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Josué Mirlo

Obra selecta

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Leer para lograr en grande

Colección LetrasClásicos Mexiquenses

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COMPiLaCiónMaría Salomé de Jesús Rosamar Robles Mejía

PReLudiOJosé Yurrieta Valdés

eStudiO CRítiCO Y nOtaS eridania González treviño

Josué Mirlo

Obra selecta

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eruviel Ávila VillegasGobernador Constitucional

Raymundo e. Martínez CarbajalSecretario de educación

Consejo editorial: José Sergio Manzur Quiroga, erasto Martínez Rojas, Raymundo e. Martínez Carbajal, Raúl Vargas Herrera, Fernando Muñoz Samayoa

Comité técnico: alfonso Sánchez arteche, Félix Suárez, Marco aurelio Chávez Maya

Secretario técnico: ismael Ordóñez Mancilla

Josué Mirlo. Obra selecta

© Primera edición. Secretaría de educación del Gobierno del estado de México. 2014

dR © Gobierno del estado de México Palacio del Poder ejecutivo Lerdo poniente núm. 300, colonia Centro, C.P. 50000, toluca de Lerdo, estado de México

© Genaro Robles Barrera (Josué Mirlo)© María Salomé de Jesús Rosamar Robles Mejía, compilación© eridania González treviño, estudio preliminar y notas

iSBn: 978-607-495-354-1

Consejo editorial de la administración Pública estatalwww.edomex.gob.mx/consejoeditorialnúmero de autorización del Consejo editorial de la administración Pública estatal:Ce: 205/01/36/14

impreso en México

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa del Gobierno del estado de México, a través del Consejo editorial de la administración Pública estatal.

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Preludio

i. introducción

Corría el año de 1943. en ese entonces era yo un alumno del tercer año de secundaria en las envejecidas aulas del todavía instituto Científico y Literario del estado de México, que ade-más de haber sido la prestigiosa cuna del positivismo mexi-cano, por esos tiempos albergaba en su totalidad el ciclo de educación media que se impartía en la ciudad de toluca, que era una población pequeña, un tanto cuanto fanática, pacata y conservadora, respetuosa de las buenas costumbres y moda-les, de economía primaria y de sociedad cerrada, orgullosa de su casa de estudios y de sus escuelas normales, poseedora de una educación avanzada y muy cuidada, derivada de aquellos buenos tiempos de gobierno del general José Vicente Villada y que había visto pasar el ciclón de la Revolución mexicana sin mayores complicaciones ni sangrientos hechos de armas, y que, como una de sus consecuencias, abría las puertas de la cultura superior al pueblo llano. el instituto se democratizaba y sus beneficios se derramaban por todo el valle del Matlatzinco.

Fue así, en ese entorno geopolítico local, cuando por primera vez escuché hablar de un escritor, maestro y poeta genial que res-pondía al nombre melodioso de Josué Mirlo, quien, en aquellos

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tiempos y entre nosotros, se desempeñaba como un maestro de matemáticas, circunstancia que me parecía extraordinaria por-que aún no comprendía la gran poesía abstracta que subyace en las ciencias exactas, paradigmas de estructuras poseedoras de una gran belleza que dicho bardo vislumbró y supo comprender con toda la claridad y sin estruendo de ninguna clase.

Luego supe que Josué Mirlo era uno de los tres máximos poetas que, con Horacio Zúñiga anaya y enrique Carniado, integraba aquella tercia mayúscula de la tendencia lírica que dominó el horizonte de la poética estatal muy rica en expo-nentes varios, a todo lo largo del siglo xx.

Los tres cultivaron géneros muy diversos entre sí, de con-figuraciones muy variables y expresiones contrastantes, todas de una gran belleza, que utilizaron para crear formas literarias elocuentes de muy alto nivel, que han trascendido el tiempo y el espacio, para situarse como auténticos modelos de lo que son las buenas letras.

Con motivo de mis estudios profesionales de inge niería Civil, pasé varios años alejado de toluca. en 1948 inicié el magisterio en el instituto toluqueño; el 3 de marzo, de hecho, regresé a mi ciudad natía a dar clases, bajo el sistema de venir, cumplir con el cargo y regresar a mi trabajo en México, donde residía. era entonces director de la institución el señor Félix azuela Padilla —de muy grata memoria— y, nuevamente, entré en contacto con Josué Mirlo a través de un amigo mutuo, el pintor esteban nava Rodríguez, a la sazón director del Museo de Bellas artes del estado, con quien principié mis viajes sema-narios, los sábados, a Capulhuac, a la casa familiar del poeta, quien se desempeñaba como maestro en el sistema de escue-las secundarias de la capital de la república, y regresaba a su hogar todos los viernes en la tarde, para estar con su familia:

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su hermana Herlindita, su hija Chuy, su nana Goyita y con sus sobrinos y un hermoso niño, el Miguelón, que nos obsequiaba las risas de su infancia.

arnulfo Lorenzo Genaro Robles Barrera nació en la Villa de Capulhuac, perteneciente al municipio del mismo nombre y al distrito —en ese entonces— de tenango del Valle, estado de México, el 10 de julio de 1901. Fue hijo de don Feliciano Robles y de doña María Salomé de Jesús Barrera Solano, quie-nes procrearon a tres hermanos: Paula, Herlinda —a quien tuve el honor de conocer— y Genaro, cuyo nombre artístico que-dará eclipsado por el pseudónimo que, literariamente, le hará famoso en el mundillo mexicano de las letras: Josué Mirlo.

Por conversación privada, el laureado autor me confió que, en el curso de sus tiempos formativos, veía como poco poético su verdadero nombre y que, incluso en un principio, pretendió utilizar el pseudónimo tarquinio anthero de Quen-tal, portugués de las azores (1842-1891), ostentado por un autor portugués del siglo xix. tal sobrenombre no satisfizo a don Manuel Maples arce, su amigo, quien le propuso, en 1923, uno más corto, eufónico y sonoro: Josué Mirlo, que dejó satisfecho al prometedor incursionista en los recovecos intrincados de la poética más decantada, fresca y novedosa, que aquel surgente autor prometía para enriquecer el bagaje literario del post-modernismo en México. Maples arce le propuso ingresar a la naciente escuela estridentista, pero Mirlo no lo aceptó, dijo que él era costumbrista e, incluso, pintoresquista, como pre fería ser considerado por su provincialismo descriptivo.

de ese modo, aquel novel e inspirado autor comenzó su exitosa carrera como escritor. Bachiller en ciencias biológicas, en 1925 se inscribió en la escuela nacional de Medicina de la universidad de México, y asistió como ayudante en el Hospi-

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tal Morelos, en cuyo Pabellón Ortopédico número 6, a cargo del doctor alfonzo Ortiz tirado —el distinguido tenor capita-lino—, prestó sus servicios y trabó amistad con el galeno quien, en su oportunidad, le convenció para asistir a ciertas veladas literarias-musicales, en las cuales Josué Mirlo dio a conocer sus primeros poemas.

Ya interesado en este tipo de reuniones, luego se integró al grupo cultural el Pentágono, junto con algunos otros poetas menores, y se convirtió en habitual concurrente a las tertu-lias del entonces revolucionario Café de nadie, ámbito de la corriente nueva del estridentismo, donde figuraron el mismo Manuel Maples arce, forjador del término; arqueles Vela, Solón de Mel, Hernán Laborde y algunos otros de estatura mínima.

Para ese periodo vital del poeta en ciernes, nuestro ya gigante autor de Capulhuac gozaba de la absoluta confianza de don erasmo Castellanos Quinto, ilustre catedrático de Litera-tura en la escuela nacional Preparatoria, quien le conminó a inscribirse en los juegos Florales de Primavera, a los que convo-caba el Consejo Cultural de la Ciudad de México; en los cuales, en 1923, a los 22 años de su edad, obtuvo la Flor natural del primer lugar y 500 pesos de aquel tiempo. este feliz aconte-cimiento le motivó, sobremanera, para dedicarse, en alma y cuerpo, a su evidente vocación por las letras bellas. admirador de siempre del gran maestro y pensador uruguayo José enrique Camilo Rodó Piñeyro (1871 - 1917), inmortal autor del ariel que, según Leopoldo alas Clarín, representó la ruptura espiritual de la juventud latinoamericana contra los prototipos anglosajones, impuestos a la sociedad por el american way of life; Josué Mirlo fundó, en la ciudad de México, un ateneo literario al que dio el nombre del ilustre filósofo, hijo de la república Oriental, por entonces la atenas de Sudamérica, e, incluso, vio con simpa-

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tía las utópicas doctrinas del socialismo científico, pregonado y sostenido por Carlos Marx; pero nunca les concedió mayor relieve, por no ser partidario del arte dirigido.

Sin embargo, aquella afinidad por ciertas tendencias progresistas que comenzaban a desarrollarse en el seno de la escuela nacional Preparatoria, sostenidas por algunos miem-bros de el ateneo, primero; de los Siete Sabios, luego; y de la Generación 20-24, después; culminó con la Liga de escritores y artistas Revolucionarios (LeaR), con lo cual se complementaba nuestro poeta, lo que le valió asistir como delegado al Congreso Latinoamericano de estudiantes, celebrado en Guatemala en el año de 1926, donde conoció y trató a adolfo López Mateos, quien concurrió, invitado por su amigo Walter C. Buchanan, como abanderado de la delegación mexicana.

Poco después, cuando estaba por concluir el año de 1927, doña María Salomé de Jesús Barrera Solano de Robles, madre de Josué, falleció. Mirlo cursaba el tercer año de medicina y tuvo la necesidad de interrumpir sus estudios, trasladarse y afincarse en su población natía para hacerse cargo de la familia. así, Josué Mirlo se perdió para la medicina y se ganó para la poesía. al cabo de algún tiempo aceptó impartir clases en la ciudad de México, en el nivel de educación media básica, conocido como secundaria y recién implantado, en 1925, por el gobierno federal que presidía el general Plutarco elías Calles; para lo cual dividió su jornada semanalmente entre el magisterio capitalino, de lunes a viernes, y en sus asuntos locales en Capulhuac, de viernes vespertino a domingo, para regresar a la gran urbe nue-vamente y reiniciar el ciclo.

tantas idas y venidas; tantas vueltas y revueltas; tantas reu-niones de bohemia y de actividades varias afectaron la salud del ya laureado autor, quien desarrolló una diabetes progre-

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siva que, con su marcha fatal, le afectó, poco a poco, la vista primero y luego el oído; para terminar, lamentablemente, en un aislamiento total; circunstancia que permitió a ciertos de sus conocidos e interesados amigos apoderarse de algunos de sus originales, de sus objetos personales, de ciertos libros y culminó por distanciarlos entre sí y malquistarlos del poeta mismo, que se refugió en el amor de sus familiares. Finalmente, ya muy debilitado y abatido por el desánimo, se vio enfermo de neumonía, primero, y de uremia, enseguida. Fue hospitalizado en la unidad 20 de noviembre del iSSSte y a las tres de la tarde del viernes 27 de diciembre del año 1968 recibió la visita e invi-tación de la muerte para partir a sitios ignorados.

Su cadáver fue llevado al terruño natío el 29 de diciembre, y recibió el homenaje de sus coterráneos, de las autoridades municipales y de muchos de sus amigos. Sus residuos orgáni-cos fueron inhumados en el Panteón Municipal de Capulhuac, aunque se sostuvo que lo había sido en el cementerio de Santa María Coaxusco, cosa que resultó falsa.

en 1982, y a propuesta del señor licenciado Mario Colín Sánchez, a la sazón secretario de educación, Cultura y Bien-estar Social del Gobierno del estado de México, y por acuerdo expreso del gobernador alfredo del Mazo González, sus des-pojos se trasladaron a la Rotonda de los Hombres ilustres de la entidad, en el Panteón Municipal de toluca, recinto sacro en el que reposan los restos mortales de arnulfo Lorenzo Genaro Robles Barrera, precursor del pintoresquismo en México; más conocido por su pseudónimo Josué Mirlo, incansable explora-dor e investigador en el arte de la poesía, gambusino de figuras y de ritmos nuevos, consagrados en esta recopilación.

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ii. ediciones

Las diversas ediciones que han tenido las obras de don Genaro  Robles Barrera, y con finalidades de referencia a la cronología de sus publicaciones, en distintos ciclos de ellas, claramente se pueden dividir en dos épocas: la inicial o for-mativa, que abarca el lapso comprendido entre 1919 y 1932; y la de finitiva, que se extiende desde 1938 hasta la fecha —post mórtem—, la cual incluye una, o tal vez dos, que autorizada-mente el Gobierno del estado de México, en diferentes oca-siones, ha dado a conocer entre sus impresiones diversas; así como también la universidad autónoma de la entidad en las suyas, tanto en forma de divulgación de la obra de uno de nuestros escritores renombrados nacionalmente; como con finalidades  didácticas, en algunas de sus escuelas y facultades, para complemento de los programas de español y de Literatura vigentes.

Cuando el entonces estudiante del bachi llerato se dedi-caba a la poesía en sus ratos de descanso, cuando no tenía los fondos económicos para solventar sus propias ediciones y comenzaba a relacionarse con otros colegas, tanto renombra-dos como principiantes, que le absorbían los tiempos dispo-nibles para alimentar su vocación, era más que obligado dar a conocer sus propias producciones poéticas en reuniones, en sus clases, en pláticas diversas y en ocasiones accidenta-les donde surgía su genio, de manera incontenible; pero que le iba conquistando la simpatía y la admiración, de propios y extraños, por lo cual, en 1919, las autoridades de la escuela Pri-maria “amado nervo”, de toluca, le pidieron un poema para ser publicado en el periódico de la propia institución; y él los

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complació con “a la muerte de amado nervo”, lo que significó su primera edición, comúnmente reconocida por nosotros.

en los Juegos Florares antes mencionados, concursó y ganó con la gran composición que tituló “Canto a la Prima-vera”, y a la que agregó más tarde el subtítulo “andante noc-turno”. Su participación fue publicada en los periódicos varios de la capital del país, entre 1922 y 1923, por las propias autorida-des del distrito Federal, y reproducida en diferentes ocasiones por otros medios impresos de época, en toda la nación.

de modo semejante, la que hemos considerado como fase definitiva de sus diferentes ediciones y después de haber re corrido un largo trecho de ajustes existenciales, no todos positivos ni reparadores, nuestro vate inmortal alcanzó el equi-librio rutinario de sobrevivencia en sus actividades educativas, pedagógicas por necesidad, y sus desplazamientos reiterados, entre el centro de sus actividades, la gran ciudad, y el meollo de sus afectos y amores familiares, su solar natío, su amadísima provincia de Capulhuac, lugar donde adquirió el profundo sen-tido de la tierra, de que nos habla Federico nietzsche, y al cual Josué Mirlo rindió todos los días el homenaje telúrico de su propia existencia, porque somos hijos de ella, de ella proveni-mos y a ella nos dirigimos, siempre de alguna forma, por demás ignora da, pero fatalmente precisa y definida.

La época más importante en su producción editorial se desarrolló, mayormente, desde 1938 hasta los primeros de la década de los sesenta, cuando la diabetes hizo crisis en su salud y le afectó, de manera paulatina pero fatal la salud en ge neral. Primeramente le minó el sentido de la vista, de la que ya padecía miopía desde bastante tiempo atrás, hasta sumer-girle en la ceguera total; luego dirigió su acometida funesta al oído, el cual se redujo, poco a poco, buscando anular por

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completo su capacidad auditiva hasta aislarle totalmente de su entorno laboral y de sus amistades, de sus diferentes relacio-nes y de su propia parentela, para dejarle solo en el ingrato islote de esa vida que, momento a momento, se debilitaba sostensi blemente, hasta quedar totalmente desarmado frente a los  embates crueles y continuados de enfermedades, de achaques y de la mucha incomprensión por parte de ciertas amistades ingratas, acomodaticias y oportunistas, que en dis-fraz de amigos pregonaron, de modo un tanto mezquino, la triste realidad de sus padeci mientos y males. esta situación le aisló, prácticamente, del resto de los seres humanos de su círcu lo, quienes, ante situación tan lastimosa, se retiraron poco a poco  de su  cercanía, para esperar el último golpe de la guadaña mortal.

Por lo que se refiere a sus publicaciones mencionaremos: 1932. Cuarteto emocional, editorial iCLa, toluca, México. 1938. Cuarteto emocional, edición de la dirección General de

Prensa y Publicidad, México, d. F.1940. Resumen, editorial iCLa, sobretiro de el estudiante,

órgano oficial del alumnado, toluca, México.1956. La Caballona, primera prosa del autor, editorial Cua-

dernos del estado de México, toluca, México.1956. Baratijas, editorial Cuadernos del estado de México,

toluca, México. 1965. Rosamar, prosas varias, editado por el Gobierno del

estado de México, toluca, México.1966. Monigotes, cuentos para niños, editado por el Gobierno

del estado de México, toluca, México. 1965. Obras completas, editado por la Secretaría de Hacienda

y Crédito Público, México, d. F., compiladas por david Romero Castañeda, subsecretario de Hacienda.

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además, y con relativa frecuencia, sus poemas eran, y son, reproducidos en multitud de periódicos, revistas y otras publi-caciones de época y oportunidad.

iii. epílogo

Los años han trascurrido con una rapidez extraordinaria y ahora, a 46 de su deceso, la egregia figura y la recia personalidad de arnulfo Lorenzo Genaro Robles Barrera, más conocido como Josué Mirlo, el destacado cantor de Capulhuac, el admirado bardo del paisaje, tanto del natural en calidad de observador minucioso y detallista, como del humano, se levanta en el papel amoroso de hijo, de padre, de esposo, de ser humano excepcio-nal que luchó a favor de la vida, y también en contra de ella, sin desesperación, sin desmayo y con absoluta entrega al arte poé-tica de tiránica exigencia, de trabajo ímprobo y minucioso, de observación continua y rigurosa; sin concesión alguna, en forma o contenido, a supuestas libertades de expresión, más sonoras que justificadas, que confieren belleza pero que reducen hori-zontes de amplitud y honduras de concepto, y que plantean la muy compleja realidad de la “difícil facilidad de lo sencillo”, de que nos habla Guillermo de Occam, el nominalista, con su sapiencia filosófica y su gran profundidad de pensamiento. Y, precisamente, el genio superior de Mirlo simplificó, de una manera sistemática y muy bella, lo intrincado de lo meramente conceptual y abstracto, para reducirlo a la expresión, sencilla y familiar, de lo común, de lo pintoresco y de lo sensiblemente inmediato, que maravillosamente se destila en su poesía.

Consecuente con lo asentado anteriormente, considero

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que el Gobierno del estado de México rescata, con una actitud muy positiva, la obra de Josué Mirlo a 46 años de su falleci-miento, gracias a una selecta edición de sus obras, tanto en verso como en prosa; dado que las versiones anteriores se encuentran agotadas, forman parte de bibliotecas públicas o privadas y no están a la venta en las librerías de viejo.

esta nueva publicación reúne las obras de uno de los más importantes escritores del siglo xx, oriundo de Capulhuac, poblado sito en la vertiente occidental de la gran serranía de las Cruces y con vista hacia el amplio valle del Matlatzinco, que representó una de las cumbres literarias de toluca y de la entidad en el pasado inmediato, y que está ampliamente reco-nocido en la poesía mexicana e iberoamericana de los últimos tiempos.

Quede, pues, en manos de los lectores interesados, esta nueva publicación, la cual, gracias al esfuerzo editorial del Gobierno del estado de México, llega a todos los rincones de la entidad en donde se cultiva el gusto por la buena literatura, por la excelente poesía, por la expresión artística muy nuestra y por la admiración a las artes de la comunicación humana en sus mejores momentos y expresiones; y, también, a través del quehacer de uno de sus magistrales represen tantes.

José Yurrieta Valdéstoluca, México, 2014

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de lo pintoresco a lo sublime Josué Mirlo y su laberíntico paisaje

a partir de la necesidad de definirse dentro del mundo de la creación poética, y de explicar al lector la “individualidad emocional” del poeta, Josué Mirlo establece su estética a par-tir de un pequeño texto denominado “Mi teoría literaria”1, de donde se desprende claramente su experiencia creacional y su efecto sobre el sujeto lírico.

Según palabras del poeta, su dirección estética no pre-tende más que mostrarse franca y sencilla, a través de imágenes aparentemente simples. La exposición ante el lector de lo que llama “individualidad emocional” se traduce en experiencia sensorial ante la naturaleza, cuya ley “se da libremente [...], no imita a nadie y es, por tanto, original”.2

La conciencia universal, originaria de todo lo existente y cuya naturaleza es vibratoria —según lo explica el poeta—, oscila hacia dos estados emocionales: el subjetivo y el objetivo. “el primero de más alta frecuencia vibratoria irradia cósmica-mente y por ende es el que nos da una sensibilidad extraordi-naria que nos hace rebasar todas las formas […]”.3 a éste recurro

1 texto extraído del documento original proporcionado por María Salomé de Jesús Rosamar Robles Mejía, hija del poeta, y que transcribo fielmente al final de este texto introductorio.

2 Valeriano Bozal (ed.), “immanuel Kant”, en Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas, vol. i, 2aª edición, editorial Visor, Madrid, 2000, p. 198.

3 el análisis se enfoca únicamente en la labor poética de Josué Mirlo; sin em-

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para analizar la esencia pintoresca en su obra poética y su tra-yecto hacia lo sublime.

además de sus características evidentemente modernis-tas y posmodernistas, la obra de Josué Mirlo se distingue por su contenido paisajista, por la evocación tanto de los elemen-tos rurales como de los urbanos, representados en su estado na tural. Por supuesto, el puente, el molino, el campanario, el pueblo mismo, el cisne, hacen clara referencia al modernismo, y su deformación, al posmodernismo; sin embargo, en esta ocasión la mirada analítica retrocede unos siglos para fijarse en la arquitectura de los poemarios y sus contenidos ornamenta-les, habitantes de las construcciones descritas que completan la imagen poética contenida en cada verso.

este conjunto de características —tanto elementos evoca-dos como la casa que habitan— resulta armónico en su forma escrita y visual. Josué Mirlo, más que amigarse con una esti-lística literaria, reflejó sus emociones más palpables —aunque subjetivas— aquellas a las que sus sentidos respondieron de inmediato, de manera natural, y, sensible a ellas, las comparte para ocasionar en el lector un sentimiento agradable, reconoci-ble, empático, placentero, porque se ofrecen sencillas y locas, vaya, pintorescas.

una de las etapas más pintorescas del poeta es la que des-cribe su experiencia en el campo. el folclor, lo cotidiano, los personajes arrojados por el pueblo al mismo pueblo, además de algunos atisbos que rescatan el escenario urbano, también pintoresco y tremendamente folclórico, son algunos objetos poetizables en su obra y que vistos detenidamente se descri-ben por sí solos como pertenecientes al pintoresquismo,4 deri-

bargo, tanto la narrativa como la prosa poética contenidas en este libro comparten los elementos de lo pintoresco aquí desarrollados.

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vado directamente del término “pintoresco” y éste “entendido como una tercera categoría estética [las otras dos son lo bello y lo sublime]”.5

Éste, que no es precisamente una escuela sino una cua-lidad —Francisca Pérez Carreño lo define, entre otras, como “aquel objeto, visión o perspectiva de la naturaleza, que merece ser pintado”—,6 se presenta a lo largo de tres de los cuatro poemarios de Josué Mirlo reunidos en este volumen, así como en la narrativa y la prosa poética, donde tiene la opor-tunidad de desarrollar escenarios con personajes peculiares del pueblo y barrios mexicanos —un claro y simpático ejemplo es “La Caballona”—, o a partir de la prosopopeya, con elementos propios de la naturaleza y el cosmos que hacen de protagonis-tas a lo largo de sus líneas. de esta manera, Manicomio de paisajes se precia de ser el primer y más logrado ejemplo de esta cate-goría estética.

aquí llama la atención la conjugación entre arquitectura y pintura enunciada a través de la palabra. desde el título, este primer libro, publicado en 1932, hace referencia a una estruc-tura arquitectónica y esto se confirma en su artífice literario a través de imágenes poéticas “visuales”: la lectura inicia en el vestíbulo donde el lector hallará un aviso que le alerta acerca de la falta de guía durante el recorrido; quizá en otra pared o en un escritorio, suelo o base cualquiera, encontrará el cuaderno de registro (el “Registro de alineados”) y, en esa misma habita-

4 Surge a finales del siglo xViii en inglaterra y se aplica, sobre todo, en pintura y arquitectura, en esta última por la ruptura que existe en la construcción de jardines clásicos, cuya belleza era otorgada por la simetría, para convertirse en jardines natura-les, asimétricos.

5 Miguel Ángel aníbarro, “Pintoresquismo”, Cuadernos de apuntes, p. 49. PdF http://goo.gl/HKv9Pn. Fecha de consulta: 27 de julio de 2014.

6 Francisca Pérez Carreño, “La estética empirista”, en Valeriano Bozal (ed.), op. cit., p. 44.

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ción, podrá leer el “directorio” —el contenido de ese libro y, a la vez, el recorrido del lector por la casa de los locos—.

este juego —que continúa en pasillos, salas y celdas, de la tranquilidad a la locura y de ésta a las alucinaciones, para llegar a su fin con pacífico silencio en un “Patio sin rumores”, donde habita la muerte, quien deja, en espiral infinita, paso a la vida— pone en acción a la imaginación, que será sometida a movimientos por senderos, lugares aparentemente cerrados, de dimensiones y formas caprichosas, tan distintos como sean los lectores. Bien dice Pérez Carreño: “lo pintoresco impulsa la actividad de la imaginación, que se distrae en la diversidad y que se ve sorprendida por ella”.7

La sensación experimentada por el sujeto sometido a un trayecto cuya construcción sólo le pertenece a él será, definiti-vamente, placentera. esos caminos recorridos y la introducción a los espacios ofrecidos en Manicomio de paisajes resultan merece-dores de representación. el pueblo triste y huraño tendido en el jergón de una pradera, los atardeceres inundados del baru-llo de las aves, la neblina leve que en forma de ángel besa el hogar, son figuras sinestésicas propias del paisaje; sin embargo, lo pintoresco se afianza en imágenes como la de “aquel molino sordo que vive sin parientes [y que] tiene flojas las muelas” o en “el pozo envejecido que hace tiempo descansa / sobre la piel morena del patio dormilón […]” o aquella que dibuja a un cam-panario viejo, “monstruo que devora / con sus dientes de bronce la carne pecadora / de los rojos crepúsculos […]”, o la del cre-púsculo que “se metió a las tabernas, / y ya borracho anduvo por las calles / achantando su cara en las vidrieras”, o de las mejores figuras del pintoresco, las contenidas en el “Poema trunco”.

7 idem.

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todas estas imágenes poéticas ejemplificadas y las demás que conforman Manicomio de paisajes seducen a los sentidos en virtud de su singularidad, su variedad e irregularidad, caracterís-ticas propias del pintoresco o, en el mismo tenor, elementos identificados “con lo áspero o tosco, con la variedad imprevista, la irregularidad, lo intrincado o complejo, con el accidente y el descuido […]”.8 así, llega a su fin en un extraño encuentro entre la muerte y la vida, posadas en el espacio silencioso y pacífico que implica un monumento mortuorio y el homenaje al ser amado ausente con un canto a la vida.

de contenido más variado y con notable insisten-cia por conservar la exaltación al paisaje, Baratijas. Mercado de versos (1956) mantiene el tono pintoresco y la estructura pintoresquis ta, pero ahora con la arquitectura fijada en el ente humano, mayormente ontológico, filosófico, creador, apasionado y, en ocasiones, enamorado. aquí el poeta decide atrapar en vitrinas las “baratijas” expuestas al público. Con la misma fórmula que en Manicomio de paisajes, el trayecto ini-cia por una repisa, el pasadizo y la entrada, donde cuelga una advertencia —ahora el  poeta, con falsa modestia, se reconoce humilde y sencillo,  en ocasiones doméstico, y lanza a su lec-tor objetos sin valor, ninguna “joya”—, para continuar con la muestra de objetos hinchados de imágenes descriptivas, evo-cadoras del paisaje, por un lado el idílico y, por otro, el inte-lectual. en este lugar, los objetos son personas, emociones o tropos en los que se contiene el universo pintoresco, cuestio-nado por la voz lírica.

en “el loco” el paisaje se construye en el cerebro del sujeto lírico; se trata de un metaespacio que rebasa las dimensiones

8 Miguel Ángel aníbarro, op. cit., p. 50.

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del edificio principal, esto es, el mercado de versos. el paisaje se traslada a un espacio más íntimo, en la casa propia, donde todo es posible, y la figura retórica se logra en su plenitud. “Porque la casa es nuestro rincón del mundo. es nuestro primer universo. es realmente un cosmos”,9 lo pintoresco se logra en magnitudes que rayan lo sublime:

¡Que nadie lo sepa!... ¡ya floreó el gigante!¡Ya floreó el gigante de tronco purísimocolor de agua clara,azul de ramaje,[…]¡Míralo!... ¡qué hermoso!...¡parece un naranjo!Ja, ja, ja, ja, ja, ja…y me señalaba la altura impasiblecristalinamente florecida en astros.

Sin ser verdaderamente sublime, esta estrofa, que contiene la inmensidad paisajista del espacio exterior, rescata lo informe de la naturaleza y escapa, como afirma Pérez Carreño, a la ley y a lo que la rodea, sólo obedece a las reglas de la mente, donde todo sucede y la imaginación se desata sin disimulo. “el resul-tado es agradable aunque no sea bello, y el ánimo se ve movido aunque no sea sublime”.10

en la tercera vitrina se etiquetan, entre otros, los poemas “un camino”, “el paranoico”, “así voy por los hombres”, “el suicida” y “La agonía del mar”. en ellos la altivez del hacedor

9 Gaston Bachelard, La poética del espacio, Fondo de Cultura económica, 2aª ed., 8ªa reimpresión, México, 2005, p. 34.

10 Pérez Carreño, op. cit., p. 44.

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de versos se desborda, los paisajes se alejan de lo pintoresco y evolucionan, ahora sí, a lo sublime.

“el suicida”, por ejemplo, reúne imágenes informes, exce-sivas y oscuras, que ocasionan “el asombro agradable o la deli-ciosa inquietud y espanto”11 propios de lo sublime:

desesperado por no tener más impresiones que las imperfectasdadas por mis sentidos,tuve audacia —en un gesto de rebeldía suprema—de arrancarme de cuajoy arrojarles al viento,a éstos mis sirvientes inútilesque ya me tenían harto de paisajes enanos […]

Baratijas cierra con imágenes poéticas en “La agonía del mar”, que alcanzan la experiencia placentera de lo sublime; el miedo, la tragedia, la muerte, la grandeza, la infinitud, la os curidad y la privación —enlista Carreño— desfilan para inci-tar un horror placentero:12

¡Qué mar tan fiero y pálido!... ¡Qué violáceas ojeraslas de ese mar que viera!

espumarejos verdes brotaban de su bocaroída por los astros!

11 ibidem, p. 45.12 término acuñado por Berkeley: pleasing horror. Cfr. P. Carreño, op. cit., p. 46.

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2626

Las recias convulsionesde sus músculos glaucosprendía fosforescencias en su epidermis ásperade moribundo mar…

a partir de aquí, la madurez del poeta se refleja en tonos amargos, su ánimo se vislumbra decaído, las palabras se vis-ten del blanco de la vejez y el eco de la voz lírica se escu-cha sombrío y cansado. Museo de esperpentos (1964) representa el recinto que resguarda las piezas del dolor. en absoluta ceguera y enfermo, Josué Mirlo guía el recorrido por pasadizos, casi-lleros y galerías repletos de su más íntimo sentir. ahora el pai-saje nocturno es el protagónico; sólo un lugar iluminado —“Me querías conocer”—, que parece venir del nostálgico recuerdo, resalta, aunque tenue, de entre la oscuridad lírica.

aquí, el poeta logra “persuadir al oyente, al lector, de que se [encuentra] ante un objeto realmente admirable [y] terri-ble”,13  porque la oscuridad desde donde habla y las imágenes exaltadas despiertan el temor de la ceguera propia, así como la sensación casi palpable de la inmersión en enormes escena-rios oníricos. La imaginación, lo único con que cuenta, se ha disparado.

Ya no estamos ante el placer ofrecido por lo pintoresco: entramos de lleno a lo sublime. el poeta utilizó sus recursos para atemorizar al lector. “Lo muy grande o lo muy profundo […] atemorizan”,14 y estos esperpentos cumplen su objetivo; la figuras ahí contenidas serán sentidas, no, vividas por el ahora espectador del universo:

13 ibidem, p. 45.14 idem.

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todos los turbulentos maresque rugen enjaulados en mis células,todos los encrespados ríos de sangre,todas las erizadas antenas de mis nervios,todas las tupidas selvas de mis músculos,y hasta las cordilleras impávidas de mi osamenta bárbara, […]

esta imprecación a la vida es, de igual manera, un paisaje sublime, resultado de la grandeza e infinitud de la naturaleza, elementos que acompañan las imágenes de libertad y eterni-dad, visualizadas por el poeta sobre todo en este último com-pendio de esperpentos.

Sumergirse en la lectura de la obra de Josué Mirlo, en el acomodo de sus edificios metafóricos, en el recorrido por jardines, pastizales o senderos, por pasillos y celdas, significa internarse en el complejo laberinto de la mente del poeta y conocer, por lo menos un poco, el proceso evolutivo de crea-ción, originado y transformado continuamente en el entra-mado de la imaginación.

eridania González treviño

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28

FuenteS COnSuLtadaS

aníbarro, Miguel Ángel, Cuadernos de apuntes. PdF http://goo.gl/HKv9Pn. Fecha de consulta: 27 de julio de 2014.

Bozal, Valeriano (ed.), Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas, vol. i, 2aª edición, editorial Visor, Madrid, 2000.

Bachelard, Gaston, La poética del espacio, Fondo de Cultura econó-mica, 2aª ed., 8aª reimpresión, México, 2005, p. 34.

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Mi teoría literaria*

de la trayectoria que siguen mis actividades poéticas tengo esta pobre experiencia que forma mi credo: Mi teORía Li teRaRia.

se ha dicho en todos los tonos que existe una Conscien-cia universal, Fuente de todo lo habido y por haber. Si ésta es una verdad incontrovertible, pienso que la naturaleza de esa Consciencia es esencialmente ViBRatORia en una intensidad infinita que no hay escala alguna que la pueda contener.

ahora bien, no es mi intención asomarme a especulacio-nes metafísicas, más humano, sólo trato de explorar mi indi-ViduaLidad eMOCiOnaL.

en este plano, desde el cual se puede juzgar una vida en todos sus ángulos de luz o de sombra, es donde sitúo Mi teoría Literaria.

Para mí la individualidad emotiva es la resultante de dos estados anímicos perfectamente demarcados por fenómenos ad hoc: el subjetivo y el objetivo. el primero de más alta fre-cuencia vibratoria irradia cósmicamente y por ende es el que nos da una sensibilidad extraordinaria que nos hace revasar (sic) todas las formas; el segundo formado por el almacena-miento de impresiones sensoriales que le dan los sentidos de

* Cfr. página 19, nota 1.

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relación es de una frecuencia vibratoria más limitada. ahora bien, la emoción objetiva es el producto de la contemplación directa [y] la subjetiva es una resultante psíquica de mis ideas [ilegible].

Josué Mirlo

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POeSía

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Manicomio de paisajes ( )

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aViSO

no hay “CiCeROne”en este Manicomio.

Josué Mirlo

EV

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S UT B

Í

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3737

Registro de alienados

directorio

i Sala de tranquilos

Pueblo mío Celda 1La tarde es una pajarera Celda 2Mar Celda 3Como plumón de cisne Celda 4era un pájaro orfebre Celda 5

ii Sala de maniáticos

el molino Celda 6el pozo Celda 7el campanario Celda 8el puente Celda 9el crepúsculo Celda 10La encina Celda 11el nogal Celda 12ixtaccíhuatl Celda 13

iiiSala de alucinados

Crepuscular Celda 14agua-fuerte Celda 15Poema trunco Celda 16amanecer Celda 17Bosquejo Celda 18allegro Celda 19acuarela Celda 20

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3838

nocturnal Celda 21Cromo Celda 22el marrullero Celda 23Los postes del teléfono Celda 24Los rieles asoleados Celda 25en la tierra amada Celda 26La tarde Celda 27

Patio sin rumores

al centroMonumento

al fondoCapilla

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i

Sala de tranquilos

Pasillo

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4141

CeLda 1

PUEBLO MÍO

a la memoria de mis padres muertos

¡Pueblo mío, tan triste y tan huraño!...tendido en el jergón de la pradera,ya ni siquiera ríes con tus campanas,ni juegas como antaño a las canicas¡con la luna y el sol!... Sólo de vez en cuando tus callejas—abiertas al recuerdo de tu infancia—hacen bailar tu corazón,¡pueblo mío, tan triste y tan huraño!

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CeLda 2

LA TARDE ES UNA PAJARERA

La tarde es unapajarera ambulante,que hoy dejó abiertala jaula de sus pájaros.

Sus quetzales y alondras, zenzontles y jilgueros,han volado;únicamente queda gorjeando en los pinares¡un viejo cardenal!...

¡La tarde es unapajarera ambulante,que hoy dejó abiertala jaula de sus pájaros!...

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CeLda 3

MAR

Mar:ya no eres el cajóndonde guardabamis horas de manzana,que comíamos despuésmi novia y yo,sobre el mantel del alba!...

Hoy:¡ha pasado la novia!...sólo eres,a la visión nocturnade mis ojos,¡un silencioso apriscode luceros!...

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CeLda 4

COMO PLUMÓN DE CISNE

al Lic. Jesús Zavala

Como plumón de cisne fue la neblina leveque tomó forma de ángel para besar mi hogar;y en el tejado, el beso fue un ruiseñor de nieve,¡sonámbulo de albores que comenzó a cantar!...

Y su canto fue una ensortijada canacon que bordó sus sueños un místico arrebol,y el ruiseñor de nieve, sucumbió en la mañana¡con el pico clavado en la carne del sol!...

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CeLda 5

ERA UN PÁJARO ORFEBRE

a la Sra. alicia Pérez Salazar

era un pájaro orfebre que burilaba en platamusical arabescos sutiles de sonata,junto a la fuente bruja que mostraba, en su dorsode carne cristalina, el magnífico torsode una estrella desnuda que dormía a los arrullosdel surtidor galante que cantaba en murmullos.

una noche, aquel pájaro que burilaba en platamusical arabescos sutiles de sonata*despertó a la dormida, y al conjuro de un rezo,desposaron sus almas en un cálido beso…

esta es la azul leyendaque me contó un lucero bajo su blanca tienda!...

* en la primera edición (1932) los dos últimos versos de esta estrofa cambian: “despertó a la dormida, y en un cálido beso, / esfumaron sus almas que se tornaron rez0 […]”.

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ii

Sala de maniáticos

Pasillo

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CeLda 6*

EL MOLINO

al dr. Víctor Manuel Carrasco

aquel molino sordo, que vive sin parientespidiendo humildemente limosna a las estrellas,tiene flojas las muelas desde que un rapazuelole hizo maldad poniéndole en su comida piedras.

Por esto ya no puede masticar cosas duras;pero eso sí, alocado como siempre: pues cuando la rústica mañana se acerca de puntillaspara ver lo que hace, él se finge dormidoy seriamente empieza sus ronroneo de gato.

* en la edición de 1932, Celda 1.

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CeLda 7*

EL POZO

el pozo envejecido, que hace tiempo descansasobre la piel morena del patio dormilón,es un tuerto tan bobo, que al contar por las nocheslos remiendos del cielo no pasa de uno… dos…

Y siempre ingenuo y cándido permite** que se asome,a su pupila diáfana, el rubio sol que ufanopresume de oculista para que así, a sus anchas,pueda ver si es bonito su rostro rasurado.

a veces se fastidia de tanto abrir la boca,pero luego se alegra cuando ve por las nocheslos remiendos del cielo que se pone a contar!

* en la edición de 1932, Celda 2.** en la edición de 1932, “consiente”.

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CeLda 8*

EL CAMPANARIO

al Lic. Justino García Becerril

el campanario viejo es monstruo que devoracon sus dientes de bronce la carne pecadorade los rojos crepúsculos, que hicieron de las linfasun lecho cristalino para violar las ninfas,que por las tardes juegan “al burro” con el mar.

después, el campanario es un fauno dolienteque desnuda a las noches y las besa en la frente…y en sus cuerpos azules desgrana las cariciasde su impotencia loca, como tardas primiciasde su salvaje instinto de sátiro juglar!

* en la edición de 1932, Celda 3.

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CeLda 9*

EL PUENTE

a Luis Octavio Madero

el puente jorobado porque le monta en peloal arroyo tordillo que trota en la llanadase ha vuelto tan romántico, que no siente la sombraque un árbol merolico le unta en la mollera.

Solo se pone listo**

para que no le tumbe su arroyuelo trotónque se espanta y respinga cuando le tuerce el rabo,agosto, el aguador…

Fuera de ésto,vuelve a ser el divino caballero romántico!

* en la edición de 1932, Celda 4.** en la edición de 1932, la segunda estrofa contenía un verso demás: “Solo se

pone listo / y eso / para que no le tumbe su arroyuelo trotón […]”.

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CeLda 10*

EL CREPÚSCULO

a daniel Castañeda

el crepúsculo azul llegó a mi tierrasin conocer a nadie. ni un amigo**

que le invitara a descansar siquierabajo el portal de una casona antigua.

Por eso estaba triste;sin embargo,se metió a las tabernas,y ya borracho anduvo por las callesachatando su cara en las vidrieras.

Cansado de ambular,el crepúsculo azul salió del pueblosin que le viera nadie;sólo la nocheaullaba largamenteen el sendero!...

* en la edición de 1932, Celda 5.** La puntuación en el segundo verso cambió respecto a la edición de 1932, ade-

más de que eliminó la preposición “a”: “el crepúsculo azul llegó a mi tierra / sin co-nocer a nadie, ni a un amigo / que le invitara a descansar siquiera […]”.

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CeLda 11*

LA ENCINA

a Solón de Mel

La encina que vigila desde los matorralesal rebaño de casas que rumia en la hondonadaluce en su cabellera, por las noches de invierno,una luna en menguante como peineta blanca.

a veces, cuando el viento se revuelca en el polvode los caminos largos,ella —la encina vieja—piensa que en su cerebro¡canta el pájaro azul!...

Por lo demás, los niños** pasan a su vera,como judíos errantes,siempre la encuentran sola vigilando sus casas,que en el silencio claro bostezan al crepúsculo!...

* en la edición de 1932, Celda 6.** en la edición de 1932, en lugar de “niños” decía “años que […]”.

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CeLda 12

EL NOGAL*

el nogalmocetón veinteañerolocuaz y chifladovive alegre y en pazcon el patio,su amigote haragánque se deja,cuando hay sol,que su sombra aturdidale rasque la panza.

Por los días tumultuososde agosto,las tormentas le quiebransus cántarosen la ancha cabezaque el pobresolamente recurrea los vientos

* este poema fue añadido en la edición de 1964, con el número de celda 12, dentro de esta sala. en la edición de 1932, la celda que continúa es la 7 con el poema “ixtaccíhuatl”.

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que le alivian sus muchos“chipotes”.

Sin embargose siente dichosocuando llegan las nochesazules,porque entoncesse cree un San Franciscoque humildey sencillopermiteque en todas sus ramas¡gorjeen los luceros!

¡Si será un chifladoel joven nogalveinteañero!

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CeLda 13*

IXTACCÍHUATL

en los robustos** hombrosde los montes,va la mujer de nieve,y atrás, Popocatépetl,—viejo de tanta pena—sigue el cortejo fúnebre.

Mientras tanto,en la escuetaramazón de una nube,grazna la luna pálida…

Y en el valle,¡las sombrastiznan todo el paisaje!...

* en la edición de 1932, Celda 7.** en la edición de 1932, “en los garrudos”.

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Pasillo

iii

Sala de alucinados

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CeLda 14*

CREPUSCULAR

al dr. Samuel Villalobos

un monje imberbe y pálido es el torreón solteroque escucha por las noches, de un eucalipto austero,los pecados mentales que cometía en su arranquecuando veía a la tarde nadar en el estanque…

Sentada en la llanura, cual vieja pordiosera,estornuda la ermita con su esquila agoreramientras, allá, a lo lejos, parado en el caminotoca su cuerno de oro el poniente ambarino…

Y en el fondo, las nubes palidecen de espanto,y trémulas invocan la ayuda de algún santoporque le da un ataque al sol tras de la sierra…

* en la edición de 1932, Celda 1.

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CeLda 15*

AGUA FUERTE

a Martín Paz

embozados de luna, los flacos mimbres velanel desnudo cadáver de la calzada blanca…

Y el río, por más que corre, no evita que los astrosque son buenos acróbatas se paren en su espalda.

echado junto al pueblo, el monte se conformacon mirar su joroba dibujada en el sueloya que no puede nunca realizar lo que anhela:pues él de buena gana quisiera ser camello.

de pronto allá en la torre, tose el reloj que tienesu cara de payaso, mientras la noche mansa,como una vaca pinta por los potreros pasta!...

* en la edición de 1932, Celda 2.

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CeLda 16*

POEMA TRUNCO

al dr. armando domínguez Montes de Oca

La luna socarrona, de codos en la cercadel corral de la casa, observa que un greñudonubarrón, a hurtadillas, bebe agua en la piletaperezosa que enseña su panza cristalina.

Y agarrada al borracho tendedero, una hilachase las echa de buena maromera, delantedel prieto y cacarizo lavadero, que a gustose recarga en la espalda de una gorda cantera.

Mientras tanto, al oriente, por los rastrojos húmedos,como una yegua jovense revuelcala madrugada rústica!...

* en la edición de 1932, Celda 3.

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CeLda 17*

AMANECER

a José Ma. Ávalos núñez

en la cabeza calvadel cerro,quiebra el cielo friolentoun blanco amanecer.

Por la cuesta sonámbula,los árboles escoltan con silencioso afánal mustio arroyo,que al decir de los pájaros,asaltó a la neblinaen la montaña.

La carretera, al fondo, como ternera blancaembiste al horizonte.

* en la edición de 1932, Celda 4.

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CeLda 18*

BOSQUEJO

a Manuel Casas Carvajal

Las estrellas rasguñan el lomo de la nocheque se ha echado a lo largo del camino rural,en tanto, la cascada que se ha puesto a hacer gárgaraspalidece ante el belfo de la luna otoñal.

allá, sobre la loma presumida y canora**

está a gatas el templo; las casas que lo mirandescolorido y triste, les da pena decirleque ya se le señalan de flaco las costillas.

Y al poniente, los sauces, como guardianes rancheros,de dos en fondo pasan con su sarape al hombromientras el viento huraño les gruñe desde lejos!...

* en la edición de 1932, Celda 5.** este verso, en la edición de 1932, dice :“y allá, sobre la loma presumida y sonora

[…]”.

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CeLda 19*

ALLEGRO

a Lolita Solís

Bajo el paraguas quieto de la arboleda muda,es la sombra morena, una hembra desnudaque al cuello de los árboles mimosamente anudasus brazos, que palpitan largamente de amor…

Y el surtidor lampiño de la ojerosa fuente,saca como los niños la lengua transparentepara burlarse ingenuo del huerto adolescenteque al cantarle a la aurora, se tiñe de rubor!...

* en la edición de 1932, Celda 6.

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CeLda 20*

ACUARELA

al lic. Homero acosta

La tarde entró a la iglesia con su rebozo lila…y el instante nocturno,como un perro enlodado, llegó husmeando sus huellas;y al verla de rodillas,se echó en su falda roja y perezosamentefue lamiendo los ruidos, que como moscas ibanprendiéndose al silencio!...

* en la edición de 1932, Celda 7.

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CeLda 21*

NOCTURNAL

a emilio Cisneros Canto

el silencio transita por las calles del puebloen medio de una blanca polvareda de luna;de vez en cuando un perro avienta su ladridoque bota en las paredes.

asomado a la escuela,por la barda del huerto, el fresno tartamudose ocupa en repartir,a cada viento párvuloque llega,¡un silabario de hojasamarillas!

Mientras tanto, en la cercana fuente se desnudala noche campesina!...

* en la edición de 1932, Celda 8.

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CeLda 22*

CROMO

Caminaba por la lomaque domina el horizonte,cuando me chifló el ocaso,

que cantaba sobre el monte,y me hizo señas que la nocheme venía a encontrar del brazo.

Y así fue;llegó ella,enlazamos nuestras manosy seguimos la veredade la loma…

Mientras íbamos andando,la lunacacareaba escandalosaporque había puestoun huevoen la laguna!...

* en la edición de 1932, Celda 9.

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CeLda 23

MARRULLERO*

a Jesús Sansón Flores

desde sus trapecios azules, los astrosjuegan con mi pueblo…ya le agujeraron todas las vidrierasde sus ventanales, con los granizazosde luz que le avientan.

Y él,haciéndose ovillo para defenderse,solamente muevesu cabezamechuda de árboles,y esconde la carapara no quedarse tuerto de “deveras”.

Y el muy marrullerose aguanta las bromaspesadas,y se finge muerto…

Sólo de este modo logra hacerles trampa¡y hay que verle

* es hasta la edición de 1964 que se adiciona este poema.

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reírsesocarronamente,cuando en cada charco de sus callejuelas,queda pataleando un tonto lucerovestido de seda!...

decididamentemi pueblo¡es un marrullero!

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CeLda 24*

LOS POSTES DEL TELÉFONO

Los postes del teléfono que van por el caminose dejan que los vista de púrpura el poniente,y así, la tarde pasa triunfalmente desnudaen medio de dos filas de mansos Mefistófeles…

Mientras que por los flancos del monte atolondradotrepan enloquecidas las nubes piafadorasque ostentan con orgullosus pelajes manchados.

allá, sobre los techos del caserío lejano**

se mira a las estrellasprender sus reflectores!...

* en la edición de 1932, Celda 10.** enla edición de 1932, el verso dice: “Y allá, por los tejados del caserío distante

[…]”.

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CeLda 25*

LOS RIELES ASOLEADOS

Los rieles asoleados,en parejas,se acuestan de barrigapara que pase un sueñoa la ciudad.

Y a los ladoslos medrosos jacalesdel camino,sueltan sus perrosal crepúsculoque ronda en el barbecho.

a lo lejos,¡llueve un silencio azulen la montaña!...

* en la edición de 1932, Celda 11.

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CeLda 26*

EN LA TIERRA AMADA

al lic. Gonzalo e. de León

La vereda que baja por la loma,le tiende una mangana al solitarioy aburrido jacal que, en el rastrojo,se deja cepillar por el traviesocrepúsculo morado.

Y la distancia,al fondo,como una perra azul de la montaña,estádándoles de mamar a los caminos:¡largos cachorros blancos!...

Poco tiempo después,se oye a la sombravenir en las besanas,entre el croar blanquecino de los astrosque asoman sus cabezas en las zanjas!...

* en la edición de 1932, Celda 12.

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CeLda 27

LA TARDE*

a Prometeo Barragán

La tarde,montada en mi sendero,me platica al pasode la cabalgadura.

Lleva puesto un sombreroazul de otoño pálido,bajo del que lloviznasu cabellera de oroy se asoma serenasu cara de naranja.

¡Qué divino paseopor mi comarcasaboreando el paisajede la charla!...

al fin, cuando la tardeme lleva hasta mi pueblo,ya en su sombrero

* en la primera edición este poema no se incluye. es hasta la publicación de Poemas, de 1964, que forma parte de Manicomio de paisajes.

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azul de otoño pálidose atoran los luceros!...

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Pasillo

Patio sin rumores

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M A R Í A D E J E S Ú S

BA

RRERA

MADRE

D AE S

S NC A

EN PAZ

La procesión de mis paisajes locos canta para ti ¡OH MADRE! el miserere azul de sus ocasos.

JOSUÉ MIRLO

M O N U M E N T O

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Capilla

MADRE

OFeRtORiO

Para ti que dejaste

que astillara tu vientre

por tenerme en tus brazos.

ReZO LíRiCO

…¡Y yo —gota de sangre— me perfumé en tu seno,como la gota de agua se perfuma en la flor!

SaLMO FinaL

Primero, fui aquel sueño que hizo temblar tus curvasde virgen en promesa;después… (tú bien lo sabes)me resumí en tu carne, como una primavera.

Y como el árbol nuevo que se afianza a la tierrapara ser un coloso,yo me afiancé a tu entraña con mis raíces ávidas,y sorbí todo el zumo de tu vientre en sazón.

desde entonces mis nervios, como antenas de plata,se enjoyaron de clarasresonancias marinas!...

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Cuarteto emocional ( )

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8585

Medallón

Mi madre!... Mi amada!... Mi hijo!... He aquí a los tres vinos generosos, que pondrán su alegría, en mi último viaje.

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Guía

Primer poema Madre*

Segundo poema amadatercer poema HijoCuarto Poema Último viaje

* en este poemario el autor decide publicar nuevamente “Madre”, que ya forma-ba parte de Manicomio de paisajes y vio la luz seis años antes. aquí se omite su inclusión por encontrarse transcrito en páginas anteriores.

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SEGUNDO POEMA

AMADA

en tu carne morena, yo te sembré mi vidaque recorrió tus nervios en un tropel de auroras…por esto desde entonces circula en tus arteriasmi alegría, que se espiga de besos en tu boca.

nuestros cuerpos en nudo fueron puño cerradoque, en la gran noche nuestra, retó a la eternidad…y al llover mis caricias en tus curvas sonoras,tu olor fue a campo húmedo, a campo nada más.

Para el que ya palpita en tus entrañas fértiles,como un amanecer,las lejanías azules se hacen cantar de cuna,y tu cariño blanco se hace un blanco lebrel.

esperaré cantando la llegada de otoño!...serás en la divina y humana sementera,la planta que se incline al peso del racimojugoso y perfumado de tu carne morena!...

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TERCER POEMA

HIJO

antes de que llegaras a mí, fuiste un gorjeode la misma garganta que produce la magnasinfoníade las estrellas.

Mas una noche—azul como tu origen—,mi amada y yorondábamos sedientos la cóncava cisternadel deseo,cuando tú,en coruscanteparábola de oro, nos hiciste tangentesnuestras vidas.

¡Qué punto de tangencia!... La red de nuestros nerviosse encarrujó magnífica, haciéndonos vibrartan sabiamente,que sentimos muy bien,cómo en la espalda galopaba el centaurode la muerte!...

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CUARTO POEMA

MI ÚLTIMO VIAJE

algún día —no sé cuándo— debo emprender el viajepor un largo camino que se tienda a mis pies…será el divino tránsito de mi cuerpo y mi espíritu,a través de los siglos, por los siglos. amén.

Polvo a polvo mi cuerpo se irá desmoronando,en el largo camino que se tienda a mis pies;cada sol, cada luna, encontrará menguadasmis carnes, de viajero sin patria y sin edén.

Y cuando ya no tenga qué darle al gran camino.Cuando el último polvo de mi barro se quedeen el vasto silencio de las cosas sin alma,entonces:¡comenzará su tránsito mi espíritu altanero!

Le han de mirar los siglos pasar como una fuerteclaridad de crepúsculo. Su paso irá sembrando,el perfume inviolado de lo inconmensurable,que florece en el punto de la inmovilidad!...

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Baratijas Mercado de versos

( )

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Repisa

AUTORRETRATO*

Yo bien pude ser cura de una aldehuela pobre,donde la gente vive, como los bueyes mansos,enroscando en el turbio silencio de la tardela serpentina ingenua de su mirada incierta.

Con cuánto amor hubiera bautizado a los niñosde esa mi grey humilde; y cómo regañaraaquellos feligreses de vida amancebadacomo los llama el pueblo.

Otras veces, rondando por los derruidos claustrosde mi parroquia vieja, oír con beneplácitodespués de la merienda, el ritornelo amablecon que saludan todos: —“La mano, padrecito”…y luego despedirme de aquellas buenas gentes,tan sanas y tan pródigas como las ubres blancasde las vacas lecheras!...

¡Qué diáfana y qué mansa mi vida así entre pobres!Pero… no fue posible. el destino, más fuerteque yo, me hace sonámbulo y vago como un perro

* este poema no está incluído en la edición de 1956. abre Baratijas. Mercado de versos en la edición recopilatoria de 1964.

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famélico y sin dueño, que husmea por las acerasel rastro de un cariño que se perdió en la urbe!

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Pasadizo

E AN D

T AR

Tablero

En el Polígono de este Mercado encontrará usted la exposición de baratijas en 3 grandes vitrinas.¡Ni una sola Joya!

JOSUÉ MIRLO

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Polígono

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1a

Vitrina

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etiQueta 1*

EL LOCO

—aquí, en mi cerebro, tuve la simientede un árbol gigante, ¡mucho muy gigante!,de tronco purísimo color de agua clara,azul de ramaje,con frutos sedeños, como los duraznosde pelusa blanca!...

en la primaverala sembré en mi huerto:¡mírenla!... ¡qué bella!...¡parece, chorro de fontana!...ja, ja, ja, ja, ja, ja….

esto en las mañanasdecía un pobre locoa los que pasaban por su abierta casa.

una noche quisesaber si miraba, como en las mañanas,a su regia planta:

* La etiqueta 1 pertenece, en la primera edición de Baratijas, a “Mi último viaje”, publicado en 1938 en Cuarteto emocional. La edición de 1964 ya no la integra dentro de la sección Baratijas.

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—¡Phs!... —me dijo—

¡Que nadie lo sepa!... ¡ya floreó el gigante!¡ya floreó el gigante de tronco purísimocolor de agua clara,azul de ramaje,con frutos sedeños, como los duraznosde pelusa blanca!...¡Míralo!... ¡ qué hermoso!...¡parece un naranjo!ja, ja, ja, ja, ja, ja…y me señalaba la altura impasiblecristalinamente florecida en astros.

de repente, un golpe, como quien descuajaun tronco robusto:¡el loco había muerto mirando a la altura,cristalinamente florecida en astros!...

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etiQueta 2

INQUIETUD

a Rodolfo García Gutiérrez

esta inquietud que tengo dentro de mí es tan grande,que a veces me dan ganas de abrirme al horizontepara que no se entuman sus alas en mi sombra.

¡Qué degüello de albores habrá en su primer vuelo!...Cada aletazo suyo se estampará en el lomode todas las alturas reducidas a esclavas;y en la seda impoluta de sus ágiles remos,como rubias chaquiras, se ensartarán los astros.

Y cuando todos queden brillando en su plumaje,ante la Sombra huérfana,será un albatros de oro, esta enorme inquietud!...

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etiQueta 3

PARÁBOLA

a Guillermo González

desde la cumbredel sueño,aventé mi cancióna los hombresen puñados de soly de luna…pero nadie la oyó;tenían los oídosde piedra,y no teníancorazón!

Sólo los caminostuvieron oídospara mi cantar…y en puñados de soly de lunales di mi canción¡y se hicieron azules,y supieron soñar!...

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etiQueta 4

EL MENSAJE

Por sobre de la vida, yo soy como una torrede estación inalámbrica.

diario a diario recibo mensaje de las cosas:de la piedra, del árbol, de la estrella, del sol…todas ellas me cuentan sus tragedias vulgares,tan cursis, tan mediocres,que no logran vertebrar mi emoción!

Yo espero que mi placareceptora se afine, para captar mejoruna onda lejanaque me traerá una blanca declaración de amor.¿de la muerte?¡nO!

La muerte es ya señora desde que se entregó,como una meretriz,a las amplias caricias de las manos sedientasdel divino Rabí.

Yo espero otro mensaje:mensaje

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que habrá de convertirme,en el único dueñode la eternidad!...

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etiQueta 5

EL CANTO ROBUSTO

Cuando mi voluntadsea sinfonía perfecta, daré el canto robustoque ha de trocarmeen limpia claridad!...

Sólo entonces la sombrase ha de volver tan diáfana, que sentirá conmigosu divina unidad.

el tiempo y el espacio,como ritmos discordes y envejecidos ya,quedarán en la playa de este canto robustoque ha de trocarmeen limpia claridad!...

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etiQueta 6

EL PEREGRINO

Polvo fui del camino. Mas una vos perfectame dijo como a Lázaro: —“Levántate y camina…”y un movimiento extraño me embrocó un horizonte,y de polvo que fuera sin conciencia ni trino,me levanté gallardo para ser peregrino.

Peregrino en el sueño, peregrino en la vida…Siempre llevando a cuestas el dolor perfumadode la manzana bíblica. Siempre guardando avarola canora moneda de mi fiel sentimientoque al tenerla en mis manos me aurora el pensamiento.

Y así voy —peregrino del tiempo y del espacio—con la obsesión enorme de perder mi concienciay esfumar mi horizonte,para volver al polvo de los grandes caminos,donde la Voz Perfecta levanta peregrinos!...

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2a

Vitrina

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etiQueta 7

SANDRA

Qué de veces ¡oh, Sandra!, lavé todas mis penasen el sonámbuloregalo de tu voz…

¡Y cómo con tu risa,como un vellón de lunaquedaba el corazón!

Hoy que estás tan lejana,¡cómo lloran mis penaspor no encontrar tu voz!

¡Y cómo sin el albo repicar de tu risa,se ha vestido de lutoel corazón!...

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etiQueta 8

NOVIA DE MI PROVINCIA

Por aromar mi vidaen tus veinte años,¡cómo he trillado lunaen los senderos!...

desde entoncesme mana esta emocióntan cristalinaque bebe tu recuerdo,tan castamentecomo bebenagualos dóciles lucerosen la pila.

¡Con qué ruboramaneció en tu caranuestra primeracita!...

Y,¡cómo tambiénmis besos

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balaronlargamentepor la hondonadaazulde tus ojerascomo un níveo rebañode corderos!...

¡Y con qué sencillezde párvulos inquietosse hablaron nuestros ojos!...

¡Y cómo se dijeron,lo que no pudimosdecirnosen palabras!...

Mientras tantoen tus cabellosoreabasus gavillasla mañana,y en nuestros labios húmedosla vidaapuntabacomo tras de las cúspidesel alba!...

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etiQueta 9

TU AUSENCIA

a la poetisa Rosario Siliceo ambía

esta noche,¡cómo huele el silencioa luna de marzo!...

Mientras te recuerdo,se coagula en el suelola sombra del álamo,y otra vez tu ausenciase llena de lunacomo una fontana.

¡Oh novia Morena,por humilde,florecida en alba!

Por ti se diríaque toda mi vidaha sido un perfumede luna de marzo,cuando se coagulaen el suelola sombra del álamo!...

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etiQueta 10

MACRINA

te hiciste primaverapor perfumar mi angustia desolada…sólo así en mis parajesse me quebró tu ausencia a tu partida,y en mis recuerdos te quedaste: ¡intacta!

tan intacta y tan pura en tus perfiles,que se volvieron blancas mis congojas…y mi dolor, abierto al infinito,cristalizó ternuras invioladas.

Y se hizo tu presencia en el corimbodel verbo amanecer…y amaneciste alba en mi pensamiento,sin el pecado triste de mujer.

Y así, nítida y blanca y perfumada,fulguras en el vértice inquietantede mi emoción crecida en espiral…

Y ante el tropel de siglos, que en las playasde mi ensueño se asombra,eres:

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la luminosa flordel universo,donde se irisa dioscomo un cristal!...

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etiQueta 11

CANCIÓN DEL CARIÑO FIEL

a la señorita Reina Conde Cruz

Como quien regresa de un regato limpiooliendo a agua clara,así vengo*

de este fiel cariño, aromado de unacristalina infancia!...

¡Qué fraganciade noviapor las lloviznas**

de lunasobre mis recuerdos!...

es así el perfumedesnudode una estrellabañada en la fuente, ¡oh, novia de infancia!...

* en la edición de 1956: “así vuelvo / de este fiel cariño: / ¡con mis ilusiones / teñidas de infancia!…”.

** en la edición de 1956: “por los aguaceros”.

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etiQueta 12

CANCIÓN DE LA VIDA

era la cancióntan fresca, tan dulce,tan virgen,que a las palabrasles daba rubor…

era que una niña—bañada en el alba—¡olía a amor!...

Y el adolescenteque al sueño jugabacon su corazón,cuando vio a la niña:continuó soñando…soñando… soñando…

nada más que el sueñose volvió de lunay olió a amor.

¡Sólo así la vidacanta su canción!…

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etiQueta 13

EL GRAN GRITO

Como una onda concéntricanacidaen las riberas del tiempo,me llega este gran gritoque estalla en universo:

—¡CaRMen!...Y toda la eternidadse cimbraen sus cimientos.

(Los potrosde la fantasía,en gigantesco tropelapocalíptico,levantan una enormecordillera de oro…)

Y el Gran Gritoque pasa sobre el tumultode mis células,como un galope de mar,

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se clava en mi pensamiento,y hecho sangre,queda vibrandocomo un arrullo eterno:—¡Carmen!... ¡Carmen!... ¡Carmen!...

Y se albean como médanoslos siglos!...

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etiQueta 14

CANCIÓN DE CUNA*

Para mi hermana Herlinda

Me nació un amoren el corazón:

—arenita azulde camino de mar,en plumón de lunaduerme a mi cantar.

a la ro — ro — ya!...

—Gajito de estrella,pelusita de sol,duérmete en mis brazosque te canto yo.

a La RO — RO — RO!...

—Juguito de trino,dulce como miel;

* Poema publicado en la edición de 1964.

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cierra tus ojitos,FLOR de amanecer.

¡duérmete, mi bien!...

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etiQueta 15

LA INOLVIDABLE*

Para la que es siempre en mi carne y en mi

espíritu

Si sólo a mi me distetu primera ternura,esa virgen ternuraque nació entre mis brazos;toda fragancia en nardo,toda risa en fulgor.

así como es fragante,así como es risueñoel ojito de aguaque nace al pie de monte!

Hoy, qué importaque tus arrullosno empollen mi amanecersi en nuestro cielo íntimoel alba se hizo eterna

* Poema publicado en la edición de 1964.

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cuando tus ojos clarosla bañaron de amor.

Por estocuando tiendo mis brazosen tu buscano arden mis venascomo azules hachonespara ensanchar el rumbo,porque estás en mis ansiasdonde te encuentro así.

¡toda fragancia en nardo!¡toda risa en fulgor…igual como el fragante;igual como el risueñoojito de aguaque nace al pie del monte!...

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etiQueta 16

LA ESTRELLA LEJANA*

Yo anhelaba tenerentre mis manos,una estrella lejana!...

Pero el copo de luzera imposiblepara mi pobre afán!

Mas la ilusión traviesadíjome en un susurro,como de voz lejana:—abre la boca,te pongoestos cinco ingredientes,miel y seda y luz,trino y perfume.

Mézclales bien y luegohazles vibrar,como en un dulce arrullo.

* Poema incluido en la edición de 1964.

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Obedecí al instantey el milagrofloreció su ternura.

Brotaba de mi bocaesta hermosa canción,nítida y pura:¡¡¡ SOnia!!!…. ¡y la estrella lejana,desparramando alborespalpitaba en mis manos…

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etiQueta 17

FLOR DE CANELA

en la pendientede tu pena,mi dolor fue un crepúsculoque alargó nuestras sombrasen un azoro gris de soledades…

tal vez por esto se columpia el ósculoque quiere hacerte llama,perfume, trino y mielen mis parajes!

no importa que mi otoñosea una desolación…tu juventud me llueve en primaveray me retoñan sangrey corazón!

Ámame tú también,Flor de Canelapara que así mi vidasea en un recodo

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del camino:“!Canción de otoño en Primavera!”*

* este verso es el título de un poema de Rubén darío. (n.> del a.)

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Vitrina

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etiQueta 18

LA ROMÁNTICA FUGA

al ing. José Yurrieta

desde que en mi emocióncanta la primavera,el universo tieneperfume de mujer…y al aspirarlo, sientoque mis ansias me urgenla romántica fugaque a mis nervios encumbre,para sentir el íntimocontacto de su ser.

Mi pensamiento entonceshabrá crecido tanto,que el infinito mismoserá una larva en él.

La eternidad augustase trocará en alondra,que una nueva ternuracantará en mi horizonte…y ante un magno desfilefantástico de dioses,

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vendrá la muerte inquietaa echárseme a los pies!

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etiQueta 19

EL AFÁN DEL SENDERO

a esteban nava Rodríguez

Hace millones de años, cuando yo sólo eravoluntad en retoño, me fascinó ser Hombre!

Sólo mi afán inquieto me proyectó la senda…y para ser humano:tuve que ser primero cuarzo policromado;después,árbol que apuñalara todos los horizontes…y luego, una mañana, me desperté ya hombre.

Y hoy que vivo los hombres, ¡doy de inútil mi afán!Más me hubiera validovivir mi sueño augusto de cuarzo policromo,y, cuando me sintiera grandemente aburrido:platicar de los hombres, con la esfinge y con dios!...

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etiQueta 20

SERÉ EL CENTAURO ALEGRE

Cuando por fin la sombrapudomodelarme en su entraña,sólo el Silencio augustorepicaba en mi voz…y hacia todas los rumbos—como brújula insomne—,¡mi afán buscaba el sol!

Hoy, que me embozo el día,me siento tristeporque mi pensamientoy mi emoción sincerano tienen la alegríade la luz,y me salenempapados de sombra…¡y es que la Sombra reina en mi interior!

es necesarioabrirme como el surcofrente al torrente límpido,

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y lavarme la sangrey lavarme los nerviosy lavarme los músculosy hasta los mismos huesoslavarme con fulgor…así mi pensamientoy mi emoción sincera,¡tendrá la coruscantesonrisa del albor!

Y al tornar a la Sombraque me gestó en su entraña,¡seré el Centauro alegrepatinado de sol!...

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etiQueta 21

PREGUNTAS

Para mi primogénito,Quijote amanecido

en el Rocinantede la Muerte

al pie de todasmis ansiasformulo estas preguntas:—¿Qué será?...—¿Cómo será?...Y un hálito imperialde selva en bramacabalgael rumorde mis anhelosque me suben,desde mis raíces profundas,como savia…

¿Qué será?... que, ¿cómo será?...Y las respuestas¡son los ahorcados péndulosque rayancon su bailar isócronoel silencio!...

Y por segunda vezpregunto:

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—¿Qué será?...—¿Cómo será?...Y el hálito imperialde selva en bramatruécaseen vaho de sombras,y mis anhelostállanseen dromedarios del desierto…

(Rumbo a mis ansiastrotanla angustia, el temory el sobresalto…y en las lividecesde mi crepúsculo interior,resalta la marchade mis tres Caballerostaciturnos.)

¿Qué será?... que, ¿cómo será?...y las respuestas¡vuelven a ser la danzade péndulos ahorcadosen la sombra!...

Y por tercera vezpregunto:—¿Qué será?...—¿Cómo será?...

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Y un viento lúgubrecon alas de murciélagose cierne—como pájaro fantasmal—en la ondulantecaravanade mis anhelos,en cuyas gibascuajasus campanariosel poniente…

¿Qué será?... que, ¿cómo será?...Y el parde respuestas,salidasen borbollónde las mandíbulaspálidas de la Muerte,granan estos sonidosen espigashúmedas de mar:

—¡ HiJO!... ¡Mi HiJO!...

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etiQueta 22

MI PENSAMIENTO

a arturo Zepeda

Mi Pensamiento enorme al desplegar sus alasen vuelo hacia la Muerte,quebró su último ensueño que lo ataba a los hombres:¡diOS!

Y así, libre del amo,se remontó a la más altadimensión,desde dondepudo veren los parajes vírgenesde ritmos,a la gran loba inmóvil que se llama la Muerte.

Y así, desde su plinto,bárbaramentela imprecó.

… ¡Se hizo un reto solemne!...un temblor de universo mostró horizontes lívidos.¿Fue tremenda la lucha?...........................................................................................

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¡Sólo sé que en la hirsuta pelambre de lo único,como un gran búho, pinto de soles y de sombras,quedó mi Pensamiento vencedor de la Muerte!...

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etiQueta 23

UN CAMINO

al lic. Manuel García Rodríguez

Cuando para míse abrió de par en parla Vida,aparecí,sobre la cordilleradel tiempo,como una figurade hombrecon alma de camino…

Y esto soy¡un caminocon figura de hombre!

Por eso en mí se nutrentodos los horizontes…y me entrego a los ortos,como se entrega la parvada de astrosal vuelo de sus órbitas.

Y me hago remoto o próximoa esta sed de mí mismo,

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crucificadaa mi imperial silencio.

Y ante el pavorde estar soñando inmóvilen la cumbre,una angustia se me abrecomo una rosa enorme…y la esfinge que llevo:¡da señales de hablar!

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etiQueta 24

EL PARANOICO

a Lamberto alarcón

Conociéndomede una sensibilidadno encadenada al mundo de las formas,siento voluptuosidadal conectar mis nervios con las cosaspara hacerlas vivir, al mismo tiempo,la vibración azul de mi esperanza:que es llegar a ser dios!

¡Qué triunfo el míocuando me sienta dios!

¡Qué embriaguez de mí mismocuando en su grito purogalope el universopara decirme: —¡diOS! —

Como un nuevo Quijote,haré de Sancho Panzaal viejo dios mediocre.

Soles lilas entonceslunarán en mi lanza:

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y en un paisaje ásperode luces invertidasdonde relinchen maresy selvas y montañascomo caballos jóvenes,picoteará mis sombrasla Humanidad podrida…

Y mi escudero ingenuo¡llorará su derrota!

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etiQueta 25

ASÍ VOY POR LOS HOMBRES

al declamador Juan Moreno Hernández

Sobre el corimbo*

en que se nutre la abierta corolade los tiempos:YO SOY OtRO uniVeRSO,palpitando — por un capricho propio—entre los hombres.

Por eso siento que son macrocósmicasmis célulasque no han perdido su memoria de astros!

urente en cada ráfaga,mi espíritu trasmutade mi sangre,—en las vertientes ásperas del glóbulo—cada crispante vórtice de sombraen tempestad de luz,que se me escurrepor los anchos caminos de mis nervios,en potros

* en la edición de 1956: “pivote”.

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que se me alarganen relámpagos…

así voy por los hombres:cóncavo en la voz íntimade mis humanas márgenes;convexoen el estriadogritode hondos desfiladerosde este mi hálitocósmico!...

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etiQueta 26

EL REGRESO

Ya nada máses la última gotade solque se agarra a mi vida,para marcarleun inútil compásde espera a mi regreso.

¡Regresar!... He aquíal implacable látigoque restalla en la espaldade todo ensueñoque se hunde en la Forma,con el dogal al cuellode una órbita;y yo… ¡tengo que regresar!

acaso, por esclavo,más humildehe de volver al punto…de partida,para lavarmede esta inquietante forma

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peregrinaclavada en la ansiedad.

Y, sin embargo,adoro esta coyunda,que me uncea este amigo dolorque me presumede ser sabio en amor…(¡Yo que he sidotiempo sin tiempo,espacio sin espacio!)

.......................................

Hoy me azora—al caminarsobre el pretil del rumbo—ver que me rondan,tercas bandadasde obscurosantónimos hambrientos.

¡Sólo así mi regreso,será la angustiaverticalde mi órbita!...

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etiQueta 27

MI ÚNICO ANHELO

descascararmi pensamiento; dejarlodesnudode la raíz de tierra,de la raíz de viento,de la raíz de agua,de la raíz de sol…este es mi único anhelopara sentirlo puro,con vibraciónabiertaen pétalos de onda;con potencia absolutapara ser en el tallode su propio vagido:el verbo que amapolela primera mañana,¡de otra nueva emoción!...

emociónnítida en vértice,ya sin la voz de tierra,de sol, de viento, de agua…

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¡emoción solamente!...como si el infinito¡me cantara en la sangre!...

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etiQueta 28

HE LLEGADO

He llegado por fin a la que llamanpomposamente:“La Cumbre augusta de la Serenidad”.

Y al arribara este paraje árido—donde todo horizontees espejismoy una sola unidadabismo y cumbre—,me encuentro con que el lobo,que fuera el lazarillode mi sangre,es un vulgar mastínya sin colmillos,con pústulas y flaco;y lo que es peor:¡sin ánimo!

no ya para acechardesde mis células,pero ni tan siquiera,denotar su presencia

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con un postrer aullido,en esta soledaddesesperante¡que crece en mis sentidos!...

Sólo mi YO absoluto,indiferenteante el clamorde células y sangre,se desparramaen círculos concéntricosque van nadandoen la pupila absorta*

de su propia conciencia:¡que es VeRBOperennementefloreciendo en cumbre!...

* en la edición de 1956: “abierta”.

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etiQueta 29

EL SUICIDA (Fantasía)

a Jacobo Cárcamo

—Primer tiempo—

desesperado por no tenermás impresiones que las imperfectasdadas por mis sentidos,tuve la audacia—en un gestode rebeldía suprema—de arrancarme de cuajoy arrojarles al viento,a éstosmis sirvientes inútilesque ya me tenían harto de paisajes enanos,de sonidos minúsculos,de olores epilépticos,de gustos achatadosy de tactos imbéciles…

¡Qué insolente alegríade haberlos extirpado!

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Mas en el acto mismode hacerlo:me retoñó una sombraen cada cepasangrante de sentido:y un silencio polar,desde las cumbres de mi cerebroatormentado,azuzó enloquecidoa sus manadasde lobos,para que destrozaranel balarde mis células,que en rebaños morenosapacentabanmis praderas!...

un instante después,en mi penuriasensorial,como una cataratadesollada,la inmovilidadse desplomó.

— Sordina —

¡Sólo en mi Caos,agarrada

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al péndulo del tiempo,graznaba mi inquietud!...

— Segundo tiempo —

de repente,una nuevasensaciónllegó nadando a mí:era que mis sentidosarrojados al vientome seguían siendo files;ahora,más robustos que nunca,más profundos, más sabios…

despereceme un tantopara quitarme inercia.Sentime ligerísimo,como si en vez de carne,¡fuera yo todo de aire!y al entreabrir los párpados,¡un azotón azulme estrelló las pupilas!...

un zumbidode millones de astros,que me crecía en parábola,¡tamborileabaen mis oídos!...

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La inmensidad desnuda,ávida de entregarsecomo una hembra en celo,¡se tendió ante mi olfato!...¡Respiré voluptuoso!...

una euforia diviname empavonó los nervios:¡por fin me sentía único!

un resplandorpurísimosaltaba de mis poros:¡milesde millones de solesorbitaban mi sangre!¡¡¡eRa YO eL inFinitO!!!...

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etiQueta 30

MI HIJA MARI-CHUY, DE CINCO AÑOS, ME PREGUNTA*

—¡Papá!..., ¿por qué murió mi mamá?Y la preguntaverticalse hunde hasta el pomoen mi emoción desierta…¡sólo al pie de la herida,una indómita lágrimame aúlla!

¿Qué contestar?La arteriaque alimenta a mi vozes un río secoen el que sólotrota mi impotencia;y al ponientede mi desierto trágico,el eco—que centuplicala pregunta—

* el título de este poema, en su primera edición, es “Mi hija, de cinco años, me pregunta” (Baratijas, 1956).

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me devuelve,en cada lúgubresonido, un buitreque me destrozasin piedad.

Y a pesar del suplicio,mi reto se levantaen cada célulay no le doytregua al suplicio…

al fin, sobre el cimborriode lo eterno,me alzo colosoante el desfilede todoslos horizontesen tropel,que miran con asombroa un humilde lebrelque me acariciacon ternura los pies.

Para entonces:¡ha frutecido trinosmi desierto,y la respuestaa la pregunta de mi hija

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la sinfonizanlos luceros!...

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etiQueta 31

AGONÍA DEL MAR*

¡Qué mar tan fiero y pálido!... ¡Qué violáceos ojeraslas de ese mar que viera!...

¡espumarejos verdes brotaban de su bocaroída por los astros!...

Las recias convulsionesde sus músculos glaucosprendían fosforescencias en su epidermis ásperade moribundo mar…y entre retorcimientos rabiosos de impotenciabramaba y … más bramaba!...

.....................................................................................

Pero lo raro es esto:que yo hubiera sentido su enfermedad violenta,¡y era que el mar estaba muriendo en mi cerebro!...

* este poema lo encontré en una vieja colección de mi primera etapa literaria. Conozco, hasta el detalle, la historia de mis versos, pero la de “agonía del mar” no la recuerdo, ignoro si mi musa, siempre dócil y amante conmigo, me haya “Coronado” con la poderosa cornamenta de bovino. Si tal cosa sucedió y alguien reconoce la pater-nidad en este poema, con todo gusto se la cedo. (n. del a.)

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tarjetero

1a Vitrina

etiquetael loco 1inquietud 2Parábola 3el mensaje 4el canto robusto 5el peregrino 6

2a Vitrina

Sandra 7novia de mi provincia 8tu ausencia 9Macrina 10Canción del cariño fiel 11La canción de la vida 12el gran grito 13Canción de cuna 14La inolvidable 15La estrella lejana 16Flor de canela 17

3a Vitrina

La romántica fuga 18el afán del sendero 19Seré el centauro alegre 20

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Preguntas 21Mi pensamiento 22un camino 23el paranoico 24así voy por los hombres 25el regreso 26Mi único anhelo 27He llegado 28el suicida 29Mi hija Mari-Chuy, de cinco años, me pregunta 30agonía del mar 31

Salida

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Museo de esperpentos ( )

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P OÓ C

R IT

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Lóbulo

Lápida

ViSitante: en cada uno de mis esper-pentos que exhibo en este “MuSeO” he puesto a guisa de corazón, una lágrima de mis ojos muertos a la Luz. Por esto no conocen la risa sino el llanto.

no les busques posturas refinadas que no tienen… Son altaneros, grotescos y ridículos con su propio dolor…

¡ Q u e e S M i d O L O R ! . . .

JOSuÉ MiRLO

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archivo

Galería iHimno Casillero 1en mi silencio Casillero 2

Galería iiMe querías conocer Casillero 3La cita Casillero 4

Galería iiiinprecación Casillero 5Sombra Casillero 6La cumbre Casillero 7

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G AIA Í

L RE

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CaSiLLeRO 1

HIMNO

a alfredo Rode

era la Sombrade espesa pielviscosa y húmedaque me lamía los ojosacariciandomi ceguera.

ni un coágulo de luzcomo velero,por mis obscuraspupilas navegaba.

ni siquierade un débil palorde luz remotacolumbraba yoel pulso.

¡Sólo la sombraacuartelada!...

Cuando mi últimaesperanza

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desplomábaseen mi horizontedemolido,surgió lo inesperado:

¡un relámpago lívidorayó mi obscuridadcicatrizándolela caraun delgado fulgorazul eléctrico.

Sordos rumoresde tempestadembarazadade pavor,reptaban como víboras—rumbo a mis oídos—en la desoladaplanicie de mis nervios.

Mi sangre enloquecidapor la tormentadesatadaen turbiones furiososcorría desbocadahasta mis ojospara irrigarles vida!...

un segundo relámpagodejó constelaciones

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violáceasen la Sombra que me lamía los ojosacariciandomi ceguera.

a mi cerebroatolondradollegabanpor el holgado túnelde mis vértebrasrachasde primaveracósmicaque en retoños de alegríacantabanen mis células!...

—¡en los carrileslejanos del Recuerdomi angustia agonizaba!...—

¡un último relámpagodegolló a la Sombraque me lamía los ojosacariciandomi ceguera!...

Mientras tanto,sobre la cumbrecristalina

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de mi emoción ya diáfanael Sol —que es más sol—purísimo brillaba:¡¡¡diOS!!!

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CaSiLLeRO 2

EN MI SILENCIO

a José Luis Álamo

Heme aquí en mi silenciocurvado bajo el pesode mi desgraciaque me haceen el ásperocamino de la vida¡una interrogación!...

nada veo que no sea mi propio dolorcomo horizonte.

Y sin embargo,la piedra en que descansanmis pies por un instantealza su débil vozhasta mi oídoy me enseña a pensar.

—desuncetu atormentadopensamientode tus cinco sentidos

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y hazle SiMienteen tu silencioque le sabrá nutrir.

Y cuando apunteen tallosaldrá de ti sedientoa beber en el cuencode tus manos,el aZuL inFinitO!...

Cegué todos los porosde mis tercos sentidosque audazmentese negabana dejar mi conciencia.

—¡Mar adentro,en mi Silencio íntiMO una canción de cunamecía a mi Pensamiento!... —

Había nacido fuerte,robusto,como latido púgilde caudalosa arteria.

Y cuando ya crecidosalió de mi cerebro:

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¡Se curvó en aRCO-iRiStRiunFaLeL uniVeRSO!...

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CaSiLLeRO 3

ME QUERÍAS CONOCER

a la memoria de la señora Josefina Rangel de acosta

Sólo un delgado puente nos unía:“¡el querer conocerme!”

Y ahora que has partido al obscuro paísde lo ignorado,mi anhelo va en tu buscacomo un periscopioenarboladoen mi bajelque zarpa ya con rumbohacia la Muerte.

He de encontrar tu estela porquemi anhelo es hábily puede captarimágenes remotas…

no importaque las penumbras lúgubreste oculten!...

Mi anhelo es tercoy lleva potente

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ráfaga:la Fe que alcanza todo lo que existenciatieney que se engastacomo aurora borealhasta en las mismastenebrosas comarcas de la muerte.donde estás en espera de otro próximo viajehacia tu estrella.

Y cuando esté contigo he de mirar tus ojosque mis ojos físicosno vieron.

He de escuchar tu voz que mis oídosfísicos no oyeron.

Y fulgurantede tu luzastral, retornaré al tumultode la Vidacon tu más nítidomensaje de amorpara los tuyos.

Mensajeque floreció en tus labios con pétalos de alientoenmudecidoy que en tus últimosinstantes,

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¡no trascendió en perfumeni en sonido!...

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CaSiLLeRO 4

LA CITA

a la Muerte, mi última novia bien amada

Crepusculaba el solla senda pálidadonde un inquietocipréslanzaba un trino!...

tú venias de la nocherepicando blancura¡como un albor sonámbulo!...

Yo fui hasta ticon mi ansiedad crecida:—¿Me esperabas?... (dijiste)—¡Sí!..., ¡mi bien amada!...y ávidos de ternuray sin reproches fuimos:dos gorgoritos de la tarde lilamientras crepusculabael solla senda pálida donde un inquietociprés,¡lanzaba un trino!...

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CaSiLLeRO 5

IMPRECACIÓN

a Roberto Zubillaga

todos los turbulentosmaresque rugen enjauladosen mis células,todos los encrespados ríos de sangre,todas las erizadas antenas de mis nervios,todas las tupidas selvas de mis músculos,y hasta las cordillerasimpávidasde mi osamenta bárbara,en conciliábulode odio,rompen sus espumarajos de rabiasobre el vientre aplastado de mis labiosque se abren en palabras:

¡Vida, estúpida Vida, te arrojamos al rostro,como un escupitajo,nuestro insulto!...

¡eres perversa y cruel!... Y a pesar de todostus afeites

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¡trasciendes a letrina y a sudor de lobasiempre en brama!...

¡Por ti, fuimos cautivos de un óvulo incipiente,cuando le hirió tu relámpagoespermático,con el que has perpetuadotu fetidezy tu lujuria!...

Por ti,se arrastra miserableese monstruo de estómago gigantey millones de cabezas,que sólo son pocilgas de un pensamiento trágicoy esclavo,que en todo momentosólo trabaja para su amo: ¡eL VientRe!

¡ese monstruoque los siglos llaman enfáticamenteHuManidady que ha hecho del planetasu guarida,donde te reverencia y te sahúmacon las emancionescorrompidasde su estercolero en pudredumbre!...

¡¡¡ Y aSí QuieRe COLGaRSe de LOS aStROS!!!

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¡Por ti, no conocemos el descanso!¡Los ejércitos victoriososde la muertesaben de nuestro inútilheroísmoque nada te interesaporque nos puedes substituir, perversa!...

Cuanto mejor hubiera sidoSeR en POtenCiade un óvulo podrido,latigadopor un espermatozoide sifilítico!...

así el amor —tu cándido lacayo—se diría pensativo

—¡Lo que pudo ser y no fue…—y nosotros alegresde ser:

¡Células en potencia, sangre en potencianervios en potencia,músculos en potencia,osamenta en potencia!...

¡así habríamos formadoel primer hombre psíquicode una nueVa Y Radiante

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HuManidadya con el pensamientoliberado¡feliz de ardersin apagarse nunca!...

……………………………………….……………………………………….……………………………………….

Mis labios callaron,un silencio voraz apolillabamis sentidos

Sólo mi pensamientodesde su obscuro y húmedoretiro¡reía!... ¡reía!... ¡reía!...

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CaSiLLeRO 6

SOMBRA

a José Muñoz Cota

Sombra fatalque me persiguescon tu inútil arrulloal fin mujerte hiere que sea esquivoa tu empeño tenazde hacerme tuyo.

nunca desgranarémi vozpara decirtemi madrigal de amor,¡Sombra fatal!...

negra frenéticaque vieneshasta el obscuro lechoen que me tienes,a que yo te provoque—al paroxismo—tus estertores lúbricosde histérica.Por esto no permites

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que mis ojoslancen a mi cerebrosus imágenesque articulándoseen fulgoresinsultentu desnudezde Sulamita

entorpeces tambiéna mis oídos,porque sabes muy bienque sus sonidosal llegar a mis árbolesjuglaresempollarían parvadasde silbidosburlándose de ti,HeMBRa inSaCiaBLe!...

Pero a pesar de todolo que hagas,nunca seré de ti,porque yo he de vencertesombra fatalque me persigues!...

He de poner—para tu azoro—la luz en el sonidoy el sonido en la luz

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para dar vidaen mi PaRaíSOdeL ReCueRdO:¡a un mundo de sueños!...¡SueÑOS MundOSde OtRO uniVeRSO ideaLCOn eL Que SueÑO!...

no como el universoque están haciendo enanostus brazosa fuerza de gozarlecon la pobre esperanzade tener en tus manos¡un cadáver!,como banderade tu lujuriapara podergritar enardecidaen un ronco alaridode sombra carcomidapor los aullidosde las jaurías de siglos:

—¡¡¡diOS eStÁ SOLO!!¡¡¡ eL uniVeRSO Ha MueRtO!!...

………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

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Pero has llegado tardesombra impía,porque no harás de diOStu envilecido amantecomo esperas.

ni marchitar podrásmi más pura alegría—¡alba flor de dolor!— no temo yatus torpes artimañas.

¡ Ya soyfuerte !

eStOYen eL VÉRtiCedeL VeRBO¡¡¡ SOÑandO Mi uniVeRSO!!!...

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CaSiLLeRO 7

LA CUMBRE

a Mariano Paredes

desde que el sol traspuso mi horizontemi andar es inseguro y mi caminoáspero y lóbregoen las abiertas fauces del abismo.

¿Saldré de aquí?...

…………………………………………………

Y la respuesta la encuentro en laspodridas vértebrasque huellodel sórdido esqueleto que dejara¡una esperanza muerta!...

Cómo atormenta deambular sin rumbo¡más, si es en la sangre agónica,larva de eternidad cada minuto!...

al fin,cuando logro avanzarguiado por el fatídicograznar

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de búho lejano,siento palpitarmi sendacomo si fuesedel abismo,la tenebrosa lenguaufana de entregarme a la avidezde la negrura incierta.

un paso másy la humedad me perla una corona fétidade tumbael vértigo me arrastra y la locuraque es un buitre voraza mi cerebrosin timónse agarra!...

………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

de repente,una frescura cósmicase infundecomo torrente eléctricoen mi extenuadasensibilidadya moribunda.

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La sombra se despegade míy un diáfano vigorse enciende en mi cerebro¡Y a una SeRena VidaSuPeRiOR,abro los ojos!...

estoy sobre el crestónde pórfidode la más alta cumbredonde un espléndidoamanecerme orea impasible¡¡¡He VenCidO aL dOLOR!!!

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toldo

JA

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ÍN

NO

CT

UR

NO

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La savia del recuerdo hace florecermis rosales en la noche.

JOSuÉ MiRLO

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Poemas sueltos

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A LA MEMORIA DEL EXTINTO POETA AMADO NERVO*

“Murió el poeta de los versos de oro”,poeta que cantaba entristecido,poeta que soñaba enternecidoen las dulces caricias del amor.

Bajó al húmedo lecho de los muertoscuando más sus cantares cintilabany en la europa grandiosa resonabancon gran admiración.

Bajó al húmedo lecho de los muertoscuando pudo expresar lo que cantaba y en sus venas sentía que circulabael sublime misterio del amor.

Oh poeta genial de endechas de oro,a la patria dejaste conmoviday a mi alma dejaste entristecidacon tus cantos de grata inspiración.

ahora que reposas en la tumba,en la tumba que oculta tus tesorosirán mañana gotas de mis llorosque demuestren mi gran admiración.

* Publicado en amado nervo, revista quincenal de la escuela Superior para Varo-nes, el 24 de julio de 1919.

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CANTO A LA PRIMAVERA* (andante nocturno)

a mis praderas límpidas —cuando en las noches clarasse oye el balar de plata de los blancos luceros—se hace largo el bostezo lila de los senderos…

el viento, que es un potro de vibradoras crines,a la núbil viajera ofrece su ancho lomo;mientras el horizonte amarra sus mastinesque ladran porque vieron una nube de plomo.

Sobre el piafante bruto, la virgen se hace risapara el álamo calvo que frunce el entrecejo;en tanto que la noche degüella en la sonrisade los surcos escuetos, mi cantar blanco y viejo.

después… la misionera deja un beso en los griseslabios de la campiña, cuyas matas son senosque ofrecieron la savia de sus nobles raíces,al invierno que estuvo sobre cuerpos morenos.

Y aquel beso fue un pájaro que hizo espigar sus trinosen el cerebro diáfano de los amaneceres…y por el dorso púgil de todos los caminos,pasó un coro de risas, como bellas mujeres.

* Primavera de 1923.

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esto es lo que conozco de la audaz primavera,díjome así la luna que iba sobre el azulcaracol de la noche, oyendo zalameragalanteos del silencio, gran payaso gandul!..

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POR UN RAYO DE LUNA*

Por un rayo de luna, sendero de alabastros,vino rítmicamente del país de los astrosdonde su cuerpo mórbido de egregia Mona Lisatuvo el áureo prestigio del albor que se irisa.

esto dicen los cisnes, tus hermanos de hogaño,cuando yo les pregunto de tu vida de antaño,que d’anuncio escribiera sobre el oro de un trinoo en la seda impecable de un rayo cristalino.

¡Oh tu vida de novia con los claros luceros,que prendieron sus besos en tus labios parlerosy en tus pupilas negras, un divino fulgor!

¡Oh duquesa del cuento hecho de raso lilaque conocen los cisnes!...¡Por tu senda tranquilairé calladamente para pedirte amor!...

* Salió a la luz en la publicación mensual Capulhuac, el 4 de diciembre de 1965.

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PRIMERA SILUETA

Corría desbocado el Silenciopor la llanura eterna. ..era mi voluntad frenarlocon sólo decir:—¡Q u i e t O!y… quise, para bien de mis súbditosque agonizabanbajo los cascos lúgubresde este corcel apocalíptico.

…un sordo rumor de carabelas llegó nadando a mí…era la nueva vidaque insuflaraa las raíces que lo nutren todo.

Por eso tartamudeaban las entrañas cósmicas,por no saber qué gritoserpentearhasta mis pies,que hablara de su miseriay su humildad.¡Qué estéril fue tu sangre, nazareno,y tu cruz y tu sed, todo fue en vano,

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hay un fiero Caín en cada hermanoy en cada turbia lágrima un veneno!

Hoy como ayer se sacrifica al buenoy triunfa sobre el cóndor el gusano,hoy como ayer el corazón humanovierte perfidia, vanidad y cieno.

¡Que estéril fue tu sangre! todavía el odio es amo y rey como en el díade aquel pueblo maldito y lapidario.

a nadie ha dado flores tu semillanadie quiere poner la otra mejillanadie quiere ascender por tu Calvario.

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RECADO LÍRICO

a José Muñoz Cota, el más brillante orador de México

desde una lágrima abierta a los caminos,te vio mi emoción sencilla y purapasarrumbo a la gloria, envuelto en el fulgorde tu palabra,como el divinoembajadorde un lejano país de ruiseñores.

naciste mar. un mar poetaque cuando tiene el pensamiento azul,requiebra a soberbiasescolleras,y no se pringa de luz con las estrellaspara vestirse ufanode radiantePierrotapasionado,cuando la luna sale a su balcón.

Mas si rudas tormentaslo provocan,y cantiles titánicos

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lo retan,entonces frunce el ceño,y la voz de cristal ¡irrumpe en trueno!...

no es ya el arrullocoruscante,sino rayo coléricoque abate,que destroza,como zarpa implacable que desgarra.

eso eres tú:¡un mar que sueña y cantacuando le trisca un pensamiento azul!...¡un mar que estallaen furiacuando altaneros vientos lo amenazan!

Y, a mi emoción sencilla,sólo eresel mar que se hace alboren el corimbo de esta palabra:

¡ H e R M a n O!y que yo empuño,alegre,como antorcha viva,al ras del corazón.

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CARMELA

Para mi adorada Costilla

te llamo¡Mía!...porque toda tú estás en mí,como en tosca alcancíauna áurea monedaque queda…¡por eso,siempre te llamo¡Mía!porque toda tú estás en mí,Carmela.

Si el destino te robaa mi anhelo,¡no importa!,que al fintoda tú estás en mí,como en quieta fontanaestá el cielo…por eso,siempre te llamo ¡Mía!....

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¡Yo vine del ensueño, yo vine del ensueño!...y sueño en el ensueñoque me nutre,como nutre la sangreal músculo y al nervio.

Yo no tengo temores de ir hacia el olvido,porque el olvido mismoes el cetáceo inmóvilque azula la playade este mi enorme ensueño,que se nutre,como la sangre nutre¡al músculo y al nervio!

de tanto buscarme en el ensueñoal fin sé lo que soy:unidad cósmicaespigandomúltiplos y submúltiplosque ávidamente se nutrenen la escala infinitesimal…

ahora me explicopor qué amargo

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en cada lágrimasalobre…y cómo también, al mismo tiempo,soy la dulzuraen el panal.ahora recuerdopor qué gritoen cada instintode animaly cómo también soy el silencioque se acurruca en mineral.

Yo sé tambiénque mi latidocanta en la arenay en el sol…

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PROFANA

Son vocablos de carne mis hermanos los hombres,son vocablos de carne sus litúrgicos nombrescon que expresa la tierra su visión sideral.

Las ideas fulgurantes de sus frases carnaleslas compendia la muerte sobre lirios astrales.

no es verdad que la muerte sea cobarde asesinaes la musa celeste de la tierra que trinaen el parque de Cronos oliente a santidad.

Por eso es cada hombre un pensamiento estético,sintetiza todo lo noble y lo patéticode la tierra que vive toda una eternidad.

así todo planeta que medita solemneen el bosque azulado del infinito indemnetiene un lenguaje excelso: su misma Humanidad.

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PROSa

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La Caballona Cuento regional

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Mujer prieta de cráneo pequeño, ancha frente, grandes ojos oblicuos, nariz aplastada con aletas robustas, poderosas mandí-bulas, grande boca con belfos y unas amplias caderas angulosas, bonitamente le granjearon el pintoresco mote de Caballona.

Cuando la conocí, era alegre y reidora como la más bellaca de las molineras que trabajaban con el tío Blas, aquel vejete lépero que los más de los días se pasaba pellizcándoles las nal-gas a sus empleadas, entre su favorito estribillo de: “Ándale, cachonda”…, y sus risotadas de fauno apolillado.

nadie sabía de dónde era ni quién la parió; lo cierto es que un buen día —ya lejano— llegó al pueblo con un desta-camento federal que dizque iba a atacar a los cristeros que se habían refugiado en las serranías de la comarca.

Por pláticas de la misma Caballona, un tanto sentimenta-les, se supo después que su viejo había caído en los primeros combates, víctima de esos endemoniados “Liebres blancas”.

Ya nada le quedaba en el mundo. Huérfana desde la infan-cia, sólo recordaba de su juventud descarriada en los prostíbu-los de una ciudad del interior, hasta que dio de manos a boca con aquel soldadote que la supo comprender y que, acallando idiotas escrúpulos, la arrancó del arroyo en que viviera.

desde entonces se hilvanó a la chaquetilla de su hombre. así fue como conoció las alegrías del campamento en las horas

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de triunfo, lo mismo que la amargura de las derrotas en los caminos largos.

Ya despejado el horizonte de la contienda armada, el regi-miento en que militara su soldado se radicó en uno de los cuar-teles de la capital de la república.

¡Cómo se desquitaron entonces de las penalidades de la lucha!...

Se sacaban la tripa de mal año, como decían alharaquientos.Pero…, en este pícaro mundo, no todo es vida y dulzura.

un día, el jefe del regimiento recibió la consigna de batir a los cristeros que merodeaban en el sur de México y, quieras que no, hubo necesidad de estirar las cuerdas para no olvidar el oficio de “cuetero”.

todo esto pasaba como una cinta cinemática por la inculta memoria de la Caballona, que entre hipos y gimoteos se en tregaba a la desesperación, cuando alguien le preguntaba su tragedia.

Pero la noble y fiel Caballona se olvidaba de que el tiempo es un buen alcahuete que todo lo remienda.

Mientras tanto, le sabía igual vivir en cualquier parte; lo único que anhelaba era entregarse en cuerpo y alma al culto de su muerto. Lo demás —decía enfáticamente— “vale lo que se le unta al queso”.

Poco a poco fue acomodándose a las costumbres lugare-ñas, gracias a los buenos oficios de una mujer del pueblo que le tendiera la mano en su desgracia. después, cada nuevo día se encargaba de escamotearle una línea, un detalle, un perfil de su querer ya ido, hasta que por completo quedó limpia la pizarra de sus recuerdos.

Fue entonces cuando se tornó alegre y reidora como unas castañuelas. Sus treinta y ocho años cumplidos le exigían una

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vida menos tristona de la que se había impuesto. Por eso, ante el cotarro de sus amigas, justificaba sus retozos con aquello de “al mal tiempo, buena cara”.

Y era de ver cómo se había vuelto una sonaja en los fan-dangos domingueros…

***

—¡Caballona!... ¡Caballona!...—¿eres tú, Salvadora?—Sííí… yo soy. ¿Qui’haces?—estoy echando mis memelas para mi almuerzo. entra. ¿a

dónde vas?—Vine a verte. ¿no vamos a “mezotiar”?—¡Cómo no! Pero…, siéntate. ¿no quieres una embarrada

con chile?—¡Hum!… Yo ya qui’haque tengo l’almuerzo hasta mis

pies.—¿estarás enamorada?—¡Que’namorada, ni qui’ojo di’hacha!... Yo ya voy pa’bajo

que m’intierro. Lo que pasa es que ya me cuadra levantarme temprano; pero tú, mira: “pésame siñor di’haberte ofendido”.

(Y con la mano derecha abierta, como quien sopesa algo, le hacía una seña harto comprensible.)

—Sera el sereno… ¿Ya estás lista?—Orita… Mientras tú le das a la barriga, yo voy a trair mis

lazos y mi’ayate.—Bueno…¡Ojalá me dejes, condenada!Y mascullando unas palabras se aleja Salvadora camino a

su casa.

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***

Salvadora era en el pueblo la correveidile de los tlachiqueros y gañanes, que por un jarro de pulque o diez centavos era capaz de meterse al quinto infierno con tal de ver contentos a sus calaveras de huarache.

Ya viuda y vieja, sólo se ocupaba de arrastrar su vida mi serable, con esa indiferencia de los que nada esperan.

ninguna como ella para dar razón de Fulanita y Menganito con todos sus pelos y señales.

Cuando vomitaba pestes y centellas, sus “ojillos de pulga pedorra” —como decían los maloras— adquirían un brillo inusitado.

Su cara apergaminada, en la que se incrustaban su nariz respingona y sus labios amoratados, traducía su intención pi caresca, que al espigarse en carcajadas descubría dos colmi-llos sarrosos y podridos y unas cuantas muelas picadas. era de esta manera como se sabía que Julia, la hija de don nicolás el carnicero —¡quién la viera tan mustia!—, estaba ya embara-zada de su mismo primo, aquel garrochón de ambrosio, que sin oficio ni beneficio hacía honor a su remoquete dºe “ingeniero aplanador”; que nacho el peluquero era un “güeyote” que a “cencia y pacencia” dejaba que su mujer se revolcara con el cha-rrito Procopio, dueño de uno de los ranchos aledaños; que el “cagatinta” de Pedro, ese pedazo de alcornoque, para más señas cacarizo y petulante, por obra y gracia del cacique, iba a ser “inspeitor” de escuelas; que la Chencha era una “berraca” que no sabía cortar ni siquiera unos calzones y así, la muy endina, se iba a casar con Rómulo, el “bizcorneta” secretario del ayun-tamiento; y por el estilo, no dejaba títere con cabeza, haciendo un verdadero guacamole con la chismografía lu gareña.

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***

—de veras que hay buenos mezotes, Salvadora.—Ya lo vites. t’he dicho qui’andando conmigo ¡puro

bueno!...—¿tan bueno como el regalo que le hiciste a Macaria?—Ja ja ja ja… ¿Quién ti lo contó?—ella misma.—¿Y qué ti dijo?—Lo que todo mundo sabe.—Ja ja ja ja… Pos también ella tiene la culpa.—¡ansina!... Pa’que se le quite lo pidigueña.Y se extendió en detalles de cómo había engañado a la

pobre Macaria, tan sólo porque ésta, ora le pedía un tomate, ora una cebolla; ya que le prestara el molcajete, la cuchara y todo lo que se le ofrecía…; hasta que cansada de ser paño de lágrimas, le regaló una gallina ajena que luego se la conocieron, armándose el consiguiente mitote que terminó entre “ajos y cebollas”, greñas de aire, chichones y ojos morados. Y era de ver cómo Salvadora se reía a mandíbula batiente cada vez que le recordaban su “puntada”.

—¡Condenada chiflada!... —decía la Caballona entre seria y mohína, terminando por destrenzar la cabellera larga de su risa.

***

Ya en el hogar, la Caballona esperaba la tarde para improvi-sar  con sus “mitoteras” amistades el rústico jolgorio, que duraba hasta que la noche se hacía fosforescente en los tri-gales.

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era entonces cuando una sombra —que perfilaba la robusta figura de un campesino— se acercaba hasta la Caballona, que ávida y efusiva la recibía en sus brazos.

La Caballona… ¡estaba enamorada! Por fin había encon-trado en su accidentada vida un remanso de agua clara… ¡Y se entregó de lleno a lavar su corazón!...

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Rosamar Breviario de cuentos

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DEDICATORIA HIJA MÍA ADORADA:

Que mi Breviario de cuentos, que lleva tu segundo nombre, ROSa-MaR, eternice este venero de ternura cristalina que tengo para ti en mi corazón y que la muerte no logrará secar porque es mi sangre en tu sangre y mi espíritu en tu espíritu.

nunca pienses que estás sola en el mundo porque tu madre y yo siempre estaremos contigo. ella como fortaleza en tu dolor y yo como templanza en tu alegría.

Sólo así escucharás nuestras voces, como rumor lejano de arroyos en penumbra, que te hablarán de amor, de sencillez y de humildad.

Y cuando estos tres evangelios canten en tu corazón, tu alma será la flor celeste, ¡que lo perfume todo!...

tu padreJOSuÉ MiRLO

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CAMINITO AZUL

este era un Caminito juguetón y travieso que andaba perdido en el bosque.

Los arroyitos, que bajaban cantando por las quebradas, se burlaban a más y mejor del Caminito perdido en el bosque.

Sólo las flores silvestres —muchachas garridas y alegres— le miraban con cierta piedad y hasta coqueteaban con él, aven-tándole sus aromas ante la indiferencia de los atardeceres, que pasaban trotando rumbo a sus hogares…

una noche, la Luna, que estaba posada en un olmo, viendo la tristeza del Caminito perdido en el bosque, le dijo: —Cami-nito aturdido, si quieres llegar a tu casa, debes ir ligero hasta aquella joroba que tiene el Oriente.

el Caminito perdido en el bosque, obediente al consejo que le diera la Luna que estaba posada en un olmo, se fue cami-nando…, siempre caminando…, hasta que dio con su casa: ¡un Lucero!

Para entonces, el Caminito perdido en el bosque ¡se había vuelto azul!...

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RÍO TARAMBANA

este Río tarambana, quien lo vea tan risueño en el valle pen-saría que es muchacho buenote y honrado. Pero… no; es todo un gandul, sinvergüenza, cabeza de pájaro, que todas las noches se rapta una estrella.

Yo lo vi desde niño: ¡parecía un espejito de plata pren-dido al pezón de su madre!... aquella morena montaña sanota y rechoncha, que avienta salud por sus árboles.

después…, ya chamaco endiablado, saltar por las peñas —como lo hacen las cabras salvajes— tan sólo por hacer gor-goritos de espuma, reventados en iris por las flechas del sol de la tarde.

Y ahora, de joven, ya cansado de tanto potrearse, pasea por el valle, risueño y tranquilo como todo muchacho decente, sin que nadie sospeche que la música la tiene por dentro.

¡Condenado gandul, sinvergüenza, cabeza de pájaro, que todas las noches se rapta una estrella!...

esto me contaba un viejo sendero del monte, que llegaba cansado a mi pueblo a ofrecer sus aromas de pino.

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EL ABUELO VOLCÁN

Sentados todos en cómodas poltronas, la descendencia del abuelo Volcán forma corrillo para oírle sus pláticas sabrosas que pintan sus ya tan remotas mocedades que se pierden en los caminos del recuerdo.

—Hace mucho tiempo, pero mucho tiempo —dice como soñando—, cuando yo era un joven atleta, alegre y decidor, me enamoré locamente de una hermosa montaña, cuya fragancia virginal de bosques humedecía las crines de los briosos corce-les del viento que también la enamoraban.

Por las noches, los luceros prendados de su belleza incom-parable daban serenata queriendo conquistarla.

Sólo yo tenía el privilegio de vivir cerca de su casa, les gané a todos la partida y la hice mía casándome con ella.

Por mucho tiempo la tranquilidad y la alegría fueron nues-tras compañeras en el hogar y vivíamos dichosos rodeados de los hijos que nuestro amor nos daba, hasta que un día —el sem-blante del anciano palidece— un endiablado terremoto, celoso de nuestra felicidad y aprovechándose de sus malas artes de mago prestidigitador, me hizo vomitar fuego y a mi esposa amada, ¡la desapareció!...

La voz del abuelo Volcán se quiebra y una nubecita blanca rueda por sus mejillas como lágrima.

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¡todo el corrillo se conmueve y un manantial de silencio gloglotea en las gargantas!...

¡Por el llano, una turba de adolescentes remolidos, irres-petuosa de la pena que cuelga del instante, juega jacarandosa-mente a la ronda!...

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EL PUEBLO RABO VERDE

Cuentan las malas lenguas de chozas comadreras, que viven despellejando al prójimo:

Que el Pueblo, antes tan santurrón y honesto, no ha tenido presente su ya larga familia de casas regordetas para que así, de pronto, se vuelva un rabo verde.

Y se sonríen malignas las endiabladas chozas que gustan del argüende.

todo esto porque el Pueblo se levanta temprano a esperar la llegada de una rubia Mañana de cutis sonrosado y cuerpo menudito que se pasa de largo dejándole plantado.

Pero él no se da por vencido y, terco y resignado, como burro de noria, espera que un buen día la estrechará en sus brazos.

Y con esta esperanza —¡el muy bobo!— se queda alboro-tado…

también cuentan las mitoteras despelleja-cristianos que le han visto cortejar a una tarde guapa, coqueta y maquillada, que es ni más ni menos la “querida” del Crepúsculo Rojo, que vive en la montaña.

Sin embargo, las chozas comadreras que viven despelle-jando al prójimo ignoran los enredos que tiene con la noche este aturdido rabo verde, que cree que su amada negrita —así la llama cariñosamente– no le toma el pelo.

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al menos eso se imagina cuando por completo se le entrega sin reserva alguna, mientras los luceros, socarrones y cínicos, arriesgan un ojo desde las rendijas que tiene la techumbre cón-cava, tan sólo para reírse maliciosamente a sus anchas de este par de tórtolos birriondos.

Pero no todo el monte es orégano, como cuenta el refrán de la calle, que le viene como anillo al dedo a este pobre tonto, que no sabe que su amada negrita, apenas la deja por la madru-gada, la muy coscolina le pone los cuernos con Farol de manta —así le dicen despectivamente los árboles greñudos al amane-cer—, ¡el mozo rústico y sencillo que con su blancura alumbra de blanco el potrero!...

¡Oh, ingenuo Pueblo amado, a pesar de que todos te miran las ojeras tú de veras te sientes muchacho rabo verde!...

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RAYITO DE LUNA

en la vieja casona de mi aldea nativa, una noche de invierno de mis días de infancia y al arrullo de la alegre fogata me contaba mi madre:

”este era un Rayito de Luna que despertó alegre y risueño.”Hizo a un lado las mantas y saltó de su lecho para abrir la

ventana de su alcoba.”Respiró a pulmón lleno un aire fresco cargado de aromas.”de pronto, de allá, de la lejanía, le llamó la atención una

gran pompa de luz azulina que cabrilleaba nítidamente sobre el horizonte desvaído.

”nervioso fue hasta su madre gritándole:—¡Mamita!..., ¡mamita!..., ¡ven!...—¿Qué te pasa, hijito?...—¡Mira!... —y desde la ventana abierta a la lejanía, le seña-

laba con el índice de la mano derecha la gran pompa de luz azu-lina que cabrilleaba nítidamente sobre el horizonte desvaído.

—¿Ves esa canica?—Sí, mi niño. Pero no es canica.—¿Qué es entonces?—La tierra, hijito, la tieRRa.—¡La tierra!... —repitió pensativo Rayito de Luna.—¡Bah!... ahora recuerdo que no sabes Cosmografía.

espera a papá Sol y él te explicará.

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”Y sin más que decir, mamá Luna se fue a sus quehaceres domésticos.

—¡La tierra, la tierra! —decía mecánicamente Rayito de Luna—. ¡ah!... sí, sí, ya sé —y dándose una palmadita en la frente recordó que esa misma noche había soñado a una hermosa niña vestida con pétalos blancos y pelucita de oro en los cabellos que con su sonrisa prometedora y su voz de perfume decía:

—Me llamo Rosa y vivo en la tierra. Ven conmigo, Rayito de Luna, y jugaremos a la ronda con mis hermanas.

—no, Rosita. Prefiero jugar contigo. ¿Lo oyes? Sólo contigo.”Y la hermosa niña vestida con pétalos blancos y pelucita

de oro en los cabellos le daba el repique en su risa blanca…”en esto despertó Rayito de Luna todavía fascinado por el

hermoso sueño.”Fue entonces cuando se le ocurrió abrir la ventana de su

alcoba.”Ya solo, volvió a ver, ahora con alegría, a la gran pompa

de luz azulina que cabrilleaba nítidamente sobre el horizonte desvaído.

—¡iré a la tierra!... ¡iré a la tierra! —se dijo como soñando Rayito de Luna—, buscaré a Rosita y la haré mi novia. Sí, sí, eso es, la haré mi novia. ¡Qué hermosa novia vestida con pétalos blancos y pelucita de oro en los cabellos!... —Y riéndose feliz empezó a danzar como un remolinito de plata.

—Bueno —exclamó de repente dejando de danzar—, ¿y cómo iré a la tierra?...—. Largamente quedó cabizbajo Rayito de Luna—. ¡Zas! —díjose de pronto azotando las manos, ¡ya la tengo!... ¡Ya la tengo!... ¡Me llevará Rafaguita de Viento; sí, ella me llevará!... y otra vez Rayito de Luna se puso a danzar como un remolinito de plata.

”en seguida, y como si alguien le oyera, gritaba alocado frotándose las manos de gusto:

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—¡Me voy a la tierra!... ¡Me voy a la tierra!...”Y al instante se quitó la pijama de lino y se puso el traje de

seda. ¡Qué bien le quedaba!... ¡Parecía un velloncito de espuma vestido de albores!...

”Se miró al espejo: ¡estaba guapísimo!”Contoneándose alegre y risueño se fue al comedor donde

ya le esperaba un rico desayuno. Sentado a la mesa dio cuenta de todo en un santiamén.

—¿Por qué tan de prisa? —dijo mamá Luna.—Quiero ir a jugar. ¿Me dejas salir?—Sí, mi niño. Ve a jugar si quieres. Pero ten presente que

si tardas tendré que salir en tu busca.—no tengas cuidado, mamita, ya vengo… —y dándole un

beso en la frente, Rayito de Luna salió de su casa.”Corriendo, llegó hasta el potrero donde estaba Rafaguita

de Viento y acercándose a ella le dijo:—¿Conoces la tierra?—Sí, Rayito de Luna. tengo allá familia.—¿Me llevas?—Si tú quieres… desde luego, súbete a mi lomo y agárrate

bien a mis crines —y Rafaguita de Viento, relinchando alegre, se puso a olfatear la distancia.

—¿Ya estás listo, Rayito de Luna? —Sí, Rafaguita de Viento.”Y la hermosa potranca comenzó a correr tan veloz, tan

ligera, que muy pronto se perdió en el aire.”Las nubes pasaban en sentido opuesto, jugando carreras

de vértigo…”¿Qué tiempo pasó? Lo ignoraba Rayito de Luna. de

pronto escuchó:—Ya llegamos. ¿Miras aquel árbol con los brazos abiertos?

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—Sí, Rafaguita de Viento.”era un joven álamo que esperaba a Rayito de Luna, allá

en el camino.—Pues allí te dejo. Yo me voy al bosque cercano a buscar a

los míos; si me necesitas no tienes más que llamarme. ¡Que la pases bien, Rayito de Luna!

—¡Gracias, Rafaguita de Viento!”Y Rayito de Luna se quedó en los brazos de su árbol

amigo.”¡Ya la noche venía del Oriente cargando en la espalda su

enjambre de estrellas!”Poco a poco, Rayito de Luna subió a lo más alto del

álamo esbelto. desde allí tendió su mirada a todos los rum-bos en busca de la hermosa niña vestida con pétalos blancos y pelucita de oro en los cabellos.

”¡¡no estaba!!...”Quedó silencioso un momento. Sólo las distancias, que

a galope tendido corrían hasta él, vieron asombradas cómo el joven álamo se escarchaba de luna y racimos de azules luceros pendían de sus ramas!...

”de sus hojas, ¡un repique diáfano de alegres rumores se escurría en hilitos de plata!...

”¡¡¡Qué árbol de navidad para la niña vestida con pétalos blancos y pelucita de oro en los cabellos!!!...

”Se lo había ofrecido la noche que llegaba de Oriente car-gando en la espalda su enjambre de estrellas!...

”de nuevo, Rayito de Luna tendió su mirada con ansia:”¡nada!… ¡nada!...”desolado y triste quedó pensativo.”Por la serpentina del río tendida en el llano, ¡un tropel de

aguas briosas chapoteaba el silencio!

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”de repente, una vocecita sonámbula, saliendo del rosal crecido junto al pie del álamo, llegaba a su oído.

—¿no me ves, Rayito de Luna?... Soy Rosa. Ven conmigo… ¡sólo que ahora no podemos jugar a la ronda porque mis her-manas han muerto y papá Rosal está triste. —y la vocecita sonámbula se quebró en gemidos.

”Rápidamente Rayito de Luna llegó hasta la rama más baja del álamo esbelto y, desde allí, contempló a su hermosa niña vestida con pétalos blancos y pelucita de oro en los cabellos, que con su voz de perfume le decía amorosa y húmedos los ojos de llanto:

—¡Sólo por ti vivo, Rayito de Luna!...”Y desde la rama más baja del álamo esbelto, Rayito de

Luna, con los brazos abiertos, se tendió hasta ella.”¡Parecía un listoncito de seda en las alas blancas de una

mariposa!”Se escuchó el chasquido de un beso.”¡Y un perfume envolvió de fragancia a toda la noche, que

cargaba a la espalda su enjambre de estrellas!...”Rayito de Luna no volvió a su casa. Quedó para siempre

en los labios de la hermosa niña vestida con pétalos blancos y pelucita de oro en los cabellos…

”desde entonces es fama que todas las noches mamá Luna va llorando por toda la tierra en busca de su hijo adorado, ¡Rayito de Luna!...

¡La voz de mi madre temblaba!

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LA IGLESIA Y EL CAMPANARIO

Sentada en cuclillas, la iglesia del pueblo rezonga y rezonga a su hombre, el viejo y tristón Campanario, que nunca se cura de hacerla enojar tan sólo por abrir sus campanas al angelus que llo-vizna, en poblado y campiña, un perfume sutil que trasciende una ingenua quietud campesina.

de este modo se pasan las tardes, ella rezongándole, él sin tenerla en cuenta.

Solamente las noches logran ponerles en paz.Y cuando la luna les pinta su sombra sobre el cementerio,

alegres se dan de codazos diciéndose:—¡Mírate, saliste chaparra y panzona!...—¡Y tú, pareces chiflido por largote y flaco!...…Y se ríen con ganas, como cuando estaban de recién

casados.Mientras tanto, sobre los tejados del pueblo ¡zurean las

estrellas!...

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EL TÚNEL

Ya ninguno soporta a este túnel. el monte, la loma, el camino, a todos los tiene aburridos. Sólo la barranca se ríe a carcajadas celebrando sus chistes panzones; sobre todo el que a diario practica como audaz bandolero “come-trenes”, según cuenta su fama extendida, ¡lo que no es para menos!...

Se disfraza tan bién el mocito, que nadie creería que el negrote asaltante con cara de pocos amigos es el túnel bue-nazo y sencillo.

¡Por esto se cree un gran artista!Pues bien, ya en escena, el negrazo se para en la vía con

tufos de audaz retador, y cuando el tren bullanguero y feliz se avecina, truena en voz engolada diciendo:

—¡¡¡atenCión!!!... ¡Señores, yo trabajo sin trucos, abrid bien los ojos y ved!: a esta máquina yo me la echo al plato para luego sacarla de aquí —Y se tienta la cola el simplón.

efectivamente, poco tiempo después sale el tren asustado y medroso y alejándose a toda carrera le grita:

—¡tRaMPOSO!...el eco, escondido en las peñas, repite:—¡tramposo!... ¡tramposo!... ¡tramposo!...a lo lejos, ¡sólo la barranca se muere de risa!...

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EL LAGO

desde que está en el valle este joven Lago de cara ovalada, buen mozo y soltero, todas las colinas se han alborotado y le tratan con mucha ternura, dejándose que él las retrate con la camarita que tiene en el pecho.

Pero solamente lo hace para presumir de “gran calavera”, cuando a todo mundo muestra sus fotografías, ya que no tiene ni un pelo de tonto como para hincar la rodilla dejando que se le pepenen con el lazo al cuello, como a un toro manso.

Sin embargo, cada una de las chifladas colinas —todas ellas “pan con atole”— sueña poniendo los ojos en blanco, que es la preferida del joven soltero, como le dicen sus atarantadas.

…¡Si supieran todas las lindezas que cuenta de ellas este joven Lago de cabeza de humo y que muchas veces las ha oído del río, su único criado!...

Pero no… es mejor que nunca las sepan, ¡y que sigan soñando románticamente en su joven soltero de cara ovalada!...

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Monigotes ensayo en prosa bárbara

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AL LECTOR

este volumen, segunda parte de la edición definitiva de mi obra escrita en prosa, contiene selecciones de los siguientes volúmenes:

1. “Monigotes”, 2. “Rosamar”, 3. “La voz de mi tierra”.¿Motivos?… ¡Solamente dos!…Mi prosa es bárbara y deforme. Motivos más que suficien-

tes como para dejarla en el tintero. Sin embargo, hoy, al dejarla correr mundo, va como es ella: una enclenque sietemesina des-peinada y andrajosa; pero eso sí, con el corazón bien puesto a todos los infortunios.

Si a pesar de su pobreza y su felicidad, en sus andanzas de trotacaminos logra despertar hondas simpatías y conquista buenos amigos, sólo hasta entonces publicaré completos mis volúmenes.

JOSuÉ MiRLO

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EN

SU

GÉNERO

GrandesFunciones

Vean programasEnsayo en prosa bárbara

Boleto de entrada: ¡gratis!Cortesía de JOSUÉ MIRLO

MonigotesGran circo

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MATINAL

1 Cuando el alba cante su cocoricó se presentará el aplaudido amanecer, alambrista de fama mundial y tenor único en los siglos, quien gorjeará sobre el alambre su divina Sinfonía en perla mayor y electrizará al público con su grandiosa creación: el ibis inmóvil.

2 ¡Los náufragos! ¡Los náufragos! estupendo cuadro plástico por los hermanos Celajes, dirigidos magistralmente por la aurora, genial transformista.

3 ¡Éxito!... ¡el fenómeno del siglo!... La nube tarántula trabajará en el trapecio acompañada de su viejo domador, el nunca olvidado eolo.

4 ¡Otra gran novedad!... Presentación del célebre faquir Monte-Solo, como el único y más grande encantador de ríos, en su gran-dioso número de atracción universal: “La danza de los lotos”.

5 Y para cerrar con broche de oro esta maravillosa matinal, ac tuarán el extraordinario hipnotista Medio día y su bellísima compañera La Siesta, quienes interpretarán una hermosa y vieja leyenda griega: el rapto de una joven sacerdotisa del templo de Morfeo.

¡Sensacional!... ¡estupendo! ¡un espectáculo magnífico y sober-bio!...

¡¡¡Lo esperamos!!!

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1 EL AMANECER

desde el crestón más alto de la sierra, el alba sacudiendo las alas:—¡Cocoricooooooó!...Se abren las puertas del circo.Cargando su rollo de alambre, entra el Horizonte. Lo dis-

tiende y ¡sólo se ve una cuerda azul!Mientras tanto, con cara de fiesta se presenta el mimado

amanecer:¡todo vestido de blanco!La muchedumbre de árboles le recibe sonando sus pan-

deros. Y las cascadas jóvenes, cansadas de su vida solterona, desde sus butacas le ofrecen la mejor de sus sonrisas.

de un brinco queda sobre la cuerda azul del Horizonte el gallardo amanecer.

nuevamente sacude sus panderos la muchedumbre de árboles y vuelven a sonreír las jóvenes cascadas.

Ya en la cuerda, el albo amanecer modula con tan finí-simo oriente su Sinfonía en perla mayor, que el asombro se asom-bra en espiral de caracol.

Cuando se acristalina el canto, tal es el entusiasmo de los que escuchan, que la estrella de la Mañana, desde la ga lería, le tiende su serpentina blanca.

¡La muchedumbre de árboles sigue tocando sus pan-deros!...

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¡Y las cascadas jóvenes se alargan en ternura!...Con una reverencia versallesca, agradece las demostra-

ciones de júbilo; y en seguida, haciendo honor a su fama, ¡se inmoviliza!

tan bella y gallardamente logra perfilar la silueta del pájaro sagrado, que el amanecer no es más que un gigantesco ibis, ¡durmiendo sobre la cuerda azul del Horizonte!...

el público materialmente está loco.aprovechando el tumulto, la estrella de la Mañana se

acerca al gran artista, con tan mala suerte, que en esos momen-tos la cortina de entrada se descorre:

ante los ojos desorbitados del amanecer, la aurora —genial transformista—, totalmente desnuda, se le ofrenda, como jugosa tajada de sandía en jícara de uruapan…

Los presuntuosos lagos de pechera y monóculo, y que hasta entonces sólo fruncían el entrecejo, ¡astillan largamente su sonrisa dorada!...

desde sus grandes palcos olorosos a pino, los austeros vol-canes, blasonando de castos, ¡enrojecen de cólera!...

¡todo inútil!¡nadie les hace caso!Mientras tanto, la estrella de la Mañana, intensamente

pálida, en un arranque de celos, se suicida…—en las altas mesetas quiebran su aullido azul las serra-

nías—.¡Hay un instante en que la calma se bebe a borbotones!...

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2 LOS CELAJES

en esto, los Celajes, que ya entraron en el circo, en diversas posturas se tienden sobre el aire para entrenar sus músculos de náufragos perdidos.

Parsimoniosamente la aurora enciende el tosco cresterío de la sierra y, como buena maga, echa polvos extraños y pro-nuncia palabras cabalísticas:

de la gigante pira, salta un pulpo de oro que enrolla a los Celajes…

Cuando se diafaniza la cumbre, sólo queda en lo alto ¡un mar de ojos azules, que acaricia las ancas de una playa lejana!...

desde el testuz marino, cuatro Celajes náufragos arponan la ribera:

unotiene el vientre deforme de un verde amoratado.otrolleva en su espalda prendido un rosicler.el tercero,de una rubia melena, tiene el pecho robusto salpicado de

yodo.el último,el más fuerte, lleva todos sus músculos florecidos en púr-

pura…

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Y en los cuatro¡La angustia se hace máscara!...tan realista en el cuadro de Los náufragos que logran los

Celajes, que las neblinas nubiles, en un escándalo azul de cole-gialas, hacen flamear sus largas manteletas.

Sólo la irreverencia de las viejas cañadas traduce en un bostezo su obscuro aburrimiento.

—de pronto, el opulento Sol penetra en el circo, con tales ínfulas de pródigo, que hasta los últimos rincones, agazapados y entumidos, reciben su puñado de oro—.

Ya los árboles se han cansado de tocar sus panderos… y las cascadas jóvenes se han puesto pensativas…

tan sólo el campanario hace sonar su esquila, como manso cencerro de jacales, que avientan sus mugidos azules hasta el fondo del valle!...

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3 LA NUBE TARÁNTULA

Con un rumor de frondas se anuncia la presencia de la nube tarántula.

eolo, de pie sobre la espalda de amodorrado monte, hace silbar su látigo para que la extraordinaria artista llegue hasta el trapecio.

—¡desde la costa, el mar que está de ronda, aplaude en los cantiles!...—.

Mientas tanto, la enorme trapecista se balancea en el aire.eolo, nuevamente restalla su látigo en la altura para hacer

que la nube se acerque hasta el trapecio.¡un silencio desnudo carcome las gargantas!... Y, allá lejos,

por la llanura inmensa, ¡las potrancas del viento relinchan espantadas!...

La gran nube tarántula, ya lista en el trapecio, baila admira blemente, haciendo un verdadero derroche de equili-brio; y en un arranque máximo de habilidad suprema, le salta al hombro grácil del viejo domador, convertida en magnífico vellón de terciopelo.

¡un aplauso de selvas se desborda a torrentes!...eolo, satisfecho, se despide del público.Sólo queda, bajo la carpa diáfana, ¡un hálito de cordilleras

al sol!…

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4 MONTE–SOLO

Por los tendidos, es un rubio abejorro el vocerío sonámbulo!...de repente, un líquido sonido de flauta llueve en todo el

contorno:es el célebre faquir Monte–Solo que aparece en escena.el famoso encantador de ríos, envuelto en capa azul,

ostenta de turbante las dos alas de seda de un blondo nubarrón.Sentado como un buda y en actitud hierática, vuelve a

tocar su flauta.Los ríos desperezándose sacuden la cabeza y hacen sonar

sus cascabeles.Obedientes al son monocorde, lentamente van acercán-

dose al faquir.—Sus pieles movedizas y anilladas ¡espejean las distan-

cias!...—.Bajo la lluvia musical, las víboras líquidas se alzan a medio

cuerpo, y ante el azoro que grita en las plateas, arponan las miradas del público:

¡una auténtica danza de espléndidos lotos cristalinos!...de la llanura profunda, ¡brota un chubasco de silencio que

aplaude en los oídos!...Poco a poco la calma va devorando los rumores ¡hasta que

sólo quedan de ellos sus mudas osamentas!...

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Mientas tanto, ¡una nubecilla jorobada tirita de miedo en las manos cristalinas de un charco bandolero!...

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5 MEDIO DÍA Y LA SIESTA

Por la pista del circo, ¡el ajetreo deambula!...a poco, ¡el escenario esplende como ascuas!...a la vista de todos, se presentan Medio día y la Siesta.todas las cumbres, fermentadas de entusiasmo, cuartean

un alarido, ¡que se derrumba como lava!...en los belfos de los barrancos ¡serpea una sonrisa de ale-

gría!...¡Y los caminos mudos tascan el freno a sus anhelos!Los edificios altos, que viven en las ciudades, limpian sus

espejuelos para hilvanarse a los detalles:el genial hipnotista Medio día, disfrazado de forastero,

vigila el templo de Morfeo. La Siesta, joven sacerdotisa, des-preocupadamente sale al pórtico.

al instante el Mago, con los brazos en alto y los dedos crispados, relampagueantes las miradas, le ordena en tono enérgico a su víctima:

—¡dueRMe!… ¡dueRMe!… ¡dueRMe!…¡ni un latido que aúlle desde la puerta del silencio!...¡ni siquiera un asaltante impulso merodea por los ner-

vios!...¡Sólo cuelgan, de la desnuda ramazón del momento, los

minutos de angustia!...¡Y en los resecos labios de las turbas el aliento se ahorca!...

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Perfectamente hipnotizada, la joven sacerdotisa se des-ploma en los brazos del rubio Medio día.

Éste la coloca sobre las baldosas del atrio y rápidamente la cubre con un manto de seda.

a las miradas flamígeras de la muchedumbre, se unta el manto al cuerpo de la joven.

tal parece como si estuviera desnuda ¡como el agua!... ¡como la estrella!... ¡como la flor!...

avisados a tiempo, todos los servidores del templo de Morfeo se agolpan como un oleaje turbulento hasta donde la joven sacerdotisa yace inmóvil, rígida como una muerta bajo el manto de seda que la cubre.

el mago, sorprendido, rápidamente da tres pases hipnóti-cos a su durmiente y alzando las manos ordena con voz autori-taria:

—¡SuBe!... ¡SuBe!... ¡SuBe!...Con ojos desorbitados, los presentes que contemplan la

escena quedan paralizados.el hermoso cuerpo de la doncella lenta y majestuosa-

mente se eleva, como si manos invisibles lo subieran. Las orlas del manto de seda que lo cubre empiezan a colgar meciéndose perezosamente a las caricias del viento.

Los azorados devotos al templo, reaccionando de inme-diato, extienden los brazos con las manos ansiosas para resca-tar a la joven, que flota en el aire balanceándose pausadamente como si fuera un barco a la deriva.

es hasta entonces cuando el mago, con el gesto fiero y el ademán resuelto, coge una de las orlas del manto de seda que está a su alcance y dándole un rudo tirón exclama con la cara sonriente:

—¡Se fue!...

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de las gargantas aturdidas brota un “¡ah!” de asombro que se hace pálido en los rostros de los que ven sólo el manto de seda entre las manos del mago que se queda tranquilo, porque la joven sacerdotisa… ¡desapareció!...

…Hay una tregua en que el silencio bosteza largamente.al fin, la muchedumbre enfurecida se encrespa como un

mar, circundando al atrevido, a quien intenta castigar; pero sólo queda con los puños en alto porque ha sido burlada!...

el mago, en presencia de todos, se vuelve un torbellino que luego se desvanece.

aterrados y perplejos quedan los circunstantes.Mientras tanto, allá, por la entrada del circo, cogidos de la

mano sonrientes y satisfechos, reaparecen saludando al público con reverentes caravanas, el mago Medio día y su bellísima compañera la Siesta.

Los aplausos se derrumban como cataratas gigantescas inundándolo todo como un diluvio apocalíptico de escándalo.

Los jóvenes artistas han trabajado magistralmente en su estupendo número de atracción mundial el rapto de una joven sacerdotisa del templo de Morfeo como cuenta la leyenda griega…

¡La función ha terminado!¡La muchedumbre se desparrama del circo en alucinantes

caravanas!

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Salida

aViSO

Se hace del conocimiento del público que se suspenden la función vesper-tina y la función nocturna por conve-nir así a los intereses de los artistas.

el dueño del circoJOSuÉ MiRLO

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índice

Preludio, José Yurrieta Valdés 7

de lo pintoresco a lo sublime. Josué Mirlo y su laberíntico paisaje, eridania González treviño 19

Mi teoría literaria, Josué Mirlo 29

POeSía 31

Manicomio de paisajes ( ) 33

Cuarteto emocional ( ) 83

Baratijas. Mercado de versos ( ) 93

Museo de esperpentos ( ) 165

Poemas sueltos 207

PROSa 221

La Caballona. Cuento regional ( ) 223

Rosamar. Breviario de cuentos ( ) 231

Monigotes. ensayo en prosa bárbara ( ) 249

Page 272: Josué Mirlo.pdf

se terminó de imprimir en noviembre de

2014, en los talleres gráficos de impresora

San Buenaventura, S.a. de C.V., ubicados

en la calle Libertad núm. 111, toluca de

Lerdo, estado de México. el tiraje consta

de tres mil ejemplares. Para su formación

se utilizó la familia tipográfica aries, dise-

ñada por eric Gill. Concepto editorial:

Félix Suárez y Hugo Ortíz. Formación y

portada: erika Lucero estrada. Cuidado

de la edición: eridania González treviño.

Supervisión en imprenta: erika Lucero

estrada. editor responsable: Félix Suárez.