Informe del proyecto POLÍTICAS DE FORMACIÓN EN ...
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Coordinadora del proyecto: Margie Nohemy Jessup Cáceres*.
e Investigadora Principal
Directora del SAR 1311: Rosalba Pulido de Castellanos
Investigadores: Santiago Niño Morales**
Eliecer Arenas Monsalve*
Omar Eduardo Beltrán Ruiz*
Rosalba Pulido de Castellanos*
Coinvestigadores Jennifer León Acosta ***
Santiago Piñerúa•
Luz Betty Oñate•
Catalina Vallejo Ovalle
* Profesores de tiempo completo de la Universidad Pedagógica Nacional. ** Profesores Catedráticos de la Universidad Pedagógica Nacional. *** Asistente Académica Doctorado Interinstitucional en educación UPN. • Licenciados en Pedagogía musical y Psicopedagogía. Universidad Pedagógica Nacional. 1 Documento elaborado en el marco del Proyecto: Pol í t icas de formación en emprendimiento cu l tura l y ar t icu lac ión con la t r iada univers idad-empresa-estado.
Contenido
Introducción
1. Antecedentes de la formación en gestión cultural………………………………………….07
1.1 Aspectos problémicos .................................................................................................7
1.2 Algunos fundamentos de la formación en gestión y emprendimiento .......................8
2. Análisis documental en relación con las políticas de emprendimiento cultural……………………………………………………………………………………...………13
2.1 Emprendimiento Cultural ............................................................................................10
2.2 Formación para el emprendimiento.......................................................................14
2.3 Gestión Cultural .....................................................................................................18
2.4 Documentos e iniciativas académicas. .................................................................25
2.5 Líneas de investigación .........................................................................................29
2.6 Programas académicos .........................................................................................30
2.7 Una experiencia desde la investigación sobre el Programa Nacional de
Concertación.....................................................................................................................32
3. Caracterización del emprendimiento cultural……….………………………………38
3.1 Experiencias en emprendimiento y Gestión Cultural ............................................39
3.2 La Formación en Emprendimiento Cultural desde la perspectiva del desarrollo
humano y la calidad de vida. ............................................................................................43
3.3 Calidad de vida y desarrollo humano integral .......................................................44
4 Plan para la construcción de la política nacional de formación en emprendimiento cultural……………………………………………………………………………………………54
4.1 Propuesta metodológica ........................................................................................52
4.2 Aspectos en consideración para la metodología ..................................................55
5 Propuesta de Sistema Nacional de Formación para el Emprendimiento..…………65
5.1 Relación formación en emprendimiento cultural y escuela ..................................64
5.2 Relación formación en emprendimiento cultural y universidad ............................65
5.3 Relación de formación en emprendimiento y la institucionalidad cultural y
educativa...........................................................................................................................66
5.4 Formación en emprendimiento cultural y articulación macro: Ciudadanía, saberes
y prácticas; Políticas Públicas Culturales; Investigación y Mercado ...............................67
6. Conclusiones y recomendaciones
Bibliografía............................................................................................................................71
Introducción
En el marco del proyecto de investigación “Políticas de formación en emprendimiento
cultural y articulación con la triada universidad‐empresa‐estado”2, que tiene como
propósitos fundamentales generar un plan para el diseño e implementación de una
Política Nacional de Formación en Emprendimiento Cultural y un plan para el diseño e
implementación del Sistema Nacional de Formación para el Emprendimiento Cultural; este
documento plantea un escenario conceptual y pragmático para la construcción de
lineamientos de política para el emprendimiento cultural.
El reporte se inicia con una recuperación de los antecedentes de las políticas de
emprendimiento cultural en el país, enfatizando los aspectos contextuales, administrativos
y conceptuales que han configurado el terreno sobre el que debe ser construida la política
en el futuro.
Posteriormente se hace un cuidadoso análisis documental en el que fueron consultados
principalmente políticas y publicaciones del Ministerio de Cultura, también se hizo un
rastreo de otros documentos producto de eventos relacionados con el tema de
emprendimiento cultural tales como: congresos, foros, talleres, cursos y simposios.
Adicionalmente se revisaron algunas tesis de postgrado que abordan el tema y cartillas.
Para la sistematización de la información se construyó una rejilla que además de los datos
de referencia (identificación de los documentos en cuanto a: número de documento, titulo,
autor, año de publicación y tipo de documento), incluye conceptos fundamentales como
emprendimiento, formación, políticas, gestión, ciudadanía, población, industrias culturales
e industrias creativas, entre otros.
2 Investigación desarrollada por el Doctorado interinstitucional en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Pedagógica Nacional.
Este panorama permite hacer visibles los diversos factores implicados en el desarrollo de
un tema tan complejo y sienta las bases para formular, siempre de manera provisoria,
lineamientos para el diseño de un plan para la formulación de una Política Nacional de
Formación en Emprendimiento Cultural y para el Sistema Nacional de Formación para el
Emprendimiento Cultural.
Así, se espera que la realización de las iniciativas participativas que se plasman en este
informe, con una convocatoria amplia que permita el reconocimiento de la diversidad
cultural nacional, sobre la base de que en el país las regiones y dinámicas culturales no
necesariamente se corresponden con los territorios geográficos, pues las características
del entorno, los contextos de las comunidades y la amplia gama de expresiones de la
cultura y las industrias creativas, hacen que las iniciativas y políticas que se generen en
pro del desarrollo social y económico de los grupos sociales desde el emprendimiento
cultural, en la perspectiva de una calidad de vida digna para todos, deban tener arraigo en
los protagonistas generadores de las expresiones culturales como opción para que se
pase del plano de las ideas al de las realizaciones con sentido para las comunidades.
1. Antecedentes de la formación en gestión cultural
En el curso de los desarrollos de las organizaciones culturales del país, hubo importantes
y notables casos de gestión cultural que serán especialmente relevantes. En efecto,
algunas organizaciones fuera de la esfera estatal, iniciaron desde los años cincuenta del
siglo pasado un trabajo de autonomía en la creación y producción de sus realizaciones.
Por supuesto, con importantes apoyos públicos, especialmente del entonces Instituto
Colombiano de Cultura (Colcultura), varias organizaciones iniciaron una tarea de
posicionamiento y despliegue de sus proyectos en un incipiente escenario de la gestión
cultural.
Más por fuerza de las necesidades del sector cultural, estas organizaciones iniciaron una
importante reconfiguración del sector, de uno predominantemente público e institucional a
otro predominantemente mixto y organizacional.
Esto se centrará con especial dinámica en las artes escénicas: el Ballet de Colombia,
Teatro La Candelaria, el Teatro Libre de Bogotá, el Teatro Popular de Bogotá, el Festival
Iberoamericano de Teatro, entre otros, desarrollaron una oferta artística y cultural
dependiente de la dinámica de las demandas, más que del apoyo oficial.
Estos primeros procesos de la gestión estaban basados principalmente en la experiencia
y el empirismo práctico característico del sector cultural. Las decisiones de gestión en
estas organizaciones fueron conducidas, en su mayoría por artistas que habían aprendido
por sus propios medios algunos rudimentos de administración, o menos veces, por
administradores contratados para proveer el conocimiento técnico requerido.
Las organizaciones culturales adelantaron un rápido proceso de aprendizaje en la medida
que las demandas culturales urbanas en las principales ciudades del país, reclaman
calidad y diversidad de la oferta cultural. Hasta entonces el proceso correspondió, de
manera fundamental a los desarrollos de mercado del sector y a la intervención de la
política cultural predominantemente difusionista de Colcultura.
A partir de la segunda mitad de los años ochenta del siglo anterior, se desarrolla un
proceso estructural de importancia en el país: la descentralización. Ésta movilizó al
aparato estatal a generar una mayor presencia regional mediante el empoderamiento del
poder local. En este sentido las organizaciones culturales tuvieron un campo abonado que
les permitió una gestión más eficaz al acercar las instancias de decisión y proveer una
mejor comprensión de las lógicas y las necesidades de las poblaciones beneficiarias.
La escasez de información confiable, la dificultad de acceso a literatura especializada y la
limitada difusión de programas formativos en estos temas hicieron que las organizaciones
aprendieran, nuevamente sobre la marcha, de forma empírica y práctica, las formas de
comunicación y gestión entre las regiones y la capital dentro del nuevo escenario de
relaciones. Hasta entonces la gestión dependía del cúmulo de experiencias que pudiesen
volcarse como saber práctico en la toma de decisiones de las organizaciones culturales.
A mediados de los años noventa y gracias a importantes discusiones en torno al problema
del desarrollo, aspectos de escasa visibilidad en la sociedad en general, empiezan a tener
una mayor preponderancia; se trata de aspectos del orden social como la educación y
especialmente, el medio ambiente. Estos nuevos referentes impulsan la acción de los
organismos multilaterales en procura de posibilidades o alternativas para el desarrollo
socioeconómico de las naciones.
En este orden de ideas, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la
Ciencia y la Educación –UNESCO, impulsará varios desarrollos teóricos sobre la
participación de la cultura en el desarrollo social y económico. Por su parte, la
Organización de Estados Americanos - OEA, tomará estos conceptos derivados de varios
enfoques propuestos al respecto por el Banco Mundial. En efecto, la OEA, encontrará
necesario incluir dentro de su Programa Regular de Adiestramiento (PRA) una línea de
becas y de desarrollo formativo en gestión cultural. Colombia va a convertirse en uno de
los primeros países en adoptar la propuesta de OEA, al menos por dos razones, la
intervención pública en la cultura era comparativamente menor a la de otros países de la
región como México, Argentina o Brasil y por el desarrollo relativo de sus organizaciones
culturales.
En desarrollo de la anterior iniciativa la Universidad del Rosario desarrollará, bajo la
dirección de Winston Licona Calpe, la primera cohorte de formación PRA de OEA. Estas
cohortes serán admitidas dentro de una oferta post-gradual de especialización llamada
Gerencia y Gestión Cultural. El apoyo temporal de OEA, dejará a esta institución al frente
del proceso que se fortalecerá en varias vías; bien por la admisión de propuestas de
grado con fuerte alcance sectorial y también algunas con claros elementos de
investigación. Esto implicó una proyección del programa, prácticamente a niveles
comparables a los de una maestría.
Por lo anterior la formación en gestión cultural, se instaló entonces en la oferta post-
gradual universitaria. Esta apuesta encontró una dificultad importante en que los agentes
del sector, a quienes en principio estaba orientada la oferta formativa, debido a que en
una proporción importante carecían de formación de pregrado. Por otra parte, la
especialización no profundizó suficientemente rápido en sus desarrollos para generar
investigación de impacto como base para la generación de programas de maestría y
doctorado. En este sentido, muchos gestores tenían el problema de la titulación y del
acceso a los recursos suficientes para este tipo de cualificación. En realidad la oferta post-
gradual en gestión cultural se situó en Bogotá y en términos generales con altos costos
financieros.
Por otra parte desde una perspectiva global, la gestión cultural se desarrollaba en los
países para mejorar la capacidad de las organizaciones con el propósito de insertarse en
el mercado cultural, pero aún sin prestar suficiente atención a los fenómenos estructurales
que en general estaban causando esta visibilidad de una actividad hasta entonces
marginal.
A inicios del siglo, el teórico australiano Hawkes (2001), publica su clásico, Culture: Fourth
Pillar of Sustaintable Development. La UNESCO acogió este desarrollo teórico e impulsó
la necesidad de una elaborar una agenda política activa que inserte la cultura como un
componente estructurante del desarrollo. En este sentido movilizará a los estados
miembros para el desarrollo de programas tendientes al logro de esta intención.
El Ministerio de Cultura de Colombia acogerá con atención la recomendación de
UNESCO, no solamente porque sugiere un reposicionamiento de la cultura en la
dimensión política del país, sino porque desde la experiencia de formación en gestión ha
sido evidente el vacío de cualificación en una parte importante de cultores no graduados
ubicados en las regiones o con escasos ingresos económicos.
El Ministerio de Cultura implementará estrategias para el emprendimiento cultural
políticamente motivadas y las incorporó como parte de la política pública cultural. Los
programas del Ministerio buscan descentralizar la oferta formativa en gestión, incluye a
los cultores en programas de mediana sostenibilidad y busca fortalecer el emprendimiento
en una dimensión real.
Adicionalmente en Colombia otras instancias gubernamentales se preocuparán por
viabilizar alternativas de formación en gestión cultural, desde su interés en promover el
sector de servicios. El Sistema Nacional de Competitividad contempla un componente
formativo que incluye un plan formación en gestión para las industrias creativas. En este
marco de referencia, las Cámaras de Comercio desarrollaron los capítulos regionales de
competitividad dentro del sistema y ofertarán de modo directo seminarios, conferencias,
charlas y cursos de gestión cultural.
Así mismo, a partir de la reestructuración del SENA y de su nuevo papel en la educación
para el trabajo y el desarrollo humano, se diseñó una oferta de formación en gestión
cultural de nivel técnico. El SENA incluyó en su Centro de Gestión y Fortalecimiento
Socio-Empresarial, a la gestión cultural como parte de la oferta formativa.
1.1 Aspectos problémicos
La formación para la gestión cultural se ha basado fundamentalmente en una larga
trayectoria de acumulación de experiencia directa de los agentes del sector durante
décadas. La necesidad de cualificación de estos procesos vino de la mano con la
expansión de la economía de servicios y el tránsito a una creciente urbanización del país
que tuvo como efecto la capacidad de concentrar tanto la oferta como la demanda de los
productos y servicios culturales.
Por otra parte, la evolución del alfabetismo y la irrupción de los medios de comunicación
masiva en los años cincuenta y sesenta del siglo anterior, derivaron hacia necesidades
crecientes de cualificación de la gestión cultural.
No obstante lo anterior, el paso más importante en el proceso consistió en la
transformación del estado asistencial hacia el estado neoliberal que delegó a los agentes
sociales un número importante de sus anteriores acciones, entre ellas la cultura, que fue
cada vez más entendida como responsabilidad de una dinámica sectorial orientada a
obtener rendimientos de mercado. En esta dirección el Estado renuncia a varias tareas,
pero encuentra indispensable empoderar a las comunidades y a los agentes para
responsabilizarse de su tarea de gestión de bienes y servicios.
Con una fuerte presencia institucional, la formación en gestión cultural se centró en una
oferta basada en las universidades, inicialmente como especializaciones y diplomados.
Aun cuando esto representa un importante avance, ciertamente enfocó el esfuerzo en la
generación de capital humano cualificado que necesariamente se encontraba en la
población beneficiaria de estudios universitarios de pregrado. Bajo este esquema se hizo
difícil para un sector importante de los gestores empíricos acceder a la formación
requerida.
Como se ha advertido con este desarrollo educativo, se desplegó una oferta de
profesionalización bajo los programas de emprendimiento promovidos por el Ministerio de
Cultura. Ello se complementó con las ofertas de carácter más específico de las Cámaras
de Comercio.
Este balance permite situar varios puntos fundamentales del desarrollo formativo en
gestión cultural y emprendimiento en el país.
• Se centró en las universidades con poca capacidad de impacto regional;
• No fueron considerados aspectos económicamente estructurales o socialmente
definitorios de la intervención del gestor, pues primó una concepción funcionalista
de replicación de instrumentos y mecanismos para derivar de ellos resultados;
• No han sido tenidas en cuenta las distinciones poblacionales (género, indígenas,
rom, afro, adulto mayor, etcétera) que implican formas de intervención distintas;
• No se considera al mercado como socialmente y culturalmente situado, es decir,
como resultado de formas específicas de la reproducción del capital social y
cultural en una comunidad;
• Derivado de ello, se ha dado una escasa atención a los desarrollos estructurales
de la demanda en un claro sesgo de orden microeconómico.
1.2 Algunos fundamentos de la formación en gestión y emprendimiento
La perspectiva histórica aquí presentada permite identificar dos tendencias básicas de
hondas repercusiones en los procesos de formación en gestión y emprendimiento: la
aplicación o replicación de soluciones provenientes de otros casos y el traslado de
nociones del campo administrativo a la cultura, sin mayor filtro. Ambas han conducido a
por lo menos dos conflictos.
El primero es el predominio de un sesgo de oferta en el planteamiento formativo y en la
perspectiva de las soluciones en el emprendimiento. Como consecuencia hay una
concentración de los aspectos de formación en el problema del desarrollo de la oferta y su
realización en el mercado. Las distintas formas de ampliar la participación en el mercado,
la flexibilidad organizacional, la diversidad de productos y servicios han sido temas
principales generalmente planteados desde la óptica del productor.
En este sentido, hay un déficit importante con respecto a la problemática de demanda y
cuáles son las condiciones económicamente necesarias para generar consumos
culturales sostenibles en el largo plazo y en una dimensión social. Por lo tanto, priman
procesos de formación en emprendimiento que poco consultan las capacidades
estructurales de la economía para generar mercados internos, tan importantes en
iniciativas iniciales de pequeñas dimensiones.
Un segundo aspecto problemático consiste en la ausencia del criterio de diferencias
poblacionales en las acciones formativas de emprendimiento. En general, ha primado una
concepción que considera que los procesos formativos se desarrollan en contextos
culturalmente “neutros” y que las soluciones correspondientes son “transparentes” a
diferentes concepciones de la cultura en la cual se pretende dinamizar un bien o servicio.
Aun cuando ciertos aspectos de la economía son generalizables para una organización,
es claro que, en cuanto a organización cultural, sus bienes y servicios deberán consultar
cuidadosamente las características de las poblaciones a las cuales atiende. Estas
características inciden en las decisiones de compra y, aún más importante, en las
valoraciones otorgadas tanto a productos como a organizaciones.
Estas dos ausencias han propiciado espacios de formación “genéricos” casi indiferentes
de las condiciones particulares de la cultura en la cual se pretende desarrollar la actividad
productiva y en ausencia de ponderar las capacidades del modelo económico para
generar y sostener la demanda de iniciativas micro y pequeño industriales.
2. Análisis documental en relación con las políticas de emprendimiento cultural
2.1 Emprendimiento Cultural
Para abordar el tema de Emprendimiento Cultural se requiere revisar, entre otros
aspectos, los marcos dentro de los cuales se desarrollan las dinámicas de construcción
de las agendas del sector cultural y la formación de agentes culturales en planos como la
gestión y la conformación de Industrias Culturales, que se constituyen en un elemento
fundamental del discurso sobre emprendimiento.
En razón a que los procesos culturales se desarrollan dentro de la lógica del diálogo y la
construcción de tejidos sociales, las prácticas artísticas resultan siendo expresión y
representación de las realidades particulares de los individuos, comunidades y contextos.
Al entender su naturaleza, el planteamiento de los mercados en los cuales se desarrollan
bienes y servicios culturales, se definen por la construcción y transformación constantes
de discursos, prácticas y productos que tienen suceso en las prácticas de mercado
cultural.
Referentes legales y de política. En la Ley 1014 de 2006, o Ley de Fomento a la
Cultura de Emprendimiento, se define el emprendimiento como “la búsqueda de riqueza
de manera creativa valiéndose de caminos para el aprovechamiento de los factores y
elementos del entorno en pro de la consolidación de procesos que generen bienes o
servicios, guiados por individuos creativos, proactivos e innovadores”.
Es importante resaltar que cuando se habla de emprendimiento cultural, inmediatamente
se hace referencia, a las Industrias Culturales (IC) y a las Industrias Creativas, las cuales
desarrollan procesos de creación, producción y comercialización de bienes y servicios
basados en contenidos intangibles de carácter cultural; construyen y difunden los valores
de interés individual y colectivo, abriendo las puertas a la diversidad cultural, a la
democratización del acceso a la cultura y a la generación de altos índices de empleo y
riqueza a partir de las “materias primas”(ideas y manifestaciones artísticas). Es así como
en la Política de Emprendimiento Cultural se plantea:
“El papel estratégico de las industrias creativas es propiciar el reconocimiento
cultural y económico de los creadores cumpliendo a la vez el rol de facilitar el
acceso de la sociedad a los contenidos estéticos, educativos, espirituales, de
las obras. Esta doble función hace que las industrias creativas tengan una
doble naturaleza: por una parte sus productos (bienes o servicios) transmiten
ideas, valores, modos de vida y contenidos simbólicos que reflejan el perfil
espiritual de una comunidad, preservando así el sentido de pertenencia a su
identidad; por otra, obedecen a las reglas económicas de la producción y el
comercio y pueden llegar a ser poderosos motores de desarrollo económico y
social” (Política de Emprendimiento Cultural, 2009: 398)
La diferencia entre Industrias Culturales y Creativas, está claramente especificada en el
documento CONPES 3659, referente a la promoción y fortalecimiento de las mismas.
Acogiendo la definición de la UNESCO, para efectos del presente documento se
entenderá por Industrias Culturales:
“aquellos sectores productivos donde se conjugan creación, producción y
comercialización de bienes y servicios basados en contenidos intangibles de
carácter cultural, generalmente protegidos por el derecho de autor”.
Expresado más claramente en el Diagrama N° 1 que se presenta en el
documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social (2010: 9).
Diagrama N° 1. Industrias culturales y creativas. COMPES 2009.
Adaptado de Clasificación de industrias Culturales y Creativas. Creative
economy report. UNCTAD.. 2008
No ocurre lo mismo con otros CONPES como el 3161, que aun cuando no hace distinción
entre éstas, las reconoce como un sector de importancia para el crecimiento y desarrollo
del país y de gran aporte al PIB. Constructoras de canales de diálogo, de conocimiento,
de información; factores determinantes en la construcción de sociedades más
democráticas y participativas. Son además gestionadas por sectores privados y públicos
que custodian la memoria, la creatividad y las identidades nacionales.
Si bien hoy se reconocen las prácticas desarrolladas por las Industrias Culturales como
elementos de relevancia en cuanto al desarrollo de la nación, esta condición podría ser
relativamente nueva. Es así como al realizar una revisión de algunos documentos
CONPES desde 2001-2010, sólo se hace referencia directa al Emprendimiento Cultural
en 2010, en el marco de la Política Nacional para la promoción de las Industrias
Culturales en Colombia, CONPES 3659. En éste documento, se menciona la necesidad
de diseñar estrategias que impulsen las Industrias Culturales valiéndose de acciones
directas de capacitación, incentivo y creación de incubadoras para la conformación de las
mismas.
Es importante mencionar que en el 2002, en el marco de la implementación de los
Lineamientos para la Sostenibilidad del Plan Nacional de Cultura 2001 – 2010, ya se
mencionaba “la necesidad de promoción de incentivos fiscales, líneas de fomento
financiero, apertura de mercados internacionales, fortalecimiento de la agremiación
sectorial, la formación técnica y la protección del derecho de autor" (CONPES 3162, 2002:
25), como acciones concretas en pro de la consolidación de una agenda de
emprendimiento cultural a mediano plazo, pero sólo hasta 2007, con la consolidación del
Enfoque de Gestión 2007 – 2010 “Cultura para todos” del Ministerio de Cultura estas
acciones entran con fuerza en la agenda ministerial y nacional, identificando el
emprendimiento cultural como uno de los ejes de trabajo de éste ministerio .
A partir de lo anterior se puede afirmar que la promoción de una política para el
emprendimiento cultural, fundamentalmente debe apoyar y propiciar los espacios para el
dialogo de los sectores público y privado, la construcción de los marcos legislativos que
permitan activar la oferta, la demanda interna y la exportación de bienes y servicios
culturales. Tal y como lo plantea Arenas, E. (2008)3 “debemos aguzar la mirada y prestar
oídos a la emergencia de las diversas voces que en permanente conflicto - y no podría ser
de otra manera - han configurado un estilo de pensamiento, un modo de concebirnos y
una manera de asumir los rasgos que caracterizan nuestro entender lo que significa ser
colombianos”.
Se viene trabajando con un doble propósito: por una parte, retroalimentar a las
organizaciones culturales y al propio Ministerio de Cultura, para que cuenten con mejores
elementos de juicio para refinar su intervención en diferentes espacios de su acción y por
lo tanto para diseñar mecanismos diferenciales en aquellos lugares en donde se evidencia
la necesidad de desarrollar determinadas condiciones o características de los proyectos o
3 Arenas Eliecer. Septiembre de 2008. Apuntes para una historia cultural de la música en Colombia. Blog: http://eloidoqueseremos.blogspot.com/2008/09/apuntes‐para‐una‐historia‐cultural‐de.html.
las organizaciones. Por la otra, se han abierto nuevas posibilidades de análisis
comparativos, según los criterios de diferenciación de poblaciones que la política cultural
estima necesarios y una observación más detallada y sistemática de la manera cómo el
programa incide de forma diferenciada en contextos urbanos y rurales/semi rurales.
La incidencia de la política en la relación centro-periferia, por ejemplo, es un tipo de
evaluación de la acción sobre los agentes beneficiarios de especial importancia para la
política en cuanto estima imperioso incorporar mecanismos diferenciados para estimular
las organizaciones ubicadas a mayor distancia de los centros de decisión y de
concentración de recursos en cuanto al tema de emprendimiento se refiere.
2.2 Formación para el emprendimiento
Es preciso reconocer que sobre este punto se encuentran leyes y documentos de política,
así como iniciativas que buscan incorporar el emprendimiento en los procesos educativos.
De acuerdo con el literal e del Artículo 1° de la Ley 1014 de 2006, la formación para el
emprendimiento “busca el desarrollo de la cultura del emprendimiento con acciones que
buscan entre otros la formación en competencias básicas, competencias laborales,
competencias ciudadanas y competencias empresariales dentro del sistema educativo
formal y no formal y su articulación con el sector productivo”.
En relación con lo anterior, se puede decir que la formación para el emprendimiento
cultural en sus diferentes niveles y modalidades es un elemento importante tal y como se
puede deducir de la cita anterior. Es así, como algunas instituciones educativas
pertenecientes a las áreas de educación formal y educación para el trabajo, han logrado
en los últimos años crear espacios para la formación en gestión cultural, formación de
pequeñas y medianas empresas dedicadas a la creación, producción y difusión de bienes
y servicios culturales y a la formulación de proyectos culturales. Aunque es de reconocer
que aún hace falta desarrollar procesos que posibiliten que esta formación para el
emprendimiento este articulada de mejor manera con a las necesidades y las
posibilidades de las comunidades.
La formación en emprendimiento permite abrir espacios para refinar los mecanismos de
las políticas culturales con el fin de que sea precisa su intervención, a favor de
racionalizar los recursos disponibles y proyectar con las actividades en procura de los
objetivos planteados; de igual manera este tipo de formación permite a las organizaciones
culturales manejar una amplia gama de formas de actuar y de interactuar desde lo local
con la cultura del país. Respecto a la educación en el literal f del artículo 1° de la Ley 1014
de 2006, también plantea que ella “debe incorporar, en su formación teórica y práctica, lo
más avanzado de la ciencia y de la técnica, para que el estudiante esté en capacidad de
crear su propia empresa, adaptarse a las nuevas tecnologías y al avance de la ciencia, de
igual manera debe actuar como emprendedor desde su puesto de trabajo”.
De acuerdo con la Política de Emprendimiento Cultural (2009), se considera la cultura un
sector productivo en el que la creatividad, el talento humano y la incorporación de nuevas
tecnologías son las bases fundamentales de la calidad de los bienes y servicios
generados; para lograr desarrollarla en este sentido, es determinante la competitividad de
las empresas y la inserción de los productos nacionales a nuevos mercados, la
generación de competencias en cada uno de los actores, su especialización y
profesionalización, son condiciones necesarias para el desarrollo productivo de las
cadenas de valor de la cultura.
Dado lo anterior desde la política de Emprendimiento Cultural (2009:400), se tienen en
cuenta los siguientes aspectos:
● ‘’Apoyo a la profesionalización de los agentes del sector mediante la oportunidad
de acceso y permanencia a la educación superior, apuntando de igual manera al
reconocimiento y certificación de los saberes adquiridos de manera empírica o por
tradición de los creadores u otros agentes del sector’’
● ‘’Cualificación técnica de los agentes que desempeñan los oficios de soporte y
producen los bienes conexos de las cadenas productivas de la cultura, de igual
manera, el aporte al sistema de formación artística y cultural de metodologías,
contenidos y cátedras tendientes a desarrollar las capacidades emprendedoras y
empresariales de los agentes que harán parte de las cadenas productivas de la
cultura, con miras a identificar talentos y capacidades de gestión que impulsen la
competitividad y productividad en el sector’’
● “De la misma manera es necesario intervenir la formación de futuros
administradores de empresas y gestores de negocios del país con contenidos
relativos al valor e impacto de las industrias culturales, con miras a generar
expectativas y conocimiento sobre las oportunidades de negocio que en este campo
se encuentran y traen nuevos agentes dinamizadores de la gestión y la producción
cultural”.
Desde ésta política también se proponen las siguientes estrategias de intervención:
1. Diseño e implementación de procesos de capacitación para el emprendimiento y
construcción de planes de negocios.
2. Diseño e implementación de una cátedra de formación empresarial en las
facultades de formación artística del país, teniendo como uno de sus principales
objetivos permitir la sostenibilidad y competitividad de las empresas que se
constituyan.
Por su parte en la Ley 1014 de 2006, sobre el Fomento a la Cultura del Emprendimiento,
en su capítulo 1°, art. 4 “establece responsabilidades institucionales en torno a la
promoción de los vínculos entre la formación para el emprendimiento y el sistema formal
de educación en todos sus niveles, así como mecanismos para facilitar la creación de
nuevas empresas articuladas a cluster productivos relevantes para la región y con alto
nivel de planeación y visión a largo plazo”.
A partir de lo anterior, resulta interesante analizar que si bien es evidente que en las
políticas se incluye la formación para el emprendimiento cultural, su concreción en la
práctica social no necesariamente es consistente con la intención legal. Y podría verse
desdibujada en algunos casos. Un ejemplo de ello puede ser el Programa Nacional de
Bandas de Viento, denominado Fortalecimiento del Programa Nacional de Bandas, el
cual, al menos en el papel, se reduce a formular directrices de instrucción musical a
poblaciones diversas, pero está lejos de ser una propuesta que vincule a la ciudadanía
con las practicas musicales y que permita a las bandas integrarse al devenir de las
comunidades.
En cuanto a programas de formación, en el año 2002, el documento CONPES 3161
presentó el Programa Nacional de Formación en Gestión Cultural como herramienta para
lograr el objetivo de fortalecer el sector cultural; además en este documento se indica que
el Sistema Nacional de Cultura, el Ministerio de Cultura, el Instituto Colombiano de
Fomento a la Educación Superior, el Ministerio de Educación Nacional y el Sistema
Nacional de Formación Artística y Cultural (SINFAC) son entidades que requieren una
mayor articulación para fortalecer el sector cultural.
En el año 2010, el documento CONPES 3659 denominado Política Nacional para la
Promoción de las Industrias Culturales en Colombia, menciona a Colombia diversa:
cultura de todos, cultura para todos, creándose el programa de Emprendimiento e
Industrias Culturales y el Grupo de Emprendimiento Cultural, donde “se formulan y
ejecutan acciones articuladas con otras políticas del Estado sobre generación de
información, estudio de mercados y construcción de diagnósticos socioeconómicos para
la cadena de valor de la cultura; formación para el emprendimiento” (CONPES 3162,
2002:5).
Por otra parte el SENA, a través del Fondo Emprender y la Incubadora de Industrias
Culturales PRANA, desarrollan programas como Colombia Creativa y los laboratorios
LASO, en los cuales se diseña una agenda de articulación entre los niveles y espacios de
educación, la formación técnica, tecnológica y la profesional universitaria (Consejo
Nacional de Política Económica y Social. 2010).
Por último respecto al punto de la formación en emprendimiento, el documento CONPES
3659 alude al CONPES 3533 de 2008, denominado Bases de un Plan de Acción para la
adecuación del Sistema de Propiedad Intelectual a la productividad y la competitividad
nacional 2008-2010, y específicamente recomienda fortalecer la formación empresarial,
haciendo énfasis en la formación del capital humano de la industria y en la promoción del
uso de nuevas tecnologías.
Sin embargo, el CONPES 3659 no hace mención alguna sobre la formación en cuanto al
desarrollo humano integral ni se presentan propuestas más allá del desarrollo de
programas de formación empresarial. El énfasis que se hace sobre la formación de capital
humano de la industria resulta ser un comentario sin desarrollo ulterior que lo viabilice.
Las universidades, más allá de la mención, no son presentadas como espacios de
formación en los campos tratados, ni se presentan como parte de los programas,
incubadoras y laboratorios diseñados para esa formación, sino más bien se las presenta
como instituciones susceptibles de ser articuladas, pero no se especifican tiempos,
espacios específicos o agendas puntuales que permitan entrever cómo de la política se
llega a las acciones.
2.3 Gestión Cultural
Para la mayoría de las industrias vinculadas al proyecto de la preservación de la memoria
cultural, el patrimonio y la formación de artistas mediante la visibilización de procesos
artísticos, las mayores preocupaciones y retos dentro de lo que llamamos la movilidad y
emprendimiento cultural, se relacionan con los siguientes aspectos:
1. El sector cultural presenta bajos niveles de organización gremial y comunitaria,
carece de representación colectiva lo que impide la implementación de políticas
públicas, limita la regulación de actividades e impide la visibilizacion del impacto
económico de las Industrias Culturales.
2. La ausencia de asociatividad (redes asociativas) que genere sinergias y
posibilidades de producción que fortalezcan el tema del emprendimiento, es
causado por el trabajo de las organizaciones que coexisten actualmente de
manera individual y atomizada.
Estas problemáticas se constituyen deficiencias en los procesos de gestión, aspecto que
compone parte fundamental del sustrato de todos los procesos de Emprendimiento
Cultural y conformación, fortalecimiento y proyección de las Industrias Culturales.
El documento CONPES 3161 presenta una noción de la gestión cultural como el conjunto
de acciones que integran programas, procesos, instituciones y actores del sector. Define
la gestión como un mecanismo por el cual el Estado “organiza todos los procesos para
que cumplan con los objetivos para los cuales fueron formulados." (Consejo Nacional de
Política Social y Económica, 2002:19) Si bien para el cumplimiento de este plan, la
gestión deberá ser en primera instancia el Estado, es notoria la ausencia de otros
estamentos como la sociedad civil, las instituciones educativas, los centros de
investigación y en general de individuos o agrupaciones que desarrollan alguna labor de
gestión.
Las propuestas del sector en ocasiones aparecen desarticuladas y los agentes culturales
distantes entre sí. No se trata simplemente de la protección al patrimonio y a la tradición,
de la creación de mercados e Industrias culturales, de la consolidación de propuestas de
formación de públicos, de artistas o de programas de formación, se trata de apostar por
un desarrollo social que piense en la calidad de vida de sus beneficiarios y benefactores,
de sus colaboradores y copartícipes más que sus destinatarios; que en medio de las
dinámicas de la cultura, busque posibilitar espacios de desarrollo para los sujetos a través
de iniciativas mediadas por el arte y la cultura en los diferentes contextos en los que se
hallan inmersos los mismos.
En el documento CONPES 3191, se reconoce la capacidad del sector cultural para
potenciar algunos procesos sociales, pero también una debilidad institucional al momento
de gestionar recursos y procesos. Una causa de esta situación es la falta de formación de
encargados y funcionarios del sector en cuando a gestión cultural, afirma el documento.
Resulta interesante anotar que aún cuando se reconocen problemáticas en cuanto al
liderazgo en procesos de gestión de recursos y procesos, el documento en cuestión no
profundiza sobre este asunto ni se proponen acciones encaminadas a asegurar la
consolidación de una política de formación en gestión que contribuya a la obtención de
mejores resultados para los objetivos propuestos.
Por otra parte, en la gestión se ha encontrado que los procesos se centran en la
circulación de artistas nacionales y extranjeros por las plataformas de diversos festivales,
proyectando las producciones mediante la presentación de sus propias creaciones a
nuevos públicos. Haría falta indagar cuáles son las reales apropiaciones de dichos
procesos en la vida de los participantes, de los públicos y de los contextos donde tienen
lugar. En el marco de dicha movilidad cultural, las agrupaciones circulantes tienen la
oportunidad de intercambiar saberes conceptuales, culturales y artísticos e interactuar
entre sí y con los diferentes públicos.
Estos intercambios deben propender hacia la consolidación de procesos socioculturales
que fortalezcan procesos de identidad, tejidos sociales y discursos artísticos. Para ello es
preciso impulsar y atraer recursos frescos al sector a partir de la convergencia de fuentes
públicas y privadas, que potencien mecanismos tributarios e iniciativas de responsabilidad
social empresarial enfocada hacia la salvaguarda de la cultura y las prácticas artísticas,
sin dejar de lado que las creaciones del ingenio humano son la “materia prima” de los
procesos que cristalizan en productos, servicios y manifestaciones culturales, cuya
importancia para la sociedad se mide tanto en función de los valores simbólicos que
representan como en la dinámica económica de producción y comercialización que ellas
generan.
Por otra parte, la Política de Fomento de las Industrias Creativas y el Emprendimiento
Cultural (2009) se estructura alrededor de tres grandes ejes de programa determinados
por el diferente grado de desarrollo, estos ejes son: las industrias culturales, las empresas
culturales y el emprendimiento cultural, la finalidad de estas es ‘’el fortalecimiento de las
iniciativas culturales, con miras a generar las condiciones de posibilidad para que su
ejercicio sea sostenido y consistente en el tiempo, para que de esta manera puedan
trazarse caminos de cualificación y desarrollo de los proyectos culturales planteados en
los diversos eslabones de las cadenas productivas del arte y la cultura’’ (Política de
Fomento de las Industrias Creativas y el Emprendimiento Cultural 2009: 403).
La cultura permite la producción de conocimiento, la cohesión social y el desarrollo
económico sostenible y competitivo, mediante la generación de industrias y productos
basados en la propiedad intelectual. Por esto, la riqueza cultural juega múltiples roles en
la competitividad de las naciones y es fuente de diferenciación, que sustenta la transición
de ventajas comparativas a competitivas; el valor agregado que suscita experiencias en
una economía de los contenidos y los intangibles. De igual manera, se constituye en la
principal fuente de innovación, creatividad y fuerza local.
Dentro de las dinámicas de Emprendimiento Cultural, se pretende desarrollar el potencial
productivo de los diferentes agentes de la cadena de valor de las industrias culturales, así
como los artistas, creativos, productores, gestores y organizaciones culturales
comunitarias.
Para esto, se busca fortalecer todos los eslabones y actividades transversales, y el diseño
de estrategias orientadas hacia la generación o la consolidación de relaciones y
entramados de prácticas, circuitos, agentes, organizaciones e instituciones del campo
cultural concebidas como una totalidad, según lo indica el Plan Nacional para las Artes
2006 – 2010 del Ministerio de Cultura.
El Plan Nacional para las Artes aborda el concepto de emprendimiento cultural como “un
conjunto de personas, variables y factores que intervienen en el proceso de crear una
empresa. Una manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza. Es una
forma de pensar, razonar y actuar centrada en las oportunidades, planteada con visión
global y llevada a cabo mediante un liderazgo equilibrado y la gestión de un riesgo
calculado, su resultado es la creación de valor que beneficia a la empresa, la economía y
la sociedad”(Plan nacional para las artes 2006-2010, 2005:42).
Esto, sumado a la definición de emprendimiento acogida por la Ley 1014, nos plantea la
gestión como una sinergia de actores, factores, escenarios, tiempos y resultados, que en
definitiva llevarían al éxito dentro de las dinámicas del Estado permitiendo una
participación colectiva que reafirme los postulados constitucionales de Nación multiétnica
y pluricultural.
Una condición determinante para la consolidación de estas nuevas dinámicas de
emprendimiento, es la del emprendedor cultural como actor del sector cultural y agente de
transformación social con una motivación más allá de la económica. Su interés principal
es el de mostrar su trabajo, hacer conocer su cultura, conservar su patrimonio cultural,
cuestionar la sociedad a partir del arte o generar productos innovadores y útiles para la
sociedad desde la estética. Esto hace que el creativo o artista sea sensible a los
comentarios. Así, las habilidades de escucha y tolerancia son imprescindibles para que el
formador logre motivar a los jóvenes en formación hacia el liderazgo y el emprendimiento.
Si se concibe el vínculo con el otro en el marco de una comunidad de sujetos que se
resignifican y permean en sus múltiples producciones de sentido, la transculturalidad
adquiere implicaciones fuertes. La comprensión del otro produce en un desplazamiento de
perspectiva. “El pluralismo deviene perspectivismo. No es sólo repetir la crítica al
etnocentrismo y concederle al buen salvaje el derecho a vivir a su manera y adorar sus
dioses. Más que respeto multicultural, auto recreación transcultural: regresar a nosotros
después de habitar las miradas de otros, ponernos experiencialmente en perspectiva,
pasar nuestro cuerpo por el cuerpo del Sur, del Norte, del Oriente, en fin, dejarnos
atravesar por el vaivén de ojos y piernas que hoy se desplazan a velocidad desbocada de
un extremo a otro del planeta, repueblan nuestro vecindario con expectativas de ser como
nosotros, pero también lo inundan con toda la carga de una historia radicalmente distinta
que se nos vuelve súbitamente próxima” (Gonzalez.1987).
El tema de emprendimiento cultural va más allá del término de industria que empieza a
utilizarse para la cultura por los autores Theodore Adorno y Max Horkheimer de la
Escuela de Frankfurt. El término que se acuñó bajo el nombre de Industria Cultural,
pretendía ver la cultura como un producto y a los espectadores de ésta como
consumidores, de manera que los objetos culturales entraban al mercado buscando que
pudiera transarse económicamente con ellos y que se tomarán en cuenta en los
diferentes análisis económicos o de mercado.
Nace entonces la cultura del Gestor Cultural, quien se encargó de “vender arte” y de
realizar la transacción entre consumidor y producto. En esa línea, muchos gobiernos
empezaron a implantar acciones para desarrollar el ámbito cultural no sólo como un
elemento patrimonial sino como un nicho económico, siguiendo la línea propuesta por
Adorno de la estrecha relación entre la cultura y la creación o creatividad. El paso a la
construcción y al posicionamiento de la cultura como proceso político, social, ético,
pedagógico y epistémico de saberes y conocimientos que puedan generar cambios
contribuyó a agendar como prioritaria la inclusión de todos los sectores de la sociedad,
respondiendo así, desde un lenguaje colectivo a problemáticas de desigualdad y de
injusticia social, quedando dadas las condiciones para la reivindicación de la diferencia y
la pluralidad en términos de lo cultural.
No obstante, dicha pluralidad tiene doble cara. “La disolución de identidades perdurables
y la multiplicación de referentes de valores no conllevan necesariamente a un desenlace
liberador. Entre los posibles efectos podrán encontrarse tanto la rigidez de las fronteras
(desenlace reactivo), la disminución del compromiso social (desenlace pasivo), la
atomización en referentes grupales de tono particularista, y salidas intermedias entre la
mayor tolerancia y nuevas formas de regulación del conflicto” (Giddens,1995).
En palabras de García Canclini (1995) existe un fuerte “proceso de democratización
social, pero al mismo tiempo subsisten prácticas de clientelismo político, aunque en esto
también se ha avanzado. La relación entre autoridades locales y escuelas es clave y por
lo tanto hay que imaginarse por dónde debe ir la colaboración alrededor de temas como
afirmación de identidades, educación bilingüe, etc”. Lo que tendría que hacer la educación
en gestión es fortalecer no sólo la identidad estrictamente étnica cultural o sus prácticas
artísticas, sino también las identidades regionales, que en muchos casos las reemplazan
o complementan.
Las identidades regionales están menos estigmatizadas que las identidades étnicas y por
ello habría que combinar la afirmación étnica cultural y lingüística con la afirmación de
identidades regionales y el reconocimiento de las legítimas aspiraciones de ascenso
social de las poblaciones, respetando aquellos caminos o rasgos de la sociedad mayor
que aquellas quieran incorporar en medio de los aspectos de las industrias creativas y de
lo que se entiende por empresas culturales en medio de los escenarios de lo que
llamamos cultura.
Los nuevos espacios ganados en estas dinámicas de emprendimiento, generan una
nueva concepción de ciudadanía y de participación de ésta en el diseño, veeduría,
aplicación y revisión de las propuestas. Documentos como el CONPES 3161, plantea a la
ciudadanía como destinataria de las iniciativas gubernamentales. Son ellos quienes se
valen de las herramientas que brinda el Estado mediante la agenda de conectividad del
sector cultural y quienes además, usan los medios ciudadanos y voluntarios de
participación, canales de diálogo y encuentro diseñados para la construcción colectiva del
sector.
Aún con dichos canales, la lectura que se evidencia en el documento es la de una
ciudadanía pasiva y expectante, sin una verdadera fuerza o iniciativa de asociación y
transformación del entorno.
Dentro de este concepto de participación, el documento presenta además una concepción
de la población como sectores de la sociedad. Presenta a las comunidades indígenas y
negras como poseedoras de saberes tradicionales susceptibles de ser salvaguardados y
valorados, pero no desarrolla un apartado que aborde el tema y las problemáticas y
necesidades de estas y otras comunidades. Sin embargo, invita a generar alianzas que
promuevan y difundan relaciones entre patrimonio cultural y natural, reconociendo la
relación de las comunidades afro descendientes e indígenas con estos.
La participación de dichas comunidades no es mencionada en el documento CONPES
3191, que enfoca sus objetivos hacia la niñez y juventud, por la naturaleza formadora del
plan que contiene. Por su parte, el documento CONPES 3659, precisamente el que
desarrolla toda la temática de Emprendimiento Cultural, no plantea una visión de la
ciudadanía ni de las poblaciones en relación con sus postulados. Se hace una referencia
a la concentración de algunas Industrias Culturales en regiones nacionales, pero no
distingue su enfoque, oferta o demanda, naturaleza de sus bienes o servicios,
proyecciones o algún otro elemento que de luz en su análisis.
Esta condición permite identificar una situación que, quizás por omisión, reafirma la
exclusión de algunos procesos liderados por estamentos gubernamentales que si bien
son mencionados como inclusivos, a veces resultan en prácticas aisladas que sólo tienen
fuerza en el papel y no mantienen una relación directa con las comunidades, sus
prácticas artísticas ni sus realidades socioculturales.
Pensar la comunidad desde la práctica artística y cultural, implica no solo repasar lo que
sucede en cuanto a recursos y a la lógica misma que implica sostener este tipo de
proyectos en las diferentes zonas del país puesto que muchas de las organizaciones a
pesar de contar con sedes propias para desarrollar los mismos, sucumben ante las
restricciones en las concesiones de espacios comunitarios y los mecanismos precarios de
evaluación y autoevaluación, entre otros aspectos. La importancia de establecer otros
elementos de gestión y de formación y estimular la reflexión sobre el papel de los
miembros que las constituyen como entes activos de dicha movilidad cultural se vuelven
tareas prioritarias, teniendo en cuenta que muchos de ellos no reciben remuneración
económica por su labor.
2.4 Documentos e iniciativas académicas.
A partir del rastreo de documentos también se identificaron algunos elementos
relacionados con la formación para el emprendimiento que se presentan a continuación:
Garzón et al (2008:4) “plantea que con miras a impulsar el desarrollo económico de un
país, la formación creativa para el emprendimiento es central”. De acuerdo con esto la
formación en este campo debe iniciar desde los primeros ciclos educativos, para ello se
deben desarrollar metodologías que despierten el interés y la iniciativa de los individuos y
los colectivos. De acuerdo con estos autores las metodologías para la enseñanza
aprendizaje de estos temas no puede basarse en formas tradicionales de enseñanza, es
preciso hacer énfasis en procesos de formación que se centren en la resolución creativa
de problemas, los cuales se plantean en contextos específicos de toma de decisiones y
hacen referencia a situaciones concretas. Garzón et al (2008:4) presentan cuatro
características que se deben tener en cuenta en este tipo de procesos de formación:
1. Involucrar las nuevas tecnologías como herramientas básicas de aprendizaje.
2. Privilegiar el uso y creación de contenidos preparados por los mismos actores del
proceso de formación.
3. Vincular todos los niveles del ciclo educativo, desde el preescolar hasta la escuela
media, incluyendo el nivel técnico y tecnológico, así como la formación superior.
4. Incentivar la sana competencia entre actores del proceso primando la utilización
de juegos y ayudas pedagógicas, que dibujen situaciones en las que la toma de
decisiones muestre resultados para el agente decisor.
En este contexto se reitera la necesidad de vincular la formación en arte y cultura con la
formación en emprendimiento y también se destaca la pertinencia e importancia de
generar procesos de reflexión en torno a cómo vincular empresa y producción cultural
para fortalecer económicamente los proyectos de vida en la cultura (Garzón et al, 2008).
En un documento de trabajo4 orientado desde el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014
Prosperidad para todos 2010-2014, en el capítulo de cultura, se presenta la siguiente
información relacionada con la formación para el emprendimiento cultura:
“Formar para el emprendimiento es una apuesta por brindar conceptos e
instrumentos prácticos para el fortalecimiento y adquisición de conocimientos
y formas de hacer, que permitan a los agentes y organizaciones culturales
diseñar e implementar condiciones que posicionen al sector cultural como
generador de procesos de crecimiento y sostenibilidad económica, con un
importante impacto social, tanto para el sector como para la sociedad en
general”. 4 Ministerio de cultura. 2008. Emprendimiento Cultural Disponible en: 72.38.129.6:8127/jspui/bitstream/.../Emprendimiento%20Cultural.pp... informacióntomadadepresentaciónenpowerpointelaboradaporelMinisteriodeCultura.
En cuanto a los procesos de formación que se vienen desarrollando están los siguientes:
1. Talleres en emprendimiento cultural. Los cuales buscan fomentar y fortalecer la
competitividad de los emprendimientos e industrias culturales en Colombia, apoyando
las etapas de creación, producción, comercialización y circulación de bienes y
servicios. Estos talleres se desarrollarán en 42 municipios de los 32 departamentos
del país, se impartirán talleres en emprendimiento cultural de 48 horas presenciales,
en dos sesiones de 4 días cada una, y 120 horas de asesoría y acompañamiento
virtual, durante 6 meses, para fomentar y fortalecer la capacidad emprendedora del
sector cultural en Colombia.
2. Laboratorios sociales de emprendimiento cultural: Son un proyecto de organización
estratégica y comunicacional, basado en el concepto de emprendimiento en red, con
un fuerte impulso a la formación técnica en producción de contenidos culturales, con
la utilización de TIC’s y enfocado al emprendimiento cultural. En estos Laboratorios
están vinculados las siguientes organizaciones: SENA, secretarías de cultura,
cámaras de comercio, universidades, Fundación Metrópoli, Escuela Taller de Bogotá,
organizaciones sociales.
3. Diplomado en gestión y emprendimiento cultural. El cual ha estado dirigido a
responsables y gestores culturales con experiencia en gestión, diseño y ejecución de
planes y proyectos culturales y con capacidad de acción, planificación y organización
para desarrollar una idea de negocio, y para la creación y gestión de empresas
culturales. Organiza la Dirección de Fomento Regional. En este diplomado participan
la Universidad del Rosario y Universidad EAFIT.
4. Escuelas taller. Este Programa, se basa en el reconocimiento y el respeto de las
diferencias culturales y busca fomentar en las regiones el fortalecimiento de las
capacidades locales para el desarrollo social y económico mediante tres principios
que son:
a. Valoración, apropiación, y salvaguardia del patrimonio cultural.
b. Emprendimiento y creación de industrias.
c. Enfoque diferencial, acciones afirmativas y acciones que no produzcan daño a
las comunidades locales y a las poblaciones vulneradas o vulnerables.
d. Las redes: entre las organizaciones se encuentran la red de investigadores en
emprendimiento y economía de la cultura del Ministerio de Cultura, vienen
trabajando en el campo, apoyados por los siguientes estamentos:
SENA. Universidad Javeriana
COLCIENCIAS . Universidad de los Andes
CERLALC . Universidad de Antioquia.
DANE . Universidad del Rosario
SCRD Universidad Pedagógica Nacional.
Universidad de Caldas Universidad del Valle
Universidad Nacional de
Manizales
Universidad Fundación Área Andina de
Valledupar
Universidad ICESI . Universidad Tecnológica de Bolívar.
Universidad EAFIT . Universidad EAN.
Investigadores independientes.
También es importante mencionar que otros entes como las cajas de compensación,
cámaras de comercio y organizaciones comunitarias vienes desarrollando procesos
relacionados con la formación para el emprendimiento cultural.
2.5 Líneas de investigación
En cuanto a las líneas de investigación que desarrollan el tema, se han encontrado las
siguientes5:
LÍNEAS DE
INVESTIGACIÓN UNIVERSIDADES - ENTIDADES
Estudio y revisión de marcos
normativos para el
fortalecimiento empresarial
cultural.
Universidad Tecnológica de Bolívar
Laboratorio Iberoamericano de Investigación e
Innovación en Cultura y Desarrollo
Caracterización de fuentes
de financiamiento para
Empresas Culturales en el
ámbito público y privado,
nacional e internacional.
Universidad Nacional de Manizales
Universidad de Caldas
Diagnóstico y caracterización
de la Formación en
Emprendimiento Cultural que
se imparte actualmente en el
país.
Universidad del Rosario / Universidad de Antioquia
Universidad del Valle / Universidad Nacional de
Colombia, sede Manizales / Universidad EAN
Política de formación en
Emprendimiento Cultural y
articulación con la triada
Universidad-Empresa-
Estado.
Universidad Pedagógica Nacional / Doctorado de
Educación, Facultad de Bellas Artes y Observatorio
de Educativo de las Prácticas Artísticas y Culturales
Gasto Público en Cultura Pontificia Universidad Javeriana, PUJ
Observatorio de Cultura y Economía
5 Arte Ciudadanía y Emprendimiento en Colombia. Disponible en: http://blogs.jovenescooperantex.es/colombia/informacion/ informacióntomadadepresentaciónenpowerpointelaboradaporelMinisteriodeCultura.
Impacto económico y social
de fiestas y festivales (6)
2010 / (5) 2011
Observatorio del Caribe
Observatorio de Cultura Urbana de la Secretaría de
Cultura y Turismo
2.6 Programas académicos
En relación a los programas académicos que se vienen desarrollando en el país a nivel
de pregrado y postgrado, se encontraron los siguientes:
a. Universidad de Antioquía
• Maestría en Gestión Cultural
• Pregrado en Gestión cultural
b. Escuela de Administración de Negocios (EAN)
• Pregrado Distancia Estudios y Gestión Cultural
• Pregrado presencial Estudios y Gestión Cultural
c. Universidad del Rosario
• Especialización en Gerencia y Gestión Cultural
d. Universidad Nacional Sede Manizales
• Pregado en Gestión cultural y comunicativa
• Especialización en Gestión cultural con énfasis en planeación y políticas culturales.
e. Universidad Javeriana
• Maestría en Patrimonio Cultural y Territorio
• Maestría en estudios culturales
f. Universidad Tecnológica de Bolívar
• Maestría en Desarrollo y cultura
Por otra parte cabe destacar el hecho de que hay diferentes iniciativas educativas en el
campo de la educación no formal e informal. Entre ellas, a manera de ejemplo, es posible
mencionar las siguientes:
1. Se han promovido procesos de sensibilización con las comunidades, así como cursos
para capacitar niños, jóvenes y adultos en las distintas áreas. La formación de
públicos, las organizaciones y agremiaciones de creadores y el fortalecimiento de
pymes han pasado de propuestas en 2002 a ser proyectos viables en los últimos
años.
2. Otro aspecto relacionado con la formación es la promoción de concursos que buscan
motivar a las comunidades a participar en proyectos relacionados con el
emprendimiento cultural, los cuales se convierten en estrategia para dar a conocer y
formar en el tema. En los proyectos relacionados con Emprendimiento Cultural, el
componente formativo es un elemento fundamental debido a que se ha identificado la
condición de que permite ampliar la percepción y conocimiento de los asistentes
respecto al tema.
3. Además de los espacios para la presentación de muestras y la puesta en escena de
las prácticas artísticas, se ha buscado enriquecer el conocimiento de los artistas
colombianos, mediante la participación en las diferentes actividades pedagógicas, las
cuales les permiten insertar sus saberes en engranajes y nuevas dinámicas del
mercado cultural. En los últimos años se vienen generando alternativas que procuran
mejorar la gestión de los proyectos a través del acompañamiento virtual, valiéndose
así de las nuevas tecnologías como herramientas de expansión y empoderamiento de
las propuestas culturales.
4. También se identifica una tendencia hacia la capacitación de las comunidades y a la
oferta de procesos de certificación de formación en Emprendimiento Cultural, quizás
como un proceso que legitime la formación en este campo. Esta tendencia no procede
únicamente de estamentos gubernamentales, sino que ha conseguido vincular al
sector privado y a las agremiaciones civiles, además del acompañamiento de algunas
entidades educativas.
2.7 Una experiencia desde la investigación sobre el Programa Nacional de
Concertación
El equipo académico Observatorio Educativo de las Prácticas Artísticas y Culturales, de la
Universidad Pedagógica Nacional, ha desarrollado una sistemática revisión del programa
procurando uno de los estudios más completos de dinámicas organizacionales en cultura
en el contexto nacional.
Como resultado del estudio puede evidenciarse la progresiva madurez de las
organizaciones participantes en el programa. En efecto, se observa coincidencia entre las
organizaciones participantes dentro del Programa Nacional de Concertación y aquellas
participantes igualmente de las diferentes iniciativas del Ministerio de Cultura en la
promoción de emprendimiento cultural. No obstante, el estudio encuentra que existen
ciertos aprendizajes funcionales en las organizaciones, una aplicación elemental y eficaz
de cierto “saber cómo” que los cualifica para participar dentro del Programa. Esto se
confirma con la fuerte dependencia de las organizaciones a los recursos de la cartera
ministerial y, por otra parte, la dedicación a un portafolio relativamente restringido de
proyectos.
Aun cuando puede derivarse un conjunto mayor de conclusiones más específicas, estas
sugieren que la formación en emprendimiento cultural mayoritariamente se ha definido
instrumentalmente y establecido eficacia para fines de corto plazo. En conclusión, se
observa desde esta perspectiva de resultados que se requiere una intervención específica
en formación en emprendimiento, capaz de consultar las diferencias territoriales,
disciplinares y de población; fundamentada en principios de empoderamiento y desarrollo
del bienestar socioeconómico de las comunidades.
Por otra parte es necesario destacar que la formación de gestores y actores culturales va
más allá de la capacitación; pues se requieren gestores y actores culturales con una
educación profunda de su sensibilidad, con conocimientos amplios del contexto histórico y
socio cultural en el cual se están formulando las políticas culturales, con un bagaje teórico
metodológico e interdisciplinario pertinente para afrontar sin temores la complejidad de los
fenómenos contemporáneos. En consecuencia resulta pertinente presentar algunos
elementos de análisis sobre el significado e implicaciones que tiene el emprendimiento
cultural, aspectos que se tratarán en el siguiente capítulo.
3. Caracterización del emprendimiento cultural
A esta altura del trabajo es evidente que desde diferentes ámbitos del estado y la
sociedad, se encuentran numerosas iniciativas que buscan incorporar el emprendimiento
cultural como una estrategia valiosa para el desarrollo. Surgen entonces preguntas tales
como ¿a qué desarrollo se alude?, ¿Cómo se dinamiza esta estrategia en las
comunidades de los diferentes territorios nacionales? y ¿cómo se involucran las distintas
prácticas culturales y los contextos de las comunidades, desde sus propias realidades,
para agenciar procesos identitarios en sus integrantes, al mismo tiempo que una
economía creativa?.
El tenor de las preguntas permite avizorar que el emprendimiento cultural es posible
caracterizarlo desde el pensamiento complejo; esto es teniendo en cuenta la incidencia
múltiple de diversos aspectos que confluyen simultáneamente y que a su vez generan
otras opciones de interacciones que no hubieran sido posibles sin esas condiciones. Por
consiguiente no es posible apreciar sus potencialidades desde un pensamiento analítico,
que se caracteriza por el establecimiento de relaciones causa-efecto biunívocas.
En la Red de Emprendimiento Cultural y la Economía de la Cultura (2011), se ha
construyendo pensamiento en torno a este tema; de una manera sucinta se presentan los
aportes de los investigadores que han participado en el Foro y en las discusiones
adelantadas en las reuniones convocadas por el Ministerio de Cultura:
• En la primera definición que se concretó y ha sido una base para el debate y
construcción colectiva se asume el emprendimiento cultural como “una actividad de
apropiación de los valores simbólicos e intangibles de una sociedad para crear
diversas maneras de representación plasmados en bienes y servicios culturales, a
través de procesos económicos basados en el riesgo, la creatividad y la innovación,
que en su conjunto deben permitir la consolidación de una idea de negocio, empresa u
organización cultural”
• Luego se incorporó al planteamiento anterior, el reconocimiento de que estas
actividades, en su conjunto, aspiran a la consolidación de una vocación, una idea de
negocio, empresa o colectividad identitaria.
• Posteriormente, Luz Adriana Maya Restrepo propuso incluir que el emprendimiento
cultural involucra el desarrollo local. Anotó esta investigadora:
“Es esencial a mi entender delimitar el concepto de emprendimiento cultural
en función del mejoramiento de la calidad de vida de todas y todos los/las
colombianos/as. El desafío del emprendimiento cultural, a mi modo de ver, ha
de tener una orientación de política de Estado y en consecuencia de políticas
públicas, que propenda por la vinculación directa entre Cultura y desarrollo.
Con la completa claridad relativa a que los esfuerzos de todos los sectores
involucrados con la cultura, sean éstos públicos, privados, internacionales,
mixtos o de cualquier otra índole, han de ser convergentes en el propósito del
mejoramiento de la calidad de vida y del bienestar, y de la lucha contra la
pobreza y toda forma de exclusión y discriminación. Por lo tanto el tema del
desarrollo local en función de las contingencias globales y nacionales, por
supuesto, me parece neurálgico. Por último es sustancial, creo, incluir el
definición de emprendimiento cultural para el desarrollo local, la perspectiva
que ofrece el concepto de apropiación social del patrimonio” (Diciembre 5 de
2011)
De los análisis presentados es evidente que se está en un proceso de construcción, en
el cual hay conceptos comunes tales como economía o industrias culturales, que también
se encuentran en los documentos y políticas referenciados, pero que igualmente afloran
otros que se relacionan con la constitución de subjetividad política y calidad de vida. En
ésta circunstancia, la comprensión del emprendimiento ya no es posible solamente desde
el campo de la administración y la economía en el sector de bienes y servicios; la
emergencia de otras variantes y potencialidades que además de posibilitar un mejor estar
de las personas, también permita un mejor ser, hace que el pensar en la construcción
colectiva de un plan para un sistema de formación en emprendimiento cultural y un plan
de formación en emprendimiento cultural, pase por la reflexión sobre el papel de la
educación en este campo como alternativa que contribuya al logro de una calidad de vida
digna para todos , en el marco de un desarrollo integral humano. Esta pretensión
trasciende el interés económico, que es necesario pero no suficiente en la vida de las
personas.
Consecuentemente con los planteamientos anteriores, los autores de este informe
consideran que el Emprendimiento Cultural es una actividad individual o colectiva, que
permite preservar la memoria histórico – cultural de la nación, mejorar la calidad de vida
de los actores culturales en todos los niveles, a través de la apropiación de valores
tangibles e intangibles de una sociedad como bienes y servicios culturales, articulando a
todos los sectores involucrados con la cultura, sean éstos públicos, privados,
internacionales, mixtos o de cualquier otra naturaleza jurídica, en la perspectiva de
consolidar negocio, empresa u organización cultural.
Así, en esta propuesta se asume el emprendimiento como una aspiración de construcción
social y cultural, tanto individual como colectiva, orientada al logro del bienestar. Tiene,
por lo tanto, consideraciones de corto plazo donde deben primar aspectos funcionales que
permitan la materialización de la iniciativa y garanticen el logro de utilidad y sostenibilidad;
sin embargo, también incorpora condiciones de largo plazo, en cuanto la iniciativa
empresarial cultural involucra las construcciones de identidad y dinamiza los logros del
saber de la colectividad. No resulta entonces que la destinación del capital según los
resultados de la iniciativa cultural sean del todo discrecionales, como en cualquier otro
sector de la economía en donde los resultados de la empresa condicionan la permanencia
o no del capital en determinado propósito. Por ello, la dimensión de largo plazo del
emprendimiento debe considerarse si se entiende la empresa cultural como un medio
para la dinamización de la cultura y de sus actores.
En este sentido, la formación para el emprendimiento se sitúa entre tensores, uno de los
cuales es la diada local-global. La globalización, como fenómeno complejo que incide por
igual en regiones y países en múltiples expresiones, conlleva el planteamiento de retos
de diferente orden a todos ellos. Dichos retos devienen de las problemáticas complejas
que afectan a todo el planeta, tales como el cambio climático, la crisis económica y
comercial, el hambre y la pobreza, pero también la autonomía en un contexto globalizado,
por nombrar sólo algunos, hecho que de alguna manera orienta tendencias homogéneas
para adelantar acciones, no siempre de aplicación pertinente en todos los países.
Otro aspecto fundamental que aquí se requiere enfatizar es la consideración de que el
emprendimiento es materia de enseñanza. Ya que las habilidades no se encuentran
igualmente desarrolladas en todos los individuos, ésta debe ser enseñada, adoptando
preferiblemente una perspectiva holística y con el establecimiento de un compromiso
multisectorial. “La educación en emprendimiento, por tanto, podría definirse en función de
las habilidades a desarrollar en conjugación con una explicación de su relevancia
contextual”.
“La cultura constituye una de las bases de desarrollo más importantes para
una sociedad, en la que se deben reconocer la diversidad y las formas de
expresión que componen el elemento necesario para el diseño y la
implementación de una política social que permita el crecimiento democrático
y más equitativo para las comunidades; permitiendo la producción del
conocimiento, la cohesión social y el desarrollo económico sostenible y
competitivo, mediante la generación de industrias y productos basados en la
propiedad intelectual. Por esto, se dice que la cultura juega múltiples roles en
la competitividad de las naciones y es la fuente de la diferenciación que
sustenta la transición de ventajas comparativas a competitivas; el valor
agregado que suscita experiencias en una economía de los contenidos y los
intangibles. De igual manera, se constituye en la principal fuente de
innovación, creatividad y fuerza local” (Manual de emprendimiento en cultura).
En la literatura revisada se destaca el hecho de que en los programas de enseñanza del
emprendimiento, se incluye en sus asignaturas habilidades de comunicación (persuasión),
de creación, de reconocimiento de oportunidades emprendedoras, de liderazgo, de
negociación, de toma de decisiones, de solución de problemas, de vinculación con redes,
de administración del tiempo; así como el desarrollo de competencias gerenciales
(planeación, comercialización, contabilidad, estrategia, marketing, gestión humana) y
pensamiento crítico.
La cultura no podía estar ajena al tema del desarrollo. Primero como un factor inevitable,
aunque realmente poco reconocido por modelos centrados en énfasis economicistas que
no consideran a la cultura y a la historia como componentes importantes y después como
una dimensión importante del modelo de desarrollo; razón por la cual se incentivas
estrategias para promover el desarrollo empresarial de la producción cultural.
Así, en el campo de la cultura, se redimensiona su papel frente al desarrollo, de una
manera más activa, variada y compleja gracias entre otros motivos, a las propias
transformaciones del concepto de cultura que se ha desprendido progresivamente de su
asimilación acrítica y simbiótica con las humanidades y las bellas artes.
En este punto es conveniente referenciar a Jesús Martín Barbero (1999) en “Tipología
cultural” pues llama la atención sobre el interés político y académico de sobre la
dimensión cultural del desarrollo, que legitima un desarrollo centrado en el crecimiento
económico sin límites y convierte al mundo en objeto de explotación, en la medida en que
ello sólo ha agrega una imagen humanizada de modelos hegemónicos de desarrollo
invasivos6. Este punto es crucial pues demanda la toma de posición en lo relacionado con
las intencionalidades que están inmersas en el desarrollo en lo que tiene que ver con el
sentido de hombre, sociedad, economía y calidad de vida humana que subyace en los
planes y políticas propuestas y puestas en acción en los países y sus comunidades para
su logro.
6 Martín.Barbero, J. 1999. Tipología cultural. Bogotá: Fundación social. Citado por: Mahuth,T. Johanna. 2009. Cultura y Desarrollo : La cultura como finalidad del desarrollo. Universidad del Rosario, Bogotá. Disponible en : http://www.slideshare.net/jmahuth/cultura‐y‐desarrollo‐una‐relacion‐a‐largo‐plazo
3.1 Experiencias en emprendimiento y Gestión Cultural
El programa de Laboratorio de Industrias Culturales (LIC) en Argentina7 fue creado por la
Secretaría de Cultura de la Nación con el objetivo de realizar investigaciones que
permitan el diseño e implementación de políticas públicas que apunten al fomento y
protección de actividades económicas en el campo cultural. Este Laboratorio ofrece
investigaciones sobre: Economía Cultural. Industrias culturales en Argentina, Estudios
específicos sobre televisión abierta, Libros, Música y Medios y el boletín informativo Click,
donde periódicamente se publican informes de la industria editorial y fonográfica,
televisión, radio, cuenta satélite de cultura, gestión pública cultural y cine.8
Asimismo, el LIC cuenta con la sección de Promoción de Industrias Culturales que
incluye:
● La Red Virtual de Industrias Culturales donde inscribir y buscar emprendimientos,
● La Guía de Recursos con información ampliada y variada sobre organismos,
instituciones, subsidios y créditos, y La Caja de Herramientas, una colección de
módulos de formación para Caja de Herramientas
A nivel formativo la Caja de Herramientas, que es una colección de módulos de formación
para PYMES de base cultural, que busca promover la asociatividad como modo de hacer
frente a las dificultades de mercadeo distribución y ampliación de horizontes. Esta caja de
Herramientas busca trabajar por medio de temáticas autónomas y diversas que abarquen
las problemáticas que preocupan a las pequeñas y medianas empresas. La capacitación
en estos implica un intercambio de saberes que no necesariamente impone un emisor
activo frente a un receptor pasivo. Por el contrario, cuanto mayor sea la posibilidad de
compartir experiencias mejor será el resultado a obtenerse (LIC, 2006).
Otra experiencia es la realizada por la Fundación Polar, entidad sin ánimo de lucro, la cual
tiene como ámbito de acción procesos de desarrollo social del país y enmarcado en los
7Programa Laboratorio de Industrias Culturales. 8 Disponible en: http://www.cultura.gov.ar/direcciones/?info=detalle&idd=4&id=95
siguientes ejes de ambición: Formación y capacitación en áreas prioritarias del país,
fortalecimiento de comunidades de escasos recursos, valoración del patrimonio histórico y
cultural de Venezuela, asistencia a personas y fortalecimiento institucional del país (Level
2006).
En Venezuela, de acuerdo con Rosalía Level (2006:1), desde 1992 la Fundación Polar ha
organizado el Curso de Gestión Cultural, ofrecido a profesionales de la cultura y,
especialmente a creadores de las diversas áreas del arte, como una oportunidad para
formarse, intercambiar experiencias, reflexionar sobre el hecho artístico (y su contexto
social, económico, político y cultural), desarrollar, afianzar y evaluar conocimientos y
habilidades metodológicas que beneficien su desempeño en la gestión de la cultural y el
emprendimiento y gestión de proyectos en el caso de los creadores. Como resultado de
esta experiencia, la autora comenta que:
“Se ha aprendido que la formación de creadores en el área de la gestión es un
camino largo a recorrer pero fructífero en sus resultados, especialmente
cuando los creadores se sintonizan con la realidad y trabajan la formulación de
sus proyectos, la promoción y difusión de su obra desde esa realidad; que la
dinámica interna del sector, las carencias a nivel de formación y el contexto
desde el cual se desarrollan los proyectos culturales obliga a los gestores a
acercarse al hecho cultural desde una perspectiva flexible, plural, abierta y
dinámica y nos obliga a nosotros, los formadores, a ofrecer alternativas de
formación con características similares; y, finalmente, que es posible el trabajo
conjunto entre los diferentes actores de la cultura y los creadores, entre lo
público y lo privado, al ofrecer la plataforma para el intercambio, la reflexión y el
acercamiento”.
El Ministerio de Cultura colombiano , en su enfoque de Gestión 2007 – 2010, reconoce la
cultura como un eje del desarrollo social y económico9, que parte de la consolidación de
una identidad, en la que se reconoce la diversidad cultural como fundamento del avance
9Elemento que no resulta nuevo, y que ha aparecido desde la formulación de la Ley General de Cultura en 1997 cuando acoge y justifica la definición de cultura y su participación en la sociedad desde la posición que presenta la UNESCO
social y un proyecto de país incluyente; es así como el diseño de una propuesta en donde
se conjuga la formación artística con la formación empresarial, pretende generar acciones
de impacto en el corto, mediano y largo plazo, a partir de iniciativas culturales que se
consoliden como empresas, y que además, permitan que los creadores asuman y se
comprometan con los procesos de participación ciudadana, el acceso a los derechos
culturales, el derecho a deliberar y decidir sobre los asuntos de interés colectivo.
Es importante mencionar que desde algunos sectores se vienen desarrollando acciones
para vincular a la ciudadanía a procesos relacionados con el emprendimiento cultural, es
el caso del proyecto10 “emprendimiento con ciudadanía” el cual es un festival comunal de
arte para el fortalecimiento de la convivencia pacífica, crecimiento de la ciudadanía e
iniciativas culturales y de emprendimiento, para consolidar la participación ciudadana, la
democracia y calidad de vida en la Comuna seis de Santiago de Cali (Colombia).
Este proyecto tiene el propósito de implementar las manifestaciones artísticas como
herramientas pedagógicas para el desarrollo de los valores humanos, la formación en
derechos humanos, el aprendizaje y construcción de conocimientos. Este Festival
ahonda la construcción de metodologías para la solución de conflictos de manera no
violenta con el fin de ofrecer a docentes, familias e infancia mecanismos alternativos para
la solución de problemas sociales, escolares, personales y familiares, propiciando
espacios para el diálogo y la concertación bajo los principios de tolerancia, respeto,
diversidad y solidaridad. También al utilizar el arte como herramienta de enseñanza de un
oficio contribuye a la construcción de ciudadanía y a la formación para el empleo.
En su ejecución participan varias instituciones entre las que se encuentran las
Instituciones Educativas, Juntas de Acción Comunal, Junta Administradora Local, Líderes
y organizaciones sociales y culturales de la comunidad de la comuna seis, de Santiago de
Cali, en el Departamento del Valle del Cauca, en la República de Colombia.
10Arte, CiudadaníayEmprendimientoenColombia (2008).blog de Jóvenes Cooperantes Extremeñ@s.http://blogs.jovenescooperantex.es/colombia/informacion/
Por otra parte el Grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura con el apoyo
de la Dirección de Cinematografía y el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, ha
diseñado, en asocio con la Universidad de los Andes, una propuesta de formación para el
emprendimiento cultural, la cual se realizó en 41 ciudades de los 32 departamentos del
país entre el 15 de junio y 15 de noviembre de 2011.
El curso estuvo dirigido a organizaciones culturales y organizaciones comunitarias,
formalizadas o no, vinculadas, entre otras actividades del sector cultural, con las artes
visuales y el sector cinematográfico. Tiene el fin de hacer seguimiento a los proyectos
productivos que se deriven de su actividad y fortalecer sus procesos organizativos y de
gestión, de manera que puedan consolidar su capacidad de acción, planificación y
organización para desarrollar una idea de negocio, crear y gestionar empresas culturales,
elaborar y presentar proyectos, y aplicar a diversas fuentes de financiación como el Fondo
Emprender, el Programa Nacional de Concertación y fuentes de cooperación
internacional.
En este curso se hace énfasis en el emprendimiento cultural para el desarrollo local, lo
cual es un esfuerzo por vincular a la ciudadanía en procesos de formación para el
emprendimiento cultural situado, lo que habría que analizar es el cual es el enfoque que
se le está dando a dichos procesos, es decir, si son más te carácter técnico o si realmente
se están formado ciudadanos que piensen el emprendimiento cultural desde sus propios
contextos y como parte del propio proceso de construcción de subjetividad, de
recuperación de la memoria como medio de construcción de identidades, de actitudes,
percepciones y prácticas.
Si bien es cierto que solamente se presentan estas iniciativas, ello puede servir de
referente para la formulación de perspectivas de interacción incluyentes y continuadas en
el tiempo, que permitan contribuir de manera gradual, creciente y transformadora de las
realidades comunitarias propias de los territorios y contextos en su multiplicidad y riqueza
3.2 La Formación en Emprendimiento Cultural desde la perspectiva del desarrollo
humano y la calidad de vida.
El abordaje de lo cultural, implica además del un reconocimiento de las prácticas
culturales y artísticas, tener en cuenta que es preciso incentivar la organización y la
movilización social de grupos y colectivos que tienen cosmovisiones diferentes a las
dominantes, expresan diversas formas de resistencia frente a los cánones de vida
prevalecientes.
Ello pone en evidencia que es necesario y oportuno tratar de entender la cultura como
una praxis que permite de-colonizar el pensamiento y agenciar transformaciones, y con
ello comprender que a partir del proceso de concienciación se convierte en una potente
herramienta pedagógica para la construcción de una nueva sociedad inquieta, curiosa y
crítica. El reconocimiento de la alteridad, y la implementación de iniciativas encaminadas
a reivindicar y dignificar desde y con el otro, permite identificar, vivenciar y alentar nuevas
lecturas de país y hacer posibles procesos alternativos de movilización social y
pedagógica, que coadyuven la subjetivación política y por tanto al empoderamiento de los
grupos .
Consecuentemente con los retos que plantea hacer realidad la praxis cultural en el
sentido expuesto, es preciso enriquecer el análisis con el sentido de desarrollo humano y
calidad de vida coherentes con la búsqueda de caminos que desde los propios
desarrollos regionales se constituyan en un referente de posibilidades de interlocución
global sin dejar de lado la dimensión de lo humano que debe primar en la sociedad para
lograr justicia social para todos , enmarcada en el respeto a la vida, a lo vivo, a los
recursos naturales como única opción de futuro posible. Por ello, de manera sucinta se
presenta a continuación algunos principios teóricos que permiten comprender la
organización de las propuestas para la formación en emprendimiento cultural y el sistema
de formación en emprendimiento cultural, objeto de este estudio.
3.3 Calidad de vida y desarrollo humano integral
A nivel de política, se encuentra que la calidad de vida se aborda de manera tangencial en
algunos momentos, pero no se constituye como un enfoque contenido y desarrollado
desde la misma. Encontramos que la calidad de vida, se asume como el resultado de
procesos relacionados con las políticas culturales. Es así como lo expresa el Plan para las
Artes 2006-2010 (p.53), el cual tiene como objetivo “el reconocimiento de las prácticas
artísticas como factor de desarrollo sostenible, de renovación de la diversidad cultural y
principio de la ciudadanía cultural”. Para alcanzar esto el Plan para las Artes, se ha
planteado desarrollar las políticas culturales con las demás políticas económicas de
fomento, mencionando la legislación que promueve Mipymes, atendiendo las necesidades
y particularidades del sector con el propósito de mejorar la calidad de vida de los artistas y
demás agentes.
La calidad de vida también se nombra dentro de uno de los retos que debe asumir la
política del fomento a industrias culturales planteando: “Promover la formalidad en las
organizaciones y en las relaciones laborales del campo artístico, con miras a facilitar el
acceso a las políticas de fomento del Estado y potenciar la Calidad de vida en el
sector”(Política de Emprendimiento e industrias culturales, 2009, p.567).
Por otra parte, en la revisión de documentos hay otros aspectos relacionados con la
calidad de vida como son:
1. Las prácticas artísticas como ejercicios informales mal remunerados, incide
directamente en los indicadores de calidad de vida de los artistas, afectando
directamente la sostenibilidad de las organizaciones. Se puede inferir que la
calidad de vida, es asociada a aquello que le permite al artista consolidar su
campo profesional con miras a una estabilidad laboral y económica.
2. Es importante mencionar que aunque en los documentos revisados no se hace
explícito este tema, ni se presentan mayores desarrollos y análisis, sí se hace
alusión a diversas necesidades que pueden relacionarse con la calidad de vida.
3. Las precarias condiciones de vivienda, salud y educación de algunas comunidades
en algunas ocasiones es obstáculo para la formación en el emprendimiento
cultural y desarrollo de proyectos culturales.
4. A las industrias culturales se les atribuye la función de contribuir al crecimiento
económico de una nación, permitiéndo mejorar la calidad de vida de sus
ciudadanos por medio de la oferta y la demanda de bienes y servicios de cultura
propia.
5. Desde algunas perspectivas el emprendimiento cultural, se asume como una
forma de mejorar la calidad de vida de artistas, gestores culturales y grupos
socioeconómicos vulnerables.
6. La relación cultura y calidad de vida se visualiza como un campo de trabajo
importante de desarrollar.
No obstante lo anterior, se destaca el hecho de que no hay alguna definición de calidad
de vida; a lo sumo se encuentran caracterizaciones o lugares comunes acerca de que
determinada condición es plausible relacionarla con determinada condición de calidad de
vida, pero en general se trata de generalizaciones que en poco o nada contribuyen a
generar precisiones sobre el sentido y alcance que subyace en el empleo de esta
acepción. Esta situación ha sido planteada por algunos autores de esta investigación
desde hace varios años y se la retoma en este punto como base para profundizar en el
análisis de manera que se pueda ir articulando de manera comprehensiva y consistente el
entramado de relaciones que permiten vincular calidad de vida, desarrollo humano
integral y formación para el emprendimiento cultural.
Aún desde la década de los años setenta del siglo XX, en eventos de diversa índole a
nivel mundial se llamaba la atención acerca del surgimiento de situaciones adversas para
el planeta y la humanidad, derivadas no sólo de las formas de organización sino de los
modelos de desarrollo implementados en distintos lugares, de gran incidencia tanto en la
calidad de vida humana como en su desarrollo integral (Jessup y Pulido, 1998), que a la
postre, aún en el contexto de nuevas formas de organización de los países en regiones
geopolíticas y nexos de diferente nivel en el plano mundial, han resultado plenamente
justificadas, al constituirse en problemas planetarios y por tanto de trascendencia global.
De dichos eventos se generaron múltiples discusiones, que a su vez propiciaron un
horizonte de mirada alrededor de la relación ambiente – calidad de vida – desarrollo
humano, a partir de cuya evolución se posibilitó la consolidación de diferentes vertientes
de pensamiento y acción, cuya pretensión tendía a la resolución de los cuestionamientos
surgidos como producto del trabajo tanto en este campo, con los indicadores del caso,
como el de la sostenibilidad, asumida como una relación entre los sistemas económicos y
ecológicos, en el marco de la cual la vida humana podría continuar de forma indefinida.
De manera especial, en los últimos años el mundo se ha visto abocado prioritariamente al
manejo de una crisis económica mundial, producto de los modos de asumir este aspecto
en determinados modelos y procedimientos.
Ello lleva la cuestión de cómo entender el desarrollo humano integral. En tal sentido
Jessup , Pulido y León (2011) plantean que dicho desarrollo se asuma como un proceso
social en el que las personas sean consideradas en su integridad, es decir, no sólo en el
plano ontológico sino también en el deontológico y axiológico, pero trascendiendo además
el nivel eminentemente individual para el cual tradicionalmente se educa en nuestras
sociedades, a fin de incluir además el plano colectivo. Por consiguiente, su desarrollo
como sujetos humanos implica su reconocimiento como seres individuales y sociales, así
como la creación de políticas públicas, procesos y procedimientos que contribuyan al
desarrollo de sus potencialidades, es decir, a crear caminos de posibilidad para su
potenciación como sujetos a partir de sus características, haciendo real la unidad en la
diversidad colectiva en cualquier nivel de complejidad que se determine según las
situaciones.
Para lograrlo, es necesario pensar tanto en una concepción de educación que lo
favorezca, como en la organización de los ambientes adecuados de trabajo necesarios
para ello, en los diferentes niveles de responsabilidad que competen al individuo mismo
pero también a la escuela, la familia y la sociedad de las cuales forma parte, así como de
sus gobiernos, de tal manera que cada persona asuma su propia vida y pueda contribuir a
través de su acción a que las demás la asuman y a su vez, contribuyan adecuadamente al
desarrollo social (Jessup, M; Pulido de Castellanos, R. 1998). En consecuencia, la
generación de alternativas que permitan un desarrollo humano integral orientado hacia
una mejor vida de las personas, implica la ampliación de opciones de los sujetos, de las
condiciones objetivas en que se inscriben, respetar y favorecer los proyectos
encaminados a mejorar, al mismo tiempo que el respeto por las características propias de
los grupos.
Lo anterior lleva a presentar una idea general de lo que significa desarrollo humano. En la
propuesta Desarrollo a Escala Humana se plantea claramente, que una mejor calidad de
vida es aquella que propicia un mejor desarrollo humano; en consecuencia, la idea de
desarrollo humano se centra en el mejoramiento de la calidad de vida y en el bienestar de
los seres humanos (Barone, Sabina; Mella, Pablo. 2003), superando la visión en que el
desarrollo está orientado por principios del ámbito eminentemente económico, tales como
el crecimiento del producto interno bruto (PIB), del ingreso per-cápita, del acceso a bienes
y servicios por unidad de tiempo o de las exportaciones por nombrar algunos, sin entrar a
considerar el desarrollo social centrado en las personas que generan dicho crecimiento.
En este punto está claro que a su vez, un mejor desarrollo humano también propicia una
mejor calidad de vida; por consiguiente, es importante considerar más bien la relación
calidad de vida – desarrollo humano. En consecuencia, cabe también la pregunta: ¿Cómo
concebir la calidad de vida?
La calidad de vida, propiamente considerada como la vida misma de los sujetos, engloba
en toda su riqueza “la optimización de las funciones propias de la vida humana, incidiendo
para ello en el complejo entramado de relaciones que condicionan la dinámica del vivir
humano, en los espacios personal, familiar, interpersonal, social, físico, laboral, cultural,
político (Romero C. 2000). Esta amplitud conlleva la posibilidad de estudiar la calidad de
vida en diferentes escalas: social, grupal, o en los sujetos en su individualidad y sus
experiencias vitales; en este último caso hay un fuerte componente autorreferencial.
De acuerdo con los planteamientos de Vergara (2010), el ser humano es bio-psico-social
en toda su integridad; ello significa que se constituye como tal no sólo por su dimensión
biológica sino por su interacción en el mundo social y su arraigo e intervención física y
simbólica en él, y es en el ámbito social en donde se generan los significados, valores y
demás componentes de la cultura que son propios de un grupo social, permitiendo la
generación de modos de actuación y sentido de realidad en un contexto determinado. Por
ello no basta con dar acceso a salud, educación o vivienda, sino garantizar calidad y
dignidad, pues no se trata de otorgar prestaciones a beneficiarios pasivos sino de
transferir derechos exigibles a ciudadanos empoderados.
Teniendo en cuenta lo anterior, la generación de alternativas que permitan un desarrollo
humano integral orientado hacia una mejor vida de las personas implica la ampliación de
opciones de los sujetos y de las condiciones objetivas en que se inscriben, así como
respetar y favorecer tanto los proyectos encaminados a mejorar, como el respeto por las
características propias de los grupos.
Tradicionalmente, la calidad de vida ha sido asumida como el acceso a bienes y servicios
por unidad de tiempo e incluso con razón, todo lo que implique bienestar. Sin embargo,
desde posturas orientadas al desarrollo del sujeto humano que reconocen su relación con
la calidad de vida pero además que el aspecto económico es importante para el desarrollo
social, la calidad de vida de un individuo o grupo humano es su estado de bienestar,
evaluado a través del grado de satisfacción de sus necesidades, en relación con un
óptimo de tal satisfacción, en interdependencia con su ambiente (Jessup, Pulido, 1998).
Cuando se enuncia el “estado de bienestar”, no se está haciendo alusión a la política de
estado de bienestar cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX; por el contrario,
se hace referencia al estar bien de las personas, gracias a la satisfacción de sus
necesidades como sujetos humanos.
Desde los anteriores posicionamientos conceptuales enunciados es posible pensar que
hacer realidad en la práctica las implicaciones que tiene el reconocimiento de nuestro país
en los postulados constitucionales como una nación pluriétnica y multicultural, implica a su
vez el reconocimiento del derecho y del respeto a la diversidad cultural. Trascender de la
declaración a la acción en el campo de interés objeto de este estudio, genera múltiples
inquietudes acerca de cómo pensar procesos educativos que contribuyan al desarrollo
social y económico a partir del desarrollo humano en los planos individual y colectivo, de
tal manera que los principios constitucionales se traduzcan en igualdad de oportunidades
para participar en procesos educativos de calidad según las características de las
poblaciones.
4 Plan para la construcción de la política nacional de
formación en emprendimiento cultural
Una vez consideradas las diferentes problemáticas que amplían la concepción de
emprendimiento y la relacionan con el quehacer y la relación constitutiva de los
ciudadanos que poseen con la cultura, se hace evidente que se requiere al mismo tiempo
que la intervención de múltiples agentes en diferentes niveles, lograr conciliar distintos
objetivos en una perspectiva de largo plazo. Como consecuencia es indispensable una
solución sistémica al problema y establecer las formas en que una política pública cultural
puede disponer de las acciones sociales de los agentes en un propósito contributivo a
logros estructurales y de largo plazo.
Para ello es pertinente la estructuración de un plan que permita agendar los encuentros
con los agentes involucrados en sus diferentes niveles. Una programación efectiva de
diálogos conducentes a conclusiones y críticas propositivas, alimentan como
subproductos la generación de la política nacional. Esto obliga a establecer modos
compartidos de interlocución sobre aspectos específicos que se agregan para aportar a
una solución de consenso.
El plan debe procurar una integración y diálogos por niveles local, regional y nacional. Ello
dará respuesta a las necesidades de formación en emprendimiento de acuerdo a criterios
de territorio y espacios socioculturales de implementación y consolidación de las
iniciativas.
Por otra parte, el plan debe garantizar la observancia y la participación de una
representatividad amplia de las prácticas artísticas. Cada una de ellas tienen elementos
propios que deben considerarse en la formación para el emprendimiento y, aunque la
política no podrá detallar estas particularidades, si debe nombrar la necesidad de
considerar el problema “disciplinar” en la formación para el emprendimiento.
Adicionalmente, y tal como se comentó unas cuantas líneas atrás, es fundamental que la
política considerar las particularidades de la formación para el emprendimiento de
acuerdo a las características propias e identitarias de las poblaciones. La política debe
reconocer que la formación en emprendimiento cultural se relaciona con aspectos
fundamentales de la construcción simbólica de la identidad de los colectivos o grupos
humanos, lo cual exige atención y especificidad, de modo que la activación del recurso
cultural hacia condiciones de bienestar sea coincidente con la afirmación positiva de las
identidades culturales.
De esta manera el plan debe encontrar interlocución para plantear la prospectiva de la
formación en emprendimiento cultural mediante la participación de los agentes culturales
en los niveles territoriales, las poblaciones y las prácticas artísticas y culturales. Por esta
vía se materializa una agenda nacional de encuentros conducentes a un trabajo de
articulación y construcción de consenso para elaborar una política pública nacional de
formación para el emprendimiento de acuerdo a necesidades sectoriales amplias,
recogidas y escuchadas para ser consideradas, además de potencialidades productivas
adecuada y respetuosamente promovidas mediante un eficaz empoderamiento de los
cultores, hacedores y practicantes.
Se colige que un principio fundamental de este plan para el diseño consensuado de la
política es el empoderamiento. Conceder a los dueños de las prácticas y los recursos
culturales las capacidades para adelantar con atención a sus propias motivaciones y con
plena capacidad de decisión, las orientaciones y aplicaciones de los desarrollos de bienes
y servicios culturales. Por otra parte, ello obedece a un principio también fundamental que
consiste en entender a la cultura como un derecho sobre el cual prima la intención y
decisión de sus tenedores. El concepto de emprendimiento cultural debe estar asociado al
empoderamiento de las comunidades en la gestión de sus propias prácticas culturales.
El plan depende de forma sustancial de la representatividad de los agentes. Para ello
conviene que recoja los avances de representatividad política cultural de los consejos
locales, departamentales, y por supuesto nacional de Cultura. Los Consejos, en efecto,
son la instancia estructural de representación del sector cultural, aun cuando claramente
ellos no son los únicos actores pero se entiende que corresponden a un espacio
determinante pero no excluyente de la vinculación con los otros cultores y personas
comprometidas con el desarrollo cultural en su multiplicidad de expresiones.
Por supuesto, la reflexión sobre la dimensión sistémica y el inventario de agentes requiere
de niveles. Primero deben fortalecerse las relaciones de agentes próximos, fuertemente
vinculados por objetivos compartidos, para desarrollar eventualmente integraciones de
segundo y tercer nivel.
4.1 Propuesta metodológica
A partir de considerar la necesidad de comprender las complejidades de la formación en
emprendimiento como un problema estructural para las personas y las comunidades,
relacionado con las formas de apropiación de la cultura, y no como una actividad
resultado del entrenamiento o la capacitación, sino derivada de la educación, se requiere
plantear un esquema de involucramiento de las instancias territoriales, las poblaciones y
las prácticas artísticas y culturales en particular que entren a exponer sus especificidades
pero en forma dialogada para garantizar las sinergias indispensables para una solución
sistémica del problema
En efecto, el sistema de formación en emprendimiento cultural puede sintetizarse como
figura en la siguiente gráfica.
DIAGRAMA N° 2 SISTEMA DE FORAMCIÓN EN EMPRENDIMIENTO
Sistema Nacional de Competitividad
Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Ciudadanía, saberes y prácticas
Políticas públicas culturales
Investigación
Educación básica y media
Mesa Sectorial de Competitividad (Cámaras de Comercio, Cajas de Compensación Familiar, Sector
Dimensión empírica (educación comunitarias educación informal)
Técnica. Educación para el trabajo y el desarrollo humano
Pregrado Universidad Pedagógica Universidad Distrital Uni ersidad
Postgrado Oferta postgradual
Especialización
Maestría Profundización
Doctorado
Post‐doctorado
La gráfica N° 1 representa una relación sistémica educación-empresa-estado en relación
a los Sistemas Nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación y Competitividad. Cada
sistema ha integrado actores en distintos niveles para diferentes objetivos. Se pretende
aprovechar las dinámicas ya instituidas
En principio, se hace necesario establecer una metodología funcional que requiere del
siguiente equipo humano:
• Una coordinación general
• Cuatro expertos (educación, economía creativa, política cultural en poblaciones, y
política cultural y nivel territorial)
• Cinco asesores (prácticas artísticas y culturales)
• Tres asistentes
• Un coordinador de trabajo a nivel territorial
• Grupo de gestores regionales
• Asistentes de gestión local
• Comisiones de diálogo interinstitucional (Ministerio de Cultura, Ministerio de
Educación, Colciencias, Mesas regionales y sectoriales de competitividad)
El equipo estará a cargo de gestionar la interlocución complementaria entre los actores,
una estrategia que busca encuentros con la integralidad de todos los miembros de estas
instancias.
4.2 Aspectos en consideración para la metodología
La organización replica en el nivel local, departamental y nacional los siguientes
encuentros:
Eventos temáticos Invitados o representaciones
Emprendimiento cultural en la escuela Ministerio de Cultura, Ministerio de
Educación, Secretarías de Cultura y
Educación, Experiencias significativas,
Cámaras de Comercio, Cajas de
Compensación Familiar, Asociaciones de
investigadores, Tercer sector cultural y
educativo, Mesa Nacional de
Competitividad, Representantes de Áreas
Sociales y Humanas de Colciencias,
Universidades, Representantes Consejos
de Cultura.
Emprendimiento en el nivel técnico:
capacitación, innovación y competitividad
SENA, Ministerio de Cultura, Ministerio de
Educación, Secretarías de Cultura y
Educación, Experiencias significativas,
Cámaras de Comercio, Cajas de
Compensación Familiar, Asociaciones de
investigadores, Representante Mesa
Nacional de Competitividad,
Representantes de Áreas Sociales y
Humanas de Colciencias, Universidades,
Representantes Consejos de Cultura.
Formación superior en emprendimiento y
gestión: academia, investigación,
innovación y tecnología para la
SENA, Ministerio de Cultura, Ministerio de
Educación, Secretarías de Cultura y
Educación, Experiencias significativas,
competitividad Asociaciones de investigadores,
Representante Mesa Nacional de
Competitividad, Representantes de Áreas
Sociales y Humanas de Colciencias,
Universidades, Representantes Consejos
de Cultura.
Emprendimiento para las poblaciones, la
ciudadanía y los saberes tradicionales
Representantes de poblaciones, SENA,
Artesanías de Colombia, Ministerio de
Cultura, Ministerio de Educación,
Secretarías de Cultura y Educación,
Experiencias significativas, Asociaciones
de investigadores, Representante Mesa
Nacional de Competitividad,
Representantes de Áreas Sociales y
Humanas de Colciencias, Universidades,
Representantes Consejos de Cultura.
La replicación implica que los eventos se desarrollan a nivel de un grupo seleccionado de
ciudades capitales, se sugieren siete que serán convenidas previamente de acuerdo a las
consideraciones y consultas a expertos. En principio podrían figurar Bogotá, Medellín,
Cali, Cartagena, Manizales, Barranquilla y Bucaramanga. Posteriormente, la temática de
los cuatro eventos se replica al nivel departamental o regional; puede también pensarse
en agrupar el nivel local y departamental-regional para mayor practicidad. Finalmente, las
temáticas de los cuatro eventos se replican a nivel nacional en un solo encuentro en la
ciudad de Bogotá. Ello implica cuatro encuentros temáticos en cada ciudad elegida, más
los encuentros departamentales-regionales que no puedan desarrollarse en los
encuentros locales, más un gran encuentro nacional.
DIAGRAMA N°3 INTERACCIONES ENTRE LOS EVENTOS Y LA CONSOLIDACION DE
ACUERDOS PROGRAMÁTICOS
La metodología aplicable en los encuentros se basa en exposiciones, ponencias y mesas
de trabajo. Estas actividades están orientadas por un documento de lineamientos de
política, resultado de la reflexión inicial del grupo coordinador, este documento de
lineamientos se basa en conclusiones derivadas de la aplicación de dos instrumentos
entrevistas semi-estructuradas y, de ser considerado necesario, grupos focales.
Las ponencias podrán hacer visible la experiencia en procesos de emprendimiento en
otras ciudades del país y de la región. Esto enriquece el diagnóstico y aportar soluciones
constructivas sobre metodología de diseño, concertación, seguimiento y evaluación. De
estos intercambios de experiencias se establece un balance de logros y restricciones que
Nivel municipal
Nivel departamental
Nivel nacional
Evento 1: Emprendimiento cultural en la escuela
Evento 2: Emprendimiento cultural en el nivel técnico: capacitación, innovación y competitividad para el trabajo y el desarrollo humano
Evento 3: Formación superior en emprendimiento y gestión cultural: academia, investigación, innovación y tecnología para la competitividad
Evento 4: Emprendimiento cultural para las poblaciones, la ciudadanía y los saberes tradicionales
permitan una mirada comparada. Existen interesantes referentes en Buenos Aires, Sao
Pablo, México D.F., Barcelona, Boston, Londres, entre otras.
Los encuentros generan fundamentalmente dos insumos: el primero, lo constituyen las
memorias que recogen las diferentes perspectivas sobre la problemática; y, segundo, los
instrumentos de recolección de información (cuestionarios o encuestas) que se considere
importante aplicar. Los relatores de los eventos integran, sintetizan y sistematizan la
información de manera que pueda ser útil para los eventos siguientes. Todos los eventos
deben contar con plena documentación audiovisual.
Posteriormente al encuentro nacional en Bogotá, se reúne el equipo coordinador para la
redacción del texto definitivo de la política pública en emprendimiento cultural, para
someterlo a la consulta jurídica correspondiente de los actores involucrados. En general,
el documento de política debe, entre otros puntos, identificar al conjunto de agentes,
señalar sus responsabilidades, proponer los mecanismos de interacción interinstitucional,
aportar los principios y valores éticos que sustentan las acciones de emprendimiento
cultural en el país, establecer los medios de evaluación y seguimiento de las acciones
derivadas de la política.
La metodología se observa con mayor claridad a partir del cronograma de la propuesta de
trabajo, que se presenta en la siguiente página. En la agenda pueden verse aspectos
cruciales del entrecruzamiento propuesto.
Actividades mes 1 mes 2 mes 3 mes 4 mes 5 mes 6 mes 7 mes 8 mes 9 mes 10 mes 11 mes 12
Conformación equipo
coordinador
Lectura y evaluación de los
resultados de las líneas de
investigación 2010
Programación general de
actividades
Designación de coordinadores
locales y regionales
Diseño de instrumentos de
recolección de información
Entrevistas a expertos
Grupos focales (si es necesario)
Preproducción de eventos
locales-regionales
Desarrollo de eventos locales-
regionales
Preproducción de evento
nacional
Desarrollo de evento nacional
Sistematización de información
eventos locales y regionales
Sistematización de información
evento nacional
Desarrollo de documento de
política
5 Propuesta de Sistema Nacional de Formación para el Emprendimiento
El emprendimiento cultural se ha visto tradicionalmente como un problema que debe ser
solventado con intervenciones parciales, específicas y generales. Se considera que deben
ser parciales porque se suponen sustraídas de otros procesos formativos y educativos; se
entienden específicas porque se deposita confianza en que el conocimiento particular de
sus temas, especialmente concentrados en gestión y administración, no requieren de
mayor diálogo inter y transdisciplinario; y, finalmente, se considera general en la medida
que su aplicación puede ser igual al margen de diferencias de territorio, población, hábitos
culturales, cosmovisión y otros factores.
El esquema de este tipo de intervención puede ilustrarse así:
Posteriormente, se hizo evidente que era necesario un tipo de intervención más sostenida
que apuntara a atender algunos aspectos de seguimiento y que garantizara un apoyo al
menos mínimo de post intervención.
Proceso de producción de bienes o servicios culturales
Intervención basada en
capacitación
Mejoramiento
Apoyo post‐intervención (ruedas
de negocios e información)
Esta visión predominante está equivocada en las tres concepciones. Precisamente por
ello el emprendimiento cultural no logra el desarrollo extensivo e intensivo de la
potencialidad de riqueza de las iniciativas artísticas y culturales en el país, y tal vez, en la
región. En parte, debido a su débil fundamentación pedagógica y multicultural, el
emprendimiento cultural no ha dinamizado uno de los acervos artísticos y culturales más
extraordinarios de la humanidad: el del campo cultural latinoamericano.
Por otra parte, supone que el mejoramiento es una condición lograda a partir de la
exposición a los factores externos inducidos. Presuponen, este tipo de intervenciones,
que el mejoramiento es obtenible a partir de la participación y desarrollo de las acciones
puntuales. Con este esquema se evidencia que no existe una consulta apropiada de las
circunstancias y particularidades de lo que se espera sea “mejoramiento” dentro de una
práctica social o cultural específica; también desatiende las implicaciones de la acción en
el contexto, al mismo tiempo que elude acciones concretas de acción participativa,
dialogante y horizontal con los cultores y practicantes.
Proceso de producción de bienes o servicios culturales
Intervención basada en capacitación
Mejoramiento
Acompañamiento
Estas formas de intervención han sido predominantes, aunque ha sido evidente la
necesidad de propiciar acciones de promoción del emprendimiento cultural y que no han
sido menores los esfuerzos institucionales por avanzar en el propósito de fortalecer
capacidades de gestión y administración a los agentes de la cultura. En el capítulo de
antecedentes históricos se ha verificado, en efecto, dos sesgos importantes que han
debilitado la iniciativa de emprendimiento: el sesgo de producción, al no considerar el
desarrollo de los factores de demanda; y el sesgo micro o aplicado, que ha impedido
miradas comprehensivas del emprendimiento cultural en la estructura social y económica
del país.
Sin embargo, este es el espacio para atender una tercera causa de insuficiencia en el
desarrollo y ampliación de los resultados: la dispersión y descoordinación de acciones de
los agentes responsables, tanto central como periféricamente, del emprendimiento cultural
en la sociedad.
El grupo del Doctorado Interinstitucional en Educación, luego de una completa y detallada
revisión de antecedentes, encuentra indispensable proponer un esquema ampliado en
donde sea posible identificar al conjunto de actores que toman parte e inciden en el
desarrollo del emprendimiento cultural; busca hacer evidente que se requieren
intervenciones estructurales para poder garantizar transformaciones de la realidad y
encuentra indispensable proponer el emprendimiento cultural como una forma
fundamental de la formación y de la educación de los ciudadanos en su relación con la
cultura que detentan, poseen, practican, disfrutan y enriquecen. Es, igualmente necesario,
establecer que el emprendimiento cultural es una estrategia de dinamización del recurso
cultural puesto al servicio del desarrollo y el bienestar de los cultores y de la ciudadanía,
pero al mismo tiempo advierte que esta intervención deberá basarse en el
empoderamiento y desarrollo de la autonomía de los ciudadanos con respecto al
quehacer de su propia cultura, también advierte que el Estado tiene una responsabilidad
en la redistribución de las oportunidades dentro del mercado cultural y que debe actuar
en consecuencia.
5.1 Relación formación en emprendimiento cultural y escuela
Esta relación puede ser una de las menos obvias en la priorización de acciones de
emprendimiento cultural. En efecto, se estima que la formación en emprendimiento sólo
corresponde a agentes desde la producción y deposita en ellos la acción y
responsabilidad de su desarrollo. La inobservancia de la escuela obedece al sesgo desde
la producción y la oferta que hemos señalado previamente.
En efecto, la escuela, que en términos más apropiados corresponde a la educación básica
y media, es el escenario fundamental de los procesos de enculturación y socialización de
los ciudadanos. Todas las relaciones con la cultura y la estructuración de los hábitos de
interés, gusto, apropiación y consumo, parten de los elementos y factores que entran en
juego en el espacio familiar y escolar. Cualquier estrategia de formación de consumos
culturales inteligentes, activos y permanentes se cifra en las posibilidades de contacto y
familiarización con los bienes y servicios culturales en esta etapa del desarrollo humano.
Por demás, el contacto de las acciones de emprendimiento cultural con la escuela no
solamente aporta en el largo plazo. En el corto plazo, construye un ejercicio de contacto
entre escuela y sector productivo cultural significativo para aumentar la diversificación de
productos orientados a infancia y juventud. La escuela recibe el valioso contacto con los
cultores y realizadores del arte y la cultura, muestra a su comunidad escolar los modos en
que el arte y la cultura constituyen labores de alta cualificación, eficaces en el mercado,
capaces de proveer dignidad y reconocimiento a sus practicantes.
Las formas como se participa de la cultura a través de la mediación del mercado deben
ser objeto de reflexión de la escuela para observar cómo se construyen identidades
culturales específicas a través del consumo. Ello permite una proyección de reflexión
crítica, pero también de reflexión integrada o funcionalista que, en todo caso, debe aspirar
al desarrollo de un consumo cultural fundamentado, inteligente y responsable.
Por otra parte, el emprendimiento cultural no significa siempre la concreción empresarial
de las iniciativas, es sobre todo una acción que conduce a la puesta en valor de las
prácticas y expresiones culturales. Este principio en el contexto escolar es de gran
importancia para motivar acciones de iniciativa colectiva y personal de los estudiantes
para expandir las posibilidades artísticas y culturales proyectadas a su comunidad escolar
y a la sociedad en general. Innovar, imaginar y materializar alternativas y potencialidades
para el arte y la cultura desde temprana edad y dinamizar sus posibilidades de inserción,
intercambio y crecimiento en la sociedad, pueden ser parte de las acciones compartidas
de procesos de emprendimiento cultural escolar.
5.2 Relación formación en emprendimiento cultural y universidad
La universidad enfrenta tres retos fundamentales para profundizar en las capacidades del
país en formación para el emprendimiento cultural. La primera es continuar con la tarea
educativa de modo que se profesionalice la actividad cada vez más cualificadamente; la
segunda, desarrollar programas de proyección social y extensión que le permitan una
sostenida y transformadora incidencia en formación para el emprendimiento; finalmente,
la tercera, la constituye la investigación, de forma que la universidad de respuesta a las
urgentes necesidades de evaluación y seguimiento sectorial, en donde se sitúe de
manera fundamental, las preguntas relacionadas con la capacidad formativa, currículo,
metodologías, impactos, seguimiento y evaluación de la política para la formación en
emprendimiento cultural.
Un conjunto sobresaliente de universidades públicas y privadas han reunido importante
experiencia sobre el tema de emprendimiento y de formación en emprendimiento cultural.
Se requiere entonces una agenda compartida y que distribuya las acciones de extensión e
investigación de acuerdo a los perfiles de docencia de cada institución. Aunque esto no es
sencillo, lo fundamental resulta en fortalecer los procedimientos de socialización de
resultados y puesta en común de los procesos, en este sentido, las comunidades
docentes e investigativas suelen, de forma autónoma responder a los estados del arte e
información y ajustar sus prospectivas y tareas de acuerdo a estas realidades.
La universidad tienen en sus tres funciones, un lugar central de articulación para la
formación en emprendimiento. Mediante investigación y extensión puede problematizar la
educación en emprendimiento cultural en el entorno escolar, e igualmente puede
intervenir en la revisión de objetivos, alcances y metodologías de la formación técnica.
Por otra parte, las universidades pueden integrarse a las comunidades para aportar,
desde extensión especialmente, procesos de formación pertinentes y sostenidos con las
comunidades y las poblaciones, en ello tienen especial responsabilidad las universidades
regionales.
5.3 Relación de formación en emprendimiento y la institucionalidad cultural y
educativa
El concepto implica diferentes niveles de interacción. La búsqueda de propósitos de
formación temprana para el desarrollo cultural implica para el Ministerio de Cultura un
diálogo al respecto con las instancias educativas, en principio el Ministerio de Cultura,
pero también las Secretarías locales y departamentales.
El Ministerio de Cultura y los agentes representantes del sector cultural, especialmente los
Consejos de Cultura en todos sus niveles, deberán articuladamente hacer evidente la
importancia de fundamentar en los ciudadanos formas de relación y potencialidad de su
cultura orientada a la transformación positiva de su realidad.
Dentro de múltiples estrategias pueden proponerse la Ferias Escolares de
Emprendimiento Cultural. Estas, al igual que las ferias científicas y tecnológicas
escolares, no pretenden que los estudiantes se conviertan a partir de ellas en científicos –
uno entre diez, en efecto tal vez opte por ello– se esfuerzan en acercar a los niños y
jóvenes a la apreciación del esfuerzo investigativo y científico, compartir las dificultades y
satisfacciones de sus potencialidades y participar de sus procesos de manera que
resulten comprensibles y valorados socialmente. Gracias a la experiencias de esta
naturaleza pueden obtenerse importantes resultados en las maneras como, desde la
escuela se transforman positivamente concepciones y juicios sobre las prácticas sociales.
De esta manera, una oferta artística y cultural creada, producida, promovida y gestionada
por los estudiantes tendría los mismos fines descritos y podría aportar elementos para
una mejor valoración social del esfuerzo de los miembros del sector artístico y cultural.
Por otra parte, en el nivel de mayor complejidad, el Ministerio de Cultura y Educación
tienen asiento en los consejos nacionales de los Sistemas de Ciencia, Tecnología e
Innovación y, adicionalmente, de Competitividad. En ambos sistemas el componente de
formación en emprendimiento cultural es esencial y constituye la base para articular en el
largo plazo objetivos de ambos sistemas. El Ministerio de Cultura, apoyado por
mecanismos de consulta sectorial, debe hacer coherente su intervención en ambos
sistemas, de modo que la investigación del arte y la cultura irradie el conjunto social, debe
hacerlo considerando la relación estrecha entre la investigación aplicada y la economía
creativa, pero también considerando la investigación básica y su importancia definitiva en
la construcción del sector cultural en el largo plazo.
5.4 Formación en emprendimiento cultural y articulación macro: Ciudadanía,
saberes y prácticas; Políticas Públicas Culturales; Investigación y Mercado
Esta articulación supone el nivel más amplio de convergencia de propósitos a los cuales
debe aspirar la política de formación en emprendimiento. Parte de la ciudadanía, como
depositaria y gestora del arte y la cultura en todas sus formas de expresión y
potencialidad. En efecto, todos los demás componentes del sistema son facilitadores de
procesos que, de suyo, son inmanentes de los ciudadanos, los colectivos y las
poblaciones.
La intervención que hagan los agentes al respecto debe ser coordinada, pertinente, en
equidad y orientada al bienestar y el desarrollo humano. Al ser tan amplio el número de
agentes interventores en muy distintos niveles e incidencias, además de complejos y
elevados los fines en el corto, mediano y largo plazo, se hace indispensable una política
pública. Esta está en capacidad de proveer marcos de acción, principios y fundamentos,
responsabilidades a cada agente, mecanismos de interacción, recursos, metas y objetivos
compartidos que puedan en efecto conducir a propósitos de Nación y de sociedad.
La investigación es constitutiva del proceso en cuanto, la política requiere de diagnósticos
precisos, seguimiento oportuno y adecuado; además de una evaluación técnica capaz de
orientar y ajustar procesos. Por demás, la investigación constituye la forma de
observación de la complejidad de la formación en emprendimiento del país en la
multiplicidad de aspectos que le afectan.
Los fines de la política deben cifraste en el desarrollo social y humano. En este sentido,
un instrumento, no el único, para el logro de los fines de mejoramiento de las condiciones
sociales y humanas de los ciudadanos es el mercado cultural. Lo es, en cuanto el Estado
se reserva instrumentos de orientación que permitan eficazmente el empoderamiento de
los ciudadanos para generar sus propias iniciativas, les garantiza oportunidades de
competencia y les aporta información. La acción de todos los agentes debe procurar un
mercado ampliamente heterogéneo, diverso y no concentrado. La política de formación en
emprendimiento es entonces un medio clave para permitir movilidad social, la
optimización del recurso cultural y el desarrollo de las comunidades, pero siempre a partir
de sus propias decisiones con respecto a los usos de su cultura.
6 Conclusiones y recomendaciones
Según lo expuesto en este documento, la política para la formación en emprendimiento
esta llamada a confirmar los siguientes principios:
a. afirmar el valor central de la cultura como base del desarrollo integral del ser
humano y de la cohesión social;
b. impulsar la formación para el emprendimiento desde un enfoque integrador que
contribuya a superar la pobreza y la desigualdad, valorizando las opciones de los
contextos y permitiendo la emergencia de proyectos que consulten sus
potencialidades y necesidades
c. promover y proteger las identidades culturales así como sus capacidades
creativas;
d. fortalecer la los procesos formativos integrales que se orienten al desarrollo
cultural y el fomento de la producción y de las estructuras de distribución;
e. estimular las propuestas formativas que favorezcan el diálogo intercultural;
f. incentivar y proteger las creaciones culturales, asumiendo que los derechos de los
creadores individuales y colectivos pueden generar desarrollo y bienestar;
g. reforzar en los sistemas educativos del país el conocimiento y la valoración de la
historia y la diversidad cultural colombiana;
h. adoptar medidas con miras a aumentar la diversidad conceptual y epistemológica
de los enfoques pedagógicos de la formación en emprendimiento, acordes con los
diferentes escenarios culturales, las tradiciones y las necesidades de las
comunidades.
Para ello es preciso definir, mediante la consulta del sector, estrategias diferenciadas para
la formación que mejoren el acceso a la cultura de los jóvenes a través de la formación
de emprendedores culturales, según criterios poblacionales, sectoriales y
organizacionales.
En ese mismo sentido, generar las condiciones para fortalecer la institucionalidad cultural
con tres productos, fortalecimiento institucional, consolidación de un sistema de integrado
de formación en emprendimiento cultural, y el desarrollo de una red de profesionales en el
campo de cultura y desarrollo.
Para que el emprendimiento represente un complemento favorable en la consecución del
desarrollo local, resulta imprescindible endogeneizarlo y adaptarlo a las especificidades
de cada región. Y para ello es necesario rescatar esas especificidades previamente,
conocerlas y analizarlas con la conciencia de que existe una retroalimentación entre el
medio y las capacidades emprendedoras de los individuos. Ya que por una parte, el
contexto influye sobre las mismas, y por la otra, los individuos de una región, con sus
cualidades, influyen en las especificidades que tendrá dicha región.
De lo anterior surge que no será igual un proceso de emprendimiento en un lugar que en
otro, es decir que la manera de encararlo dependerá de las características de la región. Y
aunque en cualquier región hay insumos culturales aprovechables, no cualquier territorio
posee la masa crítica necesaria para llevar a cabo un emprendimiento.
Por lo tanto, habrá que analizar en cada caso cuál será la mejor forma de desarrollar un
proceso de emprendimiento cultural, con que plazos, con que intensidad, buscando la
forma de aprovechar de la manera más eficiente los recursos. Haciendo especial hincapié
en los recursos humanos.
Finalmente, es muy importante destacar el rol que tienen los actores agentes del proceso.
Ellos tienen que ser capaces de percibir las condiciones sociales que existen en el
territorio, teniendo en cuenta sus debilidades y sus fortalezas. Esto para buscar la mejor
manera de articular entre los diferentes actores, para comenzar a forjar y fomentar un
proceso de desarrollo, en el que se logren salvar las dificultades y potenciar las fortalezas.
Para así poder lograr el fin último, que es la mejora en la calidad de vida de la comunidad
en cuestión.
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