Introducción a La Metafísica - Grondin, Jean 326

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moderna por la certeza epistemológica la incertidumbre innata del Da- sein? Pero lo mismo vale para el conjunto de la metafísica, insiste una y otra vez Heidegger: no sólo no se ha pensado nunca de una manera ex- presa la relación entre el ser y el tiempo, sino que la metafísica tampoco se ha interesado en otra cosa que no fuera el ente. Es decir, la metafísica habría olvidado la diferencia ontológica entre el ente, susceptible de ser explicado en un marco lógico o teológico, y el acontecimiento del ser, el cual carece de porqué. La mirada puesta en el ente (presente) y sobre su esencia vendría de alguna manera a borrar el misterio del ser y de su donación en el tiempo. Al olvido, a la vez humano y filosófico, de la cuestión del ser (o de su primacía), Heidegger opone la tarea de una ree- dición, franca y lúcida, de la cuestión del ser. Todo el pensamiento de Heidegger, le gustaría a uno decir casi toda su metafísica, consiste en lla- mar al Dasein, lo mismo que a la filosofía, a esta experiencia elemental del ser, capaz de alterar todas las certezas. La metafísica, el acontecimiento por excelencia de nuestro ser (1929) Poco tiempo después de haber publicado Sein und Zeit, Heidegger se puso a reivindicar de manera más positiva el término «metafísica», que parecía asociar todavía a una moda en su obra capital. Lo hizo sobre todo en sus cursos, pero también en el título de dos ensayos importan- tes de 1929, ¿Qué es metafísica?, y Kant y el problema de la metafísica. Heidegger habla entonces de su propio proyecto como de una «metafí- sica del Dasein», allí donde en 1927 prefería hablar de una analítica o de una ontología del Dasein. En sí, este uso del término «metafísica» no indica un giro radical en Heidegger: es, estaremos de acuerdo en ello, algo distinto hablar de on- tología o de metafísica, si el propósito esencial es despertar la cuestión del ser. Pero si Heidegger recupera, en 1929, el título de metafísica es porque lo asocia —acertadamente— a un movimiento de «superación», el mismo que es propio del Dasein (y que la filosofía prolonga): si el Da- sein comprende al ser, es ciertamente porque «supera» al ente, abriéndo- se así al ser, al suyo y al de las cosas que son. Éste es el sentido más ele- mental de la trascendencia, y hasta lo es también del pensamiento del ser, según Heidegger. Y es evidente que esta trascendencia no puede en- tenderse en principio más que en un sentido ontológico, y no teológico. 325 Heidegger: la resurrección de la cuestión del ser...

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moderna por la certeza epistemológica la incertidumbre innata del Da-sein? Pero lo mismo vale para el conjunto de la metafísica, insiste una yotra vez Heidegger: no sólo no se ha pensado nunca de una manera ex-presa la relación entre el ser y el tiempo, sino que la metafísica tampocose ha interesado en otra cosa que no fuera el ente. Es decir, la metafísicahabría olvidado la diferencia ontológica entre el ente, susceptible de serexplicado en un marco lógico o teológico, y el acontecimiento del ser, elcual carece de porqué. La mirada puesta en el ente (presente) y sobre suesencia vendría de alguna manera a borrar el misterio del ser y de su donación en el tiempo. Al olvido, a la vez humano y filosófico, de lacuestión del ser (o de su primacía), Heidegger opone la tarea de una ree-dición, franca y lúcida, de la cuestión del ser. Todo el pensamiento deHeidegger, le gustaría a uno decir casi toda su metafísica, consiste en lla-mar al Dasein, lo mismo que a la filosofía, a esta experiencia elementaldel ser, capaz de alterar todas las certezas.

La metafísica, el acontecimiento por excelenciade nuestro ser (1929)

Poco tiempo después de haber publicado Sein und Zeit, Heideggerse puso a reivindicar de manera más positiva el término «metafísica»,que parecía asociar todavía a una moda en su obra capital. Lo hizo sobretodo en sus cursos, pero también en el título de dos ensayos importan-tes de 1929, ¿Qué es metafísica?, y Kant y el problema de la metafísica.Heidegger habla entonces de su propio proyecto como de una «metafí-sica del Dasein», allí donde en 1927 prefería hablar de una analítica o deuna ontología del Dasein.

En sí, este uso del término «metafísica» no indica un giro radical enHeidegger: es, estaremos de acuerdo en ello, algo distinto hablar de on-tología o de metafísica, si el propósito esencial es despertar la cuestióndel ser. Pero si Heidegger recupera, en 1929, el título de metafísica esporque lo asocia —acertadamente— a un movimiento de «superación»,el mismo que es propio del Dasein (y que la filosofía prolonga): si el Da-sein comprende al ser, es ciertamente porque «supera» al ente, abriéndo-se así al ser, al suyo y al de las cosas que son. Éste es el sentido más ele-mental de la trascendencia, y hasta lo es también del pensamiento del ser, según Heidegger. Y es evidente que esta trascendencia no puede en-tenderse en principio más que en un sentido ontológico, y no teológico.

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Heidegger: la resurrección de la cuestión del ser...

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