J. Rachels- Idea de Un Contrato Social

15
· · · Q II~nllmlll~~~~~~11

description

Análisis de la teoría del contrato social, pasando por autores como Locke, Rosseau y Hobbes.

Transcript of J. Rachels- Idea de Un Contrato Social

  • Q II~nllmlll~~~~~~11

  • 218 KANT Y EL RESPETO A LAS PERSONAS

    bre las que no tienen ningn dominio, entonces el modeloteraputico inevitablemente tendr mayor atractivo que lasevera actitud de Kant. De hecho, el propio Kant insistiraen que si los delincuentes no son agentes responsables, notendra sentido ofendemos por su conducta y "castigados"por ella. Pero, en la medida en que se les vea como agentesresponsables, sin excusas, que simplemente eligen violar losderechos de otros sin ningn motivo racionalmente acepta-ble, el retribucionismo kantiano continuar teniendo ungran poder persuasivo.

    XI. LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    Las pasiones que inclinan a los hombres a lapaz son e! temor a la muerte, e!deseo de las co-sas que son necesariaspara una vida conforta-ble, y la esperanza de obrenerlas por medio de!trabajo. La razn sugiereadecuadas normas depaz, a las cuales pueden llegar los hombres pormutuo consenso. Estas normas son las que,por otra parte, se llaman leyes de naturaleza.

    THOMAS HOBBES, Leviatdn (1651)

    11.1. EL ARGUMENTO DE HOBBES

    Supngase que le quitamos todos los apoyos tradicionales ala moral: primero, no hay un Dios que dicte mandamientosy recompense la virtud; en segundo lugar, no hay "hechosmorales" incorporados en la naturaleza de las cosas. Ade-ms, supngase que negamos que los seres humanos sonpor naturaleza alrruistas: vemos a las personas como esen-cialmente motivadas a favorecer sus propios intereses. Dednde, entonces, viene la moral? Si no podemos apelar aDios, a los hechos morales o al altruismo natural, quedaalgo en lo que se pueda fundar la moral?

    Thomas Hobbes, el filsofo britnico ms importantedel siglo XVII, trat de mostrar que la moral no depende deninguna de est~ cosas. En cambio, la moral debera enten-derse como la/solucin a un problema prctico que surge

    219

  • 220 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    de! inters propio de los seres humanos. Todos queremosvivir tan bien como sea posible, pero nadie puede prosperara menos que tengamos un orden social pacfico y cooperati-vo; y no podemos tener un orden social pacfico y coopera-tivo sin reglas. Las reglas morales, entonces, son simple-mente las reglas que son necesarias si vamos a obtener losbeneficios de la convivencia social. sa -y no Dios, e! al-truismo o los "hechos morales"- es la clave para entenderla tica.

    Hobbes empieza preguntando qu pasara si no hubierareglas sociales ni tampoco un mecanismo aceptado por to-dos para hacerlas cumplir. Imaginemos, si se quiere, que nohay tal cosa como gobierno: no hay leyes, ni polica, ni tri-bunales. En esta situacin, cada uno de nosotros sera librede hacer lo que quisiera. Hobbes llam a esto el estado denaturaleza. Cmo sera?

    Hobbes pens que sera espantoso. En e! Leviatdn escri-bi que no habra

    oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto,por consiguiente, no hay cultivo de la tierra, ni navega-cin, ni uso de los artculos que pueden ser importados pormar, ni construcciones confortables, ni instrumentos paramover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, niconocimiento de la faz de la tierra, ni cmputo del tiempo,ni artes, ni letras, ni sociedad, y lo que espeor de todo, exis-te continuo temor y peligro de muerte violenta; y la vidadel hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve.

    Por qu estaran las cosas tan mal? No porque la gente seamala. Ms bien, por cuatro hechos bsicos de las condicio-nes de la vida humana:

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 221

    Primero, est e! hecho de la igualdad de necesidades. Cadauno de nosotros necesita las mismas cosas bsicas para so-brevivir: comida, vestido, un lugar para protegerse. A pe-sar de que podamos diferir en algunas de nuestras necesi-dades (los diabticos necesitan insulina, otros no), todossomos esencialmente iguales.

    En segundo lugar est e! hecho de la escasez. No vivimosen e! Jardn de! Edn, en donde la leche fluye en ros ycada rbol est cargado de fruta. El mundo es un lugarduro e inhspito, donde las cosas que necesitamos parasobrevivir no existen en suministros abundantes. Tenemosque trabajar arduamente para producidas, e incluso en-tonces muchas veces no alcanzan para todos.

    Si no hay suficientes bienes esenciales para todos, quinlos obtendr? Dado que cada uno de nosotros quiere vivir,y vivir tan bien como sea posible, cada uno querr tantocomo pueda obtener. Pero, seremos capaces de im-ponemos sobre los dems, que tambin quieren los es-casos bienes? Hobbes cree que no, por e! tercer hecho denuestra condicin, e! hecho de la igualdad esencial delpoder humano. Nadie es tan superior a los otros, ni enfuerza ni en astucia, que pueda imponerse a ellos in-definidamente. Por supuesto, algunos son ms astutos yms fuertes que otros, pero incluso e! ms fuerte puede serderrotado por los otros, si se unen.

    Si no podemos imponemos por nuestra propia fuerza,qu esperanza tenemos? Podemos, por ejemplo, depen-der de la caridad o de la buena voluntad de otros paraayudamos? No, no podemos. El cuarto y ltimo hecho esel de! altruismo limitado. I~cluso si todos no son comple-tamente egoJstas, de cualquier modo se preocupan muchopor s mismos; y no podemos simplemente suponer que

  • 222 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    cuando nuestros intereses vitales entren en conflicto conlos suyos, ellos se apartarn.

    Cuando unimos todos estos hechos, surge un panoramasombro. Todos necesitamos las mismas cosas bsicas, y noalcanzan para todos. Por tanto, estaremos en un tipo decompetencia por ellas. Pero nadie tiene lo que hace faltapara imponerse en esta competencia, y nadie -o casi na-die- estar dispuesto a renunciar a la satisfaccin de susnecesidades en favor de otros. El resultado, segn lo presen-ta Hobbes, es un "constante estado de guerra de todos con-tra todos"; yes una guerra que nadie puede tener esperanzasde ganar. Las personas razonables que quieran sobrevivirtratarn de hacerse de lo que necesiten y prepararse paradefenderlo de un ataque; pero otros harn lo mismo. Y poresto la vida en el estado de naturaleza sera intolerable.

    Hobbes no crea que esto fuera una mera especulacin.Seal que esto es lo que realmente sucede cuando los go-biernos caen, como sucede durante una insurreccin civil.La gente empieza desesperadamente a acaparar comida, aarmarse y a encerrarse para protegerse de sus vecinos. (Quharas si maana por la maana al despertar descubrierasque, por alguna gran catstrofe, el gobierno ha cado, demodo que no hay leyes vigentes, polica ni tribunales?) Ade-ms, las naciones del mundo, sin ninguna legislacin inter-nacional considerable, estn unas con otras en una relacinmuy similar a la relacin en que se encuentran los indivi-duos en e! "estado de naturaleza", y siempre estn como pe-rros y gatos, armadas y desconfiando unas de otras.

    Claramente, para escapar de! estado de naturaleza, debeencontrarse algn modo en e! que la gente coopere entre s.tn una sociedad estable y cooperativa, la cantidad de bienesesenciales puede incrementarse y distribuirse a todos quie-

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 223

    nes los necesiten. Mas para ello se requieren dos cosas. Pri-mero, debe haber garantas de que las personas no se daa-rn entre s: deben ser capaces de trabajar unidas sin miedoa ser atacadas, al robo o a una traicin. Y segundo, debenpoder confiar en que tanto ellos como los dems respetarnsus acuerdos. Slo entonces puede haber una divisin deltrabajo. Si una persona produce alimentos, otra ocupa sutiempo ayudando a los enfermos y otra ms construye ca-sas, y cada una espera participar de los beneficios creadospor los otros, cada persona en la cadena debe poder contarcon los dems para hacer lo que de ellos se espera.

    Una vez asegurando esto, se puede desarrollar una so-ciedad en la que todos estn mejor de como se hallaban ene! estado de naturaleza. Es entonces cuando puede haber"artculos importados por mar, construcciones conforta-bles, artes, letras" y cosas semejantes. Sin embargo (y ste esuno de los puntos principales de Hobbes), para que esto su-ceda, debe establecerse un gobierno, puesto que es el go-bierno, con su sistema de leyes, polica y tribunales, e! quegarantiza que e! pueblo pueda vivir con un mnimo temor aser atacado y que la gente tenga que cumplir sus acuerdosmUtuos. El gobierno es parte indispensable de este esquema.

    Para escapar de! estado de naturaleza, entonces, la gentedebe estar de acuerdo en que se establezcan reglas para go-bernar las relaciones mutuas, y convenir en que se establez-ca Una agencia, e! Estado, con e! poder necesario para hacerqUe se cumplan esas reglas. Segn Hobbes, tal acuerdo dehecho existe y hace posible la convivencia social. Este acuer-do, del que forma parte cada ciudadano, se llama el contratoSocial.

    Adems de.explicar e! propsito del Estado, la teora de!Contrato social explica la naturaleza de la moral. Ambos

  • 224 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    estn estrechamente ligados: el Estado existe para hacer quese cumplan las reglas ms importantes indispensables parala convivencia social, mientras que la moral consiste en todoel conjunto de reglas que facilitan la vida en sociedad.

    Slo en el marco del contrato social podemos convertir-nos en seres caritativos, porque el contrato crea las condi-ciones en las cuales podemos permitimos preocupamos porlos dems. En el estado de naturaleza, cada quien ve por smismo; sera tonto que alguien adoptara la poltica de "verpor los dems", porque slo se podra hacerlo al costo deponer continuamente en peligro los propios intereses. Peroen sociedad se vuelve posible el altruismo. Al liberamos del"continuo miedo a una muerte violenta', el contrato socialnos libera de tener que cuidamos de los dems. jean-Jacques Rousseau (1712-1778), el pensador francs que,despus de Hobbes, est ms identificado con esta teora,lleg al punto de decir que cuando entramos en relacionescivilizadas con los dems nos convertimos en un diferentetipo de seres. En su obra ms famosa, Del contrato social(1762), escribi Rousseau:

    Este paso de! estado de naturaleza al estado civil produceen el hombre un cambio muy notable l...]Slo entonces,cuando la voz del deber sucede al impulso fsico y e! dere-cho al apetito, e! hombre que hasta entonces no haba mi-rado ms que a s mismo, se ve forzado a obrar por otrosprincipios, ya consultar su razn antes de escuchar sus in-clinaciones l...]Sus facultades se ejercitan al desarrollarse,sus ideas se amplan, sus sentimientos se ennoblecen, sualma toda entera se eleva a tal punto que, si los abusos de

    ~sta nueva condicin no le degradaran con frecuencia pordebajo de aquella de la que ha salido, debera bendecir

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 225

    continuamente e! instante dichoso que le arranc de ellapara siempre y que hizo de un animal estpido y limitadoun ser inteligente y un hombre.

    ,Y qu es lo que la "voz del deber" le pide hacer a este hom-bre nuevo? Le pide que deje de lado sus "inclinaciones" pri-vadas y egostas en favor de reglas que promuevan impar-cialmente el bienestar de todos por igual. Pero puede hacereso slo porque otros han acordado hacer lo mismo; sa esla esencia del "contrato". As pues, podemos resumir la con-cepcin de la moral del contrato social de la siguientemanera: La moral consiste en el conjunto de reglas que gobier-nan cmo laspersonas deben tratarse unas a otras, que la genteracional estard de acuerdo en aceptar, para su mutuo beneficio,a condicin de que los demds tambin sigan esas reglas.

    11.2. EL DILEMA DEL PRISIONERO

    El argumento de Hobbes es una manera de llegar a la teo-ra del contrato social. Hay, sin embargo, otra lnea argu-mentativa que tambin ha impresionado a muchos filsofosen los ltimos aos. Esta lnea de argumentacin estconectada con un problema de la teora de la decisinc?nocido como el dilema del prisionero. El dilema de! pri-~lonero puede plantearse primero en la forma de un acerti-JO;puede ser que quieras ver si puedes resolverlo antes deVerla respuesta.d SUpongamos que vives en una sociedad totalitaria, y unla, para tu asombro, te detienen y te acusan de traicin. La

    poli' di. cia Ice que has estado conspirando contra e! gobiernoJUnto con un hombre llamado Prez, que tambin ha sido

  • 226 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    detenido y que est preso en otra celda. El interrogador teexige que confieses. T alegas tu inocencia; ni siquieraconoces a Prez. Pero esro no sirve de nada. Muy prontoqueda claro que tus captores no estn interesados en la ver-dad; por razones que slo ellos conocen, lo nico que lesinteresa es condenar a alguien, de modo que te ofrecen elsiguiente trato: Si Prez no confiesa, pero t confiesas y declaras en contrade l, te liberarn; mientras que Prez, quien no cooper,quedar encarcelado 10 aos.

    Si Prez confiesa y t no, la situacin ser la inversa: l serpuesto en libertad mientras que a ti te echarn 10 aos.

    Sin embargo, si ambos confiesan, cada quien recibir unasentencia de cinco aos.

    Pero si ninguno confiesa, no habr suficientes pruebaspara condenar a ninguno de los dos. Los podrn tenerpresos durante un ao, pero luego tendrn que dejar aambos en libertad.

    Finalmente, te dicen que le han ofrecido a Prez el mismotrato, pero no puedes cornunicarte con l y no tienes modode saber lo que har.

    El problema es ste: suponiendo que tu nico fin es pa-sar el menor tiempo posible en prisin, qu debes hacer?Confesar o no confesar? Para los fines de este problema, de-bes olvidarte de mantener tu dignidad, de hacer valer rusderechos y de otras ideas similares. Debes tambin olvidartede tratar de ayudar a Prez. El problema es estrictamenteacerca de calcular qu es lo que va en tu mejor inters. Lapregunta es: qu te pondr ms pronto en libertad? Con-

    .fesar o no confesar?A primera vista, puede parecer que la pregunta no pue-

    de responderse a menos que sepas lo que har Prez. Pero

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 227

    sa es una ilusin. El problema tiene una solucin perfecta-mente clara: haga lo que haga Prez, debes confesar. Estopuede demostrarse con el siguiente razonamiento:1. O bien Prez va a confesar o no lo va a hacer.2. Supongamos que Prez confiesa. Entonces, si t confie-

    sas te echarn cinco aos, mientras que si no confiesas teecharn 10. Por tanto, si l confiesa, te ir mejor confe-sando tambin.

    3. En cambio, supongamos que Prez no confiesa. Entoncesests en esta posicin: si confiesas, te pondrn en liber-tad, mientras que si no confiesas, te quedars en prisinun ao. Claramente, entonces, aun si Prez no confiesa,te ir mejor de todos modos si t lo haces.

    4. Por tanto, debes confesar. Esto te pondr lo ms prontoen libertad, haga lo que haga Prez.

    Hasta aqu, todo va bien. Pero hay una trampa. Recuerdaque a Prez le han ofrecido el mismo trato. Suponiendo queno es tonto, tambin l concluir, a partir del mismo razo-namiento, que debe confesar. De este modo, el resultado esque ambos confesarn, y esto significa que les van a echar aambos sentencias de cinco aos. Pero si hubieran hecho loopuesto, cada uno habra salido en slo un ao. sa es latrampa. Por buscar racionalmente sus propios intereses,ambos terminaron peor que si hubieran actuado de otromodo. Eso es lo que hace del dilema del prisionero un dile-~a. Es una situacin paradjica: tanto a ti como a Prez lesIrme . b . ulr h Ijor SI am os, sirn tanearnenre, acen o que no va ensu propio inters.

    Si te d . Pd ' pu ieras cornurucar con rez, por supuesto, po-n[as llegar a un acuerdo con l. Podran acordar que ningu-lb de los dos confesar; entonces ambos podran obtener la

    errad en un ao. Cooperando, a ambos les ira mejor que

  • 228 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    si actuaran por su cuenta. Cooperar no le dar a ningunode los dos el resultado ptimo -la libertad inmediata-,pero les dar a ambos un mejor resultado del que cada unopodra obtener si no cooperaran.

    Sera vital, empero, que cualquier acuerdo entre ambosse pudiera hacer cumplir, porque si l incumple y confiesa,mientras que t cumples con el trato, entonces terminarascumpliendo la condena mxima de 10 aos, mientras quel quedara en libertad. As, para que sea racional cumplirtu parte de un trato semejante, habrs de tener la seguridadde que l va a cumplir su parte (y por supuesto, l tendra lamisma preocupacin de que t incurnplieras). Slo unacuerdo que se pueda hacer cumplir podra dar una salida aldilema, para cualquiera de los dos.

    La moral como la solucin a un problema del tipo del dilemadel prisionero. El dilema del prisionero no slo es un inge-nioso acertijo. Aunque el relato que hemos contado es ficti-cio, la pauta que ejemplifica se presenta con frecuencia en lavida real. Situaciones del tipo del dilema del prisioneroocurren siempre que estn presentes dos condiciones:1. Debe ser una situacin en la que los intereses de la gente

    sean afectados no slo por lo que hacen, sino por lo quetambin hacen otras personas.

    2. Debe ser una situacin en la que, paradjicamente, todosterminen peor si cada quien busca sus propios intereses,que si simultneamente hacen lo que no va con sus pro-pios intereses individuales.

    Esta clase de situacin se presenta con mucho mayor fre-cueJ{ciaen la vida real de lo que se podra pensar.

    Consideremos, por ejemplo, la eleccin entre dos estra-tegias de vida generales. Primero, t podras buscar exclusi-

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 229

    vamente tus propios intereses: en toda situacin, podrashacer lo que te beneficiara a ti, sin pensar en cmo se po-dran ver afectados otros. Llamemos a esto "actuar egos-tamente". Alternativamente, podras preocuparte por elbienestar de otras personas, as como del tuyo propio, man-teniendo un equilibrio entre los dos, y a veces renunciandoa tus propios intereses para beneficiarios a ellos. Llamemos aesta estrategia "actuar con benevolencia".

    Pero no eres slo t quien tiene que decidir cmo vivir.Otros tambin tendrn que elegir qu poltica adoptar. Haycuatro posibilidades: primera, t podras ser egosta mien-tras que otras personas son benvolas; segunda, otros po-dran ser egostas mientras que t eres benvolo; tercera,todos podran ser egostas, y cuarta, todos podran ser ben-volos. Cmo te ira en cada una de estas situaciones?Exclusivamente desde el punto de vista de promover tupropio bienestar, podras evaluar las posibilidades as: Estaras mejor en la situacin en la que t fueras egostamientras que otras personas son benvolas. Obtendras losbeneficios de su generosidad, sin tener que devolverles elfavor. (En esta situacin seras, en la terminologa de lateora de la decisin, un "gorrn" [free rider].)

    La segunda mejor posibilidad sera aquella en que todosfueran benvolos. Ya no tendras la ventaja de poder des-dear los intereses de otras personas, pero por lo menostf.ndras las ventajas del trato considerado de los otros.( Sta es la situacin de la "moral comn".)

    Una mala situacin, pero no la peor, sera aquella en laq~e ~odos fueran egostas. Trataras de proteger tus pro-fE:s Intereses, aunque recibiras poca ayuda de los dems.

    y te es el "estado de naturaleza" de Hobbes.)finalrne '1 .. , . ,e bnte, esranas en a peor situacion SItu rueras e-

  • 230 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    nvolo mientras que los otros fuesen egostas. Otros po-dran darte una pualada por la espalda cuando esto lesconviniera, pero t no tendras la libertad de hacer lo mis-mo. Siempre llevaras la peor parte. (Podramos decir queen esta situacin t eres un "ingenuo".)

    Ahora bien, ste es exactamente e! tipo de ordenamientoque da lugar al dilema de! prisionero. Basado en estas eva-luaciones, deberas adoptar la estrategia egosta:

    1. O bien otras personas respetarn tus intereses o bienno lo harn.

    2. Si respetan tus intereses, estars mejor no respetandolos suyos, por lo menos siempre que te convenga nohacerlo. sta ser la situacin ptima: eres un gorrn.

    3. Si ellos no respetan tus intereses, entonces sera tontode tu parte respetar los suyos; eso te colocara en lapeor situacin posible. Seras un ingenuo.

    4. Por tanto, sin tener en cuenta lo que otras personashagan, estars mejor adoptando la poltica de ver porti mismo. Debes ser un egosta.

    y ahora llegamos a la trampa: otras personas, por supuesto,pueden razonar de igual manera, ye! resultado ser que ter-minamos en e! estado de naturaleza de Hobbes. Todos se-rn egostas, dispuestos a apualar a los dems siempre quevean que pueden sacar alguna ventaja, y en esta situacincada uno de nosotros est obviamente peor de lo que esta-ramos si cooperramos. Para escapar de! dilema, necesita-mos otro acuerdo que se pueda imponer; esta vez un acuerdode obedecer las reglas de una convivencia social mutuamen-te respetuosa. Como antes, la cooperacin no producir el re-sllltado ptimo (en e! que nosotros somos egostas mientrasque los otros son benvolos), pero conducira a un mejor re-sultado que el que podra obtenerse si cada uno de nosotros

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 231

    persiguiera por su cuenta sus propios intereses. En palabrasde David Gauthier, necesitamos "negociar cmo llegar a lamoral". Podemos hacerlo si logramos establecer suficientessanciones para asegurar que, si respetamos los intereses deotras personas, ellas tambin respetarn los nuestros.

    11.3. ALGUNAS VENTAJAS DE LA TEORADEL CONTRATO SOCIAL DE LA MORAL

    La teora del contrato social de la moral es, como hemosvisto, la idea de que la moral consiste en el conjunto de re-glas que gobiernan cmo las personas deben tratarse unas aotras, que la gente racional estar de acuerdo en aceptar, parasu mutuo beneficio, a condicin de que los demds tambinsigan esas reglas.

    La fuerza de esta teora se debe, en buena medida, alhecho de que nos da respuestas sencillas y plausibles a algu-nas preguntas difciles que siempre han inquietado a losfilsofos.

    l. Qu reglas morales estamos obligados a respetar, y cmosejustifican esas reglas?La idea clave es que las reglas moral-mente obligatorias son aque!las que son necesarias para laConvivencia social. Es obvio, por ejemplo, que no podra-mos convivir muy bien si no aceptramos reglas que prohi-bieran e! asesinato, e! asalto, e! robo, la mentira, la violacinde promesas y cosas similares. Estas reglas se justifican sim-plemente mostrando que son necesarias si vamos a cooperarpara nuestro beneficio comn. Por otra parte, algunas re-glas que con frecuencia parecen reglas morales -como laprohibicin de la prostitucin, la sodoma y la promiscui-dad sexuar:::: obviamente no son justificables de esta mane-

  • 232 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    ra. Cmo se ve amenazada la convivencia social por el he-cho de que una persona tenga actividades sexuales privadasy voluntarias con otra? Si esta conducta no nos amenaza deninguna manera, entonces est fuera del mbito del contra-to social y no nos incumbe. Las exigencias que estas reglasnos plantean, por tanto, son dudosas.

    2. Por qu es razonable que sigamos las reglas morales?Hemos convenido en seguir las reglas morales porque nosconviene vivir en una sociedad en que las reglas se aceptan.Por supuesto, a veces puede convenimos a corto plazo vio-lar las reglas. Sin embargo, no es razonable desear un acuer-do en el que la gente pueda violar las reglas cuando le con-venga hacerlo; todo el objetivo del contrato social es quedeseamos poder contar con que la gente obedecer las reglas,excepto, tal vez, en los casos ms extremos. Slo entoncespodemos sentimos seguros. Nuestra continua conformidades el precio razonable que pagamos con el fin de asegurar laconformidad de otros.

    3. En qu circunstancias se nos permite violar las reglas?ste es un asunto un tanto ms complicado. La idea claveaqu es la idea de reciprocidad: acordamos obedecer las re-glas a condicin de que otros tambin las obedezcan. De estemodo, cuando alguien viola la condicin de reciprocidad,nos libera (por lo menos hasta cierto punto) de nuestra obli-gacin hacia l. Supongamos que alguien se niega a ayudar-te en circunstancas en las que claramente debera ayudarte.Entonces, si ms adelante necesita tu ayuda, puedes sentircon toda razn que tu deber de ayudarlo es menor.

    El mismo punto bsico nos explica por qu es perrnisi-ble~castigara quienes han violado el derecho penal. A los in-fractores de la ley se les trata de modo diferente que a los ciu-dadanos normales; al castigarlos, se les trata de una manera

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 233

    que no se permite normalmente. Cmo se puede justificaresto? La respuesta tiene dos partes. En primer lugar, el pro-psito del Estado es el de hacer cumplir las reglas bsicasque son necesarias para la convivencia social. Si vamos aconvivir sin miedo, no puede dejarse a la discrecin de cadaquien si va a atacar a otros o no, a robarles, etc. Asignar san-ciones a la violacin de esas reglas es el nico modo viablede hacer que se cumplan. De all se sigue que necesitamoscastigar; pero, por qu es permisible castigar? La respuestaes que el delincuente ha violado la condicin de reciproci-dad bsica: reconocemos que las reglas de convivencia so-ciallimitan lo que podemos hacer slo a condicin de queotros acepten las mismas restricciones sobre lo que puedenhacer. Por lo tanto, al violar las reglas con respecto a nos-otros, los delincuentes nos liberan de nuestra obligacin ha-cia ellos y quedan sujetos a represalias.

    Finalmente, hay una circunstancia an ms dramticaen la que se pueden violar las reglas morales. En circunstan-cias normales, la moral nos pide ser imparciales: esto es, queno atribuyamos un peso mayor a nuestros propios interesesque a los de otros. Pero supongamos que te encuentras enuna situacin en la que debes escoger entre tu propia muer-te y la de otras cinco personas. Al parecer, la imparcialidad teexigira que escogieras tu propia muerte; despus de todo,ellos son cinco y t slo uno. Ests moralmente obligado asacrificarte?

    Con frecuencia los filsofos se han sentido incmodosante este tipo de ejemplo; instinrivamente han sentido quede alguna manera hay lmites a lo que la moral nos puedee~igir. Por tanto, tradicionalmente han dicho que tales ac-Cionesheroicas son supererogatorias: es decir, son accionesqUe estn ms all del llamado del deber, admirables cuan-

  • 234 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    do ocurren, pero no estrictamente obligatorias. Aun as, esdifcil explicar por qu tales acciones no son estrictamenteobligatorias. Si la moral nos exige decisiones imparciales, ylas razones imparciales decretan que es mejor que muerauno a que mueran cinco, por qu no est uno obligado asacrificarse a s mismo?

    La teora del contrato social tiene una explicacin. Esracional aceptar el contrato social porque nos conviene.Renunciamos a nuestra libertad incondicional, pero a cam-bio obtenemos los beneficios de la convivencia social. Sinembargo, si entonces el contrato nos obliga a renunciar anuestras vidas, no estamos mejor de lo que estbamos en e!estado de naturaleza; as ya no tenemos ninguna razn pararespetar e! contrato. As pues, hay un lmite natural para lacantidad de sacrificio propio que se puede esperar de al-guien: no podemos exigir un sacrificio tan profundo queniegue la razn misma de! contrato. De este modo, la teoradel contrato social explica una caracterstica de la moral quepermanece como un misterio en otras teoras.

    4. Tiene una base objetiva la moral? Hay "hechos" mo-rales? Son los juicios morales objetivamente verdaderos?Durante mucho tiempo los filsofos se han preguntado sinuestras opiniones morales representan algo ms que nues-tros sentimientos subjetivos o las costumbres de nuestra so-ciedad. Les ha parecido que en la moral debe haber algo msque costumbres y sentimientos, pero es difcil decir exacta-mente qu. Si hay "hechos" morales, qu pueden ser?

    Uno de los principales atractivos de la teora del contra-to social es que muy fcilmente desecha todas estas preocu-paciones. No se necesita ninguna gran explicacin. La mo-ral ~ es slo cuestin de costumbres o de sentimientos;tiene una base objetiva. Pero la teora no necesita postular

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 235

    ninguna clase especial de "hechos" para explicar esa base. Lamoral es el conjunto de reglas que la gente racional estarade acuerdo en aceptar para su beneficio mutuo. Podemosdeterminar cules son esas reglas por medio de una investi-gacin racional y entonces determinar si un acto particulares moralmente aceptable viendo si cumple con esas reglas.Una vez entendido esto, simplemente se desvanecen las an-tiguas preocupaciones acerca de la "objetividad" moral.

    11.4. EL PROBLEMA DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL

    Las teoras morales deben ayudamos a entender asuntosmorales particulares. La teora del contrato social se basa enuna idea importante acerca de la naturaleza de la sociedad yde sus instituciones, por lo que es especialmente apropiadapara ayudamos en asuntos que incluyen esas instituciones.Como resultado del contrato social, tenemos una obliga-cin de obedecer la ley, pero, estamos alguna vez justifica-dos a desafiar la ley?Y de ser as, cundo?

    Los clsicos ejemplos modernos de desobediencia civilson, por supuesto, las acciones adoptadas en e! movimientode independencia indio, dirigido por Mohandas K. Gandhi,y en e! movimiento por los derechos civiles en los EstadosDnidos, dirigido por Martin Luther King Jr. Ambos movi-mientos se caracterizaron por la negativa pblica, conscien-te y no violenta, a cumplir con la ley. Pero los fines de estosmovimientos tuvieron diferencias importantes. Gandhi ysus seguidores no reconocan e! derecho de los britnicos agobernar la India; quisieron remplazar e! gobierno britni-co por un sistema completamente distinto. King y sus se-guidores, por su parte, no cuestionaron la legitimidad de las

  • 236 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    instituciones bsicas del gobierno estadunidense. Slo obje-taron leyes y polticas sociales particulares que les parecie-ron injustas; tan injustas, de hecho, que se sintieron eximi-dos de toda obligacin de obedecerlas.

    En su Carta desde la cdrcel de Birmingham (1963), Kingdetall la amargura y la ira que surgen

    el estado de Alabama se emplea todo tipo de mtodos tram-posos para impedir que los negros lleguen a ser electoresregistrados, y hay algunos condados sin un solo negro regis-trado para votar, pese a que los negros constituyen la mayo-ra de la poblacin". King crey, por lo tanto, que los ne-gros no tenan ms alternativa que exponer su caso ante elpblico desafiando las leyes injustas.

    Hoy da, cuando se aclama a King como uno de los gi-gantes de la historia estadunidense, y se recuerda el movi-miento de derechos civiles como una gran cruzada moral,se requiere cierto esfuerzo para recordar lo muy discutidaque fue la estrategia de la desobediencia civil. Aunque mu-chos liberales expresaban su simpata hacia los fines del mo-vimiento, al mismo tiempo negaban que la desobedienciade la ley fuera un medio legtimo para conseguir esos fines.Un artculo publicado en el New York State Bar Journal en1965 expres las preocupaciones tpicas. Despus de asegu-rar a sus lectores que "mucho antes de que el doctor Kinghubiera nacido, yo defenda, y sigo defendiendo, la causade los derechos civiles para todos", Louis Waldman, sobre-saliente abogado de Nueva York, argument:

    cuando has visto que multitudes despiadadas linchan a suantojo a tu madre y padre, y ahogan a tus hermanos y her-manas por puro capricho; cuando has visto a policas lle-nos de odio maldecir, golpear, tratar brutalmente e inclusomatar a tus hermanos y hermanas negros con impunidad;cuando ves a la vasta mayora de tus 20 millones de herma-nos negros asfixiados por una hermtica jaula de pobrezaen medio de una sociedad opulenta; cuando, de pronto, tequedas con la lengua paralizada y tartamudeas mientrasintentas explicarle a tu hija de seis aos por qu no puedeir al parque pblico de diversiones que han anunciado enla televisin,y ves que sus ojitos se llenan de lgrimascuan-do le dices que Funtown no est abierto a los nios de co-lor, y ves cmo las deprimentes nubes de inferioridad em-piezan a deformar su pequea personalidad.

    El problema era no slo que la segregacin racial, con todossus males, se haba impuesto por las costumbres sociales;era tambin una cuestin de ley, una ley cuya formulacinles haba negado toda voz a los ciudadanos negros. Cuandose le instaba a confiar en los procesos democrticos comu-nes, King primero seal que se haban hecho muchos in-tentos de negociacin, pero que esos esfuerzos haban teni-~do poco xito; en cuanto a la "democracia", esa palabra notena ningn significado para los negros del sur: "Por todo

    Los que crean en los derechos de la Constitucin y las leyeshechas segn ella deben acatar esa Constitucin y esas le-yes, si quieren que esa Constitucin sobreviva.No puedenescoger aqu y all; no pueden decir que acatarn aquellasleyesque les parecen justas y negarse a acatar las que consi-deren injustas ...

    El pas, por lo tanto, no puede aceptar la doctrina deldoctor King de que l y sus seguidores escogern aqu yall, a sabiendas de que es ilegal hacerla. Afirmo que esadoctrina no slo es ilegal, y por esa sola razn debe aban-

    1237

  • 238 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    donarse, sino que tambin es inmoral, destructiva de losprincipios de un gobierno democrtico, y un peligro paralos mismos derechos civiles que e! doctor King trata depromover.

    Waldman se anot un punto: si e! sistema jurdico es bsi-camente decente, entonces desafiar la leyes aparentementealgo malo, porque tal desafo debilita e! respeto a los valoresque la ley protege. Para enfrentar esta objecin, quienesabogaban por la desobediencia civil necesitaban un argu-mento para mostrar por qu estaba justificado desafiar laley. Un argumento similar, al que King se refera con fre-cuencia, era que los males a los que se oponan eran tan gra-ves, tan variados y tan resistentes a todo remedio por me-dios menos drsticos, que la desobediencia civil se justificabacomo "ltimo recurso". El fin justifica los medios, incluso silos medios son lamentables. Eso, en opinin de muchosmoralistas, era una respuesta suficiente al argumento deWaldman. Pero hay una respuesta ms profunda, sugeridapor la teora de! contrato social.

    Por qu tenemos, para empezar, una obligacin de obe-decer la ley?Segn la teora de! contrato social, porque cadauno de nosotros participa en una complicada disposicinen que obtenemos ciertos beneficios a cambio de aceptarciertas cargas. Los beneficios son los beneficios de la convi-vencia social: escapamos de! estado de naturaleza y vivimosen una sociedad en la que estamos seguros y disfrutamos delos derechos bsicos segn las leyes. Para obtener esos bene-ficios, acordamos cumplir con nuestra parte para mantenerlas i~tituciones que las hacen posibles. Esto significa quedebemos obedecer la ley, pagar nuestros impuestos, etc.:stas son las cargas que aceptamos a cambio.

    p

    LA IDEA DE UN CO TRATO SOCIAL 239

    Pero, qu pasa si las cosas salen de tal modo que no se leconcedan a un grupo de la sociedad los derechos de que otrosdisfrutan? Qu pasa si, en vez de protegerlos, "policas llenosde odio los maldicen, los golpean, los tratan brutalmente eincluso los matan con impunidad"? Qu pasa si algunos ciu-dadanos son "asfixiados por una hermtica jaula de pobre-za" al negrseles toda oportunidad de recibir educacin ytrabajos decentes? Si la anulacin de estos derechos es lobastante generalizada y sistemtica, hemos de concluir queno se estn honrando los trminos de! contrato social. As,si continuamos exigiendo que el grupo en desventaja obe-dezca la ley y por lo dems respete las instituciones sociales,estamos exigiendo que acepte las cargas impuestas por elarreglo social a pesar de que le son negados sus beneficios.

    Esta lnea de razonamiento sugiere que, ms que ser un"ltimo recurso" indeseable para grupos socialmente priva-dos de derechos, la desobediencia civil es, de hecho, el me-dio de protesta ms natural y razonable. Puesto que cuandose les niega una parte justa de los beneficios de la conviven-cia social, los privados de derechos quedan, de hecho, dis-pensados del contrato que de otra manera les exigira apo-yar el arreglo que hace posibles esos beneficios. sta es larazn ms profunda que justifica la desobediencia civil, yesUnmrito de la teora del contrato social e! que la expongatan claramente.

    11.5. DIFICULTADES PARA LA TEORA

    La teora del contrato social es una de las cuatro opcionesms importantes en la filosofa moral actual (las otras son e!Utilitarismo, l kantismo y la teora de la virtud). No es dif-

  • 240 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    cil ver por qu; la teora explica buena parte de la vida moralen forma concisa y seria. Qu puede decirse en su contra?Las dos objeciones siguientes parecen ser las de mayor peso.

    1. La objecin ms comn ha sido que la teora del con-trato social est basada en una ficcin histrica. Se nos pideque imaginemos que las personas alguna vez vivieron aisla-das unas de otras; que encontraron intolerable esta situacin,y que con el tiempo se unieron, acordando obedecer reglassociales para beneficio mutuo. Pero nada de esto sucedinunca; es slo una fantasa. De este modo, cul es su'perri-nencia? Sin duda, si la gente se hubiera unido de esta mane-ra, podramos explicar las obligaciones de unos a otros talcomo lo sugiere la teora: estaran obligados a obedecer lasreglas porque haban celebrado un contrato para hacerla.Pero incluso as, habra dificultades. Tendramos que res-ponder a preguntas como las siguientes: fue unnime elacuerdo? Si no, qu decir de la gente que no lo suscribi;no est obligada a actuar moralmente? Y si el contrato se.efectu hace mucho tiempo, se supone que estamos obli-gados por acuerdos de nuestros antepasados? Si no, cmose renueva el "contrato" en cada nueva generacin? Supon-gamos que alguien dice: "Yo no estaba de acuerdo con nin-gn contrato de ese tipo, y no quiero tener nada que vercon l". Pero de hecho nunca hubo tal contrato, por lo quenada puede explicarse sensatamente apelando a l. Comodijo en broma uno de sus crticos, el contrato social "ni si-quiera vale el papel en que no est escrito".

    Como respuesta, podra decirse que hay un contrato so-cial implcito por el cual todos estamos obligados. Desdelue~o, ninguno de nosotros firm un contrato "real"; nohay ningn papel firmado. Sin embargo, de hecho existe unarreglo social muy similar al descrito en la teora del contra-

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 241

    to social: hay un conjunto de reglas que todos reconocencomo obligatorias, y todos nos beneficiamos del hecho deque se obedezcan esas reglas. Cada uno de nosotros aceptalos beneficios que confiere este arreglo; y ms que eso, espe-ramos que otras personas continen observando las reglas,y las alentamos a hacerla. sta es una descripcin del estadode cosas real, no es ficticio; y, contina diciendo el argu-mento, al aceptar los beneficios de este arreglo, contraemosla obligacin de hacer nuestra parte para apoyarlo; en otraspalabras, de corresponder. El contrato es "implcito" por-que nos volvemos una parte de l, no por medio de palabras,sino mediante nuestras acciones, en tanto que participamosen las instituciones sociales y aceptamos los beneficios de laconvivencia social.

    As, la historia del "contrato social" no necesita ser unadescripcin de sucesos histricos. Antes bien, es una herra-mienta analtica til, basada en la idea de que podemosentender nuestras obligaciones morales como si hubieransurgido de esta manera. Consideremos la situacin siguien-te. Supongamos que te encuentras con un grupo de perso-nas que estn jugando un juego muy elaborado. Parece di-venido, de modo que te les unes. Sin embargo, despus deUn rato empiezas a violar algunas de las reglas, porque te~arecems divertido. Los otros protestan; dicen que si vas aJugar, debes seguir las reglas. Les contestas que nunca pro-metiste seguir las reglas. Ellos pueden responder, con razn,que eso no viene al caso. Tal vez nadie prometi explcita-mente obedecer; sin embargo, al unirse al juego, cada per-SOnaimplcitamente est de acuerdo en sujetarse a las reglasqUe lo hacen posible. Es como si todos hubieran estado dea~uerdo. La moral es similar. El juego es la convivencia so-Cial; de l derivamos beneficios enormes, y no queremos re-

  • 242 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    nunciar a esos beneficios, mas para jugar el juego y obtenerlos beneficios, tenemos que seguir las reglas.

    No es claro hasta qu punto los grandes tericos delcontrato social, como Hobbes y Rousseau, aceptaran estamanera de defender su opinin. Peto eso no importa; la res-puesta parece salvar a la teora de algo que, de otra manera,sera una objecin devastadora.

    2. Ya hemos visto que las teoras morales deben ayudar-nos al tratar con asuntos morales prcticos. Las teoras im-portantes lo hacen, pero muy frecuentemente una teora queesclarece un asunto slo complica otro. Para cada teora, hayalgunos asuntos cuyos planteamientos parecen correctos;pero surgen problemas cuando, en otros asuntos, las irnpli-caciones de la teora parecen inaceptables. Cuando conside-ramos el problema de la desobediencia civil, la teora delcontrato social pareci correcta; pero en conexin con algu-nos otros asuntos, sus implicaciones son ms perturbadoras.

    La segunda objecin a la teora del contrato social, queme parece ms poderosa que la primera, tiene que ver consus implicaciones en nuestros deberes hacia seres que noson capaces de participar en el contrato. Los animales, porejemplo, carecen de las capacidades necesarias para entraren cualquier clase de acuerdo con nosotros, ya sea explcitoo implcito. Por lo tanto, parece imposible que estn ampa-rados por "reglas de beneficio mutuo" establecidas por talacuerdo. Empero, no es moralmente incorrecto torturar aun animal cuando no hay ninguna buena razn para hacerla?Y, no es esto incorrecto por el dolor causado al animal mis-mo? Pero la idea de deberes morales con respecto a seres queno toman parte en el contrato parece ir en contra de la idea msbtsica de la teora. De modo que la teora parece deficiente.

    Hobbes tuvo conciencia de que, en su opinin, los ani-

    LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL 243

    males quedaban excluidos de consideracin moral. Escribique "es imposible hacer pactos con las bestias". Al parecer,esto no le preocup. Los animales nunca han sido tratadosbien por los hombres, pero en la poca de Hobbes se les te-na en muy poca estima. Descartes y Malebranche, dos con-temporneos de Hobbes, haban popularizado la idea deque los animales ni siquiera eran capaces de sentir dolor.Segn Descartes, esto se deba a que, careciendo de almas, loscuerpos animales eran meras mquinas. Segn Malebran-che, tena que ser as por una razn teolgica: el sufrimientoes consecuencia del pecado de Adn, y los animales no des-cienden de Adn. Pero aparte de la razn, sus opiniones eranque los animales no pueden sufrir, de modo que los anima-les estn fuera del alcance de la consideracin moral. Estopermiti a los cientficos del siglo XVII experimentar en ani-males sin preocuparse por sus "inexistentes sentimientos".Nicholas Fontaine, un testigo presencial, describi en susmemorias, publicadas en 1738, una visita a un laboratorio:

    Les administraron golpes a los perros con perfecta indife-rencia, y se burlaron de quienes compadecan a las criatu-ras como si sintieran dolor. Dijeron que los animales eranrelojes; que los aullidos que emitan cuando los golpeabaneran slo el ruido de un pequeo resorte que haba sido to-cado, pero que todo el cuerpo careca de sentimientos.Clavaron en tablas a los pobres animales por las cuatro pa-tas para practicar la viviseccin y ver la circulacin de lasangre, lo cual fue un gran tema de conversacin.

    Si tenemos un deber de no causar sufrimiento innecesario alos animales, es difcil ver cmo puede acomodarse ese de-ber dentro de la teora del contrato social. Sin embargo,

  • 244 LA IDEA DE UN CONTRATO SOCIAL

    mucha gente, como Hobbes, podra no encontrar esto tanpreocupante, puesto que podran no ver la cuestin de losdeberes para con los meros animales como de particular ur-gencia. Pero hay una dificultad adicional, de un tipo seme-jante, que podra an darles qu pensar.

    Muchos seres humanos tienen discapacidades mentaleshasta tal punto que no pueden participar en la clase deacuerdos considerados en la teora de! contrato social. Des-de luego, son capaces de sufrir e incluso de vivir una vidasencilla, pero no son lo bastante inteligentes para compren-der las consecuencias de sus acciones. Tal vez ni siquierasepan cundo estn lastimando a otros. Por lo tanto, no po-demos hacerlos responsables de su conducta.

    Estos seres humanos plantean exactamente e! mismoproblema a la teora que los animales; puesto que no pue-den participar en los acuerdos que, segn la teora, dan lu-gar a las obligaciones morales, estn fuera de! mbito de laconsideracin moral. Pero aun as, creemos tener obligacio-nes morales hacia ellos. Asimismo, nuestras obligacioneshacia ellos con frecuencia se basan exactamente en las mis-mas razones que nuestras obligaciones hacia seres humanosnormales; la razn bsica por la que no debemos torturargente normal, por ejemplo, es que les causa un dolor horri-ble, y sta es exactamente la misma razn de por qu no de-bemos torturar a personas mentalmente afectadas. La teorade! contrato social puede explicar nuestro deber en un caso,pero no en e! otro.

    Este problema no tiene que ver con algn aspecto me-nor de la teora;.va directamente al corazn de la teora. Porlo tanto, a menos que se pueda encontrar algn modo derem~diar esta dificultad, e! veredicto debe ser que la ideabsica de la teora es deficiente.

    XII. EL FEMINISMO Y LA TICADEL CUIDADO

    Pero muy a menudo, es evidente, los valoresde lasmujeres difieren de los que ha implanta-do e! otro sexo; es natural que sea as. No obs-tante, son los valores masculinos los que pre-valecen.VIRGINIA WOOLF, Una habitacin propia (1929)

    12.1. PIENSAN DE MANERA DIFERENTE MUJERESY HOMBRES ACERCA DE LA TICA?

    La idea de que mujeres y hombres piensan de modos dife-rentes ha sido tradicionalmente empleada para justificar e!sometimiento de unas a otros. Aristteles dijo que las muje-res no son tan racionales como los hombres, y por eso lasmujeres estn naturalmente gobernadas por los hombres.Kant convino en ello, y aadi que por esta razn las muje-res "carecen de personalidad civil" y no deben tener voz enla vida pblica. Rousseau trat de ponerle buena cara alproblema, y dijo que hombres y mujeres simplemente po-seen virtudes distintas; pero, por supuesto, resultaba que lasvirtudes de los hombres los hacan apropiados para el lide-razgo y las virtudes de las mujeres para el hogar.

    Ante este trasfondo, no es sorprendente que e! movi-miento femenil que floreci en los aos sesenta y setentarechazara completamente la idea de las diferencias psicol-

    245