Informe Para Una Academia

15

description

Maldororediciones Kafka / Informe Para Una Academia

Transcript of Informe Para Una Academia

  • Academia 3/9/11 16:03 Pgina 1

  • Academia 3/9/11 16:03 Pgina 2

  • Franz Kafka

    Informe para una Academiay otros textos

    Traduccin: Jorge Segovia y Violetta Beck

    Maldoror ediciones

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 3

  • La reproduccin total o parcial de este libro, no autorizada por los editores, viola derechos de copyright.

    Cualquier utilizacin debe ser previamente solicitada.

    Ttulo de la edicin original: Ein Bericht fr eine Akademie und andere Texte

    Primera edicin: 2011 Maldoror ediciones

    Traduccin: Jorge Segovia y Violetta Beck

    ISBN 13: 978-84-96817-74-6

    MALDOROR ediciones, [email protected]

    www.maldororediciones.eu

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 4

  • Informe para una Academia

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 5

  • Academia 3/9/11 16:03 Pgina 6

  • Informe para una Academia

    Honorables seores de la Academia!Representa para m un gran honor aceptar suinvitacin y, consiguientemente, presentarles miinforme a la Academia sobre mi anterior vidasimiesca.No obstante, por desgracia, no puedo corres-ponder a sus requerimientos en tal sentido. Yahan transcurrido casi cinco aos desde que meescind de aquella condicin de primate, unperiodo de tiempo que, si nos atenemos al calen-dario, quiz pueda resultar breve, pero que fueinfinitamente largo de recorrer, sobre todo siconsideramos el modo en que yo lo hice, acom-paado a cada palmo por hombres eximios, con-sejos, ovaciones, msica orquestal, aunque en elfondo siempre estuviera solo, pues ese guirigayy acompaamiento para decirlo en lenguajefigurado, se mantena tras la barrera. Esainmensa actividad hubiera sido imposible si yo,por obstinacin o ceguera, mantuviese el deseode seguir aferrado a mis orgenes y recuerdosjuveniles. Renunciar a cualquier obstinacinconstituy el mandamiento ineluctable y supre-mo que yo mismo me impuse: yo, un monolibre, me somet a ese yugo. Por esta mismarazn, sin embargo, los recuerdos se desvanecen

    7

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 7

  • cada vez ms. Si en un principio, en el caso deque los hombres as lo hubiesen deseado, an sehubiera mantenido abierto el camino de re g re s oa travs de esa gran puerta que el cielo y la tierraconforman, mi desarrollo pro g resivo y violentohubiera devenido ms limitado y asfixiante; mesenta mucho mejor y ms adaptado en elmundo humano, la tormenta que me seguadesde mi pasado, poco a poco se fue mitigando;ahora slo es una corriente de aire que me enfralos talones, y el agujero en la lejana por el quesopla ese aire, y que yo tambin atraves, se havuelto tan pequeo que, si mis fuerzas y volun-tad bastaran para intentar el re g reso, tendra quedesollarme la piel para poder pasar. Dicho contoda sinceridad, por ms que me guste emplearimgenes para estas cosas, dicho con absolutafranqueza: Su condicin simiesca, seores, en elcaso de que tengan algo similar a sus espaldas,no les puede ser ms extraa que a m la ma!P e ro a todo el que anda por la tierra, le cosquilleael taln: tanto al pequeo chimpanc como algran A q u i l e s .No obstante, aunque de un modo limitado, creoque podr responder a su pregunta, y lo harcon sumo placer. Lo primero que aprend fue adar la mano. Dar la mano es una manifestacinde franqueza. Por eso deseo que hoy, cuando meencuentro en el cenit de mi carrera, aquel francoapretn de manos se refleje en la sinceridad demis palabras. No creo que pueda aportar nadanuevo a la Academia y temo que me quedarcorto respecto a sus expectativas y en relacin a

    8

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 8

  • lo que, con la mejor voluntad, no puedo revelar;de todos modos mostrar las lneas directricesgracias a las cuales un primate ha logrado acce-der al mundo humano y permanecer en l sli-damente. Pero no podra decir lo que a conti-nuacin expondr si no estuviera completamen-te seguro de m mismo y si mi posicin en todoslos grandes escenarios de Variedades delmundo civilizado no hubiese llegado a consoli-darse hasta ser inquebrantable. Nac en Costa de Oro. Para los detalles de micaptura dependo de informes ajenos. Una expe-dicin de caza organizada por la empre s aHagenbeck con cuyo patrn, por lo dems, hevaciado desde entonces ms de una botella debuen vino tinto, permaneca al acecho ocultatras los matorrales junto a la orilla de un ro,cuando yo, entrada la noche, me acerqu a beberen medio de mi grupo. Se oyeron disparos. Sloa m me acertaron: recib dos tiros. Uno en lamejilla, que no result grave y me dej una grancicatriz roja sin pelo, lo cual llev a que mepusieran el repugnante e inexacto apelativo dePedro el Rojo, inventiva digna de un mono,como si slo me diferenciara de Pedro -el prima-te amaestrado, muerto no hace mucho tiempo-,por la mancha roja en la mejilla. Esto sea dichode paso. El segundo disparo me acert debajo de la cade-ra. Result ser ms grave, y de ah que an cojeeun poco. ltimamente he ledo en un artculo,escrito por alguno de los diez mil galgos que sal-tan sobre m desde los peridicos, que mi natu-

    9

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 9

  • raleza simiesca no ha sido completamentedomada: prueba de ello sera que cuando recibovisitas me gusta bajarme los pantalones paramostrar la cicatriz que me qued tras aquel tiro.A ese tipo se le deberan amputar todos losdedos de la mano con la que escribe. Yo puedobajarme los pantalones ante quien me d lagana; no se encontrar otra cosa que la piel biencuidada y la cicatriz elijamos aqu un adjetivodeterminado para un fin determinado, pero queno se debe interpretar mal, la cicatriz, digo, deun tiro ultrajante. No hay nada que ocultar: todoest a la vista. Cuando se trata de la verdad,hasta el ms pintado arroja por la borda susmodales ms finos. Si, por el contrario, eseperiodista se bajase los pantalones cuando tienevisita, la cosa tendra una apariencia muy distin-ta, y, por ende, quiero destacar como gesto razo-nable que no lo haga. Pero entonces que medeje en paz con su delicadeza!Despus de recibir aquellos tiros -y aqu comien-zan mis propios recuerdos-, despert encerradoen una jaula situada en el entrepuente de unvapor de la Hagenbeck. La jaula no estaba enre-jada por los cuatro lados, sino por tres, adosadosa la caja; la caja, por consiguiente, formaba elcuarto lado. Era demasiado baja para que pudie-se alzarme y demasiado estrecha como parapoder sentarse. As, pues, me mantena acucli-llado, con las rodillas sacudidas por continuostemblores, y, muy probablemente, no quera vera nadie y slo quera permanecer a oscuras,vuelto hacia la caja, en tanto los barrotes de la

    10

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 10

  • jaula se clavaban en mi espalda. Se consideraconveniente encerrar a los animales salvajes deesa forma, por lo menos al principio, y yo nopuedo negar hoy, apoyndome en mi experien-cia, que, en un sentido humano, eso es algo queresulta acertado.Pero en aquellos momentos no pens en tal cosa.Por primera vez en mi vida careca de una sali-da: al menos de frente no poda ser; frente a mestaba la caja, hecha de tablas fuertementemembradas. No obstante, descubr una pequearanura entre las tablas, y me regocij por ello conlos benditos aullidos de la irracionalidad, peroese agujero ni siquiera bastaba para meter elrabo y era harto imposible de agrandar ni aunrecurriendo a toda mi fuerza simiesca. Segn me dijeron ms tarde, apenas caus albo-roto, lo que era poco habitual, y, por tanto, dedu-jeron que morira pronto o que, si lograba sobre-vivir al periodo crtico, tendra muy buenas apti-tudes para ser amaestrado. Sobreviv. Sollozosahogados, la dolorosa bsqueda de pulgas,lameteo desganado de un coco, golpes de cabe-za contra la caja, ensear la lengua cuandoalguien se acercaba: stas fueron mis principalesocupaciones en mi nueva vida. Pero hiciera loque hiciese, siempre la misma conviccin: nohay salida. Naturalmente ahora slo puedoexpresar aquellos sentimientos simiescos conpalabras humanas y as lo hago constar, pero,aunque ya no pueda alcanzar la antigua verdadsimiesca, al menos mi relato apunta hacia esadireccin, de eso no hay duda.

    11

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 11

  • Hasta entonces haba tenido muchas salidas,pero ahora ninguna. Estaba encerrado. Si mehubieran apuntalado, mi libertad no hubierapodido ser menor. Por qu? Si te pica entre losdedos del pie, no sabrs el motivo. Si te presio-na tanto el barrote en la espalda que casi te partepor la mitad, no sabrs el motivo. No tena nin-guna salida, as que me vera obligado a buscaruna, ya que sin ella no poda vivir. Sin lugar adudas, mirar siempre las mismas tablas de lacaja acabara por reventarme. Pero los monos deHagenbeck estn destinados a mirar la caja,bueno, entonces dejara de ser un mono. Unpensamiento bello y luminoso, que de algunaforma tuve que alumbrar en el estmago, pueslos monos slo piensan con el estmago.Temo que no se entienda correctamente lo quequiero decir con la palabra salida. Empleo lapalabra en su sentido ms frecuente y normal.Intencionadamente, no empleo el trminolibertad. No hago referencias a ese gran senti-miento de libertad hacia todas las direcciones.Como primate lo he experimentado y he conoci-do seres humanos que lo anhelaban. Pero en loque a m respecta, no he reclamado libertad nientonces ni ahora. Dicho sea de paso: con lalibertad se engaan los hombres entre s condemasiada frecuencia. Y as como la libertadpertenece a los sentimientos ms elevados, elfraude correspondiente equivale al mismo nivel.A menudo, cuando trabajaba en las Variedades,he visto, antes de salir a escena, cmo una pare-ja artstica, all en lo alto, haca ejercicios sobre

    12

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 12

  • el trapecio. Se balanceaban, giraban, saltaban,quedaban suspendidos en el aire cogidos de losbrazos, uno de ellos sujetaba con la boca al otropor el cabello. Eso tambin es libertad huma-na pens, movimiento soberano. Ay,escarnio de la sagrada naturaleza! Nada queda-ra en pie por mor de las risas de toda la especiesimiesca ante semejante visin.No, no era libertad lo que quera. Slo una sali-da, hacia la derecha, o, a la izquierda, haciadonde fuera: no peda nada ms. Si la salida slofuera un engao, bueno, mi peticin era peque-a, as que el engao no podra ser ms grande.Salir adelante! Salir adelante! Pero no perma-necer all quieto con los brazos alzados, compri-mido en una caja.Hoy lo veo claro: sin haber mantenido una grantranquilidad interior, no hubiera podido salir. Y,ciertamente, todo lo que soy se lo debo a la sere-nidad que me invadi en el barco, transcurridoslos primeros das. Pero esa calma, a su vez, tam-bin se la deba a la tripulacin del barco.Son buenas personas, a pesar de todo. An hoyme gusta evocar el ruido de sus pasos reciosque, en aquel entonces, resonaban en mi estadode duermevela. Tenan la costumbre de empren-der cualquier actividad con pasmosa lentitud. Siuno quera frotarse los ojos, levantaba la manocomo si con ella sujetara un peso. Sus bromaseran groseras pero afectuosas. Sus risas siemprese mezclaban con una tos que sonaba peligrosapero que careca de importancia. Siempre tenanalgo en la boca para escupir y les era completa-

    13

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 13

  • mente indiferente hacia dnde escupan.Siempre se estaban quejando de que mis pulgassaltaban sobre ellos, pero no por eso se enfada-ban conmigo; saban que en mi piel haba pulgasy que stas saltaban, con eso quedaban satisfe-chos. Cuando no estaban de servicio, algunos sesentaban a veces a mi alrededor, entonces ape-nas hablaban, slo farfullaban entre ellos; fuma-ban en pipa tumbados sobre cajas; en cuanto yohaca el ms mnimo movimiento, se golpeabanla rodilla y, de vez en cuando, uno coga un bas-tn y se pona a rascarme en aquellas partesdonde me gustaba. Si hoy me invitaran a haceruna travesa en ese barco, rechazara con todaseguridad la invitacin, pero con la misma segu-ridad afirmo que no slo tengo malos recuerdosdel tiempo que pas en el entrepuente.La serenidad que logr en la compaa de aque-lla gente es la que me impidi realizar un inten-to de fuga. Visto desde la perspectiva actual, meparece como si hubiera presentido que era nece-sario encontrar una salida si quera seguirviviendo, pero que dicha salida no sera factiblepor el hecho de huir. No s si realmente era posi-ble huir, yo creo que s, a un mono siempre ledebera ser posible huir. Con los dientes que mequedan ahora, tengo que tener mucho cuidadoal partir unas simples nueces, pero en aqueltiempo me hubiera sido posible romper el can-dado de la jaula con la dentadura. No lo hice.Qu habra ganado con ello? Me habran captu-rado de nuevo nada ms sacar la cabeza y mehubiesen encerrado en una jaula mucho peor; o

    14

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 14

  • tal vez se me diera por huir en direccin haciaotros animales, por ejemplo hacia una serpientegigante, que me hubiera asfixiado con su abrazomortal; o quiz me hubiera sido posible llegarhasta la cubierta para saltar por la borda, enton-ces quiz me sintiera mecido un rato por el oc-ano y finalmente me habra ahogado. Actos des-esperados. Yo no razonaba como los humanos,pero, gracias a la influencia del ambiente, mecomport como si pudiera razonar as.No razonaba, pero lo observaba todo con gransosiego. Vea a los hombres ir y venir, siemprelos mismos rostros, los mismos movimientos,con frecuencia me pareca como si todos fuesenel mismo hombre. Este hombre o esos hombresandaban sin preocupaciones. Mi mente vislum-br un gran objetivo. Nadie me prometi que sime converta en lo que ellos eran quitaran losbarrotes. Nadie hace promesas cuyo cumpli-miento resulta imposible. Pero si se cumplen,aparecern las promesas con posterioridad y,adems, precisamente all donde antes se habanbuscado en vano. Pero en aquellos hombres nohaba nada que me sedujera. Si hubiese sido unamante de esa libertad anteriormente menciona-da, sin duda hubiera preferido el ocano a lasalida que asomaba en la mirada turbia de aque-llos hombres. No obstante, los haba estadoobservando mucho antes de que comenzara apensar en estas cosas, s, la cumulacin de obser-vaciones fue la que me impuls en una direccindeterminada.

    15

    Academia 3/9/11 16:03 Pgina 15