Jueves, 6 de agosto de 1998 Dallas, Texas, Estados Unidos€¦ · de su cadera”. Vean lo que...

LA LUCHA DELÁNGEL CON JACOB

APLICADA ALDÍA POSTRERO

Jueves, 6 de agosto de 1998Dallas, Texas, Estados Unidos

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel yexactadeesteMensaje,talcomofuepredicado;por lotanto, cualquier error en este escrito es estrictamenteerrordeaudición,transcripcióne impresión,ynodebeinterpretarsecomoerroresdelMensaje. El texto contenido en esta conferencia puede serverificadoconlasgrabacionesdelaudioodelvideo. Este folleto debe ser usado solamente parapropósitospersonalesdeestudiohastaqueseapublicadoformalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

Dr. William Soto Santiago26

dándoles testimonio de “LA LUCHA DEL ÁNGEL CON JACOB APLICADA AL DÍA POSTRERO”. Que las bendiciones del Ángel del Pacto, Jesucristo nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Con nosotros nuevamente el reverendo Miguel Bermúdez Marín para concluir nuestra parte en esta ocasión. Muchas gracias, amables amigos y hermanos televidentes y los aquí presentes. Con nosotros el reverendo Miguel Bermúdez Marín. “LA LUCHA DEL ÁNGEL CON JACOB APLICADA AL DÍA POSTRERO”.

LA LUCHA DEL ÁNGEL CON JACOBAPLICADA AL DÍA POSTRERO

Dr. William Soto SantiagoJueves, 6 de agosto de 1998

Dallas, Texas, Estados Unidos

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes y televidentes. Es para mí un privilegio

grande estar con ustedes aquí en la ciudad de Dallas, Texas, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino bajo el tema: “LA LUCHA DEL ÁNGEL CON JACOB APLICADA AL DÍA POSTRERO”. Para lo cual quiero leer en el libro del Génesis, capítulo 32, verso 24 al 31, donde dice la historia bíblica: “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él (o sea, con Jacob), tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.


Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera”. Vean lo que sucedió con este hombre de Dios, Jacob, en esa ocasión. Y de esto mismo nos habla el profeta Oseas en el capítulo 12, versos 3 en adelante, donde dice: “En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano (o sea, a Esaú), y con su poder venció al ángel (eso fue cuando luchó con el Ángel de Jehová)”. “Mas…”. ¿Qué dice? ¿Qué más dice?: “Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros. Mas Jehová es Dios de los ejércitos; Jehová es su nombre”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: “LA LUCHA DEL ÁNGEL CON JACOB APLICADA AL DÍA POSTRERO”. Este acontecimiento de la vida de Jacob luchando con el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, para el tiempo final es tipo y figura de lo que estará aconteciendo con el pueblo hebreo, en donde la Venida del Mesías, del Ángel del Pacto, será una realidad; y también el Israel espiritual,

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miembro del Cuerpo Místico de Cristo; él es el mensajero de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino, porque él es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino. Y es la primera ocasión en que Jesucristo envía un profeta dispensacional a Su Iglesia; y ese es el Ángel del Señor Jesucristo, a través del cual Jesucristo estará manifestado como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 y el León de la tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de señores. Es la manifestación del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, y se manifiesta en carne humana a través de Su Ángel Mensajero. Y viene con un nombre nuevo, que ninguno entiende; y viene para bendecir al Israel celestial, que es Su Iglesia, y luego al Israel terrenal, que es el pueblo hebreo. Y el Israel celestial, Su Iglesia, se agarrará bien del Ángel del Pacto manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero; y el pueblo hebreo, cuando lo vea manifestado en medio de la Iglesia de Jesucristo, se agarrará bien también de ese Ángel Mensajero, el Ángel del Pacto manifestado en el Ángel del Señor Jesucristo; que para ese tiempo en el cual el pueblo hebreo lo recibirá, ya estará adoptado el Ángel del Señor Jesucristo, y tendrá la manifestación en toda Su plenitud del Ángel del Pacto, y tendrá el cuerpo nuevo y eterno y glorificado igual al de nuestro amado Señor Jesucristo. Y todos los escogidos de Dios recibirán también su cuerpo eterno, para ese tiempo. Los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados; y después iremos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes,


¿A quién dice que ha enviado? A Su Ángel Mensajero; y por medio de Su Ángel Mensajero nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque Él viene en Su Ángel Mensajero manifestado en este Día Postrero. Y Él viene como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 en esa manifestación. Y eso será el Verbo, la Palabra, viniendo en carne humana en el Día Postrero. Por eso fue que el precursor de la Segunda Venida de Cristo, en la página 256 del libro de Los Sellos en español, dijo: “121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”. Eso es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19: el Verbo, el Ángel del Pacto, la Palabra encarnada en un hombre, en Su Ángel Mensajero. Esa manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, es la Venida de Apocalipsis 19, el Jinete que viene en un caballo blanco como la nieve; y tiene un nombre que ninguno entiende sino Él mismo, y Su Nombre es el Verbo De DioS. Es la Venida del Verbo, del Ángel del Pacto, el Verbo que era con Dios y era Dios, e hizo o creó todas las cosas, y se hizo carne y habitó entre los seres humanos en la persona de Jesús, conforme a San Juan, capítulo 1, verso 1 al 18. Y ahora viene en el Día Postrero manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero. Pero Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo; él solamente es un redimido por el Señor Jesucristo, lavado en la Sangre de Cristo; él es un


que es la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Día Postrero experimentará, se materializará esta misma experiencia, encontrándose con el Ángel de Jehová manifestado en medio de Su Iglesia. Ahora, para que podamos comprender este misterio y esta lucha del Ángel de Jehová con Jacob, tenemos que saber quién es ese Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, el cual le apareció a Abraham y le dio la promesa de que sería padre de multitud de naciones, y también le apareció a Isaac y a Jacob en diferentes ocasiones, y también le apareció al profeta Moisés cuando Dios iba a libertar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto. Y ahora vean cómo se identifica este Ángel de Jehová a Moisés, o con Moisés. Dice el capítulo 3 del Éxodo, verso 1 en adelante: “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios (o sea, el monte Sinaí). Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre…”. O sea, el padre de Moisés era Amram; y Dios, el Ángel de Jehová, dice que Él es el Dios de Amram el padre Moisés. Y dice:


“… Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob”. Ahora vean quién es el Ángel de Jehová: es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, Creador de los Cielos y de la Tierra y Creador del pueblo hebreo como nación. Él es el Creador de todo el universo. Y Dios, luego que le habló así a Moisés, dice: “Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción demipueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierraquefluyelecheymiel,aloslugaresdelcananeo,delheteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”. Dios era el que iba a libertar al pueblo hebreo, pero necesitaba un profeta, un ser humano, para por medio de ese profeta llevar a cabo Su Obra correspondiente a aquel tiempo. “Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte (o sea, sobre el monte Sinaí). Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos


El mismo que estuvo en los profetas del Antiguo Testamento, hablándole al pueblo hebreo por medio de Sus profetas; y luego estuvo en Jesús en toda Su plenitud manifestado; y luego vino en el Nuevo Testamento en medio de Su Iglesia como la Columna de Fuego… le apareció a San Pablo y le dijo4: —“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Y Saulo le dijo: “Señor, ¿quién eres?”. Y esa Columna de Fuego, que le había hablado a Moisés y le había dicho: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”, ese Ángel del Pacto, le dijo a Saulo de Tarso: —“Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Y ahora, Él ha estado en Su Iglesia, de edad en edad, hablando a Su Iglesia por medio de Sus siete ángeles mensajeros; y en este Día Postrero estará manifestado en Su Ángel de Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3, y Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, del cual dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Y también dice: “Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado Su Ángel, para manifestar a Sus siervos las cosas que han de suceder pronto”. (Apocalipsis 22, verso 6). Ahora vean, por medio de Su Ángel Mensajero es que el Ángel del Pacto en este Día Postrero estará hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto: “Ymedijo:Estaspalabrassonfielesyverdaderas.YelSeñor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.4 Hechos 9:4-5


en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, en el Cielo, hubo silencio como por media hora. Este misterio es tan grande —el misterio de la Segunda Venida de Cristo— que causó silencio en el Cielo como por media hora para que el enemigo de Dios no supiera, no conociera ese misterio, y no interrumpiera el Programa de la Segunda Venida de Cristo en el cumplimiento de la Venida del Señor, de la Venida del Ángel del Pacto, de la Venida del Ángel que era diferente a los demás. Él es el Ángel que desciende envuelto en una nube en Apocalipsis, capítulo 10, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo envuelto en una nube, con Su rostro como el sol, Sus ojos como llama de fuego, el arco iris alrededor de Su cabeza y Sus pies como columna de fuego o como bronce bruñido; y en Su diestra un Librito abierto, el cual es el Libro de los Siete Sellos. Y dice que puso Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la Tierra, y clamó como cuando ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Ahora podemos ver que en la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte, el Ángel que era diferente a los demás (que es el Ángel del Pacto en Su Venida en el Día Postrero), hablándonos con esa Voz como León, nos habla y esos siete truenos emiten sus voces. Es la Voz de Cristo la Voz de los Siete Truenos, es la Voz de Cristo como León de la tribu de Judá, porque clamó como cuando ruge un león y siete truenos emitieron sus voces. Y con Su Voz Él revela el misterio de Su Venida. El misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Venida, lo revela a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.


de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: Yo soY el que soY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soY me envió a vosotros”. Aquí el Yo soY, cuando vamos al original, encontramos que en la Biblia, allá en el Éxodo, en hebreo, son colocadas cuatro consonantes, que son YHWH, como el Nombre que Dios le dijo a Moisés. Y ahora, el Dios Todopoderoso…, llamado también el Ángel del Pacto; porque este Ángel del Pacto es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, llamado también en San Juan, capítulo 1, el Verbo que era con Dios y era Dios y que creó todas las cosas. Ahora, en este Ángel del Pacto, que es el Verbo, que era con Dios y era Dios, el cual se hizo carne en medio del pueblo hebreo y habitó en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre Jesús…; el nombre Jesús en griego, pero el nombre en hebreo es Yoshua, que significa ‘Salvador’ o ‘Redentor’. Él vino como Redentor para llevar a cabo la Obra de Cordero de Dios en la Cruz del Calvario, por lo tanto Su nombre significaba ‘Salvador’ o ‘Redentor’. Y vean ustedes, este nombre también lo tuvo Josué, el sucesor de Moisés, el cual colocó al pueblo hebreo en la tierra prometida y le repartió la tierra prometida al pueblo hebreo. Fue Josué el instrumento de Dios para la restauración del pueblo hebreo a su tierra, fue Josué el instrumento de Dios para esa salvación o redención de Israel; porque redimir significa ‘volver al lugar de origen’; y Dios estaba llevando de regreso por medio de Moisés, y luego por


medio de Josué, al pueblo hebreo a su lugar original, que es la tierra de Israel, donde nació Jacob. Y ahora, en el Éxodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, nos habla acerca del Ángel de Jehová; y dice, capítulo 23, verso 20 al 23: “He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado”. Ahora, ¿quién sería el que llamaría al pueblo hebreo a la tierra prometida, al lugar que Dios preparó para colocar al pueblo hebreo de regreso a su tierra? Sería el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; pero ese Ángel del Pacto tenía que tener un profeta, un hombre, a través del cual manifestarse y llevar a cabo esa Obra de Redención, redimiendo a Israel, colocándolo nuevamente en la tierra que Él le dio a Abraham, a Isaac y a Jacob, la tierra que Él les dijo a ellos que les daría por heredad a ellos y a su descendencia. Y ahora, es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión, el cual libertó al pueblo hebreo por medio del profeta Moisés, y luego por medio del profeta Josué pasó el Jordán con el pueblo hebreo. Ahora, vean que Dios dice: “He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado”. ¿Quién era el que guardaría al pueblo hebreo por el camino y los introduciría en la tierra prometida? El Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico. Dice: “Guárdate delante de él, y oye su voz…”.


vivido en esta Tierra y han creído en Cristo, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo; y por consiguiente, han nacido de nuevo, han nacido en el Reino de Dios; y si sus cuerpos físicos mueren, ellos siguen viviendo en el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, hasta que Cristo los resucite en un cuerpo físico glorificado y eterno (¿cuándo?) en el Día Postrero, que es el séptimo milenio. El Día Postrero es el séptimo milenio, porque “un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día”. Ahora podemos ver que hay una bendición grande para este tiempo final, en donde el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estará en medio de Su Iglesia en el Día Postrero, en medio del Israel celestial; y luego estará revelándose al Israel terrenal, el pueblo hebreo. Este Ángel del Pacto apareció en febrero 28 de 1963 en esta nube formada por los siete ángeles mensajeros de las siete edades y otro Ángel que era diferente a los demás, el cual es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Y así como se hicieron carne estos siete ángeles mensajeros de las siete edades, los cuales están en esta foto, en esta nube en sus cuerpos teofánicos…, para tener sus ministerios se hicieron carne, y tuvieron sus ministerios en medio de la Iglesia de Jesucristo. Y ahora, para el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, tener Su ministerio en el Día Postrero como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, tiene que venir manifestado en carne humana. Ese es el Ángel que tiene el Séptimo Sello, y el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Ángel de Jehová. Y cuando se abrió el Séptimo Sello


es ‘volver al lugar de origen’. Y los hijos de Dios volverán a tener un cuerpo eterno como nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso es que Dios por medio del apóstol San Pablo en su carta a los Efesios nos dice en el capítulo 1 y versos 13 al 14: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”. Hasta la redención de nuestro cuerpo, que ha de suceder en el Día Postrero. También en Efesios, capítulo 4, verso 30, dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. O sea, para el día en que nosotros seremos transformados si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten en sus cuerpos eternos; y nosotros los que vivimos seremos transformados, y tendremos un cuerpo eterno y glorificado como el de nuestro amado Señor Jesucristo, y como el cuerpo glorificado y eterno que recibirán los muertos en Cristo. Y Cristo hizo la promesa que será en el Día Postrero en que Él resucitará a los muertos que han creído en Él cuando vivieron en esta Tierra. Dice el capítulo 6, verso 40, de San Juan: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. ¿A quién resucitará en el Día Postrero? A los que han


La Voz del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, tiene que ser escuchada por el pueblo, tanto el Israel terrenal (el pueblo hebreo) como el Israel celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; porque este mismo Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, que ha estado con el pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, es el Jesucristo del Nuevo Testamento, el cual vino en carne humana en medio del pueblo hebreo; porque el Verbo, el Ángel del Pacto, se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo. San Juan, capítulo 1, verso 14, dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Y cuando vino el Verbo hecho carne en medio del pueblo hebreo, fue conocido por el nombre de Jesús, que en hebreo es Yoshua, que significa ‘Salvador’ o ‘Redentor’. Y vean ustedes, Yoshua en hebreo comienza con “y”. Y las cuatro consonantes que son colocadas en el Éxodo, capítulo 3, versos 14… o 13 al 15…, vean (13 al 15), comienza con “y” y continúa con “h”, pero también tiene la “w” y la “h”. Ahora, aquí encontramos que en la Primera Venida de Cristo se cumplió la Venida del Ángel del Pacto; pues la Venida de Cristo fue nada menos que la Venida del Ángel de Jehová, la Venida del Ángel del Pacto, como dice el profeta Malaquías en el capítulo 3 cuando anuncia la Venida del Mesías y de Su precursor. En el capítulo 3, verso 1, dice Malaquías: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (¿Delante de quién? Del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del


pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”. ¿Quién vendría después del precursor que le prepararía el camino? Vendría el Ángel del Pacto, el Señor, el Ángel de Jehová. Ahora, ¿cómo vendría después de Su precursor? Su precursor fue Juan el Bautista, el cual dijo: “Después de mí viene uno del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado; Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”. Él también dijo: “Él es primero que yo”. Ahora podemos ver que Juan el Bautista le estaba preparando el camino al Ángel de Jehová, al Ángel del Pacto, que vendría en forma humana, en la forma de un profeta llamado Jesús de Nazaret (o en hebreo Yoshua), el cual apareció, estuvo en las actividades de Juan el Bautista cuando tenía cerca de 30 años… Había nacido por medio de una virgen, conforme a la profecía de Isaías, capítulo 7, verso 14, donde Isaías dijo: “He aquí, el mismo Señor os dará señal: He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y se llamará su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”1. Esa virgen fue la virgen María y ese niño que nació de esa virgen fue Yoshua, o sea, Jesús en griego. Y ahora, ese niño que nacería sería Emanuel, o sea, Dios con nosotros, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, con el pueblo hebreo, y por consiguiente con la raza humana, para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Y ahora vean ustedes, aquí en los Evangelios encontramos que cuando Felipe le dice a Jesús: 1 San Mateo 1:23


aguardar la manifestación de los hijos de Dios (esa manifestación de los hijos de Dios en cuerpos eternos). Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu (o sea, el bautismo del Espíritu Santo, y por consiguiente el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que son las primicias ahí, del Espíritu), nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”. Nuestra adopción es la redención de nuestro cuerpo, en donde los hijos e hijas de Dios volverán a tener un cuerpo eterno; un cuerpo eterno así como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo: un cuerpo glorificado, un cuerpo eterno, para vivir por toda la eternidad con nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso es que nos dice que tenemos las primicias del Espíritu, o sea, ya tenemos nuestro cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y solamente nos falta el cuerpo físico eterno y glorificado, para vivir físicamente en un cuerpo físico pero glorificado, y reinar con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad. Y para ser arrebatados al Cielo e ir a la Cena de las Bodas del Cordero necesitamos ese cuerpo, ese cuerpo eterno, que es el cuerpo que recibimos en el cumplimiento de la redención física de nuestros cuerpos; porque redimir


cambio; ciertamente recibiremos un nombre nuevo. Muy bien puede ser que ese nombre sea nuestro nombre original y verdadero, escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde la fundación del mundo. Él conoce nuestro nombre pero nosotros no. Algún día, según Su buena voluntad, nosotros también lo conoceremos”. Ahora vean ustedes cómo Dios por medio del precursor de Su Segunda Venida nos habla de este gran misterio del Nombre Nuevo. Hemos visto que cuando todas las cosas llegan a su final, Cristo nos dice que Él tiene un nombre nuevo. Ese es Su Nombre para manifestarse como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Ese es el Nombre Eterno de Dios, ese es el Nombre del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, del cual Dios dijo: “… mi nombre está en él”. ¿En dónde? En el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. “Oye Su Voz y no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi Nombre está en Él”. Y ahora, para el Día Postrero, en la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto manifestado en el tiempo final, Él estará manifestando ese Nombre que el pueblo hebreo y el cristianismo ha deseado conocer. Y para eso, así como para manifestar Su Nombre de Redención dos mil años atrás vino en carne humana el Ángel del Pacto, y hubo allí una manifestación del Nombre de Dios para Redención; ahora para la redención de nuestro cuerpo físico, que es la adopción… Como nos dice San Pablo en su carta a los Romanos, capítulo 8; y leemos en los versos 19 en adelante, donde dice: “Porque el anhelo ardiente de la creación es el


“Muéstranos al Padre, y nos basta”, en el capítulo 14 de San Juan, Jesús le dice: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, Felipe, y no me has conocido? ¿No sabes que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí (o viceversa)?”. Vamos a ver cómo es que lo dice, para que lo tengan tal y como fue dicho. Dice, capítulo 14, verso 9 en adelante: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras”. ¿Dónde estaba el Padre, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob? Estaba en Jesús, dentro de aquel velo de carne llamado Jesús o Yoshua en hebreo. Ese nombre significa ‘Salvador’, ‘Redentor’, y venía para llevar a cabo la Obra de Redención. Y ahora, miren ustedes, en donde estábamos leyendo hace algunos minutos atrás, en el Éxodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, dice: “Guárdate delante de él, y oye su voz (¿La Voz de quién? Del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová); no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”. ¿El Nombre Eterno de Dios dónde está? En el Ángel del Pacto, que es el Verbo, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico. Dios colocó en Su cuerpo teofánico ese Nombre, porque dentro de ese cuerpo teofánico de Dios está Dios; y donde está Dios, ahí está Su Nombre.


Y ahora, cuando se hizo carne el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, allí estaba la manifestación del Nombre de Dios, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Y para el Día Postrero tenemos la promesa que volverá el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, conforme a Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 al 21. Y con la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, estará manifestado el Nombre Eterno de Dios, el cual está en el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el cual vendrá manifestado en estos días postreros; el cual ha estado manifestado de etapa en etapa, de edad en edad, como estuvo manifestado en medio del pueblo hebreo de edad en edad, estuvo manifestado en Su cuerpo teofánico, hablándole al pueblo hebreo por medio de los profetas de Dios; y luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y luego ha estado en Su Iglesia de edad en edad, manifestado por medio de Sus mensajeros hablándole a Su Iglesia. Y en este Día Postrero, Él viene manifestado en carne humana nuevamente para llevar a cabo Su Obra correspondiente al Día Postrero: para hacer el reclamo de todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, y restaurar a la vida eterna a todos los hijos e hijas de Dios, y restaurar al pueblo hebreo como cabeza de todas las naciones; y restaurar el Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, y así cumplirse la oración que enseñó Cristo a Sus discípulos cuando dijo2:2 San Lucas 11:2, San Mateo 6:9-10


la Iglesia). Lo que aquel Nombre es, nadie se atreve a conjeturar. Tendría que ser una revelación del Espíritu dada tan concluyentemente que nadie se atrevería a negarla. Pero sin duda, Él dejará aquella revelación para eldíaenqueÉldeseamostrarelNombre.Essuficienteconocer que este Nombre será aún más maravilloso de lo que nosotros jamás podríamos imaginar”. Y viendo a través de la Palabra de Dios lo relacionado a ese Nombre, veamos lo que nos dice en la página 352, y vamos a ver la página 230 y 231…; vamos a ir allá, del libro de Las Edades, página 230 y 231, donde dice (el último párrafo dice): “195. También dice aquí que Él va a dar al vencedor una piedrecita blanca y en (no sobre) la piedra un nombre nuevo, el cual solamente el dueño conoce. Ahora, la idea de un nombre nuevo, es una idea bien conocida. Abram fue cambiado a Abraham, Sarai a Sara, Jacob a Israel, Simón a Pedro, y Saulo a Pablo. Estos nombres trajeron un cambio o fueron dados por causa de un cambio. Fue solamente después que los nombres de Abram y Sarai fueron cambiados por el Señor, que llegaron a estar listos para recibir al hijo prometido. En el caso de Jacob, él tenía que vencer, y después fue llamado príncipe”. Porque Jacob, o sea, significa ‘suplantador’; pero cuando le fue cambiado el nombre por Israel, Israel significa ‘príncipe con Dios’. Ahora, vean lo que a continuación dice: “En el caso de Simón y de Saulo, su cambio vino cuando ellos recibieron al Señor. Y hoy día, cada uno de nosotros, los verdaderos creyentes, hemos tenido un cambio de nombre. Somos cristianos. Es un nombre que es común entre nosotros. Pero algún día tendremos otro


Vean ustedes, le habló a Jacob, y Jacob habló con Él, y Jacob quería la bendición del Ángel; era la Bendición de la Adopción, la Bendición de la Primogenitura, para la adopción como primogénito. Y para eso se requería un cambio de nombre, el cual el Ángel de Jehová lo dio a Jacob. Le pregunta: “¿Cómo te llamas?”, y Jacob le dice: “Me llamo Jacob”. Y el Ángel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado, has peleado con Dios y con los hombres, y has vencido”. Cuando uno lucha por la bendición de Dios, por la Bendición de la Primogenitura, ¡lucha hasta obtener esa bendición!, ¡lucha con Dios y vence! Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero recibirá un cambio de nombre. De eso habló Cristo en el libro del Apocalipsis, capítulo 2 y capítulo 3 del Apocalipsis. Capítulo 3 del Apocalipsis dice, verso 12: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”. Aquí podemos ver la promesa que Dios hace de un nombre nuevo para el Vencedor. Y ahora veamos lo que nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, acerca de ese nombre nuevo. Dice, página 354 del libro de Las Edades: “128. ‘Y escribiré sobre él mi nombre nuevo’. Mi Nombre nuevo. Cuando TODO llegue a ser nuevo, entonces Él también tendrá un Nombre nuevo; y ese Nombre también será el nombre de la Novia (o sea, de


“Cuando ustedes oren…”, Él dijo, en una de las cosas que debía ser pedida: “Venga Tu Reino. Y hágase Tu voluntad, como en el Cielo, aquí en la Tierra”. Y durante el Reino Milenial es que la voluntad de Dios que se hace en el Cielo será implantada en la Tierra, para los seres humanos vivir en un Reino que hará la voluntad de Dios. Porque los reinos de los gentiles no hacen la voluntad de Dios, sino que hacen conforme a su propia voluntad. Pero el Reino del Mesías, que será el Reino de David, en donde el Mesías se sentará en el Trono de David, será un Reino que hará la voluntad de nuestro Padre celestial. Y de Jerusalén saldrá la enseñanza del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob3; y la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar, nos dice Habacuc, capítulo 2, verso 14, y también Isaías, capítulo 11, verso 9. La Tierra será llena del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo, donde la gloria de Jehová será manifestada, porque el Ángel del Pacto estará manifestado en el cumplimiento de Su segunda manifestación en carne humana, en el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo. Y ahora, este Ángel del Pacto, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión, estará manifestado en medio de Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular; y estará la Iglesia del Señor Jesucristo como estuvo Jacob: luchando con el Ángel, y el Ángel con Jacob, durante toda la noche y hasta que rayaba el alba. Vean ustedes, tenemos a la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde ha estado el Ángel de Jehová, el Ángel del 3 Isaías 2:2-3, Miqueas 4:1-2


Pacto, durante toda la noche de las siete edades de la Iglesia gentil, manifestado por medio de Sus siete ángeles mensajeros y luchando para llamar y juntar y sellar los escogidos de cada edad. Y cuando está rayando el alba de un nuevo día dispensacional, del séptimo… o de la séptima dispensación y del séptimo milenio, es donde el Israel celestial o espiritual —que es la Iglesia de Jesucristo— recibe el cambio de nombre, pues recibe la bendición para ser adoptados hijos e hijas de Dios. Porque los hijos e hijas de Dios, al creer en Cristo como nuestro Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, luego han recibido el Espíritu de Cristo; y por consiguiente han nacido de nuevo: han nacido en el Reino de Dios, en la Iglesia de Jesucristo; y han recibido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, igual al cuerpo teofánico de Dios, a ese Ángel de Jehová, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico. Y para este tiempo final recibiremos un cuerpo físico y eterno, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y por eso es que para este tiempo final, así como para Él darnos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión Él vino manifestado en carne humana en Su Primera Venida para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario como Cordero de Dios y manifestar Su Nombre; en el Día Postrero, para darnos el cuerpo físico glorificado y eterno, Él viene como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, manifestado en medio de Su Iglesia; Él viene como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; y eso será la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, en este Día Postrero. Y ahora, con Su Venida, el Israel espiritual y el Israel


terrenal, el Israel celestial (que es la Iglesia) y el Israel terrenal (que es el pueblo hebreo), recibirán la misma experiencia encontrándose con el Ángel de Jehová, manifestado en el Día Postrero en carne humana en medio de Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular. Vean aquí: en la página 359 del libro de Los Sellos en español dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo: “141. Ahora, Esaú no tenía necesidad del dinero de Jacob, como tampoco lo necesita Roma, porque Roma tiene las riquezas del mundo en sus manos. Pero hallamos que en aquella ocasión cuando todavía era Jacob, se encontró con Dios, y estaba pasando por ese tiempo de tribulación, entonces Jacob echó mano a algo que era real. Hubo un Ángel que bajó del Cielo, y Jacob mantuvo sus brazos alrededor del Ángel, y allí se mantuvo. Este Ángel le dijo: ‘Tengo que irme, ya está amaneciendo’. Hermano: ¡El Día está por aparecer, está por llegar! 142. Pero Jacob dijo: ‘¡No te voy a dejar ir si no me bendices! No puedes partir, yo me voy a quedar contigo. Yo quiero que venga un cambio a mi situación’. Esos son los 144.000, los ganadores de dinero que han sido tan deshonestos con lasfinanzas;pero cuandoellosporfinven (la cosa real, o sea) la cosa verdadera y la posibilidad de agarrarse de ello, allí estarán Moisés y Elías. ¡Amén! Ellos también lucharán con Dios hasta que los 144.000 de las doce tribus de Israel sean llamados y sacados fuera. 143. Eso sucede justamente antes de comenzar la tribulación”. Antes de comenzar la gran tribulación estará el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, en medio de Su Iglesia, en medio del Israel celestial, manifestado, hablándole a Su Iglesia de estas mismas cosas que le habló a Jacob.

Jueves, 6 de agosto de 1998 Dallas, Texas, Estados Unidos€¦ · de su cadera”. Vean lo que...

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