Jaime Valdivieso (2012): Escritor y Sociedad

3
 CISMA Año 2 semestre 2011 1 E S SC C R R IT TO OR R  Y Y S SO OC CIED A AD  JaimeValdivieso *  Hasta hace poco se calificaban de novelas “decadentes”, a todas aquéllas que escribían con sonrisa cíni ca e impasible los ambientes sofisticados y opulentos, los vicios, los laberintos de la pura imaginería; en general, toda obra que no se refiriese a una realidad reconocida y aprobada con el visto bueno del defensor de la miseria, de las luchas político sociales, de la justicia económica. Hoy sabemos que ese concepto se basaba en una falsa misión de la narrativa: reflejar la realidad más externa y cotidiana y no haber concedido suficiente atención a los múltiples planos que la obra despliega. De este modo las obras catalogadas como decadentes era n igualm ente pa ra el consumo de un grupo también decadente, amante de la literatura como lujo y puro goce estético. Proust, Joyce, Gide, Borges, Bioy Casares, María Luisa Bombal llegaron a pertenecer a este club de una literatura de culto, de minorías, alejados del naturalismo imperante, y cultores de una literatura selecta, de elite, Este no fue sino un espejismo del llamado “realismo socialista” y del “realismo crítico”  que no lograron ver en la obra que acentuaba la imaginación revelaciones que la novela realista “a secas” era incapaz de develar.  Hay críticos que todavía prefieren al Borges de sus poemas de los suburbios, de sus cuentos gauchescos, como si relatos como El Aleph, La escritura del Dios o Las ruinas circulares no expresaran búsquedas metafísicas por descifrar una realidad que siendo imaginaria y producto de la pura fantasía no es menos real que la piedra con que tropieza un arriero. La realidad es tanto interna como externa y si sólo consideráramos la segunda viviríamos en un mundo puramente animal y no existirían la ciencia ni la filosofía. No existen espacios clausurados para el narrador: puede entrar haciendo sonar los tacos en la asamblea política o sindical, penetrar en los salones y en las chozas, o bien quedarse ensimismado debajo de una escala observando una esfera que es todo el universo y todos los espacios y tiempos simultáneamente: esto también forma parte de nuestro universo cotidiano y re al. *  Escritor, narrador, ensayista chileno.

Transcript of Jaime Valdivieso (2012): Escritor y Sociedad

7/26/2019 Jaime Valdivieso (2012): Escritor y Sociedad

http://slidepdf.com/reader/full/jaime-valdivieso-2012-escritor-y-sociedad 1/3

 

CISMA Año 2 2º semestre 2011

1

EESSCCR R IITTOOR R YYSSOOCCIIEEDDAADD

 

JaimeValdivieso

Hasta hace poco se calificaban de novelas“decadentes”, a todas aquéllas que escribían con sonrisa cíni ca eimpasible los ambientes sofisticados y opulentos, los vicios, loslaberintos de la pura imaginería; en general, toda obra que no serefiriese a una realidad reconocida y aprobada con el vistobueno del defensor de la miseria, de las luchas político sociales,de la justicia económica.

Hoy sabemos que ese concepto se basaba en una falsa

misión de la narrativa: reflejar la realidad más externa y cotidianay no haber concedido suficiente atención a los múltiples planosque la obra despliega. De este modo las obras catalogadascomo decadentes eran igualmente para el consumo de un grupotambién decadente, amante de la literatura como lujo y purogoce estético. Proust, Joyce, Gide, Borges, Bioy Casares, MaríaLuisa Bombal llegaron a pertenecer a este club de una literaturade culto, de minorías, alejados del naturalismo imperante, ycultores de una li teratura selecta, de elite,

Este no fue sino un espejismo del llamado “realismosocialista” y del “realismo crítico” que no lograron ver en la obraque acentuaba la imaginación revelaciones que la novela

realista “a secas” era incapaz de develar.  Hay críticos que todavía prefieren al Borges de sus poemas

de los suburbios, de sus cuentos gauchescos, como si relatoscomo El Aleph, La escritura del Dios o Las ruinas circulares noexpresaran búsquedas metafísicas por descifrar una realidad quesiendo imaginaria y producto de la pura fantasía no es menos realque la piedra con que tropieza un arriero. La realidad es tantointerna como externa y si sólo consideráramos la segundaviviríamos en un mundo puramente animal y no existirían laciencia ni la filosofía.

No existen espacios clausurados para el narrador: puede

entrar haciendo sonar los tacos en la asamblea política o sindical,penetrar en los salones y en las chozas, o bien quedarseensimismado debajo de una escala observando una esfera quees todo el universo y todos los espacios y tiempossimultáneamente: esto también forma parte de nuestro universocotidiano y real.

* Escritor, narrador, ensayista chileno.

7/26/2019 Jaime Valdivieso (2012): Escritor y Sociedad

http://slidepdf.com/reader/full/jaime-valdivieso-2012-escritor-y-sociedad 2/3

 

CISMA Año 2 2º semestre 2011

2

Se tiende a juzgar la literatura con criterio sociológico. Elmismo término, “obra decadente,” está tomado de la sociología,

ya que puede hablarse de sociedades decadentes, deambientes, pero jamás de un arte que sólo puede ser más omenos logrado, más o menos profundo.

Por otra parte, en el concepto decadente se filtra un restode crítica normativa del siglo XVIII, de la preceptiva de Boileau,de Luzán, que asimilaban la ética a la estética y a la didáctica: elhéroe debía ser virtuoso, generoso, valiente; la obra debía seredificante, mejorar la condición humana: poesía igual catequesis.

Hoy sabemos que el arte es “revelación”, aunque para

ellos tenga que asomarse a los pasillos más oscuros, a los sótanosde la delincuencia, entrar en los baños y dormitorios, convivir conlas más aberrantes acciones humanas. Por eso entran con tododerecho a la gran literatura las obras de Henry Miller, de JeanGenet, de Proust, y las de la actual narrativa latinoamericana deSábato, Vargas Llosa, Lezama Lima, Pedro Lemebel, obras quedescriben aspectos vinculadas a la psicopatología, a ladegradación, a la perversidad. Escritores como Sartre y Bataillehan hecho importantes aportes sobre lo demoníaco en el arte.

El postulado marxista de que había que cambiar elmundo, no sólo mostrarlo, se quema a la entrada misma de laliteratura, que jamás escucha otra voz ajena a la propia, que noes sólo la de la razón, de la acción social o política, ni menos la delas buenas costumbres: en ella pueden aparecer las vocesaterradoras de los sueños, de las frustraciones malignas, de lasfantasías asesinas.

Hubo grandes escritores que por la presión del momentohistórico subordinaron su arte a un determinado propósito de

acción social y política. Es lo ocurrido con el ciclo del cacao deJorge Amado, con varias obras de Miguel Ángel Asturias comoWeek end en Guatemala, Los ojos de los enterrados, y novelascomo El sexto de José María Arguedas, sólo válida comotestimonio y documento comparada al lirismo dolorido de Los ríosprofundos. Y, en Chile, la novela Carbón de Diego Muñozcomparada con la belleza y humanidad de su novela breve Derepente. Aún en su mejor obra, El señor presidente, Asturias lograsólo un precario equilibrio entre arte y denuncia, pues existe enella una abundancia de retórica barroca y un alegorismo ingenuoque vuelve la novela esquemática y demasiado explícita. Seolvida a menudo el hecho decisivo de que la obra la escribetanto el escritor como se escribe a sí misma, en un proceso deautorregulación ajeno a la voluntad del autor. Si a este procesovivo y con cierto grado de autonomía se le interpone cualquieridea preconcebida, se rompe la legalidad lingüística y se cae enalguna forma de retórica, que invalida la verdad interna y el nivelsimbólico capaz de trascender la obra. Bien decía André Gideque por muy consciente que sea el autor en el proceso creativo,a pesar suyo, habrá aspectos ajenos a los que voluntariamente sepropuso mostrar.

7/26/2019 Jaime Valdivieso (2012): Escritor y Sociedad

http://slidepdf.com/reader/full/jaime-valdivieso-2012-escritor-y-sociedad 3/3

 

CISMA Año 2 2º semestre 2011

3

El hombre es siempre más que su individualidad, que suconciencia, tanto por pertenecer a la naturaleza como a lacultura, por nuestra boca habla la especie.

El compromiso social del escritor es el que tiene consigomismo, con la verdad de su vida y su moral. Mientras más honestocon su obra y más fiel a su oficio más trascendencia histórica yética alcanzará su obra. Como dice Antonio Gramsci, la presióndel político para que el arte de su tiempo exprese undeterminado mundo cultural es actividad política, no de críticaartística.

Novelistas políticamente conservadores como Dostoievski yhasta partidarios del “ancien regime”como lo fue Balzac, si songrandes escritores, habrán contribuido tanto a un mayorconocimiento del espíritu como de la sociedad de su tiempo. Estaes la significación “testimonial” de una sociedad “endecadencia”, en las obras de William Faulkner, de Proust o de

Virginia Woolf.

La mala literatura, por muy bien intencionada que sea, nopodrá funcionar nunca como detonante, como apertura hacianuevas v isiones.