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I I ^ I ^tl'^ MADRID MARZO 1962 N^5-62H i[nlBSls Of lOS COflD(H^S Antonio Sánchez Belda Inspector-jefe del Registro Lanero y Cría Ovina. MINISTERAO ^E AC;RiCULTURA DIRECCION GENERAL DE COORDIi^IACION, CREDITO Y CAPACITACION AGRARIA

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I ^ I ^tl'^

MADRID

MARZO 1962

N^5-62H

i[nlBSls Of lOS COflD(H^SAntonio Sánchez Belda

Inspector-jefe del Registro Lanero y Cría Ovina.

MINISTERAO ^E AC;RiCULTURA

DIRECCION GENERAL DE COORDIi^IACION,CREDITO Y CAPACITACION AGRARIA

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TENIASIS DE LOS CORDEROS

Con el nombre de teniasis describen los parasitólogos unaenfermedad cíe curso crónico y carácter anemizante, produ-cida por gusanos pertenecientes al grupo de las tenias, quese alojan en el intestino delgado de los animales parasitados.

Las tenias son g-usanos planos, de color blanquecino ^ramarillento ^- semitrasparentes, que tienen el aspecto cíe cir,tas segmentacías un buen número de ellas. 1?n eacía teni_^_cabe distinguir dos partes : la «cabeza» , pequeñísima, pro-vista de vetitosas o ganchos que aetúan como órganos de^fijación del parásito a las paredes intestinales del hosl;eda-^lor, y el «cuerpo», largo en muchas tenias, integ-rado^ poruna extensa serie cíe anillos o se^mentos engarzados entre síen forma cíe cadena. El tamaño de cada anillo y su grado demadurez va en attmento a medida que se encuentran sittt^:dos en puntos más alejados de la cabeza, cle forma que ^^Ianillo más viejo es el mayor }^ eí más distante. Los anillo^cíistales están cargacíos de huevos, y al alcanzar su complet,^desarrollo se desprenden del cuerpo de la tenia ^,ara ^^aliral exterior con las heces del animal parasitado.

Teniasis de los ovinos.

Las tenias que ordinariamente parasitan a esta especi:^i^ertenecen al género Mon,ie^ia^; de aquí que la teniasis delganado lanar se conozca también por la denominación de<rn^onieziosis». Dentro cíe este género, ]a especie más fi-e-cuente es la Mo^ziezia ex^a,^z.ccz, aunque también se encuen-tran otras conio la íl^Z bene^^eni. Tenias del género A^^^it^husuelen ser, asimismo, parásitas de los ovinos.

I?n nnestrr^ estuclio, sólo tomaremos en consideración ala primera, en razón de su alta frecuencia y general cíi^fu^^sión. Por otra parte, el diagnóstico de las especies sólo tieneinterés desde el punto de vista científico, dadas las grande^analogías de l^s prc^ces^s patológicos que ocasionan ti la ider^-

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tidad de los procedimientos terapéuticos empleados paracombatirlas.

La MoztiieÑicc e^/^^anscz tiene una longitud de uno a tresmetros, y más, es casi transparente, con anillos más anchus.que largos y de borcles cíelgados. En su conjunto ofreee gratiparecido con una cinta, por lo que explica que los pastoreslas denominen con este término.

Como indicábamos, se alojan en el intestino delgado, eiinúmero variable, pero que por lo general son tres o cuatrc>los ejemplares existentes por cada animal parasitado. Par^_ialgunos, este número puede ser muy superior, e incluso ha^^quien afirma haber encontrado hasta 200 tenias en un sole^animal. Sin pretender negar estos hallazgos, por experienci::sabemos lo fácil que es llegar a conclusiones erróneas, sobrctodo si éstas se basan en la observación directa por autopsi.l.La gran longitud de estos g^usanos y su fácil rotttra en latgos segmentos, que ocupan la luz del tubo intestinal y ex ^traídos forman una considerable masa o constituyen unagran madeja, predisponen a considerar la existencia de elevado número cle tenias, cuando en realidacl son unas cuan-tas, muy desarrolladas y divididas.

Ingresan en fase embrionaria con los alimentos injeri-cíos por el animal, los cuales, a la altura del intestino delga-do, se encuentran desdoblacíos por los jugos digestivos y encondiciones de ser absorbidos y utilizacíos por el organismo ;condiciones que aprovechan los parásitos para asegurar supropia nutrición. Su acción patógena deriva de esta conse -cuencia cíepauperante y, sobre todo, de la eliminación desustancias tóxica ŝ que, absorbidas por el hospedador, se tra-ducen en efectos patógenos para el mismo.

Infestación y propagación.

Ia una enf.ermedad típica de los ovinos en pastoreo. Seinfestan al consumir hierba parasitada, por lo que sólo e^posible adquirir la teniasis el g^anado estabulado cuando coii -sume heno procedente de praderas atacadas.

Los anillos maduros de las tenias se desprenden y s^ let;

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al exterior con los excrementos de la oveja. Lstus anillo^.vienen a representar verdacleros saquitos repletos cíe huevosde la tenia. Su vaina externa se rompe o disuelve con eltiempo y deja los huevos en libertad. Estos se esparcen po4el terreno y son injeridos por huéspedes intermediarios, representados por varia^ especies de pequeiios ácaros (Oyiba-tides, principalmente) que viven libres sobre la hierba, en elinterior de los cuales el huevo se transforma en larva. Est,^larva consta solamente de una cabeza, alojada dentro cíe u^:quiste esférico. Cuando la oveja consume hierba que llev.rácaros infestados, la larva es liberada en el tractus diges-tivo, su cabeza sale fuera del quiste y con ayuda cíe las ventosas queda fija a la pared intestinal. Después comienza elcrecimiento de los anillos, }' en seis a ocho semanas quedatransformada en gttsano adulto o tenia propiamente clicha.

Distribución.

La teniasis, dentro de nuestras explotaciones ovinas, ve-nía siencío una parasitosis muy poco o nada temida, per^>desde hace unos años, y de forma progresivamente más gra-ve, se diagnostica la presencia de esta enfermedad en mu^chas ganaderías y se registran sus perniciosos efectos, hastael punto de constituir una seria amenaza para la cría decorderos en un buen número de rebaños.

Es muy posible que la marcha evolutiva de la teniasi>ovina en nuestros medios ganaderos, de explotación elten-siva, guarde estrecha clependencia con los r.ambios acaecidosen la mecánica interna de los rebaños y en los sistemas depastoreo.

Cuando las ovejas disponían de grancíes extensiones pas-teables en forma de dehesas, exclusivamente destinadas ^^la ganadería, la enfermedad, si existía, rara vez alcanzabacaracteres alarmantes y, por lo general, pasaba clesapercibi-da o sus efectos eran tan insignificantes que incluso moti-vaban deducciones absurdas y totalmente falsas. Sólo así po-^demoŝ explicar el que para ciertos pastores la teniasis fuerainterpretada como una eventualidad de signo favorable, al

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^coincidir su presencia con la época de tilás acusado ritmo decrecimiento de los corderos; hasta el punto que se denoini-naba «crecederas» a las tenias.

Por otra parte, como nuestros rebatios de explotación^extensiva seguían parideras coincidentes con los meses dediciembre y enero, cuando los corderos podían acusar los^efectos de la teniasis se encontraban en plena primavera y-,por tanto, en el mejor momento del año respecto a sus posi-bilidades nutritivas. En estas circunstancias, su ritmo decrecimiento era normal y satisfactorio, al amparo de unaalimentación rica y abundante, aunque estuvieran parasi-tados. De la asociación de ambos hechos sui-gía la falsa in-terpretación de los pastores que, de todas formas, sólo podíanconcebirse cuando la infestación era leve y las posibilidadesde pastoreo en los extensos majadales y posíos, en su mejormomento vegetativo, ilimitadas.

Las aludidas modificaciones en los sistemas de pastorec>y en la mecánica interna de los rebatios, sin duda han tenidosu influencia en la difusión de la enfermedad que nos ocupa.

En nuestro concepto juegan, por una parte, los progra-mas de roturación de dehesas y al auge de los cultivos agrí-colas sobre terrenos tradicionalmente dedica<]os a pastos, queno sólo mermaron la superficie pastable, sino que limitaruriíos careos sobre áreas concretas y pertnanentes, en las qttepastan los rebaños la mayor parte del año ; son los erialesde ímposible laboreo o los majadales respetados por puranecesidací.

I?sta constante o casi constante estancia cíe las ovejassobre superficies fijas, íinicas y^ limitaclas, es el origen de lainfestación masiva de la hierba y, en gran medida, cattsaque la teniasis haya tomado carta de naturaleza en las ex-plotaciones extensivas con carácter alarmante y motive todoslos años abundantes bajas de la cría.

Por otra parte, las modificaciones en la mecánica internade los rebaños se acusan, entre otras facet<ts, por un marca-do adelanto de las épocas de paridera. A1 nacer lc^s c^rde-ros con dos o tres meses de anticipación y seguir explotaciónextensiva, resulta que sus máximas exi^encias nutritivas de

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^crecimiento corresponden a los meses de enero y febrero ypueden coincidir con un período de mínimas posibilidade5nutritivas y también haber dado tiempo, por su edad, alcompleto desarrollo de las tenias. Sucede, en consecuencia,^la concomitancia de la parasitosis con el déficit alimenticio,por lo que los efectos de aquéllas son muy acusados y gene-ralmente f atales.

Por ser una enfermecíad insidiosa, poco llamativa, de^curso crónico, donde las baj as suceden poco a poco ; en la^que los enfermos no tienen síntomas característicos y sí unsíndrome complejo de retraso y agotamiento que se prest^^a variada interpretación ; finalmente, por la propia naturale-za de la explotación extensiva, rara vez se acude al veteri-nario en consulta o para que ponga remedio. I a consecuen-^cia no sólo son las pérdidas que más adelante señalaremos,sino también la perpetttación de la parasitosis con carácte^más acusado y grave a medida que pasa el tiempo.

Patogenia.

Desde el punto de vista práctico, en la teniasis de lo^winos es forzoso distinguir dos fonnas diferentes, de acuec-^do con la edad del animal. En otras palabras, existe la te-niasis del ganado adulto y la propia de los corderos.

La parasitosis para el ganado adulto carece de impor -tancia clínica y no constituiría una verdadera entidací pa-tológica, al no ser por el alto significado que alcanza comofuente de infestación de los corderos, al constitttir los adul-tos agentes portaclores, aparentemente sanos, que contribti-yen al mantenimiento de la enfermeciad en el rebaño.

Hay más, ciertas observaciones experimentales han pe^ -mitido comprobar que las tenias llegan a desaparecer es-pontáneamente de los ovinos adultos, ya por vejez o muertenatural de las mismas o bien porque se estima que los ani-males parasitados aclquieren cierta inmunidad específica ca-paz de eliminar el propio parásito o resistir a infeccionesposteriores. Una y otra hipótesis explicaría la resistenci^l^zle los ovinos acíultos a la teniasis.

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Todo lo contrario ocurre con los corderos, que, al menospor cuanto afecta a nuestras observaciones, representa unaparasitosis grave y en ocasiones adquiere caracteres catastróficos. Es cíe acívertir que este criterio no es sustentad^por todos los tratadistas, y, concretamente, los americanosopinan lo contrario.

En lus corderos, las primeras manifestaciones de tenia-;is no suelen presentarse hasta que no cumplen los tres me-ses de edad. La explicación es la siguiente : llurante el primermes de vida, el cordero se alimenta casi exclusivamente deleche materna; cuando empieza a comer y alcanza el riesgo^de in f estación tiene ya más de mes y medio ; lueg-o, se ne -cesita un período de tiempo similar para desarrollarse latenia, cíe forma que alcanzan los tres meses de edad comc^mínimo, cuando expulsan con las heces los primeros anillos_^- dan ocasión para el diagnóstico.

La teniasis, en un rebario, persiste de un año a otro, y>i no se toman medidas adecuadas para combatirla, tiend^a ser más grave en los arios sucesivos.

Síntomas.

^"a dijimos ^lue para el ganado adulto no representa un^^_verdadera entermedad. Carece de sintomatología específica.y si se diag-nostica es por la observación de anillos en los.excretnentos o por análisis coprológic^ de laboratorio.

En los corcíeros, la teniasis origina tma serie de trastor -nos, tanto más acusados v de peor pronóstico cuanto máspobre es el plano nutritivo que disfrutan. Resultan tenlibleswlos años malos, de inviernos difíciles o primaveras medio-cres, ya que la sub-nutrición ^- el hambre es el mejor aliaducíe las tenias. Ig-ualmente esta eni ermedaci se agrava cuandoexiste asociada con otras parasitosis, y en especial, con laestrongilosis gastro-intestinal.

Los síntomas carecen de especificidad. Se aprecia cíeter^-ción cíel crecimiento, enfladuecimiento progresivo y anemiaacusada. A su vez, trastornos gastro-intestinales en forrnade vientre voluminoso, diarrea persistente (corderos «zu-

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i-rados»), que rara vez alterna con constipación, salida dis-continua de anillo o segmentos más o menos largos de Iatenia con las heces, las que suelen tener fuerte ohr píttrid^^.También el aliento es fétido.

La lana es débil, erizada, quehradiza ^^ sin brillo ; caecon facilidad, y, en conjunto, acusa ti- traduce el mal estad^^general del cordero parasitado.

La acción tóxica de las tenias o bien la debilitación dc:las defensas orgánicas orig^inan una gran susceptibilidad atoda clase de infecciones que vienen a complicar el estad^^patológico de los anitnales y ocasiona la muerte de un bue^inúmero de corderos, sobre todo si su nivel nutritivo no etisatisfactorio. Los corderos parasitados que sobrevi^^en, lohacen en condiciones muy precarias, siempre aparecen c^moindividuos atrasados, ventruclos v flacos, que difícilmentc:salen del estado de depauperación _v ruina en que se en-cuentran.

La gravedad de la enfermedad es notable, no sólo pcrlas bajas qtte ocasiona, sino tatnbién por las repercusioneseconómicas cíirectas, aí actuar como factor retardadrn- cl^lcrecimiento e inhibidor cíel cebo o por lo menos de conseg^u;run g^rado de engorde compatible con las exií;encias míni-mas del mercado. Es decir, aunque la teniasis de lo^ cor-deros no fuera letal directa o indirectamentc, seg^uiría te-niendo importancia sttma por la reducción de kilogramosde carne que originan en los rebaños parasitados.

Diagnóstico.

El diag^nóstico clínico no es difícil en ganaderías habi-tualmente infestadas, desde el momento que se registran si^; -nos de retraso en los corcleros y antes clue se compruebe laexistencia de anillo cíe tenias en las heces de los mismos. I?ncualquier caso, tendrá como fundamento la comprobaciónde estos anillos en los excrementos.

Los anillos aparecen como pequeiios elementos blanco^,semejantes a granos de arroz, ligeramente móviles, adhe-ridos o mezclados con las heces. Su icíentificación es elemeit-

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tal y resulta ampliamente f acilitada cuando existe expulsiórde largos segmentos de tenia a manera de cintas que a ve-ces quedan retenidos por un extremo en el recto y penden.al exterior. La eliminación de anillos no es un signo cons -tante para cada cordero infestado, pero sí para el rebañn..En casos de teniasis intensas, es posible comprobar en c:l'redil abundantes segmentos o trozos de tenia, sobre todcapor las mañanas, al soltar el ganado.

Como para muchas enfermedades parasitarias, el mejcrmétodo de diagnóstico es la autopsia. Después de haber se-parado el intestino delgado del resto, se le vacía mediante:deslizamiento entre dos dedos. A1 extraer el contenido intes -tinal salen las tenias ; no es necesario, por tanto, cortar l,^tripa a lo largo.

Ll diagnóstico de laboratorio se basa en el examen mi-croscópico de los excrementos, pero no es tan seguro y eficazcomo la autopsia, ya que, como dijimos, la expulsión de^anillos no es continua, por lo que pueden recogerse hece^sin ve>tigios de tenias, no obstante pertenecer a cordero:rparasitados. ^

Tratamiento.

Ll tratamiento de la teniasis ovina requiere los requisi -tos previos siguientes :

1.-La medicación debe estar asociada a la distribució:Fde raciones complementarias de pasto para asegurar unaclieta abundante y rica, que neutralice los efectos de las te-nias y permita recuperar el estado fisiológico óptimo a los.^.orcleros.

2.-La administración de sal común o de mezcla de mi-nerales es impresc-indible para asociar al tratamiento medi-camentos v a la dieta reforzada.

3.-El tratamiento será colectivo. Alcanzará a los cor-deros parasitados y a los que viven con ellos, aunque estosúltimos no acusen síntomas de enfermedad. Igualmente sehará extensiva la medicación al ganado adulto para anular

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la presencia de purtadores aparentemente sanos, origen d^la presencia de la enfermedad y persistencia de la rnisma.

-^.-Se repetirá, sobre todo en los corderos, tantas vecesronio sea necesario. Con independencia de las instruccionesparticulares de las casas preparadoras de tenífugo^, es re-comendable cíar una periodicidad mensual al tratamiento delos corderos. ^

Como fármacos cle más frecuente uso para combatir l.t'teniasis de los ovinos tenemos :

I:1 sulfato de cobre, en solución acuosa al 1 ^ 1,5 por 100,administrado por vía oral.

La mezcla de sulfato de cobre y sulfato de nicotina tam^-bién en solución acuosa, v vía bucal.

I1 arseniato de plomo, disuelto en agua o en comprimi-clo,, ba sido utilizado, aunque nosotros carecemos de expe-riencia personal sobre este preparacío. Parece ser más activodue los medicamentos precedentes, aunque su toxicidad limi-ta su empleo sistemático, por lo que se recomienda cuand^^los prirneramente citados no dan resultados satisfactorios.

En Francia es común la asociación de los tres productosanteriores y conocida ordinariamente por las sigla C. N. A.,due reúne las propiecíades tenífugas cíe los tres productos :;-atenúa sus inconvenientes.

La mezcla a partes iguales de polvo de Iiamala y polvocle nuez de Areca es conocida como tenífugo clásico. Losamericanos la recomiendan envuelto con leche en polvo ^-administrada en cápsulas. Es ttn preparado bueno pero dc.efectos inseguros ; parece ser clue éstos dependen cíel estadc^de frescura de los procíuctos base. Cuando se parte ^le m^e-teria prima sometida a largo almacenaje, los efectus suelenser inccrostantes.

Otra serie de cuerpos, principalmente derivaclc^^ <lel ar-sénico, están en vías de ensayo para el tratamientc^^ de lateniasis de los ovinos.

131 empleo de todos estos meclicamentos, en cualquier casu,es <lelicado, por lo que no deben administrarse a cordero.:clemasiado jóvenes. ^^a quc cíifícilmente lo t^leran. _Asimis-

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mo, no es acor^sejable utilizarlos en ovejas al final de lagestación o en lactd.^ión.

Dado que la administración de los tenífugos es delicaday exige una serie de precauciones y cuiciadosa vigilancia, esrecomendable que se haga bajo las indicaciones y el cor:troidel vetel-inario.

Profilaxis y erradicación.

El pragrama de actuación para la lucha contra la tenia-^is ovina debe abarcar, por un lado, el ganado parasitado,y por otro, al terreno donde pasta.

Itespecto a la primera faceta, no hay otra fórmula eficazqu^ el empleo sistemático y colectivo de tenífrrgos. Para l^;cual, todos los años, al concluir el esquileo, se procederá altratamiento del rebaño completo, con independencia que éstese haya realizado anteriormente en los corderos.

F1 saneamiento del terreno es problema más cornplejo yoneroso ; no obstante, la aplicación de cianamida cálcica erlcantidad de 300 kilogramos por hectárea destruye les ácarosque actúan de agentes intermediarios en la transmisión delas tenias. Cuando no se quiere recurrir al abonado, habráque alzar los majaclales o posíos y dedicarlos unos años alcultivo.

Depósito legal, M. 3.109 - 1958.^. . ^:RtSH'IfAS U(:L,fINA - MAI^I211^