IX.-LA ECONOMIAVENEZOLANA

EL NACIONALISMO CONSTRUCTIVO

El día 29 de diciembre de 1958, casi al finalizar el año, se efectuóun acto de vivos relieves en los estudios de la Televisora Nacional,retransmitido en cadena por todas las televisoras y radiodifusoras delpaís. La directiva de la Asociación Pro-Venezuela creyó oportuna lavíspera del fin de año para mostrar ante los venezolanos la realidadeconómica nacional, definida en el crudo lenguaje de las cifras, sinexageraciones ni aspavientos, ya que ésas cifras por si solas soncapaces de sembrar la convicción de nuestra peligrosa y dolorosadependencia del mercado internacional, tanto para la obtención de laparte sustancial del ingreso nacional, como para el aprovisionamientoen medios de subsistencia y en materias primas, además de otros queson suntuarios por donde quiera que se les mire. El hecho de que en1957 gastamos en importaciones, excluidos los sectores petrolero yminero, más de 1.500 millones de dólares, alrededor de Bs. 5.000millones y de que en 1958, según cifras estimadas, el nivelde ese gastono se redujo significativamente, es suficiente para mover a la másgrave preocupación a los ciudadanos responsables y para constituirun motivo concreto del movimiento nacionalista, de defensa de laproducción venezolana, que adelanta justamente la Asociación Pro­Venezuela.

No pretendemos, naturalmente, que el país sufre daño económicopor la totalidad de 10 que importa. Entendemos que la importación esnecesaria en todo tiempo, en todo país, por varias razones: 1) porqueno existe región alguna del mundo que sea absolutamenteautosuficiente en cuanto se requiere para la vida económica; 2)porque en la dinámica del comercio exterior, para poder encontrar

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mercado estable a la exportación es menester comprar en algunamedida al extranjero que es nuestro cliente; 3) porque la importaciónnutre al mercado doméstico en una gran variedad de artículos de lasmás diversas procedencias, abriéndole así las puertas del mundo yaprovechando, mediante una conducta racional y equilibrada, losfrutos del desarrollo universal, con lo cual el nivel de vida de lapoblación nacional puede ser fomentado a un costo adecuado; 4), porúltimo, es posiblemencionarque una proporción prudente, controlable,de artículos extranjeros, en condiciones favorables, puede constituir,manejándolo inteligentemente, un instrumento eficaz de equilibriodel mercado interiorydela producción interna, evitando la imposiciónde monopolios extorsionadores del consumidor y estimulando unamoderada competencia, que ayuda al desenvolvimiento.

No es, por tanto, contra toda magnitud y forma de importaciónque insurge el movimiento Pro-Venezuela. Insurge contra laimportación injustificada, contra lo que tiende a destruir los esfuerzosde industrialización del país y los de recuperación agropecuaria,contra lo que representa un uso no económico de nuestras divisas yen verdad es un despilfarro de recursos y un insulto a la real pobrezade la nación venezolana. Combate contra la importación que nosmuestra como los disolutos "nuevos ricos", que se complacen enllenar la casa de baratijas, sin asegurar previamente la estabilidad dela fortuna y sin atención al carácter u orden de urgencia de lasnecesidades. Si se efectuara un reajuste de la importación en elsentido de un orden jerárquico de necesidades, por su contribuciónefectiva, al desarrollo y al bienestar de la nación, seguramente lacomposición de aquélla se modificará sensiblemente, a la par que sucosto real, en términos de intercambio, encontraría un niveleconómicamente determinado, más beneficioso.

Es claro que el proceso de industrialización y de fomentoagropecuario implicauna cierta importación de equipo, instrumentosproductivos, materias primas y auxiliares, en general medios yobjetos de trabajo creador de riqueza nacional. Estas compras alexterior crecerán en la proporción en que aquel proceso se extiendae intensifique, pero su estructura debe cambiar continuamente, enrazón de los progresos que el país alcance en materia de producción

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de sus propias materias primas y equipos. Lo que escapa a este marcode deseabilidad económica, de equilibrio de conveniencias, es esademanda indiscriminada de mercancías supérfluas y de las quedesplazan a las nacionales por una u otra causa, no siempre normal.Un control selectivo de esta importación, no en la forma principal decupos, contingentes o prohibiciones, sino en el general y cualitativode aranceles aduaneros bien estructurados y calculados, nos colocaríaa corto plazo en una posición más favorable en el comerciointernacional, lo que se expresaría en un mejoramiento efectivo de lostérminos de intercambio con el exterior, es decir valorizaríamos másadecuadamente nuestras exportaciones en relación con el valormedio de nuestras importaciones, haríamos un uso más provechosode nuestro poder de compra exterior. Esto es lo que debe proponerseel nuevo Arancel de Aduanas, en proceso de reforma en cuanto a lastarifas, según anunció el ciudadano Ministro de Hacienda.

En correspondencia con lo anterior se impone como inaplazableuna revisión de la política comercial exterior de Venezuela,principalmente en cuanto a las relaciones con los Estados Unidos queconstituyen deje de dicha política, por lo cual urge una modificacióndel Convenio Comercial con ese país, celebrado en 1952, cuyasituación es anacrónica con respecto a las nuevas condiciones ynecesidades de la economía nacional.

En el mismo orden de ideas, complace registrar que el Gobiernode la República se propone emitir un decreto-ley por el cual se ordenelas compras oficiales de artículos, con preferencia a los nacionalescuando los precios efectivos de estos guarden una determinadaproporción con respecto a los extranjeros. Se incorpora de estamanera el sector público, más directamente, al mercado doméstico,lo que es un hecho notable, ya que dicho sector tiene un pesoconsiderable en vista del volumen de sus compras. Si se establecierealgo semejante en cuanto a los sectores petrolero y minero, medianteuna providencia de obligatoriedad de compras en el país en ciertascondiciones de precios y calidades, se habría dado un paso más haciala expansión práctica del mercado para la producción criolla.

"El Nacional"> Caracas, 4 de enero de 1959; p.36

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PRINCIPIOS ECONÓMICOSCONSTITUCIONALES

Los formalistas parece que plantearon algunas dudas en torno alpoder constituyente del Soberano Congreso Nacional reunidoactualmente. Después de casi un decenio de sojuzgamiento, talesdudas carecen por completo de fundamento. El primer Congresointegrado conforme a la voluntad nacional, después del imperio delterror, debe tener indiscutiblementefacultades soberanas, que rebasanel marco del formalismo. Si este Congreso va a dotar a la Repúblicade instrumentos legales eficaces para el desenvolvimiento de lademocracia en todos sus aspectos, tiene que comenzar por lofundamental, que es la Constitución. Si no fuere así, su actuaciónpecaría por defectuosa e incompleta y la Nación, justamente, loreclamaría.

Entendemos, pues, que laprimera atribución delCongreso reunidoen la actualidad es decretar la Constitución Nacional, conforme a lasnuevas exigencias de la vida venezolana, en lo político, económico ysocial. Este cuerpo principal de leyes servirá de fuente y basesustantiva de todo el ordenamiento jurídico de la República, granparte del cual debe ser reformado o creado por el Congreso presente.Es lógico inferir que muchas de esas nuevas leyes requerirán unfundamento constitucional preciso. El sentido común señala -a faltade conocimientos elementales de derecho- que la reestructuración deun edificio debe comenzar por las bases.

La Constitución incorpora príncipios o leyes que representan laestructura general de la economía nacional, que hacen de ésta unsistema, correspondiente a una etapa del desenvolvimiento histórico,tanto universal como del país. El derecho de propiedad, la libertad de

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industria, la libertad de asociación, el derecho al trabajo remunerado,son algunos de los principios que definen la estructura de unaeconomía liberal. La igualdad entre nacionales y extranjeros encuanto a los derechos y deberes económicos, salvo limitacionesjustificadas, es otro principio estructural. Así mismo, en Venezuela,forma parte del sistema la condición de que la Nación es propietariade la riqueza del subsuelo. Por consiguiente, este principio debeincorporarse en la Constitución.

La democracia política -se ha dicho tantas veces- no tienefortaleza ni verdadero significado social sin lademocracia económica.Esta última no consiste en la igualdad económicaabsoluta, sino en lavigencia de los derechos económicos para todos los ciudadanos, demodo que no haya lugar a la discriminación o al sojuzgarniento. Estademocracia económica no se logra mediante la simple consagraciónconstitucional. Hay que dotarla de dientes para que engrane en lamaquinaria social. Una tarea necesaria en este sentido es lapromulgación de leyes objetivas, de alcances prácticos, nutridas porla experiencia. Y el complemento lógico es la acción gubernamental,por una parte, y la permanente vigilancia pública, por la otra, de modoque la administración, sin dejar de ser flexible, no pueda desviarse delcamino trazado precisamente porelordenamientojuridico sustantivode la República.

En el quinquenio que ahora coinienza para la vida nacional debenser satisfechas- o parcialmente satisfechas- múltiples necesidades. Laprosecución de este objetivo de la política económica en un país comoel nuestro, de singular posición en cuanto a la importancia del sectorpúblico en la creación y distribución del ingreso nacional, requiereque los principios constitucionales y las leyes derivadas contemplenefectivamente esta realidad y en consecuencia, lejos de entrabar lagestión-administrativa, permitan la aplicación de los recursos de todoorden a la solución de los problemas que afectan la dinámicavenezolana, sin concesiones inútiles al formalismo, al liberalismoclásico, a falsas conveniencias tradicionales, ya que somos un puebloque se está haciendo su lugar en el mundo y el pasado sólo nos sirvede dolorosa experiencia.

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Por vía de ejemplo mencionaremos que está en estudio ypreparación una política agraria y agrícola de grandes alcances, pararedimir a la masa campesina depauperada y sin tierras, al mismotiempo que para impulsar el desarrollo integral del país, lastrado porel formidable peso de una economía rural primitiva y oprimida poruna estructura retrógrada. La realización de este proceso detransformación requiere imperativamente un cambio importante en laíndole jurídica del derecho de propiedad, que permita al Estado, sinquebrantamiento de los fueros legítimamente establecidos, tomar lasprovidencias indispensables para una rupturade aquel marco opresivo,que es el sistema actual de propiedad y tenencia de la tierra, y abrirpaso a las fuerzas productivas en el campo.

Por otra parte, la Nación reclama nuevas bases para el fomento deuna política petrolera y minera, que persiga en forma progresiva lanacionalización en plazo conveniente de la actividad extractiva y creélas condiciones favorables para una industrialización intensiva, quecontribuya a mantener dentro de los canales nacionales de circulacióneconómica el caudal activo de los capitales y recursos productivos,que son imprescindibles para cimentar la independencia material dela Patria. No es posible continuar pensando pasivamente que el sectorpetrolero y minero de la economía habrá de permanecer por siempreen manos extranjeras, porque ello equivaldría a renunciar a nuestroderecho de pueblo de disponer de sus fuentes de riqueza, soberaníay bienestar.

En el mismo orden de ideas cabe señalar la necesidad inmediatade elevar a categoría de norma constitucional el principio funcionalde la planeacióno programación y coordinación de las actividades dela Administración Pública en todos sus niveles, así como laadecuacióndel sector privado a dicha coordinación, para equilibrio general delsistema económico yfortalecimiento del ritmo de desarrollo nacional.

Por último es útil mencionar la conveniencia de que los grandesprogramas de industrialización básica -la petroquímica, la siderúrgica,la electrificación- estén siempre al cuidado y bajo el control completodel Estado, por lo que sería indicado incorporar este aspecto en laConstitución.

"El Nacional".- Caracas, 27 de enero de 1959; p. 40

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LOS PRECIOS DE LOS MEDICAMENTOS

El alza de los precios de los medicamentos mantiene preocupadaa la nación desde hace varios años. Al parecer no ha sido posible fijarresponsabilidades. Ningún sector del negocio de medicamentos esculpable de lacarestía, según sus propias declaraciones. Los fabricanteshan dicho que no son ellos los factores del problema. Tampoco lo sonlos importadores, según su versión del asunto. Los dueños defarmacias han expresado que sus ganancias son bastante módicas.¿Dónde se encontrarán los villanos del cuento? Siempre ocurre estoen el caso de las alzas de precios: nadie es responsable. Ha pasadoalgo semejante con la carne: los intermediarios acusaban a losganaderos y éstos a aquellos. No apareció un culpable, pero el públicocontinúa pagando precios cada vez mayores.

Las dependencias oficiales hicieron estudios y continúanhaciéndolos sobre los precios de estos artículos de primera necesidad.Al parecer no han llegado los investigadores, a conclusiones precisassobre las causas de la carestía y las medidas convenientes para sueliminación o limitación. El asunto ha cobrado tal gravedad que llegóhasta el seno del Congreso Nacional. Se ha hablado de la existenciade un cartel de farmacias como factor del alza. En nuestro país no hayleyes específicas contra los monopoliosy si las hubiera no funcionarían,como no funcionan en los Estados Unidos. En el mercado demedicamentos no existe la libre concurrencia, ni nada parecido. Es unmundo de marcas, de diferenciación de los productos en lo aparente,de combinaciones y restricciones. Los farmaceutas nada tienen quever en este mundo mercantilizado, donde las fórmulas clásicas hansido patentadas, encubiertas bajo nombres sonoros, convertidas en

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productos de monopolio y por tanto en elementos de explotación delconsumidor. Lo que en una sociedad organizada hubiera significadoun factor de abaratamiento, -es decir, el hecho de que las fórmulaspueden ser preparadas en serie, normalizadas, dispuestas de una vezpara el consumo, yde que los facultativos no tienen más que recetar

un medicamento ya elaborado e indicar su modo de empleo- es ennuestra sociedad desorganizada un factor de carestía. Ciertas fórmulasson monopolizadas y su explotación comercial es efectuada por unaempresa o grupo de empresas con exclusión de las otras. La relativarigidez de la demanda de estos artículos permite combinacionesrestrictivas de esta clase.

Es muy difícil,por no decir imposible, controlar efectivamente losprecios de los artículos básicoscon medidaspuramente reglamentarias.El mercado no se maneja con decretos. Se puede decretarolímpicamente la rebaja de los alquileres o de las caraotas o de lacarne y los precios de estas mercancías seguirán su curso. Por eso nosparecen aventuradas las declaraciones enfáticas de los gobernantescuando, poseídos de la euforia de hacer algo, afirman que rebajaránel costo de la vida. Los resortes de este costo no están en las manosde los gobernantes. Así se puede decir ahora, desde las esferasoficiales, que se rebajará o "congelará" el nivel de precios de losmedicamentos. Y se emitirá en consecuencia un decreto por el cualse sujeta a un régimen especial el mercado a estos artículos. ¡No sepermitirán monopolio o carteles! Desde luego, en cuanto a lamoralidad del asunto, todo eso está muy bien; pero la realidad siguesu marcha; las farmacias continuarán siendo un excelente negocio, 23por ciento de ganancia bruta, según declararon hace poco- loslaboratorios continuarán siendo mejor negocio -30 ó 40 por ciento deganancia bruta?-la importación de productos de farmacopea seguiráen buenos niveles, con otro 30 ó 40 por ciento de ganancia bruta; todaesta carga de ganancias brutas seguirá siendo soportada por elconsumidor, nuestro pobre consumidor víctima de la magia de lasmarcas hechas famosas por la publicidad, enfermo de marcas yatropellado por la inversión de valores, de manera que para él lacalidad del medicamento está en razón directa de su precio y estoconstituye la mejor base del negocio de la farmacopea.

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Desde luego, hay soluciones. Naturalmente las soluciones tienenque ser radicales, sin contemplación con los intereses creados, sinmiedo a la reacción de los intereses creados. Parece, sin embargo, queeste género de soluciones no está de moda en Venezuela. La menosradical de esas soluciones, y parcial además, es la ya asomada de lacreación de una industria oficial de medicamentos, no sólo parasuministrar a los Seguros Sociales, sino también para concurrir almercado. Si esta industria fuere suficientemente grande como parainfluir en la oferta total, podría imponer una conducta adecuadafrente al consumidor, en defensa de los intereses sociales. Tambiénpodría el Estado tomar para sí la importación de medicamentos, node los patentados, sino de los ingredientes y de aquellos que no estánsujetos a marcas, que son indiferenciados, con elobjeto de distribuirlosa los fabricantes y expendedores bajo condiciones determinadas.También se podría nacionalizar el negocio de los medicamentos entotalidad, -importación, fabricación,distribución- pero, como dijimos,esta clase de medidas escapan a la tónica actual del gobierno, ya quepodría ser tomada como una medida "revolucionaria".

Tales serían las medidas que caen dentro del marco de la políticaeconómica. Otras, como la penalización judicial de los traficantes conla salud del pueblo o la clausura de los establecimientos a los que secompruebe violación de las disposiciones oficiales sobre precios,escapan a dicha política. Estas están comprendidas dentro de laatribución oficialde la seguridad pública,ya que lacarestía injustificadade los medicamentos es algo que atañe a esta seguridad, que afectaa la seguridad social.

De algo está convencida la generalidad: de la excelencia delnegocio de los medicamentos. Si no fuera así, no proliferarían lasfábricas de estos artículos, ni las farmacias. En el mercado circulanmiles de productos bajo marca, de todas las calidades. Sobre estadiversidad -paradójicamente monopólica- se levanta la estructura dela ganancia de laboratorios, importadores y dueños de expendios. Alo mejor asomará una vez más la recomendación de que, para evitarla carestía hay que suprimir farmacias. Es decir, la consolidación delcartel. Así se dijo una vez con respecto a la carne: la causa de los altosprecios de esta es la existencia de numerosos expendios; luego, hay

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que suprimir un número de estos y dejarla ciudaden manosde unacadenade carnicerías. Ahorase dirá: hay que dejar al país en manosde una cadena de laboratorios y farmacias.

"El Nacional"» Caracas, 29 de marzo de 1959; p. 32

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ESTABILIZACIÓN DE LA MISERIA

Las masas populares argentinas acaban de manifestar a través delsufragio su rechazo a la política económica del gobierno de Frondizi.Dos orientaciones definen esa política: la denominada austeridad,presentada con fines de estabilización monetaria, o sea de combate ala inflación; y las facilidades y estímulos a los capitales extranjeros,para que consoliden sus posiciones en los sectores más importantesde la economía argentina. La austeridad o estabilización parece seruna condición previa a la afluencia de los capitales foráneos, no sóloporque asegura la repatriación de éstos a tipos de cambio relativamenteestables, sino también porque permite una tasa mayor de beneficiossin riesgos extraordinarios. Específicamente la ayuda monetaria ytécnica del Fondo Monetario Internacional se otorgabajo la condiciónsine qua non de practicar un programa de austera estabilidad y de puertaabierta al capital exterior. Buen número de países latinoamericanos -yde otras latitudes- ha sido sujeto a este sistema, sin que sus economíasnacionales hayan experimentado mejoría sensible.

En Venezuela se ha hablado mucho de austeridad y estabilizaciónen estos tiempos dificiles. El Gobierno predica la austeridad, laabstención del gasto superfluo, el ahorro bajo su severo mantoclásico; pero practica el dispendio, el déficit fiscal, la hipertrofia de laburocracia administrativa y política, la multiplicación de los viajes alexterior, los banquetes y los jugosos sueldos. El sector privado señalala paradoja de la inflación en la administración pública y la deflacióno receso en las actividades particulares, como si se tratara de mundoseconómicos divorciados, independientes. El sector privado también,

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en cierto modo, preconiza la austeridad: señala la congelación desueldos y salarios como una necesidad, mientras que guarda silenciocon respecto a los precios, las tasas de interés y las ganancias. En elfondo parece existir coincidencia entre la tesis gubernamental de laausteridad y la privada; ambos sectores pretenden una estabilizaciónde la participación del trabajo en el ingreso nacional, lo que puedesignificar algunas de estas cosas: un estancamiento del salario real, sise tiene éxito en detener el ritmo ascendente de los precios; unaumento de la desocupación forzosa, por insuficiencia de la demandaefectiva, ya que la capacidad de compra real de la mayoría quedasujeta a una camisa de fuerza; un incremento de la salida de capital alextranjero, por escasez de oportunidades para laproducción lucrativaen el país. En suma, ese estancamiento de las remuneraciones deltrabajo conduciría aun debilitamientode latasa de desarrollo económicoindependiente y, correlativamente, a una mayor dependencia conrespecto al exterior.

Queremos advertir, antes de que nuestra idea sea mal entendida,que no somos partidarios de una expansión monetaria desenfrenadae indiscriminada. Con la inflación el crecimiento económico sufredistorsiones yviolencias de dificilcuración. Asimismo, con la inflaciónel bienestar social se hace crítico y dispar, con ventaja para grupospoderosos y aumento de la miseria real del pueblo. La inflación noremedia la escasez efectiva de recursos productivos, en tanto quepuede desorientar la utilización de los mismos y con ello agravar másel problema del desarrollo. Lejos de nosotros, pues, la idea de abrirlas compuertas a las presiones inflacionarias, mediante una expansiónde la oferta de dinero, sincriterios selectivos, nicontroles simultáneos.

Consideramos que es posible -y necesario- combinar una tasasatisfactoria de crecimiento económico con una estabilidad dinámica,que nada tiene que ver con la proyectada por el Fondo MonetarioInternacional para los países subdesarrollados que sufren dificultadesde balanza de pagos. El aumento de las remuneraciones reales detodos los factores de producción, en proporción con sus aportacionesa la creación del producto social, es indispensable para que lademanda efectiva global se incremente al unísono con la capacidadproductiva. La productividad de un factor no es independiente, sino

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mutuamente relacionada con la de otros factores. No se puede exigirmayorrendimiento a lafuerza detrabajo, p.ej., sinquelaempresamejoresu organización, disponga de equipo técnico adecuado y elimine en loposible losembotellamientos reales o financieros quehacen discontinuoel ritmo de laproducción. La ampliación constante delmercado internopara la producción nacional es condición elemental para una tasa dedesarrollo satisfactoria.

Nuestroproblema actual-como lohan hecho verincluso vocerosdela opinión conservadora- es de bajacapacidad de compra de lasmasas.Agreguemos queelproblema también esde falta deun sistema racionalde financiamiento de lasactividades productivas, tanto a corto como amediano y largo plazo. Los programas simplistas de estabilizaciónmonetaria, que incluyen la congelación imponderada de lasremuneraciones, conducen a una miseria más aguda de las clases demenores ingresos y por tanto a una reducción efectiva del mercadointerno, queseconstituye enelmayor obstáculo paralaindustrialización.Nuestrosempresarios tienen queproducir paraelmercado, paraatendera una demanda concreta. Prácticamente la totalidad de la inversiónprivada esinducida porloscambios enelnivel delademanda, ennuestropaís. Siestenivel es rígido, nohabrá incentivos paraunaexpansión de lainversión yelnivel tiende a descender. Lapuraestabilización monetaria,bajola obsesión deldéficit de labalanza de pagos, lejos de corregir estedesequilibrio tiende a hacerlo crónico.

Preconizamos lareforma delsistemafinanciero ycrediticio, comounmedio parafacilitar lasinversiones privadas reproductivas, orientándolasalmismo tiempo hacia aquellos campos enquecoinciden elinterés socialy el particular. El sencillo freno al crédito bancario es un mal remedio,puestieneporefecto unretroceso delademanda global yunareducciónde los estímulos privados para la industrialización. Se puedesimultáneamentefacilitar regularmenteelfinanciamiento delasempresasqueconvengafomentarymejorarlaposicióndelospagosinternacionalesendivisas. Sostenemoslatesisdequeestospropósitosnosonexcluyentes,sinoque tienen una interrelación profunda apenas mencionada.

"El Nacional"» Caracas, 3 de abril de 1960; p. 38

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EL PAÍS DE LAS PARADOJAS

No obstante la afirmación oficial de que ha concluido la etapa dereajuste económico y ha comenzado una de recuperación, persistenlos signos ostensibles de un agudo malestar, algo más que transitorioy circunstancial, con ciertos relieves que inducen a pensar que se tratade un fenómeno estructural, cuyas fases iniciales estamos viviendoahora. Por ello es indispensable en todo caso formular un diagnósticopreciso de la situación, ya que del acierto que se tenga en definir el malque aqueja a la economía venezolana, depende sustancialmente eltratamiento adecuado y la posible mejoría. Al efecto se observa quecasi todos los enfoques que se han hecho sobre el problema, incidenprincipalmente en el campo monetario y fiscal, o en el de la psicologíade los negocios, sin ahondar en razones más profundas, de laestructura real de la economía, donde, creemos nosotros, radica eldesequilibrio crítico que se manifiesta en la dinámica monetaria,fiscal, crediticia, de balanza de pagos, etc.

Parece que ningún sector de la nación está conforme con el sucesoeconómico. Existe indudablemente un descontento general ogeneralizado. Hay presión por mayores salarios monetarios, enmomentos en que el desempleo alcanza cifras inquietantes. El poderadquisitivo por término medio está sufriendo descenso, mientras queel nivel de precios se mantiene firme y con tendencia ligera al alza. Lastasas de ganancias en distintas actividades económicas se han reducidoy continúan reduciéndose, mientras que el nivel de los tipos de interéspermanece elevado y la demanda de crédito no es satisfecha. Eldesarrollo industrial parece promisorio y debería registrarse unaaceleración de la inversión en este campo; pero las estadísticas

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muestran un hecho contrario. Por otra parte, las dificultades definanciamiento a distintos plazos que confronta laindustria, constituyenun freno a aquél desarrollo, que, de no ser removido oportunamente,podría conducir a un estancamiento e incluso a un retroceso de laactividad. En el interior de la industria se están operando naturalmente,cambios rápidos, que dan lugar a desplazamientos de recursos entreramos diversos, favorecidos unos -los protegidos, notablemente- ydesalentados otros, como los que alimentan la construcción. La salidade divisas en exceso de las necesidades normales continúa, apesar delreajuste interno y en perjuicio del potencial monetario y crediticio delpaís. El nivel de ingresos del Tesoro público tiende a estacionarse,mientras que el ritmo de las necesidades' sociales por satisfacerprosigue aumentando. Las autoridades, en aras de un equilibrio cuyarealidad no se encuentra por ningún lado, intentan contener lacorriente de las aspiraciones nacionales, de mayor o menor urgencia,para ajustarla a las disponibilidades limitadas. La prédica -que no lapráctica- de la austeridad y del esfuerzo colectivo tiende a dar tintesortodoxos, de las mejores épocas del liberalismo clásico a este cuadrocontradictorio, que es apenas la superficie dramática de un conflictode fuerzas económico-sociales en proceso de crisis. Y no huelgarepetir que el concepto de crisis es positivo, pues envuelve la idea decrecimiento, de superación, de transformación progresiva.

Ante estos signos también cabe la actitud de la perplejidad.Muchos se preguntan -y no sin razón, en principio- por qué un paíscon recursos relativamente considerables, como Venezuela, depoblación pequeña, de posibilidades brillantes, está sufriendo unmalestar agudo y, lo que es más grave aún, tenga actualmenteoscurecida o confusa su perspectiva, dando lugar al desconcierto y laabstención. En los informes oficiales u oficiosos, en las estadísticas,en los discursos de ocasión, se repite insistentemente el hecho de quenuestras reservas internacionales (oro y divisas) figuran entre las máselevadas del mundo ya la cabeza de América Latina; de que el ingresocorriente de divisas, del orden de los 2.000 millones de dólaresanuales, es excepcional entre los países de nivel económico parecidoal nuestro y de que basta para satisfacer holgadamente las necesidadesexternas de la economía y aún para acumular reservas; de que elingreso fiscal, sin recargar la presión tributaria interna, es por

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habitante comparable al de los Estados de mayor desarrollo; de queexisten ingentes recursos naturales sin explotar y de que el créditonacional essólido enlosmediosfinancieros delmundo. ¿Quéfalla enestaconstelacióndemagnitudes, enestemagnífico alineamiento derecursos?Fallalaorganización paramovilizarlos positivamente enprosecución deobjetivos determinados y satisfactorios. Falla la administración, no tansolo por deficiencia, sino también, eminentemente, por debilidad, porsujeción acompromisos establecidos sobre lafalsa razóndeunequilibriopolítico abstracto, porapetitos depoder, porescasa feenlasreservas delpueblo, por temor a golpear intereses que deben ser golpeados parasalvar losdelanación; poranteponer circunstanciasparciales, dedudosoapremio, a una realización sistemática de obras, medidas, principios,normas, políticas orgánicas, con independencia, con fe, con voluntad,con integral consistencia.

Mientras se deja sentir la ausencia -no en los papeles, ni en lasintenciones, sino en los hechos- de programas de envergaduranacional, capacesde promoverunamística colectivade ejecución, seacometenlosproblemas casuísticamente, conpaliativos aislados, conremiendosdispersos, fragmentándose y minimizándose los recursos,confundiéndose los objetivos, discutiéndose una y otra vez lasmismas cosas. Fuerza es decirque las declaraciones de oportunidadno ejercenya ningunamella en esta problemática, que pudiera llegara ser, sino se laafrontacondecisión fundamental, la problemáticadela desesperación. Las declaraciones tienen el valor que le den loshechos, no los del pasado, sino los del presente y los del futuro queadvienetodos losdías contercainsistencia. Yloshombresque emitenlas declaraciones ya no debendescansartan confiadosen el valor desu pasado que rrfuchas veces es letra muertade historiaestática, sinoen el que va dando la actitud continua, la actividad continua, laconsecuenciaentre el pensamiento y la acción, entre la intencióny laobra, entre labuenavoluntady la empresaen marcha. Porque este esel signode los tiempos,enuna época en que un nuevo mundoestá enplena formación y en que cada año de la vida bien puede tener elalcance de una centuria.

"El Nacional"> Caracas, 23 de junio de 1960; p. 36

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FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE

LA UNIDAD

Las declaraciones del Presidente Betancourt, horas después delatentado criminal de que fue objeto, señalan la posibilidad de unnuevo clima de unidad nacional Más que posibilidad existe lanecesidad de un entendimiento fecundo entre las distintas fuerzassociales, para asegurar definitivamente la estabilidad democrática yfijar un rumbo cierto al crecimiento económico. Por ello los esfuerzosque se hagan para el acercamiento entre los sectores activos de la vidapública no deben limitarse a los factores puramente políticos, sino quedeben incidir esencialmente en la problemática económica sin cuyoadecuado tratamiento las combinaciones políticas serán siempreformales y abstractas.

La conspiración ha pretendido hacer una bandera de las seriasdificultades económicas que está sufriendo el país. El desempleo enlos últimos tiempos, ha adquirido las características de un explosivosocial, cuyo estallido contingente llegaría a conmover toda la estructurade la Nación. El costo de la vida, crónicamente elevado, no ha sidodetenido en su ascenso, por lo que la economía popular está siendoafectada en una proporción progresiva. No se realizan inversionessuficientes, ni en el sector público ni en el privado, para mantener unatasa normal de desarrollo. Las relaciones obrero-patronales están encrisis. Importantes actividades productivas adolecen de estancamientoo retroceso. Empresas significativas del Estado y del Municipio estánquebrantadas. El índice de liquidaciones y quiebras de empresasprivadas es extraordinariamente alto. No cabe duda de que nuestra

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economía atraviesa una etapa de depresión y de que las mayoríasnacionales están sufriendo las consecuencias de este fenómeno. Nocabe duda de que, ante una ausencia de orientaciónjusta por parte delGobierno y de los dirigentes de la cosa pública, ese malestar alimentael descontento y de que éste es el mejor aliado de los intentosregresionistas de los que tratan de pescar en el río revuelto de lainsatisfacción popular.

Si tal es la situación, un clima de unidad nacional para que seaefectivo y creador, debe fundamentarse en un programa económicoy social, que recoja en lo sustancial las aspiraciones de la colectividad,en cuanto sean compatibles con los recursos de que se dispone. Noes posible construir un sistema político de convivencia sobre elsacrificio unilateral de las clases sociales de menores ingresos. No esposible construirlo sinque todos los intereses enjuego estén realmentedispuestos a la auto limitación en sus exigencias económicas. Y no esposible construir sin que ese sacrificio social que se demanda, tengaun sentido claro para todos, una perspectiva de liberación ytransformación de las condiciones económicas, un contenido sincerode revolución democrática.

Hemos sostenido en muchas de estas crónicas, que se necesita unimpacto de actividad económica capaz de difundirse a corto plazo entodo el ámbito de la producción y del mercado. Las providenciascasuísticas y aisladas no son eficaces para provocar un cambio.Existen recursos desocupados en diferentes sectores de la economía:máquinas, equipos, materiales, organización empresarial, técnica,mano de obra de diferente calificación,potencial financieroy monetarioetc. Con un sistema dinámico de financiamiento a distintos plazos,utilizandoinclusocapitalextranjero,yun programainmediato, concreto,de obras reproductivas por realizar o en proceso de ejecución, aquellosrecursos paralizados serían rápidamente movilizados y su actividaddaría lugar a una mayor demanda, alimentándose así en el seno delproceso causando una firme recuperación.

Es obvio que para facilitar ese necesario impacto, hay quereformar el sistema bancario y crediticio y modificar las medidasneortodoxas que han sido tomadas en los últimos meses, con evidenteoposición general. Esa reforma no se haría para abrir las puertas a la

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inflación, ni a la anarquía monetaria, sino para proveer de instrumentala la industrialización, la construcción, la agricultura y la cría, losservicios auxiliares de la producción y elmercado, como el transporte,el almacenamiento, etc. La inflación se desarrolla bajo la condición derigidez de la oferta de bienes y servicios, bien sea porque los recursosproductivos están ocupados casi totalmente, bien por causa dedesajuste y fricciones estructurales dificiles de superar a medianoplazo. En circunstancias en que existen medios de producciónociosos, desempleo y necesidades básicas de consumo insatisfechas,como actualmente en nuestro país, las presiones inflacionarias puedenser controladas sin recurrir a prácticas depresivas. Estamosrefiriéndonos, desde luego, a la posibilidad y la necesidad de unsistema de financiamiento de activídades directamente reproductivas,bajo estricto control selectivo y cuantitativo, sin marginar en ningúncaso los efectos adversos sobre la balanza de pagos.

Debe señalarse que nuestra capacidad internacional de pago,representada en el volumen de las reservas de oro y divisas y en elingreso corriente de éstas, ha sido utilizada hasta ahora sinaprovechamiento integral para el crecimiento económico, ni aún parala estabilidad monetaria. Esos recursos han venido deteriorándosefrente a una actitud pasiva de la dirección monetaria del país y pareceesperar que eldeterioro se detendrá en algún momento por consunciónde los factores que lo causan. El potencial monetario interno, porconsiguiente, también ha sufrido el deterioro y las fuerzas productivasse han entrabado parcialmente por escasez de facilidades monetarias.Es posible que se alcance un nivel inferior de estancamiento, quealgunos teóricos ilusos llamarian equilibrio, pero del cual será muydificil levantarse. Con un entendimiento general, sobre la base desacrificios ponderados de intereses, de autolimitación, y bajo controldinámico según una política económica vigorosa, precisa y consistente,de metas definidas, los fundamentos de la unidad serían sólidos ynadie podría ya pescar en río revuelto de descontento o en aguasestancadas por inanición.

"El Nacional"> Caracas, l° de julio de 1960; p../.1

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LA TAREA COMÚN

Es indiscutible que la tarea de superar las dificultades económicasactuales y ensanchar definitivamente el camino para el crecimientonacional, debe ser realizada por el conjunto de los venezolanos, esdecir por elpueblo venezolano. La dirección de esta tarea correspondeen primer lugar al Gobierno y luego a los órganos capaces del sectorprivado. El Congreso Nacional influye en la naturaleza y sentido quela empresa de levantar y estructurar la economía debe tener,perfeccionando los instrumentos de acción que el Ejecutivo elaboray actuando como supremo contralor de la administración pública. Laopinión social, libremente manifestada a través de canales y voceroslegítimos, contribuye decisivamente a la orientación de la políticaeconómica, al mismo tiempo que el pueblo organizado en partidospolíticos, sindicatos,asociacionesprofesionales,culturalesygenerales,mediante su respaldo efectivo, su colaboración y su permanentevigilancia, asegura la justeza, la continuidad y el éxito de la tareaemprendida para el bienestar y la independencia económica.

El problema de la insuficiencia de recursos productivos, de lamala distribución de los que existen, de la paralización de algunos ydel despilfarro de otros, lo que en suma representa el problema de laactividad económica del país, afecta a todos en una u otra forma,porque la economía que se desarrolla es una de crecienteinterdependenciaycada sector tiene que ajustar sus actos económicosen acuerdo con los de otros sectores. Por consiguiente, el bienestaro el malestar tiende a generalizarse, multiplicado, el desempleo o elempleo se va haciendo mayor si sus causas persisten, el poderadquisitivo aumenta o disminuye, aunque con retardos, en amplios

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grupos sociales, el optimismo o el pesimismo contagia a la mayoría,los éxitos o fracasos de unos cuantos se hacen causas de éxitos ofracasos de otros y así sucesivamente. De la misma manera, loserrores de ciertas empresas desequilibran los cálculos y resultados deotras, haciéndose acumulativos. Este es el mecanismo de las relacioneseconómicas

Hay una clase de actos que tienen más honda repercusión en elámbito social y cuyos efectos se dejan sentir con mayor fuerza, pormayor tiempo y con mayor profundidad en la estructura de losnegocios: son los actos del Gobierno. Los aciertos o los errores deéste tienen capital importancia para el curso de la economía, en unaescala considerablemente más vasta que la de cualquier sectorprivado e incluso que la del conjunto de los sectores privados. Estees el significado de la función de dirección que el Estado tiene en todomomento, en todas las circunstancias. Y por ello, la responsabilidadprincipal de la tarea común del crecimiento económico correspondea los órganos del Estado. En este sentido, nunca se puede decir, comose le ha atribuido al Dr. Pérez Alfonzo, Ministro de Minas eHidrocarburos, que el Gobierno lo ha hecho todo. En ningunacircunstancia la función de dirigir, que tiene el Gobierno, estáplenamente cumplida. Esto equivale a reconocer la impotencia deldirigente para conducir los destinos públicos.

Lo que el Gobierno puede y debe exigir es la entera colaboracióndel pueblo, como un todo, en la tarea de superar las dificultadeseconómicas y dar un nuevo, decisivo impulso al desarrollo. El puebloen concreto, como se dice ahora, está representado por todos losorganismos que actúan legítimamente en la vida social. Cuando se leconsulta, debe consultarse a todos, sin discriminación, sin énfasis enciertos sectores aparente o realmente poderosos, sin disminución delderecho a opinar que es lo fundamental en una democracia activa. Siel Gobierno solicita a ciertos grupos restringidos, si conversa conellos, si se guía por sus consejos y favorece sus puntos de vista,creyendo encontrar en ellos la representación social, la voluntad y laorientación del pueblo, forzosamente caerá en error y la políticaeconómica no será popular. El foro de la consulta económica tieneque estar permanentemente abierto, de acceso libre, y los ojos y oidos

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de los magistrados tienen que estar orientados hacia todos losángulos, sin reconocer humildad ni poderío, sino derecho y deber deopinar, de colaborar, de trabajar en la tarea colectiva.

Pero la voluntad de participar en la tarea común, desde cualquierposición que se ocupe en el sistema social, depende de la calidad dela tarea, de su contenido, de sus propósitos, de la conciencia que setenga de su eficacia yjusteza. Para que esta voluntad sea general hayque darle una amplitud suficiente a la tarea, de manera que cubra todoel universo de las aspiraciones posibles, en un plano de equilibrioponderado. Hay que administrar para todos. Hay ciertos elementosde la tarea común con respecto a los cuales no existe acuerdounánime; pero los menos en desacuerdo deben someterse al criteriode los más. Por ejemplo, en la necesidad de la reforma bancariaintegral no están de acuerdo los banqueros y algunos otros sectores;pero la mayoría está convencida de aquélla y hay que llevarla a lapráctica progresivamente. Con la necesidad de acelerar la reformaagraria ocurre lo mismo. Al llegar al terreno de la industrialización lasdiferencias se acentúan, por la multiplicidad de intereses en conflicto;pero debe prevalecer la voluntad social de industrialización a plenamarcha, aunque algunos grupos poderosos resulten afectados y hayanecesidad de ciertas restricciones durante algún tiempo para intensificarel ritmo de capitalización. Cuando se discute en torno a la actividadde la construcción, hay que poner freno a los que desean el retornode la preponderancia de la misma, y también hay que ponérselo a losque creen que la construcción se mantiene elevada. Poco se discutesobre la necesidad de una red ferroviaria, afortunadamente, y esta esuna parte importante de la tarea común. Lejos de haber hecho todo,el Gobierno tiene ante sí, conjuntamente con el pueblo, una inmensatarea por cumplir que demanda recursos, constancia, capacidad,honestidad, sa.crificio, cambio de la mentalidad colectiva. Somos unanación muy joven, con una larga vida por delante, que es necesariovivir libre y dignamente.

"El Nacional"» Caracas, 17 de julio de 1960; p. 34

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LA EMPRESA DEL DESARROLLO DEVENEZUELA

Frecuentemente se habla de Venezuela como de un país enconstrucción. Se considera que el desarrollo de este país, la tarea deimpulsar su crecimiento, debe ser obra de empresarios. En los últimostiempos, cada vez que se plantea una crisis de gobierno, o algoparecido a una crisis, ciertos grupos sacan a relucir la tesis de que enel equipo gubernamental hacen falta los hombres de empresa, losdirigentes de la economia privada, los gerentes exitosos en el manejode los negocios particulares. Si lo que se trata es de fomentar elcapitalismo, se dice, nada más lógico que integrar el equipoadministrativo de la República con capitalistas de prestigio en elmundo de los intereses mercantiles. Si estos capitalistas han sabidomanejar eficazmente sus empresas, si han creado fuentes de trabajoy de ganancias, si han adquirido una valiosa experiencia en laplanificación ygestión de industrias, bancos, comercios, explotacionesde servicios, también podrían hacer los mismo en la dirección de losnegocios públicos, conceptuados estos como una empresa de grantamaño que es menester estabilizary desenvolver para que proporcionedividendos sociales.

Vale la pena discutir si la naturaleza de la administración pública esidéntica a la de la administración privada, en cuanto a procedimientos,técnica, organización, sistemas. Desde luego, los fines son diferentes,a pesar de la idea clásica de que el interés privado y el social soncoincidentes. Los negocios públicos persiguen el bienestar de la

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colectividad en su más amplio sentido; por lo menos este es elprincipio. Los negocios privados tienen como objeto alcanzar lamáxima ganancia mediante lacombinación de recursos determinados.Lo común en ambas categorías de negocios es la condición de laescasez de los recursos, aunque esta condición tiene una flexibilidadmayor en el caso del Estado, cuyo poder no admite comparación conel de la empresa privada, también en el campo de los principios. (Enciertos casos, como sabemos, el Estado se subordina al poder de laempresa privada). En el sector privado yen el público se manejanrecursos escasos, cuya productividad es variable. La productividadprivada se expresa en la escala de los ingresos netos o utilidadestangibles que el capitalista puede lograr. La productividad social semide generalmente en términos de bienestar, de satisfacción denecesidades que afectan a grandes grupos humanos y muchas de lascuales no son materiales. El empresario privado que se traslada de sucampo de lucratividad al del bienestar social, cuyo contenido puedeno ser concreto o específico, debe experimentar una impresiónextraña, no sólo por la diferencia de los fines, sino incluso por ladistinta calidad de los métodos. El empresario se habitúa a remunerara los factores productivos -la fuerza de trabajo básicamente- enfunción de su rendimiento concreto, es decir de su aptitud paraagregar valor durante el proceso de producción; en la administraciónpública este criterio de rendimiento, y por tanto la fijación deremuneraciones, no es posible directamente en la mayoría de loscasos. La productividad de los recursos que se aplican en el sectorpúblico no se manifiesta en ingresos netos directos para el Estado,salvo en cuando alas empresas específicas que éste poseey administra(LAV, CAVN, eté.), y ciertos institutos autónomos (CVF, BAP,

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etc.). Así, en buena parte, la contribución de los factores empleadospor el Estado para la prestación de servicios públicos se diluye en elnivel general de satisfacciones proporcionadas a la ciudadanía: laeducación, la higiene, la seguridad, la estabilidad de las instituciones,la administración de justicia, las condiciones del tránsito, la limpiezay ornato de las ciudades, etc.

No se puede negar, en forma absoluta, que la experiencia de losejecutivos de empresa, su visión de los negocios, su capacidad de

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organización, su continua lucha por lasuperación de la productividad,su batallar con la escasez de recursos, pueden constituir valiososaportes al buen funcionamiento de la administración pública,particularmente en campos que deben tratarse como empresas encuanto a sus métodos, aunque no en cuanto a sus fines. Pero intentaraplicar en todo caso los criterios privados al desarrollo económico delpaís sólo puede conducir a desconcierto, a limitación de posibilidades,a insatisfacción social y pérdida de la perspectiva que como nacióndebe tener. Un empresario privado, que proceda como tal en elmanejo de los negocios públicos, no vacilará en obtener recursoscuando a su juicio la economía concreta del programa en ejecuciónlo justifique, sin tener en cuenta si con tal adquisición comprometeobjetivos sociales no económicos, como la independencia, p. ej. Asímismo en la ponderación de las necesidades por satisfacer, que es unelemento de la planificación, se impondrá su criterio de utilidadconcreta, de rendimiento específico, sobre otros criterios que puedenser eminentes, como el de equilibrio político o social. Queremossignificar con estas ilustraciones que no basta con la experiencia y lacapacidad pura del empresario privado para conducir eficazmente losnegocios del Estado; se requiere una sensibilidad social, ysingularmente política, de alta calidad, que muchas veces está reñidacon la pugna de intereses fragmentarios que configura por lo generalel mundo de la empresa privada.

El desarrollo económico de Venezuela es una gran empresacomún, en la que todos los venezolanos estamos empeñados odebemos estarlo; pero es una empresa en sentido distinto -cualitativay cuantitativamente- al de una empresa lucrativa y como tal reclamael concurso de distintas capacidades y voluntades, de distintosprincipios y orientaciones; aunque tengan de común -la pública y laparticular-la escasez de recursos, el problema'de la administración delos mismos para lograr resultados óptimos. Sise formara un Gobiernode hombres de empresa puros, sin sensibilidad social ni política, notardarían en intensificarse los desniveles sociales, las presiones que eldesequilibrio de posiciones entre las clases y subclases origina; asítambién si se formara un gobierno de técnicos puros, los resultadosserían contradictorios. La empresa del desarrollo nacional requiere

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de hombres de empresa, de técnicos, de políticos, de dirigentes detodas las especialidades y actividades, así como del concursoindispensable del pueblo real, vivo y actuante. Con estos concursos,la misión del gobernante es la de coordinación, regulación, previsión,factores de equilibrio y crecimiento.

"El Nacional"> Caracas, 14 de septiembre de 1960; p. 34

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¿QUE SISTEMA VA A SER DESARROLLADO?

El mundo está dividido en sectores identificados por determinadoslineamientos políticos, económicos y sociales: el denominadooccidental, bajo el liderato de los Estados Unidos y en el cual lucencomo estrellas de segunda magnitud Gran Bretaña, Francia, Alemaniae Italia; el denominado oriental o socialista, que se extiende enEuropa y Asia; y, al parecer, uno que se sitúa en posición neutral, defacetas nacionalistas, del cual participan la India y Egipto y queconquista adeptos en Asia y Africa. El sector socialista está definidocomo sujeto a un sistema en el cual los medios de producción de lariqueza están bajo elcontrol del Estado y no constituyen instrumentospara la explotación del hombre por el hombre. El sector occidentalpretende representar el sistema capitalista, aunque desde los tiemposde Smith y Ricardo -los teóricos y los históricos- hasta los que correnla transformación sufrida por dicho sistema ha sido profunda, demodo que no es posible hablar de capitalismo liberal, ortodoxo oclásico como una realidad, sino como un patrón ideal, al que seacercaron alguna vez ciertos países que hoy conceptuamos comomaduros o económicamente desarrollados. El sector neutralista, lapretendida tercera posición de los que encuentran ventajas ydesventajas en el régimen capitalista y en el socialista y aspiran areducir las últimas y aprovechar las primeras, no logra alcanzarcontornos precisos y se debate en contradicciones estructurales ycircunstanciales, intentando afirmarse mediante el aprovechamientode la pugna entre los dos sistemas citados, tanto en el campoeconómico como en el político.

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La posición de los países de escaso desarrollo, como Venezuela,es necesariamente crítica: entre la presión del capital extranjero queafirma sus raíces en la explotación de recursos naturales para laexportación y las oligarquías internas, la terrateniente, la del comercioimportador, la financiera, generalmente ligadas al gran capital foráneopor virtud de la coincidencia de sus intereses. Entre esas presionesigualmente asfixiantes de todo impulso efectivo de desarrolloindependiente, intenta levantarse tímidamente un capitalismo interno,de tintes nacionalistas y progresistas, que puede constituir un factorde crecimiento si se fortalece. Al mismo tiempo, el hecho de que elEstado en estos países recibe en una u otra forma la porción sustancialdel ingreso derivado de la explotación de los principales recursos -estípico el caso de Venezuela- y de que, por consecuencia, mediante sugasto, determina el curso de la economía interna, coloca el problemadel desarrollo sobre bases singulares, de modo que resulta bizantinodiscutir en tomo a si debe promoverse un sistema de libre empresaprivada, con el menor grado de intervención del Estado, o un sistemade capitalismo privado relativo con elevado intervención del Estado.

El caso es que ya no es posible, en la actual constelación mundialde factores económicos, políticos y sociales, aspirar al desarrollo deun sistema capitalista liberal, de tinte clásico, con un Estado enfunción de árbitro del juego de las fuerzas económicas. En Venezuelaesta posibilidad se reduce considerablemente en virtud de la forzosapreponderancia del sector público en la dinámica económica nacional.Mientras que por una parte nos afecta la más avanzada forma decapitalismo, -la poderosa organización del negocio petrolero yminero- por la otra tenemos un Estado influyente, de ingentesrecursos económicos, administrativos y políticos, al frente de un paísagobiado de gravísimos problemas, de miseria estructural, de terriblescontrasentidos sociales, y en el cual ya se manifiestan claramentesíntomas de conmoción en todos los órdenes, lo que hemos dado endenominar crisis en su justo sentido, es decir transición dinámica,lucha por el crecimiento, posición alternativa ante el destino nacional.Intentar a estas alturas un proceso capitalista con el viejo modelolibresco, en el mejor de los mundos posibles, con el concierto de lasarmonias naturales, es dar la espalda a la realidad. El sistema puro dela libre empresa, del capitalismo histórico, del impulso de ganancia

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privada como ley social, no va a resolver los problemas estructuralesdel país, no va a erradicar el desempleo en masa que padecemos, nova a corregir la distribución del ingreso que sujeta a la miseria a lamayoría de la población y mantiene en ostentosa abundancia a unaminoría, no va a solucionar la demanda de bienestar que se extiendey profundiza en los estratos de la Nación y que es un explosivo desegura repercusión si no se efectúa un cambio sustancial en lacoyuntura del desarrollo venezolano. No se le hace un favor alcapitalismo como sistema tratando de reproducir aquí procesos yasuperados por la evolución humana, ignorando la marcha de lostiempos y el caudal de creaciones que corre continuamente sobre lasruinas de viejos mundos, de ideas superadas, de intereses vencidos,de sistemas arrinconados en la historia.

Por tales razones hay necesidad de esclarecer posiciones ytendencias en torno a la naturaleza del sistema que se va a desarrollaren Venezuela, en estos años críticos, en este séptimo decenio del sigloque para nosotros tiene un significado trascendental. Somos un paísde magníficos recursos, de posibilidades evidentes, pero conflictivoyen riesgo de frustración en dos sentidos: en el de la mediatizaciónde la soberanía económica a los grandes intereses extranjeros ansiososde cerrar el cerco sobre nuestros recursos y posibilidades, y en el delestancamiento en el nivel de la pobreza, por falta de coraje, de fe y devisión para tomar en nuestras manos latarea del crecimiento autónomo.Entre esos dos riesgos oscila dramáticamente la vida nacional.

"El Nacional".- Caracas, 18 de septiembre de 1960; p. 32

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CRITICAS Y SOLUCIONES

Participamosde laopinióndeque lascriticasqueseanformuladasa lapolítica económica, además de fundamentadas razonablemente, esténacompañadas desoluciones viables paraquela disidencia esté revestidade autoridad. Un planteamiento criticoobjetivo, sinembargo, es ya unaporte a la solución, pues permite apreciar con claridad las diferentesfacetasdelproblema. Loquenosejustifica, alaluzdelentendimiento ydelahonestidad intelectual, eslaoposición puramente negativa, sinrazones,deefectosdestructivos.

Enestostiempos dificilesparanuestro país laresponsabilidad dequienescontribuimosaorientarlaopinión públicaesgrave. No debenseremitidosconceptos falsos, animadossólo por el afán oposicionista, porque elloperjudicalasposibilidadesdesuperación delacrisis, ahorayen elfuturo.Lapasióndebeserreducidaalmínimo,yaqueesimpracticablesuanulacióntotal.Losdañosdela confusión puedenserprofundosypersistentes. Así,convieneser precisos y exponer la verdad.

Lacríticasostenidapordiferentes sectoresa laantiguaversiónoficialdequelaevolucióneconómica noerainquietante, recesiva, peligrosa parael crecimíento nacional;ha dado sus frutos, aunque es de lamentar elretardo.ElGobierno hareconocido directamentequeexisteunasituacióndificil enlofiscal y económico. La deficiencia delosingresospúblicosesacentuadaypersistente. Losgastosengran partesonrigidos Losarbitriosfiscales actuales,habituales, nodebenserexprimidos extremosamente,porque seincurreenelriesgode contracción. Labasetributaria internanoes muyfuerte. No somos un paísde economíaestablecidaen alto nivelproductivo,sinounpaísenprocesoprecariodecrecimiento, quesiesmal

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conducidopuedefrustrarse. Elpotencial tributario noes rígido, estático,sino sujeto a expansiones y depresiones, a cambios coyunturales yestructurales, quedeben sertenidosencuentaalformularse dispositivosfiscales. Debeaceptarsefrancamenteque conmayoresonuevos impues­tos internos el desequilibrio se hace más agudo. Aumentar la cargaimpositiva sin haberestimulado previamente las fuentes de ingreso esahondarlacrisis. Sobretodolacargasedistribuye desproporcionalmente,afectando relativamentealosgrupossocialesdemenorpoderadquisitivo,lo que determina la reducción del mercado y golpea a los sectoresproductivosqueseesfuerzan pordesarrollarse.

El desequilibrio fiscal no es un mal en si mismo, como pretende ladogmática ortodoxa.EstadosUnidos confrontafrecuentemente déficitnotoriosensupresupuestopúblico, sinqueporelloel,Productonacional

deje de crecer. En forma distinta, los déficit confrontados por el Fiscovenezolano enlosañosrecienteshancoincidido coneldebilitamiento delproductonacional. Losefectosdeldesequilibriofiscal deben sercalificadosenfuncióndelaaplicación delexcesodegasto. Siesteexcesoobedeceaexpansión de consumo en la administración pública, en un país sub­desarrollado, no es sólo estérilsino negativopara el crecimientodelproductonacional. Si,porelcontrario, talexcesofuereoriginadopor unaumento delosgastosdeinversióndealta reproductividadseconstituyeen un factor de crecimiento y el desequilibrio puede ser corregidoautomáticamente a mayorplazo,con recursoscreados por el alzade laproductividad.

Cuando se dice que el presupuesto debe estar equilibrado se hacereferencia aingresosygastosordinarios: ensusentidoestricto.Entre losgastosordinarioshayque incluir ciertonivel deinversionesqueelEstadodeberealizar continuamente. Elloindicaquelacuentacorrientedelsectorpúblico, incluidoslosrecursosautónomosyentidades similares, debenosóloestarequilibradaefectivamente, sino presentar superávit enlamedidaenque lasinversiones netasformen partedelosgastosordinarios. Lo quecorrespondefinanciar coningresosextraordinarios eselexcedentedelosgastos de inversión sobre los incluidos en los gastos ordinarios. Esteexcedentedebeserclaramentedefinido en elpresupuesto y tambiénsufinanciamiento. Deestemodoelconceptodedesequilibrio fiscal adquiereunsignificado positivoenlaconciencia pública.

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La manera más constructiva -y eficaza largo plazo- de combatir eldesempleo, quesereconocecrecienteysustancial, esincrementar la tasadeinversión, tantoenelsectorpúblico comoenelprivado, enactividadesde elevada aportación alproductonacional. Pensamosquelaconstruc­ción de viviendas,por muyjustificadaque seadesde un punto de vistapuramente social, no debe absorber ingentes recursos en esta etapacrucial. Lasvíasdecomunicación entrezonasproductorasyconsumido­ras son de mayor urgencia. El crédito agropecuario e industrial es deurgencia. Lapromoción deempresas rurales e industriales, con iniciativaoficial yparticipación privada, esuncambio necesario. Elentrenamientotécnico de la mano de obra, intensivamente, es de urgencia. Laconstrucción de presas de riego debe estar en un orden elevado deprioridad, asícomolasinversionesenelectrificaciónde base(para usoproductivo).Laexplotación delosrecursosmineralesypetrolíferosporelEstado puedeproporcionarnuevosrecursosparala industrialización

El financiamiento deestasinversiones puedeobtenerse por diversasvías. El reajustedelosgastoseslaprimera einmediata, peronomediantelareducciónindiscriminadaderemuneraciones, sinomediante lapodadelpersonalexcedente, luegodeunajustaevaluación. Elpresupuestodelosinstitutosautónomos debeseranalizado ycoordinado directamente, conelpresupuesto general, paraintegrarlosenel plande reajustenacional.Los gastos de representacióndefuncionariosmediosyaltos deben sersuprimidos. Laausteridadverdadera debecomenzardesdelaPresiden­ciade laRepública. Lasadquisiciones oficiales, sobre todo en importa­ciones,debenserreducidas enunmínimo, cuandosetratedeartículosdeconsumoeincluso bienesdecapital noindispensables. Puedeexigirselesa las compañíaspetroleras y minerasel pago anticipado del impuestosobre la renta estimada para el año corriente e integrar esta sumaíntegramente a gastos de inversión, debe estudiarse la forma viablederecuperarloperdidoporlaNaciónporelincumplimiento delDecreto N°178que rigelasoperacionescambiarias desde 1944. Puedehacerseusode crédito internacional en una escala más amplia y fecunda que laproyectada.

"El Nacional"> Caracas, 27 de mayo de 1961; p. 30

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CRITICAS Y SOLUCIONES

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Para un adecuado tratamiento del proceso depresivo que sufre laeconomía venezolana, se hace necesario un diagnóstico definido. Sinesclarecimiento previo de la naturaleza del problema, de sus factoresprincipales, serían muy escasas las probabilidades de acertar encuanto a la solución. A este respecto se han expuesto versionesdiferentes en oportunidades distintas. Prácticamente todas las expli­caciones propuestas por personeros del Gobierno coinciden enresponsabilizar casi enteramente de lo que ocurre, al régimen derro­cado en enero de 1958, en primer término, y como causa complemen­taria el conjunto de errores cometidos por el gobierno provisionaldurante el año 1958. Últimamente se ha agregado al examen comohecho marginal algún aspecto de la política económica del GobiernoConstitucional, de consecuencias contradictorias. Otros plantea­mientos, correspondientes a organismos y personeros del mundo delos negocios, se detienen en la denominada "crisis de confianza", paraalgunos originada en la indefinición y versatilidad de la políticaeconómica, para otros en la presunta debilidad gubernamental parapreservar el "orden" y mantener a raya las manifestaciones críticas dela oposición y el descontento. En tiempos recientes se ha combinado,cada vez en mayores proporciones, la explicación de la falta deconfianza con la negativa del régimen gobernante a abrir un nuevoperíodo de otorgamiento de concesiones petroleras, por lo queparece razonable estimar que la confianza retomaría mediante elexpediente de ofrecer a las empresas extranjeras del ramo la oportu­nidad de ensanchar su dominio sobre zonas petrolíferas del pais.

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Aunqueparticipamosdelaopinión dequelosexcesos, deformacionesy abusosde todo ordenquecaracterizaron laadministración pública y eldesenvolvimiento de los negocios durante el período 1949-57, y loserrores cometidos posteriormente han influido sensiblemente en laagudización y conformación de lacrisis interna actual, no fundamenta­mosnuestraexplicación principalmenteenesoshechos. Sostenemos quela crisis es de carácter estructural, cuyanaturaleza es la de un estrangu­lamiento progresivo por laspersistenteyúltimamente acelerada sustrac­ción de recursos para ese desarrollo por parte de las organizacionespetroleras y mineras extranjeras queexplotan recursos primarios paralaexportación en nuestro país. Esa sustracción se ha puestode relieve enañosrecientes, cuando sehapodido tenerunmejorconocimiento de losdiferentes dispositivos utilizados por dichas organizaciones para trans­ferir alexteriorelvoluminoso excedente económico formado a costasdefactores venezolanos, y cuando, por otra parte, se ha proyectado contoda claridad lamanipulación de losprecios de exportación de hidrocar­buros, para deteriorar el ingreso fiscal de Venezuela y fortalecer lasutilidades de las casas matrices en elexterior. En laevidente contradic­ciónexistente entrela bonanza en lasempresas extranjeras que ocupanelsectordeexportación -petróleo ymineral dehierro- yladepresión quegolpeaal sector interno, tanto público comoprivado, hayquebuscar larazón sustancial de la crisis, lasraíces de laestrangulación que se cierraaceleradamente sobre nuestra economía.

Aunque oficialmente sehaafirmado queelsectorexterno haagotadoprácticamente sucapacidad desoportargravámenes adicionales yque latasa media debeneficios enlaindustria petrolera hadescendido vertical­menteenlosúltimos añoshastacolocarse enun 11 porciento, laverdades que las ganancias de las empresas del ramo han acusado aumentoscontinuados y que la perspectiva para este negocio es firme, según losobservadores máscalificados. Lo queha descendido es la participaciónefectivadeVenezuela enelingreso petrolero. Salvedad hechadequeesaparticipación nunca ha sido todo lo elevada que muestran los cálculosoficiales, lo cierto es que el país ha sufrido pérdidas cuantiosas en losúltimos dos años en razón de la reducción de precios del crudo deexportación decretada por las compañías. Ello contribuye a explicardirectamente eldeterioro delosrecursos fiscales yporlavíadeinducciónel malestar agudo que se extiende en el sector privado.

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Consideramos queesperfectamente posible -yjustodesdeelpuntodevista económico nacional- obtener una reparación fiscal a cargo delsectorextractivo petrolero-minero, sin queporello tengalugar, comosetemefalsamente, unaretracción del inversionista extranjero. Esarepara­ciónpodríacumplirse mediante la utilización de lasfacultades legales yreglamentarias delGobierno Nacional, conelrespaldo detodoelpueblo.Podríaobjetarse porlaAdministración del Impuesto sobrelaRenta, entreotras irregularídades, la reducción arbitraría de losprecios en 1959-60,sin que el estado del mercado mundial lo justificara. Podria hacersecumplir, con efecto desde su emisión en 1944, elDecretoEjecutivo N°178 que constituye la estructura de nuestro sistema cambiaría. Podríafijarse como métodoparadeterminar el valordel petróleo de la regalíael de laevaluación del mismo en cuanto a su potencial paralaobtenciónde productosderivados, en cuyo proceso se causan ingentes beneficiosque son realizados en el mercado de consumo. Podría efectuarse unarevisión verdadera y completa de loscostosde la industria petrolera, yaqueexisten serias presunciones dequemediante lainflación contable deloscostossesustraencontribucionesporimpuesto sobrelarenta. Existencarninas inmediatos paralaacción recuperadora, quepudieran conducir,por lo que se refiere a los ingresos, a unasolución efectiva deldesequi­librio fiscal que seeleva a lacategoría de primera preocupación pública.

Desdeluego, nodebedetenerse allílavoluntad desuperarlacrisis. Losrecursosque se obtuvieran por los medios señalados y otros similaresdeberían aplicarse íntegramente a inversiones en lainfraestructura de laeconomía, matriz delcrecimiento. Lapropensión marginal fiscal algastodeconsumo debereducirsealmínimo. Hayquedeterrninarysostenerunatasa continua satisfactoria de inversiones públicas debase, locual obligaa una reforma de la estructura del Presupuesto en todos los nivelesadministrativos y al establecimiento de criterios objetivos sobre la

reproductividad, jerarquía y alcances de las inversiones.

"El Nacional"> Caracas, 28 de mayo de 1961; p. 24

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l~A~OSDELUCHAPORLA

INDEPENDENCIA ECONÓMICA

El pueblo venezolano celebra el Sesquicentenario de la Declara­ción de la Independencia política nacional. Las guerras de liberaciónhan señalado muchas páginas de la historia universal y aún continúan.En numerosos casos la autonomía política de las naciones ha sidologrado pacíficamente, por acuerdo con la metrópoli; pero se hanconservado en lo sustancial los lazos de la dependencia económica.El colonialismo directo, territorial, ha declinado en el siglo actual,aunque algunas viejas potencias, como Portugal, se aferran a sudominación fisica. En su lugar se ha desarrollado un nuevo colonia­lismo, de explotación económica de los países débiles noindustrializados, que permite mantener las formas externas de lasoberanía nacional, pero que impide el crecimiento autónomo de laeconomía de estos países. Por consiguiente, la lucha por la indepen­dencia política ha debido ser continuada por la lucha de liberacióneconómica, de más compleja y prolongada trayectoria, y que en cadaépoca de la vida de los pueblos adquiere distintas características.

En Venezuela, particularmente, la lucha por la emancipacióneconómica tiene tradición secular. Los protocolos de la declaraciónde independencia, en 1811, dejaron intacta la estructura económica.Los grupos dirigentes del movimiento en aquella época se proponíanesencialmente sustituir algunas formas del poder económico de lametrópoli por otras formas del poder económíco interno; los privile­gios de la Corona y de los peninsulares por los privilegios de loscriollos mantuanos. Los terratenientes venezolanos, doblados en

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algunos casos en comerciantes, se sentían con suficiente fuerza pararomper las barreras restriccionitas impuestas por elpoder extranacionaly para tomar directamente el gobierno de los asuntos del país enconcordancia con sus intereses de clase. Se había puesto claramentede manifiesto la contradicción entonces existente entre la dominacióncolonial y el desarrollo de las fuerzas productivas internas, moviliza­das dentro del esquema de la gran propiedad rural y el comercio conel exterior. " ...la legislación que regulaba las relaciones económicacon criterio de exclusivismo colonial establecía una contradicciónque no tenía otra salida que la libertad de comercio...". La "naturalezade las cosas", más fuerte que todos los medios coercitivos, o entérminos más exactos el desarrollo económico de la sociedad colonialvenezolana, conducirían a una solución violenta de aquella contradic­ción. Así ocurrió en efecto, no con las "armas de la crítica", sino conla "crítica de las armas", en la revolución nacional de independencia(subrayado del autor).'!'

La dominación colonial en lo económico se caracterizaba por elmonopolio del comercio exterior y la exacción mediante impuestosque dificultaban la circulación de mercancías. Los privilegiosmonopólicos, representados en la odiada Compañía Guipuzcuanaexasperaron a los propietarios de haciendas, quienes buscaron portodos los medios, incluso la rebelión (recuérdese el levantamiento deJuan Francisco de León), romper esas trabas. El contrabando se hizopráctica generalizada en la Colonia, impulsado por el afán de expan­sión comercial de los ingleses y holandeses, principalmente. Juntocon los géneros se importaban clandestinamente las ideas liberales.En Europa occidental la burguesía se había hecho revolucionaria pornecesidad histórica de conquista del poder político, para consolida- .ción y desarrollo del poder económico, mientras la vieja clase -laaristocracia terrateniente- sufría un proceso de liquidación. La liber­tad -yen concreto las libertades- eran necesarias a la burguesía enascenso como clase para completar su crecimiento y asegurar sudominación, y la Revolución Francesa marcó la crisis del antiguoorden de cosas y el advenimiento de una era de desarrollo delcapitalismo, que ahora está en sus postrimerías. Un poco más haciael oeste, en Inglaterra, tenía lugar otra revolución, ya no política, sinoeconómica, mediante la iniciación del maquinismo en escala crecien-

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te, la proletarización del campesinado y del artesanado, y el tránsitoprogresivo del capitalismo comercial y usurario al capitalismo indus­trial. Este fenómeno requería un marco institucional nuevo, decontornos liberales, fundamentalmente la libertad de comercio y decontratación en general, el acceso a los mercados y fuentes deproductos primarios, la liberación de la mano de obra de las atadurasde esclavitud y servidumbre, las garantías para la industria y el capital;todo ello bajo las banderas -en Francia empapadas de sangre- de lademocracia burguesa, que Napoleón se encargaría luego de pasearpor la Europa feudal y monárquica respaldadas por las bayonetas ylos cañones.

El liberalismo político, como necesidad de la expansión económicade la clase capitalista, sirvió también de motivo a la necesidad deexpansión de la clase territorial venezolana frente a la dominaciónpeninsular. No había aquí una burguesía en crecimiento asfixiada porel orden feudal, como en Europa. Había una clase poseedora de latierra cultivable, enriquecida con la mano de obra esclava, en relacióncon el mercado mundial en proceso de expansión, dueña de un capitalaplicado a actividades no industriales, pero sin algunos de losprivilegios reservados a los peninsulares y sin el poder político quegarantizara y facilitara la ampliación de sus intereses. La lucha seplanteaba entre la dominación colonial, que asfixiaba la estructuraeconómica, de relieves contradictorios, y la clase dirigente de lasociedad venezolana de la época. La solución de esta crisis fue elmovimiento de emancipación.

DOCTRINA ECONÓMICA DE LA INDEPENDENCIA

La libertad de comercio y contratación constituye el fundamentodel ideario económico del movimiento emancipador. Esta libertadpermitiría el comercio abierto con países distintos de España y eltráfico interno de mercancías sin exacciones exageradas. La adminis­tración pública ofrecería oportunidades a todos los ciudadanos, sindistinción de clases o castas. Un sistema racional de impuestos -enconcordancia con el desarrollo económico de la época y los concep­tos en boga sobre las finanzas públicas- reemplazaría el sistemacolonial, aunque en realidad la estructura de la carga tributaria no

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cambió mucho. Se prohibió el comercio de esclavos, su importacióno exportación, pero la esclavitud siguió constituyendo la base de lamano de obra en la producción rural aunque la guerra de independen­cia modificó sensiblemente la situación. El poder electoral se hizoresidir en el pueblo, pero quedaron excluidos de su ejercicio lossectores mayoritarios, al imponerse condiciones entre las cualesfiguraba principalmente el disfrute de rentas desde cierto nivel, lo queen el fondo significaba que la clase propietaria y los comerciantesserían los electores, así como los elegidos estarían entre sus compo­nentes. Propósitos como los enunciados en el programa de losrevolucionarios de 1797 (encabezados por Gual y España), entre loscuales destacaban la abolición de la esclavitud y la entrega de la tierraen propiedad a los siervos indígenas (encomendados), no se contaronentre los objetivos de 1811.

He aquí algunas de las disposiciones de la Constitución Federal de1811, relativas a la libertad yal ejercicio de la actividad económica:

"Ningún género de trabajo, de cultura, de industria o de comercioserán prohibidos a los Ciudadanos, exceptos aquéllos que ahoraforman la subsistencia del Estado, que después oportunamente selibertarán (subrayado nuestro), cuando el Congreso lo juzgue útil yconveniente a la causa pública".

"No se dará preferencia a los Puertos de su Provincia sobre los deotra por reglamento alguno de comercio o de rentas, ni se concederánprivilegios o derechos exclusivos a Compañías de Comercio oCorporaciones industriales, ni se impondrán otras limitaciones a lalibertad de Comercio y al ejercicio de la Agricultura y de la industria,sino las que previene expresamente la Constitución". (2)

ESTRUCTURA DE LA ECONOMÍA

El fundamento de la vida económica en la época de la declaraciónde independencia era la agricultura, con los cultivos de cacao, café,añil, caña de azúcar, tabaco, algodón, y la cría de ganado, principal­mente. Parte sustancial de la producción se destinaba a la exporta­ción, bien por vía legal, bien por la de contrabando. Los mercados

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antillanos, y por su intermedio o directamente los de Inglaterra,Holanda, Francia, Dinamarca, fuera de España naturalmente, absor­bían estos productos, de modo que la economía venezolana girabadesde hacía bastante tiempo en la órbita del capitalismo mundialmediante su comercio exterior. También del mercado mundial enproceso de desarrollo provenían las manufacturas y los génerosagrícolas que no se producían en la colonia, ni aún en España. Lasprincipales regiones productoras eran las de la Provincia de Caracas,la de Maracaibo, de Barinas, de Mérida, de Trujillo y Barcelona. Elcacao constituía aún el mayor porcentaje de la exportación. El cafécrecía en importancia desde el último cuarto del siglo XVIII. Loscueros de res, el tabaco y el añil constituían los otros renglonessignificativos de la exportación.

La propiedad territorial, base de la riqueza, estaba concentrada enpoder de un grupo de familias, precisamente las que aportaron a lacausa de la independencia su más conspicuos dirigentes. La esclavi­tud representaba una forma de capital, de cuya explotación surgieronlasgrandes fortunas coloniales, por lavíadel cultivo y comercializacióndel cacao, el oro negro de entonces, que hizo el poder y el brillo delos "grandes cacaos". La mano de obra indígena, sujeta virtualmentea régimen de servidumbre, complementaba a la esclava en faenasagrícolas. La esclavitud estaba ya en decadencia en los años de laindependencia, de modo que la práctica de la manumisión se extendíacomo una forma económica más conveniente a los hacendados paraasegurarse trabajo sin los costos de sostenimiento de la mano de obra.Los métodos del colonato, la medianería, la aparcería, etc., seensayaron con éxito como sustitutos de la esclavitud.

El capital comercial y usuario, (en la acumulación de este últimoparticipó durante la colonia, la Iglesia, en alta proporción, gracias alas instituciones como los diezmos o renta decimal, etc.) representóotra forma del poder económico en vísperas de la independencia, delcual gozaban también los hacendados, aunque en algunos casos, porel contrario, eran víctimas del capitalismo comercial y usuario. En elcontrabando también se formaron fortunas que alimentaron la causade la independencia.

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La industria manufacturera era nula. Algunos telares existieron endiferentes épocas de la colonia, pero de escasa significación, sujetosa los altibajos de los precarios cultivos de algodón. La artesanía habíaadquirido cierta importancia en las principales ciudades, así como elcomercio al detal. Las comunicaciones eran escasas y dificiles. Lapoblación estaba localizada en su mayoría en los campos, llanos ypequeños poblados.

Si integramos en una definición más o menos precisa los elementoseconómicos de la sociedad venezolana en los tiempos de la declara­ción de independencia, la situamos como una estructura económicaprecapitalista, con rasgos específicos de esclavismo, por una parte, yde feudalismo colonial, por la otra, y con algún desarrollo delcapitalismo comercial y usuario. Las clases que caracterizan lasociedad capitalista -la burguesía industrial, comercial y financiera,los asalariados- eran menos que incipientes en aquella época. Sinembargo, el país ya mantenía relaciones de comercio con el mundocapitalista, entonces en crecimiento. España -el poder coercitivo dela metrópoli- era un obstáculo para el desarrollo de las fuerzasproductivas y de las relaciones comerciales. La independencia polí­tica suprimió ese obstáculo.

EFECTOS ECONÓMICOS DE LA GUERRADE LIBERACIÓN NACIONAL

La lucha por la independencia política nacional, llevada hasta loscampos de batalla, hasta el exterminio de los desafectos a una u otracausa, ocasionó deterioros de extrema gravedad a la economía. Lapoblación fue diezmada, de modo que para 1830 su número apenasalcanzaba a un millón. La mano de obra esclava e indígena fueerradicada en gran parte de las haciendas e incorporada a la guerra enlas filas comandadas por sus antiguos amos o contra ellos. El fuegohizo buena cuenta de las plantaciones y de las sabanas. La ganaderíase empobreció. Sin embargo, las haciendas de café extendidas en lasfaldas de los cerros y las de cacao en su mayoría pudieron salvarse delos estragos del conflicto, lo que permitió conservar en lo fundamen­talla estructura de la producción y la base de la vida económica. El

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comercio exterior sufrió directamente el impacto de la lucha. Elpotencial tributario de la población bajó a niveles insignificantes y lasituación del erario público se mantuvo en crisis durante todos esosaños.

Por otra parte, el proceso conflictivo de la emancipación determi­nó cambios en la estructura social y en la distribución de la riqueza.La liberación de hecho de los esclavos se aceleró y la mano de obra"libre" aumentó en volumen. Igualmente un sector numeroso de lapoblación indígena rompió las ligaduras del "enfeudamiento" yengrosó -los que sobrevivieron- el mercado de los vendedores de sufuerza de trabajo en campos y ciudades. No se operó en realidadningún reparto de la tierra entre los campesinos, como se proponíanlos rebeldes de 1797 y como en varias oportunidades enunciaron losadalides de la gesta magna, principalmente Bolívar; pero numerosaspropiedades pasaron de manos de los "realistas" a las de los quelucharon en las filas patriotas o que aprovecharon oportunistamenteel conflicto. Concluida la guerra, connotados e influyentes jefescriollos -Páez es el ejemplo destacado- se valieron de artificios paraconcentrar en sí mismos la propiedad de vastas tierras y otros bienesde fortuna. La base de la riqueza continuó siendo la propiedadterritorial, pero al núcleo de los "grandes cacaos" de antes de laindependencia se agregó el de los oligarcas de nuevo cuño, surgidosde la guerra y de las maniobras políticas que le siguieron paraconstituir un estado nacional separado de la Gran-Colombia. Losmismos apellidos continuaron predominando en la estructura delpoder económico y en el político, mezclados con los advenedizos de"bajo fondo" que levantó la revolución nacional. Estos apellidos serepiten rutinariamente en la historia venezolana hasta nuestros días,ligados después a la burguesía comercial importadora-exportadorade la época agraria prepetrolera y la puramente importadora de laépoca petrolera; se ligaron también en algunos casos a los caudillosexitosos de los asaltos al Estado, como después a la resaca social delas dictaduras. Se amplió así el círculo de la oligarquía que llamaronconservadora en los primeros períodos de la República y la que fuecalificada "liberal", aunque en esencia continuó siendo oligarquía,exclusivismo del poder económico y político de un grupo minoritrio,cuyos miembros se intercambian las posiciones o se suceden en el

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tiempo, mientras 11l-gran masa del pueblo permanece extraña -oextrañada- del ejercicio real de los derechos económicos, sociales ypolíticos de la ciudadanía. En 1830, en una población de casi unmil1ón, sólo existían diez mil propietarios, el uno por ciento. Aún elnúmero de esclavos era importante: alrededor de 50.000.

EL PERIODO 1830-1863

"La emancipación nacional reafirmó el poder político de la clasecon la aportación plebeya de los caudillos de la gesta magna,agresivos en su nuevo estado al servicio de los intereses oligárquicos."Páez y algunos otros próceres, secundados por una porción deespeculadores, comenzaron a comprar los haberes militares, sobretodo los de los l1aneros de Apure y Oriente, por precios irrisorios; detal manera que el latifundio colonial pasó sin modificación alguna alas manos de Páez, Monagas y otros caudillos, quienes habiendoentrado a la guerra sin bienes' algunos de fortuna, eran a poco deconstituida Venezuela los más ricos propietarios del país..."(4) Laestructura económica no cambia con la emancipación nacional. Estano se hizo para efectuar tal cambio. Sin embargo, la composición delas clases dominantes se diversifica con los nuevos elementos seña­lados; también se diversifica la composición de los sectores noposeyentes: crece el número de manumisos o libertos, el de loscampesinos enfeudados, el de artesanos y pequeños burgueses,mientras los prejuicios de casta se debilitan y se consagraninstitucionalmente la igualdad ante la ley, la soberanía del pueblo, elimperio de lajusticia y los derechos de laciudadanía y la nacionalidad.

José Gil Fotoul define así la estructura predominante entre 1830 y1854: "Oligarquía, porque conserva la distinción entre hombreslibres y esclavos y no transforma sino muy lentamente las bases delrégimen social y económico que venía de la Independencia y de laGran Colombia; en lo social, predominio de los propietarios detierras, que son también la clase más instruida (de hecho unaaristocracia agraria e intelectual); en lo económico, a pesar de haberfundado el crédito público y esforzándose en proteger el comerciocon la libertad de contratos, da muy débil impulso al desarrol1ode losintereses materiales, dejando estancadas la agricultura y la cría;

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industrias no existían, ni era posible crearlas sin numerosa inmigra­ción de gentes y capitales"?'.

La libertad de contratación, condición eminente del predominio deestos grupos dominantes, señal de la influencia decisiva de la burgue­sía comercial-usurera en los cuadros económicos de la época, consa­grada como un monumento de la "igualdad ante la ley", en la célebreLey de 10 de abril de 1834, firmada por Fermín Toro e impugnadaluego por él, se convirtió en un instrumento eficaz de concentraciónde la riqueza, de despojo de los pequeños propietarios y de exaccióngeneral en manos de los más inescrupulosos poseedores de capital endinero. He aquí su artículo 1°: "Puede pactarse libremente (subraya­do nuestro) que para hacer efectivo el pago de cualquier acreencia serematan los bienes del deudor por la cantidad que se ofrezca por ellosel día y hora señalados para la subasta." En su artículo 5°"El acreedoro acreedores pueden ser licitadores en la subasta." Como comple­mento de este instrumento de despojo se promulgó en 1841 la "ley dequita y espera", por la cual se exige el consentimiento de todos losacreedores para conceder prórroga o suspender el remate sobre losbienes de los deudores. El mismo Fermín Toro se manifiesta alarmadode los extremos de esa legislación y escribe: "Jamás se había visto enlos Tribunales de Venezuela la autoridad de la Ley dando fuerza yapoyo a las extorsiones más monstruosas, no ya paliadas y encubier­tas, sino manifiestas y públicas, haciendo ostentación de derechos ylegitimidad'v" Evidentemente, los estragos de estas armas "legales"se constituyeron en factor de gran importancia en el descontentoeconómico-social dela época, que condujo al advenimiento de lasrevueltas que signaron la vida nacional en la segunda mitad del sigloXIX.

En cuanto al esquema económico del período, he aquí lo que elmismo Fermín Toro describe como rasgos sobresalientes: " ... laagricultura es la ocupación general de los venezolanos, fuenteprincipal de su riqueza. No tenemos fábrica, todo artefacto nos vienedel extranjero; el comercio interior, de muy poco movimiento, casinunca los productos de una provincia se consumen en otra; las artesmecánicas están en sus primeros rudimentos, y sus talleres muestran,con muy raras excepciones, la pobreza de oficio ... El comercio

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produce más que la agricultura." El café se ha convertido en el primerrenglón de producción y exportación, ocupando el cacao el segundolugar. La fluctuación de las cotizaciones de estos frutos en losmercados extranjeros condicionaba la evolución económica en elpaís, los buenos y malos tiempos. Los exportadores -que financiabancon frecuencia los procesos de producción anual y se beneficiabanextraordinariamente de esa operación- eran los agentes del capitalis­mo comercial que se imponía a la estructura agraria retrasada. AlIadode la agricultura de exportación se extendía la de subsistencia cerradapor lo incipiente del mercado interior y las relaciones semifeudales deproducción prevalecientes en el campo. El presupuesto de ingresosdel Estado sufría los efectos de la coyuntura comercial de exporta­ción, ya que aquéllos estaban constituidos por impuestos y contribu­ciones sobre la actividad básica agrario-comercial. Los presupuestosdel período 1830-42, sin embargo, aparecen con superávit; pero si setiene en cuenta que la Deuda Pública creció en esa época hasta Bs.146 millones, en su mayor parte colocada en el extranjero, seentienden que la situación bonancible era sólo contable y no efectiva.El capitalismo comercial- financiero interno y externo tejía su red através de la economía venezolana acentuando los factores de la crisisestructural que había de manifestarse después de 1840, y particular­mente en la última mitad del siglo. Venezuela, ayer como hoy,dependiente del comercio exterior y la inversión extranjera no podíaufanarse de la independencia económica en cuyo objetivo estamosempeñados, consumidas generaciones numerosas en una lucha cuyosfrutos aún no cuajan.

En 1854 se decreta la abolición de la esclavitud consagrándose asíun proceso de manumisión que venía desde muchos años antes, porvirtud de la conveniencia económica de los propietarios, que prefe­rían la mano de obra enfeudada a la esclava, por su mayor rendimientoy sus menores riesgos, costos y contratiempos. Las indemnizacionesse convirtieron en buen negocio para unos cuantos, que transforma­ron capital humano" en capital comercial y usuario. La abolición dela esclavitud no tuvo mayores repercusiones en la estructura econó­mica, ya que simplemente legalizó un movimiento existente de hecho:"liberó" conjuntamente a los negros y a los propietarios y les aseguródefinitivamente a éstos mano de obra prácticamente gratuita, a través

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de los métodos ya citados de colonato, medianería, etc. Los negrosgeneralmente quedaron vinculados a las haciendas y casas de susantiguos amos.

Las causas de la crisis económico-social y política continuaronagravándose a lo largo del tormentoso decenio 1851-60. La concen­tración de la propiedad territorial aumenta, a la par que la miseriacampesina. El comercio exterior se ha transformado en un sensiblemecanismo de transmisión de las crisis extranjeras del capitalismo. Elendeudamiento de los pequeños propietarios lleva a límites dedesesperación. Las contradicciones entre la clase terrateniente y lacomercial se agudizan, así como las contradicciones entre la clase delos poseedores en general y la de los desposeídos o no poseyentes. Laabsoluta necesidad de tierras pesa decisivamente sobre la gran masarural, y el descontento se generaliza. La pugna por el poder políticorefleja estas contradicciones. El desequilibrio fiscal es persistente ycreciente. La balanza comercial presenta con alguna frecuenciasaldos adversos. Evidentemente, el problema básico continuabasiendo la falta de cambio económico, la alta concentración de lariqueza territorial, la falta de desarrollo de actividades no agrícolas,el absolutismo de las clases dominantes y la pauperización progresiva-si cabe- de la mayoría del pueblo. Este es el cuadro de condicionesen la época en que estalla la denominada revolución federal.

Como la gesta de independencia, la de la federación ocasiona unaconmoción en los estratos sociales y políticos; pero no alcanza a laraíz económica, estructural. Los soldados improvisados que respal­dan a los caudillos de la rebelión -Zamora a la cabeza- tienen idealesmuy concretos: el derecho a la tierra cultivable, eldesmoronamientodel poder económico y político de los "amos", la liquidación de laservidumbre, la supresión de los privilegios de clase. Seguramente nolo supieron expresar en textos escritos, pero tuvieron la concienciaplástica de su necesidad y lucharon -los más- por alcanzarlos.Cayeron, como Zamora, de bruces sobre la tierra deseada, ensan­grentada, ajena siempre por más que hubiera sido fecundada con eltrabajo propio, el sudor y la sangre de losjornaleros, de los aparceros,de los medianeros, de los conuqueros, de los explotados del campo.y sobre esa carne abierta al sol de los oscuros hombres de la masa que

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ya no gritarían más "federación", continuó el mismo viejo orden, connuevos nombres, con nuevos apellidos agregados a los tradicionales,con leyes en apariencia nuevas, con una caricatura de poder federaly democrático, concentrado siempre en manos de las clases dominan­tes, a las que los tiranuelos de turno no hacían más que servir conapariencias de mando propio. Y una vez más el pueblo fue burlado,escarnecido, sacrificado inútilmente, mientras al escudo de la Patriase agregaban nuevos símbolos, fechas y palabras vacías.

LA VENEZUELA PRE-PETROLERA

Desde la muerte de Ezequiel Zamora hasta 1926, la historianacional es una de enguerrillamiento, de estancamiento o retrocesoeconómico, de descomposición política, de atentados incluso contrala soberanía política del país. La agricultura de exportación declinaantes que el petróleo haga aparición en la economía venezolana. ElFisco vive en crisis, endeudado en exceso. El comercio inclusolanguidece. Sin embargo, algunos signos de modernización superfi­cial se hacen presentes en el último cuarto del siglo XIX y en elprimero del XX: establecimiento de algunas fábricas, de Bancoscomerciales, organización de un sistema monetario, de un sistemafiscal, desarrollo de obras públicas como actividad normal delEstado, instrumentos de intervención oficial en la vida económica,etc.

De 1873 a 1926 la población aumentó de 1.784.194 a 3.026.878,o sea en 1.242.684 habitantes. Entre 1891 y 1920 la poblaciónpermaneció prácticamente estancada, diezmada por la guerra civil,las epidemias y endemias, la miseria y el abandono. La inmigración enese período fue insignificante. Entre 1874 y 1888 ingresaron al país26.000 inmigrantes; entre 1904 y 1935 ingresaron 29.000. La pobla­ción creció en base de su propia dinámica.

Para 1926 vivía en la zona urbana el 15% de la población. El 60%de la población activa se aplicaba a la agricultura; el 11% al comercio;a los servicios, y la denominada "industria", el 32%. La ocupación enpetróleo y minería no alcanzaba al 1%. Estos datos se consignan a

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reserva de su veracidad, ya que el censo de 1926 fue particularmentedeficiente.

En 1917 se inicia la producción de petróleo en el país, bajo laexplotación de compañías extranjeras. (Antes, hacia fines del siglopasado, se había producido petróleo en el Táchira por una compañíavenezolana.) En ese año la producción alcanzó a 121.000 barriles, yla exportación, por vía experimental, a 57.000 barriles. En 1926 laproducción de petróleo crudo llegó a 36.245.000 barriles, y la deproductos refinados, a 1.276.000 barriles. La exportación se situó en32.762.000 barriles. El valor de esta exportación alcanzó a Bs.307.158.513, representando el 79% de la exportación total. En esteaño, por vez primera, la exportación de hidrocarburos sobrepasa envalor a la de los productos agropecuarios tradicionales. Es, por tanto,un año significativo en la historia económica de Venezuela: señala elcomienzo de la era petrolera y la declinación definitiva del períodoagrario.

La importación, por otra parte, registra niveles sin precedentes en1926: Bs. 412 millones, en comparación con Bs. 101 millones en1922 y Bs. 95 millones en 1911. La balanza de mercancías es pasiva,en un monto de Bs. 17 millones.

La exportación de petróleo se desarrolla bajo la dictadura deGómez, a la que consolida. Las finanzas públicas -confundidas con lasprivadas del dictador y sus acólitos- prosperan y el signo monetarionacional se fortalece. La deuda pública se extingue. Funcionanalgunos Bancos relativamente importantes: el Venezuela, el Mercan­til y Agrícola, el Venezolano de Crédito, el Comercial de Maracaibo,el Maracaibo, el Caracas, y cuatro sucursales de Bancos extranjeros:The National City Bank of New York, The Royal Bank of Canadá,el Holandés Unido y el Londres. La libra esterlina cede su lugar aldólar como divisa más importante, y el dólar ingresa principalmentemediante la explotación de petróleo, convirtiéndose en el reguladorde nuestro mercado cambiario y monetario. La existencia de oroamonedado en los Bancos del país se cifraba en más de Bs. 100millones (1927). Las cuentas corrientes de Activo totalizaban Bs. 90millones en los Bancos nacionales, en 1926, y Bs. 28 millones en losbancos extranjeros; los billetes en circulación en ese año totalizaban

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72 millones de bolívares. El monto de las hipotecas constituidas enese año fue de Bs., 80 millones, y el de las cancelaciones de hipotecas,Bs. 46 millones. Los ingresos del Pisco Nacional totalizaron Bs. 179millones en el período 1925-26, y los egresos, Bs. 163 millones, paraun saldo favorable de 16 millones.

EL PERIODO DEL PETRÓLEO

La estructura económica del país sufrió sin duda alguna un cambiobajo el crecimiento de la industria petrolera: de agropecuaria en sufundamento, se hizo extractiva; de actividades explotadas por facto­res venezolanos, se pasó a actividades explotadas por el capitalextranjero. La naturaleza técnica de la explotación, también cambió:el petróleo es una materia subyacente, que existe en cantidadesnaturalmente limitadas, mientras que el cultivo de productos en elcampo es reproductivo, los ciclos de actividad pueden repetirseinfinitamente. En cuanto a la ocupación, la industria petrolera ocupaun porcentaje ínfimo de mano de obra (3% como máximo de lapoblación activa), mientras que la agricultura ocupa un porcentajesustancial (todavía cercano al 40%). La explotación y subsecuenteexportación de petróleo provee, sin embargo, alrededor del 80% delas divisas que ingresan al país; el 60% de los ingresos fiscales, por víadirecta, y ocupa una quinta parte del capital existente en el territoriovenezolano, dando origen a poco menos de un tercio del productoterritorial bruto y más de un cuarto del ingreso nacional. El paíscontinúa dependiendo del exterior bajo múltiples aspectos, peroahora con mayor fuerza, tanto para la colocación de la producciónterritorial como para el abastecimiento en bienes de toda índole. Lasinversiones extranjeras financian casi un cuarto de la formación decapital fijo y están aplicadas en su casi totalidad al petróleo y laminería. El mercado venezolano se ha desarrollado hacia el exterior,constituyéndose en apéndice geográfico del mercado capitalistamundial, mientras un ancho sector de la economia sigue a nivel desubsistencia, dedicado a producción autoconsuntiva por métodosprimitivos y con un ingreso real semejante al de países de más bajodesarrollo.

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La estructura agraria sufre alguna transformación. Hay ciertodesarrollo capitalista en el campo, en zonas limitadas que sirven almercado interior y están relacionadas con la industria. Pero el núcleoagrario continúa siendo latifundista, por una parte, y minifundista porotra, con todas las graves inconvenientes de ambos extremos para eldesarrollo económico. La clase terrateniente ha perdido poder y se hadisgregado. La riqueza no está representada básicamente por lapropiedad rural, sino por los activos comerciales, industriales yfinancieros y la propiedad urbana. La burguesía importadora, dobla­da en financiera en algunos casos, y últimamente en industrial,adquiere preponderancia, con el agregado de los constructores yespeculadores en terrenos urbanizables, que ahora están en declina­ción. Las contradicciones se plantean no entre la burguesía agraria yla urbana, sino entre la burguesía importadora y la industrial y entresubgrupos de estas burguesías. La desocupación se ha manifestadoclaramente como un fenómeno estructural de subdesarrollo, alcan­zando hasta el 12% de la población activa; pero el paro disfrazado esmayor. La industrialización se realiza en el sector del consumo,alimentándose de la importación, mientras que la creación de unpotencial básico de producción se ha acometido débil yfragmentariamente (la siderúrgica, la petroquímica, la electrificación),con la posibilidad cada vez más concreta de intervención directa delcapital extranjero en la propiedad y manejo de esas instalaciones. Elpaís confronta una crisis seria en todos sus órdenes; pero fundamen­talmente en lo económico. Es una crisis de crecimiento, a nuestrojuicio, que de no solucionarse conduciría a un estancamiento seculary aun al retroceso. La solución se acomete ahora con recursos deemergencia internos, mediante el reajuste del gasto público, elaumento de la carga tributaria interna, el endeudamiento con elextranjero y la reducción de las remuneraciones en el sector público.Por estos caminos no se'conquistará la independencia económica. Esnecesaria una acción estructural sostenida, de incidencia directa en lacuestión agraria, en la cuestión industrial, en la cuestión social, en lacuestión cultural, con la concurrencia de todas las fuerzas vivas delpueblo, para abordar las tareas de la autonomía económica de laNación, sin la cual la obra de los libertadores de hace siglo y medioestará inconclusa.

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BIBLIOGRAFÍA:

(1) Brito Figueroa, Federico: "Ensayosde Historia SocialVenezo­lana".

(2) Gil Fortoul, José: "HistoriaConstitucional de Venezuela".

(3) Brito Figueroa, F.: Obra.citeda.:

(4) Vallenilla Lanz, Laureano: citado por Brito Figueroa.

(5) Gil Fortoul 1.: ob. cit.

(6) Toro, Fermín: "Reflexiones sobrelaLey de 10de abrilde 1834".

"El Nacional". - Caracas, 5 di!julio di! J96J.. pp. J6-J7

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PRESENTE Y FUTURO

Con motivo del cierre de actividades de la V Convención deGobernadores, el señor Presidente de la República en discursoradiodifundido pasó revista a la situación económica presente yformuló algunas apreciaciones sobre el desenvolvimiento a corto ymediano plazo. Alcalificar la situación actual, el señorPresidente fuecauteloso, contrastando esta actitud con la adoptada en .mensaiesanteriores, coloreados de afirmaciones sobrela marcha .dela recupe­ración, mientras los hechos tercamente evidenciaban lo contrario. Sinembargo, considera que existen indicios de un cambio favorable en elmovimiento económico, principalmente en la esfera monetaria ybancaria y de operaciones internacionales. La posición del petróleoparecemejorar, según el concepto delseñorPresidente, de modo quelascompañías extranjeras delramo no estányaenapurospara obteneruna tasa satisfactoria de ganancias, mientras se estima un mayoringreso fiscal derivado delpetróleo paraelaño 1962. No seha perdidootro mercado que el de Cuba, por lo que debe entenderse que todocuanto han dicho las compañías sobre la devastadora competenciamundial porlosmercados ylanecesidad dehacerdescuentos especialespara vender carece de veracidad. El fantasma del petróleo soviético,que ha desvelado a muchos ingenua o falsamente, es producto de undesmedido celo, comoafirmó elMinisterio deMinas e Hidrocarburos.Los asuntosen el Medio Oriente no marchan muy bien parael mundooccidental, pues el riesgo de nacionalización parcial o total de laindustria petrolera en aquella región está aumentando. De estascircunstancias ensuconjunto debeinferirse queelnegocio petroleroenVenezuela se está haciendo másseguroy beneficioso.

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Seguramente el Ministro de Minas e Hidrocarburos reivindica­rá como un éxito de su política el cambio de perspectivas que seobserva en la explotación de petróleo en este país, desde el puntode vista de las compañías. La política es tan positiva, tan naciona­lista, que la tasa de ganancias de aquéllas se incrementó del 11%al 14% en breve tiempo, según informa el Gobierno. Si el nacio­nalismo de la política petrolera se mide por la tasa de ganancias delas empresas extranjeras, el éxito total de la política se alcanzaríacon una tasa de ganancias del 100%. En cambio, cuán destructivala política de Irak que exige a las compañías un aumento de laparticipación en los beneficios y el derecho a suscribir un quintodel capital de aquéllas con representantes en la dirección!

No obstante este nuevo auge del negocio petrolero, la situaciónde las finanzas públicas nacionales y su perspectivas no mueven aloptimismo. Según el señor Presidente informa la deuda pública seaproxima a los Bs. 3.000 millones y llegará a los Bs, 4.300millones el próximo año, con el programa de empréstitos que seejecutará con gran brío. Este última significará un 23% del ingresonacional y un 80% del ingreso fiscal. El Primer Magistrado paraponderar la deuda pública hizo unas comparaciones internaciona­les sorpresivas: citó cifras de la deuda pública de diferentes paísesen sus monedas, es decir en pesos colombianos, bolivianos,mexicanos, en soles y sucres, como si ésto tuviera algún sentido!Ni aun expresando las deudas en términos de dólares de losEstados Unidos se precisa un significado, pues las dimensioneseconómicas de los países son distintas. Habría que expresar ladeuda como una relación con el ingreso nacional que mideburdamente el potencial de pago de un país. Sin embargo, estecraso error no debe cargarse al señor Presidente, sino a susasesores.

El desequilibrio fiscal no sólo persiste, sino que se amplía cadavez más. En el proyecto de presupuesto para 1962 se incluyeningresos extraordinarios, a obtener mediante crédito, por más de600 millones. El señor Presidente anuncia nuevos empréstitos porBs. i.soo millones, de modo que el total planeado de ingresosextraordinarios, de crédito, será de Bs. 1.900 millones o de Bs.

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2.000 millones. Estas cifras son indicativas del margen de des­equilibrio del presupuesto. El Estado se endeuda progresivamen­te, sin que se tenga noción cierta sobre su capacidad de endeuda­miento y de pago. El señor Presidente mencionó, en descargo dela deuda, que el Estado es al mismo tiempo acreedor del sectorprivado, de modo que el endeudamiento neto es menor que elseñalado por el monto de los préstamos. Esta es una tesis sofista,que no resiste el menor análisis científico. El Estado se endeudafrente al exterior y es el Estado que deberá pagar en su oportuni­dad la deuda, páguele o no el sector privado. No puede calificarseal Estado como un simple gestor de financiamiento, como uncorredor de empréstitos.

La industria de la construcción privada y los programas deobras públicas para prestar servicios de consumo van a constituir,al parecer, los dos pilares de la recuperación económica que elGobierno se propone impulsar. Estas bases son bastante antiguasy fueron extendidas hasta sus últimas consecuencias por la dicta­dura depuesta. En los años 1958-60 se mantuvo el criterio oficial-Mayobre como sostenedor de primera línea- de que la construc­ción pública y privada había sido factor, por su exageración y malaorientación, del desajuste económico nacional. En consecuencia,la construcción no sólo fue desasistida, sino también golpeada.Ahora se intenta reanimar esta actividad como pivote del restable­cimiento económico y como sustancia nutritiva del desarrollo. Seconstruirá a un alto ritmo en todas partes, desde las cabeceras dedistrito hasta el corazón de Caracas. Si escasean los recursos setomarán prestados. Al parecer existe más allá de las fronteras unabolsa dadivosa, inagotable, con la cual se cuenta para este nuevoexceso. Puede ser que, dentro de algunos años no haya fábricasimportantes, ni industria pesada, ni agricultura estable; pero habráautopistas, carreteras, casas, avenidas, edificios, luz yagua,escuela y hospital para cada población. La gente de la ciudad y delcampo podrá contemplar todo eso, aunque no tenga ocupación,aunque su nivel de ingreso esté más abajo del de subsistencia,aunque los hijos no puedan ir a la escuela por falta de alimentacióny de ropa, aunque las oportunidades efectivas para el aprendizajeescaséen y luego las oportunidades de aplicar los conocimientos

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no se encuentren. Pero estaremos viviendo en un país donde graciasal petróleo, los automóviles podrán desplazarse raudos por lasexcelentes carreteras y existirá una escuelita vacía en eltope de cadacerro, junto al conuco abandonado.

El presente no es trágico en la visión del señor Presidente nipuede serlo. El futuro es fácil bosquejarlo, como un tiempo delverbo hacer.

"El Nacional".- Caracas, 27 de octubre de 1961; p. 24

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LA TESIS ECONÓMICA EN

LA LUCHA POLÍTICA

Tenemos la idea de que los partidos venezolanos denominadosdemocráticos, para distinguirlos de los marxistas, no tienen programaseconómicos cabalmente estructurados y ello es un defecto en la luchapolítica cuyas consecuencias interesan a la Nación directa oindirectamente. Al decir que los partidos políticos en cuestiónadolecen de insuficienciaen sus tesis económicas no estamos afirmandoque carecen de doctrina económica o que ésta sea inadecuada oincompetente. Nos referimos al hecho de que esa doctrina estáformada de conceptos, definiciones y propósitos muy generales, quecubren grandes categorías de la política económica y social, sinprecisar analíticamente elcontenido de cada una de ellas, su estructura,sus alcances, sus proyecciones específicas. Por ejemplo se formulacomo objetivo la Reforma Agraria. Seguramente todos los partidosenarbolan como bandera de su lucha la Reforma Agraria, como lohacen igualmente con respecto a la industrialización del país, ladistribución menos injusta del ingreso social y otros aspectossignificativos de la problemática nacional. Sin embargo, al indagar losmétodos concretos que se aplicarán para alcanzar esos objetivos, porlos caminos específicos que serán traficados para llegar a las metaspropuestas, por los recursos que serán utilizados para ello, por laprevisión de las consecuencias de esa acción transformadora y lasnecesarias correcciones de esa acción cuando provoque efectoscontradictorios o indeseables, se cae en un espacio vacío. Los grandeslineamientos de una política económica de reformas democráticas

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están trazados en la tesis de los partidos; pero los programas dedesarrollo de esos lineamientos no están elaborados.

Cuando un pueblo madura -y debemos pensar que el venezolanoestá en proceso de maduración, en el sentido de tener conciencia delo que necesita, de lo que espera y aspira y como lograrlo- exige cadavez más de sus dirigentes en cuanto a medios y modos de acciónreinvidicativa. Para un pueblo que sufre este proceso no puede sersatisfactorio el enunciado general de una tesis económica o social,como las 'señaladas por vía de ejemplo. En Venezuela se vienehablando desde hace más de un siglo de Reforma Agraria. Nadie queno sea un obcecado reaccionario que colinde con la irracionalidad,puede estar en desacuerdo con la necesidad de la Reforma Agraria.Nadie podrácon razón manifestaropinión adversa a la industrializacióndel país. Nadie dejará de entender que es necesario diversificar laestructura económica nacional para superar el riesgo de lamonoproducción y del estancamiento secular.

Por ello un partido nada nuevo dice cuando formula esos objetivosy no puede aspirar al favor colectivo sólo por manifestar esospropósitos. Para que un partido se distinga de los otros, en esteaspecto tan fundamental de su promesa a la Nación, debe presentarun programade lo que seríaungobierno en laesferade laadministracióny la acción económica. Y para motivar ese programa, para hacerlorealista, debe previamente formular un diagnóstico de la problemáticaeconómica nacional; es decir su visión actual del proceso que afectaal crecimiento de la economía, de las raíces de sus males y defectos,de sus frenos y desviaciones y las magnitudes sociales que expresanel alcance de esos fenómenos.

La generalidad o vaguedad de la tesis económicas de los partidosno marxistas da pie a pensar que una de las causas de la ineficaciaadministrativa de los que ejercen en el poder es su falta de programa,.

Improvisar desde el gobierno la acción a seguir es multiplicar losriesgos de error, omisión y contradicción que conducen al despilfarrode recursos, entre los cuales el tiempo ocupa lugar predominante.Bien es verdad que la entera realidad de un país sólo puede conocerse,en sus detalles, cuando se tiene una organización administrativa

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oficial; pero un programa bien concebido durante el período de laoposición por un partido que naturalmente aspire al poder, debecontener lo sustancial de esa realidad y ser lo bastante flexible paraajustarse a los cambios que una información más completa determine.Un partido organizado para el poder debe disponer, por ejemplo, deun conjunto de proyectos de leyes, de instrumentos administrativos,de estudios económicos, de estimaciones cuantitativas de recursos ypresupuestos de su posible aplicación, para ponerlos en práctica conlas modificaciones del caso en la oportunidad de ser gobierno. Lautilidad de este material no se pone de relieve sólo a la luz del poder,sino también en la posición opositora: una crítica es seria, objetivay fructífera cuando señala soluciones viables. Un partido que criticasin recomendar alternativas de acción va perdiendo autoridad en laopinión pública, en tanto que esta se va familiarizando con aquél quepara cada problema significativo tiene una solución practicable.

La lucha puramente política, la obsesión por la diaria coyuntura enla vida de los partidos y las peripecias casuísticas del poder, limita enVenezuela la posibilidad de crear programas más constructivos delargo plazo. Las mejores energías de los dirigentes altos y medios seconsumen en la pugna circunstancial que frecuentemente asume loscaracteres de ladiatriba. Los departamentos de estudios y orientaciónde los partidos no se desarrollan en la medida necesaria y losprofesionales militantesson absorbidos igualmentepor preocupacionesde la política diaria, reduciéndoseles la posibilidad de elaborarestructuras para la acción transformadora de la realidad nacional. Siel pensamiento de cada partido estuviese claro en lo fundamental, enlo que persigue, la lucha política sería más positiva y el pueblo tendríamejor oportunidad de selección.

"El Nacional"> Caracas, 9 de agosto de 1962; p. 4

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