KAROL NATHALY DIAZ VIRACACHÁrepository.udistrital.edu.co/bitstream/11349/13141/... · karol...
Transcript of KAROL NATHALY DIAZ VIRACACHÁrepository.udistrital.edu.co/bitstream/11349/13141/... · karol...
1
LA DIETA Y LOS PROBLEMAS DE MALNUTRICIÓN EN COLOMBIA
KAROL NATHALY DIAZ VIRACACHÁ
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DEL MEDIO AMBIENTE Y RECURSOS NATURALES
TECNOLOGÍA EN SANEAMIENTO AMBIENTAL
BOGOTÁ. D. C.
2018
2
LA DIETA Y LOS PROBLEMAS DE MALNUTRICIÓN EN COLOMBIA
KAROL NATHALY DIAZ VIRACACHÁ
Trabajo de grado en modalidad monografía presentado como requisito parcial para
obtener el título de Tecnóloga en Saneamiento Ambiental
DIRECTORA: ANGELA MARÍA WILCHES FLÓREZ
PhD Bioética
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DEL MEDIO AMBIENTE Y RECURSOS NATURALES
TECNOLOGÍA EN SANEAMIENTO AMBIENTAL
BOGOTÁ. D. C.
2018
3
Las ideas emitidas por la autora son de su exclusiva responsabilidad y no expresan
necesariamente opiniones de la Universidad" (Artículo 117, Acuerdo 029 de 1998)".
4
Tabla de contenido
Introducción ............................................................................................................................ 9
1. Planteamiento del problema ............................................................................................. 11
2. Objetivos ........................................................................................................................... 13
3. Marco teórico .................................................................................................................... 14
3.1. ¿Qué es seguridad alimentaria y nutricional? ............................................................. 14
3.2. Bioética y Seguridad Alimentaria y Nutricional ........................................................ 17
4. El problema de la malnutrición en el mundo .................................................................... 21
5. Efectos de la malnutrición ................................................................................................ 24
5.1. Sobre peso y obesidad ................................................................................................ 25
5.2. Desnutrición crónica y aguda ..................................................................................... 27
5.3. Deficiencia de micronutrientes ................................................................................... 28
6. Relación entre las dimensiones de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, y la elección de
dietas adecuadas ................................................................................................................... 32
6.1. Disponibilidad ............................................................................................................ 32
6.2. Acceso ........................................................................................................................ 33
6.3. Utilización biológica .................................................................................................. 34
6.4. Estabilidad .................................................................................................................. 35
6.5. Calidad ........................................................................................................................ 35
6.6. Publicidad y etiquetado .............................................................................................. 36
6.7. Hábitos y costumbres ................................................................................................. 38
7. Adopción de políticas en Colombia para hacer frente a la malnutrición.......................... 39
8. Educación nutricional y diseño de una dieta balanceada ................................................. 42
8.1. Estrategias para promover una alimentación balanceada .......................................... 42
8.2. Componentes de una dieta balanceada ....................................................................... 45
5
9. Discusión y conclusiones.................................................................................................. 48
10. Bibliografía ..................................................................................................................... 51
Índice de tablas
Tabla 1. Grupo de alimentos prioritarios de Colombia ........................................................ 44
6
Resumen
La malnutrición es una condición fisiológica anormal derivada de la ingesta excesiva de
macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) o, del consumo reducido de
micronutrientes como vitaminas y minerales (Benjumea, Estrada y Álvarez, 2006). Esta
situación está en contra de lo que se denomina Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN),
la cual hace referencia al consumo eficiente de alimentos adecuados en aspectos como
calidad y cantidad para satisfacer las necesidades metabólicas y permitir una vida sana
(Duarte y Vargas, 2015). Lo anterior indica que la dieta tiene una gran influencia en el
desarrollo de enfermedades como la desnutrición, el sobrepeso y obesidad, además de
trastornos asociados con la baja absorción de vitaminas y minerales como la anemia (Duarte
y Vargas, 2015).
Los indicadores de seguridad alimentaria utilizados por la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización de Naciones Unidas
(ONU), el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la Encuesta Nacional de
Situación Nutricional (ENSIN), entre otros organismos, demuestran que, a partir del año
2000, los países en vía de desarrollo sin ser Colombia la excepción, experimentaron una
reducción acelerada en la subnutrición mientras que los índices de hipernutrición fueron
incrementando poco a poco, afectando principalmente a personas en condición de pobreza y
vulnerabilidad. Por tal razón, a la hora de garantizar una alimentación adecuada en la
población, es fundamental asegurar el acceso permanente y estable a una dieta balanceada,
que permita llevar una vida saludable. Adicionalmente, es importante educar para generar
conciencia social a la hora de exigir y ejercer el derecho a la alimentación.
Palabras clave: SAN, malnutrición, dieta, Colombia
7
Abstract
The malnourishment is a condition derived from excessive intake of macronutrients or,
the reduced consumption of macronutrients such as vitamins and minerals (Benjumea,
Estrada and Álvarez, 2006). This situation is against what is called Food and Nutritional
Security (SAN in Spanish) which relates to the efficient supply of proper foods in terms of
quality and quantity, enough to satisfy the metabolic needs and allow a healthy life (Duarte
and Vargas, 2015). As stated previously, the diet has a great influence over the development
of illnesses such as malnourishment, overweight and obesity, besides of disorders associated
with low vitamin and mineral absorption such as anemia (Duarte and Vargas, 2015)
The food security indicators used by the Food and Agriculture Organization of the United
Nations (FAO), the United Nations (UN), the Colombian Family Welfare Institution (ICBF),
the National Survey of Nutritional Situation (ENSIN), and other organisms, proving that,
from the start of the year 2000, the developing nations including Colombia, have
experimented an accelerated reduction regarding to the undernourishment meanwhile the
hypernutrition rates have been slightly increasing, mainly affecting people under poverty and
vulnerability conditions. Hence, when guaranteeing a proper feeding within the population,
it is fundamental to ensure the access to a balanced diet, meeting the standards of quality and
quantity which would allow lead a healthy life. Therefore, it is essential educate in order to
create social awareness when choosing and exercising the right to food.
Key words: SAN, malnourishment, diet, Colombia
8
Nomenclatura
ALADI: Asociación Latinoamericana de Integración
CELAC: Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
CEPAL: Comisión económica para América Latina y el Caribe
CISAN: Sistema de Evaluación y Seguimiento de la Seguridad Alimentaria y Nutricional
CMA: Cumbre Mundial sobre Alimentación
CONPES: Consejo Nacional de Política Económica y Social
DNP: Departamento Nacional de Planeación
DUDH: Declaración Universal de Derechos Humanos
ENSIN: Encuesta Nacional de Situación Nutricional
FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
FIDA: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
ODM: Objetivos de Desarrollo del Milenio
ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible
ONU: Organización de Naciones Unidas
OPS: Organización Panamericana de la Salud
OSAN: Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional
PMA: Programa Mundial de Alimentos
PNSAN: Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
SAN: Seguridad Alimentaria y Nutricional
UNICEF: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
9
Introducción
La lucha contra el hambre y cualquier forma de malnutrición se hizo más estricta con la
llegada del nuevo siglo; en “septiembre de 2000, 189 países firmaron los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM), destinados a combatir la pobreza en sus numerosas
dimensiones para 2015, entre ellas la reducción del hambre,” (Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia - UNICEF, 2008 párrafo 1). Tras dos años de haberse vencido el plazo y con
la amarga sorpresa de que muchos países aún no habían alcanzado a reducir la prevalencia
de la desnutrición (mide el porcentaje de personas que padecen hambre en relación con la
población actual), las Naciones Unidas se comprometieron nuevamente, y de forma más
ambiciosa, a erradicar toda forma de malnutrición para el año 2030; este nuevo compromiso
internacional fue suscrito por más de 190 países y está enmarcado dentro de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS).
La segunda de las 17 metas contempladas en los ODS se relaciona con la eliminación
efectiva de la subnutrición, hipernutrición y deficiencia de micronutrientes, es decir, que
nadie en el mundo padezca alguna de estas condiciones para el año 2030. Colombia en el año
2008 dio paso al Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (PNSAN) con el fin
de hacer seguimiento al estado de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) en el país y
buscar alternativas a los problemas consecuentes a esta. Desde entonces, y con los ojos
situados primero en los ODM y luego en los ODS, el Estado colombiano ha tomado medidas
encaminadas a evitar que la población muera de hambre, presente complicaciones por la baja
ingesta de micronutrientes o desarrolle enfermedades crónicas no trasmisibles como diabetes,
ocasionadas por el sobreconsumo de alimentos procesados, hipercalóricos y escasos en
nutrientes.
10
Los factores que llevan a los pobres a comprar alimentos procesados en su desespero por
saciar el hambre cotidiana con un aporte nutricional mínimo y un aporte energético
importante (incluso más de lo recomendado en una dieta base de 2000 kilocalorías por día);
la necesidad de regular la publicidad de alimentos para que el consumidor no sea engañado
o manipulado; la relación entre la pobreza, la dieta y la malnutrición; entre otros; son
determinantes a la hora de establecer medidas de contención que den cumplimiento a lo
pactado en los ODS, reconociendo y mejorando las necesidades de fondo de cada grupo
específico, relacionadas a su vez no solo con el control sobre lo que se come (educación
alimentaria y nutricional), sino con mejorar el acceso a servicios de agua potable y
saneamiento básico, y ampliar el esquema de salud.
Erradicar la malnutrición en el mundo no es una tarea fácil, pero deben reunirse esfuerzos
para conseguirlo ya que esto constituye una violación a la dignidad de las personas. La
inclusión, en todas sus formas, es clave en esta lucha y sobre todo promover el amor por la
vida propia y ajena. Como dato adicional, la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO, 2015), citando parcialmente el documento titulado El
estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (FAO, Fondo Internacional de Desarrollo
Agrícola – FIDA y Programa Mundial de Alimentos – PMA, 2015), afirma que:
La erradicación del hambre en el mundo de forma sostenible para el año 2030 requerirá una
cantidad próxima a los 267 000 millones de dólares estadounidenses anuales por término
medio para inversiones en zonas rurales y urbanas y en protección social, de tal manera que
los pobres puedan acceder a la alimentación y mejorar sus medios de vida. Lo anterior
equivale a 160 dólares estadounidenses anuales para cada persona en situación de pobreza
extrema a lo largo de todo el período de 15 años: 2015 – 2030 (p 8).
11
1. Planteamiento del problema
La malnutrición, definida como un estado fisiológico anormal ocasionado por el consumo
desequilibrado de alimentos (FAO, FIDA y PMA, 2015), involucra la desnutrición,
hipernutrición y carencia de micronutrientes, mejor conocida como hambre oculta. Es una
situación que afecta a las personas a lo largo del ciclo de vida ya que, si no son corregidas a
tiempo, seguirán empeorándose con cada etapa de la existencia, agravando el estado de salud,
promoviendo otras enfermedades y causando incluso la muerte (FAO, FIDA, Organización
Mundial de la Salud - OMS, PMA y UNICEF, 2017).
Con anterioridad, se estimaba que la desnutrición era propia de países subdesarrollados a
la vez que la obesidad era específica de las grandes potencias, sin embargo, actualmente en
muchos países del mundo incluyendo Colombia, los dos extremos de la malnutrición
(desnutrición y sobrepeso) conviven simultáneamente no solo dentro de las mismas zonas
geográficas, sino dentro de las mismas familias. Para hacer frente a estas problemáticas, la
ONU y la FAO, en compañía de otros organismos nacionales e internacionales, han
desarrollado diversos programas, proyectos, planes e intervenciones para dar solución y
erradicar todas las formas de la malnutrición a más tardar para el año 2030. No obstante, se
ha logrado controlar y disminuir la prevalencia de la subalimentación, pero la lucha contra el
sobre peso y la obesidad sigue sin arrojar resultados alentadores (FAO, Organización
Panamericana de la Salud - OPS y OMS, 2016).
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, se hace necesario establecer la relación
que existe entre la dieta y la manifestación de dichas complicaciones alimentarias; de esta
forma, es posible identificar las áreas y campos que componen la SAN donde se deben
12
proyectar los mayores esfuerzos de forma prioritaria a fin de aliviar estos males que aquejan
a la humanidad.
13
2. Objetivos
2.1. Objetivo general.
Establecer la relación entre la dieta y los problemas de malnutrición en Colombia mediante
la revisión del estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el país.
2.2. Objetivos específicos.
Reflexionar sobre la necesidad de promulgar el derecho a la alimentación y la nutrición.
Revisar el estado de la seguridad alimentaria y nutricional en Colombia y el mundo.
Relacionar las enfermedades derivadas de dietas insalubres (desnutrición, sobrepeso,
obesidad, enfermedades crónicas no transmisibles y anemia) con el estado de la seguridad
alimentaria y nutricional en Colombia.
Identificar los factores que influencian la elección de la dieta y determinar las
características de una dieta balanceada.
14
3. Marco teórico
3.1. ¿Qué es Seguridad Alimentaria y Nutricional?
El concepto de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN), pasó por una serie de
modificaciones a lo largo de los años que precisaron, ampliaron y detallaron las dimensiones
que abarca, haciendo de su aplicación y seguimiento una tarea más sencilla para los
gobiernos. La Cumbre Mundial sobre Alimentación (CMA) celebrada en 1974 acuñó por
primera vez el término, destacando la producción y disponibilidad nacional e internacional
de alimentos, así como la estabilidad de sus precios (FAO, OPS y OMS, 2016). Las décadas
ochenta y noventa aportaron a la definición variables como el acceso físico y económico, y
las preferencias culturales, respectivamente (República de Colombia, Consejo Nacional de
Política Económica y Social - CONPES y Departamento Nacional de Planeación – DNP,
2008).
Años más tarde, en la CMA del 2006, se realizó una nueva aproximación al concepto de
seguridad alimentaria, quedando definido así:
Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico
y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades
alimentarias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana
(Ministerio de Salud y Protección Social y FAO. 2012a. p. 19).
Sin embargo, fue en la CMA del 2009 donde dicho concepto se ratificó, incorporando la
importancia del acceso social al alimento, y posteriormente, mediante la gestión del Comité
Mundial de Seguridad Alimentaria, se reconoció la dimensión nutricional como parte integral
de la definición, quedando de la siguiente manera:
15
Existe seguridad alimentaria y nutricional cuando todas las personas tienen, de manera
regular, permanente y sin restricciones, acceso físico, social y económico a alimentos inocuos
y nutritivos, cuyo consumo es suficiente en términos de cantidad y calidad para satisfacer sus
necesidades y preferencias alimentarias, y se sustenta en un marco de saneamiento, servicios
sanitarios y cuidados adecuados que les permiten llevar una vida activa y sana (Ministerio
de Salud y Protección Social y FAO. 2012a. p. 19).
La SAN comprende cuatro dimensiones que constituyen los ejes centrales de su concepto
(disponibilidad, acceso, estabilidad y utilización biológica); estas deben monitorearse y
ajustarse según las necesidades de la población, y los gobiernos tienen la obligación de
garantizar el correcto funcionamiento de las mismas. La Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y la
FAO, en el documento del 2016 titulado Seguridad alimentaria, nutrición y erradicación del
hambre. CELAC 2025. Elementos para el debate y la cooperación regionales, conciben las
variables de la SAN de la siguiente manera:
La disponibilidad de alimentos, de producción nacional o importados, en cantidad y calidad
suficientes; el acceso a los alimentos adecuados y nutritivos, gracias a que las personas
cuentan con recursos físicos y económicos para adquirirlos; la utilización biológica por la
que se logra un estado de bienestar nutricional —es decir que se cubren las necesidades
fisiológicas—, lo que involucra el acceso al agua potable, la sanidad y la atención médica; y,
finalmente, la estabilidad, dimensión transversal a las anteriores que subraya el hecho de que
en todo momento se debe contar con alimentos apropiados, sin correr el riesgo de que alguna
dimensión pueda verse afectada debido a situaciones de crisis (p 14) .
Por otro lado, y a diferencia de la SAN, la Inseguridad Alimentaria hace referencia a la
“dificultad de acceder a una canasta básica de alimentos que incluya los requerimientos
16
mínimos (cantidad, calidad e inocuidad), necesarios para alcanzar el crecimiento y desarrollo
normal y llevar una vida saludable” (República de Colombia, Consejo Nacional de Política
Económica y Social - CONPES y Departamento Nacional de Planeación - DNP, 2008).
“Puede ser causada por la baja o nula disponibilidad de alimentos, poder adquisitivo
insuficiente por parte de individuos, sociedades o naciones, distribución inapropiada de los
recursos o el uso inadecuado de los alimentos” (FAO, FIDA y PMA, 2015). Por su parte, la
FAO (2011) afirma que existen tres tipos de inseguridad alimentaria:
Inseguridad alimentaria crónica: Se presenta a largo plazo o de forma persistente.
Ocurre cuando las personas no tienen capacidad para para satisfacer sus necesidades
alimentarias mínimas durante una época prolongada como resultado de largos
períodos de pobreza, falta de activos e imposibilidad de acceso a recursos productivos
o financieros.
Inseguridad alimentaria transitoria: Se presenta a corto plazo y es de carácter
temporal. Ocurre cuando hay una caída repentina en la capacidad de producir o
acceder a suficientes alimentos para mantener un buen estado nutricional y es el
resultado de choques y fluctuaciones a corto plazo que afectan la producción, los
precios de los alimentos o los ingresos del hogar.
Inseguridad alimentaria estacional: Representa un punto intermedio entre la
inseguridad alimentaria crónica y la transitoria ya que puede ser predicha y sigue una
secuencia de eventos conocida como la primera, pero tiene una duración limitada
como la segunda. Ocurre cuando se da un patrón cíclico de falta de disponibilidad y
17
acceso a los alimentos y está relacionada con las oscilaciones climáticas por
temporada, los patrones de las cosechas, las oportunidades laborales (demanda
laboral) y/o las incidencias de enfermedades.
Adicionalmente, Benjumea et al. (2006) manifiesta lo siguiente respecto a la malnutrición:
El término malnutrición se ha utilizado en la mayoría de los casos como expresión de la
desnutrición de los individuos; sin embargo, la dualidad epidemiológica nutricional evidente
en nuestros países, exige incluir en él tanto el déficit como el exceso de peso y la obesidad
(p. 3).
3.2. Bioética y Seguridad Alimentaria y Nutricional
La estrecha relación que existe entre el derecho a la vida y la necesidad de acceder a una
alimentación adecuada, llevó a que en 1948 las Naciones Unidas, a través del artículo 25 de
la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), reconocieran que “Toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación” (Atena, 2016 p. 6).
Por consiguiente, la ONU ha establecido desde sus inicios el “acceso a una alimentación
adecuada como un derecho individual, pero de responsabilidad social y colectiva” (República
de Colombia, CONPES y DNP, 2008). Tal como lo menciona McClain-Nhlapo (citado en
FAO, 2006a), “en la actualidad, más de 40 países han consagrado el derecho a la alimentación
en su constitución”; dentro de ellos figura Colombia que establece en el artículo 44 de la
Constitución Política de 1991 el derecho a la alimentación equilibrada como un derecho
fundamental de los niños:
18
Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la
alimentación equilibrada […] La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de
asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno
de sus derechos. Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás (p. 21
– 22).
La condición de Derecho Humano Universal adjudicada a la SAN, le confiere atributos
jurídicos de gran valor a la hora de hacer efectivas sus exigencias; sin embargo, algunas de
ellas merecen ser analizadas con mayor detenimiento ya que no denotan una problemática
inmediata o amenaza concreta como la mayoría, por lo cual pueden ser descuidadas e incluso
obviadas. El aporte de la bioética para efectuar dichos análisis y demás reflexiones en torno
al derecho a la alimentación, cobra mayor relevancia, especialmente cuando se tratan factores
de carácter moral como la obligación de cada sujeto a brindar asistencia alimentaria al
prójimo cuando dispone de los medios suficientes para hacerlo o la responsabilidad
empresarial que debe impulsar a las compañías a no emplear determinados ingredientes en
la fabricación o procesamiento de alimentos que conduzcan a intensificar el problema de la
malnutrición.
Por lo tanto, la bioética al ser una “disciplina filosófica que versa sobre las implicaciones
éticas en los fenómenos relacionados con el sustento, desarrollo y cuidado del ser humano”
(Atena, 2016), es la herramienta idónea para orientar y abordar aspectos propios de la SAN
como las implicaciones sociales e individuales que trae consigo la inseguridad alimentaria.
Algunos autores señalan que es redundante declarar el derecho a comer y justifican esta
posición alegando que es algo tan básico y fundamental para la vida que sería como declarar
el derecho a respirar (Araujo, 2001). Esta postura es apropiada, pero otorgarle el calificativo
19
de derecho hace que sea más sencillo garantizar y exigir su aplicación sin que los gobiernos
entren en debates económicos o sociales para justificar su reducida acción al respecto. No
obstante, da la impresión de que esta medida se queda corta cuando se revisan los últimos
informes de seguimiento a los ODS elaborados por la FAO, ONU y la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), entre otros organismos internacionales, donde se
evidencia que aún existe un importante número de personas en condición de inseguridad
alimentaria y no solo gracias a factores relacionados con la malnutrición por déficit, sino
también malnutrición por exceso y la deficiencia de micronutrientes.
En ese orden de ideas, es preciso establecer “la diferencia que existe entre el derecho a
estar protegidos contra el hambre y el derecho a tener una alimentación adecuada. El primero
de estos es un derecho fundamental lo cual significa que el Estado tiene la obligación de
asegurar, por lo menos, que las personas no mueran de hambre” (República de Colombia,
CONPES y DNP, 2008). Entre tanto, el segundo al no ser un derecho fundamental, puede
abordarse de forma más abierta mediante programas de integración social y educación
nutricional. Ahora bien, si no se asegura el acceso a una canasta básica de alimentos cuya
composición garantice una dieta sana y balanceada según las recomendaciones de los
expertos, pueden atraerse problemas igual de penosos y costosos a la subnutrición como la
obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a la misma.
Conviene destacar en este punto que el derecho a la alimentación “se entiende violado
cuando una nación, aun teniendo la capacidad, no garantiza la satisfacción de, al menos, el
nivel mínimo esencial necesario contra el hambre” (Fernández, Molina. s.f. p. 63) y, en
consecuencia, está violando los Derechos Humanos dado que el hambre y la malnutrición en
general atentan contra la dignidad humana y la vida misma, al tiempo que se convierten en
20
un obstáculo para el progreso social y económico de los países. “La realización del derecho
humano a una alimentación adecuada requiere de la implementación de un sistema de
garantías democráticamente anclado y económicamente sostenible, resultado del
compromiso del Estado con la erradicación permanente del hambre” (Atena, 2016).
En síntesis, la mirada objetiva y completa que ofrece la bioética para abordar los
problemas relacionados con la SAN (inseguridad alimentaria, hipernutrición, subnutrición y
hambre oculta), permite reconocer fallas o debilidades que no se están tomando en cuenta a
la hora de aplicar medidas para luchar contra el hambre y la malnutrición en el mundo. No
basta con ofrecer alimentos, sino que es necesario garantizar que las personas los utilicen
adecuadamente y dispongan de los recursos para acceder a ellos.
21
4. El problema de la malnutrición en el mundo
En la actualidad, coexisten los dos extremos de la malnutrición (obesidad y desnutrición)
en las mismas regiones del mundo, países, ciudades e incluso al interior de las familias. Ya
sea el exceso de macronutrientes o la deficiencia de micronutrientes, ambas situaciones
conducen a desmejorar el estado de salud de las personas y con eso, disminuye la capacidad
productiva de las naciones (Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012a).
La CEPAL, FAO y ALADI (2016a) refieren que “el ingreso económico condiciona la
capacidad de compra de alimentos y el acceso a servicios de salud”. Por tal razón, países en
vía de desarrollo han logrado ganar la lucha contra el hambre, pero no contra el sobrepeso y
sus enfermedades asociadas. La doble carga de la malnutrición es un problema creciente que
cada día causa más preocupación y se convierte en una piedra en el zapato a la hora de
cumplir lo planteado en los ODS.
Según Fonseca et al. (2013), “el exceso de peso hasta el año 2000 estuvo casi
exclusivamente asociado a la riqueza”, de hecho, “todos los indicadores antropométricos de
desnutrición son más altos en zonas rurales mientras que el sobrepeso tiene mayor
prevalencia en los sectores urbanos” (CEPAL, FAO y ALADI, 2016b), lo que guarda una
cercana relación con la capacidad adquisitiva de alimentos y la oferta de los mismos.
Sin embargo, esto no explica la doble carga de la malnutrición al interior de los hogares
la cual es producto de la necesidad por sostener los niveles de energía entre su consumo y
gasto para evitar la subnutrición. Lo anterior lleva a la adquisición de alimentos económicos
(generalmente procesados), que suplan dichos requerimientos energéticos, pero con bajo o
22
nulo aporte de micronutrientes, desarrollando no solo sobrepeso sino enfermedades como la
anemia.
En Colombia, las causas de la inseguridad alimentaria están bien señaladas en las
Encuestas Nacionales de la Situación Nutricional (ENSIN), realizadas en los años 2005, 2010
y 2015, que ponen de manifiesto las dificultades económicas de las familias para acceder a
los alimentos, lo cual se agrava con fallas en el consumo, principalmente en aspectos de
calidad más que de cantidad de alimentos (Gobierno de Colombia. De Cero a Siempre. s.f.).
Según la ENSIN (2005), el consumo promedio de frutas y verduras durante ese año fue
de 45,75 gr/día, que comparados con lo recomendado por la FAO y la ONU (400 gr/día), es
significativamente inferior (Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2013); estos
resultados se reflejaron en las prevalencias de sobrepeso y obesidad que marcaron las
tendencias de morbilidad y mortalidad en el país asociadas a enfermedades crónicas no
transmisibles como diabetes, hipertensión y diferentes tipos de cáncer. Por su parte, en la
ENSIN (2010), se encontró que el 17,5% de la población entre los 5 y los 17 años presentaron
exceso de peso, de ellos el 13,4% estuvieron clasificados en sobrepeso y el 4,1% en obesidad
(Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012b).
Por otra parte, según el documento del ICBF y la FAO del año 2015 titulado Guías
Alimentarias Basadas en Alimentos para la población colombiana mayor de dos años, al
contrastar los resultados de la ENSIN de los años 2005 y 2010 se evidencia que el grupo de
población entre los 5 a 17 años ha experimentado un descenso en la malnutrición por déficit,
pero no en el exceso de peso. De manera paralela, se evidencia un incremento con la edad en
el consumo de alimentos fuente de grasas y carbohidratos como son los productos de paquete,
las bebidas azucaradas y las comidas rápidas. Cabe resaltar que, con el paso de los años, se
23
ha detectado que los extremos de la malnutrición están cada vez más asociados a la
desigualdad y pobreza.
De esta forma, países como Colombia que todavía siguen luchando para alimentar a gran
parte de su población, ahora tienen que hacer frente a los costos del tratamiento de la obesidad
y las enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la misma. A medida que los
países en desarrollo avanzan, necesitan educar a su población sobre el consumo de alimentos
apropiados a fin de evitar lo que podría ser una abrumadora carga económica y social en los
próximos 15 o 20 años (ICBF y FAO, 2015).
24
5. Efectos de la malnutrición
La malnutrición, definida como un estado fisiológico anormal ocasionado por un consumo
desequilibrado de alimentos (FAO, FIDA y PMA, 2015), involucra la desnutrición,
hipernutrición y carencia de micronutrientes, mejor conocida como hambre oculta. Es una
situación que afecta a las personas a lo largo del ciclo de vida, especialmente si se trata de
sobrepeso u obesidad, ya que, si no son corregidas a tiempo, seguirán empeorándose con
cada etapa de la existencia, agravando el estado de salud, promoviendo otras enfermedades
y llevando incluso a la muerte (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2017).
Teniendo en cuenta las implicaciones de la malnutrición, en el año 2015, tras culminar el
plazo máximo de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, 193 países
firmaron un nuevo compromiso con 17 metas más ambiciosas y radicales: los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, 2030. La meta 2.2 relacionada con la erradicación del hambre plantea:
De aquí a 2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar
en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la
emaciación de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las
adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes, y las personas de edad (FAO y OPS,
2017).
Aunque los problemas de malnutrición por exceso no son mencionados directamente en
la meta, se entiende que forman una parte integral de esta y que no pueden ser olvidados dado
que se están convirtiendo en un fenómeno creciente de salud pública alrededor del mundo.
25
5.1. Sobrepeso y obesidad
La sobrealimentación, descrita como el consumo excesivo de macronutrientes o la ingesta
dietética continuamente superior a las necesidades de energía alimentaria (FAO, FIDA y
PMA, 2015), da origen a los problemas de sobrepeso y obesidad. García y Cajina (2016)
sostienen que incluso “el consumo de 100 kcal por encima de las requeridas por día llevaría
a ganar 3 kg por año, o 15 kg en un período de cinco años”. Estas afecciones metabólicas
tienen lugar cuando se evidencia un peso corporal superior al que se considera saludable para
la estatura y son el resultado de una acumulación gradual de energía disponible en forma de
grasa. Se establece que una persona tiene sobrepeso cuando su Índice de Masa Corporal
(IMC) se encuentra entre 25 y 30, pero si supera este valor, se habla de obesidad (García y
Cajina, 2016). En Colombia, la ley 1355 de 2009 establece en su primer artículo:
Declárase la obesidad como una enfermedad crónica de Salud Pública, la cual es causa directa
de enfermedades cardiacas, circulatorias, colesterol alto, estrés, depresión, hipertensión,
cáncer, diabetes, artritis, colon, entre otras, todos ellos aumentando considerablemente la tasa
de mortalidad de los colombianos (Congreso de la República, 2009).
Los desequilibrios energéticos que dan lugar a estos desórdenes alimenticios “se derivan
de los cambios en la disponibilidad, accesibilidad y comercialización de alimentos altamente
procesados con un elevado contenido de ácidos grasos saturados, trans, azúcares y sal, a
menudo combinados con una disminución de la actividad física producto de estilos de vida
sedentarios” (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2017). El problema de la obesidad y el
sobrepeso no solo afecta a la población adulta, sino que cada día hay más evidencias de niños
y adolescentes en esta situación (CEPAL, FAO y ALADI, 2016b); de hecho, cifras de la FAO,
FIDA, OMS, PMA y UNICEF (2017), señalan que “en todo el mundo, 41 millones de niños
26
menores de cinco años (aproximadamente un 6%) tenían sobrepeso en 2016”. Por otra parte,
Mora y Gómez (2017a) manifiestan lo siguiente:
En el mundo, 223 millones de niños y adolescentes tienen algún grado de sobrepeso u
obesidad, de los cuales, 43 millones se encuentran en edad preescolar, mientras que 92
millones están en riesgo de padecer alguna de las dos condiciones. En lo que refiere a
Colombia, el 17,1% de los niños y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad, y la población
infantil (5 – 9 años) que sufre de obesidad aumentó 4,6 % entre 2005 y 2010 al pasar de
14,3% a 18.9 en el periodo referido (p. 1, 2).
Tal como señalan los diferentes informes sobre la situación de la SAN encabezados por
la FAO, numerosos países, incluyendo los de ingresos bajos y medianos, registran crecientes
tasas de sobrepeso y obesidad y, en consecuencia, una prevalencia cada vez mayor de
enfermedades no transmisibles como la diabetes (CEPAL, FAO y ALADI, 2016b). “Los
niños son los más vulnerables y sensibles a estas enfermedades debido a que en el periodo
de crecimiento las exigencias nutricionales son mayores” (Gobierno de España, Ministerio
de Sanidad, Política social e Igualdad y Agencia española de seguridad alimentaria y
nutrición, 2011), y al estar expuestos a dietas desbalanceadas, su metabolismo entra en crisis.
Al respecto, Cusi (2017) afirma que “las papilas gustativas de los jóvenes se crían con comida
chatarra y golosinas azucaradas, hábitos que siguen a los niños hasta la edad adulta”. Dewey
(2017), también sostiene que “las tasas de obesidad adulta no disminuyen, en gran parte,
porque es extremadamente difícil perder peso y no bajarán hasta que los niños tengan tasas
más bajas de obesidad, y gradualmente crezcan y reemplacen a los adultos que son obesos”.
Por lo tanto, el mayor paso para combatir la obesidad y prevenirla en la edad adulta, es cuidar
lo que ingieren los niños y los hábitos que tienen alrededor del ritual de alimentación: horario
27
de comidas, tipo de comidas, preparación de alimentos, gustos e inclinaciones por
determinados productos, etc.
5.2. Desnutrición crónica y aguda
Ahora bien, “la subalimentación se define como un nivel de ingesta de alimentos
insuficiente para satisfacer las necesidades de energía alimentaria y tiene una duración de al
menos un año” (FAO, FIDA y PMA, 2015). Siguiendo ese orden de ideas, la desnutrición es
entonces “una condición patológica inespecífica que puede ser reversible o no, ocasionada
por la carencia de múltiples nutrientes” (República de Colombia, CONPES y DNP, 2008).
Al contrario de su contraparte anteriormente descrita, se deriva de un consumo insuficiente
de energía y/o el gasto excesivo de esta, afectando principalmente a niños en todas las etapas
de crecimiento. Esta insuficiencia puede ser producto de “una gran variedad de factores, no
solo la carencia de proteínas y calorías, sino también a la falta de higiene, enfermedades o
acceso a servicios de saneamiento básico” (FAO, FIDA y PMA, 2015).
La desnutrición es aguda cuando existe bajo peso para la estatura, resultante de una
pérdida de peso asociada a un periodo reciente de bajo consumo de energía calórica y/o
enfermedad; dos años después de haber firmado los ODS, “la desnutrición infantil aguda
continúa siendo una amenaza para la vida de casi 52 millones de niños en todo el mundo”
(FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2017). Por su parte, la desnutrición crónica se concibe
como la baja estatura para la edad, siendo el reflejo de episodios pasados prolongados de
desnutrición; el último informe sobre la situación de la SAN en el mundo mantiene que “los
28
niveles de desnutrición crónica siguen siendo inaceptablemente elevados en algunas regiones
del mundo” (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2017).
5.3. Deficiencia de micronutrientes
La deficiencia de micronutrientes o hambre oculta, recibe su nombre debido “a la forma
silenciosa y casi imperceptible en que avanza y causa efectos graves en la salud, tales como
retraso en el crecimiento, retraso en el desarrollo cognitivo, baja capacidad de aprendizaje,
infecciones recurrentes, malformaciones, deficiencias visuales, entre otras, según el nutriente
que se trate” (Ministerio de Salud y Protección Social, 2015). Esta manifestación de la
inseguridad alimentaria afecta a todos los sectores de la sociedad (obesos y desnutridos)
mientras no se tenga control y cuidado con los alimentos que se ingieren. Lo anterior quiere
decir que “todos los que padecen de hambre sufren de inseguridad alimentaria, pero no todos
los afectados por la inseguridad alimentaria sufren de hambre pues existen otras causas de
inseguridad alimentaria, incluidas la ingesta insuficiente de micronutrientes” (FAO, 2011).
Para hacer frente a la deficiencia de micronutrientes, el Estado colombiano ha
implementado acciones de alto impacto, como la fortificación, es decir, la adición de
micronutrientes a los alimentos procesados, estrategia que en muchos casos puede conducir
a mejoras relativamente rápidas en el estado nutricional de la población. Actualmente en
Colombia, se añade yodo a la sal y se adiciona vitamina A en la harina de trigo como algunas
medidas de salud para combatir las deficiencias de Hierro, Flúor, Ácido Fólico, Yodo,
Vitamina B y Calcio. (Ministerio de Salud y Protección Social, 2015; Ministerio de Salud y
Protección Social y FAO, 2012a).
29
El hambre oculta causa mayor preocupación cuando se presenta en niños, mujeres en edad
fértil y gestantes, ya que tiene una fuerte incidencia en el desarrollo físico y mental de los
menores; de esta manera, el consumo deficiente de vitaminas y minerales “aumenta el riesgo
de enfermedad, mortalidad y discapacidad tempranas” (Ministerio de Salud y Protección
Social, 2015). Se estima que entre el 80 y 90 % del desarrollo cerebral tiene lugar en los
primeros 1000 días de vida (contados desde la gestación hasta los dos años); si estas carencias
no se suplen a tiempo, el desarrollo de las capacidades motoras, cognitivas y
socioemocionales de los niños en el corto y el largo plazo podría verse seriamente
comprometido con secuelas incluso de por vida (Gobierno de Colombia. De Cero a Siempre.
s.f.; Secretaría Distrital de Salud de Bogotá. SISVAN. s.f.).
La vitamina A preformada o retinol, es una vitamina liposoluble que se encuentra
únicamente en productos animales. Su deficiencia puede ser primaria cuando niños y adultos
no consumen una cantidad adecua de alimentos fuente, o secundaria si se asocia a la
inadecuada absorción crónica de los lípidos, la producción de bilis deteriorada o la exposición
crónica a los oxidantes. Su deficiencia provoca trastornos visuales y aumenta los riesgos de
morbilidad por infecciones prevalentes de la infancia como el sarampión, la diarrea y las
infecciones respiratorias agudas. (Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012a).
Por su parte, el zinc tiene funciones reconocidas en el crecimiento, la fertilidad, el sistema
inmunológico, el gusto, el olfato y la cicatrización de heridas. Su carencia es consecuencia
de la ingesta insuficiente, biodisponibilidad inadecuada y diferentes cuadros clínicos,
causando así entre otros, enanismo y e hipogonadismo (Ministerio de Salud y Protección
Social, 2015).
30
En cuanto al hierro, cuando se reduce su consumo los eritrocitos producidos pierden
tamaño provocando que la hemoglobina contenida en cada uno de ellos sea menor que la
normal; esta condición da origen a trastornos como la anemia, reconocida por afectar el
desarrollo psicomotor de los niños, limitando su capacidad de aprendizaje e incrementando
el riesgo de enfermedad y muerte (FAO, OPS y OMS, 2016). Su contraparte es la anemia
megaloblástica o macrocítica la cual es producto de deficiencias de vitamina B, donde los
glóbulos rojos son más grandes de lo normal, y es mayor la proporción del tamaño del núcleo
con respecto al citoplasma de la célula. Esto puede llevar a malformaciones del tubo neural
y de la espina bífida cuando se presenta en la etapa gestacional.
Finalmente, el calcio es el mineral más abundante en el organismo y participa en la
mayoría de los procesos metabólicos ya que da firmeza y resistencia a huesos y dientes,
regula la contracción muscular, la coagulación de la sangre y la permeabilidad de la
membrana celular e interfiere en la activación de las reacciones enzimáticas. Sus
requerimientos varían de acuerdo con la edad y el estado fisiológico de los individuos, siendo
crucial en las etapas tempranas de crecimiento (Ministerio de Salud y Protección Social,
2015).
La Encuesta Nacional de Seguridad Alimentaria ENSIN, 2010 revela que para ese año:
En Colombia, la anemia en niños de 6 a 59 meses afectó al 27,5%, sin embargo, el grupo de
6 a 11 meses fue el más afectado con una cifra que ascendó casi al 60%, prevalencia tres
veces mayor comparada con la del grupo de 1 a 4 años (18%). Respecto a la deficiencia de
hierro, 1 de cada 4 niños de 1 año, presentó esta carencia y las prevalencias disminuyeron
para los niños de 3 y 4 años, donde cerca del 6% presentó ferropenia. Finalmente, el 27,6%
31
de la población entre los 12 y los 23 meses y una cuarta parte de los niños de 1 a 4 años de
edad presentaron deficiencia de vitamina A.
De acuerdo con lo señalado anteriormente, las medidas de fortificación son la mejor
opción para revertir y prevenir la deficiencia de micronutrientes causada por una inadecuada
alimentación, especialmente en poblaciones altamente sensibles como niños y mujeres
embarazadas.
32
6. Relación entre las dimensiones de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, y la
elección de dietas adecuadas
La SAN se ve determinada por cuatro dimensiones principales (disponibilidad, acceso,
utilización biológica y estabilidad) que recogen cada una de las variables que la influencian
y hacen posible su seguimiento y control. Adicional a estas, se consideran otras variables
como la calidad e inocuidad, la publicidad y etiquetado, y los hábitos o costumbres de los
consumidores las cuales hacen posible evaluar otros factores que interactúan con la SAN e
interfieren con el ejercicio adecuado y responsable del derecho a la alimentación. Las
dimensiones mencionadas con anterioridad, serán detalladas a continuación, revelando más
detalles sobre cada una de ellas.
6.1. Disponibilidad
La disponibilidad es la cantidad de alimentos con que se cuenta a nivel nacional, local y
familiar y está relacionada con el suministro suficiente de estos frente a los requerimientos
de la población; depende fundamentalmente de la producción, las importaciones y
exportaciones, el almacenamiento, la ayuda alimentaria y las pérdidas (Ministerio de Salud
y Protección Social y FAO, 2012a). Esta importante condición para la SAN ha ido en aumento
en las últimas décadas, incluso con pasos tan agigantados que “en el mundo la producción
agrícola ha crecido más rápido que la población” (CEPAL, FAO y ALADI, 2016b).
Con el aumento de la disponibilidad alimentaria, la dieta se diversifica ya que hay flujo
de alimentos desde zonas con excedentes hasta zonas con déficit lo que se traduce en el
33
abastecimiento continuo de alimentos al interior del país (FAO, FIDA y PMA, 2015). De
esta forma, hay mayores probabilidades de que se consuman todos los alimentos que
componen una dieta saludable.
6.2. Acceso
El acceso a los alimentos es la posibilidad de todas las personas para alcanzar una
alimentación adecuada y sostenible. Se refiere al acceso físico, social y económico a
suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer las necesidades alimenticias que
puede obtener o comprar una familia, comunidad o país. Sus determinantes básicos son el
nivel y distribución de ingresos, la condición de vulnerabilidad, las condiciones socio-
geográficas, y los precios de los alimentos (República de Colombia, CONPES y DNP, 2008).
El alza de los precios además de afectar el acceso a los alimentos, deteriora la calidad de
la dieta y supone un obstáculo más para las comunidades a la hora de cubrir otras necesidades
básicas como salud y educación (Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012a). Los
hogares más pobres se ven primordialmente afectados por esta condición debido a que
“gastan una mayor proporción de sus ingresos en la adquisición de alimentos, mientras que
las familias en mejor situación socioeconómica pueden reducir sus gastos en otros ámbitos
para mantener estable su dieta (CEPAL, FAO y ALADI, 2016a).
Para hacer frente a esta situación, se debe estimular el crecimiento económico inclusivo
que mejore los ingresos de los hogares a partir de salarios más elevados o la generación de
empleo, contribuyendo de esta manera a la formación de un círculo virtuoso que fomente el
34
consumo de una dieta adecuada y a su vez lleve a mejorar la productividad económica y
social de las familias y naciones (FAO, FIDA y PMA, 2015).
6.3. Utilización biológica
La utilización o aprovechamiento biológico se entiende como la forma en la que el cuerpo
humano aprovecha, es decir, absorbe e integra en el organismo los nutrientes presentes en los
alimentos que consume. Sus principales determinantes son: el medio ambiente, el estado de
salud de las personas, los entornos y estilos de vida, la situación nutricional de la población,
la disponibilidad, la calidad y el acceso a los servicios de salud, agua potable, saneamiento
básico y fuentes de energía, para lograr un estado de bienestar nutricional en el que se
satisfagan todas las necesidades fisiológicas (FAO y OPS, 2017; FAO, OPS y OMS, 2016;
Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012a).
6.4. Estabilidad
La estabilidad es la última dimensión de la SAN en la cual se busca garantizar a la
población el acceso permanente y continuo de alimentos apropiados aún en situación de
crisis. Debido a que comprende los demás componentes de la SAN, se ve influenciada por
los factores que determinan a las anteriores, especialmente en lo referente al desperdicio de
alimentos que alcanza valores preocupantes; cifras del 2016 denuncian que en “América
Latina se pierde un 34% de los alimentos destinados al consumo humano y esta cifra alcanza
los 223 kilogramos de alimentos anuales por persona, cantidad que podría alimentar a 300
millones de personas en el mundo” (FAO, 2011).
35
Otro factor que tiene gran incidencia en la estabilidad de la SAN es el cambio climático
que impacta la disponibilidad al reducir los rendimientos esperados de los cultivos, los
niveles de producción, la calidad de los alimentos y el acceso a recursos hídricos (FAO y
OPS, 2017; FAO, OPS y OMS, 2016). América Latina es uno de los mayores productores de
alimentos a nivel mundial, pero esta condición se ve ensombrecida por la cantidad de
pérdidas a lo largo de la cadena agroalimentaria que en resumidas cuentas suponen un gasto
innecesario de recursos naturales; al reducir estas cifras, se estimula la sostenibilidad
ambiental y se logra cubrir el déficit de alimentos de más personas en el mundo. No es
moralmente correcto que en una región del mundo se desperdicien tantos alimentos porque
no logran venderse o consumirse a tiempo y en otras, la escasez le arrebate la vida a miles de
niños.
6.5. Calidad
La calidad e inocuidad hace referencia al “conjunto de características de los alimentos que
garantiza su aptitud para el consumo humano, lo que exige el cumplimiento de una serie de
condiciones y medidas necesarias desde la cadena agroalimentaria hasta el consumo y
aprovechamiento de los alimentos, asegurando que una vez ingeridos no representen riesgo
(biológico, físico o químico) alguno para la salud” (Ministerio de Salud y Protección Social
y FAO, 2012a). “Sus determinantes básicos son: la normatividad (elaboración, promoción,
aplicación, seguimiento); la inspección, vigilancia y control; los riesgos biológicos, físicos y
químicos, y la manipulación, conservación y preparación de los alimentos” (República de
Colombia, CONPES y DNP, 2008).
36
Los alimentos procesados tienen la característica de que han pasado por una
transformación industrial en la cual se incrementa la vida óptima del alimento gracias al uso
de aditivos, empaques y demás medios de protección, facilitando no solo su manipulación y
transporte, sino su disponibilidad, acceso y consumo prácticamente en cualquier momento y
lugar (Duarte y Vargas, 2015). En adición, el procesamiento de alimentos disminuye las
probabilidades de riesgo a la salud ya que cumplen con parámetros de calidad muy
específicos y exigentes. Un ejemplo de ello es la percepción social de los alimentos notificada
en Oseguera Parra (2004) donde descubrió que “los productos percibidos como seguros
suelen ser almacenables”.
6.6. Publicidad y etiquetado
La información ofrecida al consumidor por medio de programas publicitarios o en las
etiquetas de cada producto, influirá en sus elecciones futuras. Es normal escuchar en la radio
y televisión o ver por las redes sociales la aparición de productos milagrosos para combatir
enfermedades o en su defecto, deliciosa comida chatarra aparentemente inofensiva. “La
información nutricional con frecuencia está siendo manipulada por supuestos expertos que
recomiendan comer o beber determinados productos sin riesgo alguno para la salud” (Araujo,
2001). Con el fin proteger a la población contra el engaño y peor aún, contra alimentos
perjudiciales para la salud, la ley 1355 de 2009 en su artículo 12 decreta lo siguiente:
Artículo 12. Publicidad y mercadeo de alimentos y bebidas en medios de comunicación.
El Ministerio de la Protección Social a través del Invima creará una sala especializada,
dirigida a regular, vigilar y controlar la publicidad de los alimentos y bebidas, con criterios
de agilidad y eficiencia operativa en su funcionamiento, buscando la protección de la salud
37
en los usuarios y en especial de la primera infancia y la adolescencia, teniendo en cuenta lo
establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con respecto a la
comercialización de alimentos en población infantil (p. 3).
Sin embargo, el problema no sólo radica en otorgar propiedades inexistentes o sin
corroborar a los alimentos, suplementos y complementos dietarios, sino que la tendencia
actual también apunta a omitir o disfrazar la información nutricional para que las personas
accedan a todos estos sin detenerse a pensarlo dos veces.
Lastimosamente los niños son los más afectados al verse atraídos por colores, texturas,
formas y hasta obsequios que los llevan a inclinarse por productos que además de llamativos,
se promocionan como saludables cuando en realidad su perfil nutricional es inadecuado al
presentar altos contenidos de azúcar, sodio o grasas (Mora y Gómez, 2017b). Cuando los
menores se acostumbran a elecciones poco nutritivas a la hora de alimentarse, en la adultez
estarán más expuestos a la manipulación mediática y por consiguiente a múltiples formas de
malnutrición.
La mejor forma de hacerle frente a la creciente ola de publicidad engañosa que promueve
a tomar decisiones desacertadas a la hora de comprar comida, es ajustando la legislación para
que sea más clara y menos laxa e implementando programas que incentiven una nueva cultura
de revisión cuidadosa de la etiqueta. En Ecuador, se lazó un famoso proyecto para facilitar
la elección saludable de comestibles que consiste en diferenciar por colores el alto (rojo),
mediano (amarillo) o bajo (verde) contenido en grasas, azúcar y sodio de los productos en
sus respectivas etiquetas; este proceso es conocido como semaforización (Hinojoza y Pérez,
2017). Esta estrategia podría implementarse inicialmente en comestibles para niños con el
38
fin de generar conciencia sobre lo que se están llevando a la boca y así convertirlo en un
posible hábito saludable para la vida adulta.
6.7. Hábitos y costumbres
El consumo de alimentos está relacionado con la elección de los mismos, teniendo en
cuenta creencias, actitudes, prácticas y posturas de cada individuo. “Sus determinantes son:
la cultura, no solamente con relación a creencias y hábitos alimentarios, sino también con los
imaginarios en torno al alimento; los patrones alimentarios; la educación alimentarita y
nutricional; la información comercial y nutricional; el nivel educativo; la publicidad; y el
tamaño y la composición de la familia (Ministerio de Salud y Protección Social y FAO,
2012a). “Los patrones de alimentación aprendidos en casa de pequeños, tienen gran influencia
en la adultez” (García y Cajina, 2016) guiando la fascinación por unos alimentos y la
repulsión por otros.
Contreras (2002) citado en Duarte y Vargas (2015), indica que la tendencia actual en
cuanto a la alimentación de las nuevas generaciones apunta a lo siguiente:
Con el paso de los años, la alimentación se ha vuelto cada vez menos saludable, siendo la
alimentación moderna la menos natural debido al excesivo consumo de alimentos procesados,
dejando de dar importancia al consumo de alimentos naturales. Las diferentes costumbres de
alimentación de hoy en día donde se tiene menos tiempo o disposición para estar en la cocina,
hacen que las personas prefieran la comida rápida o de fácil preparación”.
39
7. Adopción de políticas en Colombia para hacer frente a la malnutrición
Respondiendo ante la necesidad de cumplir las metas planteadas tanto en la Cumbre
Mundial sobre Alimentación de 1996 como en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000)
donde se trazó la exigencia de reducir a la mitad el número de personas subalimentadas y en
situación de pobreza para el año 2015, el gobierno de Colombia implementó por medio del
documento social CONPES 113 la “Política Nacional de Seguridad Alimentaria y
Nutricional (PNSAN), diseñada para abordar las problemáticas de la SAN mediante acciones
multisectoriales en salud, agricultura y educación, a través de programas productivos para
hogares rurales y programas asistenciales para grupos vulnerables en zonas urbanas”
(Espinoza y Ruiz, 2008; República de Colombia y Gobierno Nacional, 2012). De igual forma,
se creó el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OSAN) como parte de la
estrategia de seguimiento y evaluación de la PSAN y la Comisión Intersectorial de Seguridad
Alimentaria y Nutricional (CISAN) como máxima autoridad rectora de la SAN en el país
(Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012a). Las instituciones mencionadas con
anterioridad siguen fortaleciéndose y funcionando con normalidad, reuniendo esfuerzos para
ahora alcanzar las metas de los ODS que buscan erradicar por completo cualquier forma de
malnutrición a más tardar para el 2030.
Teniendo en cuenta los nuevos retos que supone esta ambiciosa meta, es urgente
identificar los fracasos y falencias que atravesó el país en el cumplimiento de los ODM y
demás compromisos internacionales relacionados. Ortiz Moncada, et al. (2006) plantean que
“la inestabilidad económica que limita el suministro y adquisición de alimentos, el bajo nivel
de producción y las condiciones ambientales, son los factores determinantes del problema
alimentario en Colombia”. Por consiguiente, es preciso que el Estado desarrolle estrategias
40
que conduzcan a resolver todas las problemáticas que interfieren con el derecho a la
alimentación, especialmente de aquellos que exhiben un mayor grado de vulnerabilidad y
exposición a amenazas concretas: madres cabeza de familia, mujeres embarazadas o
lactantes, niños, adultos mayores, desplazados y víctimas de catástrofes naturales, entre otros.
No es de extrañar que aún se deban hacer importantes avances para garantizar la SAN en
todo el país cuando se descuida la agricultura familiar o a pequeña escala que constituye el
sustento primordial para numerosas familias y asegura la oferta de productos alimenticios
naturales y diversos fundamentalmente en áreas rurales y periferias urbanas (Ministerio de
Salud y Protección Social y ONU, 2015; Moreno, et al., 2016; FAO, 2016b). En ese sentido,
“el Gobierno de Colombia ejecutó en el año 2016 un programa valorado en 292.000 millones
de USD para prestar apoyo a 50.000 familias de agricultores familiares” (FAO, 2016b). A
pesar de ello, los constantes cambios climáticos que afectan la disponibilidad y calidad de
los recursos naturales claves para el desarrollo de diferentes actividades humanas, han
retrasado y dificultado las decisiones de las familias beneficiarias en cuanto al tipo de
alimento a sembrar o las precauciones que deben tener para cuidar determinado cultivo
(FAO, 2016a).
Como ya se ha mencionado, es crucial reconocer los sectores de la población que se
encuentran en mayor grado de vulnerabilidad, riesgo o privación con el fin de brindarles
asistencia humanitaria de forma prioritaria para que puedan alcanzar su correcto desarrollo
físico y social a través del ejercicio del derecho a la alimentación. La CEPAL, FAO y ALADI
(2016) reconocen que “existe una relación directa entre la nutrición y la incidencia de la
extrema pobreza: los países con mayores niveles de desnutrición también presentan mayores
niveles de pobreza”; entonces, al romper ese círculo vicioso donde el hambre lleva a la
41
pobreza y viceversa, se alcanza el desarrollo económico y social al tiempo que aumentan los
niveles productivos y disminuyen las tasas de desempleo. La dificultad que supone para el
Estado subsidiar a todas las personas, ha provocado que, como mínimo, este proporcione los
medios económicos para la supervivencia de personas crónicamente incapacitadas para
trabajar o aquellos que están temporalmente afectados por un desastre natural o recesión
económica (Fernández, Molina s.f.).
42
8. Educación nutricional y diseño de una dieta balanceada
La FAO (2013) citada en FAO, OMS y OPS (2016), expresa que no hay una forma precisa
para definir el concepto de dieta saludable y que los criterios de elaboración de las mismas
dependen de los factores sociales y culturales de la comunidad a la cual va dirigida, pero sí
existe consenso en que debe contar con una combinación balanceada de macronutrientes
como carbohidratos, proteínas y grasas, y micronutrientes esenciales, como vitaminas y
minerales. En ese sentido, la alimentación balanceada se concibe como una necesidad
primordial que forma parte importante del derecho a la alimentación ya que garantiza la
satisfacción de necesidades energéticas y nutricionales esenciales para llevar una vida
saludable y activa. A su vez, Victoria (2003) citada por García y Cajina (2016), la define la
alimentación balanceada así:
“La Alimentación Balanceada, conocida como alimentación completa o saludable, es aquella
que contiene un alimento de cada grupo alimenticio y es ingerido en porciones adecuadas
de acuerdo al peso, talla, sexo. Los grupos alimenticios están clasificados en 5 categorías:
carbohidratos, proteínas, lácteos, frutas y vegetales y, por último, grasas y azúcares”.
8.1. Estrategias para promover una alimentación balanceada
Dentro de las estrategias más utilizadas para promover una alimentación balanceada
figuran el diseño de guías alimentarias e “incorporación de programas de educación
nutricional dentro del currículo escolar” (CEPAL, FAO y ALADI, 2016a). En la primera de
estas estrategias se contempla además la entrega de refrigerios, almuerzos o desayunos
escolares que estén bien balanceados, es decir, guarden las proporciones adecuadas de macro
y micronutrientes.
43
La importancia de educar a los niños en edad escolar radica en que los hábitos adquiridos
a corta edad se reflejarán en la adolescencia y posterior vida adulta; por ello conviene
“favorecer progresivamente la toma de conciencia sobre la responsabilidad y participación
del ciudadano en la promoción y mantenimiento de su estado de salud” (Araujo, 2001),
seleccionando cuidadosamente lo que se lleva a la boca y manteniendo estilos de vida
saludables. El artículo 4 de la ley 1355 de 2009 señala al respecto:
Artículo 4. estrategias para promover una alimentación balanceada y saludable. Los
diferentes sectores de la sociedad impulsarán una alimentación balanceada y saludable en la
población colombiana, a través de las siguientes acciones:
– Los establecimientos educativos públicos y privados del país en donde se ofrezcan
alimentos para el consumo de los estudiantes deberán garantizar la disponibilidad de frutas y
verduras.
– Los centros educativos públicos y privados del país deberán adoptar un Programa de
Educación Alimentaria siguiendo los lineamientos y guías que desarrollen el Ministerio de la
Protección Social y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para promover una
alimentación balanceada y saludable, de acuerdo con las características culturales de las
diferentes regiones de Colombia.
En adición, el “Ministerio de Protección Social tiene la misión de establecer mecanismos
para evitar el exceso o deficiencia en los contenidos, cantidades y frecuencias de consumo
de ácidos grasos, carbohidratos, vitaminas, hierro y sodio, entre otros que, consumidos en
forma desbalanceada, pueden presentar un riesgo para la salud” (Congreso de la República,
2009). También se debe “promover e incentivar la producción nacional de alimentos de la
canasta básica de manera sostenible y competitiva, que permita garantizar el suministro
44
permanente y estable de los alimentos a la población colombiana” (República de Colombia,
CONPES y DNP. 2008).
Tabla 1
Grupo de alimentos prioritarios de Colombia
Grupo alimentario Alimentos prioritarios
Cereales Arroz, maíz y trigo
Leguminosas Frijol, lenteja y arveja
Frutas Naranja, guayaba, banano, tomate de árbol, mora, mango y papaya
Hortalizas Tomate para ensalada, cebolla, zanahoria, habichuela, ahuyama,
espinaca y brócoli
Tubérculos y plátano Papa, yuca y plátano
Azúcares Azúcar y panela
Aceite (oleaginosos) Aceite vegetal
Otros alimentos Cacao
Carne, leche y huevos Leche, cerdo, carne de res, pollo pescado, huevo y vísceras (hígado y
pajarilla)
Fuente: PNSAN 2012-2019. p. 53
El diseño y difusión de las Guías Alimentarias facilita a los consumidores la elección de
las cantidades y tipos de alimentos recomendados en una dieta balanceada. El grupo de
alimentos prioritarios está conformado por todos los alimentos, que según la FAO
constituyen la canasta básica alimentaria de Colombia, pero no debe ser confundida con la
canasta básica de alimentos ya que no tiene como objetivo satisfacer las necesidades calóricas
y proteicas de la familia; en cambio, tiene la finalidad de advertir el “mínimo” sobre el cual
deben formularse las políticas de producción, abastecimiento y consumo de alimentos
45
(República de Colombia, Gobierno Nacional, 2012). La PNSAN 2012 – 2019 selecciona en
la Tabla 1 el Grupo de alimentos prioritarios de Colombia.
Conviene destacar que “los cereales y tubérculos aportan un porcentaje importante de las
calorías diarias mínimas a un precio inferior que alimentos más onerosos y de menor
densidad calórica, como las frutas y verduras” (FAO, OPS y OMS, 2016); esto sustenta el
argumento en el cual se afirma que la calidad de la dieta es directamente proporcional a los
ingresos de una familia. De esta forma, la población más pobre, sortea mayores dificultades
a la hora de conseguir alimentos ricos en fibra, micronutrientes y aporte energético moderado
en comparación con aquellos que gozan de ingresos altos.
8.2. Componentes de una dieta balanceada
El factor más importante en el mantenimiento de una dieta balanceada es la regularidad.
Se debe optar por alimentos ricos en almidones y fibras, que no solo ayuden a evitar
enfermedades en el organismo sino también a combatirlas (Duarte y Vargas, 2015). Para
Dewey (2017) “una buena dieta es rica en frutas, vegetales, granos, nueces, mariscos,
proteínas bajas en grasa como el pollo y productos lácteos bajos en grasa”. “También es
importante el mayor consumo posible de alimentos frescos y preferirlos frente a productos
con altos contenidos de grasas, azúcares o sal” (Gobierno de España, Ministerio de Sanidad,
Política social e Igualdad y Agencia española de seguridad alimentaria y nutrición, 2011).
Dentro de las recomendaciones de la OMS (2003) citada en FAO, OMS y OPS (2016), se
advierte que en una dieta de 2 000 kilocalorías por día, el consumo de azúcar no debería ser
46
mayor al 10%, las grasas totales inferiores al 30%, las proteínas entre 10 y 15%, y los
carbohidratos deben constituir entre el 55 y 75% de las calorías diarias recomendadas.
Siguiendo lo descrito por Furhman (2003) citado por García y Cajina (2016), “una
alimentación balanceada debe componerse de los siguientes nutrientes, en este orden de
importancia:”
Fibra dietética: ayuda a la digestión y absorción de nutrientes (fresa, frambuesa, mora).
Fitoquímicos: potentes anti-cancerígenos naturales (frijoles, zanahorias, brócoli, repollo,
coliflor, pan integral).
Antioxidantes: ayudan a la auto-curación celular y retrasan el envejecimiento celular
(ajo, fresa, kiwi, uva, cacao).
Vitaminas: las mejores son las que vienen de forma natural en frutas y verduras (naranja,
leche y sus derivados, carnes rojas, pollo y pescado).
Minerales: como el calcio, hierro, magnesio, selenio, etc. que nuestro cuerpo necesita
(pescado, espinaca, avena, papas).
Ácidos grasos: principalmente el Omega 3, 6 y 9
Carbohidratos: fuente de energía y base para formación de tejido.
Proteínas: base para formar estructuras, regular, transportar (carnes, huevos, pescado).
Grasas o lípidos: sirven para formación de células, regular y formar reservas energéticas
(aceites y grasas).
Lo más importante es aprender a identificar los alimentos que se deben consumir con
mayor frecuencia y preferirlos por encima de opciones menos saludables ya que “los tipos y
47
cantidades específicos de alimentos dentro de estos grupos, especialmente los alimentos
básicos, varían según la ubicación geográfica y el contexto cultural” (HLPE, 2017).
Finalmente, es preciso indicar que “las dietas cumplen los requerimientos de energía,
proteínas, minerales y vitaminas necesarios para el correcto funcionamiento del organismo;
ofrecen diferentes opciones saludables para hacer de la alimentación una actividad
placentera; cuidan el tamaño de las porciones y permiten la integración social” (Díaz, 2015.
Citado en García y Cajina, 2016).
48
9. Discusión y conclusiones
La bioética, además de brindar una posibilidad para discutir los dos extremos (o tres si se
considera también el hambre oculta) de la malnutrición, también permite vislumbrar otras
implicaciones morales que pueden derivar en el desarrollo e implementación de políticas
públicas por parte de los gobiernos que promuevan eficientemente la inclusión social,
económica y laboral de todos los miembros de la comunidad.
Con anterioridad se creía que la obesidad y la desnutrición afectaban únicamente a países
desarrollados y subdesarrollados, pero los últimos informes de la FAO, ONU, UNIFEC y
CEPAL sobre el panorama de la seguridad alimentaria a nivel mundial y regional,
demuestran que ahora son realidades que se viven simultáneamente en muchos países del
mundo sin ser Colombia la excepción.
El hambre, la subnutrición y la hipernutrición “vulneran la dignidad no sólo de aquellos
que la padecen, sino que también ocasiona un daño moral a los otros miembros de la familia
humana que pudiendo, no actúan para acabar con la misma” (Fernández, Molina s.f.). No es
moralmente aceptable que, teniendo la capacidad para alimentar a miles de personas, los
alimentos se desperdicien porque es más importante mantener los índices de productividad.
El derecho a la alimentación, declarado así en la DUDH y establecido en la Constitución
Política de Colombia de 1991, exige que todas las personas tengan acceso permanente y
estable a suficientes alimentos nutritivos e inocuos que les garantice llevar una vida plena,
tal como señala el ABC de la política alimentaria y nutricional en Colombia. A pesar de ello,
muchas personas en condición de pobreza perciben vulnerado este derecho sin que el Estado
haga algo para remediarlo; no es suficiente la entrega de subsidios económicos que
49
escasamente rasguñen el salario mínimo cuando no se educa a las poblaciones marginales
para generar conciencia en cuanto a la alimentación saludable. Con esto, las familias pueden
salir de la subnutrición, pero caen en la trampa de los alimentos procesados,
comparativamente económicos y accesibles que generan adicción y crean una falsa idea de
saciedad. El mayor problema del consumo de estos productos no recae en el aumento de peso
que puede ser compensado con estilos de vida anti-sedentarios, sino en la introducción de
enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial y algunos tipos de cáncer.
La mayor dificultad de la SAN radica en que la alimentación es un derecho fundamental,
pero la nutrición adecuada no, y de esta manera, los gobiernos se lavan las manos al “impedir
que personas mueran de hambre”, pero actúan en menor medida a la hora de asegurar que
todos estén bien alimentados. No obstante, ocasionalmente se siguen reportando casos de
niños que mueren por desnutrición en Colombia a la vez que incrementan las cifras de
obesidad infantil, esto refuerza la idea de que sin el enfoque adecuado y sin la reflexión
interior apropiada otorgada por la bioética, los recursos se seguirán desviando y las entidades
seguirán pasando por alto la realidad de que en el país aún hacen falta medidas adecuadas
para hacer frente a la malnutrición. Además, siempre está el riesgo latente de que “individuos
con niveles aceptables de seguridad alimentaria en el presente, puedan estar en riesgo de
sufrir inseguridad alimentaria en el futuro; por tal razón, es necesario reducir el grado de
exposición o fortalecer la capacidad de respuesta” (FAO, 2011).
El documento de la CEPAL, FAO y ALADI (2016a) titulado “Plan para la Seguridad
Alimentaria, nutrición y erradicación del hambre de la CELAC, 2025, explica uno de los
enfoques de la FAO para luchar contra el hambre y cualquier forma de malnutrición de la
siguiente manera:
50
El enfoque de “doble vía”, promovido por la FAO en todo el mundo para erradicar el hambre
y la extrema pobreza, consiste en la implementación, por parte de los Estados, de políticas
para enfrentar situaciones sociales complejas de forma inmediata y de urgencia; y de forma
complementaria la puesta en marcha de estrategias cuyo horizonte es de más largo plazo, y
que requieren cambios estructurales para su éxito (p. 9).
Una propuesta de esta magnitud debe tomarse en consideración al buscar alternativas para
mejorar el estado de la SAN en el país y en el mundo. Por lo pronto, la alternativa más eficaz
a corto plazo es la entrega de ayuda humanitaria y a largo plazo, la mayor cobertura de
servicios de agua potable y saneamiento básico.
Finalmente, vale la pena señalar que las propuestas de seguridad alimentaria y nutricional
en primera instancia deben identificar las necesidades de la población y las alternativas
locales viables para darle solución (Ministerio de Salud y Protección Social y FAO, 2012a)
y luego asegurarse de que la inclusión y desarrollo sean un factor clave de estos programas.
51
10. Bibliografía
Araujo Yaselli, Marian. (2001). Bioética y nutrición en Salud Pública. Cátedra Educación y
Comunicación. Escuela de Nutrición y Dietética. Facultad de Medicina, Universidad Central
de Venezuela. Cuadernos de Bioética 2001/3ª.
Atena, Laura Patricia. (2016). Derecho Alimentario. La bioética tiene algo que decir. XX
Congreso Internacional Ciencia y Vida. La vida humana y la preservación de la casa común.
Universidad Católica de La Plata y Universidad Libre Internacional de las Américas.
Benjumea R, María Victoria, Estrada R, Alejandro y Álvarez U, Martha Cecilia. (2006).
Dualidad de malnutrición en el hogar antioqueño (Colombia): bajo peso en los menores de
19 años y exceso de peso en los adultos. Revista chilena de nutrición, 33(1), 32-42.
CEPAL, FAO y ALADI. (2016a). Plan para la seguridad alimentaria, nutrición y
erradicación del hambre de la CELAC 2025. Resumen Ejecutivo. Santiago de Chile.
CEPAL, FAO y ALADI. (2016b). Seguridad alimentaria, nutrición y erradicación del
hambre. CELAC 2025. Elementos para el debate y la cooperación regionales. Santiago de
Chile.
Congreso de la República. (2009). Ley 1355 de 2009. Por medio de la cual se define la
obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles asociadas a esta como una prioridad
de salud pública y se adoptan medidas para su control, atención y prevención. Bogotá,
octubre 14 de 2009.
Cusi, Kenneth. (2017). Our fight with fat: Why is obesity getting worse? The conversation.
Recuperado de: https://theconversation.com/our-fight-with-fat-why-is-obesity-getting-
worse-86601
52
Dewey, Caitlin. (2017). How to fix the American diet, according to the man who popularized
the term ‘junk food’. The Whasington Post. Recuperado de:
https://www.washingtonpost.com/news/wonk/wp/2017/12/28/how-to-fix-the-american-
diet-according-to-the-man-who-coined-the-phrase-junk-food/?utm_term=.9343c4269901
Duarte, Y. y Vargas, P. (2015). Seguridad alimentaria y nutricional. Causas y consecuencias
del consumo de alimentos procesados. Seminario de graduación para optar al título de
Licenciado en Ciencias de la Educación con mención en Ciencias naturales. Universidad
Nacional Autónoma de Nicaragua.
Espinoza Fiallosa, Eduardo y Ruiz Cantero, M. Teresa. (2008). ¿A quién benefician los
programas de salud dirigidos a los más pobres? Éxitos y fracasos. Informe SESPAS 2008.
Capítulo 5. Cooperación Internacional y Desarrollo en Salud. Gac Sanit. 2008;22 (Supl
1):230-6.
FAO. (2006a). El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2006. La erradicación
del hambre en el mundo: evaluación de la situación diez años después de la Cumbre Mundial
sobre la Alimentación. Roma, FAO.
FAO. (2006b). Seguridad alimentaria. Informe de políticas.
FAO. (2011). La Seguridad Alimentaria: información para la toma de decisiones. Guía
práctica Una introducción a los conceptos básicos de la seguridad alimentaria. FAO.
FAO. (2015). El estado mundial de la agricultura y la alimentación. La protección social y
la agricultura: romper el ciclo de la pobreza rural. Roma, FAO.
FAO. (2016a). Cambio climático y seguridad alimentaria y nutricional América Latina y el
Caribe (orientaciones de política). Santiago de Chile.
53
FAO. (2016b). La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la FAO. Juntos
por la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y un futuro sin hambre. Santiago Chile.
FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF. (2017). El estado de la seguridad alimentaria y la
nutrición en el mundo 2017. Fomentando la resiliencia en aras de la paz y la seguridad
alimentaria. Roma, FAO.
FAO, FIDA y PMA. (2015). El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2015.
Cumplimiento de los objetivos internacionales para 2015 en relación con el hambre: balance
de los desiguales progresos. Roma, FAO.
FAO y OPS. (2017). Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina
y el Caribe. Santiago de Chile.
FAO, OPS y OMS. (2016). América Latina y El Caribe. Panorama de la Seguridad
Alimentaria y Nutricional. Sistemas alimentarios sostenibles para poner fin al hambre y la
malnutrición. Santiago de Chile.
Fernández Molina, Ma. Victoria. S.f. Hambre vs. Dignidad Humana. La Bioética y la
obligación de garantizar la Seguridad Alimentaria. Consultado el 20 de febrero de 2018,
Disponible en: http://www.centropaz.com.ar/publicaciones/paz/paz30.pdf
Fonseca C, Zulma Yanira, Patiño B, Gonzalo Alberto y Herrán F, Oscar Fernando. (2013).
Malnutrición y seguridad alimentaria: un estudio multinivel. Revista chilena de
nutrición, 40(3), 206-215.
García, C., y Cajina, G. (2016). Seguridad alimentaria y nutricional. Beneficios de una
alimentación balanceada. Seminario de graduación para optar al título de Licenciatura en
54
Educación con mención en Ciencias Naturales. Universidad Nacional Autónoma de
Nicaragua.
Gobierno de Colombia. De Cero a Siempre. S.f. Lineamiento Técnico de Alimentación y
Nutrición para la Primera Infancia. Consultado en marzo del 2018. Disponible en:
http://www.deceroasiempre.gov.co/QuienesSomos/Documents/4.De-Alimentacion-y-
nutricion-para-la-Primera-Infancia.pdf
Gobierno de España, Ministerio de Sanidad, Política social e Igualdad y Agencia española
de seguridad alimentaria y nutrición. (2011). Informe del Comité Científico de la Agencia
Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre criterios para incentivar la
disminución del contenido de determinados nutrientes en los alimentos transformados, cuya
reducción es de interés para la salud pública. AESAN-2011-008.
Hinojoza Flores, Solange y Pérez Gómez Betsy. (2017). Estudio del impacto en la decisión
de compra de las amas de casa del sur de la ciudad de Guayaquil, frente a la información que
se presenta en el etiquetado semáforo nutricional en los empaques de productos procesados,
implementado por la (ARCSA) en Ecuador. Tesis de grado para la obtención del título de
Ingenieria en Marketing y Negociación Comercial. Guayaquil, Ecuador.
HLPE. (2017). Nutrition and food systems. A report by the High Level Panel of Experts on
Food Security and Nutrition of the Committee on World Food Security, Rome.
ICBF y FAO. (2015). Documento técnico. Guías Alimentarias Basadas en Alimentos para la
población colombiana mayor de 2 años. Plato saludable de la familia colombiana. 316 pp.
Ministerio de Salud y Protección Social. (2015). Estrategia nacional para la prevención y
control de las deficiencias de micronutrientes en Colombia. 2014 – 2021.
55
Ministerio de Salud y Protección Social. (2016). ABECÉ de la Política de Seguridad
Alimentaria y Nutricional. Subdirección de Salud Nutricional, Alimentos y Bebidas.
Ministerio de Salud y Protección Social y FAO. (2012a). Documento técnico de la situación
en seguridad alimentaria y nutricional – SAN. Observatorio de seguridad alimentaria y
nutricional (OSAN).
Ministerio de Salud y Protección Social y FAO. (2012b). Acuerdo 389 de 2012. Lineamiento
técnico nacional para la promoción de frutas y verduras. Estrategias para el
aprovisionamiento, manejo, expendio y promoción del consumo de frutas y verduras. 62 pp.
Ministerio de Salud y Protección Social y FAO. (2013). Acuerdo 389 de 2012. Perfil
Nacional de consumo de frutas y verduras. 264 pp.
Ministerio de Salud y Protección Social y ONU. (2015). Las mujeres campesinas: su gran
aporte a la agricultura familiar y la economía productiva. Boletín 003 de 2015. 16 pp.
Moreno, I., Castillo, P., Torres, A., Betancourth, K. (2016). Agricultura familiar: motor de
cambio para un futuro sin hambre en Colombia. Cuadernos de Difusión CEIUC n° 11.
Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile.
Mora, M. y Gómez, L. (2017a). Marketing de alimentos y bebidas no saludables dirigido a la
población infantil. Manuscrito sin publicar. Pontificia Universidad Javeriana, Universidad
Carolina del Norte.
Mora, M. y Gómez, L. (2017b). Perfil nutricional de los cereales de desayuno ofertados en
Bogotá: Una historia a medio contar. Manuscrito sin publicar. Pontificia Universidad
Javeriana.
56
Ortiz Moncada, Rocío; Ruiz Cantero, María y Álvarez Dardet, Carlos. (2006). Análisis de la
Política de Nutrición en Colombia. Revista de Salud Pública, vol. 8, núm. 1, pp. 1-13.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia.
Oseguera Parra, David. (2004). Comidas peligrosas: la percepción social de la (in)seguridad
alimentaria. Estudios sobre las Culturas Contemporáneas. Época II. Vol. X. Núm. 19, pp. 31-
51. Universidad de Colima. Colima, México.
Programa especial para la Seguridad Alimentaria – PESA. (2011). Seguridad Alimentaria y
Nutricional. Conceptos Básicos. Proyecto Food Facility Honduras. 3° edición.
República de Colombia, CONPES y DNP. (2008). Política Nacional de Seguridad
Alimentaria y Nutricional (PSAN). Documento Conpes Social 113.
República de Colombia, CONPES y DNP. (2011). Modificación al CONPES social 91 del
14 de junio de 2005: “Metas y estrategias de Colombia para el logro de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio-2015”. Documento Conpes Social 140.
República de Colombia, Gobierno Nacional. (2012). Plan Nacional de Seguridad Alimentaria
y Nutricional (PNSAN) 2012 – 2019.
República de Colombia. (2016). Constitución Política de Colombia 1991. Actualizada con
los actos legislativos a 2016. Recuperado de:
http://www.corteconstitucional.gov.co/inicio/Constitucion%20politica%20de%20Colombia
Secretaría Distrital de Salud de Bogotá. Sistema de Vigilancia Epidemiológica Alimentaria
y Nutricional – SISVAN. S.f. Consultado en marzo de 2018. Disponible en:
57
http://www.saludcapital.gov.co/sitios/VigilanciaSaludPublica/Protocolos%20de%20Vigilan
cia%20en%20Salud%20Publica/Sisvan.pdf
UNICEF. (2008). Seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Recuperado de: https://www.unicef.org/spanish/statistics/index_24304.html