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Individualismo: el verdadero y el falso.
Una visión Liberal Austriaca
Por Alejandro Pérez y Soto Domínguez
Master en Economía Austriaca
Universidad Rey Juan Carlos
“Del siglo dieciocho y de la revolución, como una fuente común, surgieron dos
corrientes: la primera condujo a los hombres a las instituciones libres, en tanto que
la segunda los acercó al poder absoluto”.
Alexis de Tocqueville
Este documento tiene por objeto acercarse a la conceptualización de F.A.
Hayek acerca del individualismo verdadero y falso, en cuanto a sus
expresiones en la epistemología y en la teoría de la acción humana. Para tal
acercamiento se hará un análisis de la propuesta de Hayek, al tiempo que se
presentan como ejemplos paradigmáticos a los autores Adam Smith y Thomas
Hobbes como representantes que escenifican con fidelidad el individualismo en
sus expresiones verdaderas (Smith) y falsa (Hobbes). La evaluación obra de
cada uno de estos autores busca mostrar cómo la formulación metodológica
tiene repercusiones profundas en la teoría política que sirve de justificación al
estado totalitario, así como a la visión libertaria.
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Como primer punto, siguiendo a Hayek, se dice que individualismo es un
término que ha sido utilizado ampliamente por diversos autores, en tiempos
distintos y con sentidos muchas veces contrapuestos e incompatibles entre sí.
Es un concepto del que sin duda alguna se ha abusado ampliamente y que no
pocas veces ha sido exagerado y ridiculizado hasta el punto de hacer una
caricatura de lo que inicialmente se concebía de este. Veamos la definición
dada por Hayek:
Tanto el término “individualismo” como “socialismo” son una creación original de los
seguidores de Saint-Simon, fundadores del socialismo moderno. Crearon primero el
término individualismo para describir la sociedad competitiva, a la cual se oponían, e
inventaron el término socialismo para describir la sociedad centralmente planificada en
la que toda actividad era dirigida bajo el mismo principio que se aplicaba dentro de una
sola industria. Respecto de los orígenes de estos términos, ver el artículo del mismo
autor “The Counter-Revolution of Science” Economica, VIII (New Ser., 1941), p. 146.)
(Hayek, 2009, p. 50)
Para Lukes Steevens (1975), el individualismo es un termino que
históricamente se ha utilizado para designar las doctrinas del contrato social del
siglo XVII y a sus sucesoras, en las que se encuentra presente la mirada de
una sociedad constituida por sujetos que tienen objetivos y fines puntualmente
individuales.
El individualismo es un concepto que deja manifiesta su presencia en la
consideración epistemológica, en la metodología y en la formulación teórica, es
un concepto que no se restringe únicamente a la praxis política y social.
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1. El individualismo y la arrogancia intelectual.
El primer concepto al que es necesario acercarse para establecer una
diferenciación entre el individualismo verdadero y el falso, es el de la
arrogancia intelectual, concepto que significa una confianza desborrada en la
razón, bajo la que se considera que es posible para un autor acceder al
conocimiento completo y absoluto de sí mismo, así como del entorno.
Toda disciplina, toda ciencia o cualquier área que pretenda dar una explicación
sobre el mundo parte necesariamente de dos consideraciones fundamentales
que no son sujeto de demostración, de dos axiomas: primero, que en el mundo
existe una regularidad en las fuerzas que determinan los fenómenos, y
segundo, que el hombre es capaz de descifrar esa regularidad. El universo se
asimila como una especie de mecanismo del cual el hombre intenta entender
cómo funciona.
A estos dos axiomas, deberá adicionarse un tercero. Cuando se dice que el
hombre es capaz de conocer, se establece igualmente hasta donde llega esa
capacidad de conocer. La forma como el hombre se acerca al conocimiento va
acompañada de una actitud de arrogancia o de humildad intelectual. La
consideración de que su capacidad de comprensión de la naturaleza de las
cosas es absoluta y sin límites, corresponde a la actitud de arrogancia
intelectual y, en oposición a esta, la consideración de una posibilidad de
conocimiento limitada corresponde a la humildad intelectual.
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En la orilla del falso individualismo encontramos a numerosos autores que,
según Hayek estuvieron guiados por la escuela racionalista cartesiana que los
orientaba a una exacerbada fe en la razón. Se consideraba que la Razón era
un vehículo infalible para conocer el orden del mundo, y en lo que a las
ciencias de la acción humana se refiere, era posible comprender a la perfección
el ordenamiento de las relaciones interpersonales y la constitución misma del
ser humano. A esto nos referimos cuando se habla de la arrogancia intelectual.
En la orilla del falso individualismo, encontramos a numerosos escritores
franceses, tales como los enciclopedistas, Rousseau, los fisiócratas y a
Thomas Hobbes, de cuya obra nos serviremos para analizar la estructura que
sigue el falso individualismo para justificar el totalitarismo del Estado Absoluto.
Hobbes es uno de lo exponentes más reconocidos de lo que significa la
arrogancia intelectual y la fe desbordada en la razón. Este autor consideraba
que mediante el método de introspección1 era posible conocer la naturaleza del
hombre, los móviles de su acción individual, las motivaciones de la acción
social, sus conflictos y acuerdos. Dadas las influencias científicas de la época,
este autor pretendió darle un revestimiento científico a sus opiniones políticas,
para ello trasladó el esquema científico utilizado en la geometría, lo cual incluía
la formulación de axiomas, corolarios, postulados y teoremas.
1 Por introspección, para el caso de la obra de Thomas Hobbes, se entenderá como un método de conocimiento, según el cual para conocer el comportamiento de los hombres, así como sus motivaciones, tan solo era necesario, examinar las motivaciones propias. De esta manera al conocerse a si mismo, se conocía a los demás.
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Su labor de especulación científica consistía en un ejercicio en el que por
medio del uso de la razón, y mediante la introspección podría llegar a
construcciones teóricas sólidas, que fuesen tan evidentes para cualquiera que
las examinase con detalle, como para quien las pensó por primera vez, es
decir, pensaba estructurar una ciencia de la política con arreglo a los
parámetros a de la ciencia moderna, en la que la prueba constituía una pieza
fundamental. Según esto, si se partía de los supuestos adecuados y se llevaba
a cabo el proceso de suma de conceptos, debería llegarse a las mismas
conclusiones.
Se trata este, de uno de tantos ejemplos en los que las preguntas de las
ciencias de la acción humana, buscaban ser resueltas con métodos que tienen
apariencia de parecido con el método de las ciencias naturales, en un intento
desesperado por darle rigor y “objetividad” a lo que muchas veces, tal como
sucede en este caso, no es mas que una defensa de opiniones políticas
especificas que visten el ropaje de ejercicio científico2. Para Hobbes, el
universo no solo estaba provisto de un orden conocible, sino que él mediante
su habilidad e iluminación era capaz de descifrar su naturaleza y
fenomenología.
La diferencia entre esta perspectiva, que explica gran parte del orden que encontramos
en los asuntos humanos, como el resultado imprevisto de las acciones individuales, y la
tendencia que atribuye todo el orden que se observa a un plan deliberado, es el primer
gran contraste entre el verdadero individualismo de los pensadores británicos del siglo
XVIII y el llamado “individualismo” de la escuela cartesiana.9 Pero es solamente un
2 Para ampliar el problema del cientismo, recomiendo al lector que acuda a Teoría e Historia ( Mises,
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aspecto de una diferencia aun mayor entre la perspectiva que, en general, asigna un
papel más bien menor a la razón en los asuntos humanos, y sostiene que el hombre ha
logrado lo que tiene a pesar de guiarse sólo muy parcialmente por la razón, y que su
razón individual es harto limitada e imperfecta, perspectiva ante la cual se opone la
tendencia que es proclive a creer que la Razón con R mayúscula es siempre total e
igualmente asequible a todos los humanos y que cuanto el hombre logre es resultado
directo y está condicionado por el control de la razón individual. Incluso se puede decir
que la primera posición es el producto de un agudo conocimiento de las limitaciones de
la mente individual, que induce a una actitud de humildad hacia los procesos sociales
anónimos e impersonales, mediante los cuales los individuos ayudan a crear cosas
mayores que las conocidas, mientras que la última, es el producto de una confianza
exagerada en los poderes de la razón individual y de un desprecio consecuente hacia
todo lo que no ha sido ideado conscientemente por ella o que no le sea completamente
comprensible. (Hayek, 2009, P. 57)
En la orilla contraria se halla el individualismo verdadero, encontrando una
postura completamente opuesta a la anterior, se asume como axioma la
comprensión humana sobre el mundo a partir de su condición inexacta,
inacabada y errática. Si bien se acepta que es posible conocer el universo,
dado que este tiene un orden que puede llegar a ser comprendido por el
hombre, no se propone un mecanismo infalible, sino que por el contrario, se
propone que el entendimiento humano es limitado y que frecuentemente se
encuentra abocado al error.
2003 y 2007)
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Más aún, la historia del pensamiento humano no se asimila a un continuo
progreso en el conocimiento del ser humano sobre los fenómenos, sino que en
la línea del tiempo se dan avances y retrocesos en los que no existe un camino
marcado de progreso continuo, sino un camino que da la posibilidad de
tropiezos y caídas de mayor o menor magnitud. Entre los autores que Hayek
sitúa en esta orilla encontramos a, John Locke, Bernard de Mandeville, David
Hume, Josiah Tucker, Adam Ferguson,
El planteamiento antirracionalista, que no considera al hombre como un ser inteligente
y racional sino como un ser irracional y falible, cuyos errores individuales son
corregidos sólo en el curso de un proceso social, y que aspira a sacar la máxima
utilidad de un material muy imperfecto, es probablemente la peculiaridad más
característica del individualismo inglés. (Hayek, 2009, P. 57)
El planteamiento teórico de Adam Smith, tanto en su cuestión antropológica,
como en la investigación social, se inscribe en la humildad intelectual, puesto
que su obra es un acercamiento a la realidad, como descripción más o menos
plausible, mas no como verdad acabada y deducida de la capacidad ilimitada
de la razón. Por el contrario, constituye un intento por comprender las fuerzas
que gobiernan la vida social del hombre, y solamente tras haber hecho esto, se
atreve a establecer una serie de máximas políticas como consecuencia de sus
observaciones. Deja siempre en claro que su teorización es tiene un carácter
inacabado y falible, por lo cual siempre será susceptible de ser mejorable.
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Human knowledge is conditioned by the power of the human mind and by the extent of
the sphere in which objects evoke human sensations. Perhaps there are in the universe
things that our senses cannot perceive and relations that our minds cannot
comprehend. There may also exist outside of the orbit we call the universe other
systems of things about which we cannot learn anything because, for the time being, no
traces of their existence penetrate into our sphere in a way that can modify our
sensations. (Mises, 2007, P 8)
A continuación, se reflexionara acerca de los efectos que tiene la posición
arrogante en la formulación metodológica, que es, sin lugar a dudas, una
consecuencia lógica del establecimiento de los axiomas epistemológicos en su
versión de arrogancia o humildad intelectual.
2. Individualismo metodológico:
El concepto de individualismo metodológico ha sido asumido tradicionalmente
desde dos posturas. En primer lugar, se puede comprender por individualismo
metodológico, la forma de comprender el estudio de la sociedad a partir del
estudio de sus unidades constitutivas, siendo la unidad elemental de estudio el
individuo. Esta unidad de análisis se toma desprendida de las demás partes
del conjunto, se la toma “aislada” y en un estado que podría llamarse de
“pureza”, (tal como se hace en un laboratorio de física con los experimentos de
caída en el vacío), queriendo significar con esto, que se le concibe enteramente
por fuera del sistema social. Aplicando esta propuesta al individuo; se llega a la
apreciación que lo que en realidad se va a hacer es estudiar al hombre como si
este fuese anterior a las relaciones sociales.
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Se propone, que el individuo sea pensado como un elemento al margen de la
sociedad. Hobbes hablaba de los individuos como hombres surgidos de la
tierra por generación espontánea y que de repente, como setas, alcanzan su
madurez sin compromiso de ninguna especie.
Lo que quiere expresar Hobbes con esto, es que asume al hombre por fuera de
la influencia de toda organización social, no hay familia, no hay clanes, no hay
costumbres, no hay religión, ni cultura, ni tradición que influyan en el hombre,
este es el sentido de pureza al que se refirió anteriormente, es decir a la unidad
fundamental de análisis desprovista de toda influencia exógena.
El primitivo individualismo descrito por Thomas Hobbes no pasa de ser un mito. Nada
de individualista tiene el salvaje: su instinto es y ha sido siempre gregario. Nunca se dio
en nuestro planeta esa supuesta “guerra de todos contra todos”.
De no haber surgido de hecho nuestro orden actual, resultaría difícil incluso imaginar
que dicho tipo de colaboración fuera posible, por lo que seguramente tildaríamos de
fantásticos y utópicos a quienes alabaran sus hipotéticos logros. Son las normas
reguladoras del humano comportamiento, plasmadas por vía evolutiva (y
especialmente las que hacen referencia a la propiedad plural, al recto comportamiento,
al respeto de las obligaciones asumidas, al intercambio, al comercio, a la competencia,
al beneficio y a la inviolabilidad de la propiedad privada), las que genera tanto la íntima
estructura de ese peculiar orden como el tamaño de la población actual. Tales
esquemas normativos se basan en la tradición, en el aprendizaje y la imitación, más
que en el instinto y consisten fundamentalmente en un conjunto de prohibiciones en
virtud de las cuales quedan especificados los dominios privados de los distintos
actores. (Hayek, 1990, p 43)
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En segundo lugar, se propone que por individualismo metodológico se entiende
un método de estudio en el que la unidad fundamental de análisis es el
individuo, pero a diferencia del primero, no se tiene una pretensión de
establecer un análisis puro del individuo, sino que busca establecer la conexión
de la acción individual con el orden social, dado que el hombre es constructor
del orden, al mismo tiempo que es edificado por este. Es una relación mutua.
En ese escenario, el hombre no es anterior a las relaciones sociales, sino que
es posterior a ellas, en razón de esto, se le considera como integrante de la
organización social y de todos los estamentos de ella: es miembro de una
familia, ciudadano o súbdito de un país, es creyente de una fe y esta imbuido
de ideas religiosas y culturales. Tal como lo manifiesta Mises en Teoría e
Historia:
Cada individuo nace en un medio social y natural. Un individuo no es simplemente el
hombre en general que la historia puede considerar en abstracto. Un individuo es, en
cualquier momento de su vida, el producto de todas las experiencias que tuvieron sus
antepasados más las que el mismo ha ido acumulando. Un hombre real vive como
miembro de su familia, de su raza, de su pueblo y de su época; como ciudadano de su
país; como miembro de un grupo social determinado; como practicante de una cierta
vocación. Esta imbuido de ideas religiosas, filosóficas, metafísicas y políticas, que a
veces el enriquece o modifica por medio de su propio pensamiento. Sus acciones son
guiadas por ideologías que ha adquirido a través de su medio. (Mises, 2003, p 191)
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3. La expresión moral del falso individualismo meto dológico
La propuesta del individualismo metodológico tiene hondas implicaciones en la
definición antropológica y en la cuestión moral. Si el hombre es asumido
anterior a las relaciones sociales, tal como lo asume el falso individualismo3, la
concepción antropológica de este individuo es esencialmente carente de moral.
Al proponer el estudio de un hombre que es tomado al margen de la cultura y
tradición de las organizaciónes que lo contienen, tales como la familia, el clan,
la polis u otra, se está eliminando la fuente de los juicios de valor que le
permiten al individuo establecer su propia consideración subjetiva.
En otras palabras, cuando proponemos un estudio del hombre sin ningún
vinculo, ni compromiso alguno con la especie (Hobbes)4, en realidad hablamos
de un ser ajeno a toda consideración socialmente construida de lo que
corresponde a lo bueno o admirable en una sociedad y lo que resulta malo o
censurable. Son en realidad los vínculos familiares, religiosos políticos y
culturales, lo que le da contenido de humanidad al individuo. Tal como lo
propone Hobbes, tenemos una supresión de toda institución que da origen a la
moral, por ende no hay moral.
3 El individualismo metodológico permite poner en escena la acción humana individual. Esta presente en esta consideración la libre determinación del concepto moral. De acuerdo con Steeven (1976) en la determinación reside la comprensión de la sociedad. Sólo es posible comprenderla si se tiene como punto de partida los hombres. 4 Lukes Steven muestra detalladamente en su texto “El individualismo” las innumerables criticas que se li hicieron a este enfoque y por considerarlo “miope”, el autor narra que no se consideraba que el hombre por si solo pudiera darle construcción a todos los elementos de juicio brindados por la sociedad, que el enfoque presente en Hobbes, no deja de ser una abstracción, que en términos prácticos no deja de ser un
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Pero estas palabras de bueno, malo y despreciable siempre se usan en relación con la
persona que las utiliza. No son siempre y absolutamente tales, ni ninguna regla de bien
y de mal puedes tomarse de la naturaleza de los objetos mismos, sino del individuo
(donde no existe estado) o (en un estado) de la persona que lo representa; o de
un arbitro o juez a quien los hombres permiten establecer e imponer como sentencia su
regla del bien y del mal (Hobbes, 2003, p 42, 2006)
Por que RAZÓN, en este sentido, no es si no cómputo (es decir, suma y sustracción)
de las consecuencias de los nombres generales convenidos para
la caracterización y significación de nuestros pensamientos; empleo el
termino caracterización cuando el computo se refiere a nosotros mismos,
y significación cuando demostramos o aprobamos nuestros cómputos con respecto a
otros hombres. (Hobbes, 2003, p 33, 2006)
Al sustraer el origen familiar, religioso, cultural y demás condiciones deducidas
del origen social, estamos creando un ser que es una caricatura de humano,
que por esencia será ajeno a la sociabilidad, puesto que sus patrones de
conducta no se ajustan con las reglas de acción del hombre en un contexto de
interacción social, que van desde sus elecciones gastronómicas, hasta las
prohibiciones acerca del incesto, mas aún, aquellas que tienen que ver con el
respeto a las normas de apropiación del fruto del trabajo y el respeto a la vida
de los demás5.
absurdo. 5 Existen numerosos casos documentados de niños que han crecido extraídos del contexto social. Un caso muy conocido es el de el niño salvaje de L´ Aveyron quien fue encontrado el 18 de Enero de 1800 en la parte sur central de Francia vagando en busca de alimento, sucio y con las uñas y cabello muy largo, no hablaba y rechazaba los alimentos cocidos, fue enviado a una escuela para niños sordomudos en paris donde fue ampliamente estudiado por el profesor Jean Marc Gaspar Itard, quien trato infructuosamente de reincorporarlo a la sociedad.
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La felicidad es un continuo progreso de los deseos, de un objeto a otro, ya que
la consecución de primero no es otra cosa sino un camino para realizar otro ulterior. La
causa de ello es que el objeto de los deseos humanos no es gozar una vez solamente,
y por un instante, si no asegurar para siempre la vía del deseo futuro. Por consiguiente,
las acciones voluntarias e inclinaciones de todos los hombres tienden no solamente a
procurar, sino también, a asegurar una vida feliz; difieren tan solo en el modo como
parcialmente surgen de la diversidad de las pasiones en hombres diversos; en
parte también, de la diferencia de costumbres o de la opinión que cada uno tiene de las
causas que producen el efecto deseado.
De este modo señalo, en primer lugar, como inclinación general de la humanidad
entera, un perpetuo e incesante afán de poder, que cesa solamente con la muerte.
(Hobbes, p 79, 2006)
Proponer un hombre sin historia ni cultura, es generar un personaje
desorientado y profundamente hostil, pues para su modo de acción no conoce
limites distintos que los de sus propias apetencias y esto generará, mas
temprano que tarde, un enfrentamiento cuando dos hombres tienen en un
mismo tiempo y lugar apetencias parecidas, bajo el esquema de recursos
limitados. Es un ser para quien el fin justifica los medios, sin tener reparo
alguno por el modo, la forma o las consecuencias para su prójimo.
La pugna de riquezas, placeres, honores u otras formas de poder, inclina a la lucha, a
la enemistad y a la guerra. Por que el medio que un competidor utiliza para
la consecución de sus deseos es matar y sojuzgar, suplantar o repeler a otro. (Hobbes,
p 80, 2006)
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Numerosos antropólogos como Marvin Harris han puesto de manifiesto cómo
las costumbres y tradiciones de los pueblos alrededor de la tierra llenan de
contenido los juicios de valor del individuo, y en esta medida le dan una hoja de
ruta y un marco en el cual satisfacer sus deseos.
La propuesta de este falso individualismo, pretende, tal como hemos visto
generar un vacío moral en el hombre, al despojarle de todos los referentes de
acción que vienen deducidos de su condición social, mas esto no corresponde
a un resultado accidental producto de una legitima especulación científica
carente de intencionalidad política, sino que por el contrario, corresponde a un
modo de justificación del totalitarismo del Estado Absoluto, el cual en virtud de
la ausencia moral del hombre y las consecuencias que esto tiene para la paz
social, se ve “obligado” a imponer el criterio moral objetivo, iluminando a los
hombres con las distinciones generales de lo bueno y lo malo, ofreciéndoles así
un marco de acción en la satisfacción de sus apetencias, un marco en el que la
búsqueda por la supervivencia no implique verse involucrado en un campo de
batalla en el que cada uno se juega la vida en todo momento y lugar.
En séptimo lugar, es inherente a la soberanía el pleno poder de prescribir las normas
en virtud de las cuales cada hombre puede saber que bienes puede disfrutar y que
acciones puede llevar a cabo sin ser molestado por cualquiera de sus conciudadanos.
Esto es lo que los hombres llaman propiedad.
En efecto, antes de instituirse el poder soberano (como ya hemos expresado
anteriormente) todos los hombres tienen derecho a todas las cosas, lo cual
es necesariamente causa de guerra; y, por consiguiente, siendo esta
propiedad necesaria para la paz y dependiente del poder soberano es el acto de este
poder para asegurar la paz pública. Esas normas de propiedad (o meum y tuum) y de
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lo bueno y lo malo, de lo legitimo e ilegitimo en la acciones de los súbditos, son leyes
civiles, es decir, leyes de cada estado particular, aunque el nombre de ley civil esté,
ahora restringido a las antiguas leyes civiles de la ciudad de roma; ya que siendo esta
la cabeza de una gran parte del mundo, sus leyes en aquella época fueron, en dichas
comarcas, la ley civil. (Hobbes. P. 146 2006).
4. La expresión moral del verdadero individualismo metodológico
Ahora bien, si se asume el individualismo metodológico como un método bajo
el cual se considera que el estudio de lo social debe contemplar como pieza
fundamental al individuo como elemento principal de especulación y estudio,
pero que le reconoce al hombre todos sus vínculos culturales, de tradición y
costumbre, el resultado a nivel moral será profundamente diferente. Así lo hace
el verdadero individualismo, el cual busca ponderar los efectos que tiene sobre
el comportamiento humano y sobre la organización social, todos los tipo de
vinculación que el hombre tiene con su entorno. Esto no debe confundirse con
aquellos intentos de determinismo filosófico que pretenden darle al hombre una
condición irrenunciable por el hecho de pertenecer a una raza, un pueblo o una
clase determinadas, por el contrario, lo que se busca es mostrar las elecciones
a las que se encuentra enfrentado un hombre, dadas sus características de
orden cultural y social6.
Este enfoque metodológico permite establecer en el hombre, cuáles de sus
6 “El individualismo ético sostiene que la moral es un asunto esencialmente individual. La fuente de la moralidad, es decir, de los valores morales, de los principios éticos y el creador de los criterios de evaluación moral es el individuo. La persona es el árbitro de los valores morales porque goza de autonomía y dignidad. Esta idea es una consecuencia de la teoría moral kantiana, ya que sólo las personas individuales pueden juzgar la universabilidad de sus acciones”. ( Lukes Steevens)
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patrones culturales hacen posible la sociabilidad del individuo, cuáles son sus
modos de relación, y de qué modo se organiza la sociedad para proveer las
necesidades individuales, al mismo tiempo que procura generar un avance en
la lucha por la civilización7.
Adam Smith logra establecer unos patrones, bajo los cuales el hombre logra
establecer una lectura de las normas de conducta de la organización a la que
pertenece y de esta manera, logra establecer un marco para la satisfacción de
necesidades individuales sin que esto comprometa la paz social. Bajo este
sistema, es posible la conjunción del bienestar individual con el bienestar
social.
El ser humano desea naturalmente no solo ser amado sino ser amable, es decir, ser lo
que resulta un objeto natural y apropiado para el amor. Naturalmente teme no solo ser
odiado sino ser odiable, es decir ser lo que resulta un objeto natural y apropiado para el
odio. No solo desea la alabanza, si no el ser loable, o ser un objetivo natural y
adecuado para el encomio, aunque en la practica nadie lo alabe. No solo le espanta el
reproche si no el ser reprochable, o ser un objetivo natural y adecuado para el
reproche, aunque en la practica nadie le reproche nada.(Smith, P. 226, 2004).
7 “Este autor (Hutchinson) desarrolla la crítica a Hobbes. El argumento del Leviatán es que la falta de libertad del ser humano es la condición para la ordenada sociabilidad. Hutcheson establece que la posibilidad de la libertad individual es la condición para la ordenada sociabilidad. La libertad individual se entiende como la posibilidad de realizar el deseo. La realización del deseo en el contexto de la división del trabajo es lo que permite la relación pacífica entre los individuos y a la vez la libertad del individuo”. (Bilbao, p. 200,1P.19)
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Tal como lo señala Carlos Rodríguez Braun (2004) en el estudio preliminar de
La Teoria de los Sentimientos Morales , bajo el esquema moral del estudio de
Smith, el hombre ya no es lobo para el hombre, sino que por el contrario es un
espejo en el cual mirarse, con lo cual se construye una referencia de
comportamiento alrededor de lo socialmente aceptable reprobable, en esta
forma, lo que pueda apreciar cada individuo en su reflejo dependerá de que
tanto logre el hombre adoptar sus comportamientos a lo que se reconoce como
aprobable y que tanto logre dejar a un lado sus pasiones gregarias y que
puedan afectar el bienestar del colectivo.
Si fuera posible que una criatura humana pudiese desarrollarse hasta la edad adulta en
un paraje aislado, sin comunicación alguna con otros de su especie, le seria tan
imposible pensar en su propia personalidad, en la corrección o demérito de sus
sentimientos y su conducta, en la belleza o deformidad de su mente, como en la
belleza o deformidad de su rostro. Todos ellos son objetos que no es fácil que vea, que
naturalmente no observa, y con respecto a los cuales carece de un espejo que los
exhiba ante sus ojos. Pero al entrar en sociedad, inmediatamente es provisto del
espejo que antes le faltaba. Esta desplegado en el semblante y actitud de las personas
que lo rodean, que siempre señalan cuando comparten o rechazan sus
sentimientos; allí es donde contempla por primera vez la propiedad o impropiedad de
sus propias pasiones, la hermosura o fealdad de su mente. si una persona desde su
nacimiento fuera una extraña para la sociedad, los objetivos de sus pasiones, los
cuerpos extraños que la complacieran o lastimaran, ocuparían toda su atención. Las
propias pasiones, los deseos o aversiones, las alegrías o las penas que
dichos objetivos promueven, aunque fueran las cosas más inmediatamente cercanas a
ella, difícilmente podrían ser objeto de su raciocinio. La noción de las mismas
nunca podría interesarle tanto como para despertar su deliberación más cuidadosa.
El análisis de su felicidad no provocaría en ella mas alegría, ni el de su
dolor ningún nuevo dolor, aunque la consideración de las causas de tales
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pasiones podría frecuentemente estimularlos a ambos. Pero al entrar en sociedad,
todas sus pasiones inmediatamente se convierten en causas de nuevas pasiones.
Observara que los seres humanos aprueban algunas de ellas y les disgustan
otras. Estará encantada en un caso y deprimida en el otro; sus aspiraciones e inquinas,
sus alegrías y sus tristezas, se trasformaran ahora a menudo en las causas de nuevos
deseos y aversiones, nuevas alegrías y penas; por consiguiente, ahora le interesan
profundamente y con asiduidad atraerán su consideración mas minuciosa. (Smith, P.
222, 2004).
El hombre del cual habla Smith esta inmerso en un orden en extenso, bajo el
que es posible establecer relaciones entre los hombres, mas allá de las que
puedan darse por vinculaciones de parentesco, tradición, costumbre o
consanguinidad, en conceptos de Tönnies, es el paso de la comunidad a la
sociedad, en la que los mandatos directos por relaciones preestablecidas se
sustituye por otro tipo de elaboración colectiva. Se trata de un nuevo tipo de
esquema que conceptualiza como asociación. Se trata de relaciones de
convergencia de intereses, en la que la doble coincidencia de necesidades
establece unos lazos de interrelación entre hombres que ni siquiera pudieran
llegar a conocerse, pero que trabajan aisladamente en pro de los intereses del
otro. Se trata de un salto cualitativo en la forma de relación social, lo que desde
la obra de Tönnies (2009) podría llamarse un paso del orden comunitario a la
formación propiamente asociativa o social.
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5. Los efectos sociales del falso individualismo
Anteriormente se ha propuesto que el problema metodológico en el falso
individualismo predispone la teorización antropológica hacia una envilecida
condición humana en la que todo hombre esta desprovisto de moral. Ahora
bien, cuando se da el salto de la consideración antropológica del individuo y se
propone la cuestión de la relación social entre los hombres, puede verse como
el “aséptico” aspecto metodológico lleva intrínseca a una condición asocial que
será utilizada para justificar el totalitarismo y la intervención del estado en todas
las esferas de la condición humana
Bajo la lógica mecanicista y el pesimismo antropológico de Hobbes, cada
hombre tiene como su única preocupación satisfacer sus necesidades
mediante los medios que le sean necesarios, de esta condición envilecida
resultará que “el hombre sea lobo para el hombre”, ahora bien, cuando se
considera la interacción de este prototipo de individuo, el resultado no es otro
que el caos social.
“Por tanto, todas las consecuencias que se derivan de los tiempos de guerra, en los
que cada hombre es enemigo de cada hombre, se derivan también de un tiempo en el
que los hombres viven sin otra seguridad que no sea la que les procura su propia
fuerza y su habilidad para conseguirla”. (Hobbes, 1989, p. 107).
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En virtud de la ausencia de moral como referente de acción y la necesidad del
hombre de atender sus apetitos, prontamente se presentará una confrontación
generalizada, bajo la cual cada hombre encontrara en cada prójimo un enemigo
y no habrá mas seguridad sobre los hombres que la que otorga el ataque
preventivo sobre sus presuntos expoliadores, llevándolo así a un estado de
incertidumbre total, en el cual la vida del hombre se reduce a la situación de
miedo total, una condición miserable, tal como lo plantea Hobbes.
“En una condición así, no hay lugar para el trabajo, ya que el fruto del mismo se
presenta como incierto; y, consecuentemente, no hay cultivo de la tierra; no hay
navegación, y no hay uso de productos que podrían importarse por mar; no hay
construcción de viviendas, ni de instrumentos para mover y transportar objetos que
requieren la ayuda de una fuerza grande; no hay conocimiento en toda la faz de la
tierra, no hay computo del tiempo; no hay artes; no hay letras; no hay sociedad. Y lo
peor de todo, hay un constante miedo y un constante peligro de perecer con muerte
violenta. Y la vida del hombre es solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta” (Hobbes,
1989, p. 108).
Esta situación de completa incertidumbre y de flagrante peligro hace que el
hombre este dispuesto a renunciar a cualquier cosa, con tal de preservar su
vida, y de ser posible sus bienes terrenales, y es basado en esta circunstancia
como surge el estado totalitario que escenifican en el Leviatán. Es en virtud de
estas condiciones como el hombre que Hobbes proponía como naturalmente
libre de todo tipo de relación, opta por someterse “voluntariamente” a que un
artificio social llamado Estado, el cual puede interferir en todas las dimensiones
de su ser. La organización estatal, tal como lo hemos visto en citas anteriores
estará en condiciones de indicarle al hombre la distinción moral de lo bueno y
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lo malo, de asignarle los bienes que este pueda disfrutar y de gobernar hasta el
tipo de ideas que pueda profesar. Todo esto bajo el manto del “contrato social”,
el cual no es cosa distinta que la sesión completa del derecho individual a favor
del gobernante. El hombre pierde en el contrato, no solamente la posibilidad
de disponer sobre el fruto de su trabajo, sino que además, perderá el derecho a
gobernarse a si mismo. El hombre ha sido reducido a la condición de
servidumbre8.
6. Sobre el libre albedrío:
Lo que separa la arrogancia de la humildad como elemento axiomático es lo
referente al libre albedrío, por cuanto la aceptación o no de este principio hace
tomar un camino u otro. No existen puntos medios, es una disyuntiva
insalvable.
Por libre albedrío se comprende la capacidad del individuo de tomar
decisiones, de optar entre dos opciones K y M sin que exista una determinación
externa o interna que lo lleve a inclinarse en todo momento y lugar a privilegiar
una opción sobre la otra. Ningún elemento en la constitución humana, en su
biología, en su cultura, en su fe, en su género u otra característica hace que el
hombre se vea irremediablemente inclinado a tomar una opción determinada.
8 El escenario propuesto corresponde con fidelidad a la definición de Socialismo del profesor Jesús Huerta de Soto como “todo sistema de agresión institucional al libre ejercicio de la función empresarial”.
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Man chooses between modes of action incompatible with one another. Such decisions,
says the free-will doctrine, are basically undetermined and uncaused; they are not the
inevitable outcome of antecedent conditions. They are rather the display of man's
inmost disposition, the manifestation of his indelible moral freedom. This moral liberty is
the essential characteristic of man, raising him to a unique position in the universe.
(Mises, 2007, p 76)
Si al teorizar acerca de las cosas del hombre se acepta el libre albedrío como
premisa, el resultado lógico es una consideración de humildad intelectual. Al
asumir el libre albedrío, se entiende que la acción humana tiene, de manera
sustantiva, una condición de incertidumbre inerradicable. En razón de esto, es
imposible alcanzar un conocimiento completo de la naturaleza humana.
La humildad intelectual procede por tanto de la aceptación del libre albedrío. En
este sentido, será inconsistente, desde una postura de humildad intelectual,
que corresponde al verdadero individualismo, establecer una formulación
esquemática tipo modelo en la que el hombre funcione como una pieza más de
un mecanismo que lo gobierna y determina.
Epistemologically the distinctive mark of what we call nature is to be seen in the
ascertainable and inevitable regularity in the concatenation and sequence of
phenomena. On the other hand the distinctive mark of what we call the human sphere
or history or, better, the realm of human action is the absence of such a universally
prevailing regularity. Under identical conditions stones always react to the same stimuli
in the same way; we can learn something about these regular patterns of reacting, and
we can make use of this knowledge in directing our actions toward definite goals. Our
classification of natural objects and our assigning names to these classes is an outcome
of this cognition. A stone is a thing that reacts in a definite way. Men react to the same
stimuli in different ways, and the same man at different instants of time may react in
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ways different from his previous or later conduct. It is impossible to group men into
classes whose members always react in the same way. This is not to say that future
human actions are totally unpredictable. They can, in a certain way, be anticipated to
some extent. But the methods applied in such anticipations, and their scope, are
logically and epistemologically entirely different from those applied. (Mises, 2007, P 4 ,
5)
De modo contrario, la no aceptación del principio de libre albedrío es una
precondición de la arrogancia intelectual, por cuanto únicamente es posible
establecer elaboraciones teóricas basada en una razón sin límites cuando se
ha aceptado que la naturaleza de la acción humana es conocible, modelable y
predecible. Toda modelización del comportamiento humano asume que la
incertidumbre ha sido eliminada o que en el mejor de los casos puede estar
sujeta a las leyes de la probabilidad. Cualquier propuesta teórica que pretenda
meter al hombre en la camisa de fuerza de un modelo con patrones de
comportamiento rígidamente definidos no puede calificarse legítimamente de
individualista, por el contrario, cualquier ejercicio de racionalismo exacerbado, a
la manera de Hobbes, debe situarse epistemológicamente, metodológicamente
y políticamente del lado del colectivismo.
Cuando se asume una propuesta de modelo en la que el hombre aparece
como anterior a las relaciones sociales, lo que en realidad se está haciendo es
deshumanizar al individuo, pues son todas sus características familiares,
culturales, religiosas, entre otras, las que le dan contenido a su humanidad y
que en últimas son los elementos que contribuyen a moldear el
comportamiento humano, aunque no lo determinen del todo.
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Every individual is born into a definite social and natural milieu. An individual is not
simply man in general, whom history can regard in the abstract. An individual is at any
instant of his Me the product of all the experiences to which his ancestors were exposed
plus those to which he himself has so far been exposed. An actual man lives as a
member of his family, his race, his people, and his age; as a citizen of his country; as a
member of a definite social group; as a practitioner of a certain vocation. He is imbued
with definite religious, philosophical, metaphysical, and political ideas, which he
sometimes enlarges or modifies by his own thinking. His actions are guided by
ideologies that he has acquired through his environment. (Mises, 2007, p 159)
Curiosamente todo modelo que inicia estableciendo tal tipo de abstracciones en
las que se desconocen todas la instituciones que sujetan al individuo, terminan
por llenar el espacio de la familia, la moral y las instituciones mediante el
ejercicio colectivista y totalitario de una ingeniería social que llena de contenido
aquel autómata caricaturizado que llaman individuo.
En suma, a modo de conclusión se plantea que el falso individualismo subvierte
el concepto del individualismo metodológico, para suscitar la inmoralidad en el
individuo, e imponer el caos social, esta situación se utiliza como punta de
lanza en la justificación del esquema totalitario reflejado en el Leviatán
todopoderoso, que impone al hombre la sumisión servil del socialismo como
único esquema que le asegure su subsistencia sobre la faz de la tierra9.
9 El ejemplo que hemos visto aquí escenificado en la obra de Hobbes, puede verse igualmente en otros tantos autores de corte socialista, tales como Rousseau, Marx, Lenin, Engels entre otros, quienes acuden al mismo esquema de replanteamiento metodológico, sustracción moral y sustitución de relaciones espontáneas del hombre por imposición de mandatos coactivos.
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