La cimarra nº 01

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LA CIMARRA cuaderno de bitácora Nº 01 FISURA / Agosto - Noviembre 2013 “Centro de Interpretación FiSura un viaje en construcción” Hecho a mano en La Legua: Un recorrido por sus oficios UNA MIRADA ÍNTIMA / Un poco de nuestro oficio. Pag. 01 PIZARRA / Lo acontecido y por acontecer. Pag 02 RESEÑA BIOGRÁFICA / Después del oficio. Pag. 03 MIRADA ACOMPAÑADA / ¿Que será un oficio? Pag.04 PROYECTO DE AUTOGESTIÓN / Arriendo sala y equipamiento. Pag. 13 AGRADECIMIENTOS / Pag.15

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LA CIMARRAcuaderno de bitácora Nº 01 FISURA / Agosto - Noviembre 2013

“Cen t ro d e In t e rp re tac i ón FiSura un v ia j e en cons t r uc c i ón”

Hecho a mano en La Legua: U n r e c o r r i d o p o r s u s o f i c i o s

UNA mIRAdA íNtImA / Un poco de nuestro oficio. Pag. 01PIzARRA / Lo acontecido y por acontecer. Pag 02

ReSeñA bIogRáFIcA / Después del oficio. Pag. 03mIRAdA AcomPAñAdA / ¿Que será un oficio? Pag.04

PRoyecto de AUtogeStIóN / Arriendo sala y equipamiento. Pag. 13AgRAdecImIeNtoS / Pag.15

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Una mirada íntima...Trabajo, ¿mal invento?, ¿A quién ha hecho más digno?, ¿Más libre?. El dinero y las necesidades de la sociedad parecen ser un vínculo inseparable. Las dependencias económicas parecen ser infranqueables, pero, hay quienes las han desafiado. Desde un taller, labranza o fábrica tomada han buscado una organización con principios fundados en otros valores, temporales e históricos, que se trasforman y evidencian el deseo de refundar, exterminar y conservar valores de organización económica e intercambio que permitan vivir con un tanto más de dignidad. ¿Cómo entonces maestro? ¡Hágase según arte!... No hay forma o definición, parece que allí hay una posibilidad. Por eso nos intriga esta aproximación al mundo de los oficios. Pareciese que el trabajo se pudiera desterrar dejándolo sólo verbo. El hecho de “hacer algo” para sustentar un hogar, se sale del marco formal del trabajo y vemos el oficio, más cercano a un “hacer creativo-económico” reencontrado en las múltiples manos de los porfiados.

Como colectivo nos hemos ido distanciando del mundo de las profesiones y del trabajo para plantearnos nuestro hacer, para abrazar la tarea. No somos sólo psicólogos, trabajadores sociales, actores, técnicos en algo, antropólogos, diseñadores, nutricionista o historiadores, sino personas, que buscan, que intentan un “oficio” el cual se ha caracterizado por un amor a la belleza que nos seduce y nos llena de deseos; libertad, autonomía, abrazos, rebeldía, encuentro, lucha… ¿y por qué? Por eso, ¿Para qué? Para eso. ¡¿Qué más?!

Podríamos disfrazar y adornar ese “hacer” por complejos conceptos o ideologías, pero no. Querer pensar y pensarse no nos es posible desde discursos oficiales, respuestas técnicas o diagnósticos, más bien nos distancia. La incertidumbre y el misterio de la mirada del otro y el entorno nos complejiza ya bastante. Nos damos cuenta que es sumamente difícil sostener una economía basada en otros valores, en otra lógica y racionalidad. Con alegría podemos decir que más difícil ha sido obedecer. Intentando sustentar la tarea y sustentarnos hemos perdido muchas veces el horizonte, lo cual ha traído costos en las relaciones…fuimos cinco, tres, dos, quedamos solos, fueron dos, tres, seis, fuimos más, estamos siendo varios, para la semana de memoria y las artes fuimos muchos. ¡Qué alegría soñada fue esa que a ríos de melancolía nos lavo la mirada y nos vimos!. Más desde los sueños que desde las certezas intentamos cada uno desde sus convicciones y las colectivas una tarea. No es trabajo, quizás tampoco oficio u ocupación. No. Tiene que ver más con cómo queremos vivir y lo que ponemos en juego para eso. Relaciones que también son económicas, amistades que son políticas. Nudos de contradicciones e interrogantes que nos embarazan, se van soltando al sonido de un soplido silencioso; nuestra práctica, que resuena en un colectivo donde se apuesta y se discute, se sospecha, se crea y recrea en una tarea común; nuestros ensayos, que nunca hasta ahora han pretendido el mero aplauso, donde el proceso quede expuesto.

Proceso, camino vital que por el cual no pretendemos llegar a ningún lado, sino soñamos permanecer en él en movimiento, en marcha por los caminos, preocupados del cómo avanzar y porque, sin cartografía, sino abrazando el recorrido, el territorio. Al reconocer esa labranza, se vuelve más inevitable involucrarse. Así pasa también en el grupo, retorna el deseo de involucrase en la tragedia diaria de nuestra población, que nos desafía y desconcierta.

La pregunta por el oficio toma otras significaciones venidas de otros tiempos, como aquellos venidos del norte a la toma La Legua… De ellos no rescatamos solo la técnica de sus oficios, sino quizás más importante, su fuerza de lucha y solidaridad. Sin los medios adecuados, quizás hasta sin poder, pudieron. Sin poder y sin deber, pudieron. Amigos, familia, vecinos, queridos; Cuidado. Creo que no hay necesidad de bandera, porque no hay lugar que conquistar. Somos quizás más bien, como un archipiélago humano unido por una marea de sueños y deseos. Cuidemos la tarea que se nos ha ido grabando en el cuerpo, podríamos llegar a ser ella. El cuerpo es el que se trasforma, sufre y goza, con el sentimos. Empezamos a gestar y a emerger, colmarnos de memoria para brincar en vuelos, colmados de memoria en contra de las fuerzas que nos han hecho caer.

Desde la apuesta del hacer colectivo nos llamamos a un espacio de encuentro afectivo y político donde esos “márgenes” de segmentación de la tarea en relación a la creación y amor a ella no exista, volviéndose cómplices cada vez más de la rebeldía creativa del porfiado que no divide el trabajo y labra su pieza silenciosa, anidando todos los misterios de su creación. Erguida, digna, más libre… se labra a sí, se vuelve obra de arte.

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Mes de Agosto

taller de muñecos.Técnicas de construcción y dramaturgia para muñecos. taller de formación de memoria local y patrimonio. Para niños/as, jóvenes y/o adultos.

Mes de Septiembre

SemINARIoS / Memoria local y patrimonio.Dirigido por la socióloga Elizabeth Jelin referido a visualidad y memoriaSeminarios Temáticos (U. de Chile. Reuniones periódicas entre el área de Investigación Creación, el núcleo y los investigadores de la línea territorial de La Legua).

otelo / Compañía “Viaje Inmóvil”Espectáculo especialmente creado para dos actores, marionetas y objetos, todos fusionados entre sí, en donde los muñecos actúan lo que los actores no pueden hacer.

Salidas Artístico-culturales / “Golden Circus”

Mes de Octubre

Seminarios y charlas / Sobre temáticas relacionadas con memoria local y patrimonio.

Mes de Noviembre

La Razón blindada / De Arístides Vargas (Argentina) La obra está basada en “El Quijote” de Cervantes, “La verdadera historia de Sancho Panza” de Franz Kafka, y en las narraciones que hicieran Chicho Vargas (hermano del autor) y otros presos políticos de la dictadura argentina de los años 70.

días de la memoria y las artes

Mes de Enero

muestra documental (Escritos, fotografías y/o audiovisuales) del Archivo del Centro.

charlas temáticas / Relacionadas con artes escénicas.

pizarralo acontecido

y por acontecer

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Reseña biográfica“El comité de cesantes”, en los años 70.

En el ejercicio de preguntarnos sobre los oficios de nuestra población, ¿cuáles son, cómo son, qué representan, cómo lo sienten aquellos que los trabajan? Nos hablaron del “Comité de cesantes de La Legua”. Sinceramente ninguno de nosotros sabíamos muy bien qué era, cómo se organizaba, para que surgio, cuándo, si fueron uno o varios. Así es que decidimos salir a preguntar a nuestros vecinos y vecinas, y muchos nos respondieron:

- el “comité de cesantes, si, si recuerdo, pero ¿saben a quién podrían preguntar? A Jano Núñez. Un vecino que en los años 80 estuvo muy activo, él seguro que sabe de los comités de cesantes -

Y preguntando de vecino en vecina llegamos donde Jano.

-Sí, algo sé de los comités de cesantes, aunque en aquella época yo era muy joven. Pero quedemos un día para conversar más tranquilamente ¿Cuándo les conviene?

Así una tarde nos juntamos con Jano en el Teatro y tomando un rico tesito empezamos a conversar.

Nos contó que en los años 70, cuando la dictadura, fueron unos años muy críticos para la población. Después del golpe militar no había comida ni trabajo para los vecinos y vecinas. En ese momento llegó a ver más de 500 vecinos comiendo, cada día, en los diferentes comedores populares que había en la población. Entonces en aquel momento se formó, a través de la parroquia, una especie de cooperativa donde se hacían trabajos específicamente de carpintería y zapatería, y se instaló un taller bastante grande en el otro lado del zanjón, en Tocornal, donde la parroquia tenía unas propiedades. Allí empezaron a trabajar muchos vecinos cesantes de la población. La mayoría no conocían el oficio pero fueron aprendiendo a construir zapatos y juguetes de madera que posteriormente vendían. “Cuando la necesidad urge uno aprende hacer lo que sea, por lo menos que te de pal té y pal pan, como decía la consigna ” nos dice Jano. Así surgió el “Comité de Cesantes”.

El “Comité de Cesantes” se inició como un taller de aprendizaje y con el tiempo se formó como una pequeña empresa administrada por los mismos trabajadores, donde todos trabajaban para todos. Los trabajadores se reunían periódicamente y juntos analizaban cómo estaba la situación, donde y cómo se podían vender los productos o buscaban soluciones a los problemas que iban surgiendo. Los vecinos que trabajaban en el taller tenían una fuerte consciencia política y social, juntos colaboraron para poder subsistir en aquellos tiempos tan críticos para la población. Una subsistencia material pero también anímica, que permitiese mantener la moral bien alta y así poder contrarrestar, de alguna u otra manera, la dureza de aquellos años.

El comité de cesantes se disolvió más o menos sobre el año 80, a más tardar el 82, cuando los vecinos con el oficio de zapatero y carpintero fueron encontrando trabajo en talleres o fábricas. Algunas máquinas quedaron allí, otras fueron repartidas entre los trabajadores.

Finalmente Jano Nuñez nos recuerda que uno de los objetivos más importantes del Comité de Cesantes era poder llevar pan a la casa, pero también dar esperanza y fuerza, a la vez que crear solidaridades entre los vecinos y vecinas de la población.

De vuelta a casa vamos reconstruyendo la conversa con Jano sobre el “Comité de Cesantes” de los años 70 en la población La Legua. Las palabras esperanza, organizarse, fuerza, oficio, cooperar, solidaridad van resonando en nuestras mentes.

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Una mirada acompañada.¿Que será un oficio?

Posiblemente cuando hablamos de oficios se viene a la mente personas que se han dedicado todo una vida a algo, la imagen romántica de un viejito carpintero o un zapatero que se dedica día a día a un hacer particular.

Pero cuando comienzo a pensar en lo que significa oficio aparecen diferentes cuestionamientos que me gustaría levantar para entender qué se comprende, qué contiene esta palabra, partir desde algunas preguntas al parecer simples cuando se nombran.

Cuando decimos esta persona tiene oficio ¿qué estamos diciendo? O ¿qué queremos decir?

¿un oficio es igual a un trabajo? ¿en que se diferencian?

¿este tiene que ver con algo económico - productivo?

¿es una forma de vivir o un estilo de vida?

¿hay decisiones políticas implícitas aquí, o es lo que me tocó?

¿el oficio sólo tiene que ver con producir algo específico material o podría ser inmaterial?

¿ es sólo por necesidad o también hay placer?

¿la profesión es distinta a un oficio, como el arte es distinto a la artesanía?

¿el oficio tiene que ver con la creación?

Desde mi experiencia no se si soy capaz de responderme sola todas estas preguntas de manera ordenada y clara, podría ser que un oficio abarque todas estas cosas y más. Lo que podría pensar en este momento al ver a estas personas haciendo lo que hacen, es que el cuerpo está involucrado totalmente aquí, la memoria, los olores, una mecánica que se va adquiriendo en el hacer y que va cambiando cada vez que intento hacerlo de nuevo, la frustración, el placer de ver algo completo, la dedicación, el cuerpo va tomando una forma y una manera de pensar.

Cuando veo al soplador de vidrios y me dice que está nervioso porque no ha vuelto ha hacerlo hace más de veinte años, que no sabe si esto va a resultar, me preocupo, pero luego el hombre prende el soplete y su cuerpo de una manera increíble se transforma, su postura, sus manos bailan solas moviendo el vidrio y comienza a recordar su niñez, a su familia, el taller de su padre que estaba en la calle San Gregorio, donde más de quince personas trabajaban junto a él, me da la impresión que podría hacerlo con los ojos cerrados, se me paran los pelos al verlo estirar el vidrio, sopla una vez y aparece una forma, sopla de nuevo y aparece otra, con el calor que lo envuelve las figuras empiezan a convertirse en los adornos de navidad que todos tuvimos alguna vez, y que había que tratarlas con mucha delicadeza porque eran frágiles y se rompían fácilmente - más de un reto me llegó por quebrarlas - entonces aquí comienzo a darle valor a esos objetos, ver la dedicación, la dificultad, el cariño, el trabajo, la práctica, el ensayo, el error, el costo humano y la mierda que reciben por hacer miles de estos, el proceso que viene, se pinta, se pone una tapita metálica hecha también por él, se arma, se envuelve con cuidado, por que si se destempla se quiebra, todo esto también acompañado por el placer de hacer las cosas bien, observo también a la hija que nunca había visto a su padre soplar.

Luego de esta experiencia comienzo a mirar todo de otra manera e imaginar nuestra población en un zapato, en un carretón, en los queques, la feria, los choros, los talleres, organizarse, contradicción, hacer pan, pensarse, sobrevivir, autonomía, vivir, precariedad, necesidad, relacionarse, proceso. Entonces logro ver un cuerpo que late y comienzo a encontrarle sentido “desde el lugar que habito” a la palabra oficio.

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Artesano en Vidrio

“Mi recuerdo siempre va a quedar en aquel tiempo de trabajo en el vidrio”Nervioso pero feliz de volver a reencontrarse con un vidrio. Al igual que andar en bicicleta, el oficio nunca se olvida. 25 años han pasado desde que hizo su última figura y ahora frente nosotros enciende una vez más el soplete, vuelve a sentir el calor del fuego y el aroma del vidrio fundido. Su universidad fue la calle y los libros su mente, “uno aprende ahí, intentándololo, practicando, practicando, practicando y queriendo” así nos lo cuenta mientras sus manos construyen una nueva figura de vidrio: un precioso chuncho, que nos deja impresionados.

Soy un artesano del vidrio. Recuerdo que mi papá hacia este oficio de vidriero, él lo aprendió de unos señores alemanes que trajeron este oficio acá en Chile y lo tomó como una fuente de trabajo, fue el sustento de la comida de toda la familia en esos tiempos, eran pasados los 60. Y de ahí pasó a todos mis hermanos, todos trabajábamos el vidrio.

Mis hermanos mayores son verdaderos artistas. Yo empecé a trabajar el vidrio como a los 12 años más o menos. Era aprendiz, el que preparaba el producto, ordenaba los globos, limpiaba el tubo fluorescente. Los maestros pedían que el producto estuviera siempre preparado allí, en su mesón. Me dediqué al oficio porque no tenía otra posibilidad, tenía que trabajar. Al principio me cortaba, me quemaba, tenía la lengua llena de hoyos, es difícil trabajar el vidrio, pero yo quería aprender, le perdí el miedo y aprendí. Y cuando aprendí empecé a trabajar el vidrio con la imaginación, de allí me gustó.

Acá en la Legua hubo mucha gente que trabajaba el vidrio, en cada pasaje había quienes trabajaban en eso. Habían muchos artistas. En ese tiempo dio trabajo a mucha gente. Nosotros teníamos el taller en la casa, mi papá tenía varia gente trabajando, recuerdo que yo iba a comprar el pan a la esquina y comíamos todos juntos.

Mi mamá era la que vendía el producto, lo que hacíamos lo vendíamos en la Estación Central.

Ahora ninguno de nosotros trabaja el vidrio, porque se acabó, se acabó el oficio en la Legua. Los productos de plástico que venían de fuera mataron el trabajo. En ese tiempo Pinochet hizo el libre mercado que se llama, entonces empezaron a llegar productos de otras partes, chinos, coreanos qué se yo, de ahí empezó a declinar el negocio, ya no había venta.

Era sobre el año 87. Entonces me fui para Brasil, allí estaba un hermano mío con quien intentamos un negocio con el vidrio, pero no funcionó y me regresé a Chile.

Si no fuera por lo del libre mercado y porque mi padre enfermó, yo hubiera seguido de todas maneras con el oficio. Prefiero andar en mi casa, con mis tiempos haciendo artesanía con el vidrio que en el taxi pasando rabia. Lo que realmente tengo en mi mente es el vidrio.

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Modista “Yo no sabía caminar y ya sabía coser”

Pobladora de Legua Vieja, criada entre hilos, botones y telas. Su vida fue tejida a base de esfuerzo y dedicación.Su trabajo ha representado su actitud de vida, llena de dignidad, profesionalidad y orgullo. “Vaya donde la Jeanette, es carera pero es buena”, frase recurrente en quienes conocen su trabajo y han compartido un cafecito y una conversa imaginando juntas el vestido, el pantalón, la chaqueta, o cualquier prenda. Amiga de sus clientes, no ha necesitado nunca poner un letrero ni tarjetas de presentación, su estrategia ha sido el vínculo y el trabajo bien hecho con sus manos.

Mi padre tenía un taller de ropa de trabajo en la casa, y mi madre también cosía, así que yo coso desde que tengo uso de razón. Me crié entre agujas, hilos y telas. Cuando muy niña mi madre me sentaba junto a ella mientras cosía en su máquina, me entregaba hilo, aguja y un trapito para que le cosiera botones. Fue en estos años de mi niñez cuando conocí este hermoso trabajo y me ha acompañado hasta hoy.

Mis primeras clientas las tuve antes de entrar a estudiar corte y confección en la escuela. Mi profesora solía decirme los contenidos de las clases y dividíamos el curso en dos para que yo enseñara a un grupo de mis compañeras. Con el tiempo comencé a sentir que la escuela se había transformado en un trámite, no aprendía nada y sentía que perdía el tiempo.

Con los años he aprendido ha hacerme amiga de mis clientas, las invito a pasar a mi lugar , a mi taller, nos tomamos un café y hablamos de la vida.

Es una relación diferente conversamos de los que necesitan mientras tomamos once de manera amena. Yo aconsejo sobre la vida y sobre las prendas esperando que se vayan contentas, viéndose bien y si alguien le pregunta quién le hizo eso, que le hablen de mí.

Esto no sólo lo hago por la plata, aunque es mi trabajo, yo lo hago porque me gusta. Si no trabajo en mi máquina me siento un poco vacía. Quiero mi trabajo, es tan satisfactorio, me emociona cuando a las personas le gusta mi trabajo, y se lo ven puesto y dicen ¡Chuta qué rico que te encontré, quedó como lo quería!

Mi oficio es hacer feliz a los demás viéndose bien, eso me alimenta mucho más que la plata. Yo creo que uno nació con un don, la capacidad de crear algo en la mente y después hacerlo con las manos, y si eso ayuda a una persona a sentirse bien significa que uno está haciendo bien el trabajo. Ese el sentido de un oficio.

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Soldador “el inicio del oficio”

Joven maestro. Luchador, soñador y autodidacta, hace de la soldadura al arco su especialidad y su pasión. Trabajador desde los 14 años de edad, no le son desconocidas las dificultades de dejar la comodidad del hogar y enfrentar el mundo del trabajo y todo lo que conlleva, lo bueno, los amigos, la talla, la solidaridad, el apoyo desprendido. Y también lo malo, la trampa, la maña y el patrón. Sorprende que a sus 23 años comparta tantas experiencias llenas de una sabiduría propia de hombre de otro tiempo. Perfeccionista en su tarea, impresiona ver a vecinos mayores que él, hablar con respeto de su trabajo y escucharlos hablar del “maestro”. Valiente al decidir, por sobre todos los estereotipos puestos en jóvenes de su edad, dedicarse a un oficio, vivir y organizar la vidas desde él. Afortunado, al ser dueño de su tiempo, disfrutar de su hija, de la familia y de sus amigos. Como él dice “que nadie te mande”.

Soy soldador al arco, y hago todo tipo de estructuras metálicas, hago portones, cobertizos, rejas, asaduras, carros, carros de arrastre, lo que sea. Mientras tenga que ver con fierros, lo puedo hacer.Este oficio lo aprendí trabajando de ayudante de soldador. Tuve la suerte de que me tocara un buen maestro y me empezó a enseñar. Así que aprendí el oficio en el trabajo. Trabajo hace unos 3 años en estructuras metálicas y hace siete meses me instalé con mi taller. Me ha costado por que a mi edad es difícil que la gente te contrate, porque siempre buscan a alguien con más experiencia, con más años. Pero en estos meses les he cerrado la boca, no pensé que me iría tan bién. Y lo bueno es que me ha dado para mi vida, para mi hija y para mi señora. Me ha dado para mantenerme.

De mi trabajo me gusta el crear, siempre en cada trabajo uno encuentra rutinas, pero creo que en éste hay una rutina distinta. Siempre hay algo distinto que hacer y siempre hay que inventarse cosas nuevas.

No dejaría mi taller, eso espero, si lograra un título de soldador calificado juntaría plata para hacer pegas mas grandes, pero nunca tener que depender de otras personas para trabajar, si no vérmelas por mi mismo siempre.

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Mi oficio es sacrificio, trabajo día a día, me genera ingresos para mi casa, es lo que quiero hacer y me define lo que soy. “Mi trabajo” eso es lo que soy.

A mi no me gustó trabajar para otras personas, para un patrón o una constructora, ahora con mi taller yo tengo mi horario, yo decido hasta qué hora trabajo y sin nadie que me esté mandando. Yo sé lo que tengo que hacer, y con lo que tengo que cumplir y me organizo para hacerlo. Se puede decir que mi demanda es la pega y mientras mas rápido termine mayor es la ganancia.

Yo soy mi patrón, y como algunos dicen “el peor patrón que se puede tener es uno mismo” porque uno no deja de exigirse. Uno debe ser disciplinado, yo he trabajado hasta la madrugada para terminar un trabajo. En mi trabajo el nivel y la escudera son primordiales, todo debe quedar bien terminado y funcionando perfecto. Algunas veces he terminado una pega y sale un detalle, entonces comienzo a revisar parte por parte, todo de nuevo, hasta pillar el problema y que quede bien. Eso me enseñó el maestro, a querer la pega, uno debe amar lo que hace y yo me enamoré de esto, de soldar, de andar metido entremedio de los fierros, me enamoré. En mi taller uno está siempre a gusto, sin mandar, sin exigir, sin gritar, nada de eso. Yo ya no se si podría trabajar con alguien mandándome.

En este tiempo he aprendido también de lo malo, por que no todos los meses salen pegas buenas y cuando salen, uno tiene que ordenar y organizar el bolsillo para que alcance. Creo que eso es lo malo de esta pega, el no saber si mañana tendré trabajo.

Por eso yo he trabajado para hacer clientela, para ir solucionando de a poco ese problema.

Y lo bueno es que se pasa bien en el taller, cuando sale una pega, busco a un amigo o vecino que esté sin pega y la compartimos. Así echamos la talla, leciamos y así se pasa el día, pero también los reto cuando sale su condoro, pero son cosas que pasan en la pega.

Recuerdo mi primera pega, cuando me la pidieron recuerdo que pensé, “ya esto tiene que quedar igual que si fuera para mi casa”, por que uno para su casa quiere lo más bonito y esa mentalidad la ocupo al trabajar para otros. Fue un portón y la gente cuando lo vio y lo probó, les gusto. Me dijeron “le quedó bueno maestro”.

Yo trabajo desde los 14 años, repartía gas, después trabaje de vendedor y unas cuantas pegas más. De todos esos trabajos sólo en mi taller me he sentido realmente cómodo, donde me he sentido mejor y ganando más plata, es más inestable pero siempre más plata que apatronado.

Mi oficio es sacrificio, trabajo día a día, me genera ingresos para mi casa, es lo que quiero hacer y me define lo que soy. “Mi trabajo” eso es lo que soy.

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Zapatero “El oficio de resitir”

Orgulloso de ser Trabajador y consecuente. Ninguna injusticia tiene lugar en su caminar, “Sin temor a la vida” se llenó de buenos y malos momentos, “Sin agachar la cabeza” siempre de igual a igual con el patrón. “Junto a sus compañeros” fue la piedra en la lucha y la chaveta, la horma, y la lerna en el trabajo. De la fábrica a la feria, de los zapatos a los queques, su autonomía está en el taller. Empecé a trabajar a la edad de 12 años, en el 58. Por la mañana iba a la escuela y por la tarde trabajaba. Con la plata que ganaba llegaba el día lunes y compraba pan con queso para mi y para los amigos. Allí empecé a aprender con el maestro, él me decía haz esto y yo lo hacía, así aprendí hacer todo el zapato. No había libros para aprender, incluso uno mismo se tenía que hacer sus propias herramientas, cada persona tenía su ingenio. Después cuando ya manejaba la situación fui a trabajar afuera, a buscar más sueldo. Antes se necesitaban muchos ayudantes para hacer zapatos, había pocas fábricas y las tiendas te mandaban trabajo para la casa.

El zapato tenía otro proceso al de ahora. Yo aprendí todo el proceso del zapato emplantillado, que era un zapato extraordinario, y cuando ya era maestro vino el cambio al zapato pegado, me pilló el cambio. El otro proceso quedó atrás, pues si un zapato pegado podía valer 10 lucas yo por uno hecho emplantilladlo tenía que pedir mínimo 30 lucas. El zapato pegado era más rápido de hacer, no tenías que coser. Me tuve que adaptar al nuevo sistema y lo aprendí, aunque el proceso del zapato emplantillado era bonito, ese era un arte.

Después trabajabas en línea, en bandejas, tú hacías tu parte y el otro hacía su parte, ya no se sabía hacer un zapato completo. Y luego llegaron las importaciones y ya nadie hacía zapatos.

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El zapatero tenía la fama de que el lunes tenía mala caña, por eso los lunes nadie se quedaba en la casa, todos iban a trabajar. Por la mañana se tomaba el desayuno, después el almuerzo y la once, durante el trabajo todo eran puras tallas, se pasaba bien.

En ese tiempo empecé a trabajar en el taller de compostura de zapatos, ahí tuve gente trabajando, compartíamos todos los beneficios por igual. Para mi era muy importante la dignidad, por mi persona, por lo que hacía y por mi compañero. Siempre tuve muchos problemas haciéndole mucha conciencia al empresario con la palabra y si era necesario con la violencia. Si el huevón está echándote toda la caballería del capitalismo encima tenéis que defender tu dignidad, si no va a cambiar como mínimo dejarlo ahí, pensando. Una vez estaba en la fábrica y el patrón nos dijo que al día siguiente teníamos que tirar el doble de pares de zapatos, entonces yo dije que si vamos a trabajar el doble ellos van a ganar más, entonces tienen que pagar más, el patrón dijo que no y el que no le gustara se fuera. Así dijimos de boicotear la producción y le hicimos paro. Yo dije que pararan las máquinas, entonces vino el jefe y me dijo : usted va a tener que ir a la oficina, le van a pagar el sueldo y se va a tener que ir por agitador . Mis compañeros no me siguieron, falta de conciencia. Yo vengo de una época de la clase obrera. Donde el trabador tenía más conciencia y era más respetado. Es pintoresco lo mío, de repente hasta en algún momento pudiera haber sido trágico, puede haber tenido malas consecuencias, pues hice hartas cosas por el odio que me daba el empresario rico, pero uno tiene que hacerlas para que los patrones tomen conciencia de que no pueden ser abusadores. Aun así uno se sentía satisfecho con el trabajo bien hecho, se sentía satisfecho con uno mismo. Cuando al otro se le ve bien el zapato que tu has hecho, te sientes valorado. Hoy en día los cabros tendrían que aprender muchos oficios. Defender su dignidad, tener conciencia de clase obrera. Y luchar contra el empresario rico abusador.

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Panadera “semilla de dignidad”

Hasta aquí, dijo un día. Dejó las clases en la universidad y se puso a caminar, quería llegar más lejos de lo aprendido, quería volver a sentir sus manos crear. Anduvo y anduvo, de norte a sur y de este a oeste, en el camino escuchó, conversó, observó, compartió, conoció y se reconoció. Al regreso a casa su vida sería otra, se acabó el vivir para trabajar, la esclavitud del tiempo asalariado y el obedecer apatronado. Alimenta la resistencia haciendo pan, construye la autonomía tejiendo en el telar. Su vida es como un oficio. El oficio es su vida. Me fui a viajar, estuve un tiempo en Argentina, fui mucho a la Patagonia a comunidades pequeñas perdidas entremedio de bosques, sin luz, sin gas, sin nada moderno, sólo con lo que la naturaleza les entregaba. En este viaje yo aprendí a tejer, un amigo me enseñó y a él le enseñaron unos bolivianos. En ese mismo tiempo fui a parar a Concepción y conocí unos amigos que me enseñaron a hacer pan.

No fue algo racional, ni planificado, solo sentía una conexión con lo que había aprendido. No pensaba en vivir de esto en ese momento. Cuando llegué a Santiago me dije que no quería trabajar apatronada. Así comencé a hacer pan, solo para subsistir y de a poco comencé a conocer más sobre los tipos de harinas, los hornos, las recetas, a cuánto venderlo y cómo hacer para que quede cada vez más rico. Fue un descubrimiento permanente donde uno va reafirmando lo que quiere, uno debe estar convencido de querer vivir de esta forma, porque si no te desanimas y abandonas.

Cuando empecé vendía pan en las afueras del Museo de Bellas Artes, llevaba un carrito con mis panes y me sentaba a tejer. Y así el pan se vendía solo, era maravilloso, me encantaba. Siempre llegaba gente bacan a comprarte, porque gente que llega a comprar pan integral, hecho a mano por alguien, es especial también. Es gente que evita ir a comprar al supermercado y entiende el valor de lo que tú estás haciendo. Y te preguntan, y tú les explicas como se hizo el pan, los ingredientes y eso.

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Yo no heredé esto de nadie, cómo son los oficios tradicionalmente, en mi caso no fue así, fue una cosa que llegó porque estaba en una búsqueda, son herramientas que te llegan y te permiten descubrirte. Yo por años no me di cuenta, no miré mis manos. Yo me crié en dictadura donde todo era súper cuadrado. A mí y a nadie de mi generación nadie nos reconoció. Yo por lo menos de grande tuve la oportunidad de descubrir esto. Y me siento súper plena y libre con esto. Descubrir que tienes tus manos y que puedes hacer muchas cosas con ellas.

Las lucas son un tema. Un tiempo me vi viviendo sola con lo justo y me significó muchas privaciones. Hasta que un día me di cuenta, y vi que mi discurso sobre la dignidad humana y el respeto por la vida de las personas contaba para todos y para mí no. Fue una contradicción que me llevó a pensarme de otra manera, me vi inconsecuente conmigo y con mi discurso.

Todo este aprendizaje de los primeros años en esto fue decantando en lo que hago ahora. Organizando mis tiempos de trabajo, sabiendo los ingredientes necesarios, el valor, calculando los precios, y otras cosas más que las aprendí en el camino y que las sigo aprendiendo.

Cuando vendo un pan no sólo vendo un producto, también comparto una visión sobre la salud, comparto el royo que uno cree importante compartir en la vida, lo que uno hace tiene un significado y es bacan poder compartirlo.

Para mí los regalos del oficio son la auto-explotación consiente, donde uno se mentaliza a que una semana se trabaja desde las siete de la mañana hasta las dos de la madrugada durante tres o cuatro días seguidos, para luego disfrutar del descanso, estar acostadita cuando hace frio y sentir las micros que desde temprano llevan a la gente al trabajo. Esos son regalos, no obligarme, tener el gobierno total de la vida de uno no tiene precio.

Los panes que hago no son mercancía para mí, son salud y algo vital. El alimento que significa compartir. Por eso me cuesta pensar en las personas como clientes, lo veo más como un ejercicio de reciprocidad humana. Antes la gente cuando necesitaba algo recurría a los cercanos, al vecino, a la gente de su comunidad. Ahora resulta más fácil llegar y contratar a alguien para que nos solucione cualquier cosa.

Las personas deberían pensar en quién es el ser humano que está detrás de cada objeto que consumimos. Cuando vamos al mall nos perdemos en los objetos, no vemos nada más. Pero si uno puede ver, por ejemplo, el pan que hago, puede verme y puede hablar conmigo, y yo puedo hablar de cómo lo hice y de sus propiedades y entonces todo cambia. Cambia la relación con la persona, el valor del pan es justo y uno se siente bien al ver que la persona se va con la misma sensación.

Vivir de lo que uno hace, y vivir dignamente, eso es un oficio. Tiene que ver con el cariño, con el amor que uno transmite en cada pan que se hace. Es hablar con toda propiedad sobre el pan. Y muy importante también es la conexión, las emociones puestas en el pan, porque no es producción en serie. Saber hacer con las manos, tus manos son lo más maravilloso de la vida.

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proyecto de autosustentabilidad

Autonomía para decir y callar, para hacer y destruir, para convocar, denunciar, ofrecer, negar, autonomía para acertar y equivocarse, de interpretar, esa es la búsqueda y el desafío al que apostamos. Por ello el ir construyendo formas de autosustentabilidad que nos permitan la autogestión de nuestro hacer es vital, necesario y urgente. En este camino hemos abrazado, de momento, dos caminos: Las Acciones Autogestivas que tienden a financiarse a si mismas como el Bazar la Esnaqui o los Talleres que colaboran con cuotas mensuales o materiales de aseo; y los Proyectos de Autosustentabilidad, pensados para generar los recursos que nos permitan sostener el funcionamiento mínimo del Centro de Interpretación FiSura, el pago de las cuentas, la mantención del espacio, etc.

ARRIENDO DEL ESPACIOUsos del lugar

* Ensayos de colectivos, agrupaciones, bandas, elencos o compañías que se encuentren en procesos de creación artística.

* Seminarios, Charlas, Encuentros relacionados con el universo de la investigación, las artes y la cultura.

* Festivales, Muestras, estrenos o temporadas de colectivos, agrupaciones, elencos o compañías.

* Exposiciones públicas de material patrimonial, artístico y/o culturales.

Horario 2013

Sujeto a Disponibilidad del Lugar

condiciones de uso

* Los arrendatarios deberán responder en el caso de que se produzca a causas de su trabajo algún deterioro del lugar o del equipamiento utilizado. Debiendo reparar el daño causado.

* El lugar será entregado a los arrendatarios limpio, y deberá ser entregado cada día de igual manera.

* Los equipos solo serán arrendados para actividades al interior del teatro.

contactos

Juan Jeanneret B. / Verónica Vargas / Nicole Hidalgo

Correo / [email protected]

Teléfono # 90249206

Dirección / Comandante Riesle 387. comuna de San Joaquín

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características del espacio

El Salón o Sala principal tiene una dimensión de 13mt. x 10mt. Cuenta con equipamiento de iluminación (más de 50 focos y capacidad de 24 canales)

y sonido (4 cajas de 500 w., mesa de 12 canales y microfonía).Además se cuenta con 2 graderías retráctiles, sala de reuniones, cocina, baños,

taller de confección escenográfica equipado y terraza.

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AGRADECEMOS A TODOS LOS QUE HAN SIDO PARTE DE ESTE VIAJE. A LOS GESTOS DE CONFIANZA, DE AFECTO, A QUIENES BRINDARON SUS TESTIMONIOS y SUS PALABRAS

DAVID, DON RENé, JANO, DON JORGE, TANIA, JANETTE, VERO

y A CLAUDIO A QUIEN LE DESEAMOS UN BUEN VIAJE