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Nietzsche y su
Pensamiento
Joan Fortuny i Antequera
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Autor: Joan Fortuny i Antequera
Título: Nietzsche y su Pensamiento
Ediciones Quatre Ratlles C/. Mont-roig, 35. 43330 Riudoms. Tel. 630 590 247 Wb: Quatreratlles.com
Colección: El Rincón de Pensar
ISBN: 274-2019.
Depósito Legal: T- 271-19
Primera Edición: 2019
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Índex
Introducción. .............................................................................. 4
La vida y sus obras. ................................................................... 5
El pensamiento de Nietzsche. .................................................. 24
El supe hombre. ................................................................... 24
El anuncio de la “la muerte de Dios”. .................................. 27
El Anticristo. ......................................................................... 29
La moral. .............................................................................. 33
El poder per Nietzsche. ........................................................ 35
El eterno retorno para Nietzsche. .......................................... 51
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Introducción.
La filosofía de Nietzsche esta oculta, escondida por su lenguaje,
por su estilo. Pero, el núcleo de su obra, podrían decir sin lugar a
dudas, que es una polémica: por su denuncia contra la violación
de la realidad perpetrada por su pensamiento conceptual, va
acompañada por la demolición de la metafísica occidental y la
formulación de una nueva experiencia para ser entre las ruinas
del racionalismo.
Nietzsche duda de que el camino recorrido por el hombre a sea
un puro extravío e invita a la renuncia de un hombre bueno, de
un hombre santo, de un hombre con la verdad.
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Las formas de descubrir las claves del pensamiento, es retomada
por sus ideas filosóficas y quiere hacer un diálogo directo con sus
textos.
La vida y sus obras.
La filosofía de Nietzsche se erige como una contraposición a las
ideas filosóficas y los valores morales racionales. La naturaleza
de los temas que trata, la voluntad decididamente provocativa
que se dirige a los hitos más dispares, el estilo aforístico y,
finalmente, ciertas vicisitudes ligadas a la publicación de la
voluntad del poder y del Epistolario, han hecho que se hayan
produciendo las más diversas y controvertidas interpretaciones
sobre en Nietzsche. Según los casos, se ha visto en Nietzsche el
anti positivistamente que lanza en la tierra la confianza en la
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ciencia, o la anta demócrata que depreciaba al pueblo, a la
pleura y en la nueva clase emergente. Se lo ha interpretado
como el representante más persuasivo del irracionalismo y del
vitalismo; a principios de siglo, se nos ha ofrecido de él una
imagen de artista aristocrático y decadente, en el sentido de
Annunzio o en Gide. Se lo ha presentado como un materialista
convencido; se lo ha clasificado de primer auténtico
existencialista. No hay ninguna duda, de que en más de una
ocasión, se anticipó a en Freud; se ha analizado su influjo sobre
las van guardias artísticas de los años veinte (expresionismo
alemán y surrealismo Francés) debido a las críticas que dirigió a
la cultura burguesa, y nadie pone en discusión que influyó sobre
hombres como en Rilke y en Thomas Mann. Además existe toda
una corriente interpretativa que ha visto en Nietzsche el profeta
del nazismo, la violencia militarista y la superioridad de la raza
aria.
No es éste el lugar más adecuado para someter a la crítica estas
y otras interpretaciones. De lo contrario, hay que decir que la
interpretación decadentista de en Nietzsche es errónea, porque
en Nietzsche vio en la vida una tragedia cruel y profunda. Sin
embargo, es preciso detenerse un momento, en los hechos que
justifican (por ejemplo, en la obra de A. Baeumler, Nietzsche, el
filósofo y el político, Leipzig, 1931) la interpretación de Nietzsche
como " profeta del nazismo ", interpretación que entre otras
continúa admitiendo en G. Lukács en 1954 en su libro la
destrucción de la razón. En realidad, lo que sucedió es que la
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hermana de Nietzsche, Elizabeth Förster-Nietzsche, celosa
guardiana de los manuscritos de su hermano e impulsada por la
idea de una palingenesias universal que debía confiarse a la
nación alemana, querer convertir a su hermano en guía espiritual
de esta palingenesias. Así pues, publicó La voluntad de poder
con interpolaciones arbitrarias y tendenciosas efectuadas en el
manuscrito de su hermano, con lo cual ideas como la de
"superhombre", "voluntad de poder", etc. -que en el contexto
global del pensamiento de Nietzsche poseen un significado muy
diferente- aparecen como la negación de todo el humanitarismo y
de la democracia, y como fundamento teórico de la política más
violenta y agresiva, del Estado totalitario de la raza "pura de los
superhombres".
De lo contrario -como lo confirma la edición auténtica de sus
escritos- hay que excluir del contexto de su filosofía la
interpretación del "superhombre" de Nietzsche como profeta del
nazismo. El superhombre no es el nazi, sino el filósofo que
anuncia una nueva humanidad, una humanidad que, liberándose
de antiguas cadenas, va "más allá del bien y del mal". Entre
estas antiguas cadenas en Nioetzsche enumeró también la
idolatría del Estado: "El más frío de todos los monstruos se
llama" Estado”. También es frío el decir mentiras, y la mentira
que sale de su boca es la siguiente: Yo, el Estado, soy el pueblo
!. En la tierra no hay nada más grande qué yo; yo soy el dedo de
Dios -así brama el monstruo [...]. El Estado es donde todos,
buenos y malos, se emborrachan con veneno; allí donde todos se
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pierden a sí mismos; allí donde el lento suicidio de todos se llama
"vida". "El Estado es un ídolo:" Su ídolo huele mal -el frío
monstruo- y todos pueden, todos los adoradores del ídolo [...] .
Huid del mal olor! Huid de la idolatría de los hombres inútiles [...].
Sólo cuando deje de existir el Estado, comienza el hombre no
inútil. "En Nietzsche pone estas palabra en chivo de en
Zaratustra. Y en el ensaye Schopenhauer como educador leemos
lo siguiente: "Sufrimos [...] las consecuencias de aquella doctrina
predicada en época reciente desde todos los tejados, según la
que el fin supremo de la humanidad sería el Estado y la hombre
no tendría deuda más alto que servir al Estado: en esto no veo
una recaída en el paganismo, sino en la estupidez. "" el Estado
desea que los hombres puedan idolatrar-lo. "De lo contrario,
aconseja en Nietzsche, "pueden todos estos duraderos del ídolo".
En El ocaso de los ídolos, además, en Nietzsche sostiene que "la
cultura y el Estado son antagonistas".
Friedrich Nietzsche nació el 15 de octubre del 1844 en Röcken.
Cerca de Lützen. Estudió filología clásica en Bonn y en Leipzig,
donde tuvo como maestro a Friedrich Ritschl. En Leipzig leyó El
mundo como voluntad y como representación de en
Shopenhauer, y esta lectura dejó una importancia decisiva en el
pensamiento de Nietzsche. En 1869, cuando sólo tenía 24 años,
en Nietzsche fue llamado para ocupar la cátedra de filología
clásica en la universidad de Basilea. Allí estableció amistad con
el famoso historiador Jakob Bruckhardt. En este periodo se
produce un encuentro con Richard Wagner, que en aquel tiempo
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vivía con Prima von Bülow a Triebschen, encima del lago de los
Cuatro Cantones. En Nietzsche se convierte en la causa de en
Wagner, a quien siente como "su insigne precursor en el campo
de batalla", y colabora con él en la organización del teatro de
Bayreuth. En 1872 se publica. El origen de la tragedia. Este libro
suscitó violentas polémicas y fue salvajemente atacado por
Wilamowitz-Möllendorf. Al cercado de 1873 y 1876 en Nietzsche
escribe las cuatro Consideraciones intempestivas. Mientras, por
motivos personales ( "en Wagner es un histrión con ser de éxitos
mundanos") y por razones teóricas ( "en Wagner no es en
absoluto un regenerador de la cultura") se produce la ruptura con
en Wagner. Así se hace testigo a la obra Humano, demasiado
humano (1878), donde también se toman distancias con respecto
a en Schopenhauer y su filosofía. El año siguiente, en 1879, en
Nietzsche -por razones de salud pero también por motivos más
profundos: la filología no era su destino- abandona la enseñanza
y comienza su inquieta peregrinación de pensión en pensión,
entre Suiza e Italia y el sur de Francia. En 1881 publica Aurora,
donde ya se configuran las tesis fundamentales de en Nietzsche.
La gaya ciencia es de 1882: aquí el filósofo promete un nuevo
destino a la humanidad. Escribe estos dos libros en Génova,
donde tiene ocasión de escuchar Carmen, de en Bizet, que
provoca su entusiasmo ( "Aquí habla otra sensualidad, otra
sensibilidad, otra serenidad. Esta música es serena [...], tiene
sobre ella la fatalidad, su felicidad es breve, repetía, sin remisión
[...]. Esta obra también redime, con ella un despide del húmedo
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Norte, de todos los vapores del ideal wagneriano "). En 1882 en
Nietzsche conoce a Lou Salomé, joven rusa de 24 años. Cree en
ella y quiere casarse. Pero en Lou Salomé lo rechaza y se une a
Paul Rée, amigo y discípulo de Nietzsche. La hermana de
Nietzsche, Elizabeth, no fue ajena del fracaso de la relación entre
el filósofo y la joven rusa. El 18783, a Cepillo, escribe su obra
maestra: Así hablaba en Zaratustra. Esta obra se terminó dos
años después, entre Roma y Niza. En 1886 entrega a la imprenta
Más allá del bien y el mal. La Genealogía de la moral es del
1887, y al año siguiente en Nietzsche redacta El caso Wagner, El
caso del ídolo, el Anticristo y Ecce homo. Al mismo período
pertenece el escrito Nietzsche contra Wagner. Lee a en
Dostoievski y le parece haber encontrado una casa satisfactoria
en Turín, "la ciudad que se ha revelado como mi ciudad". A Turín
trabaja con su última obra, La voluntad de poder, que de otro
modo no consigue terminar.
El 3 de enero de 1889 sufre un ataque de locura, tirándose al
cuello de un caballo cuyo dueño estaba apaleando ante su
residencia en Turín. Primero fue confiado a la custodia de su
madre y, al morir ésta, a la de su hermana. Murió en Weimar,
rodeado en las tinieblas de la locura, el 25 de agosto de 1900, sin
darse cuenta del éxito que estaban obteniendo sus libros, que
habían editado a costa de él. Sin lugar a dudas, en Nietzsche
aparecen puntos vulnerables, y en especial su actitud polémica y
agresiva y furibunda, no siempre se muestra justa con sus
enemigos. De cualquier manera, después de tantos años de
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distancia de su muerte, resulta indiscutible su influjo sobre la
literatura, el psicoanálisis, la estética y la filosofía, así como
encima de la reflexión moral y la filosofía de la religión. Cierto es
que un cristiano podría responder a en Nietzsche con las mismas
palabras que el joven Nietzsche hacía llegar por carta a un amigo
suyo: "Estimado amigo, la lógica no crea ni anula los puntos de
vista sobre la vida! Yo me encuentro bien en este clima y tú, en
otro. Respeta mi olfato, como yo respeto tú! "Esto es verdad.
Pero también es verdad que ética seria y una fe consciente no
pueden ni deben evitar la prueba de fuego que representa el
desafío de Nietzsche.
Crítico despiadado del pasado y "inactual" prefecto del futuro,
desmitificado de los valores tradicionales y propugnador de un
hombre que tenía que venir. Friedrich Nietzsche, 1844-1900, fue
muy consciente de su destino: "Conozco mi suerte. Mi nombre
será un día ligado al recuerdo de una crisis, como no haya tenido
que otra igual a la tierra, a los más fondos conflicto de la
conciencia, a una decisión que se proclama contraria a todo lo
que hasta ahora se había creído, pedido y consagrado. No soy
un hombre, soy una carga de dinamita... Contradice como nunca
se había contradicho, y aun así soy la antítesis de un espíritu
nadador... Junto a ello, soy necesariamente un hombre que
posee un destino. En efecto ,. Si la verdad entra en combate en
contra de la mentira mil yoguita, se producirán estas
conmociones, estos temblores de tierra como nunca se habían
soñado. La noción de política se encuentra ahora totalmente en
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una guerra entre espíritus, todas las formas de dominación de la
vieja sociedad han volado por el aire; todas ellas reposan encima
de la mentira; habrá guerras como nunca las hubo encima de la
haya de la tierra. Tan tú los desde mí puede comenzar en la
tierra la gran política. "Nietzsche se interpreta a sí mismo como
un hombre elegido por el destino, como aquel que contradice
como nunca se ha contradicho. Contradice el positivismo y su fe
en el hecho, por una sencilla razón: "El" progreso "es tan sólo
una idea moderna, es decir, una idea falsa. "Socavar las
pretensiones de verdad de las ciencias exactas. En contra de
todos los espiritualismos, proclama la muerte de Dios. Dice que
el cristianismo "es un vicio", porque "no existe nada que resulte
más malsano, en medio de nuestra malsana humanidad, que la
compasión cristiana". "Pablo fue el más grande de todos los
apóstoles de la revancha." En contra de la "moral de los
esclavos", exalta "la moral de los señores": toda la moral de los
señores surge de un triunfante decir que si a uno mismo; la moral
de los esclavos, en cambio, desde el principio dice que si a otro,
afirma Nietzsche, a un "no a uno mismo". Por lo tanto, hay que
defender una "transmutación de todos los valores". Nietzsche, en
consecuencia, es un espíritu que contradice. Lo es porque piensa
que tiene que anunciar algo grande y nueva: "Os conjuro,
hermanos míos, permanezcáis fieles a la tierra y no deis fe a
aquellos que os hablan de esperanzas sobrenaturales! Son en
Veriña dorso, conscientes o inconscientes. Son despreciables de
la vida, moribundos, y están ellos mismos envenenados: la tierra
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está cansada de ellos; dones bien, expulsarlos para siempre!
"Junto a la fidelidad a la tierra, Nietzsche enseña:" No escondas
más la cabeza en la arena de las cosas celestiales, llévela
libremente: una cabeza terrenal, que es lo que crea el sentido de
la tierra. "
En Leipzig en Nietzsche lee El mundo como voluntad y como
representación de en Schopenhauer y en resto fascinado. Más
adelante escribiría: "Encontré el libro en la tienda de libros
antiguos del viejo Rohn [...] en casa me tumbé en el sofá [...] y
dejé que aquel genio energético y tenebroso empezara a actuar
sobre mí. En cada página la renuncia, el rechazo, la resignación,
alzaban la voz: tenía ante mí un espejo en el que contemplé [...]
el mundo, la vida y mi mismo ánimo. Allí, semejante al sol, estaba
fijo en mí el gran ojo del arte, separado de todo; allí yo veía
enfermedad y cuidado, exilio y refugio, infierno y paraíso.
"Siguiendo las huellas de en Schopenhauer, en Nietzsche piensa
que la vida es una irracionalidad cruel y ciega, dolor y
destrucción. El arte es el único que puede ofrecer al individuo la
fuerza y la capacidad necesarias para afrontar el dolor de la vida,
diciéndole sí a esta. En el origen de la tragedia (1872) en
Nietzsche busca demostrar que la civilización griega presocrática
se estrella en un vigoroso sentido trágico, que es una
embriagadora aceptación de la vida, una valentía ante el fat y
una exaltación de los valores vitales. De este modo en Nietzsche
invierte la imagen romántica de la civilitzacuió griega. De lo
contrario la Grecia de la que habla en Nietzsche no es la Gracia
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de la escultura clásica y de la filosofía de Sócrates, Platón y
Aristóteles, sino la Gracia de los presocráticos (siglo VI aC), la de
la antigua tragedia en la que el corazón lo era todo, o al menos,
los elementos esenciales. En Nietzsche considera que el secreto
de este mundo griego consiste en el espíritu de Dionisos.
Dionisos es la imagen de la fuerza instintiva y de la salud, es
ebriedad recreativa y pasión sensual, es el símbolo de una
humanidad en pleno acuerdo con la naturaleza. Junto a lo
"dionisíaco", el desarrollo del arte griego está ligado -afirma en
Nietzsche- a lo "Apolo • Línea", que es una visión ideal, un
intento de expresar el sentido de las cosas con una medida y una
moderación, y que se explicita mediante figuras equilibradas y
límpidas. "El desarrollo del arte está ligado a la dicotomía
existente entre lo Apolo • líneas y lo dionisíaco, en la misma
manera en que la generación surge de la dualidad de los
sentidos en permanente contenta recíproca y en reconciliación
meramente periódica [...]. En sus [los griegos] dos divinidades
artísticas, Apolo • lo y Dionisos, se fundamenta nuestra teoría,
según la cual en el mundo griego existe un enorme contraste -
enorme por su origen y por su fin- entre el arte figurativo, el de
Apolo • los, y el arte no figurativo de la música, que es
propiamente el de Dionisos. Los dos instintos, tan diferentes
entre ellos, avanzan uno junto al otro en abierta discordia en la
mayoría de los casos [...] hasta que, en virtud de un metafísico
milagro de la "voluntad", acaban compareciendo emparejados, y
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gracias a este final engendran la obra del arte, tan dionisíaca
como Apolo • línea, que es la tragedia ática. "
De lo contrario, cuando con Euròpides intenta eliminar de la
tragedia del elemento dionisíaco a favor de los elementos
morales y intelectualistas, entonces la clara luminosidad en
relación con la vida se transforma en superficialidad sin logística:
surge en Sócrates con su loca presunción de entender y dominar
la vida mediante la razón, y así aparece la verdadera decadencia.
En Sócrates y en Platón son "síntomas de decaída, instrumentos
de la disolución griega, pseudografo, antigrisú". La dialéctica
escribe en Nietzsche, "sólo puede ser un recurso extremo en las
manos de quien no posee otras armas [...]. Lo cual nos
demuestra su escaso valor”. La verdad es que "los filósofos y los
moralistas se engañan a ellos mismos, cuando creen salir de la
decadencia por el simple hecho de que se declaran en guerra en
contra de ella [...] lo que escogen como remedio, como ancla de
salvación, en ellos mismo considerado no es más que una nueva
manifestación de la decadencia; transforma su expresión, pero
no la suprimen. En Sócrates fue una equivocación: toda la moral
del perfeccionamiento, incluida la cristiana, ha sido un
equivocación... La luz diurna más cruda, la racionalidad a
cualquier precio, la vida clara, prudente, consciente, sin instintos,
en contraposición a los instintos, no re más que una enfermedad
diferentes y en ningún caso un retorno a la virtud, a la salud, a la
felicidad”. Comunidad "En Sócrates, sencillamente, fue un
enfermo crónico." Se mostró hostil incluso a la vida, quiso morir.
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Dijo que no a la vida; abrió un periodo de decadencia que sigue
destrozando hasta nuestros días. Luchó en contra de la
fascinación dionisíaca. De lo contrario, "la fascinación dionisíaca
no se limita a renovar los vínculos existentes entre un hombre y
otro: también la naturaleza, alienada, espera y subyugada,
celebra la fiesta de reconciliación con su hijo pródigo, el hombre.
La tierra brinda mucho grado sus dones, y las fieras rapaces de
las cuevas y los desiertos se acercan pacíficamente. El carruaje
de en Dionisos, está cubierto de flores y de guirnaldas; la pantera
y el tigre tiran de él. Cambias "el himno a la alegría" de
Beethoven en un cuadro pintado con diferentes colores, y no se
ponga freno a la propia imaginación cuando miles de seres
estiren temblando en el suelo, conmocionados por el prodigio:
sólo así podemos aproximarnos a lo que es la fascinación
dionisíaca. El esclavo se libera, todos rompen las rígidas y
hostiles barreras que la necesidad, el capricho o la moda
insolente han erigido entre los hombres. En el evangelio de la
armonía universal todos se sienten reunidos, reconciliados,
husos con el otro y hechos un solo con él, como si hubiera
andrajoso el velo de Maya y revoltosas hecho colgajo ante el
misterio del uno primigenio. "
El origen de la tragedia fue escrito bajo el influjo de las ideas de
Schopenhauer, pero también de las ideas de Wagner. En este
último, en efecto, en Nietzsche encontraba el prototipo del artista
trágico destinado a renovar la cultura contemporánea. El origen
de la tragedia está dedicado a en Wagner, y al final de la
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dedicatoria se lee: "Considero que el arte es el trabajo suprema y
la actividad metafísica propia de nuestra vida, según el
pensamiento del hombre al que me propongo dedicar esta obra,
insigne precursor mí en el campo de batalla. "Apenas vio la luz
esta obra de Nietzsche -aunque fue defendida por el propio
Wagner y por Erwin Roda- que recibió un fuerte ataque, en
nombre de la seriedad de la ciencia filológica, procedente del
gran filólogo Ulrich von Wilamowitz-Möllendorff, quien escribió
que "no quiero tener nada que ver con el Nietzsche apóstol y
metafísico", acusándolo de "ignorancia y escaso amor a la
verdad”. Entre el 1873 y el 1876, oponiéndose a la exaltación de
la ciencia y de la historia, en Nietzsche escribe las
Consideraciones intempestivas. Aquí es el viejo hegeliano D.F.
Strauss, junto con Feuerbach y Cuenta, quien es considerado
como la reencarnación del fili teísmo y de la mediocridad: "autor
de un evangelio de cervecería", es el hombre amado y inventado
por Sócrates. Asimismo se exalta a Schpenhauer como precursor
de la nueva cultura "dionisíaca". Aquí, de otro modo, en
Nietzsche lucha también en contra de lo que califica de
"saturación de historia". No se trata de que en Nietzsche niegue
la importancia de la historia. Lo que hace es combatir en contra
de la idolatría del hecho, por una parte, y las il • alusiones
historicistas, por otra, con las implicaciones políticas que éstas
conllevan. Sobre todo, en opinión de Nietzsche los hechos
siempre son estúpidos, tienen necesidad de intérpretes y por eso
las teorías son las únicas inteligentes. En segundo lugar, lo que
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crea "en el poder de la historia [...] se volverá vacila e inseguro, y
ya no puede creer en sí mismo". Y al no creer en sí mismo, se
convertirá -en tercer LLOSSES fascinado secuaz de lo existente,
"ya se trate de un gobierno, la opinión pública o la mayoría
numérica". Al realidad "si cada logro contiene en él una
necesidad racional, si cada evento es la victoria de lo lógico o de
la idea, pues bien, hay que arrodillarse inmediatamente y recorrer
de rodillas en el suelo toda la escala de los éxitos".
En frente a la historia, según en Nietzche, pueden asumirse tres
actitudes. La historia monumental es la historia de quien busca
en el pasado modelos y maestros que le permitan satisfacer sus
aspiraciones. La historia anticuaria es la historia de quien
considera el pasado de su propia ciudad (las paredes, las fiestas,
las ordenanzas municipales, etc.) como fundamento de la vida
actual. La historia anticuaria busca y conserva los valores
constitutivos estables sobre los que radica la vida presente. Por
último, está la historia crítica, que contempla el pasado con el
enfoque propio de un juez que arramblaba y condena todos los
elementos que obstaculicen la realización de sus valores
específicos. Esta fue la actitud que asumió en Nietzsche frente a
la historia. Y esta es la razón por la que lucha en contra del
exceso o la sustracción de la historia: "Este exceso molesta los
instintos del pueblo, e impide madurar tanto al individuo como a
la totalidad; este exceso provoca la creencia siempre perjudicial
en la vejez de la humanidad, al creerse frutos tardes y epígonos;
debido a este exceso, una época cae en el peligroso estado de
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ánimo de la ironía sobre sí misma, y de este estado pasa a otro,
el cinismo, aún más peligroso. "
Mentira, empero, en Nietzsche iba madurando su apartamento de
en Shopenhauer y sobre todo de en Wagner. Obras con
Humano, demasiado humanos, Aurora y La gaya ciencia
atestado este alejamiento. Hay dos tipos de pesimismo: el
primero es el romántico, "el pesimismo de aquellos que
renuncian, el de los fracasados y los vencidos"; el otro es el de
quien acepta la vida, aunque conocía su carácter trágico. En
nombre de este último pesimismo en Nietzsche rechaza el
primero, el de Schopenhauer, del que regala todas partes
resignación y renuncia, y que es una huida ante la vida y no una
"voluntad de tragedia". En Schopenhauer "no es más que el
heredero de la interpretación cristiana". En Nietzsche escribe:
"Oh, de qué manera tan diferente me habló en Dionisos! Oh, qué
lejos estaba entonces de mí este espíritu de resignación! "Por
otra parte, el distanciamiento con respecto a en Wagner fue un
evento aún más significativo y doloroso para en Nietzsche. Este
había visto en el arte de en Wagner el instrumento de la
regeneración, pero pronto tuvo que admitir que había caído en
una alusión. En El caso Wagner afirma que este músico "halaga
todos los instintos nihilistas (budistas) y los camufla mediante la
música, halaga toda cristiandad, toda forma de expresión
religiosa de la decadencia [...]. Todo lo que haya tirado raíces en
el terreno de la vida empobrecida, todas las acuñaciones de falsa
moneda hechas por la trascendencia y el mundo ultraterreno,
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tienen en el arte de en Wagner su defensor más sublima”. En
Wagner es una enfermedad; "Contagia todo lo que toca: ha
contagiado la música". En Wagner es "un genio histriónico"; "Le
esté una nervosa".
El alejamiento de en Nietzsche con respecto a sus dos grandes
maestros significó para él mucho más que la pérdida de una
fascinación o la ruptura de una amistad. Implicó un apartamento
y una distanciación crítica respecto al romanticismo con un falso
pesimismo, con la resignación y la ascética casi cristiana de en
Schopenhauer, y con la retórica de aquel "desesperado
romántico podrido", que fue en Wagner. Significó una separación
y una crítica de las justificaciones y los enmascaramientos
metafísicos del hombre y de su historia: el idealismo (que crea un
"antimonio"), el positivismo (cuya pretensión de aprisionar
sólidamente la realidad, tanto extensa, dentro de sus pobres
redes teóricas constituye una aspiración absurda y ridícula), los
redentoristas socialistas de las mesas o por medio de las mesas,
e incluso el evolucionismo (entre otras cosas, "más afirmado que
probado" . "Las especies no crecen en la perfección: los débiles
siempre vuelven a aventajar a fuertes [...]. En Darwin olvidó -lo
cual es muy inglesa- el espíritu: los débiles poseen más
espíritu"). Con ello, en Nietzsche parece colocar las raíces de su
propia reflexión en la iluminación • Ilustración, lo que es
efectivamente así. La desconfianza en las metafísicas, la
apertura respecto a las "infinitas" interpretaciones de actitudes
dogmáticas, el reconocimiento de la limitación y la finitud
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humana, así como la crítica de la religión, constituyen una serie
de elementos que llevan a en Nietzsche a afirmar, en humano,
demasiadas humano: "Podemos enarbolar nuevamente la
bandera de la ilustración." Como es obvio, esta ilustración de en
Nietzsche -que aparece después del romanticismo- será menos
entusiasta y superficial que la antigua ilustración. Consistirá más
bien en una lúcida conciencia de la tragedia a la que se enfrenta
con un grito de desafío. Ya no será aquel optimismo superficial
que caracterizó con frecuencia a ilustrados en relación con la
vida. Tampoco se tratará, de otro modo, de la resignación de en
Schopenhauer o de los falsos remedios de en Wagner.
Según en Nietzsche, la consecuencia necesaria del cristianismo,
de la moral y del concepto de verdad de la filosofía”. Cuando cae
la máscara que ocular las alusiones, no queda nada: estamos
ante el abismo de la nada. "El nihilismo como estado psicológico
aparece por necesidad, en primer lugar, cuando hemos buscado
en todo el devenir un sentido que no existe en él, de manera a
aquel que buscar termina por faltarle el valor moral (amor,
armonía en las relaciones, felicidad, etc.). Empero, debemos
constatar con alegría que la alusión respecto a este objeto al que
se aspira es "una causa del nihilismo". En segundo lugar, se ha
"postulado la existencia de una totalidad, una sistematización e
incluso una organización en todo el devenir y en su fundamento".
Ahora bien, se ha comprobado que este universal, que el hombre
había construido para poder creer en su propio valor, no existe.
En el fondo, ¿qué ha sucedido ?. Se llegó al sentimiento de la
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ausencia de valor, cuando se comprendió que no era lícito
interpretar el carácter general de la existencia mediante la noción
de "fin", la noción de "unidad" o la noción de "verdad". "
Se desvanecen "las mentiras de varios mil Lennis", y el hombre
se ve saliente de los engaños propios de la alusión, pero se
queda solo. No hay valores absolutos, los valores son
desvalorizado; no existe ninguna estructura racional y universal
que pueda servir de apoyo al esfuerzo del hombre; no existe
ninguna procedencia, ni ninguna orden SOMIC. "La condición
general del mundo para toda la eternidad es el caos, no como
ausencia de necesidad, sino en el sentido de una privación de
orden o de estructura, de forma, de belleza, de sabiduría. El
mundo acrecienta de sentido: "He encontrado en todas las cosas
está feliz frase: prefieren bailar con los pies del azar." No hay un
orden, no existe un sentido. De lo contrario, hay una necesidad:
el mundo tiene en sí mismo la necesidad de la voluntad. El
mundo de la eternidad se encuentra dominado por la voluntad de
aceptarse a uno mismo y de repetirse. Esta es la doctrina del
eterno retorno que en Nietzsche vuelve a tomar de Grecia y de
Oriente. El mundo no avanza en línea recta hacia una meta
(como cree el cristianismo) y su devanado no consiste en un
progreso (como pretende el historicismo y post-hegeliano), sino
que "todas las cosas vuelven eternamente y nosotros con ellas;
hemos sido eternas veces en el pasado, y todas las cosas con
nosotros”. Cada dolor y cada placer, cada pensamiento y cada
suspiro, cada cosa, por infinitamente grande o pequeña que sea,
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volverá a ser: "devolverá esta telaraña, y esta luz de luna entre
los árboles, y también un momento idéntico a éste, y yo mismo.
"El mundo que se acepta a sí mismo y se repite: tal es la doctrina
cosmológica de en Nietzsche. Hay que vincular con ella la
doctrina del amor fatiga: estimar lo que haga falta, aceptar este
mundo y quererlo. El hombre descubre que la esencia del mundo
es voluntad, ve que es eterno retorno y se reconcilia
voluntariamente con el mundo: reconoce en su propia voluntad
de aceptación del mundo la misma voluntad que se acepta a sí
misma. Sigue voluntariamente el camino que otros hombres han
recorrido ciegamente, aprueba este camino y no trata de yesca
hervirse de él, como hacen los enfermos y los decrépitos. Esto es
lo que nos enseña en Zaratustra. "Todo lo que ha sido es
fragmento, enigma, horroroso azar, hasta que la voluntad
creadora añade: así quería que fuera, así quiero que sea, así
querré que sea en el futuro."
~ 24 ~
El pensamiento de Nietzsche.
El supe hombre.
El amor haga es aceptación del eterno retorno, es aceptación de
la vida. De otro modo, no hay que ver en él una aceptación del
hombre. El mensaje fundamental de en Zaratustra consiste en el
superhombre. "El superhombre es el sentido de la tierra. Que
vuestra voluntad proclama: sea el superhombre el sentido de la
tierra. Os conjunto, hermanos míos, permanezcáis fieles a la
tierra y no deis fe a aquellos que os hablen de esperanzas
sobrenaturales! [...] En otras ocasiones el deleite contra Dios era
el mayor de los maleficios, pero Dios está muerto. Ahora lo más
triste es pecar en contra del sentido de la tierra! "El hombre, el
~ 25 ~
hombre nuevo, es decir, el superhombre, el hombre que va más
allá del hombre, el hombre que ama la tierra y los valores son la
salud, la voluntad fuerte, el amor, la ebriedad dionisíaca y un
nuevo orgullo. "Mi" yo "-dice Zaratustra- me enseñó un nuevo
orgullo y yo le enseño a los hombres: deje de esconder la cabeza
en la arena de las cosas celestiales y levantad libremente: una
cabeza terrenal, que crea ella misma el sentido de la tierra. "
El superhombre sustituye los viejos deberes por su propia
voluntad. Existe "un feroz dragón que el espíritu ya no quiere
considerar comal su dueño y su Dios? Se llama: "Tú debes."
Pero en su contra el espíritu del león dice las palabras: "Yo
quiero". Los predicadores de la muerte se convierten más
adelante en predicadores de la vida eterna: estos predican
mundos sobrenaturales, pero en Zaratustra quiere ser "la voz del
cuerpo vuelto a la salud". Es la voz del valor y de la altivez;
estima el amor al prójimo, pero "no su compasión, sino su valor
es lo que hasta ahora ha salvado a quien estaba en peligro".
El hombre es una cuerda tensa, tensa entre el irracional y el
superhombre, una cuerda tensa sobre un chupón. No se
encuentra lejos del momento del paso del hombre viejo,
ensuciado por sus "desvalor" y con la cabeza escondida en la
arena de las cosas celestiales, al hombre que crea el sentido de
la tierra, nuevos valores completamente terrenas : "y
resplandecerá el gran sol del mediodía de la vida, cuando el
hombre se encuentre a la mitad del camino entre el irracional y el
superhombre, y celebre su ocaso como si fuera su mayor
~ 26 ~
esperanza; porque su ocaso será el anuncio de una nueva
aurora. Quien está a punto de fallar se bendecirá entonces en sí
mismo, feliz de ser uno que va más allá: el sol de su
conocimiento brillará con la luz del mediodía. "Todos los dioses
están muertos: ahora queremos que el superhombre viva". Sin
lugar a dudas, "el pueblo y la gloria giran alrededor de los
comediantes", pero también es cierto "que el mundo gira en torno
a los inventores de nuevos valores".
Igualmente que en el caso de Pitágoras, también para en
Nietzsche el hombre debe ser medida de todas las cosas; debe
crear nuevos valores y ponerlos en práctica. El hombre
ensuciado inclina la cabeza ante las crueles y alusiones de lo
sobrenatural. El superhombre "ama la vida" y "creo el sentido de
la tierra", y permanece fiel a eso. En esto consiste su voluntad de
poder.
"Ahora Dios ha muerto! Oh hombres superiores, ese Dios era su
peligro más grave. Sólo ahora que él yace en su sepulcro, puede
decir que ha resucitado. Ahora está cerca el gran mediodía: sólo
ahora el hombre superior se convierte en dueño Comprendéis
estas palabras, hermanos? ¿Está aterrizados: quizá os domina el
vértigo? Se abre completamente frente a usted el abismo?
Quizás ladra en contra vuestra el can infernal? Pues bien, ánimo,
hombres superiores! Ahora es cuando la montaña del devanado
humano se agita con los dolores del parto. Dios murió: ahora
nosotros queremos que viva el superhombre. "Así hablaba en
Nietzsche-Zaratustra.
~ 27 ~
El anuncio de la “la muerte de Dios”.
La crítica al idealismo, al evolucionismo, al positivismo y al
romanticismo no tiene final. Estas teorías son cosas "humanas,
demasiado humanas", que se presentan como verdades eternas
y absolutas que hay desencarcelar. Más aún: en Nietzsche, en
nombre precisamente del instinto dionisíaco, en nombre de aquel
saludable hombre griego del siglo VI aC. "Que ama la vida" y que
es totalmente terrenal, anuncia por un lado "la muerte de Dios", y
por otra lleva a cabo un ataque a fondo en contra del
cristianismo, lo victoria sobre el mundo antiguo y sobre la
concepción griega del hombre envenenó la humanidad. Además
en Nietzsche se enfrenta con las raíces de la moral tradicional,
realiza su genealogía y descubre que es la moral de los esclavos,
de los débiles y de los derrotados, que se encuentran resentidos
en contra de todo lo que es noble, precioso y aristocrático.
En La gaya ciencia del hombre enloquecido anuncia a los
hombres que Dios ha muerto. "¿Qué ha pasado con Dios? Yo os
lo diré. Nosotros la hemos asesinato, vosotros y yo. Nosotros
somos sus asesinos! "La civilización occidental, poco a poco y
por diferentes razones, se ha ido alejando de Dios: así es como
lo ha matado. Pero cuando hemos "matado" a Dios, se ha
eliminado todos aquellos valores que sirven como fundamento a
nuestra vida, y por lo tanto se pierde todo punto de referencia:
"¿Qué hacemos, alejando la tierra de sus sol? A dónde irá
ahora? A donde iremos nosotros, lejos de todos los soles? No
seguimos cayendo, hacia atrás, hacia los lados y hacia adelante?
~ 28 ~
Existe todavía un alto y un bajo? Es que no avanzamos errantes
en una nada infinito ?. Dios ha muerto! Dios sigue muerto! Y
nosotros lo hemos matado! "Hemos eliminado el mundo de lo
sobrenatural, pero al hacerlo también hemos roto la tabla de
valores, o ideales, que era vinculada con aquél. Nos
encontramos así sin ningún punto de referencia: hemos
asesinado a Dios, y junto con él ha desaparecido el hombre viejo,
pero el hombre nuevo todavía no ha aparecido: "llego demasiado
pronto dice el loco de La gaya ciencia aún no ha llegado mi
tiempo. Este evento monstruoso permanece todavía y aún no ha
sido escuchado por los oídos de los hombres. "
La muerte de Dios es el más grande de los hechos. Es un
acontecimiento que separa la historia de la humanidad. No es el
nacimiento de Cristo si no la muerte de Dios la que divide la
historia de la humanidad: "Cualquiera que nazca después de
nosotros pertenecerá por este motivo a una historia más alta que
ninguna de las que hayan pasado." En Zaratustra empieza por
anunciar este evento -la muerte de Dios- y después, encima de
las cenizas de Dios, levantará la noción de superhombre, del
hombre nuevo, dominado por el ideal dionisíaco que ama la vía y
que, dando la espalda a las quimeras del cielo, volverá a la
soldabilidad de la tierra. "Oh hermanos míos, predica en
Zaratustra, aquel dios que cree era la obra enloquecida de un
hombre, al igual que todos los dioses [...] el asco, que de un solo
golpe con un salto mortal quisiera llegar a la cima, el pobre asco
ignorante, que ya no sabe ni siquiera estimar: este fue el que
~ 29 ~
creó todos los dioses y lo sobrenatural. "Aquellos que predicen
mundos sobrenaturales son" predicadores de la muerte ",
porque" todos los dioses han muerto”.
El Anticristo.
La muerte de Dios es un símbolo cósmico, de que son
responsables los hombres, y que los libera de las cadenas de lo
sobrenatural que ellos mismos habían creado. Hablando de los
sacerdotes, en Zaratustra afirma: "Me dan lástima estos
sacerdotes me parecen encarcelados y marcados. Aquellos a
quienes llaman Redentor los cargó de Brell. De Brell formados
por falsos valores y palabras enloquecidas! Ah, si alguien pudiera
redimirlos de su Redentor! "Esta es justamente la finalidad de
que en Nietzsche quiere conseguir con su Anticristo o, que
consiste en una" maldición del cristianismo”. Según en Nietzsche,
un animal, una especie o un individuo está pervertido "cuando
pierde sus instintos, cuando elige, cuando prefiere lo que le es
nocivo". ¿Qué otra cosa ha hecho el cristianismo -se pregunta en
Nietzsche- si no es defender todo lo que es nocivo para el
hombre? El cristianismo considera como pecado todos los
valores y los placeres de la tierra. "Tomó partido por todo lo débil,
lo abyecto, lo fracasado; ha hecho un ideal de la contradicción,
de los instintos de conservación de la vida vigorosa; ha llegado a
destruir la razón de las naturalezas más fuertes intelectualmente,
enseñando a sentir que los valores supremos, de la intelectualita
~ 30 ~
son pecaminosos, fuentes de pérdida y tentaciones. El ejemplo
más criticable lo constituye la ruina de Pascal, que creía que su
razón se encontraba corrompida por el pecado original, cuando
era su cristianismo el único que lo había corrompido! "El
cristianismo es la religión de la compasión. "Pero, cuando se
tiene compasión se pierde fuerza [...]; la compasión entorpece
totalmente la ley del desarrollo consistente en la ley de la
selección. Conserva lo que ya está dispuesto para el ocaso,
conserva resistencia a favor de los desheredados y de los
condenados por la vida. "En Nietzsche afirma que, en realidad,"
la compasión es la praxis del nihilismo "y que" nada hay más
malsano, en nuestra malsana humanidad, que la compasión
cristiana”. En Nietzsche ve en el Dios cristiano "la divinidades de
los tullidos [...]; un Dios degenerado hasta el punto de
contradiciendo la vida, en lugar de constituir su transfiguración y
su eterno sí. En Dios existe una declarada enemistad frente la
vida, frente la naturaleza, frente la voluntad de vivir. Dios, formula
de todas las calumnias del "más aquí", de todas las mentiras del
"más allí"! En Dios está divinizado la nada, está consagrada la
voluntad de la nada! "El budismo también es una religión de la
decadencia y de otro modo en Nietzsche lo encuentra" cien
veces más realista que el cristianismo ": en efecto, el budismo no
lucha en contra del pecado sino en contra del dolor. Y además,
"los supuestos del budismo consisten en una atmósfera de gran
suavidad, un gran sosiego y liberalidad de costumbres, y ninguna
clase de militarismo".
~ 31 ~
A pesar de todo ello, en Nietzsche está cautivado por la figura de
Cristo ( "Cristo es el hombre más noble", "el símbolo de la cruz es
el más sublima que haya existido nunca") y distingue entre Jesús
y el cristianismo ( "el cristianismo es algo profundamente
diferente de lo que su fundador quiso e hizo "). Cristo murió para
indicar cómo se debe vivir. "Lo que dejó en herencia a los
hombres fue la práctica de la vida: su comportamiento ante los
jueces, los golfos, los acusadores, y frente a toda la clase de
calumnias y de escarnios, su comportamiento en la cruz [...]. Las
palabras dirigidas al ladrón sobre la cruz cierran en sí todo el
Evangelio. "Cristo fue un" espíritu libre ", pero el Evangelio murió
con él: también el Evangelio" fue colgado de la cruz "o, mejor
dicho, se transformó en Iglesia, en cristianismo, es decir, en odio
y resentimiento en contra de lo noble y de lo aristocrático: "Paz
fue el más grande de todos los apóstoles de la venganza." el
cristiano - al que en Nietzsche cree conocer- es, desde el primero
hasta el último, "por un instinto profundísimo un rebelde en contra
de todo lo privilegiado: va y siempre lucha por la igualdad de los
derechos."
En el Nuevo Testamento en Nietzsche sólo encuentra un
personaje digno de ser honrado: en Poncio Pilato, debido a su
sarcasmo con respecto a la verdad. Más adelante, en la historia
de nuestra civilización, el renacimiento intentó llevar a cabo una
transmutación de los valores cristianos, tratando de que
triunfaran los valores aristocráticos, los nobles instintos
terrenales. Si en César Borgia hubiera sido padre, esto habría
~ 32 ~
representado una gran esperanza para la humanidad. Pero, ¿qué
sucedió? Pasó que "un monje alemán, en Lutero, llegó a Roma.
Este monje, que llevaba en su pecho todos los instintos de
venganza de un sacerdote fracasado, se indignó en Roma en
contra del renacimiento [...]. En Lutero vio la corrupción del
papado, mientras que se podía tocar con las manos exactamente
lo contrario: la seda papal ya no estaba la antigua corrupción, el
prescito original, el cristianismo! Había la vida! El triunfo de la
vida! El gran si todas las cosas elevadas, preciosas, arriesgadas!
... Y en Lutero volvió a restaurar La Iglesia [...]. Ah, estos
alemanes, en cuanto nos han costado! "
Estas son las razones que impulsaron a en Nietzsche a condenar
al cristianismo: "La Iglesia cristiana no dejó nada intacto en su
perversión, convirtió todo el valor en uno desde valor, toda la
verdad en una mentira, toda honradez en una abyección del
alma. "la Iglesia" con su blanqueado ideal de santidad, va
bebiendo hasta la última gota de sangre, de amor, de esperanza
de la vida ". El más allá es la negación de toda realidad, y la cruz
es una conjura "en contra de la salud, la preciosidad, la
constitución bien formada, la valentía de espíritu, la bondad del
alma, en contra de la misma vida”. ¿Qué otra cosa debemos
augurar, pues, si no que éste sea el último día del cristianismo? Y
"a partir de hoy? A partir de hoy -contesta en Nietzsche-
transmutación de todos los valores”.
~ 33 ~
La moral.
Junto con el cristianismo o mejor dicho, al condenar el
cristianismo, en Nietzsche somete la moral a una crítica muy
profunda. No se refiere tanto a esta moral o en aquella -lo que
también hace, de otro modo- sino a la pretensión característica
de toda moral, consistente en establecer lo que está bien y lo que
está mal. Dicha crítica resto explicitada, en especial, por medio
de dos de sus obras: Más allá del bien y del mal y Genealogía de
la moral. En Nietzsche escribe: "Hasta hoy no se ha
experimentado la más mínima duda o la más mínima vacilación
al establecer que lo" bueno "tenía un valor superior a lo" malo”. Y
si fuera verdad lo contrario? Y si el bien se encontrara oculto un
síntoma de retroceso, por ejemplo un peligro, una seducción, un
veneno? "Este es el problema que plantea la Genealogía de la
moral. En ella en Nietzsche investiga los mecanismos
psicológicos que il • iluminan el origen de los valores; una
comprensión de la génesis psicológica de los valores será
suficiente por sí misma para poner en duda su retenido carácter
absoluto e indudable. Ante todo, la moral es una máquina que fue
construida con el fin de dominar a los demás, y en según lugar
debemos distinguir inmediatamente entre la moral aristocrática
de los fuertes y la moral de los esclavos. Estos son débiles y
fracasados. Y como dice el proverbio, los que no pueden dar mal
ejemplo dan buenos consejos. Debido a ello, los
constitutivamente débiles se dedican a su juzgar a los fuertes.
"Toda moral aristocrática surge de una triunfal afirmación de sí
~ 34 ~
mismo, mientras que la moral de los esclavos opone desde el
principio un no a lo que no forma parte de sí misma, a lo diferente
de ella, y es su" no yo "; y es su acto creador. Esta inversión [...]
corresponde en propiedad al resentimiento. "Se trata de un
resentimiento en contra de la fuerza, de la salud, del amor a la
vida que convierte en obligación y virtud -Alacant a la banda del
bien - comportamientos como el de Es interés, el sacrificio de uno
mismo, la sumisión. Por ejemplo, si examináramos la psicología
del asceta, en partida este demostrará un profundo desde interés
para las cosas y los éxitos de este mundo. En otro caso, un
análisis un poco más profundo pondrá de manifiesto que hay en
él una fuerte voluntad de dominio sobre los demás. Su moral es
la única manera y el único instrumento con el que puede sano
juzgar a los demás. Es un fruto del resentimiento. La moral de los
fuertes o de los señores es la moral del orgullo, de la
generosidad y del individualismo; en cambio, la moral de los
esclavos es la moral de los "filisteos" resentidos, es la moral de la
democracia y del socialismo. Y esta moral de los esclavos se
encuentra legitimada para metafísicas que le han dado apoyo
sobre bases presuntamente objetivas, sin tener en cuenta que
estas metafísicas no son más que "mundos superiores"
inventados para poder "calumniar y ensuciar este mundo", que
los esclavos quisieron reducir a mera apariencia. "Mirad a los
buenos ya los justos! A quién odian más que a nadie? Al que
rompe la tabla de los valores, el violador, el corruptor. Este, sin
embargo, es quien crea. "Este odio prohibió los instintos más
~ 35 ~
sanos, los instintos que ligan al hombre en contra de la tierra
(alegría, la salud, el amor, el intelecto • intelecto superior, etc...).
Asimismo, hizo que estos instintos "dirigieran hacia atrás, en
contra del hombre mismo". Así fue como el hombre, en lugar de
desarrollarse hacia el exterior y crear un mundo de belleza y de
grandes obras, se desarrolló hacia el interior y nació el alma,
pero un alma esa da de la "más grave y oscura" enfermedad.
El poder per Nietzsche.
El poder que domina el mundo, está presente también en el
juego de la libertad humana. La idea básica es ahora la doctrina
de la voluntad de poder. Pero esta no introduce de repente; en
Nietzsche no salta a una idea nueva. La deduce de lo anterior. El
hombre transformado, el hombre hecho niño, es el creador. Él es
el hombre auténtico, el hombre esencial. Naturalmente, el
"creador" no significa el hombre del trabajo, sino el home que
juega creando, que dicta valores, que posee una voluntad
grande, que se marca un hito, que se aventura a trazar un nuevo
proyecto. Para el creador no existe un mundo ya hecho y lleno de
sentido al que sólo hay que ajustarse. Se relaciona de manera
originaria con todas las cosas, renueva todos los criterios y todas
las estimaciones, establece una vida humana nueva en su
integridad, existe "históricamente", en el sentido, es alto de esta
palabra, es decir: creando. "Y eso a lo que se ha llamado mundo,
esto debe ser creado primero por vosotros: vuestra razón,
~ 36 ~
vuestra imagen, vuestra voluntad, vuestro amor deben devenir
este mundo!". Pero esta actitud básica Creador sería limitada,
coartada, reducida, si hubiera Dios y dioses. La libertad quedaría
coartada en su ámbito de juego por las prescripciones, mandatos
y prohibiciones. Dios es una contradicción de la libertad humana.
Cuando esta se comprende a sí misma, no miedo soportar ya el
pensamiento de Dios. "Si hubiera dioses, como soportaría yo el
hecho de no ser Dios!". Esta frase no tiene un sentido blasfeme.
Está pensada, más bien, desde la contradicción existente entre
libertad finita y voluntad de Dios. La libertad del hombre creador
no puede ser acabada por la libertad divina. El único límite de su
libertad soportable para él es la tierra, es decir, no el poder de un
Ser aislado y extraño, Sonó la omnipotencia como potencia
propia del universo. El hombre creador se sabe, al crear, uno e
idéntico con la energía creadora de la tierra. "Dios es una
suposición: pero, ¿quién bebería todo el tormento de aquella
suposición sin morir? Su fe le debe ser quitada al creador, y al
águila su CERN a lugares lejanos y aquilinas? ". No es sólo, de
otro modo, que el pensamiento de Dios cierre a la libertad del
hombre el camino que conduce al ámbito abierto de posibilidades
aún desconocidas. El crear como tal, como historicidad originaria,
está remitido a la realidad del tiempo; toma el tiempo en serio, se
proyectó hacia futuros lejanos; adelanta con su voluntad; sus
esperanzas supremas corren delante de él. Pero la idea
metafísico-trasmundana de Dios establece un más allá de
espacio y tiempo ante el que este último resulta una moca banal,
~ 37 ~
mero fenómeno. El tiempo resto entonces desvalorizado,
excluido de la realidad auténtica. Este punto de partida idealista
que niega la realidad del tiempo y que está implantado en la idea
de Dios de la tradición metafísica occidental, significa para en
Nietzsche precisamente una desvalorización total de la voluntad
de futuro del creador. Si el tiempo no es, en su último sentido,
real, entonces la historia no tiene ningún sentido, y el camino del
hombre en el tiempo y las metas proyectadas por él no poseen
ningún significado. Por eso, la muerte de Dios representa
también para en Nietzsche la desaparición de la negación del
tiempo y el reconocimiento de este como dimensión verdadera de
todo ser. Ante el idealismo, que había expulsado el tiempo del
ser, en Nietzsche quiere restituir el ser -entendido como "tierra" -
el tiempo y pensar una conexión fundamental entre ser y tiempo.
"Malditas llamo, y enemigas del hombre, a todas aquellas
doctrinas de la U y el lienzo y el inmóvil y el Tip y el
Imperecedera.
Todo lo imperecedera -no es nada más que un símbolo! Y los
poetas dicen masas mentiras”. El tiempo real, que no podemos
pasado por alto ni superar, el ir y el venir de las cosas, el cambio
permanente, el tráfico bramador y galopante de todo lo
perecedero, es sólo el caché del creador. Este tiene su patria
esposada al viento, en lo terrenal y perecedero; su crear consiste
en edificar y construir, en proyectar metas finitas y en superarlas.
El creador, que, con la muerte de Dios, adquiráis su libertad
~ 38 ~
suprema y al que la tierra se le desvela, está de manera expresa
y voluntaria dentro del tiempo; acepta la caducidad y, por tanto,
su propio fin. Como está aislado en el tiempo, como que se
vuelve así al ámbito terrenal del juego de todas las cosas, el
superhombre experimenta y conoce su finitud. "De tiempo y
convertirse es lo que deben hablar los mejores símbolos; una
alabanza debe ser y una justificación de todo lo perecedero”. La
libertad del creador se realiza en el proyectarse la posibilidades
futuras, es decir, finitas y temporales; o dicho de otro modo: en el
querer. La esencia del crear es siempre superación; no la
superación ascética del tiempo y de la vida, sino la superación de
todos los escalones finitos, de todas las metas finitas de la
voluntad. En el tiempo, el creedor construye constantemente por
encima de sí mismo; destruye lo que era y busca lo que todavía
no es. "Sí, muchas amargas muertes deben haber en nuestra
vida, creadores! De este modo sueldo defensores y justificadores
de todo lo perecedero”. El creador está siempre en camino, está
situado entre el final y el principio. No sólo está en el tiempo, sino
que participa en el juego del tiempo cósmico. Es, como dice
Heráclito, "un niño que juega" (país paizon). La libertad humana-
sobrehumana del creador se realiza tomando en serio el tiempo,
invirtiendo la negación idealista de este, queriendo de manera
temporal, referida al tiempo, hitos finitas, que constantemente
son después superadas. "El querer hacer libres: esta es la
verdadera doctrina sobre la voluntad y la libertad -así nos lo
enseña en Zaratustra". En la manera de ser del creador ve en
~ 39 ~
Nietzsche, por decirlo de alguna manera, los rasgos de la vida
como tal. El creador se convierte en la mirada que penetra en la
esencia del ser terrenal, de todas las ideas reanudas,
metafísicas.
No se trata aquí, de ninguna manera, de una posición acrítica de
categorías humanas al ser como tal. Tenemos que ver con mayor
claridad la conexión. La "tierra" que hacía demasiado tiempo que
había sido encubierta y desfigurada por las erróneas
interpretaciones idealistas, aparece sólo gracias a la
transformación es devenida en el hombre por el conocimiento de
la muerte de Dios. Lo más allí, lo terrenal y mundano, el mundo
espacio-temporal, que es el escenario de nuestra vida, no está ya
desvalorizado como algo provisional, superficial e inauténtica. El
verdadero mundo no está situado más allá del espacio y del
tiempo, como cosa en sí en la que tan sólo puede llegarse con el
pensamiento, como reino de las Ideas, como Dios y su reino
cielo. En el viraje existencial hacia el superhombre, el espíritu y la
libertad se reintegran a la tierra, se reconocen como una parte de
esta, como idénticos con ella. Para expresar esto, en Nietzsche
encuentra la expresión -escandalosa para muchas oídos- de que
el espíritu y el alma son sólo algo del cuerpo. El cuerpo, es decir,
la realidad terrena de nuestra existencia, es también la única
realidad. No somos, por el espíritu y la libertad, ciudadanos de un
mundo inteligible, no somos miembros de un reino espiritual.
Somos total y plenamente tierra.
~ 40 ~
Así pues, sólo la inversión del idealismo hace posible para en
Nietzsche identificar la humanidad y lo existente como tal,
encontrar en la esencia del hombre la clave de todo lo vivo, más
aún, de todo lo que existe en absoluto. La piedra y el animal y el
hombre no son, por supuesto, iguales; hay diferencias en la
esencia y también en el modo de existir. En Nietzsche no nivela
estas diferencias. No identifica el pallet y el hombre creador. Los
identifica, más bien, en una dimensión de profundidad: son
iguales, a pesar de toda la diversidad de la apariencia, en la
medida en que son "creaciones" o "productos" de la tierra. Pero
esta no es la simple masa de materia existente, no es la simple
suma de todas las cosas finitas. La cosa, lo existente individual
ha surgido en cada caso de la tierra, ha salido de ella, pero sin
por ello haberla abandonado; por el contrario, la tierra sigue
siendo el fondo sustentador encima del que reposa todo existente
finito. Ella está presente en todas partes; y, de otro modo, nunca
está lejana o cercana, como lo están las cosas. Está
permanentemente presente, pero no es nunca un objeto. Es
difícil captar el concepto de tierra, como aparece en el
pensamiento de Nietzsche. Sólo alusivamente podemos decir
ahora que en Nietzsche no concibe la tierra como algo
meramente existente, sino como lo que hace surgir todo de si,
como el seno de todas las cosas, como el movimiento de la
producción, de donde surge lo existente múltiple, individualizado
y limitado, y adquiere perfil, figura y consistencia. En Nietzsche
concibe la tierra como un poder creador, como posesos. Y de
~ 41 ~
igual manera ve la definición esencial del hombre en su
creatividad, en su libertad creadora. Por eso puede en Nietzsche
obtener del hombre creador la perspectiva con la que penetra en
la esencia creadora de la tierra, y, con ello, en el principio
cósmico de todas las cosas.
"En las Islas Afortunadas", la imagen del creador, su relación con
el tiempo y su necesario ateísmo. En los capítulos siguientes
posiciona -desde la óptica del creador- en contra Delko
misericordiosos, los sacerdotes, los virtuosos y la chusma. El
capítulo titular "De las tarántulas" liga esta polémica con una
radicalidad mayor y nos prepara para la doctrina decisiva de esta
segunda parte. A las puntales ve en Nietzsche el símbolo del
espíritu de venganza, de la venganza de aquellos a quienes les
ha ido mal en la vida. Las tarántulas son los predicadores de la
igualdad: en ellos su impotencia vital quiere vengarse de todas
las formas de vida poderosa y, por tanto, basada en la
desigualdad. En Nietzsche hace polémica así no sólo en contra
de las corrientes modernas -por ejemplo, la Revolución Francesa,
el socialismo y la democracia-, sino, sin embargo, en central del
cristianismo, con su concepción de la igualdad de todos ELKS
hombres ante Dios. Aquí se coloca en Nietzsche en violenta
oposición a la tradición occidental, a la concepción tradicional de
la justicia. Cuando más poderosa sea una vida influyente y
creadora, más introducirá la desigualdad de los hombres
precisamente en su nuevo sistema de valores, más implantará
una jerarquía y una nobleza del alma. Y por el contrario: cuando
~ 42 ~
más débil y impotente sea una vida, más insistirá en la "igualdad"
de todos, más intentará rebajar los únicos, las excepciones, a su
ordinarios ya su mediocridad: más verá en la grandeza el crimen
en contra de la igualdad; más querrá vengarse de los hombres de
vida poderosa, a quien todo les ha ido bien. La voluntad de
igualdad no es, por tanto, más que la impotente voluntad de
poder de los desafortunados. En Nietzsche intenta realizar aquí
un desenmascaramiento: lo que se presenta como idea de
justicia es sólo voluntad encubierta de poder, que se esconde y
que abusa del prestigio de la virtud, de la respetabilidad, de la
moralidad, para conseguir triunfar. A la idea de igualdad de la
mayoría, de la masa, se aloja la venganza, la araña venenosa, la
tarántula, que teje sus redes y asesinos en ellas a la vida noble.
En Nietzsche toca ya aquí la temática de la "moral de señores" y
"moral de esclavos", que lleva a cabo un papel importante
también en su obra posterior.
Más esta diferencia que subsiste en lo humano, esta diversa
concepción de la "justicia", no es ahora lo esencial. Constituye
sólo el paso de en Nietzsche de la lucha de las valoraciones
humanas, de la pelea de las ideas sobre el bien y el mal, en la
lucha en la vida como tal. Y esto quiere decir: a la voluntad de
poder. "Bueno y malo, y rico y pobre, y elevado y minúsculo, y
todos los nombres de los valores: armas deben ser, y signos
ruidosos de que la vida debe superarse continuamente a sí
misma! Hacia la altura quiere edificarse, con pilares y escalones,
la vida misma: hacia vastas lejanías quiere mirar, y hacia
~ 43 ~
bienaventurada belleza -por eso necesita altura! Y como necesita
altura, para ello necesita escalones, y contradicción entre los
escalones y los que bajan! Subir quiere la vida, y subiendo,
superarse a sí misma”. La tierra en su no presencia, en los su
movimiento productivo, es denominada "vida". Vida significa esto
no la síntesis de lo orgánico viviente, es decir, la planta, el animal
y el hombre. Lo viviente, en el sentido de lo orgánico, es sólo un
ámbito parcial de lo existente. En esto no podemos ver los rasgos
esenciales de todas las cosas en general. El concepto
fundamental de "vida" de Nietzsche está poco explicitado en
conceptos puros; saludéis él como imágenes siempre nuevas. La
intuición central de en Nietzsche no consigue llegar a una
estructuración conceptual elaborada. Y, de otro modo, esta
intuición no es huelga ni confusa, m como se le reprocha. Lo que
la "vida" es, es algo que debe ser pensada también en múltiples
respectos. Uno de ellos, central. Es precisamente el de vida y
tierra. La tierra vivo. La tierra regala su existencia a todo lo que
existe. Todas las cosas -ya sean hombres o animales, o simples
piedras del campo- son productos de la tierra, creaciones de su
vida que engendra y que da. Y esta vida de la tierra es para en
Nietzsche la voluntad de poder. Desde el hombre creador re-
piensa en Nietzsche la creatividad, la voluntad de poder de la
tierra misma.
En Nietzsche interrumpe ahora el curso interno de las ideas, que
lleva a dar una explicación más precisa de la voluntad de poder,
con tres canciones: "La canción de la noche", "La canción del
~ 44 ~
baile" y "La canción de los sepulcros" . No es fácil decir en
palabras lo que estas significan. Son canciones que expresan
estado de ánimo, resultando inútil en este caso interrogarlas por
un sentido más profundo? "La canción de la noche" es una
canción de amor, un cántico del anhelo que el pensador en la luz
solar de su conocimiento siendo por la noche, por el abismo, por
el escondite. "Es de noche: ahora hablan más fuerte todos los
surtidores. Y también mi alma es un surtidor. Es de noche: sólo
ahora se despiertan todas las canciones de los amantes. Y
también mi alma es la canción de un amante”. Al homo dice en
Nietzsche de "La canción de la noche": "Nada igual se ha
compuesto nunca, ni oído, ni sufrido nunca: así sufre un dios, un
Dionisos. La respuesta a esta ditirambo del aislamiento solar en
la luz sería Ariadna... ". "La canción de la noche" canta la
añoranza de la luz por la noche, y esta aparece como lo
femenino como Ariadna. En cambio, "La canción del baile" canta
la vida: "En tus ojos he mirado hace poco, oh vida! Y en el
insondable me pareció hundirme. "La vida aparece en figura de
mujer:" Pero yo soy sólo mutable y salvaje, y una mujer en todo,
y no virtuosa. "También la" sabiduría salvaje "de Nietzsche es
una mujer y es también, en cierto modo, la misma vida
insondable. En "La canción de los sepulcros" en Zaratustra
recuerda las sepulturas de su juventud, de su vida vivida, y
experimento el dolor de la caducara. En contra de ella invoca
ahora a su voluntad, que "hace saltar las rocas": "Si, aún eres tú
para mí la que reduce a escombros todos los sepulcros: salud ti,
~ 45 ~
voluntad mía! Y sólo donde hay sepulcros hay resurrecciones”.
Amor, muerte y placer: noche, insondabilitat y sepulcros: todo ello
vibra en la llamada cantarina de lo femenino, de la Mujer de las
mujeres, de la que da a luz todo: la Tierra. Se ha querido ver en
estas canciones la expresión de determinadas vivencias
personales de Nietzsche. Puede ser que estas vivencias hayan
dado el tono y el color a las canciones de Zaratustra. Pero éstas
se encuentran en un pasaje decisivo de la obra y son algo más
que confesiones existenciales.
En el capítulo titulado "De la superación de sí mismo", el tema
fundamental de la segunda parte sale totalmente a luz. De nuevo
comienza aquí en Nietzsche por el hombre: por el pensador y por
quien dicta valores. El penar parezca ser, de otro modo, contrario
a toda voluntad de poder; es la entrega pura, no enturbiada por
ningún interés, del hombre al que existe. Pero cabalmente esto -
dice Nietzsche- es una voluntad de poder, una voluntad de hacer
pensable lo existente. Con conceptos se explica el pensador lo
existente, detiene el curso del devenir, petrifica en productos
estables lo que, en realidad, nunca se detiene. Con un lío de
palabras y conceptos lanza, para así decirlo, una red en el río del
tiempo, pescando en él, de otro modo, sólo los peces que él
mismo había introducido ya con la sustancia, la causalidad, etc.
"Frente a todo desea hacer pensable todo lo que existe: pues
dude, con justificada desconfianza, de que sea ya pensable ...
Esta es toda vuestra voluntad, saniosos, una voluntad de poder:
y eso aunque hable del bien y del mal y de las valoraciones. "Y
~ 46 ~
de nuevo pasa en Nietzsche de la voluntad humana de poder a la
voluntad de poder universal, que determina todo lo existente
como tal. "En todos los lugares donde encontré seres vivos
encontré voluntad de poder; e incluso en la voluntad del que sirve
encontré voluntad de ser señor... Y este misterio me ha confiar la
vida misma. "Mira, digo, yo soy lo que debe superarse siempre a
sí mismo..." "La superación de sí mismo no tiene aquí un sentido
ascético; es, precisamente, lo contrario de esto. La vida posee
una tendencia a ascender, crea productos de poder y no se
detiene nunca a este trabajo. Es, por su esencia, inquietud,
movimiento; pero no un movimiento lineal, que no se trasciende
nunca a sí mismo. No se parece al juego de las olas del mar,
donde unas levantan para volver después a hundirse. Se parece,
antes bien, a una torre inmensa, que cada vez se levanta más
alta, que crece y crece; cada posición alcanzada se convierte en
un trampolín para dar un nuevo salto. La vida no es una corriente
que lo abarcas todo, sino, más bien, la lucha constante y la
antagonismo de todo existente individual en contra de los otros.
Forma, por así decirlo, las tensiones polares donde todo lucha en
contra de todo. Y, de otro modo, ella rodea todas las cosas.
Estas, de otro modo, no desaparecen sin más en la in-distinción
de la vida que todo lo bordea, no se disuelven en ella, antes bien,
son lanzadas a la contraposición y la lucha. En el juego de la vida
mora la diferencia, que pone límites y crea hostilidades entre
todos los seres individuales. Pero los límites están en
movimiento; el uno intenta dominar al otro; la voluntad de poder
~ 47 ~
no es la tendencia a detenerse en una posición de poder ya
conquistada, sino que es siempre voluntad de sobre poder y de
sobre dominio. "Y así como el menor se entrega a lo más
grande., Para disfrutar de placer y poder sobre lo mínimo: así
también lo máximo se entrega, y, para muere al poder, expone la
vida. Esta es la entrega de lo máximo, el ser miedo y peligro y un
juego de dados con la muerte. "
En Nietzsche Aroca directamente a en Schopenhauer: "No ha
dado ciertamente el blanco de la verdad quien disparó hacia ella
la frase de la" voluntad de existir ": aquella voluntad no existe! ...
Muchas cosas tiene el viviente en más alto precio que la vida
misma; pero en el apreciar mismo habla la voluntad de poder! "El
significado ontológico fundamental de la voluntad de poder no es
interpretado en Así habló Zaratustra. En Nietzsche caracteriza
con ella la "vida". Pero esta no es una categoría biológica que se
refiera sólo a lo "viviente" en contraposición a lo "inerte". En
Nietzsche parte de la vida humana y pasa después al concepto -
que permanece obscuro- de la vida en general, no resulta fácil
ver cuál es la longitud de principio que tiene la idea de la voluntad
de poder. Con ella concibe en Nietzsche lo que hace así a las
cosas finitas y las que mantiene en movimiento al antagonismo
de la discordia y de la lucha. Partiendo del hombre creador, la
segunda parte de Así habló Zaratustra lleva al concepto
fundamental de la voluntad de poder. El hombre creador resulta
posible sólo cuando se toma en serio el tiempo. En el curso de
este eleva la vida a productos de poder cada vez más altos.
~ 48 ~
Cada escalón prepara ya el siguiente. Más como se relaciona
con el tiempo la voluntad de poder, que asciende y asciende y se
supera constantemente a sí misma? Este es, evidentemente, un
problema serio. Puede proseguir hasta el infinito el juego del
sobre dominio y de la ascensión constante? Una torre infinita de
la vida que se supera a sí misma, no contradice a la esencia del
tiempo? Cuando pienso en Nietzsche Relm la idea de la voluntad
de poder, cae en una gran aporía. Esta es pensada primero
desde la voluntad de poder. Más la voluntad de poder es el
principio de la vida ascendente. Y ésta es vista, a la vez, ahora
en la figura de la vida humana ascendente.
En el capítulo titular "De la redención" en Nietzsche no ataca
sólo, con una violencia extremada, la idea de redención del
cristianismo, de la metafísica en general, que él ve en el
alejamiento del más allá: no sólo opone a ella su redención del
hombre por el superhombre. El problema más fondos es la
relación del futuro -que debe llevar al superhome- con el ahora,
con el presente, y con el pretérito, con el pasado. En Zaratustra
camina entre los hombres "como entre fragmentos y miembros
de hombres". El hombre presente y el pasado es para él lo más
insoportable, aquello de que se separa a su voluntad de crear al
superhombre. No sabría vivir si no fuera el vidente del futuro, si
no pudiera vivir en la esperanza del superhombre. Vive, pues, en
voluntad de futuro, en tensión anhelante hacia un lejano futuro.
Todo lo fragmentario del hombre le parece justificable y, por
tanto, "redimido" para ese futuro. La voluntad de un hombre lleno
~ 49 ~
y total, del superhombre, reúne y sintetiza lo que ahora es
"fragmento y enigma y espantoso azar". Más esta voluntad puede
"redimir" sólo en dirección al futuro: sólo puede querer en el
terreno de juego de lo posible, de lo no sucedido todavía. Y tiene
su límite en lo que ha sido y que es. Lo único que puede hacer es
querer hacia adelante; no puede querer hacia atrás. "La voluntad
no puede querer hacia atrás: quien no pueda romper el tiempo ni
la voracidad del tiempo -esta es la más solitaria tributación de la
voluntad." Toda voluntad de poder determina al chocar contra la
inmutabilidad del tiempo ya transcurrido.
No le queda a la voluntad de poder otra cosa que reconocer el
poder superior del tiempo, poder que se muestra en la fijación de
lo estado, es decir, no le queda otra cosa que reconciliarse con el
tiempo inexorable? Puede la voluntad querer sólo ilimitadamente
hacia adelante y nunca hacia atrás? Con la alusión a estos
problemas determina el tercer capítulo. En Nietzsche ve la
dimensión de la redención cristiana y metafísica realizada por un
reramón del más allá, por la negación de LNA realidad del
tiempo. "Voluntad de poder" y tiempo deben ser concebidos,
evidentemente, de manera más radical. No sólo en lo sucedido,
en la inmutabilidad de lo sido trepa su límite la creadora y
ascendente voluntad de poder de la vida. Tampoco puede
ascender infinitamente, superarse y sobre elevarse siempre y
siempre hacia lo inabarcable durante toda una eternidad.
Refiriéndonos al hombre: no puede haber, evidentemente, un
superhombre infinito o un superhombre de infinita potencia. La
~ 50 ~
vida ascendente, que sube como una torre, no puede proseguir
su elevación hasta el infinito. La cuestión es ésta: Es el tiempo
realmente, por tanto, una sucesión infinita de momentos, donde
todo lo que ha sido está fijo y sólo lo futuro constituye el ámbito
de la voluntad? Es el tiempo comparable a una línea infinita,
dividida por el ahora en dos partes heterogenias: el pasado y el
futuro? Es verdad que todo lo pasado no puede nunca ser futuro
y viceversa? O tal vez existe un saber más profundo sobre el
tiempo? En Zaratustra está instalada en este saber, lo presente,
pero todavía no dispone de él. Es, antes bien, su idea más
íntima. En el capítulo "la más silenciosa de todas las horas", con
lo que concluye la segunda parte, Aaratustra escucha la llamada
de la verdad más íntima, más oculta. El hora del mayor silencio
es aquella en que se revela la esencia del tiempo. Es la más
silenciosa porque en ella aparece el que proporción espacio a
todas las voces y a todos los ruidos. Los bosques murmuran y los
trenes producen estruendo; los relojes tocan, y silenciosamente
cae la arena del reloj. Pero mes silenciosamente cae el tiempo
mismo; él es el más callado. y "la más silenciosa de todas las
horas", su terrible maltesa, dice a Zaratustra: "Lo sabes." Mas lo
que él no se atreve a decir, lo que parece ir más allá de sus
fuerzas, razón por la que tiene que volver otra vez a su soledad y
separarse de sus discípulos-, es el nuevo y secreto saber sobre
la esencia del tiempo, lo que no está vinculados la diferencia
inmutable entre el pasado y el futuro. Este saber sobre el tiempo,
desde el que hay que concebir en un modo nuevo la relación
~ 51 ~
entre voluntad de poder y tiempo, el la idea fundamental ya la vez
el punto culmina de todo el libro: la doctrina del eterno retorno de
lo mismo.
El eterno retorno para Nietzsche.
La fàbulka se precipita, en una ascensión intencionada, hacia
ella. Después de la predicación de la doctrina en la plaza, con el
tema fundamental del superhombre, y tras el anuncio de la
doctrina a los compañeros, que tiene como contenido la muerte
de Dios y la voluntad de poder, esta tercera parte no oculta una
auténtica situación doctrinal o de enseñanza. En Zaratustra
marcha hacia su caverna de la montaña, camino hacia su última
y suprema soledad, donde se enfrenta a su pensamiento más
profundo, que significa su última transformación. Es verdad que
habla a los marineros que lo conducen más allá del mar, pero su
discurso está encubierto bajo la forma del enigma. Habla también
al loco de la "gran ciudad", "al margen de la que" pasa en más de
un sentido. Pero su hablar no está en realidad dirigido a otros: es,
propiamente, diálogo consigo mismo. Los elementos estilísticos
de la composición no dejan, de otro modo, de tener importancia,
no son caprichosos. En Nietzsche no los utiliza para dar a la obra
un impulso ascensional. La fábula no tiene la mínima función de
dar vida a una serie de fragmentos doctrinales que fácilmente
producen un efecto monótono. Se la prende más serio. Del
superhombre habla en Zaratustra a todos; de la muerte de Dios y
~ 52 ~
de la voluntad de poder, a pocos, y del eterno retorno de lo
mismo no habla, propiamente, a nadie más que a él mismo. Esto
significa también, por supuesto, una jerarquía de sus ideas
fundamentales. A Ecce homo se dice de Zaratustra: "Voy a
explicar ahora la historia de Zaratustra. La concepción
fundamental de la obra, el pensamiento del eterno retorno,
aquella fórmula suprema de afinación a que se puede llegar en
absoluto, es de agosto de 1888... ". Aquí, se indica, pues, de
manera expresa y determinada, que el eterno retorno constituye
el centro más esencial de la obra. La fábula subraya esto por
medio de su composición. La sucesión de los pensamientos
fundamentales de Nietzsche no es caprichosa. Incluso cuando
todos ellos están relacionados y se iluminan mutuamente, no se
puede invertir el orden en que aparecen. El superhombre, al que
primero se le proclama sólo como una exigencia hecha al
hombre, depende, en su posibilidad interna, de la muerte de
Dios. Sólo cuando se ha conocido que lo sobrehumano (dioses,
moral y ultramundo) es la dimensión del auto alienación del
hombre, puede tener lugar la inversión del idealismo, puede en
Zaratustra dijo: "Muertos están todos los dioses; ahora queremos
que viva el superhombre. "Y la misma muerte de Dios, el
conocimiento de la futilidad de toda idealidad, sólo es posible, a
la hora, debido a que en Zaratustra interroga a todo lo viviente y
abre y rompe su corazón, descubriendo allí dentro de la voluntad
de poder.
~ 53 ~
La voluntad de poder es para en Nietzsche la esencia de lo que
existe. Pero no debemos entender aquí "esencia" en el sentido
de es sentía, como el carácter estable del aspecto, de la Idea.
Significa, más bien, "esenciero" en el sentido verbal, significa la
movilidad de lo existente. Todo lo existente es voluntad de poder.
Esto es algo que, por decirlo de alguna manera, no podemos ver
en lo extenso. Las cosas existentes son muy diferentes en su
aspecto; estamos acostumbrados a diferenciar en ellas varios
reinos, ateniéndonos precisamente a la diversidad del aspecto:
las piedras inertes, las plantas vivas, los animales, el hombre. O
a distinguir entre cosas que son por sí mismas y cosas que son
productos así, los instrumentos, las casas, los Estados, y también
cosas como números y figuras. Mientras miramos a la diversidad
de las cosas que ofrecen un aspecto diferente, no veremos
nunca la voluntad de poder. Sólo la mirada dirigida a la movilidad
de todo lo existente, que viene y marcha, que asciende y
desciende -movilita que en Nietzsche designa con el concepto de
"vida" - conduce al conocimiento de la voluntad de poder.
Voluntad de poder es todo lo existente desde el momento en que
está en el tiempo. El estar-en-el-tiempo, como lucha y como
batalla para conseguir el poder, como sobre dominio y
sobreelevación, constituye el lecho de aquella. La voluntad de
poder se encuentra proyectada hacia el futuro; vuelo, en
principio, lo futuro, lo posible, lo que todavía está abierto. La
voluntad de poder, como móvil estar-en-el-tiempo de todo lo
existente, se encuentra sometida al poder del tiempo; éste, como
~ 54 ~
futuro, le proporciona un terreno de juego, pero, como pasado
que está fijo, limita su poder. La voluntad no puede querer hacia
atrás. Está encadenada durante el tiempo. Debe correr con este,
querer siempre hacia adelante, y nunca hacia atrás. La voluntad
de poder se basa en el correr del tiempo.
Vistas las cosas en conjutn, encontramos aquí una peculiar
conexión de cimentación entre las cuatro ideas básicas de en
Nietzsche. El superhombre se basa, en cuanto a su posibilidad,
en la muerte de Dios; ésta, en el coneixment de la voluntad de
poder; y ésta, a su vez, en el correr del tiempo. El pensamiento
de Nietzsche tiene el carácter de un sorprendente re-pensar o
pensar hacia atrás, el carácter de una extraña inversión. Quizás
lo que más le aleje de la tradición metafísica sea el hecho de que
pasa de pensar lo que existe dentro del mundo a pensar el
mundo que rodea, integrador. Desde el hombre y Dios vuelve,
mediante la movilidad de todas las cosas, en todo el mundo Pero
este lo piensa con la idea del eterno retorno de lo mismo.
Esta idea es más bien aludida que realmente desarrollada. En
Nietzsche tiene casi miedo de expresarla. El centro de su
pensante huye de la palabra. Es un saber secreto. En Nietzsche
levanta siempre nuevas vallas en cuanto a su secreto, pues en
su intuición suprema es donde más atrás queda por debajo del
concepto. El misterio de su idea fundamental resto rodeado, para
él mismo, en las sombras de lo inquietante. Quizás salga así por
primera vez del sendero de la metafísica y se encuentre sin
ningún camino, perdido en una nueva dimensión.
~ 55 ~
La idea del regreso, que esta idea es su verdadero tema, es algo
que fácilmente se desconoce cuándo se lee con superficialidad.
Parece como si este fuera sólo un tema más, junto al que puede
parecer igualmente importante la idea de la inversión de los
valores "Tablas viejas y nuevas". Pero en realidad aquí se trata
exclusivamente de la idea del eterno retorno de lo mismo; más
aún, desde su perspectiva se ve ahora la esencia de la inversión
de los valores, y, en esta visión, se les concibe de una nueva
manera. Vamos a intentar seguir el curso interno de los
pensamientos de esta tercera parte.
Encontramos en primer lugar algunos sorprendentes anuncios y
señales. Si la segunda parte había terminado con la hora del
mayor silencio, donde de manera silenciosa, pero perceptible, le
hablaba a en Zaratustra su pensamiento más fondos, su saber
sobre la esencia del tiempo, ahora este movimiento continúa: en
Zaratustra devuelve, sube montañas cada vez más altas, hace
círculos alrededor de él mismo y límites sagrados, está en el
camino hacia su "última cima", debe convertirse en "el más
solitario", a fin de poder ver dentro del corazón del mundo. "Tú,
de otro modo, oh Zaratustra, has querido ver el fondo y el
trasfondo de todas las cosas: para ello tienes que subir por
encima de ti mismo, arriba, cada vez más alto, hasta que incluso
tus estrellas los veas por debajo tú! Si! Bajar la mirada hacia mí
mismo e incluso hacia mis estrellas: sólo eso significaría mi
cumbre, eso es lo que me ha quedado aún como mi última cima
". El pico más alto del pensar de en Zaratustra está allí donde
~ 56 ~
todavía se asciende por encima de la auto superación, es decir,
por encima de la voluntad de poder, allí donde se reflexiona en
torno al que hace posible a esta misma. Más la ascensión de en
Zaratustra a su última cumbre es también, paradójicamente, el
descenso a lo más profundo. Cuando pensamos. En lo más
fondo llega en Zaratustra a ña su altura suprema. "De dónde
vienen las montañas más altas?, pregunté en otro tiempo.
Entonces aprendí que vienen de mar. Este testimonio está escrito
en sus rocas y en las paredes de sus cimas. Lo más alto debe
llegar a su altura desde lo más profundo”. Esto significa: la última
transformación de en Zaratustra, su grandeza sobrehumana,
consiste en pensar el fondo que todo lo rodea. La cima del
superhombre se basa en el saber sobre el mar del tiempo. En el
capítulo "De la división y del enigma" se nos ofrece la primera
expresión simbólica del eterno retorno. A los "audaces
buscadores y indagadores", los marineros, los que disfrutan de
los enigmas, narra en Zaratustra la "visión del más solitario". Lo
más solitario tiene una visión y voz del eterno retorno. Lo más
aislado piensa lo más universal. Sólo el hombre solitario está
situado fuera, a la amplitud del universo, y se relaciona con ella
por medio del "gran anhelo". Esta tensa relación entre la soledad
y el universo define la idea suprema de en Zaratustra.
En Zaratustra cuenta su visión a los marineros, los explica una
experiencia simbólica: Una vez subía él una montaña, y encima
de sus espaldas estaba sentado el espíritu de la pesadez. A
pesar de este, ya pesar de sus pensamientos, que eran pesados
~ 57 ~
como gotas de plomo, en Zaratustra sigue ascendiendo. Esta
ascensión es el camino del hombre, la subida a la humanidad
suprema, al superhombre. Consigue subir, en contra del espíritu
de la pesadez, que estira hacia abajo. El camino es el camino del
creador, el sendero de la voluntad creadora, que edifica siempre
por encima de ella misma. Pero puede esto proseguir así cada
vez más allá, cada vez más arriba ?. Puede el creador ascender
siempre por encima de sí mismo, o llega a un final ?. El espíritu
de la pesadez dice a Zaratustra, que va ascendiendo, el
pensamiento opresor que rompe toda voluntad de futuro: "Oh
Zaratustra, tú piedra de la sabiduría, tú piedra de la onda, tú
destructor de estrellas!. A ti mismo te has tirado tan alto, más
toda piedra tirada debe caer! "Todos los proyectos del hombre
deben, en última instancia, volver a hundirse; no es posible una
ascensión infinita, dado que el tiempo infinito lo impide. En él se
consume toda la energía, él se apodera de la voluntad más
fuerte, él rompe la espina dorsal a las esperanzas más
poderosas. El espíritu de la pesadez anula todo proyecto y lo
hace descender. La visión del abismo del tiempo y, en
consecuencia, de la caducidad de todos los proyectos produce
un efecto paralizador, produce "vértigo" al pensador que piensa
las supremas posibilidades del hombre. A la vista del tiempo
infinito se hace manifiesto que todo sentido es un sinsentido, que
todo riesgo es inútil; toda grandeza se vuelve aquí pequeña. El
espíritu de la pesadez, que aquí es concebido como el
conocimiento de la infinitud del tiempo, impide que la existencia
~ 58 ~
salga auténticamente en el espacio abierto de la amplitud
cósmica. La infinitud vacía nos aleja. Así como la fuerza de la
pesadez, de la gravedad, agota, consume y, en última instancia,
anula toda fuerza finita del que tira algo hacia arriba, así hace
también la fuerza infinita del tiempo con todas las fuerzas finitas
de auto superación humanas que suceden dentro de su lecho. Y
en contra del pensamiento paralizador del pequeño, en
Zaratustra invoca el valor, la valentía para enfrentarse a su "idea
abismal", valor que mata incluso a la muerte y que, ante la vida,
manifiesta su voluntad de repetición . Al pensamiento, pesado
como una gota de plomo, del pequeño contrapone en Zaratustra
la idea humana más valiente. Entonces el pequeño salta de sus
hombros y en Zaratustra resto redimido del espíritu. Y ahora se
establece entre ambos un diálogo sobre el tiempo.
Recordemos que la voluntad de poder llegó a su límite cuando
apareció el tiempo como lecho de su camino. Sólo se puede
querer lo futuro, no el pasado, que está ya fijo, que yace inmóvil.
Aquel pasado huye a toda intervención de la voluntad. Como
mucho se le puede "reconocer", afirmó su inmutabilidad. En este
sentido resulta posible también una toma de posición de la
voluntad respecto al pasado; se puede volver-a-querer su
voluntad libre, aceptar en él lo inmutable, quiso tomar a la
coacción, aceptándola voluntariamente, el carácter de lo que sólo
obliga desde fuera, realizar la reconciliación entre necesidad y
libertad mediante el libre sometimiento a lo necesario. En Schiller
formuló esta idea como reconciliación entre destino y libertad.
~ 59 ~
Pero, en el fondo, este tema de en Schiller no es suficiente de
ninguna manera para aclarar, ni siquiera de manera aproximada,
la nueva comprensión del tiempo de en Nietzsche. En el diálogo
con el pequeño, en Zaratustra habla desde un sabrá diferente
sobre el tiempo; habla en contra del pequeño, que, como ya
vimos, representa también una determinada concepción del
tiempo. En Zaratustra comienza precisamente a partir de esta. El
pórtico "instan" es el cruce de dos largos callejones. Hacia atrás y
hacia adelante, estos callejones van a parar a lo ilimitado, a lo
infinito. Con gran agudeza se define primeramente la diversidad
de estos dos callejones del tiempo: al "instante" sus cabezas
tropiezan, se contradicen. Lo pasado es lo fijo: lo futuro es lo
todavía abierto. El pasado y el futuro son totalmente diferentes el
uno del otro; se relacionan entre ellos de manera contradictoria.
Y, de otro modo, tropiezan al instante; lo incomparable los limita.
De este límite tan fugaz del ahora surgen los dos callejones
esencialmente diversos hacia el infinito; son, respectivamente,
una "eternidad" pase y una "eternidad" futura.
Este punto de partida muestra con claridad que en Zaratustra
aborda el problema, por ahora, desde dentro del tiempo
intramundano. El tiempo es concebido como una sucesión, como
una serie de "ares". Desde un ejemplo dado hay, detrás de él,
una serie infinita de ares pasados, y, ante él, una serie
igualmente infinita de ares futuros. Pero -y ésta es ahora la
pregunta decisiva- marcha esta serie realmente hacia el infinito,
se alejan el uno del otro estos dos callejones del tiempo sin
~ 60 ~
encontrar un final, aparece siempre detrás de cada pasado, por
muy lejano que esté, otro pasado más lejano aún, y así por toda
la eternidad? Y lo mismo respecte el futuro? Hay siempre detrás
de la lejanía del futuro, incluso de la más lejanamente
proyectada, un futuro que está aún más allá? No se desgasta
mortalmente el pensamiento humano en pensar en estas
lejanías? En Zaratustra pregunta al pequeño si los dos callejones
del tiempo, que se alejan el uno del otro, se contribuyen
eternamente. Esta pregunta significa: Es el punto de partida
intramundano del pensar del tiempo, que arranca de la distinción
de los dos callejones de este, la última verdad, la verdad
definitiva sobre el tiempo ?. ¿Qué significa entonces lo "eterno"
en la eternidad y ilimitación del pasado y sin embargo en las del
futuro ?. Está pensado así realmente lo eterno? O es sólo la mala
infinitud de la repetición continuada? La respuesta del pequeño
está vista correctamente desde en Nietzsche, pero resulta, a la
hora, demasiado fácil. "Todas las cosas derechas mienten,
murmuró con desprecio el pequeño. Toda verdad es curva, el
tiempo sin embargo es un círculo. "¿Qué es lo que el pequeño
toma demasiado a la ligera? El tiempo es un círculo. Pasado y
futuro están allí, en lo ilimitado, fosos entre ellos, como la
serpiente que se muerde la cola. El círculo del tiempo es
pensado, por tanto, como una onda intramundana, como un anillo
de momentos temporales, de ares”. Pero con todo esto se falsea
el sentido más decisivo de la idea del retorno.