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42 6 de julio de 2018 A UNQUE pasen los aæos, cada quien lleva consigo el recuerdo de alguna de sus vacaciones mÆs sonadas, sobre todo las de la infan- cia. De esa etapa, ademÆs de la pri- mera visita al campo, la playa, o en el centro de la ciudad, perviven las inter- minables horas de juego con los ami- gos del barrio, tanto de día como de noche, que solo interrumpían aquellas frases imperativas: ¡A baæarse! ¡A co- mer! ¡A dormir!. La chivichana, el trompo, el pon, la gallinita ciega, los escondidos, el pegao y otros, exigían un gasto de energía física tremendo, segœn los pa- dres, pero insignificante para los mu- chachos. MÆs reposados eran las da- mas, las damas chinas, el parchís, el ajedrez, los yaquis, el veo veo, que in- creíblemente se jugaba hasta duran- te un apagón. Leer un libro de cuentos tambiØn se sumaba a la recreación. Hoy, las tecnologías inducen a en- tretenimientos novedosos, y es loable que los niæos, adolescentes y jóvenes los dominen, pero justo a la medida. Para dosificar el tiempo frente a la com- putadora, la tableta, el móvil, u otros dispositivos electrónicos, los inte- grantes de la familia bien pudieran motivar aquellos juegos tradicionales con los que crecieron y tambiØn,en esos aæos infantiles, fueron felices. Jugando soy feliz Fotorreportaje de: ANARAY, YASSET, LEYVA, JORGE LUIS y HERIBERTO Jugando soy feliz Jugando soy feliz

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AUNQUE pasen los años, cada quien lleva consigo el recuerdo de alguna de sus vacaciones más

sonadas, sobre todo las de la infan-cia. De esa etapa, además de la pri-mera visita al campo, la playa, o en elcentro de la ciudad, perviven las inter-minables horas de juego con los ami-gos del barrio, tanto de día como denoche, que solo interrumpían aquellasfrases imperativas: �¡A bañarse! ¡A co-mer! ¡A dormir!�.

La chivichana, el trompo, el pon, lagallinita ciega, los escondidos, elpegao� y otros, exigían un gasto deenergía física tremendo, según los pa-dres, pero insignificante para los mu-chachos. Más reposados eran las da-mas, las damas chinas, el parchís, elajedrez, los yaquis, el veo veo, que in-creíblemente se jugaba hasta duran-te un apagón. Leer un libro de cuentostambién se sumaba a la recreación.

Hoy, las tecnologías inducen a en-tretenimientos novedosos, y es loableque los niños, adolescentes y jóveneslos dominen, pero justo a la medida.Para dosificar el tiempo frente a la com-putadora, la tableta, el móvil, u otrosdispositivos electrónicos, los inte-grantes de la familia bien pudieranmotivar aquellos juegos tradicionalescon los que crecieron y también,enesos años infantiles, fueron felices.

Jugando soy feliz

Fotorreportaje de: ANARAY, YASSET, LEYVA, JORGE LUIS y HERIBERTO

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