Jesica Trosman en Clase Ejecutiva MAR 2005

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E Es un atardecer de calor bochornoso en Bue- nos Aires. Y una repentina tormenta veraniega, tan intensa como breve, basta para complicar aun más el tránsito porteño. Habrá que espe- rar, entonces, que Jessica Trosman llegue a su local en Patio Bullrich sin dejarse ganar ella también por los nubarrones. Mientras tanto, se hace irresistible husmear entre los percheros: ¿qué secretos esconden esas prendas que hacen las delicias de los consumidores del designer clothing? La primera impresión es cromática: violeta, mandarina, verde agua, rosa pálido, azul eléc- trico y coral definen la paleta de colores del universo Trosman. Inmediatamente después, asombran las formas, los volúmenes, las textu- ras... Todo debe llevarse abuchonado, frunci- do, superpuesto. La mezcla de géneros y la asi- metría son un imán para cada mujer que se aventura en el local. Para una madre e hija francesas, la relación entre la calidad de la con- fección y el precio de las prendas es insupera- ble; en tanto, un grupo de estadounidenses aprueba las múltiples maneras en que se pue- den combinar las prendas. Las argentinas, en tanto, aplauden la originalidad aunque –casi en susurros– son varias las que confiesan que no se comprarían las piezas más raras sino alguna básica para darle un toque “extravagante y di- vertido” a un conjunto clásico. De pronto, irrumpe el torbellino Trosman. Y, como en sus diseños, hace un culto de la si- multaneidad. Saluda, se inhibe ante el desplie- gue de equipos del fotógrafo, nos consulta so- bre el look más conveniente para las tomas, pregunta a sus asistentes por un llamado desde Estados Unidos, saluda a sus empleadas, hace una casi imperceptible inspección visual del lo- cal, se cambia de ropa, posa con docilidad, in- vita con un café. Y justo cuando parece a pun- to de serenarse, desgrana su historia de diseña- dora autodidacta con un frenesí aun mayor. Y corre, Jessica, corre. A PURA INTUICIÓN Con jóvenes 38 años, Trosman es el típico ca- so de la entrepreneur que combinó talento con visión empresaria a espaldas de la capacitación formal. Cuando tenía cerca de 10 años, su ma- dre –recién separada– se instaló en Miami, bus- cando para sus hijos un futuro más promisorio que el que ofrecía la Argentina de los años 70. Jessica apenas había completado el college y preparaba su ingreso a la carrera de Diseño cuando quedó embarazada y eligió a Buenos Aires como el lugar para ser madre. “Lo poco que vi de la carrera, en el curso introductorio, me encantó. Cuando volví al país, hice una co- lección que rápidamente me compró Ona Saez. Desde entonces, soy una autodidacta del diseño y puedo decir que la carrera no es me- jor que empezar en la calle. Para tranquilizar a mis padres, que querían que tuviera una educa- ción formal, me recibí de traductora pública. Pero no completé la carrera de Diseño porque no me interesaba estudiar algo que me salía naturalmente. Si hoy tuviera que empezar de cero, tampoco estudiaría diseño porque sólo enseñan a usar la computadora. No se puede separar la creación, de la producción, del arma- do de colecciones, de la búsqueda comercial”. Actualmente, Jessica Trosman tiene peso pro- pio en la liga mayor de los diseñadores argenti- nos de vanguardia. Atrás quedaron los tiempos de la alianza creativa con Martín Churba cuan- do –con la etiqueta TrosmanChurba– revolu- cionaron el mercado con su concepción del ar- te textil como negocio. La ruptura llegó con el nuevo siglo: “Teníamos dos visiones totalmen- te diferentes. Martín se fue volcando a la inves- tigación y a la experimentación; yo quería jugar en la Primera A de la moda internacional y, si bien puedo ser transgresora, también quiero ser rentable”. Desde entonces, y en su afán de profesionalizar su emprendimiento, Trosman apostó a rodear- se de especialistas en management y adminis- tración: “Es difícil hacer del negocio una em- presa, y para eso busqué gente con conoci- mientos e iniciativa. Incorporé a una CEO que se formó en el exterior y que tiene una visión internacional del negocio de la moda. A veces, me cuesta solventarla, pero es una inversión necesaria. Si pudiera, incluso contrataría al CEO de Gucci”. DE LA P ATERNAL A JAPÓN Desde 2002, con su apellido como insignia, Trosman inició un camino individual de expan- sión internacional que quita el aliento. Sus di- seños exclusivos ya se venden en los showro- oms más exclusivos de Nueva York, Milán y París, donde comparte espacio con diseñadores top como Sharon Wachob, Victor & Rolf, Hussein Chalayan y Clements Ribeiro. Aunque sus números son mucho más modestos: su em- presa factura $ 4 millones al año, exporta el 50% de su producción, emplea a 30 personas y funciona en un antiguo taller del barrio de La Paternal. Allí nacieron las colecciones que se- dujeron al holding Onward Kashiyama, con el cual acaba de firmar un acuerdo para el desa- rrollo integral de la marca, que implica un plan de comunicación, producción y distribución exclusiva. El grupo, especializado en el posicio- namiento de marcas de lujo, posee 18 locales propios en todo Japón, 5 de los cuales están en Tokio. “Hasta ahora, sentía que entrenaba para las Olimpíadas pero nunca llegaba a competir. Y aunque veía buenos resultados de ventas, no lograba imponer mi visión. Onward compra la colección pero también los diseños, y se hacen cargo de producir la línea para el mercado ja- ponés. No significa que pueden fabricar todo, porque hay ítem que fueron desarrollados en mi empresa con procesos textiles que no les interesa implementar”. Para Trosman hubo un factor clave en la negociación con el gru- po japonés: asegurar la continuidad de traba- jo para la mano de obra local para mantener 22 Clase Ejecutiva NOTA DE TAPA LA PRENSA ESPECIALIZADA LA ACLAMA COMO UNA JOVEN PROMESA DEL DISEÑO DE INDUMENTARIA DE VANGUARDIA. AUNQUE SU EMPRESA SÓLO FACTURA $ 4 MILLONES AL AÑO, SUS CREACIONES SE LUCEN EN LAS TIENDAS TOP DE PARÍS, NUEVA YORK Y MILÁN. VIVIÓ EN MIAMI, TIENE UN HIJO ADOLESCENTE Y ACABA DE FIRMAR UN CONTRATO PARA VENDER SUS MODELOS EN JAPÓN. ESTA ES LA HISTORIA DE UNA EMPRESARIA INTUITIVA QUE SE SALE DEL MOLDE Texto: Andrea del Río Entrevista: Andrea del Río y Ernesto Nimcowicz Fotos: Antonio Pinta Jessica Trosman “Puedo ser transgresora, pero también quiero ser rentable”

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Es una joven promesa del diseño de vanguardia. Sus creaciones se lucen en las tiendas top de París, Nueva York y Milán. La hoja de ruta de una empresaria que se sale del molde.

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EEs un atardecer de calor bochornoso en Bue-nos Aires. Y una repentina tormenta veraniega,tan intensa como breve, basta para complicaraun más el tránsito porteño. Habrá que espe-rar, entonces, que Jessica Trosman llegue a sulocal en Patio Bullrich sin dejarse ganar ellatambién por los nubarrones. Mientras tanto, sehace irresistible husmear entre los percheros:¿qué secretos esconden esas prendas que hacenlas delicias de los consumidores del designerclothing?La primera impresión es cromática: violeta,mandarina, verde agua, rosa pálido, azul eléc-trico y coral definen la paleta de colores deluniverso Trosman. Inmediatamente después,asombran las formas, los volúmenes, las textu-ras... Todo debe llevarse abuchonado, frunci-do, superpuesto. La mezcla de géneros y la asi-metría son un imán para cada mujer que seaventura en el local. Para una madre e hijafrancesas, la relación entre la calidad de la con-fección y el precio de las prendas es insupera-ble; en tanto, un grupo de estadounidensesaprueba las múltiples maneras en que se pue-den combinar las prendas. Las argentinas, entanto, aplauden la originalidad aunque –casi ensusurros– son varias las que confiesan que nose comprarían las piezas más raras sino algunabásica para darle un toque “extravagante y di-vertido” a un conjunto clásico. De pronto, irrumpe el torbellino Trosman. Y,como en sus diseños, hace un culto de la si-multaneidad. Saluda, se inhibe ante el desplie-gue de equipos del fotógrafo, nos consulta so-bre el look más conveniente para las tomas,pregunta a sus asistentes por un llamado desde

Estados Unidos, saluda a sus empleadas, haceuna casi imperceptible inspección visual del lo-cal, se cambia de ropa, posa con docilidad, in-vita con un café. Y justo cuando parece a pun-to de serenarse, desgrana su historia de diseña-dora autodidacta con un frenesí aun mayor. Ycorre, Jessica, corre.

A PURA INTUICIÓN

Con jóvenes 38 años, Trosman es el típico ca-so de la entrepreneur que combinó talento convisión empresaria a espaldas de la capacitaciónformal. Cuando tenía cerca de 10 años, su ma-dre –recién separada– se instaló en Miami, bus-cando para sus hijos un futuro más promisorioque el que ofrecía la Argentina de los años 70.Jessica apenas había completado el college ypreparaba su ingreso a la carrera de Diseñocuando quedó embarazada y eligió a BuenosAires como el lugar para ser madre. “Lo pocoque vi de la carrera, en el curso introductorio,me encantó. Cuando volví al país, hice una co-lección que rápidamente me compró Ona Saez. Desde entonces, soy una autodidacta deldiseño y puedo decir que la carrera no es me-jor que empezar en la calle. Para tranquilizar amis padres, que querían que tuviera una educa-ción formal, me recibí de traductora pública.Pero no completé la carrera de Diseño porque

no me interesaba estudiar algo que me salíanaturalmente. Si hoy tuviera que empezar decero, tampoco estudiaría diseño porque sóloenseñan a usar la computadora. No se puedeseparar la creación, de la producción, del arma-do de colecciones, de la búsqueda comercial”.Actualmente, Jessica Trosman tiene peso pro-pio en la liga mayor de los diseñadores argenti-nos de vanguardia. Atrás quedaron los tiemposde la alianza creativa con Martín Churba cuan-do –con la etiqueta TrosmanChurba– revolu-cionaron el mercado con su concepción del ar-te textil como negocio. La ruptura llegó con elnuevo siglo: “Teníamos dos visiones totalmen-te diferentes. Martín se fue volcando a la inves-tigación y a la experimentación; yo quería jugaren la Primera A de la moda internacional y, sibien puedo ser transgresora, también quieroser rentable”. Desde entonces, y en su afán de profesionalizarsu emprendimiento, Trosman apostó a rodear-se de especialistas en management y adminis-tración: “Es difícil hacer del negocio una em-presa, y para eso busqué gente con conoci-mientos e iniciativa. Incorporé a una CEO quese formó en el exterior y que tiene una visióninternacional del negocio de la moda. A veces,me cuesta solventarla, pero es una inversiónnecesaria. Si pudiera, incluso contrataría alCEO de Gucci”.

DE LA PATERNAL A JAPÓN

Desde 2002, con su apellido como insignia,Trosman inició un camino individual de expan-sión internacional que quita el aliento. Sus di-seños exclusivos ya se venden en los showro-

oms más exclusivos de Nueva York, Milán yParís, donde comparte espacio con diseñadorestop como Sharon Wachob, Victor & Rolf,Hussein Chalayan y Clements Ribeiro. Aunquesus números son mucho más modestos: su em-presa factura $ 4 millones al año, exporta el50% de su producción, emplea a 30 personas yfunciona en un antiguo taller del barrio de LaPaternal. Allí nacieron las colecciones que se-dujeron al holding Onward Kashiyama, con elcual acaba de firmar un acuerdo para el desa-rrollo integral de la marca, que implica un plande comunicación, producción y distribuciónexclusiva. El grupo, especializado en el posicio-namiento de marcas de lujo, posee 18 localespropios en todo Japón, 5 de los cuales están enTokio. “Hasta ahora, sentía que entrenaba paralas Olimpíadas pero nunca llegaba a competir.Y aunque veía buenos resultados de ventas, nolograba imponer mi visión. Onward compra lacolección pero también los diseños, y se hacencargo de producir la línea para el mercado ja-ponés. No significa que pueden fabricar todo,porque hay ítem que fueron desarrollados enmi empresa con procesos textiles que no lesinteresa implementar”. Para Trosman huboun factor clave en la negociación con el gru-po japonés: asegurar la continuidad de traba-jo para la mano de obra local para mantener

22 ◆ Clase Ejecutiva

NOTA DE TAPA

LA PRENSA ESPECIALIZADA

LA ACLAMA COMO UNA

JOVEN PROMESA DEL DISEÑO

DE INDUMENTARIA DE VANGUARDIA.

AUNQUE SU EMPRESA SÓLO

FACTURA $ 4 MILLONES AL AÑO,

SUS CREACIONES SE LUCEN

EN LAS TIENDAS TOP DE PARÍS,

NUEVA YORK Y MILÁN.

VIVIÓ EN MIAMI, TIENE UN

HIJO ADOLESCENTE Y ACABA

DE FIRMAR UN CONTRATO

PARA VENDER SUS MODELOS

EN JAPÓN.

ESTA ES LA HISTORIA

DE UNA EMPRESARIA INTUITIVA

QUE SE SALE DEL MOLDE

Texto: Andrea del RíoEntrevista: Andrea del Río y Ernesto NimcowiczFotos: Antonio Pinta

Jessica Trosman “ P u e d o s e r t r a n s g r e s o r a , p e r o t a m b i é n q u i e r o s e r r e n t a b l e ”

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su infraestructura intacta, lo cual en el futuro lepermitiría encarar otros negocios. “Por eso, elacuerdo exige que me compren un determinadoporcentaje de las ideas de la colección”, dispara.Actualmente, Japón representa la mitad de sus ex-portaciones, gracias a lo cual se suma a la legiónextranjera de la moda que triunfa en el país dondemás venden las marcas de alta gama. Allí, sus dise-ños –que se cotizan entre u$s 300 y u$s 500– seinscriben en el segmento de designer clothing, co-mo se califica a la indumentaria de lujo y de autorque cotiza en función de la calidad de confecciónpero también del concepto. “Por fin estoy en cami-no de alcanzar el lugar que quiero para mi marca anivel internacional. Es la etapa más difícil para posi-cionarse como diseñador, una vez que encontrás tuestilo. Por eso, busco que mis diseños no sean sola-mente visuales, porque eso cansa y puede destruir laimagen de la marca. En cambio, si el diseño tienedetrás un concepto interesante, más sutil, puedepermanecer más allá de la moda”.Otro elemento decisivo son los insumos y la tecno-logía del proceso de producción. Por eso, salió arecorrer las fábricas de Osaka, lo que le permitiódescubrir que esos talleres trabajan de modo similara los argentinos en cuanto a la escala. Claro que lagran diferencia, además de la tecnología, la impo-nen las materias primas. “Allá producen mis dise-ños de una manera increíble, nunca se equivocanen cuestiones de moldería. Es más, en general,conservo los prototipos que me mandan porqueme gustan más. En cambio, los talleres locales ha-cen lo que pueden, principalmente porque falla lacalidad de las telas”, asegura. Ése no es un detalle menor para Trosman que,además de la definición de líneas y volúmenes, hace

de la innovación textil otra de sus banderas. Sedanatural, algodón, cuero y lana tienen una presencialimitada ante la preeminencia de la viscosa, una fi-bra sintética, como el acetato o el rayón, y leve-mente spandex. “Hace unos años, cuando teníaproveedores locales, notaba que las prendas no cal-zaban como quería. Como soy muy exigente enese punto, tuve que hacer una investigación en to-da la cadena productiva para saber por qué la pren-da se torcía. ¡Parecía una ingeniera textil más queuna diseñadora! Y descubrí que la fibra estaba que-mada. Eso me obligó a implementar desarrollostextiles propios, que son el sello de la marca”.

DOBLAR LA APUESTA

Consciente de que este presente de crecimiento ne-cesita de toda su energía, Jessica dedica la mayorparte de su tiempo a la empresa. Sus únicos mo-mentos de remanso son cuando lleva a su hijo de13 años al colegio cada mañana, y los fines de se-mana, que dedica a su familia y amigos. “No megusta salir, prefiero estar en casa con mi hijo. Antescompartíamos más tiempo porque me acompañabaen mis viajes, pero ahora que empezó el secunda-rio, no lo dejo faltar a clases. Como todavía no mepude tomar vacaciones, alquilé durante el veranouna quinta en Del Viso, así nos despertamos conlos pajaritos”. Está claro que lo simple ejerce una atracción muyespecial en el espíritu de Trosman, dato que inspirala definición de sus colecciones. “Soy fiel a la iden-tidad de la marca, para que quien vea una prendamía, la reconozca. El armado de una colección ge-neralmente implica tres meses de trabajo y es difí-cil, especialmente cuando son muy distintos losmercados a atender. Por ejemplo, hay diseños neta-

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NOTA DE TAPA ◆ Jessica Trosman

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Los percheros argentinos, bajo la lupa

Se la intuye poco afecta a las definiciones grandilocuen-tes y, por ende, recelosa de las generalizaciones. Inclusoincómoda cuando cree que se le reclaman opiniones dig-nas de un gurú del mercado fashion local. Sin embargo,algún gen juguetón hace que Jessica Trosman acepte eldesafío de analizar cómo sus compatriotas se “producen”para ir de casa a la oficina y de la oficina al cocktail.–¿Cómo definiría el look de la mujer argentina?–Es audaz.Si bien es bastante formal durante el día,a la no-che le gusta estar sexy, mostrarse. Es el sello característicode la mujer argentina. Es muy audaz, demasiado, quizás.–¿Cuál es el principal error que cometen las argenti-nas al vestirse?–Siempre se equivocan con los zapatos. Tienen muy po-ca formación cultural en cuanto al balance necesario; yno saben que un buen zapato permite muchas combina-ciones pero una buena prenda no admite cualquier za-pato. Por ejemplo: usan una maxipollera con un par detacos aguja, ¡es horrible! Ahí está el mayor defecto de lasargentinas: no saben asociar el elemento que creen quelas hace sexy, como un zapato en punta y elevado, conla ropa que corresponde. Es como si decidieran por se-parado, les falta la visión de conjunto.–¿Sigue siendo válida la máxima que indica tener in-dumentaria diferenciada para trabajar y para salir?–No comparto esa distinción. Me gusta que la ropa que-de bien y cómoda como para ir a un cocktail después dela oficina con sólo agregarle un toque de bijouterie o cual-quier accesorio de noche. La clave es estar siempre có-moda. De todos modos, existe la fuerte creencia de queir a una fiesta significa vestirse de largo, con brillos y sa-tén. Es un mandato muy latino. Pero lo importante es sen-tirse bien vestida, a toda hora y para toda circunstancia.–¿Qué le aconsejaría a una mujer de mediana edadque siente que, para estar a la moda, debe vestirsecomo una veinteañera? –Si no se siente igual que una de 20, entonces no sepuede poner la misma ropa.Y si se acepta, fácilmente sepuede poner algo que le quede bien. Generalmente,cuando diseño en función de las grillas por edades, con-templo qué lados débiles tiene cada segmento. Enton-ces, si tengo que diseñar una prenda para una mujer de40, lo complemento con algo para tapar el brazo que sele cae, porque es un defecto típico de esa edad.–¿El hombre argentino tiene un look más conservadorque en otros países?–No, no es más conservador, aunque tiende a lo clásico,a estar uniformado. Me parece que, hoy por hoy, los hom-bres argentinos no tienen muchas opciones para lucir demanera diferente. Hace un tiempo tuve una línea parahombres, pero la discontinué porque nunca encontré có-mo presentarla, cómo comunicar la idea, ya que Trosmanse inició como marca de mujer. De todas maneras, exis-te un grupo reducido al que le interesa otro tipo de ropa.No es un target enorme, pero creo que económicamen-te es más rentable, porque son hombres que sabencomprar bien, les gustan las figuritas difíciles y se ani-man a llevar prendas de colores y texturas raras.

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mente argentinos, como una pollera básica con un elástico en la cintura,que no se venden en Japón ni en Estados Unidos”, explica. La organización implica trabajar con grillas de productos para cada mer-cado y cada edad. Obviamente, hay ítem básicos como la remera JackieShell o los strapples que son los más vendibles. “Este es un trabajo es-tructurado: no hay ningún misterio que explique por qué una colecciónes como es y por qué vende. La virtud del diseño está en cómo encon-trar el motivo de la colección y cómo desarrollar la prenda”, afirmaTrosman. El resto del trabajo depende del análisis de qué piezas y cuán-tas, según el precio promedio, conviene confeccionar para cubrir los gas-tos de la temporada.

Inquieta por definición, Trosman no se conforma con los laureles inter-nacionales. Ahora apuesta, fronteras adentro, a conseguir un angel inves-tor (inversor inicial) que le permita desarrollar la división Trosman Jeans.“La idea es abrir varios locales con esta línea masiva. Algunos opinan quees irme a la otra punta de la moda pero, según nuestro análisis, podría-mos multiplicar este negocio por seis en dos años, incorporando al con-sumidor masculino. Según un estudio de mercado de la Universidad DiTella, el 80% de las personas que conocen mi marca no dispone de losingresos suficientes como para comprar una prenda mía y están esperan-do una línea a precios más accesibles. En principio, los jeans se comercia-lizarían solamente en la Argentina, pero no descartamos la exportaciónuna vez que la marca se consolide”. ◆

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NOTA DE TAPA ◆ Jessica Trosman

En el podio

Desde 1980, la revista británica I-D es un paradigma de sofisticación editorialcon el foco puesto en las tendencias mundiales de diseño.En su 25º aniversario, y en homenaje a los 250 números publicados hasta aho-ra, I-D propone una edición de lujo (diciembre 2004-enero 2005) donde presen-ta a las 269 personalidades que influirán en el futuro en áreas como el cine, lamúsica, la moda, el arte y el diseño.Y en ese compendio, la revista refuerza el mito de que siempre hay un argentinoen el centro de toda movida. En este caso, son siete. Se imponen los diseñado-res, reflejando así los bríos de la disciplina por estos lares: Jessica Trosman (mo-da), Alejandro Sarmiento (industria), Javier y Alejo Estebecorena (moda), Diego deAduriz y Manuel Brandazza (moda). Los otros compatriotas con porvenir rutilante

según I-D son Fernanda Lagu-na (poesía urbana), Román Vi-tali (arte plástico), Luciana Valy Franco Musso (fotografía).En el breve perfil biográficoque cada seleccionado trazade sí mismo, Trosman es cohe-rente con su búsqueda de lobásico. “Agua, tierra, aire ymar”, proclama como seña deidentidad. Los cuatro elemen-tos que aluden a la esenciade la naturaleza, a su misterioy potencial. Sin dudas, unbuen sinónimo de la simpleza–y al mismo tiempo capacidadde evolución– de cada nuevacolección.

Hace dos semanas, Jessica Trosman presentó su colec-ción de invierno en Fashion Buenos Aires, la vidriera fe-rial donde la vanguardia del diseño anticipa las tenden-cias más experimentales de la temporada. Fue uno delos desfiles más esperados, concurridos y comentados.El público –una mezcla bulliciosa de modelos consagra-dos, estrellitas televisivas en ascenso, músicos moder-nos pero también adolescentes de look clonado, jóve-nes matrimonios con niños como de excursión, transfor-mistas regados de purpurina e incluso abuelas con carade asombro y espíritu travieso– colmó las tribunas con

espíritu festivo. Bastaron dos pasadas, brevísimas perocontundentes, para generar una hipnosis colectiva. Asimple vista, no hubo más que volúmenes inverosímiles,colores oscuros combinados a contramano de lo queindican los manuales y texturas poco agraciadas. Lacontemplación más detenida y desprejuiciada permitiódescubrir al “manifiesto Trosman” en toda su provocado-ra expresión. El catálogo incluyó vestidos largos confrunces desde el busto y hasta los pies; terminacionesdeliberadamente desprolijas que dejan ver hilos colgan-do de mangas, cuellos y ruedos de los pantalones;

prendas holgadas hasta la negación de toda forma típi-camente femenina; sacos con una pechera por debajode la axila y la otra más allá de la cadera... Y, claro, to-do superpuesto. A los ojos desprevenidos, cada mode-lo lucía exactamente como alguien que se viste deapuro para no llegar tarde a la oficina y, una vez allí,descubre que tiene una media de cada par, el pulloverabotonado a la espalda o dos corbatas. En cambio,para los iniciados en el concepto Trosman, fue la de-mostración de la versatilidad que admite cada prendasalida de la fábrica de La Paternal.

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