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La Chimenea Nº 07
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1. Hotel Siglo XIX 2. Prisión de Guantánamo3. Unidad Habitacional de Marsella (Le Corbusier) 4. Cementerio de San Cataldo (Aldo Rossi)
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El fascinante bombardeo tecnológico es real y siempre nos sorprende. La comunicación
instantánea y la automatización condicionan al ser del siglo 21. Esa eficiencia tecnológica
totalizadora facilita la vida y la humanidad corresponde a ello. El hombre es un ser de su
tiempo y vivir sin tecnología de altísima calidad, en el siglo 21, no es normal.
El sistema actual es nuestra forma de vida, la modernidad es nuestra ley. Se ha separado a los
seres humanos por estratos, por ejemplo, según capacidades, conocimientos o riquezas. El
capitalismo ha fragmentado a la civilización llevándola a ser como hoy es. Es la natural forma
de vida de nuestra era y no sabemos qué hacer fuera de ella. Y tampoco queremos salir porque
estamos cómodamente sentados en sillones de adormecedoras plumas. No obstante,
tenemos en nuestra mente el chip que busca la dignificación del ser humano y la libertad
plena. Eso es totalmente natural, es nuestra esencial manera de vivir, no podemos escapar del
liberal pensamiento (aunque ya relativizado) moralista (pos)moderno. Pensar de otra forma
no cabe en nuestro limitado y lógico razonamiento humano.
La plena libertad e igualdad (ideales de la lejanísima Revolución Francesa) y el inmediato
acceso a todo han impulsado el salto a lo fácil y rápido. El complejo mundo posmoderno en el
que vivimos así lo exige necesitando que las cosas sean rápidas y prácticas. Las cosas fáciles
son rápidas y prácticas. La plena libertad estira a la libertad y luego la devalúa. La plena
libertad da paso a la fragmentación pues se sustenta en el individualismo; el individualismo,
la igualdad y la superficialidad son viejas chismosas que van de la mano. En el siglo 21 la
superficialidad es el bien común. La superficialidad con lo fácil y lo rápido discurren como
manteca y se acomodan perfectamente en la piel del ser humano contemporáneo. La plena
libertad del pensamiento moderno del siglo pasado ha generado el libertinaje posmoderno, y
esa es nuestra forma de vida, nuestra incesante e interesante (pos) modernidad.
Vivimos otros tiempos, tiempos superficiales, de diversión. Para la arquitectura son tiempos
en donde los edificios más importantes se pelean por atravesar nubes, por ser más altos que
su predecesor, por experimentar con adolescencia que tan altamente tecnológicos pueden
ser. Son tiempos donde el efecto Guggenheim (o Bilbao) abre la puerta a la imagen. La pura
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Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2013-07502Impreso en Corp. Kleiser Grafic S.A.C. Jr. A. Ugarte 609 - ChimboteLA CHIMENEA: Jr. Huaraz 199 Urb.Buenos Aires - Nuevo Chimbote, Perú.
La caja en el arenalArquitectura peruana / pág. 22-23
Territorios comunes, mirando hacia el hemisferio surArq. internacional / Cristina Dreifuss / pág. 24-27
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imagen es capaz de levantar radicalmente una ciudad, cualquiera que sea el
motivo, cualquiera que sea el medio. Es innegable y nos parece natural, es
nuestro tiempo y de él no podemos escapar. (Tampoco queremos).
La heterogeneidad es primordial e inherente a nosotros porque todos somos
distintos, somos seres heterogéneos. La heterogeneidad y la libertad unidas son
como un caballo salvaje sin jinete. Hay tanta libertad y tanta opinión para todo
que todo está permitido. Es imposible negar esta posibilidad porque gracias a
nuestra evolución, igualdad y libertad todos tenemos los mismos derechos a
opinar, a crear, a innovar, a pensar. Todo vale, todo es relativo; y eso no está mal,
es real. La fragmentación genera autonomías insospechadas gracias a un
cambio de roles: figura de fondo, forma de contenido, esencial de superficial. Es
la modernidad del siglo 21 que no podemos dejar.
Difícilmente podríamos desprendernos de la tecnología, esta es necesaria para
sobrevivir de manera 'civilizada'. La estandarización e industrialización a la que
se rendía fascinado Le Corbusier ya es parte del pasado, parte de lo normal. La
tecnología ahora se ha convertido en un juego en donde lo más rápido y efectivo
busca con natural desesperación recuperar instantáneamente su valiosísima
inversión, una consecuencia de la racionalidad productivista capitalista; otra
cosa inevitable que, desde luego, nuestra civilización individualista no puede
dejar. Nuestros tiempos exigen desde ya hace mucho producir más y más. El
siglo 21 produce más por un interés básicamente económico relegando la tan
respetable esencia interior a un trámite protocolar y soso, tan aburrido que
carece de piso en esta espectacular época de la imagen.
Las tecnologías también nos parecen normales porque siempre caminan y no
quieren detenerse. Esas son las vanguardias de nuestro tiempo. La imagen en la
tecnología es lo único emocionante, la tecnología por sí sola aburre. La imagen
es la reina del siglo 21 y de la arquitectura también. Es la comparsa natural del
entretenimiento, por ello el triunfo bilbaíno, por ello la presencia de las decenas
de neo-vanguardias cortadas con tijeras venturianas que encuentran en la alta
tecnología y la digitalización, el motorcito que da rienda suelta a sus totalmente
válidos e hipercreativos instintos. Es inevitable no ser parte de ello porque es
poco racional quedarse relegado en el tiempo, en el dibujo a mano, en el
discurso extemporáneo buscando el valor intangible de las cosas y de la
arquitectura, en el discurso súper conocido y en la refrita y robótica verborrea de las
innumerables cuestiones arquitectónicas cuando estas son cosas ya descubiertas,
resueltas y redescubiertas. No hay conejos en el sombrero, nada nuevo. El concepto
y la idea en la arquitectura hoy son equivalentes a la otrora técnica: y la tecnología
del siglo 21 hace que esto sea posible.
Es anacrónico y paradójico pensar todavía que con la arquitectura cambiaremos el
mundo. Anacrónico porque la arquitectura no podrá quitarse de encima, por
ejemplo, la trivialidad de ese juego infantilón por llegar al cielo, que demuestra ese
afán de individualismo con la inconfundible fragmentación de argumentos teóricos
y proyectuales que vierten en los estilos contemporáneos esa consistente dosis del
espíritu superficial del arquitecto de este nuevo siglo, esclavos del sistema, de la
modernidad. Es anacrónico pensar que la arquitectura puede cambiar el mundo
porque el origen de esa idea moderna de tiempos pasados (en la que estamos todos
todavía atrapados) fracasó con sendos tropiezos e, irónicamente, con sus propias
armas.
La tecnología ha convertido al siglo 21 en una fosa común de inevitable evolución
donde el ser humano se preocupa (con conciencia o no) por evolucionar más, y lo
expresa en absurdas desigualdades donde sólo una élite es acreedora de “buena
arquitectura” mientras que una inmensa porción de seres humanos son
desdichados parias en cuestiones de espacio, función y demás muletillas
arquitectónicas ¿Podrá acaso la arquitectura con eso? ¿Podrá con sus propios
problemas? La arquitectura no tiene el sartén por el mango ¿Sirve tanto bla, bla, bla?
Es paradójico porque, no obstante, todos (de alguna manera) tenemos inmersos en
las profundas cavidades límbicas de nuestro sufrido cerebro, el pensamiento
perfeccionista y optimista en favor del ser humano y a la sociedad, pero solo es un
automático tira y afloja. Es imposible sacárnoslo de la mente y del corazón porque
–a estas alturas- es inherente a nuestro razonamiento humano. Lo creemos a tal
punto de profesar que todavía tenemos la posibilidad de ser superhéroes capaces
de aportar con nuestro granito de arena llamado arquitectura y vivir cegados y
alborotados como novias el día de la boda, con ese optimismo casi ingenuo que
muchas veces nos caracteriza. Es algo muy normal y seguirá siendo así. De pronto
habría que, para ser coherentes con la realidad, restarle intensidad a la candidez
cursi a la que ha terminado accediendo el ideal del arquitecto todopoderoso que se
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inventó hace un siglo. ¿Se podrá?... Empecemos por aceptar que no vamos a
cambiar el mundo. Hay quienes creen que un arquitecto es un superhéroe. Los
“problemas” de la arquitectura (y del mundo) nacen del ser humano, de la
“civilización” y la arquitectura no puede con ellos, la arquitectura es parte de
ellos. La búsqueda de la perfección iniciada por la razón moderna no tiene sentido
ya, el ser humano no es perfecto. La arquitectura la hace el ser humano para el ser
humano. El arquitecto no es un ser perfecto, el arquitecto no es un superhéroe, el
arquitecto es un ser humano. La decadencia del ideal moderno así lo ha
demostrado y el siglo 21 así lo ha confirmado.
La utopía del Humanismo europeo y su (sobre) valoración del hombre ya no tienen
presencia en el escenario contemporáneo. La perfección en el ser humano no
existe y en la arquitectura tampoco. La búsqueda de la perfección es un
angustiante y encadenado hoyo sin libertad. La perfección no existe porque todo
cambia, el ser humano cambia. La arquitectura cambia. Sin embargo el arquitecto
cree todavía, de manera absurda, que su obra es perfecta al ser diseñada y que
esta no debe ser ultrajada; como un pastel muy bonito que no debe ser devorado.
Es imposible. Es imposible que los arquitectos acepten de buena manera el
accionar post-habitacional del ser humano. El arquitecto tiene una idea errada de
la arquitectura y de él.
La arquitectura en el siglo 21 modifica partes bastante reducidas del hombre mas
no ha demostrado todavía poder con los “problemas” de raíz. La arquitectura no
cambia al ser humano y si lo hace, lo hace para mal. La arquitectura es un
engranaje más que hace que el sistema sea como es. La arquitectura es capaz de
mejorar el espacio habitable del ser humano mas no le cambia la vida, no le
modifica el pensamiento. Cuando es buena y útil solo le relaja el cerebro para que
esté bien mientras la use.
Empecemos por aceptar que los seres humanos son todos distintos y que la
arquitectura también en esa correspondencia lo es. Aceptemos la heterogeneidad
y la fragmentación no “entendiéndola” sino aceptando que cada fragmento es
igual que valioso que nuestro fragmento. La arquitectura no tiene por qué ser toda
una receta moderna y perfecta ni todo lo contrario. Por ejemplo, aceptemos que la
arquitectura se ha convertido en una imagen. La imagen en la arquitectura genera
alrededor de ella una suerte de feria de feligreses desquiciados, apostadores,
opinólogos indignados, magdalenas y turistas tomadores de fotos. Lo intangible,
el espacio, la función no práctica y demás son cosas exclusivas del académico,
no son incumbencia del hombre del siglo 21. “El hombre es el que importa”.
La creación del más alto calibre, en el siglo 21, se basa en la imagen. Lo que
mueve y motiva a la arquitectura en el siglo 21 (cuando no es un fin monetario) es
la pura diversión, la imagen. Ese mismo malestar moderno por lo epidérmico de
la arquitectura de “estilo”, en el siglo 21 regresó con muchísimas fuerzas y
altísima tecnología. La imagen descarrila todo, hasta los fundamentos
académicos sumamente elaborados que rocían a la imagen como desodorante
para que no parezca tan insustancial, para que no apeste.
La imagen, en el fondo, es la razón de ser de la arquitectura, un acto tabú que los
académicos, en su deseo de permanecer inmaculados sin frivolidad, no aceptan
como la actual ley capitalista que hace y deshace. Sin embargo, cuando alguien
trastoca la “imagen” de la “arquitectura del arquitecto”, él sufre certeras
convulsiones de indignación, ataques al corazón y derrames cerebrales.
Los nuevos arquitectos del siglo 21 no deberían ir por ese camino. Al alumno de
arquitectura hay que darle magistrales dosis de realidad actual y evitarle los
posteriores derrames cerebrales. Ahora se le enseña cosas del siglo 20. La
felicidad como motivo, eje, camino y final está desfasada en el tiempo. Para el que
nació y se formó con el pensamiento optimista y revolucionariamente moderno de
hace un siglo esto es, indudablemente, una fatalidad, un ataque al corazón. Para
una persona del siglo 21 es lo más legítimo, es su tanque de oxígeno. Tapar la
realidad con un manto blanco lleno de felicidad es irresponsable. En el futuro los
exclusivos humanos del siglo 21 desde las entrañas lo denunciarán.
Entendamos la condición trivial del arte y también de la arquitectura del siglo 21
como el salto al futuro pues es el natural espíritu de nuestra época. Aceptemos la
digitalización y que la arquitectura, gracias a ella, no volverá a ser la misma.
Aceptemos y utilicemos el ineludible libertinaje cultural y académico, la
contracultura. Comprendámonos críticamente como civilización contemporánea
carente de juicio realmente crítico, no como una sub-especie poco desarrollada
que todavía no evoluciona ya que es ella la que ya evolucionó y algunos de los
tradicionalmente académicos son los que se han perdido aletargados en el
tiempo. Aceptemos y aprovechemos la estética del siglo 21 y entendámosla más
allá de lo que vemos, esa estética que ya no está ligada ni a la verdad ni a la
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Foto
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bondad, sino a la imagen y a la apariencia pura. La imagen es el máximo
valor contemporáneo, seamos legítimos con una época basada en el
espectáculo, partamos de ahí al futuro y entendamos que nuestro racional
pensamiento anhelante de occidentalidad no es el único, sólo es uno más.
Que lo que hemos aprendido solo es una parte, nunca ha sido ni será la
verdad, es la verdad de nuestros maestros. Todos los pensamientos no
tienen por qué llegar a un consenso pues son sumamente contrarios, que
cada uno exista a su manera, con sus respectivos modos de vida, con sus
criterios, con sus propias fortalezas. Que (todo) lo sólido, como diría Marx,
no se desvanezca en el aire.
Vivamos nuestra época fascinados como hizo Le Corbusier en su tiempo,
encandilado y optimista. No hay aún máquina del tiempo que nos haga
negarla. No debemos rechazar nuestra realidad pues resulta contra-
producente, poco útil, insuficiente y absurdo; la arquitectura no sólo está
ligada al espacio sino también al tiempo. Aprovechemos la superficialidad y
la fragmentación innata de nuestra civilización que de ella nacerá el devenir
que aún no conocemos. Si entendemos estas características podremos vivir
el futuro. No tenemos por qué menospreciar la superficialidad y la
fragmentación, aprendamos de ellas para que lo que hagamos corresponda
a la realidad. Para no trabajar en las nubes del paraíso de la perfección.
Los salomónicos argumentos proyectuales cuando son autónomos quedan
perdidos en el tiempo y ahora sólo son un bonito barniz que convence a
quienes se enredan en el ideal del siglo pasado. Ese ideal ingenuo y
utópicamente positivo e irreal esperaría alguna solución “racional” y
académicamente optimista a lo que naturalmente considera como negativo
acontecimiento; pero este no debe ser el caso. Esta es otra época.
Utilicemos el espíritu del siglo 21 como el argumento que exige la
civilización contemporánea. Deberíamos insistir -como hace mucho
tiempo atrás- que el hombre es la expresión de su tiempo y la arquitectura la
voluntad de la época.
Por Israel Romero Alamo
SCOTT
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Una de las más importantes arquitectas del siglo XX. Una de las arquitectas vigentes más influyentes de la historia. Aunque sea casi imposible no asociar automáti-camente a Denise Scott Brown con su esposo, Robert Venturi, en este fugaz homenaje, rescatamos algunas frases de los principales aportes teóricos que durante su amplia y ardua labor, en favor de la arquitectura, nos ha dejado para seguir aprendiendo siempre más allá de lo que podemos ver; aprendiendo de la arqui-tectura. Aprendiendo de Las Vegas. Aprendiendo del Pop.
Qué duda cabe, D. Scott Brown mereció también (junto a Venturi) ganar el Pritzker.(Zambia, 1931)
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DENISE
BROWN
(1,2 y 5) En entrevista del diario "El País" de España (Abr 2013) / (3, 4, 6 y 7) De "Aprendiendo del Pop" (1971) / (9, 10 y 11) De "Aprendiendo de Las Vegas" (Con R. Venturi, 1972)
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Corría diciembre de 1976. La abandonada Estación
Eléctrica de Battersea en Londres es asaltada por un curioso grupo
formado por fotógrafos, ejecutivos discográficos y hasta un
francotirador. Hinchan un enorme globo en forma de cerdo, bautizado
como “Algie” y lo dejan volar entre las enormes chimeneas de la fábrica.
Se recrea una metáfora de la realidad social: desde las alturas, el cerdo,
saciado, contempla la suciedad y decadencia de la sociedad de la que
se alimenta. Las cámaras disparan sin cesar. Parte de aquellas
fotografías adornarían la portada del próximo álbum de Pink Floyd, el
grandioso “Animals”.
El décimo disco de estudio de la banda constituyó una obra de arte en
todo su esplendor y complejidad. Este fue el último disco tocado y
producido íntegramente por los cuatro miembros de la banda, que pese
a empezar a mostrar perdida de placer de trabajar juntos, se
involucraron de lleno en este trabajo, aunque casi todo el concepto y la
composición quedó en manos de Waters.
"Animals" no es un disco bonito ni amable, por el contrario hace
referencia a los peores vicios de la sociedad. Para la concepción de este
álbum, Roger Waters volvió a sacar a flote sus inquietudes políticas y
sociales enmarcadas en una época de fuerte crisis para Inglaterra, con
un gran desempleo, numerosas huelgas y tensiones raciales. Waters
apuntó directamente hacia el centro del alma humana, hacia las obse-
siones y características de las personas, analizando a los miembros de
la sociedad toda, su orden y su funcionamiento. Además Animals hace
un claro guiño al libro de George Orwell, “Animal Farm”, aunque
enfocándose mayormente a la crítica del sistema capitalista.
Básicamente el disco divide a la raza humana en tres clases de
animales: Los cerdos son moralistas, hipócritas, déspotas y patéticos
(la clase política dirigente, la alta sociedad y los militares), los perros
son el sector financiero y empresarial que lo único que les interesa es
el lucro sin importar el costo humano, y finalmente las ovejas son el
gran rebaño, sumisas, masificadas, cuya única función es ser usadas y
abusadas por perros y cerdos.
Musicalmente el tono general del álbum es muy oscuro y un tanto
deprimente. Las canciones, salpicadas muy de vez en cuando con
efectos sonoros que nos recuerdan a los animales protagonistas, se
adentran en progresiones intrincadas, solos algo perturbadores y
efectos opresivos. Con intención de no hacerlo todo tan terrible, se
crean puentes musicales al inicio y al final de álbum, cantando de
forma casi ingenua al amor, generando así un contraste que resulta
bastante estremecedor.
Hoy, 36 años después de que Algie alzara vuelo, podemos decir que
"Animals" es un disco que envejeció bastante bien, cuyas letras siguen
vigentes y cuyo sonido nos recuerda que Pink Floyd podía ser una
banda muy poderosa si las circunstancias y el contexto lo exigían.
"Animals" es un disco grande por sí solo, pero también parte de algo
mayor, la era dorada en la que Floyd era la banda más importante del
mundo, un momento irrepetible en la historia de la música. Nunca el
éxito comercial y la calidad artística volverían a estar tan de la mano, y
cuya clave era el correcto funcionamiento y la plena colaboración de
sus cuatro integrantes originales. No hace falta decir más, simple-
mente recomendar que disfruten de esta joya musical.
“Somos ovejas arreadaspor perros para alimentar
a los cerdos”
Cuando los cerdos vuelan...Por Alex Mori Vera
Música
11 /Portada del Album "Animals" de Pink Floyd (1976)
1. Pienso que el proyectar es algo integral a mi vida que evoluciona acorde a las nuevas experiencias, desde la exploración en la línea de talleres a la interacción físico-tangible que el edificio logra con su medio. Lo más importante que he aprendido es buscar y lograr lo más posible esa interacción.
2. Me siento crítico de la arquitectura que se rige por las modas, pienso que la crisis estética y de uso, están muy arraigadas en las nuevas tendencias, mientras esto se mantenga, en el Perú solo habrán edificios bonitos que algún nadie usará y serán olvidados como fueron concebidos.
3. “Ser visionario", en definitiva puede evitar futuras posturas y/o políticas insostenibles. La arquitectura crea actitudes, tener postura de creativo, explorador y multidisciplinario ayuda a comprender nuevos hábitos e ideales y crear propuestas que contribuyan al desarrollo en el espacio-tiempo.
16 ARQUITECTOS PERUANOS DEL SIGLO 21
1. La lección más importante fue la de pensar y hacer en base a situaciones o problemas específicos y reales, no inventar problemas con pretensiones que solo interesan a un arquitecto, que es mucho de lo que se ve en distintas facultades y oficinas del Perú y del mundo. 2. Considero que está limitada a dos o tres tipologías donde generalmente trabajan los starchitects nacionales y “los que quieren ser/parecer de la élite”. Se ven esfuerzos por ser más pragmáticos pero aún hay mucho trecho por recorrer y muchos sectores sin atender. 3. Se me ocurren las siguientes, y creo que aplican no solo al arquitecto: conciencia, consecuencia pragmatismo y prospec-tividad.
carlos morales eduardo viera
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Una mirada por el país nos ha llevado a toparnos con 16 egresados o alumnos de últimos ciclos de
las distintas escuelas y/o facultades de arquitectura cuyo número asciende a más de medio ciento. Son 16 jóvenes futuros (o algunos ya) arquitectos caracterizados por su labor activa dentro (o fuera) de sus
facultades siempre teniendo en cuenta algo más que ser simples espectadores del diseño y receptores de lecciones de arquitectura. Costa, sierra y selva. Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Lima, Arequipa,
Huancayo, Iquitos y Cusco son nuestra muestra para saber qué piensan acerca de sus facultades, del país y del mundo. Aldo Facho y José Beingolea analizan luego estas respuestas y nos dan una visión de la
formación de la arquitectura en el país.
Las preguntas fueron las siguientes:
1. ¿Qué es lo más importante que has aprendido en tu Facultad?2. ¿Cuál es tu opinión acerca de la arquitectura peruana contemporánea?
3. ¿Cuáles crees que deberían ser las principales características de un arquitecto de este nuevo siglo?
Y estas fueron las respuestas:
1. La carrera de arquitectura es una de las carreras más exigentes que uno puede estudiar. Auto-exigirme a siempre dar lo mejor, proba-blemente sea una de las cualidades que uno aprende en una facultad. Es a través de todos los obstáculos y desafíos que uno aprende esta cualidad. Los desafíos son los que generan los cuestionamientos, y te hacen mirar y buscar más allá. No conformarte con lo que existe y olvidarse de los "no se puede" o es "imposible". El no rendirme para superar esas paredes fue lo más importante que aprendí. Si bien la universidad es donde nace y se fortalece el nuevo conocimiento, muchas veces puede ser decepcionante ya que los conocimientos en la facultad pueden ser muy reducidos o limitantes. Aunque suene paradójico, en la facultad poco o casi nada se innova. Sin embargo, la universidad es una gran experiencia y probablemente aprendí más de lo que no nos dijeron. 2. "El arquitecto peruano es una especie en extinción". No existe una arquitectura contemporánea peruana. Somos un país con tanta diversidad que me rehuso a la idea de que nuestra arquitectura solo sean CASAS CUBO EN EL DESIERTO. La arquitectura de casas de playa, a las cuales solo pueden acceder solo el 0.1% de la población del Perú no DEBE de ser nuestra arquitectura contemporánea peruana. Hay que ir más allá y diseñar buena arquitectura para el resto del Perú. Una arquitectura de carácter público o una buena arquitectura social donde se promueva la calidad de vida por encima de las normas y costos. Los arquitectos estamos en la etiqueta de hacer cosas bonitas, sin uso, sin ninguna lógica y por lo general diseños caros. Y sí tienen mucha razón, porque la "mejor arquitectura" son casas de casi medio millón de dólares. Será el día en que las personas puedan confiar en los arquitectos en vez de los ingenieros y maestros de obra cuando habremos cambiado algo. 3. La más importante de donde se derivan las demás "La innovación"... Como me dijo mi profesor de tecnologías avanzadas: "Hay un tren en la estación de la era tecnológica que ya salió de la estación, corre con todas tus fuerzas para alcanzarlo y subirte en él". Los mismos sistemas constructivos, los mismos materiales, las mismas formas por casi un siglo. Necesitamos un cambio y tenemos las mejores herramientas para hacerlo.
1. He aprendido que el arquitecto muchas veces tiene propuestas interesantes y muy valiosas; y habla mucho siempre de "arquitectura y esas cosas", sin embargo, no es consciente aún de que las propuestas que pueden generar un gran cambio desde el aspecto urbanístico arquitectónico y social, trascienden el lápiz y el papel. Criticamos muchas veces la forma de hacer las cosas de las personas en general, pero sobre todo de nosotros mismos, los arquitectos, que más que ser críticos somos criticones. Sobre todo y lo que considero más importante, es la oportunidad y libertad que tenemos dentro de la Facultad de que la arquitectura sea una experiencia en la vida diaria, dejando de lado las aulas, pues dentro o fuera de ellas piensas en arquitectura en todo momento, desde que amanece hasta que se acaba el día siempre estás pensando en la arquitectura o en algo muy ligado a ella, relacionas a la arquitectura con todo lo que te rodea. Sin dejar de lado, por supuesto, he aprendido un poco de lo que es responsabilidad social. Al estudiar en una universidad estatal, me siento en el deber de entregarme en algún momento al lugar donde me he estoy formando como arquitecto, devolver lo que me ha podido brindar, pero sobretodo aportar algo a ella.
2. La arquitectura peruana me recuerda al fútbol peruano. Tendemos hablar de nuestras "viejas glorias", lo cual no está mal, pero refleja la ausencia de nuevos aportes y logros importantes para la arquitectura peruana. Muy de vez en cuando podemos hablar de tal o cual proyecto, pero queda ahí. No trascendemos. No creo que actualmente exista la "arquitectura peruana" como tal. Ergo, en su defecto y desde mi punto de vista podrían ser las casitas de playa o los departamentos a granel que se ajustan a la mayor ganancia por metro cuadrado. Somos un país muy diverso, con muchas tendencias y muchas sangres; con una geografía interesantemente accidentada que en el ejercicio proyectual es un inventario abierto y un reto al mismo tiempo, lo cual también, muchos no lo aprecian como una oportunidad.
3. Debemos mirar a nuestro alrededor y ver cómo es este nuevo siglo. Tal cual como cuando vamos a proyectar en algún lugar del planeta, primero hay que reconocerlo y luego sabremos qué debemos hacer, cómo lo haremos y qué necesitamos para ello. Una vez entendido el entorno y el contexto, podemos saber qué es lo que se requiere para ser un arquitecto del siglo XXI. El arquitecto del nuevo siglo deberá no solo ser arquitecto, debe ser multifacético. Debe ser un arquitecto completo, no me refiero a que debe saber el detalle de cómo hacer todas las cosas, sino a que debe saber lo que se tiene que hacer, puesto que hoy en día contamos con muchos profesionales que complementan la labor del arquitecto y muchas veces facilitan nuestro trabajo. Pero sobre todo con capacidad para adaptarse a los cambios y a su vez poder generarlos, reforzando el carácter social y su preocupación por lo que sucede a su alrededor, pues no podemos pretender ser arquitectos del nuevo siglo, sin pensar en lo que está pasando en el nuevo siglo.
daniela chang daniel gálvez
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1. Creo que a tener un SISTEMA, se aprende muy poco en realidad, la universidad transcurre muy rápido, los proyectos son cada vez más grandes y el tiempo es cada vez más corto, por lo que es imposible detenerse a pensar en Arquitectura, la preocupación es terminar, y en ese aspecto la universidad te enseña o te presiona a crearte un sistema de trabajo para cumplir con las entregas, lo que obviamente está mal. 2. Está mal orientada. Vivimos mirando la producción de 4 ó 5 arquitectos de casas de playa que se han convertido en los referentes “contemporá-neos” (Modernos tardíos) en lugar de voltear la mirada a las lógicas y las formas del habitar de la arquitectura vernácula y popular que representan el 70% de la arquitectura en Lima y posiblemente el 80 ó 90% en el resto del Perú.
3. Poner todo su empeño en mejorar la calidad de vida de la población, hacer vivienda colectiva, pero no los multifamiliares a los que estamos acostumbrados donde la gente vive y muere sin que tengan un rayo de luz natural, sino vivienda digna, de calidad, espaciosa, amable, abierta, PERUANA.
1. A alejarme de las modas y de estudiar la arquitectura desde sus partes, a tener respeto por los arquitectos que hacen buena arquitectura, explorar, dibujar, conocer la arquitectura antes de mí y no dedicarle tiempo a “inventar” algo que serviría para nada. 2. Como me inculcaban mis profesores: el muro es muro, la columna es columna, la viga es viga, con eso se trabaja ahora y la arquitectura peruana tiene de esas herramientas para vivir, toda arquitectura tiene su lugar, no puedo ver un cubo y aburrirme, eso sería como negar que hay gente humilde haciendo cubos con palos y esteras sobre el desierto buscando su estabilidad. 3. La cultura para no creerse genios y el trabajo para explorar la arquitectura, para armarla, desarmarla y armarla de otra manera. Un arquitecto debe afrontar las cosas necesarias, perdemos el tiempo conceptualizando cualquier cosa, sin saber que las necesidades para esas arquitecturas están en primer orden, creo que el arquitecto debe ser sincero en su discurso, racional y elemental.
1. Conceptos de arquitectura muy claros. Tener mucho rigor en la elaboración de los proyectos académicos, mucha lectura previa citando a los grandes maestros para estudiar sus obras. Son puntos muy claros para tener en cuenta no solo ahora, sino en todo nuestro camino profesional.
2. Las costumbres y tradiciones peruanas en todo momento se verán reflejadas en la proyección de edificaciones modernas. Costumbres que muestran una realidad nacional, una manera de vivir particular y distinta a los lugares donde se gestó esta arquitectura, lo que permitirá dotar, a los proyectos modernos desarrollados en el Perú, de una identidad local inminente.
3. Estar a la vanguardia de la tecnología, claro está, sin olvidar lo increíble de coger un lápiz y un papel y plasmar tus ideas. Tener muy en claro las realidades sociales de diferentes lugares donde se proyectará. Trabajar e ir de la mano pensando y favoreciendo al medio ambiente, que es como se debe trabajar la arquitectura, haciendo parte de nuestro proyecto a la naturaleza.
1. Considero que todo lo aprendido es importante y fundamental para mi desarrollo como profesional, desde la formación académica hasta la formación personal. Dentro de mi Facultad he cultivado muchas cosas, desde trabajar en equipo, apoyar a mis compañeros y defender mi propuesta. Aprendí que leer me hace una persona culta y sobre todo me mantiene al tanto de la realidad de la sociedad y me compromete con ella para tomar decisiones acertadas. Que la arquitectura es básicamente el espacio, las personas viven y habitan ese espacio, por lo tanto poco importa la fachada si no se resuelve bien el espacio.
2. En su gran "mayoría" la arquitectura peruana contemporánea de hoy no es para la gente, tiene otros objetivos y se ha despreocupado por el ciudadano porque ya no hacen ciudad, ahora las personas son simples peatones, ya no hay ciudadanos, ya no se dialoga con los vecinos no hay esa interacción que hubo, la arquitectura se ha convertido en un arte visual, y lo que busca es la satisfacción individualista.
3. Dedicación, buena voluntad y honradez. Disfrutar lo que hacen. Compromiso con la Sociedad. Observadores de la realidad. Ser como aquel que se levanta y quiere mejorar el mundo. Capacidad para aprender de los demás. Gusto por la experimentación e investigación. Expresar con sutileza sus ideas. Hábito para la lectura.
marco mongearturo loro
pool porta nicolás couto
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1. Aprendí que si realmente quieres ser alguien en esta vida, depende de uno mismo. En nuestro caso si quieres ser ARQUITECTO dependerá de ti y de nadie más. Aprendí a trabajar en grupo, saber lo que realmente es apoyar a tus compañeros y viceversa (entregas de taller, trabajos, etc.). Y bueno que realmente uno nunca deja de aprender, si no lo aprendiste en la universidad lo harás aprendiendo de algún amigo, en el trabajo o la vida misma se ocupará.
2. ¿Realmente existe arquitectura Peruana contemporánea? Creo que lo que hay en el Perú es arquitectura ecléctica, una combinación de diferentes corrientes o estilos arquitectónicos al gusto y criterio del "ARQUITECTO", una que otra arquitectura de carácter nacional en un intento de búsqueda de una identidad. Sea tanto para una entidad privada como para una pública, dejando de lado si es o no buena arquitectura. 3. En primer lugar saber qué es ser un arquitecto y serlo. No olvidar cual es la esencia de la arquitectura, concebida para dar confort y satisfacer las necesidades del ser humano. No diseñar olvidándonos de que el "USUARIO" es un ser un humano y no simplemente una premisa más de diseño, respetando su entorno y no crear arquitectura para alimentar el ego del "ARQUITECTO". Ser consciente y prudente al momento de diseñar utilizando de buena manera y sentido común las herramientas que la tecnología nos ofrece sea al momento del diseño o en la realización de proyecto arquitectónico.
1. A entender que las obras arquitectónicas deben estar siempre al servicio de la sociedad. En la Facultad nos enseñan que la arquitectura es parte del todo y no es el "todo", es el medio para llegar a un fin.
2. Estamos en un período de búsqueda, me alegra saber que muchos arquitectos peruanos reconocidos están buscando la identidad de su arquitectura en la identidad peruana. Sin embargo hay una fuerte corriente consumista que debemos combatir, debido al boom de la construcción hay muchos arquitectos que se dejan llevar por la corriente inmobiliaria y se olvidan que están haciendo arquitectura.
3. Debe ser auténtico y humilde.
1. La escuela me enseñó a no creer en las respuestas, me enseñó a dibujar sin lápiz, a escuchar el silencio de las construcciones, a ver sin ver, pero siento que no me enseñó arquitectura. Percibí a la arquitectura más que a una profesión, difícil de comprender, aprender y enseñar. Llegué a la conclusión de que la escuela no es el lugar ideal para aprender arquitectura. Desde entonces ando buscando entender lo incomprensible, lo increíble, lo inexistente, ando buscando a dios, ando buscando a la arquitectura, porque en la universidad descubrí que la arquitectura no existe.
2. La arquitectura peruana contemporánea se está olvidando de la arquitectura, la arquitectura ya no cree en los arquitectos, porque han dejado de hacer y creer en arquitectura. La inmobiliaria, las maquinas, la tecnología, la globalización, están destruyendo a la arquitectura, el construir ha perdido significado, en la historia de la arquitectura peruana construir siempre representó ser una fiesta, una emoción. En el Perú de hoy se construyen edificios pero no se construye arquitectura. A mi juicio la arquitectura peruana no necesita de arquitectos. 3. El arquitecto debe ser alguien que cree poder serlo, alguien que piense, el arquitecto debe ser el líder de la sociedad, sobre todo alguien que entienda a la arquitectura porque su rol principal es la de defender a la disciplina, por lo tanto es un hombre de valores porque el arquitecto tiene una gran responsabilidad, es alguien que decide el futuro del mundo.
1. A entender la Arquitectura como parte de nuestra vida, a observar y analizar cada situación diaria para poder proyectar y dar mejores condiciones y calidad de vida a través de las ideas de orden, de secuencia, de sorpresa, de calidez, de unión, de respeto, de libertad, ideas que pueden ser materializadas en una infraestructura.
2. La Arquitectura contemporánea y su desarrollo a nivel nacional es muy diverso, donde la arquitectura habitacional es básicamente mercantil. En cuanto a la arquitectura de uso público, esta explora la tecnología en cuanto a materiales y la aplica de manera satisfactoria pero es muy escaso ver soluciones que respeten parámetros de sostenibilidad que nos inviten a cuidar nuestro medio ambiente y es este un problema latente que muchos prefieren no ver y no escuchar.
3. El arquitecto de este nuevo siglo debe muy sensible a los cambios que se vienen dando en cuanto a las telecomunicaciones porque la realidad está siendo distorsionada, debe ser muy creativo para poder aportar soluciones a los nuevos problemas y líder para poder gestionarlos.
urpi orez
josué sedano
gabriela peñael
alejandra jordán
24
27 23
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1. Saber tomar decisiones, y aún sigo aprendiendo, eso nunca se deja de aprender. Llevar 10 talleres de diseño casi de manera repetitiva deja grandes enseñanzas ya que permite a uno mismo re-diseñarse hasta encontrar un equilibrio y la mejor manera de poder llevar a cabo el proceso de diseño de un proyecto. Para ello las conversaciones y el feedback con profesores y compañeros durante ese tiempo es lo más importante que mi facultad me ha podido dar, pues a partir de ello se generan inquietudes personales que son las que permiten en su búsqueda encontrar alternativas que conlleven a soluciones.
2. Es difícil dar una opinión global de la arquitectura peruana contemporánea. Por una parte el crecimiento económico facilita que ciertos arquitectos puedan plasmar sus inquietudes proyectuales en una serie de edificaciones selectas que brindan grandes aportes a la arquitectura en el medio, pero no terminan de salir de su burbuja aislada, por lo que no aportan nada a la sociedad. Por otro lado, la gran mayoría de arquitectos cede ante la presión inmobiliaria en la cual lo importante es vender y generar la mayor ganancia a los promotores, esto se refleja en la gran masa de edificios mediocres que se construyen en casi todas partes y que terminan por prevalecer generando la imagen de ciudad que tenemos.
3. Ser sensible al entorno que lo rodea y tomar decisiones coherentes ante las problemáticas que encuentre en el proceso de diseño. El éxito en el diseño de un proyecto está en saber tomar decisiones, en suprimir una serie de alternativas y optar por una para luego encontrar otra serie de alternativas y hacer lo mismo, este ejercicio de edición es la herramienta más poderosa que un arquitecto puede tener.
1. Además de diversos conocimientos académicos, he aprendido que la arquitectura es más que diseñar y construir, es más que conocer y entender las necesidades de una sociedad para satisfacerla. Es materializar ideas y hacer que estas puedan transformar espacios, generarles un lenguaje nuevo, lograr que funcionen y hacerlos únicos.
2. Me parece que se está buscando revalorizar los espacios arquitectónicos innovando con la forma y el lenguaje de las obras, sin embargo aún falta definir una identidad que la diferencie del resto de la arquitectura latinoamericana. Creo que cuando esto se logre, la arquitectura contemporánea peruana habrá llegado a su momento cúspide.
3. Un arquitecto de este nuevo siglo debe tener una visión realista e inclusiva de la sociedad, debe estar abierto al uso de nuevas tecno-logías que le permitan generar nuevas formas o tipo de arquitecturas, pero sobre todo debe poder transformar un espacio enriqueciéndose del entorno, sin dañarlo y generando un impacto positivo en él.
1. Creo que a valorar más el que abriera las puertas a mi libre investigación y experimentación, entiendo que por ser una Universidad joven existen muchas cosas aún que se tiene que mejorar, pero me dejó el promover en un alumno ese interés por la superación personal. 2 Bueno, mientras no haya democracia para que la arquitectura ocupe todos los ámbitos sociales, económicos, políticos y culturales del País, siempre veremos resultados a pequeña escala, pero valoro el que existan esfuerzos para cambiar esta realidad, sin embargo, hay aún mucho por hacer.
3. Ser más humano, menos egoísta y pensar en la sociedad que tiene menos posibilidades de acceder a las oportunidades, generar más colectivos y ocupar roles importantes y es que los arquitectos de ahora debemos volver a hacernos necesarios para la sociedad.
1. Vivir la arquitectura, comer arquitectura, caminar con la arquitectura, dormir arquitectura, soñar arquitectura. Que no sólo es una carrera más, sino un estilo de vida, que todo lo que respiremos y emanemos del cuerpo sea arquitectura.
2. Creo que va en ascenso, hay una nueva generación de arquitectos que se levanta y está tratando de hacer las cosas bien, con grandes y nuevas ideas en arquitectura y planeamiento de las ciudades. Por esto creo que debería estar mucho más enfocada en el deseo por el progreso de nuestro país y el desarrollo de nuestras ciudades.
1. Originalidad, seguridad de sus ideas, convicción total en lo que se cree y pasión por lo que hacemos. Creatividad e imaginación, etc. A estas alturas creo que todo ser humano tiene esas capacidades (medias o bien desarrolladas) la cuestión está en defender esas ideas, nuestras creencias, no dejarnos llevar por el sistema que nos rodea y sobre todo siempre ser auténticos, no copiar, ya que esa es la característica de muchos arquitectos de este siglo.
martín montañez
rossana alarcón
mariangela eráusquin
richard asto
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2423
17 /
Pretender analizar la mirada sobre la arquitectura de
dieciséis egresados jóvenes de diversas escuelas del
país es una labor de suma complejidad en cuanto
estamos pretendiendo representar con esa selección
el pensamiento de sus contemporáneos. Sería irres-
ponsable juzgar sus escuelas o contextos a partir de
sus respuestas, con esta salvedad reflexionaré en el
presente texto sobre las respuestas a tres preguntas
que fueron elaboradas por La Chimenea.
El primer reto fue sistematizarlas para poderlas analizar
como conjunto, para ello elaboré un cuadro en el que
busqué sintetizar las ideas e identificar las coin-
cidencias. El resultado fue sumamente interesante
pues pude visualizar a los encuestados como
conjunto, y ver como aún en lugares distantes existen
similitud de inquietudes y preocupaciones. Aunque
dieciséis parezca mucho, no llega a ser un tercio de las
facultades y escuelas de arquitectura que hay en el
Perú, situación preocupante si nos comparamos con
países de mayor población y en los que la arquitectura
tiene un rol mucho más activo en la sociedad. Por
ejemplo, España que tiene 32 facultades para casi 48
millones de habitantes, y Argentina con alrededor de
32 para 41 millones, versus nuestro país con más de
50 escuelas para 29 millones. Todos sabemos las
diferencias en cuanto a la democratización de la
educación y la cultura con esos países, lo cual hace
más crítica la comparación.
Esto se agudiza al ser conscientes que no existe el
volumen de docentes capacitados para tal número de
escuelas, aunque la mayoría enseñe en más de una.
¿Cómo estamos formando a los jóvenes que pretenden
ser arquitectos? Enseñar arquitectura evidentemente
es un negocio, lo que no está claro en nuestro país es
que antes que un “negocio” la educación es un
servicio, y quien la ejerce tiene la gran responsabilidad
de formar ciudadanos y proveerles herramientas
intelectuales y laborales para la construcción de su
futuro. El que asume el reto de enseñar está asumiendo
el reto de aportar a la construcción de nuestra
sociedad, y en el caso específico de la arquitectura, de
nuestras ciudades. Me interesaría saber cuántos
“empresarios de la educación” son conscientes de
esto.
Pero la gran crítica, o en todo caso la gran respon-
sabilidad recae en los organismos públicos que
habilitan para la enseñanza de arquitectura a
instituciones que no cuentan con las condiciones
académicas mínimas. Universidad viene de “uni-
versal”, que entre otras acepciones significa
“Perteneciente o relativo al universo. Que por su
naturaleza es apto para ser predicado de muchos”
Interpreto este significado como que el conocimiento
que se imparte y genera en la universidad nos debe
vincular al saber universal, enriquecido por el contexto
local. Entonces, ¿Puede existir una “universidad” que
no genere conocimiento, que no investigue, que no
publique? A partir de lo expuesto, la respuesta sería
negativa, pero en nuestro contexto eso no está claro, al
menos no hay evidencia que preocupe a quienes las
dirige o las fiscalizan. Esto se trasluce en la respuesta
con mayor coincidencia a la primera pregunta de La
Chimenea: ¿Qué es lo más importante que has
aprendido en tu facultad? El 40% de los
encuestados reclaman una formación limitada, con
fuertes carencias, y algunos muestran confusión al
referirse al campo de trabajo de la profesión. Lo que
destaco de la mayor parte de este grupo es la visión
crítica sobre su formación y la conciencia que
deberán suplementarla en la vida profesional, esto
es importante dado que al ser conscientes del
problema asumen el reto de resolverlo. Me
preocupa más cuando la respuesta es poco clara
pretendiendo ser erudita, evidenciando una
importante confusión entre lo que hace al oficio del
arquitecto y otro tipo de especulaciones pseudo-
filosóficas.
En segundo lugar hay dos grupos de respuestas
que se refieren a proyectar desde el contexto y al
compromiso con la profesión. Ambos reflejan
seriedad, planteando responsabilidad para con el
entorno social y físico. También hay una fuerte
conciencia en lo grupal, en la sinergia que se
genera pensando y trabajando en equipo. Esto es
sumamente importante pues revela un recono-
cimiento al valor del intercambio de ideas,
complementariedad de conocimientos y destrezas,
y reconocimiento del valor estratégico de
multiplicar los saberes individuales minimizando
las debilidades. Ya dentro de las respuestas
aisladas hay dos que deseo destacar, la primera es
una en la cual se es enfático en el plantear que la
arquitectura debe estar al servicio de la sociedad.
Este concepto, desde mi parecer, debería haber
tenido el mayor número de coincidencias. No
reconocernos como profesionales al servicio de
nuestros pares, nos encasilla en una carrera de
egos y acota significativamente nuestra capacidad
de intervenir en diversos espacios laborales. El
sentido de “universalidad” tiene que ver
directamente con el servicio al conjunto de
ALDO FACHO DEDEanaliza
18 /
hombres, desde el aporte a la construcción del
conocimiento que nos permitirá vivir mejor. La
segunda sin ser expresamente opuesta, evidencia una
formación desde lo individual, que sitúa la
materialización de una idea para la generación de
espacios como el objetivo principal del oficio. Me
parece interesante cerrar la reflexión a esta primera
pregunta con esta respuesta pues tiene mucho que ver
con la preocupación de un número significativo de los
encuestados cuando responden la segunda pregunta:
¿Cuál es tu opinión sobre la arquitectura
peruana contemporánea?
El 50% de los consultados coincide en que la
arquitectura contemporánea peruana identificada
como referente no refleja a la sociedad, que está
dirigida a un sector reducido y elitista dado su alto
costo. Les sigue el 40% en que reclama la ausencia de
calidad en los proyectos inmobiliarios, y que la
arquitectura destacada no está pensada para las
personas, que no construye ciudad. Existe a su vez un
reclamo de mayor conciencia contextual y ambiental,
y por esa senda proponen la búsqueda de identidad.
Podemos afirmar que entre los encuestados hay casi
consenso en la crisis de calidad y estrechez del
mercado en el que se puede proponer arquitectura,
poniendo en evidencia un problema más profundo que
no deja de estar ligado con la primera pregunta: ¿se
están formando arquitectos para nuestro contexto? e
íntimamente relacionado, ¿quiénes son los respon-
sables de regular el uso del suelo y la normativa en
base a la cual se construye en la ciudad? En un
contexto comercial lícito, un inversor inmobiliario
negocia un terreno en un valor calculado a partir de la
ubicación y potencial constructivo. A partir de esto, le
exigirá al profesional que contrate maximizar el
rendimiento del mismo, buscando mejorar su utilidad.
¿Puede un arquitecto justificar la pérdida de
rentabilidad con aportes de calidad al espacio
público?, hasta donde yo conozco no. Sí puede
justificar construir menos metros cuadrados para
mejorar la rentabilidad en base a un incremento de la
calidad, pero ese es otro asunto. El inversor va a exigir
el rendimiento que la municipalidad le otorgó, y en la
mayoría de los casos se va a manejar en los límites de
la normativa. Entonces, si queremos mejorar nuestra
ciudad y la calidad de la arquitectura, ¿no debe-
ríamos empezar por rediseñar los parámetros que
regulan el uso del suelo y las exigencias proyec-
tuales?, pero para ello, necesitamos primero tener en
claro qué ciudad queremos construir, y discutir ese
modelo de ciudad en estrecha colaboración entre las
universidades y los colegios profesionales con la
administración municipal. Entonces, no solo
carguemos contra el profesional que firma, sino, y
sobre todo, contra quienes deberían evitar que ese
tipo de arquitecturas se puedan generar y firmar.
Ahora, retomando la primera interrogante de esta
serie, ¿para qué contextos se están formando
arquitectos? Si la fuerte crítica es a que solo
atenemos a un bajísimo porcentaje de la demanda, y
que en más del 80% de la construcción de viviendas
no tenemos injerencia, ¿no será que debemos re-
orientar la formación profesional, que debemos
abrirnos mercado en esa gran masa poblacional?
Entre los colegas criticamos reiteradamente la falta
de concursos públicos de proyectos y despo-
tricamos contra la ley de contrataciones del estado
que es la única forma de acceder a la obra pública.
¿En alguna escuela se enseña cómo manejarse
dentro de esta ley? Claro, es más “comercial” vender
el modelo del arquitecto genio, ese “artista del
espacio” incomprendido, que debe materializar sus
obras a pesar de sus clientes… enseñar “esa”
arquitectura está de moda, pero la “moda” se
queda en las aulas y es incapaz de resolver el
mundo real.
Así llegamos a la tercera pregunta, ¿cuáles
creen que deberían ser las principales
características de un arquitecto de este
nuevo siglo? Más del 50% de los encuestados
coincide en que deben ser la capacidad de
innovación, desarrollo y uso de tecnología,
experimentación, creatividad y originalidad.
Todos estas cualidades están relacionadas a la
generación de objetos arquitectónicos, de
creaciones individuales, ¿dónde quedaron las
preocupaciones de índole social, urbano y
ambiental? Un segundo grupo postula una
arquitectura más “humana”, más “social”, un
tercero habla de sustentabilidad y sensibilidad
con el entorno, y un cuarto reclama ser líderes del
cambio y del desarrollo. Quizás si cruzamos
todos los grupos tendríamos una respuesta más
acorde a los anteriores postulados, “arquitectos
con una fuerte conciencia social, urbana y
ambiental, que planteen la solución a los retos
proyectuales desde la creatividad, experi-
mentación y desarrollo de tecnología, y que
asuman el compromiso de sumar al desarrollo de
su entorno”. Ese sería un buen final, pero hubo
una última respuesta que me dejó pensando y
que considero que contienen en sus dos palabras
todos estos conceptos: “auténticos y humildes”,
¿será que bastan esas dos virtudes para construir
la sociedad del siglo XXI?
19 /
Los departamentos de Tumbes, Amazonas, Pasco, Huancavelica,Apurimac, Ucayali y Madre de Diosno cuentan con escuelas de arquitectura.
La Universidad Alas Peruanastiene 10 escuelas
de arquitecturaa lo largo de todo el país.
Es la más numerosa.
La filial de la Universidad Privada del Norte en Lima Norte contó en el ciclo
2013-I con 12 secciones de primer ciclo.
La Universidad César Vallejoen su filial de Lima Norte
cuenta con más de 1200 alumnos
solo hasta 4° ciclo.
A la actualidad existen 15 mil arquitectosregistrados en el Colegiode Arquitectos del Perú.
En promedio,un tercio de ellos se colegió
en los últimos 5 años.
Sabías que...
Lima Norte, con cerca de 2 millonesde habitantes, cuenta con 2 escuelas
privadas (UPN - UCV), estasfueron fundadas solo hace 2 años.
Tarapoto con una cantidadde habitantes 10 veces menor, cuenta
con 3 escuelas.
Estudiar arquitectura en las escuelaso facultades privadas de provinciay de Lima Norte cuesta en promedioS/. 350.00 al mes, mientras que en lasfacultades privadas del resto de Limael costo es en promedio S/. 1 200.00
JOSÉ BEINGOLEADEL CARPIO
analiza
Más de 10 fac/esc5 fac/esc3 ó 4 fac/esc1 ó 2 fac/esc0 fac/esc
Los datos fueron obtenidos por medio de las autoridades universitarias respectivas o las páginas web de las Universidades.
Las respuestas a las tres preguntas planteadas por La
Chimenea revelan las distintas polaridades que se
presentan en el variopinto escenario académico
peruano, pero dejan ver mucho más que eso.
PRIMERA
Sobre lo que recibieron en su formación, distinguimos
primeramente la respuesta mayoritaria de quienes
asumen como positivo el paso por la universidad
mientras en minoría se sitúa la que considera que
aprendió más “de lo que no nos dijeron”. A esta posi-
ción hay que sumar la de aquellos que consideran que
en materia de aprendizaje, pesa más la opción y
decisión personal que el influjo institucional y también
aquella otra paradójica y nihilista que concluye que “la
escuela no es el lugar ideal para aprender arquitectura”
y en el extremo de este razonamiento que “la
arquitectura peruana no necesita de arquitectos”.
Pero subrayo, la mayoría de los entrevistados tiene una
visión positiva del paso por las aulas y talleres
universitarios. Lo que no sorprende es lo variado de las
respuestas que dan origen a esa percepción y que
expresa distintas polaridades: realismo-idealismo,
individual-grupal, pensar-hacer, efímero-permanente,
que surgen en una de las más ricas experiencias que la
psicopedagogía universitaria ve cada día con mayor
interés. Pero no nos sorprende sólo por eso sino
también porque traduce la heterogeneidad de nuestros
espacios académicos arquitectónicos: desde los
20 /
regionales a los centrales, desde los públicos a
los privados, desde los religiosos a los más
seculares, incluso los de género.
SEGUNDA
Hay unanimidad en la visión defectiva de la
arquitectura peruana, aunque esa percepción sea
esencialmente intuitiva y elementalmente
sostenida, la conclusión es categórica en el
sentido indicado.
El imperio de la moda, de las poses, del elitismo,
del formalismo, del mimetismo, del autismo, del
eclecticismo ingenuo y del conformismo, son
algunos de los adjetivos implícita o explí-
citamente mencionados en la segunda respuesta.
El soporte ideológico de este juicio traduce una
convicción progresista radicada en el ideal
moderno de la arquitectura como modeladora de
la realidad y como disciplina con una cierta
misión social. Llama poderosamente la atención
que las respuestas no hagan eco del discurso
neoliberal (del resto, nada ajeno en las aulas), que
privilegia la difundida visión de la ciudad y de la
arquitectura que supedita la calidad a la
productividad del capital. Eso ocurre acaso por el
hecho que los entrevistados son de alguna manera
la élite de los centros académicos en los que se
forman. Por eso es probable que la suya, no sea
una posición militante de la visión oficial,
promovida y aceptada a todo nivel. No creemos,
sin embargo, que esa sea la postura efectiva con la
que se forman los arquitectos de hoy. Las
instituciones académicas, con evidentes matices
y con mayor o menor grado de conciencia, forman
a los nuevos profesionales, para “insertarse
(pasivamente) en el mercado laboral”.
Sin embargo, ateniéndonos objetivamente a las
respuestas, hay que señalar que una dosis de
sentido crítico y de inconformidad existe en los
jóvenes respecto a la arquitectura contempo-
ránea peruana. Es que las manifestaciones y
realizaciones tangibles del “boom inmobiliario”
son esencialmente sólo estadística, optimistas
cifras que no pueden de manera alguna maquillar
la patética realidad (defectivamente) transfor-
mada, y exhiben muy poco de calidad y de
positivo contenido, mientras las pocas que
existen, constituyen la excepción que confirma la
regla y a menudo se desarrollan en espacios
aislados físicamente, marginales al espacio y la
vida cotidiana de las mayorías.
Una desazón social fluye por eso de las respuestas
que, al tratar de encontrar respuesta en el campo
disciplinar, llaman la atención sobre la necesidad
de reubicar la praxis del diseño en el centro de
gravedad de los problemas y conflictos. Algo que
evidentemente no ocurre en nuestra arquitectura,
y que por último, no depende exclusivamente de
los arquitectos.
TERCERA
Sobre las características del arquitecto del nuevo
siglo, las respuestas privilegian en primer lugar lo
social y casi al mismo nivel, el énfasis en la
tecnología (fundamentalmente constructiva), el
respeto al contexto y al ambiente. Una que otra es
más explícita y habla de un arquitecto “que decide
el futuro del mundo”. Esta visión, muy cara al
concepto de vanguardia que permeó el discurso
y la ilusoria praxis del Movimiento moderno fue
desbaratada por la propia realidad y la dinámica
que generó. Ya la crítica radical del movimiento
moderno se encargó de desenmascarar la
realidad y a situar la arquitectura en el lugar y la
instancia de afirmación del sistema del cual
depende, se nutre y al cual sirve.
La relación que existe en las respuestas a la
segunda y tercera preguntas, resulta orgánica y
revela un grado de articulación y conciencia de lo
que se está diciendo, sin embargo, la ausencia de
referencia a las determinaciones que desde el
ámbito, económico, político y social, imponen a
la arquitectura, indica un alto grado de desarti-
culación y evidente vulnerabilidad frente a la
dinámica de la realidad que los hará fácil presa de
sus imposiciones al momento de enfrentarse a la
cotidianeidad del ejercicio profesional con sus
frías y drásticas lógicas.
EPÍLOGO
A manera de conclusión me queda clara la
heterogeneidad y excentricidad o dispersión de la
formación profesional en nuestro país. No
obstante ello, fluye en la joven conciencia de los
arquitectos en ciernes, una actitud de inco-
modidad y de desazón frente a la situación actual
de nuestra arquitectura. Pero de otra parte, el
excesivo y desarmado idealismo con que se
pretende enfrentar esta situación en el presente y
futuro inmediato no augura la posibilidad de
operar los urgentes cambios que la teoría y la
praxis de la arquitectura demandan en nuestro
país.
CARLOS MORALES (LIMA)UNIVERSIDAD SAN MARTÍN DE PORRES
Miembro del colectivo “Arquitecturas en Proceso”y el grupo “El Chullo”
EDUARDO VIERA (PIURA)UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA
Ex-delegado Coornadea UNP
DANIELA CHANG (LIMA)UNIVERSIDAD DE CIENCIAS APLICADAS
1er premio de los concursos "Tratamiento Integral de 5 Esp. Publ. en el Jr. Ancash para el CentroHistórico de Lima" (2011) y "Alacero" (2012)
DANIEL GÁLVEZ (LIMA)UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA
Actual presidente del Centrode Estudiantes de la FAUA UNI
POOL PORTA (CHICLAYO)UNIVERSIDAD DE CHICLAYO
Creador del Blog "Arquitectura Moderna Perú"
NICOLÁS COUTO (CHICLAYO)UNIVERSIDAD SEÑOR DE SIPÁN1er premio (en grupo) del Concurso
de Diseño MAREA (2012) y del Workshopcon Angello Bucci (2011)
ARTURO LORO (TRUJILLO)UNIVERSIDAD PRIVADA DEL NORTE
1er premio del Concurso Internacional "Masisa diseña el futuro" (2012)
MARCO MONGE (TRUJILLO)UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO
Director de la revista Atelier
JOSUÉ SEDANO (HUANCAYO)UNIVERSIDAD NAC. DEL CENTRO DEL PERÚ
1er premio del concurso "Multifamiliaresen Lima" (2011)
ALEJANDRA JORDÁN (CUSCO)UNIV. NAC. SAN ANTONIO ABAD DEL CUSCO
Ex presidente del Centro de Estudiantesde la Fac. de Arq. de la UNSAAC
URPI FLOREZ (AREQUIPA)UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN
Ex-delegada Coornadea UNSA
GABRIELA PEÑAFIEL (AREQUIPA)UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA MARÍA
Ex-delegada CLEA UCSM
MARTÍN MONTAÑEZ (LIMA)PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
Finalista del concurso internacional Archiprix (2013)y 1er premio del concurso "Pedagogías" A35 (2012)
MARIANGELA ERÁUSQUIN (LIMA)UNIVERSIDAD RICARDO PALMA
Miembro de Espacio 24 y la revista A35
RICHARD ASTO (CHIMBOTE)UNIVERSIDAD SAN PEDRO
Miembro del colectivo "Imágenes Arquitectura"
ROSSANA ALARCÓN (IQUITOS)UNIVERSIDAD CIENTÍFICA DEL PERÚ
Ex-delegada Coornadea UCP Iquitos
22 /Arquitectura Peruana
LA CAJA
Primer Nivel
En alguna lejana y periférica inmensa
porción de árida e infertil tierra peruana, se levanta un legítimo volumen de líneas puras que, aunque no sea exactamente un cubo en el desierto, es el portador de la vida cotidiana de sus tres, cuatro o cinco inquilinos. Una vivienda.
El lugar donde se asienta la arquitectura suele ser uno de los principales argumentos de los arquitectos contem-poráneos al proyectar. En este caso, es evidente que no ha existido mano profesional de por medio más que un improvisado (y probablemente familiar) diseñador, constructor y supervisor de obra. Sin embargo guarda esta arquitectura ciertas características importantes de resaltar.
Esta vivienda ha conseguido una interesante manera de adherirse sobre su sábana de arena; la estera que cubre sus cuatro frentes (y de paso la quinta fachada) pareciera ser una extensión de la superficie; de esta manera, al verla junto a las decenas de viviendas que la acompañan son casi imperceptibles desde la lejanía del ojo humano. De pronto se le asoma algún plástico azul por el techo para la lluvia, pero ese no es inconveniente, ni para quien habita la arquitectura, ni para la arquitectura. Una mimetización con el entorno casi al natural.
El interior, del tamaño de un walk in closet, tiene -como en los minidepartamentos- dos camas y una mesa/estante multiusos hábilmente colocados. No hay ventanas, hay una puerta, hay doce columnas a los extremos y no hay una sola estorbando al interior. Por ahora no necesitan más o quizá no cuentan con los medios para grandes ambientes, piscinas o demás pretensiones infructuosas.
Esta arquitectura empieza el proceso como las cosas naturales que empiezan, desde lo básico y casi de manera instintiva, para luego emerger e ir consoli-dándose creciendo en área y en altura según la disposición de quien la habite. Esta es la arquitectura que se va haciendo por pasos y de la mano del ser humano, no como un acto de magia.
Las imágenes son referenciales.EN EL ARENAL
23 /
El león de oro de la última Bienal de Arquitectura de Venecia le fue
otorgado a Urban Think Tank (Alfredo Brillembourg y Hubert Klumpner), en
colaboración con Justin McBurk y Iwan Baan. Un grupo ecléctico e
interdisciplinario que presentó una propuesta que, sin duda, fue polémica. La
respuesta a la premisa “Common Ground” (Territorio común) fue un espacio
al interior del Pabellón del Arsenal, separado por un muro de ladrillo
expuesto, poético en su precariedad, que encerraba un café(1,2). Esta
intervención, titulada Torre David / Gran Horizonte, 2012, servía de escenario
a fotografías, videos y reflexiones en torno al edificio hoy llamado “Torre
David”, una ocupación informal de un edificio que había quedado en casco,
en uno de los barrios más céntricos de Caracas.
La premiación fue sumamente criticada, entre otras razones, por no tratarse
de una producción arquitectónica original del estudio, pero por sobre todo,
creo, por lo mucho que incomodó la instalación. En un evento diseñado por
arquitectos y para arquitectos, lo último que se quiere ver es esa cruda
realidad en la que el ser humano “de a pie” decide ocupar el territorio –
natural o artificial – y actuar sobre él sin asesoría de arquitectos o ingenieros.
El resultado formal, que se aleja de modo diametral de las soluciones
oníricas que los arquitectos estrella buscan producir hoy en día, es aquello
que nos gustaría ignorar: precariamente construido, impuro, decorado,
colorido, cambiante.
No era, evidentemente, arquitectura de moda.
Sin embargo, es cada vez más frecuente percibir un nuevo enfoque dentro de
la arquitectura contemporánea. Pequeños estudios, con pequeñas obras
generalmente publicadas en soportes virtuales, empiezan a preguntarse
sobre esos incómodos temas que, tradicionalmente, asustan al
arquitecto que quiere tener el control sobre su obra: espontaneidad,
emergencia, hibridación, crecimiento progresivo, cotidianeidad,
escasez de recursos.
Ante los flujos migratorios hacia diversas zonas de Europa y Norte
América, algo ha cambiado. Los tradicionales centros de la arquitectura
mundial, hacia donde los arquitectos solíamos mirar en busca de
referencias, se están viendo a sí mismos rodeados de informalidad, de
poblaciones mixtas, de gustos populares y de situaciones en las que la
arquitectura como objeto terminado no tiene mayor cabida. De pronto,
las situaciones son emergentes y espontáneas, y requieren de una
respuesta distinta a la del solitario arquitecto en su tablero.
Esto tiene como consecuencia un fenómeno muy curioso: desde hace
algo más de una década, por primera vez en la historia, los tradicionales
centros están mirando hacia las periferias para aprender algo de lo que
aquí sucede. Dentro de contextos en los que la informalidad y la
hibridación han sido una constante, un gran número de arquitectos y
teóricos buscan las respuestas a situaciones que les son nuevas y
desconcertantes. Eventos y simposios sobre informalidad, charlas de
grandes arquitectos, viajes de estudio y grupos de investigación miran
hacia el hemisferio sur, ya no necesariamente con una curiosidad
antropológica o con una indulgente fascinación, sino con una seria
voluntad de aprender de las maneras de hacer arquitectura y ciudad que
nosotros desarrollamos desde hace más de medio siglo.
El que los recursos de estas partes del mundo sean buenos o no, el que
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Territorios comunes, mirando hacia el hemisferio surPor Cristina Dreifuss*
Arquitectura Internacional
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tengamos soluciones practicables y sustentables o no, no es el tema de
discusión. Son, sí, soluciones a las que vale la pena mirar, soluciones que
cambian en el tiempo, que entienden, por primera vez, que la arquitectura
no es un producto final, sino un constante proceso.
Muchas de las nuevas propuestas se detienen en la imagen exterior del
edificio. Proyectos como la casa Kokuban(3), de Hari Architects (2011),
plantean una imagen y unos materiales que podrían haber sido sacados de
un barrio informal. Son obras con composiciones volumétricas simples,
que aspiran a un lenguaje cotidiano por medio del uso de materiales
económicos, utilizados de un modo diverso. A diferencia de la casa de
Frank O. Gehry en Santa Mónica(4) (1978-1991), primer referente al uso de
materiales banales en una vivienda que no quiere serlo, estas propuestas
muchas veces carecen de la originalidad propuesta por el propio material, y
muestran soluciones que poco tienen que ver con lo único y lo espec-
tacular.
Otras formulaciones parten de adoptar los procesos, interdisciplinarios y
de diálogo y conciliación, dentro de la configuración de espacios. Se trata
frecuentemente de programas en los que el arquitecto no es la figura
principal o quien dirige las propuestas, sino uno más dentro de un equipo
que incluye sociólogos, economistas y, por supuesto, los mismos usuarios
y participantes de los proyectos a diseñar. Muchos de estos grupos trabajan
en entornos precarios con grupos de poblaciones marginales en los
suburbios de las grandes ciudades.
Finalmente hay un tercer grupo de propuestas, que parte de asumir que el
usuario de los edificios hace cambios en estos con el paso del tiempo.
Proyectos como la Quinta Monroy(5), de Elemental (2003-2004), buscan
ser “completados” con estas intervenciones y se resignan a la idea de no
tener control sobre la forma final del edificio e, incluso, que ésta nunca será
permanente.
El proyecto ganador de la Bienal no pertenece a ninguna de estas
categorías. Parte de una intervención sin arquitectos, en la que se nos
cuestiona la esencia misma de nuestra profesión y que responde, de un
modo casi literal, a una premisa que nos es complicada: “cuestionar las
prioridades que parecen dominar nuestro tiempo, prioridades que se
enfocan en lo individual, en el privilegio, en lo espectacular y en lo
especial. Estas prioridades parecen pasar por alto lo normal, lo social, lo
común. […] Considerar nuestras influencias, preocupaciones y visiones
comunes puede ayudarnos a entender mejor la disciplina de la
arquitectura y su relación con la sociedad” (Chipperfield, David, 2012).
Los arquitectos no llegamos a un mundo que se nos presenta
convenientemente vacío, listo para recibir esas intervenciones
singulares y muchas veces espectaculares. Somos parte del territorio
común, compartido con gente común y con procesos cotidianos de
crecimiento y adecuación a dinámicas siempre cambiantes. ¿Será
posible que las tímidas propuestas de la arquitectura contemporánea se
conviertan en una tendencia global de diálogo? ¿Hay lugar en nuestras
mentes para un arquitecto que deja de ser la voz principal para
convertirse en uno más de los agentes participativos? ¿Podremos
entender que, a diferencia de lo aprendido en las escuelas, la
arquitectura es, efectivamente, un proceso en constante cambio?
(*) Arquitecta titulada por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Lima, Perú. Magister en Ciencias con mención en Arquitectura: Teoría, Historia y Crítica, Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Lima, Perú. Doctora en Arquitectura: Teorías y Proyecto, Università degli Studi di Roma, La Sapienza, con la tesis “La estética (del huachafo) en la arquitectura contemporánea de Lima”.
En la actualidad se desempeña como arqu itecta invest igadora en temas relacionados con la estética, la ciudad y la arquitectura popular. Ha publicado artículos en revistas académicas y de divulgación y ha sido invitada, en calidad de expositora y de profesora visitante, a presentar los re-sultados de sus investigaciones en eventos tanto en el Perú como en el extranjero. Es profesora de cursos de Taller de diseño, Teoría e Historia de la Arquitectura, Estética y Docencia en Arquitectura en la UPC y la Universidad de Lima, y en la Sección de Post Grado y Segunda Especialización en la UNI.
(1) y (2) Bienal de Arquitectura de Venecia,
2012, Archivo C. Dreifuss(3) Kokuban House, Hari
Architects, 2011 (www.designboom.com)(4) Gehry Residence, F.
Gehry, 1978-91 (designalog.wordpress.com)
(5) Monroy, Iquique, Elemental, 2003-04
(ad009cdnb.archdaily.net)
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LA PURA SANGRE
LA GLOBALIZADA
LA MESTIZA
LA PRIMITIVA
Es la materialización del "sueño occidental"peruano. Es sumamente valiosa, se mira pero
no se toca. Su fin es ser perfectapor eso pierde su valor si sufre cambiosdespués de construida. Es importante
fotografiarla antes que el ser humano la habite.
Es muestra de desarrollo, es high techy puede estar en cualquier parte del mundo.
Es un reluciente cascarón vacíorepleto de personas bien vestidas.
Su fin es comercial por eso nonecesita discurso (como la de arriba).
Es diseñada por un profesional, sin embargoel habitante le ha hecho cambios
propios de sus costumbres, por esoes vista como una más del montón.
No suele ser parte de la arquitecturaque se estudia porque es impura.
No es un paradigma, no es perfecta.
Es barata y precaria, folclórica y/o popular,por eso ni siquiera se le considera
"arquitectura", ha nacido con ese lastreque a muchos avergüenza. Es vista por las
de arriba como un animalito silvestreque, en el mejor de los casos,
algún día será mestiza.
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Atrapados en la modernidad
Por Israel Romero Alamo
Conversación con José Ignacio López Soria*
I.R: ¿Qué es ser moderno?
I.L.S: Tradicionalmente, moderno es aquel que está en su propio tiempo. Pero
depende del enfoque, puede significar también la época que comienza con los
descubrimientos y la conquista y que termina con la Revolución Francesa.
Luego se considera moderno a algo que viene “después de”; en la nominación
tradicional a esta última etapa se le llama contemporánea. En general es un
conjunto de actitudes y valores, una manera de ver el mundo.
I.R: ¿Qué sería ser moderno en el siglo 21?
I.L.S: Depende, si hablamos en el debate contemporáneo de la modernidad y
la posmodernidad, ser moderno significa ser antiguo. Sin embargo, creo que
lo moderno es muy amplio como para caracterizarlo con una sola palabra o
una frase; hay muchas posturas, de hecho parte de los modernos empezaron a
criticar a los propios modernos y se llamaron posmodernos, para estos
naturalmente la modernidad es parte de la antigüedad, de la tradición.
I.R: En la actualidad, esta manera de pensar y vivir resulta un
paradigma ¿La modernidad es un ideal? De pronto un fin…
I.L.S: No, el proponerse metas es una actitud típicamente moderna. No el
hecho de conseguir la meta sino el de proponérsela; es la acción teleológica.
Genero un determinado camino o fin, entonces lo que hago es trazar ese
camino para llegar al objetivo que me propongo. Una hoja de ruta que me la
elaboro yo, no la sociedad, ni una divinidad, ese hecho es una característica
típica del hombre moderno.
I.R: Entonces ¿Podríamos decir que hoy el hombre es así, con esas
características?
I.L.S: Moderno se le ha dicho al hombre contemporáneo. Hoy cada persona se
dice moderno y se compara con esa manera de pensar y de reflexionar y
organizar la vida. Podríamos decir en la actualidad que todo hombre que vive
en un determinado entorno es moderno, lo que pasa es que en el sentido
clásico del término, es más moderno el urbano que el rural, pero desde luego
el hombre rural (diferente al de otras épocas) tiene sus propias maneras
(distintas a las urbanas) de llevar la vida, pero también y a su manera, es
moderno. Sin embargo, el debate de la modernidad va por otro camino, está
menos referido a una temporalidad específica, está referido funda-
mentalmente a una actitud, a una manera de ver el mundo, en el debate teórico
tiene otra significación.
* Filósofo e historiador. Nace en España en1937 y llega al Perú como jesuita en 1957.Formación: humanidades clásicas y l ite-ratura, filosofía e historia. Especializaciónsucesiva: narrativa latinoamericana, filosofíamoderna, filosofía de la existencia, historia dela emancipación peruana, pensamiento lu-kacsiano, historia de la ingeniería peruanay filosofía de la interculturalidad. Profesor de laUNI (y rector 1984-89) y otras institucionesacadémicas en Perú, Budapest, Brasil y Túnez.Actualmente: profesor de postgrado en lasUniversidades de San Marcos, UNI y AntonioRuiz de Montoya (jesuitas). Activo participanteen el debate intelectual peruano desde lasociología de la literatura, el marxismo lukacsiano,las perspectivas postmodernas y la filosofía de la interculturalidad.
Buscando entender más este siglo, nos encontramos con unareexión de la modernidad como componente importantede nuestra actualidad que, a pesar de ello, no es tanindispensable como parece...
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I.R: La sociedad actual nos empuja a ejemplos de modos de
vida, eso genera la segregación de quienes no los sigan…
I.L.S: Lo primero que diría es que en la sociedad actual hay varios
paradigmas, cosa que no ocurría hace algunas décadas. Hace unas
décadas esos paradigmas se parecían mucho entre sí a pesar de que
fuesen opuestos, sin embargo visto desde el desarrollo de la
modernidad, eran primos hermanos. Me refiero a los dos más grandes
paradigmas del mundo moderno: el socialista y el liberal. Son dos
maneras de ver y entender, llegar a la felicidad y construir el mundo
ideal, cada uno sigue su propio camino.
Ellos han reducido su capacidad de convencimiento de manera
significativa, el socialista porque fracasó históricamente como realidad
objetiva, mas no como ideal y el liberalismo porque consideraba que
todo esté supeditado únicamente al mercado, pero el liberalismo clásico
no es absolutamente tan liberal como el de hoy, el de hoy es ultra-
liberalismo. Sin embargo ambos mantienen su vigencia. En la actualidad
se están viendo otras maneras de organizar la vida social y la vida
humana en general, por ejemplo hay colectivos humanos que apuestan
por una convivencia armoniosa con la naturaleza, esa manera de ver no
estaban ni en el liberalismo clásico ni en el socialismo. Los dos eran
sobre explotadores de la naturaleza porque eran modernos. Buscar una
armonía con la naturaleza no es propio de ninguna de esas dos
posiciones, es una búsqueda posmoderna. Esta posición no es solo
portada por los sectores urbanos o letrados (los modernos) sino también
es portada por los sectores que viven, por ejemplo, en lo andino, ellos
tienen una tradición de respeto por la naturaleza. Esa es la riqueza de la
actualidad, hay otros paradigmas, alternativas diversas a los discursos
hegemónicos.
I.R: Existen en la actualidad características “negativas”
carentes de valores “esenciales” como la fragmentación o la
superficialidad; con estas nos topamos siempre y son vistas
como lo otro, a lo que no hay que prestar atención ni seguir.
¿Qué posición tendríamos que asumir frente a esta realidad
compleja?
I.L.S: Creo que lo primero que hay que hacer con la realidad es
deconstruir los valores para ver de dónde proceden, cuál es origen y cómo
han cuajado, cómo han llegado a ser lo que son y cómo hemos llegado
nosotros a ser lo que somos. Cuando uno hace eso, le encuentra una
dimensión mayor a ese fenómeno del que encuentras si simplemente lo
miras. Por ejemplo, ves algo y dices “esto es muy superficial” y como es
“muy superficial”, entonces dices “como yo voy a lo profundo, lo otro lo
dejo”; pero de repente la superficialidad es lo profundo de nuestro tiempo,
de repente es la característica de nuestro tiempo y lo que importa, es esa
perspectiva, de estar al día, es identificarse con la característica de
nuestros tiempos y no añorar épocas pasadas. Si no deconstruyes no
puedes ver más allá.
Esa es en una determinada perspectiva, otra es que en ese proceso de
deconstrucción identifiquemos eso como la manera en que la vida se da y
no de otra. La otra posición es pensar en que, como así se da la vida en esta
época, lo que hago es reconciliarme con ello y considerarlo como
modelo, convertirlo en paradigma; pensar no solo en “así es”, sino que
“así debe ser”. Si me pongo a ver esa posición de que “lo que es” es “lo
que debe ser”, entonces le estoy dando mayor densidad a “lo que es” de
cuando diría “así es porque históricamente así se ha conformado”. Desde
ese momento renuncio al espíritu crítico.
I.R: Una aceptación pasiva
I.L.S: Sí. No tengo capacidad para juzgar o aceptar lo que ocurre y para
buscar una manera de vida mejor de aquella que está ocurriendo.
I.R:¿Es posible tomar ello como punto para partir al futuro?
I.L.S: Sí, con tal de que uno no uniformice a la realidad considerando que
nuestra realidad, la de los urbanos o letrados, es la única manera que
muestra la realidad. La realidad tiene otros rostros, nosotros no somos el
único rostro, explorar otros rostros, es también una fuente de
enriquecimiento. No hay que entender la actualidad de manera
homogénea, sino heterogénea. Y herramientas para entender la realidad
de una manera heterogénea no te las ofrece la modernidad. La modernidad
solo sabe mirar homogeneizando y no tiene ojos para ver la
heterogeneidad. Entonces, a pesar de que haya un mundo de
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"Desde que a la felicidad le pones una camisetaque se llama progreso, la modernizas.
Ser moderno no es la única manera de ser feliz,se puede ser feliz sin ser moderno”.
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heterogeneidades, al verlas con ojos de modernidad se termina
homogeneizando.
I.R: Por ejemplo…
I.L.S: La modernización centraliza, genera centros y los demás salen
parecidos al centro. En la política también, la consideración de que todos
somos iguales ante la ley nos homogeniza, y como todos somos iguales,
todos tenemos el mismo valor, a pesar de que yo pueda ser más ilustrado
que tú o menos.
Lo más que hace la modernidad es contemplar la existencia de lo
heterogéneo y tratar de articularlo de manera vertical. No es que la
modernidad respete la heterogeneidad; por ejemplo, puede haber trabajo
esclavo por un lado, trabajo servil por otro y trabajo asalariado por otro y al
capitalista le conviene eso, esa es una articulación de carácter vertical que
beneficia a un grupo. Desde el punto de vista de la cultura también, la
modernidad considera que hay diversas culturas pero a las culturas no le
considera suficiente valor y tampoco a los portadores de esas cultura y
divide por ejemplo: hombre moderno y hombre primitivo, el primero
portador de la civilización y el segundo portador de la barbarie y eso nos
autoriza, como civilizados, a intervenir en la barbarie para civilizarla.
I.R: Me hace recordar a la arquitectura, existe la arquitectura
académica y luego lo demás, lo popular, lo vernácula, etc. Como
arquitectos modernos, que sabemos de arquitectura, tendemos
a modernizar el resto.
I.L.S: Claro, eso es parte de una clasificación moderna. Lo que nosotros
hacemos es arte, lo que hacen ellos es artesanía. Nosotros tenemos
conocimientos y ellos tienen, como no, saberes. Nosotros idioma y ellos
una lengua; siempre con cierto carácter despectivo. Igualmente con lo
sagrado, el moderno dice que lo sagrado es fruto de la ignorancia, entonces
a medida que avanza el conocimiento, retrocede la ignorancia y por lo tanto
lo sagrado se va quedando en la oscuridad.
I.R: ¿Hay alguna respuesta frente a ello?
I.L.S: Frente a esa posición hay quien considera que lo sagrado es parte de
la vida cotidiana y hay que convivir con ello, aunque a veces se
institucionaliza y aparece la iglesia. Igual con la naturaleza, aprender a
convivir con la naturaleza es un punto de vista y crear un ministerio del
ambiente es otra cosa, cada quien puede entender la naturaleza de
cualquier manera pero institucionalizarla convierte eso en el punto de
vista de los ecologistas o especialistas, una especie de religión con una
estructura jerárquica, hay que distinguir lo sagrado y lo natural de la
institucionalización de lo sagrado y lo natural.
Estas respuestas, perspectivas y aperturas no son modernas, sin embargo
es parte de nuestro tiempo. En algunos casos, es un obstáculo para ver
otras realidades. La manera moderna es solo una forma de ver la realidad y
a ella le cuesta trabajo convivir con otras maneras de ver el mundo.
I.R: ¿Cuán difícil es deslindarse de los aspectos negativos de
la modernidad?
I.L.S: Es bien difícil porque es parte de nuestra vida cotidiana. No es difícil
hacerlo teóricamente. No es decir yo a la modernidad le voy a dar una
importancia relativa y no absoluta, no va a ser mi única manera de ver la
vida sino también lo voy a ver desde lo sagrado. En ese momento te
acoges a una religión pero desde ahí lo sagrado ya se está
institucionalizando y regularizando, lo propiamente sagrado deja de
perder valor, lo sagrado es algo que se escapa y no lo puedes
institucionalizar.
Esa apertura hacia aquello que se escapa no encaja en la modernidad
porque a la modernidad no quiere que se le escape nada; como está
sentada sobre principios donde todo se basa en el conocimiento, todo se
puede conocer solo que no conocemos todo pero, claro, algún día lo
conoceremos.
Esa idea de meterlo todo en el mundo de lo cognoscible lleva a ejercer
violencia sobre aquello que todavía no se conoce a través de reglas o
disciplinas. El hecho que nosotros estudiemos disciplinas también.
Hemos disciplinarizado el conocimiento. No es que yo quiero hacer
arquitectura y la hago y punto, si quieres ser arquitecto solo hay un camino
determinado para ser arquitecto y si no, no eres arquitecto, ese camino es
entrar a una universidad y salir arquitecto. La disciplina tiene
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determinadas normas a las que tienes que ceñirte para que al final tengas
un cartón que diga “el señor, es arquitecto”, luego debes estar inscrito en
el colegio de arquitectos para que puedas hacer arquitectura, si no, no
puedes.
I.R: Entonces, si es tan difícil dejar ello, ¿qué cree que le
tocará vivir a la humanidad después de la modernidad? ¿Hay
un después?
I.L.S: Uno no es adivino, si fuéramos adivinos sería aburridísimo.
Caminamos viendo que hay otras maneras de entender el mundo que
pueden convivir. Vamos hacia un cierto dialogo de heterogeneidades. Eso
es lo que veo y es, en definitiva, lo que quiero ver. Tal vez lo veo porque lo
quiero ver. En la medida que se vayan afirmando otras alternativas, la
modernidad tendrá que bajar los humos, ser un poco más humilde y lo va
a hacer si se le obliga a hacerlo. Dentro de unos años, que no falta mucho,
no va a ser Europa el centro del mundo, ni los valores europeos los valores
del mundo, sino los valores asiáticos. Y eso se va a vivir dentro de muy
poco tiempo y probablemente yo no lo viva, pero tú sí. Los pensamientos
asiáticos han logrado convivir con la modernidad sin perder sus
convicciones, cosa que el mundo occidental y nosotros, no hemos
podido, el día en que eso ocurra, el ser moderno a lo europeo (como
somos ahora) será un retraso.
I.R: Ese dialogo de heterogeneidades, ¿escapa totalmente de
una visión moderna?
I.L.S: Sí pero no supera a lo moderno, porque la idea de “superación” es
una idea moderna. Entonces esa idea de que provenimos de un ámbito no
civilizado y que con esfuerzos vamos civilizándonos y llegaremos a ser
una civilización perfecta con el correr de los tiempos, es una idea
moderna.
I.R: La prosperidad parece ser algo natural, algo innato al
ser humano, ¿Es así o desde cuando existe la idea de
prosperidad?
I.L.S: Hay muchas cosas que nos parecen naturales. No es que no haya
existido antes la idea de la prosperidad, lo que siempre ha existido es
la idea de la felicidad, que no es lo mismo. La prosperidad se basa en
logros que uno se propone y que debe ir lográndolos; costos que hay
que pagar para tener un futuro mejor y materializarlos. Eso es
modernidad. Eso no es la felicidad, la idea de la felicidad no está
supeditada ni al progreso ni al crecimiento, el supeditarla hace que se
materialice. La felicidad nos parece propia al ser humano y propia al
progreso, entendemos que la felicidad se consigue subiendo
determinados escalones; primero perteneces a un nivel y si das unos
pasos, ya has logrado más y si no, eres un bárbaro. O ahora el
desarrollo, como ocurre en el nivel medio que dice “finalmente algún
día llegaremos al paraíso del desarrollo”, es la predica normal de
todos los días. Esa predica es típicamente moderna y no tiene que ser
así ¿Por qué la felicidad tiene que medirse con uno o cuatro carros?
I.R: Es casi imposible no pensar así.
I.L.S: Claro, porque la modernidad, en ciertos aspectos, ha sido tan
exitosa que nos parece natural o parte de lo creado, pero este conjunto
de vivencias no son parte de lo creado. No pertenecen a la manera de
ser del hombre, pertenecen a la manera de ser del hombre moderno.
Un individuo que vive en el bosque o en el campo, alguien no
moderno, puede ser tan o más feliz que nosotros, porque una de las
maneras de modernizar es utilizar al otro como instrumento para lograr
un fin. Desde que a la felicidad le pones una camiseta que se llama
progreso, la modernizas. Ser moderno no es la única manera de ser
feliz, se puede ser feliz sin ser moderno.
"...es importante identicarsecon la característica de
nuestros tiempos y no añorarépocas pasadas (...)Si no deconstruyes,
no puedes ver más allá”.
La idea es poner el dedo (sucio) en la llaga. Tocar temasque los demás no harían para decir nuestra "verdad"
(y de paso molestar). Una suerte de rebeldía adolescente.La utopía de cambiar el mundo (y la arquitectura)
y no ser preso del sistema es esencial.Un bajo presupuesto es indispensable
pues no hay nada que perder.Como el presupuesto es bajo, las páginas serán pocas
pero siempre alardearán de mucha fuerza, tanta que a vecestenga sendas caídas encubiertas en errores de
escritura y fallas grácas que revistas de más decien páginas no cometerían jamás.
Veinte o treinta páginas está bien, más de cincuentason cosas mayores,
eso implicaría más gasto, y por lo tanto, poner carísima publicidad de caños
y mayólicas gigantescas. Signica ser una empresa, ser un triste perrito faldero del sistema.
Amor al chicharrón.Amor al chicharrón.Amor al chicharrón.
La idea es ser pobre, un sufrido iconoclasta halladoinfraganti revolcándose en su vanguardia de poca monta;
por eso las ediciones serán de vez en cuando y nunca más de diez,
serán quizá seis, quizá siete...quizá luego en el mundo digital,
quién sabe.
Segunda Parte*
* La primera fue publicada en La Chimenea nro. 6 (Ago 2012)
122*9625 - 943 556928C O L E G I O D E ARQUITECTOS D E L P E R Ú
REGIONAL ANCASH
Prolg. Leoncio Prado Nº 1118-BCHIMBOTE980128322 - 816*7236
arquitecta
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