Centrales Minihidraulicas Antonio Rodríguez Frontelo CC.AA 5º Grupo B.
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Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos
y afroperuanos, Ambiente y Ecología
INFORME DEL GRUPO DE TRABAJO SOBRE
CENTRALES HIDROELÉCTRICAS EN EL MARAÑÓN
Señor Congresista
ANTONIO MEDINA ORTIZ
Presidente de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos
y afroperuanos, Ambiente y Ecología
S.P.
En cumplimiento del Acuerdo adoptado por la Comisión de su digna presidencia en
Sesión Ordinaria del 10 de enero del 2012, se conformó el Grupo de Trabajo encargado de
examinar el tema de las “Mega Centrales Eléctricas en el Marañón-Acuerdo Energético
Perú-Brasil”. Con posterioridad se aprobó el 13 de marzo del 2012 la conformación del
Grupo de Trabajo, habiendo recaído la responsabilidad de su coordinación en el Congr.
Mesías Guevara Amasifuen y teniendo como integrante al Congr. Leonardo Inga Vásquez,
quienes presentamos en esta oportunidad el correspondiente Informe de Resultados, en
los siguientes términos:
El grupo de Trabajo tuvo a la vista los siguientes objetivos:
Objetivo General
Presentar a la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y
Ecología la situación actual, la situación futura y acciones de la gestión integrada de los
recursos hídricos en el marco de la construcción de 20 centrales eléctricas para generar
12.430 megavatios de energía eléctrica.
Objetivos específicos
a) Analizar los impactos breves, temporales y permanentes del Proyecto Marañón.
b) Determinar la conveniencia para el país la ejecución del proyecto estratégico Centrales
Hidroenergéticas-Proyecto Marañón.
El sumario del presente documento considera:
1. ANTECEDENTES
2. LA CONSTRUCCIÓN DE 20 CENTRALES HIDROELÉCTRICAS EN LA CUENCA DEL RÍO
MARAÑÓN ES DECLARADA DE INTERÉS NACIONAL Y SOCIAL
2.1 Impactos declarados sobre el medio ambiente
2.2 El cuestionamiento de organizaciones civiles ambientalistas
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2.3 El caso de la hidroeléctrica de Inambari en la Amazonía peruana
3. LA CUENCA DEL RIO MARAÑÓN
4. RAZONES FUNDAMENTALES PARA DEROGAR EL D.S. 020-2011-EM
4.1 Las megacentrales hidroeléctricas acrecientan el efecto invernadero
4.2 El ecosistema amazónico es frágil y no soporta alteraciones a gran escala
4.3 Las grandes represas reducen aceleradamente la biodiversidad ribereña
4.4 Pobladores desplazados pierden sus tierras y formas de vida
4.5 Las grandes hidroeléctricas tienen una vida útil relativamente corta
4.6 Producir energía en centrales hidroeléctricas no es una tecnología limpia
4.7 No hay un estudio técnico que garantice la seguridad energética nacional
4.8 Los EIA no están funcionando como herramientas de planificación
CONCLUSION
Bibliografía
Anexo
Dejamos así cumplida la honrosa tarea que se nos encomendara en su oportunidad.
Lima, 11 de junio de 2012.
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1. ANTECEDENTES
El 16 de junio del 2010, los Ministros de Energía de Brasil y Perú suscribieron un “Acuerdo
para el Suministro de Electricidad al Perú y Exportación de Excedentes al Brasil” que, en
principio, posibilitaba la creación de por lo menos cinco centrales hidroeléctricas en la
Amazonía peruana, entre las cuales figuraban Inambari, Pakitzapango y Tambo 40. La
meta del acuerdo contempló la generación de 7200 MW, energía que en su mayoría sería
exportada a Brasil. El acuerdo fue refrendado ese mismo día en Manaos-Brasil con la firma
de Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de Brasil, y la de su homólogo de Perú, Alan García,
en el propósito de dar inicio a un proceso de interconexión de las redes de electricidad de
ambos países.
Según declaraciones que hiciera el por entonces Presidente Lula, la generación de energía
se destinaría prioritariamente para atender las necesidades del pueblo peruano. El hecho
de que Brasil y Perú tienen estaciones de lluvias diferenciadas, era una justificación
fundamental para un beneficio mutuo de ambos pueblos mediante la interconexión de
sus sistemas hidroeléctricos.
Por su parte, el presidente peruano Alan García aseguró que no se construiría ninguna
represa si el proyecto afectase al medioambiente. Según García la integración energética,
nos ponía en camino a la integración firme y sustentable de nuestros pueblos fronterizos a
través de un mayor comercio, de la facilitación de aduanas y del uso directo de nuestras
monedas”. De los 12 convenios suscritos en esa oportunidad, el Acuerdo Energético fue el
que mayor impulso llegó a recibir en adelante.
Por supuesto que este Acuerdo Energético, para entonces, ya tenía cierto historial cuya
cronología es como sigue:
9 de noviembre de 2006. Suscripción de un Memorandum de Entendimiento en
Brasilia, y establecimiento de una Comisión Mixta Permanente en Materia Energética,
Geológica y de Minería.
28 de agosto de 2007. Creación de un Grupo de Trabajo ad Hoc de Integración
Energética, en el marco de la Comisión Mixta Permanente, cuya tarea fue preparar una
propuesta de convenio bilateral en la que se contemplasen hidroeléctricas para
exportar energía de Perú a Brasil. El Ministerio de Energía y Minas del Perú (MEM)
produjo un documento titulado “Elaboración de resúmenes ejecutivos y fichas de
estudio de centrales hidroeléctricas con potencial de exportación a Brasil”
identificando 15 proyectos de centrales hidroeléctricas que se ponían a consideración
del gobierno brasileño.
6 de mayo de 2008. Presentación de una solicitud de concesión temporal por el
Consorcio Egasur (OAS, Furnas y Electrobras) para ejecutar el “Estudio de Definición
del Esquema Proyecto Hidroeléctrico Inambari”, ubicado en las provincias de
Quispicanchis (Cuzco), Manu (Madre de Dios) y Carabaya (Puno).
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17 de mayo de 2008. Suscripción del Convenio de Integración Energética entre los
Ministerios de energía y Minas de Perú y su similar de Brasil para desarrollar estudios
sobre el potencial de integración energética entre los dos países, incluyendo la
exportación de energía de Perú a Brasil.
18 de junio de 2008. Otorgamiento de concesión temporal a favor de la Empresa de
Generación Eléctrica Amazonas Sur S.A.C. para desarrollar estudios relacionados con la
generación de energía eléctrica en la futura Central Hidroeléctrica Inambari.
28 de abril de 2009. Suscripción en Brasil del Memorándum de Entendimiento con la
finalidad de efectuar estudios de viabilidad para la interconexión eléctrica y
exportación de energía eléctrica del Perú a Brasil.
11 de diciembre de 2009. Encuentro presidencial en Lima, acordando que los
respectivos Ministerios del sector de Energía y Minas de ambos países presenten un
proyecto de Acuerdo que promueva el desarrollo de centrales de generación
hidroeléctrica en territorio peruano.
27 de enero de 2010. Presentación de la primera versión de propuesta de Acuerdo
para el Suministro de electricidad al Perú y Exportación al Brasil.
17 de febrero de 2010. Propuesta de la Segunda versión del Acuerdo previsto.
3 de mayo de 2010. Presentación de la tercera versión de Propuesta del Acuerdo.
16 de junio de 2010. Firma del Acuerdo en Manaos-Brasil.
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2. LA CONSTRUCCIÓN DE 20 CENTRALES HIDROELÉCTRICAS EN LA CUENCA DEL
RÍO MARAÑÓN ES DECLARADA DE INTERÉS NACIONAL Y SOCIAL
Con los antecedentes señalados, el 26 de abril de 2011 se emite el D.S. 020-2011-EM. Esta
norma declara de interés nacional y social la construcción de 20 Centrales Hidroeléctricas
en la cuenca del río Marañón.
Los estudios realizados previamente señalaban que el desarrollo integrado de las 20
centrales hidroeléctricas en la cuenca del río Marañón, acumulaban un potencial
aproximado de 12,430 megavatios (Mw), y promoverían una inversión de hasta 15,000
millones de dólares.
Las centrales hidroeléctricas serían: Vizcarra (140 Mw), Llata 1 (210 Mw), Llata 2 (200 Mw),
Puchca (140 Mw), Yanamayo (160 Mw), Pulpería (220 Mw), Rupac (300 Mw), San Pablo
(390 Mw), Patas 1 (320 Mw) y Patas 2 (240 Mw), Chusgón (240 Mw), Bolívar (290 Mw),
Balsas (350 Mw), Santa Rosa (340 Mw), Yangas (330 Mw), Pión (350 Mw), Cumba (410 Mw),
Rentema (1,500 Mw), Escuprebraga (1,800 Mw) y Manseriche (4,500 Mw).
Se considera la conveniencia de declarar de interés nacional y social el desarrollo
integrado de centrales hidroeléctricas y proyectos de irrigación en la cuenca del rio
Marañón para producir energía limpia para el país e impulsar la infraestructura y la
seguridad energética del país.
El D.S. 020-2011-EM fue expedido en el marco de la Ley Marco de Asociaciones Público
Privadas para la Generación de Empleo Productivo (Decreto Legislativo N° 1012) y sus
normas modificatorias, cumpliendo supuestamente todas las disposiciones legales en
materia ambiental y social vigente. Se encargó al Ministerio de Energía y Minas, en
coordinación con la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión) y la
Comisión para el Desarrollo Energético y Agrario del río Marañón, creada el año 2010, la
elaboración de los estudios técnico económicos que permitiesen su implementación.
A las entidades designadas se les asignó la responsabilidad de difundir con amplitud
nacional los beneficios de los referidos proyectos hidroenergéticos, coordinando con las
autoridades regionales, municipales y comunidades campesinas y nativas implicadas en
cada caso.
Este Decreto Supremo permitiría construir 20 centrales hidroeléctricas cuenca del
Marañón durante los próximos 40 años. Según el Presidente García la venta de los 12400
megavatios de energía generada representarían más de 6000 millones de dólares anuales,
suficientes para garantizar la rentabilidad calculada por los inversores.
La medida autocalificada por el Gobierno como una "revolución energética” representaría
un cambio hacia un patrón de energías renovables y limpias, además una forma de
asegurar el desarrollo minero, manufacturero y el uso doméstico en nuestro país, todo
esto sin afectar el medio ambiente. Sin embargo, cuando se firma el Acuerdo Energético
Perú-Brasil no se habla de hidroeléctricas, sólo se hace referencia a la cantidad de energía
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a exportar al Brasil, ello indica que el proceso de negociación fue deficiente y que se
escamoteó información a la ciudadanía, en abierta contradicción con el marco jurídico
previsto para el efecto.
2.1 Impactos declarados sobre el medio ambiente
Entre los criterios manejados para declarar de interés nacional y social la construcción de
las referidas 20 centrales hidroeléctricas en la cuenca del río Marañón se encuentran
entonces: La consideración de que es un deber del Estado promover la inversión y
desarrollo de infraestructura energética, sobre todo la denominada limpia, las centrales
hidroeléctricas producen energía con fuentes renovables y con impactos mínimos o nulos
sobre el medio ambiente, la producción hidroenergética planeada respaldaría el desarrollo
productivo de Perú hasta el año 2050, iniciando una revolución energética nacional de
largo plazo, los estudios técnicos señalaban que era factible construir en el curso del río
Marañón varias centrales hidroeléctricas con una capacidad de generar unos 12,430 Mw.,
no se produciría merma en el caudal hídrico anual del Marañón y, a partir de recursos
hídricos improductivos se promovería la inversión hasta unos 15,000 millones de dólares.
Las centrales hidroeléctricas a construir permitirían irrigar millones de hectáreas en áreas
agrícolas de la sierra mediante trasvases, así como ampliar las irrigaciones costeñas de
Chinecas, Chavimochic, Jequetepeque, Zaña, Olmos y Alto Piura. Se dijo entonces que
estas colosales obras impulsarían la agroexportación y la industrialización del nororiente
peruano, la generación de empleo y el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Desde el Estado, fue visible una minimización del impacto ambiental de este mega
proyecto energético.
2.2 El cuestionamiento de organizaciones civiles ambientalistas
Diversas organizaciones de la sociedad civil se pronunciaron de manera crítica,
considerando que el llamado Acuerdo Energético Perú–Brasil es lesivo para el país porque
compromete la seguridad energética nacional, el medio ambiente y la paz social del país.
El colectivo conformado por Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR), Sociedad
Peruana de Derecho Ambienta (SPDA), PRONATURALEZA, Central Ashaninka del río Ene
(CARE), Fórum Solidaridad Perú, Rainforest Foundation UK (Fundación para los bosques
tropicales–Reino Unido), Servicios Educativos Rurales (SER), CIMA Cordillera Azul,
International Rivers y el Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Peruana
Cayetano Heredia (CSA-UPCH) manifestaron su preocupación puesto que el volumen de
energía que se había previsto generar en el Perú no fue definido en el marco de una
Política Energética clara, y no se sustentaba en cálculos convincentes sobre la demanda
futura de energía por parte del Perú. Por lo demás, el beneficio económico era
mayormente destinado al Brasil, cuyas empresas construirían la infraestructura y
facilitarían la exportación de energía hacia su país, no existiendo una adecuada y
equitativa participación en beneficios, costos y riesgos entre las partes. En su momento, el
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Movimiento Ciudadano Frente al Cambio Climático-MOCICC invocó a iniciar un adecuado
proceso de consulta previa.
Por otro lado, se advirtió que la inundación de extensas áreas de bosques tropicales
constituiría un proceso destructivo colosal que habría de conllevar el desplazamiento de
sus pobladores, principalmente de integrantes de pueblos indígenas amazónicos.1
Estas consideraciones fueron analizadas con amplitud en una audiencia pública
denominada “Los impactos ambientales y sociales de las megacentrales hidroeléctricas en
la Amazonía” llevada a cabo en el Congreso de la República el 15.03.2012.
El Ministerio del Ambiente (MINAM) recomendó al Ministerio de Energía y Minas (MEM)
realizar un análisis a mediano y largo plazos de los potenciales impactos que puedan
causar las distintas actividades energéticas a realizarse en territorio peruano. Especialistas
en energía sostenible y recursos naturales expresaron su preocupación por una posible
aprobación apresurada por parte del Congreso de la República del Acuerdo Energético
Perú-Brasil, sometida por el Ministerio de Relaciones Exteriores mediante Proyecto de Ley
Nº 4750, publicada el 23 de marzo.
2.3 El caso de la hidroeléctrica de Inambari en la Amazonía peruana
El fallido proyecto Inambari ha pasado a ser, sin duda, emblemático, en materia de lucha
por la defensa ambiental, ante el impacto sin precedentes que habría tenido para la
Amazonía peruana. Comprendía la construcción de una gran represa y la puesta en
operación de una central hidroeléctrica de alta tecnología en el río Inambari, en el zona
limítrofe de los departamentos de Cuzco, Madre de Dios y Puno. Con una producción
aproximada de 2000 Mw anuales de energía eléctrica al año, estaba destinada a
constituirse en la quinta hidroeléctrica más grande de Sudamérica.
A semejanza de las 20 centrales hidroeléctricas en la cuenca del río Marañón, el proyecto
Inambari también fue concebido en el marco de promoción del Acuerdo Energético
Binacional Perú-Brasil.
El embalse proyectado alcanzaría una extensión aproximada de 400 Km2 cubriendo
principalmente bosques primarios, además inundaría más de 100 kilómetros de la
carretera interoceánica sur ocasionando pérdidas por más de 360 millones de US dólares
ya invertidos. Habría afectado a unas 8000 personas y tierras de comunidades nativas, con
incidencia grave sobre áreas naturales protegidas (Parque Nacional Bahuaja-Sonene. Se
estableció que los impactos iban a producir dramáticos cambios hidrológicos,
geomorfológicos, biogeoquímicos y biológicos en las cuencas afectadas.2
1 El New York Times publicó, con fecha 15 de mayo del 2012, un artículo sobre el proyecto para la construcción
de la hidroeléctrica de Pakitzapango, indicando que perjudicaría considerablemente el modo de vida de las
comunidades ashaninkas asentadas en las orillas del río Ene, en Junín. 2 E. Raez Luna y Juan Luis Dammert: El Caso de la Hidroeléctrica de Inambari en la Amazonía Peruana. SPDA,
2012. Pp. 31-2.
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Entre las razones por las que este proyecto de Central Hidroeléctrica en el Inambari no
prosperó y fue postergada por el Gobierno hasta el 2020, se encuentran: Su ejecución
implica ocupar un amplio territorio, dañaría el ecosistema, obligaría a desalojar a miles de
nativos, contribuiría al acentuamiento del efecto invernadero, entre otros.
Un papel destacado le cupo cumplir a la organización denominada Derecho Ambiente y
Recursos Naturales-DAR, que con persistencia y argumentos jurídicos esgrimidos en su
Informe Legal “Sustentación de la Obligatoriedad de la Aprobación por parte del
Congreso Peruano del Acuerdo para el Suministro de Electricidad al Perú y Exportación de
Excedentes al Brasil” de junio de 2010, remitido al Ministerio de Energía y Minas (MEM),
Ministerio del Ambiente (MINAM) y al Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), y
planteó que el Acuerdo requería contar con la aprobación del Congreso de la Republica
del Perú para poder entrar en vigor, conforme a los artículos 56 y 66 de la Constitución
Política de 1993 y, que en el caso del Brasil ocurría algo similar. La recomendación fue
recogida por el Ejecutivo y, como consecuencia el Acuerdo fue puesto a consideración del
Congreso de la República del Perú.
Hay que mencionar que diversas organizaciones de la sociedad civil y la presión de la
opinión ciudadana apoyaron la iniciativa y coadyuvaron en el resultado antedicho. De esta
manera el caso de la Central Hidroeléctrica del Inambari deviene no sólo en paradigmático
sino en aleccionador para el pueblo peruano.
Aquí empata el caso Inambari con la construcción de 20 Centrales Hidroeléctricas en la
cuenca del río Marañón, pues en las postrimerías del gobierno del Presidente Alan García,
el Ejecutivo emite el D.S. 020-2011-EM con fecha 26 de abril de 2011. Una vez más, y
ahora con mayor contundencia se configura una situación de grave riesgo ecológico,
social y político para el país, puesto que la propia soberanía nacional resulta
comprometida con esta norma, que en el fondo se propone “sacarle la vuelta” al orden
constitucional de la República.
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3. LA CUENCA DEL RIO MARAÑÓN
El río Marañón se origina en los nevados próximos a Raura, en la laguna de Santa Ana y de
allí discurre a la laguna de Lauricocha, de donde ya sale con el nombre de río Marañón.
Siguiendo una ruta de sur a norte atraviesa las provincias de Dos de Mayo y Huamalíes en
Huánuco. En Ancash comienza a encañonarse, alcanzando profundidades impresionantes.
Luego forma la región de los pongos: Rentena, Manseriche. A partir del Pongo de
Manseriche, el río se denomina Bajo Marañón y penetra en la selva baja, discurriendo con
una dirección O-E, en forma meándrica. A la altura del poblado de Nauta-Loreto, y luego
de recorrer cerca de 1800 km a partir de sus orígenes, el Marañón se une con el río
Ucayali, dando nacimiento al río Amazonas.
Entre sus afluentes más importantes se hallan los ríos Utcubamba, Crisnejas, Chamaya,
Chinchipe, Cenepa, Santiago, Morona, Pastaza, Huallaga y el Tigre. Por su cantidad de
cascadas y rápidos, es un río navegable sólo en su curso bajo. Al surcar por el
departamento de Amazonas cruza la región de los Pongos (cañones angostos y
profundos) empezando aguas arriba por: Rentema, Mayo, Mayasita, Cumbianama,
Huarcayo y Manseriche.
Fuente: http://www.maproom.psu.edu/dcw/ Digital Chart of the World Obt.09.06.2012.
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Por su gran longitud y por el terreno accidentado de su cauce, el Marañón recorre
diversos niveles altitudinales, generando una diversidad de ecosistemas y climas. En sus
nacientes sus márgenes presentan el montano sub-húmedo correspondiente a las
provincias de Lauricocha, Yarowilca, Dos de Mayo y Huamalíes en el departamento de
Huánuco; luego se observan espacios áridos en los límites de Ancash-Huánuco, La
Libertad, Cajamarca-Amazonas y, finalmente, se halla el húmedo tropical una vez
traspuesto el pongo de Rentema y en su proyección a la Amazonía.
El área de influencia del Proyecto Marañón, incluye la cuenca media y alta de este río, con
una superficie de 11.2 millones de hectáreas (casi la superficie de Inglaterra), involucrando
el recorrido de este río por las regiones de Huánuco, Áncash, La Libertad, Cajamarca,
Amazonas y Loreto. Esta área se caracteriza por un relieve accidentado con ecosistemas
ricos en diversidad biológica, entre los que sobresalen los matorrales en zonas de
protección (1.5 millones de Has.) seguidos del bosque seco interandino (230 mil Has.) en
la zona andina, mientras que en la región amazónica predomina el Bosque de Montaña
(3.8 millones de Has.) seguido del Bosque de terraza bajas y medias (925 mil Has.). En esta
área, el río Marañón recibe el aporte de 17 ríos importantes que tienen su origen en 192
glaciares de la Cordillera Blanca. Aquí viven comunidades indígenas y campesinas. Las
tierras que ocupan las comunidades nativas y campesinas representan el 27% de la
superficie del área de influencia. Las comunidades indígenas tienen una superficie titulada
de 1.43 millones de Has., y se encuentran en las regiones de Amazonas, Cajamarca y
Loreto. Los pueblos indígenas que viven en esta área son siete, siendo más numerosos los
pueblos Awajun y Wampis.
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Para construir las 20 hidroeléctricas planeadas, se represaría aguas del río Marañón por un
número igual de veces, empezando en Huánuco y llegando hasta Loreto. El área que
ocupan las comunidades nativas y campesinas en este espacio constituye el 27% de la
superficie comprometida. Esto corresponde a un total de 1.43 millones de hectáreas
tituladas, que sus dueños tienen legítimo derecho a conservar.
Los espejos de agua cubrirían centenares de km2, el agua represada en cada caso
generaría la inundación de un enorme espacio de selva amazónica tupida. El Perú
exportaría energía a costa de enormes impactos socioambientales en las áreas
deforestadas y/o degradadas por la construcción y la implementación de las líneas de
transmisión así como en el entorno adyacente del Marañón.
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4. RAZONES FUNDAMENTALES PARA DEROGAR EL D.S. 020-2011-EM
4.1 Las megacentrales hidroeléctricas acrecientan el efecto invernadero
La supuesta energía hidroeléctrica "limpia" se reduce a un discurso que dista mucho de la
realidad. La práctica muestra que los impactos negativos son enormes en los proyectos
ejecutados. En todos los casos conocidos se ha probado que las represas originan diversas
fuentes de emisión de gases de efecto invernadero: los árboles destruidos al inundar un
área liberan dióxido de carbono (CO2), la vegetación sumergida produce también metano
(CH4), que es liberado por los vertederos y turbinas de las represas. Los estudios
correspondientes señalan que el CH4 puede tener de 25 a 34 veces más impacto para el
clima que el CO2.
Mientras tanto, las emisiones de gases de efecto invernadero podrían ser enormes,
volviendo ridícula una de las justificaciones de las represas. Las represas amazónicas
figuran entre las más contaminantes del planeta; por sí sola, la de Balbina emite diez veces
más gases de efecto invernadero (provenientes de la vegetación que se pudre en el lago)
que una central a carbón de igual capacidad. A esto se agrega que las construcciones
previstas expulsarían de sus tierras a más de 100.000 ribereños y degradarían
considerablemente grandes territorios indígenas y áreas protegidas.
Cierto que existe mucha controversia científica sobre el procedimiento más apropiado
para medir las emisiones de la hidroenergía y compararlas con las emisiones de las plantas
de combustibles fósiles, pero todo parece indicar que los proyectos hidroeléctricos con
grandes embalses en los trópicos causan un impacto climático mayor por unidad de
fuerza generada que aquella producida en base a combustibles fósiles.
4.2 El ecosistema amazónico es frágil y no soporta alteraciones a gran escala
La generación de energía hidroeléctrica mediante la construcción de grandes represas
tiene un alto costo: ríos llenos de vida quedan convertidos en lagos artificiales; grandes
extensiones de tierra que son el hogar y el sustento de numerosos pueblos quedan
sepultadas bajo agua; se destruyen y fragmentan valiosos ecosistemas.
Al inundar grandes extensiones de selva húmeda, al abrir nuevas áreas a la tala y al
modificar el caudal de los ríos, las decenas de represas previstas perturbarán
probablemente el frágil equilibrio hídrico de la Amazonía y acelerarán la muerte de la
selva, un proceso que ya ha comenzado debido al cambio climático y a la gran
deforestación. Las últimas investigaciones confirman la función crítica que tiene la
Amazonía en la regulación del clima, no sólo en Sudamérica sino también en algunos
lugares de Norteamérica. La transformación de grandes extensiones de la Amazonía en
sabanas más secas sería desastrosa para las tendencias climáticas de la región. A su vez, la
disminución de las precipitaciones volvería obsoletas muchas represas.
Se generará una significativa modificación en los ecosistemas ya que el represamiento de
agua no sólo podría alterar la temperatura ambiental, sino también, podría alterar un
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cinturón de hasta 10 km alrededor de la hidroeléctrica, y con ello modificar toda la vida
alrededor de la misma. Siendo los más afectados las comunidades nativas y campesinas
que habitan en la zona.
En Brasil, la hidroeléctrica Belo Monte, en el río Xingú, ha generado gran rechazo porque
afecta directamente al medio ambiente y a la población local.
4.3 Las grandes represas reducen aceleradamente la biodiversidad ribereña
Las hidroeléctricas de gran escala provocan indefectiblemente grandes impactos. Un
ejemplo es la destrucción de significativas áreas de bosque nativo. Las grandes represas
siguen siendo una de las causas directas de deforestación.
El ecosistema amazónico es frágil y no soporta alteraciones a gran escala. La generación
de energía hidroeléctrica mediante la construcción de grandes represas convierte ríos
llenos de vida en lagos artificiales. Grandes extensiones de tierra que son el hábitat de
multiplicidad de especies quedan sepultadas bajo agua, dejando destruidos o
fragmentados valiosos ecosistemas, la calidad de estas tierras es en muchos casos
insustituible.
La inundación permanente de bosques, de humedales y de la fauna y la flora constitutiva
es un efecto ecológico innegable de las represas. Las especies adaptadas al hábitat del
fondo de un valle no están en capacidad de sobrevivir a orillas de un lago artificial.
Las cuencas de los ríos amazónicos y sus zonas inundables figuran entre los ecosistemas
más ricos en biodiversidad del mundo. Las represas se construyen por lo general en
regiones alejadas que sirven de último refugio a especies desplazadas por las actividades
industriales y de urbanización en sus zonas de vida originales. Estos embalses pueden
interrumpir asimismo las rutas migratorias a lo largo del río. En China, las represas han
sido catastróficas para la diversidad biológica, diezmando rápidamente las poblaciones de
peces en sus ríos, amenazando al esturión gigante chino que está en peligro de extinción,
y provocando la extinción de especies como el baiji o Delfín del Yangtsé.
4.4 Pobladores desplazados pierden sus tierras y formas de vida.
Si se construyeran las 20 hidroeléctricas se inundarían amplios territorios indígenas y otros
de comunidades aledañas. "La población sería desplazada y en el Acuerdo Energético este
proceso no está definido. Perderían su fuente de alimentación y supervivencia: la pesca y
agricultura.
Las familias indígenas afectadas se verían obligadas a poblar la periferia de la ciudad o
tierras que no ofrecen condiciones para la reproducción sociocultural. Esto ha sucedido en
el caso de la central hidroeléctrica de Belo Monte en Brasil. La destrucción de la vida de las
familias ribereñas en aras de proveer energía a núcleos urbanos e industriales distantes,
amenaza la seguridad alimentaria de la población; en el delta del Mekong en el Sudeste
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Asiático, por ejemplo, la población estaba asegurada con la pesca obtenida del río se ve
expuesta a sufrir en busca de otros medios de vida.
China y Egipto construyeron gigantescas represas, lo que produjo el desplazamiento de
miles de personas e incluso la lamentable pérdida de parte de pasado histórico, hundido
bajo las aguas embalsadas. Se estima que en China se ha desplazado a unos 23 millones
de personas y que las rupturas de represas han matado a cerca de 300.000 personas.
4.5 Las grandes hidroeléctricas tienen una vida útil relativamente corta
Los embalses frecuentemente se “agotan por el uso”, pierden capacidad por efecto de la
sedimentación e impiden eventualmente que la planta hidroeléctrica siga produciendo
electricidad. La carga anual de sedimentos se incrementa en períodos de inundaciones, las
mismas que aumentan en intensidad y frecuencia por el efecto invernadero.
El promedio de vida útil de una presa es 50-60 años debido a la erosión mecánica de
materiales, la reducción de la capacidad de almacenamiento obedece a la acumulación de
limo en la parte inferior y otros problemas técnicos. Por encima de 60 años la construcción
debe estimarse vieja y ser desmantelada.
En Estados Unidos, donde existen más de setenta y cinco mil presas construidas, han
empezado con la demolición de algunas que han cumplido su vida útil, relativamente
breve. Dada la magnitud de recursos financieros que demanda la construcción de una
presa, las empresas eléctricas prefieren implicarse en megaproyectos hidroeléctricos ya
que así logran una recuperación más rápida de su inversión y la percepción de utilidades.
4.6 Producir energía en centrales hidroeléctricas no es una tecnología limpia
Cuando se habla de “energías "limpias" se alude aquellas formas de generación de energía
que no se basan en combustibles fósiles. A despecho de esta denominación las energías
llamadas "limpias" no lo son cuando se producen en gran escala y terminan, por el
contrario, teniendo efectos devastadores de diversa índole.
Hoy sabemos que las centrales hidroeléctricas de embalse emiten unas diez veces más
gases de invernadero que cualquier central termoeléctrica, la putrefacción de bosque y del
subsuelo inundados emite metano y CO2, y el metano tiene un efecto 100 veces mayor
que el CO2 como gas de invernadero. Los embalses alteran el ecosistema fluvial. Se
destruyen habitats, se modifica el caudal del río y cambian las características del agua
como su temperatura, grado de oxigenación y otras. Su construcción sepulta bajo las
aguas tierras de cultivo, bosques y otras zonas silvestres, impide los ciclos migratorios de
especies fluviales y la restitución de sedimentos en zonas ribereñas.
Algunas tecnologías que constituyen alternativas razonables a Centrales hidroeléctricas en
la Amazonía y que podrían ayudar a una política energética sostenible son: las energías
eólicas y solares, las pequeñas centrales hidroeléctricas (PCH) que son plantas de hasta
10-25 Mw., la energía de las mareas, la energía alimentada por gas natural debido a los
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beneficios económicos y ambientales que ésta tiene. Las reservas del Perú parecen ser
suficientes para suportar un auge nacional en el uso del gas natural. Además, el potencial
de energía limpia del Perú sin afectar los ríos de la Amazonía, considerando una
hidroeléctrica en los Andes 20,000 Mw., eólica en la Costa 10,000 Mw., termo solar 10,000
Mw., llega fácilmente a 52,000 Mw., que equivalente a casi 6 veces su demanda de
electricidad proyectada al año 2020 (que se halla en el orden de 9,000 Mw).
4.7 No hay un estudio técnico que garantice la seguridad energética nacional
Según el texto del Acuerdo Energético binacional suscrito, el Perú debe fijar la energía por
30 años, pero nuestro país no dispone de esa proyección, tampoco se cuenta con cálculos
certeros de la demanda futura. Esto significa que se ha asumido un compromiso sobre
premisas inciertas. La idea proclamada ha sido el asegurar la demanda interna de energía
para el largo plazo, sin embargo podría ocurrir que con 20% de lo proyecto fuese
suficiente, de manera que el 80% restante estaría comprometido para satisfacer los
requerimientos del Brasil.
Se necesita que el Perú elabore una Política Nacional de Desarrollo Energético Sostenible
para el corto, mediano y largo plazo. Aún cuando se tiene conocimiento que el Gobierno
peruano ha recibido del BID, un Préstamo Programático de Reforma de Política Energética
denominado “Nueva Matriz Energética Sostenible” no son de dominio público los avances
que se haya podido lograr respecto a su gestión.
4.8 Los EIA no están funcionando como herramientas de planificación
En el caso de las centrales hidroeléctricas planeadas a partir del Acuerdo Energético Perú-
Brasil, se repite lo que parece ser una constante en muchos países: No se procura que los
estudios de impacto ambiental funcionen como herramientas de planificación.
Los estudios evaluativos de impacto ambiental-EIA- constituyen procesos destinados a
mejorar el sistema de toma de decisiones públicas, y están teóricamente orientados a
resguardar que las opciones de proyectos, programas o políticas en consideración, sean
ambiental y socialmente sustentables. Sin embargo, muchas veces se prescinde de ellos o
se los ejecuta como una manera de cumplir formalmente con requerimientos burocráticos.
La evaluación del impacto ambiental es una herramienta cuyo uso demanda una mecánica
de participación social y amplias prácticas de transparencia en las negociaciones.
CONCLUSIÓN
El Acuerdo Energético suscrito el 16.06.2010 entre Perú y Brasil tiene implicancias a nivel
de seguridad energética, su aplicación acarrearía graves consecuencias ambientales para
la Amazonía peruana y afectaría el derecho de la población local y nativa.
El enfoque prevalente en el modelo actual de producción, comercialización y consumo es
social y ambientalmente injusto, o sea, es un modelo fallido. Postular a priori que
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megacentrales hidroeléctricas deban ser consideradas como generadoras de energía
‘limpia’ es un error técnico y político. Un modelo de gobernabilidad, que impida un
modelo neoextractivo bajo principios de equidad y sostenibilidad, podría ofrecer mejores
condiciones para el desarrollo del país en el mediano y largo plazo.
Es necesario fortalecer el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, y hacer mucho
más efectivo el rol de prevención y de fiscalización ambiental. Urge un ordenamiento
territorial para saber dónde se deben desarrollar los proyectos con características de
riesgo ambiental.
El Acuerdo Energético Perú-Brasil no debería ser ratificado por el Congreso de la
República del Perú.
El congreso de la República del Perú tiene la responsabilidad de derogar el precipitado
D.S. 020-2011-EM de 26.04.2011 para conjurar un inminente peligro de seguridad
ambiental y corregir un error político de Estado.
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Anexo: Proyecto de Ley N° 1161/2011-CR