Informe final. Fase 2. Zona 5. Valle del Lecrín (Granada)

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Informe final. Fase 2. Zona 5. Valle del Lecrín (Granada) Autora: Ana Belén García Muñoz Fecha: 22/12/2010

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In forme f inal . Fase 2. Zona 5. Val le del Lecr ín (Granada) Autora: Ana Belén García Muñoz Fecha: 22/12/2010

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6. PATRIMONIO ETNOLOGICO .

La selección de las actividades registradas en el ámbito de rituales festivos se ha realizado atendiendo a los criterios que recoge la metodología del proyecto del Atlas, priorizando aquellas “manifestaciones colectivas, con tradición y continuidad histórica”. Se han elegidos aquellas que son hoy día reflejo de las creencias religiosas y proyectan de forma significativa el sentido de la identidad local. Destacar que a lo largo del desarrollo del trabajo de campo se ha podido comprobar que las creencias religiosas se han visto superada por el sentido de identidad local que ha potenciado la participación de los más jóvenes, garantizándose en este sentido; así, la continuidad del ritual al estar garantizado el relevo generacional.

En la Comarca del Valle del Lecrín el mayor número de manifestaciones festivas se concentran en los meses enero, mayo, agosto y septiembre, coincidiendo estos momentos con hitos importantes del calendario agrícola. Muchas de las fiestas del Valle del Lecrín tienen relación en esta comarca con la agricultura. En este sentido destacamos fiestas como las romerías, fundamentalmente las dedicadas a San Isidro Labrador, o las fiestas de salidas al campo, como el día de los hornazos. ALBUÑUELAS: Unas cuevas encontradas cerca del núcleo urbano demuestran que Albuñuelas fue un asentamiento humano durante la Prehistoria. En la época árabe vivió una etapa floreciente y, según cuentan las crónicas, sus habitantes opusieron seria resistencia a la reconquista de los Reyes Católicos. Tuvo también importante protagonismo con los moriscos, muchos de los cuales se fueron contrarios a la rebelión del siglo XVI, aunque ello no les sirvió para impedir su expulsión. Más tarde, con la repoblación con cristianos viejos procedentes de La Mancha, Albuñuelas alcanzó su máximo esplendor, tal y como lo atestiguan los documentos hallados en los archivos y las magníficas fachadas de algunas casas. Como punto negro de su historia podemos destacar el terremoto de 1884 que causó 102 muertos y la destrucción total de 362 edificios. A pesar del tiempo transcurrido y las reparaciones llevadas a cabo desde entonces, todavía son visibles los estragos del cataclismo en algunos de sus edificios. De su calendario festivo destaca la celebración en el mes de Enero del Día de San Sebast ián; día 20. Patrón del Pueblo y para festejarlo le sacan en procesión por las calles del pueblo.

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En el mes de febrero tienen lugar los Carnavales, Fiesta tradicional en la que los vecinos de Albuñuelas, se despojan de sus ataduras por un día. En la Semana Santa, domingo de Resurrección, al igual que en municipios como Dúrcal y Nigüelas, se celebra el Día de los Hornazos, en el campo comiendo los tradicionales “Hornazos”. En el mes de Mayo, tiene lugar el Día de la Cruz. Se celebra el 3 de mayo y supone de nuevo la reunión entre familiares y amigos para hacer una cruz y adornar las calles. En la Fest iv idad de la Virgen de las Angust ias, se celebra el 15 de mayo, los vecinos veneran a la Virgen en la plaza del pueblo y realizan la ofrenda floral. En el mes de Junio se celebra el Día de las “roscas”; día 24. Se celebra el 24 de junio, y se desarrolla en el campo. Una vez más una ocasión, para la reunión de familia y amigos. En este mismo mes de junio, en la provincia de Granada existe una importante tradición de la celebración del Día del Señor, Corpus Christ i . Un referente importante que ha quedado registrado para el Atlas, se encuentra en Albuñuelas. En este municipio, se vive la fiesta en las calles, todas adornadas por los vecinos con los objetos propios que se exponen al paso de la custodia. No se sabe desde cuando se lleva a cabo, si bien los mayores de varias generaciones, recuerdan el paso de la custodia, el jueves del corpus, como era tradicional. El día previo a la procesión los vecinos encalan las casas, se sacan macetas a las calles y se cuelgan en las fachadas. Las colchas mas antiguas se cuelgan en el interior de los patios de las casas, para que se oreen y se le quite la humedad o el olor que ha contraído durante el invierno al estar guardadas. En las calles del Barrio Alto, se montan los altares en distintos puntos del trayecto procesional, en loss que la custodia con el Santísimo Sacramento se detiene para que se rece una oración. En la confluencia de las calles o en las esquinas, situados en puntos estratégico, se han montado este año un total de cuatro altares con diferentes diseño, aunque los elementos que se utilizan para la decoración son similares. Se cuelgan en los balcones colchas antiguas heredades de abuelas, que han pasado de generación en generación, y que se conservan para poderlas lucir este día especial. Se sacan para decorar paredes: cuadros antiguos, recuerdos de familia, cacharros de bronces en desuso, que desde hace un tiempo, se han utilizado como objetos de decoración en las casas. Todo ello, para embellecer las fachadas de cal de blanco reluciente, cubiertas de macetas de geráneos y gitanillas. Varios centros de flores e imágenes de la Virgen de las Angustias, patrona de Albuñuelas, se sitúan sobre la mesa que se cubre con paños con bordados. Se suelo colocar también, un pequeño cojín en el suelo, para que se arrodille el sacerdote durante las oraciones y grandes macetas que delimitan el espacio que ocupa el altar.

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El mismo día que se montan, se sale al campo en coches todo terreno para recoger el romero, el conocido popularmente como “pinico” o cola de león, tomillo, o las flores pequeñas de color amarillo, conoci “gallombas”, mastranzo, que abundan en los campos de los alrededores de la localidad, que se acompañan con rosas que van a decorar los altares. Tiempo atrás los vecinos del Barrio Alto, se reunían para el montaje de los altares que se prolongaba toda la noche. Para amortizar y acompasar el cansancio se tomaban buñuelos con chocolote que preparaban las mujeres. Hay que puntualizar que en la localidad, la fiesta se vive de forma mas intensa entre los vecinos que viven en el Barrio Alto. De las entrevistas realizadas y opiniones de los vecinos, se deduce que ha existido una rivalidad territorial entre dos zonas. Esta separación simbólica se ve plasmada en la participación en las fiestas de los vecinos de los distintos barrios y la adscripción diferenciada a los diferentes referentes del pueblo. Así, San Sebastian, patrón de la localidad, tiene su ermita cerca del Barrio Bajo, por el que procesiona, y recorre el camino hasta la Iglesia de El Salvador, para estar un solo día, hasta que regresa. Por el contrario la procesión de la Virgen de las Angustias, patrona de la ciudad, y el Corpus, se desarrollan por las calles del Barrio Alto, implicando más directamente a los vecinos de esta zona. En el mes de Agosto, se celebra las Fiestas patronales de la Virgen del Rosar io; día 15. Es la festividad de mayor duración, de 5 a 6 días. Dentro del ámbito de Saberes y oficios se ha registrado para el Atlas la Esparter ía. La Espartería, actividad que ha llevado a cabo a lo largo de gran parte de su vida el artesano que habita la conocida como “Casa de las Conchas”, en el Barrio Bajo de la localidad de Albuñuelas, es un fiel referente que ha quedado de la importancia que alcanzó la transformación de la fibra natural en tejidos útiles y aparejos de labranza en muchos de los municipios del Valle del Lecrín; entre ellos Dúrcal, Padul y Nigüelas.

Según expone Francisco Rodríguez Gutiérrez, en el libro “El Valle del Lecrín , al sur de Granada”, en “Apuntes de una Historia Agrícola”, 2008, la mayor especialización de los trabajos hechos de esparto se dio en la localidad de Dúrcal, donde se elaboraba industrialmente la tomiza mediante una rueca. Esta innovación técnica del proceso de elaboración de objetos de espartos, potenció la contratación de una importante mano de obra hasta los primeros años del siglo XX. También señala que en el municipio de Nigüelas se realizaban especialmente “las seras” o redes para el acarreo de las patatas que se producían en la sierra.

Con los conocimientos y técnicas adquiridas a través de generaciones dedicadas a esta actividad, este artesano ha venido realizando, con esparto cocido, aunque hay esparteros que también lo trabaja en crudo, sus pleitas, cuerdas y herpiles, grandes redes trenzadas de esparto, que le servían o se utilizaba para el transporte de la paja u otros productos. En general, los artesanos que se han dedicado a la elaboración de objetos de espartos, aprendieron de generaciones anteriores; y era más un saber que un oficio, ya que la elaboración de estos objetos, les servía para uso propio y como complemento a otros ingresos profesionales.

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Eran tareas que se realizaban paralelas a la agricultura y se hacían fundamentalmente en invierno. A veces, en opinión de Francisco Rodríguez, en el trabajo de pleita se producía un reparto del trabajo por género, el hombre recolectaba el esparto y la mujer lo tejía a mano. El esparto es una planta de la familia de la gramíneas, con hojas de gran dureza de unos 60 cm. de longitud, que florece en primavera y crece en tierras sin cultivar. Es uno de los materiales más empleado desde muy antiguo para la elaboración de objetos de diferente uso doméstico, agrícola y ganadero. Crece de forma espontánea en los llamados atochares que se desarrollan principalmente, en paisajes de zonas desérticas o subdesérticas. La recolección de la planta se realiza durante los meses de verano, julio y agosto. Es entonces cuando está madura y seca. Suele recogerse por la mañana, antes de que avance el día, ya que favorece su extracción. El artesano lo recoge personalmente y se vale de un gancho metálico que tira de las hojas de la planta sin dañar el taño. También en esta localidad se ha registrado para el Atlas una de las actividades económicas que han formado parte de la economía de subsistencia que ha imperado hasta hace tan sólo unas décadas en municipios de la Comarca del Valle del Lecrín, como Albuñuelas, Cónchar , Covízjar, Nigüelas o Dúrcal, El Pastoreo. En torno a la actividad del pastoreo de ganado cabrío en la Comarca del Valle del Lecrín, según Francisco Molina Villegas, se distinguen dos modalidades de propiedad: “los ganaderos propiamente dicho que poseen manadas más o menos grandes, y las familias campesinas...”. En los momentos que la ganadería alcanzó más importancia se practicaba la trashumancia entre la costa donde bajaban los rebaños en invierno; y la sierra, donde subían en verano, permaneciendo la primavera y otoño en los pueblos. Los productos ganaderos se consumían en las localidades y los excedentes se envíaban a municipios propios o a la capital. El ganado caprino pertenece a la raza “granadina” y “malagueña”. Según la información facilitada por la Mancomunidad del Valle del Lecrín, que tiene como fuente los datos de la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca, hasta el año 2000, existían un total de 6.327 cabras en la comarca del valle. Se puede afirmar que en la mayoría de las poblaciones que componen la comarca del Valle, han tenido a lo largo de su historia una tradición ganadera; y hoy día, el pastoreo se ha mantenido en algunas de ella. En época nazarí existían lugares donde el ganado descansaba y pastaba en una determinada estación del año, por lo que se pagaba un derecho conocido como “talbix”. Albuñuelas, nombrado en época árabe como Bunyuelax, “tierra de viñas”, ha desarrollado a lo largo de los tiempos una importante actividad de ganadería caprina. Esta actividad se desarrollaba en pequeñas explotaciones ganaderas, que en muchos lugares, formaba parte de la economía de subsistencia que ha imperaba en la zona hasta hace unos escasos 20 años. A diferencia de la ganadería de trashumancia que se produce en los municipios más próximos a la Sierra de la Alpujarra, como Dúrcal, Padul o Nigüelas, en Albuñuelas, el ganado permanece durante todo el año en los establos de los pequeños cortijos del espacio conocido como el Tejar, junto a la antigua fábrica de ladrillos, dado que la alimentación con granos sustituye a la actual escasez de pastos y ha evitado los desplazamientos que en otras épocas eran obligados a la zona de la Vega de Granada, localidades como Armilla o más próximas como Padul.

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A partir de los años 60, la repoblación forestal de pinos en la zona, entre otras razones, obligó a muchos de los hombres que se dedicaban al pastoreo a emigrar a Cataluña. Hoy día la situación de crisis del mercado ha provocado una reducción alarmante de esta actividad, que ha hecho que sólo se hayan podido mantener, al día de hoy, seis pastores en Albuñuelas. Señalar también razones culturales que coinciden con el cambio en los hábitos de consumo de carne de la población y la exigente reglamentación española que ha privado al pastor de una fuente importante de ingresos como era la elaboración artesanal de quesos. El oficio de pastor en Albuñuelas se ha trasmitido de padres a hijos y ha permitido a los pequeños propietarios de los rebaños vivir, aunque con grandes dificultades de esta dura actividad. La jornada de trabajo del pastor muchos días del año se prolonga hasta altas horas y a veces no permite el descanso. Comienza al amanecer con el ordeño a mano de las cabras. A las paridas se las ordeña diariamente, pero a las preñadas únicamente cada 2 ó 3 días, para evitar así, que se le infecten las ubres. Una vez extraída la leche, se conserva en frío en un tanque de aluminio, se reserva una pequeña cantidad para consumo familiar y el resto la recogen y compran los intermediarios para su comercialización. Después el rebaño sale a pastar. Ante la situación de crisis que soporta la actividad, el Ayuntamiento de Albuñuelas, ha cedido los lugares destinados al pastoreo, eximiendo del pago que en otro tiempo tenían que efectuar los propietarios del ganado. La escasez de pastos obliga en muchos casos a completar la alimentación de las cabras en el establo con granos, lo que encarece el producto y puede influir en la calidad de la leche. El pastor suele usa al caminar un bastón que le sirve de apoyo, el zurrón a la espalda donde lleva el almuerzo, ayudado de perros y de la honda de cuerda, en otros tiempos de esparto, recoge y dirige el rebaño. Con silbidos y monosílabos que reconocen las cabras, el pastor lo traslada hasta el Río Rambla, en cuyos alrededores abunda el romero y el chaparro. Allí se quedan hasta bien avanzado el día que regresan al establo antes que se haga de noche. Hasta incluso los días de lluvia saca las cabras al monte, sólo cuando son muy intensas, permanece en el establo, donde las alimenta con habas, guisantes o granos de maíz. DURCAL

Los orígenes de Dúrcal siempre han estado vinculados a su situación de paso obligado en el camino de Granada a la Costa. Su nombre se deriva del árabe Quasb, vocablo que hace alusión al cultivo de caña de azúcar.

Situado en un pequeño valle formado por el río del mismo nombre a su bajada desde Sierra Nevada, dentro del fértil Valle de Lecrín, en sus tierras proliferó el cultivo de caña de azúcar en tiempos de la dominación árabe, junto con las huertas de naranjos y limoneros que aún perduran.

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Hubo un tiempo en el que contó con el telesférico más largo de Europa, pero éste se desmontó a finales de la década de los cincuenta del siglo XX. Sigue conservando su puente de hierro, también llamado puente de lata, que fue obra de uno de los discípulos de Eifiel y que se construyó en la misma época que el desaparecido telesférico. Este puente, que salva el profundo cauce del río Durcal, es ahora uno de los enclaves más atractivos para la práctica del puenting.

Desde el punto de vista arquitectónico, también son interesantes su Puente Romano, de un solo ojo y que data del siglo I; El Molino centenario que alberga actualmente el Museo Gastronómico Andaluz; la Ermita de San Blas, del siglo XVI; el Fuerte de la Alcazaba, conocido como Torre de Márgena y que se encuentra en el llano al pie del Cerro del Zahor; las ruinas del Castillo Medieval situadas sobre el Cerro del Peñón del Moro y conocido como El Castillejo; el Pilar de la Plaza construido en tiempos de Isabel II de Borbón, en el siglo XIX; y la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, levantada en el siglo XVI.

El calendario festivo comienza en el mes de febrero con las Fiestas patronales de San Blas; del 2 al 4. Por su tradición y repercusión en el municipio y localidades cercanas se ha registrado para el Atlas.

No existe constancia de los orígenes del patronazgo de San Blas en Dúrcal, aunque se atribuye a la devoción que profesaba Juan de Austria por el Santo en la época de la Reconquista.

Las epidemias de peste y el terremoto que sucedió en la zona en 1884, unidos a los hechos milagrosos que se le atribuyen a San Blas sucedidos a finales del siglo XIX, avivan y consolidan la devoción por el Santo Patrón. Se le atribuye a San Blas el hecho de la curación de un niño en la ciudad de Sebaste que tras comer pescado se tragó una espina quedando atravesada en la garganta pudiendo ocasionarle la muerte. Por intervención del Santo el niño salvó la vida. Por tal motivo, los vecinos de Dúrcal llevan espadales o cintas rojas que se pasan por las manos para ser bendecidas por el Santo el día de su festividad al final de la eucaristía y se llevan ocultas colgadas en el cuello todo el año como símbolo protector contra las enfermedades de garganta. En torno a la devoción a San Blas en Dúrcal existen las creencias de varios hechos milagros en torno a la figura del Santo. Entre otros, el que protagonizó Juan Reyes, camionero de Lanjarón que un día al subir por la cuesta de la Ermita de San Blas vio como su camión ardía. Con la supuesta ayuda milagrosa del Santo, llegó agua por una acequia seca y logró apagarlo. Como suele ocurrir en algunas de las conmemoraciones en torno a la figura de un Santo Patrón/a, se refleja dos situaciones ritualizadas con muy marcadas diferencias: foto: Ermita de San Blas En la bajada de la Ermita hasta la Iglesia Parroquial, el pueblo desestructurado, de forma anárquica en una manifestación sencilla y emotiva, proyecta la fe en sus creencias y el sentido de su adscripción identitaria. Durante estos momentos que duran unas tres horas, se suceden las expresiones de fe de forma espontánea que tienen como manifestación la luz y el fuego de las bengalas y fuegos artificiales que iluminan la noche. Todos pueden llevar al Santo, existe una pariedad de género e igual de clase. En este momento del ritual no se distingue una estratificación social.

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Sin embargo, la procesión que se lleva acabo por las calles de la localidad, está cargada de solemnidad. La representación institucional en torno al símbolo refleja el orden y las jerarquías sociales. Nunca hubo mujeres mayordomos en el pasado dedicadas a la organización de la fiesta. Hoy día, también ocupan un segundo lugar en la procesión alejadas del paso en el que se procesiona al Santo. En el mes de febrero se celebran también los Carnavales con mascaras y pasacalles. Durante la Semana Santa se producen en Dúrcal varas manifestaciones religiosas con diversos elementos simbólicos: -Judas; Domingo de Resurrección, se quema el Judas. -La noche de serenatas del Sábado de Gloria (los mozos ponen en el balcón de la amada ramas de árbol: laurel "que te quiero ver", azahar "que me quiero casar",...). -Los Hornazos; domingo y lunes de Resurrección. Fiesta campestre donde se reúnen grupos de familiares y amigos. Esta última actividad, referente de varios municipios de la Comarca se ha registrado para el Atlas. Cuentan las personas de más avanzada edad que, siguiendo las costumbres de sus mayores, grupos de familiares y amigos, vecinos de Dúrcal y venidos de localidades cercanas, participan en un encuentro en el campo, donde después del almuerzo se consumen los tradicionales Hornazos acompañados de chocolate y pasas. Tradicionalmente las personas salían al campo durante tres días, a partir del Domingo de Resurrección, y se situaban en zonas cercanas como “Las Arenillas” o la conocida popularmente como “La Era”. En los últimos años, la fiesta se ha reducido al domingo y lunes; y las familias y amigos optan por los cortijos en torno a la Barriada de Marchena, mientras los más jóvenes prefieren ocupar los márgenes del Río Genil en acampada. Este alimento que también forma parte de la tradición en localidades como Loja, Villanueva de Mesía, Huétor Tájar, Salar o Loja, en la Comarca del Poniente Granadino; o en Nigüelas, en el mismo Valle del Lecrín, en la “Fiesta de San Marcos”, el día 25 de abril, tiene un especial significado en Dúrcal, que se elabora y consume una vez finalizada la Semana Santa. El hornazo es un panecillo de aceite, cuya forma más común es de torta redonda, con dos especies de brazos cruzados, que cubren un huevo duro que contiene en su interior. A veces, puede tomar formas de figuritas de animales para los niños, como gallina, tortugas o lagartos; aunque esta costumbre es más reciente. Es costumbre también del municipio romper estos huevos duros de los hornazos en las cabezas de las personas que estén más a mano. Dicen que dan buena suerte.

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La tradición, que ha quedado registrada para el atlas, marca que en los días previos a la fiesta, madres e hijas, se reúnen para elaborarlo en las casas. Siguiendo la receta que con el tiempo ha experimentado pocos cambios, se elaboran los Hornazos, con harina, levadura y aceite de oliva, que al mezclarlo con agua se obtiene la masa que al cortarla en forma de torta, sirve de base para el huevo que se cubre con dos tiras de masa en forma de cruz. Con el desarrollo industrial, las mujeres prefieren llevar los huevos y el aceite a las panaderías de la localidad para elaborarlo en los hornos. Antes de nada, se les hace una señal a cada pieza para que no se confundan unos con otros. Muchos de los vecinos de Dúrcal suelen comprar los que en las panaderías se elaboran, que en sólo una de ellas pueden llegar a vender mas de 2.000 piezas. Aunque el ritual hoy día supuestamente ha perdido las connotaciones religiosas, y se ha reducido a una celebración festiva, hay quien afirma que la forma de cerrar el hornazo es el símbolo de la “Cruz de Cristo”. En el mes de mayo se celebra el Día de La Cruz; día 3. Se levantan cruces en las placetas de cada barrio y la Romería de San Isidro; día 15. Procesión del Santo hasta los campos. Día campestre acompañado de bailes y cantos populares. Finalmente en el mes de Agosto se celebran las Fiestas del co-patrón junto a San Blas, San Ramón; que se celebra el último domingo y donde tienen lugar una verbena. Durante estas fiestas y en los momentos invernales se jugaba en Dúrcal al “Paulo”. Se piensa que desde el siglo XVIII ha estado siempre vinculado a la agricultura. Sobre todo durante la época de lluvia que paraban las tareas del campo, el Paulo, se convertía en una forma que los hombres tenían de pasar el tiempo con los amigos. Es un juego donde no hay dinero de por medio, pues el fin principal, no es lucrativo, sino de entretenimiento. Cuando no existían otros medios, la vida trascurría sobre todo en los cortijos, y la falta de medios de transporte, dificultaban los desplazamientos. En este juego pueden participar entre dos y seis personas, hasta 8 personas. El número de jugador más frecuente es de 6 personas, en dos equipos de tres contra tres. En la baraja se descartan los ochos, los nueves y el palo de espadas. Se reparten cinco cartas a cada jugador de la baraja española, 30 cartas en total, y se coloca una carta de muestra que es la última que se reparte que marca el triunfo. Para saber las cartas que los compañeros tienen, existen en El Paulo, una serie de señales que cada pareja intentará descubrir al resto de sus contrincantes. Para terminar en el este municipio, dentro del ámbito de Modos de Expresión, se ha registrado para el Atlas, la elaboración de asientos de sillas con Anea.

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Según aparece en la Guía “El Valle del Lecrín, al sur de Granada”, coordinada por, Martín Gijón, F.M. y Martín Padial, F.M. editada en el 2008, por la Mancomunidad del Valle del Lecrín, las transformaciones de la fibra natural en objetos domésticos y aperos de labranza en las localidades del Valle eran trabajos que realizaban hombres y mujeres durante el invierno. Destacan la tradición del esparto en municipios como Padul y Dúrcal. En este último municipio, se llegó a dar la mayor especialización realizándose en las fábricas la tomaza mediante rueca que generó gran número de mano de obra hasta bien entrado el siglo XX.

En Dúrcal la creación de un núcleo industrial se debió entre otras razones a la existencia del teleférico que partía de la localidad y que llegaba hasta el puerto de Motril que servía para el transporte de productos como la harina que bajaba a la costa y el azúcar que llegaba desde la costa granadina. Las cuerdas para amarrar el material y otros objetos para el transporte se realizaban de esparto.

“Pero dentro de la red, el tranvía de Padul y Dúrcal tuvo una singularidad en relación con el resto de la red, porque con el mismo se pretendió superar uno de los problemas históricos del transporte interprovincial, cual era la conexión de la capital con el Valle de Lecrín, la Alpujarra y la Costa, cuando el proyecto de ferrocarril ordinario parecía haber pasado ya a dormir un sueño eterno”. Manuel Titos Martínez, Apuntes de la historia del Valle del Lecrín, Manuel Titos es director de la obra social de La General, y este artículo fue publicado por el Ayuntamiento de Padul al cumplirse el 75 aniversario del tranvía

Más de un 30% de los vecinos de la localidad de Dúrcal estaban dedicados a la actividad del esparto y se iniciaban a edades muy tempranas en el oficio. Con la llegada del nylon la actividad perdió sentido y tendió a mantenerse sólo por aquellos que realizan sus trabajos por afición.

La enea, también llamada nea o anea, es una planta alta de hojas largas que nace silvestre en los márgenes de los ríos dentro del agua. Se recoge entre los meses de junio a agosto. Eran las mujeres las que se encargaban de, como se conoce popularmente,“cogerle el culo a la silla”, oficio que habían aprendido de sus padres o abuelos. Las sillas de enea formaban parte del mobiliario de la mayoría de las casas y de las iglesias de la localidad. Cuando se estropeaban, se llevaban a los domicilios particulares de las mujeres, que después de terminar las tareas del campo o entre las domésticas, “mientras hervía la comida, se echaba el culo”, se encargaban de estos trabajos cuyos ingresos contribuían a la débil economía familiar. La enea se recoge durante los meses de junio, julio y agosto cortándolo con una hoz. En Dúrcal se recoge en el lugar conocido como “La Laguna”, en lugares muy húmedo o dentro de las aguas del río. Una vez cortada se pone al sol durante más de una semana hasta que adquiere un color amarillento.

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LECRIN: El descubrimiento de unas termas romanas datadas entre mediados del siglo I y comienzos del IV pone de manifiesto que el origen de esta localidad se remonta a dicha época. No obstante, fue con los árabes cuando Lecrín alcanzó un mayor apogeo. Debido a su condición de enclave agrícola, sin defensas de importancia, este municipio no sufrió demasiado las penurias de la guerra ni del levantamiento de los moriscos. Aún así, sí que se resintió por la expulsión de éstos, ya que quedó muy despoblado y su agricultura muy mermada. Tras la derrota islámica, Lecrín fue repoblado con cristianos procedentes de otros reinos de España y el siglo XIX volvió a despoblarse a causa de la emigración y de varias epidemias.

Destacar la importancia y repercusión que ha tendido para el municipio la proximidad del El Pantano de Béznar que inicia su construcción en 1977 y se terminará en 1985, en el lugar denominado “El Salto del Lobo”. El barrio de los Peloteos de Béznar, se construyó a raíz del traslado de las casas del antiguo Barrio Bajo, debido a la proximidad de las aguas del pantano a éste.

El municipio comprende, además, otras cuatro localidades: Béznar, Acequias, Chite y Murchas, Mondujar y Talará. Dentro de los rituales festivos destacan en el mes de enero la Fiesta patronal de San Juan Evangel ista; en Murchas; los días 1 y 2. En la localidad de Béznar se celebra San Antonio Abad; el día 17, cuando tiene lugar el tradicional desfile de la Hermandad de los Mosqueteros del Santísimo, escoltando al Santísimo Sacramento, ataviados de manera singular. Data de 1566, a raíz de unos hechos de armas durante la sublevación de los moriscos, al lograr rescatar el Santísimo Sacramento que había sido robado. Tiene lugar una procesion, verbenas y fuegos artificiales. Diego Hurtado de Mendoza en “ Guerras de Granada , hechas por el rey D.Felipe II, contra los moriscos de aquel reino de Granada “, obra póstuma editada en 1627, describe como el día 17 de enero de 1569, los soldados cristianos acosados por la nieve y el frío, descubrieron la imagen de San Antonio Abad que había sido escondida allí para evitar la profanación de los moriscos. El pueblo dio el hecho como milagroso y acordaron nombrar a San Antón Patrón de Beznar . Desde entonces cada 17 de enero se guarda culto en solemne procesión. (Del Río, Ana María, 2007). Los mosqueteros en un número aproximado a una quincena, con su llamativa indumentaria y armados con pesados mosquetes originales o réplicas que Don Juan de Austria dio a los hombres de Béznar, para que defendieran al Santísimo contra los ataques de los moriscos, desfilan en honor del Santo Patrón en el mes de enero y en la Fiesta que tienen lugar en el mes de septiembre en Béznar. Dentro del ámbito de la gastronomía vinculada a la fiesta señalar el registro que se ha realizado para el Atlas del plato conocido como “Ol la de San Antón”. Nuestra informante, Encarnación Tapia Río, vecina de la localidad, ha fallecido recientemente a la edad de 92 años.

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La Olla de San Antón conocida popularmente en Béznar como, “El Testú”, se elabora cada año después de las matanzas con productos del cerdo e ingredientes que suavizan la grasa. Era y es un plato familiar que se consume en invierno por el alto grado de ingestas calóricas y se elabora cociendo la oreja, pata, mano y rabo del cerdo enagua hirviendo. Se le añade habas secas y habichuelas, ya reblandecidas, y se cuece todo junto. Después de unos minutos de le añade acelgas o cardos; y en algunos casos, se le añade arroz. Por último, se le añade la patata. El día del Patrón, en la comida previa a la procesión del Santo, es costumbre que las amas de casas que suelen ser en la mayoría de los casos las abuelas, preparen el caldo que luego se acompaña con los ingredientes que se sirven en plato aparte. La forma de preparar el plato no ha evolucionado; sin bien, hay que señalar que hoy día la mayoría de las familias de la localidad se pueden permitir unos componentes del cerdo a los que en épocas pasadas no todo el mundo tenían acceso. La celebración de la festividad de San Antón hace especial este plato el día 12 de enero, aunque también en común que se consuma durante el resto de los meses de invierno. La olla de San Antón, plato que hoy día no sólo se elaboraba en los hogares para el consumo familiar, se ha convertido con el tiempo en una tradición que se ha puesto en valor como reclamo turístico de bares y restaurantes de los municipios de la provincia de Granada. En el mes de mayo, se celebran la Fiesta patronal de la Inmaculada Concepción; en Chite; En el mes de septiembre, se ha registrado para el Atlas, la celebración de la Fiesta patronal de San Antón; en Béznar; días 7 y 8, en las que desfilan los mosqueteros del Santísimo Sacramento. Durante el reinado de Felipe II, en la última década del siglo XVI, se produce el levantamiento morisco que tuvo como escenario de las luchas en Las Alpujarras y el Valle del Lecrín. El aumento de los grupos de monfíes que saqueaban los núcleos de población provocaba continuos enfrentamientos como el que sucedió en la localidad de Béznar en torno al año 1566: Señalar que Ana María del Río, maestra e investigadora, natural de Béznar, ha recogido en su libro “Los Mosqueteros del Santísimo Sacramento”. (2007 que soldados cristianos tras la huida después de haber caído en una escaramuza de los monfíes , sin certeza de la fecha o el lugar donde se produjo, se deshicieron de sus ropas y armamentos, para agilizar la marcha. Continúa afirmando que, los monfíes, entraron el Béznar y saquearon la iglesia, llevándose entre otros objetos, el Sagrario, cajita que contenía el cáliz con la “forma consagradas”. Los vecinos del pueblo se organizaron recogiendo las ropas y armamentos que habían dejado los soldados cristianos y rescataron lo robado, volviendo triunfantes a Béznar.

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Se ha trasmitido por tradición oral otra versión de los hechos que tiene algunas referencias históricas: los monfíes, apostados sobre el barranco del Tablete, asaltaron al Beneficiado de Béznar que marchaba llevando el viático a un enfermo. Atacaron a la comitiva muriendo el sacristán y un labrador, y resultando herido el propio Beneficiado y otros dos labradores, además se llevaron prisionera a la doncella del labrador muerto y robaron el Santísimo que portaba el Beneficiado en el portaviático. Los vecinos de Béznar, al conocer el suceso, se reunieron en la plaza y decidieron ir al rescate Un alférez de los tercios de Flandes, Don Martín Alonso de Frías, organizó una Hermandad cuya principal misión era recuperar el Santísimo, para ello acudieron al Marqués de Mondéjar, Don Luis Hurtado de Mendoza, que les concedió veinticinco mosquetes y arcabuces. El ataque de los improvisados soldados sorprendió a los monfíes. Se liberaron los cautivos y el portaviáticos que condujeron con el Santísimo hasta Béznar, donde lo entregaron al Beneficiado; al mismo tiempo, que se producían las primeras descargas de polvora en honor al Santísimo. En ambas interpretaciones de la historia, se coincide en señalar que a su llegada a Béznar, al paso por las calles, como premio, recibieron coronas de flores, origen de los adornos de flores que llevan en sus sombreros y, los solteros, recibieron de las muchachas las cintas de los cuellos de sus camisolas, así como mantones, los cuales colgaron de sus correas, hoy convertidas en fajas de color grana. Según consta en los archivos parroquiales de Béznar, Don Juan de Austria, en una breve estancia en la localidad, conoció las hazañas y concedió a los ya nombrados como “mosqueteros”, el privilegio de escoltar al Santísimo siempre que estuviese expuesto. En la actualidad, estos privilegios perduran en todos los actos religiosos que tienen lugar en la localidad, entre ellos, la fiesta y procesión del patrón del pueblo, San Antonio Abad, el día 17 de enero, en las Misas Mayores y en las fiestas patronales donde escoltan al Santísimo durante las misas el primer fin de semana de septiembre. En tiempos recientes los mosqueteros han desfilado por Granada, en el año 2008, en la procesión del Corpus Christi. -En Chite, en el mes de diciembre se celebraban Los Inocentes; Se elige un alcalde y un alguacil ficticios que son los encargados de organizar la fiesta. Se recaudan fondos para la Iglesia mediante subasta pagando por bailar con las mozas que se desee del pueblo. Como plato especial para este día de la Rifa de los Inocentes, se elabora “La Gar lopa”, con ingredientes productos de la matanza que se ha registrado para el Altas. En Talará se celebran las Fiestas Patronales de la Pur ís ima Concepción; del 6 al 10. Procesiones, verbenas, cucañas y fuegos artificiales.

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La Iglesia de Talará fue en 1907 cuando se erigió como parroquia aunque el templo, de estilo neoclásico, había sido construido en 1786, sobre el templo primitivo que fue construido por los vecinos de Talará. Dicho templo comenzó siendo una ermita que se construyó sobre la “acequia de aguas”. Posiblemente en 1747 fuera consagrada como iglesia dedicada a Nuestra Señora de las Angustias, fecha en la cual Talará dejó de considerarse barrio de Mondújar, para pasar a ser anejo. A finales del siglo XVIII este pueblo contaba con unos 80 habitantes, pero ante la cantidad de viajeros y personas que hicieron de Talará su lugar de residencia, el templo primero quedó pequeño, pidiendo los vecinos, una nueva construcción más amplia. Bajo el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854, se acoge el patronazgo en muchas localidades de España, entre ellas, Talará. El templo de Talará, al igual que el de Acequias, era iglesia filial de la parroquia de Mondújar aunque anteriormente lo había sido de Béznar. Aunque el templo fue dedicado en un principio a la Virgen de las Angustias, fue en 1907 cuando se erigió como parroquia rural de primera clase con el título de la Inmaculada Concepción. Los talareños organizan sus fiestas en honor a la Purísima Concepción y al Cristo del Zapato desde hace, al menos, un siglo. Dentro de los dulces de repostería que se preparan en las casas en torno a las fiestas patronales, en honor a la virgen, destacan los que aún hoy día se siguen preparando, pestiños y bollos de aceite. Los pestiños se preparan amasando harina, aceite, matalahúga, canela y vino. Se fríen en aceite muy caliente. Días antes a la celebración de la Fiestas en honor de la patrona, las mujeres de Talará llevaban a la única a la tahona que existe en la localidad, los ingredientes para preparar los roscos de anís y manteca que se guardaba de la matanza y se cocían entonces en el horno de leña. Como continuación de esta tradición, la Tahona, Panadería Virgen de las Angustias, continúa realizando los roscos, uno a uno, todos hechos a mano, para que se consuman en estas fiestas, tal y como demandan los vecinos de Talará. Están hechos de harina, huevo, canela y ralladura de limón, se amasa, y se corta a mano. En la localidad de Murchas se ha recuperado el Rosar io de las Cruces; el día 25. En acción de gracias por los escasos daños personales durante el gran terremoto de 1884. Cantos anónimos en los que sólo participan hombres.

En la localidad de Acequias se ha registrado para el Atlas una actividad económica de tradición en la localidad, la Cerámica de tejas y ladrillos.

Según Villegas Molina, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Granada, la vivienda en el Valle del Lecrín se construía tradicionalmente de piedra, cal grasa y arena. Por el contrario hoy día se utiliza el ladrillo, el cemento y las bóvedas prefabricadas que están cubiertas con tejas curvas o moriscas.

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Durante la reciente construcción de la autovía Granada-Motril salió a la superficie un enterramiento árabe donde se encontraron resto de utensilios de cerámica, tejas de diferentes tamaños, que dan testimonio de la tradición que existió, como en toda la provincia de Granada, de esta actividad en la Comarca del Valle del Lecrín. Sirva de referencia que para la construcción de la Alhambra de Granada, los artesanos árabes crearon hermosas cerámicas que decoraron paredes y tejas que cubrieron techos.

En torno al año 1915, la actividad de cerámica se inicia en la localidad de Acequias, en un pequeño taller situado entre el río Torrente y la desembocadura del Barranco del Pleito, antiguo límite de Acequias y Mondújar, que pertenecía a un artesano que se dedicaba a la elaboración de mosaicos y piezas de alfarería. Durante más de una década se elaboraron además piezas simples como botijos o macetas Con la incorporación al taller de otros miembros de la familia, hijos y nieto, la actividad se complementa con la elaboración de ladrillos, utilizados como elemento para la construcción, actividad que ha continuado hasta la actualidad.

Las dificultades iniciales del taller fueron la obtención de la arcilla que el artesano pudo resolver con la compra de unos terrenos de secano dedicados a viñedos y almendros, donde mediante el proceso de inundación del agua del riego, se canalizaba la tierra disuelta; y por medio del procedimiento de decantación en fosas y la eliminación del agua, una vez filtrada y eliminada las piedras, se obtenía el barro con el que se realizaban los ladrillos, tejas y losas. Para recoger la arcilla se necesitaba la intervención de varias personas que luego la trasladaban en espuertas de esparto y mulos hasta el taller. Con la adquisición de la cantera por los descendientes del artesano, los procedimientos de obtención de la arcilla se simplificaron y obteniéndose el barro de la tierra con un nuevo procedimiento que consistía en extraer el barro con picos, espiochas, cinceles y cuñas que se cargaban a mano en los camiones que sustituyeron a los mulos.

El proceso inicial de producción se desarrollaba completamente de forma artesanal, pues cada ladrillo estaba hecho a mano en antiguos moldes de madera con los que obtenía diferentes formas y tamaños. La incorporación de maquinaria elemental, surgida de la imaginación y creación del propio artesano, con motor de gasoil, en la que se volcaba el barro con espuertas de barro, mecanizó el procedimiento y agilizó la producción. Hasta que en torno a los años 70, con la utilización de la maquinaria más avanzada y los transformadores eléctricos, se inicia la producción en serie y se especializan en la fabricación de ladrillo para la construcción que por su forma se demanda como elementos decorativos.

Desde los primeros hornos alimentados con leña de aulaga, matas de romero, pabilos de maíz, cáscara de almendra...) de la sierra, que se trasportaba en ases sobre animales; hasta, en un primero momento, los hornos eléctricos, y posteriormente, los sofisticados hornos Osman, de producción en cadena, las transformaciones en los procedimientos de producción, han llevado a la fabricación de ladrillos y tejas aplicando las últimas tecnologías en los procedimientos de fabricación en las fases de la molienda, con el molino de martillo, la amasadora, el moldeado en vacío y horneado de ladrillos por inmersión.

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NIGUELAS Nigüelas es un pequeño pueblo de poco más de 1.000 habitantes. El origen es incierto, por cuanto la mayor documentación existente habla de un asentamiento árabe (libro de apeos), como así lo demuestran distintas construcciones (acequias, aljibe, molino…); Pero hay tramos de camino en la vega de Nigüelas que transcurren por una antigua vía romana (camino de Villaverde), lo que hace pensar que hubo algún tipo de asentamiento. Situada en la margen derecha del río Torrente cuyas aguas riegan las vegas de Nigüelas, Dúrcal, Acequias y Mondújar tiene un reparto de aguas muy antiguo y que es revisado y supervisado por la Mancomunidad de Regantes, (de origen medieval y cuya sede está en Nigüelas. El alimento fundamental, desde tiempo inmemorial, es el aceite, pues con él se elaboran prácticamente todos los platos tradicionales de la cocina. Según Villegas, F., en la localidad de Nigüelas, el olivar en el Valle del Lecrín representa una actividad económica que alcanza una producción importante, aunque en su mayor parte no es de secano, sino que también ocupa zonas de regadío, donde se le garantiza el riego en invierno y primavera. En la actualidad su cultivo tiende a decrecer, no sólo por las dificultades de las labores requeridas, sino por las dificultades de la recogida que plantea el gran tamaño de los olivos y el accidentado del terreno. En las zonas de regadío, en los bancales ocupados por parcelas de pequeñas extensiones, el olivar que estaba destinado al autoconsumo, se vio sustituido por plantaciones de patatas, hortalizas y cereales. A partir de los años 80, por cuestiones de mercado, se inicia en estos mismos terrenos una repoblación de olivos de aceituna Gordal, más productiva, que ha permanecido hasta la actualidad. En algunos municipios de la localidad de “El Valle”, los olivos se encuentran en las fincas asociados a los naranjos, ocupando los linderos de las fincas, de tal forma, que por su gran envergadura, protegen los cítricos, y al mismo tiempo, se benefician de las labores cuidadas que éstos reciben.

Entre otras localidades del Valle, como Pinos del Valle o Padul, que refleja la tradición aceitera de la comarca donde en cada localidad existía uno o dos molinos de aceite, se encuentra Nigüelas, donde la agricultura desempeña un papel fundamental en la economía de la localidad.

Los principales cultivos son el olivo, junto con hortalizas, almendras y cereales. En la actualidad cuenta con un gran olivar algunos de ellos, centenarios de la variedad típica del Valle de Lecrín "Lechín", que da un aceite de sabor afrutado y calidad organoléptica. En el casco urbano llegó a haber en tiempos pasados muchas Almazaras de viga. Madoz a mediados del siglo XIX censa siete molinos de aceite, dos de ellos con ingeniería hidráulica. Actualmente se conservan dos, uno a la entrada del pueblo con maquinaria del siglo XIX, y el más antiguo, el llamado de "Las Laerillas", del siglo XV, la parte más antigua del mismo data del s. XIII, que estuvo funcionando hasta el siglo XX, convertido en museo. En esta almazara, se conservan dos molinos, uno de “sangre”, de origen romano, movido por mulo o asno, y otro hidráulico.

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En las afuera del pueblo, antigua zona de fincas del Pago de Peña Blanca, en el actual polígono industrial del mismo nombre, se encuentra una de las almazaras de Nigüelas, donde la familia Navarro, hasta 1998, ha continuado la tradición familiar de producir aceite con el antiguo sistema de rulos de piedra que se movía por ingenio hidráulico, y el prensado se realizaba con capachos de espartos; y, posteriormente, de plástico o coco. El aceite se obtenía por el sistema de decantación. A partir de esta fecha, se introduce en la Almazara el sistema industrial continuo en dos fases (separa el aceite de otros elementos). El sistema de producción, la molturación tradicional hidráulica podría trabajar con una cantidad de 100.000 kilos de aceituna, en 24 horas, mientras con la maquinaria actual, se alcanzan 15.000 kilos a la hora. Mantener el molino de aceite para los actuales propietarios de la Almazara de Nigüelas, aún teniendo que abandonar los métodos tradicionales para aumentar y rentabilizar la producción, ha supuesto conservar y mantener una actividad en la comarca, que ha pasado de formar parte del autoconsumo de las familias propietarias de las fincas pequeñas de olivares, para convertirse en fuente de beneficios económicos para los empresarios que con grandes dificultades comercializan el aceite. La competencia de mercado y las políticas de precios de las grandes superficies dificultan la comercialización, que encuentra cada día mayores obstáculos, lo que hace, que algunos empresarios se sientan pesimistas con el futuro de la actividad.

" El fruto más abundante en el Valle de Lecrín es el aceite, produce mucho y de excelente gusto y sin disputa el más singular de todas las Andalucías"

Cita de Manuel Titos Martínez, Apuntes de la historia del Valle del Lecrín, Manuel Titos es director de la obra social de La General, y este artículo fue publicado por el Ayuntamiento de Padul al cumplirse el 75 aniversario del tranvía.

Dentro del calendario Festivo de Nigüelas, en el mes de abril, se celebra la Romería de San Marcos; día 25. Romería con la elaboración del Hornazo. En el mes de septiembre se celebran la Fiesta patronal de Nuestra Señora de las Angust ias y San Juan Baut ista. Dentro de estas se ha registrado para el Atlas el ritual del Entierro de la Zorra.

Dentro de programa de las Fiestas Patronales, conocidas como “La Función”, se ha mantenido desde tiempo la tradición de enterrar simbólicamente una zorra (disecada) como cierre y culminación de los actos festivos. En la semana previa comienzan las actuaciones musicales y el teatro.

La Función de cada año, en la que participa gran parte de los vecinos del pueblo, tiene su final en la fiesta del "Ent ierro de la Zorra” organizada por la Ilustre, Venerable, Insigne, Colegial y Magistral Cofradía del Entierro de la Zorra. Se piensa que en sus orígenes era una fiesta de expiación, pues lanzando contra el animal, sacado en procesión, todos los objetos inservibles, o gritos vituperándole liberaba de sus culpas a todo el vecindario, volviendo después de sepultado el animal, a la vida cotidiana.

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Desde hace unos 60 años, la Comisión de Fiestas, en un intento de adaptación a las necesidades de los nuevos tiempos, decidió trasladar la cabalgata de disfraces, donde los vecinos organizados en pandillas elaboran en "secreto" el traje y las maneras de su participación, están prohibidos por costumbre los disfraces comprados o alquilados, a la tarde del viernes anterior al Entierro de la Zorra, con el fin de facilitar la participación de los vecinos y visitantes y mantener el entierro el lunes inmediato, una vez concluidos los actos religiosos. El programa de fin de semana de las fiestas patronales, se desarrolla la tarde del sábado, día 18, y la tarde del domingo, día 19, con la procesión por las calles del Nigüelas de la imagen de la Virgen de las Angustias desde la parroquial de San Juan Bautista. En dos recorridos diferentes, la procesión llega a los diferentes barrios del pueblo, acompañada de mujeres de mantillas, representantes de la hermandad de la Virgen, autoridades y mujeres y hombres que alumbran con velas. A la finalización de la procesión, en la misma Plaza de la Iglesia, comienza la verbena.

En cuanto al el Entierro de la Zorra, no existen documentos que acrediten la celebración del ritual, si bien, se ha trasmitido por tradición oral que ha forma parte de los momentos festivos de la localidad desde tiempo inmemorial.

Existe la hipótesis de que esta celebración formase parte de una fiesta de contenido pagado que simboliza el final de un ciclo agrícola que finaliza con el verano y el comienzo del nuevo, donde se recogen cosechas y se prepara la tierra para ser de nuevo sembrada. El acto del entierro simboliza el fin de un periodo de dificultad, no excepto de problemas, que da paso a una nueva etapa de renovación que se corresponde con la nueva siembra. Es el paso del verano, el año natural, donde ya se han recolectado los productos y da comienzo un nuevo ciclo.

Con el tiempo, este momento festivo que tenía como protagonismo a los jóvenes de la localidad, que con un contenido y significados carnavalesco, se fue incorporando dentro de los actos de las fiestas patronales en honor de la Virgen de las Angustias. Así ha mantenido y perdurado hasta el día de hoy. Era el momento de expansión y alegría, cuando las restricciones eclesiásticas se hacían más permisivas con la fiesta.

Dentro del ámbito de Saberes y Oficios se ha registrado para el Altas, la Recolección de patatas de la Sierra, una actividad económica de tradición en la localidad.

Nigüelas es el pueblo más alto del Valle de Lecrín, situado a 938 metros sobre el nivel del mar en la margen derecha del río Torrente, cuyas aguas riegan su vega.

El clima es mediterráneo típico con veranos secos e inviernos suaves. Su altitud hace que en sus sierras tenga un clima de alta montaña con temperaturas extremas (muy altas de día, bajas durante la noche). Los cultivos de regadío son similares a los de la Vega de Granada: trigo y maíz, patatas, habas, cebada, hortalizas y plantas forrajeras que tienen una utilización y consumo puramente familiar.

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En la Sierra de Nigüelas, que linda con el Parque Nacional de Sierra Nevada, donde la falta de un suelo agrícola apropiado y la dureza del clima dificultan la agricultura, es tradición la siembra de la patata, aunque ya empieza a abandonarse su cultivo, porque necesita gran cantidad de mano de obra. Durante muchos años fue la producción principal de invierno de la vega y tenían gran fama las patatas de la sierra que servían de simiente o semilla para las vegas del Valle, Granada y la Costa.

El territorio de la sierra está dividido en fincas que pertenecen a propietarios de grandes extensiones, pero de bajo rendimiento por ser una zona bastante escarpada.

El cultivo y recolección de la patata que ha servido para alimentar a varias generaciones y en ocasiones ha estado destinado al trueque o intercambio por otros productos, debido a los escarpado del terreno, ha conservado las técnicas tradicionales para la siembra y recolección; y continúa realizándose a principio del mes de octubre con el arado de vertedera con tiro de mula. El animal va equipado con un yugo y debajo de este una manta de tela enrollada o rellena de paja, que protege a la bestia del uvio. Con el “ejero” o varas se engancha el arado y tira del animal. Cada propietario lleva a cabo la recolección de las patatas de su finca con otros miembros de la familia, amigos o vecinos “un torna peón”, expresión que corresponde al apoyo y reciprocidad entre vecinos para la recolección “unos días contigo y otros días con otro”. Para ello, se siguen utilizando las herramientas propias del campo como el azahón o amocrafes, para ahondar en la tierra y extraer el producto, aunque todavía se mantiene como se ha indicado el uso de los mulos con arado. Con respecto al traslado de la patata, desde la sierra hasta Nigüelas, hasta los años 70 se realizaba por el viejo camino con espuertas y mulos. A partir de este momento, se construye el camino de arenas que realiza la empresa extractora de piedras de la cantera de la sierra que ha permanecido hasta la actualidad y ha facilitado el acceso de vehículos a las fincas. La existencia de pequeñas viviendas o “chozas”, construidas con piedra de pizarra testimonian las condiciones durísima que tenían que soportar los agricultores y pastores durante el frío invierno que les obligaba a refugiarse durante la noche en estas viviendas. En una parte de ella, se guardaba el mulo que ayudaba a la siembra y recolección de las patatas y encima, en forma de guardilla, se destinaba al camastro de paja donde se dormía. La parte delantera estaba destinada al fuego para cocinar y no disponía de ventana para salvaguardase del frío. En los exteriores de las viviendas se construían fosas que se recubrían con paja o centeno, donde se almacenaban las patatas durante el invierno, hasta la primavera que se trasladaban en mulos para su venta. La situación de comercialización de las patatas se encuentra en un momento incierto debido a una fuerte competencia de los mercados, esto, añadido a que el relevo generacional no está garantizado y muchos de los propietarios de las fincas realizan esta actividad únicamente para autoconsumo y mantener una tradición familiar.

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No obstante, partiendo de los tradicionales procedimientos, como iniciativa privada, se están desarrollando nuevas técnicas de cultivo de la patata que son innovadoras dentro de la Comunidad Autónoma Andaluza. Tomando como referencia el sistema de siembra que ha perdurado en Nigüelas, se está investigando y probando con nuevas tipologías, para obtener un producto con tratamiento ecológico que se sitúe en los mercados de forma más competitiva.

Dentro también del ámbito de saberes y oficios se ha registrado para el Atlas, la For ja, que en esta localidad ha estado desarrollando un artesano en la elaboración de arados y astiles para las labores del campo.

Hoy día, esta actividad se ha continuado con los trabajos de forja artística que con la adaptación a los nuevos tiempos y la demanda de elementos para la decoración de las casas lleva acabo un artesano de origen inglés que regenta el taller.

PADUL

La Villa del Padul se encuentra situada a 13 km. de Granada, en la carretera nacional que llega hasta Motril, una vez pasado el Suspiro del Moro donde, según la leyenda, el Rey Boabdil contempló por última vez y lloró su reino perdido, dando entrada al encantador Valle de Lecrín.

El origen del nombre de El Padul se remonta a la época romana, derivándose de la palabra latina palus-paludis y más concretamente de su caso acusativo paludem, que significa pantano o laguna, en clara referencia a la laguna de El Padul

Ya en plena época musulmana, El Padul fue la alquería principal del Valle de Lecrín y se consideraba la llave del abastecimiento por el sur de la ciudad de Granada. Las sultanas granadinas tenían grandes extensiones de tierra en El Padul. De hecho, en la actualidad permanece el nombre del "pago de Las Sultanas" para denominar esas tierras.

La antigua mezquita ocupaba el espacio de la nave central de la Iglesia Parroquial y los dos primeros cuerpos de la torre de dicha iglesia eran el minarete.

En el pago del Arroyo apareció una lápida de un mozárabe que ejecutaron en el año 1150 en época de la dominación almohade.

Dentro de sus rituales festivos en enero se celebran las Fiestas en Honor de San Sebast ián; día 20. Salida a por leña y sus típicas hogueras.

El patrocinio de San Sebastián se declaró oficialmente por bula de S.S. Pío IX de 6 de mayo de 1852, aunque la fiesta se celebra desde los tiempos de la Reconquista en tiempos de Juan de Austria. La imagen del Santo se venera en la Ermita de San Sebastián, siglo XVIII, que estaba a las afueras de la ciudad y hoy día está integrada dentro del casco urbano.

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El día 19 de enero, desde muy temprano, grupos de amigos y familias enteras que residen en El Padul, o venidas de otros municipios cercanos suben al monte en sus coches o andando, a la zona de el Manar, por el camino de la Venta y el cerro de los Molinos, para hacer un haz de leña y plantas aromáticas (tomillo, romero, jara, jarilla y arbustos silvestres) que colocaran en las hogueras situadas en el itinerario de la procesión del Patrón. La mañana trascurre como una jornada campestre en la que se realiza una acampada durante la comida y finaliza una vez que se ha recogido la leña suficiente. A la llegada al pueblo, ya avanzada la tarde, los haces de leña se depositan en las hogueras situadas en las calles del recorrido de la procesión. Niños cogido de la mano de sus padres y adultos, en un momento lleno de simbolismo, van dejando los haces de leña en las hogueras como marca la tradición. El Ayuntamiento de El Padul extiende la arena para la colocación de las hogueras en varios puntos del recorrido de la procesión del santo, en primer lugar desde la Ermita de San Sebastián y; al día siguiente, desde la en estos lugares se van depositando la leña hasta su encendido al paso del Santo. En la Semana Santa de Padul procesionan doce pasos en la tarde noche del Viernes Santo, y está considerada como una de las más destacable de la provincia. En el mes de mayo, se celebra la Romería de San Is idro; domingo después del 15. La procesión de San Isidro se integra en la romería que recorre algunas de las calles de Padul y que finaliza en el Campamento con una misa y con actividades para todos y todos los vecinos de la localidad. El recorrido comienza en la calle Colegios y finaliza en el Silo. Una vez en las inmediaciones del Silo, se continua con la romería encabezada por la carroza de San Isidro hasta el Campamento Alférez Rubio Moscoso. En el mes de Septiembre se celebra San Antón; en torno al último domingo. EL PINAR

Pese a que se han encontrado ciertos indicios que llevan a pensar en un asentamiento poblacional en El Pinar mucho antes de la ocupación musulmana, fue en esta época cuando alcanzó cierta relevancia. También de origen árabe es la denominación de una de sus poblaciones,Ízbor. Su ubicación en medio del Valle de Lecrín, en el camino hacia la Costa, y la calidad de sus productos agrícolas permitió a El Pinar ocupar un lugar preeminente en lo que al abastecimiento de Granada se refiere. Pero su protagonismo no se redujo únicamente a este aspecto, dado que por su situación jugó un importantísimo papel en el levantamiento de los moriscos en el siglo XVI. Posteriormente sufriría las consecuencias de la reconquista, que le valió su despoblamiento casi total cuando el conflicto acabó con la expulsión de los sublevados. Actualmente, al estilo de la administración andalusí, está formado por dos enclaves urbanos como si de una taha se tratase: Pinos del Valle e Ízbor.

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Por sus características, son pueblos de tradición musulmana, como así lo demuestra el sistema agrario que existe de acequias y bancales y su estructura urbanística jalonada en calles estrechas, patios y callejones sin salida.

Así describe Tomás López. Geógrafo madrileño autor del Diccionario Geográfico de España (1.776), la localidad de Pinos del Valle:

“El lugar de Pinos del Rey, conocido generalmente por Pinos del Valle, se llamó en la antigüedad Pinos de Biex (es difícil la comprobación de esta etimología), voz que significa valle, y que de ella lo han denominado Pinos del Rey, bien que en el día es conocido generalmente en la Península por Pinos del Valle... . Tiene una iglesia parroquial con la advocación de Nuestra Señora María Santísima; venera como su patrono a San Roque. Está dividido en dos barrios casi iguales, en el bajo está la parroquia y en el alto, en medio de él, tiene una ermita de San Sebastián, donde se dicen dos misas todos los días de fiesta para que la oigan todos los vecinos de aquel barrio y los transeúntes que se quedan en sus dos posadas, porque pasa por medio de él el camino real que va de Granada a Motril, y es pueblo de jornada de una y otra ciudad”.

Las Fiestas patronales de San Roque por su significación en la localidad que se celebran en agosto han quedado registrada para el Altas: Dice la historia sobre San Roque que nació en Monpellier por el año 1300 d.c. hijo de una familia acaudalada, quedo huérfano y vendió toda su herencia y lo dio a los pobres. Marcho a Italia, donde trabajo cuidando a enfermos de la peste, hasta que contrajo la enfermedad en la ciudad de Piacenza. Se retiró a las afueras de la ciudad a esperar la muerte y todos los días recibía las visitas de un perro que le llevaba alimento en la boca. El dueño del perro siguió a este y se encontró con Roque agonizando. Se apiadó de Roque y se lo llevó a su casa. El perro comenzó a lamerle las heridas y Roque sanó. Una vez curado quiso volver a Monpellier, fue hecho prisionero por el camino y acusado de espía, muriendo en prisión a la edad aproximada de 32 años. Al relacionar a San Roque con la peste y dado que esta enfermedad se hizo muy popular en los siglos XV y XVI, este hecho determinó la popularidad del santo. Dedicándole muchos templos y capillas por el centro y sur de Europa, y a través de España por América. San roque es junto con San Sebastián es el abogado por excelencia de las epidemias.

Pinos del Valle comenzó con asentamientos anteriores a la dominación romana. Alcanzando relevancia con la cultura islámica durante los siglos XV y XVI. En esta época Pinos tenía dos importantes núcleos de población, con dos mezquitas ubicadas donde hoy están las dos iglesias. De esta época es la iglesia del barrio de abajo 1560. Después de la expulsión de los moriscos en el reinado de Felipe II, Pinos perdió bastante población y fue repoblado por hidalgos venidos de Galicia. En el siglo XIX bajo el mecenazgo del Cardenal Orbe hijo ilustre de Pinos, al cual se debe la construcción de la iglesia de arriba y que la carretera Granada- Motril no pase por aquí, el cardenal quiso proteger a pinos del tráfico y sus consecuencias.

La localidad, anteriormente Pinos del Rey, ha estado relacionado directamente con los dos núcleos de población, el barrio alto y bajo, cada uno con una iglesia que actualmente son ambas parroquias.

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La primera parroquia, actualmente “La de la Inmaculada”, bien de interés cultural, declara se levanto en el Barrio Bajo en los años 1561-66, primer núcleo urbano cristiano en el momento. Cuando la rebelión de los moriscos en 1568,la iglesia sufrió graves daños. Una vez reconstruida, en el siglo XVIII la parroquia estaba bajo la advocación de “La Anunciación” y ya se veneraba como patrono a San Roque, Santo protector que junto a San Sebastián es protector contra la peste y todo tipo de epidemias. Hay que decir que San Roque había pertenecido a la Tercera Orden de los franciscanos, y su imagen se venera en localidades cercanas como Cónchar y Huétor Llanes.

El templo del Barrio Alto se construyó como ermita dedicada a San Sebastián hacia 1815-30, bajo el patrocinio del que llegó ser arzobispo de Toledo y confesor espiritual de Isabel II, José Bonel Orbe, natural de Pinos del Valle, cuya casa familiar se conserva frente a la ermita. La tradición ha consistido a lo largo de los años, sin que se tenga constancia escrita de la fecha de su inicio, debido a la desaparición de los archivos del Ayuntamiento, en procesionar la imagen de San Sebastián desde su Iglesia del Barrio Alto, hasta la Iglesia de La Inmaculada, con motivo de la celebración del día de San Roque; y, que al día siguiente, que sea, la imagen de San Roque quien se traslade a la Iglesia de San Sebastián. Se conoce por tradición oral que con motivo de la victoria del ejercito español sobre el francés, en cuya batalla participaron los vecinos de Pino del Valle y Vélez de Aldaya; y como acto de rendición y en señal de pleitesía, los soldados franceses en este momento histórico, rindieron armas al Santo patrón, San Roque. Existe un vacío de información documentada sobre el origen del los movimientos que se realizan con la bandera delante de los santos, San Roque, San Sebastián y la Virgen de la Inmaculada, conocido como el “Revoloteo de la Bandera”, en las fiesta patronales de Pinos del Valle. Igualmente existen distintos puntos de vista sobre el origen y los colores de la bandera. Hay similitud de colores con los de la bandera francesa, pero hay quien opina que puede corresponder a la bandera del Castillo de San Jorge en Francia, de donde era oriundo el Santo. El atuendo que llevan los abanderados ha ido sufriendo incorporaciones a lo largo de paso del tiempo Actualmente se corresponde con la forma de vestir de los campesinos: zapato negro, pantalón y chalequillo negro, camisa blanca y sombrero negro (de uso reciente). La música con la que se acompaña el “Revoloteo”, se ha mantenido, según los mayores desde principio de siglo. Sin embargo, los movimientos que realizan los abanderados han experimentados cambios y se ha simplificado el momento en que se enrolla la bandera. En el mes de mayo se celebran las Fiestas patronales del Santo Cristo del Zapato; día 3, Romería en la localidad de Pinos del Valle. El núcleo de Pinos del Val le se encuentra asentado a la sombra del monte Chinchirina, en cuya cima está la Ermita del Santo Cristo del Zapato. Fue construida en 1925 y se llama así porque el Cristo tiene pintado un zapato a sus pies.

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El día de la Cruz, 3 de mayo, con la Romería del Cr isto del Zapato, cuadro que se encuentra en la ermita de su nombre en el Cerro Chinchirina, en una cima, a 1059 metros de altitud, que se construyó en 1791 y se amplió en 1920 pudiéndose observar desde muchos lugares de Pinos del Valle. Según información facilitada por el Ayuntamiento de Pinos del Valle. Cuenta la leyenda que “en un pueblo italiano llamado Lucas, un matrimonio contrajo muchas deudas y como no pudo pagarlas, al marido lo metieron en la cárcel. Cada día le rogaba la mujer al Santo Cristo que le ayudara. Un día, orando en la iglesia, se le cayó el zapato derecho del Santo Cristo Crucificado al cáliz. El cura intentó levantarlo pero no pudo. Al ver aquello comprendió que era un milagro y consultó a sus superiores. Al final decidieron que los fieles intentaran levantar el zapato. La gente fue pasando una a una y cuando le llegó el turno a aquella mujer, ella pudo hacerse con él sin dificultad. Dicha mujer vendió el zapato de oro y pagó las deudas. Así pudo conseguir la libertad de su marido. El sacerdote de Lucas, de padres españoles, que tenía casa en Pinos, mandó pintar un cuadro con el Santo Cristo de Lucas y los dos patronos de Pinos, San Sebastián y San Roque. En un principio se colocó el cuadro en la iglesia del Barrio Bajo de Pinos del Valle para, posteriormente, trasladarlo a la ermita”.

Muchos de los vecinos de Pinos consideran que la fe que tienen en los milagros que ha realizado el Cristo del cuadro, hace que acudan a implorar ayuda en los momentos más difíciles de sus vidas, el miedo ante una enfermedad o la muerte. San Roque representa la fe de sus mayores, pero desde el siglo XIX las creencias en el Santo Cristo han ido creciendo y muchas personas han relegando al Santo patrón a un segundo lugar, “desde la cima del Cerro el Cristo del Zapato nos protege”. En el mes de diciembre se celebra San José; 24 y 25 y dentro de la celebración de las Navidades se elaboran los pastelillos conocidos como “Palillos” que se comen durante las fiestas. y que ha quedado registrado para el Atlas. En esta localidad de Pinos, además de la celebración de sus fiestas patronales, cada año se elaboran, en el mes de noviembre, como en otros municipios de la Comarca del Valle del Lecrín, los dulces conocidos por “Huesos de Santos”. Una vecina de la localidad, “La tía Adela”, vecina del Barrio Bajo de Pinos, que vivió en Pinos hasta cumplir los 100 años, con la base de estos dulces de Santos, introdujo un modo nuevo de elaboración artesanal, y difundió sus enseñanzas de forma oral entre las mujeres de Pinos, dando lugar a los dulces que se conocen como “Pal i l los” que pasaron a formar parte de los dulces que cada año preparan las amas de casas con motivo de la celebración de la Navidad. Desde entonces, de madres a hijas, han forman parte de la tradición repostera de la localidad, junto con los roscos de manteca y anís, bollos de aceite, pestiños y mantecados, convirtiéndose, los Palillos, en un referente de identidad local, que cada año por el mes de diciembre las amas de casas que los preparan se encargan de subrayar “ los palillos se hacen sólo en Pinos del Valle, son sólo de aquí, no se hacen en otra parte del mundo”, y mantener la tradición, custodian la receta como un secreto bien guardado.

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La elaboración de los Palillos requiere paciencia, disponer de tiempo y estar atenta. Es conveniente la participación de una ama de casa experimentada en la preparación, y otra que le ayude en las tareas de amasado y corte del los Palillos. De esta forma, los conocimientos se trasmiten de unas a otras, de madres a hijas, de generación en generación. Hay quien prefiere degustar los Palillos sin azúcar, aunque tradicionalmente se han preparado con “esmelo”, mezcla de azúcar y agua, a la que se añade una cáscara de limón y en una cazuela se calienta en el fuego de la cocina. En una sartén plana se echan un par de cucharones del “esmelo” junto con un poco de zumo de limón y se mueve constantemente hasta que esté a punto de caramelo. Ahora se pasa uno a uno cada palillo y se deja secar el “esmelo” hasta que el Palillo, cubierto de “esmelo”, se ponga de color blanco. Dicen las mujeres de Pinos que el saber hacer de los palillos reside en la preparación del “esmelo”, al que hay que darle el tiempo justo en el fuego, pues si no se hace bien, y el azúcar no se solidifica, se convierten en una masa, se pegan y no toma el color blanquecido tan característico. En los días de Navidad de tiempo atrás, cuando no existía la abundancia de alimentos de hoy en día, los Palillos, servían además de para la celebración de las fiestas navideñas, para alimentar a los hombres, cuando salían a las faenas del campo o al pastoreo. Antes de salir de casa, se guardaban un puñado de Palillos que sus mujeres le metían en el bolsillo y que ayudaba a pasar la larga jornada. También dentro del ámbito de Saberes y Oficios se ha registrado para el Atlas los Bordados de mant i l las de tul . En la mayoría de los municipios que componen el Valle del Lecrín de la provincia de Granada, se ha desarrollado y conservado a lo largo de los tiempos el saber y el oficio de bordar en tul de seda que se puede remontar más allá de la época musulmana. El tul es un tejido reticulado, delgado y transparente de seda, que forma malla, generalmente en octógonos. Se usa para la confección de prendas de complemento del vestir de las mujeres, cuyos procedimientos se basan en las técnicas de bordados. En la provincia de Granada, la tradición de realizar prendas en tul, que ya en época cristiana, se decoraban con motivos mudéjares y renacentistas, dio paso con el trascurrir del tiempo, a la utilización a finales del siglo XVIII del tul mecánico. Desde este momento, los bordados adquieren el estilo rococó y surge un diseño sencillo de las mantillas o velos de seda, que usaban las mujeres para cubrirse la cabeza y los hombros en fiestas o actos solemnes. En el barrio del Albaicín, núcleo urbano de la ciudad de Granada, que tuvo su mayor influencia en la época de la dinastía nazarí, desde ya avanzado el siglo XX, se consolida el oficio de bordadora y comienzan a organizarse talleres para la producción comercial de prendas de tul de seda. La fuerte demanda de prendas que ya en esta época muestran motivos más complejos y lujosos, obliga a derivar parte de la producción a las bordadoras de localidades próximas a la ciudad de Granada, entre ellas las situadas en la actual comarca del Valle del Lecrín.

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A partir de los años 20, varias generaciones de mujeres de Pinos del Valle, han bordado en sus domicilios las mantillas y velos en tul de aguja. Las de más avanzada edad recorrían el camino, donde ahora está situado el pantano de Béznar, que iba desde Pinos, hasta el pueblo de Talará (actualmente Lecrín), y también desde la localidad de Nigüelas, desde donde se traían las mantillas y velos de tul ya perfilados. Con sumo cuidado se bordaban las prendas, pues un desperfecto les costaba que se descontase dinero a la entrega. Una vez finalizados, lo recogían en las casas de las bordadoras las intermediarias que lo hacía llegar hasta los talleres de las bordadoras de Granada que, una vez pasaban por las manos de las “repasadoras” de puntos, desde allí se encargaban de su venta y se obtenían las mayores ganancias. El aprendizaje de las bordadoras de Pinos del Valle formaba parte de la educación que recibían las jóvenes de la época en lo que se denominaba “las labores”, que servía para cuando se casaban, de manera invisible, poder cubrir algunas de las necesidades de la familia. Las madres y abuelas traspasaban los conocimientos a las más jóvenes, que aprendían como hacer sus bordados en un trozo de tul en forma de cuadro, donde de menos a más, se les iba enseñando. Afirman las bordadoras: “era un medio de buscarte la vida, cuando terminaba las cosechas de la aceituna”, que en Pinos duraba hasta el mes de junio, fiesta de San Juan, pues había que esperar que la aceituna de los olivos centenarios de gran tamaño cayera del árbol sin varear. Después de la jornada de trabajo, alrededor de la lumbre del fuego que calentaba y de un viejo candil, se bordaban las mantillas y velos de tul bordados con aguja, para venderlos. Los ingresos que recibían por sus trabajos, iban destinados en su mayoría a la compra del agujar de las jóvenes solteras. En otras circunstancias se guardaba para cuando llegaban en el mes de agosto las fiestas del patrón, San Roque, poder comprar el vestido de estreno que se lucían de forma extraordinaria en las fiestas patronales. Pero en ningún caso, salvo en rara excepciones, se destinaban las mantillas a uso propio, pues el dinero que se recibía por su venta era en muchos casos muy necesario en la economía familiar. Al tener los perfiles ya realizados, las bordadoras pasaban directamente a la fase de bordado. Con una técnica muy depuraba, se conseguía acortar el tiempo de ejecución. Sobre un bastidor de 2.5 por 3 metros, se iniciaba el bordado de tul de color negro o blanco que consistía con hilo de seda y alternando los boquetes del tul, ir zurciendo el espacio demarcado en el perfilado. De esta manera, van tomando forma las hojas, las salpiques, las puntas y otros motivos. Destacan en la composición los ojetes y calados. Una vez, terminado se ribetea con un festón, para eliminar el tul restante. Por último, se repasaba y recortaba los deterioros producidos en el tul. Hoy día son muy pocas las bordadoras que estarían dispuestas en Pinos del Valle a realizar las labores de bordados de mantillas de tul, aunque los beneficios serían mas altos dado el reconocimiento y prestigio social que estas prendas han adquirido en los últimos tiempos, que ha incrementado su valor económico.

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El VALLE Los primeros informes escritos de este lugar corresponden a la época islámica. Aún así, el asentamiento humano fue probablemente anterior, debido a la fertilidad de la tierra y a la abundancia de agua.

Melegís fue en el siglo XV residencia de la Corte de Granada durante un breve periodo de tiempo, tras sufrir esta zona las guerras civiles entre Alhamar y los Abencerrajes, en los últimos años del siglo XIV.

Pese a los conflictos, los musulmanes hicieron de este municipio un lugar próspero. Desarrollaron los regadíos, parte de cuyos canales aún se aprovechan en la actualidad, y lograron una boyante agricultura que tenía su base principal en el cultivo de moreras para la artesanía de la seda. Pero esta floreciente etapa se vio truncada tras la entrada de los Reyes Católicos y la consiguiente expulsión de los moriscos.

En el siglo XIX la carencia de infraestructuras se tradujo en un éxodo masivo que redujo de forma considerable el número de habitantes. La historia de los municipios del Valle del Lecrín está marcada, entre otros hechos, por el terremoto que tuvo lugar en el año 1884 que causó numerosos daños y victimas. Una de la zona que resultó afectada fue el actual municipio de El Valle y las localidades que lo componen.

Dentro de las expresiones religiosas de los vecinos de Melegís, localidad situada en la margen izquierda del río Torrente, en medio de un bosque de naranjos y limoneros, ocupando el centro de la Comarca del Valle del Lecrín, que junto a Saleres y Restábal, componen desde 1972 el municipio del El Valle, se encuentra los cánt icos a la Virgen del Rosar io que, a modo de oración, surge como súplicas de auxilio y protección contra enfermedades y desgracias. Tras los hechos acaecidos con el terremoto, la advocación a la Virgen experimenta un auge en estos municipios pasando a ocupar el centro de sus manifestaciones religiosas.

Cada año con motivo de la celebración de la Festividad de la Virgen del Rosario, patrona de un gran número de municipios del Valle, como Chite, Mondújar, Acequias, Pinos del Valle, Restábal, Saleres y Melegís, en la mañana temprano se canta el Rosario de la Aurora por las calles de la localidad. Por la tarde, después de la misa en honor de la Virgen, se saca en procesión por las calles principales y en un acto íntimo y cargado de una gran fuerza emotiva se canta, en la Plaza del Ayuntamiento, la oración a la Virgen que interpretan en grupos separados los hombres y mujeres del pueblo. Dentro de los cánticos religiosos, la Salve a la Virgen, es una oración que permite variaciones y que cada colectivo exprese a través de la letra sus emociones y súplicas.

Las referencias históricas sobre el motivo de la procesión son escasas; sin embargo, los mayores de la localidad recuerdan de sus mayores que la procesión y la salve se cantaban como agradecimiento por la protección recibida durante el terremoto que asoló la comarca. La salve que se canta este día especial ha formado parte de la memoria colectiva de varias generaciones y su letra se ha trasmitido por tradición oral. Con el tiempo, esta manifestación se ha convertido en el momento festivo más destacado del municipio y ha restado interés a las fiestas patronales, en el mes de junio, en honor de San Antonio.

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Organizado por una comisión compuesta por jóvenes mayordomos y mayordomas, esta festividad supone el momento del año donde se produce el mayoritario encuentro de los vecinos, de aquellos que viven todo el año y de los que trabajan fuera de la localidad y que acuden a la procesión y al cántico de la salve que se celebra el invariablemente el fin de semana más próximo al 7 de octubre, festividad de la Virgen.

Fiel reflejo de la imagen sociocultural del municipio, la salve a la Virgen del Rosario se interpreta en dos grupos diferenciados de hombres y mujeres, donde también participan los niños, los hombres realizan con tonalidades altas y graves una réplica al cántico de las voces femeninas. Cada estrofa es repetida con idéntico contenido. A través de la interpretación de la salve se proyectan los valores asignados a cada género. Se identifica “El canto de las mujeres parte de la emoción y devoción de sus corazones, el canto de los hombres de su fuerza y de su orgullo”. Subyace en esta manifestación un reflejo de la sociedad tradicional, de una localidad rural donde ha imperado hasta hace pocos años, división sexual del trabajo, y en este caso esta división ha sido llevada a las creencias religiosas y la música.

La singularidad de esta salve reside en la forma de interpretarla que ha supuesto para los vecinos de Melegís un símbolo de la identidad local y un modo de expresión que les distingue territorialmente de otras manifestaciones similares que se producen en municipios cercanos como Restábal, situado a sólo un kilómetro de distancia, donde también en la festividad de la Virgen del Rosario, se interpreta la salve, cuya letra y musicalidad difiere además de la forma de interpretarse, en la letra y música.

Saberes tradicionales relacionados con la agricultura, sobre todo en lo que respecta al cultivo de los cítricos y de las huertas, tienen un referente importante en Melegís. Dentro del ámbito de Saberes y Oficios, se ha registrado para el Atlas, la actividad económica de Producción de Cítr icos.

En el punto de confluencia de los ríos Dúrcal, Torrente y Albuñuelas, se encuentra una amplia depresión, que es el corazón del Valle de Lecrín.

Según el profesos Francisco Villegas Molina, del Departamento de Geografía de la Universidad de Granada, en “El Valle de Lecrín”. En: Nuevos paseos por Granada y sus contornos. 1990, el territorio se reparte entre zonas de producción de secano y de regadío. La zona de regadío del valle, donde el microclima permite temperaturas muy suaves en invierno con escasas heladas, el cultivo fundamental lo constituyen los agrios. Es una zona donde los agrarios se encuentran asociados a los olivos, pues este último se beneficia de las labores del frutal.

En la historia fueron los árabes los que introdujeron la naranja amarga o naranja fuerte (citrus vulgaris) en el siglo XI en el Valle con fines meramente ornamentales. El actual presidente de la Comunidad de Regantes de Melegís tiene conocimiento de la existencia de un documento original de Escritura de Propiedad de la acequia de Melegís, hoy día en poder de manos privada.

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Según información facilitada por el Ayuntamiento de “El Valle”, “la Naranja Dulce llegó a El Valle posiblemente en el siglo XVIII o XIX.. Fue en el año 1781 cuando se plantó en España el primer huerto de naranjas dulces en los alrededores de Valencia, y desde ese momento el cultivo se extendió en un tiempo extremadamente rápido. Empezaron a extenderse de forma masiva los cítricos en el Valle de Lecrín en el siglo XIX a partir de Béznar, y después hacia Melegís, posteriormente al Chite, Murchas, Restábal, Saleres y Pinos de El Valle.

Según información facilitada por el Ayuntamiento de “El Valle”, “la Naranja Dulce llegó a El Valle posiblemente en el siglo XVIII o XIX.. Fue en el año 1781 cuando se plantó en España el primer huerto de naranjas dulces en los alrededores de Valencia, y desde ese momento el cultivo se extendió en un tiempo extremadamente rápido. Empezaron a extenderse de forma masiva los cítricos en el Valle de Lecrín en el siglo XIX a partir de Béznar, y después hacia Melegís, posteriormente al Chite, Murchas, Restábal, Saleres y Pinos de El Valle.

Dentro de la economía de subsistencia que ha imperado en el valle hasta hace solo unas décadas, en Melegís, los propietarios de las parcelas destinaban una parte de la pequeña producción al consumo propio y el resto se llevaba para vender en el mercado de Granada. A partir de 1945-50 se produce la mayor intensidad expansiva de los agrios, en las localidades de Melegís, Restábal y Saleres, aumentando la superficie de producción con la repoblación de nuevas espacios que estaban destinados al cultivo de herbáceos y olivar. No obstante, se han mantenido en los límites de las fincas, los olivos centenarios que protegen a los cítricos de los fríos intensos, de los vientos del norte y de las heladas, ya que se trata de olivos de gran envergadura, que no se podan o al podarlos no se impide su crecimiento.

Los frutales reciben abundante agua de las acequias, la principal “Acequia de los Arcos”, cuya agua procede de la Sierra de los Arcos en Cónchar, y la Acequia del Río Torrente, que riega también la localidad de Restábal, dan el suministro necesario para el crecimiento de los cítricos y árboles frutales. Cada municipio del Valle utiliza sus propias acequias, por el método de “turno y tanda”, regándose las parcelas por un orden riguroso y por un determinado tiempo según el tamaño. Aunque en algunos casos como Melegís y Restabal comparten la acequia del Río Torrente repartiéndose los días.

El método de riego se remonta a la época árabe, pues hasta hace unos escasos años, el agua bajada directamente de la sierra hasta llegar a la acequia principal del mismo nombre. Desde que se asfaltaron los caminos la conducción por la acequia principal, que hoy día aparece cubierta, lleva el agua hasta las acequias secundarias, algunas de ellas se han conservado de tierra o barro. Dado que son pequeñas se realiza el riego por inundación que lleva el agua hasta sombras de los mismos árboles. Por razones de ahorro de agua y evitar las heladas del frío invierno, desde la administración pública, se está estudiando introducir el riego por aspersión para mantener el caudal de los ríos y garantizar el agua en épocas de sequías.

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Además del riego, durante el año el agricultor debe abonar la tierra, aportación de minerales, labrar que está destinado a la eliminación de malas hierbas y airea las capas superficiales y prepararlas para el riego. Esta labor se realizaba con arado de yunta que ha sido sustituido por tracción mecánica. Necesario también es podar el árbol. La época más recomendable para el repaso de mantenimiento es en primavera, una vez pasados los fríos del invierno. Consiste en quitar las ramas cercanas al suelo para que el fruto no quede cerca de la tierra. Cortar también las ramas bajas que han rozado el suelo por el peso de la fruta y que lo seguirán haciendo todos los años al ser más largas y cargar los mismos frutos.

Por último la recolección, que comienza a finales del mes enero y se prolonga hasta el mes de julio, aunque hay propietarios que la recogen antes de estas fechas. Se utiliza una tijera de podar, para cortarla del árbol y depositarla directamente al recipiente donde se guardan, aquellas que van destinadas al consumo propio o venta en mercados locales o provinciales. En otros tiempos, el medio de trasporte eran mulos y se llevaban en canastos de esparto. Las que caen al suelo se entregan a la “Cooperativa de Cítricos El Valle”, que la destina para la producción de zumos.

Con la intención de difundir y promover la comercialización de los cítricos en los municipios de Melegís, Restábal y Saleres, el Ayuntamiento del El Valle, desde hace una década, organiza la Fiesta de la Naranja y la Feria del Cítrico, esta última viene desarrollándose en la Comarca del Valle de Lecrín desde el año 1998.

Dentro del ámbito de Saberes y Oficios, se ha registrado para el Atlas la Carpinter ía de Restábal. Cuando se habla de los trabajos de carpintería artesanal destinados a la elaboración de los aparejos de los animales de tiro, équidos (caballos, burros y asnos) y los bóvidos como los bueyes, surge el nombre de un artesano, iniciador de una saga, la familia Bayo, de la localidad de Covízjar, que en su pequeño taller situado muy próximo a la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, realizaba los yugos u uvios, con los que se uncían a los bueyes para el arrastre de carretas y arados. Además también con procedimientos artesanales elaboraba los utensilios de madera necesarios para las tareas del campo, astiles y trilla, o cajas para difuntos, que realizaba por encargo. En una época en la que recibía constantes y numerosos pedidos, se trabajaba sin parar, ya que los animales de tiro que en general funcionaban por pareja, eran parte esencial de las tareas del campo. De ellos, el más utilizado fue el buey, pues era con diferencia el que mayor fuerza motriz proporcionaba. El arado, es una herramienta utilizada en agricultura para preparar y remover el suelo antes de sembrar las semillas. Los animales tiraban del arado por medio del yugo de madera que se uncía por el cuello. El más antiguo fue el conocido como ’camellón’, que se introducía por el cuello, pero el animal sufría mucho y para evitar heridas se le ponía una mullía de paja entre el cuello y el yugo.

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En las localidades de Restábal y Melegís, como en otros municipios de la Comarca del Valle del Lecrín, existieron también talleres de carpintería que recibían los encargos de los propietarios de fincas que, hasta hace menos de dos décadas, han estado arando la tierra con animales de tiro. Uno de estos talleres se mantiene en la actualidad en Restabal, cuyo artesano, continúa realizando su oficio, hoy día de trabajos de carpintería doméstica, puertas y muebles, que realiza con las nuevas herramientas y maquinaria que ha incorporado en su taller. Pero aún conserva los viejos cepillos, serruchos y azuelas con los que elaboraba los yugos de bueyes. Uno de estos yugos decora las paredes de un bar de la localidad. Para la elaboración de los yugos se utilizaba madera de encinas, chaparros y almez, árbol de la familia de las Ulmáceas, de unos doce a catorce metros de altura, tronco derecho de corteza lisa y parda. Estos árboles proporcionan una madera dura y resistente que el artesano compraba a los propietarios de fincas. Los trabajos en la carpintería artesanal comprendían todas las etapas de la fabricación de piezas de madera. El aserrado, desbastado y contorneado de maderas macizas se realizaba empleando las técnicas artesanales. Se elaboraban yugos largos, para los terrenos situados en la vega y cortos, para las zonas de secano. Se utilizaba un listón, preferiblemente curvado, que se desvastada con azuleas y hachas hasta conseguir el tamaño justo. Finalmente, se utilizaba el formón y la gubia. Con esta última herramienta se realizaban algunas marcas decorativas que permitían saber qué artesano había realizado cada yugo. Cada yugo constaba de costillas con las que se ataba o sujetaba al yugo los bueyes que tenían que estar hechas de forma que no dañasen al animal. Por medio del barzón, situado en el centro de la gamella debajo de la pieza conocida como timón del que colgaba, se conducía con el tiro a los animales.

La incorporación de la maquinaria a las labores del campo ha hecho que los carpinteros de yugos hayan dejado de ser necesarios y sus trabajos han pasado a tener principalmente uso ornamental, una nueva función que puede hacer que este saber se mantenga en el futuro.

Para finalizar en el mes de octubre se celebra la Fiesta patronal del Apóstol Sant iago; en Saleres. El pueblo celebra sus fiestas patronales el último fin de semana de octubre, fecha en la que también se conmemora a la Virgen del Rosario y al Sagrado Corazón de Jesús. En el mes de diciembre se celebran la Fiesta patronal de San Cristóbal ; en Restábal. VILLAMENA Situada al borde de la llanura formada tras la desecación de la laguna de Padul, a la izquierda del río que sale de ella y a la derecha de Dúrcal. Villamena surgió en 1973 de la unión de las poblaciones de Cónchar y Cozvíjar, tomando ésta última la capitalidad del municipio. De Cozvíjar, además de su núcleo urbano, que responde sin duda a la nobleza de su señorío, destacan las Cuevas del Arroyo de la Laguna. Éste es el sitio por el que se dio salida a las aguas milenarias de la antigua laguna de Padul para su desecación en el año 1779.

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En cuanto a Cónchar, merece especial mención la llamada Fuente que Ríe, un manantial de aguas termales localizado a unos 200 metros del casco urbano en dirección al río y al que únicamente puede accederse a pie. De esta población también es muy popular la Fiesta del Mosto, una antigua tradición con la que se recibe la entrada del nuevo año. Aquí, vecinos y visitantes son invitados, entre música, bailes y cohetes, a la degustación gratuita del vino. Los rituales festivos comienzan en la Comarca del Valle del Lecrín con la celebración en el mes de enero de Fiesta del Mosto en Cónchar, el día 6. Los pequeños productores del pueblo donan el vino y éste se reparte en la plaza a todo el que quiere probarlo, totalmente gratis. El único requisito es que el "catador" debe aportar el vaso. El vino se acompaña con una abundante tapa de Remojón, una ensalada típica de Cónchar. La Fiesta del Mosto se organiza desde 1984, para difundir el vino de la localidad de Cónchar. Está organizada por la Hermandad de la Animas que se trata de una organización centenaria, de origen religioso, que desempeñaba una función social y que en los últimos años se ha completado con una labor cultural. Durante esta fiesta tiene lugar la llamada "Subasta de las Ánimas". Los fondos que se recaudan son para los gastos de la parroquia y de fiestas. Los mayordomos de la Hermandad de Ánimas recogen el día antes los objetos que donan los vecinos, los cuales son subastados en la Plaza de la iglesia. Durante los días de Navidad se levanta un Belén monumental en el interior Iglesia. Existe la hipótesis de que la Hermandad de Animas sea una de las organizaciones que traen consigo, como parte de sus formas culturales, los repobladores de esta zona, tropas de D. Juan de Austria, una vez expulsados los moriscos tras el último levantamiento árabe tras la toma de Granada y que fue al final del primer cuarto o primero del segundo cuarto del siglo XVI. La Hermandad organiza la ‘Rifa’, que se celebra el día 1 de enero desde hace varios siglos, no hay constancia desde cuando ya que se ha trasmitido por tradición oral y consiste en que diversos productos, antes eran del campo, se subastan al mejor postor. El objetivo era básicamente recaudar dinero para la Hermandad, pero al mismo tiempo desempeñaba una labor social. Los productos subastados eran principalmente productos agrícolas y productos de granja aportados por los vecinos. Se agrupaban en lotes y se subastaban en diferentes "posturas", entendiendo como postura en la Rifa a la última cantidad de dinero ofertada por un individuo para adquirir un lote subastado y aceptada por el subastador a la orden de " y a las tres. La primera documentación escrita que se conoce es en torno a mil ochocientos, Libro de Asientos de la Hermandad, cuyo detalle aparece en fotografías adjuntas. Dentro de la provincia de Granada se ha desarrollado una importante cultura en torno al vino que se extiende desde las poblaciones costeras, como Algodón, La Rábita, por la vega de la localidad de Atarfe, pasando por el Valle del Lecrín, Alpujarra y zona norte de la provincia.

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En el Valle del Lecrín, el viñedo nunca ha constituido un cultivo fundamental en la comarca, pero todos los municipios destinaban pequeñas extensiones y, en algunos de ellos, llegó a alcanzar cierta importancia, como en Nigüelas y Dúrcal, destacando Pinos del Valle, donde el cultivo sufrió el ataque de la filoxera, a finales del siglo XIX, y Cónchar y Albuñuelas, (tierras de viñas), donde en la actualidad existe una importante producción de vino. La climatología, el suelo y las aguas que reciben las vides, son factores determinantes en las características del vino. La situación geográfica del valle, en una zona muy soleada protegida por las montañas de Sierra Nevada de los vientos frío del norte, que ha creado un microclima, donde están presente todos los subtipos del clima mediterráneo que le permite disfrutar de temperaturas moderadas Además la existencia de ríos, como el Río Dúrcal o el Río Torrente proporcionan el agua abundante para las vides y otros productos como lo cítricos. Desde los antiguos lagares que en muchas casas estaban ubicados en las propias cocinas, donde se pisaba la uva, hasta los prensados industriales y la producción y comercialización en bodegas, como “Señorio de Nevada”, en Cónchar, la elaboración del vino ha pasado por diferentes etapas. Un primer momento en la evolución de los métodos de producción de vino en la comarca, se sitúa en los lagares de los pequeños propietarios de terrenos en localidades como Albuñuelas, Covízjar, Cónchar o Nigüelas. A finales del mes de septiembre o principios del mes de octubre, la uva está lista para se recolectaba. Siempre han sido los miembros de la familia los que han participado en la vendimia y llevado la uva al lagar para ser pisada o prensada en aquellos que se dispusiese de prensadora hidráulica. Se trasladaba del campo al lagar en mulos y en capachos de esparto que han sido sustituido por camiones y recipientes de plástico. Después de prensarla, el mosto que se obtenía quedaba depositado hasta que después de, según los productores de vino “hayan pasado tres viernes” el vino ha fermentado y está listo para el autoconsumo o distribución que se realizaba en el mismo lagar. Con la incorporación de la maquinaria industrial en el proceso de prensado de las uvas, los pequeños agricultores, llevan la uva recolectada en camiones a empresas especializadas para se realice el prensado. Se establece el precio según el número de kilos de uvas que se prensa. Una vez pasa por la máquina “despalilladora” para retirar los escobajos, se lleva a la prensa eléctrica donde se obtiene el mosto. Embasados en recipientes de plásticos se traslada de nuevo a la vivienda familiar, donde queda almacena hasta que está listo para el autoconsumo o distribución comercial. Cónchar, es el principal productor de vinos de todo el Valle de Lecrín, con viñedos de larga tradición familiar y con la actividad que desarrolla la bodega “Señorío de Nevada. La aplicación de las nuevas tecnologías en los modos de producción, ha dado como resultado el reconocimiento de calidad de la marca en los mercados internacionales. Como completo de la actividad vinícola, junto a los campos de viñas, se ha desarrollado un complejo hotelero que dispone de un centro para la celebración de eventos, instrumento dinamizador del sector turístico y hostelero de la zona.

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Dentro del ámbito de gastronomía relacionado con la fiesta, el Remojón, o ensalada con naranjas. Es común en los municipios que componen la comarca del Valle del Lecrín, entre otros, Albuñuelas, Pinos del Valle, Melegís, Restabal, Saleres, Acequias, Béznar, Chite, Mondujar, Talará, Nigüelas y Padul, la elaboración de un plato conocido como “Remojón”. En la Enciclopedia de Andalucía - tomo VI – pág. 2523 - 2524), se define el “Remojón” como una ensalada de invierno que se prepara en invierno, cuando no había tantos medios como ahora, y cuya peculiaridad, son sus ingredientes a base de naranja, cebolla, aceitunas, bacalao asado y orejones de tomates secos preparados en el verano anterior, sazonado al gusto y en un sofrito con aceite de aceituna lechín, ajo y pimiento colorao. En la historia fueron los árabes los que introdujeron la naranja amarga o naranja fuerte (citrus vulgaris) en el siglo XI en el Valle con fines meramente ornamentales. Es un plato de invierno para acompañar a los productos de la matanza que se consumen en esta época. Aunque la base de ingredientes es común, bacalao, cebolla, ajos, naranja, aceitunas negras y aceite de oliva, existen variantes, como en la localidad de Dúrcal, donde algunas amas de casa lo elaboran con naranjas agrias y patatas cocidas. Y en Cónchar, donde se la diferencia la marca la utilización del tomate seco. La elaboración de esta ensalada, en la que son protagonistas las mujeres que han trasmitido la tradición de generación en generación, coincide en muchos municipios con los momentos festivos que se producen en las diferentes localidades, aunque también es un plato que se consume el resto del año, como componente de la dieta alimenticia de las familias y en restaurantes. Así, un primer momento, se produce con motivo de la “Rifa de las Animas”, que se celebra los primeros días del mes de diciembre en la pedanía de Cónchar, que junto a Covízjar compone el municipio de Villamena. En esta localidad, Remojón conchúo, las mujeres miembros de la Hermandad de las Animas, lo elaboran para el consumo familiar y para invitar a los visitantes a la Fiesta del Mosto, que se organiza en la localidad, el día 6 de enero. En Dúrcal, en la Festividad de San Marcos, que tiene lugar el Domingo de Resurrección, también las mujeres de la casa preparan esta ensalada, para que se consuma en la comida campestre a las orillas de Río Dúrcal, donde se concentran los jóvenes, o en los cortijos de los alrededores, situados algunos en la pedanía de Marchena, donde grupos de familiares y amigos lo toman junto al tradicional Hornazo. Algunos de los restaurantes de la zona lo preparan también este día especial y como parte del menú que ofrece el resto del año. El remojón de Dúrcal suele incorporar en su elaboración las patatas cocidas que lo identifica y diferencia de otras localidades. Otro momento especial festivo se produce en el mes de marzo durante la Fiesta de la Naranja en la localidad de Melegís, principal productor de cítricos del Valle junto con Saleres, donde las mujeres de la localidad, colaborando con los organizadores de la fiesta, lo preparan para degustación de los visitantes a la feria.

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Raimundo García del Moral, crítico gastronómico, catedráticos de medicina, ha calificó en su conferencia ”Los cítricos en la cocina española del siglo XXI, “cuando en la alta cocina francesa la naranja y el limón se empleaban en los postres, o a lo sumo para aderezar salsas, en El Valle de Lecrín, los cítricos ya se utilizaban para preparar el remojón”. Califica los cítricos de El Valle como “unos frutos con sabor y aroma inigualables, ideales para la elaboración de platos dulces y salados”. Además, considera que el tradicional ‘remojón’ “fue uno de los primeros platos salados donde se introdujo la naranja”. En el mes de Mayo se celebra Fiesta de las Cruces; religiosamente, parecen tener su origen en el hallazgo por Santa Elena de la cruz donde murió Cristo, pero lo cierto es que el arraigo popular de la fiesta proviene de ciertas celebraciones de los romanos. En el mes de agosto se celebra en Covizjar, la Fiestas en honor de la Virgen de la Cabeza el primer domingo. Procesiones, verbena, cucañas y fuegos artificiales. El lunes siguiente se celebra una romería con comida campestre. La primera referencia escrita sobre la Virgen de la Cabeza de Covízjar se sitúa poco después de la toma de Granada, con motivo de la rebelión de los moriscos en el Valle del Lecrín, en 1568, y se recoge en el Libro I de Bautismo de la Iglesia de San Juan Bautista de Covízjar, donde se menciona la existencia de una ermita en honor a la Virgen de la Cabeza y se hace referencia a su capellán, D. Juan de Quirós.

En las afueras de la población se encuentra dicha ermita que albergaba en su altar la figura de la virgen y que fue construida por Gregorio López Madera, primer señor de Villamena, quien el 26 de agosto de 1641 la cedió, junto con otros bienes, a los monjes Basilios. También está referenciado por Madoz, cuando indica que en el cementerio, situado en las afueras de la localidad, había una pequeña capilla.

En la Sacristía de la Iglesia Parroquial se conservan dos óleos, uno de fecha 1771, donde se narra el milagro atribuido a la Virgen de la Cabeza, al curar de una grave enfermedad, según consta literalmente en el cuadro, a D. Antonio Ruiz de Córdova, Gobernador de la Villa de Covizjar. De fecha posterior, 1811, es la pintura que narra otro milagro sucedido durante la invasión francesa. Según la leyenda que se ha trasmitido por tradición oral entre los vecinos de Covízjar, esta ermita se levanta en honor de la Virgen de la Cabeza en el sitio de “Las Eras”, lugar donde un agricultor encontró la cabeza de una virgen a la que luego se le hizo un cuerpo. Desde que se trasladara la imagen de la Virgen a la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, (la Virgen de la Cabeza actualmente se encuentra en la Iglesia Parroquial levantada en torno a 1540, en su lugar el altar de la ermita fue ocupado por la Virgen de Lourdes), en conmemoración de la aparición, sin que se tenga constancia exacta de cuando comienza la Romería, cada año, los vecinos de Covizjar, la llevan a la ermita en andas desde la Iglesia. Al llegar, tras los rezos de oraciones, se le canta una salve.

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Durante los actos religiosos que tienen lugar en el año en torno a la virgen; los cuales, se inician el Domingo de Resurrección con el encuentro simbólico por las calles de la localidad de Covízjar de la Virgen y el Niño Jesús, que se completa con la elaboración del tradicional hornazo, destaca la procesión que tiene lugar dentro de las fiestas patronales, desde la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, hasta la Ermita de la Virgen de la Cabeza, situada a las afueras del pueblo. Según la tradición, la ermita se construyó en un lugar conocido como las eras, porque fue el sitio donde un agricultor encontró la imagen de la cabeza, luego se le hizo un cuerpo y poco a poco se ha convertido en una de las imágenes con más devotos de la comarca. La imagen actual terminó sustituyendo a la original imagen de la Virgen de la Cabeza, bastante más pequeña que se encuentra en la parroquia de San Juan Bautista de Covízjar.