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88 | Combatiendo los TLCs El proceso de negociación y decisión sobre el TLC El Tratado de Libre Comercio Estados Unidos- Centroamérica-República Dominicana (en adelante TLC) se negoció durante el año 2003 y los primeros meses del 2004. Inicialmente participaron 5 países centroame- ricanos (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica). Luego se unió República Dominicana, que negoció primero con Estados Unidos y luego se adhirie- ron el resto de los países. La negociación de Costa Rica fue encabezada por un equipo de profesionales del Ministerio de Comercio Exterior (COMEX) vinculados a los intereses de grandes corporaciones transnacionales y que, en varios casos, como después se sabría, recibieron jugosos comple- mentos salariales de la fundación Costa Rica-Estados Unidos (CR-USA), heredera de la Agencia Estadunidense para el Desarrollo (USAID por sus siglas en inglés). El país depositó así una negociación estratégica en perso- nal pagado por la contraparte. Esta etapa no fue para nada sencilla. Desde un inicio diversos sectores reclamaron la posibilidad de participar en la definición de al menos los pisos mínimos o techos máximos de negociación, y de dar un seguimiento cer- cano al proceso. El COMEX estableció un mecanismo de “consulta” con el cual hacía aparecer como partícipes del proceso a las organizaciones invitadas. Sin embargo se hicieron cientos de recomendaciones y promesas sin que éste se comprometiera definitivamente con ninguna. Es decir, el mecanismo de consulta fue pura- mente formal en cuanto a los representantes de los sec- tores populares. Consistió en: la publicación de anun- cios, en algunos periódicos de circulación nacional, llamando a diversos sectores productivos a dar a cono- cer su opinión sin decir cómo se iba a tramitar la misma; la realización de foros de información sobre el proceso de negociación con consultas de representantes de diversas organizaciones; y la constitución de un llamado “cuarto adjunto”, que era un espacio donde los negocia- dores podían conversar con las organizaciones y empre- sas (que pudieran costear su participación) sobre el rumbo de las negociaciones en el momento en que éstas se daban. Igual que en el caso anterior, no existió nin- gún procedimiento que hiciera vinculante o permitiera, al menos, lograr algún acuerdo entre organizaciones sociales y negociadores. Con este tipo de mecanismos informativos, los movi- mientos populares fueron tratados como meros recepto- res. Sus argumentos, suficientemente fundamentados, nunca fueron tomados en cuenta. Esto se hizo más evi- dente cuando se publicó el texto del TLC, tiempo des- pués de que las negociaciones habían finalizado, pues en el proceso los textos se habían declarado “confiden- ciales” “para no divulgar la estrategia nacional”, incluso para diputados que demandaron el acceso a los textos oficiales. Por ejemplo, en una reunión con la viceminis- tra Gabriela Llobet, encargada además de la temática ambiental, a dos organizaciones se les dio copia de los capítulos ambientales de los tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Chile, Estados Unidos y Singapur –en inglés además- para opinar sobre el TLC entre Centroamérica y Estados Unidos pese a que su asistente había manifestado que ya existía la propuesta de capí- tulo elaborada por Estados Unidos y que ella no veía pro- blema alguno en que esas organizaciones pudieran tener acceso a la misma para brindar su opinión. 2 Institucionalización del movimiento social: la oposición al TLC en Costa Rica María Eugenia Trejos 1 (Noviembre de 2007) 1 Con la colaboración de Eva Carazo, Isaac Rojas, Silvia Rodríguez y Luis Paulino Vargas (orden alfabético) 2 En esa reunión participó Isaac Rojas representando a FECON y Manuel López representando a COECOCEIBA–Amigos de la Tierra Costa Rica.

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El proceso de negociación y decisión sobre el TLC

El Tratado de Libre Comercio Estados Unidos-Centroamérica-República Dominicana (en adelante TLC)se negoció durante el año 2003 y los primeros mesesdel 2004. Inicialmente participaron 5 países centroame-ricanos (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua yCosta Rica). Luego se unió República Dominicana, quenegoció primero con Estados Unidos y luego se adhirie-ron el resto de los países.

La negociación de Costa Rica fue encabezada por unequipo de profesionales del Ministerio de ComercioExterior (COMEX) vinculados a los intereses de grandescorporaciones transnacionales y que, en varios casos,como después se sabría, recibieron jugosos comple-mentos salariales de la fundación Costa Rica-EstadosUnidos (CR-USA), heredera de la Agencia Estadunidensepara el Desarrollo (USAID por sus siglas en inglés). Elpaís depositó así una negociación estratégica en perso-nal pagado por la contraparte.

Esta etapa no fue para nada sencilla. Desde un iniciodiversos sectores reclamaron la posibilidad de participaren la definición de al menos los pisos mínimos o techosmáximos de negociación, y de dar un seguimiento cer-cano al proceso. El COMEX estableció un mecanismo de“consulta” con el cual hacía aparecer como partícipes delproceso a las organizaciones invitadas. Sin embargo sehicieron cientos de recomendaciones y promesas sinque éste se comprometiera definitivamente conninguna. Es decir, el mecanismo de consulta fue pura-mente formal en cuanto a los representantes de los sec-tores populares. Consistió en: la publicación de anun-cios, en algunos periódicos de circulación nacional,

llamando a diversos sectores productivos a dar a cono-cer su opinión sin decir cómo se iba a tramitar la misma;la realización de foros de información sobre el procesode negociación con consultas de representantes dediversas organizaciones; y la constitución de un llamado“cuarto adjunto”, que era un espacio donde los negocia-dores podían conversar con las organizaciones y empre-sas (que pudieran costear su participación) sobre elrumbo de las negociaciones en el momento en que éstasse daban. Igual que en el caso anterior, no existió nin-gún procedimiento que hiciera vinculante o permitiera,al menos, lograr algún acuerdo entre organizacionessociales y negociadores.

Con este tipo de mecanismos informativos, los movi-mientos populares fueron tratados como meros recepto-res. Sus argumentos, suficientemente fundamentados,nunca fueron tomados en cuenta. Esto se hizo más evi-dente cuando se publicó el texto del TLC, tiempo des-pués de que las negociaciones habían finalizado, puesen el proceso los textos se habían declarado “confiden-ciales” “para no divulgar la estrategia nacional”, inclusopara diputados que demandaron el acceso a los textosoficiales. Por ejemplo, en una reunión con la viceminis-tra Gabriela Llobet, encargada además de la temáticaambiental, a dos organizaciones se les dio copia de loscapítulos ambientales de los tratado de libre comercioentre Estados Unidos y Chile, Estados Unidos y Singapur–en inglés además- para opinar sobre el TLC entreCentroamérica y Estados Unidos pese a que su asistentehabía manifestado que ya existía la propuesta de capí-tulo elaborada por Estados Unidos y que ella no veía pro-blema alguno en que esas organizaciones pudierantener acceso a la misma para brindar su opinión.2

Institucionalización del movimiento social:la oposición al TLC en Costa RicaMaría Eugenia Trejos1 (Noviembre de 2007)

1 Con la colaboración de Eva Carazo, Isaac Rojas, Silvia Rodríguez yLuis Paulino Vargas (orden alfabético)

2 En esa reunión participó Isaac Rojas representando a FECON y ManuelLópez representando a COECOCEIBA–Amigos de la Tierra Costa Rica.

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Aún después de finalizada la negociación no fue posibleconocer la documentación correspondiente a la misma,pues se afirmó que “se extravió” con el cambio de minis-tros en la pasada administración. De hecho, los únicosque sí tuvieron acceso al proceso de negociación, comoasesores del gobierno, fueron los representantes de lascámaras empresariales. Tanto que actualmente uno deesos dirigentes empresariales es Ministro de ComercioExterior.

Si bien la negociación concluyó en enero de 2004 y elTLC fue suscrito por el Presidente en agosto de esemismo año, el texto no fue enviado a la AsambleaLegislativa para su aprobación sino hasta octubre de2005, debido a la creciente resistencia popular queexpresaba diversos tipos de contradicciones entre elmovimiento popular y el gobierno; entre éste y un sec-tor del empresariado; y al interior del mismo gobierno.Lo último culminó con la renuncia de prácticamente latotalidad del equipo negociador.

El impulso definitivo al TLC viene del actual gobierno deOscar Arias, que asumieron el poder en mayo de 2006en medio de una gran marcha de rechazo -por primeravez en la historia electoral costarricense- y después deun ajustadísimo resultado electoral (cerca de 1% de dife-rencia respecto al Partido Acción Ciudadana) y de enor-mes cuestionamientos sobre dicho resultado y sobre lafigura de la reelección presidencial, reinstaurada por laSala Constitucional al anular una decisión legislativa de1969 (Arias ya había sido presidente en el período 1986-1990). Para este gobierno el TLC fue desde un principioun tema central y, como así lo hizo, estuvo dispuesto aconseguir su aprobación de cualquier forma.

La discusión en el Congreso inició en junio de 2006, conun procedimiento que ha sido calificado de antidemo-crático y elevado a otras instancias, como la SalaConstitucional, entre otras cosas porque la comisiónque dictaminó el TLC, si bien recibió a algunos gruposcontrarios al tratado, se negó a recibir a más de 60 gru-pos que habían solicitado audiencia, rechazó consultara los pueblos indígenas tal y como fue recomendado porla asesoría técnica legislativa en cumplimiento delConvenio 169 de la Organización Internacional delTrabajo (OIT), y elaboró el dictamen sin haber discutidoy votado más de 300 mociones pendientes y sin haber

entrado a la discusión del fondo del tratado.

Los diversos sectores de oposición vieron frustrados susintentos de ser escuchados, ya que aún los que tuvieronacceso a las sesiones de la comisión encontraron que nose discutía ni había ningún interés por profundizar enlos contenidos del tratado. El esfuerzo estaba puesto enseñalar los tiempos disponibles para hablar y los/as mis-mos/as legisladores/as tenían limitaciones para poderintervenir, ya que se les medía el tiempo de sus partici-paciones y dentro de ellas estaba el tiempo para las res-puestas. La farsa “democrática” en que se discutió elproyecto puso, una vez más, de manifiesto el cambio derumbo que tomaba el país: se había terminado la insti-tucionalidad democrática que antes había obstaculizadola aprobación del tratado y se recurría continuamente aprocedimientos amañados y autoritarios.

El creciente movimiento de oposición al TLC, a pesar dela multimillonaria campaña realizada por sus defenso-res, llevó a una creciente polarización del país entrequienes defendieron y quienes adversaron el tratado.Sin embargo, de las mismas filas del movimiento oposi-tor salió la propuesta que parece haber sido retomadapor sus defensores como el camino para la superacióndel estancamiento: la realización de un referendo quetuvo lugar el 7 de octubre de 2007.

Las razones de la resistencia en Costa Rica: ampliodesarrollo del estado social

Amplia cobertura de los servicios públicos

El desarrollo del estado social en Costa Rica, desde ladécada de los años 40 hasta la década de los años

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El 21 de agosto de 2007, unos 800 estudiantes y profesoresprotestaron contra la resolución del 12 de julio del TribunalSupremo Electoral, que estableció que el personal de laUniversidad no podía utilizar fondos públicos para hacer cam-paña en contra del CAFTA. (Foto: Juan Carlos Ulate, Reuters)

Trabajador con la compañia estatal de energía y telecomunica-ciones, Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), que ofrece

sus servicios a bajo precio. Es cierto que el ICE serádesmantelado y privatizado bajo CAFTA.

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setenta del siglo veinte, condujo a una importanteexpansión de los servicios públicos, comparativamentemejor que la alcanzada en otros países de la región. Apesar de la aplicación de políticas neoliberales, que seiniciaron en la década de los ochenta,3 aún se conservaníndices sociales altos: el índice de desarrollo humano esde 0.838 (correspondiente al lugar 47 en todo elmundo), el analfabetismo es apenas del 4%, la coberturadel seguro de salud abarca aproximadamente a un 82%de la población, la esperanza de vida al nacer es de 78años, la población con acceso a agua potable es de un75%, la cobertura de energía eléctrica es de 97% y la detelefonía de 31.6 líneas por cada 100 habitantes.Además, el país tiene unas de las tarifas más bajas en elcontinente para la electricidad, telefonía fija, celular einternet.4 Esto ha sido posible en el contexto de un pro-yecto de sociedad que garantiza que ciertos serviciosestratégicos sean ofrecidos por el Estado, bajo unalógica solidaria y con amplia cobertura.

Esta expansión de los servicios públicos constituyó yconstituye un elemento central de la actual resistencia:la población que ha tenido acceso a estos servicios sabeclaramente lo que puede perder y ha demostrado sudeterminación a defenderlos.

Amplio y prestigioso sector intelectual

Como parte del Estado Social se desarrolló en el país unsistema universitario de alto nivel y, sobre todo, con laautonomía suficiente para permitir el surgimiento de unpensamiento crítico en un importante sector de profe-sionales. Este sector se dio a la tarea de analizar el TLCpara poder tomar posición frente al mismo. Con ello, laoposición no sólo ha superado el mero discurso y se habasado en el análisis específico del texto, sino que con-forme se fue conociendo más el contenido del tratado sefue ampliando la crítica, creciendo la preocupación

sobre sus implicaciones y aumentando el compromisodel sector intelectual en la lucha para impedir su apro-bación. Desde el mismo año en que concluyó la negocia-ción se inició la producción de materiales de todo tipodesde una gran cantidad de libros y mucho más de artí-culos, varios videos y material de audio, folletos de divul-gación, volantes, canciones, poemas, retahílas, afiches,teatro, etc. que han permitido difundir el análisis sobrelos contenidos del TLC. La producción de materiales fueacompañada de una amplia divulgación y diálogo concomunidades desde las más cercanas a la meseta centralhasta las más alejadas comunidades rurales y pueblosindígenas. Se utilizaron diversas metodologías de educa-ción popular para “bajar” el contenido sumamente densoy confuso de las casi tres mil páginas del TLC y se contócon el apoyo de cientos de activistas dispuestos a cedertiempo, dinero y conocimiento en estas acciones.

La población, ya de por sí inquieta y desconfiada por laenorme propaganda de los defensores del tratado fueconociendo contenidos que le han permitido compren-der las implicaciones del tratado y tomar posición encontra. Al mismo tiempo se fue creando el gérmen de laorganización aglutinada después en los más de 130comités patrióticos establecidos espontáneamente a lolargo y ancho del país.

Institucionalidad democrática con cierto nivel de fun-cionamiento

Hasta antes del gobierno actual, que se inició en 2006,la institucionalidad democrática funcionaba relativa-mente. Los procedimientos parlamentarios impedían laaprobación de leyes o tratados internacionales demanera precipitada y se contaba con la presencia de unsector numeroso, en el parlamento, que se oponía a laaprobación del TLC. El control del ejecutivo lo tenía unsector que conservaba el estilo de gobierno tradicionalen el país, tendiente a favorecer el consenso y a buscarmecanismos de entendimiento cuando se enfrenta laposibilidad de un estallido social. Así, el tratado semantuvo sin siquiera iniciar la discusión parlamentariapor mucho tiempo.

Esto cambió con la administración Arias, como veremosmás adelante. Pero durante el período que va de princi-pios del 2004 a principios del 2006, las reglas puestaspor los mismos sectores gobernantes les impedían avan-zar en la aprobación del tratado. Por ejemplo, el ejecu-tivo instaló una “comisión de notables”, que tardó enemitir una ambivalente declaración. Todo esto diotiempo a que se divulgaran más los impactos fundamen-tales que éste tendría de ser aprobado, y permitió unamplio crecimiento del movimiento de oposición.

Variedad y heterogeneidad de la participación

El movimiento contra el TLC condujo a la confluencia deamplios y variados sectores de la población. Por un lado,participaron representantes de todo el movimientosocial: sindicatos, campesinos, estudiantes, indígenas,cooperativistas, ecologistas, profesionales, mujeres,algunos sectores de diversas iglesias, artistas. Por otrolado, hubo pronunciamientos de instituciones de presti-gio en contra de la aprobación del tratado: tres de lasuniversidades públicas hicieron pronunciamientos fun-damentados en análisis a fondo y en las cuatro se for-maron frentes de lucha contra el TLC. La Defensoría delos Habitantes también se pronunció en contra y elaboró

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3 Desde la década de los ochenta del siglo veinte se inició la aplicaciónde políticas neoliberales que han ido modificando esta orientación,aunque la resistencia social, el estilo de gobierno y el “colchón” queha dejado la política social previa permiten que aún, a nivel de indica-dores, no se enfrente una situación social muy deteriorada. Sinembargo, como resultado de estas políticas, hay un marcado dete-rioro en la calidad de los servicios públicos, así como en la distribu-ción del ingreso y en la presencia de lo que se ha llamado “flexibili-dad” laboral.

4 Datos de: Foro Mundial sobre Educación, Educación para Todos,informe de país. En www.unesco.org; Programa Estado de la Nación.En: www.estadonacion.or.cr; Fumero Paniagua, Gerardo. “El Estadosolidario frente a la globalización. Debate sobre el TLC y el ICE”, SanJosé, Costa Rica, 2006.

El muro de la dignidad, donde las personas eran libres depublicar sus puntos de vista sobre el CAFTA. (Foto: Julia Ardón)

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otro amplio y detallado informe. Finalmente, se formóun Frente de apoyo a la lucha contra el TLC, encabezadopor el rector de una de las universidades públicas.

También se sumaron, activamente, al movimiento desta-cadas figuras en el campo artístico e intelectual (variospremios nacionales, por ejemplo) y muchos/as artistasde gran reconocimiento. Desde el campo político parti-ciparon dos expresidentes, varios ex candidatos a presi-dente (de partidos grandes), varios ex jerarcas de insti-tuciones públicas, ex ministros, ex primeras damas.Incluso dentro del Partido Liberación Nacional (actual-mente en el gobierno) formó un frente contra la aproba-ción del tratado. Por último, un sector de empresariostuvieron una participación muy destacada, entre ellosproductores arroceros, de productos genéricos, pecua-rios, etc. y se formó una Organización de Empresariospor Costa Rica que se opone a la aprobación del TLC.

Estos hechos dieron una gran legitimidad al movimientode rechazo al TLC y, lograron frenar la intensa campañamediática que centró sus ataques en algunos dirigentessindicales, creyendo que con ello logrararían despresti-giar el movimiento. Lo cierto es que un sector crecientede la población percibió la participación de todas aque-llas personas y reconocieron también que son losgrandes empresarios y el gobierno los que defienden eltratado. A esto se sumó un nivel de desconfianza quetienen los/as costarricenses cuando algo se les intentaimponer: parte del rechazo se generó, precisamente, enla multimillonaria campaña publicitaria y en la insisten-cia del gobierno en que se requería la aprobación delTLC para sacar adelante al país. Hay que recordar queeste gobierno inició su gestión, en medio de cuestiona-mientos sobre la reelección presidencial y sobre el resul-tado de las elecciones, con el apoyo de sólo una cuartaparte de los/as votantes.

A la variedad de los sectores que participaron en elmovimiento hay que agregar la diversidad de formas departicipación y de expresión que se han utilizado. Se for-maron comités y frentes de lucha en todo el territorionacional, y éstos organizaron diferentes tipos de activi-dades, casi siempre en contacto más personal con lagente y, en ese sentido, muy distante de la maneraimpersonal en que los defensores del TLC se relacionan,ya que es, sobre todo, a través de los medios.5 Estetrabajo fue creciendo de manera que cada semana apa-recían nuevos comités o frentes de lucha en diferentescomunidades.

Organización de la resistencia

Consideramos que la resistencia frente a la aprobacióndel TLC tuvo cuatro momentos iniciales:

Antes de la firma del TLC

En este período, durante el 2003 y principios del 2004,el movimiento estaba dividido sobre todo entre dos sec-tores: el que se oponía a cualquier tratado de librecomercio con Estados Unidos y el que buscaba incorpo-rar algunas disposiciones en el tratado que se estaba

negociando. Así, había mucha división y dispersión y sehacían esfuerzos separados para enfrentar el proceso denegociación.

Ninguno de los sectores conocía realmente lo queestaba quedando el tratado, ya que sólo se tenía accesoa los informes de COMEX y no a los documentos queiban saliendo de la negociación. Ni siquiera quienes bus-caban incorporar disposiciones y participaban en el lla-mado “cuarto adjunto” tenían acceso a los documentosni a la evolución de la negociación, pues el equipo nego-ciador buscaba asesoría y acuerdos con el sector empre-sarial y ocultaba información al resto de los/as partici-pantes.

Entre la firma y las elecciones de febrero de 2006

Al finalizar la negociación del tratado y, finalmente,publicarse sus contenidos, quienes habían venido parti-cipando con diversas posiciones y expectativas pudieronconocer sus verdaderos alcances. Con ello, quieneshabían intentado incorporar algunas disposicionesmenos desfavorables, en cualquiera de los temas, com-prendieron que nada en el TLC favorecía a ningún sectorque no fuera el capital transnacional y sus representan-tes internos. Por ello, la posición de los sectores oposi-tores adquirió una mayor unidad pues todos se oponíana la aprobación de este tratado. La diferencia era ahoraentre quienes planteaban que debía renegociarse orechazarse de plano. Entre los primeros están quienes,en la última etapa, conducen el movimiento a la realiza-ción del referendo.

Aún así, se realizaron esfuerzos unitarios con mejoresresultados que en la etapa anterior y se formó una comi-sión de enlace donde se establecían algunos mecanis-mos de vinculación entre los diferentes sectores oposi-tores al tratado. Estos instrumentos unitarios noabarcaron la totalidad del movimiento, pero permitieronrealizar acciones con la participación de todos. Siemprese mantuvo el espacio para las acciones que surgían dediferentes comunidades o sectores, con amplios desplie-gues de creatividad, mucho trabajo personal y muchaproducción intelectual y de material de divulgación.

Después de las elecciones de 2006

Las elecciones de 2006 conducen al inicio de la adminis-tración Arias, que define como eje de su proyecto la

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5 No hay que ignorar su presencia en algunas empresas donde dancharlas a un público cautivo al que atemorizan con que perderán sutrabajo si no se aprueba el TLC. Como en Costa Rica no existe sindi-calismo en el sector privado (no hay libertad sindical) sólo los defen-sores del TLC tienen acceso a estas empresas, que son sobre todo lasde zonas francas.

Costarricenses utilizan una enorme variedad de medios paraexpresarse en contra del CAFTA (febrero de 2007)

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aprobación del TLC y de las leyes complementarias a suejecución. Esto facilitó la unidad del movimiento en con-tra del TLC porque no había negociación posible con elgobierno y no había renegociación posible del tratado.La lucha se definió como la lucha contra el TLC sin cali-ficativos.

El gobierno amplía su campaña y se hacen movimientoslegislativos para la aprobación del tratado y de las leyescomplementarias. El proyecto avanza en la comisión deasuntos internacionales –con las deficiencias que semencionaron antes– que, finalmente, lo dictamina y loenvía al plenario.

El movimiento de rechazo crece, se forman nuevas coor-dinadoras y frentes de lucha y se realizan las dos mani-festaciones más grandes en contra de la aprobación deltratado: una en octubre de 2006 y otra en febrero de2007. Las manifestaciones tenían una expresión centralen el centro de San José, pero había movimientos simul-táneos en varios puntos del país. La polarización delpaís se ampliaba y, con ella, la tensión social.

Fue entonces cuando se pasó a la cuarta etapa.

Institucionalización del movimiento

Dentro del mismo frente opositor al tratado surgió ungrupo de ciudadanos que propuso la realización de unreferendo. Cuando se inició el planteamiento, antes delas elecciones de 2006, podía haber algunos argumen-tos a su favor, aunque éste también era un tema quedividía al movimiento. Sin embargo, cuando se presentaante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) una peti-ción para la realización de un referendo que definiera elfuturo del TLC, ya se había pasado por un proceso elec-toral en el cual el papel de dicho tribunal había sido

sumamente cuestionado. Esta petición fue, inicialmente,rechazada por el TSE.

No obstante, después de la manifestación multitudinariade febrero de 2007, y en un aparente acuerdo con elgobierno, el TSE aprueba la realización de un referendo,solicitado por el poder ejecutivo y aprobado por el legis-lativo, que se realizó en octubre de 2007. Con esta reso-lución, a nuestro juicio, se institucionalizó el movi-miento y los gobernantes se apropiaron de la lucha quepasó, ahora, a su propio campo.

Las condiciones en que se realizó el referendo en CostaRica no garantizaron, como algunos/as previeron, unaparticipación equilibrada. Primero, los medios de mayordifusión en su mayoría tuvieron una posición claramentefavorable a la aprobación del tratado y no informaron nipermitieron el acceso del movimiento opositor.Segundo, el TSE no garantizó el acceso equilibrado delos dos sectores a los medios ni entregó recursos paraser utilizados en la difusión de las posicionesm por loque los defensores del tratado contaron con recursosmultimillonarios otorgados por sectores empresariales,mientras los opositores tuvieron que continuar con eltrabajo personal o en espacios pequeños. Tercero, elTSE dispuso que los fiscales del referendo fueran nom-brados por los partidos políticos, lo que también difi-cultó el trabajo del movimiento opositor, que no estabainscrito en ningún de ellos. Cuarto, el TSE dictó disposi-ciones que pretendieron impedir la participación de lasuniversidades públicas, alegando que usan recursospúblicos, pero en una clara y peligrosa violación de laautonomía universitaria, mientras acepta que el presi-dente y sus ministros utilicen su tiempo –y los recursospúblicos- para hacer campaña a favor del tratado.“Vamos a hacer un trato”, dijo sin ambages el PresidenteArias en reunión oficial con ciudadanos de una alejada

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El 26 de febrero de 2007, unos 200.000 costarricensessalieron a la calles de San José para decir NO al TLC.

Cartel pidiendo un masivo voto del “NO” en el referéndum(Foto: cortesía de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados, ANEP)

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comunidad de la zona el sur del país, “ustedes votan porel TLC y nosotros les construimos un gran aeropuerto”.

Así, el futuro del TLC fue definido en un proceso electo-ral amañado y no en la lucha social que se había venidodesarrollando. Pero peor aún, ese proceso electoral notuvo las condiciones mínimas para garantizar que lapoblación accediera a la información de ambas posicio-nes y las dudas fundamentadas sobre la imparcialidaddel TSE fueron hechos consumados.

Sin embargo, hay que destacar que el movimiento y laorganización se multiplicaron ante la perspectiva del,con la creación de más de comités y la multiplicación deformas de divulgación de los contenidos del tratado.Este movimiento podría ser el germen de un procesoque, más allá de la aprobación o el rechazo del TLC,conduzca a una transformación social de carácter másradical.

Síntesis de la etapa antes del referendo

En Costa Rica se generó un amplio movimiento derechazo al tratado de libre comercio, entre otras cosasporque en el país existió un estado social con un rela-tivo desarrollo. Esto permitió la expansión de los servi-cios públicos, que hicieron que la población quiera con-servarlos; la presencia de un importante sectorintelectual que condujo a que el tratado no se combatierasimplemente con discursos, sino con análisis de sus con-tenidos y el reconocimiento de sus verdaderos alcances;la existencia de una institucionalidad democrática que,hasta antes del 2006, funcionaba hasta cierto punto yobstaculizaba la aprobación del tratado sin una discu-sión parlamentaria más o menos prolongada.

El movimiento del NO logró incorporar a sectoresamplios y variados de la población, dificultando a susdefensores la ofensiva por la presencia de muchas figu-ras prestigiosas en diferentes ámbitos intelectuales, cul-turales, artísticos y políticos, así como por la participa-ción de instituciones prestigiosas como lasuniversidades públicas y la defensoría de los habitantes.

El movimiento del NO mostró que es posible enfrentar elpoder económico y mediático con el trabajo más perso-nalizado, sistemático y bien fundamentado.

El movimiento del NO evolucionó desde una oposición

dividida hasta una gran unidad, desde una oposición “dela calle” hasta la institucionalización del movimiento.Esto condujo a la definición sobre el futuro del TLC enun referendo dirigido por un tribunal de eleccionescuestionado en el último proceso electoral y con reglasque no garantizan el equilibrio.

El movimiento del NO permitió el surgimiento de diver-sas expresiones sociales y de formas organizativas y departicipación que, podemos esperar, serán el germen dela construcción de una sociedad opuesta a la queimpulsa el TLC: donde se conserva la soberanía sobrelos recursos naturales, el territorio, las decisiones, laaplicación de la justicia, el derecho a legislar. Donde lavida sea más importante que el comercio y las personassean más importantes que las ganancias. Donde losesfuerzos se orienten al desarrollo solidario de laspotencialidades humanas y no a la competencia y el for-talecimiento de las grandes corporaciones.

El desenlace frustrante y esperanzador

Como es sabido, el TLC consiguió el 7 de octubre unavotación mayor a su favor. Si bien técnica y aparente-mente podemos decir que no hubo fraude directo en lasurnas, sí podemos hablar con certeza de condicionesasimétricas de las partes y de un fraude mediático.También podemos hablar de que, en el futuro, elgobierno estará bajo la mira cercana del movimientosocial gestado en esta lucha que permitió abrir espaciospara imaginar un modelo de sociedad diferente en lostérminos preliminares expuestos en los párrafos ante-riores. ¿Cuál es el balance de la situación a un mes delaturdimiento inicial que los resultados provocaron enlas filas del NO?6

El referendo: legitimador del proyecto neoliberal

El movimiento del NO, con su riqueza social y cultural,con sus formas alternativas de participar en el accionarpolítico nacional, tenía su espacio fuera de la institucio-nalidad controlada por los sectores gobernantes, como

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6 Invitamos a los y las lectoras a leer algunos otros artículos que se hanescrito como evaluación de la situación luego del referendo. Entreotros: Vargas Solis, Luis Paulino. El Movimiento Ciudadano más alládel referendo | Noviembre 17, 2007.www.tribunademocratica.com/2007/11/el_movimiento_ciudadano_mas_alla_del_referendo.htmlGallardo, Helio. Análisis de la coyuntura actual costarricense.Noviembre, 2007.

Las (no tan secretas) papeletas del referéndum (Foto: internet)Votando en el referéndum sobre el TLC, el 7 de octubre del2007

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había sido hasta ese momento. Sin embargo, la convo-catoria del referendo utilizó los argumentos ideológicosmás arraigados en nuestro pueblo y fueron muy pocaslas voces que señalaron su carácter desmovilizador ytramposo.

Oscar Arias ya había utilizado los mecanismos de la“democracia electoral” en contra del movimiento popu-lar, cuando “salvó” la guerra de Estados Unidos contra elgobierno sandinista, al proponer unas elecciones gene-rales. Su experiencia en estos campos y la elaboraciónde una estrategia, aparentemente en conjunto con elTSE, las cámaras empresariales, la embajada de EstadosUnidos y los medios de comunicación nacionales e inter-nacionales, no podían conducir sino a la legitimación delTLC, ahora aprobado por la “mayoría” electoral del país.Incluso la Sala Constitucional participó en la estrategiaal abstenerse de señalar las clarísimas inconstitucionali-dades del tratado.

El proceso del referendo estuvo, al igual que las eleccio-nes nacionales, viciado de nulidad. Primero porque elTSE no fue imparcial:

• no aplicó ninguna norma que garantizara la igualdadde oportunidades para los dos bandos en disputa;publicó en los principales diarios nacionales y como“resumen del TLC” un texto elaborado por el grupoEstado de la Nación, totalmente parcializado a favordel Sí;

• no impidió irregularidades como las amenazas y cam-pañas del miedo que se desataron en las empresas;

• permitió la injerencia de sectores que no debían par-ticipar, como figuras públicas de la administraciónBush y del embajador de Estados Unidos que perso-nalmente participó en campañas de publicidad y visi-tas a empresas, incluso durante los días de tregua.

• Durante estos mismos días, el TSE también permitióla participación por televisión a favor del SI del presi-dente de la república y de su hermano, el ministro dela presidencia, en clara violación legal del artículo 24del reglamento de la Ley del Referéndum.

Segundo, porque los medios no permitieron el acceso,

no digamos a las posiciones de ambos sectores, sino ala información que la población tenía derecho a conocer.

Tercero, porque el gobierno participó de lleno y conrecursos de todos/as nosotros/as en la campaña del Sí,utilizando todos los mecanismos de amenaza y genera-ción del miedo, también a la vista y permiso del TSE.

En estas condiciones no podía esperarse un resultadofavorable al NO y, de haberlo habido ¿lo hubo? nisiquiera lo sabríamos porque no hubo representaciónadecuada en todas las mesas electorales.

Los comités patrióticos: germen de una sociedad alter-nativa

En el terreno de la institucionalidad desgastada ycorrupta de nuestro país, la lucha contra el TLC yaestaba perdida desde que se aceptó participar en el refe-rendo. Sin embargo, fue en el proceso del referendo enel que los llamados comités patrióticos adquirieronmayor fuerza y dinamismo.

La mayoría de estos comités han participado no sólo conlos medios alternativos que se han señalado sino, sobretodo, con autonomía y horizontalidad, con creatividad yespacios para los/as distintos participantes, sin regula-ciones asfixiantes ni dirigentes auto ungidos/as y con lavoluntad y determinación que se requiere para recons-truir la sociedad. Son, entonces, potenciales sustitutosde la institucionalidad existente.

Pero no podemos esperar que todos los comités patrió-ticos sigan el mismo rumbo. Los habrá (o los hay) con-trolados por los/as dirigentes autoproclamados o porlos partidos políticos que los orientan según sus propiosintereses. Los habrá (o los hay) enredados en la institu-cionalidad existente y sin la capacidad necesaria parasacar las lecciones de la experiencia pasada. Pero algu-nos serán capaces de reconocer el momento en que serealizan sus acciones y podrán constituirse en el basa-mento de una nueva institucionalidad en la cual sean losdiversos sectores populares los que definan y controlenel rumbo que debe seguir el país.

(Foto: Julia Ardón)