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  • 7/25/2019 Jess y El Cdigo Da Vinci

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    Jess y el cdigo Da Vincipor Robert K. McIver

    Tomado deEl Centinela

    de Mayo 2006

    Un libro popular intenta sacudir las bases del cristianismo, pero

    la Biblia y la historia demuestran que Jess era lo que dijo ser

    En el sensacional libro de Dan Brown,El cdigo Da Vinci,y la

    resultante pelcula con el conocido actor Tom Hanks, el hroe y

    la herona se apresuran para resolver claves misteriosas a la

    vez que escapan vez tras vez de las manos de despiadados

    asesinos. Como resultado, revelan que el cristianismo es en

    realidad una conspiracin extraordinaria a nivel mundial. Una

    conspiracin, segn Brown, que se remonta al Emperador

    Constantino (313337 d.C.).

    Segn el personaje Teabing, en uno de los pasos cruciales para

    fusionar la religin pagana con el cristianismo, Constantino cit

    una famosa reunin ecumnica conocida como el Concilio de

    Nicea. En esta reunin se discutieron y fijaron muchos aspectos

    del cristianismo: la fecha de la resurreccin, la funcin de los

    obispos, la administracin de los sacramentos y, por supuesto,

    la divinidad de Jess. Segn el libro, hasta ese momento en la

    historia, Jess haba sido tenido por sus seguidores como un

    profeta mortal... un hombre grande y poderoso, pero al fin de

    cuentas un hombre. Un mortal.

    Es verdad esto? Ser que los seguidores de Jess lo vieron

    meramente como un profeta? Fue recin en el cuarto siglo que

    la divinidad de Jess fue reconocida? Este artculo presentar

    evidencias contundentes de que no fue as.

    Lo que es verdad es que el Concilio de Nicea dio un paso

    importante en la manera en que los cristianos entendan la

    persona de Jess. Veamos algunos documentos del

    cristianismo temprano para descubrir lo que los primeros

    http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136http://www.elcentinela.com/?p=issue&issue=40022403136
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    creyentes pensaban.

    Las epstolas de Pablo se encuentran entre los primeros

    documentos del cristianismo. Pablo obviamente no tena

    problemas para reconocer la divinidad de Jess. En Filipenses

    2:611, Pablo dijo que Jess siendo en forma de Dios, noestim el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que

    se despoj a s mismo... y estando en la condicin de hombre,

    se humill a s mismo, hacindose obediente hasta la muerte, y

    muerte de cruz. Por lo cual Dios tambin le exalt hasta lo

    sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que

    en el nombre de Jess se doble toda rodilla de los que estn en

    los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua

    confiese que Jesucristo es el Seor, para gloria de Dios Padre.

    En este pasaje, al igual que en el resto de los escritos de Pablo,

    no se duda en considerar a Jess como a Dios.

    El Evangelio de Juan tambin proviene del primer siglo, y por lo

    tanto se adelanta al Concilio de Nicea por lo menos 200 aos.

    No hay duda alguna que San Juan represent a Jess como un

    Ser plenamente divino. Las palabras de Toms cuando se

    encontr con Jess despus de la resurreccin son claras al

    respecto. Cuando Jess invit a Toms a que pusiera sus

    dedos en las heridas de sus manos, el discpulo cay derodillas y exclam: Seor mo y Dios mo!.

    Al decir tales palabras, Toms resumi la representacin de

    Jess en el cuarto Evangelio. Por una parte, el Jess de Juan

    es totalmente humano. Se cansa cuando camina (S. Juan 4:6) y

    siente emociones humanas tales como amor y tristeza (S. Juan

    11:3, 33). No obstante, el Evangelio que ms muestra a Jess

    como humano tambin es el Evangelio que ms subraya su

    divinidad. Es el nico Evangelio que registra que Jess dijera

    de s mismo: Yo y el Padre uno somos (S. Juan 10:30). EnJuan, Jess es el Verbo divino (en griego, logos), que vino a la

    tierra en carne humana (S. Juan 1:114).

    Los otros Evangelios concuerdan con este cuadro de Jess. l

    era plenamente humano: Tuvo una madre humana, tena

    emociones humanas, vivi y muri en un lugar real, y se

    relacion con personas histricas. Pero tambin camin sobre

    el agua (S. Mateo 14:2233), fue transfigurado de manera que

    su rostro y sus vestidos brillaron con una blancura sobrenatural

    (S. Marcos 9:213), resucit a los muertos (S. Marcos 5:3543;

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    S. Lucas 7:1117), y de hecho, l mismo resucit de los

    muertos (S. Mateo 28:110; S. Lucas 24:112). ste no era un

    hombre comn. El Jess de los Evangelios no es un profeta

    mortal; es el Hijo de Dios.

    Por lo tanto, no es verdad que antes del Concilio de NiceaJess fuese visto como un hombre grande y poderoso, pero a

    fin de cuentas un hombre. Un mortal. Todo lo contrario. De

    paso, uno de los errores ms tempranos respecto de Jess no

    fue una afrenta contra su divinidad, sino su humanidad. Ignacio,

    quien escribi en la primera dcada del segundo siglo, habl

    contra aquellos que pensaban que Jess slo pareca ser

    humano (Ign. Smyrn. 12; Trall. 9:110:1) Aparentemente,

    estos individuos, llamados docetas (del griegodoxa,gloria),

    aceptaba sin problemas la divinidad de Jess. Ms bien, se leshaca difcil percibir cmo un Jess divino tambin poda ser

    humano.

    En el Concilio de Nicea se prest atencin considerable a la

    naturaleza de Jess. Uno de los problemas que enfrentaban los

    obispos era la agitacin causada en las iglesias por las ideas

    de Arrio, cuyos seguidores eran llamados arrianos. Para

    cuando surgi la controversia, Arrio era un presbtero en

    Alejandra que se opuso a la postura de su obispo respecto de

    la naturaleza de Jess. Como generalmente sucede con estascosas, la controversia teolgica suscitada por este debate se

    esparci por todas partes, incluso haba canciones populares

    sobre el asunto.

    En una de las cartas que se han conservado de Arrio a sus

    seguidores, ste explica las bases de su postura:

    Reconocemos a un solo Dios, slo l no procreado, slo l

    eterno, slo l sin comienzo, slo l verdadero, slo l teniendo

    inmortalidad, slo l sabio, slo l bueno, slo l soberano;

    juez, gobernador....

    En estas palabras uno puede sentir el poder persuasivo de

    Arrio, quien con sus partidarios destac que haba un Dios

    nico, y por lo tanto Jess era menos que Dios. Era magistral

    con sus refranes: Dios ya exista cuando l no exista deca,

    refirindose a Jess. En otras palabras, como el primognito de

    la creacin, segn ellos, Jess era una criatura que haba

    tenido un comienzo. Tambin concluan que Jess no tena un

    conocimiento directo del Padre, a pesar de que era la sabidura

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    y el Verbo de Dios.

    Al destacar que Dios era nico, Arrio y sus seguidores pudieron

    echar mano de una rica vena de datos bblicos. Pero al hacerlo,

    ignoraron otras evidencias bblicas. Por ejemplo, el mismo

    Evangelio que dice: el Padre mayor es que yo [Jess] (S. Juan14:28), tambin dice: Yo y el Padre uno somos (S. Juan

    10:30).

    Por eso, cuando Constantino reuni a los obispos de las

    diversas regiones del imperio para discutir los temas que

    estaban dividiendo a la iglesia, incluyendo el arrianismo, los

    obispos decidieron destacar dos cosas acerca de Jess: que

    era tan plenamente divino como plenamente humano. Segn

    dijeron en su famoso credo niceno: Creo en un solo Dios,Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo

    visible y lo invisible. Creo en un solo Seor, Jesucristo, Hijo

    nico de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios

    de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,

    engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre....

    As que al menos en este asunto, las palabras del personaje de

    Dan Brown son ciertas: El Concilio de Nicea s discuti la

    divinidad de Jess, y s destac que l era divino. Pero esto de

    ninguna manera implica que se trataba de algo nuevo. Desdelos mismos comienzos de la iglesia cristiana, se reconoca que

    Jess era divino. Lo nuevo en el credo de Nicea fue que la

    iglesia fue capaz de expresar esta creencia con claridad ante el

    serio desafo de Arrio y sus seguidores.

    Pero, qu significa decir que Jess era plenamente divino?

    Significa afirmar el carcter nico de Jess, de su muerte y su

    resurreccin. El cristianismo afirma que Dios se hizo humano

    en Jess y vivi entre los seres humanos, sujeto a las

    limitaciones y condiciones humanas. Afirma que la muerte y laresurreccin de Jess cambiaron la realidad histrica.

    La resurreccin de Jess es el fundamento de todo lo dems.

    Su divinidad le otorga el derecho de demandar una entrega

    total de parte de sus seguidores. Cuando Jess dijo sgueme,

    le habl a cada ser humano, porque l es el Seor de cada ser

    humano. Su muerte y su resurreccin han provisto el perdn de

    nuestros pecados; y si creemos en l, tenemos vida eterna.

    Por lo tanto, confrontamos un dilema extraordinario: Jess es elHijo de Dios, o no lo es. Si lo es, entonces toda rodilla en el

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    cielo y en la tierra debera postrarse ante l, incluyendo las

    nuestras.

    No hay lugar en la Biblia para el tipo de Jess sugerido por el

    personaje Teabing. La descripcin de un profeta mortal... un

    hombre grande y poderoso, pero a fin de cuentas un hombre.Un mortal, es un cuadro de Jess que lo hace encajar dentro

    del proceso histrico. Este tipo de Jess podra guiar nuestra

    vida, pero slo dentro de las limitaciones de nuestra experiencia

    cotidiana.

    Por su parte, el Jess de la Biblia afirma ser el Hijo de Dios, el

    eje mismo de la historia. Si fue meramente un hombre,

    entonces fue un engaador. Pero si fue de verdad el Hijo de

    Dios, nuestra decisin de creer en l es por lejos la decisinms importante de nuestra vida.

    Al igual que durante su ministerio terrenal Jess encontraba a

    las personas enfrascadas en sus tareas cotidianas y las

    interrumpa con el desafo de seguirle, hoy tambin viene a

    nosotros y nos dice: Ven y sgueme. Ese Jess, el Jess

    descrito en la Biblia, no es meramente un hombre. Es el Hijo de

    Dios, quien vino a la tierra a morir para que usted y yo seamos

    salvos de nuestros pecados.

    El interrogante que resta es: Cmo responderemos nosotros a

    su llamado?

    Robert K. McIver es profesor de Teologa en el Seminario Adventista deAvondale, Australia.