j.valdeón. Gremios y Oficios en La Estructura Urbana de La Ciudad Medieval

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18 GREMIOS Y OFICIOS EN LA ESTRUCTURA URBANA DE LA CIUDAD MEDIEVAL Julio VALDEÓN BARUQUE Universidad de Valladolid El propósito de este breve trabajo no es otro sino presentar de la forma más sucinta y sencilla posible el panorama que, desde la perspectiva de la organización de los individuos que participaban en las actividades productivas, ofrecía la ciudad medieval. Es preciso, no obstante, hacer una advertencia previa. La expresión «ciudad medieval» la aplicamos al ámbito específico de la Europa cristiana, ex- cluyendo otros territorios igualmente ubicados en el marco temporal de la Edad Media, como el del mundo islámico. La ciudad, seg ŭn la afirmación hecha recientemente por el profesor José Ángel García de Cortázar, «fue la más antigua y la más moderna de las células de convivencia social de la Europa medieval». La antigiiedad se basaba en sus leja- nas raíces, que remontaban a la época imperial romana. La modernidad, por su parte, daba cuenta de las novedades aportadas por los tiempos medievales. La ciu- dad, que fue un elemento básico del Imperio Romano, había experŭnentado un notable retroceso en los siglos que siguieron a su caída. Pero posteriormente re- surgió. En tiempos del imperio carolingio, ante todo a partir del siglo ix, surgieron por doquier pequeños centros, casi siempre localizados a la sombra de viejas ciudades o de castillos señoriales, en los que se concentraban artesanos y merca- deres. Esos nŭcleos van a recibir el nombre de «burgos». No obstante fue después de haber sido superado el emblemático año mil cuando se consolidó en la Europa cristiana lo que Henri P ŭenne denominó en su día «el renacimiento de la vida ur- bana». Esta generalización, no obstante, es preciso matizarla. El ámbito de la Eu- ropa mediterránea contaba con la presencia de una importante red urbana here- dada de tiempos romanos, al margen de su declive posterior. La Europa nórdica, por el contrario, no tenía ese legado, por lo que allí la ciudad surgió prácticamente ex nihilo. El origen de la ciudad medieval es, sin la menor duda, variopinto. Podía tra- tarse de la continuidad, o mejor del resurg ŭniento, de una antigua urbe romana, 483

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Documento de J. Valdeón sobre los gremios y oficios en la estructura urbana de la ciudad medieval.

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    DE LA CIUDAD MEDIEVAL

    Julio VALDEN BARUQUEUniversidad de Valladolid

    El propsito de este breve trabajo no es otro sino presentar de la forma mssucinta y sencilla posible el panorama que, desde la perspectiva de la organizacinde los individuos que participaban en las actividades productivas, ofreca la ciudadmedieval. Es preciso, no obstante, hacer una advertencia previa. La expresinciudad medieval la aplicamos al mbito especfico de la Europa cristiana, ex-cluyendo otros territorios igualmente ubicados en el marco temporal de la EdadMedia, como el del mundo islmico.

    La ciudad, segn la afirmacin hecha recientemente por el profesor Josngel Garca de Cortzar, fue la ms antigua y la ms moderna de las clulas deconvivencia social de la Europa medieval. La antigiiedad se basaba en sus leja-nas races, que remontaban a la poca imperial romana. La modernidad, por suparte, daba cuenta de las novedades aportadas por los tiempos medievales. La ciu-dad, que fue un elemento bsico del Imperio Romano, haba expernentado unnotable retroceso en los siglos que siguieron a su cada. Pero posteriormente re-surgi. En tiempos del imperio carolingio, ante todo a partir del siglo ix, surgieronpor doquier pequeos centros, casi siempre localizados a la sombra de viejasciudades o de castillos seoriales, en los que se concentraban artesanos y merca-deres. Esos ncleos van a recibir el nombre de burgos. No obstante fue despusde haber sido superado el emblemtico ao mil cuando se consolid en la Europacristiana lo que Henri Penne denomin en su da el renacimiento de la vida ur-bana. Esta generalizacin, no obstante, es preciso matizarla. El mbito de la Eu-ropa mediterrnea contaba con la presencia de una importante red urbana here-dada de tiempos romanos, al margen de su declive posterior. La Europa nrdica,por el contrario, no tena ese legado, por lo que all la ciudad surgi prcticamenteex nihilo.

    El origen de la ciudad medieval es, sin la menor duda, variopinto. Poda tra-tarse de la continuidad, o mejor del resurg niento, de una antigua urbe romana,

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    pero tambin poda nacer una ciudad como consecuencia de una asociacin de al-deas, tal y como nos lo cuenta el viajero rabe del siglo xft Edrisi a propsito deSegovia. Otras muchas ciudades fueron creaciones totalmente nuevas, caso, porejemplo, de las bastidas del suroeste de Francia o de los gorod de la Europa orien-tal. La ciudad utilizando este trmino no en el sentido polftico-administrativoque se le dio en la Edad Media, sino poniendo el acento en sus aspectos funcio-nales, lo que explica que pudiera ser considerada como tal en la poca no ya unacivitas sino simplemente un burgo o una villa, tena diversos elementos que ladiferenciaban claramente del entorno rural. En ella, por de pronto, sola haber unpoblamiento concentrado y compacto. Su fisonoma urbanstica tambin ofrecarasgos singulares, entre los cuales cabe sealar la presencia inequvoca de una cer-ca o muralla. L,No era asimismo frecuente que la ciudad poseyera un fuero espe-cfico, punto de partida de la gestacin de lo que podramos denominar el orgu-llo municipal? Por lo dems es frecuente ver a la ciudad convertida en el ncleoordenador del espacio rural prximo. Pero sin duda el rasgo sustancial que defmea la ciudad medieval tena que ver, bsicamente, con las actividades a las que sededicaban preferentemente sus habitantes. La ciudad renaci como consecuenciade la creciente divisin social del trabajo, lo que explica que en ella se fueran con-centrando las actividades productivas no especficamente agrarias, es decir laproduccin de manufacturas y el intercambio de mercancas o lo que es lo mismola artesara y el comercio.

    Ahora bien, no es posible perder de vista el contexto general en el que se de-sarrollaba este fenmeno del despertar de la ciudad medieval. En los siglos que si-guieron a la desaparicin del Imperio Romano se fue construyendo en el territoriode la Europa cristiana la sociedad feudal. i,Cmo encajaba la ciudad en el marcodel feudalismo? Tradicionalmente se puso mucho nfasis en sealar la existenciade una contradiccin radical entre el feudalismo y la ciudad, no slo por cuanto elprimero se identificaba ante todo con el campo sino tambin porque el mundofeudal expresaba el poder de la nobleza terrateniente en tanto que las urbes vieronnacer en su seno una nueva clase social, la burguesa, la cual sera la protagonis-ta, en el siglo xvm, de la destruccin del Antiguo Rgimen, o lo que es lo mismode todo lo que an quedaba en pie de la poca feudo-seorial. En las ltimas d-cadas, sin embargo, ha cambiado la perspectiva, considerandose a la ciudadcomo una clula ms del sistema social feudal. El historiador francs Guy Bois,en su combativo libro La mutation de l'an mil, publicado en el ao 1989, afirmaque la consolidacin del feudalismo se fundament, entre otros factores, en eldesarrollo del mercado. Otra cosa muy distinta es que el mundo urbano tuvieraelementos que, a la larga, terminaran por liquidar los restos de la sociedad feudal.

    Pues agora como el sobredicho rrei (Alfonso VI de Castilla y Len) ordena-se e estableliese que ai se fiiese villa, ayuntronse de todas las partes del uni-berso burgueses de muchos e diversos ofiios, conbiene a saber, herreros, car-

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    pinteros, xastres, pelliteros, lapateros, escutarios e omes enseados en muchas edibersas artes e ofiios, e otrosi personas de diversas e estrannas provinlias e rrei-nos, conbiene a saber, gascones, bretones, alemanes, yngleses, borgoones, nor-mandos, tolosanos, provinliales, lonbardos e muchos otros negoliadores de di-versas naliones e estrannas lenguas; e asi pobl e filo la villa non pequenna....

    El texto, procedente de las Crnicas annimas de Sahagn, elaboradas conbastante posterioridad a los sucesos que narra, pone de relieve cmo surge un n-cleo urbano de la Europa medieval, en este caso una villa situada en la cuenca delDuero. La fecha de referencia es de finales del siglo xi y el rasgo dominante de esagestacin es la presencia de gentes de muy variados oficios, a los que en el texto secalifica de burgueses, tnnino que significa algo tan sencillo como residentes enun burgo. Tambin destaca en el texto que comentamos la diversidad de lugares dedonde procedan esos artesanos, originarios ante todo de territorios de la actualFrancia. Esta ltima circunstancia tiene que ver con la supuestamente decisiva in-fluencia de los pobladores francos en los ncleos urbanos que se desarrollaron enel entorno del camino de peregrinacin que conduca a Santiago de Compostela.

    En la ciudad medieval, por lo tanto, se concentraban trabajadores dedicados afunciones econmicas especficas, relacionadas, obviamente, con la produccin detodos aquellos elementos imprescindibles para la vida de las gentes de aquellapoca. Esas funciones eran, por una parte, la prctica del comercio, que se plasmen la puesta en marcha de mercados, de carcter semanal, y de ferias, cuya pe-riodizacin era anual, y por otra las actividades artesanales. Veamos un ejemplosignificativo, el de la ciudad de Len en los siglos xn y xtn, estudiado por el pro-fesor Carlos Estepa. En la que fuera, en tiempos romanos, sede de la Legio VIIGemina y, desde comienzos del siglo x, cabeza del imperio leons, se localizabanoficios relacionados con la alimentacin (carniceros, vinateros, horneros...), elvestido (sastres, zapateros, calzadores...), el textil (bataneros, tejedores, trape-ros...), los cueros y las pieles (corregueros, peleteros...), la construccin (pedre-ros, carpinteros, carraleros...), los metales (herreros, cuchilleros...), orfebres,olleros, alabarderos, etc., as como los dedicados a aquellas actividades que esta-ban a mitad de camino entre la artesana y el comercio (como los tenderos o loscambiadores) o que anticipaban las futuras profesiones liberales (mdicos, escri-banos, abogados...).

    Los trabajadores de un mismo oficio, tal es el aspecto que nos interesa subrayara tenor del ttulo de este trabajo, tendan a asociarse, constituyendo cornoraciones,a las que se conocen con nombres muy diversos: artes, mesteres, ministerios, uni-versidades, gremios, etc. Acudamos a este ltimo trmino, el de gremio, al fin y alcabo el que encabeza esta exposicin. i,Cmo podramos definirlo? Una respuestasencilla sera la que define al gremio como la corporacin de personas dedicadasa un mismo oficio. Veamos, no obstante, lo que dicen los diccionarios a propsitode la palabra gremio: Corporacin privilegiada, de rnbito generalmente local, in-

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    tegrada por todos los artesanos de un mismo oficio y encaminada a defender los in-tereses profesionales y a facilitar el control de su produccin por parte de los po-deres pblicos. Ah aparecen todos los elementos claves defu dores de lo que eraun gremio. Ahora bien, la organizacin de los oficios en grerros, segn ponen derelieve los ms destacados estudiosos de estas cuestiones, fue el punto final de unlargo proceso, cuyo arranque se sita ciertamente en la Edad Media pero cuyo fi-nal no se alcanz hasta lo que denominamos Edad Modema. As por ejemplo enCataluria la propia palabra gremi no aparece en las fuentes documentales hasta des-pus del ario 1500 y en la Corona de Castilla la mencin ms antigua de dicho tr-mino data del ario 1565. En cambio la Italia del norte ofrece, en el siglo xv,muestras inequvocas de una clara gremializacin de sus oficios.

    Antes de entrar propiamente en el anlisis de la formacin de las corporacio-nes de oficios de las ciudades de la Europa cristiana medieval merece la pena ha-cer, siquiera sea brevemente, una observacin de ndole historiogrfica. Tradi-cionalmente todo lo que tena que ver con la ciudad medieval, y en particular conlos trabajadores de los talleres artesanales, era presentado como la punta de lanzade la lucha emprendida contra la opresin de los seriores feudales a la vez que endefensa de las libertades. En los arios treinta del siglo xx, no obstante, emergiuna tendencia historiogrfica, ligada al auge de los sistemas fascistas en diversospases de Europa, que ensalzaba a los oficios de las urbes medieva1es bsicamentepor haber anticipado un ejemplo difano de lo que era el corporativismo. En lasltimas dcadas, no obstante, la investigacin sobre estas cuestiones ha tomadonuevos rumbos. Por de pronto, antes lo dijimos, la ciudad medieval hay que en-cuadrarla inevitablemente en el marco general de la sociedad feudal, en el que viola luz y al que se adapt plenamente. Ahora bien, junto a las lneas de fuerza decarcter vertical que caracterizaban aquel sistema, ya fuera la relacin seor-va-sallo o el ejercicio del poder regio, cuyo origen se encontraba en Dios, se tiende aponer el acento en la importancia de las tendencias asociativas de ndole hori-zontal, as como en el papel desemperiado por la sociabilidad. Ejemplos rtidos deeste tipo de articulacin de base horizontal lo constituyen, en el mbito rural, lascomunidades aldeanas y, en el espacio ciudadano, las asociaciones de los que tra-bajaban en un mismo oficio.

    Los primeros atisbos de la formacin de entes asociativos de los menestralespertenecientes a un mismo oficio cabe situarlos en el transcurso del siglo xll. Porde pronto los que trabajaban en una determinada actividad solan establecerse enlugares prximos dentro de las ciudades, ya fuera en la misma calle o, al menos,en el mismo barrio. L,Pues no conservan an en nuestros das muchas ciudades eu-ropeas en su callejero nombres relativos a los oficios desempeados en esosmismos lugares siglos atrs? Es lgico, por lo dems, suponer que ese afn aso-ciativo surgiera de forma espontnea, sin que fuera en ningn momento dirigidopor los poderes pblicos. ,Es posible serialar alguna herencia de los collegia detiempos romanos? En lineas generales la respuesta es negativa, aun cuando el le-

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    gado romano tuviera una fuerte presencia en algunas regiones de Europa, parti-culannente en las tierras italianas. De todos modos en esos primeros tiempos noestn ni mucho menos claras las lneas diferenciadoras entre las cofradas o con-fraternidades, gestadas en funcin de ideas religiosas y cuyos objetivos eran antetodo de carcter benfico-asistencial, y las corporaciones de oficios propiamentedichas. Los menestrales de un mismo oficio solan unirse bajo la advocacin deun santo patrn (Crispi y Crispiniano para los cordoneros, Cosme y Damin paralos cirujanos, etc.), al tiempo que buscaban en su asociacin la garanta en la aten-cin a las necesidades de viudas, hurfanos o enfermos. Con frecuencia las co-fradas tenan a su disposicin un hospital. Incluso la muerte actuaba como lazo deaproximacin de los trabajadores de un mismo oficio. El difunto debe ser por-tado por gentes de su profesin... y si pertenece a alguna cofrada lo ser por losque forman parte de ella, dice Guillaume Durand a propsito de la Francia del si-glo xm.

    Pero simultneamente los menesnales agrupados pretendan tambin defenderla actividad productiva a la que se dedicaban. As pues lo religioso-caritativo y loespecficamente econmico se daban la mano. Es razonable pensar, no obstante,que el sentido piadoso-asistencial propio de la cofrada precedi a las asociacionesprofesionales. Es ms, la historiadora francesa Catherine Vingent se pregunta si laasociacin religiosa no poda servir de cobertura jurdica para la puesta enmarcha de la estrictamente profesional. De todos modos esa ligazn entre cofra-das y oficios aparece, en el siglo xu, tanto en Flandes como en Italia, y en los ini-cios de la decimotercera centuria en la ciudad de Pars. Un ejemplo emblemticode esa conjuncin la ofrece la cofrada de Santa Catalina de los tejedores deSaint-Lo, localidad situada en la Normanda francesa. La expresin cofrada deoficio era muy frecuente en las fuentes escritas conservadas de las ciudades eu-ropeas del siglo xin. A mediados de dicha centuria el monarca francs Luis DC or-den a Etienne Boileau la redaccin del Livre des Mtiers, en el que aparecan untotal de 130 oficios artesanales existentes en la ciudad de Pars.

    Poco a poco lo profesional, es decir la defensa de los intereses del oficio deque se tratara as como de los miembros que integraban la corporacin, fue co-brando cuerpo. Pierre Bonnassie defu a la corporacin de oficio como unaagrupacin econmica de derecho cuasi-pblico que somete a sus miembros auna disciplina colectiva para el ejercicio de la profesin. As las cosas se iban po-niendo de forma inequvoca los cimientos de los futuros grenos. Cuestionesesenciales que deba de atender la corporacin de los menestrales de un oficioeran, entre otras, establecer los criterios para la distribucin de la materia prima ygarantizar la mayor calidad posible en el producto acabado (lo que se denomina-ba la bella obra), pero tambin era competencia suya actuar contra todos aque-llos que trabajaban en la misma rama de la produccin por libre, sin estar encua-drados en la corporacin. En definitiva, sus funciones eran controlar el procesoproductivo, pero al mismo tiempo evitar la competencia.

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    Paralelamente iba creciendo la conexin de las corporaciones de oficios conlos poderes pblicos locales, interesados, como es obvio, en controlar el funcio-namiento de las asociaciones citadas. Hay que serialar, no obstante, que hasta elsiglo av la actitud pblica hacia las corporaciones no fue ciertamente muy posi-tiva, al menos en determinadas regiones europeas. Un caso sintomtico nos loofrece la Corona de Castilla, en donde el poder regio procur, por todos los me-dios, cerrar el paso a las que llamaba cofradas, ligas o monipodios. El famosotexto de las Partidas, gestado en la segunda mitad del siglo xin bajo los auspiciosdel rey de Castilla Alfonso X el Sabio, alude expresamente, segn lo ha serialadoel profesor Antonio Collantes, a comportamientos tpicamente gremialistas,contra los cuales arremete duramente. Pero con posterioridad a la gran depresinque padeci Europa a mediados del siglo xiv, que tuvo como elemento ms Ila-mativo la terrorfica peste negra, y que se plasm, entre otros muchos aspectos, enla aparicin de una grave crisis del mercado de trabajo, las corporaciones deoficios alcanzaron, sin duda alguna, una notable expansin, a la vez que un in-discutido reconocimiento. Al mismo tiempo se diferenciaban cada da ms las cor-poraciones citadas y las cofradas. Es ms, mientras aquellas seguan englobandoa los artesanos de un determinado ramo de la produccin, las cofradas podan in-cluir a trabajadores de diferentes oficios que compartan entre ellos los objetivosasistenciales previstos.

    Las corporaciones de oficios, o si se quiere los gremios en potencia, tenan unapersonalidad jurdica, pero tambin todo un conjunto de elementos que dabancuenta de su poder. Por de pronto con unos estatutos, a los que prestaban jura-mento todos los miembros del oficio. Asimismo realizaban asambleas. Incluso po-dan tener una capilla propia. La direccin de las corporaciones estaba en manosde un grupo de hombres a los que se denomina con nombres muy diversos, seg nlos pases: jurados, sndicos, veedores, baylos, cnsules, priores,etc. Estos dirigentes solan ocupar el cargo por uno o dos arios. Dichos cargos eranhabitualmente elegidos por los maestros de las corporaciones. Las funciones delos que dirigan la corporacin eran, bsicamente, velar por el cumplimiento es-tricto del reglamento de la corporacin, efectuar visitas de inspeccin a los talle-res del oficio, a fm de comprobar su buen funcionamiento, rechazar las obras fal-sas y, asimismo, actuar de enlace con los poderes pblicos de la localidad endonde tena su sede.

    Las corporaciones de oficios tenan una estructura claramente jerrquica, es-tando integradas por tres niveles bien diferenciados: los maestros, los oficiales ylos aprendices. Los maestros se encontraban en el vrtice de la pirmide, tantodesde el punto de vista del gobiemo de la corporacin como en el plano econ-mico. Por de pronto ellos eran los duerios del taller, as como de los instrumentosde trabajo y de la materia prima, lo que supona que si la empresa marchaba bienobtenan pinglies beneficios, aunque tambin eran los que corran ms riesgo, silas cosas iban por mal camino. Asimismo los reglamentos de la corporacin solian

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    defender ante todo los intereses de los maestros. Para acceder a la condicin demaestro era preciso superar una dura prueba, que, desde finales del siglo xiin, con-sista en la realizacin, ante el tribunal integrado por los jurados o sndicos, de unaobra maestra. Pero con el tiempo se fueron incrementando las dificultadespara alcanzar la maestra, particulannente de tipo econmico, ya que para pre-sentarse a la prueba haba que pagar unas tasas de examen. El conjunto de losmaestros termin por constituir poco menos que una casta cerrada. Paralelamen-te creca la distancia que separaba a los maestros, que cada da se parecan ms aautnticos patronos y que estaban protegidos por el poder pblico, del siguienteescaln, el de los oficiales. Por eso se ha dicho que las corporaciones de oficios te-nan de la Europa cristiana, en la Baja Edad Media, un indudable carcter aristo-crtico. De hecho en el siglo xv se observan en numerosas ciudades europeas au-tnticos linajes artesanales, siendo lo normal que los hijos sucedieran a sus padresen el puesto de maestro.

    Los oficiales eran trabajadores de los talleres artesanales. En realidad consti-tuan el escaln ms degradado de todo el entramado de la corporacin, tanto porla competencia laboral que podan hacerles los aprendices como por el hecho, re-lativamente frecuente, de que se pudiera pasar directamente de aprendiz a maes-tro, sin haber sido antes oficial. La relacin de los oficiales con el maesno sola fi-jarse en un contrato. Normahnente los oficiales reciban un determinado jornal porsu actividad productiva, pero con el tiempo ganaron terreno otras formas de re-muneracin, como el trabajo a destajo, caracterstico del ramo de la construccin,o el pago por la obra realizada, tpico en el mbito del textil. Las trabas para pasaral grado de maestro, crecientes con el paso del tiempo, empujaron con frecuenciaa los oficiales a buscar asociaciones internas, cuya finalidad no era otra sino de-fender con la mayor firmeza posible sus deteriorados intereses. Un ejemplo tpi-co de esa forma de asociacin nos la proporciona el compagnonnage del mundofrancs. Claro que, a su vez, se decretaban medidas por parte del poder pblicopara prohibir a los oficiales que formaran coaliciones.

    El escaln de los aprendices estaba compuesto por jvenes que queran ad-quirir destreza en un oficio. Los estatutos de las corporaciones fijaban las lneasbsicas relativas a estos jvenes. El aprendizaje del oficio, que sola durar unoscuantos arios (tres en el caso de los panaderos parisinos, aunque lo normal era en-tre cuatro y seis aos), se llevaba a cabo en la casa del maestro, en donde los j-venes reciban alojamiento y eran vestidos, aunque no cobraban salario alguno. Enalgunas ocasiones el maestro se ocupaba incluso de la educacin del aprendiz. Lohabitual era que cada maestro tuviera un solo aprendiz.

    El panorama que ofrecan las corporaciones de oficios a fines de la EdadMedia haba variado notablemente con respecto a la poca de sus inicios. Elsentido horizontal de la articulacin originaria de los menestrales de un mismooficio haba dado paso a una estructura rgidamente jerrquica. En ocasiones ha-ba, incluso, una jerarqua dentro de los propios oficios. Eso suceda, por ejemplo,

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    en Florencia, en donde haba artes mayores, entre las cuales destacaba el arte dicalimala, dedicada al trabajo de la lana y de la seda, artes medias, sector al quepertenecan, entre otros, los camiceros, los herreros y los picapedreros, y artesmenores, entre las cuales figuraban los curtidores. El prhnitivo esprhu comunalslo subsista en las alianzas que efectuaban, a pesar de las prohibiciones, los ofi-ciales. La relacin entre los maestros y los oficiales se asemejaban cada da ms ala de los patronos con los obreros. No tiene por ello nada de extrario que en esecontexto, particularmente en algunas ciudades italianas, como Florencia, se hayanvisto nada ms y nada menos que los inicios del denominado modo de produc-cin capitalista.

    La situacin de los oficiales, autnticos trabajadores a sueldo, era, con bastantefrecuencia, claramente negativa. i,Cmo olvidar a los ciompi florentinos de la se-gunda mitad del siglo xrv, una especie de lumpen proletariado que protagoniz enel verano del ario 1378 una espectacular revuelta? Arios ms tarde, en 1427, un53,4 % de los trabajadores de la lana censados de la ciudad del Arno tenan lacondicin de miserabili. Sabemos tambin que el trabajo de los oficiales era su-mamente duro. Ciertamente haba en el Medievo muchos das de vacaciones alario, en tomo a los 50, aparte de los domingos. Pero con todo los estudios efec-tuados en Florencia sobre los trabajadores del textil indican que entre unas cosasy otras la jomada laboral se acercaba a las 14 horas diarias.

    Las corporaciones de oficios, o si queremos los gremios, buscaban, ante todo,controlar frreamente el proceso productivo, pero tambin se ocupaban de evitarla competencia. Claro que el sentido comunitario segua alimentndose. i,Cmoolvidar, por ejemplo, el papel que desempeaban las comidas de los miembros delas corporaciones? Las ordenanzas de carpinteros de la ciudad de Pamplona, quedatan del ario 1430, establecan que la comida se har en solaz y comunin',alegres como hermanos.

    De todas formas no faltaron los conflictos intemos entre unos y otros oficios.la conflictividad social desatada en el seno de las propias corporaciones?

    Recordemos, a este respecto, como ejemplos significativos, la alianza que tuvo lu-gar en 1233 entre los oficiales y los aprendices de la ciudad francesa de Beauvaiso las manifestaciones de los trabajadores que se desarrollaron en 1280 en la ciu-dad flamenca de Yprs. Todo lo serialado no impeda, sin embargo, que hubiera,en las ciudades europeas de fines del Medievo, importantes bolsas de trabajo nosometidas al proceso de gremializacin.