Introducción a La Metafísica - Grondin, Jean 331

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cerse objeto de un reconquista)— es el ens metaphysicum por excelen- cia. Los términos Dasein y «metafísica» se vuelven casi equivalentes: «La metafísica es nuestro Dasein mismo». Toda metafísica echa raíces en el acontecimiento fundamental ( Grund- geschehen) de nuestro Dasein. Ese término, Geschehen (acontecimiento), cargará sin embargo, muy pronto, con un nuevo sentido, cuando pase a designar el acontecimiento —y también el error— que habría constitui- do la realidad histórica de la metafísica. Pero ese sentido se anuncia ya en la conferencia de 1929, inmediatamente después del pasaje que acaba- mos de considerar: La metafísica es el acontecimiento fundamental del Dasein. Es el Dasein mismo. Y puesto que la verdad de la metafísica habita en este fondo abismal, tiene permanentemente al acecho y en su vecindad más próxima la posibilidad del más profundo de los errores. Aunque la metafísica (o su «verdad») habita en lo más profundo de nuestro Dasein, la acecha siempre el peligro de un error radical. Es difí- cil no reconocer en esta posibilidad de trasgresión una forma del Weg- sein, o de la caída de que habla Sein und Zeit: la metafísica, desposada con el ser, puede también serle infiel, y serlo de la manera necesaria. Hei- degger ha hablado a menudo de esta íntima cohabitación de la verdad y el error, de la grandeza y la caída. De una cosa a otra, la idea que se impondrá en Heidegger será que este error corresponde a la figura histórica de la metafísica occidental. Hay que descartar la idea ciertamente positivista según la cual esta meta- física sería un error del que podría uno librarse de una vez para siempre. Esto sería subestimar la metafísica y la potencia de su huella en el pensa- miento occidental. Para Heidegger, la metafísica encarna más bien «el acontecimiento fundamental» —el Grundgeschehen— de la humanidad occidental, cada vez más planetaria. Es, pues, algo más y otra cosa que una simple disciplina del pasado de la que sería muy prudente alejarse. En un sentido no siempre reconocido, la metafísica se encontrará siem- pre en el fundamento mismo de nuestro presente y de todo lo que so- mos; en una palabra, en el fundamento de nuestro Dasein. Esto es verdad en el sentido en que ¿Qué es metafísica? sostenía que la metafísica resumía el acontecimiento fundamental de nuestro Dasein, esto es, de nuestra orientación al ser. Con Kant, se podría casi hablar aquí de la metafísica natural del Dasein. Pero la metafísica es también fundamental en el sentido en que ella circunscribe nuestro destino histó- Introducción a la metafísica 330

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cerse objeto de un reconquista)— es el ens metaphysicum por excelen-cia. Los términos Dasein y «metafísica» se vuelven casi equivalentes:«La metafísica es nuestro Dasein mismo».

Toda metafísica echa raíces en el acontecimiento fundamental (Grund-geschehen) de nuestro Dasein. Ese término, Geschehen (acontecimiento),cargará sin embargo, muy pronto, con un nuevo sentido, cuando pase adesignar el acontecimiento —y también el error— que habría constitui-do la realidad histórica de la metafísica. Pero ese sentido se anuncia ya enla conferencia de 1929, inmediatamente después del pasaje que acaba-mos de considerar:

La metafísica es el acontecimiento fundamental del Dasein. Es elDasein mismo. Y puesto que la verdad de la metafísica habita en este fondo abismal, tiene permanentemente al acecho y en su vecindad máspróxima la posibilidad del más profundo de los errores.

Aunque la metafísica (o su «verdad») habita en lo más profundo denuestro Dasein, la acecha siempre el peligro de un error radical. Es difí-cil no reconocer en esta posibilidad de trasgresión una forma del Weg-sein, o de la caída de que habla Sein und Zeit: la metafísica, desposadacon el ser, puede también serle infiel, y serlo de la manera necesaria. Hei-degger ha hablado a menudo de esta íntima cohabitación de la verdad yel error, de la grandeza y la caída.

De una cosa a otra, la idea que se impondrá en Heidegger será queeste error corresponde a la figura histórica de la metafísica occidental.Hay que descartar la idea ciertamente positivista según la cual esta meta-física sería un error del que podría uno librarse de una vez para siempre.Esto sería subestimar la metafísica y la potencia de su huella en el pensa-miento occidental. Para Heidegger, la metafísica encarna más bien «elacontecimiento fundamental» —el Grundgeschehen— de la humanidadoccidental, cada vez más planetaria. Es, pues, algo más y otra cosa queuna simple disciplina del pasado de la que sería muy prudente alejarse.En un sentido no siempre reconocido, la metafísica se encontrará siem-pre en el fundamento mismo de nuestro presente y de todo lo que so-mos; en una palabra, en el fundamento de nuestro Dasein.

Esto es verdad en el sentido en que ¿Qué es metafísica? sostenía quela metafísica resumía el acontecimiento fundamental de nuestro Dasein,esto es, de nuestra orientación al ser. Con Kant, se podría casi hablaraquí de la metafísica natural del Dasein. Pero la metafísica es tambiénfundamental en el sentido en que ella circunscribe nuestro destino histó-

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