LA BIBLIA - Historia de La Biblia de Casiodoro de Reina

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Historia de la Biblia de Casiodoro de Reina Por Carlos Gilly La Biblia de Casiodoro de Reina (Montemolín hacia 1520 – Francfort 1594) es la primera Biblia completa impresa en lengua española y también la única traducción protestante hoy existente, pues en la mal llamada Biblia de Cipriano de Valera (Amsterdam 1602) el nuevo editor se limitó, como abajo explicamos, a cambiar el orden de los libros y a añadir o quitar notas marginales, con alteraciones cuantitativamente mínimas del texto bíblico fijado por el primer traductor, cuyo nombre viene además ostentosamente silenciado en la portada. Este silencio se explica por la enemistad de más de treinta años que el superortodoxo calvinista Cipriano de Valera sintió con su antiguo maestro en el convento jerónimo de San Isidro del Campo extramuros de Sevilla, por haberse negado Casiodoro a someter su traducción de la Biblia a la censura de los eclesiásticos de Ginebra. Pero partamos de más atrás, pues la historia del protestantismo español está aún por escribir. Casiodoro de Reina (propiamente habría que escribir Reyna, como él mismo firmaba y Valera le nombró) era considerado en Sevilla como el maestro indiscutido de la naciente comunidad evangélica. De todos los frailes de San Isidro del Campo que en 1557 huyeron de Sevilla y se dirigieron a Ginebra, fue Casiodoro de Reina el único que no tuvo que hacer estudios suplementarios de teología bajo Théodore de Bèze en Lausanne y también el único (aparte de Juan de Sosa, un joyero anabaptista de Sevilla, ahogado en Amberes en 1560) a quien los Inquisidores sevillanos en el Auto de Fe de 23 abril 1562 dieron el honorable título de ‘heresiarca’, es decir, maestro de herejes. Según testimonio de los mismos inquisidores Casiodoro había propagado con mucho éxito la doctrina evangélica entre los seglares de Sevilla (interrogatorio de María de Bohorques);

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Historia de la Biblia de Casiodoro de Reina Por Carlos Gilly

La Biblia de Casiodoro de Reina (Montemolín hacia 1520 – Francfort 1594) es la primera Biblia completa impresa en lengua española y también la única traducción protestante hoy existente, pues en la mal llamada Biblia de Cipriano de Valera (Amsterdam 1602) el nuevo editor se limitó, como abajo explicamos, a cambiar el orden de los libros y a añadir o quitar notas marginales, con alteraciones cuantitativamente mínimas del texto bíblico fijado por el primer traductor, cuyo nombre viene además ostentosamente silenciado en la portada. Este silencio se explica por la enemistad de más de treinta años que el superortodoxo calvinista Cipriano de Valera sintió con su antiguo maestro en el convento jerónimo de San Isidro del Campo extramuros de Sevilla, por haberse negado Casiodoro a someter su traducción de la Biblia a la censura de los eclesiásticos de Ginebra. Pero partamos de más atrás, pues la historia del protestantismo español está aún por escribir. Casiodoro de Reina (propiamente habría que escribir Reyna, como él mismo firmaba y Valera le nombró) era considerado en Sevilla como el maestro indiscutido de la naciente comunidad evangélica. De todos los frailes de San Isidro del Campo que en 1557 huyeron de Sevilla y se dirigieron a Ginebra, fue Casiodoro de Reina el único que no tuvo que hacer estudios suplementarios de teología bajo Théodore de Bèze en Lausanne y también el único (aparte de Juan de Sosa, un joyero anabaptista de Sevilla, ahogado en Amberes en 1560) a quien los Inquisidores sevillanos en el Auto de Fe de 23 abril 1562 dieron el honorable título de ‘heresiarca’, es decir, maestro de herejes.

Según testimonio de los mismos inquisidores Casiodoro había propagado con mucho éxito la doctrina evangélica entre los seglares de Sevilla (interrogatorio de María de Bohorques); basándose sobre documentos hoy desaparecidos, el historiador de la Inquisición Juan Antonio Llorente asertó ser debida a ‘un Fray Casiodoro’ la súbita conversión al luteranismo de todos monjes de San Isidro; en su libro ‘Sanctae Inquisitionis Hispanicae artes’, afirma Casiodoro solamente que fueron dos frailes de San Isidro a dar ‘inicio a este negocio’, con el resultado que en pocos meses casi todos los frailes del convento o se habían convertido o al menos simpatizaban con ellos.

Uno de estos iniciantes fue naturalmente el propio Casiodoro, quien por modestia o cautela silencia aquí su nombre, siendo él (y no Antonio del Corro, como sostenía Vermasseren y tendía a creer Gordon Kinder) el verdadero autor de este primer gran libro contra la Inquisición publicado por primera vez en Heidelberg en 1567 bajo el pseudonimo de Reginaldus Gonsalvius Montanus (cfr. el capítulo sobre Reina en mi libro ‘Spanien und der Basler Buchdruck’, Basel/Stuttgart 1985).

Cuando Casiodoro llegó a Ginebra, forjó el plan de traducir la Biblia completa al español. Sobre sus planes debió hablar con Juan Pérez de Pineda, quien acababa a la

sazón de publicar una edición del Nuevo Testamento (Ginebra, Jean Crespin, 1556), basada sobre la traducción de Francisco de Enzinas (Amberes, P. Mierdman, 1543). A estos mismos planes aludió Casiodoro seguramente en uno de sus encuentros con Calvino, quien no dejaría de recordarle, cómo Enzinas le había solicitado cinco años atrás de intervenir personalmente para asegurar el financiamiento final de la espléndida Biblia en español que el humanista protestante burgalés estaba terminando de traducir en Estrasburgo y que a la sazón quería imprimir en Ginebra.

Aunque hijo de un banquero del emperador Carlos Quinto, Enzinas se había quedado corto de dinero, en parte por confiscación de su herencia y en parte por haber gastado una enorme suma tanto en la realización de los seiscientos grabados contratados al artista Franz Oberritter en Estrasburgo como en la fundición de los majestuosos y bellísimos tipos de letra (utilizados posteriormente en la segunda edición en folio real de la ‘Humani corporis fabrica’ de Andreas Vesalius, Basilea, J. Oporino, 1555).

Lo que Calvino no pudo contar a Casiodoro fue que la temprana muerte de Enzinas le había ahorrado al reformador ginebrino la mayor afrenta de su vida: En efecto, de los libros del Antiguo Testamento hasta entonces por él traducidos, Enzinas no publicó más que cuatro (Salmos, Job, Proverbios y Sirach), todos en Estrasburgo pero con el falso pie de imprenta de Lyon, Sebastian Gryphus, 1550. Según las últimas cartas de Enzinas a Calvino, en el verano de 1552 estaba la traducción de los otros libros casi terminada, pero el burgalés no hizo alusión a lo más importante: Su traducción no estaba hecha a partir de los textos originales, sino de la versión latina de Sebastian Castellion, apóstol de la tolerancia religiosa, amigo íntimo de Enzinas y el hombre más odiado por Calvino y los calvinistas. La excelente versión en latín clásico de Castellion que fascinó, además de Enzinas, también al primer adalid español de la difusión de la Biblia en idioma vulgar, el valenciano Fadrique Furió Ceriol, debió gustar tanto a Casiodoro, que éste se decidió, a despecho de Juan Pérez, Valera y otros españoles sumisos a Calvino, a escribir una carta al ‘docto et pio viro Sebastiano Castalioni’.

Sospechoso se hizo Casiodoro a los ultraortodoxos calvinistas de Ginebra por sostener que también a los anabaptistas se les debía considerar como hermanos, por propagar entre los refugiados españoles el libro de Castellion sobre ‘que no se debían quemar los ‘herejes’ y por decir que Miguel Servet había sido quemado injustamente en Ginebra. Sus enemigos reprocharon a Casiodoro que ‘cada vez que él paseaba delante del lugar de la hoguera de Servet se le saltaban las lágrimas’ y cuando se enteraron de que Casiodoro se marchaba a Inglaterra, para fundar una nueva iglesia española no tardaron en ponerle el sobriquete de ‘Moisés de los españoles’, pues logró llevarse consigo a no pocos de sus compatriotas. Llegado a Londres a finales de 1558 Casiodoro organiza allí una Iglesia de lengua española, aceptando como miembros a italianos y neerlandeses caídos en desgracia en sus iglesias respectivas.

En enero de 1560 redacta la ‘Confesión de fe hecha por ciertos fieles españoles, que huyendo de los abusos de la iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición de España hizieron a la Iglesia de los fieles para ser en ella recibidos por hermanos en Christo’. Y desde entonces no deja de trabajar en la traducción de libros sagrados que pensaba llevar a buen término en un tiempo razonable. Pero eso era no contar con las acechanzas provenientes de dos grupos que, aunque totalmente opuestos en sus intereses, se hallaron unánimes en la voluntad de impedir la labor del traductor de la Biblia. De una parte los inquisidores, quienes lograron infiltrar un agente provocador en la naciente iglesia – se trataba nada menos que de Gaspar Zapata, el asistente de Casiodoro en el trabajo de traducción – e hicieron chantaje o promesas a algunos miembros débiles, dispuestos a denunciar al propio pastor ante las autoridades inglesas hasta del crimen nefando.

Y de otra parte los celosos calvinistas de las iglesias francesa y flamenca de Londres, quienes, guiados por su extrema desconfianza y antipatía por Casiodoro, no hacían sino espulgar los textos todavía incompletos, buscar herejías por todas partes y denunciarlas inmediatamente a Ginebra, llegando al extremo de apoyar ciegamente el doble juego montado a todas vistas por el embajador de España en Londres y por agentes de la Santa Inquisición. El resultado de esta doble conjura fue la huida precipitada de Casiodoro a Amberes en enero 1564 y la inmediata dispersión de la iglesia española de Londres. Por fortuna el traductor pudo poner a salvo sus manuscritos, que le fueron enviados semanas después a Amberes por el viejo prior de San Isidro, Francisco de Farias, o por otro ex-fraile de toda su confianza. Fue entonces cuando el Rey Felipe II puso precio a la cabeza de Casiodoro, como se lee en una carta del gobernador de Amberes a la regente de los Países Bajos: ‘Su Majestad ha gastado grandes sumas de dineros por hallar y descubrir al dicho Casiodoro, para poderle detener, si por ventura se encontrase en las calles o en qualquier otro lugar, prometiendo una suma de dinero a quien le descubriese’. Acechado en todas partes por los esbirros de la Inquisición y sospechoso de herejía o de peores cosas aún por sus hermanos de fe, Casiodoro erró durante más de tres años entre Francfort, Heidelberg, el sur de Francia, Basilea y Estrasburgo buscando un lugar donde establecerse como pastor de la iglesia o como simple artesano, y poder dar así término a su traducción. En 1567 y 1568 le encontramos de nuevo ocasionalmente en Basilea, en casa del banquero calvinista Marcos Pérez, quien ya había protegido a Casiodoro en Amberes y quien ahora continuó defendiéndole contra las acusaciones de sus correligionarios, subviniendo finalmente a los costes de impresión de la Biblia. El primer contrato para la edición de 1100 ejemplares de la Biblia fue firmado en el verano de 1567 con el famoso editor Oporino, antiguo amigo de Enzinas e interesadísimo en el libro de Casiodoro sobre las Artes de la Inquisición, cuyo permiso de impresión le fue negado dos veces por el consejo de la ciudad. Por desgracia para Casiodoro, en el mes de julio 1568 y antes de poder dar comienzo a la impresión de la

Biblia, Oporino murió y resultó estar de tal manera arruinado, que no cabía la menor esperanza de recuperar los 400 florines pagados por adelantado del fondo de dineros reunidos en Francfort por los refugiados españoles para la edición de la Biblia. Para colmo de desdichas, los enemigos españoles de Casiodoro, que habían decidido de reimprimir en Paris el Nuevo Testamento de Juan Pérez con todas las notas marginales de la Biblia francesa de Ginebra, comenzaron a exigir para su proyecto una parte de los dineros del mismo fondo. A este conflicto puso inopinadamente fin el embajador español Don Francés de Avila, quien teniendo noticia del proyecto, hizo detener provisoriamente en el verano de 1568 al impresor flamenco (¿Diego López?), mientras que los editores Pedro Martínez de Morentín y a un cierto Viruel pudieron abandonar Paris a tiempo.

Los cuadernos ya impresos de este Nuevo Testamento, así como el ejemplar de 1556 con los añadidos de mano para la nueva edición, cayeron en manos del embajador, que se apresuró a enviárselos al rey Felipe como el más estimado trofeo. Felipe II felicitó al embajador por su ‘diligencia en haber el Testamento Nuevo en español’, ordenándole a la vez de continuar las pesquisas: ‘Y si vos pudiésedes haber a lo menos el original para quemarlo, sería el verdadero remedio, no quedando otro ningún traslado y procurando el castigo del librero’. Menos éxito tuvieron el rey y sus agentes para impedir el proyecto de Basilea, quizá por no estar informados suficientemente sobre el tiempo y lugar, donde Casiodoro estaba imprimiendo su Biblia. Quizá fue el mismo Casiodoro quien indirectamente les había puesto sobre una pista falsa al escribir a Théodore de Bèze en abril 1567 que estaba dispuesto a someter a su control el texto bíblico antes de la impresión, que podría muy bien ser efectuada en la imprenta de Jean Crespín en Ginebra. Naturalmente que Casiodoro con este acto de sumisión no pretendía sino obtener de los ministros ginebrinos el ‘placet’ necesario para lograr el deseado puesto de pastor en una de las iglesias reformadas, no pensando en ningún momento de poner su traducción en manos de sus contradictores y menos de hacerla imprimir en Ginebra. Pero la noticia debió llegar a oídos de algún espía de la Inquisición, el cual se apresuraría a transmitirla a Madrid.

En todo caso ya en el verano de 1568 la Suprema ordenó a los inquisidores de los puertos de la península de estar bien sobre aviso sobre los libros que entran, pues ‘Casiodoro ha impreso en Ginebra la Biblia en lengua española’. La respuesta del Tribunal de Granada no se hizo esperar: ‘Después de muchos controles podemos asegurar a vuestras Excelencias que en este reino [de Granada] no ha entrado ni un solo ejemplar de la Biblia de Casiodoro’. Bien lo podían decir, pues por esa fecha (2 de julio) la Biblia de Casiodoro no sólo no se había comenzado a imprimir, sino que la muerte de Oporino (acaecida cinco días mas tarde) así como el embargo inmediato de sus bienes crearon nuevas dificultades y ocasionaron un ulterior retraso. Fue entonces que intervino de nuevo Marcos Pérez, prestando a Casiodoro a fondo

perdido la suma de 300 florines (equivalente al sueldo de tres años de un profesor de Universidad) que sirvieron para cerrar un nuevo contrato con el impresor Thomas Guarín, quien imprimió finalmente 2600 ejemplares. La impresión tuvo lugar en los talleres del mismo Guarín y no, como se viene de antiguo diciendo, en la minúscula imprenta de Samuel Apiario, de la que entonces no salían sino libros de pequeño formato y texto limitado.

Pero a Casiodoro debió gustar enormemente la simbólica estampa con el oso que Apiario ya no utilizaba como marca tipográfica desde mucho tiempo atrás, y o le compró o le pidió prestado el susodicho clisé para ilustrar la portada de la después llamada Biblia del oso. En todo caso, el mismo Casiodoro confirmó en su dedicatoria autógrafa del ejemplar regalado a la Universidad de Basilea que la impresión había sido efectuada en la tipografía de Guarín (‘typis ab honesto viro Thoma Guarino cive Basiliensi excusam’). Además, en el catálogo o cartel de ventas que Guarín imprimió para la feria de libros de Francfort de 1578 figura la Biblia de Casiodoro: ‘Biblia in Hispanicam linguam traducta’. La impresión, que ocupó durante varios meses una o dos prensas de Guarín, fue terminada probablemente el 24 de junio 1569, día en que Casiodoro notificó a un amigo la entrega inmediata del último cuaderno: ‘postremum folium totius texti biblici tam Veteris quam Novi Testamenti’. Quedaban, sin embargo, por imprimir la ‘Praefatio’ latina al lector sobre la visión de Ezequiel, la ‘Amonestación del interprete al lector’ y la finalmente no publicada dedicación de la Biblia a la reina de Inglaterra. Sobre la oportunidad de esta dedicación Casiodoro se dejó aconsejar por su amigo Johannes Sturm de Estrasburgo, a quien había enviado previamente su prefacio (‘cum mea praefatione’). Según Menéndez y Pelayo (a quien siguieron aquí ciegamente tanto Boehmer como Kinder) la ‘praefatio’ enviada por Casiodoro a Sturm no era sino la ‘Amonestación castellana’, mientras que la ‘Praefatio hispanici sacrorum librorum interpretis … ex prima visione Ezechielis’ habría sido la obra exclusiva de Sturm. Esto es totalmente falso.

Casiodoro no tenía ningún motivo para enviar la ‘Amonestación castellana’ a Sturm, puesto que éste no sabía una palabra de español y, además, el tema tratado en la ‘Praefatio’ latina sobre la visión del profeta Ezequiel y el oficio de los príncipes cristianos Casiodoro lo había tratado ya en el epígrafe del correspondiente capítulo (Ezequiel 28) que estaba ya impreso meses antes de su consulta al maestro de Estrasburgo: ‘y por alusión a los Cherubines que llevaban el carro de la gloria de dios, como al mismo Propheta fue mostrado, pinta y declara la vocación y officio de los reyes del mundo: del qual por haber faltado, le amenaza con muerte ignominiosa’.

La labor de Sturm, pues, se redujo al examen y a algunas correcciones de esta ‘praefatio’ de contenido religioso y político de explosiva actualidad, que no sólo es obra del solo Casiodoro (‘praefatio hispanici interpraetis’), sino también la única pieza de la

Biblia donde éste firmó con las iniciales de su nomber: C.R. Con el nombre completo de Casiodoro de Reina esta ‘Praefatio’ se imprimió separadamente de nuevo en Estrasburgo en 1613. Sobre las fuentes utilizadas por Casiodoro para la traducción de su Biblia nos informa parcialmente él mismo en su ‘Amonestacion al lector’: Además de las fuentes originales hebrea y griega, la versión de Sanctes Pagnini y la doble edición judeo-española de Ferrara 1553. Para las partes griegas del Antiguo Testamento Casiodoro parece haber seguido sobre todo la Biblia latina de Zürich y en parte la de Castellion, de quien tomó no solo el término ‘Jehová’ en lugar del comunmente usado ‘Señor’, sino también el modo de indicación de los textos añadidos de la Vulgata. Ambas Biblias ‘herejes’ vienen naturalmente silenciadas por Casiodoro, así como las versiones castellanas igualmente utilizadas (Enzinas, Juan Pérez y Juan de Valdés), pues todas figuraban ya en el Indice de libros prohibidos de Roma y de España. Y siendo precisamente la divulgación de la Biblia en España su mayor interés, Casiodoro intentó prevenir a la ineludible prohibición inmediata, haciendo pasar su Biblia como obra católica y respetando el orden de los libros bíblicos según la Vulgata, cuyo Canon había sido recientemente confirmado por el concilio de Trento.

Por cuanto toca al modo de utilizar sus predecesores españoles en la obra de traducción de libros bíblicos no me quiero extender mucho aquí, pues ya lo he tratado en mi libro ‘Spanien und der Basler Buchdruck’, pp. 396-400, que actualmente se está traduciendo al español. Solo quiero repetir que, cuando se comenzó la impresión, la traducción de Casiodoro no estaba ni mucho menos terminada, sobre todo la del Nuevo Testamento, y que, a medida que avanzaba el trabajo de las prensas, el intérprete se vio cada vez más apremiado por el tiempo. Las esperanzas que Casiodoro tenía de utilizar todavía la revisión del Nuevo Testamento de Juan Pérez que se imprimía en Paris se vieron frustradas en 1568 por la intervención del embajador español arriba mencionada.

Sólo le quedaban pues la versión de Enzinas y las cartas paulinas traducidas por Valdés, de donde Casiodoro a veces incorporó literalmente frases o expresiones en su propio texto o a veces las indicó solamente al margen como ‘otr[as variantes]’. Al llegar al Apocalipsis, en junio de 1567, la labor del impresor había casi ya alcanzado a la del intérprete y a Casiodoro no quedó otro remedio que servirse a manos llenas del correspondiente texto de Enzinas, contentandose meramente con una rápida revisión.

Dicho sea esto no con menoscabo de la labor de Casiodoro, pues como monumento de alta piedad y erudición o como modelo de precisión y propiedad de la lengua española tanto valen la exquisita y elegante prosa del humanista burgalés como la ligera y brillante del reformador andaluz. Después de la publicación de la Biblia, ‘en septiembre 1569’ como reza la portada y en la que, por razones obvias de cautela para su difusión en tierras católicas, no se mencionaban ni el nombre del traductor ni el lugar de

impresión, los enemigos de Casiodoro no levantaron la guardia. Apenas un año y medio más tarde, el 19 de enero 1571, el Consejo Supremo de la Inquisición se había enterado ya de que ‘la Biblia en romance’ se había impreso en Basilea y ordenó la recogida de todos los ejemplares que se descubrieran. Diez años después, en 1581, el titular del obispado de Basilea, Blarer von Wartensee, denunciaba al cardenal Carlo Borromeo que en Basilea se habían impreso con fecha de 1569 unos 1600 ejemplares de la Biblia en español y que 1400 de ellos acababan de ser enviados de Francfort a Amberes.

En Amberes finalmente se cambiaron las portadas de muchos de estos ejemplares por el frontispicio del célebre Diccionario de Ambrogio Calepino a fin de poderlos mejor difundir en España. Esta estratagema no funcionó siempre, como demuestra el caso un envío descubierto por la Inquisición en 1585, que dio lugar a un nuevo avisó a los tribunales de provincia: ‘Biblias en español, cuviertas de ojas del Calepino, se prohiven’. Otros muchos ejemplares quedaron durante decenios depositados en manos de los miembros de la familia de Casiodoro en Francfort, quienes hicieron ‘refrescar’ periódicamente los ejemplares vendidos actualizando las portadas. Esto explica que existan ejemplares con el falso pié de imprenta ‘Francfort 1602’, Francfort 1603’ o ‘Francfort 1622’. Cipriano de Valera no llevaba del todo razón al escribir en el prólogo de ‘su’ Biblia de 1602 que ‘los dos mil y seyscientos exemplares [de la traslación de Cassiodoro de Reyna] por la misericordia de Dios se han repartido por muchas regiones. De tal manera que hoy casi no se hallan exemplares, si alguno los quiere comprar’. En realidad, lo que Valera con su nueva edición pretendía, no era sólo de suplir a la falta de ejemplares, reimprimiendo la ‘translación’ que su antiguo maestro Casiodoro (‘movido de un pio zelo de adelantar la gloria de Dios y de hazer un señalado servicio a su nación’) [y a pesar de los muchos escollos alzados por los propios correligionarios, cosa que Valera olvida aquí discretamente de mencionar] había llevado a buen término. Su verdadero intento, más o menos consciente, era por el contrario de acabar de una vez por todas con el hecho, vergonzoso en los ojos de algunos estrechos calvinistas españoles, de tener que servirse de una Biblia, que tanto en el orden de los libros como en las anotaciones teológicas marginales, no correspondía exactamente a las Biblias oficiales de Ginebra. Verdad es, que al salir la Biblia de Casiodoro, los pastores de Ginebra la examinaron minuciosamente. Y cierto es también, como se puede leer en el informe oficial de Niccoló Balbani de 10 de agosto 1571, que estos mismos pastores, no obstante ‘la sinistra opinione’ que dicen seguir teniendo de Casiodoro, no encontraron absolutamente nada de reprochar a la edición, sino un insignificante error tipográfico en Génesis 1:27 (‘macho hembra los crió’). También Casiodoro se dio pronto cuenta del ‘gazapo’, haciendo imprimir una pegatina con las palabras ‘y hembra’ que el mismo insertó en la correspondiente linea de un gran número de ejemplares. De las verdaderas ‘herejías’ exegéticas, que Casiodoro introdujo ingeniosamente en los

epígrafes de muchos capítulos de su Biblia, ni se enteraron los pastores de Ginebra ni tampoco Cipriano de Valera, pues los dejó intactos en su revisión. No obstante esta aprobación tácita de la versión de Casiodoro por los pastores de Ginebra (mucho peso no podía tener en realidad, puesto que Balbani declaró abiertamente ‘che io non intendo la lingua’ Valera se puso hacia 1580 en Londres y por propia cuenta a revisar la Biblia de Casiodoro, quien por entonces le era doblemente sospechoso: por sus ‘servetismos’ pasados (la expresión es de Théodore de Bèze) y por su oficio presente de pastor de la iglesia luterana. Pero para evitar la acusación de comportarse como un plagiario, Valera esperó hasta la muerte de Casiodoro, acaecida en Francfort el 15 de marzo 1594, deviniendo ‘saltatumbas literario’ al publicar en Londres en 1596 una ‘propia’ edición del Nuevo Testamento. Esta edición de Valera no parece haber tenido mucha difusión en el continente, pues tres años más tarde, con ocasión de la edición de Elias Hutter del Nuevo Testamento en doze lenguas, Nurenberg 1599-1600, el texto allí impreso no es el de Valera, sino el de la Biblia de Casiodoro. La diferencia no se hubiera en realidad hecho mucho notar, pues la labor de Valera en su edición del Nuevo Testamento no había consistido en mucho más que en quitar o añadir notas marginales, alterar de vez en cuando el texto y pasar absolutamente bajo silencio el nombre del difunto traductor. Un tal silencio, naturalmente, Valera no lo pudo del todo mantener en su edición de la Biblia completa, impresa en Amsterdam en 1602, es por esto que en el largo prefacio al verdadero traductor vienen dedicadas apenas cuatro líneas, no carentes de reticencia, mientras que el nombre del revisor, Cipriano de Valera, figura en grandes letras en medio de la portada. Pero también en esta ‘revisión’, como era de esperar, la labor propia de Valera consistió sobre todo en acomodar el orden de los libros al Canon reformista y en quitar o añadir notas marginales, siguiendo especialmente las notas de las Biblias de Ginebra. Las alteraciones del texto, que Valera presume de haber efectuado ‘algunas vezes’, no significan siempre mejoría, sino a veces más bin empeoramiento, y lo mismo se diga de su escrupulosa eliminación de expresiones como ‘por ventura’, que Valera borra, como él mismo escribe, ‘por saber a gentilidad’. Cierto es que Valera ha señalado por medio de letras cursivas todos los añadidos propios en las notas marginales, pero no dejó ninguna huella de las notas que eliminaba. Por lo que atañe al texto propio de la Biblia (el solo a ser reproducido en las ediciones modernas) las diferencia entre las dos Biblias no puede ser menor. No sería en absoluto sorprendente, si – aparte de detalles de ortografía o de evidentes errores tipográficos – el porcentaje de las ‘alteraciones’ introducidas por Valera en el texto propio de la Biblia no sobrepasara un insignificante 0,5%. Es pues hora de dejar de hablar constantemente de la Biblia de Valera, poniéndola por las nubes, pues la traducción es exclusivamente de Casiodoro de Reina: Es a saber, de un protestante independiente y abierto, quien (de haberse hecho realidad los deseos

de Valera y de sus amigos calvinistas) nunca hubiera podido llevar a buen término una traducción de la Biblia en español, que ni Cipriano de Valera (cuyo estilo es para dormirse de pie) ni ningún otro protestante español de la segunda mitad del siglo XVI hubiera sido capaz de hacer, privando así a los hispanohablantes de ayer y de hoy de un inestimable monumento de la religiosidad y de la lengua españolas. Bastante les han privado ya en los siglos pasados los esbirros de la Santa Inquisición y también en tiempos más modernos los no pocos eruditos del nivel intelectual de un Fray Martín Sarmiento OSB, quien en su Catalogo de libros curiosos no tuvo reparo en escribir: ‘Hay una versión castellana de toda la Biblia, que para maldita la cosa se necesita’.

Carlos Gilly Basilea, 1998

-------------------------------------------------------------------------- ¿Es la Biblia Reina - Valera la Palabra de Dios? Por el Dr. Luis Parada Introducción: La Palabra de Dios que nosotros usamos en español ha sido atacada a través de los siglos desde su misma traducción. La verdad es que Satanás comenzó a poner dudas de la veracidad de la Palabra de Dios, en la mente del hombre, desde el jardín de Edén. El ataque contra las Escrituras no es nada nuevo, el diablo siempre se las arregla para encontrar sus emisarios para tratar de destruirla o por lo menos desacreditarla.

En nuestros días no es nada diferente, nuestra Biblia Reina-Valera Revisión de 1960, ha sido atacada y desacreditada por individuos que pretenden darnos la única y verdadera Palabra de Dios, en sus propias obras de revisión (lo cual ellos llaman restauración), como si Dios se hubiera dormido por los últimos 400 años dejándonos sin Su Palabra.

El propósito de mí artículo no es contestar a todos los ataques de los detractores de nuestra Biblia, los cuales son muchos y variados, más bien mi intención es dar algunas razones por las cuales nosotros seguimos usando lo que Dios está usando para traer un avivamiento en el mundo hispano.

Esto es muy importante porque si no tenemos Palabra de Dios, ¿Entonces qué predicamos? Si la Reina- Valera 1960 no es la Palabra de Dios entonces yo no soy salvo, porque yo fui salvo leyendo y oyendo una Biblia que no es Palabra de Dios y si no es Palabra de Dios entonces no tengo fe. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17

Basaré mi presentación en cuatro áreas, que creo son necesarias al considerar el tema que nos ocupa en esta ocasión. Advierto que toda esta edición del periódico no alcanzaría para cubrir con todo el material disponible que trata con este tema, solamente propongo unas consideraciones.  Las cuatro áreas del por qué creemos tener ya la Palabra de Dios son:

1.         Por una simple fe en que Dios preservaría Su Palabra.2.         Por la base textual de la Biblia Reina Valera. (Textus Receptus)3.         La historia de su traducción.4.         El fruto que está produciendo.

Mí oración es que el Señor nos ayude a estar 100% seguros que tenemos en nuestras manos la bendita Palabra de Dios. 1. Por una simple fe debemos de creer que ya tenemos la Palabra de Dios.Debemos de tener la firme convicción en nuestro corazón de qué la Biblia en verdad es la Palabra de Dios porque sino seremos movidos por cualquiera, que creyéndose sabio nos siembre la duda. No me preocupan tanto los que atacan la Biblia, sino que me preocupan los que son fácilmente engañados.

Creo que nuestros Institutos Bíblicos han sido muy débiles en cuanto la enseñanza de la doctrina de la preservación e inspiración de las Escrituras, en la mayoría de Institutos ni siquiera se enseña la historia de la traducción de la Biblia al español. Somos presa fácil debido a la ignorancia y a la falta de convicción.

Alguien me preguntó si yo estaría dispuesto a usar otra Biblia o revisar la que yo tenía, yo respondí absolutamente que ¡NO! Porque hacerlo significaba que no tenía la Palabra de Dios o que la que usaba estaba manchada y corrupta. Yo estoy plenamente convencido que Dios es y fue capaz de preservar Su Palabra hasta el día de hoy y que no necesitamos a seudo-traductores, revisadores o restauradores (que ni conocen el hebreo, griego y arameo) para tener en nuestras manos la Biblia completa y sin errores y poder llamarla con toda confianza la Palabra Preservada de Dios, me estoy refiriendo a la Biblia Reina- Valera revisión de 1960.

La cuestión es bien sencilla debemos de preguntarnos: ¿Tenemos o no tenemos la Palabra de Dios? Si decimos que la tenemos, no necesitamos otra, si decimos que no la tenemos, entonces Dios fracasó en guardar y preservar Su Palabra. Algunos dicen que si la preservó, pero necesita ser restaurada o sea que la preservó imperfectamente, ¿preservación a medias?, lo cual sería una blasfemia, porque Dios es perfecto y Él todo lo hace bien y completo.

Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la

flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada. 1Pedro 1:23-25

Yo estoy plenamente convencido que ya tenemos la Palabra de Dios en español y no necesitamos andar buscando más. Lo que necesitamos es comenzar a usarla, tenemos que leerla, obedecerla y predicarla. Yo soy tan ingenuo e “ignorante” (como ya me han llamado) que por una simple fe creo, que Dios no nos iba a dejar sin Su Palabra por todos estos años. Dios ama a toda Latinoamérica y nos ha dado Su Palabra en nuestro idioma para que escuchemos la maravillosa historia del Evangelio de Cristo.

¿Se atrevería usted a creer por fe que ya Dios le ha dado Su Palabra? Ya no hay manuscritos originales, tenemos que aceptar lo que Dios ha preservado y guardado; especialmente si usted es como yo, que no conozco los idiomas originales. Ningún “restaurador” puede ya regresar a los originales y compararlos, tenemos que confiar en lo que Dios nos ha dejado, a menos que Dios haya fallado guardando y usando la Biblia Reina-Valera. ¿Acaso era el plan de Dios haber preservado otra Biblia pero la inquisición y satanás le ganaron? !No! Hermanos, crean por fe que ya tenemos la bendita guardada y preservada Palabra de Dios en la Biblia Reina-Valera de 1960 y revisiones anteriores.  2. Por la base textual debemos de creer que ya tenemos la Palabra de Dios.La crítica textual busca, por medio de la indagación de las copias divergentes, cuál forma de texto debería considerarse como la más cercana al original. Se ha determinado que para nosotros los fundamentalistas, la copia textual griega más cercana al original es el Texto Recibido o Textus Receptus.

La Biblia Reina-Valera está basada en la familia de Textos del Nuevo Testamento en griego publicado por Erasmo en el año de 1516, él publicó por lo menos cinco ediciones. Estéfano publicó otras cuatro ediciones en los años de 1546 al 1551. Teodoro Beza también publicó diez ediciones. Esta familia de Textos griegos se conoce con el nombre de Textus Receptus o más bien para nosotros Texto Recibido. Así se le llamó a la edición del Texto griego hecha por los hermanos Elzevir en el año de 1633, quienes escribieron en la presentación de su publicación la frase: “Así que aquí tenéis el texto ahora recibido por todos (Textum ab Ómnibus Receptum) el cual te damos con nada cambiado o corrompido” De aquí viene el término Textus Receptus. Hay que notar que este término aplicado al texto que sostiene a la versión de la Biblia en inglés (KJV publicada originalmente en 1611 y revisada posteriormente varias veces), no apareció sino hasta 22 años después de dicha traducción.

No hay ninguna razón porqué dudar que Casiodoro de Reina no haya usado los textos griegos de Erasmo y Estéfano para su traducción al español en el año de 1569, pues eran los únicos textos griegos que estaban a su disposición en esa época. Las correcciones que Cipriano de Valera hizo a la traducción de Reina fueron pocas, por lo cual si tiene mérito el reconocer a Reina en los trabajos de

revisión de Valera, por eso llamamos a nuestra Biblia la Versión de Reina y Valera.

Todos los traductores españoles de la época usaron el mismo material disponible a los eruditos del día y Dios bendijo sus trabajos de una manera extraordinaria. Nuestra Biblia es una Biblia con base textual digna de toda confianza.

El texto usado para la traducción del Antiguo Testamento es el Texto Hebreo Masorético, el cual es el texto más confiable para el Antiguo Testamento y fue la base para la traducción del Antiguo Testamento de la Biblia Reina-Valera. Podemos estar confiados que tenemos la Palabra de Dios. Suplico a los cristianos que rechacemos todas las nuevas versiones, aunque vengan revestidas con fechas antiguas, sigamos usando la Biblia que Dios esta usando para promulgar Su Palabra y traer un avivamiento al mundo hispano.

 3. La Historia de la traducción de la Biblia Reina-Valera.Desde que Erasmo publicó su Nuevo Testamento en griego en 1516, todos los traductores cristianos comenzaron a usar su texto. En el año de 1543, Francisco de Enzinas hizo la primer traducción del Nuevo Testamento directamente del griego al castellano. Enzinas usó el texto griego de Erasmo fielmente. El Dr. José Flores, en su libro Historia de la Biblia en España, escribe: “Como era natural, Enzinas hizo uso del texto griego preparado por Erasmo en 1516 y lo siguió fielmente.”

Posteriormente el Dr. Juan Pérez de Pineda publicó una traducción del Nuevo Testamento al español en 1556 en Ginebra. Él usó como texto griego los trabajos de Erasmo y también la traducción en español de Enzinas.

En el año de 1569 Casiodoro de Reina terminó su trabajo de traducción completa de la Biblia, él usó los textos masoréticos como base para el Antiguo Testamento. Para el Nuevo Testamento usó el texto griego de Erasmo, los trabajos de Enzinas y la obra del Dr. Pérez de Pineda. Esta Biblia fue conocida como La Biblia del Oso por llevar la estampa de un Oso en la portada, este oso comía de la miel que destilaba de un panal.

Después de la publicación de la Biblia del Oso en 1569, Casiodoro de Reina tuvo que huir del convento de Isidoro del Campo en Sevilla por miedo de ser asesinado por la Inquisición que lo consideraba un hereje. Junto con él huyó su gran amigo Cipriano de Valera, quién después haría una revisión de la Biblia de Reina en el año de 1602. Valera quiso revisar la Biblia y hacerle cambios para mejorarla, pero fueron tan pocos los cambios y tan excelente el trabajo que había hecho Reina, que casi eran iguales, por lo que los cristianos de aquel tiempo la llamaron justamente La Biblia Reina -Valera, dando así crédito a Casiodoro de Reina. Desde entonces la Biblia lleva los dos apellidos, dando crédito a estos dos grandes hombres de Dios que nos dieron la Palabra de Dios en español, negar este hecho histórico es una “necedad”.

Al seguir la historia de la Biblia Reina-Valera encontramos, otra vez, que su línea de origen viene de los textos griegos de la familia de textos conocidos como el Textus Receptus o Texto Recibido. No podemos cambiar ni negar la historia de que la Biblia Reina–Valera esta basada en el texto griego más confiable y esto debería de sernos suficiente para aceptarla como la Palabra de Dios, guardada y preservada por Dios para nosotros los que hablamos español.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17 RV1960

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2Pedro 1:21 RV1960 Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces. Salmo 12:6 RV1960

Hay quienes dicen estar restaurando la Biblia Valera de 1602, cuando en realidad lo que están haciendo es revisar otra vez lo que ya ha sido revisado varias veces desde 1602, por lo menos sabemos que la Biblia Reina Valera ha sido revisada en los años 1602,1862,1909 y 1960, (en lo personal no acepto otras revisiones por no ser revisiones sino actualizaciones, que no se han elaborado por consensos generales sino por editoriales con agendas particulares; tampoco acepto las actualizaciones, pues casi no hay uso de las actualizaciones más nuevas entre Bautistas Bíblicos Fundamentales Independientes, así que éstas no representan un problema para nosotros, su uso es más entre otras denominaciones y asociaciones Bautistas no fundamentalistas), creo si hubiera otra revisión hoy en día, está debería de ser tratada cómo una nueva revisión, especialmente si no tomamos como base el griego, hebreo y arameo.

Si se toma como base la Biblia Reina Valera de 1602, debería llamarse por lo que realmente es: “Una revisión Reina- Valera de 1999 o 2000”, con base en 1602 ignorando las otras tres revisiones.

No podemos llamarla Biblia Valera de 1602 porque no sería honesto, porque si en verdad fuera de 1602, con español de 1602, ninguna persona podría leerla. Seamos honestos y reconozcamos las fechas recientes de las revisiones a las que la Biblia ha sido sometida o está siendo sometida.

Algunos todavía insisten en qué: Porque algunas palabras en español no se traducen con la palabra que a ellos les habría gustado, nuestra Biblia no sirve. Debemos evitar el contender por necedades. No conozco a ningún Bautista Fundamental Independiente (de verdad y no solo de nombre) que crea y sostenga una falsa doctrina por usar la Biblia Reina-Valera de 1960. Algo interesante de notar también es que los “restauradores” de versiones antiguas y promotores de estas mismas tienen predicando en sus púlpitos a pastores que

usan la Biblia Reina-Valera de 1960 para predicar en sus servicios especiales, Conferencias, avivamientos, etc. Propongo esto: Sí los que usan la Biblia RV 1960 están tan mal, y la Biblia de 1960 es una Palabra corrupta y manchada, y los que la usan son liberales, ¿Por qué los invitan a predicar? ¿Será que al hacerlo están realmente reconociendo que no están tan mal? ¿Por qué no dejarnos de orgullos y usamos lo que Dios está usando? Reconozca que la Palabra de Dios que usamos es en verdad la Palabra de Dios. 4. El fruto está produciendo.Estoy defendiendo el uso de la Biblia Reina Valera de 1960, no estoy atacando el uso de la versión de 1909, tengo mis razones por las cuales prefiero no usarla. Hablando con predicadores (de la senda antigua y mayores que su servidor), que usan esta Biblia me dicen que la única razón que usan la Biblia de 1909 es porque cuando ellos fueron salvos y comenzaron sus ministerios sólo había y se usaba esa versión, y que ahora sería muy difícil por causar confusión en sus iglesias el introducir la Biblia Reina Valera Revisión de 1960. Conozco buenos hermanos y grandes iglesias que usan solamente la versión de 1909 pero que no atacan ni desprecian a los que usamos la Biblia RV 1960.

Sin embargo en años recientes Dios ha decidido, por Su divina providencia, traer un avivamiento sin par en el mundo hispano, nunca en la historia de los hispanos hemos visto los frutos que estamos mirando en nuestros días. Reconozco el trabajo de los pioneros del Evangelio Bautista Fundamental que llevaron con valentía el mensaje de Cristo a diferentes lugares, reconozco los grandes ministerios que fueron levantados en el pasado usando la Biblia Reina Valera de 1909, pero es necesario reconocer que Dios escogió traer grandes frutos a través del uso de la Biblia de 1960, es como si Dios hubiera estado esperando darnos esta Biblia para usarla como nunca otra versión de la Biblia había sido usada.

Los que usan la versión de 1909 y aceptan y reconocen la versión de 1960 están siendo usados grandemente por el Señor, los que son soberbios por creerse mejores cristianos y más fundamentales por usar la versión de 1909, no tienen mucho fruto que enseñar, son mentirosos y se jactan de grandes cosas que realmente no están haciendo ni ellos ni Dios a través de ellos. Algunos ya ni siquiera creen que tienen la Palabra de Dios en la versión de 1909 y están buscando más, quieren sacar sus propias biblias, con sus propios arreglos, para satisfacer sus propios egos. ¿Dónde van a parar? Seguirán revisando una y otra vez la Biblia. ¿Cuál es la medida? ¿Quién es la medida?

El Espíritu Santo no se equivoca, Él ha puesto su sello de aprobación en ciertos hombres y ministerios, no creo que sea casualidad que en su mayoría todos los que están siendo extraordinariamente usados, utilizan la Biblia Reina Valera de 1960, y ya dije antes los que no la usan tampoco la atacan, y Dios los bendice. Las iglesias más crecientes, que son agresivas ganando almas, que aman al Señor, y tienen grandes convicciones y estandartes de conducta, son iglesias que usan la Biblia Reina Valera de 1960. Si nuestra Biblia enseñara falsa doctrina produciría mal fruto pero la práctica nos muestra lo contrario. La Biblia Reina

Valera ha sido usada en nuestro mundo hispano por más de 400 años, decir que Dios fracasó en preservar Su Palabra es blasfemia.

Cualquiera que pisotee la Palabra de Dios está bajo el juicio de Dios, aquellos que han tenido la osadía de atacar la Palabra de Dios, deberían de arrepentirse antes de que venga el Señor a tratar y disciplinar su soberbia, antes que reciban el pago de su blasfemia contra Dios, les hago un llamado al arrepentimiento.

Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad. Salmo 33:4 Biblia RV 1960

Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, Sean ellos presos en su soberbia, Y por la maldición y mentira que profieren. Salmo 59:12 Biblia RV 1960Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio. Tito 3:8-11 Biblia RV 1960 Conclusión: Termino en dónde comencé, debemos de aceptar el hecho de tener la Palabra de Dios hoy en día por una simple fe. Dios no podía fallar, tampoco podía preservar Su Palabra en otros idiomas y dejar al pueblo hispano parlante sin Su revelación, es imposible pensar que algunos promuevan la idea que Dios sí ha preservado Su Palabra en ciertas versiones, pero hay que darle una mano porque la perfecta preservación se quedó en 1602.

Dios está trabajando de una manera poderosa con los hispanos; y el diablo, el mentiroso y acusador no está contento. La serpiente antigua quiere quitarnos y sembrar duda en la Palabra de Dios. Desde tiempos antiguos lo viene haciendo, lo más que Satanás quisiera es que nos detuviéramos de hacer lo que estamos haciendo y de alguna manera parar el avivamiento. No hagamos caso a gente que se está prestando como instrumento de iniquidad y confiemos en el Señor y su promesa de guardar y preservar Su Palabra, Dios es fiel, crea en Él. No defienda la Palabra, simplemente úsela no dudando nada, dejemos que Dios sea Dios, Él decidirá a quién y qué bendice, ¡Bendito sea Dios!!Mas la palabra del Señor permanece para siempre. 1 Pedro 1:25 RV 1960

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Casiodoro de Reina y Cipriano de ValeraDos vidas paralelas

Por la fe, el valor y la sabiduría de estos dos hombres, la historia, la literatura y la espiritualidad hispánicas deben la primera Biblia impresa en castellano. A esta realización no la pudo impedir ni el «todopoderoso» rey Felipe II ni la «omnipresente» Inquisición. Y hoy, con medio centenar de versiones en la lengua de Cervantes, esta Biblia sigue siendo la más leída.

Los dos hombres nacieron en el sur de España, en las faldas de Sierra Morena, en tierras pobladas de alcornoques y sueños por la conquista de América, las que en el siglo XVI pertenecían al reino de Sevilla y hoy a Extremadura.

Casiodoro de Reina, nació en Montemolín (Badajoz), allá por el año 1520. Y Cipriano de Valera puede que lo hiciera en un cortijo próximo a Fregenal de la Sierra (también Badajoz), en 1532. Por eso es que hoy, en circunstancias de menor fanatismo y mayor memoria, se los recuerda a los dos tanto en la Gran Enciclopedia de Andalucía como en la Gran Enciclopedia Extremeña. No obstante ellos, como no podía ser de otra manera, siempre escribieron de su condición de sevillanos.

ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLAEn fechas que no han podido determinarse, los dos pasaron por las aulas de la Universidad de Sevilla. Eso fue determinante para el posterior trabajo y ampliación de estudios en Basilea, para Reina, y para la docencia en Cambridge y Oxford, en el caso de Valera. En esos lugares les fueron reconocidos sus méritos universitarios.

FRAILES EN EL MONASTERIO DE SAN ISIDORO DEL CAMPOSobre las ruinas de la antiquísima ciudad romana de Itálica (que ahora celebra su aniversario número 2.2OO), y a tan sólo siete kilómetros de su ciudad natal, estos dos sevillanos volvieron a encontrarse al profesar como frailes jerónimos en el Monasterio de San Isidoro del Campo. Allí, según se cuenta en el libro de Artes de la Inquisición Española, escrito por Raimundo González de Montes (que bien puede ser un seudónimo del propio Casiodoro de Reina), «las horas que llaman de coro y rezo, se habían convertido en explicaciones de la Santa Escritura». Terminaron por abandonarlo en 1557, rumbo a Ginebra.

REFUGIADOS, TRASHUMANTES, LITERATOSComo tantos otros Españoles en busca de libertad, en aquellas lejanas fechas y en otras mucho más próximas, nuestros personajes emprendieron un camino sin retorno al corazón de Europa, dejando huellas de su fe, protesta, sacrificio, valor , amor y trabajo a su paso por Francia, Suiza, Alemania, Bélgica, Holanda e Inglaterra. Se separaron finalmente en Londres, donde Valera permaneció, mucho más sedentario, mientras Reina, el impenitente viajero, justificaba el bien ganado apodo del «Moisés español», aludiendo así a su encabezamiento de los

diferentes «éxodos» de perseguidos protestantes, españoles y extranjeros, desde Sevilla, Ginebra, Londres o Amberes.

Mientras, Felipe II y los inquisidores no repararon en métodos y gasto para calumniarlos, secuestrarlos o, como ocurriera con otros, asesinarlos. Ellos pudieron experimentar la oportuna protección de Dios y de sus hermanos en la fe, aunque esto último no impidió que el tribunal de la Inquisición los quemara «en estatua» el 28 de abril de 1562 en Sevilla, y colocara su obra en los Índices de libros prohibidos.

DESCENDIENTES DE REINA Y VALERALos dos se casaron en Londres y, curiosamente, Ana era el nombre de ambas esposas. Ellas les dieron hijos y sufrieron, junto a toda la familia, privaciones, persecución y polémicas. Casiodoro tuvo a Marcos, Agustino, Margarita, Servas , Juan y otros que no conocemos por nombre. Por su parte Cipriano tuvo a tres : Isaac, Juan y Judith.

Un genealogista de Francfort, Herr George Itzrott, ha conseguido identificar hasta una tataranieta de Reina, nacida el 1671. Y el Rvdo. N. V. Fenn, que en 1900 se presentaba como descendiente de Judith Valera, registró muchos sucesores ingleses. A ellos debemos sumar los que hoy tienen su sangre en Irlanda y España, a través de Eamon de Valera y Juan Valera, político y escritor, respectivamente.

AUTORES, TRADUCTORES Y EDITORESTanto Reina como Valera son más conocidos por su condición de traductores bíblicos que por sus otras obras. Y en las biografías -pocas , pobres y pésimas- de famosos diccionarios, enciclopedias e historias de la Literatura -más sobre Valera que de Reina- se sigue olvidando mucho y acertando poco, como prueban los siguientes gazapos de la Enciclopedia Hispánica, publicada por la Británica en 1990-1991: «Casiodoro de Reina, murió en 1582 . Hizo una traducción de la Vulgata». O «Cipriano de Valera, refugiado en Ginebra, tradujo la Biblia al castellano (1602)».

Gracias a la cuidada y económica edición facsímil que en 1992 hiciera la Sociedad Bíblica de España, hoy podemos disfrutar con mayor acceso el primer texto de Reina, y conocer las pocas modificaciones introducidas por Valera.

Además, Casiodoro nos legó, como obras originales, la ya adelantada sobre la Inquisición, Comentarios en latín a Mateo y Juan (Francfort, 1573), una Declaración o confesión de la fe (Francfort, 1577), un Catechismus (Amberes, 1583) en latín, francés y holandés. También tradujo del latín al francés una historia de la Confesión de Augsburgo (Amberes, 1582) y , en condición de editor, la Bibliotheca Sancta, de F. Sixto Senensi, y Diálogus in epistolam D. Pauli ad Romanos, por Antonio del Corro, ambas en Francfort en 1575 y 1587, respectivamente.

Cipriano pudo ver dos ediciones y una de las traducciones inglesas de su dos tratados: el primero es sobre el Papa y el segundo sobre la Misa (Londres, 1588 y 1598). El Tratado para confirmar los pobres cautivos de Berveria (Londres, 1594) fue su trabajo más original y literario. Además tradujo la Institución de la Religión Cristiana (Londres, 1597) de Calvino y aportó prólogos como editor de varias obras más.

Por su parte, el recién fundado Centro de Estudios de la Reforma, a través de su proyecto Rescate Literario está trabajando en la localización, estudio y publicación de los documentos, impresos ya o inéditos, de los reformadores españoles.

¿DEBEMOS HABLAR DE LA REINA-VALERA-ENZINAS?Casiodoro de Reina, trabajó en equipo, e incorporó en el Nuevo Testamento parte de la traducción de Francisco de Enzinas, la cual era la primera versión del original al castellano, impresa en Amberes (1543) y Ginebra (1556). Este segundo caso fue edición de Juan Pérez de Pineda. De allí Casiodoro, con un pequeño arreglo, aprovechó desde Santiago hasta Apocalipsis.

Reina conservó los resúmenes de los capítulos originales de Pérez, multiplicó el número de las referencias y notas en los márgenes y substituyó las divisiones medievales de los capítulos con letras mayúsculas, adoptando la que conocemos en versículos, tal como había hecho Roberto Estienne (NT griego, 1546). Además mejoro el castellano de Pérez, actualizando la ortografía.

LOS APÓCRIFOS Y LAS NOTASLos dos conservaron los Libros Apócrifos y pusieron Notas en sus respectivas ediciones. Los primeros aparecían, en la de Reina, en la colocación propia anterior a la Reforma, mientras que Valera los ubicó entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Las notas se hallaban encabezando los capítulos y en los dos márgenes exteriores. Cipriano dejó todas las de Casiodoro, añadió otras y puso por primera vez resúmenes delante de cada capítulo del Apocalipsis.

AMOR POR ESPAÑA Y AMÉRICANinguno de los dos renunció a su condición de Españoles y a su inquebrantable vocación a trabajar a favor de España. Aunque ninguno volvería a pisar su tierra natal.

Cipriano de Valera escribió en repetidas veces hablando de su interés por los españoles. Citemos unos de estos casos: «Orad por nuestra España y principalmente por el Rey y por todos aquellos que tienen el gobierno de la república, que Dios les haga gracia de leer y meditar la Sagrada Escritura». Y resumiendo los grandes acontecimientos del año 1492, recuerda «el descubrimiento de las Indias», y dice: «Plujiera a Dios, que los que han allá pasado, hubieran tenido más celo de enseñar y aumentar la santa fe Católica contenida en la Sagrada Escritura, que no de enriquecerse a sí mismo, y para enriquecerse, matar y robar a diestro y a siniestro (como dicen) aquella simple

gente, que tenían animas racionales como nosotros, y por quien Jesucristo era muerto».

Según escribió Valera, «Casiodoro de Reina, movido de un celo de adelantar la gloria de Dios y de hacer un señalado servicio a su nación, en viéndose en tierra de libertad para hablar y tratar de las cosas de Dios, comenzó a darse a la traslación de la Biblia», la que en el Prefacio latino dedicó a «totius Europae» y a la «Hispani Indiue».

Los inquisidores, desde Madrid, y un año antes de su impresión, la calificaron de dañina y empezaron a exigir que se impidiera su circulación. Con todo, enseguida llegó a España y a tierras americanas. Como queda demostrado por la documentación de los Tribunales del Santo Oficio en el Nuevo Mundo, así como por lo que escribió Valera en la «Exhortación» a la segunda edición, donde afirma que había llegado «hasta las Indias Occidentales». SEPARACIÓN Y MUERTEComo ya hemos adelantado, Valera quedó en Londres y Reina siguió viajando por Europa Central. Y parece que después de 1578 no volvieron a verse. Tampoco nos ha llegado ninguna carta, si es que mantuvieron correspondencia.La muerte sorprendió a Casiodoro el 15 de marzo de 1594, rodeado de sus hijos, todavía solteros, y de su esposa. Esta ocurrió cuando ejercía el pastorado en Francfort, lo que antes había hecho en Ginebra, Londres y Amberes.

Mientras, Cipriano parece que todavía estaba vivo en 1606, fecha en que perdemos su pista. Eso sí, ya con más de setenta años y una vida más sosegada y próspera, con su docencia en las Universidades de Cambridge y Oxford y las ocupaciones literarias que ya hemos comentado.

Cipriano de Valera, nunca abandonó el calvinismo que habían profesado desde el principio. Aunque Casiodoro de Reina, en los últimos años, firmó y enseñó las Confesiones luteranas. Pero la más larga e inexplicable separación entre ellos se dio por tres siglos en las portadas de la Biblia, donde repetidos y casi generales descuidos editoriales de ayer, y obras de consulta de hoy, presentan el trabajo de ambos como la «Antigua Biblia de Cipriano de Valera». Y su patria, cuando tres siglos más tarde comenzó a publicarla, mantuvo el error.

TARDÍO E INSUFICIENTE, PERO MERECIDO HOMENAJELos sueños de conquistas en América, conquistas de almas para Cristo, pronto se hicieron realidad. Con la traducción de la Biblia al castellano de Casiodoro de Reina, se presentaba «el otro Cristo español». Y en los últimos años, con el aumento del conocimiento y reconocimiento a la imperecedera obra, se les rinde, aunque tardía e insuficientemente, un merecido homenaje.

En España, «la Biblia del Oso» -tal como se llama a la primera edición- representa a la literatura religiosa en una Colección de Clásicos Castellanos. Y en el IVº Centenario de su muerte, la ciudad de Sevilla, por medio de su Universidad,

organizó una Exposición de Biblias Castellanas y un acto académico y el Ayuntamiento rotuló una calle a su nombre. Y por nuestra parte, hemos escrito una nueva biografía, que aparece en una triple presentación: impresa, en audio y video.

Alemania, país donde Casiodoro viviera tantos años hasta su muerte, lo recordó en una exposición histórica sobre Francfort, mostrando un retrato y el ejemplar dedicado por él al Ayuntamiento. Y Friedemann, cantautor alemán que trabaja como misionero en España, ha grabado dos canciones dedicadas a Reina.

En América, que se adelantó en 1969, dedicando a «la Biblia del Oso» dos sellos o estampillas de correos -uno en Guatemala y otro en Chile- preparó un variado programa con ocasión del lanzamiento de la Reina Valera Revisada de 1995.

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Historia de la Reina-Valera

En 1569, Casiodoro de Reina legó al mundo de habla castellana su insuperable traducción de los textos bíblicos, la cual llegó a ser conocida como la Biblia del Oso. Treinta años después, en 1602, Cipriano de Valera realizó la primera revisión de dicha traducción. Es interesante notar que, con el tiempo, esta revisión llegó a conocerse como la versión de Cipriano de Valera. El revisor había superado al traductor. Con el paso de los siglos la revisión de Cipriano de Valera ha sido a su vez objeto de continuas revisiones, entre las que destacan la de 1909 y la de 1960, realizadas hace ya cien y cincuenta años, respectivamente.

Casiodoro de Reina (1520—1594)

Su versión castellana de la Biblia (1569) fue conocida como La Biblia del Oso, por aparecer un dibujo con este animal en su portada. Se tiraron de esta primera edición 2.600 ejemplares, pero a pesar de los obstáculos que había para su venta, en 1596 ya se había agotado totalmente.

Surgen entonces varias preguntas: ¿Por qué se realizan dichas revisiones? ¿Cuál es la razón que lleva a realizarlas? Tales preguntas tienen una respuesta clara y contundente. La lengua es un ente vivo y en constante proceso de cambio. Lo que ayer pudo ser comunicante, hoy puede ser poco inteligible. Es un hecho innegable que la lengua castellana, que en nuestros países de América

true

Latina ha llegado a conocerse más como idioma español, se ha ido distanciando notablemente del habla peninsular. No han sido pocos los lectores de la versión Reina-Valera que han preguntado si sería posible contar con una revisión de esta versión clásica, sin que tal revisión pierda el carácter singular que supieron imprimirle Reina y Valera. Es decir, que la nueva revisión sea un reflejo del español que más y más va siendo reconocido como «latinoamericano».

Sociedades Bíblicas Unidas, en su deseo de responder a las demandas de los diferentes lectores de la Biblia, ha tomado en serio estas solicitudes y ha hecho una nueva revisión del texto de Reina y Valera, que sin alejarse de la versión clásica pueda leerse y disfrutarse con el mismo placer y la misma devoción que la traducción y revisión de hace más de cuatro siglos. La presente revisión Biblia Reina Valera Contemporánea es el fruto del trabajo del Comité de Revisión y Traducción de Sociedades Bíblicas Unidas.

El Comité de Revisión ha tenido ante sí la traducción de 1569 y la revisión de 1602, y además ha cotejado ambas a la luz del texto griego, sin dejar de pensar un solo momento en el lector latinoamericano de nuestros días. Y aunque la erudición bíblica de nuestros tiempos reconoce la existencia de manuscritos griegos más antiguos, esta revisión reconoce también que tanto Reina como Valera basaron su traducción y revisión, respectivamente, en el texto griego conocido como Textus Receptus. De modo que se han respetado las lecturas de dicho texto, aunque señalando con notas explicativas a pie de página las diferencias más notables entre éste y los manuscritos reconocidos hoy día como de mayor antigüedad.

Al presentar la actual revisión Biblia Reina Valera Contemporánea, Sociedades Bíblicas Unidas confía en responder así a las expectaciones de los lectores de la versión clásica de Reina y Valera, mediante la exposición del mensaje bíblico de siempre, en el lenguaje de los hablantes hispanoamericanos de hoy

«Reina Valera Contemporánea, en el español latinoamericano de hoy».

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1. Biblia REINA-VALERA : su historia, sus ventajas y desventajas Queridos amigos :

La Biblia llamada "Biblia del Oso" fue la que el ex-monje Casiodoro de Reina, convertido al luteranismo, publicó en el 1569, en la ciudad de Bâle, Suiza. Dicha Biblia es la primera que se publicó en castellano, a partir de la Biblia hebreo-aramea, o A.T., y del N.T. griego.

Mi propósito al abrir este tema es rendirle homenaje a esa obra por lo mucho que representa para nuestros amigos protestantes del mundo hispano, y también estudiar, junto a ustedes, su historia, su evolución, pasando por la edición que de

la misma publicó otro protestante, pero calvinista, Cipriano de Valera, en el 1602. Desde entonces, se habla de la Biblia Reina-Valera ...

Dicho estudio nos conducirá a pesar los "pros" y los "contras" de la Reina-Valera, ( que los tiene ), eso es innegable.

Mucho apreciaré que nos traigan aquí toda información interesante (si posible no demasiado larga ), para que podamos entender mejor por qué los protestantes hispanoparlantes siguen apreciando y prefiriendo mayoritariamente esa Biblia a otras que también existen en el mercado

Cuento con ustedes. Mi siempre muy cordial saludo para todos.