La Cabellera de Berenice

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Queridas amigas, queridos amigos, querida familia: esto que os mando es el original del libro La cabellera de Berenice, que yo creía que iba a ser el último mío de poemas. No he encontrado editor para él. Con esto de la crisis, todas la colecciones las han puesto en hibernación. Quien de vosotros no quiera conservarlo, que lo borre. Quien lo conserve me hará un honor. Salvo en el caso de tres, La cabellera de Berenice está compuesto por poemas que nunca han formado parte de ningún libro, aunque sí he publicado en revistas.

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Poemas inéditos de Manuel Garcia Viñó

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Queridas amigas, queridos amigos, querida familia:esto que os mando es el original del libro La cabellerade Berenice, que yo creía que iba a ser el último mío depoemas. No he encontrado editor para él. Con esto dela crisis, todas la colecciones las han puesto enhibernación. Quien de vosotros no quiera conservarlo,que lo borre. Quien lo conserve me hará un honor.

Salvo en el caso de tres, La cabellera de Berenice estácompuesto por poemas que nunca han formado partede ningún libro, aunque sí he publicado en revistas.

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M. García Viñó

LA CABELLERA DE BERENICE

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INDICE

1.- Elegíacos Escorpión La cabellera de Berenice Canción para el futuro Elegía por un (imposible) regreso Sueño Llegada de la muerte

2.- Exposición y concierto A María Antonia Sánchez Escalona en la frontera del trasmundo En el jardín de los sueños de María Luisa Díaz Velázquez Para mirar por una ventana de Marina Díaz Flores amarillas Acopio materiales para pintar tu retrato Oyendo tocar el piano a Inés Gómez Carrillo…

3.- Cuaderno de Getsemaní Nota previa Invocación de la Magdalena Seis sonetos a María Magdalena Glosa a Fray Luis de León

4.- Otros poemas

Clama el profeta Aquel paisaje del verano Diosa del Sol

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1.- Elegíacos

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ESCORPIÓN

Yo nací con los labios tendidos hacia el beso, llevando en la gargantaeste tremendo grito involuntarioy, en el pecho, la curva de un abrazo.

Yo no agité los vientos de mis acantilados ni levanté clamores en mis mares de sangre; yo no inventé tormentas ni oleajesni puse en el rugido tu nombre y mi llamada.

En mis manos ya estaban las furias retratadas y mi llanto de niñofue un llanto de inocente condenado.

Si lastimé tu pecho, no me culpes. Yo no pedí estas garrasque sin querer afilo entre mis piernas.

He llegado empujado,vestido con el traje que me dieron.

Yo no crucé tu ruta con la mía.

Sevilla, 1956

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LA CABELLERA DE BERENICE

A mi mujer

No, no fue en esta vida,en los primeros tramos,en la infancia de esta vidacuya pleamar navego ahora.Ni en la anterior.Ni en la anterior a la anterior…

No, no fue en aquélla en que,mago, brujo o dragón de siete colas ,descubrí Antares en el broche de Scorpio.Ni en aquella otra,cuando tocaba la guzlaen las fiestas de Knossos,al pie de la pirámide.

Fue mucho antes, en un jardín,tal vez en Samarcanda; en un jardínjunto al estanque de los lotos,ceñido de arrayanes y azulejosde reflejos metálicos…

Bajabas lenta por la escalinata. Los leones, absortos,exhalaban,por sus fauces marmóreas,la envidia de los siglos venideros.

Bajabas lenta, cuando te vi por vez primera,yo,esclavo de tus juegos de garza fugitiva,de reina prisionera.

Avanzabas,infantil y solemne,el camino de albero.

Reflejaban las lunas milenariaslos topacioscambiantes de tus ojos,la miel de tu saliva, el organdí,la seda de tu clámide.

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Llegaste junto a mí,junto al estanque de los lotos,ceñido de arrayanes y azulejos,bajo la sombra azul del tamarindo.Olías a flor de cinamomo.

Te miré con mi risa de entonces, con mi pena de ahora,y tú me diste tu primera orden.

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CANCION PARA EL FUTURO

Y pasarán los hombres y pasarán las cosas:las flores en un día y en mil siglos las piedras, y brotará la hierba sobre las tumbas rotas y será ayer lejano lo que aún es mañana.

Apagarán cien lluvias el sol de cien veranos y cambiarán de sitio las estrellas:se estirará la Osa Mayor como un caballoy yo la habré cantado como un carro de luz.

Pero yo ya habré muerto y allí donde repose bostezará un lagarto cansado al mediodía, y en el árbol que cubra mi última moradase arrullarán sus trinos dos pájaros sin nombre.

Mi voz se habrá dormido y mi sitio en la tierra habrá sido cubierto por una flor pequeña que temblará al empuje de la brisa amorosaque traiga el eco oculto de lo que ya no exista.

Y se hundirá la torre donde mis ilusiones habrán brillado ciertas como un faro continuo, y todo será sombra en la ignorada playadonde yo habré jugado, pobre niño poeta, a vaciar el océano con una concha blanca.

Todo, amor, pasará, como pasan las nubessin dejar ni una estela sobre el azul intacto. El polvo y las marañas ocultarán las huellas de mi paso cansado por el camino antiguo.

Pasarán los recuerdos y pasará la historiaque los dos escribimos con nuestra propia sangre, y quedará el oasis donde yo te he amadocomo esta misteriosa ciudad abandonada.

Ruinas de Itálica, otoño de 1951

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ELEGÍA POR UN (IMPOSIBLE) REGRESO

Tu sueño y tu recuerdo ¿quién lo olvida, tierra nativa, más mía cuanto más lejana?

Luis Cernuda

…No es que tuvierala pretensión de deslumbrarte,ciudad, con mi regreso;ni de orear tus brisas empañadascon la alegría que no tengo.No es eso; es que soñaba,y entre mi sueño y este fangode la vida que piso brotaron mucha floray mucha fauna despegadasde la verdad vestida que me impones.

Pero, ¿a qué contarte?Tú me conoces, tú lo sabes, nuncaharé de ti el inversopedestal del fantasma que me fingeen la tragicomedia, sonámbulo y a vecesheroico en sus ridículos errores...Nunca -también lo sabes-te he confundido con los otrospersonajillos de la farsa;tu esencia sin historiaha sido el velo desplegado,único velo desplegado,sobre el fanal y el viento de mi entorno.

No, nunca tuveintención de rebelde reconquista; sólo el deseo, la ilusión tremenda de hallar siquiera un relicario con la caliente pulpa de mi molde; y es que en la trama,sueño y suelo, ahora y aquí, se confundían.

Eran tus sendas soberanasbajo los pies del ángel separado, eran tu torre y tus cristales mimando la esperanza nunca extinta;

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y era tanto el silencio,tanto el helor,tanto el vacío,tanta la sed, tan alto el fingimiento,que un instante los tactos se embriagaron.

Perdonavacilación y espanto, ciudad mía;te lo pido de lejos,como un astro apagado,tambaleante y yerto en su deriva.Ya no encuentro la ruta.Me han cortado los brillos,las amarras del ansia allá en tu puerto; y ahora ni el viento valebajo esta lluvia que lo borra.

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SUEÑO

Corazón de mi sueño, nieve pura--tan dulcemente blanca te soñaba--,como una flor de espuma tiritabatu luz al borde de mi fuente oscura. Mi boca, abeja o duende, en derechuraa tu espiral corola te buscaba.Todo el paisaje de mi amor sangrabaun himno inmenso en torno a tu clausura. Bajo un cielo de líquidos cobaltos,te vi, durmiente de mis bosques altos,me alcé a tu trono y descorrí tu velo. Y, trampolín de labios, por el aire,mi beso o flor rendida a tu donairetembló en el pico de una alondra en vuelo.

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LLEGADA DE LA MUERTE …

…de mi padre

Primero fue el temblor,la vibración del aire en la llamada,la noticia sabida desde siempre,el resplandor del grito llameante; después el penetrar el nuevo surco, desconocido surco aunque no extraño, el encontrar la cáscara en la simade sinrazón que el eco no difunde.

Primero todo es claro,como verso al oído de la novia;luego la luz va desapareciendotragada por el pasmo y la impotencia.

Y el hombre queda intacto en la fronterade la implacable noche y el silencio.

(4-IV-76)

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2.-Exposición y Concierto

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A MARÍA ANTONIA SÁNCHEZ ESCALONAEN LA FRONTERA DEL TRASMUNDO

¿A dónde vamos?¿A dónde me conducetu sabia mano, tu mirada?El agua de tu voz no disimulael tremendo poder de tus conjuros.Vacilo en el umbraldonde tiemblan las nubes,donde rompen sus moldes las palabras,donde árboles pétreos y rocas sensitivasconfiguran la escenade un encuentro sin nombre.Vacilo, pero avanzo; tú me guíaspor esa astral llanura solitaria;allí el silenciourge respuestas que no llegany la voz, una músicade eternidad y vértigo.Avanzo hacia el fulgor de muerte vivalevantado entre el sueño y la nostalgia,levantado en la cima extraterrenacuya sombra ya araña el horizontey el velo gris de las postrimerías.

¿A dónde hemos llegado? ¿Quién convocaesta asombrada multitud ausente?¿Quién pone en marcha esta quietud alerta?¿Qué labios, qué gargantas mudasentonan este himno que no oímos?

Ya estoy aquí. Ya tu ademán erigeun espejismo nuevo en esta nada.Tanta luz no me deja visión para el milagroni voluntad para el retorno.

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EN EL JARDÍN DE LOS SUEÑOSDE MARÍA LUISA DIAZ VELÁZQUEZ

¿Por qué juega esa niña?¿Por qué se para ahora?¿Dónde mira? ¿Qué piensa?Tantos verdes y grises, en el cristal del aire,hacen temblar el tacto y la miradade quien se enfrenta a su misterio lánguido.

No hay senderosen el jardín donde ella planta sus preguntas, nuestras preguntas,las preguntas de todos; no hay horizontes ni futuros...El tiempo sin fronteras,el espacio sin horas,definen su visión de la nostalgia.

Ella vinode más allá del verbo primigenio,de más allá del ángel y de las aguas separadas,y encontró la serpiente en su primera cunay la espada de fuego en los umbrales,mancillando su luz predestinada.

Más tarde,cuando jugaba, en su inocencia,con venenos y estampas,con espinas moradas y nieves derretidas,flores y yerbas levantarontemblores de clamor hacia las casas.

¿Por qué se queda ahíesa niña indefensa?¿Por qué no entra?

Galoparán preguntas y preguntaspor siglos-luz y miedos,por instantes incólumes...La niña dejará que sueños y milagros,que crímenes y espantos,funden su eternidad en los pinceles.

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PARA MIRAR POR UNA VENTANADE MARINA DÍAZ

…Y ver el fondo de tus nubesY el nacimiento de tus manantiales;descifrar el enigma que tú inscribes en surcossobre un suelo sin huellas ni destino.

Uno no sabesi es detrás de la hojacerrada donde escondes las esperanza,ni si el vacío al que se asoma la aberturaes el mar de tu nombredonde naufragan cíclopes y atlantesde Itálica dormida.

En el dintel, tiemblan los sueñosde flores como labiosy, en el espejo de tus ojos,recuerdos y martiriosde una infinita historia sevillana.

Diosa te hicesobre el altar del tiempoantes que el mundo renacierasobre el conocimiento de tu imagen.

Ojalá al otro ladode la cerrada puertalas llamas de los ciriosiluminen los gritos de llamada.

Parque de María Luisa, Glorieta de Bécquer, 22-VI-78

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FLORES AMARILLAS

Óleo de Pepi Sánchez

Un sol en polvo o luces tamizadastiembla en la tierra alegre resolina; tus ojos cantan y en mi pecho trinaun ruiseñor de estrellas afiladas.

Ya el aire dibujó flechas aladas,rizos del viento en suave tremolina; ya el horizonte coronó su finafrontera azul de nubes salpicadas.

Por el abierto túnel del paseo,risa nodriza de mi gran deseo,juega el calor sus blancos esmeriles

hasta tu luz, mi corazón, que brillas,sobre un pretil de flores amarillas,nuestra ilusión de estampas infantiles.

Sevilla, 1957

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ACOPIO MATERIALES PARA HACER TU RETRATO

Para pintar tu pelo,tomé noches sin luna,volcanes apagados y honduras de cavernas milenarias.

Para tus ojos,pedazos de antracita y de topacio,brillos de estrellasy ascuas de incendios siderales.

Para tus labios,cerezas del Penteli,granadas y rubíesy sangre de crepúsculos soñados.

Para tus manos,la blancura del cieloy promesas de lluvias cristalinas,vuelos y aromas, nubes de gasa y plata líquida,la blancura del mundoantes de que la tierra estrenara amaneceres.

Para tu voz,el arpegio de un trinode un pájaro remoto,la risa de un arcángely el dulce néctar de un suspiro.

Para tu risa,surtidores de oro y pedrería,rumor de brisa entre las hojas,olas de espumas y coralesy arrullos de las islas de los cuentos.

Con glaciares antárticos,dibujé tu gargantay, en su torno,puse un collar de coposde nieve y flores blancas.

La pulpa de tu carne palpitante,mármol viviente y alabastro rosa, la dibujé con pétalos de estrellas,con arena de playas solitariasy caricias de alas estrenadas.

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Y entonces fuiste tú,aquélla de los sueños infantiles,reina de los azules espejismos,protagonista de otra historia…Aquélla que los cielosanunciaron al mundocon cantos planetariosque apagaban los gritos del desierto.

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OYENDO TOCAR EL PIANO A INÉS GÓMEZCARRILLO, EL POETA EVOCA

SU ADOLESCENCIA SEVILLANA,E INVENTA ELEMENTOS

DE UN TIEMPO Y UN ESPACIO,UNA FLORA Y UNA FAUNA,

Y UNA MITOLOGÍA ANDALUZA-MÚSICO-ARGENTINA

Florecían los arpegios,los do-re-mi-fa-soles celestes y mojados,las guirnaldas de espuma,en las rayas inmóviles del Atlántico mudo,cuando tú transitabas,gacela de la pampa,niña prodigio de Beethoven gaucho.

Cuando tú transitabasconvocando centauros de la Tierra de Fuego,serpientes oceánicas,claves antiguas y arpas electrónicas,bajaban por los mapas arrugadosde los libros de historialos siglos y las perlas,las mil y una naranjas de los cuentos,los versos olvidadosy los versos no escritos.

Emergían giraldas y claveles,aspidistras de mármol,jazmines y geranios infantiles,naranjos y cariátides absortas,al toque de tus dedos sobre el airede aire y de canela;al toque de tus manos,garza durmiente,cuando tú transitabas las marismas.

Al toque de tus manosse aplacaban las olas amarillasy pujaban los peces,en la espuma sonora del pentagrama vivo,bajo un cielo inventado--la Cruz del Sur cambiadapor la Estrella Polar de mis piratas—bajo un cielo fundadoal toque de tus dedos,domadora del tiempo,se aplacaban las nubes amarillasy pujaban los montes.

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Florecían las nostalgias,los do-re-mi-fa-soles ardientes y morados,los arpegios de agua,y emergían las playas sostenidasal filo de los cosos,laberintos del toro de la Bética,cuando tú transitabasaleteando notas y suspiros.

Al toque de tus dedos,resucitaban risas y planetas,sirena caminantedel Río de la Plata,cuando tú transitabas mis paisajes dormidos,yendo a robar la flor del sicomoropara salvar los sueños del naufragio.

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3.- Cuaderno de Getsemaní

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NOTA PREVIA

Una tarde de julio de 1975 me bañé en el Mar Muerto. Era media tarde de un día muy calurosoy las aguas son tan densas que parecía que se bañaba uno en gricerina. Todo fuera por elconocimiento, por la cultura y por la historia. Cuando medio me sequé, di un paseo solo hasta elpalmeral de Engadi, muy cercano. La amada de El Cantar de los Cantares, o quizá una bellezaque brota en el Eclesiastés, no me acuerdo, dice en unos versículos: "Como cedro del Líbanocrecí, / como ciprés de los montes de Hermón, / como palma de Engadi crecí, / como rosal deJericó… etc.” Los recordé y, simultáneamente, concebí un poema que escribiría en esas estrofasque se llaman liras y nadie ha empleado modernamente (las que empleó San Juan de la Cruz enel Cántico espiritual y Fray Luís en la Oda a la vida retirada) e inspirándome en El Cantar delos Cantares, mi libro sobre todos los libros. En el dorso de una factura de hotel, apunté losprimeros versos y tomé notas para otros. Escribí el poema, que copio a continuación, de regresoa Madrid, teniendo el Cantar a la vista, y sin importarme si me salía algo no muy de ahora.¿Por qué en boca de María Magdalena? Este personaje bíblico, sea histórico, simbólico olegendario, y que, secundum scripturas, yo identifico con María de Betania y la ungidoraanónima de Lucas 8 en mi libro La nueva Eva (libertarias Prodhufi, Madrid) es el que más meha fascinado en mi vida. Tengo casi treinta libros sobre él y soy autor de una Bibliografía sobreMaría Magdalena publicada por la Revista Agustiniana. La invocación y los sonetos que siguenaparecieron por primera vez en Ulula. Graduate Studies in Romance Languages, nº 4, Athens,Georgia, 1988. Debo decir también que las citas que preceden a los sonetos pertenecen a lasilva. A Santa María Magdalena, de Bartolomé Leonardo de Argensola, de la que puedenconsiderarse, por tanto, una especie de glosa, aunque no lo son propiamente hablando nitampoco en la intención. Puede verse, además, que no siempre los traslado literalmente.

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INVOCACIÓN DE LA MAGDALENA

Béseme con besos de su boca!Son tus amores más suaves que el vino, etc.

El Cantar de los Cantares

Que venga a mí el amado y béseme con besos de su boca y al pecho confiado y a la purpúrea roca libere del ardor que los provoca.

Que llegue hasta mi huerto, jardín de los diversos manantiales, por la escarcha cubierto y lágrimas caudales con que el cielo bendice mis umbrales.

Penetre en mi aposento con su cantar alegre no aprendido y con su dulce ungüento, que es fruto a mi sentido, embalsame la flor que le he ofrecido.

A mi aposento umbrío, donde un lecho de palmas verdeguea, llegue el amado mío; aquí el aire sestea y entre mimbres y cañas pastorea.

Mi amado, tan suave, que con razón le aman las doncellas; su voz surca la nave de las palabras bellas, su mirada el fulgor de las estrellas.

Llegue hasta mí y apague esta pasión que mana a borbotones de mi seno y halague con sus frutales dones los tormentos de mi alma y aflicciones.

No frustraré su espera de mi escondido néctar no saciada ni el ansia lisonjera con que su mano alada apacigüe mi carne enamorada.

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Que son mis pechos nardos y son mis ojos como dos palomas, y mis dedos son dardos, y mis muslos, las lomas

donde el amor incendia sus aromas.

Que es mi cantar suave y mis labios cual frutos del granado; como plumón de ave mi cutis nacarado, mensajero del goce anticipado.

Mis cabellos son oros espejos de los trigos de las eras, y mis brazos, tesoros

ceñidos de pulseras, ramilletes de mirto y balsameras.

Mi cuello, entre collares, es un rayo de luna y mis mejillas son narcisos iguales; graciosas cervatillas que triscan por los valles, mis rodillas.

Mellizo de gacela es mi vientre apresado en el gemido y, a través de la tela, es mi plantel el nido donde se aquieta un viento estremecido.

Son dulces mis caricias como la miel arabia y la ambrosía, dormirá en sus delicias mi amado si confía su ternura a mis besos algún día.

El día que le enamore, que clavará su luz en mi memoria; las lágrimas que llore reflejarán la gloria del rostro de mi amado y su victoria.

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SEIS SONETOS A MARÍA MAGDALENA

I Turba el convite su presencia y lloro. (21) Venida a ver de rosas y azucenas. (74)

Te acribillan los besos, Magdalena, miradas que asaetan sus ardoreshacia tus labios, pechos tentadoresy esmorecidos muslos de sirena;

sin descifrar la rosa y la azucenaque te preceden con sus resplandores, la margarita impar ni los fulgores de tu luz, que es más luz desde la pena.

No saben lo que pasa en este mundo cuando en las alas sacras del ungüento turba el convite tu presencia y llanto.

El sí te entiende y desde lo profundo del amor y el dolor dicta el portento que se estrena en tus ojos de amaranto.

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II

La púrpura preciosa desampara (8). Tu voluntad, María, en sacrificio (42). Y con esto lo tienes más propicio (44) La púrpura preciosa desampara la nacarada espuma de tu cuello y hasta la blanca frente asciende un sello de estremecido espanto por tu cara.

Es un temor antiguo el que a tu avara pasión le roba su mejor destello, el que aniquila el rastro de tu bello ademán de ungidora sobre el ara.

Pero ¿qué temes tú, sacerdotisa, flor de Betania, ninfa de Magdala, si con esto lo tienes más propicio?

No quiebres tú los pétalos que irisa el fulgor de tu luz de amor y exhala tu voluntad, María, y sacrificio.

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III

Con invisible fuego a Dios preparas (43). Y por esto entre espíritus divinos (48). Y entre sus estandartes conquistados (55). Aquella que escogió la mejor parte (82).

Pies con alas, los tuyos, que te llevan hasta sus pies con polvo del camino, esos pies señalados por el sino del encendido astro que renuevan.

Ojos con pena, tuyos, que se elevan, embriagados de espíritu divino, hacia los ojos suyos, como un vino en que paz, esperanza y gloria abrevan.

Pies tuyos, suyos, blancos pies que inician el invisible fuego que prepara la conquista del sueño y su estandarte.

Ojos con dulce llanto que propician la plenitud del fuego sobre el ara del amor que escogió la mejor parte.

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IV

Aquella pecadora que solia (1) ser fábula delpueblo de ordinario (2). Canten otros, María, como fuiste (81)

Canten otros, María, cómo fuisteaquella pecadora que solía ser fábula del pueblo, la que un díamereció el desamor que recibiste.

Entonen ellos la salmodia tristeque cinceló tu estampa en la jauría, y pinten tu negrura y la porfiade los siete demonios que escondiste.

Porque yo cantaré tus esplendores, diré la excelsitud de tus amores, anunciaré tus altos avatares,

clamaré por la gloria de tu nombre, publicaré cuanto en el mundo asombre y entonaré el cantar de tus cantares.

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V

Las cintas de zafiro y el cabello (9). Tus lágrimas con Cristo pueden tanto (64), que la menor lo enciende y enamora (65), y a la culpa mayor deja anegada (66). Tú quedas en apóstol transformada (67

Las cintas de zafiro y el cabellomojado por el mar de Galilea, irrumpe, rompe el vaso y perfumea la casa, el mundo en mágico destello.

Pero sólo el rabí repara en ello y su milagro asciende y se recrea en la escondida lumbre que clarea la miel dorada y curva de su cuello.

Sus lágrimas con Cristo pueden tanto, que la menor lo enciende y enamora, y la culpa mayor deja anegada.

Así su voz inicia el nuevo canto desde el pecado antiguo que ahora llora y la deja en apóstol transformada.

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VI

Pregunto por el fin de la esperanmza (15). ¡Oh tú, siempre dichosa pecadora! (61).

A ti, siempre dichosa pecadora, que en tu diurno pecho amamantaste tanto ardor que en sintiendo perturbaste el eje de la luz dominadora.

A ti, que conociste aquella hora de plenitud divina, cuando amaste tan entrañado al cielo que engendraste el sueño del amor que te enamora.

A ti, que con brindarle el dulce fruto, alzaste el sello del mejor tributo y el mensaje feliz que ahora me alcanza.

A ti, serena fuente de agua viva, jardín cercado, garza fugitiva, pregunto por el fin de la esperanza.

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A MARIA MAGDALENA (Glosa a Fray Luis de León)

¿Quién no dirá tu lloro?tu bien trocado amor, oh Magdalena?¿de tu nardo el tesoro,de cuyo olor la ajenacasa, la redondez del mundo es llena ?

(Fray Luis, poema A todos los santos)

¿Quién no dirá tu lloro,en sepulcral ungüento convertido,nimbado por el orode tu cabello ardido,memoria de los siglos que han seguido?

¿Tu ofrenda perdurable,tu bien trocado amor, oh Magdalena,que mereció la amablecaricia nazarenay el alto gozo que tu pecho estrena?

Arcángeles en coroensalzaron con músicas cancionesde tu nardo el tesoroy los frutales donesbrotan allí donde tus manos pones.

Que amor supremo alcanzalos valles del milagro, esa serenacampiña de esperanzade cuyo olor la ajenaplenitud con tu beso se encadena.

¿Quién no dirá aquel llantohasta el confín del mundo, oh Magdalena,si de su lluvia el mantoceleste, la terrenacasa, la redondez del mundo es llena?

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4.- Otros poemas

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CLAMA EL PROFETA

A Mariam

Todavía quedanmuchos palestinos vivos, oh, hijos de Sión.Un tiempo largo desterrándolos,encarcelándolos,torturándolos,asesinándolos,masacrándolosy aún alientan de vida.

Aún quedan muchos palestinos vivosa vuestro lado.¿No los veis?¿No los oís?Pretenden serlos dueños de esta tierra,porque nacieron de los que quedaron luego que las caligas del águila romana hollaran sus mieses, sus olivos,sus tiendas y sus palomares.

¿A qué esperáis, hijos de Sión?¿No oísteis el mandato de Yahvé?Exterminadlos. Que, si no, la furia del Eterno,grande y terrible,se cebará en vosotros.

En vosotros, que sabéis-os lo enseñaron vuestros padres -que los palestinos, mujeres, hombres y niñosno merecen viviren vuestros campos,en vuestras ciudades…¿A qué esperáis para exterminarlos?

Están mancillando vuestra tierra,esa gloriosa tierraque os dio Yahvé en heredad.Yahvé que, aunque no existe,puede aún ofreceros muchos campos,muchas ciudades, a Oriente y a Occidente,y debajo del mar,

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sobre las nubesy más allá del horizonte…Campos que manan leche y miely que son vuestros,porque vosotros los robasteis,dos veces los robasteis,como Yahvé os ordenó,por boca del profeta,bendito sea Yahvé,el Santo de los Santos,aunque no existe.

Mirad y ved,aun queda allí una mujer,junto al pozo, bajo la palmera.Lleva un hijo en su vientre.Podéis matarlos a los dos de un solo tajo.Arrastradla,sacadle las entrañas,sacadle al hijo que esperabay arrojadlo a los cerdos…Porque vosotros no coméis cerdo,pero los cerdos sí comen niños palestinos.

Y allá, en la otra orilla, un hombrecon las manos vacías,porque la siega es vuestra,el grano es vuestroy las espigas y el fruto de la vid y del olivo.Está famélico,muerto en vida,rematadlo de una vez,que no mancillen sus harapos las laderasdel monte sacro de Sión.

Mirad, más allá todavía,ese grupo de niñosque juega a orillas del Jordán,sus breves pies chapoteando en los marjales,entre los mirtos y las balsameras.Para no mancharos las manos,aplastadlos con vuestros carros de combate.No temáis esas piedras que os lanzan,las piedras no hacen dañosi las tira una mano inocente.

Hombres, mujeres y niñosno son hombres, mujeres ni niñossi son palestinos,

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oh, hijos de Sión.Ni su dolor es dolor,ni sus palabras son palabrasni sus quejas son quejasni su llanto es llantoni sus heridas son heridasni su muerte es muerte…Exterminadlos…Borradlos de la faz de la tierra sagrada.Obedeced.Acordaos de la Ley de Moisés,el siervo de Yahvé,de los preceptos y mandatosque os dio el Señor,el Santo de los Santos,aunque no existe,allá en Horeb,por boca del profeta.

Obedeced, exterminadlos,no sea que el infinito trueno de Yahvé,grande y terrible, venga sobre vosotrospara daros a todos y a vuestra tierra toda al anatema.

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AQUEL PAISAJE DEL VERANO

Lentamente,al tiempo que el recuerdo de un viaje al manantial de la razónen la memoria se diluye,lenta y gloriosamentese consolida lo esencial:los tendones viriles, arcos de flecha bajo la áspera piel,olor a tierra y a sudor,un pañuelo de encajes,olor a seno y agua de colonia...Besos, besos... Muchos besos y lágrimas. Las anclas, únicas anclas,fantasmales y huidizas,o quizás sepultadas y anhelando el milagro; huidizas, invisibles,bajo la tierra calcinada,bíblica de maldiciones y apetencia de gloria.

Tierra natal,no soy yo, aunque bien lo quisiera. Tú si eres,y ellos son, los ausentes.Son más que nunca fueron.Son hoy, aquí, y serán siempre. Sequedad y silencio testifican por lágrimas y besoseternamente dados y nunca recibidos.

Escupo sobre el polvodel desconocimiento.En la boca te escupo.Y te canto, te canto, te canto, con la mismamiserable tristeza con que lloran polvorientas encinas y tractores.

¿Quién resucita aquí, si no son ellos? ¿Quién se levanta sin permiso de mi demonio de la guarda?

Cantotu terrible belleza de egregia prostituta en crapuloso mármol consagrada, inmortal de cochambre y brillos apagados

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bajo corteza innumerable,crisálidasde inocentes sonrisasy besos, besos nunca sentenciados, desvanecidas o abortadas lágrimas.

Tierra nutricia, no te reconozco. ¿Me acoges tú? Para fundirme,que sea para fundirmeen el instante, aunque sea venenoso, de la separación petrificada.

Arqueología de mi vida eres. Sólo eso, prehistórico poblacho, bello por pobre,por castigado injustamente, y por amordesesperado y loco.

Tierra, tierra inmortal,mía, mía,¿dónde la fuente de mi sangre? ¿dónde tus naves?Si hay filonestodavía en tu entraña,quiero arrancarlos con los párpados, con la lengua y el cielo de la boca, las yemas de los dedos,los labios y la piel del pechoy el alma que aún me queda de aquel niño,para llevarlos a otra tierra santa.

Page 39: La Cabellera de Berenice

DIOSA DEL SOL

Llegabas por el sueño aquellas tardes estivales. Por el aire llegabas... Aire,viento quieto del sur, mar tenso y perfumado,flor y amenaza sin destino.

Todo el temblor del mundo estaba en otra parte; allí, sólo el silencio, la infinita caída,dimensión del asombro y la inocencia; allí los ríos secos, los lagos inventados por el delirio de la sed, hojas petrificadasbajo el zumbido azul de las libélulas; allí el bostezo de los surcosy la mudez ahogadaen brumas somnolientas,el sudor asumido como un bálsamosobre heridas y llantos animales.

Llegabas por la luz, la rumorosa,anunciadora luz que no rompía ni manchabala transparencia humilde de la siesta, lanza-danza de fuego en los corpúsculos-, amarillo latido clavándose en la estampa, escenario

del vértigo;clavándose en los párpados,cofres para los miedos infantiles, manantialesde la certeza en el engaño,del ansia cegadora y la fingida respuesta;clavándose en la ruedade eternidad translúcida, pozo inmenso del sur-aquellas tardes de la inmensa noria-, pulpa y lamento del verano; clavándose, aquel instante o llama, clavándose en el sueño.

Llegabas

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y era el milagrode tu presencia soberana.Hágase el tiempo, aquí, sobre la página; la luz y el beso,la caricia,aquí, sobre la página;el juego y el encuentro, el testimonio,aquí, sobre la página...Y era el milagro de las aves, multicolores trinos,vibraciones y plumas en las alas;fraternidad del tigre y el cordero,del toro y la serpiente,del silencio del nido y el trueno del galope... Era el milagro de la brisa, de las mecidas hojas,de los brotes,de las húmedas yerbas, de la sombra,espumas y vidrieras, rizadas ondas y guirnaldas; era el milagro del oasis, del paraíso,del no soñado sueño,primavera y poniente,movimiento y color sobre la estampa.

Milagro o nueva creación del mundo,reina del sueño de la vidade la vida del sueño,del juego aquél tan pronto comenzado,del gozo y del dolor,de la llamada y la respuesta...

Milagro germinal cuando llegabas,hija del sol,culminación y tránsito,pilar de aquel jardín y del planeta... Cuando llegabaspara aplacar la sed del hombre aún no nacido, Niño por. siempre en tu regazo...Para entregar la frutay reclamarla sumisión del gozo a tu promesa.

Por el sueño llegabas,rezo y lujuria,aquellas tardes infantiles; rompiendo brumas estivales,

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miedos niños,muros de sed y pensamiento, llegabas soberana;brotabas como un cántico, rubí, desnuda música,en el prado sin fin del libro abierto;con tus pechos henchidos me rozabas los párpados; y era el milagro-nacimientodel águila en mi cumbre-de esta prisión de oro en que respiro.

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Envío esta copia de La cabellera de Berenice en septiembre de 2013