sedad en sus diversas modalida-des; los conceptos del bien y delmal y sus correspondientcs natu-ralezas; los diversos modos de laCausa, así como el problema dela intelección de la existencia

efectiva de Dios; las doctrinas dela sustancia, el sistema general dclas categorías, los principios en

los cuales se fundan las ideas delo finito y lo infinito y así hasta

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rematar en el estudio formal de

los llamados entes de razón.

Las DISCUSIONES FILOSO-FICAS sirvieron, se¡:n testimo-nios históricos y crÍticos, comoobras oficiales de estudio (ya lohemos anotado más arriba) nosólo en centros universitarios deAlemania sino también en variasuniversidades europeas hasta bienentrado el Siglo de las Luces. Es-to nos da una idea de la impor-tancia, la seriedad, la originali-dad y la profundidad como fue-ron abordados, en un ampliosentido didáctico, los temas y lascuestiones allí tratados y exami-nados. Su influencia en autoresy filósofos de 105 siguientes años

ha sido evidentc: Descartes, Leib-

niz, Grocio, por citar tan sólo

trcs de ellos. En el libro de Mar-celino Menéndez y Pelayo, CIEN-CIA ESP AI'OLA, éste llega a de-cir de Suárez que es "la cifra yel compendio de la filosofía delos jesuitas".

Empero, si bien es verdad queFrancisco Suárez sc atiene cn suslíneas generales y centrales a lafilosofía del tomismo, su orienta-ción definitiva no la podemosconsiderar como una repcticióno una duplicación de las ideasde Tomás de Aquino. Hace elexamen prolijo de todos los te-mas propuestos, los analiza desdediversos ángulos, los enfoca a laluz de otras teorías y, finalmen-

te, ofrece su propio y personal

punto de vista, su posición, susolución. En algunas ocasioncs

estas soluciones se apartan en

mucho del esquema conceptualdel tomismo, 10 que denotaen Suárez -ya 10 hemos anotado

otras veces- una actitud de de-

cidida independencia en mate-

ria de filosofía. Así, en algunos

momentos muestra una aproxi-mación a las tesis de Duns Scotoy en otras, reitera puntos de vis-ta contiguos a los del Aquina-

tense. En cicrtas ocasioncs pare-

ciera ser algo así como un ecléc-tico. Pero no es este el caso. Suá-

rez es muy dado al examcn esme-rado y cuidadoso dc los diversostópicos de la mctafísica y, sin

embargo, no deja de atenerse aconclusiones subordinadas a su

condición de teólogo, reelaboran-do los temas en su aspecto for-mal y sin contradecir cn el fondoel contenido vivo del tomismo.

Como no es nuestro caso hacerun examen completo del pensa-miento su arista o suareciano, sí

queremos hacer mención del he-cho de que la bibliografía en tor-no a este notable filósofo españoles realmente copiosa, abundante,fértil cn ideas. Bástcnos sefialarlos siguientes cstudios: del mis-

mo Suárez, TRATADO DE LASLEYES Y DEL DIOS LEGISLA-DOR, en once volÚmenes, DELALMA, DE LA GUERRA. DeLuis Recaséns Siches, LA FILO-SOFIA DEL DERECHO ENFRANCISCO SUAREZ; de Al-berto Bonet, DOCTRINA DESUAREZ SOBRE LA LIBER-TAD; de José María Gallegos Ro-cafull, LA DOCTRINA POLlTI-CA DEL P. SUAREZ; de JoséMaría Alejandro, S.J., LA GNO-

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SEOLOGIA DEL DOCTOR EXI-MIO Y LA ACUSACION DENOMINALISTA; de C. Fem,Ín-dez, METAFISICA DEL CONO-CIMIENTO EN SUAREZ.

En cuanto al pensamiento so-

cial y filosófico de Fray BenitoJerónimo Feijóo (1676-1764), aquien Ortega y Gassel se re~fiere como "el bravo FeijÚo",exhibe una postura orientada ha-cia ciertas formas escépticas y

con la cual trata de eludir los ra-dicalismos o los extremos en ma-teria de filosofía y de diariaconvivencia humana. En tal or,den de ideas, Feijio viene a sig-nificar dentro del horizonte in-telectual de Espmla una versión

hispánica de la Filosofía de Las

Luces, tratando de realizar unprincipio de moderación y ecua-nimidad en materia de conviccio-nes filosóficas, ajeno a las seClila-res luchas, por ejemplo, entre

"idealismo "y" materialismo",entre "realismo" y "nominalis-

mo". Esta forma de pensar alhombre y a las cosas, va a ser unaconstante dentro del pensamien-

to del P. Feijóo, algo muy ca-

racterizado por cierto en la llus-traciÚn hispánica. No es propia-mente un hombre "comprometi-do" con tal o cual ideología so-cial, filosófica o política. Se sien.

te, sí, comprometido con el hom-bre y con el universo, con desen-

marañar confusiones, por echarluz sobre la penumbra, por ha-

cer la crítica de las costumbres

y los hábitos que hacen de la vi-da de los hombres una verdade-

ra TU tina.

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Como polígrafo reconocido,FeijÚo ha producido dos obras defundamcntal importancia y cali-dad, a saber, TEATRO CRITICOUNIVERSAL Y CARTAS ERU-DllAS. El primer libro es en rea-lidad, un conjunto de disertacio-nes sobre los más variados e in-teresantes temas: la voz del pue-

bo, sobrc astrología judiciaria yalmanaque, paralelismo de laslenguas castellana y francesa

("La lengua francesa, digámos1oasí, se desliza; la españ(;la, gol-

pea"), sobrc profecías y supues-

tos, antipatía de franceses y espa-110 le s , duendes y espíritus fami-liares; en torno a la vara adivina-toria y zahoríe, balanza de As-

trca o la recta administración

de justicia, las glorias de España,tradiciones populares, razón del

gusto, causas del amor, honra yprovecho de la agricultura, Elcontenido del TEATRO CRITI-CO UNIVERSAL se refiere,pues, a una serie de hechos, si-tuaciones, circunstancias y acon-

tecimientos de la vida social delos hombres. Sustenta este conte-nido mediante la cita testimonialde numerosos y vivos ejemplos,haciendo a su vez atinados ysesudos comentarios. Se advierteen esta obra de FcijÚo una prefe-rencia por las cosas concretas, re-chazando las consideraciones pu-ramente verbalcs e imaginativasde los argumentos y establecien-do la necesidad y conveniencia

práctica de no ceiìirse a princi-pios filosóficos radicales, fuentede muchos y frecuentes erroresen materia del conocimiento de

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la realidad social. Critica, así, elformalismo y el verbalismo de

ciertos escolásticos, pero tam-bién hace la censura y la sátira dequienes, proclamándose "progre-sistas", falsifican el sentido de laverdad.

Este notabilísimo hombre deideas, desarrolló cursos de filoso-fía en el Colegio de los Benedic-

tinos de San Vicente. Su actitudmoderada, que no podemos con-fundir con un espíritu timorato

e irresoluto, se empenaba en granmedida en combatir supersticio-nes, imposturas y fraudes ideolÓ~

gicos; pero también en guardarsecontra el excesivo celo de los ra-cIonalistas y empiristas que ha-cían la invocación de principiosdeterminados sin tener una sóli-da convicción acerca de éstos.En todo caso, Feijúo hizo usoconstante y reiterado de los da-tos de la experiencia así como

de los dictados de la más sana

y juiciosa razÚn, Sus conoci-

mientos, realmente enciclopédi-cos, lo colocan entre los grandes

del pensamiento europeo dd Si-glo de las Luces, Es tan sugestiva

su figura así como su contribu-ción dentro de Espai'a, que de

Feijóo pudiéramos decir, conAlain Guy que "despertó a Es-paña del letargo decadente enque yacía desde hacía medio si-glo". Nos interesa consignar que

su mencionado TEATRO CRI-TICO UNIVERSAL, realizado ennueve volúmenes, tiene como de-signio -son sus propias pala-

bras- "imput,'lar errores comu-

nes", est.o cs. OpiiiiOIlCS falsas a

JUICio del autor, independiente-mente de que sean o no proba-bles. En tal sentido, pone en

práctica su ideal de armonizar latradiciÓn con el espíritu de la

modernidad, rechazando los a-priorismos en boga así como losprocedimientos puramente de-ductivos de la escolástica ya enfranca bancarrota. Fue así comoel P. Feijóo llegó a una especie

de depuración de las ideas bio-lógicas y terapéuticas, despoján-

dolas de sus aspectos metafísicos

y especulativos y por lo cual pro-pugnaría una serie de procedi-mientos metódicos fundados en

la más objetiva inducciÓn cientí-fica.

No obstante su manifiesta or-todoxia en materia de relihrión-la religión revclada dentro de

la tradición teÍstica-, d p,FeijÓo practicó los principios

morales de la tolerancia en sumás amplio sentido. Y esta con-diciÓn del sabio de Oviedo es

muy explicable a la luz de unaserie de consideraciones históri-cas y morales (17). Valga la pe-na tomar en cuenta el hecho de

que el P. FeijÓo no expuso sus

ideas filosÓtïcas dentro de unaestructura sistemática. Sus pun-tos de vista en materia de filo~sofía los exponía más bien amanera de precisiones, senala-mien tos, indicaciones, sugeren-

cias sobre los más diversos tÓpi-cos de la vida científica, intelec-tual, artística, cte.; asuntos quetocan con lo cotidiano, con lavida diaria, con las experiencias

que día a día se viven, incluso

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en el universo de las ideas. l'eroFeijÚo, repetimos, expresaba to-do esto como si conversara conel lector, en forma amcna, des-

cubriendo viejos y arraigados pre-juicios, errores de la diaria exis-

tencia, erradieando conscjas po-

pulares, falsificaciones que descli-bujan una visiÓn científica y ob-jetiva del humano vivir.

En su Antología del TeatroCrítico Universal, señala CarmenMartín Gaite -tambii:n lo hace

en su Antología de las CartasEruditas y Curiosas- que "es

comprensible que el tesÓn conque el padre FeiiÚo se aplici) ala tarea dc "desengaiiador del

vu Igo, resultase rcvoluci onario"

(18). Y csto, claro estc., se expli-ca a la luz de la cspecial situaciÚndc la cpoca: una España domina~

da por la inercia, la incrustaciónde ideas ilegítimas, el hecho deadmi tlr tambicn las cosas estable-cidas por las costumbres y lastradiciones, todo lo cual se man-comunÓ, en una cspccie de con-fabulación, para que en la Espa-

Ùa de esa cpoca esa forma depensar, de actuar y dc ver las co-sas se constituyera en algo muypropio dd carácter espailol, con-virticndosc, de hecho, en un obs-táculo poderoso en la lucha con-tra los crrores, ci erto esp íri tu fa-nático y las inexactitudes arraiga-

das en la conciencia popular.

De todos modos, la figura delP. FeijÚo es relevante dentro

de una Espaiìa ceÙida a criteriosen donde resultaba difícil el espí-ritu de renovaciÓn. No obstante,

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aunque fue acometido por exal-tados y denunciado por sus ideasa la InquisieiÓn, una serie de es-tudios y de invcstigaciones poste-

riores nos permiten afirmar quceste gran erudito fue proiiotorde decisivas innovaciones en su

país y de que los inconvenicntcsque encontró fueron considera-dos por cl como cosa natural. Di-J 'M ' l' p'.ce ose ana ,ope7. ,.iicro que

"sabemos hoy que fue Feijóo so-lamente el gran difusor, el inteli-gente propagador de la renova-ciÓn científica espaíiola" (19).y más adelante explica lo inade-cuado del método de explicar laintroducciÓn de la ciencia moder-na en Espaìia recurriendo al prin~cipio de las "grandes figuras",de quc en los Últimos 2.1 Ó 30aÙos del siglo XVII es cuando

comienzan a revelarse ()bjetiva~mcnte los primeros pensadores

hispánicos coiisiderados estric-tamente rnodernos y que ticneneorno características esenciales,como denominador comÚn laruptura decidida y abierta con

la tradiciÓn escoLística así comola adhcsiÓn y asimilación sistemá-tica de las nuevas corrientes cien-

títïcas (20). Estos seiìalarnientos

liO disminuyen en nada la 6'Tan-dcza intelectual del 1', FeijÓo,pues no sÓlo fue difusor de ideasmodernas sino, insistimos, fuetambién promotor y forjador ori-ginal de principios filosóficos ysin menoscabo de su fe religiosa.

Encabezando un movimientode renovaciÓn escohística y repre-sentando una tendencia que, sin

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embargo, quería comprender lamarcha del mundo en el transcu-rrir de los siglos, nos encontra~

mos con la notable figura de Jai-me LucIano Balmes (i 8 l 0- i 848).En el marco de la fiosofía hispá-nica representa cl uno de los mo-mentos interesantes de su desen-volvimiento. Podríamos conside-rar de este modo a Balmes comoactivo gestor de un movimientorenovador en el campo propia-mente fiosófico y que se tradu-ce en una lucha contra los prin-cipios del materialismo, de la Re-

volución Francesa y muy próxi-mo a los postulados políticosde autores como Chateaubriand,

de Bonald, de Maistre, historia-dores representativos del tradi-cionalismo y, en general, de lascorrientes historiográficas más

afines con las derechas de Euro-

pa. No obstante, Balmes ha que-

rido renovar la escolástica con unespíritu más cÚnsono con lostiempos que corrían, intentan-do, nos dice Josc M. RubertCandau "el primer serio esfuer-zo de organizar una filosofía mo-derna. Balmes se habrá de inte-resar, pues, cn darle a la eseolás-

tíca una orIcntaciÚn que le hagamás aceptable y sin descuidarlo esencial de esta corriente filo-sÓfica" (21).

Jaime Luciano Balmes no sólofue sacerdote sino también doc-tor en teología; sus intereses inte-

lectuales se movían dentro delmarco del providencialismo, par-ticularmente en sus concepcioneshistóricas. ProfesÓ la enseñanzade la física y la matemática en

Vich, su ciudad natal, en la re-gión de Catalui'a. En un sentidoamplio mantuvo una actitudaperturista y de recepciÚn de losaspectos más afines a su filosofía.En este sentido, Balmes no puedeser considerado como adscrito,en su aspecto más estricto, auna escuela tïosÚfica determina-da. Más bien se le' ha llegado aconsiderar, en cierto modo y conciertas reservas, como un "edce-tieo" sui géneris. De este modollegÚ a concebir una psicología,

un~ metafísica, una étiea, unaestética, una lÓgica, una histo-ria al hilo de una considera-

ción sobre la tradiÓi)l filosÚ-fica, efectuando el análisis y lacrítica a los sistemas imperantes,declarándose anti sensualista, an-ti materialista, anti Idealista en el

sentido moderno. Nos muestrauna serie de convicciones pro-

pias, fru to de sus esfuerzos, desus largas meditaciones y de unestudio serio acerca de los pro-blemas filosÓficos y sociales, pro-poniendo algunas tímidas solu-ciones, a 1l1anera de reformas,

a las cuestiones sociales, peroque no obstante dcnuncian en éluna preocupaciÓn sensata s(ibretan candentes problemas.

La obra filosÓfica de Balmes

la podemos considerar como ex-tensa y documentada. Entre sus

estudios de mayor rango tenemossU FILOSOFIA FUNDAMEN-TAL, obra en la cual su autor sepropuso-son sus propias pala.bras- llevar a cabo una exposi-

ciÚn, una crítica y una refutaciÓnsistemática de los principios que

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cl consideraba erróneos, pero sinpretender fundar nada en espe-

cial en cuanto a orientaciones fi-losóficas se refiere. All í realizauna extensa y razonada refuta-ciÓn de la filosofía irlealista (di-ce, por ejemplo, que Kant esprofundamente sensu,ùista porcuanto no atribuye ningÚn valora los conceptos separados de la

intuición)-; hace una verdadera

crítica del sis tema de la iden ti-dad universal; establece la contra-dicción del pantcísmo con los he-chos primordiales del esp Íritu hu-mano (explica, por vía de ejem-plo, que el coneepto de sustan-

cia y sus correspondientes apli-caciones tanto al mundo exte-rior como al interior, "de nin-òriui modo nos conducen a infe-rir la existencia de una sustanciaÚnica"); efectÚa un examen pro-lij o de la opinión de Kan t en tor-no a los argumentos con los cua-les se prueba la substancialidad

del alma; examina la intuieióndel tiempo ideal y del tiempoempírico, estableciendo segui-damente que el análisis de la ideade tiempo confirma la semejanza

de ésta con la de espacio; afirmael principio de la distinci(m en trela esencia y la existencia; hace unexamen del valor de los princi-pios independientemente de laintuici(m sensible, haciendo laobservaci(m sobre las rclacionesexistentes entre las palabras y

las palabras y las ideas; llevaa cabo una investigaci(m a fon-CLO en relaci(m con el significa-

do y los alcances del sensuaJis-

mo (llega a afirmar, por ejemplo,

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que "este sistema, a más de su

flaqueza fiosófica, es funesto a

las ideas morales"); analiza losprincipios o meclios por los cua.

les la verdad es percibida ("losprincipios no se forman por in-duccIÔn y sin verdades necesa-

rias no hay principios, ni hayrazón humana individual ni ge-neral, no hay ciencia ni es posi-ble la observaciÓn"; hace la crí-tica del Idealismo Trascendental,sistema que limita, a su juicio,la idea de la realidad y de la ne-

gación al orden puramente sensi-ble (la CRITICA DE LA RAZONPURA es la ruina de toda razón;ésta se examina a sí propia parasuicidarse, o sea para eonvencer-se de que en sí no contiene nada

positivo"). En fin, concluye deque "el árbol de las ciencias hu-manas consiste en examinar lasraíces de este árbol y que es elobjeto que me propongo en estaFILOSOFIA FUNDAMENTAL"(22).

OLra de sus obras más celebra-das y de gran penetraciÓn intelec-tual es EL CRITERIO, libroque puede ser considerado a ma-nera de un pequei10 código de

Jfgica y que contiene importan-tes cuestiones como las siguien-tes: en quc consiste el pensar

bien; quc eosa es la verdad y susdiferentes maneras de conocerla;la variedad de ingenios y la per-fección de las profesiones, la cualdepende de la perfección con quese conocen los objetos de' éstas;definición de la atención y la ne-cesidad de ésta; las ven tajas de la

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razón y los inconvenientes de sufalta; el instinto que nos indicala carrera que mejor se nos adap.ta; los modos dc juzgar la imposi-bilidad natural; la necesidad del

testimonio de los sentidos; erro.res en los cuales incurre el hom-bre por ocasiÓn de los sentidos;observaciones sobre la relaciÓnde causalidad; la lÓgica acorde

con la caridad; sabiduría de la

ley que prohibe los juicios te-merarios; algunas reglas para juz-gar de la conducta de los hom-

brcs; medios para ahorrar tiem-po, ayudar la memoria y evitarerrores en los estudios histÓricos("antes dc leer historia cs muyimportan te leer la vida del his to-riador"); consideraciones genera-

les sobre el modo dc conocerla naturaleza, pr(ipiedad y rela-ciones de los seres; la buena per-cepciÓn ("Percibi r con claridad,exacti tud y \"I\',:za, juzgar converdad, discurrir con rigor y so-

lidez, he aquí Lis tres dotes deun pensador"); los inconvenien-

tes de una percepciÓn demasiadorápida; quc es el juicio y los ma-nan tÍalcs del error; palabras maldefinidas; prcoClipaciÓn en favorde una doctrina; algunas obser-vaciones pdra precaverse del mal

influjo dd coraztin; entendimien-tos torcidos; pereza del esp íri tu("No es el espíritu quien se can-sa, sino los Órganos corporales

que le sirven, pero el rcsultado

viene a ser el mismo"); estable-ce, en fin, que "criterio" es un

medio para conocer la verdaden sus distintas formas y moda-lidades. Llama la atenciÓn en es-

ta obra cÓmo el autor ha logra-do compilar toda una serie orde-nada y bien hilvanada de normaso reglas tanto intelectuales comopragmáticas y utilitarias que con-tribuyen, a la larga, a una forma-ciÚn educativa más completay más dentro del necesario rigorque exige los atributos de lo hu-mano, Entre los principios quedefiende esÚ aquel que seÜala

que el respeto que se le debea los grandes hombrcs (Descar-

tes, por ejemplo) no puedc lle-gar a un culto hacia éstos "ni laconsideraciÓn dc su dictamen dc-

generar en ciega sumisilii"; nopor ser grandes hombres dejan

de ser hombres.

Bal mes no sÓl() culi i\"l) la filo.sofía en sí, el pensamiento rc

f1exivo en sus aspeclos t01llalcs.También se in teres/i por el pro-blema religi()so cn Sil dimuisi,'insociaL. Así, en Sil obra EL PRO-TESTAl\TISi\IO C:O\IP.\RAIJOCON EL Ci\lOLlCIS.\IO ENSUS RELACIO;\ES CON LA ei.VILlZACION ECROPL\, se en-saya todo un alegato contra laspretensiones de los disidcntes delCatolicismo, El autor seiiala eltemor de quc se IlegaLl a in tro-ducir y cntnini:tar Li divisilmreligiosa de Espai'ia, por lo quedice es tar guiado por la idea deefectuar un tnibdjo cn un libro-el que comentamos- por elcual quedasc demostrado queel individuo y la sociedad "no ledebían nada al l'ro les tan tismobajo ningún concepto, ni en loreligioso, ni en lo social y poi Î.

til'O ni tampoco cn el aspecto51

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literario". Allí sostiene tambiénel principio de que aquel queabandona la religión catÓlicanunca sabrá dónde refugiarse. Si,por ejemplo, un hombre o unpueblo abandonan la fe religiosadel catolicismo, podrían enton-

ces refugiarse en el protestantis-mo, pero queda pendiente: ¿en

cuál de sus sectas que son porcierto numerosas? No se quedacorto nuestro autor cuando afir-ma que el protestantismo apare-ce an tes los ojos del investiga-

dor como un conjunto informede muchas y numerosas sectaslas cuales viven en constante

desacuerdo. Pero también con-

viene establecer o enumerar al-gunas de las causas de este mo-vimiento heterodoxo: los abusosy excesos dentro de las filas delcatolicismo, la corrupción y de-pravaciÓn de las costumbres delclero, cle. No ohstante, Halmes

insiste en que estos abusos yesta corrupciÓn pueden ser indi-cadas como ocasiones o pretex-tos en el surgimiento y cksarro-

llo de las ideas prolcsLmtes, co-

mo excusas para j usti ficar el odioque, en el fondo, se tiene contra

la autoridad de la Iglesia y, sobretodo, el espíritu de secta que

prevalece en tre los disiden tes delcatolicismo.

En esta obra que comentamos,el autor expone con estilo claroy franco su oposicifm abierta a laheterodoxia protestante. La mis-ma se nos presenta como un estu-dio amplio y dilatado sobre lagf:nesis y desenvolvimien lo his tfi~rico de una "secta" llamada Re-

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forma, que termina nada menosque en una secularizacifm de nopocos c1crigos y en el matrimo-nio de muchos hombres quehan abjurado del sacerdocio. Pe-ro como punto fundamental que

nos presenta Balmes en esteestudio sobre el protestantismo

en sus relaciones con el catoli-cismo, es el de que estahlece lanoción de que el principio del"libre examen" es el germen dela ruina que representa la doctri-na protestante. De que este prin-cipio del libre examen implica

de hecho la causa fundamental

de que dentro del protestantismono encontramos, dice, grandes ta-lentos, En su concepto, ßalmes

cree que fuera de la religifm catÓ-lica no hay salvación. Su de rema

razonada de la fe católica no par-te, sin embargo, de los principiosdel dogma que cl defiende, sinoen una serie de precisiones his-tóricas, lÓgica y racionalmen te

eslabonadas y sin recurrir al usode dicterios o epítetos irrespe-

tuosos, Por todo lo dicho pode-

mos precisar que en esta obranos encontramos con un sagaz ysesudo inves ligador, no exen tode ciertos pasionismo. El libroen cucstifm se nos presenta co-

mo un resumen ancùítico, críti-co sobre el tema del protestan-tismo, mostrándose Balnies con-secuente con los principios de lasverdades que d pretendiÓ defen-der y consecuente tambicn con

una metodología que lo colocande hecho entre uno de los más

grandes pulemistas de su época,

sosteniendo un criterio diame-

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tralmcnte opucsto al dc Gui:.wt

quien, en su HISTORIA DE LACIVILIZACION EN EUROPA,pretendiÓ establecer una relaciÓnnecesaria entre los principios de

la Reforma con el progreso dela idca de libcrtad y los funda-

mentos de la cultura en Europa.

También escribiÓ Balmes unaobra valiosísima, CURSO DE FI-LOSOFIA ELEMENTAL, que in-cluye las siguien tes disciplinas:ESTETICA (Ciencia que trata dela sensibilidad y haciendo la refu-tación de los principios del ma-

terialismo); IDEO LOGIA, en lacual establecc la distinciÓn cntreel mundo de las sensaciones yel universo de las ideas; G RAMA-TlCA GENERAL, a la que éllla-mÓ Filosofía del Lenguaje (estu-dio analítico-filosófico sobrc la

manera como sc engendran lossonidos, los tcrminos y las pro-posiciones gramaticales; PSICO-

LOGIA (un tratado escolásticosobre el Alma humana y en don~dc impU6'lla los pretendidos fun-damentos científicos dc la Freno-logía); TEODICEA, disciplinaque se relaciona directamente

con la existencia de Dios y quela enfoca como realidad necesa-ria a la luz misma de la razóndel hombre. Dentro de su conte~

nido y estructura general, Balmeshace la refutación razonada tantodel ateísmo como del panteísmo.En torno al panteísmo ya él ha-

bía dicho en su FILOSOFIAFUNDAMENTAL que "la ideade un ser absolutamente indepen-diente por razÓn de su absoluta

necesidad no excluye la existen-

cia de los seres contingen teso , .",de que "j amás los pan te ístas lle~garán a probar que porque una

cosa no sea modificación haya deser no causada "y de que" laclave del sistema panteísta es és-

ta : confundir la no inherencia

con la independencia absoluta, yla clave para desvanecer todos

sus ar¡:rumentos es distinguirconstantemente estas cosas" (23).Uega hasta a afirmar que "si laregiÓn de las ideas es insosteni-ble el panteísmo no lo es menosen el campo de la experiencia"(24),

En CARTAS A UN ESCEP-nco EN MATERIA DE RELI-GION, Balmes aduce razonesmuy dentro de su metodologíapara refu tar las pretensioncs de

quienes, por ejemplo, niegan elcarácter real de la revelación,

considerando insensatos a los quemantienen una actitud no sólode indifcrencia frente al fenóme-no de la religión sino tambiénpor el recelo que muestran yesa manifiesta indecisión sobre larealidad efectiva de los hechos

religiosos. Independientemente

de su no disimulado celo religio-so, teñido de cierta exaltaciÓn,lo que aquí sostiene Balmes es

ponderable por su sinceridad,nota que tipifica toda su ingen-te labor filosófica, lo que sin du-

da alguna representa, dentro dela realidad de la EspaÌla de ayer

y de hoy, una de las figuras más

egregias y más sensatas (25).

Sintetizando las ideas básicas

latentes en el pensamiento de

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Ralmes, podemos establecer 10 si-

f:iiiiente: se advierte en él un rea-firmarse la filosofía escolástica

sin afanes dogmáticos, un flore-cimiento del neoescolasticismo

y que ha servido para que deter-minados autores hayan pretendi-do encontrar una cierta relaciónimplícita entre esta nueva Esco-

lástica con los postulados de lasciencias modernas. En ciertosen tido su influencia ha sido

notable, destacada en el CardenalMercier y la misma Escucla de

Lovaina y sin perder de vista deque sus concepciones políticas,historiof,rráficas y filosÓficas re-presentan una verdadera reacciÓn

contra el pensamiento moderno.Reiteramos aqueIJo de que el ejede sus rei1exiones en la esferapropiamente filosófica es un es-tudio a fondo, un análisis y una

refutaciÓn tanto del empirismo

ing1cs como de la filosofía críti-ca de Kant v del Idealismo Ale-mcin en general y, en particular,una postura adversa a la filosofíade HegeL. Finalmente, hay enBalmes una clara influencia deThomas Reid y de la EscuelaEscocesa, sin dejar de lacio cleque tainhicn mantiene cierta re-laciÓn de afinidad con el espiri-tucùismo francés del siglu xix.

Ya para este siglo, hacia losaI-os 40 \ SO, la Univ'Crsidad de

Cerverd en ea talulia, se hab íaconvertido en lino de los centrosm;is importantes de Espaiid, tan-to en el campo de la filosofía co-mo en el de la cicnci,i. Fn dichofoco de ,\:T:in actividad intelec-tual, se llegÓ a desarrollar una lu-

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cha entre tendencias ideológicas

disímiles : entre los que susten-

taban lus principios del naturalis-mo materialista y los que propug-naban por las fórmulas del tra-dicioncùismo en materia sociale histÓrica, apoyaban los funda-mentos de la escolástica y que-rían preservar la religión en ge-

nercù, Dentro de la fiosofía idea-lista o espiri tualista se desenvol-vieron dos corrientes, a saber,una corriente propiamente esco-

lástica y otra ecléctica, Corno es

natural, la tendencia escolástica

estaba vinculada directamente

con los principios del dogmade la Iglesia, en tanto que el

eclecticismo combimiba a su imi-nera empirismo y racionalismo,Este tipo de eclecticismo hispáni-

co llegaría a represen tal' la pre-sencia de EspaÙa en la lucha antiescolástica, lo que supone una ac-titud de insubordinación contra

el orden intelectual impuesto,

una crítica que es una verdaderaevasiÓn al cri tcrio de autoridad,la cimentacilm de una culturafilosóficd y cienl ítica sobre basesmás objetivas, constituycndoseeste eclecticismu en tocla una

respuesta al sistema establccido,pero también el ocaso del régi-men ideolÓgico de AristÓtcles yun nuevo punto de partida delreimido de la raÚin; se dbren as í

las puertas a la idea de I)l)-greso con un esp íri tu innovddory optimista de las posibilidadesdel hombre concreto.

En este panoLima del pensa-miento filosÓfico en ESpdlÌd enun intento por hacer dquí una

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prescn tacil)n apenas completa yrigurus;i--, tenemos ante noso~trus a don Julián Sanz del Río

( i H I 7 -1 HG9), consideraclo comoportaesTandarte de los krausistasespaÙoles. Entre sus obras se des-tacan LECCIONES SOBRE ELSISTEMA DE FILOSOFIA A-NALITICA DE K. CH. CRIS-TIAN KRAUSE, EL IDEALIS-MO ABSOLUTO, Al\ALISISDEL PENSAMIENTO RACIO-:'AL, SISTEMA DE LA FILO-SOFIA METAFISICA y una se-rie de otras publicaciones y en-

sayos como LA MISION DE LAUNIVERSIDAD, IDEAL DE LAHUMANIDAD PARA LA VIDA,LA CUESTlON DE LA FILOSO-FIA NOVISIMA (Discurso al re-cibir la investidura de Doctor

en Filosofía, 1856), etc.

Nos interesa, por lo pronto,tomar nota de que se trata de unpensador que fue, dentro cle supa ís, EspaÙa, un pensador muysih'1ificativo, uno de los momen-tos más importantes cn el desper-tar filosMico de esa nación, Sus

obras, en términos generales, sos-ten ían el principio de que el sis-tema eseolástico del catolicismoen la cnser-ianza podríamos con-siderarlo como una premisa quedebiera ser excluida; la escolás-

tica se "petrificÚ" en las aulas

y en los claustros y, en conse-

cuencia, no estaba, como nosdice Fernando Mart Ín HueLas"abierta al quehacer y a la reali-dad de la calle ni a las inci tacio-ncs de un talante liberal que seabría paso" (26). Como vemos,Sanz del RÍc) se situaba ya como

una personalidad quc habría de

recibir de don .\Lircelino l\Icncn-deL y Pela),), ill'lTti\'ds, dictcriosy opiniones llU y unila tcrales, So-bre el particular se ha dicho tam-bién que "la valoniciÓn tremen-

damente negativa de .\knÓidezPelayo sobre el pensamiento y lafigura del krausisiio espailol ha

sido el principal elemento que hadecidido el silencic) \- el olvidohacia él por muchos a110S. El

criterio de D. l\arcelino, dada suenorme influencia, fue suficientepara determinar el ostracismo in-telectual y para liberar a los in-vestigadores de esta dedicaciÚn

negativa que ya estaba senten-

ciada" (27).A don J ulián Sanz dd Río se

le sude colocar dentro de unaideología liberal, correspondientea la primera mitad del siglo XIXpor lo que "no es sorprendente

en la obra de Sanz del Río el

contraste entre su esterilidad teÓ-rica y su enorme eficacia en elterreno de la educaciÓn y de lavida in telectual espcul0la" (28).En efecto, SanL del Río fue en-viado a Alemania en 1H43 conel propÓsito de estudiar all Í elavance y el progreso de la filo-sofía. Los resultados fueron deque en Heilderbarg surgiÓ su en.tusiasmo y su adhesirm por elpensamien to fiosÓfico de Karl

Christian Krause (1781-1832),

EligiÓ, justamente, el sistema

filosÓfico menos conocido y elde menor influencia en Alema-nia y Europa. Esta decisifm ha

sido muy debatida y que algunoshan considerado como inconsis-

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ten te e inoportuna. Se piensa en

la siguiente explicación: que erael sistema menos deísta y másreligioso, adverso a la filosofíade V oltaire y a los escépticos enmateria de religiosidad y, en con-secuencia, el más adaptable a latónica general del vivir y del

existir hispánico de la época. Yasí confiesa, por ejemplo que"escogí aquel (sistema) que, se-f,rÚn lo poco que yo alcanzaba co-nocer, encontraba más conse-cuente, más completo, más con-forme a lo que nos dicta el sanojuicio en los puntos en que éstc

puede juzgar, y sobre todo, mássusceptible dc una aplicaciónpráctica, razones todas, que si noeran rigurosamente científicasbastaban a dejar satisfecho miespíritu en cuanto al objeto es-pecial que por entonces yo mcproponía; fuera de que yo esta-ba convencido de que tales yno otros debían ser los caracte-res de la doctrina que hubicra desatisfacer las necesidades intelec-tuales de mi país" (29).

Vale la pena, por lo tanto, de-tenernos un poco en algunas con-

sideraciones sobrc el sistema

mismo de F. Krause, sistemaen el cual se mezclan principiosdel idealismo aleman imperante:Kant, Fichte, Schelling y Hegel.

En cierto sentido, representaba

una tendencia que embonaba conlas aspiraciones liberal-conserva-doras de grupos sociales y políti-cos dentro y fuera de Alemania.

Krause advierte en el pensar losmodos subjetivo o analítico así

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como el objetivo o sintético. Encl se afianza la noción de la in-discutible unidad del espíritu y

la naturaleza a través del hom-bre, pero sin incurrir en el pan-

tcÍsmo hegeliano, De ahí su con-cepto de un "racionalismo armÓ-nico" y que él prefiere sustituirpor el de "realismo racional"

("SÓlo de la razÓn sana y siste-mática, dirá después Sanz delRío, espera la humanidad unaley de vida que autorice la con-vicción y sosiegue el corazón").

Esta idea de un racionalismo ar-mónico la llamó el mismo F.Krause con. el iiombre de Panen-tcÍsmo, intentando establecertambién una metodología quemediara entre las tendencias de-masiado sintéticas del idealismoalemán y las formas analíticasque llevaron muy lejos los cmpi-ristas de la IlustraciÓn France-

sa. Ya lo hemos dicho. Krause seopone a Hegcl, quicn hacía delEstado un ente divino ydefiende la doctrina de que elEstado tiene limitaciones queimplican un rechazo de la tesisdc un Derecho fundado en elpoder absoluto del Estado. Todoeste conjunto de ideas las aceptay asimila Sanz del Río, amplián-

dolas dentro del mismo marcoconeeptual : principio del realis-mo racional, la intuición del yo,Dios, fundamento de nuestroconocer; el Ser es igual a Dios;causalidad y creación; omnipo-

tencia y santidad; el problema

del mal; el mundo se identificacon Dios y Dios se disuelve enel mundo, etc.

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En un sentido muy real y con-creto, podemos decir que juliánSanz del Río "españolizó" -co-mo nos dice el ya citado AlainGuy- la doctrina filosófica deKraust. La "españolizó" para ha-cerla, por así decirlo, más dige-

rible, más aceptada o tolerada

por la España de aquellos años.

Hizo de este modo profesión defe krausista, asimilándola a la vi-da intelectual y social de su pa-

tria. De este modo sus escritosrevelan, con mucha sinceridad, surechazo de la doctrina absolu tis-ta del Estado y la convicción de

que Nación y Famila represen-tan las instituciones fundamenta-les de la vida social de un país; deque la moral ha de encontrar en

el Estado y la Iglesia sus verda-

deros instrumentos. Sin embargo,como ya hemos anotado ante-riormente, el krausismo encontróen algunos sectorcs intelectualesde España una fuerte oposiciónproveniente de grupos demasiadoconservadores y excesivamentetradicionalistas, como por ejem-plo, de figuras relevantes tales

como D. Marcelino Menéndez yPe1ayo, tal vez porque las inter-pretaciones del krausismo en ma-teria de filosofía y de teología

tuvieran para ellos un cierto sa-bor exageradamente racionalista.En su ya conocida obra, HISTO-RIA DE LOS HETERODOXOSESPANOLES, D. Marcelino haceafirmaciones divertidas como és-tas: "Los krausistas fueron, más

que una escuela, una logia, unasociedad de socorros mutuos,una tribu, un círculo de alum-

brados, una fratría, lo que lapragmática de don Juan 11 lla-maba cofradía y monopodio; al-go, en suma, tenebroso y repug-

nante a toda alma independien-

te y aborrecedora de trampan-

tojos. Se ayudaban y se prote-gían unos a otros; cuando man-daban, se repartían las cátedrascomo botín conquistado; todoshablaban igual, todos vestíanigual, todos se parecían cn suaspecto ex terior, aunquc no separeciesen antes" (30).

En la presente centuria se he',manifestado Valbuena Prat enuna forma muy diferente: "Sellamó krausismo a trabajadoresdel pensamiento que, más poruna aceptación del sistema de

este filósofo alemán, sedistin-guían por la comunidad de idea-les: racionalidad en materia dereligión, plenamente liberales enpolítica, opuestos a la rutina

escolástica y abiertos a toda in-novación" (31), y don J'Oé Or-

tega y Gasset, sin sectarismos de

ninguna índole afirma en susOBRAS COMPLETAS; "Por losaños del 70 quisieron los krau-sistas, único esfuerzo medularque ha gozado España en el úl-timo siglo, someter el intelectoy el corazón de sus compatrio-

tas a la disciplina germánica.

Mas el empeño no fructificóporque nuestro catolicismo, queasume la representación y la res-ponsabilidad de la historia de Es-paña ante la Historia Universal,acertó a ver en él la declaración

del fracaso de la cultura hispáni-ca y, por lo tanto, del catolicis-

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mo como poder constructor depueblos. Ambos fanatismos, elreligioso y el casticista, reunidos,pusieron en campaña aquella fa-mosa hueste de almogáraves eru-ditos que tenía plantadas sus

castros ante los desvanes de la

memoria ctnica" (32).

Podemos darnos cuenta ahorade qué manera ha sido enjuiciadoel krausismo espaiiol o el krausis-mo en su dimensión hispánica ya su principal representante. In-

teresa tomar en consideración

que, pese a las diatribas contraeste filósofo y sus seguidores, su

influencia personal ha sido real-mente considerable, sobre todoentre quienes vIcron en sus di-sertaciones y conferencias, opús-

culos, cartas y otros escritos, unmodo racional de renovación enEspaña no sólo en lo filosóficosino también en lo político, loeducativo y lo moraL. Sabemos

que l-'1an parte de la r~novaciónacadémica, universitaria y peda-gógica en la España de los iniciosde esta centuria, podemos expli-carIa en funciÓn de la obra deSanz del Río y sus discípulos

(por ejemplo, Nicolás Salmerón,Gumercindo Azcárate, etc.). Deahí que se destaque la importan-cia del contenido pedagó¡"rIco de

su pensamiento, orientado en unsentido moralizante y buscando

las fórmulas más eficaces paraponer en práctica el concepto deKrause de una humanidad "comounión de naturaleza y espíritu"y bajo el principio de un hombreideado como ente racionaL. LaInstituciÓn Libre de Enseiìanza,

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creación de los krausistas españo-les, llegó a ser un verdadero semi.llero de ideas nuevas y fecundas,de conceptos que ponían al mun-do intelectual hispánico -tan ale-jado en este sentido de la Euro-pa-, con las doctrinas más enboga en otras partes del Conti-nente. Su función fue, en lo esen-cial, educativa y pedagógica y, encierto modo también, política.Junto al krausismo español sedesenvolvieron algunas tenden-

cias de tipo hegeliano, muycÓnsonas con los sectores radi-cales y republicanos de la bur~

guesía hispánica, sectores que es-taban interesados no sólo en larenovación puramente académica

y educativa sino también en cam-bios sociales, políticos y econó-micos, derivando hacia otros mo-delos muy propios de las socie-dades industriales de Europa yque no estaban contemplados,

sin embargo, en el programaideológico de los krausistas. Y es-te último punto es de suyo inte-resante, a saber, de por qué elilustre don Julián Sanz del Ríono buscÓ contactos ideológicos,digamos por caso, con la izquier-da hegelia1a o con los sectoresmás radicalizados de la filosofíaen Europa.

Tal como hemos dicho en laparte inicial del presente ensayo,no creemos que el método delas "grandes figuras" represente

la mejor y más adecuada forma

metodológica de exponer la es-tructura y el contenido no sólo

del pensamiento filosófico en Es-paIia sino de cualquier sistema de

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ideas que tengan alguna represen-

tatividad en el campo del pen-sar reflexivo. Sin embargo, noshemos ceñido a este método porla naturaleza misma de este tra~bajo, que es apenas un esbozo,

una resefia histórica, panorámica,del modo como la filosofía seha venido desenvolviendo, den-

tro de ciertas figuras cimeras

de Espafia, en el período com-prendido entre los siglos XlIi yxix.

Fáltanos por señalar de paso laproyección y el contenido de lasideas filosóficas de algunos otrospensadores españoles que tam-

bién, en su conjunto, han contri-buido al desarrollo, avance y des-plazamiento progresivo de la fi-losofía en ese país. Hombres demuchos y grandes méritos y queal lado de los arriba ya citados

por nosotros, forman toda una

constelación del pensamiento re-flexivo en Espaiìa y que no pue-den quedar marginados de lasobras de divulgaciÓn filosófica.

Por lo pronto, mencionemosa Raiffundo de Sabunde (1385-1436), quien se doctorÓ en ar-tes, medicina y teología. Comohombre colocado en la raya dedos mundos, el medieval y eldel Renacimiento, sus ideas seemparentan tanto con el realis-mo anselmiano y con las in-quietudes metodológicas propiasde la Edad Moderna. No comul-gó con el nominalismo de su cpo-ca y arremetiÓ racionalmentecontra la llamada doctrina de ladoble verdad (33). Sabunde insis-te de manera muy categÓrica en

la necesidad de excluir el crite-rio de autoridad y en apoyarse

únicamen te cn las experienciasque la naturaleza humana vive demanera ordinaria. Su temeridad,digámoslo así, impregnada tam-bién de espíritu racionalista,determinó que el PrÓlogo de suprincipal libro, LIBRO DE LASCRIATURAS, fuese colocado enel Indice de las obras prohibidas

por el Concilio de Trcnto y ex-

cluido como heterodoxo.Hernan Pérez de Oliva (1495-

1532) se recibió cn filosofía yteología en las universidades deSalamanca y Alcalá, ambos cen-tros famosos de cultura intelec-tual hacia esa época, Se le consi-dera como humanista cxtraordi-nario y de importancia mayúscu-la, que desarrollÓ un estilo níti-do y puro, siendo uno de los pri-meros autores que trataron yex-pusieron los temas filosÒficos enel idioma de Castilla, lo cual re-presenta un progreso considera-

ble en materia de difusiÓn y di-vulgación de las ideas. Se nosmuestra Pcrez de Oliva comopsicólogo y como metafísico. Enel primer aspecto muestra gran-

des dotes de penetración, lo que

lo convierte de hecho en un psi-cÓlogo consumado. En el segun-do aspecto, expone sus ideas me-taf Ísicas siguiendo una orienta-ción aristotélica. Supo, además,expresar en forma sintética elelevado ideal de la "paideia"

con su homólogo, la "humani-tas", integrando así lo que algu-

nos han querido ver en él un hu-manismo piadoso dentro de

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los círculos del Renacimien to.

Nos dice Ferrater Mora que Sa-

bunde estableciÓ y defendiÓla doctrina según la cual alnúcleo de las verdades funda-mentales se llega a través de lasimple contemplaciÓn de la Natu-raleza. Esto podría explicar la ra-zbn por la cual el Concilio deTrento vio en la THEOLOGIANATURALIS de Sabunde unaactitud demasiado naturalista endetrimento de los principios dela. Revelación.

No podemos dejar de conside~rar en alguna forma el gran FrayLuis de Lebn (J 528-1591). Esmuy conocida su céIebrc exprc-sión, luego de haber sido separa-

do de su cátedra -cinco añosdespués- "y como decíamosayer. . .", Luis de León tuvo alparecer ciertos parentescos he-

breos dentro de su familia, situa-ción que no dejó de tener algunaini1uencia en su vida sociaL. Ha

sido llamado el "Cisne de Tor-

mes" y detentb desde 1560la cátedra de "Santo Tomás"en la universidad de Salamanca,

Sábese de sus cuestionamientosante la Inquisición: se le censura-

ba y reprendía el haber dismi-

nuido el valor significativo de laVulgata, prefiriendo la versiÓn

judía de la Biblia, así como porla circunstancia de haber tradu-

cido al idioma castellano el CAN-TAR DE LOS CANTARES, noobstante que existía la expresaprohibición al respecto. Por otrolado, se le atacaba por sus fre-cuen tes tertulias y convivios conlos llamados "círculos judaizan-

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tes" de su comunidad, Pero en elcautiverio, nos dicen sus críticos

y comentaristas, llegÓ a compo-ner sus más expresivos y hermo-sos poemas, produciendo tam-bién LOS NOMBRES DE CRIS-TO. Sobre estos aspectos de lalírica de Luis de León nos ha di-cho Ramón D. Perés (en HIS-TORIA UNIVERSAL DE LA Ll~TERATURA) que "tomado enconjunto, el autor es un gran

maestro que haee de las fraseslo que quiere, siendo ora apaci-

ble, humilde, ora grandielocuen-

te, vibrante, vigoroso, rico de

ideas, comparaciones e imáge~

nes" (34) Y de que aquello de suascendencia judía es algo falso;que simplemente Luis de Leóntuvo de la cultura hebrea un hon-do conocimiento.

En lo propiamente filosbfico,Luis de León se presenta comoun pensador inclinado hacia elplatonismo. Pero dentro de estemarco demasiado amplio parapoder ubicarlo concretamente,contll'yen tendencias de la filo-sofí alejandrina, orientacionesfranciscanas y escotistas. El to-mismo no está propiamente in-serto en la formación ideológi-ca de Luis de León. La cadena desus retlexiones filosóficas rema-

tan en una teología que lindaigualmente con el dominio de lamística (decía, por ejemplo, quesus poesías se le habían caído delas manos casi sin notarlo él).Se advierte de esta manera eneste ilustre agustino una orien-

taciÓn hacia métodos críticosmodernos complementados con

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las doctrinas misticas. Hay, así,

una verdadera fusiÓn de plato-nismo con epicureísmo, aristote-lismo y estoicismo, bajo el idealde claros y rotundos principioscristianos.

Miguel Sabuco (1535-1592) fi-gura como uno de esos médicos-fiósofos que representaron para

Espaia una verdadera e innega-ble gloria. Se mantuvo dentrode una concepción crítica sinapelar a las viejas y venerables

autoridades que la tradición ha-bía establecido. LA NUEVA FI-LOSOFIA es considerada comosu principal y más importante

obra. No es un libro de simpleespeculación mística, teológicao metafísica. De ella se puededecir que es un tratado comple-

to, crítico dentro de su mo-mento histórico. Se refiere congran amplitud y seriedad a cues-tiones de psicofisiología, de filo-sofía del universo (Cosmología)así como un discurso sobre hi-giene familiar y un verdaderosistema de normas de conductapersonal, siendo su problemacentral el de la salud.

Las enfermedades, opina Sabu-

co, tienen su causa real, su gé-nesis natural en las pasiones queinfluyen de manera considerable

en los animales, pero mucho másen los hombres, siendo el "eno-jo" una causa psicológica básica

en el desarrollo de las enfermeda-des del cuerpo. Sabuco conside-

ró que el punto central de nues-tra actividad orgánica no 10 po-

demos ubicar en el corazón. Es

el cerebro este eje fundamental,el cual dirige y orienta toda la ar-monía corpórea del hombre. Co-mo podemos advertir, se tratade una especie de "fisiologíade la conciencia" en donde el

autor expresa su convicción de

que hay influencias muy negati-vas en el cuerpo humano, diga-mos, por caso, el temor, las con-trariedades, la depresión men-tal, los disgustos. Esto le abre

el camino para atreverse a for-mular una serie de reglas basadasen un régimen armónico en nues-tra vida: contacto con la natura-leza, vivir de acuerdo con susprincipios, buenos hábitos en laalimentación, el modo de con-ducimos, el necesario sueño.Podemos darnos cuenta de queSabuco se mueve dentro de unaesfera un tanto próxima a la quecaracterizó a los filósofos ára-bes: pensadores, espíritus inves-tigadores, médicos, matemáticos,hombres que auscultaron los se-cretos de la naturaleza humana ylos secretos del cosmos.

Ya un poco más avanzado elsiglo XVI, Juan de Manana

(1536-1623) se nos presenta anuestros ojos como un jesuita,autor de una monumental HIS-TORIA GENERAL DE ESPA-1\A, escrita en idioma castellanono obstante haber escrito él lamayor parte de sus libros en la-tín. Habiendo estudiado en laUniversidad de Alcalá, fue perse-guido y encarcelado por supues-tas ideas heterodoxas :se caracte-rizó por ser, sobre todo, personade criterio independiente, hom-

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bre de gran cultura, objetivo yaudaz en sus opiniones. Como fi~lósofo y como historiador diomuestras patentès de creatividad,de ser un espíritu reflexivo, buenobservador y crítico imparcial desu época. Defendió la prácticadel tiranicidio, basándose en losprincipios del derecho natural:cuando un príncipe, rey o so-berano ha llegado al punto másbajo de degradación y corrup-

ción política y moral, se justifi-ca a todas luces "librar la tie-rra" de esa persona. Censuró las

guerras de conquista cualquierafuera su pretexto; expresaba la

convicción de que al inicio delmundo las riquezas y los bieneseran propiedad comunitaria peroque una vez incrementada y desa-rrollada la codicia, se hizo de lapropiedad privada un principiosacrosanto. Hay en Juan de Ma-riana la valentía civil y social

que lo colocan dentro de la van~

guardia de quienes creÍan en elreinado utópico de la justicia entodas sus formas. Sus inquietudessociales no lo desviaron, sin em-

bargo, de cogitaciones cn tornoa Dios, la muerte, la inmorta-

lidad, etc. Dice, por ejemplo, ensus DIALOGOS DE LA MUER-TE Y LA INMORTALIDAD que"Dios prevé todo, pero prede-

termina todo", expresándose en

algunos aspectos como muy dadoal quietismo que aÚos más tardesería dcsarrollado por Miguel deMolinos bajo ciertos signos muyparticulares.

Andrés Piquer (1711-1772)fue también médico-filósofo, na-

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cido en Aragón. Publicó obrasvaliosas sobre temas diversos ta-les como TRABAJO DE LASFIEBRES, MEDICINA ANTI-GUA Y NUEVA, LOGICA MO-DERNA, etc. En estas obr'as sesostienen ideas filosÓficas y bio-lÓgicas, por así decido, dc nue-vo CUIlO. Defendió Piquer el prin~cipio de la experimentaciÓn, pre-scntándosc sobre esta base, comoun innovador de la medicina cn

Espaiìa. No se aviene este pen-sador con los métodos fundadosen el criterio tradicional de

au toridad ni en las concepcio-

nes peripatéticas más ortodoxas,distinguiéndose como hombrede ideas profundas y de riguro-so juicio científico.

En el sentido arriba anotado,Piquer llegó a mostrar una cla-ra y convincente adhesic)J a lasnovedades que venían de las for-mas ideológicas de la IlustraciónFrancesa. En una acepción estric-ta, Piquer fue psicólogo, moralis-ta, lógico, cultivador de la me-

tafísica y, en particular, refor-mador de la medicina. Sostuvola convicción de quc algo muydigno de ser aprcciado era, so-hre todo, la rectitud del juicioy de que "no debemos creer anadie por su palabra sino sola-mente por sus razones", En él notuvo cabida el materialismo filo-sófico, la concepción cruda delcorporalismo naturalista, pero supensamiento tampoco fue usur-pado por la metafísica vcrbalis-ta, prctcndiendo encontrar una

nueva vía, un nuevo camino, unasenda más () menos propia: ro-

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tunda exclusión del aristoteIismoy adoptaciÓn del atomismo deDescartes y de Gassendi. En sU

FILOSOFIA MORAL intenta re-futar el carácter decididamente

especulativo de la ética tradicio-nalista y, por otro lado, explica

que la razón debe proceder con

la suficiente cautela en materia

de Revelación, en particularcuando se la trata dc interpretar.

Se emparenta en algún sentidoeste autor, Andrés Piquer, con al-gunos otros pcnsadores un pocomenos conocidos, tales comoCardoso, el cual ha sido inscritopor OIga Quiroz Martínez dentro

de una tradición atomista verná-cula y que da paso para que D.

Marcelino Menéndez y Pclayo re-conozca que en esta materia "lafilosofía corpuscular pcinaba yacanas cn EspaÙa cuando apare-ció Gassendi", lo quc podríatambién significar que el viejoatomismo de Demócrito y Lcuci-po bien pudo reaparecer en Es-paÙa muchos aÙos antes que enel resto de los países de Europa.SC enlazan también con esta mis-ma tradición atomista, Juan Bau-tista Berni, Clavijo y Fajardo, Ca-vaniles, Barnades, Losada, Tos-

ca, insertos unos en el ala dere-

cha de la Ilustración espaÌlola y

otros, en el ala izquierda, pero

todos denotando diversas fasesde la pugna suscitada entre inno-vadores y escolásticos, entrereformadores y tradicionalistasdentro de la vida filosófica de laEspaÙa del siglo XVIII.

Nos interesa hacer mención de

la figura del sevillano José Mar-chena y Ruiz (1768-1821). Seinició primeramente en los estu-dios eclesiásticos pero un pocoantes de cumplir los 20 añosya se declaraba materialista, cor-poralista, ateo, convirtiéndose enun verdadero escándalo dentro

de los predios universitarios. Ensu obra, LECCIONES DE FILO-SOFIA MORAL y ELOCUEN-CIA, Marchena y Ruiz hace unaverdadera historia literaria deE spai'a , siguiendo un criteriopropio, muy próximo también alcírculo de los materialistas fran-ceses. Sábese que Renato dc Cha-teauhriand 10 llegó a llamar "sa.bio inmundo y aborto lleno detalento". En sus primeros aiìos

lo encontramos ligado aJuan Pa-

blo Marat, el revolucionario fran-cés, colaborando con éste en laedición del periódico "El Amigodel Pueblo",

Así como con Piquer podemosasociar algunos pensadores espa-

flOles ya mencionados por noso-tros, los mismos aparecen relacio-nados con José Marchena y Ruiz,haciendo unos, profesión defe anti escolástica, abiertamente

materialistas; otros, dentro de laortodoxia católica: Martín Martí-nez, filósofo materialista, escritory médico, quien escribió FI-LOSOFIA ESCEPTICA; Rame)lCampos, pensador vinculado alempirismo sensualista y mecani-cista; el ya citado Juan BautistaBerni, el cual ve en la filosofíauna función no especulativa sinocon una función social que ve enésta cultivada por los políticos,

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autor de FILOSOFIA H.ACIO~NAL, NATURAL, METAFISICAy MORAL, dcclarando como in-fecundo el mctodo de recurrir alos silogismos para resolver pro-

blemas humanos; el p, Tosca me-rece ser mencionado un pocomás por haber sido uno de losque introdujeron en Espai'a lafilosofía experimental, sobre to-do, cn los medios universitarios.Se dice de Tosca quc cl rccono-ció la importancia y la prcsencia

de la metafísica y que encontrÓcorrectos los elogios y alabanzas

que de ella hacían los distintosfiósofos; figura Tomás VicenteTosca como filÓsofo y tambiéncomo teÓlogo, matemático yautor de un COMPENDlUMPHILOSOPHICUM. Por su parte,Isaac Cardoso, médico jud ío por-tugués quc sc nacionalizÓ espa-i101, compuso una PHILOSOPIIILIBERA, estudio que versa sobrelos temas de la ciencia natural yen donde indica su convicciÓn dela evidencia de los sentidos "Lossentidos en las cosas naturales

merecen m¡ixima fc y debemosrecurrir y filosofar suponiendo suverdad; la experiencia es la verda-dera maestra de las cosas") ycn otro párrafo nos dice que los

escolásticos sólo rctuvieron deAristóteJcs los libros oscuros y

que favorecían las discusiones,echando a un lado aquellas obrasdonde AristÓteles estudia en uncstilo más abicrto tales como sus'cscritos sobre política, sobre los

cielos, sobre mecánica, los ani-males, etc. Francisco Palanco, de

la Orden de los Mínimos, Ccnsor

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del Senado Suprcmo de la lnqui-siciim, Obispo de Panamá, mos-tró una filosofía dentro del mar-

co dc la escolástica y dc cicrta

mancra fuc decidido impugnadordc la filosofía moderna. Alejan-

dro de AvcnrÜâ-io defendiÓ, comomaestro de Artes y profesor deteología, las ideas centrales dc lafísica moderna y refutÓ lasformas puramente aristotélicas,ideas cstas que publicó en sUS

DIALOGOS FILOSOFICOS ENDEFENSA DEL ATOMISMO(1716). Dicgo Matco Zapata,autor de la obra, OCASO DELAS FORMAS ARISTOTELI-CAS, profesÓ un probabilismofilosÓfico basándose en el supues-to dc que la verdad la podemosalcanzar como resul tado de nues-tras invcstigaciones; estableciÓ, a

su manera, que el contenido con-ceptual dc la palabra "novator"se la dcfinÍa en su época como si-nÓnimo de "hereje", RamÓnCampos, quicn vive a principiosdel siglo de las Luces, fue un con-vcncido senSualiSL¡, autor de lostratados SISTEMA DE LOGICAy EL DON DE LA PALABRA.Unos y otros, ya cerrados aristo-télicos, ya cnconados innovado-rcs, son la expresiÓn hispánica

del pensamiento tilosMico en losdiversos centros intelectuales deEspaiìa. Los Últimos representan,

sin duda ¡ùguna, la presencia es-panola en el grandioso movi-miento de emancipación de la es-colástica tanto por sus métodosy procedimientos como por elcontenido mismo de la tradiciÓnmediev¡ù.

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Javier Lloréns y Barba (1820-1872), ya más próximo a nuestraépoca ha sido llamado "el filóso-fo de la conciencia". Se recibiÓ

en la universidad de Barcelona

con los títulos de Derecho y Fi-losofía. Se le ha considerado co-mo el más activo creador de lafilosofía ecléctica de Catalui1a

(escuela catalana del sentido co-mún). Por "sentido común" en-tiende él "un análisis del pensa-

mien to humano o de su produc-to y la crítica de éste", Su orien-

tación se enmarca, por así decir-lo, en el cuadro de la Escuela

Escocesa, sobre todo bajo el in-flujo de Hamilton y, en gran me-dida, en la doctrina trascenden-

tal de Kan t.

Filosóficamente hablando, Ja-vier Lloréns y Barba se ubica,pues, en la tradiciÓn empirista in-glesa y de la Escuela Escocesa. Seacerca también a la Ideología

francesa dominante en ciertoscircuIos intclectuales de Europay América Latina. Dentro de susideales hay la pretensiim de cla-borar, crear y fundar una "filo-sofía indígena", una filosofíaque responda -es su manera de

pensar- a los intereses y a lascircunstancias de España. Deahí que expresara aquella idea deque "trasplantar a nuestro suelo

un sistema de filosofía exóticotraería aparejada muy prontouna abdicación más completa de

la libertad de pensamiento perso-nal", punto de vista que implica

un deseo de encontrar fórmulas

nativas, propias, a los problemasde la vida espaiìola. Y sin colo-

carse en tal o cual bando ideolÓ-gico, Llorcns y Barba hace la

observación de que la metafísi-ca formula de una manera aprio-rística sus métodos; de que nosólo el método tradicional de ladeducción es el más indicado pa-ra resolver problemas que Única-mente es posible explicarlosy determinados por el testimo-nio vivaz de la conciencia, de

las nativas y naturales vivencias

del hombre, Más claro no puedemanifestarse en este filósofo latendencia inmanentista: el marcode la verdad no se puede estable-eer, repetimos, a priori; hay queceiìir todo principio o toda ver-dad en y desde la conciencia. Poreso él define la metafísica cn

términos de "examcn o investiga-ción de los primeros principios".Pero toda su elaboración teóri-ca en los campos de la psicolo-gía, la cosmologÍa, el conoci-

miento humano, culmina en unasíntesis de racionalismo y cmpi-rismo con el predominio de una

teología racional en donde Diosaparece como condición necesa-ria de todo conocimiento y de

toda verdad.

En este esbozo, un tanto su-perficial pero ambici.oso en sus

pretensiones, he intentado bos-

quejar y rese1Ìar algunas ideas

propias del mundo intelectual deEspai'a, así como esta nación oconjunto de pueblos fue capaz

de hacer recepción de ideas "exÓ-ticas" modernas y de que hastaqué punto el progreso filosóficode cualquier comunidad está enrelación directa con el plantea-

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Lucio Annco Scneca nadÓ en la ciudad de CÓrdoba, EspaÙa y vivió sucesivamente enlas cortes de Calí¡;ula, Claudio y Nerón. Se le reconoce como figura capital dentrodel llamado "estoicismo nuevo". Su tono personal es, sobre todo, de carácter moral yreligioso,

Citado por Alain Guy en Los Filósofos Españoles de Ayer y de Hoy, hJitorial Losa-da, S,A., Buenos Aires, 1966, pág. io.

"Fstá en primer lugar la fuerte vitalidad t1osÓfica de EspaÙa, que conoció su akmcen el Siglo de Oro, y c¡ue ha repetido en el siglo XIX su ascensión (bajo el aguijón,

sobre todo, del krausismo y también de la escuela espiritualista catalana) para alcan-zar en el siglo del átomo un renacimiento asombroso", Obra citada, pág. 29.

José Ferratcr Mora, Diccionario de Filosofía, Tomo I, FJ. Sudamericana, BuenosAires, 1965, pág, 164.

Ramón D. Pére;:, Historia Universal de la Literatura, EJ. RamÓn Sopena S.A., llarce-lona, 1969, pág, 91. 'Eli de Gortari, Logica General. Editorial Grijalbo, S.A., México D. F., 1965, pág. 20.

FI Hilemorfismo es la doctrina fìosófica según la cual los cuerpos.son el resultadode dos principios distintos y complementarios, llainados "materia" y "fonna" queson fuente, respectivamente, de las propiedades cuantitativas y cualitativas de esoscuerpos, (Vocabulario de Filosofía de Regis Jolivet),

Eii su voluminosa obra Historia de los Heterodoxos Espaiìoles, nos dice su autor, O.Marcelino Mcnénde~ y Pelayo, por ejemplo, "que la fiosofía corpuseular peinaba yacanas cuando apareció (;assendi" (Libro Y, Capítulo J)

Silvio Zavala: Filosofía de la Conc¡uista, liondo de Cultura FconÓmica, México, 0.1'"1972, págs, 34-35. En los mismos términos se refiere antonio GÓmcz Robledo en suPolítica de Vitoria,

En "Corazón y Cabeza" de José Ortega y Gassct. Obras Completas, Revista de Occi-dente, Madrid, 1952, pág, 149.

Juan Luis Vives, Tratado del Alma, Espasa Calpe Argentina, Buenos Aies, 1945, pág.87.

miento efectivo y consecuente delos problemas que se suscitan,España no fue mera y pasiva na-ción receptora de ideas; fue tam-bién incitadora y promotorade conceptos básicos y cn mu-chos aspectos su desarrollo fio-sófico fue paralelo, por lo me-

nos subtcrráneamente, al desen-volvimiento fiosófico de losotros pueblos de Europa, Yahemos examinado .ù principiode este ensayo las razoncs que

militaron en contra de España,

la "leyenda negra" que se tejió

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cn su contra, las circunstancias

adversas internas y externas. Enfin, hemos tratado dc establecerque los problemas dc la filosofíano pucden aparecer desligadosdel devenir histÓrico de un pue-blo y de que, cn todo caso, elporvenir de la filosofía esiá endirecta relaciÓn con un plantea-

micnto scrio, riguroso y objetivodc sus problemas, nunca fueradel contexto dc la vida humanaslio desde y en la vida dd hom~brc,

NOTAS

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(12) Obra Citada por Alain Guy, pág. 66.

(13) Obra Citada por Alain (;uy, pág. 66.

(14) Gregorio MaraliÓn lambién diría de Vives que era un "desterrado voluntario por exce-so de amor" a i-'.spaÚa.

(15) Ln su obra, El Origen Espailol del Derecho Internacional, (1928), nos dice su autor,Bmwn Scotl que "el Derecho Internadonal necesitaba una fiosofía y Suárez la for-muló".

(16) Suárez no es un hom brc ajeno a su tiempo; nO divaga en cavilaciones o espeeulado-nes puramente metafísicas. Le interesa, sobre todo, el problema humano formuladoracional y filosúlieamen te_

(17) Como saga/- crílico nos dice en su Guerras FilosÓficas que "se debe corregir la te-meraria presunciÓn de aquellos que, con el título de estar el objeto de la filosofíasujeto al imperio de la razón, pretenden una libertad sin iímites en el mosofar",

(18) Ln el PrÓlogo ,1 la Antología dd Teatro Crítico Universal y de las Cartas Eruditas,Alianza EditoriaL. Madrid, 1970, pág. 21.

(19) J .M. LÓpe/, I'iiiero, La Introducción de la Ciencia Moderna en Espaiia, EdidonesMiel, Barcelona, 1%9. pág. 8.

(20) Ibid, pág. 12.

(21) Citado por Danicl llravo A. en su tesis para optar el dOdorado en historia, La Anti-güedad Clásica en el Pensamiento Historigráfico Espaiiol del Siglo XiX, Panamá,1970, pág. 75.

(22) Jaime Ludano Balmes, Filosofía Fundamental, Fd. Sopcna Argentina, Buc,nos Aires,1942, pág. 258.

(23) Ibid,pág.191.

(24) Ibid, pág. 192.

(25) F.n nlanto a historiador, nos dice D. Bravo sobre BalInes: "La visión (k Baliies sobre

César, Augusto y el Imperio no puede ser más acntada" (Obra Citada, pág. 90).

(26) l'ernando Martín Buezas, La Teología de Sanz del Río y del Krausismo EspaÙol, Ld,(;redos, Madrid, 1977, pág. 24.

(27) lbid, pág. 20.

(28) Citado por D. Bravo, pág. 268

(29) J. Sanz del Río, Cartas Inéditas, citado por I.M, tluezas, pág, 30,

(30) Y en otra iiarte dii:e, (:on un pasionisiro casi chabacano: "Peor que Sanz del Ríono i:abe en lo liull1ano pensarll.

(31) Citado por D. Br;ivo, pág. 268_

(32) los':, Orteg;i y (;assct, Obras Completas, roiio i. Te'fcl'fa LdidÓn, Revista dc Occi-dente, Madrid, 1953, pág, 212,

(33) Nus dic(, José Ingenieros L'n su obra I'rolosicioiies Relativas al Porvenir de la Filo-sofía, Biblioteca Clásica Coiiteinporáiie¡i, ¡'d. Losad;i, S.A., B. AIr(,s, 1960: "Cono-Çl;is la pen,griiia tars;i universitaria que rC'llató en la invenciÓn de la teoría de lasdos verdades, permitiendo a sus partidarios t'iicender un cirio a Orrnuz y otro aAliriiián", pág. 19.

(34) Obra citada, pág, 268,

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P AlTlJNf) R()MEH() C,

INTRODUCCION

En esta hora de rectificacio-nes nacionales, sobre todo en loatinente al Sector Educativo,

cumplimos con ofrecer nuestroconcurso dirigido tanto a loseducadores como a los estudian-tes, a los padres de familia y

a la ciudadanía en general, en

torno a algunas consideraciones

fundamentales a fin de que po-

damos comprender y analizarmejor el momento actual de laeducacii)l en Panamá.

1 ELEMENTOS DE DIAGNOS-TICO

Derogada, como en electo loha sido, la antigua "ReformaEducativa" por parte del Gobier-no Nacional, en obediencia a lamayor presión popular nunca an-tes realizada en Panamá, corres-ponde ahora a todos los paname-

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flOS -directa ° indirectamente---

dedicamos a la tarea de realizarun serio estudio para sentar lasbases de una Nueva Política Edu-cativa NacionaL. Pero para anali-zar un proyecto de esta natura-leza, este estudio debe ser prece-dido de un análisis de la realidadeducativa, En consecuencia, en

este aspecto, presentamos algu-nos elementos de diagnóstico.

No podemos menos que coin-cidir con la crítica que, desde dis-tintos sectores nacionales, se ha-

ce oir para sefialar las fallas delas actuales estructuras educati-

vas y que, por lo tanto, no están

a la altura de las necesidades so-

ciales. No podemos negar que enPanamá se han realizado conside-rables esfuerzos para superar in-justicias. Muchas iniciativas así lodemuestran: en orden a dismi-nuir el analfabetismo, a desallo-

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llar planes, programas y regla-mentos fundamentales, a flexi-bilizar lOS CUIT ículos de estudio,

agilizar los procedimicntos y téc-nicas pedagÓgicos, a otorgar ma-

yor participación estudiantil y aintentar divcrsificar los estudios;

sin embargo, muchas veces, comoocurrió en los planes de la dero-gada "Reforma Educativa", estasevaluaciones no se establecieronmediante un amplio consenso li-bre de imposiciones ideolÓgicas,No obstante, el pueblo ha demos-trado con su apoyo masivo yconsciente que nuestra escuela si-h'le siendo como institución so-cial e! ámbito moral y cultural delos panameños,

Carecemos, por otra parte, deuna justa pluralidad de desti-nos para la juventud demasiado

orientada a la Universidad, la queaparece todavía como el únicocamino claro para los estudian-tes, porque el tipo mismo de laedueación que reciben se orientaen esa direcciÓn, lo que natural-mente no tiene sentido real. Nues-tra Universidad, por razones co-

nocidas, no está al alcance de

todos; sin embargo, en un soste-nido afán de lograrlo, sobre todoen los últimos ocho años, sólo hafavorccido que se agraven, en al-gunos rubros, los problemas de

saturación del campo profesionaly de baja calidad en la enseñanzaque se imparte,

El sistema educativo ha que-

dado prácticamente a la zaga delos cambios sociales. No se ad-vierte suficientemente su vincula-

Clon con la vida. Por eso urgecnsayar nuevas formas pedagÓgi-

cas,

La Nueva Política EducativaNacional debe atender a las di-versas formas de participaciónque han asumido las partes inte-resadas: los estudiantes, los maes-tros y profesores y los padres de

familia, La autocrítica es útil eindispensable para los responsa-

bles de la ensefianza. En lo re-feren te a la educación particular,es justo reconocer el aporte realque esta ensei'ianza ha dado alpaís. La contribución dada porel sector de la educaciÓn parti-cular merece no sólo el recono-cimiento de la comunidad nacio-nal, sino el necesario estímulo

por parte de! Gobierno NacionaL.

Las disciplinas tecnolÓgicas ylas actividades productivas no dc-ben postergarse, pero su planifi-cación y aplicación han de res-ponder a las verdaderas necesida-des del país en este aspecto. Através del proceso educativo po-

demos cambiar prejuicios socialesrelacionados con una mentalidaddesvalorizadora del trabajo,

Cierto es que la vinculaciÓn

del estudio al trabajo es un aspec-to pedagógico muy positivo, poresa circunstancia la eduacIón de-be tender a la valoración del tra-bajo y vincular la teoría con la

práctica, siempre siguiendo unalínea metodolÓgica adecuada yoportuna.

Siempre que se conciba esteprincipio de enseñanza teórico-práctica en términos de un alto

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valor pedagógico y humano, me-rece ser tomado en cuen ta encualquier sistema educativo, Tal

afirmación cobra mayor sentidopor cuanto el trabajo no sc agotaen la función puramente produc-tiva. Hay otros tipos de trabajo

que deben ser igualmente consi.derados: el trabajo creativo, el in~telectual, el artístico, etc, Por esoningún sistema educativo dcbeexagerar la necesidad del trabajomanual-tecnológico porque eso

sería crear nuevos factores de de-si¡.rualdad.

11 INFORME DE LA COMISIONDE LA ANTIGUA "REFOR-MA EDUCATIVA"El Informc de la Comisión Na-

cional dc Reforma Educativa,"Reforma Educativa" ya deroga-da, contiene una concepciÓn glo-bal de la sociedad y del hombreen la perspectiva de aproxima-

ción al socialismo. Al parecer re-presenta una concepción de am-plitud, pero que resultÓ en lapráctica un arma de dos filos:por una parte parecía ser positi-va; pero al mismo tiempo ence-rraba el riesgo dc un totalitaris-mo cultural, todo ello manejadocon el empleo de expresiones am-biguas, lo que justamente resultanecesario aclarar.

El uso de categorías marxistas,

por cierto mal empleadas, de aná-lisis social dificultÓ la realizaciÓnde un debate objetivo y desapa-

sionado. Esto se debe a que elperfil de una ideología dominan-te despierta reacciones discordan-teSo

70

Prácticamente en ese informese privaba a los padres de familia

del derecho inalienable que tie-nen para escoger la educaciÓn

que mejor convenga a sus hijos.En cuanto a la nccesidad de un

consenso nacional, condiciÓn bá-

sica absolutamente necesaria paraperfeccionar nuestro sistema edu-

cativo y promover el dcsarrollocultural del país, no se respetÓ

esta indispensable condición, y

ello contribuyó al rechazo de la"Reforma Educativa" por partede todo el pueblo panameiio

(manifestación cívica del 9 de oc-tubre de 1979).

Adolecía también el mencio-nado informe dc un marcado in-tento de adoctrinamiento masi-

vo a travcs de la escuela. Esto,por supuesto, fue rechazado por

el pueblo porque la educación

no puede subordinarse a los fincsde una determinada ideología.Contrario a lo que establece laConstitución Política de 1972,

que garantiza la libertad de en-seiianza, se quiso monopolizarla ensei1anza en contravención a

los derechos naturales de la per-sona humana. Olvidaron quc noes competencia de la autoridadpública determinar el caráctcrpropio de cada cultura (plura-lismo en la educación).

Se pretendía subordinar la es-cuela a un determinado modelosocial prefijado, convirtiéndola

en un tipo de escuela reacciona-

ria, ajena al dinamismo que de-be acompañar todo proceso so-cial. Es decir, se forzaba a la cs-

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;uela a reproducir un modelo y110 a desarrollarse en constanterevisión crítica en función dela cambiante histórica de nues-

tro país.

Se intentaba ret1ejar, en elmencionado informe, un cierto"humanismo" en su contenido,pero en la realidad éste quedó

disminuido por un constanteénfasis tecnológico y mecani-

cista. Olvidaron también los co-misionados de la antigua "Re-forma Educativa" que el puntode referencia de un auténticohumanismo no puede ser única~mente la tecnología o la econo-mía. Hay que seilalar la prima~tÍa de la cultura espiritual sobreel progreso materiaL. El progre-

so técnico no hace necesaria-mente al hombre mejor o máshumano.

Fundamentos Doctrinales

La educación es un derecho detoda persona. Apunta al desarro-llo armónico de las condiciones

físicas, intelectuales y moralesde la juventud,

La educación promueve alhombre en su doble dimensión,personal y colectiva.

"Es indispensable que quienes

se preocupan de educar y de pla-nificar la educación conozcan lú-cidamente el tipo de hombre queaspiran a formar. Deberá ser:SOLIDARIO, abierto a los valo-res de la naturaleza y de la cultu-ra y a las relaciones interperso-

nales. En la sociedad pluralistahabrá de ser capaz de DIALOGO,

de convivencia y de colaboracióncon otros grupos, consciente de

su vocación personal, poseedor

tanto de una especialización co-mo de una formación culturalsuficiente, capaz de una deter-minación realmente libre, consentido misional de justicia yservicio, con una fe insertada

en la realidad temporal.". . . Para la formación de este

tipo de hombre se precisa: unaeducación para la libertad y laresponsabilidad, para el amor yel servicio para la comunidad;

una cuidadosa formación de lasensibilidad, una adecuada for-mación de la inteligencia, unaeducación orientada al aprecio

del trabajo, de la ciencia y de la

técnica; una cuidadosa atenciónpor las disposiciones individuales,una seria preocupación por laformación profesional" (1 b., Le).

"La educación que deseamoses, justamente llamada PERMA-NENTE, esto es, la educaciónque afecte a todos los hombres

y a todas las edades".El hombre, hay que tenerlo

presente, es artífice de su éxitoy responsable de su pecado. La

educación es la herramienta de

su liberación. Educar significacapacitar al hombre para que sehaga au tor de su propio progreso.

En cuanto concebimos la edu-cación y el desarrollo, sabemos

que la educación es la mejor in-versión de un país. El verdadero

desarrollo no puede ir contra elhombre. Los cambios son nece-sarios, pero en el respeto por los

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derechos fundamentales de laspersonas.

En cuanto a desarrollo perso-nal, entendemos que cada indivi-duo es único e irrepctible y res-ponsable de su progreso o de sufracaso, Todos los hombres estánllamados a 10gTar su pleno desa-

rrollo.

En cuanto a educación y tra-bajo, comprendemos que el tra-bajo promueve la fraternidad delos hombres. Por esa razón no sele puede considerar como unamercancía cualquiera. Si no seestudia y practica con un sentidopedagógico y humano, puedeconvertirse en instrumento de es-clavitud y deshumanización.

Sobre el humanismo cristiano,armoniza el sentido de autono-

mía individual y el de solidari-dad. La fe cristiana ilumina lasgrandes interrogantes de la vida:señala el origen y la dignidad del

hombre, llamado a vivir en comu-nidad, solicitado por e! bien y elmal, elevado por encima de lomeramente material y responsa-ble de sus acciones, cuya existen-

cIa se proyecta más allá de lamuerte.

"En todo el mundo crece másy más e! sentido de autonomía y,al mismo tiempo, de la responsa-bilidad, lo cual tiene enorme im-portancia cn pro de la madurez

espiritual y moral del proccso hu-mano. .. De esa manera, somos

testigos de que nacc un nuevohumanismo, en el que el hombrequeda definido principalmentcpor su responsabilidad hacia sus

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hermanos y ante la historia" (Va-ticano 1I, Iglesia en el Mundo, N°55 ),

El humanismo cristiano bienconcebido y practicado, rcsultascr el humanismo verdadero;pues cualquier otro tipo de hu-

manismo con tendencia ideológi-ca (Capitalismo-Marxismo) resul-ta ser exclusivo y por tanto, aten-ta contra la dignidad de la perso-

na humana. "Ni la explotaciónutilitaria de! hombre por el ca-pitalismo, ni el manejo totali-tario que de él hace el marxis-

mo, hacen justicia a la dignidadhumana".

En cuanto al papel de los pa-dres de famila, a ellos correspon-

de elegir libremente la escuela

de sus hijos. El Estado, por su

parte, debe facilitar esta elec-ción. Los padres con todo dere-

cho, están llamados a participaren las actividades de la comuni-dad escolar. Su participación de-cidida en apoyo a las justas de-mandas de los educadores, duran-te la huelga pasada de septiembrey octubre, y su correspondiente

rechazo a la antigua "ReformaEducativa", evidencian el valory la fuerza de su indispensable

aporte a todo cuanto se refierea las actividades escolares.

Finalmente, en cuanto al Es-tado y la educación, comparti-

mos como bueno y aceptable loestablecido por el Vaticano 11:

"El Estado debc procurar que

a todos los ciudadanos sea accesi-ble la conveniente participaciÚn

en la cultura y que se preparen

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debidamente para el cumplimien-to de sus obligaciones y derechos

civiles, Por consiguiente, el mis-mo Estado debe proteger el dere.cho de los niños a una educaciónescolar conveniente, vigilar la ca-pacidad de los maestros y la efi-cacia de los estudios, mirar porla salud de los alumnos y promo-ver, en general, toda la labor es-colar, teniendo en cuen ta el prin-cipio de subsidiaridad y exclu-

yendo, por tanto, cualquier mo-

nopolio de las escuelas que se

opone: a los derechos natos de

la persona humana, al progreso

y a la divulgación de la misma

cultura, a la convivencia pacíficade los ciudadanos y, al pluralis-mo que hoy predomina en mu-chísimas sociedades". (Vaticano11, Educación, N° 6).

Entre los derechos y obliga-ciones específicas que tiene unEstado democrático con respec-to a la educación, que debe aten-der con dedicación preferente,tenemos:

1. de protecciÚn: el Estado tie-ne el deber de asegurar y ga-

rantizar el derecho de los ni-ños a la educaciÚn escolar

adecuada, y el de los adul-tos a proseguir su formaciónhumana y su capacitaciónpara el trabajo.

2. de promoción: al Estado letoca favorecer la iniciativade todos los interesados en

la educación, en la sociedad

civiL. En concreto, debeapoyar la creaciÚn de orga-

nismos intermedios, consi-derados como una necesi-dad en la sociedad actual.

3. de coordinación: al Estadocorresponde preocuparse de

que los recursos físicos y

humanos disponibles llenenlas crecientes necesidades

culturales, sociales y econó-micas.

Esta funciÓn la cumple el Esta.do a través de la planificaciÚnintegral de la educación, la cualdebe ejercer en coordinaciÓn conlos responsables de los otros sec-

tores de esta actividad nacional,

y respetando la autonomía espe-

cífica de las instituciones univer-

sitarias. Por tanto debe:-asegurar la participación e-

fectiva, al nivel de decisiones, delos diversos grpos interesados enla educación;

-respetar los valores de la co-munidad, en la formulación delos objetivos y metas como delos medios que se proponen paraalcanzarlos. Esto significa que

hay la exigencia tanto de un ele-mento común en materia de ob-jetivos, planes y programas, co-

mo de promover los factores deauténtica diversidad de los mis-mos;

-atenerse al principio de sub-

sidiaridad que, en este caso, sig-nifica promover la planificaciónlocal y sectorial, reservándose al

plano nacional sólo aquellos as-pectos que exige el bien común".(Obispos chilenos, los católicos yla educaciÓn, ll, B).

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En general, e! Estado debecrear las condiciones para que to-dos los ciudadanos gocen de la

cultura necesaria. Su papel es decarácter subsidiario y no mono-pÓlico,

REFERENCIAS:

ROMERO C., PAULINO "Algunos Elementos de Diagnóstico de la Educación Panameña",Panamá, 1974,

MINISTERIO DE EDUCACION. "Informe General de la Comisión Nacional de ReformaEducativa" (de Septiembre 22 de 1970 - julio 22 de 1971).

CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE (Junio de 1973).

HAVIGHURST J., ROBERT y OTROS "La sociedad y la Educación en América Latina",Buenos Aires, 1970,

ANTONIO SAN CRISTOBAL, SEBASTlAN "Filosofía de la Educación", Madrid, 1967.NASH, PAUL, "Libertad y Autoridad en la Educación", México, 1968,

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nuevas y ricas combinaciones deelementos que conforman el pai-saje geográfico del Istmo de Pa-namá que conocemos hoy y quese encuentra en un estadio derápida evolución.

2. El paisaje geográfico hacia

1500Cuando los primeros europeos

llegan al Istmo de Panamá en-

cuentran un país que teníaentre 120 y 200 siglos de presen-cia humana continua, tal co-mo lo sugieren las evidencias ar-queológicas, y que conocía unaetapa de verdadero auge demo-

gráfico. Ello tiene graves implica-ciones en el poblamiento, el pai-saje natural y la organización delespacio ístmico precolombino.

a. Los hombresDiversos autores han adelanta-

do cifras de población amerindiaen 1500 que se extienden entre225,000 y 2,000,000 de habitan-tes, aunque nosotros nos inclina-mos más por un cuarto de milónde hombres. En todo caso, ,ellosparecían encontrarse desigual-mente distribuidos.

En las tierras altas, veríamos

menos de 0.4 habitantes porKm2; quizás entre 0.4 y 1. habi-tantes por Km2 en los piedemon-tes y la costa atlántica; y entre 4

y 6 habitantes por Km2 en losbajos valles aluviales y las llanu-ras litorales de la costa del Pací-

fico, en Chiriquí, la región cen-

tral y las depresiones del Bayano,Tuira y Chucunaque. De todasmaneras, el máximo de pobla-

76

miento pareciera concentrarse, ala llegada de los conquistadores,

de acuerdo con las crónicas dela época, en las amplias llanuras

de la región central entre el RíoTabasará al Oeste y el Río Cha-

me al Este.

b. Paisaje natural

Quizás un centenar de siglosde caza y recolección mediante

las técnicas paleoindias que inclu-yen el uso del fuego, por micro~

bandas que en conjunto se eleva-rían de 6,000 a 33,000 habitan-tes en todo el Istmo, pero sobre

todo los 1,500 años de agricultu-ra formativa, con una poblaciónalgo mayor y luego los otros1,500 año, de la agricultura degestos plenos con una poblaciónmás abundante todavía y en au-mento hasta principios del sigloXVI, han debido modificar pro-fundamente el ambiente naturaldel territorio ocupado hoy por laRepública de Panamá. No creoconveniente repetir aquí los cam-bios de la flora y la fauna provo-cados por el hombre, estudiados

con mayor detalle por arqueólo-gos como R. Steward, OIga LIna-res y RIchard Cooke, asimismo

como el zoogeógrafo Ch. Bennet;o lo que ya expresé en mi comu-

nicación sobre los "120 siglosde evolución de la poblaciónprecolombina del Istmo de Pana-má".

Sin embargo, estimo que sí esútil referirme a las estructuras de

organización del espacio que en-

contraron los Conquistadores en

Panamá y que serán transforma-

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das radicalmente en el primer

siglo de ocupaciÓn hispánica,

c. Organización del espacioEl territorio del Istmo era,

antes de la Conquista ibérica, unpuente que unía las dos grandesmasas terrestres del Continente,lo que se conocería despuéspor la América del Norte y la delSur, La intensidad de los movi-

mientos mi¡.atorios o de pasoparece aumentar cuando se ad-vierten intercambios culturalesque sin duda acompailaban los

comerciales, entre las grandes

culturas del Continente, las de

Mesoamérica y las de las altasmesetas colombianas y peruanas.

Se han identificado 79 tribusen las cualcs se encontraba dis-tribuida la poblaciÓn panamei'a ala llegada de los cronistas hispa-

nos, que constituían el mínimode las divisiones político-adminis-tra tivas de la Úl tima etapa pre-colombina, con un promedioaproximado entre 1.500 y 3,000habitantes cada una, dedicadas a

una agricultura de corte y que-

ma. Ellas cubrían, sin duda, losterrazgos más útiles del país.

3. Creación de nuevas estruc-turas de poblamiento y deusos del suelo: Siglo XVI

La llegada traumática de losespaÙolcs y los servidores africa-nos trastorna notablemente la

estructura del poblamiento y dela organización del territorio pa-nam eÌlO , I,os amerindios son rá-pidamente diezmados y reempla-zados, aunque parcialmente, por

nuevos hombres llegados de Eu-ropa y Africa, y, más tarde, tam-

bién de las otras regiones vecinas

del Istmo de Panamá.

a. Hombres y migracionesEn efecto, la t,'lerra, las epi-

demias, los destierros de pobla-

ción indígena para las Antilasy sobre todo para el PerÚ y elrechazo de la vida, como en otraspartes de Mesoamcrica, llevan ala casi completa desaparición dela poblaciÓn originaL. Sobre los

restos demográficos se edificauna nueva sociedad a partir depequeñas concentraciones, aldeasdiminutas que reunen a los rarosy nuevos habitantes del país,Primero, en el Darién y en par-ticular la costa norte con SantaMaría la Antigua y Acla; luego,desde la década de 1520, las sa-banas próximas de Panam,í y de

Natá, desde Chame hasta Pedasí.En el Darién, casi vacío, la saba-na retrocede y la i10resta ha prác-ticamente ocupado el territorioen la segunda mitad del sigloXVi.

Finalmente, los nuevos domi-nantes se dirigen principalmente

hacia el oeste. En 1559 se con-

quista Veraguas, se fundan algu-nos poblados de vida más bienefímera y se establece el régi-men de la encomienda, originariode fuertes perturbaciones -demo-

t,'fáficas en esa Gobernación.El resultado será una nueva

estructura de poblaciÓn y de po-blamiento en la cual los inmi-grantes ocuparán un lugar relati-vamente confortable, aunque no

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logren alcanza:::, a fines del sigloXVI, un décimo de la poblaciÓnamcrindia de 1500,

Hacia 1575 se cuentan cercade 800 blancos en el Istmo, más

dc 5,600 negros africanos ya seaesclavos, cimarrones y negros li-bres y entre 3,000 a 4,000 indios

organizados en 5 Ó 6 reduccio-nes. Estos 10,000 hombres apro-ximadamente ocupan el territo-rio realmente sometido a la auto-ridad colonial y que cubre ccrca

de 1/4 del Istmo dc Panamá. El

resto estaría poblado por quiÚsotros 10,000 indígenas que dis-persos en las selvas y serran ías

practicaban la agricultura itine-rante de corte y quema, comple-mentada por la caza, pesca y re-colecciÓn tradicioncùes,

b, OrganizaciÓn del espacioAl principio de la conquista,

los espaiioles no hacen más quecopiar la estructura del pobla-

miento indígcna, pero después

del establecimiento de la funciÓndc tLÍ.nsito, desde la década de1540, se difcrencian coa mayornitidez las dos grandes regiones

activas histÓricas: la transístmica

y el interior rural, es decir, las

sabanas que miran el Pacífico,

Así, sc establece un eje urbanoen direcciÓn Norte-Sur con lospuntos terminales en el A tLinticoy el Pacífico y los si tios de relevoa lo largo de la ruta intcrmedia,

En el interior rural, las autorida-des propician una política dc ha-bi tat concen trado y dividen elterritorio en dos ò'Tandes circuns-

cripciones: la Alcaldía Mayor de

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Natá que cubrc las actuales pro-vincias de Coclé, Herrera y LosSaiitos, y la GobernaciÚn de Ve-raguas que se extendía hasta lafrontera con Costa Rica, En laprimera se funda Natá, Penono-

mé, La Villa de Los Santos, pue-blos espai'ioles, y l'arita, Cubitay Olá, reducciones indígenas. En

la GobernaciÓn de Vcraguas, lasprimeras fundacicJlies difícilmen-te superan el ocaso de la mineríaa fines del siglo XVI, salvo SantaFé.

J unto con el establccimien tode una primera estructura de po-blamiento veremos tambicn laadopciÓn, desde el siglo XVI, deestructuras incditas de uso delsuelo.

Plantas y animales desconoci-

dr)s, técnicas agrarias novedosasse implantan en el Istmo de Pa-

namá desde principios del sigloXVI. Su desarrollo cambia nota-blemente el paisaje geográfico deamplias regiones y vigoriza la per-manencia de la sabana antropÚge-na,

c. Técnicas agrariasLos espaÎ10Jcs tratan de intro-

ducir la tccnica del arado y los

barbechos europeos, pero contan poco éxito que será el cul-tivo tradicional itincrante de cor-

te y quema el que fin,ùmentedominará la agricultura paname-Î1a desde el siglo XVI. El huertofamiliar, de tipo más bien africa-no tropical, conocerá la asoeia-

ciÓn de tubérculos, especies, ca-Ùa dc azÚcar, cítricos segÚn laregiÓn, mangos y palmeras.

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d. Nuevas plantas y animalesEl iiame, raíz de origen africa~

no, es introducido por los negros

esclavos desde principios del sigloXVI, mientras que el 6ruineo, lacaÌla de azÚcar y las aurináceas

llegan con los españoles antes de1533 por lo menos. El mango,frutal más conocido en el Istmo e

indispensable en todos los esta-blecimientos humanos rurales delas sabanas panameñas, es traídopor los españoles desde Asia. Elarroz, introducido también porlos nuevos conquistadores, hace

su aparición en las crÚnicas en

1605, aunque debió estar presen-te en Panamá desde algún tiempoantes.

Pero serán los ganados, tantovacunos como caballares los quetendrán las mayorcs incidenciasen las modificaciones del paisajegeográfico. Traídos desde tem-prano al Istmo por los coloniza-dores hispánicos, ellos ocupan

rápidamente amplios sectores dela gcografía de Panamá y en par-ticular las sabanas que no habíanrevertido enteramentc al estado

de la floresta.

4. Evaluación de un nuevo pai-saje geográfico; 1600.1900

Desde principios del sigloXVII los elementos principalesde la organización del espacio co-

lonial han sido establecidos en lamayor parte del Istmo de Pana-

má. Los dos siglos siguientes es-tarán dedicados más bien al for-talecimiento de esa estructuraincipientc, mediante un aumento

sostenido de poblaciÓn y la fun-dación de nucvas concentracio-nes sabaneras.

a. Hombres y agricultura

Hacia 1607, el Istmo dc Pana-

má estaba ocupado por aproxi-madamente 25.000 habitanteslo cual arroja una densidad muybaja, dc sÓlo 0,3 hombrcs por

Km2. Sin embargo, la mitad deestos hombres se encuentran dis-persos en casi las tres cuartaspartes del territorio y escapan a

la autoridad coloniaL. Se tra-ta' esencialmente, de algunos

negros cimarrones y de indígenas

de las serran ías de V Claguas y

Chiriquí y del inhÓspito Darién.

Así, pues, en 1607 sólo cercade 12.000 almas se concentraiicn la zona sometida a la autori-dad hispánica de las cuales 5.708habitan en la ciudad dc Panamá,

y 6.300 el resto de la región tran-sÍstmica y las sabanas de las pro-vincias centrales. Durante el sigloXVII la población aumcnta me-diante una tasa promedio de0.5% anual para alcanzar aproxi-madamente 40.300 habitantes en1691, 85.000 en 1970 y al finuna dcnsidad de 1.1 hombres porKm2. El crecimiento es imputa-ble casi exclusivamente a las sa-banas centrales y de Chiriquíque pasan de aproximadamentc

5.000 habitantes hacia 1600 a54.000 por 1790, En ellas seproduce un crecimicnto naturalvigoroso y también la inmigra-ción de poblaciones indígenas

que se escalonan en la ampliafrontera de poblamiento que a lo

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largo de 200 kilÓmetros de pie-demontes mantiene la Iglesia Ca-tólica en la GobernaciÓn de Ve-raguas, en los siglos XVI y XVII,desde el Tute hasta el Barú,

Estos hombres, cn crecimientoconstante, practican esencialmen-

te una agricultura de corte y que-

ma que siguiendo la evoluciónde los ganados va subicndo lenta-mente por los picdemontes de lacordillera ccntral y va ganandotambién los bosques-galerías de

los principales cursos de aò'Ua,

Durante el siglo XIX la pobla-ción del Istmo de Panamà conti-núa creciendo a un ritmo más

acentuado, pasando de 97.000habitantes en! 803 a 391,745 es-

timados en 1896 y las densidadesigualmente se elevan al, 2 a 4,0

hombres por Km2 en la últimafecha.

Los mapas de densidades máslocalizadas demuestran la confor-mación de la estructura con unmayor peso de los hombres so-bre la tierra en la vertiente del

Pacífico desde Chepo hasta Chi-riquí,

Hacia 1790, aparte de los pun-tos de habitat concentrado, no se

registraba en ningún lugar más de8 habitantes por Km2, pero des-

de 1822 vemos aparecer den-sidades comprendidas entre 8 a12 hombres por Km2, en la lla-nura de David y en la regiÓn dela ruta transÍstmica.

Después de 1830, la región deßocas del Toro inicia su deSpeS'11e

demográfico que se intensificará

80

notablemente a fines del sigloXIX con la ampliaciÓn de las ac-tividades hananeras.

Pero, más que el nÚmero dehombres tocará a los ganadosprovocar modificaciones tempra-

nas del medio natural panamei1o,

por lo menos durante los siglosXVII y XVIII.

b, Ganados y sabanas antropó-genas

En 1607 contamos cerca de11 O. 000 reses en el Istmo de Pa-namá lo cual arroja una densidadde 1.4 cabezas por Km2 y más de4 reses por habitante, En 1790llegamos a 193.000 cabezas de

vacunos y caballares y 187.000cn 1 873, Pero, en las regioncs de

Coclé y Azuero parecicra que sehubicse llegado, desde muy tem-prano, a un punto de saturación,a una densidad máxima teniendoen cuenta la inmu tabilidad de lastécnicas de cría y del material

genético. ASÍ, en esas áreas, de70,000 cabezas que contamos enlS92 pasamos a SO.OOO en 1650,

época de crisis, para remontarnuevamente a cerca de 83,000en 1790 y 83,800 eii 1873, Ellasne ce sitarían aproximadamente2.000 a 3.000 Km2 dc sabanascon pastos naturales y matorralxerÓlïlo como espacio agrario,es decir, ccrca de 20% a 30% desu territorio incluycndo la ver-

tiente atlántica y cerca de 40% a60% de la superficie de llanurasplanas y relieve ondulado de lospiedemontes de la vertiente delGolfo de Parita, La cría ganaderava modelando poco a poco un

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paisaje natural uniforme en loque se refiere a la vegetaciÚn. Lasquemas continuas, durante si.glos, sÓlo van dejando, juntÓ conel mediocre pasto natural, losyerbatalcs llamados de "paja demula" y la vegetación arbusiIvaxerÚfila, con las asociaciones del

parque tropical, el nano:, mara-ñÚn y chumico. El bosque pre-montano y el bosque galería nose renuevan más, los suelos seempobrecen por la quema delfÚsforo y son fácil presa de laerosión bajo el clima tropicalhúmedo y semi-árido con sus vio-lentas precipitaciones de la épocade lluvias. Así, el espacio agrícolade los cultivos va modclándose

poco a poco sobre el paisajeagro"ganadero, siguiendo sus lí-mites en estrecha asociación téc-nica y humana. Mientras tanto,las densidades de ocupaciÓn hu-mana, de población agraria, vanaumentando lentamente. La dis-persión demográfica, sobre todo

en el siglo XVIII, puebla las cam-piÙas aisladas, Todo se conjugapara imponer a la tierra un ma-yor peso. El bosque premontaiiohúmedo retrocede en beneficiode la sabana antropÓgena queocupa entonces el piedemonte

de la cordilera ccntral, a pesar

de la intensidad de las lluviasorográficas y de las precipitacio-nes que aÚn hoy son superioresa los 1.700 mm, anuales de pro-mcdio. Se llega así, desde el sigloXIX y como resultado de tressiglos de actividad humana, dequemas y pastoreo librc, a laconfiguraciÚn de la zona actual

de vegetaciiHl de sabana y de bos-que seco tropical en regiones endonde el clima indica una vegeta-ciÓn más densa y vigorosa, Apesar de habersc mantcnido du-rante tres siglos cn la regiÓn cen-

tral la cantidad de ganados bas-

tante constante, cl crecimiento

demográfico exige la ampliaciÚndel árca de cultivos, la ex tensión

del espacio agrícola de cada co-

munidad, es decir, del terruiiopueblerino.

c. Fronteras de poblamicntocolonial

Las relaciones histÚricas de lossiglos XVI Y XVII nos hacen su-gerir una hipÚtesis: el espacio

agrario se ha por lo menos dupli-cado en el intervalo comprcndidoentre pincipios del siglo XVII yfines del siglo XIX en las provin-cias cen tr,ùes. La vcgetaciÓn desabana sÓlo cubría aproximada-

mente la mitad del territorioactualmente ocupado por la saba-na y el bosque seco tropical, osea, la sabana heredada de la ocu-pación a¡"rraria indígena que man-tenía una poblaciÓn varias vecessuperior que la del siglo XVi, conun sistema de producciÓn basadocn el maíz en particular y quedesconocía la cría de ganados.

Esta sabana, que no ha tenidotiempo de evolucionar hacia unavegetaciÓn más densa, fué fácil-mente ocupada por la ganaderíainicial que se dcsarrolla con granrapidez para alcanzar sus cifrasculminantes desde el siglo XVIen gran parte del interior, Al con.trario, la densidad humana es, a

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principlOs del siglo XVII, diez

veces inferior a la que encontra-mos a fines del siglo XiX y la es-casa población está relativamentemás concentrada en los pequeñosvilorrios por lo que su área de

cultivo, su terruño pueblerino nopuede organizarse en una vastaex tensión de territorio que exijaun esfuerzo de transporte y co.municaciÓn imposible de realizar.Sin embargo, las densidades delhato vacuno y caballar se acercanya a aquellas que encontramos afines del siglo XiX,

En las provincias centrales elmapa de densidades ganaderasglobales revela, con la precisión

cuantitativa de los catastros pe-

cuarios de 1872-1873, los con-tornos de las mayores densida-

des que sugerían las relacioneshistÓricas desde fines del sigloXVi y manifiesta casi tres siglosde historia del avance del frente

de colonizaciÓn agraria: una ma-yor concentración de ganados en

las vegas aluvialcs, que encuen.tra su paroxismo en el área de

Santa María y en los alrededoresde los principales centros pobla-

dos, con densidades que oscilanentre 1 res por 2.2 a 4.0 hectá.

reas, las cuales descienden a 1 respor 6 hectáreas de promedio a

medida que ganamos los llanosmás secos y los valles aislados ya 1 res por 13 a 40 hectáreas en

los piedemontes de la cadenacentral o en el Azuero profundo.

El espacio agrario ganadero esocupado de una manera desigualen las principales regiones de cría

82

del interior del país a fines del

siglo XIX: en 1873, la mayorparte del territorio de la región

central exhibe la presencia de la

ganadería, Ello es así en 70% dela vertiente del Pacífico, pero en!-an parte las densidades sonmuy reducidas: 30% con densida.des globales inferiores a 5 reses

por 100 hectáreas. Al otro ex tre-mo, las densidades globales ma-

yores de 40 reses por 100 hectá.reas sólo se desarrollan en 3% delespacio agrario ganadero total,muy localizadas en los bajos va-lles aluviales de la antigua juris-dicción de Natá, lo cual nos su-giere una ocupación ganaderamás completa de esta regiÚn, Lasdensidades intermedias de io a

30 reses por J 00 hect;Íeas se en-

cuentran en 29% del espacio ga-nadero, en particular cubriendo

las zonas de contacto de peque.ños valles aluvi,-ùes y las planiciesde llanos secos, región de ocupa-ción ganadera temprana.

En Chiriquí, más de la mitaddel territorio se encuentra fueradel área de la presencia de los ga-nados. Pero también las mayoresdensidades ganaderas se desarro-llan, en 1873, en las zonas demás antiguo poblamiento y ex-plotaciÓn agraria, en las llanurasbajas y las planicies aluviales querodean David, Alanje y San Lo-

renzo, en donde vemos 10 a 49reses por 100 hectáreas. Las otrasdensidades, de más de 40 resespor 100 hectáreas sólo ocupan

el 3% del territorio ganadero,mientras que las densidades inter-medias de 10 a 39 reses por 100

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hectáreas aparecen en 32% delterritorio dedicado a la cría gana-

dera, pero las densidades más ba-

jas, de menos de !' reses por 100hectáreas dominan ampliamentee! 65% de! territorio, ocupandosobre todo y aÚn tímidamente,e! piedemunte del Volcán BarÚy las planicies aluvialcs reciente-

mente desmontadas al Este y alOeste. En la segunda mitad del

siglo xix los ganados, seguidos

por los cultivos, continÚan unaascensiÓn más rápida hacia lastierras altas.

d, La Conquista de las tierrasaltas

La curva de nivd de los 500

metros es realmente superada enChiriquí a fines del siglo XiX,Hasta entonces aproximadamen-te, se establece en ella una fron-tera inestable de poblamientu

amenazada por los indios mos-quitos del litoral Caribe. cuyas

úl timas incursiones a lo largo dela Cordilera Cen tral se sei1alan

en 1805.

Al mismo tiempu, el pieck-monte del VolÔn Barú, en Buga-ba, Boquerón y Gualaca será ocu-pado con seguridad por los gana"dos y los cultivos en la primera

mitad del siglo XiX,

El fenómeno de la coloniza-ción rural animado por familiasde la comunidad vecina se ad-vierte en los ejemplos más noto-rios de la segunda mitad del si-glo xix en los valles de Boquete

y TonosÍ, En el primero se esta-blecen familias de la comunidadde Gualaca, Bugaba y hasta Da-

vid y algunos inmigrantes extran-

jeros que se dedican al cultivo delcafeto, de legumbres y a la críade ganados. Estos verdaderos pio-neros, ¡mimados de un espíritude colonizaciÓn moderno, tam-bién se hacen presen tes en lastierras altas de Codé, más bien aprineipios del siglo XX, en Peno-nomc, La Pintada y El Valle deAntÓn, quc se convcrtirá fÚpida-mente en un lugar de descansopara las burguesías capitalinas,

e. Plantaciones tropicales

19ualmcnie, después de media-

dos del siglo XiX se amplía la

frontera pionera de Panamá bajola modalidad incdi ta en el Istmo,de la plantación tropicaL.

Primero, en la región transíst-mica, la prcsencia del ferrocarrilterminado en 1855 Y dd puertode Colim fundado en 1852, favo-rece el establccimien to, desde

1 R 74, de plan taciones de banano,Sin embargo, en la regiún no po-drán desarrollarse tan amplia-men te como en Uocas del Toro,en donde las condiciones ecolúgi-GIS óptimas propician el surgi-miento de la gran plantaciún co-mercial de bananos para la expor-taciún desde la década de 18HO,

la cual no ha cesado de prospe-

rar, salvo algunas di licultades poreiifermedades en las décadas de

1920 y 1930. Hacia 1904, seestimaba que 10.000 ha. de sel-vas de Bocas del Toro habían si-do convertidas en plan lacionesbananeras.

También, a principios del sigloXX, las empresas bananeras ga-

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nan el litoral pacífico dc Chiri-

qUÍ, en la región de Puerto Ar-muelles, en donde se desarrollangrandes plantaciones de frutalespara la exportaciÚn.

El resto de la agricuI tura de

gran plantaciÓn eomercial será

la obra del siglo XX: caña de azÚ-car, principalmente, en regiones

de antigua colonizaciÓn hispáni-ca, cerca de PanamiÍ, y en las sa-banas de Coclé, Azuero, Vera-

guas y ChiriquÍ,

Finalmente, en la costa atlán-tica las plantaciones de cacao delsiglo XVIII en el litoral de SanBias, cerca del Golfo de Urabá,establccidas por colonos france-ses, son destruidas por los indioscunas hacia 1754 Y tendremosque esperar hasta fines del sigloXIX para ver prosperar plantacio-nes semejantes en la regiÓn deBocas del Toro.

f. El paso transÍstmIcoEn la regiÓn transístmica dis-

tinguimos dos zonas: la compren-dida por la misma ruta, y la for-mada por sabanas alrededor de laciudad de Panamá, desde Chepohasta Chame.

En la primera zona, el corre-dor de la ruta sigue más o menosel curso del río Chagres y sus ri-beras, en donde la poblaciÓn ra-dicada, que no superaba los1.500 habitantes, ocupaba lasvegas aluvi,ùes y en particular losprincipalcs sitios de relevo enCruces, que data de 1527, y,Gorgona, fundado en 1667.

Algunas pequeihs ganaderías

84

establecidas sobre enormes lati-fundios más bien simbólicos, cu-biertos en realidad por la selva,completaban la ocupación delsuelo de una región poco alte-rada por el hombre durante laépoca coloniaL.

Entre 1850 Y 1880, el ferro-carril transÍstmico reactiva un

poeo más la regiÓn, pero apartede la estrecha vía, del cstableci-miento de los poblados de la lí-nea férrea y de la ereación de al-¡'Timas plantaciones de bananospara la exportacifm por el Puertode Colón, la enorme selva tropó-fila continÚa dominando la re-gión. La población apenas si haaumentado alcanzando cerca de2.000 habitantes en 1851 y unadensidad de sÓlo 0.6 habitantcspor Km2.

Con los trabajos del Can,ù dePanamá, entre 1880 y 1920, eldesmonte es más extenso, perolocalizado en la inmediata pro-

ximidad de la vía de agua y enel futuro ¡.rran lago artificial, elGatÚn. La población se multi-plica por diez, alcanzando cer-

ca de 2 O. 000 habitantes en 1896,la mayoría de los cuales ocupanlos poblados de los trabajadores

del CanaL.

También, cerca del futuro ca-nal se ex trae madera para la cons-trucciÓn, pero los claros son rá-

pidamente cubiertos por la vege-tación secundaria que, al cabo

de dos o tres decenios evolucionÓhacia la pluviselva, y el resto de

la cuenca hidrográfica del Cha-

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¡.rres permaneCla prácticamenteintacta,

Al contrario, la regiÓn de saba-

nas al Norte y al Oeste de la ciu-dad de Panamá, es colonizadadesde muy temprano por burgue-ses de la capital quienes estable-

cen una prÓspera ganadería, lamás densa del país. Así, en 1607contamos 53,600 reses en laregión, la mitad de las del Istmoen sólo 1% de su territorio. Du-rante la época colonial estasmagnitudes se mantienen cons-tantes y así vemos 45.000 bes-

tias en 1970, En la segunda mi-

tad del siglo XIX se produce másbien un descenso de la actividad,con cifras que oscilan entre15.000 y 30.000 animales y sinduda un cierto retroceso de lasabana antropógena. Resulta que

la población, en aumento, se con-centra más bien en los sitios ur-banos de Panamá y ColÓn y sededica a las actividades transíst-micas, importando del interior,es decir de las sabanas centrales

y de Chiriquí, lo esencial del

abastecimiento agropecuario,

g. Regiones y red urbanaDurante el período colonial

hasta fines del siglo XVIII los

espacios agrarios del in terior delpaís son organizados mediocre-mente por cuatro aglomeracio-nes: Codé, por Natá y luego Pe-

nonomé; Azuero por Los Santos;Veraguas por Santiago; Chiriquípor AIanje. Se trata de pequeñasaglomeraciones situadas en el in-terior de las sabanas, con funcio-nes político-administrativas do~

minantes y (iue actÚan sobre to-do como centros intermediariosampliamente cerrados y autosu-ficientes económica y demográ-ficamente.

Pero a partir del siglo XIX,otros pequeños poblados agra.rios situados cerca de los sitioscon facilidades portuarias rudi-mentarias van a sustituir a lasviejas ciudades administrativas,como organizadoras del espaciogeo-económico: Aguadulce enCodé, Chitré en AL.uero y Da-vid en Chiriquí demostraron la

mayor dinámica de crecimientourbano del interior rural desdeentonces. Hasta la década de1920 por lo menos, cuando seconstruye la primera carreteranacional, ellos funcionaron comopuertos de mar, algunos kilÓme-

tros tierra adentro, cerca de losesteros y marismas del litoralpacífico, que aseguraban el cabo-taje. En ellos convergía una es-

quelctica red de caminos quedrenaba cada región y la conec-

taba al naciente sistema de mer-

cado.

Esa integración del interior ru-ral a una econom ía más activa,

también se manifiesta en unaocupacIim más vigorosa del es-pacio y en un uso más intenso

del suelo, antes de que se produ-jeran los cambios profundos en

el siglo XX.

Los dos patrones geográficos

de poblamiento que notamos en

Panamá datan de los siglos XViiy XViiI fundamentalmente: lared urbana de pueblos y aldeas

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de las sabanas que miran al Pací-

fico por una parte, y, por otra,la amplia dispersiÓn demográficarural que asegura una presencia

humana difusa en vastas áreasdel país y que alcanza práctica-mente entæ un cuarto y un ter-cio del territorio de Panamá afines del siglo XIX.

5. La revolución del Siglo XXDe la cpoca colonial y del si-

glo XiX hemos heredado una es-tructura de poblamientü y de or-ganización del espacio geográfico

sobre la cual se habrán de desa-

rrollar, desde principios de laactual centuria, magnitudes real-mente desconocidas e importan-tes.

En este sentido, las modifica-ciones que aportan los hombres

a la geografía del Istmo de Pana-má serán, en el siglo XX, conside-rables, verdaderamente rCVOlUcio~

nanas,

a. Los hombresPrimero, debemos registrar la

explosión demográfica que hace

que los 306,054 habitantes esti-mados en 1896 se multipliquenpor más de cuatro por convertir-se en 1,472,800 personas censa-

das en 1970 en el Istmo de Pana-má, gracias a la inmigración delex tcrior, pero sobre todo a ta-sas de crecimiento natural com-

prendidas entre 2% y 3% anuales.

ASÍ, las densidades se elevan de

4 hombres por Km2 a casi 20 enla Última fecha, Pero los efectos

en las regiones de mayor ocupa-ciÓn humana tradicional son real-

86

mente novedosüs y apreciables,Uegamos en la región transíst-mica y sobre todo en las sabanasantropógenas a densidades rura-les que superan los 40 hombrespor Km2. Hoy prácticamentemás de la mitad del territorioconoce los efectos permanentes

de la presencia del hombre, prin-cipalmente mediante la modali-dad muy difundida de una inten-sa dispersión demob'láfica en laszonas rurales,

Esta explosiÓn demográfica in-tensifica igualmente los fenóme-nos migratorios que se producenfundamentalmente en direcciónde las ciudades transÍstmicas queacogen tambicn una importantepoblaciÓn extranjera, compuestaesencialmente por trabajadoresde las obras canaleras, La explo-

sión demográfica se acompatìará,

en el siglo XX, de un aumentosostenido del hato ganadero que

superará, rápidamente, las maf.'li-tudes topes de la cpoca coloniaL.

b. Ganados y sabanasLa revolución que se produce

tambicn en la ganadería durante

el siglo XX es la primera que ocu-rre desde la introducción de losganados bovinos y equinos enPanamá, a principios del sigloXVI.

Ya desde fines del siglo XiXel paisaje vegetal de la sabana

comienza a transformarse con lallegada de pastos nuevos y másnutritivos como la hierba "pará"traída del Brasil y la hierba "gui-nea", de los Estados Unidos, que

se adaptan con más éxito a las

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frescas vegas aluviales. Pero laverdadera revolución tiene lugarcon la "faragua" introducidadesde el Brasil hacia 1914 yque rápidamente desplaza a lastradicionales hierbas de la saba~

na, gracias a su mejor adaptacii)la los latosoles panamei10s y a la

larga estación seca en gran partede la vertiente del Pacífico, des-

de los alrededores de la ciudad

de Panamá hasta los confinesde Chiriquí. Esta hierba conquis-

tadora ha llegado a tipificar hoyla vegetación de la sabana pana-

meiia.Después de la destrucción de

más de 60% de la ganadería delpaís causada por las guerras ci-viles de 1900 a 1902, el repuntedc la misma se revela con !,an ra-pidez y el crecimiento del hato

ganadero ha sido sostenido y,desde la década de 1930, casiparalelo al de la población.Así, de 81.000 cabezas estimadas

en 1904, pasamos a 155.000en 1910, 450.000 en 1930 y1,403,000 en 197f), Asimismo,la densidad ha evolucionado no-

tablemente, pasando de 2 anima-les por Km2 en 1896 a 18 en1970, Tambicn, la superficie bajopastos naturales o sembrados se

ha ampliado recientemente, du-plicándose entre 1950 y 1970,para llegar, en esta última fechaa 1,140,795 hectáreas, es decir,el 15% de la superficie del país.Hoy los pastos quizcí.s superen el20% del territorio de Panamá,

Todas las regiones participande esta explosión del crecimientodel hato ganadero y de la amplia-

Clon de la superficie bajo pastosy en particular las regiones deAzuero y Chiriquí, cuyo vigorlas lleva a contener, en 1970,

60% de los ganados de! país, Pe-ro hasta en Daricn, Colón y Bo~

cas del Toro se seiiala, en 1970,la presencia de una ganadería in-cipiente que transforma en saba-

na permanente, los claros de laagricultura de corte y quema,ampliamente difundida en talesregiones periféricas. Esas regio-nes, con activas franjas pionerasanimadas por campesinos ganade-

ros inmigrante s de las provinciascentrales y de Chiriquí, se inte-gran rápidamente a la sabanaantropógena.

Sin embargo, a pesar del vigordel crecimiento demográfico ydel aumento considerable delhato ganadero, la mayor partedel país permanecía, hasta hace

poco, ocupado por bosques pri-marios y secundarios, que retro-ceden rápidamente bajo el impac-to reciente de las franjas pione-

ras.

c. Las nuevas franjas pionerasEn 1950, sólo e115% del terri-

torio panameño sc encontrababajo alguna forma de explotaciónhumana, ya sca bajo cultivo, pas-tos naturales y sembrados o endescanso, cifra que casi se dupli-ca en e! término de 20 aiios paraalcanzar, en 1970, e! 27%. Sitenemos en cuenta que el 11 %

de los suelos del país son estéri-les, podemos estimar que las2,098.062 hectáreas bajo explo-tación en 1970 representan más

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de un tercio de la tierra ocupa-ble. Quizás hoy superemos el

40%.

Ahora bien, no en todas partesse ha producido semejante retro-ceso vigoroso y reciente de lafloresta tropicaL. En los extremosencontramos al Darién con 2% delas tierras bajo explotación en1970 y Bocas del Toro con 6%apenas, aunque en este caso valela pena mencionar que un cuartode la superficie de esta provin-

cia está ocupada por suelos esté-riles, sobre todo de manglares.

Al contrario, en Los Santos yHerrera registramos 71% Y 68%respectivamente del suelo bajo

explotación en 1970, llegando

así, prácticamente, al punto demáxima ocupación, Chiriquí, Ve-raguas y Codé, con porcentajescomprendidos entre el 55% Y40% se encuentran en términosmedios, aunque la presencia deabundantes suelos estériles, enparticular de manglares y demontanas con laderas que exhi-ben pendientes muy empinadas,

también nos sugiere que se acer-can rápidamente al máximo dealgún tipo de ocupación huma-na extensiva.

Panamá y Colón, en la regióntransístmica, sólo presentaban,

en 1970, 26% y 11 % respectiva-mente de tierra bajo explotación,porcentaje que sin duda ha au-

mentado con los desmontes enla cuenca del canal y en el valledel Bayano.

Este cuadro de disponibilidadde bosques para talar y de las88

llamadas tierras vírgenes explicala presencia de las principales

franjas pioneras que existen ac-tualmente en el Istmo y quecontinúan modificando, con gran

vigor y rapidez, el ambiente natu-ral. Ellas se localizan sobre todoen Darién, la región de Chimán yel valle medio del Bayano, la

cuenca del Canal de Panamá, lavertiente atlántica de la Sierra

Llorona de Portobelo y de Codéen Río Indio, TonosÍ en las mon-tañas de Azuero y su vertienteOeste, la Península de las Palmasy el valle de Río Sereno en Chi-riquÍ.

Pero al mismo tiempo que elespacio ocupado por el hombrese amplía horizontalmente, tam-

bién regiones de antigua ocupa-

ción humana extensiva conocenuna intensificación del uso delsuelo mediante las modalidades

de la agricultura comercial tecni-ficada que se desarrolla rápida-mente en Panamá en los últimosdecenios.

d. La agricultura comercial

Aparte de la gran agriculturade plantación para la exporta-

ción que se desarrolla a fines delsiglo xix en algunas pequenas

regiones del país, dedicadas fun-

damentalmente a los bananos, enel siglo XX se realiza un gran es-fuerzo de modernización de laexplotación agraria, que imponemodificaciones más permanentesdel paisaje rural. ASÍ, además delas grandes plantaciones de cañade azúcar para los ingenios, quese inician desde las primeras dé-

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cadas del siglo y que se han am-pliado considerablemente en ladécada de 1970, también se desa-rrolla la agricultura mecanizadade medianos y grandes producto-res, dedicados al cultivO delarroz, maíz, legumbres, y pastossembrados, que ocupa cerca dela mitad de la superficie bajo

explotación.El machete tradicional y la

candela estival, principales ins-trumcntos técnicos de cultivo,están siendo sustituidos dcsde ladécada de 1940, por mcdios másmodernos. En 1970 existían2,693 tractores de algún tipo enPanamá, cantidad que sin duda seha multiplicado. También lospastos sembrados ocupaban cnesa fecha cerca dc un millón de

hectáreas, es decir, casi el 13% dela superficie del país y 84% detodos los pastos de la Rcpública.

El cultivo itinerante retrocedegracias a un ordenamien to másriguroso de la ocupaciÓn jurídica,favorecido por la Reforma Agra-ria y la titulación de las tierras, almismo tiempo que el crecimientodel hato ganadero y la mayordensidad de los vacunos imponeel cercado que limita el libre mo-vimiento de la agricultura tradi-cional trashumante.

Pero también, estas nuevasdensidades de hombres y de bes-tias se refleja en la evolución dela organización del espacio del

Istmo de Panamá.

h. Organización del espacioDurante el siglo XX se preci-

san mejor las regiones activas

hrracias a un peso mayor de loshombrcs sobre la tierra, a fenó-menos más rigurosos de polari-zación urbana y a flujos másintensos de intercambios y cir-culación internos. Además, elmejoramiento sensible de la redde comunicaciones carreteras, apartir de la década de 1920,intensificada notablemente desde1950, fija de manera permanentelas estructuras histÓricas dc po-blamien to y de organización del

espacio.

Más que nunca, la regiÓn me-tropolitana, con la mitad de lapoblación nacional y el 80% dela riqueza del país, domina al

resto del territorio y le imponesu ritmo. Las modificaciones al

paisaje geográfico que determinaese tipo de organización espacial

son importantes y prefiguran laevolución del Istmo de Panamá

hasta el prÓximo y cercano ho-

rizonte del año 2000.

6. Conclusión

Cinco siglos de ocupación hu-mana han modificado profunda-mente el ambiente natural delIstmo de Panamá. Pero hasta fi-nes del siglo XIX, los efectos

han sido más bicn nodestos acausa de la debilidad demográficade la población durante la cpocacolonial. Sin embargo, este largoperíodo de casi cuatro sigloscrea y fortalece las estructuras

geométricas del poblamiento y

de la organización del espacio

geográfico que conocemos hoyen el Istmo de Panamá y sobre

las cuales se van a desarrollar

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magnitudes crecientes de hom-bres y una intensificación nota-ble de los fenómenos de ocupa-ci(m humana en e! siglo XX.

Es en efecto, en los últimosdecenios, que se produce la ex-plosiÓn demográfica y la intensi-ticaciÚn del uso del suelo hasta

llegar al estado de desarrollo quepodemos apreciar en nuestrosdías.

Sin embargo, aún permaneccnamplias zonas como las cucncasdel Tuira y de! Chucunaquc, queno han recupcrado las magnitu-des dcmográficas precolombinas

y el mcdio natural de sabana an-

tropÓgena que dominaba antcs

de la conquista. Pero, los fenó-

mcnos de franjas pioneras, conun vigor desusado, están cmpu-

jando la selva en muchas partes

del país y en particular en lospiedemontes de la CordilleraCentral y las dcpresiones del Da-

rién meridional.

Los fcnÓmenos de una urbani-zaciÓn crcciente y cada vez más

conccntrada en la re¡.i-Ón metro-plitana y la modernización de lastécnicas a¡"'larias también fortale-cen las modificaciones del mcdiogcográfico en e! Istmo de Panamáy hacen más permanentes lashuellas del hombre en el paisajena tural.

~-2EVOLUCION DE POBLACION y GANADOS EN EL ISTMO DE PANAM

lb07 - 1970

l\ñ08 poblacHini Densidad Ganados Dénsidad

1601 25,000 0.3 110.000 .!/ a 1. 41691 40.300 0.51790 a5.000 i. 7 1~J:1. 000 b 2.51651 148,10a 1.9 36a,964 yo 4.71.96 316,054 4, o 19B + 795 d 2.51910 391. 745 5.1 155,162 " 2, O

1930 511. 92a 6.6 450.000 y f 5. a1950 862.585- 11.2 727,794 9 9.41970 1.472. aoo 19.1 1.403,44 h 18.1

superticieen

explot.aci6nHa.

1.159.082 152.098.002 27

y, 160.~/, ia54

1/: Estimaci6n del Informe RobertsSin datos

FO.El\1'ESr

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CtM)1W "0.2

1iLUCi-i: bE i1S YACUl y CALLB DI PAN1609 - 1970

Provincia. 1607 !I 1I~0 ~ 1756 '; 1790 g¡ 1873 !/ 1896 !/ 1714 iI 19.0 !Y 1970 11_.._-_..Darilln O , O O 1.693 e.sUcolón Û O 1. 713 901 8.626 :i2.Uil'anit 53.600 45.000 22.481 iO.68i 1£.2"9 39,431 146.$,29

Cociê

t ';o.l,úO

I 47.500 30.802 31.403 37.370 7!i.a99 115.598

Hel"l".r;1i - La. liiintoi! ¡ 50.000 36.000 44.988 50.895 31.i::n 145.6"0 440.111

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~ lbidern, p. ':4el A.G.L , pa,lIaJi 130. Biint.1lUo Mathiiiil GUl:l'rL"K "i'wh'Oo ~iuraP, 1156.~ Antonio C:uervo f'ulecc16n dii daeumnto. iJ'llitoa .obr. 1. Çt04i-aU;1i y 111 lli.toria de Coli-;l¡i. Bogot& 1892,

vol, 11, Notici.iiii a.liitiva. 11 li! Provincia y c;i\l4 44 Piin... 1790.

i' ~~:~~8~~ :~~=: ~~;:e~:~~:1~~8ral d- la Ç1\lll da PBn-l, ~iinii ia97.~ Bolllt!n E.u,dIi!t.lco Diacr1pttvQ d. la Rip6liea de Pan"', P.nam 1917.Cøn8Q. Nlleioniill!i!, 19~O

_1 Censo. Naeioniileii, 1970

Provincias

Dariên

ColOn

Panamá

Coclê

Herrera

Los Santos

Ver aguas

Chir iqu1

Bocas del Toro

TOTAL

Replibl1ca de

Panamá

Cuadro N° 3

USO DE LA TIERR EN PANAM

EN 1970

Suelos Bajoestériles explotaciones

, ,

6 2

4 11

4 26

30 40

2 68

7 71

18 43

io 55

25 6

11 27

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Pueblos de la gobernación de Veraguas e inestabilidad defrontera de poblamiento colonial: siglo XVII y XVIII

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EVolucldn de i~ fro"ter~ de pobl~mlento del tstmn de pan"m8

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ELJO()!R() Sil LVERA

El experto

La "intelcctualidad" de la ciudad capital se ha dado cita en elaula máxima de uno de nuestros más prestigiosos colegios para escu-char la autorizada palabra del experto. Todos esperan que el fallo delcrítico sea definitivo en el controvertido y apasionante tema del artecontemporáneo, y ello es así porque no todo el tiempo llega por es-tas latitudes centroamericanas una personalidad de la talla del eruditoquc ahora nos visita.

_ No hay nada que hacer- dice enfrentándose al cuadro-, estoes pintura,

Su voz cs masculina y sonora y se advierte que ha sido cuidadosa~

mente cultivada para que suene varonil, como corresponde cuando sehabla de Arte con A mayúscula -Este muchachito tiene talento-,agrega-, aunque todavía no se ha plasmado lo americano, esa cosatelúrica tan nuestra, en su pintura.

y cuando dice "muchachito" su voz se empequeñece y se adel-gaza en verdadero arullo, y cuando dice "telúrica" uno siente eleco de los propios Andes que retumban con su veredicto final.

--Pero yo lo he tratado por mucho tiempo, desde cuando lo

dcsculirí- comenta con sonrisa paternal-, y se los aseguro, . . estemuchachito tienc talento. Solo cuenta diez y nuevc años y es dclga-dito y blanco como un cirio.

y aquí su voz se adelgaza nuevamente para proseguir -Parece

una joven gacela de ojos lapislázuli, ese color que los renacentistasitalianos extraían de una piedra azul-, dice como si uno debiera en-tender algo que es evidente, y continúa.

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- Yesos ojos le miran a uno con una ingenuidad seráfica, como ladc un querubín de Murilo, Pero esa inocericia, bc~io mi tutela, seconvcrtirá, mucho antes de lo que se puede imaginar, en arraigadamadurez, se los prometo,

Diciendo esto traga ruidosamente varias veces y se limpia el po-blado bigote con la Icnh'la. Es una lengua experta en la crítica dearte y se desplaza por el bigote con la seguridad de un órgano enconstante uso. La audiencia guarda silencio y observa maravillada

el cuadro en exposiciÚn: una tela blanca en su totalidad, sin nin-gún vestigio, rastro o rasgo de dibujo, de textura o tratamiento dela superficie, y sin otra pintura que el blanco que cubre el lienzo entoda su extensiÓn. Podría muy bien ser un paño de pared o er.tre-paño colgado allí en su inmaculada dcsnudez para que uno lo admi-rase, o tal vez sea una sección de la pared de la propia sala de expo-sición si no fuese por el marco que separa el cuadro de la pared alu-dida. Vamos, cs un licnzo con un soporte, fondo o imprimaciÚn decolor blanco sobre el cual no se ha pintado nada, pero absolutamentenada. Indudablemente se trata de un lienzo virgen como el joven pin-tor. El artista ha llamado a su cuadro "ComuniÚn", lo cual hace pen-sar a todos, por supuesto, en la blancura de la comuniÓn y en cuandoeran niiios y tenían el alma blanca y en muchas otras cosas suge-rentes de albura, de ostias y de comuniÓn de espíritu, pienso yo.

El experto, también en plena comunión con su auditorio, obser-va ci cuadro con verdadero arrobo mientras reconstruye, para sí ycon mcmoria dc profesional de la pcùabra hahlada, la blancura albadel cutis del joven pintor y la estrecha comunión que ha estableci-

do con él: pronÓstico grave y competente de que grandes cosas es-tán a pun to de ocurrir, o quizá ya estén ocurriendo, en la j ovcn pin-tura americana. De nuevo traga varias veces ruidosamen te y, como lohacen quienes pueden sahorear sus propias palabras, explica:

-Podría decirse que una tcla como ésta sería prácticamente invi-sible para los no iniciados. Para poder captar la forma y el color queproyecta este cuadro uno tiene que habcr visto mucha pintura. Losignorantes no ven absolutamente nada aquÍ, pero sería aventurado

decir que aquí no hay pintura. Para comunicarse con este cuadro

hay que saber de arte, de arte en general y de pintura en singular.El artc es como cualquier otro reino del conocimiento y no es, pre-cisamente, el ignorante quien va a opinar sobre una tela como csta,aparentemente no pintada por decido así. Aquí sí hay pintura. , ,__articula sonriendo y mostrando unos dientes ávidos de convencer,

para seguir diciendo:-Pero esa pintura solo la vc quien sabe y puede mirar un cuadro.

Dentro del blanco total, aparente, de esta tela invisible para los legos,

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hay una infinidad de matices que se proyectan del pigmento que lacubre, sc mezclan con la atmósfera, con la luz, y producen un espec~

tro luminoso que se evidencia al conocedor desde cualquier ánguloestá allí. Y hay formas y colores y texturas también, vamos, Estasformas y colores pintados en el lienzo o tela casi que no se puedenver a simple vista si uno no es un iniciado. Miren este romboide;

este hililo de color que parece virus filtrable~ ordena al tiempo

que señala, moviendo brazos y dedos y dibujando en el aire las for-mas mencionadas.

Nadie ve nada, pero todo el mundo calla. ¿Quién quiere ser igno-rante, ciego o indigno de estar allí? El crítico dictamina ahora:

-El artista ha cubierto meticulosamente todos los poros del

lienzo con el blanco inmaculado y simbólico que ha usado paraenviarnos su mensaje, Pero ese mensaje no lo van a oir los sordos alarte, no, nunca jam,is.

Su voz resuena ahora en la sala y se ha hecho profética como sise tratase de un J erem Ías criollo que imprecase en el desierto. El vo-lumen que ha adquirido es aquel que se usa para hablar a los sordos.Es evidcnte que todos estamos oyendo porque no somos sordos, ytambién vemos y entendemos porque no somos ciegos ni ignorantes.De inmediato la gente empicza a escrutar la tela, a ver cosas, y seoyen murmullos en la sala como cuando alguien descubre algo en elvacío, en la noche estigia, en la nada. El experto se acaricia el abdo-men, satisfecho, y con ull albo pañuelo se seca la humedecida frente.Ahora concluye:

-AqUÍ nos enfrentamos a la última y más moderna tendencia delarte americano. Es casi una paradoja aunque no lo es. El arte es apa-riencia por así decirlo, yeso lo sabe cualquier neófito. La paradojaconsiste, sin embargo, en que en esta tela, aparentemente invisible,miren ustedes, hay una cantidad de formas y colores. . . pero estasformas y colores responden a esa tendencia mencionada que su autorllama la No-Pintura. O sca que el color, reducido aquí a su mínimaexpresión, es el blanco. . . y técnicamente hablando el blanco no escolor. Los ignorantes y reaccionarios dirán; ¿Cómo se puede pintarcon pintura, con pigmentos, vamos, y decir que se está pintando unacosa que no se llama pintura, o sea la No-Pintura? ¿CÓmo se puededecir que se está ejecutando el acto de pintar si no se están usandocolores':'. , . recuerden que el blanco no es color. Pero los ignorantesno entienden ni de pintura ni de paradojas, ni son capaces de ver

nada porque para ellos el arte moderno es una eosa invisible -di-ce sonriendo irÓiicamente para terminar:

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-Para concluir, y si me lo permiten, me gustaría anunciar for-

malmente que, en razón de este movimiento nuevo, vigoroso y jo-ven, grandes cosas están a punto de ocurrir en la pintura que estánhaciendo hoy nuestros noveles pintores americanos. Gracias.

No hubo tiempo de aplaudir pues sus palabras, en cuanto a co-sas por ocurrir, habían sido proféticas de verdad.

Dos hombres barbudos, vestidos a la usanza medieval europea yesgrimiendo unas enormes tijeras de esas que usan los sastres, irrum-pie ron súbitamente en la sala; se oyÓ un rápido y violento tijercteoy desaparecieron de al! í, se esfumaron, se los tragó la tierra tan re-pentinamente como habían llegado.

Los presentes, tomados por sorpresa, no tuvimos tiempo demovemos ni de proferir iúùabra; ni siquiera pestañeamos. Sin em-bargo, allí estaba la tela totalmente destruida, trucidada, hecha milhilachas que más parecían las hiladas de un abandonado telar queun cuadro moderno. El crítico estaba en iguales o peores condicio-nes. Los truhanes le habían tijereteado el traje, se habían lleva-do los jirones y le habían dejado totalmente desnudo, excepciÓn

hecha de los zapatos,

Todo ha sido tan rápido que no se ha podido evitar la destruc-ciÓn total y prematura de "Comunión", aquel portento pictÓricocreado por un pintor virginal que inauguraba una nueva etapa en laplástica americana. Tampoco ha podido nadie, siquiera, imagÍiiarsequé hacían alIí aquellos barbados, anacrónicos y engorrados m,-ùhe-chores vestidos con mallas de lana hasta los pies y que más parecíanobreros de las gildas medievales que delincuentes del arte moderno.

No ha quedado, pues, rastro de los pictomaníacos, Han de-jado un vacío igual que el que, inconfesable y colectivo, producíala tela en exposiciÓn. No hay traza de ellos ni de pintura alguna. Aho-ra sí se puede hablar con conocimiento de causa de la No-Pin tura.

El experto, que ha sido literalmente desnudado, sale en cueros

de la sala, tal como vino al mundo excepto por los zapatos, y con airede emperador que se campea por sus dominios hace ver que se arre-gla el nudo de la incxistente corbata y las faldas dc la ahora invisi-ble chaqueta. Unas seIioronas burguesas le siguen pisándole los talo-nes y, empujándose, se persignan mientras se apresuran hacia la pri-mera iglesia que encuentren, a hacer la comunión.

Aturdido abandono la sala dc exposición y doy un largo paseosin rumbo para calmar mis alterados nervios. Entro en una librería,'tomo un libro al azar, lo hojeo y me quedo paralizado de estupefac-ción:

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I-~

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Al! í en una de las páginas de un libro de un tal Andersen, sí,

allí estaban los dos pilos con sus tijeras. . . igualitos. Eran ellos; yolos vi. El título del cuento tenía algo que ver con un traje y un empe-rador. Pero eran ellos; yo los vi y de eso no hay la menor duda.

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()IJlï/.'i \ 'iilu,.e..

DANliELE lERJEZ-VENER()

Los Premios

La mayoría de los novelistasde Hispanoamérica están en al-guna manera descontentos consus respectivas sociedades. Unode los casos más extremos es elde Julio COlltázar, aunque su re-

chazo del "sta tus quo" parece

más ontológico que social (1).Es tal vez el primer latinoameri-

cano quc ha creado una comple-

ta metafísica novelesca. LuisHarss dice que Cortázar es laprueba -que necesitábamos~ dc

que existe una poderosa fuerza

mutante en nuestra literaturaquc lleva hacia el misticismo yla periferia (2).

Julio Cortázar no fue siemprelo que es hoy, cómo llegÓ a serioes un problema misterioso ydesconcertante. Es un hombresorprendente en muchos senti-dos por los contrastes que pre-senta, quizá porque él ha sido,

espiritualmente, un poco de to-do en su vida. Como buen ar-gentino, es un hombre de mu-chas facetas, dc cultura eclécti~ca, con un tempcramento muymetido por dcntro como él mis-mo lo reconoce (3). Sorprcnde

su físico bastante excepcional

para un latinoamericano: es al-tísimo -debe de andar por elmetro novcnta y cinco-, llaco,hucsudo y pecoso como un es-cocés. Tienc una sonrisa volátil,gestos rápidos y precisos, y unamirada dc niño prodigioso e in-quietante (4). Sus antepasados

fueron vascos, franceses y ale-manes.

Julio Cortázar nació en Bruse-las, Bélgica, en 1914, de padresargentinos mientras su padrc era

embajador allí. Tuvo que espe-rar que pasaran los cuatro años

de la guerra para volver a la pa-101

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tria de sus padres. Se cno enBánfield cerca de Buerh;s Aires,

con su madre y su hermana yaque su padre los había abandona-do cuando él era todavía muy

chico. El nivel cultural de la fa-milia no fue especialmente aus-

picioso, Estudió para e! ma-

gisterio y profesorado en Letrasen la Universidad de BuenosAires, pero tuvo que abandonarsus estudios por apuros econÓ-

micos. TrabajÚ varios años en

distintos pueblos de provincia

como profesor de enseñanza se-cundaria.

En los anos 44-45, participÓen la lucha política contra el pe-ronismo. El recuerda los años

angustiosos de! cuarenta cuandola realidad argentina se le h ab ía

convertido en una interminablepesadila: "Era una época de pa-

cifismo hipócrita, de falsas alian-zas, de pequeños intereses egoís-tas y traiciones míseras. En se-

guida se instaló el peronismo"

(5). Escogió entonces retirarsede la escena, prefiriendo como

lo confiesa él mismo, la evasión

al equívoco. Incómodo con elambiente social y cultural delpaís, se alejó en 1951 para ir avivir en París, donde reside to-rIavÍa con su esposa. Los dos va-loran la libertad sobre todas lascosas y se ganan la vida comotraductores independientes para

la Unesco. A pesar de que aban-

donó su país hace tiempo paraentrar en un contexto másamplio, Cortázar es muy argenti-no. Cuando por fin llegó a Parísdespués de tanto haberlo desea-

102

do, ya era demasiado tarde para

romper los vínculos con su país,que lo ha perseguido con todos

sus fan tasmas al exilio (6).

Sus estudios personales, más

que los académicos, le han lleva-do al examen minucioso de la li-teratura europea, sobre todo lafrancesa, Conoce, sin embargo,

bastante Íntimamente la literatu-ra hisp~U1ica en general así comoel budismo Zen y el Vedanta,que ofrece "posiciones metafísi-

cas" que siempre le han pareci-do fértiles a Cortázar. El vedan-

ta, por ejemplo, "equivale a ne-

gar la rcalidad tal como la en-tendemos parcialmente" (7).

El arte de Cortázar fue unpoco lento en desarrollarse y suproducciÚn ha sido relativamen-te escasa: tres novelas, alguna

poesía y una trcIntena de cuen-tos. Al principio escribió usandoel seudónimo de julio Dcnis. Suprimer trabajo importante fue lacoleccicm de cuentos Bestiario(1951) que marea su ingreso ala literatura fantástica y despuésmencionaremos solamen te algu-nos como Final de juego(1956), Las armas seeretas(1959), Todos los fuegos elfuego (1966), y una especie de

ID anual burlesco Historias decronopios y famas (1962). De

su novclística, después de su pri-mera novela Los premios (1960)que vamos a analizar, la obraque má'i celebridad le ha dado,y a la vez la que más controver-

sia ha causado entre lectores ycríticos es Rayuela de 1963.

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Los premios era como la prepa-raci(m de lo que venía y dondeel au tor se buscaba todavía. Erala obra tentativa de un autor in-seguro que busca un tema en elque pueda reconocerse y hallaruna forma adecuada de expre-sión (8).

Los premios es, en la inten-ción manifiesta del autor un pa-

satiempo. El dice que se puso a

escribir este libro durante unalarga travesía para entretenerse

porque se aburría como unaostra, improvisando al azar (9).Dice que no sabía con seguridad

lo que pasaría de un capítulo al

siguiente y que él mismo se en-contrÓ desconcertado por la ma-

nera como se desarrollaron loscapítulos y los personajes al fi-nal de la obra:

"...Después, para mi maravilay gran diversiÓn, la novela secortÓ sola y tuve que seguirla,primer lector de episodiosque jamás había pensado que

ocurrirían a bordo de un bar-co de la Magenta Star.

¿Quién me iba a decir que elPelusa, que no me era dema-siado simpático, se agrandaría

tanto al final? Para no men-

cionar lo que me pasó conLucio, porque yo quería que

Lucio..." (pág. 428)El tema, en el plano de la

anécdota, es un crucero en bar-co que reune a un grupo de per-sonas que en su mayoría no se

conocían y que representan a lasociedad argentina. Como diceuno de los mismos pasajer0s:

"el país está bastante bien re-p resen tado" . (pág. 56) Estánjuntos debido al azar: todos hanganado un premio en la lotería,que consiste en un viaje gratis aEuropa en el mismo barco, queresulta ser el carguero Malcolmde la Magen ta Star. Parte del

suspenso y misterio se debe a

que no se permite a los pasajerospasar a la popa del barco. El mis-terio de la popa contamina todala vida de a bordo. Debe sermuy grave porque se multiplicanlas señales inquietantes. ¿Pero

quién sabe? Quizá todo sea un

chiste fúnebre. Uno de los pasa-jeros dice: "extraigo la impre-

sión de que a la tomadura de pe-

lo bastante evidente se suma al-go más serio". (pág. 150) Peronunca se adarece lo que es.

Vemos cómo los pasajeros sevan agrupando y segregando de

acuerdo a atracciones y repulsio-nes naturales; cÓmo un azar quelos ha reunidos los moverá sin

que nadie sepa de dÓnde, a dÓn-de ni por qué son movidos y có-mo finalmente esos elementosirán replanteando sus relaciones,exactamente como antes. Hayque observar que el factor signifi-cante no es que la gente cambie

sino que se mantiene casi total-mente dentro de las limitacionesde su personalidad (iO).

La novela de Cortázar tieneun trasfondo realista; pero se in-troduce una nota de misterio:los personajes no pueden ir a lascámaras de popa. Así, logra elautor unir dos corrientes narrati-

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vas, la fantástica y la realista, ypor eso esta obra es significativadentro del desarrollo de lanueva novela.

En el mundo de unos sereslanzados a un viaje impreeiso,irrumpe de pronto el misterio ysc borran los límites de lo reaL.

Los pasajeros deben obedecerciertas reglas: no pueden ir a lapopa ni preguntar a dónde van.

Desapariciones misteriosas yactitudes siniestras existen en es-

te mundo mágico y lejano. Seforman dos cIancs opuestos, el"partido de la paz" en el cual lacobardía moral se esconde bajola m;Íscara del buen sentidc), y"el partido de la guerra" deapariencia un poco alocada ydecidida a todo.

Aquí nos conviene mencionarque el "lado de aquí" y el "la-do de allá" son imágenes usadas

en el mundo complejo y sutil deCortázar. Tiene que ver con loestructurado y categorizado y

con lo que podría ser llamado

"imaginación" o "libertad". El"lado de allá" es un mundo decreatividad sin estructura que

busca pureza y verdad, Coriázar,

discípulo y traductor de 1'oe y

los superrealistas franceses, sabe

que la realidad es shlo una con-venci(m Útil, que hay otro ladodel espejo en que las cosas son ala vez distintas e igUiùes (i i).

El partido de la paz esüí con-

forme con todo, no quiere hacerpreguntas ni averiguar nada pormiedo a meterse a echar a per-der el viaje. "El mundo está lle-

104

no de falsos felices" dijo elautor con mucho acierto, sonpartidarios del "no te metas sino es para beneliciarte" y de lafacilidad barata (i 2). Mientras

tanto el partido de la guerra está

coléricamente determinado adescubrir el secreto del buque;

como lo comenta. Claudia: "de-masiado pasivos somos ya, de-masiado aceptamos el destino"(pág. 43). Ellos no buscan solu-cioiies fác:.es ni mentiras con~

venientes, quien~n la verdad y sulibertad de acciÓn. No es quequieran especialmente ver la po-pa por sí misma (aparte de laatracciÓn que tiene lo prohibidopara este tipo de gente), sin nque luchan por una idea y poramor propio. Quieren dominarsus propios destinos y no serellos dominados por otros o porlas circunslancias. Es una mino-ría que merece respeto por elvalor que se necesita para ir encontra de la corriente de lo fácily de la inercia general.

Si examinamos la estructuradel lihro, vemos que la historiaempieza en Buenos Aires y allítermina, La ohra comienza con

una referencia a la oraciÓn "Lamarquesa saliÓ a las cinco", re-ferencia a lo que no es la novela

(13 ),EI libro esLí dividirlo enun prÓlogo, Primer Día, Segun-

do Día, Tercer Día y Epílogo;

son un total de XLV capítulos.

Una nota del autor al final acla-ra sus intenciones (él descarta

allí toda intencifm aleghrica), esun recurso que revela la duda

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sobre el lector y sobre su capa-

cidad para alca1l/.ar el .iuego sutilde la novcla (14), En 1967, en

una carta a GarcÎa Candini, el

autor dijo: "es evidente que,

por debajo, los temas simbÓlicos,

los arquetipos que me rondan,se fueron abrIcndo paso, Si esopusicra algo as í como in tencio-nes profundas o sublimadas, en-

tonces sí es obvio que esas inten-ciones existieron.,." (15).

E n la estructura introduce

una novcdad: las meditaciones deuno de los personajes, Persio,dispersas a travLs de la novela y

escritas en letra bastardila paradiferenciadas del r.esto de la obra.Las medi taeiones de Persio son

numeradas A,B,C, ete. y sin dis-tribuciÓn regular dcntro de loscap í tulos.

La estructura de la obra nopermite encontrar protagonistas,pues los 19 pasajeros captan el

foco de atenciÓn alternativamen-

te, aunque algunos tienen -esevidente.- un papel secundario,

sobre todo, porque el autor nolos utiliza en ningún momentocomo centro ni se entromete ensus conciencias. Especialmen te

secundarios son Don Galo Po-rriños, el señor Trejo y señora,

doña Pepa y doña Rosita. Otrosse hallan 'en un estado interme-dio como el doctor Restell, laBeba Trejo o Lucio (16). Esosson seres convencionales que se

mueven dentro de patrones fijosy tienen actitudes estereotipadas

y son descritos con muchoacierto y humor por el autor

quien en tiende que la gcnte co-mÚn pMticipa de lo milagroso yque no se puede dejar afuera dela ficciÓn, como no~ los deja en-tender por el uso de la cita deDostoievski que pone al principiode la novela. Sin esa gentevulgar que participa de lareali-dad cotidiana, la novela no sería

igual ya que se perdería toda

probabilidad de verdad.

Los pasajeros que más captanla atencicm ya que son analiza-dos de una manera más profun-da son Medrano, Claudia, Ló-pez, Paula, RaÚl.. Estos son se-res un poco bohemios que vanen contra de las convenciones,

desprecian las acti tude s estereo-tipadas y, por ello, producen in-dignacióii y escándalo. Se hamencionado con frecuencia elcarácter de rebeliÓn (contra larutina, las categorías fáciles, el

lugar común "burgués") de laobra de Cortázar (17).

Persio es un carácter aparte

inventado por el autor, es unafigura estacionaria, algo abstrac-

ta, fiósofo con un poco deastrÓlogo que comenta la aeciónen soliloquios que toman la for-ma de monólogos interiores, pe-ro no participa en ella. Tienepoco cuerpo y sirve esencial-mente de espectador erudito y aveces abstruso, a través del cual

el autor trata de hacer unasíntesi.s de los acontecimientos.Persio, representa la "otra di-mensión" de la novela, es la vi.siÓn metafísica de la realidad

corriente. Así la obra está dirigi-

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da a todos los sectores y a to~

dos los gustos. Persio ve las co-sas desde lo alto como las ven

los pájaros, es una especie de

vIsibn total y unificadora. El en-

trevé la complejidad de las cosasy a veces sirve de portavoz aCortázar quien piensa que larealidad que vemos ¡ùrededor denosotros es solamente un frag-mento de la realidad total.

"...Entre tanto otros mIlonesde cosas simultáneas, entre unainfinidad tan pavorosa de si-multaneidades y coincidenciasy entrecruzamientos y ruptu-

ras que todo, a menos de so~

meterlo a la inteligencia, sedesploma en una muerte cbs-mica; y todo, a menos de nosometerlo a la inteligencia, sellama absurdo, se llama con-

cepto, se llama ilusi(m, se lla-ma ver el árbol al precio delbosque, la gota de espaldas al

mar, la mujer a cambio dela fuga al absoluto" (pág. 357).

Un crítico dice que le recuer-da por su manera espccial departicipación, a la misiÓn de loscoros en las tragedias griegas,

que se encargaban de subrayar

la accI(m en momentos muyemotivos o provocar cl suspenso

en otros (18). Muchos autores y

hasta sus propios amigos le criti-caron cse artificio que fija la es-cena. Uno de ellos dice que Per-sio ve al grupo en su totalidad yque el efecto unificador es de-

seable estéticamente; pero quePersio es un intruso presun-

tuoso, un ccro a la izquierda

106

que no corresponde al autor, ca-rácter, o lector, y que sus diva-

gaciones metafísicas son un fas-tidio (19). Pero otro crítico dice

que cierta minoría que gusta decifrar clucubraciones abstrusas,

o empaparse de poéticas in-tuiciones, beberá los monÓlogosde Persio (20),

Cualesquiera que sea el nivelde apreciación, la diversidad de

los pasajeros es el factor intere-santc. Los cuatro puntos cardi-nales de Buenos Aires están re-presentados: Barracas (la familiaPressuti), Caballto (la familia

Trejo), el barrio Norte (Paula yRaúl) y el centro (Claudia y Jor-

ge) (21).

Entre los pasajeros hay: -unadolescente, tímido y jactancio-so; -un hombre esencialmentedecente quc se ha portado comoun canalla al abandonar a suamiga en tierra y encuentra enel viaje una ocasión para hacerun examen de conciencia y co-conocese mejor; -una pareja jo-ven cuyos valores burgueses cho-can alarmantemente con su com-

portamiento si se quiere in con-vencional; -un niño que es unprodigio moral e intelectual; -unatleta profesional y su familiaproletaria; -un maestro pompo-so cuya devoción.a la burocraciaes completa; -un arquitccto so-fisticado que cs un homosexualy viaja con una bella muchachapeliroja a quien los otros pasaje-

ros asumen ser su querida. Estosy otros más son caracteres quese vcn forzados a una confronta-

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ción consigo mismo, algunos de

ellos buscando a sus almas y susexistencias.

Aparte de esta comunidadurbana, hay esa otra apenas vi~i-ble, sospechosa, enemiga y mis-

teriosa que es la comunidadmarina de los "glúcidos" y"lípidos" como se califica a lostripulantes del Malcolm.

En un sentido existencial, elhecho de querer llegar a todacosta a la popa, de querer cum-plir cada uno de ellos un trayec-to predeterminado, puede ser in-terpretado en cada caso como"buscar la propia realización

personal o humana. Por esounos llegan y otros no" (22).En el plano simbólico, es unviaje interior de cada pasajero

hacia la confrontación consigo

mismo. Pero es también el viajeinterior del autor en busca de supropia verdad, y la variedad de

los personajes puede representarlos múltiples aspectos de la men-te de Cortázar.

Uno de los pasajeros, Medra-no, es un buscador de la verdad,es perseguidor de una realidadmás profunda y auténtica (23).Es el único que llega a conocerse

realmente, y a entrever "el otro

lado" de la realidad, pero cae

abaleado. Antes de su muerte éltiene una revelación que le mues-tra lo que él es, visto desde "el

otro lado" y donde tiene la im-presión de estar viéndose por

primera vez como era~

"le dejaba solamente unasensación de que cada el e-

mento de su vida, de su cuer-po, de su pasado y su presen-

te eran Lùsos, y que la false-dad estaba ahí al alcance de

la mano, esperando para to-mado de la mano y llevársclootra vez al bar, al día siguien-

te, al amor de Claudia, a la

cara sonriente y caprichosa de

BettÍna siempre aU:i en el. B A'" ( ,siempre uenos i\.lres pag,326).

Medrano es un miembro deesa familia cortazi,uia de absolu-

tistas que saben muy bien queel camino auténtico es arduo yque a veces se paga caro, inclusocon la vida o can la razÓn (24),

El posible simbolismo de unpaís profundamente narcisistaque se autosatÍsface con la des-trucción puede ser extendido albuque Malcolm. La Argentinaque tenía un destino y se quedósin él es un país de frustracio-nes, tripulado por frívolos cun-

formistas o timoratos u, por re-beldes improvisados que van aun estéril sacrificio (25). Se tra-ta de evitar una "predestina-

ción" que encadena a uno alsubdesarollo de un país suda-mericano donde la vida no tienesen tido y donde la sensación

que domina al hombre es la deestar en una casa cercada, en

una trampa sin esperanzas dehuir (26). Cortázar hace una

sátira bastante mordaz de lo ar-gentino en la novela, por ejem-plo uno de los pasajeros dice:

"La fauna bonaerensis se pare-ce bastante entre sí, querido

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Jamaica John. Será por esoque hemos abordado con tan.to entusiasmo este Ma1colm,y también por eso que ya lohemos contagiado de inmovi.lismo y de no te metas" (pág.

127).

El argentino, igual a Cortázar,

está constituido por e! balanceo

de dos arquetipos: uno que de-

sea salir de! país que le rcsultain tolerable (aunque no sepaexactamente por qué), y el otroque se aferra a la tierra (27). Uningenioso diálogo resume estaidea en Los premios:

"Y más allá empieza BuenosAires" dice Paula.

"Incluso parece increíble que

digas "empieza". Muy rápida.mente te has situado en tunueva circunstancia. Para míel puerto fue siempre donde

la ciudad se acaba," le contes'to RaúL.

"Empieza -repitió Paula~Las cosas no acaban tan fácil.mente" (pág. 67).Porque el cielo sólo puede es-

ta en París antes de ir a Euro-

pa, luego inevitablemente se des-plaza más lejos. En la novela ve.mos que el viaj e termina enabsoluto fracaso para todos losque intentaron dejar a un lado

su vida anterior. Buenos Aires

está al principio y al final delviaje, lo que supone en definiti.va la construcción de caminos

que sÓlo regresan.A pesar de esto Cortázar ha

comprendido que el f ando delproblema no es una ciudad, sino

108

un horizonte, una azotea, untrampolín para saltar al espaciode las galaxias (28). El piensa

que la realidad que vemos anuestro alrededor es solamente

un fragmento de la realidad to.tal y dijo que lo que él llama

"las figuras" es como e! senti.miento de que aparte de nues.tros destinos individuales somospartes de figuras que descono-

cemos y que todos nosotroscomponemos figuras (29). No losabemos porque estamos refugia-dos en nuestras individualidades,en la cárcel de nuestras existen.cias, pero Persio tiene una visióncstructural de lo que pasa y diceque le gustaría averiguar si e!

ciempiés humano responde a al.go más que al azar en su consti-tución y su disolución: "si esuna figua, en sentido mágico, y

si esa figura es capaz de moversebajo ciertas circunstancias en

planos más esenciales que los desus miembros aislados" (pág.43). De todo esto podemos de.

ducir que formamos figuras sinsaberlo ni sabcr por qué; estasparecen formadas debido al azaro debido a un Todopoderosoque controla el "juego" de nues.

tras vidas. Decimos "juego" por.que esta noción está tambiénmuy presente en la novela, porejemplo se dicc dc Persio que él

no sabe más quc los otros de lasleyes del juego,

"pero siente que están nacien.

do ahí mismo de cada uno delos jugadores, como en un ta-blero infinito entre adversarios

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mudos, para alfiles y caballoscomo delfines y sátiros jugue-tones' (pág. 41).

Már tarde Medrano reflexionaque vivir es tener los ojos clava-

dos en las piezas que siguen enjuego. Uno llega a preguntarse sisomos en realidad marionetasprogramadas de antemano y sicada persona tiene un papel querepresentar. Paula reconoce:"S L .oy comp etamentc incapaz derepresentar de veras el personaje

que me ha tocado la suerte"(pág. i 17). Algunos de los per-sonajes se rebelan porque estan

concientes de los límites de unavida dcshumanizada e imperso-naL. Por ejemplo Claudia dice,hablando de la noción de juego:

"Supongo que forma parte dela concepciÓn actual de la vi-da, sin ilusiones y sin trascen-

dencia. Uno se conforma conser un buen alfil o una buenatorre, correr en diagonal o en-roear para que se salve el rey.Después de todo el Malcolmno me parece demasiado dife-rente de Buenos Aires, por lomenos de mi vida en BuenosAires. Cada vez más funciona-lizada y plastificada. Cada vezmás aparatos déctrieos en lacocina y más libros en la bi~blioteca" (pág. 164).

Claudia siente la falsedad de

esta vida cuanclo dice que vivires armarse una tranquilidad pre-caria eon materialcs casi siempre

prefabricados. Ese tipo de perso-

naje es el que busca ciegamentela verdad por más caro. que le

cueste. Se puede añadir aquíque el camino complicado yoscuro (similar a un laberinto)que lleva a la popa inaccesible ytabú del barco es el símbolo de

la mente en crisis. Hay una ideade descenso progresivo como to-ma de conciencia final de la"falta de remedio" (30). Al mis-

mo tiempo que lanza la idea deuna búsqueda espacial de la ver-dadera figura del mundo, Cortá.zar sugiere que tal vez la reali-dad banal es simplemente la úni-ca inevitable e ineludible reali-dad del hombre.

El lector puede también dis-frutar de la obra en un nivelmás sencilo: como una "galeríade tipos" por cjc'nplo, una merapintura de la clase media porte~

ña que el autor conoce bien y ha

observado en todos sus detalles.Cortázar presenta a esa clasemedia de una manera satírica ydiv~rtida, con un diálogo que,delibcradamente, chispea y re-luce sobre la mediocridad del

ambiente. Vemos un ejemplodel humor sarcástico que usa elautor, cuando el Pelusa aparece

con piyama y zapatilas debásket a la hora del desayuno:

"Se instalÓ con locuaces co-

mentarios en una mesa donde

abundaba la manteca. El Pelu-sa se aproximó a ellos comopara pcrmitirles una visiónmás completa de su piyama"(pág. i 12).Mientras otro cle los pasajeros

piensa: "QU(' buen muchacho¿,cómo explicarle que el piyama

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tiene que dejarlo en la cabina? "

(pág. 113). El autor ha observadoa esta gente en sus más mínimosdetalles, por ejemplo al princi-pio de la novela cuando los pa-sajeros están reunidos en un ca-fé de Buenos Aires bastanteelegante, esto no impide al Pe-

lusa y a sus compañeros decomportarse con una soltura en-vidiable aunque fuera de tonocon el lugar:

"No contento con lo anterior,sacó un peine azul del bolsilosuperior del saco y se peinÓ

con gran ayuda de golpes se-cos que daba con la mano li~bre para marcar el jopo. Con-

tagiados por su acicalamiento,

dos de sus amigos procedie-1, 'l' 1"ron a re rescarse a pema( a

(pág. 35).

Observamos aquí qUe estopodría pasar tanto en BuenosAires como en París entremicmbros de la misma clase so-ci aL.

Los personajes de Cortázarhablan de un modo convincentecon respecto a su ambiente, a su

clase social y aun con respecto ala personalidad que van desarro-

llando (31). Hablan con un len-guaje porteño, se dicen "vos" en

lugar de "tú", utilizan el "che"a menudo y otras palabras típi-cas del habla porteria como enel siguiente ejemplo:

-"Te mando una postal, pi-he!-No te olvides de la barra,che! " (pág. 50)

110

El nivel bajo se autodefine enlas incorreciones gramaticales enque incurre, en la utilizaciónconstan te de los lugares comu-

nes y en su vocabulario res-tringido. Se expresa con voca-

blos de la jerga especial porteñallamada "el lunfardo" en cual-quier momento, sin tener con-ciencia de ello. Por ejemplo end capítulo XL:

"Dejesén de cacarear, gallinetas-dijo el Pelusa-

.. .Qué manga de pararulosmama mía. El pibe gravc yestos cosos dale con el armis-ticio. Me dan ganas deagarrarlos a patadas, me dan"(pág. 369),

Además de esto las voces delos personajes de los niveles ba-jos y medios se c1ev,tl muy amenudo sobrc las de los dem,is:"En la mesa del Pelusa se oía

llorar a ¡"'Titos" (pág. 50). Ejem-plos similares a éste abundan enLos premios, en cambio, entre

los personajes del grupo más ele-vado impera la discreciÓn y ha-blan de una manera más relina-rla. En el habla del intelectual

l'ersio, donde se funde lo poéti-co y lo mctafísicc), Cortázar uti-

liza la poesía y lo absurdo paracapturar una realidad fuera de

toda descripción verbal:

"Y porque no lo sabe, todo lees dado a sentir con másvehemencia, el casco rehicien~le de la noche austral girapaulatinc) con sus cruces y suscompases, y en los oídos pe~

netra poco a poco la voz de

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la llanura, el cru.iir del pasto

que germina, la ondulacióntemerosa de la culebra que sa-le al rocío, el leve tamborI1eo

del conejo aguzado por undeseo de luna" (pág. 318-319).

Un crítico dice que la acumu-1aciÚn de palabras extrañas enlos monólogos de Persio puedetener varias explicaciones: una

el "no crea que sólo sé hablar

como mis otros personajes";otra, la intención poético-musi-

cal; otra, en fin, la tornadura depelo (32). A veces los personajes

educados utilizan idiomas ex-tranjeros para completar la fichasocial del personaje que repre-

sentan o para ser un fiel reflejodel poliglotismo en el cuál nos

movemos (33). Por ejemplo ensolamente media página de Lospremios hemos encontrado pala-bras en francés, inglés y latín:"Soleil, soleil, faute édatante",dijo ella. "Right you are" y "adlibitum" (pág. 127). Hemos no-tado también el uso frecuente

que hace Cortázar de losguiones entre palabras para darbifasis y satirizar el uso exagera-do de los clichés, las frases pre~fabricadas de la sociedad en quevivimos:

"El inspector hacía-especial-hincapié en la necesidad de

conservar en todo trance laecuanimidad -que- caracteri-za -las- personas -cultas-"

(pág. 56).Cortázar ha utilizado varias

técnicas y tal vez la más impor-tante sea el hecho de retener to-

da información precisa porquede este modo él logra crear unaatmósfera de misterio muy espe-cial que es un mensaje en sí (34).Como hemos dicho previamenteel autor ha logrado unir así dos

corrientes narrativas, la fantásticay la realista.

También Cortázar da al lectoruna visiÓn panorámica de lo queocurre cuando describe lo quepasa en varias mesas del come-

dor en el mismo instan te y noshace conocer lo que piensa cadauno de 10 personajes. Es unpunto de vista cambiable con unnuevo tratamiento del tiempoque es visto simultáneamente

desde diferentes ángulos y estole da mucha mobilidad a lanarración.

El autor utiliza una estructuraabierta que deja al lector la posi-bilidad de escoger su propiomundo del número infinito ofre-cido; así participa de cierto mo-do en la creación del autor.

Concluiremos que -aunquelos personajes sean en su mayo-ría representativos de la idiosin-crasia porteña- más allá de latipologÍa, los puntos cruciales

son los del condicionamtento declase, la problemática del librealbedrío y del destino. El factorsignificante no es que la gentecambia, sino que se mantienecasi totalmente dentro de las li-mitaciones de su personalidad.

El aútor denuncia por medio de

la sátira simpática y de la burla,la falta de reacción y el confor-mismo de los hombres; pero a

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pesar de eso nos da a entender

también que el hombre es capazde momentos de belleza, es ca-paz de agrandarse aunque no loentienda totalmente como en elcaso del Pelusa y aunque no du-re ese momento y todo vuelva aser como antes.

Aunque Cortázar no haya lo.grado unir sus dos mundos -el

de la realidad banal y el de la

búsqueda espacial de la verdade-ra figura del mundo- considera-mos que Los premios es tam-bién un testimonio de búsqueda

de la verdad, que lleva hacia elmisticismo y la periferia y noshace entrever otra posible reali-dad, otro mundo que logra in-quietamos.

NOTAS

Julio Cortázar, Los premios (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, S.A., 1975),

Debido al número de las citas utilizadas en el texto y para faciltar su lectura se pondráúnicamente el número dc la página citada (entre paréntesis) después de cada cita, cuandoesta cita es de la novela de Cortázar,

(1) David PatrIck Gallagher, Modem Latin Amerca Líterature (New York and Lon~don: Oxford University Press, i 973), pág. 89,

(2) Luis Harss, Los Nuestros (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, S.A., 1975), pág.254,

De aquí en adelante las citas del libro se indicarán seguidas con la págia de laobra,

(3) Ibid, pág, 255.

(4) Ibid, pág. 256.

(5) lbid, pág. 283.

(6) Ibid, pág. 257,

(7 Ibid, pág, 267.

(S) 'bid, pág. 258.

(9) Ibid, pág, 274,

(10) Jean Franco, A Líterary History of Spain: Spanish American Literature sínce in-depHndence (London: Ernest Benn Limited, 1973), pág, 268.

Dc aquí en adelante las citas del libro se indicarán seguidas con la página de laobra.

(11) Angel Ram and others, La crítica de la novela iberoamericana contemporánea:Antología (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1973), pág. 31.

(12) Luis Hans, pág, 299,

(13) Jean Franco, pág, 267,

(14) Noé Jítrik and others, La vuelta a Cortázar en nueve ensayos (Buenos Aies: Carlospérez Editor S,A., 1969), pág, 65. De aqu í en adelante las citas dcllibro se indica-rán seguidas con la página de la obra,

(15) Luis Leal, "Situación dc Julio Cortázar," Revista Iberoamericana, S4~85 (Julio-Di-ciembre, 1973), pág. 407,

(16) José Amícola, Sobre Cortázar (Buenos Aies: Editorial Escuela, 1969), pág. 23,De aquí en adelante las citas del libro se indicarán seguidas con la página de la obra,

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(17) Julio Matas, "El Contexto Moral en Alnos Cuentos de Julo Cortáar," RevistIberoamericana, 84-85 (Julio-Diciembre, 1973), pág. 593.

José Amícola, pág. 24.

John S. Brushwood, The Span American Novel: A twentieth-centui sury (Aus-tin and London: University of Texas Press, 1975), pág. 219, De aquí en adelate lascitas del libro se indicaan seguidas con la pága de la obra.

Noé Jitrik and others, pág, 68.

lbid, pág, 70.

Luis Harss, pág. 267,

Jean Franco, pág. 268,

Luis Harss, pág, 280,

lemando Aisa, "Las Dos Orils de Julio Cortåza:," Revista Iberoamericana. 84-85(Julio-Diciembre, 1973), pág. 441. De aqui en adelante las citas del

libro se indicarán

seguidas con la págia de la obra,

lbid, pág. 444.

Joaquín Roy..abrerizo, "Claves de Cortáar en un Libro Olvidado: Buenos Aies,

Buenos Aies," Revista Iberoamerca 84-85 (Julio-Diciembre, 1973), pág, 474,

Luis Harss, pág, 291.

Ibid, pág, 278.

Fernado Ainsa, pág, 450-51,

José Amícola, pág. 82.

Noé Jitrik and others, pág. 69.

José Am1cOla, pág. 65,

John S. Brushwood, pág. 219,

(18)

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(20)

(21)

(22)

(23)

(24)

(25)

(26)

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(31)

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PLAN DE LOS SORTEOS ORDINARIOS DOMINICALES

EL BILLETE ENTERO CONSTA DE 180 FRACCIONESDIVIDIDO EN SEIS SERIES DE 30 FRACCIONES

CADA UNA DENOMINADAS A, B, C, D, E, Y F

PREMIOS MAYORES

Fracción Billete Entero Total de

Premios

1 Premio Mayor, Series A, B, C, D, E Y F1 Segundo Premio, Series A, B, C, D, E, Y F1 Tercer Premio, Series A, B, C, D, E, Y F

B/,l,OOO,OO B/.180,OOO,OO B/,180,OOO,OO

300.00 54,000,00 54,000,00150,00 27,000,00 27,000,00

DERIVACIONES DEL PRIMER PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, C, D, E, Y F9 Premios, Series A, B, C, D, E Y F

90 Premios, Series A, B, C, D, E Y F900 Premios, Series A, B, e, O, E, Y F

10,0050.00

3.001.00

1,800.009,000.00

540,00180.00

DERIVACIONES DEL SEGUNDO PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, C, D, E Y F9 Premios, Series A, B, C, D, E Y F

2,505,00

450,00900,00

DERIVACIONES DEL TERCER PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, C, D, E, Y F~ Premios, Series A, B, C, O, E Y F

1,074

Precio de un Billete Entero , , .. B/,

Precio de una Fracción. , . . , , ,Valor de la Emisión, , , . . . . . ,

99.000,55

990,000,00

2,003.00

TOTAL...

360.00540,00

32,400,0081,000,0048,600,00

162,000.00

8,100.008,100.00

6,480.004,860.00

B/,612,540.00

115

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NUMEROS PREMIADOS EN LOS SORTEOS DE LALOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIA

LOS DOMINGOS DE MAYO DE 1980

SORTEOS No, PRIMERO SEGUNDO TERCERO

MAYO, 4 3193 7551 4438 8578MAYO, 11 3194 9442 1607 2864MAYO, 18 3195 0870 4195 2712MAYO, 25 3196 1866 4640 8319

116

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PLAN DE LOS SORTEOS ORDINARIOS DE MIERCOLES

EL BILLETE ENTERO CONSTA DE 105 FRACCIONESDIVIDIDO EN SIETE SERIES DE 15 FRACCIONESCADA UNA DENOMINADAS A, B, C, D, E, F Y G

PREMIOS MAYORES

Total de

Premios

1 PremioMayor,SeriesA,B,C,O,E,FyG B/.l,OOO.OO B/,105,000,OO B/,105,000,OO

1 Segundo Premio, Series A, B, C, O, E, F Y G 300,00 31,500.00 31,500.001 Tercer Premio, Series A, B, C, O, E, F Y G 150,00 15,750.00 15,750,00

Fracción Billete Entero

DERIVACIONES DEL PRIMER PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, C, O, E, F Y G9 Premios, Series A, B, C, O, E, F Y G

90 Premios, Series A, B, C, O, E, F Y G900 Premios, Series A, B, C, O, E, F Y G

10.0050.00

3.001.00

1,050.005,250,00

315,00105.00

DERIVACIONES DEL SEGUNDO PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, e, O, E, F Y G9 Premios, Series A, B, C, O, E, F Y G

2,505,00

262.50525,00

DERIVACIONES DEL TERCER PREMIO

18 Aproximaciones, Series A, B, C, O, E, F Y G~ Premios, Series A, B, C, O, E, F Y G

1,074

Precio de un Billete EnteroPrecio de una Fracción, . , , , . .Valor de la Emisión. . ' , , . . . ,

B/. 57.750.55

577,500,00

2,003,00

TOTAL...

210.00315.00

18,900.0047,250,0028,350,0094,500.00

4,725.004,725.00

3,780.002,835.00

B/.357,315,OO

11 7

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NUMEROS PREMIADOS EN LOS SORTEOS DE LALOTERIA NACIONAL DE BENE FICENCIA

LOS MIERCOLES DE MAYO DE 1980

SORTEOS No, PRIMERO SEGUNOO TERCERO

MAYO, 7 705 7269 3631 6601MA YO, 14 706 3083 1468 0454MAYO, 21 707 9414 0701 9664MAYO, 28 708 2782 2155 0612

i 18

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LOTERIA NACIONAL DE BENEFICENCIAPLAN DEL SORTEO EXTRAORDINARIO No. 3208

DEL 17 DE AGOSTO DE 1980EL BILLETE ENTERO COMPRENDE 20 FRACCIONES

DENOMINADO SERIE A DE 15 FRACCIONES YSERIE B DE 5 FRACCIONESA BIL10, CADA FRACCION

PREMIOS MAYORES

PREMIO MAYORSEGUNOO PREMIOTERCER PREMIO

FRACCION

B/. 10,000,00

4,000,001,500.00

BILLETEENTERO

B/, 200,000,0080,000.0030,000.00

DERIVACIONES DEL PRIMER PREMIO

9 Premios-Cuatro Primeras Cifras 1,000.00 20,000,00

9 Premios-Cuatro Ultimas Cifras 1,000,00 20,000,0090 Premios-Tres Primeras Cifras 50.00 1,000.0090 Premios-Tres Ultimas Cifras 50,00 1,000,00900 Premios-Dos Primeras Cifras 2,00 40,00900 Premios-Dos Ultimas Cifras 2,00 40.009,000 Premios-Ultima Cifre 1.0 2200

DERIVACIONES DEL SEGUNDO PREMIO

9 Premios-Cuatro Primeras Cifras 300.00 6,000.009 Premios-Cuatro Ultimas Cifras 300,00 6,000.0090 Premios-Tres Primeras Cifras 15,00 300.0090 Premios-Tres Ultimas Cifras 15.00 300.00

DERIVACIONES DEL TERCER PREMIO

9 Premios-Cuatro Primeras Cifras 200,00 4,000.009 Premios-Cuatro Ultimes Cifras 200.00 4,000.0090 Premios- Tres Primeras Cifras 10.00 200.0090 Premios-Tres Ultimes Cifras 10.00 200.00

11,397 Premios TOTAL

Emisión: 100,000 billetes,Valor de la Emisión: BI.2,200,000.00.Precio de un Billete Entero B/,22,OO,

Precio de un vigésimo o fracción B/,1. O.

TOTALPREMIOS

B/,200,000,OO80,000.0030,000,00

180,000.00180,000.0090,000,0090,000,0036,000.0036,000.00

198,000.00

54,000.0054,000,0027,000.0027,000.0

36,000.0036,000,0018,000,0018,000,00

B/,l,390,000.00

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