Introducción a la cultura desde la Antropología

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TEMA 1. CONCEPTO DE CULTURA. 1. La cultura como objeto de estudio Definición de cultura. Puede decirse que el gran tema a estudiar por la Antropología es la CULTURA. Esta es entendida desde la Antropología como las diferentes formas de vivir, pensar, sentir entre individuos y grupos sociales. La cultura, entonces, no es solamente un modo de vida sino también un sistema de emociones y sentimientos, de ideas. Tiene un componente consciente y otro inconsciente. Existe en la realidad y también en la mente de las personas. El concepto de cultura es variable, totalizante. No hay un acuerdo común, ninguna definición está totalmente cerrada. La cultura no se hereda, no viene dada, sino que hay que interiorizarla mediante un procedimiento subjetivo. Pero además, la cultura incluye los planos del deber ser, los ideales y valores que no necesariamente quedan plasmados en la práctica. Hay dos paradigmas a la hora de entender la cultura: el subjetivista (Mead) que equipara la cultura con el lenguaje sosteniendo que si éste configura a sus hablantes, hablar distintos lenguajes significa vivir en mundos diferentes aunque homogéneos; y el objetivista, que considera la cultura como propiedad de la sociedad más que de los individuos particulares. En general podemos decir que LA CULTURA ES UN TODO, QUE INCLUYE LO SOCIAL, LO BIOLÓGICO, LO ECONÓMICO, LOS SISTEMAS DE CONOCIMIENTO, LAS CREENCIAS Y LOS VALORES O NORMAS. Hay que decir que tanto los animales como los humanos viven en sistemas sociales. Pero los sistemas sociales animales son biosociales (reflejan la naturaleza biológica) mientras que los sistemas de los humanos son muy variables intra e intersocioculturalmente. La cultura es un hecho compartido, lo que tenemos en común, lo que nos da identidad dentro de un grupo. A pesar de las diferencias entre los individuos, los miembros de una sociedad comparten creencias, actitudes, valores, sentimientos y comportamientos que les caracterizan como grupo social. Decimos que un rasgo es un rasgo cultural cuando es común a un grupo, aunque sea un grupo minoritario. También hablamos de cultura familiar, por ejemplo, para referirnos a la esfera familiar compartida.

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TEMA 1. CONCEPTO DE CULTURA.

1. La cultura como objeto de estudio

Definición de cultura.Puede decirse que el gran tema a estudiar por la Antropología es la CULTURA. Esta es entendida desde la Antropología como las diferentes formas de vivir, pensar, sentir entre individuos y grupos sociales. La cultura, entonces, no es solamente un modo de vida sino también un sistema de emociones y sentimientos, de ideas. Tiene un componente consciente y otro inconsciente. Existe en la realidad y también en la mente de las personas.

El concepto de cultura es variable, totalizante. No hay un acuerdo común, ninguna definición está totalmente cerrada. La cultura no se hereda, no viene dada, sino que hay que interiorizarla mediante un procedimiento subjetivo. Pero además, la cultura incluye los planos del deber ser, los ideales y valores que no necesariamente quedan plasmados en la práctica.

Hay dos paradigmas a la hora de entender la cultura: el subjetivista (Mead) que equipara la cultura con el lenguaje sosteniendo que si éste configura a sus hablantes, hablar distintos lenguajes significa vivir en mundos diferentes aunque homogéneos; y el objetivista, que considera la cultura como propiedad de la sociedad más que de los individuos particulares.

En general podemos decir que LA CULTURA ES UN TODO, QUE INCLUYE LO SOCIAL, LO BIOLÓGICO, LO ECONÓMICO, LOS SISTEMAS DE CONOCIMIENTO, LAS CREENCIAS Y LOS VALORES O NORMAS.

Hay que decir que tanto los animales como los humanos viven en sistemas sociales. Pero los sistemas sociales animales son biosociales (reflejan la naturaleza biológica) mientras que los sistemas de los humanos son muy variables intra e intersocioculturalmente.

La cultura es un hecho compartido, lo que tenemos en común , lo que nos da identidad dentro de un grupo. A pesar de las diferencias entre los individuos, los miembros de una sociedad comparten creencias, actitudes, valores, sentimientos y comportamientos que les caracterizan como grupo social. Decimos que un rasgo es un rasgo cultural cuando es común a un grupo, aunque sea un grupo minoritario. También hablamos de cultura familiar, por ejemplo, para referirnos a la esfera familiar compartida.

Definición de civilización. En el lenguaje coloquial, cultura y civilización se utilizan como sinónimos, erróneamente. Pero la Antropología intenta no hablar de civilización, sino de cultura pues el término de civilización parte de la creencia en un orden jerárquico de pueblos primitivos y bárbaros hasta pueblos civilizados y con cultura. Esta idea fue ampliamente promovida por los teóricos de la Ilustración del siglo XVIII en Francia, donde se creía que la cultura era la herramienta para alcanzar la civilización y la razón el principal instrumento. La corriente alemana estaba en contra de esta manera de entender la cultura por parte de los Ilustrados franceses. Los alemanes resaltaban valores espirituales frente a los materialistas y rechazaban la supremacía de la ciencia y la rigidez.

En el siglo XIX estas visiones se manifestaron en el positivismo, el socialismo, el romanticismo y el utilitarismo. Los seguidores del pensamiento ilustrado como los evolucionistas, partían de la cultura entendida en toda la humanidad, para los románticos como los particularistas como Franz Boas entendían la cultura situándola en grupos sociales diferenciados.

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En el siglo XX, la idea de una civilización mundial científica y progresista se trasladó a la teoría de la modernización y, de ella, a la de la globalización. La civilización acabaría por pisotear las tradiciones locales, irracionales, menos eficientes.

Universalización y diversidad cultural El proceso de globalización se inicia en la segunda mitad del siglo XIX cuando las formas de vivir, sentir y pensar en Estados Unidos y en el centro oeste de Europa (cultura occidental) se generalizan al mundo entero universalizándose. Este proceso se agudiza después de la segunda Guerra Mundial y más aún en las últimas 4 décadas del siglo pasado. Incide mucho en este proceso el inmenso poder de los medios de comunicación, y la locomoción.

Es cierto que la aldea global va tomando consistencia, pero esto no supone una homogeneización cultural total: formar parte de una cultura mundial no significa que las distintas culturas sean una mera réplica de la cultura de la modernidad. Lo más universal de los humanos es su diversidad. Muchos pensadores modernos siguen creyendo que lo occidental es absoluto y universal. Pero la diversidad no está sólo en tierras lejanas, sino en el propio territorio.

Diversidad frente a universales culturales La Ilustración concebía al ser humano imbricado con la naturaleza, en un universo newtoniano. La variedad y la diferencia que presentan las personas apenas tiene relevancia en este paradigma, y cobra importancia “lo que es realmente humano”, lo constante, lo universal. Se trata de buscar los rasgos culturales esenciales en la vida humana, en contra de aquellos meramente periféricos u ornamentales.

La visión particularista (busca al hombre particular), parte de un relativismo cultural extremo. Lo contario es el pensamiento universalista (busca al Hombre, universal), como el evolucionismo. Ambos pensamientos (universalismo, relativismo) olvidan la necesidad de establecer relaciones entre fenómenos, generalizar e interpretar.

Hoy es general la convicción de los antropólogos de que no se puede trazar una línea entre lo que es natural, universal y constante y lo que es convencional, local y variable . Los principios universales no son sustanciales, sino categorías vacías. La idea de que la esencia humana se revela en rasgos de la cultura humana universal y no en los rasgos distintivos de un grupo determinado, es un prejuicio. La Antropología se ha esforzado en construir un concepto más viable del ser humano, donde las variedades culturales se tuvieran en cuenta. Es válido hacer generalizaciones pero los universales culturales no existen. Se trata de buscar relaciones sistemáticas entre fenómenos diversos, no identidades sustantivas entre fenómenos similares.

Organización de la diversidad Que las conductas compartidas sean convencionales, no significa que no tengan sentido . Toda norma de convivencia es un convencionalismo de ese tipo. Hay convencionalismos de larga tradición histórica y que no se cuestionan porque siguen valiendo.

En el fondo de los convencionalismos hay intereses individuales y colectivos. Pero los intereses muchas veces están enfrentados… por tanto la cultura es el resultado de las negociaciones y la manera en que una comunidad ha logrado organizar su diversidad de intereses. La cultura establece los convencionalismos necesarios que funcionan para ponerse de acuerdo. Las

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negociaciones muchas veces no son explícitas, sino más bien implícitas cuando son asumidas por miembros que no renuncian al grupo y acatan las normas.

Los convencionalismos hacen que la conducta sea predecible, pero no son fijas sino que se negocian y renegocian continuamente. Por eso la cultura tiene que ver con controlar lo individual y lo colectivo, con los procesos identitarios. La cultura une al sujeto con su sociedad. La cultura y el individuo están unidos porque la vida social humana es un proceso en el que los individuos interiorizan los significados de los mensajes culturales. Como afirma Wallace, aunque las personas seamos diferentes entre sí, los miembros de una misma cultura tienen altas tasas de probabilidad de desarrollar conductas equivalentes.

Para muchos, las diferencias individuales y entre grupos sociales son secundarias. Esconde quizás esta creencia el postulado de una realidad metafísica. La cultura no es una guía inexorable de vida. Las personas pueden conocer las normas y no siempre seguirlas; las personas usan la cultura de modo creativo, no siempre siguen sus dictados. No estamos condenados a seguir las tradiciones culturales. Las personas manipulan las formas culturales.

Transmisión y aprendizaje de cultura: endoculturación y aculturación Para que algo se considere hecho cultural, no solamente tiene que ser un rasgo compartido sino también contraponerse a lo biológico, a la pauta de la herencia. No debe constituir solamente un impulso genético, un dictado de nuestro cuerpo. Es cultura lo que aprendemos. Pero hay distintos tipos de aprendizaje:

Aprendizaje situacional (el animal aprende y basa su conducta futura en la experiencia) Aprendizaje social situacional (se aprende de otros miembros del grupo social, no

necesariamente a través del lenguaje) Aprendizaje cultural (depende de la capacidad humana de utilizar símbolos).

Los símbolos son signos verbales o no verbales, que no tienen una conexión obvia con lo que representan (dicha conexión es arbitraria, convencional). El lenguaje es un símbolo; así como otros no verbales (banderas, cruces, agua bendita, partituras, ecuaciones). El aprendizaje simbólico es el rasgo más acentuado de los seres humanos. La cultura se transmite principalmente mediante esta vía de aprendizaje.

Muchas veces la lengua se esgrime como definitoria de una cultura, pero esto no es del todo cierto pues en una misma cultura puede haber distintas lenguas, dialectos o maneras de hablar específicas. Esto refiere a las diversidades intraculturales. Asimismo, una misma lengua puede ser habladas por culturas diferentes. Sin embargo, la lengua puede constituir un reflejo de su cultura porque es capaz de generar un impacto en los universos simbólicos a la hora de conformar grupos.

Los grupos campesinos frente a las zonas urbanas El uso del inglés permite introducir ciertos rasgos culturales

Hablamos de ENDOCULTURACIÓN cuando los individuos de una sociedad dada se apropian de un sistema previamente establecido de símbolos, utilizando a este sistema para interpretar su mundo, construir su conducta, expresarse, etc. Es un proceso tanto consciente como inconsciente. Hay una generación experta que invita u obliga a otra más joven a adoptar ese modo de pensar. La endoculturación entonces es lo que mantiene la continuidad de las formas culturales. Pero la continuidad de las formas culturales nunca es completa, porque las generaciones nuevas añaden otras formas culturales a las aprendidas.

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La ACULTURACIÓN es el aprendizaje que un grupo generalmente subordinado adquiere de otro grupo generalmente más poderoso. Así, la aculturación implica la pérdida o transformación de las formas culturales, muchas veces haciéndolas desaparecer por completo. Es el caso de las poblaciones indígenas o de los gitanos. La aculturación rompe con la continuidad cultural de una sociedad, separa a las generaciones más aculturadas y puede llegar a fragmentar la identidad del grupo asimilado.

La endoculturación y la aculturación no necesariamente son opuestos, sino más bien procesos equivalentes que expresan mezclas culturales y también situaciones de marginación.

2. Los sujetos sociales

Los sujetos sociales como protagonistas y fin de la culturaEs importante entender que las culturas en sí mismas no son agentes. Son las personas que integran las culturas quienes son agentes de origen y desarrollo cultural. Desde el interculturalismo se ha dicho que las encuentras se encuentran o se enfrentan, pero en realidad éstas ni se encuentran ni se desencuentran en realidad son los individuos que construyen las culturas quienes lo hacen.

“USA y Europa están de acuerdo sobre tal cosa” “España y Marruecos se reúnen en Rabat”…

Estos convencionalismos casi nunca son inocentes. Los sujetos son los depositarios de las culturas, no sus objetos (museos, entidades públicas…). La cultura no es una colección de cosas que se pueda guardar o salvaguardar; no es una sustancia que se defina a sí misma: son los sujetos quienes la construyen y la definen, otorgándole un sentido.

Para conocer una cultura hay que considerar qué es lo que hacen los sujetos que viven en ella: cómo viven su existencia y por qué hacen, sienten y piensan unas cosas y no otras. Además, para conocer la cultura es necesario admitirla como un proceso integral: hay que considerar que unos ámbitos de la cultura explican a otros. No se puede diseccionar la cultura, ya que todos los aspectos están interrelacionados (ejemplo: la inclusión de la mujer al campo laboral, produjo cambios de actitud frente a la familia).

En el siglo XVIII la imagen del ser humano estaba en una concepción estratigráfica aún hoy vigente: busca en la cultura principios universales, empíricos frente a la diversidad. Esta visión se suele unir a la especialización, con lo cual se pierde visión general, se fragmenta el conocimiento y se pierde perspectiva. Esto es útil a la hora de evitar perder la contextualización de los fenómenos culturales: para entender su sentido hay que escapar de las viejas concepciones:

De lo civilizado vs. La barbarie: No conocemos a través de hechos, sino a través de fenómenos mediante procesos subjetivos que objetivizan lo objetivo.

De lo culto VS. Lo popular. La cultura incluye todas las formas de vida, tanto las deseables y superiores como las cotidianas.

De lo moderno VS. Lo tradicional. Ambos aspectos se mezclan y superponen. No se puede hablar de grupos sociales como antepasados contemporáneos. Cada cultura tiene las formas culturales que le resultan aptas para cubrir sus necesidades y expectativas.

De lo global VS. Lo local. Deben construirse marcos donde se vinculen lo local con lo global (se habla de lo glocal), reconocer que lo global no es ajeno a influencias locales y que lo local está impregnado de flujos transnacionales de bienes, mensajes y migrantes. Lo global no es la superación de lo local. El error es caer en concebir a las comunidades locales como tradicionales, estáticas, encerradas y reaccionarias frente a los flujos. Se

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suele pensar en los nacionalismos y el indigenismo como peligrosos; se suele asociar el cosmopolitismo que implica la pérdida de la propia identidad para fusionarse a la globalidad como algo positivo. Esta es la ideología de la globalización. Lo global y lo local no tienen por qué enfrentarse: las personas pueden vivir en lo local, con sus particularismos, y al mismo tiempo insertarse en un sistema mayor de relaciones.

Lo sagrado VS. Lo profano: esta dicotomía continúa la tradición escolástica, ilustrada y Durkheiniana que separaba alma y cuerpo, espíritu y materia, inteligencia y emociones.

Hibridación y cambio culturalLas culturas no son estáticas. A veces las formas culturales pueden desaparecer, si no son sustituidas por otras pueden llegar a eclipsar una cultura. Generalmente el proceso no es tan drástico. La hibridación cultural se refiere al proceso de construcción de nuevas formas culturales a partir de la combinación de otras distintas y preexistentes (dentro o fuera de la cultura). La hibridación implica la desaparición de antiguos elementos, la aparición de nuevos elementos, la combinación de antiguas y nuevas formas.

La hibridación y el cambio cultural son siempre procesos adaptativos que permiten a las culturas reproducirse, perpetuarse y resignificarse. Muchas veces, en este proceso se pone en juego aspectos de dominación y de apropiación pero también de resistencia, innovación, selección, reajuste, coexistencia… por ejemplo, en las situaciones de colonialismo las culturas indígenas han tenido que hacerse más permeables para lograr su reproducción, sobre todo en aspectos económicos.

Tampoco puede decirse que el cambio y la hibridación conllevan a la destrucción de una cultura ni de las identidades. No obstante, formas muy drásticas de cambios e hibridación como puede ser una revolución o la colonización, pueden generar una destrucción de la cultura. Por otra parte, porque algo existió no tiene por qué seguir existiendo, en contra de la obsesión de la postura románitica que considera el cambio como una pérdida irreparable.

Hay que tener cuidado con identificar automáticamente cultura e identidad con tradicionalismos: a veces se pretende revivir lo popular y tradicional cuando los agentes protagonistas de esa cultura no lo desean.

3. Oposición entre individuo y cultura.

Del “Leviatán” y “Homo Duplex” a la subyugación del sujeto por el “Sujeto”La oposición individuo- sociedad es histórica en las ciencias sociales y aún hoy irreconciliable. Por un lado, algunos creen que las personas son piezas de una gran maquinaria social; de otro lado, se piensa que los sujetos son autónomos siendo la sociedad sólo un residuo bajo la forma de relaciones entre individuos.

La subyugación del sujeto por el Sujeto, la hostilidad entre la sociedad y los humanos pasa de Tucídides a San Agustín y Hobbes, quien encuentra el remedio al estado de Naturaleza en la naturaleza del Estado: la institución de un poder monopólico que pueda vigilar los estragos antisociales de la libido humana y mantenga en el ser humano el temor (una especie de Súper Ego). En el Leviatán (o Estado de Hobbes) el individuo no existe como tal, sino que sólo constituye la expresión de un Todopoderoso que según los casos es definido como sociedad, cultura, discurso hegemónico.

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Durkheim también concebía el hecho social como un freno necesario a la Humanidad. Así lo expresa su Homo Duplex doble y dividido, mixto de un ego intelectual y moral, recibido de la sociedad que lucha por mantener a raya un yo egocéntrico y sensual, pre-social. En esta línea tiene un papel importante el sistema de normas que orienta la conducta por valores comunes, de acuerdo a una conciencia colectiva.

Estas posturas pecan de hablar sobre un individuo compartimentado, donde lo social y lo individual aparecen como elementos aislados y diferenciados en constante conflicto. Lo social es algo exterior, para esta perspectiva, y trascendente y coercitivo para los individuos. También peca de caer en la búsqueda de la “normalidad” ya que al individuo, lo que lo convierte en persona, es aquello en lo que coincide con todos los demás miembros del grupo. Esta postura se basa en los universales culturales.

Para Durkheim, la religión y el totemismo son hechos sociales, a diferencia de la magia cuyo ámbito es estrictamente individual. Esos hechos sociales suponen una fuerza sobre el individuo que entablan la prohibición, asociándose a lo sagrado y refuerza la cohesión social. Marx, Engels, Plejanov y Trotsky subsumían al sujeto en el sistema de fuerzas suprapersonales. A estas expresiones se suman otras teorías que hacen énfasis en sujetos pasivos, meras expresiones de un orden cultural omnipotente. Althusser aúna la acción del Estado con los poderes de Dios y elabora una teoría marxista de la ideología fundamentada en el modelo teológico de la sumisión. Para Althusser y también para Focault y Gramsci, la conformación del sujeto social es equivalente a su subyugación.

Por otra parte, desde las ideologías de derecha, se ha propuesto la teoría de la elección racional y del individualismo radical. Reduce lo social a lo individual, asignando al individuo un principio activo de optimización. Ontológicamente la sociedad deja de existir. Este pensamiento termina en la tautología con la que comenzó el individualismo: con sujeto abstracto e ideal en el cual reside el mundo entero de los fines sociales, mistificado como sus fines personales.

El corte epistemológico entre la leviatanología y la sujetología Ambas posturas (la centrada en el individuo u sujetología; la centrada en lo social o leviantanología) tienen un error epistemológico, pues no se puede caer en reduccionismos. El proceso de socialización es también un proceso de individuación: lo social es lo social individualizado, un conjunto de reglas que los actores aplican en cada situación concreta. La interacción resulta una realización activa y de destreza de los actores sociales.

Marcel Mauss ha desarrollado el concepto del “Hombre Total” en contraposición al de Homo Duplex. Si bien no zanja el debate, al menos abre el camino a ulteriores tratamientos. Mauss todavía sigue buscando leyes universales culturales, como buen discípulo de Durkheim, pero al mismo tiempo reivindica que el ser humano es una unidad de cuerpo, conciencia individual y conciencia colectiva. Su cuerpo, instintos, emociones, deseos, percepciones, inteligencia se manifiestan como un todo en cada acción.

Mauss estudia por ejemplo el fenómeno del duelo y dice que el llanto no es un fenómeno exclusivamente psicológico o fisiológico, sino también social, marcado por la no espontaneidad y la obligación. El tiempo y las condiciones de la expresión colectiva de los sentimientos están fijados socialmente. Además, no se llora o se grita sólo por traducir el propio dolor sino porque es necesario socialmente hacerlo (obligatoriedad social).

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Mauss se aleja todavía más de Durkheim cuando habla de lo económico. Trata de encontrar principios de moral económica en las sociedades primitivas para explicar también nuestras sociedades. La reciprocidad implica la obligación de dar, recibir y devolver… Y esto está ligado al prestigio o desprestigio social; es un fenómeno social total que permite comprender la estructura de una sociedad.

Estructuras y sujetoIncluso las teorías de Althusser, Focault o Gramsci nos hablan de instituciones intermedias entre individuo y sociedad. Gramsci dice que la conformación de sujetos sumisos se logra a través de instituciones civiles como escuelas, iglesias, sindicatos, familias, partidos políticos, medios de comunicación. Todas estas instituciones son para él cómplices del poder estatal y convierten a la gente en súbditos de la ideología dominante. Focault habla de un poder “irresistible, ubicuo y difuso que satura lo cotidiano, las relaciones e instituciones de la existencia humana e inyecta percepciones, conocimientos y predisposiciones en la gente. El Poder es una especie de terror generalizado”.

En este panorama, entonces, ¿cómo es posible la antropología? Si los antropólogos están tan intelectualmente dominados por vivir bajo una particular hegemonía, ¿cómo pueden hacer etnografía? Se obvia la capacidad simbólica del ser humano. Según Sartre, las personas participamos selectivamente en el entorno social, vivimos de una manera única la cultura. Desde la postura Satreiana, los individuos no son simples representantes de estructuras mayores (como el feudalismo o la burguesía) porque cada persona interioriza a su manera los órdenes culturales.

4. Relaciones entre cultura y naturaleza.

Unión de cultura y naturalezaTradicionalmente se ha separado lo cultural de lo que es biológico o natural. Pero cultura y naturaleza son conceptos que deben pensarse conjuntamente y no aislados, como ha sido habitual en la modernidad. El ser humano expresa el modo en que la naturaleza se transforma en cultura y se define por la forma en que sus potencialidades genéricas se encarnan en su conducta, emociones y maneras de pensar.

La naturaleza se manifiesta en la trayectoria cultural, pero la línea que separa lo estrictamente natural y lo estrictamente cultural no es una línea definida. Todas las culturas convierten los actos naturales en actos culturales. El parentesco por ejemplo, no está en el dominio de la naturaleza ni tampoco en el de la cultura, sino en una esfera intermedia.

Adaptación como fenómeno cultural y naturalLa flexibilidad y la adaptabilidad son características humanas básicas, que diferencias nuestra especie de otras. El deseo de controlar lo incontrolable, conocer lo desconocido y traer orden al caos tienen su expresión en casi todas las culturas (mediante la ciencia, inventos y descubrimientos, desarrollos culturales…). Somos capaces de prevenir y curar enfermedades, controlar la natalidad, clonar personas.

Además, diferentes sociedades pueden elegir formas distintas de adaptarse a una misma situación: lo que en un medio puede resultar adaptativo, en otro medio puede no serlo. Las formas culturales son adaptativas generalmente y permiten la supervivencia de ese grupo cultural. Pero hay algunas que no son adaptativas y que si fueran llevadas al extremo, disminuirían la posibilidad de supervivencia de una sociedad en concreto.

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Las relaciones sociales de un grupo suelen invadir el campo de acción de otros grupos (por ejemplo, cautiverio, comercio, emigración). La noción de espacio es variable porque es un signo cuyo significado viene dado por los códigos culturales en que se inscribe. La humanidad tiende a agruparse en núcleos (desde la familia al Estado, pasando por diversos colectivos). Son los grupos humanos los que dan significado a los sustratos geográficos en los que viven y no al revés.